Sentencia C
Sentencia C
Sentencia C
PLAN DE ACCION DE COLOMBIA Y ESTADOS UNIDOS
PARA DERECHOS LABORALES-Estarse a lo resuelto en Sentencia
C-571 de 2012
CONTROL ABSTRACTO DE CONSTITUCIONALIDAD-Función
de la Corte Constitucional
COMPETENCIA EN CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD-
Criterios para determinar naturaleza de la norma
CORTE CONSTITUCIONAL-Criterios para definición de
competencias en materia de control abstracto
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD-Competencias especiales
o atípicas
La Corte ha identificado una serie de competencias especiales o atípicas en
materia de control abstracto de constitucionalidad. En esa dirección, ha
asumido la revisión de actos jurídicos que, por su naturaleza, son asimilables
a los previstos expresamente en el artículo 241 superior: i) decretos con
fuerza de ley, expedidos con anterioridad a la vigencia de la Constitución de
1991; ii) decretos compilatorios de normas con fuerza de ley; iii) decretos
que declaran un estado de excepción; iv) decretos expedidos con base en
disposiciones constitucionales transitorias diferentes al artículo 10
transitorio; v) decretos que corrigen yerros de normas con fuerza de ley; vi)
decretos de ejecución de la convocatoria a referendo; vii) actos electorales
que determinan el censo en el marco de una reforma constitucional mediante
referendo; viii) actos electorales que declaran la aprobación de un referendo;
ix) actos de gestores de una iniciativa popular para el trámite de una ley que
convoca a referendo; x) decretos de convocatoria al Congreso a sesiones
extraordinarias; xi) decretos o actos adoptados en cumplimiento de un acto
legislativo y; xii) acuerdos con sujetos de derecho internacional en los que el
Estado colombiano adquiere nuevas obligaciones internacionales, las amplía
o las modifica, aun cuando el respectivo instrumento no haya tomado la
forma de un tratado solemne aprobado por el Congreso de la República y
revisado automáticamente por la Corte Constitucional, sino de un acuerdo
simplificado.
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD EN MATERIA DE
TRATADOS Y LEYES APROBATORIAS DE TRATADOS-
Competencia de la Corte Constitucional
PRESIDENTE DE LA REPUBLICA-Encargado de las relaciones
internacionales
CONGRESO DE LA REPUBLICA-Aprobación o improbación de
tratados que el Gobierno celebre con otros Estados o con entidades de
derecho internacional
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD DE TRATADOS
INTERNACIONALES Y LEYES APROBATORIAS DE
TRATADOS-Competencia
TRATADO INTERNACIONAL-Expresión de la voluntad del
Estado/TRATADO INTERNACIONAL-Competencia del Presidente
para manifestar su consentimiento internacional/TRATADO
INTERNACIONAL-Concepto
OBLIGACIONES INTERNACIONALES DEL ESTADO-Alcance
TRATADO INTERNACIONAL-Consentimiento/TRATADO
INTERNACIONAL-Trámite
La Constitución Política consagró un procedimiento complejo para que el
Presidente de la República o sus delegados puedan manifestar el
consentimiento del Estado colombiano en obligarse por un tratado o acuerdo
de derecho internacional. En este trámite participan de manera determinante
las tres ramas del poder público.
TRATADO INTERNACIONAL-Consentimiento del Estado es
posterior al cumplimiento de exigencias constitucionales
En suma, a partir del texto constitucional es claro que el representante del
Estado colombiano solo puede manifestar válidamente el consentimiento en
obligarse por un tratado o acuerdo internacional cuando se ha cumplido el
procedimiento complejo de aprobación legislativa y de revisión previa de
constitucionalidad del mismo.
TRATADO SOLEMNE Y ACUERDO SIMPLIFICADO-
Jurisprudencia/TRATADO SOLEMNE Y ACUERDO
SIMPLIFICADO-Distinción
CONVENIO COMPLEMENTARIO DE TRATADO
INTERNACIONAL O ACUERDO SIMPLIFICADO-Alcance
ACUERDO SIMPLIFICADO-Concepto
El concepto de acuerdo simplificado fue objeto de precisión y modulación en
ulteriores decisiones de esta Corte, (…) De esta manera, el Tribunal
distinguió entre i) los acuerdos de formación simplificada que conciben
nuevas obligaciones y ii) los acuerdos de procedimiento simplificado que tan
solo tienen el propósito de implementar tratados en vigor o que circunscriben
su contenido a asuntos que son exclusivos de la órbita del primer mandatario
en su condición de director de las relaciones internacionales.
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD EN MATERIA DE
TRATADOS Y LEYES APROBATORIAS DE TRATADOS-
Jurisprudencia constitucional
ACCION PUBLICA DE INCONSTITUCIONALIDAD-
Competencia de la Corte Constitucional
INHIBICION DE LA CORTE CONSTITUCIONAL POR
INEPTITUD SUSTANTIVA DE DEMANDA-Ausencia de razones
de inconstitucionalidad
DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD-Competencia de la
Corte Constitucional
CONFIGURACION DE COSA JUZGADA CONSTITUCIONAL-
Reiteración de jurisprudencia
COSA JUZGADA CONSTITUCIONAL-Concepto y alcance/COSA
JUZGADA CONSTITUCIONAL-Fundamento
COSA JUZGADA CONSTITUCIONAL-Criterios para determinar su
existencia
Este Tribunal ha precisado que la cosa juzgada constitucional se configura
respecto de determinada disposición jurídica que ha sido examinada por la
Corte en una sentencia anterior. Para que la misma se concrete deben
concurrir tres circunstancias: i) la norma demandada debe guardar
identidad con el contenido normativo consignado en la disposición jurídica
que fue objeto de examen en la decisión previa; ii) los cargos de
inconstitucionalidad que formula la nueva demanda deben ser materialmente
semejantes a los propuestos y estudiados con antelación por la Corte; y iii) el
parámetro normativo de validez constitucional debe ser el mismo
COSA JUZGADA ABSOLUTA-Configuración
COSA JUZGADA RELATIVA-Configuración/COSA JUZGADA
RELATIVA EXPLICITA-Configuración/COSA JUZGADA
RELATIVA IMPLICITA-Configuración
COSA JUZGADA FORMAL Y COSA JUZGADA MATERIAL-
Diferencias
COSA JUZGADA APARENTE-Existencia
CONCEPTO DE VIOLACION EN DEMANDA DE
INCONSTITUCIONALIDAD-Jurisprudencia constitucional
CONCEPTO DE VIOLACION EN DEMANDA DE
INCONSTITUCIONALIDAD-Razones claras, ciertas, específicas,
pertinentes y suficientes
Referencia: Expediente D-12638
Demanda de inconstitucionalidad contra
el “Plan de Acción de Colombia y
Estados Unidos para derechos
laborales” y el inciso segundo del artículo
200 del Código Penal (Ley 599 de 2000,
modificado por el artículo 5 de la Ley
1309 de 2009 y posteriormente por el
artículo 26 de la Ley 1453 de 2011).
Demandante: Mauricio Pava Lugo
Magistrado Ponente:
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS
Bogotá, D.C., ocho (8) de mayo de dos mil diecinueve (2019)
La Sala Plena de la Corte Constitucional, en cumplimiento de sus atribuciones
constitucionales y de los requisitos y trámite establecidos en el Decreto Ley
2067 de 1991, profiere la siguiente:
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
1. En ejercicio de la acción de inconstitucionalidad prevista en el artículo 241
numeral 4º de la Constitución, el ciudadano Mauricio Pava Lugo presentó
demanda contra el “Plan de Acción de Colombia y Estados Unidos para
derechos laborales” (en adelante PAL o Plan de Acción) y el artículo 200
(parcial) de la Ley 599 de 2000, modificado por el artículo 5 de la Ley 1309
de 2009 y posteriormente por el artículo 26 de la Ley 1453 de 2011 (en
adelante el artículo 200 del Código Penal).
2. Por auto del 27 de abril de 2018 el Magistrado sustanciador admitió la
demanda. En la misma providencia dispuso correr traslado al Procurador
General de la Nación, con el propósito de que emitiera su concepto en los
términos de los artículos 241-2 y 278-5 de la Constitución; se fijó en lista el
proceso, con el objeto de que cualquier ciudadano impugnara o defendiera las
normas; y se comunicó sobre la iniciación del trámite constitucional al
Presidente de la República y al Presidente del Congreso, para los fines
previstos en el artículo 244 de la Carta; al Ministerio del Interior, al Ministerio
de Comercio, Industria y Turismo, al Ministerio de Relaciones Exteriores, al
Ministerio del Trabajo y al Ministerio de Justicia y del Derecho.
3. Adicionalmente, se invitó a participar en el proceso al Departamento
Nacional de Planeación, a la Defensoría del Pueblo; a la Comisión
Colombiana de Juristas, a la Academia Colombiana de Jurisprudencia; al
Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad; al Colegio de Abogados
del Trabajo; a la Central Unitaria de Trabajadores; a la Unión Sindical Obrera
de la Industria del Petróleo; al Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Industria Agropecuaria; a la Confederación General del Trabajo; a la
Asociación Nacional de Comercio Exterior; al Centro de Investigación
Económica y Social; a la Asociación Colombiana de Pequeñas y Medianas
Industrias; a la Asociación de Industriales de Colombia; a la Federación
Nacional de Comerciantes; a las Facultades de Derecho de las
Universidades Externado de Colombia, EAFIT, del Norte, Javeriana, Nacional
de Colombia, y al Programa de Derecho de la Universidad de Caldas, para
que, si lo estimaban pertinente, rindieran concepto sobre la constitucionalidad
de las disposiciones demandadas.
4. En la misma providencia, se ordenó suspender los términos dentro del
proceso, en aplicación de lo dispuesto en el artículo 1° del Decreto Ley 889 de
2017 y en el Auto 305 de 2017 de la Corte Constitucional. Dicha suspensión
fue levantada por la Sala Plena mediante Auto 612 del 19 de septiembre de
2018.
5. Cumplidos los trámites previstos en el artículo 242 de la Constitución
Política y en el Decreto Ley 2067 de 1991, esta Corporación procede a
resolver sobre la demanda de la referencia.
II. NORMAS DEMANDADAS
6. El texto del Plan de Acción de Colombia y Estados Unidos para Derechos
Laborales se anexa en copia a esta sentencia, de acuerdo con el documento
remitido a esta Corporación por la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la
República[1].
7. En relación con el artículo 200 de la Ley 599 de 2000 se transcribe en los
términos en que fue modificado por el artículo 5 de la Ley 1309 de 2009 y
posteriormente por el artículo 26 de la Ley 1453 de 2011, según la publicación
de esta en el Diario Oficial Nº 48.110 del 24 de junio de 2011. Se subrayan los
apartes acusados:
ARTICULO 200. VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS DE
REUNIÓN Y ASOCIACIÓN. El que impida o perturbe una reunión
lícita o el ejercicio de los derechos que conceden las leyes laborales o
tome represalias con motivo de huelga, reunión o asociación
legítimas, incurrirá en pena de prisión de uno (1) a dos (2) años y
multa de cien (100) a trescientos (300) salarios mínimos legales
mensuales vigentes.
En la misma pena incurrirá el que celebre pactos colectivos en los
que, en su conjunto, se otorguen mejores condiciones a los
trabajadores no sindicalizados, respecto de aquellas condiciones
convenidas en convenciones colectivas con los trabajadores
sindicalizados de una misma empresa.
La pena de prisión será de tres (3) a cinco (5) años y multa de
trescientos (300) a quinientos (500) salarios mínimos legales
mensuales vigentes si la conducta descrita en el inciso primero se
cometiere:
1. Colocando al empleado en situación de indefensión o que ponga
en peligro su integridad personal.
2. La conducta se cometa en persona discapacitada, que padezca
enfermedad grave o sobre mujer embarazada.
3. Mediante la amenaza de causar la muerte, lesiones personales,
daño en bien ajeno o al trabajador o a sus ascendientes,
descendientes, cónyuge, compañero o compañera permanente,
hermano, adoptante o adoptivo, o pariente hasta el segundo grado de
afinidad.
4. Mediante engaño sobre el trabajador.
III. LA DEMANDA
8. El actor considera que el Plan de Acción de Colombia y Estados Unidos
para derechos laborales y el artículo 200 (parcial) del Código Penal vulneran
los artículos 9, 25, 29, 38, 53, 55, 150-16, 224, 226 y 241-10 de la
Constitución, por las siguientes razones. [2]
Cargos contra el Plan de Acción de Colombia y Estados Unidos para
derechos laborales
9. El accionante inició su relato explicando por qué, en su criterio, la Corte
Constitucional es competente para controlar el trámite y contenido del PAL.
En ese sentido, manifestó que por medio de la Ley 1143 de 2007 el Congreso
de la República aprobó el Acuerdo de Promoción comercial entre la República
de Colombia y los Estados Unidos de América (en adelante TLC). Señaló que,
sin embargo, en el mes de abril de 2008 el Congreso estadounidense negó la
aprobación del tratado, pues estimó que Colombia debía asumir mayores
compromisos en materia de protección sindical.
10. Aseguró que para impulsar la aprobación del TLC los presidentes de
ambos países acordaron, en el mes de abril de 2011, el denominado Plan de
Acción de Colombia y Estados Unidos para derechos laborales. Ese
instrumento, según el demandante, tiene la naturaleza de un tratado regido por
el derecho internacional, por cuanto i) fue “suscrito” por los presidentes de
los dos países; ii) no se enmarca ni desarrolla directamente el TLC con
Estados Unidos, sino que establece nuevas obligaciones internacionales [3]; iii)
las materias a las que se refiere no comprometen la órbita exclusiva del
Presidente de la República, en tanto su materialización involucra también la
responsabilidad del órgano legislativo; iv) emplea expresiones imperativas que
implican exigencias para Colombia, como las partes “acuerdan” y otros
términos categóricos
como “dispondrá”, “garantizará”, “establecerá”, “buscará” y; v) el
comportamiento posterior de las partes indica que estas le dieron el
tratamiento de un tratado, ya que establecieron plazos precisos de acatamiento
y mecanismos de seguimiento y monitoreo que le han dado derecho a Estados
Unidos para “verificar el cumplimiento” de los contenidos del PAL.[4]
11. Con este preámbulo, para sustentar la competencia de la Corte, el
accionante aludió a la aplicación de las reglas fijadas sobre la materia en el
Auto 288 de 2010[5] proferido por esta Corporación. Igualmente, acudió al
contenido del literal a) del numeral 1° del artículo 2 de la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados (en adelante CVDT) y a dos
decisiones de la Corte Internacional de Justicia (en adelante CIJ). De esta
manera, sostuvo que en el Auto 288 de 2010 la Corte concluyó que era
competente para conocer de las demandas de inconstitucionalidad formuladas
contra los tratados internacionales que no hubieren sido enviados al Congreso
para su aprobación. Señaló que de conformidad con literal a) del numeral 1°
del artículo 2° de la CVDT la definición de “tratado” se refiere a todos los
acuerdos entre Estados y, por esa razón, no es relevante la denominación que
las partes le otorguen al instrumento. Puntualizó que el aspecto central para
identificar la naturaleza del documento es que se trate “de (i) un acuerdo
entre sujetos de derecho internacional, y (ii) regido por el derecho
internacional”. Para respaldar su postura hizo referencia a dos decisiones de
la CIJ: caso “Plataforma Continental del Mar Egeo” y caso “Delimitación
Marítima y Cuestiones Territoriales entre Qatar y Bahréin”. Indicó que en
dichas providencias el Tribunal Internacional sostuvo que “los acuerdos
internacionales pueden tomar un número [indeterminado] de formas y
pueden recibir una diversidad de nombres”.[6]
12. Bajo tal perspectiva, concluyó que la Corte es competente para conocer de
la demanda propuesta contra el PAL, ya que este último realmente configura
un tratado de derecho internacional, en tanto Colombia habría adquirido
nuevas obligaciones frente a otro Estado.
13. Luego de establecer las razones que le darían competencia a la Corte
Constitucional para conocer de la demanda de inconstitucionalidad propuesta
contra el PAL, el autor formuló los siguientes cargos.
14. Primer cargo. Violación del procedimiento previsto en la Constitución
para la aprobación de tratados internacionales.[7] Indicó que el PAL vulneró
los artículos 150-16 y 241-10 de la Carta, pues a pesar de que se trata
materialmente de un tratado solemne no fue sometido a aprobación del
Congreso de la República ni a revisión automática de la Corte Constitucional.
Sostuvo que, si bien la jurisprudencia de esta Corporación ha aceptado la
legitimidad de acuerdos simplificados que desarrollan obligaciones
contenidas en tratados preexistentes, el documento atacado desborda este
alcance y comporta un verdadero tratado de derecho internacional, según se
explicó al momento de establecer la competencia de la Corte en este asunto[8].
15. Segundo cargo. Violación del principio constitucional de reciprocidad.
[9]
El solicitante consideró que el Plan de Acción vulneró el principio de
reciprocidad previsto en el artículo 226 de la Constitución, pues no estableció
ninguna obligación para Estados Unidos. Precisó que dicha omisión solo sería
admisible si el Plan tuviera por objeto equiparar el ámbito legal de
salvaguarda otorgado por los dos Estados a los sindicatos, de manera que
Colombia tuviera que alcanzar el grado de protección logrado en Estados
Unidos. Resaltó, en particular, que el Plan de Acción “podría válidamente
exigir a Colombia “alcanzar” a Estados Unidos en asuntos como los
relacionados con la protección física de los líderes sindicales. Pero no en
relación con temas en los cuales la legislación estadounidense no tiene
ninguna previsión”. [10]
Cargos contra el artículo 200 (parcial) del Código Penal, modificado
últimamente por el artículo 26 de la Ley 1453 de 2011
16. Primer cargo. Violación del principio de unidad de materia.[11] Sostuvo
que el inciso segundo del artículo 200 del Código Penal quebró el postulado
de unidad de materia, ya que las razones que llevaron al legislador a su
configuración no guardan conexidad causal, teleológica, temática o
sistemática con la intención central de lucha contra el terrorismo y la
criminalidad que, de acuerdo con la exposición de motivos y el trámite
legislativo, animó al Congreso de la República a emprender la reforma de
varios artículos del Código Penal por medio de la Ley 1453 de 2011.
17. Advirtió que mientras las demás disposiciones de la enmienda legislativa
están impulsadas por la lucha contra el terrorismo, el combate a la
criminalidad organizada y la búsqueda de la seguridad ciudadana, el inciso
acusado fue producto del proceso de ratificación del TLC con Estados Unidos
y tuvo por intención promover la afiliación sindical por medio de la
prohibición de suscripción de pactos colectivos y el fortalecimiento de los
sindicatos en escenarios de negociación laboral[12]. Puntualizó que “La
celebración de pactos colectivos no es una actividad realizada por bandas
criminales. Es una modalidad de negociación colectiva realizada, al amparo
del Código sustantivo del Trabajo, entre trabajador y empleador”.
18. Así mismo, precisó que la sentencia C-571 de 2012 declaró la
exequibilidad del artículo 200 del Código Penal al considerar que no violaba
el principio de unidad materia. Aseguró que, pese a esto, no existe cosa
juzgada constitucional sobre el asunto, pues en aquella ocasión la Corte
únicamente se pronunció en relación con el primero de los dos tipos penales
que, en su criterio, establece el artículo atacado.
19. Indicó, en ese sentido, que el inciso primero del artículo censurado
consagró el delito de violación de los derechos de reunión y asociación,
mientras que el inciso segundo instauró el punible de suscripción de pactos
colectivos. Aseguró que la sentencia C-571 de 2012 declaró la exequibilidad
de ese primer ilícito, al encontrar que éste guardaba relación con el propósito
general de endurecimiento de penas fijado en la Ley 1453 de 2011. Arguyó
que, por tanto, la decisión no analizó la infracción del postulado de unidad de
materia frente al segundo tipo penal del artículo 200 del Código Penal.
20. Segundo cargo. “Criminalización” de la libertad de asociación de los
trabajadores no sindicalizados.[13] Aseveró que la disposición acusada infringe
la libertad de asociación de los trabajadores no sindicalizados (art. 38 C. Pol.),
el derecho a no formar parte de asociaciones sindicales (art. 39 C. Pol.) y el
derecho a emplear pactos colectivos como forma de negociación colectiva
(art. 55 C. Pol).
21. En ese sentido, argumentó que el inciso acusado prohíbe y desincentiva la
negociación colectiva de los trabajadores no sindicalizados y privilegia el
instrumento de convención, así como la posición de los sindicatos frente a las
reivindicaciones laborales que puedan alcanzarse por otros medios. Explicó
que, de este modo, en los eventos en que existe una convención colectiva
suscrita entre la empresa y un sindicato minoritario los trabajadores no
sindicalizados que quieran negociar colectivamente con el empleador para
mejorar esas condiciones deben conformar un nuevo sindicato o adherirse al
existente, pues, si firman un pacto colectivo con mayores beneficios a los
establecidos en la convención, pueden ser penalizados con fundamento en la
norma acusada.
22. Indicó que la norma no castiga el abuso de los pactos colectivos, sino el
ejercicio de la negociación colectiva a través de formas de asociación distintas
a las sindicales. Precisó que la disposición persigue un fin ilegítimo, ya que,
de una parte, busca “intimidar” penalmente a los trabajadores que persigan
sus reivindicaciones laborales a través de instrumentos distintos a las
convenciones colectivas y, de otra, obliga a los trabajadores a asociarse en
sindicatos. El tipo penal, en su criterio, “no contiene ninguna descripción de
uso abusivo del pacto colectivo, sino que describe, a secas, la conducta de
celebración de pactos colectivos con condiciones superiores a las de las
convenciones colectivas” para configurar el delito.
23. Tercer cargo. Violación del principio de progresividad de los derechos
económicos, sociales y culturales.[14] Indicó que, con anterioridad a la entrada
en vigencia del artículo 26 de la Ley 1453 de 2011, que reformó el artículo
200 del Código Penal, los trabajadores no sindicalizados tenían la oportunidad
de negociar y celebrar pactos colectivos, siempre que la empresa no contara
con un sindicato que agrupara a más de un tercio de los trabajadores. Podían,
además, discutir libremente sus pactos colectivos, sin que existiera un techo
para los beneficios laborales que obtendrían por esa vía. Indicó que esa
situación cambió con la enmienda del artículo 200 del Código Penal, ya que a
partir de ésta las condiciones de los pactos colectivos siempre deben ser
inferiores a las establecidas en la convención suscrita entre la empresa y los
sindicatos de la misma.
24. Así mismo, aseguró que la reforma legislativa no recibió un debate
democrático mínimo, toda vez solo fue introducida en el tercer debate en la
Cámara de Representantes sin justificación alguna, y se mantuvo en el resto
del trámite legislativo al ser aprobada por medio de votaciones en bloque.
Alegó que la medida no supera el ju
icio estricto de proporcionalidad, en tanto i) su finalidad es ilegítima al buscar
que los sindicatos minoritarios se conviertan en mayoritarios, privilegiando a
estas asociaciones como único foro de reclamaciones y negociaciones
laborales; ii) el medio empleado por el legislador es contrario a la
Constitución, ya que prohíbe la libertad de asociación y el derecho de
negociación colectiva de los trabajadores no sindicalizados; iii) es
inconducente para alcanzar la finalidad propuesta, pues en las empresas en
donde el sindicato es minoritario, su baja representatividad puede obedecer a
situaciones diversas que no tienen que ver necesariamente con la existencia de
pactos colectivos; iv) es innecesaria, toda vez el legislador pudo recurrir a
instrumentos distintos y menos gravosos que la persecución penal; y
finalmente v) es desproporcionada en sentido estricto, porque elimina por
completo una modalidad razonable de negociación colectiva y sacrifica la
libertad personal de quienes suscriben pactos colectivos, únicamente para
obtener tasas de afiliación más altas en los sindicatos minoritarios.
25. Cuarto cargo. Violación del principio de necesidad y del carácter
subsidiario, fragmentario y de última ratio del derecho penal.[15] Sostuvo que
en este asunto el Congreso de la República optó por la forma de control social
más gravosa, representada en la sanción penal. Señaló que la disposición
censurada evidencia una tensión entre el derecho laboral colectivo y el
derecho penal, pues la legislación colombiana y la jurisprudencia
constitucional sobre la materia admiten el pacto colectivo como instrumento
legítimo de negociación laboral. Aseguró que, de este modo, el numeral
impugnado “sanciona una conducta que el derecho laboral prohíja, y
amenaza con una pena privativa de la libertad a quienes utilicen un
instrumento reconocido por el Código Sustantivo del Trabajo”.
26. Quinto cargo. Violación del principio de legalidad.[16] Aseveró que el
término “pactos colectivos”, consagrado en la norma demandada, no es claro
ni autoevidente, por lo cual se vulnera el principio de legalidad en su
dimensión de tipicidad estricta. Aseguró que en el ordenamiento jurídico
colombiano existen al menos dos definiciones diferentes de pacto colectivo y,
por ello, se presenta incertidumbre sobre el alcance preciso que debe darse a
este ingrediente normativo del tipo penal. Mientras el Código Sustantivo del
Trabajo admite como pacto colectivo los acuerdos realizados a través de un
procedimiento particular entre el empleador y los trabajadores no
sindicalizados, la jurisprudencia constitucional contiene una interpretación
más extensa al cobijar en dicho concepto todos aquellos beneficios laborales
superiores a los plasmados en una convención colectiva celebrada con un
sindicato minoritario, incluso si no están materializados en un instrumento
denominado pacto colectivo.
IV. PRUEBAS RECAUDADAS
27. Por auto del 27 de abril de 2018, el Magistrado sustanciador decretó la
práctica de algunas pruebas que consideró conducentes y necesarias para
decidir el asunto de la referencia. En esa dirección, solicitó a la Presidencia de
República que remitiera copia auténtica del Plan de Acción de Colombia y
Estados Unidos para derechos laborales, informara sobre el envío del
mencionado Plan al Congreso de la República para su aprobación, certificara
si la suscripción del anotado documento estuvo precedida de un proceso de
negociación o si constituía la implementación del Acuerdo de Promoción
Comercial con los Estados Unidos de América (Ley 1143 de 2007) y de su
protocolo modificatorio (Ley 1166 de 2007) y finalmente determinara cuál es
el estado de cumplimiento del PAL.[17]
28. Mediante oficio del 17 de mayo de 2018, la Secretaría Jurídica de la
Presidencia de la República[18] envió los documentos solicitados y rindió el
informe ordenado[19]. Indicó que el PAL “consistió en una hoja de ruta entre
el Gobierno de Colombia y de los Estados Unidos de América, que hizo parte
de la agenda bilateral, anterior a la entrada en vigor del “Acuerdo de
promoción comercial” (…) y tenía como objetivo prever las medidas y
gestiones necesarias para: i) allanar el camino del TLC en el Congreso de los
Estados Unidos donde existía preocupación por las condiciones laborales del
país; 2) armonizar el ordenamiento jurídico interno colombiano con los
compromisos asumidos en el marco de la Organización Internacional del
Trabajo OIT en el 2006 y en 2011, y 3) afrontar los compromisos que
incluiría el TLC en materia de derechos laborales”. [20] Sostuvo que el
PAL, “[e]n atención a su naturaleza no vinculante y programática, no
requirió de formalidad alguna para su elaboración y, en consecuencia, el
texto no requirió la suscripción de los representantes de los Estados”.
29. Informó que el Gobierno Nacional nunca tuvo previsto remitir el
documento al Congreso de la República, pues el mismo está “desprovisto de
cualquier efecto jurídico vinculante para Colombia y porque contrario a lo
manifestado por el demandante, el Plan de Acción no es un tratado
internacional que requiera la aprobación del legislativo en los términos del
numeral 16 del artículo 150 de la Constitución Política”. Precisó que
el diálogo bilateral que llevó a plasmar el Plan de Acción no se desarrolló
observando procedimientos solemnes, como los usados en los casos de
negociación de tratados y que, por tanto, “no obra en los archivos del
Gobierno Nacional evidencia de un proceso de negociación formal”.
30. Resaltó que el Plan de Acción “no puede ser tenido como un instrumento
para la implementación del Tratado de Libre Comercio considerando que: i)
para la fecha en que fue trazada esta hoja de ruta, el TLC no se encontraba
en vigor, por lo tanto, no es dable afirmar que el Gobierno estaba
implementando disposiciones de un acuerdo comercial que aún no surtía
efectos para Colombia. || ii) El documento solo incluye objetivos que habían
sido identificados como necesarios para efectos de dar cumplimiento a los
compromisos ya asumidos internacionalmente por Colombia en el marco de
la Organización Internacional del Trabajo, y que estaban en consonancia con
la preparación de las instituciones y de la legislación colombiana para la
observancia de los compromisos, en materia de derechos laborales, que
serían asumidos con la entrada en vigor del TLC”. Puntualizó, finalmente,
que “[e]l último informe sobre el estado de cumplimiento del Plan de Acción
fue presentado por el Gobierno Nacional (Ministerio de Trabajo), en el año
2016. Posterior a esa fecha, los informes relativos a los derechos laborales se
realizan con fundamento en el capítulo 17 del TLC con Estados Unidos”.
V. INTERVENCIONES
Ministerio de Relaciones Exteriores[21]
31. La interviniente únicamente se refirió a la demanda interpuesta contra el
PAL. En ese sentido, solicitó no acceder a las pretensiones de la demanda.
Indicó que este Plan representó una “hoja de ruta” consensuada entre
Colombia y Estados Unidos para avanzar en temas de interés mutuo, mejorar
las condiciones laborales de los colombianos, enfatizar la importancia del
apoyo del Gobierno estadounidense en estos asuntos y generar condiciones
favorables para la aprobación del TLC al interior de ese país. De forma
coincidente, el Plan buscó responder a los compromisos asumidos por
Colombia ante la OIT y preparar el andamiaje jurídico que le permitiera al
país afrontar las obligaciones internacionales surgidas a partir de la entrada en
vigor del TLC.
32. Aseguró que el Plan de Acción no puede ser considerado un tratado de
derecho internacional ni un acuerdo de procedimiento simplificado. Aclaró
que a la luz del artículo 2.1 literal a) de la CVDT tanto los acuerdos solemnes
como los acuerdos simplificados son tratados de derecho internacional.
Precisó que “los redactores de la Convención definieron cinco (5) elementos
para dilucidar cuándo un documento jurídico efectivamente comporta la
naturaleza de tratado internacional”, a saber: i) que sea por escrito, ii) que se
celebre entre Estados, iii) que se encuentre regido por el derecho
internacional, iv) que conste en uno o más instrumentos conexos y v)
cualquiera que sea su denominación. Señaló que los tres primeros “se
constituyen como elementos esenciales para definir cuando un instrumento
comporta efectivamente la naturaleza jurídica de un tratado, pues faltando
cualquiera de estos, el documento no podrá ser denominado como tal”. Los
dos últimos elementos, por otra parte, “fueron incluidos a modo de
aclaraciones respecto a las diferentes formas que puede adoptar un tratado
internacional”.
33. Bajo tal premisa, la interviniente sostuvo que “[e]n el caso concreto,
contrario a lo que [el accionante] argumenta, el PAL no cumple con dos (2)
de estos requisitos, por lo cual no puede ser entendido como un tratado
internacional”. En particular, resaltó que el Plan de Acción i) no fue
celebrado entre Estados, ya que “no fue suscrito por los Presidentes de los
Estados concernidos ni por sus representantes”, sino que este fue pactado a
nivel de Gobiernos, por lo que “el actor involucrado no es el Estado
colombiano en su calidad de sujeto de derecho internacional, sino la rama
ejecutiva, dentro de sus competencias legales internas”. Resaltó que solo
aquellas personas “que ostenten la capacidad para representar a un sujeto de
derecho internacional pueden vincular su voluntad”.[22]
34. Así mismo, manifestó que ii) el texto del PAL tampoco se encuentra
regido por el derecho internacional, ya que su contenido no establece ninguna
obligación de ese carácter, sino compromisos sometidos a las capacidades del
Gobierno Nacional. Puntualizó que a efectos de establecer si efectivamente el
documento atacado comporta la naturaleza jurídica de un tratado “debe
estudiarse si el contenido del mismo efectivamente ocasiona alguna
obligación bajo el derecho internacional o si, por el contrario, todo lo
contemplado se encuentra sujeto a las capacidades del Gobierno Nacional”.
De forma específica, aludió que “un estudio detallado del texto permite
entrever que todas las actividades que involucran acciones efectivas por parte
del Gobierno son realizadas bajo su marco de competencias (tales como el
ordenamiento del gasto y designación de funcionarios), o en su defecto, si
requieren de otras entidades del poder público (como del Congreso de la
República para efectos de la creación de un nuevo Ministerio o la
modificación de norma preexistente), las mismas dependerán de la voluntad
de dichos órganos para llevarlos a buen término”. Refirió, igualmente, que si
bien el Plan emplea algunas expresiones imperativas estas “no se refieren a
obligaciones internacionales del Estado colombiano para con los Estados
Unidos, sino (…) a objetivos concretos que el Gobierno colombiano pretendía
alcanzar”.
35. Finalmente, anotó que a partir de los mecanismos de seguimiento
contemplados en el PAL no es posible derivar un derecho de Estados Unidos
para verificar el cumplimiento de los objetivos del mismo, pues el documento,
por el contrario, precisó que los gobiernos se reunirían para valorar
conjuntamente los avances. Señaló que el Gobierno Nacional nunca
contempló presentar el Plan de Acción a aprobación del Congreso, pues este
no genera ningún efecto jurídico. Estimó que, por las razones expuestas, no
están reunidas las condiciones para que esta Corporación asuma competencia
en aplicación de lo dispuesto en el Auto 288 de 2010.
Ministerio de Comercio, Industria y Turismo[23]
36. La interviniente únicamente controvirtió los cargos interpuestos contra
el PAL. Indicó que entre los años 2004 y 2012 ese Ministerio llevó a cabo
las fases de negociación, suscripción, incorporación al orden interno,
ratificación y entrada en vigencia del TLC con Estados Unidos. Aseveró
que este se suscribió el 22 de noviembre de 2006 y fue aprobado por el
Congreso de la República mediante Ley 1143 de 2007. Advirtió que el 28
de junio de 2007 se surtió el Protocolo Modificatorio del Acuerdo, el cual
obtuvo la aprobación del órgano legislativo por medio de la Ley 1166 de
2007. Ambos documentos fueron declarados exequibles en las sentencias
C-750 y C-751 de 2008, respectivamente. Adujo que Estados Unidos
notificó el cumplimiento de sus requisitos internos el 15 de abril de 2012.
Sostuvo que el TLC, sus Cartas Adjuntas y sus Entendimientos, al igual que
el Protocolo Modificatorio y su Carta Adjunta entraron en vigor el 15 de
mayo de 2012.[24]
37. Señaló que en el año 2011, mientras se desarrollaban los
procedimientos internos para la entrada en vigor del TLC, Colombia y
Estados Unidos acordaron el denominado PAL. Manifestó que el Plan de
Acción no es un tratado regido por el derecho internacional, sino la “hoja
de ruta” trazada por los dos países para realizar seguimiento al mejor
cumplimiento futuro de las obligaciones pactadas en el TLC. Indicó que de
acuerdo con la CVDT, el Plan configura un acto positivo de las Partes
tendiente a asegurar el cumplimiento de buena fe de lo dispuesto en el
mencionado Acuerdo. En ese sentido, aseguró que el PAL “podría
calificarse como la manifestación de un acto afirmativo tendiente a no
frustrar el objeto y fin del tratado antes de su entrada en vigor, y un reflejo
de la adopción de medidas para el futuro cumplimiento de buena fe del
capítulo” del TLC.[25]
38. Insistió en que el PAL no guarda correspondencia con los elementos
que integran el concepto de manifestación del consentimiento contemplado
en el artículo 7º de la Convención. Señaló, al respecto, que “no se advierte
la presencia del elemento subjetivo requerido a tales efectos, comoquiera
que no se trata de un instrumento suscrito por los jefes de Estado, los
ministros de relaciones exteriores, jefes de misiones diplomáticas o, en su
defecto, los funcionarios portadores de los plenos poderes…”.
39. Sostuvo que el documento no incorporó disposiciones relativas a su
entrada en vigor y terminación, no contiene cláusulas dirigidas a asegurar la
materialización de los requisitos de capacidad para la celebración de un
tratado, no establece mecanismos de sanciones o solución de diferencias en
caso de alegarse incumplimiento, no otorga a Estados Unidos el derecho a
verificar el acatamiento de su contenido, sino que reconoce la posibilidad
de efectuar seguimiento al desarrollo de la hoja de ruta; y las actividades y
aspectos que incorporó se refirieron a asuntos ligados a las funciones
propias del Gobierno. Sostuvo que, por ello, no era procedente la
presentación del PAL ante el Congreso de la República para su aprobación.
Ministerio de Trabajo[26]
40. El interviniente se refirió a la demanda interpuesta contra el PAL y a los
cargos propuestos contra el artículo 200 del Código Penal. Pidió no
acceder a las pretensiones de la demanda.
41. En esa línea, efectuó una síntesis de los antecedentes del Plan de Acción
y lo calificó como una “hoja de ruta” que se llevó a cabo en el marco de
la “agenda bilateral anterior” a la entrada en vigor del TLC con Estados
Unidos. Indicó que, de forma coincidente, el PAL respondió a algunas
preocupaciones que la Organización Internacional del Trabajo (en adelante
OIT) había manifestado en materia de protección laboral [27]. Puntualizó que
en el año 2011 el Gobierno Nacional firmó un acuerdo tripartito con
empresarios y centrales obreras para garantizar los derechos laborales de los
trabajadores, y aseguró que uno de los aspectos sobre los que hubo
consenso fue el relativo a la penalización del “uso indebido” de los pactos
colectivos mediante una reforma de la normatividad penal. [28] Expresó que
las acciones realizadas por el Gobierno en procura de la protección de los
derechos laborales “no tienen su fuente obligacional” en el PAL, sino en el
ordenamiento jurídico y en los compromisos internacionales asumidos por
Colombia ante la OIT.[29]
42. En lo que se refiere al artículo 200 del Código Penal, subrayó que frente
al cargo por violación del principio de unidad de materia existía cosa
juzgada constitucional, pues esta Corte ya se pronunció en la sentencia C-
571 de 2012 en relación con un cargo similar presentado contra esa
disposición. En lo concerniente a los demás reproches, negó que el inciso
segundo del artículo 200 del Código Penal criminalice a los trabajadores
que decidan negociar con sus empleadores sin afiliarse a un sindicato.
Señaló que esa norma materializó la prohibición de otorgar mejores
condiciones de empleo a los trabajadores no sindicalizados respecto de
aquellas ofrecidas a los servidores que sí hacen parte de un sindicato.
Manifestó que la disposición atacada se encuentra en armonía con la
jurisprudencia constitucional sobre la materia y con el contenido de los
derechos a la igualdad, a la libertad sindical y a la negociación colectiva [30].
Resaltó que el aparte censurado del artículo 200 del Código Penal realiza el
deber de protección de los derechos fundamentales, impuesto al Estado por
la Constitución y por los Convenios 87 y 98 de la OIT.
Ministerio de Justicia y del Derecho[31]
43. El interviniente se refirió a la demanda interpuesta contra el PAL y a los
cargos propuestos contra el artículo 200 del Código Penal.
44. Respecto de los reproches formulados contra el Plan de Acción, solicitó
la inhibición de la Corte por falta de competencia e ineptitud sustantiva de
la demanda. Consideró que a la luz del derecho internacional éste
documento no puede ser entendido como un tratado o convenio, “al no
estar suscrito (firmado) ni por Estados Unidos, ni por Colombia, stricto
sensu, el mismo no produce efectos jurídicos sino meramente políticos o
morales, así como tampoco puede llegar a derivar o ser concebido como
un acuerdo de procedimiento simplificado, toda vez que, se insiste, en este
último caso debería contener como mínimo el requisito de suscripción”.
Indicó que el texto no aludió al Estado colombiano sino al Gobierno
Nacional como cabeza de la rama ejecutiva del poder público y reiteró
que “no fue suscrito por los Presidentes de los Estados allí referidos, ni
por sus representantes y en ningún momento se refiere a Colombia como
Estado, sino exclusivamente al Gobierno como cabeza de la Rama
Ejecutiva”. Añadió que el PAL no es fuente de obligaciones internacionales
y, por tanto, lo establecido en él no puede ser objeto de cumplimiento ante
un tribunal internacional, “ni mucho menos (…) de control
constitucional” por parte de esta Corporación.
45. En relación con los cargos planteados frente al inciso segundo del
artículo 200 del Código Penal, señaló que el reproche por violación del
criterio de unidad de materia hizo tránsito a cosa juzgada
constitucional en virtud de lo dispuesto en la sentencia C-571 de 2012. En
lo concerniente a las restantes censuras, requirió la inhibición de esta
Corporación pues las acusaciones carecen de certeza. Indicó que la
exposición del actor “constituye una interpretación subjetiva de la norma
que escapa al debate constitucional”, ya que la conducta penalizada en la
disposición censurada se encuentra ajustada a la jurisprudencia
constitucional.
46. Sostuvo que el inciso atacado se enmarca dentro del ámbito de
configuración legislativa del Congreso de la República en materia penal; no
afecta el principio de progresividad, en tanto sanciona a quienes utilicen los
pactos colectivos para discriminar a los trabajadores sindicalizados; ni
amenaza los principios de necesidad y ultima ratio, toda vez que fortalece
la protección del derecho a asociación sindical en arreglo a otras estrategias
de salvaguarda empleadas por el Estado a través del derecho laboral y la
función administrativa; tampoco presenta incertidumbre en relación con la
conducta reprochada en el tipo penal, ya que “la expresión pacto colectivo
se encuentra inmersa en un contexto de interpretación previsto” en la
disposición acusada. Pidió, por último, que en el evento de abordar el fondo
del asunto, se declare la exequibilidad de la disposición demandada.
Departamento Nacional de Planeación[32]
47. El interviniente únicamente se refirió a los cargos propuestos contra el
artículo 200 del Código Penal. Solicitó la inhibición de la Corte por
ineptitud sustantiva de la demanda o, en su defecto, la exequibilidad de la
norma acusada.
48. En relación con la inhibición indicó que los fundamentos de la demanda
carecen de claridad, pertinencia y suficiencia, pues plantean “una serie de
percepciones, consideraciones o hipótesis de carácter subjetivo sin
descender a la forma en que se concreta esa violación. La acusación es,
por lo tanto, indirecta o mediada de tal forma que no es posible debatirla
en el marco constitucional”. Frente a la solicitud de exequibilidad, señaló
que el tipo penal atacado encuentra respaldo en los artículos 38 y 39 de la
Constitución y en los Convenios 87 y 98 de la OIT[33]. Expresó que el objeto
de la disposición legal acusada es proteger los derechos a la igualdad y a la
asociación sindical, pues estos resultan afectados cuando una empresa, a
través de pactos colectivos, reconoce injustificadamente mejores
condiciones laborales a los servidores no sindicalizados, frente a las
establecidas para los trabajadores que sí hacen parte de dichas
organizaciones.
Asociación Nacional de Empresarios de Colombia ANDI[34]
49. El interviniente se refirió a la demanda interpuesta contra el PAL y a los
cargos propuestos contra el artículo 200 del Código Penal. Solicitó
la inhibición de la Corte por falta de competencia frente a la acusación
propuesta contra el PAL. Señaló que el mismo no pude ser objeto de control
constitucional, ya que no tiene la naturaleza de un tratado de derecho
internacional. Indicó que las actividades previstas en el PAL corresponden a
atribuciones propias del poder ejecutivo colombiano. Frente a los cargos
propuestos contra el artículo 200 del Código Penal, pidió la declaratoria
de cosa juzgada constitucional por el reproche sustentado en la violación del
principio de unidad de materia, y la exequibilidad de la norma por los
restantes cargos. Estimó que el Congreso de la República actuó respetando el
margen de configuración legislativa, en armonía con lo dispuesto por la
jurisprudencia constitucional[35].
Asociación Colombiana de Aviadores Civiles[36]
50. El interviniente se refirió a la demanda interpuesta contra el PAL y a los
cargos propuestos contra el artículo 200 del Código Penal. Pidió
la inhibición de la Corte o, en su defecto, la exequibilidad de las normas
cuestionadas. Sin mayor desarrollo señaló que la demanda “carece de certeza
y se basa en una apreciación subjetiva por parte del demandante”. Aunado a
lo anterior, destacó que las pretensiones del actor, además de ser contrarias al
derecho fundamental a la libertad sindical, pretenden materializar una serie de
intereses particulares en relación con la vigencia de las normas acusadas de
inconstitucionales.
51. Paralelamente, señaló que, en tanto el artículo 200 del Código Penal
constituye una expresión legítima de las garantías laborales y sindicales
contenidas en la Constitución, los cargos presentados contra esa norma no
tienen vocación de prosperidad. Asimismo, sostuvo que acceder a las
pretensiones supondría desconocer los compromisos internacionales
adquiridos por Colombia.
Asociación Colombiana de Auxiliares de Vuelo y demás Trabajadores
de Industria del Sector Aéreo Colombiano[37]
52. Los intervinientes solicitaron la exequibilidad del PAL y del artículo
200 del Código Penal. Manifestaron que el PAL fue adoptado por
Colombia como condición para la aprobación del TLC con Estados Unidos.
Indicaron que los compromisos asumidos en dicho documento se
establecieron teniendo en cuenta las solicitudes de las organizaciones
sindicales y el Acuerdo Tripartito suscrito con el Gobierno Nacional.
Sostuvieron que la demanda genera riesgos a la estabilidad económica y
política entre Colombia y Estados Unidos, por cuanto los compromisos
adquiridos por las partes constituyen requerimientos que permitieron la
aprobación del TLC entre los dos Estados.
53. En relación con el artículo 200 del Código Penal, advirtieron que el
cargo por violación de principio de unidad de materia hizo tránsito a cosa
juzgada constitucional, en tanto fue estudiado por esta Corporación en la
sentencia C-571 de 2012. Frente a los restantes reproches, señalaron que la
disposición atacada protege el derecho de asociación sindical y el derecho a
la igualdad de los trabajadores. En esa línea, reseñaron que de acuerdo con
el Comité de Libertad Sindical de la OIT y la jurisprudencia constitucional,
[38]
la suscripción por una misma empresa de pactos colectivos que
contengan mayores beneficios a los reconocidos en convenciones colectivas
menoscaba la capacidad de negociar de los sindicatos, produce una
situación de discriminación en su contra y propicia la desafiliación de los
trabajadores sindicalizados.
54. Aseveraron, igualmente, que para los organismos de la OIT no es
admisible la coexistencia de pacto y convención colectiva en una misma
empresa, incluso si el único sindicato existente es minoritario. Afirmaron,
en ese sentido, que la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y
Recomendaciones de la OIT pidió al Gobierno colombiano que garantice
que los pactos colectivos no desmejoren la posición de las organizaciones
sindicales y la posibilidad de celebrar convenciones colectivas con estas.
Apuntaron que para cumplir las referidas recomendaciones el Estado
colombiano modificó el artículo 200 del Código Penal, en los términos
dispuestos en el artículo 26 de la Ley 1453 de 2011. Aseguraron, por
último, que la demanda “tiene un propósito personal y particular, que
afecta la investigación de los presuntos delitos cometidos” por algunos
clientes del demandante.
Central Unitaria de Trabajadores de Colombia[39]
55. Los intervinientes se refirieron a la demanda interpuesta contra el PAL y a
los cargos propuestos contra el artículo 200 del Código Penal. Solicitaron
la inhibición de la Corte por falta de competencia para pronunciarse sobre la
constitucionalidad del Plan de Acción de Colombia y Estados Unidos para
derechos laborales, en tanto este documento no es un tratado de derecho
internacional y, por ende, no puede ser objeto de control de
constitucionalidad.
56. En cuanto al artículo 200 del Código Penal, señalaron que frente al cargo
por violación del principio de unidad de materia existe cosa juzgada
constitucional en atención a lo resuelto en la sentencia C-571 de 2012. Sobre
los demás cargos, pidieron la exequibilidad de la disposición impugnada, toda
vez que ésta encuentra respaldo en los artículos 25 y 39 de la Constitución y
en los Convenios 87 y 98 de la OIT ratificados por Colombia.
Escuela Nacional Sindical[40]
57. Los intervinientes se refirieron a la demanda interpuesta contra el PAL y a
los cargos propuestos contra el artículo 200 del Código Penal. En relación con
los reproches presentados contra el Plan de Acción para derechos laborales
solicitaron la inhibición de la Corte por falta de competencia. Afirmaron que
este documento no podía ser objeto de acción de inconstitucionalidad, pues el
texto cuestionado solamente posee la categoría de acuerdo de procedimiento
simplificado. Consideraron que la interpretación realizada por el demandante
es producto de una valoración parcializada de los pronunciamientos de la
Corte Constitucional. Aseguraron, en concreto, que el actor únicamente derivó
sus pretensiones a partir del contenido del Auto 288 de 2010 sin considerar
otras decisiones tomadas por esta Corporación en relación con esta materia.[41]
58. Pidieron la exequibilidad del artículo 200 del Código Penal. Estimaron
que esa norma no desconoce el principio de unidad de materia, en tanto
constituye un mecanismo legítimo para lograr el objetivo del proyecto de ley
en que se incluyó. Aseguraron que el cargo planteado por el actor no cumple
el requisito de especificidad, por cuanto el artículo cuestionado no criminaliza
a los trabajadores. Puntualizaron, por último, que el artículo 200 del Código
Penal no contraría la Constitución Política, ya que aplicó los criterios
contenidos en la jurisprudencia constitucional y en el derecho internacional de
los derechos humanos.
Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo[42]
59. El interviniente únicamente se refirió a la demanda interpuesta contra el
PAL. No realizó solicitud expresa en relación con el sentido de la decisión.
Sin embargo, manifestó que la naturaleza del Plan de Acción no corresponde a
la de un tratado de derecho internacional, sino a la de un “documento
adjunto” al TLC entre Colombia y Estados Unidos. Indicó que la exigencia
del mismo por parte del gobierno estadounidense estuvo promovida por los
movimientos y organizaciones sindicales y por el Congreso de ese país,
debido a las estadísticas de asesinatos, desplazamientos, amenazas de muerte y
desapariciones forzadas sufridas por los trabajadores sindicalizados en
Colombia.
Corporación Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo[43]
60. Las intervinientes únicamente se refirieron a los cargos propuestos contra
el artículo 200 del Código Penal. En relación con el cargo formulado por
violación del principio de unidad materia, indicaron que existe cosa juzgada
constitucional en virtud de lo resuelto en la sentencia C-571 de 2012.
Precisaron que la Corte determinó, en la mencionada providencia, que la
norma atacada guardaba una conexión temática, directa y específica con el
proyecto de ley en que fue tramitada.
61. En lo que se refiere a los restantes reproches, solicitaron la declaratoria
de exequibilidad. Aseveraron que los incisos de la disposición acusada
protegen el mismo bien jurídico, este es, el de libertad de asociación sindical.
Apuntaron que contrario a lo afirmado por el actor, el tipo penal no prohíbe
toda forma de negociación colectiva con trabajadores no sindicalizados, sino
la suscripción de pactos colectivos que otorguen mayores beneficios a los
trabajadores no sindicalizados frente a los reconocidos en convenciones
colectivas. Ello por cuanto desestimula la afiliación a organizaciones
sindicales y, de esta manera, afecta la libertad de asociación sindical.
62. Aseguraron que la jurisprudencia constitucional admite la coexistencia
de pactos y convenciones colectivas, siempre que exista una justificación
fáctica de la diferencia, en armonía con los criterios de racionalidad,
razonabilidad y finalidad del tratamiento diverso. Precisaron que, por tales
argumentos, la interpretación de la que parte el actor es errada, en especial
porque el tipo penal no proscribe toda clase de negociación colectiva con
trabajadores no sindicalizados. Ese yerro, en criterio de las intervinientes,
deja sin fundamento los restantes cargos propuestos en la demanda.
63. Anotaron que la norma no es regresiva, pues aumenta el nivel de
protección de los derechos de los trabajadores sindicalizados, al tiempo que
establece un límite razonable a los pactos colectivos. Aseguraron que la
disposición respetó los principios de proporcionalidad y ultima ratio, ya
que la conducta censurada goza de un alto nivel de reproche en el plano
internacional, constitucional y legal. Puntualizaron que la norma no es
indeterminada, puesto que el operador penal puede tener en cuenta la
jurisprudencia relativa al concepto de pacto colectivo al instante de hacer el
juicio de imputación y responsabilidad penal.
Intervenciones ciudadanas
64. Andrés Felipe Díaz Arana, Daniel Santiago Guio Díaz, Carolina
Montaña Fajardo y Andrés Felipe Zapata Zapata [44] solicitaron
la inexequibilidad del inciso segundo del artículo 200 del Código Penal o,
en su defecto, su exequibilidad condicionada, en arreglo con una
interpretación clara, restringida y respetuosa de las garantías penales.[45]
65 Aseguraron que el inciso acusado incumple los presupuestos exigidos
por la jurisprudencia constitucional para la configuración de tipos penales
en blanco.[46] Resaltaron que, en particular, la descripción de la conducta
reprochada y la incorporación de ingredientes extrapenales tienen un
elevado grado de complejidad que infringe el principio de legalidad.
66. Advirtieron que esa falta de simplicidad se observa en la asimilación
que la norma efectúa entre los planes voluntarios de servicios o beneficios y
los pactos colectivos. Señalaron que si bien estas figuras laborales no son
estrictamente idénticas, la Corte Constitucional las ha tratado de manera
semejante a partir de sus efectos, sin consideración a las distintas
formalidades que revisten[47]. Puntualizaron que cuando dicha asimilación
se emplea para expandir el alcance de un tipo penal, se está ante una
analogía contra reo que contradice el principio de legalidad.
67. Efectuaron similares cuestionamientos en relación con las
expresiones “en su conjunto” y “mejores”, contenidas en la norma
acusada. Indicaron que mientras los criterios abiertos y amplios del derecho
laboral son convenientes para la legislación del trabajo, al trasladarlos al
campo del derecho penal resultan problemáticos. Afirmaron, en suma, que
la remisión requerida por los elementos normativos del tipo penal
cuestionado se traduce en una lesión de las garantías de reserva legal,
determinación del tipo y prohibición de analogía desfavorable al reo.
68. Refirieron que el inciso atacado es autónomo y hace parte de los
llamados delitos de peligro abstracto. Precisaron que esta clase de ilícitos se
encuentran en el límite de lo constitucionalmente admisible [48]. Indicaron
que, en el caso concreto, resulta contrario a los principios superiores que la
sola celebración de pactos colectivos, sin siquiera exigirse su
implementación, comporte la comisión del delito.
69. Alegaron que la disposición acusada fue introducida por el legislador
sin ningún tipo de debate serio y profundo. Sostuvieron que la protección
que la norma brinda a las garantías laborales es tan amplia y abstracta que
resulta desproporcionada. Resaltaron, por último, que el inciso demandado
contradice los principios de fragmentariedad y subsidiariedad del derecho
penal, pues en la legislación laboral existe una protección suficiente a los
bienes jurídicos tutelados por la normatividad penal demandada.
V. CONCEPTO DEL PROCURADOR GENERAL DE LA NACIÓN
70. El Procurador General de la Nación, [49] mediante Concepto 006496
radicado el 05 de diciembre de 2018, solicitó a la Corte
Constitucional inhibirse por falta de competencia en relación con la demanda
formulada contra el Plan de Acción de Colombia y Estados Unidos para
derechos laborales.
71. Señaló que el Plan no tiene el carácter de tratado solemne, pues no fue
suscrito por los jefes de Estado de ambos países ni por sus representantes.
Indicó que el documento carece de efectos jurídicos y no hace parte del
derecho interno, ya que no fue incorporado al ordenamiento por instrumento
jurídico alguno. Aseguró que el PAL debe ser entendido como un “conjunto
de medidas de naturaleza política”, que no generan compromisos en el plano
del derecho internacional. Precisó que no se materializan las hipótesis que
según el artículo 11 de la CVDT de 1969 permiten al Estado manifestar su
consentimiento de obligarse por un tratado y, por tanto, no se vulneró el
procedimiento complejo de aprobación previsto en los artículos 150-16, 224 y
241-10 de la Constitución. Aseguró que el Plan tampoco puede ser
considerado un acuerdo simplificado, por cuanto si bien dichos instrumentos
no requieren ratificación, sí es necesaria su suscripción derivada de un tratado
principal.
72. Frente al inciso segundo del artículo 200 del Código Penal, pidió la
declaratoria de inexequibilidad. Señaló que en relación con el cargo por
violación del principio de unidad de materia existe cosa juzgada
constitucional aparente, pues el escrutinio realizado en la sentencia C-571 de
2012 no se refirió al inciso segundo de la disposición atacada, sino
exclusivamente al inciso primero de la misma. Indicó que este postulado fue
lesionado por el legislador, ya que la norma acusada tan solo fue introducida
en el tercer debate en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes
por petición del Ministerio del Interior y Justicia. Sostuvo que a partir de la
exposición de motivos del proyecto de ley es posible advertir que este tuvo
por objeto establecer medidas preventivas con el fin de mejorar la seguridad
ciudadana y reforzar la lucha contra el terrorismo y la criminalidad
organizada, aspectos que no guardan relación con el contenido de la
disposición censurada. Puntualizó que el inciso demandado tampoco guarda
conexidad con el contexto o contenido básico del ordenamiento legal
enjuiciado.
73. Manifestó que la norma impugnada infringe la libertad de asociación, el
derecho a la negociación colectiva y el principio de progresividad. En ese
sentido, adujo que la disposición impide que los trabajadores no sindicalizados
accedan a beneficios mayores a los contemplados en una convención
colectiva, con lo que, indirectamente, los obliga a pertenecer al sindicato.
Afirmó que la norma no encuentra justificación constitucional, ya que no
busca proteger bienes superiores relevantes y, por el contrario, resulta
desproporcionada de cara a la libertad sindical y al derecho de negociación
colectiva. Aseveró que la disposición, en todo caso, comporta un retroceso en
el grado de protección de dichos derechos, así como un límite al ámbito
sustantivo de protección de las garantías laborales.
74. Puntualizó que la norma atacada lesiona también los principios de
necesidad y de ultima ratio del derecho penal, en la medida que la conducta
objeto de sanción punitiva no parece tener la trascendencia suficiente para
merecer la atención del derecho penal. Indicó que mientras el inciso primero
de la disposición cuestionada busca proteger los derechos de reunión y
asociación, el tipo penal regulado en el inciso segundo tiene un propósito
distinto. Aseveró que, en su criterio, no deben existir diferencias entre los
beneficios reconocidos a través de pactos y convenciones colectivas, por lo
que la norma demandada carece de necesidad frente al derecho penal.
75. Precisó, finalmente, que no se advierte infracción al principio de tipicidad
estricta, toda vez que de la disposición demandada es posible inferir que las
expresiones “pactos colectivos” y “convenciones colectivas” hacen referencia
a los acuerdos celebrados con trabajadores no sindicalizados, en el primer
evento, y a acuerdos negociados con empleados sindicalizados, en el segundo.
VI. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL
76. El actor cuestiona por vía de acción pública de inconstitucionalidad el Plan
de Acción de Colombia y Estados Unidos para derechos laborales y el inciso
segundo del artículo 200 del Código Penal. Debido a que se trata de cuerpos
normativos formal y materialmente diversos que requieren un juicio
constitucional abstracto bajo parámetros competenciales y normativos
esencialmente disímiles, la Sala resolverá las demandas en dos secciones
distintas. De este modo, en un primer momento examinará lo concerniente a
los reproches dirigidos contra el PAL y, seguidamente, se referirá a los cargos
propuestos contra el artículo 200 del Código Penal.
De la demanda formulada contra el Plan de Acción de Colombia y
Estados Unidos para derechos laborales
Asunto preliminar. Competencia
77. En el Auto 288 de 2010 la Corte Constitucional sostuvo que tiene
competencia para ejercer control abstracto de constitucionalidad sobre los
acuerdos internacionales de formación simplificada que, sin estar contenidos
en una ley aprobatoria de tratado (art. 150-16 C. Pol.) reúnan materialmente
las condiciones propias de un tratado solemne al comportar el surgimiento de
nuevas obligaciones internacionales para el Estado colombiano[50] (infra 113).
En esencia, esta competencia se explica por cuanto estos acuerdos se
asemejan, en sus efectos jurídicos, a los tratados solemnes sobre los cuales el
numeral 10 del artículo 241 de la Constitución le asignó competencia expresa
a este Tribunal para revisar su constitucionalidad (infra 93 a 97).
78. El actor, por vía de acción pública de inconstitucionalidad, reclama de la
Corte la asunción de esa competencia para examinar el trámite de adopción
del denominado Plan de Acción de Colombia y Estados Unidos para derechos
laborales (PAL), supuestamente suscrito entre los Gobiernos de Colombia y
Estados Unidos en abril de 2011 en el marco de las discusiones
correspondientes a la entrada en vigor del TLC entre los dos países.
79. El Procurador General de la Nación; el Ministerio de Relaciones
Exteriores; el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo; el Ministerio de
Justicia y del Derecho; el Ministerio de Trabajo; la Asociación Nacional de
Empresarios de Colombia; la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles; la
Central Unitaria de Trabajadores de Colombia; la Escuela Nacional Sindical y
la Unión Sindical Obrera refutaron que el PAL tuviera la naturaleza de un
tratado generador de nuevas obligaciones internacionales para Colombia y, en
ese sentido, cuestionaron la competencia de la Corte para revisar su
constitucionalidad.
80. De este modo, lo primero que debe comprobar la Corte -como cuestión
previa- es si la naturaleza jurídica del objeto acusado hace parte del catálogo
de preceptos normativos sobre los cuales esta Corporación tiene competencia
para asumir el examen abstracto de constitucionalidad (art. 241 C. Pol.), esto
es, si en los términos del Texto Superior y de la jurisprudencia constitucional,
el PAL puede ser asimilado a un tratado solemne, en tanto habría comportado
para Colombia la adquisición de nuevas obligaciones internacionales no
previstas en un tratado previamente aprobado por el Congreso y revisado por
la Corte Constitucional.
81. Para resolver este asunto competencial, la Sala i) reiterará su
jurisprudencia alusiva a los criterios para la definición de las competencias
atípicas de la Corte Constitucional en materia de control abstracto. En
particular, ii) se referirá a la competencia para revisar acuerdos de
procedimiento simplificado mediante los cuales el Presidente de la República,
ignorando el trámite complejo de aprobación legislativa y revisión
constitucional, asume obligaciones internacionales no previstas en un tratado
solemne.
82. Con sustento en estas premisas y en las pruebas obrantes en el
expediente, iii) establecerá si el demandante logró acreditar que el PAL
efectivamente representa un instrumento de derecho internacional vinculante
para Colombia. Es decir, si tiene el carácter de un acuerdo de voluntades entre
sujetos de derecho internacional, mediante el cual el Presidente de la
República o un delegado suyo con plenos poderes otorgó el consentimiento
del Estado para obligarse internacionalmente por el tratado. En caso
afirmativo, iv) revisará el contenido de los compromisos que habrían sido
acordados, con el objeto de comprobar si desbordan las competencias
reconocidas al Presidente de la República como director de las relaciones
internacionales o si configuran nuevas obligaciones internacionales en cuanto
excedan lo previsto en tratados solemnes que, con antelación, hubieran surtido
el trámite de aprobación legislativa o revisión constitucional contemplados en
los artículos 150-16 y 241-10 de la Constitución.
83. De encontrar que el PAL, pese a su denominación, materialmente tiene la
naturaleza jurídica propia de un tratado solemne, la Corte asumirá
competencia del asunto con miras a analizar la aptitud sustantiva de los cargos
propuestos y, eventualmente, resolver de fondo sobre ellos. En caso contrario,
se abstendrá de asumir el conocimiento.
Competencias atípicas en materia de control de constitucionalidad. La
competencia para conocer el examen de los acuerdos simplificados que
materialmente reúnen las condiciones de un tratado solemne
84. A continuación la Sala Plena reiterará su jurisprudencia relativa a las
competencias atípicas del Tribunal Constitucional frente al control abstracto
de constitucionalidad. Posteriormente, se referirá al caso específico de la
competencia de la Corte para revisar por vía de acción pública de
inconstitucionalidad la demanda formulada contra un presunto instrumento en
el que el Estado colombiano, sin cumplir las condiciones formales previstas en
la Constitución, asume obligaciones internacionales.
- Los criterios para la definición de las competencias atípicas de la
Corte Constitucional en materia de control abstracto de
constitucionalidad
85. Atendiendo a la supremacía y fuerza vinculante de la Constitución (art. 4
C. Pol.), la producción y contenido de las disposiciones jurídicas es
susceptible de control judicial a través de los procedimientos y las autoridades
previstas para el efecto. A la Corte Constitucional, de este modo, se le confía
la guarda de la integridad y supremacía de la Carta en los precisos términos
del artículo 241 superior y, al mismo tiempo, funge como órgano de cierre de
la jurisdicción constitucional.
86. Sin embargo, el ordenamiento jurídico no consagró una cláusula general
de competencia frente al control de constitucionalidad, pues diferentes
autoridades judiciales ejercen esta clase de revisión en varios niveles y en
relación con una pluralidad de actos normativos.[51] Por esta razón, no siempre
resulta fácil establecer con nitidez si un determinado acto jurídico pertenece a
la categoría de disposiciones normativas cuyo control judicial ha sido
asignado a la Corte Constitucional[52].
87. En esa dirección, y teniendo en cuenta que, de una parte, en el
ordenamiento jurídico no existe disposición alguna que esté exenta de la
posibilidad de control judicial y, de otra, que la determinación precisa del
objeto acusado y de la competencia de la Corte para examinar su
constitucionalidad, comportan requisitos de admisión de la acción pública de
inconstitucionalidad[53], este Tribunal ha empleado una serie de criterios para
identificar los asuntos sometidos a su conocimiento, cuando a partir de la
interpretación literal del artículo 241 superior no sea posible advertir con
claridad el órgano encargado de efectuar el respectivo juicio de
constitucionalidad.
88. En ese orden de ideas, la Corte ha resaltado el lugar central que ocupa en
el sistema jurídico, toda vez que a esta, por expreso mandato superior, “se le
confía la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución” (art. 241
C. Pol.), frente a la competencia apenas residual que ejerce el Consejo de
Estado en lo concerniente al control de actos que carecen de fuerza de ley. Así
mismo, ha advertido que “cuando existan dudas sobre el alcance de las
competencias consagradas en el artículo 241 superior, es natural que se
prefiera aquella interpretación que permita la guarda de la supremacía de la
Carta”.[54]
89. De igual modo, ha acudido a criterios formales y materiales para
establecer su competencia en casos de duda o incertidumbre sobre el alcance
de sus funciones. Al respecto, ha sostenido que “[s]egún el criterio formal,
la naturaleza de un decreto o acto del Ejecutivo está determinada por los
fundamentos señalados al momento de su expedición, de manera que si se
trata de una norma jurídica frente a la cual expresamente el artículo 241 de
la Constitución Política le otorga competencia a la Corte Constitucional, es
claro que su control le corresponde a esta corporación. || Sin embargo, puede
acontecer que el decreto o acto gubernamental no señale las facultades que le
sirven como soporte, o sea impreciso, ambiguo o contenga varios
fundamentos jurídicos, de modo que dificulte determinar la autoridad judicial
a la cual le corresponde adelantar el control de constitucionalidad.|| En
tales circunstancias, por resultar insuficiente el criterio formal, debe acudirse
al criterio material, según el cual la naturaleza del decreto o acto determina
la autoridad competente para asumir el juicio constitucional. De manera que
si es una norma con fuerza o contenido material de ley, encuadrada en el
artículo 241 superior, conocerá la Corte Constitucional, pero si concierne a
una disposición que carece de magnitud legislativa, su examen atañerá al
Consejo de Estado con fundamento en el artículo 237-2 ib.”.[55] (Énfasis
añadido).
90. Bajo tal óptica, la jurisprudencia constitucional ha sostenido que cuando el
precepto normativo atacado no responde explícitamente a la denominación
formal de los actos jurídicos enlistados expresamente en el artículo 241
superior, pero produce los mismos efectos jurídicos que otro contenido en la
referida disposición, la competencia de la Corte se activa para revisar su
constitucionalidad. Por esta razón, ha concluido que a este Tribunal
le “corresponde la revisión de las categorías normativas previstas
explícitamente en el Artículo 241 superior, y también, de las que sean
asimilables a ellas, teniendo en cuenta para ello el fundamento que da lugar a
la asignación competencial: cuando el acto cuyo órgano de revisión no está
determinado directa y expresamente en el texto constitucional, pero comparte
el rasgo esencial de otro acto cuya revisión fue adjudicada a la Corte, deben
ser equiparadas ambas categorías jurídicas, y la revisión judicial se extiende
a ambos actos”.[56]
91. A partir de la aplicación de estos criterios, la Corte ha identificado una
serie de competencias especiales o atípicas en materia de control abstracto
de constitucionalidad.[57] En esa dirección, ha asumido la revisión de actos
jurídicos que, por su naturaleza, son asimilables a los previstos expresamente
en el artículo 241 superior: i) decretos con fuerza de ley, expedidos con
anterioridad a la vigencia de la Constitución de 1991; ii) decretos
compilatorios de normas con fuerza de ley; iii) decretos que declaran un
estado de excepción; iv) decretos expedidos con base en disposiciones
constitucionales transitorias diferentes al artículo 10 transitorio; v) decretos
que corrigen yerros de normas con fuerza de ley; vi) decretos de ejecución de
la convocatoria a referendo; vii) actos electorales que determinan el censo en
el marco de una reforma constitucional mediante referendo; viii) actos
electorales que declaran la aprobación de un referendo; ix) actos de gestores
de una iniciativa popular para el trámite de una ley que convoca a referendo;
x) decretos de convocatoria al Congreso a sesiones extraordinarias; xi)
decretos o actos adoptados en cumplimiento de un acto legislativo y; xii)
acuerdos con sujetos de derecho internacional en los que el Estado
colombiano adquiere nuevas obligaciones internacionales, las amplía o las
modifica, aun cuando el respectivo instrumento no haya tomado la forma de
un tratado solemne aprobado por el Congreso de la República y revisado
automáticamente por la Corte Constitucional, sino de un acuerdo
simplificado[58].
92. Con esta panorámica, a continuación la Sala se referirá a la causal
específica de competencia atípica para efectuar control abstracto de
constitucionalidad frente a acuerdos de formación simplificada que asumen
nuevos compromisos internacionales sin reunir los requisitos de aprobación
legislativa y control previo de constitucionalidad plasmados en los artículos
150-16 y 241-10 de la Constitución. Tomando en consideración que esta
competencia ha sido derivada a partir del criterio material alusivo a la
semejanza de estos acuerdos con el concepto de tratado solemne cuyo control
corresponde al Tribunal Constitucional, la Sala se referirá a las similitudes y
diferencias entre estas dos clases de convenios y, en especial, a la evolución
de la noción de acuerdo de procedimiento simplificado en la jurisprudencia
constitucional.
- La competencia de la Corte Constitucional para controlar la
constitucionalidad de acuerdos internacionales que no cumplen los
requisitos formales de aprobación legislativa y control automático
previstos en el numeral 10 del artículo 241 de la Constitución.
93. La Constitución Política consagró un procedimiento complejo para que el
Presidente de la República o sus delegados puedan manifestar
el consentimiento del Estado colombiano en obligarse por un tratado o
acuerdo de derecho internacional. En este trámite participan de manera
determinante las tres ramas del poder público.[59]
94. De este modo, al Presidente le incumbe dirigir las relaciones
internacionales y celebrar con otros Estados y entidades de derecho
internacional tratados o convenios en representación del Estado colombiano
(art. 189 C. Pol.). En esta condición, tiene la potestad exclusiva para iniciar
negociaciones, convenir los términos y alcance de estas, avalar o no los
acuerdos alcanzados por las partes y, finalmente, suscribir el texto definitivo
del instrumento una vez culminado el procedimiento interno previsto para el
efecto.
95. Al Congreso de la República, por su parte, le corresponde aprobar o
rechazar el tratado o acuerdo de derecho internacional que ha negociado el
Presidente (arts. 150-16, 189-2 y 224 C. Pol). En ese sentido, como
representante del poder soberano que reside en el pueblo y con sustento en el
principio de autodeterminación de los pueblos (art. 3 y 9 C. Pol.), le atañe
efectuar el más amplio control político y democrático en relación con los
compromisos que el Estado asumiría en el acuerdo de voluntades
internacional.
96. Por último, a esta Corporación le compete el control de constitucionalidad
automático, previo, integral y definitivo sobre el tratado y su ley aprobatoria.
[60]
En ese sentido, como condición anterior a la manifestación del
consentimiento y al perfeccionamiento del instrumento que daría lugar al
surgimiento de las obligaciones internacionales, revisa y decide de forma
definitiva sobre la exequibilidad de los tratados internacionales y de las leyes
que los aprueben.
97. La Constitución establece que sólo si el tratado y su ley aprobatoria
resultan ajustados a la Carta el Gobierno podrá prestar el consentimiento del
Estado colombiano. Si una o varias normas de un tratado son declaradas
inexequibles por la Corte Constitucional, el Presidente de la República
únicamente podrá manifestar el consentimiento del Estado formulando la
correspondiente reserva (art. 241-10 C. Pol.).
98. En armonía con lo expuesto, al realizar el examen de constitucionalidad
automático frente a la Convención de Viena Sobre el Derecho de los Tratados
entre Estados y Organizaciones Internacional o entre Organizaciones
Internacionales de 1986, aprobada mediante Ley 406 de 1997, la sentencia C-
400 de 1998 se refirió a las hipótesis de manifestación de la voluntad del
Estado de obligarse por un tratado y dejó claro que el Presidente de la
República solo puede expresar este consentimiento cuando se ha cumplido el
trámite complejo dispuesto en los artículos 150-16 y 241-10 de la
Constitución[61]:
Por consiguiente, el jefe de Estado, o su representante, sólo podrá
recurrir a los mecanismos previstos por los artículos 11 a 17 de la
presente convención, una vez surtidos los trámites internos
previstos por la Constitución, a saber, que el tratado sea aprobado
por el Congreso por medio de una ley y que ésta sea sometida a
la revisión de la Corte Constitucional. Por ende, se entiende que
el Presidente sólo tendrá competencia para manifestar el
consentimiento internacional del país, una vez que se hayan
agotado esas fases, pues de lo contrario, estaríamos en presencia
de una violación manifiesta de normas constitucionales, que
viciaría ese consentimiento.
99. En suma, a partir del texto constitucional es claro que el representante del
Estado colombiano solo puede manifestar válidamente el consentimiento en
obligarse por un tratado o acuerdo internacional cuando se ha cumplido el
procedimiento complejo de aprobación legislativa y de revisión previa de
constitucionalidad del mismo.
100. La jurisprudencia constitucional ha definido el tratado internacional
como “el acuerdo de voluntades entre dos o más sujetos de Derecho
Internacional orientado a producir determinados efectos jurídicos” [62]. Del
mismo modo, el literal a) del artículo 2.1 de la CVDT caracteriza al tratado
como i) un acuerdo internacional, ii) celebrado por escrito, iii) entre
Estados, iv) regido por el derecho internacional, que v) conste en un
instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y, vi) “cualquiera
que sea su denominación particular” (Énfasis añadido).[63]
101. Atendiendo a esta definición, la Corte ha expresado que “cuando dos o
más estados asumen obligaciones mediante un instrumento de las
características anotadas [art. 2.1 literal a) CVDT] se está en presencia de un
verdadero tratado, de manera que para el derecho internacional, en virtud
del principio de no formalismo, ha perdido relevancia la denominación que
se haga de un acuerdo internacional. Por ello también son conocidos como
convenciones, pactos, protocolos, convenios, acuerdos, etc., según lo ha
destacado la propia Corte Internacional de Justicia en varios de sus
pronunciamientos”. (Énfasis añadido)[64]
102. De igual modo, en materia de surgimiento de obligaciones
internacionales de carácter convencional la doctrina ha destacado que “[l]a
fase de la manifestación del consentimiento es capital, porque sin la
prestación del consentimiento por parte del sujeto internacional negociador
el Tratado no le obliga”.[65]Debido a la importancia de este elemento para el
surgimiento de los compromisos internacionales, el artículo 7 de la CVDT
delimitó las hipótesis en las que se entiende que una persona cuenta
con “plenos poderes” para representar al Estado y manifestar la intención de
este en obligarse por un tratado o acuerdo internacional o cuando, en arreglo
con las funciones que cumple a nivel interno, no requiere de la presentación
de los mismos.
103. La disposición consagra que una persona representa a un Estado para
manifestar el consentimiento en obligarse por un tratado cuando “a) presenta
los adecuados plenos poderes o b) si se deduce de la práctica seguida por los
Estados interesados, o de otras circunstancias, que la intención de esos
Estados ha sido considerar a esa persona representante del Estado para esos
efectos y prescindir de la presentación de plenos poderes”. De igual modo, la
norma establece que en “virtud de sus funciones, y sin tener que presentar
plenos poderes”, se considera que representan al Estado “a) los Jefes de
Estado, Jefes de Gobierno y Ministros de relaciones exteriores, para la
ejecución de todos los actos relativos a la celebración de un tratado; b) los
Jefes de misión diplomáticas, para la adopción del texto de un tratado entre
el Estado acreditante y el Estado ante el cual se encuentran acreditados; c)
los representantes acreditados por los Estados ante una conferencia
internacional o ante una organización internacional o uno de sus órganos,
para la adopción del texto de un tratado en tal conferencia, organización u
órgano”.
104. A su turno, los artículos 11 a 17 de la CVDT contemplan las formas y
condiciones en que se puede manifestar el consentimiento de un Estado en
obligarse por un tratado internacional: la firma, el canje de instrumentos que
constituyan un tratado, la ratificación, la aceptación, la aprobación o la
adhesión, o “cualquier otra forma que se hubiere convenido” (art. 11
CVDT).[66]
105. De manera paralela, atendiendo a su forma de perfeccionamiento y de
expresión del consentimiento, los acuerdos de voluntades internacionales se
clasifican en i) tratados complejos o solemnes y ii) acuerdos de
procedimiento simplificado. La primera sentencia que se refirió
expresamente a esta diferenciación fue la C-170 de 1995. En esa ocasión la
Corte explicó que “la Comisión de Derecho Internacional de Naciones
Unidas consagró la distinción entre tratados o acuerdos de concertación
"compuesta" (que son aquellos sujetos a una forma compleja de celebración,
que incluye su aprobación por el órgano legislativo) y los de concertación
"simple", que son los llamados "acuerdos en forma simplificada" en los
cuales el consentimiento se manifiesta por la mera firma de quienes son
titulares de plenos derechos para ello”.
106. Igualmente, siguiendo la doctrina, el Auto 288 de 2010 sostuvo
que “[l]a diferencia entre tratados solemnes y acuerdos simplificados radica
esencialmente en la forma como se perfecciona el convenio y expresa el
consentimiento, pues mientras en los tratados solemnes su
“perfeccionamiento exige un acto de ratificación autorizada por el
Parlamento, la intervención en su proceso formativo del Jefe de Estado como
órgano supremo de las relaciones internacionales, y el intercambio o
depósito de los instrumentos de ratificación”, los acuerdos de forma
simplificada “obligan en virtud de un acto distinto a la ratificación,
manifestándose mediante la autenticación del texto del acuerdo o por un acto
posterior a la autenticación, distinto de la ratificación, como la aprobación,
la notificación, la aceptación o la adhesión” [67].”
107. Esta Corporación ha reconocido que los tratados solemnes y los
acuerdos de procedimiento simplificado tienen la misma validez a la luz
de la Convención de Viena y, por tanto, constituyen instrumentos con
alcance suficiente para i) modificar el sistema de fuentes de derecho
interno; ii) generar la creación, modificación o extinción de derechos y
obligaciones internacionales y; iii) comprometer la responsabilidad del Estado
colombiano.[68] Al respecto, la sentencia C-785 de 1999 recordó que “no es el
nombre o denominación de un instrumento internacional sino su contenido lo
que define su naturaleza de Tratado”.
108. Por ese motivo, la sentencia C-710 de 1998 dejó asentado que los
acuerdos simplificados que tengan la potencialidad de comprometer la
responsabilidad internacional del Estado colombiano y hacer surgir
obligaciones de esa naturaleza, deben estar sometidos a los trámites previstos
para la aprobación y ratificación de los tratados solemnes [69]. En ese sentido,
sostuvo que “aun cuando en el texto de la Constitución Política (artículos
150-16 y 241-10) no se mencione sino a los tratados para efectos de su
aprobación o improbación, y del control constitucional, ello no significa que
los demás acuerdos internacionales, como los simplificados, no requieran
aprobación del Congreso mediante ley, sanción ejecutiva y revisión
constitucional, formal y material por la Corte Constitucional, pues, como ya
se anotó, se trata de verdaderos tratados internacionales. En tal virtud, deben
cumplir los requisitos exigidos constitucionalmente (artículos 150, 189 y
241): negociación, adopción y autenticación; aprobación interna por parte de
los Estados, lo cual incluye, la intervención del Congreso, del Ejecutivo y de
la Corte Constitucional; y la manifestación internacional de los sujetos del
consentimiento de obligarse por medio del tratado”.
109. Pese a lo expuesto, el concepto de acuerdo simplificado fue objeto de
precisión y modulación en ulteriores decisiones de esta Corte, con el objeto de
responder al carácter dinámico de las relaciones entre naciones, promover el
desarrollo y cumplimiento de los compromisos asumidos por Colombia en
tratados previamente aprobados por el Congreso y revisados por la Corte
Constitucional, y facilitar el ejercicio de la función de dirección de las
relaciones internacionales atribuida por la Constitución al Presidente de la
República. [70]
110. De esta manera, el Tribunal distinguió entre i) los acuerdos de formación
simplificada que conciben nuevas obligaciones y ii) los acuerdos de
procedimiento simplificado que tan solo tienen el propósito de implementar
tratados en vigor o que circunscriben su contenido a asuntos que son
exclusivos de la órbita del primer mandatario en su condición de director de
las relaciones internacionales. En los primeros, por comprometer la
responsabilidad del Estado colombiano, el Presidente de la República solo
puede manifestar el consentimiento del Estado en obligarse por un acuerdo
internacional cuando se surta el trámite de aprobación legislativa y de revisión
previa de constitucionalidad. Los segundos -también
denominados complementarios, derivados o ejecutivos-, en cuanto no
desborden la competencia presidencial consagrada en el artículo 189-2 de la
Constitución y se limiten a materializar materias de un tratado que cumplió
previamente el trámite complejo de aprobación y revisión constitucional, no
requieren nueva aprobación del Congreso ni control automático de la Corte. [71]
111. En aplicación de esta jurisprudencia, en el marco del control
constitucional automático, previo, integral y definitivo previsto en el artículo
241-10 de la Constitución, la Corte ha condicionado la exequibilidad de leyes
aprobatorias de tratado que contemplan la posibilidad de suscribir acuerdos
derivados o complementarios con posterioridad a la entrada en vigor del
tratado principal, en el entendido que a través de ellos no será posible la
adopción de nuevas obligaciones internacionales. En esa dirección, en la parte
resolutiva ha ordenado efectuar la respectiva reserva o declaración
interpretativa, según se trate de un acuerdo multilateral o bilateral[72]. Por
ejemplo, en la sentencia C-378 de 2009 resolvió:
Segundo. DECLARAR EXEQUIBLE CONDICIONADAMENTE
el artículo VII del “Convenio de Cooperación Técnica y Científica
entre el Gobierno de la República de Colombia y el Gobierno de la
República Dominicana, suscrito en la ciudad de Bogotá, Colombia
a los 3 días del mes de agosto de 2004”. Como consecuencia de ello
se ORDENA al Presidente de la República que al prestar
consentimiento realice una declaración interpretativa respecto del
artículo VII según la cual los convenios complementarios deben (i)
enmarcarse dentro de los propósitos y objetivos del tratado de
cooperación inicial, (ii) no deben contener obligaciones nuevas,
distintas o adicionales a las pactadas en el tratado de cooperación
inicial y (iii) no deben modificar el tratado de cooperación inicial;
pues si tales convenios exceden los fines del tratado de cooperación
inicial, o lo modifican, o crean compromisos nuevos, distintos o
adicionales deben someterse a los procedimientos constitucionales
de aprobación del Congreso y revisión de constitucionalidad por la
Corte Constitucional, de conformidad con lo dispuesto por los
artículos 150 numeral 16 y 241 de la Constitución Colombiana de
1991.
112. Así mismo, en los eventos en que ha prescindido del condicionamiento
expreso de la parte resolutiva ha dejado claro, en la parte motiva, que el
Estado colombiano no puede asumir nuevos compromisos internacionales por
medio de instrumentos simplificados que ignoren el trámite complejo
consagrado en el orden interno para el efecto[73]. De esta manera, al revisar la
constitucionalidad del “Convenio Básico de Cooperación Técnica y Científica
entre el Gobierno de la República de Guatemala y el Gobierno de la
República de Colombia”, la sentencia C-027 de 2011 advirtió que el numeral
3º del artículo I del referido instrumento establecía que los Estados
podrían “celebrar acuerdos complementarios de cooperación técnica y
científica”. Aunque en la parte resolutiva la providencia no condicionó la
exequibilidad de esta disposición, en los fundamentos de la decisión precisó lo
siguiente:
[L]os convenios complementarios a los que se refiere el artículo I
del Convenio bajo estudio: (i) deben enmarcarse dentro de los
propósitos y objetivos del tratado de cooperación inicial, (ii) no
pueden contener obligaciones nuevas, distintas o adicionales a las
pactadas en el tratado de cooperación inicial y (iii) no pueden
modificar el tratado de cooperación inicial; pues si tales convenios
exceden los fines del tratado de cooperación inicial, o lo modifican,
o crean compromisos nuevos, distintos o adicionales deben
someterse a los procedimientos constitucionales de aprobación del
Congreso y revisión de constitucionalidad por la Corte
Constitucional, de conformidad con lo dispuesto por los artículos
150 numeral 16 y 241 de la Constitución Colombiana de 1991.
113. De igual forma, a partir de la doctrina de las competencias atípicas en
materia de control abstracto de constitucionalidad antes señalada (supra 85 a
92), la Corte ha aceptado la procedencia de la acción pública de
inconstitucionalidad para examinar si a través de un acuerdo de procedimiento
simplificado el Estado colombiano ha contraído obligaciones internacionales
propias de un tratado solemne. Esto es, si ha respetado el alcance
constitucionalmente admisible de los acuerdos de formación simplificada de
naturaleza complementaria, derivada o ejecutiva o si, en contra vía de esa
concepción, ha generado el surgimiento de nuevos compromisos
internacionales sin contar con el trámite de aprobación legislativa y de
revisión constitucional automática, previa, integral y definitiva por parte de
esta Corporación. [74]
114. En esa dirección, por medio de Auto 288 de 2010 la Corte se pronunció
sobre la demanda de inconstitucionalidad presentada por varios ciudadanos
contra el “Acuerdo complementario para la Cooperación y Asistencia
Técnica en Defensa y Seguridad entre los Gobiernos de la República de
Colombia y de los Estados Unidos de América”, suscrito en Bogotá el 30 de
octubre de 2009. En criterio de los accionantes, el convenio violaba los
artículos 150-16, 224 y 241-10 de la Constitución Política, pues había creado
nuevas obligaciones para Colombia sin cumplir el trámite de aprobación
legislativa y de revisión previa de constitucionalidad.
115. Para establecer su competencia, la Corte se propuso determinar
la naturaleza jurídica del acto jurídico acusado con miras a establecer si a
través de este el Estado colombiano había asumido nuevas obligaciones
internacionales no previstas en acuerdos aprobados previamente por el órgano
legislativo y revisadas por la Corte Constitucional. En esa dirección, examinó
si el instrumento de formación simplificada i) creaba, modificaba o extinguía
derechos y obligaciones internacionales; ii) representaba un desarrollo directo
de un tratado negociado, suscrito, aprobado y revisado previamente conforme
a los artículos 189-2, 150-16 y 241-10 de la Constitución, o si por el contrario
no se adscribía dentro del margen normativo dispuesto por el
mismo; iii) alteraba el alcance de un tratado principal o modificaba una
obligación contenida en este, de modo que la transformaba en una
sustancialmente distinta o; iv) correspondía o no a materias propias de la
órbita exclusiva del Presidente de la República como director de las relaciones
internacionales.
116. Con esa perspectiva revisó el contenido del acuerdo simplificado y lo
confrontó con los tratados de los cuales dependía su expedición. Luego de ese
análisis concluyó que el texto acusado no se limitaba a desarrollar o
ejecutar compromisos internacionales consagrados en instrumentos
previamente aprobados por el Congreso y controlados por la Corte
Constitucional, sino que materialmente involucraba la suscripción de nuevas
responsabilidades vinculantes para Colombia o la extensión desproporcionada
de las obligaciones existentes, lo cual, en el marco constitucional vigente, solo
habría podido ser posible respetando el procedimiento complejo previsto en la
Constitución para la adopción de tratados solemnes. Al respecto señaló:
Una revisión tanto individual como conjunta de los instrumentos
internacionales señalados en el preámbulo del convenio bajo
examen, los cuales constituyen el marco definido por las partes para
la suscripción del mismo, permite a la Sala concluir que el
“Acuerdo complementario para la cooperación y asistencia técnica
en defensa y seguridad entre los gobiernos de la República de
Colombia y de los Estados Unidos de América”, suscrito en Bogotá
el 30 de octubre de 2009, consagra numerosos compromisos para el
Estado colombiano cuyo contenido involucra nuevas obligaciones,
así como una extensión que supera el alcance de las adquiridas con
anterioridad. De esta manera, con independencia de la
denominación formal del instrumento, lo cierto es que por su
contenido material el Acuerdo regula aspectos propios de un tratado
internacional, además de su notable impacto relacionado con el
ejercicio de la soberanía nacional.
117. Luego de determinar la naturaleza jurídica del acto acusado, la Corte se
declaró competente para estudiar por vía de acción pública de
inconstitucionalidad la validez del acuerdo atacado. La justificación de esta
competencia atípica se sustentó en i) la inexistencia de actos jurídicos exentos
de control judicial en el marco del estado constitucional de derecho (art. 4 C.
Pol.) y; ii) la asimilación material entre los conceptos de acuerdo simplificado
y tratado internacional, en virtud de su capacidad de producir efectos jurídicos
vinculantes para Colombia, tanto en el orden interno como en el derecho
internacional (art. 241-10 C. Pol.).
118. Al respecto la Corte señaló:
En suma, la posibilidad de hacer uso de la acción pública de
inconstitucionalidad para controvertir los acuerdos que regulan
materias propias de un tratado internacional, se explica porque de lo
contrario se socavaría el principio de separación de poderes mediante
actos sustraídos de control, lo cual también es inconcebible en un
Estado de Derecho e incompatible con el carácter supremo, normativo
y vinculante de la Constitución. Además, armoniza plenamente con la
jurisprudencia trazada por esta Corporación en relación con el alcance
y límites de los Acuerdos Simplificados. (…)
La Sala aclara que con ello no se altera el modelo de control
constitucional de tratados, es decir, previo, automático, integral y
definitivo. Esta es y seguirá siendo la vía ordinaria para que la Corte
examine la validez de los tratados, como hasta ahora ha venido
ocurriendo. Simplemente se acepta que, de manera excepcional, pueda
acudirse a la acción pública de inconstitucionalidad para controvertir
acuerdos internacionales que no han sido sometidos a la aprobación
del Congreso o que en general se han celebrado de manera irregular,
pues de lo contrario se correría el grave riesgo de que en lo sucesivo el
Ejecutivo adquiera nuevos e importantes compromisos internacionales
eludiendo el trámite de tratados y con ello el control tanto del poder
legislativo como del órgano judicial.
119. Asumida la competencia, la Corte revisó la aptitud sustantiva de los
cargos propuestos y encontró que los accionantes habían logrado concretar
una acusación en forma en relación con la presunta violación de los artículos
150-16, 189-2, 224 y 241-10 de la Constitución. Posteriormente, se detuvo a
revisar la validez del acuerdo demandado y encontró que las disposiciones
constitucionales invocadas habían sido quebrantadas, pues en dicho
instrumento el Estado colombiano asumió obligaciones internacionales sin
respetar el trámite complejo previsto en la Constitución para el efecto.
120. En relación con este aspecto cabe precisar, no obstante, que la Corte
aclaró que esta competencia atípica no opera para examinar la validez material
del acuerdo simplificado o análogo, sino únicamente para determinar si se ha
omitido el trámite de aprobación legislativa y de revisión constitucional
automática. En ese sentido, señaló que cuando se está ante un acuerdo
simplificado que a pesar de su denominación establece nuevas obligaciones
internacionales, lo procedente es declarar su carencia de efectos jurídicos en el
orden interno y remitirlo al Presidente de la República para que en el evento
que decida insistir en su perfeccionamiento lo someta a aprobación del
Congreso y revisión previa de constitucionalidad (art. 241-10 C. Pol.).
121. De este modo, en el caso concreto el Auto 288 de 2010 declaró que el
acuerdo revisado no podía surtir efectos en el ordenamiento colombiano hasta
que cumpliera el trámite constitucional contemplado para los tratados en
forma solemne y ordenó a la Presidencia de la República someter el acuerdo al
trámite de aprobación correspondiente.
- El examen de la competencia de la Corte Constitucional en el
presente asunto
122. De acuerdo con el numeral 5 del artículo 2° del Decreto 2067 de 1991 las
demandas de inconstitucionalidad deben precisar el objeto demandado y
contener “[l]a razón por la cual la Corte es competente para conocer de la
demanda”. De esta disposición se desprende que no basta que se alegue la
competencia de la Corte, puesto que además es indispensable que en casos de
incertidumbre se acompañe de argumentos que la expliquen y justifiquen.
123. En ese sentido, a partir de los motivos expuestos por el accionante, por
los intervinientes y por el Procurador General de la Nación, le corresponde a
la Corte Constitucional comprobar si la naturaleza jurídica del objeto
acusado hace parte del catálogo de preceptos normativos sobre los cuales esta
Corporación tiene competencia para asumir el control abstracto de
constitucionalidad.
124. En particular, debe establecer si el Plan de Acción de Colombia y
Estados Unidos para derechos laborales comportó para Colombia el
surgimiento de obligaciones internacionales no previstas en tratados
previamente aprobados por el Congreso de la República y revisados por la
Corte Constitucional y, en ese sentido, si materialmente puede ser asimilado a
un tratado solemne sobre el cual el numeral 10 del artículo 241 de la
Constitución le asigna competencia a esta Corte para revisar su conformidad
con la Carta. Pasa la Sala Plena a examinar la cuestión.
125. El 22 de noviembre de 2006 Colombia y Estados Unidos suscribieron el
Acuerdo de Promoción Comercial o TLC. A través de la Ley 1143 de 2007 el
Congreso de la República aprobó el acuerdo y, posteriormente, la Corte
Constitucional declaró su exequibilidad mediante sentencia C-750 de 2008. El
28 de junio de 2007 los dos países firmaron un Protocolo Modificatorio al
tratado inicial con el objeto de suscribir compromisos adicionales en materia
laboral, ambiental y de derechos humanos. El Congreso de la República
aprobó el protocolo por medio de la Ley 1166 de 2007 y, más adelante, la
Corte Constitucional declaró su exequibilidad en la sentencia C-751 de 2008.
126. No obstante, solo hasta el 12 de octubre de 2011 el Congreso de Estados
Unidos aprobó el TLC, mientras que el 21 de octubre de ese año el presidente
de ese país sancionó la ley aprobatoria. El canje de notas entre las dos
naciones se realizó en el marco de la VI Cumbre de las Américas celebrada en
Cartagena de Indias entre el 9 y 15 de abril 2012. En esa misma fecha se
acordó que el tratado y su protocolo modificatorio entrarían en vigor el 15 de
mayo de 2012.
127. Fue en ese contexto que el 6 de abril de 2011 los Gobiernos de los dos
países establecieron el Plan de Acción de Colombia y Estados Unidos para
derechos laborales. El actor considera que el PAL comportó un verdadero
tratado de derecho internacional por varias razones. Primero, porque
fue “suscrito” por los presidentes de las dos naciones. En segundo lugar,
porque no se enmarca o desarrolla directamente el TLC con Estados Unidos,
sino que establece nuevas obligaciones internacionales. Para sustentar esta
postura asegura que, por vía del PAL, Colombia se comprometió a crear el
Ministerio de Trabajo, a regular las Cooperativas de Trabajo Asociado y las
Empresas Temporales y a reformar el Código Penal con el propósito de
incorporar a la legislación criminal el delito de suscripción de Pactos
Colectivos. En tercer lugar, adujo que las materias a las que se refiere el Plan
de Acción no comprometen la órbita exclusiva del Presidente de la República,
en tanto su materialización involucra también la responsabilidad del órgano
legislativo. También señaló, en cuarto lugar, que el PAL emplea expresiones
imperativas que implican exigencias para Colombia, como las
partes “acuerdan” y otros términos categóricos
como “dispondrá”, “garantizará”,“establecerá”, “buscará”. Finalmente, en
quinto lugar, sostuvo que el comportamiento posterior de “las partes” indica
que estas le dieron al Plan de Acción el tratamiento propio de un tratado, ya
que establecieron plazos precisos de acatamiento y mecanismos de
seguimiento y monitoreo que le han dado derecho a Estados Unidos
de “verificar el cumplimiento” de su contenido.
128. El Gobierno Nacional, el Procurador General de la Nación y algunas
organizaciones sindicales que intervinieron en el trámite se oponen a la tesis
del demandante. En conjunto, sus argumentos se pueden resumir de la
siguiente manera: i) el PAL no tiene la naturaleza de un tratado solemne, pues
tan solo constituyó una “hoja de ruta” con tres propósitos esenciales: facilitar
la aprobación del TLC en el Congreso de los Estados Unidos, pues ese órgano
legislativo tenía preocupaciones por las condiciones laborales de Colombia;
armonizar el ordenamiento jurídico interno colombiano con los compromisos
asumidos en el marco de la Organización Internacional del Trabajo en el 2006
y en 2011 y afrontar los compromisos que incluiría el TLC en materia de
derechos laborales; ii) el PAL no tiene la naturaleza propia de los tratados
solemnes ni de los acuerdos simplificados, ya que el Estado no manifestó su
consentimiento de obligarse internacionalmente, en tanto el texto no fue
objeto de suscripción, ratificación u otra forma de expresión de la
voluntad; iii) las actividades previstas en el PAL no aluden al Estado
colombiano sino al Gobierno Nacional y corresponden a atribuciones propias
de este y iv) el PAL no hace parte del derecho interno y tan solo puede ser
entendido como un conjunto de enunciados de carácter político que no
estipula obligación internacional alguna para Colombia.
129. Bajo tal panorámica, en relación con el primer aspecto que, en criterio del
actor, activaría la competencia de la Corte para estudiar el fondo de la
demanda, esto es, la firma del PAL, la Sala advierte que no se acreditó su
suscripción por parte de un agente del Estado colombiano con capacidad para
representarlo o con plenos poderes para obligarlo en los términos de los
artículos 7 y 11 de la CVDT.
130. De una parte, el accionante no aportó reproducción del PAL en la que
figure la firma o suscripción de persona alguna. Así mismo, la copia de ese
documento remitida a esta Corporación por la Secretaría Jurídica de la
Presidencia de la República tampoco aparece firmada o suscrita por algún
representante de los dos Estados. En respuesta a la práctica de pruebas
ordenada por esta Corporación, esa Secretaría Jurídica certificó que por
la “naturaleza no vinculante y programática” del Plan de Acción “el texto no
requirió la suscripción de los representantes de los Estados”.[75] Esta última
circunstancia fue corroborada por el Ministerio de Relaciones Exteriores; el
Ministerio de Comercio, Industria y Turismo; el Ministerio de Justicia y del
Derecho y el Procurador General de la Nación, quienes en sus intervenciones
resaltaron la ausencia del mencionado requisito de refrendación de la
voluntad del Estado (supra 33, 38, 44 y 71).
131. Como lo advirtió la Corte en los fundamentos de esta sentencia, la
manifestación del consentimiento es un aspecto central para el surgimiento de
las obligaciones internacionales[76]. Debido al carácter consensual de estos
acuerdos los sujetos de derecho internacional pueden concertar cualquier
medio de expresión de la voluntad obligacional del Estado o acudir a las
fórmulas previstas taxativamente en el artículo 11 de la CVDT (supra 104).
De igual modo, la manifestación del consentimiento, para que sea vinculante,
solamente puede ser exteriorizada por el Jefe de Estado, el Jefe de Gobierno,
el Ministro de Relaciones Exteriores o un delgado con plenos poderes para el
efecto (supra 102 - 103). En el presente caso, sin embargo, ninguna de esas
circunstancias fue acreditada por el demandante.[77]
132. En el Auto 288 de 2010, contrario a lo ocurrido en esta ocasión, la Corte
comprobó que el texto acusado comportaba un verdadero acuerdo de
procedimiento simplificado que incorporaba nuevos derechos y obligaciones
internacionales para las partes. Lo anterior, por cuanto se probó que i) las dos
naciones manifestaron su voluntad en obligarse por el tratado conforme a lo
dispuesto en los artículos 7 y 11 de la CVDT, pues el documento
fue suscrito por Colombia a través del Ministro de Relaciones Exteriores de la
época y por Estados Unidos de América por intermedio del Embajador de ese
país en Colombia; ii) los compromisos plasmados en el convenio adoptaron
una connotación jurídica en virtud de la expresión del consentimiento de los
Estados a través de la firma de sus agentes; y iii) el contenido vinculante del
acuerdo desbordaba las funciones del presidente de la República en su
condición de director de las relaciones internacionales, así como el alcance de
las obligaciones recogidas en tratados vigentes previamente aprobados por el
legislador y revisados por la Corte Constitucional (supra 114 a 121).[78]
133. De modo semejante, pronunciamientos de la Corte Internacional de
Justicia coinciden con la postura de la Corte Constitucional en relación con la
necesidad de comprobar, al momento de determinar la existencia de un
acuerdo internacional, si el consentimiento del Estado en obligarse por el
mismo fue exteriorizado válidamente para generar derechos y obligaciones
entre los países signatarios.
134. En ese sentido, en el fallo de la delimitación marítima y cuestiones
territoriales entre Qatar y Bahréin del 1 de julio de 1994, la CIJ comprobó que
un acta suscrita por los Ministros de Relaciones Exteriores de ambos países en
la que relacionaban una serie de compromisos bilaterales, constituía un
acuerdo internacional que generaba derechos y obligaciones para las partes,
sin importar que estas no le hubieren otorgado la denominación de acuerdo o
tratado internacional. Sin embargo, la cuestión definitiva para otorgar carácter
vinculante al acuerdo fue el análisis de la manifestación del consentimiento
que había sido prestado por los Estados mediante la firma del acta por parte de
sus agentes (art. 7 y 11 CVDT). En esa dirección, cuando el Ministro de
Relaciones Exteriores de Bahréin buscó retractarse ante el Tribunal
sosteniendo que su intención no había sido la de obligar internacionalmente a
su país, la CIJ resaltó que este había expresado la voluntad del Estado a través
de la firma del documento:
La Corte no considera necesario establecer cuáles podrían haber
sido las intenciones del Ministro de Relaciones Exteriores de
Bahréin o, en este caso, las del Ministro de Relaciones Exteriores
de Qatar. Los dos ministros firmaron un texto que registra
compromisos aceptados por sus gobiernos, algunos de los cuales se
les iba a dar aplicación inmediata. Habiendo firmado tal texto, el
Ministro de Relaciones Exteriores de Bahréin no está en
condiciones de sostener, posteriormente, que sólo pretendía
suscribir una “declaración registrando una política de
entendimiento”, y no un acuerdo internacional. (Énfasis añadido,
traducción libre de la Corte Constitucional).[79]
135. En el presente asunto, si bien no es determinante para la decisión la
ausencia de calificación del PAL como un acuerdo o tratado internacional, sí
lo es i) la comprobación de si el consentimiento de los Estados efectivamente
fue emitido y si ii) este fue manifestado por los representantes de los países
habilitados para ello conforme a los artículos 7 y 11 de la CVDT. En esta
oportunidad, no obstante, esa expresión de la voluntad internacional, como se
ha repetido insistentemente, no fue acreditada por el demandante y, por lo
tanto, de momento no es posible atribuir al texto acusado el carácter de un
acuerdo generador de obligaciones internacionales para Colombia.[80]
136. En suma, el actor no logró probar que los supuestos compromisos
internacionales asumidos por Colombia ostenten una naturaleza jurídica y
vinculante para el país, pues según se indicó, no demostró que los países
involucrados en el Plan de Acción hubiesen manifestado su consentimiento en
obligarse por un tratado en los términos de los artículos 7 y 11 de la CVDT.
137. Entre tanto, al margen de la discusión anterior, el actor no demostró que
los supuestos compromisos internacionales a los que alude específicamente en
su demanda ostenten necesariamente un carácter imperativo. De esta manera,
frente a la gestación del Ministerio de Trabajo el documento simplemente
sostiene que el Gobierno de Estados Unidos “valora” su creación.
138. En relación con la regulación de las Cooperativas de Trabajo Asociado el
PAL informa que el Gobierno de Colombia “ha
introducido” una “modificación al proyecto del Plan de Nacional de
Desarrollo” para adelantar la entrada en vigor del artículo 63 de la ley de
formalización y primer empleo y que a más tardar el 15 de junio de
2011 “expedirá el decreto reglamentario de la ley de formalización de primer
empleo” para dar alcance a la legislación sobre Cooperativas de Trabajo
Asociado. Frente a las Empresas de Servicios Temporales el texto anuncia que
el “Gobierno de Colombia” pondrá en práctica un régimen de cumplimiento
para impedir que estas sean usadas para vulnerar los derechos laborales.
Finalmente, sobre la reforma al Código Penal el documento se limita a
precisar que el “Gobierno colombiano presentó al Congreso una reforma al
Código Penal que establece sanciones penales para los empleadores que
atenten contra el derecho de asociación sindical, reunión y el derecho de
negociación colectiva” y a indicar que el Gobierno “buscará” la aprobación
del Congreso de la República antes del 15 de junio de 2011. No es claro, en
conclusión, que estas acciones estén redactadas de manera imperativa u
obligatoria pues, debido a su falta de efectos vinculantes tienen en principio
una orientación informativa en relación con las medidas que adoptaría el
Gobierno Nacional.[81]
139. Igualmente, tampoco está acreditado que el desarrollo de las actividades
del PAL referidas específicamente en la demanda comprometan la
responsabilidad del Congreso como lo afirma el accionante, pues, de una
parte, no establecen una obligación expresa de legislar dirigida a dicho órgano
del poder público y, de otra parte, todas ellas se encuadran dentro de las
competencias del Presidente de la República. En ese sentido, el Gobierno
Nacional cuenta con iniciativa legislativa para promover reformas a la
legislación penal y, en especial, para crear o suprimir Ministerios y para
presentar el Plan Nacional de Desarrollo y de Inversiones Públicas (art. 154 C.
Pol.). También le corresponde ejercer la potestad reglamentaria mediante la
expedición de decretos, resoluciones y emitir las órdenes necesarias para la
cumplida ejecución de la ley (art. 189-11 C. Pol).
140. Finalmente, en relación con el argumento del accionante relativo a que el
comportamiento posterior de “las partes” es indicativo de que estas le dieron
al PAL el tratamiento de un tratado pues establecieron plazos de acatamiento y
mecanismos de seguimiento, la Sala advierte que el mismo tampoco se
encuentra acreditado. De este modo, i) el texto del PAL no emplea
expresiones como “los Jefes de Estado” o “las partes” como sugiere el
demandante, sino que se refiere a los Gobiernos de Colombia y Estados
Unidos; ii) la presentación de informes de seguimiento por parte de Colombia
no implica necesariamente que estos tengan su origen en el respeto de una
obligación internacional, ya que el Presidente de la República cuenta con
facultades constitucionales para realizar actividades como las señaladas en el
PAL, sin que la sola comunicación de estas a otro país pueda catalogarse
como demostrativa de la existencia de un acuerdo internacional vinculante
para Colombia y iii) el actor, en todo caso, no demostró que un representante
de Estados Unidos con capacidad para comprometerlo o con plenos poderes
para el efecto haya manifestado la voluntad de ese Estado en obligarse
internacionalmente por el PAL[82].
141. En síntesis, a partir de los argumentos expuestos por el accionante no es
posible inferir que el denominado PAL implique para Colombia la asunción
de obligaciones internacionales no previstas en tratados previamente
aprobados por el Congreso de la República y revisados por la Corte
Constitucional. En efecto, el actor no acreditó que el acto acusado hubiere sido
suscrito por el Jefe de Estado, el Ministro de Relaciones Exteriores o un
delegado con plenos poderes para ello. Tampoco se probó, en consecuencia,
que el PAL contenga compromisos internacionales vinculantes para el Estado
colombiano o que estos excedan las competencias atribuidas al Presidente de
la República como director de las relaciones internacionales. De igual modo,
el accionante no pudo acreditar que la materialización de las actividades
referidas en el PAL sea consecuencia necesaria de su carácter vinculante para
Colombia, pues el Gobierno Nacional tiene la facultad-obligación de
propender por el respeto de los derechos de los trabajadores y, en especial,
para promover las medidas legislativas indispensables para ello o para
reglamentar las leyes que los desarrollen.
142. La Presidencia de la República, el Ministerio de Relaciones Exteriores y
el Ministerio de Industria y Comercio aseguraron que el PAL constituyó
una “hoja de ruta” sin efectos vinculantes para Colombia, mientras que el
Ministerio de Trabajo y el Procurador General de la Nación señalaron que tan
solo puede ser entendido como un conjunto de enunciados de carácter político
que no estipula obligación alguna para el país.
143. Al margen de esas consideraciones, a esta Corporación no le corresponde
establecer el carácter definitivo del mencionado documento, sino determinar si
este, a pesar de su denominación formal[83], configuró materialmente un
tratado internacional que induzca la competencia prevista en el artículo 241-10
superior para revisar su constitucionalidad. Esta última circunstancia, como se
explicó ampliamente, no fue acreditada por el accionante.
144. Por los motivos expuestos, en el presente caso la Corte se abstendrá de
asumir conocimiento para revisar la constitucionalidad del PAL, por
cuanto la demanda no satisfizo las razones que activan su competencia atípica
frente a acuerdos internacionales que contraen obligaciones internacionales sin
cumplir los requisitos de aprobación legislativa y revisión constitucional
previa. Esta determinación no impide que este asunto sea sometido a
consideración de la Corte nuevamente, con base en argumentos y evidencias
suficientes que promuevan su competencia en esta materia.
De la demanda formulada contra el artículo 200 del Código Penal
Competencia
145. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 241-4 de la Constitución
Política, la Corte Constitucional es competente para conocer y decidir
definitivamente sobre la demanda de inconstitucionalidad de la referencia,
toda vez que la norma acusada hace parte de una ley de la República, en este
caso, la Ley 599 de 2000 modificada por el artículo 5 de la Ley 1309 de 2009
y el artículo 26 de la Ley 1453 de 2011.
Asuntos preliminares
146. Previamente a la identificación de los problemas jurídicos y la
metodología de la presente decisión, la Sala deberá determinar si la
disposición acusada hizo tránsito a cosa juzgada constitucional, por cuanto
algunos intervinientes[84] advirtieron que la constitucionalidad del inciso
censurado fue examinada por esta Corporación en la sentencia C-571 de
2012.
147. Delimitada la materia sobre la cual la Corte sería competente para emitir
un pronunciamiento de fondo, la Sala verificará si la demanda ofrece un cargo
de constitucionalidad que cumpla con las condiciones fijadas por la ley y la
jurisprudencia de esta Corte para el efecto, ya que distintos
intervinientes[85] señalaron que la demanda no satisface estos presupuestos
mínimos para el examen de fondo.
Primera cuestión previa. Análisis de la cosa juzgada constitucional
148. En el presente asunto el Ministerio de Trabajo, el Ministerio de Justicia y
del Derecho, la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, la
Asociación Colombiana de Auxiliares de Vuelo, la Central Unitaria de
Trabajadores de Colombia y la Corporación Colectivo de Abogados José
Alvear Restrepo señalan que en relación con el cargo por violación del
principio de unidad de materia formulado contra el inciso 2° del artículo 200
del Código Penal existe cosa juzgada constitucional, por cuanto esta
Corporación habría analizado su conformidad con la Carta en la sentencia C-
571 de 2012 frente a un reproche similar.
149. A su turno, el accionante asegura que en la mencionada sentencia la
Corte estudió el cargo por violación del principio de unidad de materia
únicamente en relación con el primer inciso del artículo 200 del Código Penal.
El Procurador General de la Nación comparte esa postura, pues en su criterio
tan solo se presenta cosa juzgada constitucional aparente, en tanto el escrutinio
realizado por la Corte en esa oportunidad no involucró el examen del tipo
penal plasmado en el inciso atacado.
150. Para resolver la cuestión la Sala reiterará brevemente los criterios
jurisprudenciales desarrollados por esta Corporación al momento de constatar
la configuración de la cosa juzgada constitucional en los juicios de control
abstracto. Analizará, seguidamente, si efectivamente ha operado el fenómeno
de la cosa juzgada constitucional o si, por el contrario, es procedente un nuevo
examen de la disposición atacada.
- La cosa juzgada constitucional. Reiteración de jurisprudencia.
151. El artículo 243 de la Carta Política establece que los fallos que dicte la
Corte Constitucional en ejercicio del control jurisdiccional hacen tránsito a
cosa juzgada constitucional. Esto quiere decir que ninguna autoridad podrá
reproducir el contenido material del acto jurídico declarado inexequible por
razones de fondo, mientras subsistan en la Carta las disposiciones que
sirvieron de sustento para hacer la confrontación entre la norma ordinaria y la
Constitución.
152. La cosa juzgada constitucional es una “institución jurídico procesal que
le otorga a las decisiones tomadas en las sentencias de constitucionalidad el
carácter de inmutables, vinculantes y definitivas” [86]. La jurisprudencia de esta
Corporación ha indicado que esta figura tiene fundamento i) en la protección
de la seguridad jurídica, que impone estabilidad y certidumbre en las reglas
que rigen la actuación de autoridades y ciudadanos; ii) en la salvaguarda de la
buena fe, que exige asegurar la consistencia de las decisiones de la
Corte; iii) en la garantía de la autonomía judicial, al impedir que un asunto que
ya ha sido juzgado por el juez competente sea examinado nuevamente;
y iv) en la condición de la Constitución como “norma de normas”, en tanto las
decisiones de la Corte que ponen fin al debate constitucional tienen el
propósito de asegurar la integridad y supremacía de la Carta[87].
153. Este Tribunal ha precisado que la cosa juzgada constitucional se configura
respecto de determinada disposición jurídica que ha sido examinada por la
Corte en una sentencia anterior. Para que la misma se concrete deben concurrir
tres circunstancias: i) la norma demandada debe guardar identidad con el
contenido normativo consignado en la disposición jurídica que fue objeto de
examen en la decisión previa; ii) los cargos de inconstitucionalidad que
formula la nueva demanda deben ser materialmente semejantes a los
propuestos y estudiados con antelación por la Corte; y iii) el parámetro
normativo de validez constitucional debe ser el mismo.[88]
154. Las consecuencias de la cosa juzgada en el control abstracto de
constitucionalidad dependen del sentido de la decisión que la Corte haya
adoptado en la sentencia previa. Así, la declaratoria de inexequibilidad de una
norma implica que carece de objeto emitir respecto de ella un nuevo
pronunciamiento. En ese escenario, las demandas que la cuestionen con
posterioridad deben rechazarse o, si han sido admitidas, la Corte deberá estarse
a lo resuelto. Cuando, en cambio, la norma censurada fue declarada exequible,
corresponde a la Corte determinar el alcance de la decisión antecedente, con la
finalidad de “(…) definir si hay lugar a un pronunciamiento de fondo o si por
el contrario la problemática ya ha sido resuelta, caso en el cual, la demanda
deberá rechazarse de plano o, en su defecto la Corte emitirá un fallo en el cual
decida estarse a lo resuelto en el fallo anterior”. [89]
155. A partir de la praxis judicial, este Tribunal ha identificado diferentes
modalidades de cosa juzgada constitucional. La absoluta se presenta cuando
la decisión previa de la Corte agotó cualquier debate sobre la
constitucionalidad de la norma acusada, pues “se entiende que la norma es
exequible o inexequible en su totalidad y frente a todo el texto
constitucional”[90]. En este caso, si la providencia no ha realizado una
delimitación expresa de sus efectos en la parte resolutiva, se presume que ha
operado la cosa juzgada constitucional absoluta y, por tanto, no será posible
emprender un nuevo examen de la norma[91].
156. Por el contrario, existe cosa juzgada relativa en los eventos en que la
decisión anterior realizó el estudio de constitucionalidad únicamente respecto
de algunos cargos. Es posible, por ese motivo, controvertir la misma
disposición con fundamento en reproches diferentes, para que la Corte la
examine desde la perspectiva de las nuevas acusaciones[92]. Esta categoría de
cosa juzgada puede ser explícita cuando los efectos de la sentencia previa se
limitaron específicamente en la parte resolutiva, e implícita si tal
circunstancia no tuvo ocurrencia de manera clara e inequívoca en el resuelve
de la providencia, pero sí en la parte motiva de la misma.
157. La cosa juzgada formal, por su parte, se configura cuando existe una
decisión previa del juez constitucional sobre la misma disposición que es
llevada nuevamente a su estudio. En contraste, la cosa juzgada material se
presenta cuando la disposición atacada no es necesariamente igual a la
analizada en decisiones previas, pero refleja contenidos normativos
idénticos[93].
158. Por último, existe cosa juzgada aparente cuando la parte resolutiva de la
sentencia declara la constitucionalidad de una norma o de un conjunto de ellas
que, no obstante, no han sido realmente objeto de escrutinio en su parte
motiva. En este caso existe tan solo una “apariencia” de cosa juzgada, por lo
que la norma puede ser materialmente estudiada en la nueva demanda.
- Análisis concreto sobre la configuración de la cosa juzgada
constitucional en el presente asunto
159. La Sala constata que en el presente asunto se configura el elemento
de identidad en el contenido normativo atacado, pues el inciso 2º del artículo
200 del Código Penal en su versión actual fue objeto de examen de
constitucionalidad en la sentencia C-571 de 2012.
Sentencia C-571 de 2012 Demanda actual
Norma acusada Norma acusada
Artículo 200 (íntegro) del Código Artículo 200 (parcial) del Código
Penal modificado por el artículo 5 Penal modificado por el artículo 5 de
de la Ley 1309 de 2009 y por el la Ley 1309 de 2009 y por el artículo
artículo 26 de la Ley 1453 de 2011. 26 de la Ley 1453 de 2011. || En esta
ocasión se demandó únicamente el
inciso 2º del artículo 200 del Código
Penal.
160. Así las cosas, pasa la Sala a indagar si también existe identidad entre los
cargos formulados en la demanda que dio lugar a la sentencia C-571 de 2012
y los reproches propuestos en esta ocasión.
Sentencia C-571 de 2012 Demanda actual
Cargos Cargos
- Violación del principio de - Violación del principio de unidad
consecutividad de materia
- Violación del principio de - Violación de la libertad de
unidad de materia asociación y de los derechos a la
asociación sindical y negociación
colectiva
- Violación del principio de
progresividad y no retroceso
- Violación del principio de
necesidad y última ratio del
derecho penal
- Violación del principio de
legalidad
161. Según se advierte, el cargo por violación del principio de unidad de
materia hizo parte de la demanda que dio origen a la sentencia C-571 de 2012
en el expediente D-8809. El accionante y la Vista Fiscal aseguran que esta
circunstancia no impide un nuevo pronunciamiento de esta Corporación con
base en la misma censura, pues la cosa juzgada tan solo sería aparente en tanto
el fallo de constitucionalidad no se habría referido al inciso 2º del artículo 200
del Código Penal. Pasa la Sala a absolver este interrogante.
162. El reproche por violación del principio de unidad de materia formulado
en el proceso D-8809 frente al artículo 200 del Cogido Penal (en adelante
cargo primero), se puede confrontar con la censura propuesta en esta ocasión
contra el inciso 2° de la misma disposición (en adelante cargo segundo), de la
siguiente manera:
Sentencia C-571 de 2012 Demanda actual
Cargo por violación del principio Cargo por violación del principio
de unidad de materia de unidad de materia
“… según puede observarse en las “En suma, el núcleo temático o la
Gacetas Legislativas que dan materia dominante de la Ley 1453
cuenta del trámite surtido por el de 2011 es la lucha contra el
proyecto que vino a convertirse en terrorismo y la criminalidad
Ley 1453 de 2011, la norma objeto organizada. La introducción de un
de ésta demanda, sólo hizo parte nuevo tipo penal, relacionado con
del texto aprobado en plenaria de la celebración de pactos colectivos
la Cámara de Representantes. Pero entre el empleador y los
no existió, ni en el articulado, ni en trabajadores no sindicalizados, no
la exposición de motivos, ni durante tiene absolutamente nada que ver
el curso de los otros debates con el terrorismo y la criminalidad
surtidos referencia alguna a organizada. El primer tipo penal del
la violación de los derechos de artículo 200 puede estar relacionado
reunión y asociación”. con la violencia contra sindicalistas,
(…)“Resulta muy claro que la lo cual efectivamente se relaciona
modificación al artículo 200 del con el terrorismo y la criminalidad
Código Penal, integrada en la organizada. Sin embargo, el
Gaceta 194 de 2011 Cámara en su segundo tipo penal, no tiene ninguna
artículo 29, no es afín con el objeto relación con estos temas. Los pactos
de la ley, ya que como se observa el colectivos no los celebran grupos
capítulo hace referencia a terroristas ni bandas criminales; los
establecer las medidas penales celebran los empleadores y los
para garantizar la seguridad empleados en el marco de procesos
ciudadana, por lo cual no hay legítimos de negociación colectiva, y
conexidad ni identidad con los su regulación hace parte de la
otros postulados de la ley, lo que política laboral de cada Estado.
genera una violación [d]el artículo || La criminalización de la
158 de la Constitución Política de celebración de pactos colectivos no
1991, al principio de identidad y al tiene entonces ninguna conexidad,
de unidad de materia”.[94] (Énfasis causal, teleológica, temática o
añadido) sistemática, con la lucha contra el
terrorismo y la criminalidad
organizada”. (Énfasis añadido)
163. En criterio de la Sala, los dos cargos son en principio semejantes. En
efecto, ambos coinciden en señalar que el artículo 26 de la Ley 1453 de 2011
que reformó el artículo 200 del Código Penal no guarda unidad de materia con
la temática general abordada en el resto de la enmienda legislativa. De este
modo, el cargo primero cuestionó que dicho artículo, relativo al delito de
violación de los derechos de reunión y asociación, haya sido incluido en un
proyecto de ley que tenía por objeto la protección de la ciudadanía y la lucha
contra el terrorismo. El cargo segundo, a su turno, reprocha - en esencia - que
una de las conductas constitutiva de violación de los derechos de reunión y
asociación, en particular “la criminalización de la celebración de pactos
colectivos”, esté contenida en un proyecto de ley cuyo núcleo temático fue el
combate contra el terrorismo y la criminalidad organizada.
164. Si bien en su exposición el actor efectúa una distinción entre la conducta
consagrada en el inciso 2° del artículo 200 del Código Penal y los
comportamientos reprochados penalmente en el inciso 1° de la misma
disposición, lo cierto es que todas ellas son expresión de la tutela jurídico
penal de los derechos de reunión y asociación. Por ese motivo, el artículo 200
del Código Penal se titula en su conjunto “violación de los derechos de
reunión y asociación”.
165. De este modo, en su versión original el artículo 200 del Código Penal
solamente contemplaba la penalización de una conducta semejante a la
consagrada en el inciso primero de la actual regulación y establecía como
única pena el pago de una multa[95]. Posteriormente, la Ley 1309 de 2009
precisó que la multa sería de 100 a 300 salarios mínimos legales mensuales
vigentes o arresto[96]. Mientras tanto, el artículo 26 de la Ley 1453 de 2011
mantuvo en los mismos términos esa conducta y la pena de multa, pero
introdujo una pena de prisión de 1 a 2 años por su comisión, así como cuatro
circunstancias de agravación punitiva. La disposición también incluyó, en el
inciso segundo, un comportamiento adicional constitutivo de “violación de
los derechos de reunión y asociación”, por la celebración de pactos colectivos
en los que se otorguen en su conjunto mejores condiciones respecto de
aquellas acordadas en convenciones colectivas con trabajadores sindicalizados
de una misma empresa[97].
166. Fue esta última regulación, es decir, la incorporada por el artículo 26 de
la Ley 1453 de 2011, la demandada en su integridad por violación del
principio de unidad de materia en el trámite que llevó a la expedición de la
sentencia C-571 de 2012. En dicha providencia, al resolver el cargo la Corte
señaló lo siguiente:
En las consideraciones previas, la Corte Constitucional sostuvo
que la norma acusada no violaba los principios de consecutividad
y de identidad flexible o relativa, a pesar de haber sido introducida
en el proyecto en el tercer debate, porque guarda una relación
temática directa y específica con una de las materias principales
del proyecto de ley, que hizo parte del texto del proyecto desde su
inicio y que se debatió a lo largo del procedimiento adelantado.
Por tanto, teniendo en cuenta que el principio de unidad de materia
exige que la norma acusada no sea ajena al proyecto (art.158, CP),
por una parte, y que en el presente caso la Sala Plena ya constató
que la norma en cuestión no sólo no es ajena al objeto de la ley,
sino que, guarda una conexión temática directa y específica, por
otra parte, es forzoso concluir que el principio de unidad de
materia tampoco fue violado. El aumento de penas al delito de
violación de los derechos de reunión y asociación no es una
norma ajena a un proyecto de ley mediante el cual el Gobierno y la
Fiscalía promueven una política criminal que contempla, entre
otras cosas, el aumento de penas a varios delitos. Por tanto, que
no sólo se trata de una disposición que guarda relación con la
materia del proyecto, sino que lo desarrolla de forma concreta y
específica. (Énfasis añadido).
167. Por tal razón, que dicha sentencia solo haga referencia a la violación de
los derechos de reunión y asociación y no mencione expresamente el
comportamiento referido a la celebración de “pactos colectivos” -en las
condiciones previstas en la norma atacada- no conduce a concluir, como lo
hace el accionante, que la Corte omitió el análisis del cargo por infracción del
principio de unidad de materia frente al inciso 2° de la disposición acusada.
[98]
Pues bien, la Corte estudió el artículo 200 del Código Penal relativo a la
violación de los derechos de reunión y asociación y concluyó que no infringía
el principio de unidad de materia, ya que la disposición atacada en su conjunto
no resultaba ajena al objeto del proyecto de ley en tanto mantenía una
conexión temática directa y específica con el resto de la enmienda
legislativa[99]. Por esa vía resaltó, por ejemplo, que el aumento de penas
contenida en la reforma frente a la transgresión de estos derechos laborales
establecía un nexo temático, inmediato y concreto entre la disposición acusada
y el resto de la enmienda.
168. En suma, más allá de que el demandante comparta o no la metodología
de análisis empleada en la sentencia C-571 de 2012 y los argumentos
expuestos por la Corte al examinar el cargo por infracción del principio unidad
de materia, lo cierto es que, como lo sostuvieron la mayoría de intervinientes,
esta Corporación ya resolvió dicho reproche en relación con el artículo 200
(íntegro) del Código Penal.
169. De otra parte, la Sala Plena advierte que el parámetro de validez
normativo que empleó la sentencia C-571 de 2012 para resolver el cargo no
sufrió modificación alguna, pues el artículo 158 de la Constitución no ha sido
objeto de reforma constitucional.
170. En ese orden de ideas, toda vez que se comprobó la identidad formal en
el objeto acusado, la identidad material en el cargo propuesto y la ausencia de
variación del parámetro de validez constitucional, la Sala se estará a lo
resuelto en la sentencia C-571 de 2012 frente al reproche propuesto por
violación del principio de unidad de materia.
Segunda cuestión previa. Análisis de la aptitud de la demanda
171. El Ministerio de Justicia y del Derecho, el Departamento Nacional de
Planeación y la Escuela Nacional Sindical cuestionaron la aptitud sustantiva
de la demanda. En su criterio, los reproches carecen de certeza pues el actor
partió de una interpretación subjetiva de la disposición acusada al momento de
edificar la censura. Por consiguiente, no estarían dados los requisitos
necesarios para realizar el debate constitucional solicitado por el accionante.
172. Para resolver la objeción propuesta la Sala se referirá brevemente a la
jurisprudencia constitucional sobre la carga de argumentación mínima que
debe agotar el demandante frente al concepto de violación. Seguidamente,
determinará si los cargos formulados contra el artículo 200 del Código Penal
satisfacen los presupuestos de la demanda en forma.
- Los presupuestos de la demanda en forma. Reiteración de
jurisprudencia
173. De acuerdo con el artículo 2º del Decreto Ley 2067 de 1991 las
demandas de inconstitucionalidad deben satisfacer algunos presupuestos
formales. En particular, atendiendo al carácter rogado de la acción pública los
accionantes deben señalar las normas acusadas y las que se consideran
infringidas, referirse a la competencia de la Corte para conocer del acto
demandado, de ser necesario explicar el trámite desconocido en la expedición
del acto y, finalmente, presentar las razones de la violación.
174. La última de esas condiciones requiere que el demandante asuma cargas
argumentativas mínimas con el propósito de evitar que la Corporación
establezca por su cuenta las razones de inconstitucionalidad, pues de ser así se
podría convertir en juez y parte del trámite y generaría una intromisión
indebida en las funciones propias del Congreso de la República. Estos
presupuestos también se dirigen a impedir que este Tribunal, ante la ausencia
de razones comprensibles que cuestionen seriamente la presunción de
constitucionalidad de las decisiones adoptadas en el foro democrático, profiera
fallos inhibitorios que frustren el objeto de la acción pública y clausuren el
debate constitucional con base en alegaciones deficientes.
175. Con ese propósito, la jurisprudencia de esta Corte ha precisado que las
razones de inconstitucionalidad deben satisfacer presupuestos de claridad,
certeza, especificidad, pertinencia y suficiencia.
176. La claridad del cargo implica que este se presente a través de
argumentos coherentes y concatenados de modo que sea posible identificar
con nitidez el contenido de la censura y su justificación. Aunque no es
exigible la adopción de una técnica específica para fundamentar el reproche, el
demandante debe en todo caso exponer de forma comprensible las razones que
sustentan su postura.
177. A su vez, la certeza hace referencia al objeto de escrutinio o la premisa
normativa que se confrontará con la Constitución. De ahí la necesidad de
dirigir la acusación contra un contenido legal efectivamente verificable a partir
de la interpretación del texto acusado y su contexto normativo. El reproche
debe recaer, en otras palabras, sobre una proposición jurídica contenida en la
disposición acusada y no en una distinta, inferida por el demandante, implícita
o que hace parte de normas que no fueron materia de demanda.
178. Así mismo, el presupuesto de especificidad resulta acreditado cuando la
demanda contiene al menos un cargo concreto en contra de las normas que se
advierten contrarias a la Carta Política. En ese sentido, la acusación debe
explicar la relación que existe entre la norma atacada y la Constitución y la
forma precisa en que esta transgrede el Texto Superior. Ello en el entendido
que “el juicio de constitucionalidad se fundamenta en la necesidad de
establecer si realmente existe una oposición objetiva y verificable entre el
contenido de la ley y el texto de la Constitución Política, resultando
inadmisible que se deba resolver sobre su inexequibilidad a partir de
argumentos “vagos, indeterminados, indirectos, abstractos y
[100]
globales” que no se relacionan concreta y directamente con las
disposiciones que se acusan. Sin duda, esta omisión de concretar la
acusación impide que se desarrolle la discusión propia del juicio de
constitucionalidad”.[101]
179. Por su parte, la pertinencia del cargo se refiere a la calidad o estirpe de
los argumentos que se emplean para soportar el reproche. La naturaleza de los
mismos debe ser de base constitucional, esto es, no puede tratarse de razones
legales o doctrinarias, tampoco de puntos de vista subjetivos, ni de
conveniencia, ni calificables de la norma como inocua, innecesaria o
reiterativa. La acusación, en suma, debe partir de premisas plausibles,
relacionadas íntimamente con la materia objeto de debate constitucional y
fundadas “en la apreciación del contenido de una norma Superior que se
expone y se enfrenta al precepto demandado.”[102]
180. Finalmente, la suficiencia del cargo ha sido definida por la
jurisprudencia en dos sentidos. El primero, como la necesidad de que la
construcción de la censura guarde relación “con la exposición de todos los
elementos de juicio (argumentativos y probatorios) necesarios para iniciar el
estudio de constitucionalidad respecto del precepto objeto de
reproche”[103]. El segundo, “apela directamente al alcance persuasivo de la
demanda, esto es, a la presentación de argumentos que (…) despiertan una
duda mínima sobre la constitucionalidad de la norma impugnada, de tal
manera que inicia realmente un proceso dirigido a desvirtuar la presunción
de constitucionalidad que ampara a toda norma legal y hace necesario un
pronunciamiento por parte de la Corte Constitucional”. [104]
181. Una primera lectura sobre el cumplimiento de estos requisitos se efectúa
en el trámite de admisión de la demanda. Esto no obsta para que al instante de
dictar sentencia la Corte realice un análisis más profundo y reposado del
concepto de violación, pues es en dicha oportunidad que se materializa el
examen de los cargos con apoyo en las diferentes perspectivas planteadas por
los intervinientes y el Ministerio Público.
182. La Corte ha puntualizado que el estudio de estos requisitos no debe ser
abordado de forma excesivamente rigurosa, ya que es necesario privilegiar
la “efectividad de los derechos de participación ciudadana y de acceso al
recurso judicial efectivo ante la Corte…”[105], para no hacer nugatorio e
inoperante el derecho a interponer acciones públicas de inconstitucionalidad.
Sin embargo, cuando a pesar de ello el cargo se sustenta en razones que no
sucintan una verdadera controversia constitucional, lo procedente es “adoptar
una decisión inhibitoria que no impide que los textos acusados puedan ser
nuevamente objeto de estudio a partir de una demanda que satisfaga
cabalmente las exigencias de ley”[106].
- Análisis concreto de la aptitud de la demanda
183. Con sustento en el marco conceptual expuesto, procede la Sala a dar
respuesta a la solicitud de inhibición por ineptitud sustantiva de la demanda en
relación con los cargos formulados contra el artículo 200 del Código Penal.
184. En el presente asunto el actor sostiene que el inciso segundo del artículo
200 del Código Penal vulnera los derechos a la negociación colectiva, a la
libertad de asociación de los trabajadores no sindicalizados y a emplear pactos
colectivos como forma de negociación colectiva. En su criterio, el inciso
atacado prohíbe la negociación colectiva de los trabajadores no sindicalizados,
castiga el ejercicio de la negociación colectiva a través de formas de
asociación distintas a las sindicales y obliga a los trabajadores a asociarse en
sindicatos (cargo segundo).
185. Del mismo modo, asegura que la disposición atacada infringe el principio
de progresividad, pues antes de la reforma del artículo 200 del Código Penal
los trabajadores no sindicalizados tenían la oportunidad de negociar y celebrar
pactos colectivos siempre que la empresa no contara con un sindicato que
agrupara a más de un tercio de los trabajadores. Argumenta que luego de la
enmienda las condiciones de los pactos colectivos siempre deben ser inferiores
a las establecidas en la convención suscrita entre la empresa y los sindicatos
de esta (cargo tercero).
186. Así mismo, manifiesta que se lesiona el principio de necesidad y el
carácter de ultima ratio del derecho penal, pues “la norma que criminaliza la
celebración de pactos colectivos no es subsidiaria a otras formas de control
menos gravosas, como puede ser el derecho laboral”. Asegura, igualmente,
que entre la disposición cuestionada y el derecho laboral colectivo existe
una “tensión insoluble”, ya que sanciona una conducta que el derecho laboral
permite en los artículos 480 y 481 del Código Sustantivo del Trabajo (cargo
cuarto).
187. Finalmente, indica que la norma demandada es contraria al principio de
legalidad en su faceta de tipicidad estricta. Lo anterior por cuanto el
término “pacto colectivo” empleado en la descripción del tipo penal no tiene
un significado unívoco ni autoevidente, pues el ordenamiento jurídico
colombiano establece al menos dos aproximaciones diferentes a este. De una
parte, el CST admite como pacto colectivo el acuerdo realizado entre
trabajadores y empleadores a través de un determinado procedimiento. Por
otra parte, la jurisprudencia constitucional recoge un concepto amplio de pacto
colectivo al cobijar en dicho concepto todos aquellos beneficios laborales
superiores a los plasmados en una convención colectiva celebrada con un
sindicato minoritario, incluso si estos están contenidos en un instrumento con
una denominación diferente (cargo quinto).
188. Bajo tal óptica, la Sala advierte que los cargos segundo, tercero y cuarto
no satisfacen los presupuestos de certeza, especificidad, pertinencia y
suficiencia, por las siguientes razones.
189. En relación con el requisito de certeza, la confrontación constitucional
que plantea el accionante no se efectúa con sustento en una premisa jurídica
real y existente, sino que es producto de la percepción particular que tiene
de la norma demandada. De este modo, el actor asegura que el inciso acusado
prohíbe la suscripción de pactos colectivos, castiga la práctica de negociación
colectiva cuando esta se realiza por medios distintos a la convención sindical
y, finalmente, obliga a los trabajadores a asociarse en sindicatos. Esa
interpretación, sin embargo, no se desprende de la lectura de la norma atacada.
En efecto, lo que la disposición penaliza es la celebración de “pactos
colectivos en los que, en su conjunto, se otorguen mejores condiciones a los
trabajadores no sindicalizados, respecto de aquellas condiciones convenidas
en convenciones colectivas con los trabajadores sindicalizados de una misma
empresa”.
190. De este modo, la norma acusada no sanciona la sola realización de pactos
colectivos, tampoco impone el ejercicio de la negociación colectiva a través de
convenciones colectivas únicamente, ni obliga a los trabajadores a asociarse a
un sindicato. La disposición, en cambio, deja en libertad a los trabajadores
para vincularse o no a un sindicato si así lo desean, permite la celebración de
pactos colectivos en empresas que tengan o no sindicatos y solamente censura
la realización de estos cuando establecen condiciones laborales que, en forma
conjunta, son más favorables que las previstas en una convención colectiva de
la misma empresa. En definitiva, el reproche no atiende al contexto real en
que se inserta el aparte normativo impugnado.
191. Además, la postura del actor parte de una lectura incompleta del marco
jurídico que regula la suscripción de convenciones y pactos colectivos, y de un
cuestionamiento general del marco constitucional del derecho de asociación
sindical. En relación con el primer aspecto, no tiene en cuenta que la
celebración de pactos colectivos está autorizada expresamente por el artículo
481 del CST y que es dicha disposición la que limita su ejercicio al establecer
que estos no podrán ser suscritos cuando en la misma empresa el sindicato o
los sindicatos existentes agrupen a más de una tercera parte de los
trabajadores. Frente al segundo elemento, no analiza que la lectura
constitucional del régimen de negociación colectiva proscribe la realización de
pactos colectivos que contengan beneficios mayores a los plasmados en
convenciones colectivas[107].
192. Por esa razón, al momento de establecer la premisa normativa del inciso
2º del artículo 200 del Código Penal objeto de censura, la demanda debió
incorporar una comprensión completa de las disposiciones del CST que
regulan la convención de trabajo y los pactos colectivos, así como la
perspectiva jurisprudencial en vigor de los derechos de asociación sindical y
de negociación colectiva. Estos preceptos, como ha quedado claro, inciden de
forma determinante en la interpretación del contenido normativo del artículo
atacado.
193. De igual modo, la falta de certeza de los cargos segundo, tercero y cuarto
incide en la insatisfacción del presupuesto de especificidad, pues ante la
ausencia de una premisa normativa materia de censura no es posible llevar a
cabo una confrontación entre la norma atacada y la Constitución. El actor,
además, no fundamentó una oposición objetiva y verificable entre el inciso 2º
del artículo 200 del Código Penal y las normas constitucionales invocadas, ya
que se limitó a resaltar la inconveniencia de “criminalizar” la suscripción de
pactos colectivos y a destacar las consecuencias nocivas de la supuesta
tipificación de esa conducta.
194. En ese sentido, no explicó de qué manera la penalización de la
suscripción de pactos colectivos que prevean mayores ventajas laborales que
las contempladas en convenciones colectivas de una misma empresa resulta
violatoria del derecho general de asociación, del derecho de asociación
sindical y del derecho de negociación colectiva. También omitió explicar por
qué la tipificación de esa conducta comportaría una lesión del principio de
progresividad y de la correlativa prohibición de retroceso de los derechos
sociales, teniendo en cuenta que la jurisprudencia constante de esta
Corporación ha entendido que el otorgamiento de mayores beneficios
laborales a los trabajadores no sindicalizados de una misma empresa apareja
una violación del principio de igualdad y de los derechos de asociación
sindical y de negociación colectiva. Así mismo, tampoco explicó la forma en
que la mencionada conducta penal violaría el principio de necesidad y el
carácter de ultima ratio del derecho penal, pues dedicó su exposición a
plantear una supuesta contradicción entre el derecho penal y el “Código
Sustantivo del Trabajo”.
195. Aunado a lo expuesto, los cargos bajo examen no cumplen el requisito
de pertinencia. El accionante, según se indicó, no construyó un argumento de
índole constitucional, ya que simplemente hizo alusión a los eventuales
efectos nocivos de una inexistente premisa normativa según la cual el inciso 2º
del artículo 200 del Código Penal penaliza la sola suscripción de pactos
colectivos, sanciona el ejercicio de la negociación colectiva cuando esta se
lleva a cabo a través de medios distintos a la convención sindical y obliga a
los trabajadores a asociarse en sindicatos. La Sala reitera que los reproches
propuestos contra una norma jurídica objeto de control deben tener un linaje
constitucional y no pueden estar sustentados en razones de conveniencia o de
naturaleza subjetiva sobre el alcance de la norma acusada. Por ese motivo, la
ausencia de estos elementos en el presente caso impide estructurar un cargo
con las condiciones necesarias para llevar a cabo el control abstracto de
constitucionalidad.
196. Finalmente, los cargos segundo, tercero y cuarto no satisfacen el
presupuesto de suficiencia. En efecto, a partir del examen de aptitud realizado
es posible advertir que los reproches formulados no contienen los elementos
de juicio necesarios para iniciar el estudio de constitucionalidad, pues las
razones expuestas por el actor no logran despertar si quiera una duda mínima
sobre la conformidad con la Carta del aparte acusado del artículo 200 del
Código Penal. En efecto, más allá de alegaciones de carácter subjetivo, el
actor no demostró, con sustento en evidencia confiable, por qué la
penalización de la conducta de suscripción de pactos colectivos que en su
conjunto reúnan mayores ventajas laborales que las reconocidas en
convenciones colectivas de una misma empresa, viola las disposiciones
constitucionales invocadas.
197. En suma, la Sala se inhibirá de resolver de fondo en relación con los
cargos segundo, tercero y cuarto.
198. De otra parte, la Sala también debe descartar el estudio del cargo por
violación del principio de legalidad (cargo quinto), debido a la falta de
cumplimiento de los presupuestos de certeza, especificidad, pertinencia y
suficiencia. La ausencia de certeza del cargo se advierte por cuanto el
accionante no logró acreditar que la disposición acusada contenga una premisa
normativa que presente problemas de indeterminación insuperable en relación
con la expresión “pacto colectivo”. En ese sentido, al tratarse de un tipo penal
en blanco y de un enunciado de textura abierta es apenas natural que la
disposición atacada contenga cierto grado de indeterminación.
199. De acuerdo con la jurisprudencia constitucional, en la formulación de un
cargo por violación del principio de estricta legalidad es “insuficiente
evidenciar un problema de indeterminación o imprecisión, derivado de la
ambigüedad, vaguedad o textura abierta del precepto” acusado[108]. En estos
eventos “es indispensable exponer argumentos suficientes para mostrar por
qué esa disposición adolece de una “indeterminación insuperable” desde un
punto de vista jurídico, o por qué el sentido de la misma ni siquiera “es
posible determinarlo con fundamento en una interpretación
[109]
razonable”…” . En otras palabras, se debe acreditar que el tipo penal es tan
impreciso e indeterminado “que ni aun con apoyo en argumentos jurídicos
razonables es posible trazar una frontera que divida con suficiente claridad el
comportamiento ilícito del lícito”. [110]
200. En este asunto el actor argumentó la existencia de dos posibles
interpretaciones de la expresión “pacto colectivo”. La primera aludiría a un
entendimiento rígido y literal del mismo, es decir, a acuerdos entre el
empleador y uno o varios trabajadores no sindicalizados que celebran un
acuerdo conforme al procedimiento previsto en el CST. La segunda, a su vez,
se refiere a la interpretación de dicho precepto a la luz de la jurisprudencia
constitucional, la cual ha considerado que los beneficios extralegales ofrecidos
unilateralmente por el empleador producen “efectos iguales a los de un pacto
colectivo”.
201. Pese a que el demandante alega la probable existencia de esas dos
comprensiones de la norma acusada, no justifica por qué las mismas son
incompatibles, no plantea cuál es el alcance de este término en el derecho
viviente de la Sala de Casación Laboral y no explica por qué la supuesta
indeterminación no puede ser superada acudiendo a la interpretación
constitucional del término pacto colectivo. De este modo, el actor se abstiene
de acreditar la presencia de una indeterminación normativa insuperable en el
inciso acusado, pues se limita a promover un pronunciamiento de la Corte en
relación con el alcance del mismo, sin formular una oposición objetiva y
verificable entre un texto normativo y la Constitución.
202. La censura tampoco cumple los requisitos
de especificidad, pertinencia y suficiencia. Dado que la premisa sobre la
cual se busca edificar el cargo constitucional no es cierta, las consecuencias
interpretativas extraídas de la misma resultan ineptas para establecer una
confrontación real entre el precepto acusado y la Constitución. El accionante,
en todo caso, no ofreció razones de estirpe constitucional que permitan iniciar
un debate encaminado a verificar una probable incompatibilidad entre el
precepto atacado y el principio de legalidad consagrado en el artículo 29
superior, pues se limitó a exponer dos tesis interpretativas en relación con el
término pacto colectivo consignado en el inciso acusado, sin manifestar los
motivos por los cuáles se presentaría una incertidumbre insuperable en su
comprensión que, a la postre, implicara la lesión del principio de estricta
tipicidad. En este sentido, el cargo no produjo una duda mínima sobre su
conformidad con la Carta Política y, de esta manera, la presunción de
constitucionalidad que pesa sobre ella se mantiene incólume.
203. Por las razones expuestas, la Sala se inhibirá de analizar el fondo del
cargo quinto de la demanda de la referencia.
VII. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional,
administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la
Constitución,
RESUELVE
PRIMERO. – Declararse INHIBIDA para emitir pronunciamiento de fondo
respecto de la demanda de inconstitucionalidad presentada contra el Plan de
Acción de Colombia y Estados Unidos para derechos laborales, por no estar
satisfechas las razones de la competencia.
SEGUNDO. - ESTARSE A LO RESUELTO en la sentencia C-571 de 2012
en relación con el cargo por violación del principio de unidad de materia
contra el inciso 2º del artículo 200 del Código Penal
y declararse INHIBIDA para emitir pronunciamiento de fondo por los demás
cargos examinados.
Cópiese, notifíquese, comuníquese, publíquese, cúmplase y archívese el
expediente.
GLORIA STELLA ORTIZ DELGADO
Presidenta
CARLOS BERNAL PULIDO DIANA FAJARDO RIVERA
Magistrado Magistrada
LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ ALEJANDRO LINARES CANTILLO
Magistrado Magistrado
Con salvamento parcial de voto Con salvamento parcial de voto
ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO CRISTINA PARDO SCHLESINGER
Magistrado Magistrada
Impedimento aceptado
JOSÉ FERNANDO REYES CUARTAS ALBERTO ROJAS RÍOS
Magistrado Magistrado
MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ
Secretaria General
Inicio
La Corte
Atención al ciudadano
Relatoría
Secretaría
English
Sentencia C-141/10
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD DE LEY QUE CONVOCA A REFERENDO-
Competencia de la Corte Constitucional
LEY DE CONVOCATORIA A REFERENDO-Naturaleza del control ejercido por
la Corte Constitucional
LEY DE REFERENDO-Control ejercido por la Corte Constitucional es posterior
a la sanción y promulgación
LEY QUE CONVOCA A REFERENDO-Control automático de constitucionalidad
PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO Y PODER CONSTITUYENTE
DERIVADO-Conceptos y características
El poder constituyente originario tiene por objetivo el establecimiento de una
Constitución, está radicado en el pueblo y comporta un ejercicio pleno del
poder político, lo que explica que sus actos son fundacionales, pues por medio
de ellos se establece el orden jurídico, por lo que dichos actos escapan al
control jurisdiccional. A diferencia del poder constituyente originario, el poder
constituyente derivado, secundario o de reforma se refiere a la capacidad que
tienen ciertos órganos del Estado para modificar una Constitución existente,
pero dentro de los cauces determinados por la Constitución misma, de donde
se desprende que se trata de un poder establecido por la Constitución y que
se ejerce bajo las condiciones fijadas por ella misma, de manera que, aunque
es poder constituyente, se encuentra instituido por la Constitución, por lo que
es derivado y limitado, así como sujeto a controles.
PODER DE REFORMA DE LA CONSTITUCION-Titulares/REFORMA DE LA
CONSTITUCION-Mecanismos
Al tenor de lo dispuesto en el artículo 374 superior, la Constitución puede ser
reformada por el Congreso, mediante Acto Legislativo, por una asamblea
constituyente o por el pueblo mediante referendo que puede ser de iniciativa
gubernamental o de iniciativa popular.
REFORMA DE LA CONSTITUCION MEDIANTE REFERENDO-Requisitos
La aprobación de una reforma mediante referendo requiere el voto
afirmativo de más de la mitad de los sufragantes, y que el número de estos
exceda de la cuarta parte del total de ciudadanos que integran el censo
electoral
REFERENDO-Acto complejo/REFERENDO-Constituye un mecanismo de
reforma de la Constitución sujeto a controles judiciales
REFERENDO-Manifestación del poder constituyente
derivado/REFERENDO-Participación de la ciudadanía como poder
constituido y no como constituyente primario
El referendo como mecanismo de reforma constitucional es, siempre,
manifestación del poder constituyente derivado y ni siquiera la intervención
del electorado para votar la propuesta, después de haber sido tramitada en
el Congreso y revisada por la Corte Constitucional, tiene la fuerza jurídica
suficiente para transformar el referendo en acto constituyente fundacional,
primario u originario. Es así como en la sentencia C-180 de 2007 se señala
que cuando la ciudadanía participa en la convocatoria de un referendo actúa
como órgano constituido y, por ende, con poder limitado, porque una es la
situación cuando el pueblo, en un acto de afirmación y por fuera de todo
cauce normativo, decide reformar la Constitución o darse una nueva y otra
distinta aquella en la cual a la luz de las previsiones constitucionales, el
pueblo es convocado para que decida si convoca una asamblea nacional
constituyente o para que exprese su afirmación o su negación a una
propuesta de reforma a la Constitución, pues en el primer caso el pueblo
actúa como constituyente primario, en tanto que en el segundo obra en el
ámbito de los poderes constituidos.
DEMOCRACIA CONSTITUCIONAL-Modelo que preconiza límites a todo
poder y procedimientos que garantizan la manifestación de una
pluralidad
La noción de pueblo que acompaña la concepción de democracia liberal
constitucional no puede ser ajena a la noción de pluralismo e implica la
coexistencia de diferentes ideas, razas, géneros, orígenes, religiones,
instituciones o grupos sociales. El pueblo de tan heterogénea composición al
escoger un modelo de democracia constitucional acepta que todo poder debe
tener límites y, por lo tanto, como pueblo soberano acuerda constituirse y
autolimitarse de conformidad con ese modelo democrático e instituye
cauces a través de los cuales pueda expresarse con todo y su diversidad. Por
ello, en los estados contemporáneos la voz del pueblo no puede ser
apropiada por un solo grupo de ciudadanos, así sea mayoritario, sino que
surge de los procedimientos que garantizan una manifestación de esa
pluralidad.
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD DE LEY DE REFERENDO-Aplicación
del precedente constituido por la sentencia C-551/03/PRECEDENTE
CONSTITUCIONAL-Aplicación
No es de recibo la tesis según la cual como por primera vez la Corte se
pronuncia respecto de la convocación a un referendo de iniciativa ciudadana,
la sentencia C-551 de 2003 no es precedente aplicable porque en ella la
Corporación se pronuncio sobre un referendo de iniciativa gubernamental,
toda vez que la Corte Constitucional analizó tres problemas básicos, a saber:
su competencia para examinar actos reformatorios de la Carta, cuestión que
fue de carácter general y no estuvo restringido a los referendos
constitucionales de origen gubernamental; el alcance del control que ejerce
sobre actos reformatorios de la Carta a partir de la expresión “sólo por
vicios de procedimiento en su formación”, en el que se trató de tal manera
que cobija a todos los mecanismos de reforma constitucional, incluido el
referendo constitucional de origen ciudadano; y por último, las
especificidades del trámite legislativo en el caso de los referendos de
iniciativa gubernamental, caso en que sí aparece limitado al referendo que en
esa ocasión ocupó la atención de la Corte. Por lo que la Sentencia C-551 de
2003 es un precedente aplicable al caso que ahora decide la Corte. Así pues,
la ratio que surge del análisis de los dos primeros problemas es precedente
directamente aplicable al caso del referendo de iniciativa ciudadana, porque
la Corte examinó su competencia así como el alcance de esa competencia y lo
hizo de modo general, sin que considerara relevante distinguir si la iniciativa
del referendo era ciudadana o gubernamental.
LEY QUE CONVOCA A UN REFERENDO-Características del control de
constitucionalidad
El control de constitucionalidad que ejerce la Corte
Constitucional sobre la ley mediante la cual se convoca
un referendo constitucional se caracteriza por ser
previo al pronunciamiento popular; concentrado, por
estar exclusivamente a cargo de la Corte
Constitucional; judicial, por la naturaleza del órgano
que lo lleva a cabo; automático, ya que opera por
mandato imperativo de la Carta Política; integral, pues
corresponde a la Corte verificar todos los eventuales
vicios en el procedimiento legislativo; específico, por
cuanto la Corte sólo puede examinar los vicios de
procedimiento de la ley, ya que no le corresponde
estudiar su contenido material; participativo, pues se
faculta a los ciudadanos a coadyuvar o impugnar la
constitucionalidad; definitivo, porque el texto sometido
a control no podrá volver a ser objeto de
pronunciamiento por parte del Tribunal Constitucional;
y delimitado por la propia Constitución en los artículos
379 y 241 ord. 2º.
LEY QUE CONVOCA A UN REFERENDO-Alcance del control de la Corte
CORTE CONSTITUCIONAL-Control ejercido sobre convocatoria de referendos
constitucionales es reforzado
REFORMA CONSTITUCIONAL ADOPTADA POR REFERENDO-Sometida a
dos fases de control jurídico
En la Sentencia C-551 de 2003 y en Auto 001 del mismo año, la Corte
Constitucional sostuvo que la Carta Política prescribe dos fases de control
jurídico en torno a las reformas constitucionales adoptadas por medio de
referendo. En primer lugar, el control sobre la ley de convocatoria del
referendo, que es de carácter automático, integral y limitado a los vicios de
procedimiento y de competencia que se encuentren en la tramitación de la
citada ley. Posteriormente, conforme lo ha reconocido la jurisprudencia
constitucional en las sentencias C-973 y C-1121 de 2004, puede tener lugar
una segunda etapa de control sobre el acto reformatorio de la Carta Política,
una vez entra en vigor, es decir, una vez haya sido promulgado por el
Presidente de la República, dicho control se ejerce sobre el referendo
constitucional, acto jurídico complejo integrado por los diversos actos
emitidos entre la sentencia que declara exequible la ley de convocatoria y la
promulgación del decreto que adopta el pronunciamiento popular que
contiene la reforma al Texto Superior. El mecanismo por medio del cual tiene
lugar esta segunda fase de control son las demandas de inconstitucionalidad
presentadas por los ciudadanos ante la Corte Constitucional, así mismo en
estos eventos el control se limita a verificar el cumplimiento de los requisitos
en el procedimiento de formación establecidos por la Constitución para esta
modalidad de reformas constitucionales.
CONSTITUCION POLITICA VIGENTE-Interpretación sistemática teniendo
en cuenta además los propósitos del Constituyente
LEY DE REFERENDO-Restricción del artículo 379 C.P. no implica que la
Corte no tome en consideración otras normas constitucionales/LEY DE
REFERENDO-Parámetros de control
La restricción del artículo 379 superior no implica que
la Corte no deba tomar en consideración las otras
normas constitucionales que sean relevantes para
examinar la regularidad del procedimiento de
aprobación de un referendo para reformar la
Constitución. En relación con una reforma por vía de
referendo, en la medida en que el proyecto a ser
sometido al pueblo debe estar contenido en una ley, es
obvio que las normas constitucionales y del
Reglamento del Congreso que regulan la formación de
las leyes son en principio relevantes, sin perjuicio de
que la naturaleza especial de la ley de referendo pueda
implicar ciertas especificidades en su procedimiento de
aprobación, y en razón de que una reforma por
referendo implica la utilización de un mecanismo
particular de participación ciudadana y popular –como
es precisamente el referendo-, la Corte deberá tomar
en cuenta no sólo las normas constitucionales que
regulan esta figura sino también, en lo pertinente, la
Ley 134 de 1994, o LEMP. Estas disposiciones forman
entonces el parámetro normativo de referencia para
enjuiciar la regularidad del procedimiento de formación
de la Ley. En esa medida el parámetro de control en
estos casos está conformado por: (i) Los enunciados
normativos contenidos en el Título XIII de la
Constitución, (ii) otras disposiciones constitucionales
relevantes, (iii) el Reglamento del Congreso de la
República –Ley 5ª de 1992-, (iv) la LEMP, (v) otras
disposiciones legales que regulan mecanismos de
participación ciudadana o asuntos electorales, tales
como la Ley 130 de 1994.
LEY QUE CONVOCA A UN REFERENDO-Alcance del control de la Corte
respecto del trámite de ley de convocatoria de iniciativa popular/LEY
QUE CONVOCA A UN REFERENDO-Alcance del control de la Corte en
tratándose de un acto jurídico complejo/LEY QUE CONVOCA A UN
REFERENDO-Control constitucional comprende etapas anteriores al
trámite de la ley en el Congreso
La Corte es competente para revisar el trámite de la
iniciativa popular de una ley convocatoria a un
referendo constitucional por cuanto (i) así se
desprende de una lectura sistemática de la
Constitución, (ii) el artículo 241.2 otorga expresa
competencia para ello, (iii) existen sólidos precedentes
constitucionales en la materia y, (iv) la LEMP sólo
prevé una competencia residual de la jurisdicción
contencioso administrativa. Para el caso de los
referendos de iniciativa popular, el análisis de esta
Corporación abarcará el estudio de la validez de las
actuaciones adelantadas por los promotores de la
iniciativa ante las autoridades que conforman la
Organización Electoral en Colombia, es decir, la
Registraduría Nacional del Estado Civil y el Consejo
Nacional Electoral, sin que se excluya, de manera
alguna, el examen de la Corte acerca de los posibles
vicios de procedimiento en los que se pudo haber
incurrido a lo largo de la formación de la iniciativa
popular de reforma a la Carta Política, pues los
denominados “vicios de procedimiento en su
formación”, según las voces del artículo 241.2, no se
limitan a aquellos acaecidos durante el trámite en el
Congreso del proyecto de ley mediante la cual se
convoca al pueblo a un referendo constitucional, sino
que abarcan las etapas anteriores, por cuanto se trata
de un acto jurídico complejo, al igual que la fase
comprendida entre la sentencia de la Corte
Constitucional y la promulgación del acto reformatorio
de la Constitución, esta última mediante la acción
pública de inconstitucionalidad.
REFERENDO CONSTITUCIONAL DE INICIATIVA POPULAR-Etapas que
deben surtirse de manera sucesiva
El acto mediante el cual se convoca al pueblo a un referendo constitucional
se encuentra conformado por diversas actuaciones, que deben agotarse de
manera sucesiva, que de conformidad con la Constitución y las Leyes
Estatutarias 130 y 134 de 1994, se encuentra conformado por las siguientes
etapas: (i) iniciativa popular; (ii) aprobación de una ley mediante la cual se
incorpora el texto de articulado que recibió los apoyos ciudadanos; (iii)
revisión de la Corte Constitucional; (iv) sanción presidencial; (iv) convocatoria
del pueblo para que se manifieste a favor o en contra del texto reformatorio
de la Carta Política; y (v) entrada en vigencia del mismo.
LIBERTAD DEL ELECTOR EN LEY DE CONVOCATORIA A REFERENDO-
Reiteración de criterios fijados en sentencia de constitucionalidad
LIBERTAD DEL ELECTOR EN LEY DE REFERENDO-Exigencia de lealtad y
claridad en la redacción del texto impone límites a la configuración
legislativa
VOTO EN BLANCO EN REFERENDO CONSTITUCIONAL-Contraría
exigencia de lealtad y claridad
VOTO EN BLANCO EN REFERENDO CONSTITUCIONAL-Inexequible por
cuanto la Constitución Política sólo prevé voto afirmativo o negativo
VOTO EN BLANCO EN REFERENDO CONSTITUCIONAL-Afecta la libertad
del elector
CONSTITUCION POLITICA VIGENTE-Límites al poder de reforma
constitucional
LEY DE REFERENDO-Examen de la Corte no excluye estudio de
eventuales vicios de competencia
DOCTRINA Y JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL-Distinción entre
poder constituyente en sentido estricto y poder de reforma
PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO-Actos son fundacionales y por
ello escapan al control jurisdiccional
CONSTITUCION POLITICA VIGENTE-Expresión del poder constituyente
originario
PODER DE REFORMA O PODER CONSTITUYENTE DERIVADO-Capacidad
de ciertos órganos del Estado de modificar una Constitución
existente/PODER DE REFORMA O PODER CONSTITUYENTE DERIVADO-
Establecido por la Constitución bajo condiciones fijadas por ella misma
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD DE LEY QUE CONVOCA A
REFERENDO POR VICIOS DE COMPETENCIA-Competencia de la Corte
Constitucional
Si bien la sentencia C-551 de 2003 dio inicio a la línea jurisprudencial sobre
la competencia de la Corte Constitucional para examinar los denominados
vicios de competencia en el marco de una reforma a la Constitución, esta
tesis ha sido posteriormente desarrollada por otras sentencias que resultan
relevantes para entender que la tesis sobre los vicios de competencia puede
tener distinto alcance según sea el objeto de control de constitucionalidad, o
lo que es lo mismo, según sea la vía de reforma constitucional adoptada. En
la sentencia C-551 de 2003 se sostuvo que la inconstitucionalidad de una
reforma no sólo puede configurarse durante el trámite establecido, sino que
también puede estar presente en un estadio anterior al desarrollo del
respectivo procedimiento y afectar al sujeto llamado a cumplirlo y,
especialmente, a la competencia de ese sujeto para adelantar la reforma, pues
la competencia es presupuesto de la forma, puesto que a ésta sólo puede
acceder el sujeto calificado para verter en ella el contenido que de ese modo
cobra significación jurídica, precisándose que el poder de reforma, por ser
un poder constituido, tiene límites materiales, pues la facultad de reformar la
Constitución no contiene la posibilidad de derogarla, subvertirla o sustituirla
en su integridad, planteamiento que según la misma providencia, remite a
uno de los problemas más complejos de la teoría y la práctica
constitucionales, porque implica la necesidad de definir cual es el papel del
pueblo, como poder constituyente originario y depositario de la soberanía,
una vez que éste ha dictado la Constitución, pues como poder constituyente
originario radicado en el pueblo, no está entonces sujeto a límites jurídicos, y
comporta un ejercicio pleno del poder político de los asociados, siendo sus
actos fundacionales, pues por medio de ellos se establece el orden jurídico. El
poder de reforma o poder constituyente derivado, por su parte, se refiere a la
capacidad que tienen ciertos órganos del Estado de modificar una
Constitución existente, pero dentro de los cauces determinados por la
Constitución misma, por lo que se trata de un poder establecido por la
Constitución, que se ejerce bajo las condiciones fijadas por la misma que
comprenden competencia, procedimientos, etc., siendo en consecuencia
derivado, limitado y sujeto a controles. Los límites al poder de reforma no
sólo son los formales derivados de las reglas procedimentales establecidas
por la Constitución y las normas legales, sino también los que se derivan del
alcance de su competencia, cual es reformar la Constitución. Ahora bien, en
la sentencia C-551 de 2003 se examinaba una ley convocatoria a un
referendo constitucional de iniciativa gubernamental, en tanto que en la
actualidad se trata de ejercer el control de constitucionalidad sobre una ley
de convocatoria a un referendo con origen en una iniciativa ciudadana, por
lo que la no aplicación de la tesis de la sustitución de la Constitución y de los
vicios de competencia por la participación popular en la iniciativa
legislativa, no resulta aplicable por cuanto pese a que se trata de una ley de
iniciativa ciudadana, en todo caso se trata de un cuerpo normativo
promulgado dentro de un procedimiento de reforma a la Constitución, sujeto
a requerimientos procedimentales y a límites competenciales. El único de los
mecanismos contemplados en el artículo 374 constitucional que no está sujeto
a límites de competencia es una Asamblea Nacional Constituyente, siempre
que sea convocada para proferir una nueva Carta, siendo la vía del referendo
constitucional no idónea para transformar los principios estructurales
plasmados originalmente en el texto constitucional.
SUSTITUCION DE LA CONSTITUCION-Criterios jurisprudenciales
en torno al concepto
SUSTITUCION DE LA CONSTITUCION-Metodología del examen
JUICIO DE SUSTITUCION DE LA CONSTITUCION-
Características/JUICIO DE SUSTITUCION DE LA
CONSTITUCION-No es un juicio de intangibilidad/JUICIO DE
SUSTITUCION DE LA CONSTITUCION-No es un juicio de
violación de contenido material de la Constitución
Las diferencias fundamentales que distinguen al juicio de sustitución del
juicio de intangibilidad y del juicio de violación de un contenido material de
la Constitución, consisten en que la premisa mayor del juicio de sustitución
no está específicamente plasmada en un artículo de la Constitución, sino que
es toda la Constitución entendida a la luz de los elementos esenciales que
definen su identidad. Además, el juicio de sustitución no tiene por objeto
constatar una contradicción entre normas -como sucede típicamente en el
control material ordinario-, ni se verifica si se presenta la violación de un
principio o regla intocable -como sucede en el juicio de intangibilidad-, sino
que mediante el juicio de sustitución (a) se aprecia si la reforma introduce un
nuevo elemento esencial a la Constitución, (b) se analiza si éste reemplaza al
originalmente adoptado por el constituyente y, luego, (c) se compara el nuevo
principio con el anterior para verificar, no si son distintos, lo cual siempre
ocurrirá, sino si son opuestos o integralmente diferentes, al punto que
resulten incompatibles.
SUSTITUCION DE LA CONSTITUCION-Concepto no acabado
El concepto de sustitución de la Constitución no es un concepto completo,
acabado o definitivamente agotado que permita identificar el conjunto total
de hipótesis que lo caracterizan, puesto que las situaciones concretas
estudiadas por la Corte sólo le han permitido a la Corporación sentar unas
premisas a partir de las cuales avanzar en la difícil tarea de precisar los
contornos de ese límite competencial al poder de reforma constitucional
PRINCIPIO DE SUFICIENCIA ARGUMENTATIVA EN
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD DE LEY DE
REFERENDO-Cumplimiento
DEMOCRACIA-Noción contemporánea/DEMOCRACIA-Elemento
estructural del nuevo orden/DEMOCRACIA-Carácter reglado del modelo
democrático
La mayoría de los autores contemporáneos son partidarios de una noción de
democracia, según la cual está consiste, en un conjunto de reglas de
procedimiento para la adopción de decisiones colectivas que no dice nada
sobre el contenido o resultado de las mismas, de donde su carácter reglado se
constituye en una característica distintiva del modelo democrático y se
manifiesta en desde la elección de sus representantes hasta el producto final
de la actuación de éstos, siendo inherentes a la democracia: reglas sobre las
mayorías y minorías, reglas sobre las elecciones y la actuación de los
parlamentos, reglas sobre las condiciones de ejercicio de la libertad política
y, sobre todo, reglas sobre la protección de ciertos intereses básicos de todos
los seres humanos.
LEY QUE CONVOCA A REFERENDO DE INICIATIVA POPULAR-
Combinación de formas de democracia representativa y democracia
participativa/CONTROL DE LA LEY QUE CONVOCA A REFERENDO DE
INICIATIVA POPULAR-Control estricto de las reglas que rigen las
actuaciones adelantadas
La ley convocatoria a un referendo constitucional que tuvo origen en una
iniciativa legislativa ciudadana, constituye un procedimiento de reforma
constitucional implementado en el que se combinan formas típicas de la
democracia representativa –el procedimiento legislativo que culmina con la
expedición de la Ley 1354 de 2009- con mecanismos propios de la democracia
participativa –la iniciativa popular en la cual tuvo origen-, de manera tal que
la observancia estricta de las reglas que ordenan este tipo de procedimientos
es una condición necesaria para la validez de toda la actuación adelantada,
sobre todo, si se tiene en cuenta el propósito final que ésta persigue que es
modificar la Constitución Política. De ahí la importancia del análisis de las
reglas procedimentales previstas para su implementación, que le otorgan
validez tanto al procedimiento inicial, cuya finalidad es concitar el apoyo
ciudadano a una propuesta de reforma, como la actuación final que pone
término al proceso de reforma, en la cual están llamados los ciudadanos a
participar mediante la votación del texto sometido a su consideración. En el
examen del trámite legislativo de la iniciativa popular ciudadana revisten
especial significado la actuación adelantada al interior del Congreso para
garantizar la plena vigencia del principio democrático.
REFERENDO DE INICIATIVA LEGISLATIVA CIUDADANA-Vía de reforma
de la Constitución/REFERENDO DE INICIATIVA LEGISLATIVA
CIUDADANA-No es sinónimo de democracia directa/REFERENDO DE
INICIATIVA LEGISLATIVA CIUDADANA-Sujeto a controles
La escogencia de un referendo de iniciativa ciudadana como vía de reforma,
entre las diversas opciones contempladas en el artículo 374 constitucional,
involucra la utilización de diversos mecanismos de participación democrática,
que si bien prevé una doble intervención popular no significa que sea un mero
ejercicio de la democracia directa. De ahí la importancia del respeto a las
reglas procedimentales previstas en cada una de las etapas del proceso y su
estricto cumplimiento para su legitimidad, desde el punto de vista
constitucional.
INICIATIVA LEGISLATIVA DE ORIGEN POPULAR-Marco normativo de su
trámite ante la Organización Electoral
INICIATIVA LEGISLATIVA DE ORIGEN POPULAR-Procesos que
comprende/INICIATIVA LEGISLATIVA DE ORIGEN POPULAR-
Características/INICIATIVA LEGISLATIVA DE ORIGEN POPULAR EN
TRAMITE DE LEY DE REFERENDO CONSTITUCIONAL-Ejercicio de control
constitucional no desplaza otros controles
La iniciativa popular comprende el agotamiento de las siguientes etapas: (i)
conformación de un Comité de Promotores; (ii) inscripción del Comité ante la
Registraduría Nacional del Estado Civil, previo respaldo del cinco por mil de
los ciudadanos inscritos en el respectivo censo electoral, y la solicitud de
referendo; (iii) verificación de los anteriores requisitos e inscripción de la
iniciativa ciudadana; (iv) entrega al vocero del Comité, por parte de la
Registraduría, del formulario de suscripción de apoyos; (v) recolección de
apoyos equivalentes al 5% del censo electoral vigente; (vi)entrega de
formularios y verificación del cumplimiento de los referidos apoyos
ciudadanos; y (vii) expedición, por parte del Registrador Nacional, de las
certificaciones de que tratan los artículos 24 y 27 de la LEMP. Agotadas las
anteriores fases, podrá presentarse la iniciativa legislativa ante la secretaría
de una de las Cámaras del Congreso. La competencia de la Corte
Constitucional sobre la fase de la iniciativa no desplaza aquélla que la Carta
Política y las leyes estatutarias le han asignado a la Organización Electoral,
como tampoco la de las autoridades penales, ya que el juez constitucional no
es el llamado a (i) verificar la validez de los procedimientos técnicos de
autenticidad de los apoyos ciudadanos, adelantados por la Registraduría
Nacional del Estado Civil; (ii) no desplaza al órgano electoral de investigación
administrativa en sus labores, como tampoco al juez penal.
REFERENDO-Concepto/REFERENDO-Clases
INICIATIVA LEGISLATIVA POPULAR-Concepto/INICIATIVA LEGISLATIVA
POPULAR-Regulación de la campaña/INICIATIVA LEGISLATIVA
POPULAR-Campaña sometida a límites en cuanto a su
financiación/INICIATIVA LEGISLATIVA POPULAR-Inicio y culminación de
la campaña
La iniciativa legislativa popular consiste en que un grupo de ciudadanos se
organiza, en forma de Comité de Promotores; recolecta un grupo de apoyos
para validar su conformación ante la Registraduría; inscribe un proyecto de
articulado y recoge firmas que apoyen tal propuesta, la cual deberá ser
presentada al Congreso de la República para que éste tramite un proyecto de
ley convocando al pueblo a un referendo constitucional, y de ser aprobado,
pase al control automático de la Corte Constitucional. La regulación de la
campaña electoral de la iniciativa legislativa popular se encuentra
desarrollada en la Constitución, las Leyes Estatutarias 130 y 134 de 1994,
decretos reglamentarios al igual que ciertas Resoluciones proferidas por el
CNE y el Registrador Nacional del Estado Civil. En lo que concierne a la
financiación de la campaña a favor de dicha iniciativa, para la Corte la
interpretación armónica de los artículos 97 y 98 de la LEMP apunta a señalar
que existen dos clases de topes en materia de financiación de campañas a
favor de los mecanismos de participación ciudadana: los individuales y los
globales, pues de nada serviría limitar el monto individual de los aportes, si se
permitiera que, en definitiva, en una campaña a favor de una determinada
iniciativa legislativa popular se pudieran gastar, en total, cifras
desproporcionadas o astronómicas, completamente ajenas al propósito
democrático que inspiran los diversos mecanismos de participación
ciudadana, lo que se refuerza con idea de que la fijación de topes máximos
persigue la consecución de fines constitucionales fundamentales, entre ellos
la igualdad electoral y la lucha contra la corrupción y adicionalmente busca
preserva el carácter popular de la iniciativa normativa. En lo que concierne al
momento a partir del cual se inicia una campaña a favor de una iniciativa
legislativa popular, para la Corte empieza una vez se constituye el Comité de
Promotores e inicia sus labores de recolección de apoyos ciudadanos
necesarios para inscribirse ante la Registraduría y culmina con la
presentación de la misma ante el Congreso.
INICIATIVA LEGISLATIVA POPULAR-Justificación de la exigencia de topes
individuales y globales a la financiación privada
La exigencia de topes a la financiación privada, cuando se trata de una
iniciativa popular para convocar un referendo constitucional, cumple la
función de garantizar que no se distorsione el interés ciudadano frente a un
tema específico sólo porque los promotores disponen de una cantidad
ilimitada de recursos, al igual que garantiza el principio de libertad que debe
orientar la participación popular.
INICIATIVA LEGISLATIVA DE ORIGEN POPULAR EN TRAMITE DE LEY DE
REFERENDO CONSTITUCIONAL-Objeto de investigación administrativa
por el Consejo Nacional Electoral por irregularidades en su financiación
INICIATIVA LEGISLATIVA DE ORIGEN POPULAR EN TRAMITE DE LEY DE
REFERENDO CONSTITUCIONAL-Competencia de la Corte
Constitucional/INICIATIVA LEGISLATIVA DE ORIGEN POPULAR EN
TRAMITE DE LEY DE REFERENDO CONSTITUCIONAL-Irregularidades
presentadas violan principios de transparencia y respeto del pluralismos
político del elector
La competencia de la Corte Constitucional se limita a verificar las
actuaciones desplegadas por particulares vinculados directamente con el
trámite de una iniciativa legislativa popular encaminada a convocar un
referendo mediante el cual se modificará la Carta Política a la luz del
parámetro de control constitucional previamente definido, en la medida en
que sus actos ofrezcan relevancia constitucional y puedan comportar vicios
que afecten la validez de la iniciativa legislativa popular. La Corte,
apoyándose en las pruebas que han sido recaudadas a lo largo de la
investigación administrativa adelantada por el CNE, concluye que se
presentó un conjunto de irregularidades vinculadas con la financiación de la
campaña a favor de la iniciativa de reforma constitucional, las cuales, vistas
en conjunto, configuran una violación grave a principios cardinales sobre los
cuales se estructura un sistema democrático como son aquellos de la
transparencia y el respeto por el pluralismo político del elector consagrados
en los artículos 1, 155, 374 constitucionales y en los artículos 24, 27, 97 y 98
de la LEMP.
COMITE PROMOTOR DE REFORMA CONSTITUCIONAL-
Conformación/COMITE PROMOTOR DE REFORMA CONSTITUCIONAL-
Elección de vocero/COMITE PROMOTOR DE REFORMA
CONSTITUCIONAL-Indeterminación del plazo para su
inscripción/COMITE PROMOTOR DE REFORMA CONSTITUCIONAL-
Funciones y gestiones a cargo del Comité son intransferibles e
indelegables/COMITE PROMOTOR DE REFORMA CONSTITUCIONAL-
Usurpación de sus funciones constituye desconocimiento del legislador
estatutario y principios constitucionales
La LEMP es muy clara en señalar la organización ciudadana legitimada
para promover una iniciativa popular de referendo constitucional: el Comité
de Promotores. Y le establece unas condiciones específicas para su
conformación y funcionamiento, siendo requisito su previa inscripción en la
Registraduría Nacional del Estado Civil, y mientras no adelante el trámite de
la inscripción una organización privada no puede realizar las funciones
propias de un Comité de Promotores y menos aún usurpar las competencias,
roles y responsabilidades de un Comité de Promotores ya constituido. Una de
las labores fundamentales que la LEMP asigna al Comité de Promotores de
un referendo constitucional, consiste en recibir los diversos aportes
económicos que se realicen a favor de la campaña. Es así como el artículo 97
de la LEMP obliga al Comité de Promotores a presentar ante la
Registraduría, pasados quince días de finalizado el proceso de recolección de
firmas, el correspondiente balance contentivo de las contribuciones que
recibieron para financiar los gastos del proceso de recolección de firmas. En
el caso concreto, la Asociación Primero Colombia no se inscribió como
promotora de la iniciativa del referendo constitucional y adelantó gestiones
reservadas al Comité de Promotores que se había conformado e inscrito ante
la Registraduría Nacional del Estado Civil, presentándose además una
unidad administrativa y de propósito entre el Comité de promotores y la
Asociación, que conlleva el desconocimiento de los mandatos del legislador
estatutario, y en últimas, de principios constitucionales.
INSCRIPCION DEL COMITE PROMOTOR ANTE LA REGISTRADURIA
NACIONAL DEL ESTADO CIVIL-Requisitos
VERIFICACION DEL CUMPLIMIENTO DE REQUISITOS E INSCRIPCION DE
SOLICITUD DE INICIATIVA CIUDADANA-Trámite y procedimiento en la
Registraduría
SOLICITUD DE INICIATIVA POPULAR-Requisitos/SOLICITUD DE
INICIATIVA POPULAR-Desistimiento
FORMULARIOS DE SUSCRIPCION DE APOYOS-Elaboración y entrega a
cargo de la Registraduría Nacional del Estado Civil/FORMULARIOS DE
SUSCRIPCION DE APOYOS-Contenido
RECOLECCION DE FIRMAS-Plazo/RECOLECCION DE FIRMAS-
Consecuencia de no lograrse el número requerido en el plazo
establecido
VERIFICACION DE REQUISITOS DE APOYO A INICIATIVA LEGISLATIVA-
Trámite de certificación por la Registraduría
VERIFICACION DE REQUISITOS DE APOYO A INICIATIVA LEGISLATIVA DE
REFERENDO-Aspectos que comprenden las dos certificaciones que
expide la Registraduría/VERIFICACION DE REQUISITOS DE APOYO A
INICIATIVA LEGISLATIVA DE REFERENDO-Reducir a una sola la
certificación a cargo de la Registraduría negaría efecto útil a disposición
de rango estatutario
Los artículos 24 y 27 de la LEMP hacen referencia a dos certificaciones
distintas, derivadas de la doble facultad de certificación en cabeza del
Registrador Nacional del Estado Civil, toda vez que mientras la certificación a
que refiere el artículo 24 de la LEMP alude al cumplimiento del número de
respaldos válidos para presentar la iniciativa de referendo constitucional,
consistente en por lo menos el cinco por ciento (5%) de los ciudadanos
inscritos en el censo electoral correspondiente, aquella del artículo 27 de la
misma normatividad presenta un contenido mucho más amplio, por cuanto
alude al cumplimiento de los requisitos exigidos para la realización de los
mecanismos de participación ciudadana, entre los que figuran los atinentes a
la financiación de la campaña a favor de la iniciativa legislativa. El Consejo de
Estado al pronunciarse sobre las normas reglamentarias que desarrollaban la
LEMP, también consideró que se trataba de dos certificaciones distintas,
ambas expedidas por el Registrador Nacional del Estado Civil.
INICIATIVA LEGISLATIVA POPULAR DE REFERENDO CONSTITUCIONAL-
Constituyen dos campañas sometidas a regulaciones diferentes en
materia de financiación
Derivada de una interpretación sistemática de la Constitución y de las leyes
estatutarias pertinentes, en una iniciativa legislativa popular de reforma
constitucional existen dos campañas diferentes, en la medida que se está en
presencia de dos mecanismos de participación ciudadana distintos: una
primera, para la iniciativa legislativa popular y una segunda, para la
realización del referendo constitucional propiamente dicho. Cada una de ellas
sometida a regulaciones distintas en materia de financiación, acceso a
medios de comunicación y publicidad. Es así como, las campañas a favor de
una iniciativa legislativa popular encaminada a convocar a un referendo para
modificar la Constitución: inician luego de la conformación del Comité de
Promotores y terminan con la presentación del proyecto respetivo ante el
Congreso de la República; y se encuentran sometidas a topes individuales y
globales. En tanto que la campaña del referendo constitucional propiamente
dicho, comienza a partir de la ejecutoria de la sentencia de la Corte
Constitucional que declare exequible la ley que convoca el referendo, siendo
del caso resaltar que a diferencia de los sucedido en la etapa de la iniciativa
legislativa popular, en esta segunda etapa la labor de difusión del proyecto
de texto y sus consabidos gastos, corre por cuenta del Estado
INICIATIVA LEGISLATIVA DE REFERENDO PARA SEGUNDA REELECCION
PRESIDENCIAL INMEDIATA-Financiación de la campaña tiene relevancia
constitucional
Para la Corte, el artículo 27 de la LEMP se encamina a asegurar la vigencia de
principios constitucionales referentes a la legitimidad de los mecanismos de
participación democrática dirigidos a reformar la Carta Política, en punto
específicamente a la financiación de aquéllos, de donde una interpretación
sistemática de los artículos 24 y 27 de la LEMP asegura que un mecanismo de
participación ciudadana, mediante el cual se pretende reformar el Texto
Fundamental sea legítimo en una doble dimensión: en cuanto a que tal
iniciativa cuente con un respaldo popular importante y auténtico y a que
igualmente tales apoyos ciudadanos se hayan alcanzado luego de la
realización de una campaña electoral limpia y transparente.
LEY ESTATUTARIA-Asuntos sujetos a su trámite
LEY ESTATUTARIA-Leyes reforzadas por su vocación de permanencia
PRESENTACION DE INICIATIVA LEGISLATIVA DE ORIGEN POPULAR
ANTE EL CONGRESO-Requisitos y trámite
PRINCIPIO DE TRANSPARENCIA EN ACTOS ELECTORALES-Contenido y
alcance/PRINCIPIO DE TRANSPARENCIA EN CAMPAÑA DE INICIATIVA
LEGISLATIVA POPULAR-Vulneración por maniobras del Comité de
Promotores del Referendo
El principio de transparencia en materia electoral apunta al establecimiento
de instrumentos encaminados a determinar con precisión el origen, la
destinación, al igual que el monto de los recursos económicos que soportan
una determinada campaña electoral. De allí que las diversas legislaciones
establezcan el deber de rendir cuentas o balances al término de las
elecciones, e igualmente, prevean diversas sanciones, bien sean para el
candidato o partido político, que incumplan tal deber o que superen los
montos máximos autorizados. El mencionado principio apunta a combatir el
fenómeno de la corrupción. El principio de transparencia se aplica no
solamente en el caso de las elecciones encaminadas a seleccionar a los
integrantes de una Corporación Pública o al responsable de un determinado
cargo, sino igualmente en materia de mecanismos de participación
ciudadana, en tanto que manifestaciones de la democracia directa, tal como
lo prevén los artículos 97 y 98 de la LEMP. En el caso concreto y de
conformidad con las pruebas obrantes, la Corte encuentra que se vulneró el
principio de transparencia por cuanto (i) el recaudo de recursos económicos
se adelantó por intermedio de una organización privada no autorizada por la
LEMP para ello; (ii) se acudió a diversas maniobras (contratos de mandato y
de mutuo) para tratar de ocultar la unidad de gestión y de propósitos que
siempre existió entre el Comité de Promotores y la Asociación Primero
Colombia; y (iii) si bien el balance fue entregado en término por el vocero del
Comité de Promotores, no se desvirtuaron la vulneración de los topes
individuales ni del gasto global porque simplemente consistieron en
enmendaduras y precisiones sobre el nombre de algunos de los
contribuyentes.
PRINCIPIOS DE PLURALISMO POLITICO E IGUALDAD EN MECANISMOS
DE PARTICIPACION CIUDADANA-Contenido y alcance/PRINCIPIOS DE
PLURALISMO POLITICO E IGUALDAD EN MECANISMOS DE
PARTICIPACION CIUDADANA-Se garantizan con la fijación de topes
máximos a ingresos y gastos en las campañas/PRINCIPIOS DE
PLURALISMO POLITICO E IGUALDAD EN CAMPAÑA DE INICIATIVA
LEGISLATIVA POPULAR-Vulneración por excesos tanto en los topes
individuales como globales de la campaña
La constatación de la coexistencia en un Estado Social de Derecho de
diversas opciones ideológicas y políticas, igualmente válidas, las cuales
plantean diferentes posturas entorno a la conducción de los asuntos públicos
y de la sociedad; gozando además todas ellas de una presunción de validez, y
descartando la posibilidad de obtener un consenso material (unanimidad)
sobre todas y cada una de las cuestiones públicas, es preciso llegar a
consensos procedimentales, es decir, acuerdos claros y transparentes
encaminados a resolver los conflictos sociales o, dado el caso, adoptar una
determinada decisión política, con fundamento en la regla de las mayorías.
En este contexto, la fijación de topes individuales y globales a las campañas
de los mecanismos de participación ciudadana apunta a garantizar que una
determinada opción política, así llegue a ser la mayoritaria en un momento
histórico determinado, no termine imponiéndose injustamente sobre otras
concepciones políticas igualmente válidas. En otros términos, en un Estado
Social de Derecho los recursos económicos que soportan un determinado
proyecto político, instrumentalizado mediante un determinado mecanismo de
participación ciudadana y cristalizado en una reforma constitucional, no
pueden ser ilimitados por cuanto se atentaría gravemente contra el
pluralismo político. Las vulneraciones graves y flagrantes de las
disposiciones que prevén los topes en las campañas de los mecanismos de
participación ciudadana, no constituyen meras infracciones menores a
disposiciones administrativas, sino que configuran violaciones al principio
del pluralismo democrático, y en consecuencia, configuran vicios
constitucionales que afectan la validez de la iniciativa de reforma
constitucional. En el caso concreto, el monto total que podía gastar el Comité
de Promotores del Referendo ascendía a la suma de $ 334’974.388 pesos,
pero según el balance, ingresaron a la campaña $ 2.046’328.135.81 pesos, lo
que significa que la organización gastó en su campaña para recolección de
apoyos ciudadanos, más de seis (6) veces lo autorizado por la Resolución
núm. 0067 de 2008 del CNE. En materia de aportes individuales, las personas
naturales o jurídicas podían contribuir con un máximo de $3’349.743 pesos,
tope que igualmente fue vulnerado en numerosas ocasiones, por cuanto se
recibieron contribuciones por 25, 30, 50 y hasta 100 millones de pesos, lo que
significa, casi treinta (30) veces lo autorizado. En tal sentido, la Corte
considera que la grave y evidente violación de topes por parte del Comité de
Promotores configura una violación del principio del pluralismo democrático
consagrado en el artículo primero constitucional.
LEY QUE CONVOCA A REFERENDO CONSTITUCIONAL-Trámite en el
Congreso
PROCEDIMIENTO LEGISLATIVO-Principios por los que se rige
PRINCIPIO DEMOCRATICO EN TRAMITE LEGISLATIVO-
principios básicos/PRINCIPIO DEMOCRATICO EN TRAMITE
LEGISLATIVO-Manifestación/PRINCIPIO DEMOCRATICO EN
TRAMITE LEGISLATIVO-Principios que lo integran en la actividad
congresual
Entre los órganos que integran las ramas del poder público, tanto por su
origen como por su funcionamiento, el Congreso es el órgano representativo
por excelencia debido a que en las elecciones que tienen lugar para su
conformación un número plural de fuerzas políticas compiten y obtienen
escaños en su interior; y, principalmente, porque su funcionamiento debe
respetar reglas de juego previstas para que la pluralidad de fuerzas políticas
tengan oportunidad de manifestar, de forma útil, sus opiniones y pareceres.
Los elementos democráticos en la composición y funcionamiento del
Congreso justifican las funciones que le son atribuidas. La elaboración de la
ley, la reforma de la Constitución, la elaboración del presupuesto del Estado,
la investigación y el juzgamiento de los altos funcionarios del Estado, el
control político, son todas tareas esenciales que adquieren legitimidad
democrática si son ejecutadas por el cuerpo de representantes del pueblo a
nivel nacional. Pero igualmente el desarrollo de las funciones a su cargo debe
entenderse como una manifestación del principio democrático y, por
consiguiente, los procedimientos por medio de los cuales se ejercen las
competencias y se adoptan las decisiones correspondientes están sujetos a
las mismas reglas que aportan legitimidad al Congreso en su conformación. Si
bien el principio democrático se manifiesta en todas las funciones del
Congreso, interesa a la Corte profundizar, especialmente, en como se
concreta tratándose de la labor legislativa. Las diversas manifestaciones del
principio democrático, pueden ser agrupadas en tres principios que
integrarían, a su vez, el principio democrático en la actividad congresual, a
saber: en el principio mayoritario o de decisión por mayorías, de pluralismo
político y de publicidad.
PRINCIPIO DE LAS MAYORIAS EN PROCESO LEGISLATIVO-Alcance
PRINCIPIO DE PLURALISMO POLITICO EN PROCESO LEGISLATIVO-
Alcance
PRINCIPIO DE PUBLICIDAD EN PROCESO LEGISLATIVO-Alcance
PROYECTO DE LEY DE INICIATIVA POPULAR QUE CONVOCA A UN
REFERENDO CONSTITUCIONAL-Trámite ordinario salvo el requisito de
su aprobación por la mayoría de los miembros de una y otra cámara
INICIATIVA LEGISLATIVA DE REFERENDO REFORMATORIO DE LA
CONSTITUCION-Legitimación/INICIATIVA LEGISLATIVA DE REFERENDO
REFORMATORIO DE LA CONSTITUCION-Presentación
La Constitución determinó quiénes tienen la iniciativa en este mecanismo de
reforma constitucional, limitando sus titulares a dos: el Gobierno y un
número de ciudadanos que equivalga, por lo menos, al 5% del censo electoral
vigente. Sólo estos dos sujetos están legitimados para fijar, con la amplitud
propia del derecho de iniciativa, el contenido de este tipo de proyectos. La
presentación del proyecto de ley, actuación con la que finaliza el trámite de la
iniciativa ciudadana y da inicio al trámite legislativo debe hacerse ante la
Secretaría General de alguna de las cámaras legislativas o ante el secretario
en las plenarias de las mismas, por parte del representante del comité de
promotores.
PROYECTO DE LEY DE INICIATIVA POPULAR QUE CONVOCA A UN
REFERENDO CONSTITUCIONAL-Procedimiento legislativo a que está
sometido
ENMIENDAS O MODIFICACIONES INTRODUCIDAS A PROYECTOS EN
TRAMITE LEGISLATIVO-Condiciones de Procedencia/ENMIENDAS O
MODIFICACIONES INTRODUCIDAS A PROYECTOS EN TRAMITE
LEGISLATIVO-Carácter formal y sustancial
ENMIENDAS O MODIFICACIONES A PROYECTO DE LEY DE INICIATIVA
POPULAR QUE CONVOCA A UN REFERENDO CONSTITUCIONAL-
Improcedencia respecto de aquellas que cambien el sentido de lo
apoyado por los ciudadanos
Si bien la iniciativa legislativa ciudadana debe entenderse como
manifestación de los principios de soberanía popular y democracia
participativa, además de la concreción del ejercicio del derecho de
participación en política por parte de los ciudadanos, la participación del
Congreso de la República en el proceso de aprobación del proyecto que
convoca a referendo reformatorio de la Constitución debe analizarse en
armonía con todos los principios fundamentales y derechos fundamentales
que tienen relevancia en este proceso, cuya valoración guía a la conclusión
que existen límites a la labor del Congreso, los cuales tienen fundamento en
la protección debida a la voluntad ciudadana manifestada en el texto del
proyecto que recibió el apoyo de, por lo menos, el 5% del censo electoral. La
manifestación práctica de dichos límites será la imposibilidad de sustituir,
suplantar o tergiversar la voluntad ciudadana manifestada en el proyecto
presentado y, por consiguiente, la imposibilidad de presentar y aprobar
enmiendas que cambien por completo el sentido de lo apoyado por los
ciudadanos.
PRINCIPIO DE IDENTIDAD EN TRAMITE LEGISLATIVO DE PROYECTO
DE LEY DE INICIATIVA POPULAR QUE CONVOCA A UN REFERENDO
CONSTITUCIONAL-Mayor rigor
En el caso de la iniciativa popular que convoca a un referendo reformatorio,
el principio de identidad relativa durante el trámite legislativo cobra un
mayor rigor respecto de la generalidad de proyectos, pues la libertad de
configuración del Congreso se contrapone a los tantas veces mencionados
principios fundamentales de soberanía popular y participación democrática y
al derecho fundamental de participación en política por medio de los
mecanismos de participación.
PRINCIPIO DE CONSECUTIVIDAD EN TRAMITE LEGISLATIVO
DE PROYECTO DE LEY DE INICIATIVA POPULAR QUE CONVOCA A UN
REFERENDO CONSTITUCIONAL-Requisitos para su cumplimiento
El principio de consecutividad debe entenderse como (i) la obligación de que
tanto las comisiones como las plenarias deben estudiar y debatir todos los
temas que ante ellas hayan sido propuestos durante el trámite legislativo; (ii)
que no se posponga para una etapa posterior el debate de un determinado
asunto planteado en comisión o en plenaria; y (iii) que la totalidad del
articulado propuesto para primer o segundo debate, al igual que las
proposiciones que lo modifiquen o adicionen, deben discutirse, debatirse,
aprobarse o improbarse al interior de la instancia legislativa en la que son
sometidas a consideración. Este será el análisis que deba hacerse al estudiar
proyectos de ley que convoquen a referendos reformatorios de la
Constitución propuestos por el 5% o más de los ciudadanos que integran el
censo electoral vigente.
REQUISITO DE ANUNCIO PREVIO DE VOTACION EN TRAMITE
LEGISLATIVO-Reglas por las que se rige
LAPSO ENTRE DEBATES EN TRAMITE LEGISLATIVO-Reglas
VOTACIONES EN TRAMITE LEGISLATIVO DE PROYECTO DE LEY DE
INICIATIVA POPULAR QUE CONVOCA A UN REFERENDO
CONSTITUCIONAL-Requisitos de aprobación por mayoría de miembros
de ambas Cámaras y votación nominal
COMISIONES ACCIDENTALES DE CONCILIACION EN TRAMITE
LEGISLATIVO DE PROYECTOS DE LEY-Integración/COMISIONES
ACCIDENTALES DE CONCILIACION EN TRAMITE LEGISLATIVO
DE PROYECTOS DE LEY-Atribuciones/COMISIONES ACCIDENTALES DE
CONCILIACION EN TRAMITE LEGISLATIVO DE PROYECTOS DE LEY-
Alcance de la facultad
TRAMITE LEGISLATIVO DE PROYECTO DE LEY DE INICIATIVA POPULAR
QUE CONVOCA A UN REFERENDO CONSTITUCIONAL-Irregularidades
encontradas
Durante el trámite del proyecto de Ley que se convirtiera en la Ley 1354 de
2009 ante el Congreso de la República, se presentaron irregularidades
derivadas de los siguientes hechos: (i) iniciación del trámite legislativo sin la
expedición de la certificación contemplada en el artículo 27 de la LEMP, (ii) la
modificación del proyecto de ley por la plenaria del Senado de la República,
(iii) la convocatoria al Congreso de la República a sesiones extraordinarias
por medio del Decreto 4742 de 2008, y (iv) el cambio de partido de cinco
miembros de la bancada de Cambio Radical, por lo que debe determinarse si
se trata de vicios en el procedimiento legislativo y si son de naturaleza
subsanable. Igualmente se evaluará lo ocurrido en la sesión plenaria del
Senado de la República del siete (7) de mayo de 2009, en la cual, al
efectuarse el anuncio de los proyectos que se discutirían en la próxima sesión,
no se hizo mención del Proyecto de Ley 242 de 2008.
CERTIFICACION DEL REGISTRADOR SOBRE TOPES DE FINANCIACION DE
LA CAMPAÑA-Constituye un requisito de carácter sustancial para el
trámite del proyecto de ley de iniciativa popular/CERTIFICACION DEL
REGISTRADOR SOBRE TOPES DE FINANCIACION DE LA CAMPAÑA EN
PROYECTO DE LEY DE INICIATIVA POPULAR-Ausencia en trámite
legislativo afecta la validez del trámite/CERTIFICACION DEL
REGISTRADOR SOBRE TOPES DE FINANCIACION DE LA CAMPAÑA-
Carencia en trámite del proyecto de ley de iniciativa popular constituye
un vicio de procedimiento insubsanable
Al momento de la presentación, por parte del vocero del Comité de
Promotores del Referendo para la Reelección Presidencial del proyecto de ley
“por medio del cual se convoca a un referendo constitucional y se somete a
consideración del pueblo un proyecto de reforma constitucional” ante la
Secretaría General de la Cámara de Representantes junto con su respectiva
exposición de motivos y demás documentos, se echa de menos la
certificación del cumplimiento de los requisitos exigidos para la realización de
los mecanismos de participación ciudadana, entre otros, los topes, globales e
individuales, de financiación –Art. 27 LEMP, que no fue expedida por las
irregularidades que se presentaron durante el trámite de la iniciativa
ciudadana relacionadas con la violación de los topes individuales y globales
de financiación de este mecanismo de participación popular, lo que dio lugar
a la posterior investigación que inició el CNE, de donde se pone de relieve el
carácter sustancial de la certificación en comento porque no es un mero
requisito de forma sino que cumple una finalidad estrechamente relacionada
con los principios constitucionales en juego a saber el de transparencia y el de
pluralismo político porque acredita precisamente que estos principios no
fueron vulnerados durante la etapa previa al inicio del procedimiento
legislativo. Para la Corte este es un vicio que afecta la validez del trámite
legislativo, toda vez que cumple una finalidad de salvaguarda de la
democracia y configura un vicio de significación y consecuencias sustanciales
dentro del procedimiento legislativo, que no puede ser subsanado. La forma
de evitar la ocurrencia del mismo habría sido la devolución del proyecto por
parte del Presidente de la Cámara de Representantes al representante del
comité de promotores para que subsanara la deficiencia y, una vez cumplido
dicho requisito, presentar nuevamente el proyecto de ley ante la secretaría
de la respectiva cámara.
CLAUSULA GENERAL DE COMPETENCIA LEGISLATIVA-Facultad de
enmienda limitada en proyecto de ley de iniciativa popular/TRAMITE
LEGISLATIVO DE PROYECTO DE LEY DE INICIATIVA POPULAR-Cambio de
pregunta por el Congreso de la República modificó el sentido de la
iniciativa popular y cambió su esencia/TRAMITE LEGISLATIVO DE
PROYECTO DE LEY DE INICIATIVA POPULAR DE REFERENDO-Cambio de
pregunta por el Congreso constituye un vicio de procedimiento por
extralimitación en la facultad de enmienda
Si bien se había concluido que durante el trámite legislativo una iniciativa
normativa ciudadana no puede ser alterada de manera sustancial, en
consideración a que el artículo 378 de la Constitución limitó la titularidad de
la iniciativa de la ley que convoca a referendo de reforma constitucional al
Gobierno y a los ciudadanos, excluyendo dicha facultad del ámbito
competencial reconocido al Congreso; que el porcentaje de apoyo ciudadano
requerido es alto y, por consiguiente, debe reconocerse toda la significación
que tiene dentro del proceso de decisión democrática la participación del
pueblo, aunque éste funja como poder constituido; y que los ciudadanos no
tienen oportunidad de manifestar su parecer respecto del acuerdo o
desacuerdo con las modificaciones introducidas por el Congreso, ni siquiera
cuando las mismas son sustanciales, razones éstas por las que la Corte
considera que en los casos de iniciativa legislativa popular el Congreso no
puede modificar sustancialmente el proyecto presentado por los ciudadanos,
ya que en la práctica esto implicaría que se discutiera y eventualmente se
aprobara otro proyecto, y no el presentado por los titulares de la iniciativa.
En el caso concreto, la única pregunta contenida inicialmente en la iniciativa
sometida al Congreso de la República, que dio origen a la Ley 1354 de 2009,
fue modificada en el condicionante ‘haya ejercido’ por el de ‘haya sido
elegido’, cambio que a juicio de esta Corporación entraña una variación
fundamental en el proyecto respaldado por los ciudadanos, pues transforma
la propuesta inicial de aprobar la posibilidad de una segunda reelección
mediando un período presidencial en una totalmente distinta consistente en
una segunda reelección inmediata, es decir, la consulta pasa a ser sobre la
posibilidad de tres períodos consecutivos por parte de una misma persona a
cargo de la Presidencia de la República. La consecuencia más directa de dicha
variación es que el Presidente reelegido por una vez puede aspirar a una
segunda reelección para el período que sigue a la finalización de su segundo
mandato. Dicha modificación, al contrario que el proyecto originalmente
propuesto, permitiría que en la segunda reelección se tuviera un candidato
Presidente al igual que en la primera reelección y no simplemente un
ciudadano candidato.
PRINCIPIOS DE IDENTIDAD Y CONSECUTIVIDAD EN LEY DE INICIATIVA
POPULAR QUE CONVOCA A REFERENDO-Inexistencia de precedente
aplicable/PRINCIPIOS DE IDENTIDAD Y CONSECUTIVIDAD EN LEY DE
INICIATIVA POPULAR QUE CONVOCA A REFERENDO-Vulnerados por
cambio de pregunta en el Congreso a la planteada en la iniciativa
popular/PRINCIPIOS DE IDENTIDAD Y CONSECUTIVIDAD EN LEY DE
INICIATIVA POPULAR QUE CONVOCA A REFERENDO-Desconocimiento
acarrea un vicio insubsanable
En tratándose de leyes de convocatoria a un referendo constitucional de
iniciativa popular, la posibilidad de introducir modificaciones por parte del
Congreso de la República se encuentra limitada en virtud de la protección que
debe garantizarse al principio de democracia participativa y al derecho
fundamental de participación política de más del cinco por ciento de
ciudadanos que conforman el censo electoral vigente. Estas particularidades
crean un contexto de análisis diferente respecto de los principios de identidad
y consecutividad en el trámite legislativo ya que ninguna de las decisiones
anteriores recae sobre una iniciativa que involucra la actuación de principios
y derechos fundamentales, la cual, además, trata sobre un tema respecto del
cual el Congreso carece de titularidad para presentar proyectos de ley, en
virtud del propio texto constitucional, por lo que se puede afirmar que no
existe precedente jurisprudencial exactamente aplicable al presente asunto, y
si bien los principios de identidad y consecutividad se manifiestan con la
misma naturaleza, aunque con diferente intensidad, debido a las limitaciones
del poder de enmienda, por lo que una modificación sustancial de la iniciativa
normativa ciudadana, en cualquier etapa del procedimiento legislativo,
implica la vulneración del principio de identidad, y dependiendo de la etapa
del trámite legislativo en que aquella haya tenido lugar puede acarrear a su
vez la trasgresión del principio de consecutividad que exige que la iniciativa
ciudadana sufra cuatro debates durante su trámite en el Congreso, sin que
pueda ser alterada sustancialmente a lo largo del procedimiento legislativo.
En el procedimiento de elaboración de la Ley 1354 de 2009 resultaron
vulnerados tanto el principio de identidad como el de consecutividad por el
cambio introducido al proyecto que fue de tal envergadura, que su
aprobación no respetó el principio de identidad y además que el haberlo
hecho una vez transcurridos dos de los debates requeridos hace que el
proyecto aprobado únicamente haya recibido dos debates por lo que también
se desconoció el principio de consecutividad durante el trámite legislativo de
la iniciativa normativa ciudadana, vicio insubsanable que acarrea la
inconstitucionalidad de la ley.
CONGRESO-Contenido normativo de la convocatoria a sesiones
extraordinarias
De la lectura de las disposiciones tanto de la Constitución como del
Reglamento del Congreso relacionadas con las sesiones extraordinarias del
Congreso de la República se pueden los siguientes contenidos normativos: el
Congreso podrá reunirse en sesiones realizadas en momentos que estén fuera
del calendario legislativo ordinario. Para la reunión válida en sesiones
extraordinarias debe mediar convocatoria del Gobierno. El Congreso podrá
sesionar de forma extraordinaria únicamente durante el tiempo que
determine el Gobierno, y las atribuciones que el Congreso ejerza en desarrollo
de dichas sesiones son limitadas, pues se supeditan a la agenda determinada
por el Gobierno, excepto en materia de control político, función que puede
ejercer en cualquier tiempo.
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD DE DECRETO DE CONVOCATORIA
A SESIONES EXTRAORDINARIAS-Excepcionalidad
CONVOCATORIA A SESIONES EXTRAORDINARIAS DEL CONGRESO-Se
predica del momento para el cual se convoca y no del momento en que
se convoca/CONVOCATORIA A SESIONES EXTRAORDINARIAS DEL
CONGRESO-No constituye un vicio su convocatoria cuando el Congreso
aún esta sesionando de manera ordinaria/PRINCIPIO DE PUBLICIDAD
EN CONVOCATORIA A SESIONES EXTRAORDINARIAS DEL CONGRESO-
Vulneración por publicación de decreto de convocatoria con
posterioridad al inicio de sesiones
De conformidad con lo previsto en el artículo 119 de la Ley 489 de 1998, la
vigencia y oponibilidad de los actos administrativos enunciados en el dicho
artículo está supeditada a la publicidad, mediante la publicación en el Diario
Oficial. Mientras esta formalidad no sea satisfecha dichos actos no producen
efectos jurídicos, pues no están en vigor y no obligan a sus destinatarios. En
el caso concreto del Decreto 4742 de 2008, expedido por el Gobierno nacional
con el objeto de citar a sesiones extraordinarias al Congreso de la República,
que por sus características y trascendencia debía publicarse de conformidad
con lo previsto en la Ley 489 de 1998, no podía producir efectos sino a partir
del momento en que fue publicado en el Diario Oficial, medio que el
legislador determinó como adecuado para satisfacer la exigencia de
publicidad en nuestro sistema jurídico, lo que se produjo hasta el día 17 de
diciembre de 2008, a partir de las 18 horas 20 minutos; en tanto que la sesión
extraordinaria de la plenaria de la Cámara de Representantes se inició a las 0
horas cinco minutos del 17 de diciembre de 2008, momento para el cual el
Congreso, específicamente la Cámara de Representantes, no había sido
convocada válidamente a sesiones extraordinarias. Para la Corte resulta
irrelevante que el Diario Oficial publicado el día 17 de diciembre a las 18
horas y 20 minutos tuviese fecha 16 de diciembre, pues este formalismo no
sanea la afectación al principio de publicidad fundamental en el accionar del
órgano legislativo.
SESIONES EXTRAORDINARIAS DEL CONGRESO-Efectos cuando se
realizan sin los requisitos constitucionales y reglamentarios
La consecuencia para los casos en que el órgano legislativo o alguna de sus
cámaras se reúnen sin que se hayan cumplido los requisitos constitucionales y
reglamentarios aplicables la consagra la propia Constitución en el artículo
149, y no es otra que la nulidad de la sesión extraordinaria realizada y la
carencia de efectos del acto que en ella tuvo lugar. En el caso concreto la
sesión extraordinaria de la Cámara de Representantes y la votación en
segundo debate del proyecto de ley No. 138 de la Cámara de Representantes
en el año 2008, que posteriormente se convertiría en la ley 1354 de 2009.
REGIMEN DE BANCADAS-Fundamento normativo/REGIMEN DE
BANCADAS-Reglas de funcionamiento/REGIMEN DE BANCADAS-
Excepción a la regla general/REGIMEN DE BANCADAS-Elementos
esenciales que lo caracterizan/REGIMEN DE BANCADAS-Régimen
disciplinario aplicable
El régimen de bancadas políticas creado por el Acto Legislativo 01 de 2003
que reformó, entre otros, el artículo 108 de la Constitución y por la Ley 974 de
2005, que desarrolla dicho régimen y adecua el reglamento del Congreso a
sus previsiones, tiene como principio rector el incentivar el funcionamiento
disciplinado de los partidos, reduciendo las posibilidades de que miembros de
un mismo partido o movimiento político sostengan posiciones diversas o,
incluso, contradictorias respecto de un mismo tema. El artículo 108 de la
Constitución determinó que la bancada estará conformada por los miembros
de un partido, movimiento o grupo significativo de ciudadanos que hayan
sido elegidos a partir de una misma lista., de donde deriva el deber de actuar
en bancada. La regla de funcionamiento de la bancada será que la misma
sostenga un único parecer respecto de los temas que se debatan y que se
voten al interior de los cuerpos colegiados de elección popular; siendo la
única excepción a esta regla la objeción de conciencia que, en ejercicio de
derecho fundamental de libertad de conciencia, pueden sostener los
miembros de la bancada que quieran separarse de las decisiones tomadas en
su seno. En cuanto es la unidad de criterio, que constituye la esencia de la
decisión en bancada, los congresistas deben ser respetuosos de los acuerdos
adoptados en su seno y, en consecuencia, respaldarlas tanto en el transcurso
de los debates, como al momento de manifestar su apoyo en las votaciones.
Con el objetivo de dar fortaleza a las bancadas en el camino por que sus
miembros acaten la disciplina propia de su funcionamiento, la disposición
constitucional estableció un régimen disciplinario que permite a los partidos y
movimientos políticos sancionar a los miembros de su bancada en los casos
en que no se actúe de conformidad con lo acordado por ésta, permitiendo
que se impongan aquellas medidas previstas en los estatuto del partido, en
que las consecuencias de las sanciones impuestas pueden extrapolar la órbita
de miembro del partido y afectar su condición de servidor público, es decir, en
cuanto miembro de la corporación pública.
REGIMEN DE BANCADAS-Sanción disciplinaria aplicada por Comité de
Etica del Partido burlada por cambio de partido/TRANSFUGUISMO
POLITICO-Maniobra para escapar del poder disciplinario de bancada
Si bien el cambio de partido fue propiciada por el parágrafo transitorio del
artículo primero del Acto Legislativo 01 de 2009, que estableció esta
posibilidad con miras a las elecciones que tendrían lugar en el año 2010, mas
no para propiciar la formación de mayorías coyunturales durante el debate y
aprobación de una ley convocatoria a un referendo para modificar la
Constitución y establecer una segunda reelección presidencial inmediata,
actuación con la que queda evidenciada la trasgresión del artículo 108
constitucional, pues en este caso, el transfuguismo fue un cambio consciente
y deliberado de partido con fines claramente coyunturales, específicamente
para conformar las mayorías en una votación particular durante el trámite de
la Ley 1354 de 2009, el cual supuso el quebrantamiento de la disciplina de
bancada, la vulneración el artículo 108 constitucional y una maniobra
deliberada para escapar del poder disciplinario de su bancada original. Esta
Corporación considera que la Mesa Directiva de la Cámara de
Representantes, al haber sido advertida oportunamente de la sanción
impuesta por el Consejo de Control Ético del Partido Cambio Radical no debió
permitir que los congresistas afectados por la misma participaran en la
votación que tuvo lugar el primero (01) de septiembre de 2009, pues éstos
habían recurrido al cambio de partido para escapar del poder sancionador de
dicha agrupación política.
PRUEBA DE LA RESISTENCIA DEL VOTO-Concepto/PRUEBA DE LA
RESISTENCIA DEL VOTO EN PROYECTO DE LEY DE INICIATIVA POPULAR
DE REFERENDO-Aplicación conduce a la configuración de un vicio de
procedimiento insubsanable
En razón de que no era posible tener como votos válidos los depositados por
los Representantes sancionados con suspensión del voto, la anulación de los
mismos no genera automáticamente un vicio procedimental, pues la
anulación de los votos de determinados congresistas no necesariamente
afecta la voluntad de toda la cámara legislativa a la que pertenecen. En estos
casos la doctrina ha sostenido que debe aplicarse la llamada ‘prueba de la
resistencia’, que, para la Corte, resulta de una coherencia lógica
incontestable; este ejercicio postula que, ante la anulación del voto de algún
o algunos congresistas, se verá afectada la voluntad de la cámara o comisión
únicamente en aquellos casos en que la sustracción de estos votos afecte el
número de apoyos mínimo exigido para alcanzar la mayoría prevista por las
disposiciones constitucionales para la aprobación de un determinado acto. En
el presente caso, referido a la aprobación del informe de conciliación en el
trámite de la Ley 1354 de 2009, el restar de los votos a favor obtenidos los de
los congresistas suspendidos arroja como resultado que el informe de
conciliación un respaldo que no alcanza mayoría que la Constitución y el
Reglamento del Congreso exigen para su aprobación en la Cámara de
Representantes, por lo que se presenta un vicio de carácter insubsanable,
pues no se alcanzó uno de los presupuestos de aprobación del informe de
conciliación, cual es el respaldo de la mayoría absoluta de la Cámara de
Representantes.
PROYECTO DE LEY DE INICIATIVA POPULAR DE REFERENDO PARA
SEGUNDA REELECCION PRESIDENCIAL INMEDIATA-Forma como se
votaron los impedimentos de los Congresistas no afecta la validez del
trámite
IMPEDIMENTOS Y RECUSACIONES DE CONGRESISTAS EN PROYECTO
DE LEY DE INICIATIVA POPULAR DE REFERENDO PARA SEGUNDA
REELECCION PRESIDENCIAL INMEDIATA-Declaración por parte de uno o
varios miembros del congreso resulta indiferente en análisis de
exequibilidad de la ley
PROYECTO DE LEY DE INICIATIVA POPULAR DE REFERENDO PARA
SEGUNDA REELECCION PRESIDENCIAL INMEDIATA-Supuesta desviación
de poder en trámite no constituye vicio de procedimiento/PROYECTO
DE LEY DE INICIATIVA POPULAR DE REFERENDO PARA SEGUNDA
REELECCION PRESIDENCIAL INMEDIATA-Requisito de plena prueba
para que vicios de la voluntad tengan consecuencias en juicio de
constitucionalidad
En el caso concreto los intervinientes pretenden que se declare la ocurrencia
de un vicio en el procedimiento legislativo por la presunta desviación de
poder en que habrían incurrido algunos congresistas al momento de votar el
proyecto de ley. Presentan como elementos probatorios: (i) la denuncia que
presentó el ciudadano Rafael Pardo ante la Procuraduría General de la
Nación; (ii) los artículos publicados en periódicos y revistas que describen la
implementación por parte del Gobierno Nacional de proyectos públicos y la
celebración de contratos estatales tendentes a beneficiar a senadores y
representantes fundamentales para alcanzar las mayorías requeridas en el
trámite de aprobación de la ley que convoca al referendo, al igual que el
nombramiento como directores de distintos centros penitenciarios de
personas cercanas a algunos de los congresistas que conformaron la
Comisión de Conciliación; y (iii) la denuncia de distintos representantes a la
Cámara de supuestos ofrecimientos irregulares hechos por el Director del
SENA a cambio de su voto favorable al proyecto. A juicio de esta Corporación
los medios probatorios antes enunciados no permiten determinar con plena
certeza la ocurrencia de la presunta desviación del poder y son insuficientes
para establecer la ocurrencia del eventual vicio y las consecuencias que de
éste se derivarían en cuanto a la validez del trámite legislativo adelantado.
REQUISITO DE ANUNCIO PREVIO DE VOTACION EN TRAMITE
LEGISLATIVO-Finalidad/REQUISITO DE ANUNCIO PREVIO DE VOTACION
EN TRAMITE LEGISLATIVO-Inexistencia de vicio, cuando a pesar de la
ruptura de la cadena de anuncios, en sesión anterior a la de aprobación
del proyecto, éste fue anunciado para votación
El anuncio previo fue introducido por el Acto Legislativo 01 de 2003, con el fin
de reforzar el principio de publicidad y, por consiguiente, brindar mayores
garantías a todos los actores que participan dentro del procedimiento
legislativo, se estableció con carácter preceptivo el requisito de anunciar en
sesión anterior los proyectos que fueran a votarse tanto en comisiones, como
en plenaria de las cámaras legislativas. La clara intención de la disposición
constitucional fue evitar la realización de votaciones inesperadas que, fruto
de la facultad de modificación del orden del día, tomaran por sorpresa a las
fuerzas políticas con representación en las cámaras, a los miembros del
Gobierno con interés en los proyectos tramitados por el Congreso y a la
sociedad. Con el anuncio se tendría claridad respecto de cuáles proyectos
podrían ser votados en una futura sesión, careciendo de validez la votación
de cualquiera que no hubiese sido incluido en el anuncio previamente
realizado. Si bien la Corte ha entendido que en desarrollo del trámite
legislativo debe existir la llamada “cadena de anuncios”, que consiste en la
obligación de anunciar la votación de un determinado proyecto de ley en
cada una de las sesiones que tengan lugar entre el fin de su discusión y la
votación, de una acertada aplicación del principio de subsidariedad de las
formas, se ha aceptado que la obligación del anuncio se cumpla con su
realización, de forma suficientemente determinada, en la sesión anterior a
aquella en la que la votación tenga lugar. En el caso concreto en el tramite
del proyecto 242 de 2008 del Senado y 138 de 2008 de la Cámara de
Representantes, que luego se convertiría en la ley 1354 de 2009, la Corte
observó que durante el debate en la plenaria del Senado de la República se
presentó una interrupción en la “cadena de anuncios” para la votación, pero
asimismo determinó que la votación del proyecto fue anunciada en la sesión
anterior a aquella en la que se realizó por parte de la plenaria del Senado,
cumpliéndose la exigencia del anuncio previo consagrada en el artículo 8º del
acto legislativo 01 de 2003, razón por la cual la Corte no encuentra la
ocurrencia de vicio procedimental alguno por el supuesto rompimiento de la
cadena de anuncios.
TRAMITE LEGISLATIVO DE LEY DE INICIATIVA POPULAR QUE CONVOCA
A REFERENDO CONSTITUCIONAL-Irregularidades configuraron vicios
que afectan la constitucionalidad de la ley
Durante el trámite de la Ley 1354 de 2009 se presentaron irregularidades que
configuraron vicios que afectan la constitucionalidad de la Ley por cuanto: se
dio inicio al trámite de la iniciativa legislativa ciudadana sin que fuera
adjuntada la certificación del Registrador Nacional del Estado Civil prevista
en el artículo 27 de la LEMP sobre cumplimiento de los requisitos exigidos
para la realización de los mecanismos de participación ciudadana, entre
otros, los topes, globales e individuales, de financiación, certificación cuya
ausencia impide la iniciación del trámite legislativo y vicia la
constitucionalidad de todo el procedimiento adelantado ante el Congreso de
la República; durante el tercer debate en Comisión Primera Constitucional
Permanente del Senado se modificó de manera sustancial la iniciativa
legislativa ciudadana que había recibió el apoyo de más del 5% de los
ciudadanos que integran el censo electoral vigente, modificación de carácter
sustancial, con lo que el Congreso excedió las limitaciones que el principio de
democracia participativa le impone a su labor respecto de los proyectos de
ley de iniciativa ciudadana, lo que constituye un segundo vicio de
inconstitucionalidad de la Ley 1354 de 2009; la modificación introducida
supuso un cambio sustancial al proyecto que vulneró el principio de identidad
y de consecutividad, porque tuvo lugar una vez transcurridos los debates ante
la Cámara de Representantes de manera tal que el proyecto aprobado
únicamente fue objeto de dos debates, por lo que no era posible someter el
desacuerdo a la comisión de conciliación, órgano interno que no tiene
competencia para reemplazar a ninguna de las instancias previstas para la
realización de los cuatro debates; las circunstancias relacionadas con la
publicación del Decreto 4742 de 2008, mediante el cual se convocaba a
sesiones extraordinarias al Congreso de la República permiten colegir que la
plenaria de la Cámara de Representantes se reunió, cuando este Decreto no
había sido publicado en el Diario Oficial y la consecuencias de este hecho es
la nulidad de la sesión extraordinaria realizada el 17 de diciembre por la
Cámara de Representantes y la carencia de efectos del acto que en ella tuvo
lugar; la conducta de cinco representantes que para eludir el ejercicio del ius
puniendi de su agrupación política cambiaron de partido y se inscribieron en
otro partido con lo que se trasgredió el artículo 108 constitucional, y de la
anulación de sus votos el informe votado no recibe el respaldo suficiente para
su aprobación y, por consiguiente, no se alcanza la mayoría que la
Constitución y el Reglamento del Congreso exigen para su aprobación en la
Cámara de Representantes, por lo que la Corte considera que se presenta un
vicio de carácter insubsanable.
LEY DE CONVOCATORIA A REFERENDO-Límites a preguntas que se
formulan por exigencia de lealtad y claridad/LEY DE CONVOCATORIA A
REFERENDO-Inexequibilidad de pregunta de voto en blanco
La exigencia de lealtad y claridad en la redacción del texto sometido a
consideración del pueblo, cuando se trata de una ley convocatoria a un
referendo, impone límites ciertos a la libertad de configuración legislativa,
especialmente en lo que se refiere a la redacción de las preguntas que deben
ser sometidas a votación popular, al igual que sobre la previsión de la
casilla de voto en blanco, sobre la que concluyó que resultaba
inconstitucional: porque esta posibilidad no está prevista en la LEMP,
siendo, por el contrario, excluida dicha casilla, además que el artículo 378 de
la Carta ordena que el temario o articulado de un referendo constitucional
sea presentado de tal manera que los electores puedan escoger libremente
“qué votan positivamente y qué votan negativamente”, de manera que las
posibilidades previstas constitucionalmente en un referendo constitucional
son el “sí” y el “no”, pero en ningún caso el “voto en blanco”.
LEY DE CONVOCATORIA A REFERENDO-Carece de contenido normativo
autónomo/LEY DE CONVOCATORIA A REFERENDO-Carencia de
enunciado normativo constituye un vicio material/TITULO DE LEY-No
configura norma con eficacia jurídica/SENTENCIA INTEGRADORA EN LEY
DE CONVOCATORIA A REFERENDO-Improcedencia
La Ley 1354 de 2009 no prevé expresamente la convocatoria a la ciudadanía
para que decida si apoya o no la reforma constitucional propuesta,
circunstancia que no puede ser resuelta por el título de la ley, pues si bien
éste tiene una utilidad interpretativa no tiene eficacia jurídica directa y no
puede ser entendido como una norma de carácter vinculante de la cual se
deriven mandatos, prohibiciones o permisiones, para mencionar sólo algunas
de las tipologías normativas más comunes; como tampoco por el decreto
presidencial, contemplado en el artículo 34 de la Ley 134 de 1994, porque
siendo este decreto un acto de trámite o de ejecución de la ley, su finalidad
no es llenar las eventuales lagunas normativas existentes en el cuerpo de
aquella, como también está vedado que mediante un decreto reglamentario
se incluya un contenido que debía estar en la ley. La laguna normativa en
comento afecta un elemento esencial de la ley, sin el cual ésta no puede
producir efectos jurídicos, y se trata de un vicio material cuya consecuencia es
la declaratoria de inexequibilidad de la Ley 1354 de 2009.
FORMA POLITICA-Concepto
SISTEMA DE GOBIERNO-Concepto/FORMA DE GOBIERNO-
Concepto/REGIMEN POLITICO-Concepto
La forma política se refiere a la manera como dentro del Estado instituido se
configura jurídicamente la organización y el ejercicio del poder político, a
partir de una opción ideológica igualmente decidida por el Constituyente
originario. Hacen parte de este concepto el sistema de gobierno, la forma de
gobierno y el régimen político constitucionalmente adoptado. El sistema de
gobierno depende de si el poder se encuentra concentrado en una sola
instancia o distribuido en varias y en este último evento de las relaciones
entre las distintas instancias, mientras que la forma de gobierno atiende a la
concepción de acuerdo con la cual se organiza el poder ejecutivo y se decide
acerca de su ejercicio. El régimen político, por su parte, enmarca todo lo
anterior y denota la expresión jurídica de la ideología subyacente a la
organización y al ejercicio del poder en el Estado estructurado por la
Constitución. De conformidad con lo establecido en su artículo 1º, la Carta de
1991 define la forma de gobierno, indicando que el Estado Social de Derecho
en ella instituido se organiza como república y a continuación se ocupa del
régimen político; en tal sentido, precisa que esa república es democrática,
participativa y pluralista.
FORMA DE GOBIERNO REPUBLICANA-Características
La forma de gobierno republicana se caracteriza por la temporalidad del jefe
del Estado y las elecciones periódicas, competitivas y libres, por cuya virtud
varios candidatos se disputan el cargo en condiciones de igualdad y se
someten al veredicto electoral que se produce cuando los ciudadanos ejercen
libremente el derecho al sufragio universal. La forma republicana procura así
que el ejercicio temporal de la suprema magistratura permita, cada tanto, la
postulación de varios ciudadanos con idéntica oportunidad, así como la
intervención del cuerpo electoral integrado por todos los ciudadanos que, al
efecto, se encuentran dotados de igual derecho para escoger al candidato de
sus preferencias.
SOBERANIA NACIONAL-Concepto/SOBERANIA POPULAR-Concepto
Las teorías de la soberanía nacional y de la soberanía popular pretenden
explicar el origen, la titularidad y el ejercicio del poder, según éste resida en
la nación, edificada con fundamento en las tradiciones y en los rasgos
culturales o sociológicos compartidos por los asociados con unas
características generadoras de una identidad que se construye con base en
el pasado, las costumbres, el idioma, las creencias y los idearios o
aspiraciones comunes. La nación que condensa todo ese proceso es,
necesariamente, un ente abstracto y, como no puede actuar por sí misma,
requiere de representantes elegidos y autónomos que, en atención al bien
común, la interpreten y expresen su parecer. La teoría de la soberanía
popular postula la tesis del poder fraccionado, porque cada uno de los
asociados es titular de una parte de la soberanía, fracción idéntica a la que
pertenece a los restantes miembros del cuerpo político, individualmente
considerados, quienes participan de la soberanía en medida proporcional a la
totalidad de los asociados. El ejercicio de la soberanía es directo por lo que
tiene su fundamento en la democracia directa. El Constituyente colombiano
de 1991 se valió de una fórmula mixta al establecer, en el artículo 3º de la
Carta vigente, que “la soberanía reside exclusivamente en el pueblo del cual
emana el poder público” y que “el pueblo la ejerce en forma directa o por
medio de sus representantes”.
CONSTITUCION DE 1991-Institucionalizó al pueblo como titular de la
soberanía pero para su ejercicio le estableció cauces precisos
La institucionalización del pueblo como titular de la soberanía impide que
ésta que en él reside sirva de pretexto a un ejercicio de su poder ajeno a
cualquier límite jurídico y desvinculado de toda modalidad de control. El
proceso democrático, si auténtica y verdaderamente lo es, requiere de la
instauración y del mantenimiento de unas reglas que encaucen las
manifestaciones de la voluntad popular, impidan que una mayoría se
atribuya la vocería excluyente del pueblo e incorporen a las minorías en el
proceso político, pues son parte del pueblo y también están asistidas por el
derecho a servirse de esas reglas comunes que constituyen el presupuesto de
la igualdad con la que todos, ya pertenezcan a la mayoría o las minorías,
concurren a los certámenes democráticos.
DEMOCRACIA-Principio jurídico fundante del Estado constitucional
DEMOCRACIA PARTICIPATIVA-Alcance/DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y
PLURALISMO-Características
PARTIDOS, ORGANIZACIONES Y MOVIMIENTOS POLITICOS-Constituyen
una faceta institucional del pluralismo
El pluralismo se opone al unanimismo, pues acepta el juego de las diferentes
opciones ideológicas; desconfía de la homogeneidad, porque reconoce la
heterogeneidad de la sociedad, así como la existencia de los grupos a los que
pertenecen los individuos; rechaza el carácter absoluto de las opiniones o
tendencias, ya que le otorga legitimidad a los distintos puntos de vista;
promueve la participación política en la medida en que da oportunidad de
expresarse a diversas propuestas y grupos sociales y supone la aceptación de
las reglas fijadas para tornar viable esa expresión y hacerla accesible a todos.
En el plano político, el pluralismo implica la reversibilidad del poder, por
cuanto la libre expresión de las diferentes opciones entraña la posibilidad de
que una propuesta pueda sustituir a otra en el gobierno de la nación, con lo
que eso exige de respeto y de garantía a las minorías que pueden convertirse,
si así lo deciden los ciudadanos, en mayoría, que, a su vez, tendrá que
respetar a las minorías que existan.
PRINCIPIO DE SEPARACION DE PODERES-Elemento fundante de la
Constitución de 1991
En armonía con el régimen político de carácter democrático, integrado a la
forma política seleccionada por el Constituyente primario, la Constitución
colombiana acoge la teoría de la separación de poderes, que se ha
identificado como uno de los elementos fundantes de la Constitución
Colombiana de 1991, cuya trasgresión ha dado lugar a la declaración de
inexequibilidad de enunciados normativos reformatorios del texto
constituciona1. La separación funcional del poder del Estado en distintas
ramas y órganos guarda estrecha relación con el propósito de preservar la
libertad de los asociados, bajo el entendido de que la concentración del poder
implica la tiranía y la opresión, así como la división de funciones estatales
permite el cumplimiento eficiente de las diversas finalidades constitucionales
encomendadas al Estado. Se tiene entonces que el principio bajo estudio
permite, por una parte, limitar el alcance del poder que ejerce cada órgano y,
de esta manera precaver su indebida injerencia sobre la actividad de los
asociados, garantizando el goce efectivo de una mayor libertad y, por otra,
asegurar que los diversos órganos desarrollen un mayor grado de
especialización institucional, y le den un manejo más técnico a sus funciones.
PRINCIPIO DE SEPARACION DE PODERES-Modelos/PRINCIPIO DE
SEPARACION DE PODERES-Sistema de frenos y contrapesos/PRINCIPIO
DE SEPARACION DE PODERES-Estimula el ejercicio del poder limitado y
evita su concentración
La jurisprudencia constitucional ha reconocido que existen dos modelos de
separación de poderes: el primero defiende una delimitación funcional
rigurosa como medio para acotar el poder, a partir del entendimiento de que
una distribución precisa y equilibrada de las labores estatales, en la cual cada
órgano cumple una tarea preestablecida, es una condición suficiente para
mantener a dichos órganos del poder dentro de sus límites constitucionales, y
precisamente, por la dificultad de su implementación práctica derivado de la
rigidez de la separación de poderes este modelo estaba condenado al
fracaso. El segundo modelo también parte de una especialización de las
labores estatales, cada una de las cuales corresponde a un órgano específico,
pero le confiere un papel preponderante al control y a las fiscalizaciones
interorgánicas recíprocas, como reguladores constantes del equilibrio entre
los poderes públicos. Este modelo constitucional denominado de frenos y
contrapesos no presupone que la armonía entre los órganos que cumplen las
funciones clásicas del poder público sea una consecuencia espontánea de una
adecuada delimitación funcional y de la ausencia de interferencias en el
ejercicio de sus competencias. Por el contrario, el balance de poderes es un
resultado que se realiza y reafirma continuamente, mediante el control
político, la intervención de unos órganos en las tareas correspondientes a
otros y las relaciones de colaboración entre las distintas ramas del poder
público en el ejercicio de sus competencias. Entre las diversas
manifestaciones normativas del sistema de frenos y contrapesos se
encuentran las citaciones y requerimientos a los Ministros, Superintendentes
y Directores de Departamentos Administrativos para que concurran a las
sesiones de cada Cámara, la figura de la moción de censura, el control del
Congreso previsto para la declaratoria de los estados de excepción y las
medidas adoptadas por el Gobierno Nacional para conjurar la situación de
crisis, el juzgamiento por parte del Congreso de ciertos servidores públicos.
Además la Constitución creó varios organismos encargados de hacerle
contrapeso a la voluntad política mayoritaria, tales como la Corte
Constitucional y la Defensoría del Pueblo, e independizó varias autoridades
cuyas funciones deberían ser autónomas de las coyunturas políticas, tales
como la Fiscalía General de la Nación, el Consejo Superior de la Judicatura, la
Procuraduría General de la Nación y el Banco de la República, entre otras.
SEGUNDA REELECCION PRESIDENCIAL INMEDIATA-Vulnera el principio
de separación de poderes
SISTEMA PRESIDENCIAL DE GOBIERNO Y PRESIDENCIALISMO-
Diferencias/SISTEMA PRESIDENCIAL DE GOBIERNO-Afianzamiento con
la Constitución de 1991
Un sistema de gobierno de tipo presidencial se perfila alrededor de la figura
del Presidente de la República, cuyo origen popular es la primera
característica destacable y, aunque en algunos modelos ese origen es directo
y en otros indirecto, lo relevante es que su designación requiere de la
intervención del pueblo, que elige al primer mandatario por un tiempo
determinado. Su origen popular le otorga al Presidente una especial
autonomía en el ejercicio de sus funciones y el periodo fijo preestablecido le
garantiza un ejercicio continuo del poder. La autonomía del Presidente le
permite designar y remover a sus ministros, en razón de una característica
adicional relacionada con las calidades de jefe de estado y de jefe de
gobierno. En cuanto a la fijación del período constitucional que corresponde
al Presidente comporta, de por sí, una limitación de sus expectativas y del
ejercicio efectivo de su poder, ya que, la introducción del período presidencial
en el esquema institucional constituye un mecanismo de control, por cuanto
la demarcación temporal de su mandato le impone al jefe del Estado la
obligación de atenerse al tiempo previamente señalado y de propiciar la
sucesión de conformidad con las reglas establecidas, para evitar la
prolongada concentración del poder en su propia persona y procurar que,
conforme a los dictados constitucionales, las instituciones se acomoden a las
nuevas realidades originadas en la renovación periódica de la suprema
magistratura y conserven así el equilibrio inherente a la separación de
poderes y al sistema de frenos y contrapesos. El presidencialismo es un
vocablo reservado para designar aquellas modalidades deformadas del
sistema presidencial, cuyo factor determinante de deformación lo constituye
la preponderancia presidencial que logra alterar el equilibrio pretendido
mediante la inclusión del principio de separación de poderes en las
constituciones.
PRESIDENTE DE LA REPUBLICA-Duración del período presidencial en la
historia constitucional colombiana/PRESIDENTE DE LA REPUBLICA-
Importancia de un período presidencial fijo/PRESIDENTE DE LA
REPUBLICA-Posibilidad de reelección por una sola vez
La previsión expresa de un período para el titular del poder ejecutivo
encuentra sustento en relevantes razones de orden constitucional. Es así
como el señalamiento de un período para que el Presidente elegido
popularmente ejerza su mandato es una de las principales características de
los sistemas presidenciales, y de su observancia depende que toda la forma
política decidida por el Constituyente se preserve, tal y como fue adoptada en
la Constitución, o se desfigure a tal grado que, de hecho, deba entenderse
sustituida por otra, incluso contraria. La fijación del período constitucional
que corresponde al Presidente comporta, de por sí, una limitación de sus
expectativas y del ejercicio efectivo de su poder, además de constituir un
mecanismo de control, por cuanto la demarcación temporal de su mandato le
impone al jefe del Estado la obligación de atenerse al tiempo previamente
señalado y de propiciar la sucesión de conformidad con las reglas
establecidas, para evitar la prolongada concentración del poder en su propia
persona y procurar que, conforme a los dictados constitucionales, las
instituciones se acomoden a las nuevas realidades originadas en la
renovación periódica de la suprema magistratura y conserven así el equilibrio
inherente a la separación de poderes y al sistema de frenos y contrapesos. El
señalamiento del lapso durante el cual se puede ejercer válidamente la
primera magistratura no sólo es importante para el desempeño de la persona
que ejerza como Presidente, sino también para la actuación de las principales
autoridades, cuyos períodos constitucionales, por lo general, son acordados,
en lo referente a su duración y al momento de su inicio o de su terminación,
por referencia al período del jefe del Estado, con la finalidad de asegurar la
autonomía de los distintos órganos, su adecuada interrelación y la
independencia en el ejercicio de sus funciones, más aún si esas funciones
implican el control de la actividad del ejecutivo.
ELEGIBILIDAD, INELEGIBILIDAD E IRREELEGIBILIDAD-Conceptos
Del contenido de las constituciones surge una diferencia entre aquellos
cargos que, aún cuando tengan determinado el período para su ejercicio,
pueden ser ejercidos por una sola persona durante varios períodos, sean
estos sucesivos o no, sin que al respecto se prevea una prohibición o una
limitación del número de veces, y otros cargos en cuya regulación, por el
contrario, se prevé que sólo pueden ser ejercidos por una sola vez o durante
determinado número de períodos, al cabo de los cuales quien los ha
desempeñado no puede aspirar a ocuparlos de nuevo. De estas circunstancias
surgen los conceptos de elegibilidad e inelegibilidad, pues en el primero de
los supuestos el candidato es elegible, toda vez que pese a haber
desempeñado el cargo por uno o más períodos, jurídicamente tiene
garantizada la posibilidad de volver a presentar su nombre y de ser reelegido
en una pluralidad de ocasiones, cuando así lo considere o hasta cuando
alguna causa de índole jurídica, y diferente al número de los períodos
ejercidos, se lo impida. En el segundo supuesto la persona que ha
desempeñado el cargo en la única oportunidad permitida, o que haya
completado el tope de los períodos constitucionalmente autorizados, es
inelegible para el mismo cargo y no tiene garantizada jurídicamente la
posibilidad de aspirar otra vez, por lo cual no puede ser reelegido,
constituyéndose la inelegibilidad en la imposibilidad jurídica de concurrir al
debate electoral, en calidad de aspirante a ocupar un cargo público, que
obedece a una decisión incorporada en la Constitución. La inelegibilidad,
entonces, comporta una exclusión del derecho al sufragio pasivo impuesta a
ciertos individuos y sólo afecta a quienes se encuentran en las circunstancias
constitucionalmente contempladas que dan lugar a esa situación, dando
lugar a la irreelegibilidad que impide una elección adicional de la persona que
ha ejercido el cargo, que adquiere mayor concreción cuando se predica del
Presidente de la República, a quien, una vez culminados los mandatos
constitucionalmente autorizados, se le prohíbe candidatizarse y buscar otro
período para volver a ejercer como Presidente. En el caso colombiano, en la
Constitución de 1991 se adoptó un sistema de gobierno presidencial, que en
su concepción original, estableció la prohibición absoluta de reelección para
el ciudadano que, a cualquier título, hubiere ejercido la presidencia, lo cual
fue variado mediante el Acto Legislativo No. 2 de 2004 para permitir que el
Presidente en ejercicio pudiera presentar su candidatura para el período
siguiente y permanecer en el ejercicio del cargo durante dos períodos
seguidos.
RUPTURA O QUEBRANTAMIENTO DE LA CONSTITUCION-
Concepto/RUPTURA O QUEBRANTAMIENTO DE LA CONSTITUCION-
Efecto de la reelección presidencial por una sola vez
En la doctrina, la prolongación, por una sola vez, del período de mandato de
un parlamento e igualmente la prolongación, por una sola vez, de la duración
del mandato de un Presidente, suelen ser citados como ejemplos destacados
de una rotura o quebrantamiento de la Constitución que, según las
circunstancias específicas de cada caso, puede presentarse en total armonía
con la Constitución o en radical desacuerdo con ella. Siendo del caso
mencionar que para Corte la rotura o quebrantamiento de la Constitución,
corresponde a un caso particular de modificación de la Constitución que se
produce cuando se derogan sus normas sólo en un supuesto determinado en
tanto que en todos los demás posibles tales normas continúan vigentes,
siendo incierto establecer si las posibles derogaciones sean o no, sólo las
previstas en el mismo texto constitucional. Así pues, La rotura o
quebrantamiento de la Constitución se refiere al establecimiento de una
excepción a un precepto constitucional en la que no siempre la excepción que
se haga a alguna de las disposiciones superiores vulnera la Carta.
JUICIO DE SUSTITUCION DE LA CONSTITUCION-Alcance respecto de la
segunda reelección presidencial
Aún cuando al examinar la posibilidad de una reelección por una sola vez, la
Corte Constitucional no encontró motivos justificativos de una sustitución de
la Carta de 1991, en esta oportunidad debe acometer de nuevo “el control
estricto adelantado mediante el juicio de sustitución”, porque la autorización
de una segunda reelección del Presidente de la República, que conduciría al
ejercicio de un tercer mandato, además de ser una situación por completo
novedosa en el constitucionalismo colombiano, plantea serios interrogantes
acerca de si se mantienen o se sustituyen por otros opuestos, elementos
basilares de la Carta vigente, en cuanto constitutivos de su identidad,
enfatizando que la reelección presidencial tiene un componente personal
inevitable, pues comporta la posibilidad de que un ciudadano elegido para
ejercer la presidencia de la República pueda postularse para ejercerla de
nuevo y ese componente personal cobra singular relevancia, pues de ser
sometida al pueblo la propuesta y aprobada mediante referendo, la única
persona que se encontraría en el supuesto de aspirar a la segunda reelección
y al tercer período es el actual Presidente de la República, dado que, en la
historia reciente del país, sólo él ha sido elegido por dos períodos
constitucionales y podría ser elegido para otro período.
LEY DE CONVOCATORIA A REFERENDO-Carácter singular y
particular/DERECHO A LA IGUALDAD EN SEGUNDA REELECCION
PRESIDENCIAL INMEDIATA-Violación por referendo de carácter singular
y particular
Si bien la exigencia de la universalidad o generalidad de las leyes es una de
las manifestaciones del principio de igualdad en la producción normativa, en
la medida que corresponde al Legislador tratar de manera igual a un
conjunto de sujetos destinatarios de una regulación específica y esta finalidad
se cumple mediante la expedición de disposiciones de carácter general,
impersonal y abstracto, las leyes de contenido singular o leyes de caso único
siempre han suscitado recelos sobre su constitucionalidad, precisamente por
apartarse de la exigencia de generalidad de la ley y por ser sospechosas de
vulnerar el principio de igualdad, que es justamente lo que acontece con la
Ley 1354 de 2009 que se aprobó con la finalidad específica de permitir al
actual Presidente de la República aspirar a un tercer mandato consecutivo, a
pesar de que la pregunta que se iba a someter a votación popular versara
sobre una hipótesis general y abstracta. Adicionalmente, la disposición
suscita también otras cuestiones relacionadas con el principio de igualdad,
específicamente en lo que hace relación con la igualdad en las contiendas
electorales, en la medida en que el Presidente candidato goza de una
posición de ventaja respecto a los restantes contendientes, por lo que resulta
comprometido el principio de igualdad y por contera el pluralismo político.
SEGUNDA REELECCION PRESIDENCIAL INMEDIATA-Altera el perfil de un
sistema presidencial/SEGUNDA REELECCION PRESIDENCIAL
INMEDIATA-Fortalece el poder nominador del ejecutivo con incidencia
directa en el sistema de frenos y contrapesos/SEGUNDA REELECCION
PRESIDENCIAL INMEDIATA-Participación del Presidente de la República
en elección de altos dignatarios del Estado
A causa de la autorización de la reelección por una sola vez, Colombia
aparece ubicada en el límite máximo de permanencia de una misma persona
en el cargo de Presidente, pues, según la experiencia de países con sistemas
presidenciales estrictos, la doctrina y la propia historia institucional
demuestran que ocho años de mandato presidencial constituyen un límite
más allá del cual existen serios riesgos de perversión del régimen y de la
estructura definida por el Constituyente, además, el reforzamiento de los
poderes nominadores del Presidente de la República y su efecto en el sistema
de frenos y contrapesos, por su participación en la conformación de otras
ramas del poder público y de órganos de control, nombrando miembros e
interviniendo en la integración de distintos órganos constitucionales
mediante la proposición de candidatos para su elección, por lo que las
potestades nominadoras originalmente plasmadas en la Constitución de 1991
resultaron modificadas en virtud del Acto Legislativo 02 de 2004, pero una
segunda reelección inmediata las reforzaría desde la perspectiva del diseño
original de la Constitución de 1991. Así, la eventual prolongación del
mandato presidencial hasta doce años supondría la ruptura del equilibrio
entre la figura del Primer Mandatario investido de relevantes poderes por el
sistema de gobierno presidencial, cuyas atribuciones de nominación resultan
reforzadas y cuyo período coincide con los de los funcionarios de los distintos
organismos de control y judiciales que designó o fueron elegidos de temas
por él propuestas, frente al papel que cumplirían estos organismos de control
encargados de asegurar el sistema de frenos y contrapesos respecto del
poder presidencial.
SEGUNDA REELECCION PRESIDENCIAL INMEDIATA-Sustituye el
principio de alternación en el poder político/SEGUNDA REELECCION
PRESIDENCIAL INMEDIATA-Concentración del poder
El principio democrático constituye un elemento esencial de la Constitución
de 1991 y se desprende del texto constitucional que Colombia es una
democracia participativa, representativa y pluralista, rasgos definitorios éstos
ligados indisolublemente a la realización de elecciones transparentes,
periódicas, inclusivas, competitivas e igualitarias, de donde la idea misma de
representación va ligada por lo tanto a los períodos fijos y a las elecciones
periódicas, en que la alternación cobra una doble dimensión: (i) como eje del
esquema democrático en la que toda autoridad es rotatoria y no hay
previstos cargos de elección popular vitalicios; y (ii) como límite al poder
político, y si bien la reelección inmediata introducida por el Acto legislativo 02
de 2004 no configuraba una sustitución a la Constitución, porque, en todo
caso, se contemplaba un límite absoluto al término del ejercicio del poder por
parte del Presidente de la República y se mantenían las elecciones periódicas
para la provisión de este cargo, un tercer período en el ejercicio del poder,
que fuera el resultado de una segunda reelección presidencial, desvirtuaría el
principio de alternación, ya que mantendría en el poder a una persona e
impondría la reproducción de una misma tendencia política e ideológica
durante un lapso mayor al que es juzgado razonable de acuerdo con las
reglas de funcionamiento de un régimen presidencial típico y al que el propio
constituyente colombiano estableció, tanto en la versión original de la Carta
de 1991, como en la reforma válidamente introducida mediante el Acto
Legislativo No. 02 de 2004. Esta afectación del principio de alternación
proyectaría consecuencias sobre las finalidades de índole constitucional que
mediante él se persiguen y, en concreto, las posibilidades de las minorías y de
la oposición sufrirían notable menoscabo, pues tendrían que aplazar sus
legítimas expectativas por un período adicional, en el que, de nuevo, se
impondrían los equipos y las tesis ya ensayadas a lo largo de ocho años.
SEGUNDA REELECCION PRESIDENCIAL INMEDIATA-Configura una
sustitución de la Constitución
LEY CONVOCATORIA A REFERENDO PARA SEGUNDA REELECCION
PRESIDENCIAL-Sustituye ejes estructurales de la Constitución Política
Referencia: expediente CRF-003
Revisión de constitucionalidad de la Ley
1354 de 2009 “Por medio de la cual se
convoca a un referendo constitucional y se
somete a consideración del pueblo un
proyecto de reforma constitucional”.
Magistrado Sustanciador:
HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO
Bogotá, D. C., veintiséis (26) de febrero de dos mil diez (2010).
La Sala Plena de la Corte Constitucional, en ejercicio de sus atribuciones
constitucionales, en especial las previstas en el numeral 2 del artículo 241 de
la Constitución Política, y cumplidos todos los trámites y requisitos
establecidos en el Decreto 2067 de 1991, ha proferido la siguiente
SENTENCIA
en el proceso de revisión constitucional de la Ley 1354 de 2009 “Por medio
de la cual se convoca a un referendo constitucional y se somete a
consideración del pueblo un proyecto de reforma constitucional”.
I. ANTECEDENTES
El Presidente de la República, el día ocho (08) de septiembre de 2009 en
curso, envió a la Corte Constitucional copia auténtica de la Ley 1354 del miso
año “Por medio de la cual se convoca a un referendo constitucional y se
somete a consideración del pueblo un proyecto de reforma
constitucional” para que esta Corporación diera inicio a su control
automático.
Mediante Auto de primero (01) de octubre de 2009 el Magistrado
Sustanciador avocó conocimiento del proceso de la referencia y decretó la
práctica de pruebas, para lo cual ordenó oficiar al Registrador Nacional del
Estado Civil, al Presidente del Consejo Nacional Electoral, al Fiscal General de
la Nación, a la Corte Suprema de Justicia, al Procurador General de la Nación,
al Secretario General de la Cámara de Representantes, al Secretario General
del Senado, al Secretario de la Comisión Primera de la Cámara de
Representantes, al Secretario de la Comisión Primera del Senado, al
Presidente del Partido Cambio Radical, al Presidente del Partido Social de
Unidad Nacional (Partido de la U), al Presidente de la Cámara de
Representantes y al Secretario Jurídico de la Presidencia de la República con
el fin de que remitieran los documentos necesarios para adelantar el juicio de
constitucionalidad. Igualmente, por medio de Auto de octubre veinte (20) de
2009, se ofició al Gerente Nacional de la Imprenta Nacional para que
remitiera a esta Corporación otros documentos relevantes. Debido a que
algunos de los elementos probatorios solicitados no fueron allegados de
manera oportuna, mediante Auto de nueve (09) de noviembre del mismo
año se requirió al Secretario General de la Cámara de Representantes y al
Secretario General del Senado para que los aportaran.
Allegadas las pruebas solicitadas, mediante Auto de dieciocho (18) de
noviembre del 2009 se ordenó la continuación del trámite del proceso. El
expediente estuvo fijado en lista en la Secretaría General de la Corte
Constitucional del veintitrés (23) de noviembre al cuatro (04) de diciembre,
lapso en el cual se presentaron las intervenciones ciudadanas que aparecen
relacionadas en un acápite posterior de esta providencia.
Vencido el término de fijación en lista, la Sala Plena de la Corte
Constitucional, en sesión celebrada el dieciséis (16) de diciembre de 2009
resolvió las solicitudes de recusación presentadas contra los Magistrados
María Victoria Calle Correa, Nilson Pinilla Pinilla, Jorge Ignacio Pretelt Chaljub
y Humberto Antonio Sierra Porto. En la misma fecha se ordenó abrir el
trámite del incidente de recusación contra el magistrado Mauricio González
Cuervo y se ordenó la práctica de pruebas. Mediante Auto-013 de tres (03)
de febrero de dos mil diez (2010) fue resuelto este incidente y se rechazó la
recusación.
El doce (12) de enero de 2010 el Procurador General de la Nación radicó el
concepto sobre la constitucionalidad de la Ley 1354 de 2009. Cumplidos los
trámites constitucionales y legales propios de esta clase de procesos, entra la
Corte a decidir sobre la exequibilidad de la ley de la referencia.
1.6. Alcance y naturaleza del control ejercido por la Corte sobre la Ley
1354 de 2009.
El numeral segundo del artículo 241 de la Carta asigna expresamente a la
Corte Constitucional la función de “[d]ecidir, con anterioridad al
pronunciamiento popular, sobre la constitucionalidad de la convocatoria a un
referendo o a una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución,
sólo por vicios de procedimiento en su formación”.
Esta competencia es complementada por los artículos 378 y 379
constitucionales, los cuales introducen algunas precisiones en torno a su
alcance. Así, la primera disposición fija los rasgos principales que
caracterizan el referendo constitucional y textualmente señala que “el
referendo será presentado de manera que los electores puedan escoger
libremente en el temario o articulado qué votan positivamente y qué votan
negativamente”, previsión de la cual ha derivado la Corte Constitucional su
competencia para examinar la redacción de las preguntas contenidas en la
ley de convocatoria y sometidas a la votación popular. Mientras que el
artículo 379 indica que la convocatoria a referendo sólo podrá ser declarada
inconstitucional cuando se violen los requisitos establecidos en el Título XIII
de la Constitución.
Ahora bien, la jurisprudencia de esta Corporación ha
desarrollado en diversos pronunciamientos las
principales características del control constitucional
que se ejerce sobre la ley de convocatoria a un
referendo constitucional. En cuanto a la oportunidad
del control ha precisado que éste se ejerce con
posterioridad a la sanción y promulgación de la ley
correspondiente, como también lo es el control sobre
la ley en la cual se consulta al pueblo sobre si se
convoca a una Asamblea Constituyente [34]. Igualmente,
ha advertido que cuando se acude a la vía del
referendo para reformar la Constitución, esta misma
ha establecido “un control reforzado”, porque además
del control automático que ejerce la Corte sobre la ley
convocatoria, los ciudadanos pueden impetrar la
acción pública de inconstitucionalidad contra el acto
reformatorio de la Constitución. Este control reforzado
se explica porque la “reforma a la Constitución por
medio de un referendo es un procedimiento que
comprende diversas etapas. Por ende, conforme al
artículo 241 ord 2, la Corte ejerce el control automático
definitivo sobre la ley que somete a decisión del
pueblo un proyecto de reforma constitucional, sin
perjuicio de lo señalado en el artículo 379 superior”[35].
En efecto, en la Sentencia C-551 de 2003 y en Auto 001 del mismo año, la
Corte Constitucional sostuvo que la Carta Política prescribe dos fases de
control jurídico en torno a las reformas constitucionales adoptadas por
medio de referendo. En primer lugar, el control sobre la ley de convocatoria
del referendo, el cual es de carácter automático, integral y limitado a los
vicios de procedimiento y de competencia que se encuentren en la
tramitación de la citada ley. Posteriormente, conforme lo ha reconocido la
jurisprudencia constitucional en las sentencias C-973 y C-1121 de 2004,
puede tener lugar una segunda etapa de control sobre el acto reformatorio
de la Carta Política, una vez entra en vigor, es decir, una vez haya sido
promulgado por el Presidente de la República, dicho control se ejerce sobre
el referendo constitucional, acto jurídico complejo integrado por los diversos
actos emitidos entre la sentencia que declara exequible la ley de
convocatoria y la promulgación del decreto que adopta el pronunciamiento
popular que contiene la reforma al Texto Superior. El mecanismo por medio
del cual tiene lugar esta segunda fase de control son las demandas de
inconstitucionalidad presentadas por los ciudadanos ante la Corte
Constitucional, así mismo en estos eventos el control se limita a verificar el
cumplimiento de los requisitos en el procedimiento de formación
establecidos por la Constitución para esta modalidad de reformas
constitucionales.
En resumen, el control de constitucionalidad que
ejerce la Corte Constitucional sobre la ley mediante la
cual se convoca un referendo constitucional se
caracteriza por ser previo al pronunciamiento
popular; concentrado, por estar exclusivamente a
cargo de la Corte Constitucional; judicial, por la
naturaleza del órgano que lo lleva a cabo; automático,
ya que opera por mandato imperativo de la Carta
Política; integral, pues corresponde a la Corte verificar
todos los eventuales vicios en el procedimiento
legislativo; específico, por cuanto la Corte sólo puede
examinar los vicios de procedimiento de la ley, ya que
no le corresponde estudiar su contenido
material; participativo, pues se faculta a los
ciudadanos a coadyuvar o impugnar la
constitucionalidad; definitivo, porque el texto
sometido a control no podrá volver a ser objeto de
pronunciamiento por parte del Tribunal Constitucional;
y delimitado por la propia Constitución en los artículos
379 y 241 ord. 2º.
Adicionalmente, este control es independiente respecto de eventuales
actuaciones judiciales, administrativas, disciplinarias, fiscales o de cualquier
índole que, de manera concomitante, se estén adelantando por hechos
acaecidos en desarrollo del procedimiento de formación de la ley de
convocatoria a un referendo constitucional, cuando la Corte estudie el acto
jurídico fruto de dicho procedimiento. En este punto la Corte resalta la
necesidad de valorar dicha situación bajo la óptica del principio
de oportunidad, en el entendido que el examen constitucional debe
realizarse teniendo en cuenta todos y cada uno de los elementos con que se
cuente al momento de desarrollar el control abstracto, pero no exigiendo la
suspensión del proceso de constitucionalidad mientras finalizan los
procedimientos que pueden arrojar plena certeza sobre los hechos
acaecidos. Esta última exigencia minaría gravemente la eficacia del examen
de constitucionalidad a cargo de la Corte, a la vez que suspendería
indefinidamente el trámite del referendo constitucional.
Cabe recordar igualmente que en distintos autos emitidos durante el trámite
de este proceso[36] se rechazó expresamente la procedencia de la figura de la
prejudicialidad en el control abstracto de constitucionalidad por las razones
que se reiteran a continuación:
1. En primer lugar, el Decreto 2067 de 1991 no contempla la
prejudicialidad, de ahí que esta figura no sea expresamente
aplicable en los procesos de control constitucional.
2. En segundo lugar el proceso de control constitucional tiene un
carácter autónomo frente a otros procesos judiciales, y esta
autonomía radica en el objeto y la naturaleza del control
abstracto de la constitucionalidad de las disposiciones jurídicas,
proceso que no pretende establecer responsabilidades penales o
disciplinarias por la infracción de la normatividad vigente, sino
un pronunciamiento con efectos erga omnes sobre la
constitucionalidad de una disposición sometida a examen
constitucional.
3. La Corte Constitucional ejerce un control concentrado sobre los
actos normativos enunciados en el artículo 241 constitucional y
en el ejercicio de esta competencia no pueden interferir otras
corporaciones judiciales.
4. Los breves plazos del proceso de control constitucional también
son un argumento en contra de la prejudicialidad, porque, de
admitirse ésta, resultaría afectada la economía y celeridad
procesal.
En todas las providencias se concluye que “[l]o anterior no significa que los
elementos probatorios recabados en otras actuaciones judiciales,
administrativas o de otra índole o las providencias proferidas por otras
autoridades judiciales no sean relevantes en el examen de las leyes sometidas
al estudio de esta Corporación, la cual valorará su implicación en el asunto
objeto de decisión, dentro de la autonomía propia para el ejercicio de sus
competencias en el marco de un proceso de control de constitucionalidad”[37].
1.6.1. El alcance de la competencia de la Corte Constitucional
para el examen de una ley convocatoria de un referendo
constitucional. La competencia para el estudio del trámite
legislativo
Sobre el alcance de su competencia para el examen de
las leyes de convocatoria a un referendo
constitucional, esta Corporación hizo importantes
precisiones en la sentencia C-551 de 2003. En esa
oportunidad, con ocasión del examen de la Ley 796 de
2003 este Tribunal interpretó de manera sistemática el
conjunto de disposiciones constitucionales y legales
que rigen la materia y arribó a las conclusiones que se
exponen a continuación.
En primer lugar, para definir el parámetro de control
de constitucionalidad se descartó una lectura literal o
gramatical del artículo 379 de la Carta, a cuyo tenor
“los Actos Legislativos, la convocatoria a referendo, la
consulta popular o el acto de convocación de la
Asamblea Constituyente, sólo podrán ser declarados
inconstitucionales cuando se violen los requisitos
establecidos en este título”. Para alcanzar una
comprensión de esta disposición se sostuvo en esa
oportunidad que “[u]n entendimiento puramente
literal y aislado del artículo 379 superior, según el cual
los actos legislativos, la convocatoria a referendo, la
consulta popular o el acto de convocación de la
Asamblea Constituyente, sólo pueden ser declarados
inconstitucionales cuando se violen los requisitos
establecidos en el título XIII de la Carta, conduce a
obvias perplejidades(…) por la sencilla razón de que el
trámite propio de la convocatoria a un referendo
constitucional, no se encuentra regulado
exclusivamente en el título XIII, ya que el artículo 378
superior reenvía a varias disposiciones que no hacen
parte del mencionado título”[38].
Por tal razón se descartó una interpretación
descontextualizada del mentado precepto y se acogió
una sistemática, a la luz de una lectura armónica de la
Constitución y atendiendo los “propósitos pretendidos
por el constituyente”[39]. Entonces, para definir el
parámetro de control cobra también relevancia el
artículo 378 constitucional por cuanto señala que la
convocatoria a referendo es aprobada por el Congreso,
mediante ley, que requiere la aprobación de la mayoría
de los miembros de ambas cámaras, de “manera tal
que envía al intérprete a aquellas normas de la
Constitución y del Reglamento del Congreso que
regulan el trámite de las leyes”[40].
Concluyó entonces esta Corporación que “la restricción
del artículo 379 superior no implica que la Corte no
deba tomar en consideración las otras normas
constitucionales, que sean relevantes para examinar la
regularidad del procedimiento de aprobación de un
referendo para reformar la Constitución. Y en
particular, en relación con una reforma por vía de
referendo, en la medida en que el proyecto a ser
sometido al pueblo debe estar contenido en una ley, es
obvio que las normas constitucionales y del
Reglamento del Congreso que regulan la formación de
las leyes son en principio relevantes, sin perjuicio de
que la naturaleza especial de la ley de referendo pueda
implicar ciertas especificidades en su procedimiento de
aprobación. Y de otro lado, este acto de reforma por
referendo implica la utilización de un mecanismo
particular de participación ciudadana y popular –como
es precisamente el referendo-, por lo que la Corte
deberá tomar en cuenta no sólo las normas
constitucionales que regulan esta figura sino también,
en lo pertinente, la Ley 134 de 1994, o LEMP. Estas
disposiciones forman entonces el parámetro normativo
de referencia para enjuiciar la regularidad del
procedimiento de formación de la Ley 796 de 2003” [41].
En esa medida el parámetro de control en estos casos
está conformado por: (i) Los enunciados normativos
contenidos en el Título XIII de la Constitución, (ii) otras
disposiciones constitucionales relevantes, (iii) el
Reglamento del Congreso de la República –Ley 5ª de
1992-, (iv) la LEMP, (v) otras disposiciones legales que
regulan mecanismos de participación ciudadana o
asuntos electorales, tales como la Ley 130 de 1994.
Para salvar las objeciones que pudieran formularse
debido a que la anterior interpretación parecería privar
de efecto útil el mandato expreso del artículo 379
constitucional, en el sentido que sólo el
desconocimiento de los requisitos previstos en el
Título XIII de la Carta acarrearía la declaratoria de
inconstitucionalidad de la ley convocatoria a un
referendo constitucional, esta Corporación armonizó
ambas posturas hermenéuticas; es decir, la
interpretación sistemática de la cual se infiere que el
parámetro de control está conformado por el marco
normativo que regula el procedimiento legislativo y los
mecanismos de participación ciudadana con la
referencia exclusiva y expresa al Título XIII de la
Constitución contenida en el artículo 379. Concluyó así
“que el mandato del artículo 379 pretende restringir la
posibilidad de la declaratoria de inexequibilidad de un
acto reformatorio de la Constitución, únicamente a
aquellas irregularidades que sean de una entidad
suficiente como para constituir un vicio de
procedimiento en su formación, entendiendo por éste
la violación de los requisitos establecidos por la propia
Carta para la aprobación de dichas reformas, los cuales
se encuentran sintetizados en el Titulo XIII. En efecto,
de esa manera se respeta el mandato del artículo 379,
según el cual esos actos sólo pueden ser retirados del
ordenamiento por violar el título XIII, con la necesidad
de tomar en cuenta otras disposiciones
constitucionales, del Reglamento del Congreso y de la
LEMP, que son indispensables para determinar el
alcance de los requisitos constitucionales de
aprobación de una ley que incorpora un referendo y
que se encuentran previstos en el mencionado Título
XIII”[42].
En esa medida resulta relevante para el control de
constitucionalidad de una ley convocatoria a un
referendo constitucional la distinción acogida por la
jurisprudencia constitucional entre meras
irregularidades y vicios en el procedimiento
legislativo, “por consiguiente, no cualquier
irregularidad o cualquier infracción de una norma del
reglamento del Congreso o de la LEMP referidas al
trámite del referendo implican la inconstitucionalidad
de la presente ley; es indispensable que esa
irregularidad sea de una gravedad suficiente para ser
calificada como un vicio en la formación de esa ley,
como paso necesario para la adopción por el pueblo de
una reforma constitucional por medio de un referendo
aprobatorio (CP arts 374 y 378). Por consiguiente,
únicamente las violaciones del Título XIII y de la Carta,
o de aquellas disposiciones del Reglamento del
Congreso y de la LEMP que desarrollen estrecha y
directamente principios y valores constitucionales, y
en particular las exigencias establecidas por el Título
XIII de la Carta, representan vicios susceptibles de
provocar la inconstitucionalidad de la ley de referendo
(C.P. artículo 379)”[43].
Ahora bien, al definir en la sentencia C-551 de 2003 el
parámetro de control de constitucionalidad de la ley
convocatoria a un referendo constitucional esta
Corporación también hizo importantes precisiones en
cuanto al alcance del control, pues como se infiere de
los apartes antes transcritos este comprende todo el
procedimiento legislativo que debe surtir la iniciativa
gubernamental o ciudadana. No obstante, la Ley 796
de 2003 examinada en esa oportunidad tuvo iniciativa
gubernamental razón por la cual la Corte no se
pronunció de manera expresa sobre su competencia
para examinar el trámite de la iniciativa popular
cuando se trata de una ley convocatoria a un referendo
constitucional que tiene origen en una iniciativa
ciudadana, asunto que será abordado a
continuación.
1.6.2. La competencia de la Corte Constitucional para
examinar el trámite de la iniciativa popular de una ley
convocatoria a un referendo constitucional.
La Corte es competente para revisar el trámite de la
iniciativa popular de una ley convocatoria a un
referendo constitucional por cuanto (i) así se
desprende de una lectura sistemática de la
Constitución, (ii) el artículo 241.2 otorga expresa
competencia para ello, (iii) existen sólidos precedentes
constitucionales en la materia y, (iv) la LEMP sólo
prevé una competencia residual de la jurisdicción
contencioso administrativa.
En primer lugar, también tiene lugar aquí el argumento sistemático defendido
en la sentencia C-551 de 2003, porque de una lectura armónica de la
Constitución se desprende la competencia de esta Corporación para examinar
el trámite de la iniciativa ciudadana. En efecto, si bien nuevamente el artículo
379 constitucional parecería excluir esta posibilidad al limitar el parámetro de
control en estos casos al Título XIII de la Carta, resultan relevantes las
remisiones contenidas en el mismo título a otras disposiciones, especialmente
la referencia contenida en el artículo 378. Es así como, esta última disposición
señala textualmente “por iniciativa del Gobierno o de los ciudadanos en las
condiciones del artículo 155, el Congreso mediante ley que requiere la
aprobación de la mayoría de los miembros de ambas cámaras, podrá someter
a referendo un proyecto de reforma constitucional que el mismo Congreso
incorpore a la ley (…)”.
Por lo tanto el procedimiento de reforma constitucional en estos casos
involucra un mecanismo específico de participación popular: la iniciativa
legislativa ciudadana, al cual a su vez hacen alusión los artículos 103 y 155 de
la Constitución y que adicionalmente se encuentra regulado por la LEMP y
por otras disposiciones legales de índole electoral. Todo este marco normativo
se incorpora al parámetro de control porque es indispensable para determinar
el alcance de los requisitos constitucionales para el trámite de una ley
convocatoria a un referendo previstos en el Título XIII, e igualmente
contribuye a definir la competencia de la Corte, la cual debe examinar que las
actuaciones surtidas en el trámite de la iniciativa ciudadana se ajusten a los
mandatos constitucionales y legales vigentes.
Resultan igualmente aplicables aquí las apreciaciones vertidas en la sentencia
C-551 de 2003, a propósito del examen que debe realizar la Corte
Constitucional, en el sentido de que no cualquier irregularidad advertida en el
trámite de la iniciativa ciudadana conlleva la declaratoria de inexequibilidad
de la ley convocatoria a un referendo constitucional, pues únicamente las
infracciones que supongan el desconocimiento de disposiciones
que “desarrollen estrecha y directamente principios y valores
constitucionales y en particular las exigencias establecidas en el Título XIII
de la Carta, representa vicios susceptibles de provocar la
inconstitucionalidad de la ley de referendo”[44].
El argumento sistemático no es el único relevante para
establecer la competencia de este Tribunal para
examinar el trámite de la iniciativa ciudadana, una
interpretación literal del artículo 241.2 constitucional
permite arribar a la misma conclusión. Como antes se
consignó, este precepto faculta a la Corte
Constitucional para “[d]ecidir, con anterioridad al
pronunciamiento popular, sobre la constitucionalidad
de la convocatoria a un referendo o a una Asamblea
Constituyente para reformar la Constitución, sólo por
vicios de procedimiento en su formación”.
Dejando a un lado la determinación del contenido de
este enunciado normativo, asunto que será abordado
más adelante cuando se examine lo relacionado con la
prohibición de sustitución de la Constitución, en todo
caso esta disposición contiene una alusión expresa a la
competencia de la Corte para examinar si, con
anterioridad al pronunciamiento ciudadano acerca de
la convocatoria a un referendo encaminado a reformar
la Constitución, haya sido éste de iniciativa popular o
gubernamental, se ha producido un vicio de
procedimiento en su formación, lo cual comprende no
sólo el examen de la aprobación de la respectiva ley,
sino todos los actos concernientes a la formación de la
iniciativa. De tal suerte que, para el caso de los
referendos de iniciativa popular, el análisis de esta
Corporación abarcará el estudio de la validez de las
actuaciones adelantadas por los promotores de la
iniciativa ante las autoridades que conforman la
Organización Electoral en Colombia, es decir, la
Registraduría Nacional del Estado Civil y el Consejo
Nacional Electoral.
Adviértase que la Constitución no excluye, de manera
alguna, el examen de la Corte acerca de los posibles
vicios de procedimiento en los que se pudo haber
incurrido a lo largo de la formación de la iniciativa
popular de reforma a la Carta Política. En efecto, los
denominados “vicios de procedimiento en su
formación”, según las voces del artículo 241.2, no se
limitan a aquellos acaecidos durante el trámite en el
Congreso del proyecto de ley mediante la cual se
convoca al pueblo a un referendo constitucional, sino
que abarcan las etapas anteriores, por cuanto se trata
de un acto jurídico complejo, al igual que la fase
comprendida entre la sentencia de la Corte
Constitucional y la promulgación del acto reformatorio
de la Constitución, esta última mediante la acción
pública de inconstitucionalidad como previamente se
consignó.
Existen igualmente importantes precedentes constitucionales en materia del
control de constitucionalidad de procedimientos legislativos que tienen
iniciativa compleja; siendo los casos más representativos de ello el control de
las leyes aprobatorias de tratados internacionales, el control de las leyes
cuatrianuales de planes de desarrollo, el control de las leyes de presupuesto
y de las que estipulan gastos. En lo sigue se hará referencia a lo sostenido a
este respecto por la jurisprudencia constitucional.
Respecto de la revisión del trámite de las leyes aprobatorias de tratados se
ha sostenido que “[e]n relación con el aspecto formal la Corte se encuentra
llamada a examinar la validez de la representación del Estado colombiano
durante el proceso de negociación, celebración y suscripción del tratado, al
igual que la observancia de las reglas del trámite legislativo que precedieron
la aprobación de la ley sujeta a análisis.” [45]
Con base en lo anterior, la Corte adopta la metodología de separar la
verificación del cumplimiento del proceso de negociación, celebración y
suscripción del tratado, de la verificación de los requisitos propios del
momento de radicación del proyecto, es decir, identifica dos etapas en el
trámite de la iniciativa legislativa. Para la primera etapa generalmente
sostiene que, el deber constitucional de revisar los tratados internacionales y
las leyes que los aprueban sugiere “que tal análisis implica comprobar la
existencia de las facultades del representante del Estado colombiano para
negociar, adoptar el articulado mediante su voto y autenticar el instrumento
internacional respectivo, de acuerdo con lo previsto en los artículos 7 a 10 de
la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados entre Estados de
1969.”[46]
Para la segunda etapa de la iniciativa, esto es la radicación del proyecto, la
Corte verifica que dicha radicación se haya realizado por parte del Gobierno
(Presidente o Ministros del Despacho debidamente autorizados, de
conformidad con la verificación de la primera etapa) en virtud de la iniciativa
privativa, y en la comisión constitucional correspondiente del Senado de la
República (de conformidad con lo exigido en el artículo 43 de la Ley 5ª de
1992).
La metodología descrita, para el evento del control formal de las leyes
aprobatorias de tratados, ratifica el alcance del control de constitucionalidad
en el caso de las leyes que tienen una iniciativa legislativa compleja; además
de que supone que el incumplimiento de alguno de los pasos previos a la
radicación del proyecto, implica la falta de validez del trámite de la iniciativa,
y configura una causal de inexequibilidad de la ley. Una conclusión contraria
significaría que una ley aprobatoria seria exequible incluso si no se cumplen
los requisitos para la acreditación consistente en que un representante del
Estado colombiano está autorizado para negociar, adoptar el articulado
mediante su voto y autenticar el instrumento internacional respectivo.
Otro ejemplo pertinente para la determinación y alcance de la iniciativa
legislativa compleja, y la incidencia de ello en el control de constitucionalidad
formal de las leyes que presentan esta iniciativa, es el relativo a los proyectos
de ley del plan de desarrollo, de presupuesto y aquellos que estipulan gastos
a cargo del presupuesto nacional.
Respecto de las leyes del plan de desarrollo el artículo 341 Superior prevé, en
su inciso primero, el adelantamiento de unos pasos previos a la presentación
del proyecto de ley del plan de desarrollo, referidos de manera genérica a la
participación de distintos entes en la elaboración del proyecto, y la
posibilidad de su enmienda antes de la radicación, por parte del Consejo
Nacional de Planeación. Ello indica que, como se ha venido sosteniendo, el
trámite exigido para la iniciativa contiene actuaciones anteriores a la
radicación del proyecto, los cuales forman parte del procedimiento de
formación de la ley del plan.
Lo anterior se confirma en el contenido de algunas de las disposiciones de la
Ley 152 de 1994 Orgánica del Plan de Desarrollo, cuyo Capítulo IV dispone el
procedimiento para la elaboración del proyecto. Dicho procedimiento se
describe a partir de la elaboración del proyecto y la formulación inicial por
parte del Gobierno (Arts. 13 y 14 L.152/94) [47], la coordinación de las distintas
autoridades involucradas en su elaboración y las reglas de su participación
(Arts. 15 y 16 L.152/94)[48], la presentación del proyecto al CONPES (art. 17
L.152/94)[49], el sometimiento del proyecto de ley al Consejo Nacional de
Planeación para que éste elabore un concepto sobre el mismo (art. 18
L.152/94)[50], y finalmente la radicación del proyecto en el Congreso de la
República (art. 19 L.152/94)[51]. Como se ve, la iniciativa legislativa de la ley
del Plan consta de varios requisitos específicos, reglados como un
procedimiento cuya culminación es la radicación del proyecto. Así, la
incidencia de la consagración de las etapas previas a la presentación del
proyecto, en el ejercicio del control de constitucionalidad, no puede ser otra
que la de reconocer que la omisión o el adelantamiento equivocado de
alguna de ellas supone un vicio de procedimiento, cuya consecuencia puede
ser la inexequibilidad de la ley.
Al respecto, la Corte Constitucional se ha pronunciado sobre requisitos
previos a la presentación del proyecto de ley del Plan, distintos a los
contenidos en la ley orgánica del Plan de Desarrollo, tal como el derivado del
artículo 6º del Convenio 169 de la OIT, según el cual los gobiernos deben
consultar a las comunidades indígenas (y a los pueblos tribales en general) la
implantación de medidas legislativas o administrativas que puedan
afectarlos. En este sentido, esta Corporación ha interpretado que cuando el
proyecto de ley del Plan contiene proyectos e inversiones que afecten
directamente a las comunidades indígenas (y a los pueblos tribales en
general), se debe surtir un trámite de consulta previa en los términos del
citado Convenio 169.
A su turno la jurisprudencia constitucional ha sostenido que dicho trámite es
previo a la radicación del proyecto. Se ha afirmado entonces, que se debe
brindar “(…) ‘a las comunidades, en un momento previo a la radicación del
proyecto en el Congreso de la República, las debidas oportunidades para que
ellas no sólo conozcan a fondo el proyecto sino, sobre todo, para que puedan
participar activamente e intervenir en su modificación, si es
preciso.’[52] Expresó la Corte que ese proceso de consulta puede entenderse
cumplido cuando exista evidencia de que antes de radicar el proyecto de ley
en el Congreso de la República, su texto se haya divulgado entre las
comunidades interesadas, se haya avanzado en la ilustración de tales
comunidades sobre su alcance, y se hayan abierto los escenarios de discusión
que sean apropiados.” [53]
La omisión del requisito de consulta previa a la presentación del proyecto de
ley a las comunidades indígenas cuando dichos proyectos contienen medidas
que los afectan directamente, ha traído como consecuencia, entre otras, la
declaración de inexequibilidad de la denominada ley forestal (Ley 1021 de
2006) mediante sentencia C-030 de 2008, y de la llamada ley de desarrollo
rural (Ley 1152 de 2007) mediante sentencia C-175 de 2009. Y, en sentencia
C- 461 de 2008 se declaró la exequibilidad condicionada al cumplimiento de
la consulta previa en mención, de la Ley 1151 de 2007 por la cual se expide el
Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010, y se reiteró la afectación que sobre la
validez de la ley tiene la omisión de un requisito como el referido, contentivo
de la iniciativa legislativa.
También, en materia de presupuesto se ha reconocido la obligatoriedad del
cumplimiento de los trámites previos a la radicación del proyecto de ley,
conformadores del cumplimiento cabal de la iniciativa legislativa. Por
ejemplo, en sentencia C-1168 de 2001, que revisó la constitucionalidad de
algunas disposiciones de la Ley 628 de 2000 por la cual se decretó el
Presupuesto de Rentas y Recursos de Capital y Ley de Apropiaciones para la
vigencia fiscal del 1° de enero al 31 de diciembre de 2001, se sostuvo
que “[e]l Congreso puede obviamente aprobar partidas de desarrollo
regional, pero siempre y cuando éstas respeten los principios de legalidad y
planeación del gasto. Esto significa, en particular, que esas apropiaciones
deben haber sido previamente decretadas por la ley o, en caso de que se
traten de erogaciones destinadas a dar cumplimiento al plan de desarrollo,
los gastos con cargo a esas partidas deben corresponder a proyectos o
programas registrados en el Banco Nacional de Proyectos con anterioridad
a la expedición de la ley de presupuesto, pues de no ser así, se estarían
desconociendo los principios de planeación y legalidad del gasto”(negrillas y
subrayas añadidas). Desconocimiento que afectaría la constitucionalidad de
la ley que establezca el gasto.
Por último, dentro de la legislación orgánica sobre preparación, aprobación y
ejecución del presupuesto de rentas y ley de apropiaciones, la Ley 819 de
2003[54], en su artículo 1º, impone el Gobierno Nacional la obligación de
presentar antes del 15 de junio de cada vigencia fiscal, un Marco Fiscal de
Mediano Plazo ante las comisiones económicas del Senado y de la Cámara de
Representantes, con el fin de que sea estudiado y discutido con prioridad
durante el primer debate de la Ley Anual de Presupuesto. En su artículo 7º
determina la exigencia de compatibilidad entre los proyectos de ley que
ordenen gasto o que otorguen beneficios tributarios y el Marco Fiscal de
Mediano Plazo. Con base en ello la ley en mención exige que tanto en la
exposición de motivos del proyecto de ley como en sus respectivas ponencias
de trámite deben incluirse expresamente los costos fiscales de la iniciativa y
la fuente de ingreso adicional generada para el financiamiento de dichos
rubros. Igualmente, la disposición prevé que el Ministerio de Hacienda y
Crédito Público deberá rendir concepto frente a la consistencia de ese
estudio de impacto fiscal. “Con base en esta disposición, la jurisprudencia
constitucional ha inferido dos connotaciones importantes en relación con el
requisito impuesto a los proyectos de ley por parte de la norma orgánica de
presupuesto. ‘Primero, que es exigible sólo para los proyectos de ley que
ordenen gasto o que otorguen beneficios tributarios; segundo, que el mismo
debe cumplirse en todo momento, es decir, durante todo el trámite legislativo
-tanto en la exposición de motivos, como en las ponencias-, y, tercero, que el
Marco Fiscal es un referente obligatorio para el análisis del impacto fiscal de
los proyectos de ley.’[55]” [56]
De lo anterior se concluye que el estudio de impacto fiscal en cuestión debe
hacerse antes de la presentación del proyecto al Congreso, en tanto aquél
debe constar en la exposición de motivos del proyecto referido. Con lo cual
puede afirmarse que la iniciativa legislativa en este tipo de leyes es compleja,
al tenor de las normas orgánicas de presupuesto, y el cumplimiento de todos
los pasos que conforman la configuración de la iniciativa es necesario para
afirmar la conformidad constitucional de estas leyes. De ahí, que la omisión
de la etapa descrita, antes de la radicación del llamado proyecto de ley del
teatro (Proyecto de ley N.° 86/05 Senado - 205/04 Cámara) [57], haya
provocado la inexequibilidad de algunas de las disposiciones en él
contenidas, mediante sentencia C-856 de 2006.
Se tiene entonces que existen importantes precedentes constitucionales en
cuanto al control de constitucionalidad de las actuaciones adelantadas antes
de iniciar el trámite legislativo de un proyecto cuando se trata de leyes de
iniciativa compleja.
En este sentido no se debe olvidar que el acto mediante el cual se convoca al
pueblo a un referendo constitucional se encuentra conformado por diversas
actuaciones, las cuales deben agotarse de manera sucesiva, es decir, no puede
seguir adelante sin que cada una se haya surtido en debida forma. Así las
cosas, de conformidad con la Constitución y las Leyes Estatutarias 130 y 134
de 1994, un referendo constitucional de iniciativa popular se encuentra
conformado por las siguientes etapas: (i) iniciativa popular; (ii) aprobación de
una ley mediante la cual se incorpora el texto de articulado que recibió los
apoyos ciudadanos; (iii) revisión de la Corte Constitucional; (iv) sanción
presidencial; (iv) convocatoria del pueblo para que se manifieste a favor o en
contra del texto reformatorio de la Carta Política; y (v) entrada en vigencia del
mismo.
La iniciativa popular comprende, a su vez, el agotamiento de las siguientes
etapas, las cuales serán descritas de manera detallada más adelante:
(i) conformación de un Comité de Promotores; (ii) inscripción del Comité,
previo respaldo del cinco por mil de los ciudadanos inscritos en el respectivo
censo electoral, y de la solicitud de referendo; (iii) verificación de los
anteriores requisitos; (iv) entrega al vocero del Comité, por parte de la
Registraduría, del formulario de suscripción de apoyos; (v) recolección de
apoyos equivalentes al 5% del censo electoral vigente; (vi) verificación del
cumplimiento de los referidos apoyos ciudadanos; y (vii) expedición, por
parte del Registrador Nacional, de las certificaciones de que tratan los
artículos 24 y 27 de la LEMP. En este orden de ideas, sólo después de haberse
agotado todas y cada una de las anteriores fases podrá presentarse la
iniciativa legislativa ante la secretaría de una de las Cámaras del Congreso,
como señala el artículo 30 de la LEMP.
En este orden de ideas, siendo la fase de la iniciativa (i) la primera que debe
surtirse en el tiempo; (ii) una de las más importantes por cuanto los
ciudadanos avalan la conformación de un Comité de Promotores; (iii)
manifiestan su apoyo a un texto de articulado específico y concreto de
reforma constitucional; y (iv) al mismo tiempo configura una más entre las
diversas y sucesivas etapas que debe agotar el trámite de una reforma
constitucional vía referendo, le corresponde al juez constitucional verificar si
aquélla se encuentra afectada por algún vicio, en los términos del artículo
241.2. Para tales efectos, la competencia de la Corte se extiende a revisar si,
en el trámite de la iniciativa popular se preservaron los principios
constitucionales orientadores de los mecanismos de participación ciudadana,
al igual que el texto de las leyes estatutarias que los desarrollan.
Esta apreciación resulta reforzada con un simple argumento a fortiori: la
iniciativa ciudadana es la etapa inicial del procedimiento legislativo y por lo
tanto si la Corte Constitucional es competente para conocer el trámite de la ley
convocatoria a un referendo también lo es para examinar el trámite de la
iniciativa ciudadana.
Pero no sólo de la interpretación sistemática y literal del texto constitucional,
al igual que los precedentes sobre el control de leyes de iniciativa compleja, se
deriva la competencia de la Corte Constitucional para examinar el trámite de
la iniciativa ciudadana sino que también existen pronunciamientos expresos en
la materia.
Así, en sentencia C-1121 de 2004, con ocasión de una demanda ciudadana
presentada contra el Acto Legislativo 01 de 2004, en la que se alegaba que en
la expedición del mismo se había tomado en cuenta “la cuarta parte de un
censo electoral inexacto e indebidamente conformado de la Constitución”, la
Corte se declaró competente para examinar la validez de todos los actos que
conformaban el proceso de reforma constitucional vía referendo. En tal
sentido, no se acogieron los argumentos de la Defensoría del Pueblo, entidad
para la cual “en el presente caso se cuestiona un acto administrativo expedido
por la Registraduría Nacional del Estado Civil, cuya ilegalidad debe ser
declarada por la jurisdicción de lo contencioso administrativo”, por cuanto
que:
la reforma constitucional por vía de referendo está conformada por diversas
etapas que deben ser agotadas de manera sucesiva, en las cuales interviene no
solo el Congreso de la república, expidiendo la ley que convoca al referendo,
sobre la cual debe surtirse automáticamente el control de constitucionalidad,
sino además, las autoridades que conforman la Organización Electoral; los
ciudadanos que se pronuncian mediante el voto afirmativo, en número exigido
por la Constitución; y finalmente, el Presidente de la República a quien le
corresponde sancionar y publicar el acto legislativo respectivo. Se trata por
tanto de un acto jurídico complejo, en cuanto a su formación, por cuanto
requiere de la intervención de diversas autoridades públicas. Todas estas
actuaciones concurren a la conformación final del acto reformatorio de la
constitución y constituyen pasos necesarios del trámite de reforma
constitucional vía referendo, sobre los cuales corresponde a la Corte
Constitucional ejercer el control de constitucionalidad (negrillas añadidas).
Más adelante, en la misma decisión se precisa:
Es decir, es competente la Corte para conocer de todos los actos expedidos
por las autoridades públicas que, según su competencia, tuvieren que
intervenir en el complejo procedimiento de reforma constitucional por ésta
vía, como actos propios del trámite de reforma constitucional. Sin lugar a
dudas, contrario a lo que sostienen algunos intervinientes, una interpretación
sistemática de la Carta Política evidencia que ninguna otra autoridad judicial
es competente para pronunciarse acerca de la existencia o no de un vicio de
forma durante el trámite de adopción del acto legislativo adoptado vía
referendo. Por lo tanto, si la propia Constitución le entregó a la Corte
Constitucional la competencia para conocer sobre la constitucionalidad de los
actos legislativos, cualquiera sea su origen, por vicios de procedimiento en su
formación, tratándose de un referendo, entonces, las diversas etapas que
concurren a la formación final del acto legislativo no pueden ser consideradas
de manera individual y aislada del procedimiento constitucional, sino que se
trata de unos actos jurídicos que integralmente forman parte de un
procedimiento complejo de reforma constitucional. Así las cosas, los actos de
trámite que culminan con un acto legislativo, no pueden ser controlados de
manera separada por la jurisdicción contencioso administrativa.
En este sentido comparte la Corte lo expuesto por el Procurador General, al
decir que “...en este caso, no se trata de un decreto reglamentario ni de actos
administrativos ordinarios, sino de actos indispensables del procedimiento
para la realización de un referendo constitucional y, por tanto, su control es de
competencia exclusiva de la Corte Constitucional por expresa disposición del
artículo 241, numeral 1º de la Carta”. A continuación agrega “cabe advertir
que si se trasladara la competencia para el conocimiento de estos actos
administrativos, no habría procedimiento constitucional o legal aplicable, que
prevea que la Corte pudiese posteriormente entrar a evaluar la
constitucionalidad del Acto Legislativo a partir de decisiones tomadas por
otras autoridades judiciales (negrillas y subrayados agregados).
Ahora bien, si la Corte ha afirmado su competencia para conocer acerca de la
constitucionalidad de actos producidos con posterioridad a la celebración de
un referendo constitucional, por cuanto hacen parte de un acto jurídico
complejo, las mismas razones avalan su competencia para examinar los actos
previos al trámite de la ley porque estos igualmente hacen parte del
procedimiento de reforma a la Constitución por medio de un referendo
constitucional.
Para estos efectos resulta particularmente relevante la sentencia SU- 1122 de
2001. En esa ocasión se trataba de la tutela impetrada por el Comité de
Promotores a favor de un referendo contra la corrupción. En concepto de los
demandantes, la negativa de la Registraduría Nacional del Estado Civil, de
adicionar al guarismo de firmas recolectadas para apoyar el trámite de la
solicitud de referendo, el número de firmas recibidas para la inscripción de la
solicitud del mismo, que impedía que se alcanzara el porcentaje definido en la
Constitución, constituía una interpretación de la Carta y de la Ley 136 de
1994, que desconocía el derecho fundamental a la participación política. En
otras palabras, se atacaba por vía de tutela un acto administrativo proferido
por el Registrador Nacional en el curso de una iniciativa popular de referendo
constitucional.
La Corte Constitucional se consideró competente para analizar la actuación
desplegada por el Registrador Nacional, concluyendo que no se había
vulnerado la Carta Política en el caso bajo examen, por cuanto no se podían
adicionar los respaldos ciudadanos suscritos para conformar el Comité de
Promotores del Referendo, con aquellos apoyos manifestados mediante firmas
al texto de la propuesta inscrita. En suma, los anteriores precedentes
confirman la competencia de la Corte para analizar la validez de todo el
trámite de reforma constitucional vía referendo por iniciativa popular.
Finalmente, otra razón para justificar la competencia de la Corte
Constitucional para el examen de la iniciativa ciudadana radica en que la
LEMP no establece un control judicial específico sobre las actuaciones que se
adelante en el trámite de la iniciativa ciudadana, especialmente las actividades
desplegadas por el Comité Promotor. En efecto la LEMP, cuya
constitucionalidad fue analizada en sentencia C-180 de 1994, sólo prevé la
existencia de una competencia residual de la jurisdicción de lo contencioso
administrativo, a efectos de examinar la validez del acto administrativo
mediante el cual el Registrador Nacional del Estado Civil decide anular unas
firmas de apoyo a una iniciativa de referendo. La disposición en cuestión
reza:
ARTÍCULO 25. DESTRUCCIÓN DE LOS FORMULARIOS. Una vez que la
Registraduría correspondiente haya expedido el certificado a que se refiere el
artículo anterior, conservará los formularios por veinte (20) días. Durante ese
término, los promotores podrán interponer ante la jurisdicción contencioso
administrativa las acciones a que haya lugar cuando, por la anulación de
firmas, no se hubiere obtenido el apoyo requerido.
Cuando se haya interpuesto alguna acción contra la decisión de la
Registraduría, los formularios deberán conservarse mientras ésta se resuelve.
PARÁGRAFO. Vencido el término o resueltas las acciones, los materiales
quedarán a disposición del Fondo Rotatorio de la Registraduría.
Nótese que esta disposición prevé una acción en cabeza de los promotores del
referendo contra un acto administrativo proferido por la Registraduría
Nacional del Estado Civil, sin embargo no señala una revisión judicial sobre la
actuación de los mismos promotores, la cual si bien está sujeta a la vigilancia
de los organismos que integran la Organización Nacional Electoral, en todo
caso se trata de un control que no tiene naturaleza judicial. La competencia de
la Corte Constitucional se justifica en este caso, como se ha reiterado a lo
largo de este acápite, porque se trata de actuaciones adelantadas dentro de una
de las etapas constitutivas de un referendo constitucional.
En todo caso valga aclarar que la competencia de la Corte Constitucional no
desplaza aquélla que la Carta Política y las leyes estatutarias le han asignado a
la Organización Electoral. Tampoco aquélla de las autoridades penales. En
efecto, el control de constitucionalidad que se ejerce sobre la fase de la
iniciativa se encamina a garantizar el respeto de los principios
constitucionales, lo que significa que, el juez constitucional no es el llamado a
(i) verificar la validez de los procedimientos técnicos adelantados por la
Registraduría Nacional del Estado Civil, encaminados a determinar la
autenticidad de los apoyos ciudadanos; (ii) no desplaza al órgano electoral de
investigación administrativa en sus labores, como tampoco al juez penal. Por
el contrario, su competencia se limita a examinar la constitucionalidad de (i)
los actos administrativos preparatorios de la reforma constitucional; (ii) los
actos particulares desplegados por los ciudadanos que se destaquen por ser
promotores de la iniciativa de reforma constitucional, sólo en la medida en
que éstos ofrezcan relevancia constitucional, por cuanto afectan principios
fundamentales; y (iii) el cumplimiento de los requisitos estatutarios
indispensables para la presentación de la iniciativa popular de reforma
constitucional al Congreso de la República.
Finalmente, merece la pena precisar que, así como la competencia de la Corte
no desplaza aquéllas atribuidas constitucional y legalmente a otras autoridades
públicas, tampoco existe, en sede de control de constitucionalidad,
prejudicialidad alguna en relación con las decisiones que deban adoptar estas
últimas, tal y como lo ha precisado la Sala Plena de esta Corporación en
diversas providencias proferidas en el curso de la revisión de
constitucionalidad de la Ley 1354 de 2009.
1.6.3. La competencia de la Corte Constitucional para examinar el texto
de la ley de convocatoria a un referendo constitucional con el objeto de
garantizar la libertad de escogencia de los electores.
Adicionalmente a la competencia para revisar el trámite de la iniciativa
ciudadana y el procedimiento de elaboración de la ley de convocatoria a un
referendo constitucional, esta Corporación también es competente para
examinar el texto de la ley convocatoria a un referendo constitucional con la
finalidad de preservar la libertad de los votantes.
Esta competencia deriva del enunciado normativo contenido en el artículo 378
constitucional cuyo tenor es el siguiente: “El referendo será presentado de
manera que los electores puedan escoger libremente en el temario o
articulado qué votan positivamente y qué votan negativamente”. En la
sentencia C-551 de 2003 esta Corporación estudió detenidamente el alcance
de este precepto y derivó importantes consecuencias normativas que serán
reiteradas a continuación.
En primer lugar señaló que el mandato de protección al elector en los
referendos constitucionales fijado en el artículo 378 reflejaba una especial
preocupación del Constituyente “por dicha libertad en el caso de la reforma a
la Constitución mediante referendo”[58]. No se trataba por lo tanto de una
reiteración gratuita de otras previsiones constitucionales en el mismo
sentido[59] sino que buscaba “garantizar la correcta y libre formación de la
voluntad política de la ciudadanía y por ende la legitimidad de la decisión
popular en el referendo”[60].
En la misma providencia se destacó que el mandato de protección de la
libertad del elector previsto por el artículo 378 superior no se reduce a reiterar
las garantías generales del derecho al sufragio –como su carácter igualitario,
universal y secreto- sino que se orienta específicamente a la forma de
presentación del articulado sometido a la consideración del pueblo, pues esta
disposición expresamente hace alusión a la forma de presentación y por ende
de redacción del temario sometido a la decisión del elector. Por lo tanto “el
control ejercido por esta Corte, si bien se contrae al examen de los eventuales
vicios de procedimiento en la formación de la Ley 796 de 2003, recae
también, y de manera inevitable, sobre el texto mismo de la ley, pues esta
Corporación debe examinar si la presentación del articulado sometido a la
aprobación del pueblo asegura o no la libertad del votante”[61].
Así mismo, se sostuvo que por tratarse de una previsión contenida en el
artículo 378 constitucional, el cual hace parte del Título XIII de la
Constitución, su desconocimiento afectaría la constitucionalidad de la ley
objeto de examen, pues tal como lo plasma el artículo 379 la convocatoria a
un referendo sólo puede ser declarada inconstitucional cuando se violen los
requisitos establecidos en ese título, “en tal contexto, la consagración
explícita en el artículo 378 superior, que hace parte de ese Título XIII, del
mandato de que el referendo constitucional debe ser presentado de tal
manera que la libertad del elector sea amparada, implica no sólo que una
afectación de esa garantía representa un vicio de inconstitucionalidad de la
ley de referendo, sino además que constituyen parámetros de
constitucionalidad para el examen de esa ley todas las normas del
Reglamento del Congreso y de la LEMP que estrecha y directamente
desarrollen esa garantía a la libertad del elector en el referendo. Esto
significa que el contenido específico y las particularidades de esta garantía
tienen que interpretarse en el contexto normativo que el propio Constituyente
y el Legislador diseñaron, al momento de regular el sistema democrático, los
mecanismos de participación ciudadana y los derechos políticos de los
ciudadanos”[62].
La Corte Constitucional afirmó que una manifestación de la especial
protección al elector prevista en el artículo 378 constitucional era la doble
exigencia de lealtad y claridad en la redacción del texto sometido a
consideración del pueblo. Esta exigencia impone límites ciertos a la libertad
de configuración legislativa cuando se trata de una ley convocatoria a un
referendo, especialmente en lo que se refiere a la redacción de las preguntas
que deben ser sometidas a votación popular. Así por ejemplo son contrarias a
la lealtad y claridad debida a los electores la incorporación en el texto de la ley
de notas o preguntas introductorias[63]; las preguntas ambiguas, confusas o que
inducen a equívocos; cierto tipo de preguntas compuestas [64]; el voto en bloque
de un referendo multitemático[65] y la introducción de casillas para el voto en
blanco[66].
1.6.4. El alcance de la expresión “solo por vicios del procedimiento en su
formación” contenida en el artículo 241.2 de la Constitución y la
competencia de la Corte Constitucional para examinar los vicios de
competencia de la ley convocatoria a un referendo constitucional
La tantas veces citada sentencia C-551 de 2003 dio inicio a la línea
jurisprudencial sobre la competencia de la Corte Constitucional para examinar
los así denominados vicios de competencia en el marco de una reforma a la
Constitución. Esta tesis ha sido posteriormente desarrollada por las sentencias
C-1200 de 2003; C-572, C-970 y C-971 de 2004; C-1040 de 2005; y en fecha
más reciente en la sentencia C-588 de 2009, entre otras decisiones relevantes
sobre la materia.
Empero, aquí es preciso hacer una primera distinción mientras que en la
sentencia C-551 de 2003 se examinó una ley convocatoria a un referendo
constitucional[67] y por lo tanto se discutía el alcance de la competencia
prevista en el numeral segundo del artículo 241 de la Carta, en las restantes
providencias esta Corporación se pronunció sobre actos reformatorios a la
Constitución, específicamente sobre Actos Legislativos proferidos por el
Congreso de la República[68], por lo tanto el enunciado normativo aplicable en
estos casos era el numeral primero del artículo 241 constitucional.
Esta diferenciación en cuanto al objeto de control fue indicada en la sentencia
C-551 de 2003, en esa oportunidad sostuvo la Corte Constitucional que no le
correspondía “entrar a analizar los límites del poder de reforma cuando éste
es ejercido por vía de acto legislativo o de asamblea constituyente”, puesto
que el proceso que ocupaba su atención estaba referido exclusivamente a una
ley que convoca a un referendo, y posteriormente, fue reiterada en la sentencia
C-1040 de 2005. En esta última oportunidad al examinar el conjunto de
decisiones proferidas hasta ese momento se sostuvo, por una parte, que la
jurisprudencia había adoptado una posición más restrictiva del poder de
reforma cuando éste se materializa mediante un acto legislativo expedido por
el Congreso, no mediante referendo aprobado por el pueblo[69].
Si bien las anteriores citas son relevantes para entender que la tesis sobre los
vicios de competencia puede tener distinto alcance según cual sea el objeto de
control de constitucionalidad, o lo que es lo mismo, según cual sea la vía de
reforma constitucional adoptada, en esta oportunidad resulta necesario
detenerse en el alcance de la competencia de la Corte Constitucional para
examinar los vicios de competencia cuando se trata de una ley convocatoria a
un referendo constitucional de iniciativa popular. Con este propósito se
comenzará por describir brevemente la postura de esta Corporación en torno a
la prohibición de sustitución a la Constitución y los vicios de competencia.
En la sentencia C-551 de 2003, tras indicar que la noción de “vicios de
procedimiento” no es “en sí misma evidente”, se sostuvo que la
inconstitucionalidad de una reforma no sólo puede configurarse durante el
trámite establecido, sino que también puede estar presente en un estadio
anterior al desarrollo del respectivo procedimiento y afectar al sujeto llamado
a cumplirlo y, especialmente, a la competencia de ese sujeto para adelantar la
reforma[70], pues, como lo había puntualizado la Corte, la competencia es
presupuesto de la forma, “puesto que a ésta sólo puede acceder el sujeto
calificado para verter en ella el contenido que de ese modo cobra
significación jurídica”[71].
En ese sentido se precisó que “el poder de reforma, por ser un poder
constituido, tiene límites materiales, pues la facultad de reformar la
Constitución no contiene la posibilidad de derogarla, subvertirla o sustituirla
en su integridad”, planteamiento que según la misma providencia “remite a
uno de los problemas más complejos de la teoría y la práctica
constitucionales”, porque implica la necesidad de definir “cual es el papel del
pueblo, como poder constituyente originario y depositario de la soberanía
(C.P. art 3º), una vez que éste ha dictado la Constitución”.
Entonces, el punto de partida de la tesis defendida por la Corte en la
providencia en comento es la clásica distinción entre poder constituyente
originario y poder de reforma de la Constitución, el cual, en cuanto que poder
constituido, deriva su competencia de la propia Constitución. Tal
diferenciación queda plenamente ilustrada en diferentes apartes de esta
decisión:
En el mundo contemporáneo, en desarrollo de los principios democráticos y
de la soberanía popular, el poder constituyente está radicado en el pueblo,
quien tiene y conserva la potestad de darse una Constitución. Este poder
constituyente originario no está entonces sujeto a límites jurídicos, y
comporta, por encima de todo, un ejercicio pleno del poder político de los
asociados. Por ello, tanto esta Corte Constitucional, como la Corte Suprema de
Justicia durante la vigencia de la Constitución de 1886, han sostenido
invariablemente que los actos del poder constituyente originario son
fundacionales, pues por medio de ellos se establece el orden jurídico, y por
ello dichos actos escapan al control jurisdiccional.
Por su parte, el poder de reforma, o poder constituyente derivado, se refiere a
la capacidad que tienen ciertos órganos del Estado, en ocasiones con la
consulta a la ciudadanía, de modificar una Constitución existente, pero dentro
de los cauces determinados por la Constitución misma. Ello implica que se
trata de un poder establecido por la Constitución, y que se ejerce bajo las
condiciones fijadas por ella misma. Tales condiciones comprenden asuntos de
competencia, procedimientos, etc. Se trata por lo tanto, de un poder de
reforma de la propia Constitución, y en ese sentido es constituyente; pero se
encuentra instituido por la Constitución existente, y es por ello derivado y
limitado.
Por ser un poder instituido, el poder de reforma tiene límites y está sujeto a
controles. Así, en el caso colombiano, los artículos 374 y siguientes de la
Constitución establecen e instituyen ese poder de reforma, pues regulan los
modos de reforma de la Carta, que son: acto legislativo, referendo y Asamblea
Constituyente. Esas normas fijan además las reglas y los procedimientos a los
cuales están sometidos tales mecanismos de reforma constitucional. Así las
cosas, no duda la Corte que en tales eventos se está frente al ejercicio de un
poder derivado y, por lo mismo, limitado por la propia Constitución.
De esta manera, los límites al poder de reforma no sólo son los formales
derivados de las reglas procedimentales establecidas por la Constitución y por
las normas legales que regulan la materia, sino también los que se derivan del
alcance de su competencia, la cual es reformar la Constitución, al respecto se
sostuvo:
“…resulta entonces claro que lo único que la Carta autoriza es que se reforme la
Constitución vigente, pero no establece que ésta puede ser sustituida por otra
Constitución. Al limitar la competencia del poder reformatorio a modificar la
Constitución de 1991, debe entenderse que la Constitución debe conservar su
identidad en su conjunto y desde una perspectiva material, a pesar de las
reformas que se le introduzcan. Es decir, que el poder de reforma puede
modificar cualquier disposición del texto vigente, pero sin que tales reformas
supongan la supresión de la Constitución vigente o su sustitución por una nueva
Constitución. Y es que el título XIII habla de la “reforma” de la Constitución de
1991, pero en ningún caso de su eliminación o sustitución por otra Constitución
distinta, lo cual solo puede ser obra del constituyente originario.”
Agregó la Corte que:
“… aunque la Constitución de 1991 no establece expresamente ninguna
cláusula pétrea o inmodificable, esto no significa que el poder de reforma no
tenga límites. El poder de reforma, por ser un poder constituido, tiene límites
materiales, pues la facultad de reformar la Constitución no contiene la
posibilidad de derogarla, subvertirla o sustituirla en su integridad. Para saber si
el poder de reforma, incluido el caso del referendo, incurrió en un vicio de
competencia, el juez constitucional debe analizar si la Carta fue o no sustituida
por otra, para lo cual es necesario tener en cuenta los principios y valores que la
Constitución contiene, y aquellos que surgen del bloque de constitucionalidad,
no para revisar el contenido mismo de la reforma comparando un artículo del
texto reformatorio con una regla, norma o principio constitucional – lo cual
equivaldría a ejercer un control material.”
Más adelante, la Corte Constitucional sentó los siguientes criterios en relación
con la sustitución de la Constitución:
a. El poder de reforma definido por la Constitución colombiana está
sujeto a límites competenciales.
b. En virtud de esos límites competenciales el poder de reforma puede
reformar la constitución, pero no puede sustituirla por otra
integralmente distinta u opuesta.
c. Para establecer si una determinada reforma a la Constitución es, en
realidad, una sustitución de la misma, es preciso tener en cuenta los
principios y valores del ordenamiento constitucional que le dan su
identidad.
d. La Constitución no contiene cláusulas pétreas ni principios
intangibles, por consiguiente, todos sus preceptos son susceptibles
de reforma por el procedimiento previsto para ello.
e. El poder de reforma no puede, sin embargo, derogar, subvertir o
sustituir en su integridad la Constitución.
f. Sólo el constituyente primario tendría la posibilidad de producir
una tal sustitución.
Ahora bien, cabe recordar que, si bien en la sentencia C-551 de 2003 se
examinaba una ley convocatoria a un referendo constitucional, se trataba de
una ley de iniciativa gubernamental. En la presente oportunidad el control de
constitucionalidad también recae sobre una ley de convocatoria a un
referendo la cual tuvo origen en una iniciativa ciudadana, razón por la cual
algunos intervinientes y el Ministerio Público han sostenido que no resulta
aplicable la tesis de la sustitución de la Constitución y de los vicios de
competencia debido a la participación popular en la iniciativa legislativa, de
lo que deducen que el origen de la reforma constitucional es popular y en esa
medida el pueblo actúa como poder constituyente originario, sin límites en el
ejercicio de su competencia. Sin embargo, a juicio de esta Corporación esta
tesis no puede ser acogida por las razones que se expresan a continuación.
En primer lugar, cabe señalar que a pesar de tratarse de una ley de iniciativa
ciudadana, en todo caso se trata de un cuerpo normativo promulgado dentro
de un procedimiento de reforma a la Constitución, según el tenor del artículo
374 de la Carta. Por lo tanto el referendo constitucional de iniciativa
ciudadana no sólo está sujeto a requerimientos procedimentales, sino
también a los límites competenciales a los que previamente se hizo alusión.
Esta apreciación resulta también del tenor del artículo 3º constitucional
según el cual “[l]a soberanía reside en el pueblo, del cual emana el poder
público. El pueblo la ejerce en forma directa o por medio de sus
representantes, en los términos que la Constitución establece” (negrillas
añadidas), de este enunciado se desprende que a pesar de ser el depositario
de la soberanía el pueblo cuando ejerce el poder de reforma constitucional
también debe actuar dentro del marco procedimental y de competencia
fijado por la propia Constitución.
Parafraseando a Elster[72] el pueblo también está atado a la Constitución de
1991 y por lo tanto no puede modificar sus elementos definitorios cuando
actúa en el ejercicio del poder de reforma. Máxime si se tiene en cuenta que
a pesar de provenir de una iniciativa ciudadana, como ocurre en el presente
caso, el texto sometido a referendo debe ser aprobado mediante una ley del
Congreso, trámite en el cual puede estar expuesto a distintas vicisitudes que
terminen por modificar la propuesta inicial que contó con el apoyo
ciudadano, de manera tal que la voluntad popular inicialmente manifestada
no necesariamente ha de coincidir con el texto finalmente sometido a
votación, circunstancia que quita todo peso al argumento de que la reforma
surgiría exclusivamente de la actuación del pueblo como constituyente
primario y por lo tanto carece de límites de competencia.
La misma mediación del Congreso y la participación final del pueblo que se
reduce a aprobar o improbar el texto normativo sometido a su votación, deja
serias dudas sobre su actuación en este caso como constituyente originario,
pues las estrictas regulaciones procedimentales a las que está sujeta la
participación popular riñen con la esencia misma de este concepto el cual
doctrinalmente siempre ha sido caracterizado como ilimitado y no sometido
a cauces procesales.
Con base en lo anterior, y teniendo en cuenta la jurisprudencia de la Corte
Constitucional, es posible aseverar que existe una regla común según la cual
todos los órganos constituidos tienen un poder de reforma limitado. Situación
diferente se presenta cuando ya no se trata de la reforma de la Constitución
vigente sino de su cambio, evento en el cual la Corporación ha reconocido, en
la citada sentencia C-551 de 2003, que “la fijación de un cauce al poder
constituyente originario es siempre imperfecta, pues el poder constituyente,
por sus propias características, es ‘rebelde a una integración total en el
sistema de normas y competencias’, y por ello no admite una
institucionalización total”.
Sin embargo, la Corte estimó que “la Constitución de 1991 intenta superar
este dilema y la tensión entre la soberanía popular y la supremacía
constitucional por medio de una apertura al poder constituyente originario,
previendo un procedimiento agravado de reforma” y en la Sentencia C-1040
de 2005 indicó que “el pueblo puede investir a una Asamblea Constituyente
de la competencia para expedir una nueva Constitución, posibilidad
expresamente permitida en el artículo 376 de la Carta” y que “sólo por
medio de este mecanismo puede ser sustituida la Constitución vigente por una
opuesta o integralmente diferente”.
En esta hipótesis el pueblo, todavía como poder constituido, decide si
convoca o no la Asamblea y, al definir su competencia, puede otorgarla para
una simple reforma, propia del poder constituido, o concederle facultades
tan amplias, cuyo ejercicio conduzca al cambio de la Constitución vigente por
otra, siempre que el mismo pueblo, al fijar la respectiva agenda, así lo haya
determinado. Este supuesto no hace desaparecer del todo los límites, pues
aunque ya no provendrían de lo dispuesto en la constitución sustituida,
tendrían su origen en las normas imperativas de derecho internacional y
también en los convenios internacionales de derechos humanos, para citar
apenas dos ejemplos.
Así pues, de los distintos mecanismos contemplados en el artículo 374
constitucional el único que no está sujeto a límites de competencia es una
Asamblea Nacional Constituyente, siempre que sea convocada expresamente
para proferir una nueva Carta y, por lo tanto, la vía de referendo
constitucional no es idónea para transformar los principios estructurantes
plasmados originalmente en el texto constitucional.
Por las razones antes expuestas esta Corporación es competente para
examinar si el enunciado normativo contenido en la Ley 1354 de 2009
configura un vicio de competencia, lo que hace necesario reseñar
brevemente los alcances del juicio de sustitución a la Constitución, tal como
ha sido expuesto en anteriores pronunciamientos.
En las sentencias C-970 y C-971 de 2004 se delineó el método para efectuar
este particular examen, el cual fue precisado en la sentencia C-1040 de 2005,
en los siguientes términos: “el método del juicio de sustitución exige que la
Corte demuestre que un elemento esencial definitorio de la identidad de la
Constitución de 1991 fue reemplazado por otro integralmente distinto. Así,
para construir la premisa mayor del juicio de sustitución es necesario (i)
enunciar con suma claridad cuál es dicho elemento, (ii) señalar a partir de
múltiples referentes normativos cuáles son sus especificidades en la Carta de
1991 y (iii) mostrar por qué es esencial y definitorio de la identidad de la
Constitución integralmente considerada. Solo así se habrá precisado la
premisa mayor del juicio de sustitución, lo cual es crucial para evitar caer en
el subjetivismo judicial. Luego, se habrá de verificar si (iv) ese elemento
esencial definitorio de la Constitución de 1991 es irreductible a un artículo de
la Constitución, - para así evitar que éste sea transformado por la propia
Corte en cláusula pétrea a partir de la cual efectúe un juicio de contradicción
material- y si (v) la enunciación analítica de dicho elemento esencial
definitorio no equivale a fijar límites materiales intocables por el poder de
reforma, para así evitar que el juicio derive en un control de violación de algo
supuestamente intangible, lo cual no le compete a la Corte. Una vez cumplida
esta carga argumentativa por la Corte, procede determinar si dicho elemento
esencial definitorio ha sido (vi) reemplazado por otro –no simplemente
modificado, afectado, vulnerado o contrariado- y (vii) si el nuevo elemento
esencial definitorio es opuesto o integralmente diferente, al punto que resulte
incompatible con los elementos definitorios de la identidad de la Constitución
anterior”[73].
Esta última etapa conduce a la segunda manera de distinguir el juicio de
sustitución: “El resultado del mismo debe poder llevar a la conclusión de que,
como el elemento esencial definitorio ha sido remplazado por otro opuesto o
integralmente diferente, no es posible armonizar la reforma constitucional
con el resto de normas constitucionales que no fueron modificadas por ella y
que reflejan aspectos claves de lo insustituible”[74].
En suma, la sustitución implica la franca oposición entre lo nuevo y lo
anterior[75], en la medida en que, so pretexto de la reforma, la Constitución es
transformada en otra “completamente distinta” que, por ejemplo, sirva de
base a una forma de organización política opuesta, como cuando se cambia la
república por la monarquía, la democracia por la dictadura o el Estado de
Derecho por el totalitarismo[76].
Ahora bien, conforme lo ha precisado la Corte Constitucional en providencias
que condensan el desarrollo jurisprudencial relativo a la sustitución de la
Carta, esa sustitución es total cuando la Constitución “como un todo, es
remplazada por otra”[77] o parcial, caso este último en el cual “un eje
definitorio de la identidad de la Constitución” es “reemplazado por otro
opuesto o integralmente diferente”[78]. Desde otro punto de vista, también se
ha señalado que al Congreso de la República le está vedado sustituir la Carta
en forma “permanente o transitoria”, dado que el cambio, total o parcial, no
puede ser de una magnitud tal que impida “de manera permanente o
transitoria, reconocer en la Constitución los elementos esenciales definitorios
de su identidad originaria”[79].
Esta Corporación también ha diferenciado el juicio de sustitución del juicio de
intangibilidad y del juicio de violación de un contenido material de la
Constitución. Al respecto ha señalado que las diferencias fundamentales que
distinguen al juicio de sustitución de los otros dos mencionados, consisten en
que la premisa mayor del juicio de sustitución no está específicamente
plasmada en un artículo de la Constitución, sino que es toda la Constitución
entendida a la luz de los elementos esenciales que definen su identidad. A esto
se añade que el juicio de sustitución no tiene por objeto constatar una
contradicción entre normas -como sucede típicamente en el control material
ordinario-, ni se verifica si se presenta la violación de un principio o regla
intocable -como sucede en el juicio de intangibilidad-, sino que mediante el
juicio de sustitución (a) se aprecia si la reforma introduce un nuevo elemento
esencial a la Constitución, (b) se analiza si éste reemplaza al originalmente
adoptado por el constituyente y, luego, (c) se compara el nuevo principio con
el anterior para verificar, no si son distintos, lo cual siempre ocurrirá, sino si
son opuestos o integralmente diferentes, al punto que resulten
incompatibles[80].
En fecha más reciente, mediante la sentencia C-588 de 2009, se exploraron las
relaciones existentes entre la sustitución de la Constitución y los conceptos de
destrucción, supresión, quebrantamiento y suspensión de la misma. Luego de
hacer referencia a estas últimas categorías la Corte precisó que en lo relativo a
la destrucción de la Constitución “se trata de un fenómeno distinto del de
reforma, pero que tampoco encaja dentro del concepto de sustitución
acuñado por nuestra jurisprudencia, por la sencilla razón de que la
destrucción de la Carta implica también la del poder constituyente que le dio
origen, mientras que la sustitución se refiere, fundamentalmente, a un
cambio constitucional de gran magnitud, pero realizado por el Constituyente
derivado y que no necesariamente desconoce el origen de la Carta sustituida
emanada del Constituyente originario que la estableció, aún cuando lo
usurpa”[81].
Respecto de la supresión de la Constitución, la Corte advirtió que esta noción
esta próxima “al concepto de sustitución de la Carta operada mediante
reforma, pero en la modalidad de sustitución total. Así pues, la supresión
encuadra en el concepto de sustitución que tradicionalmente ha manejado la
Corte Constitucional, aún cuando procede aclarar que la jurisprudencia
colombiana ha introducido matices en el concepto de sustitución al aludir a
la posibilidad de sustituciones parciales o de sustituciones transitorias que no
parecen encuadrar del todo en la categoría de la supresión, tal como la ha
delineado la doctrina”.
Las conexiones entre la sustitución y el quebrantamiento de la Constitución
fueron objeto de un estudio detallado, que llevó a esta Corporación a
concluir que el quebrantamiento o “rotura” de la Constitución puede, en las
circunstancias de una situación específica, conducir a la sustitución de la
Carta, trátese de sustitución parcial o total, mediante la inclusión de
excepciones o restricciones las cuales pueden constituir una modificación de
tal magnitud y trascendencia que resulta evidente que la Constitución
original ha sido reemplazada por una completamente diferente puesto que
las enmiendas representan una sustitución total o parcial de la misma[82].
En relación con el concepto de suspensión de la Constitución señaló esta
Corporación que esta hipótesis puede estar regulada por la propia Carta en
eventos tales como los estados de excepción, pero también puede
producirse “sin que medie prescripción legal-constitucional alguna que
prevea tal hipótesis, que derivaría en una suspensión inconstitucional de la
Constitución”[83], por ejemplo mediante la utilización de los mecanismos de
reforma constitucional y en eventualidades diferentes a aquellas
excepcionales que, según la Constitución, autorizan suspenderla con el
cumplimiento riguroso de las condiciones establecidas en el ordenamiento
superior del Estado. Concluyó entonces que “[e]sta última hipótesis permite
inferir, con claridad, que la suspensión producida mediante reforma puede
conducir a la sustitución de la Carta y que, por lo tanto, sustitución y
suspensión son conceptos perfectamente conciliables, si bien hay que advertir
que, en los supuestos de suspensión producida por vía de reforma
constitucional, el juicio de sustitución adquiere singular relevancia y ha de ser
estricto, dadas las connotaciones de la figura comentada.”[84]
Consignadas las anteriores referencias jurisprudenciales en torno a la
sustitución de la Constitución, es menester recalcar que, según lo ha
reconocido la propia Corte, no se trata de un concepto completo, acabado o
definitivamente agotado que, por ejemplo, permita identificar el conjunto
total de hipótesis que lo caracterizan, puesto que las situaciones concretas
estudiadas por la Corte sólo le han permitido a la Corporación “sentar unas
premisas a partir de las cuales la Corte, cuando el caso concreto sometido a
su consideración así lo exija, deberá avanzar en la difícil tarea de precisar los
contornos de ese límite competencial al poder de reforma constitucional”[85].
Así las cosas, cabe precisar que “el proceso de elaboración doctrinaria sobre
la materia se encuentra en curso” y que, “a medida que se le presenten casos
diversos a la Corte”, a partir de las premisas que de manera general se han
fijado, “están abiertas algunas opciones interpretativas en torno a los
elementos y las condiciones en las cuales cabría predicar la existencia de un
vicio competencial debido a una sustitución de la Constitución”[86].
Una vez definido el alcance de la competencia de esta Corporación para el
examen de una ley convocatoria a referendo constitucional que tuvo origen
en una iniciativa ciudadana, se abordará el control de constitucionalidad de la
Ley 1354 de 2009. Para tales efectos se seguirá el siguiente orden expositivo:
(i) en primer lugar, se consignarán algunas apreciaciones sobre la naturaleza
del referendo constitucional especialmente cuando tiene origen en una
iniciativa ciudadana, (ii) luego se detendrá esta Corporación en el examen del
trámite de la iniciativa ciudadana; (iii) se estudiará el trámite en el Congreso
de la Ley 1354 de 2009; (v) finalmente se estudiará si el enunciado normativo
contenido en la Ley 1354 de 2009 configura una sustitución a la Constitución.
A medida que se examinen cada una de estas cuestiones se hará referencia a
los argumentos expuestos por los intervinentes y por el Ministerio Público.
Empero, antes de iniciar el examen de constitucionalidad es preciso
introducir una aclaración previa: si bien, como antes se dijo, la vulneración de
cualquier disposición constitucional o legal de las constitutivas del parámetro
de control en este caso tiene como consecuencia la declaratoria de
inconstitucionalidad de la ley objeto de examen, en todo caso esta
Corporación hará un examen exhaustivo de todo el trámite de la iniciativa
ciudadana y del procedimiento legislativo, así encuentre vicios de entidad
suficiente para declarar la inconstitucionalidad de la Ley 1354 de 2009 desde
etapas tempranas de su análisis. Esto en aras de dar cumplimiento al
principio de suficiencia argumentativa que debe respetar esta Corporación
en sus decisiones.
2. El respeto a las reglas procedimentales como un componente sustancial
del modelo democrático.
La Constitución de 1991 contiene múltiples referencias a la democracia de las
que se puede colegir que ésta se erige en uno de los elementos estructurales
del diseño estatal adoptado por la Asamblea Nacional Constituyente. Esta
percepción resulta evidente desde el Preámbulo, el cual textualmente señala
que “El pueblo de Colombia (…) representado por sus delegatarios a la
Asamblea Nacional Constituyente (…) dentro de un marco jurídico,
democrático y participativo (…) decreta, sanciona y promulga la siguiente
Constitución Política de Colombia”. Es decir, desde los orígenes mismos del
texto constitucional está presente la democracia como valor fundante del
nuevo orden establecido, pues la Carta Política fue adoptada por un poder
constituyente democráticamente elegido, el cual, además, ejecutó la labor
encomendada mediante procedimientos democráticos.
El carácter fundante y omnipresente de la democracia resulta reafirmado a su
vez en el Título I de la Constitución, algunas de cuyas disposiciones perfilan
el modelo adoptado en el texto constitucional. Así, el artículo primero
señala que “Colombia es un Estado social de derecho organizado en forma
(…) democrática, participativa y pluralista”, el artículo segundo prevé que
es un fin esencial del Estado “facilitar la participación de todos en las
decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y
cultural de la Nación”, mientras que el artículo tercero consigna que “[l]a
soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder
público. El pueblo la ejerce en forma directa o por medio de sus
representantes, en los términos que la Constitución establece”.
Resulta entonces que, al menos desde la perspectiva del aludido artículo,
Colombia es un Estado democrático de derecho, participativo, representativo y
pluralista. La jurisprudencia ha sintetizado el sentido de las fórmulas
democráticas reseñadas, bajo la óptica de que “en los regímenes democráticos
existen diversos mecanismos para permitir que quienes se verán afectados
por una determinada decisión o actuación puedan expresar y hacer valer sus
posiciones y puntos de vista. Los dos mecanismos clásicos, entre la amplia
gama de los existentes, son los de la representación y la participación. Por
medio del primero, las personas afectadas eligen representantes para hablar
por ellos en el ámbito de los organismos decisorios representativos, es decir,
constituidos específicamente para permitir la interacción entre quienes toman
las decisiones y los representantes elegidos colectivamente por las personas
potencialmente afectadas. Por medio del segundo, los afectados se involucran
directamente en la adopción de las decisiones, y ejercen su voz no para elegir
a un representante que hablará por ellos, sino para participar directamente
en la toma de la decisión.” [87]
A su vez, el conjunto de disposiciones aludidas plasman la variedad de
funciones normativas que cumple la democracia en el ordenamiento
constitucional. Acogiendo la ya clásica distinción propuesta en la sentencia T-
406 de 1992 y reiterada por decisiones posteriores [88], la democracia es un
valor, es un principio y guarda estrecha relación con derechos fundamentales,
tales como el derecho a la participación y los derechos políticos reconocidos
en el artículo 40 constitucional, para mencionar sólo algunos de ellos.
Por tal razón, la elección constitucional de la forma de gobierno democrática
determina el diseño institucional del Estado colombiano. Desde esa
perspectiva se optó por un modelo que privilegia un poder decisional
ascendente, el cual parte de la voluntad de los individuos titulares de los
derechos políticos (el pueblo es titular único de la soberanía) hasta llegar a la
decisión política (del cual emana el poder público). Como ha señalado la
doctrina se trata además del “gobierno público en público”, pues los
gobernantes están obligados a decidir “bajo la luz del sol”, de manera tal que
los gobernados “vean cómo y dónde se adoptan las decisiones”. Este modelo
a su vez está intrínsecamente ligado con el principio de igualdad pues tiene
como presupuesto la idea que todos los individuos tienen la misma dignidad
que los habilita a conocer y participar en los asuntos públicos.
En cuanto valor y principio constitucional la democracia irradia todo el
ordenamiento jurídico, de manera tal que condiciona la conformación de los
órganos, las funciones y los procedimientos dentro del Estado, para que éstos
se articulen de forma coherente con los contenidos propios del principio
democrático; pero igualmente, ha de servir como elemento hermenéutico en la
comprensión del ordenamiento constitucional e infraconstitucional, de manera
que el sentido que se extraiga de las disposiciones concretas no sea contrario a
sus postulados.
En todo caso escapa de los propósitos de la presente decisión hacer una
definición exhaustiva de democracia y de los elementos que la integran. No
obstante, debido al asunto objeto de examen, en el cual están envueltas
manifestaciones de la democracia participativa y representativa (por un lado la
iniciativa popular ciudadana y por el otro la ley convocatoria a un referendo),
resulta indispensable plasmar algunas ideas básicas en torno a este concepto.
Así, es posible constatar que la mayoría de los autores contemporáneos son
partidarios de una noción mínima de democracia, según la cual está consiste,
simplemente, en un conjunto de reglas de procedimiento para la adopción de
decisiones colectivas que no dice nada sobre el contenido o resultado de las
mismas[89]. Desde esta perspectiva las reglas son inherentes a la democracia:
reglas sobre las mayorías y minorías, reglas sobre las elecciones y la actuación
de los parlamentos, reglas sobre las condiciones de ejercicio de la libertad
política y, sobre todo, reglas sobre la protección de ciertos intereses básicos de
todos los seres humanos.
En otras palabras, el carácter reglado es una característica distintiva del
modelo democrático, y se manifiesta desde la elección de los representantes,
hasta el producto final de la actuación de éstos. Las reglas procedimentales
constituyen por lo tanto un instrumento para la consecución de los valores
sustanciales perseguidos mediante la actuacion democrática, pero a su vez, por
su importancia, adquieren un valor sustantivo, de manera tal que “los
procedimientos constituyen una buena parte de la sustancia de la democracia
moderna”[90].
En el mismo sentido ha afirmado la doctrina: “[e]l procedimiento
democrático no es una actividad espontánea, sino un producto de reglas.
Estas reglas no son arbitrarias sino que están diseñadas para maximizar el
valor epistémico de aquel proceso (…) este valor depende de varios factores,
incluyendo la amplitud de la participación en la discusión entre aquellos
potencialmente afectados por la decisión que se tome; la libertad de los
participantes de poder expresarse a sí mismos en una deliberación; la
igualdad de condiciones bajo las cuales la participación se lleva a cabo; la
satisfacción del requerimiento de que las propuestas sean apropiadamente
justificadas; el grado en el cual el debate es fundado en principios en lugar de
consistir en una mera presentación de intereses; el evitar las mayorías
congeladas; la extensión en que la mayoría apoya las decisiones; la distancia
en el tiempo desde que el consenso fue alcanzado y la reversibilidad de la
decisión. Las reglas del proceso democrático tratan de asegurar que estas
condiciones sean alcanzadas en el máximo grado posible con el objeto de que
las leyes que se sancionen resulten ser guías confiables para conducir a
principios morales”[91]. Nunca mejor sintetizada la íntima relación existente
entre los valores sustantivos asociados a la democracia con el respeto a la
reglas como condición necesaria e indispensable para su consecución.
Las anteriores reflexiones revisten particular importancia en el presente caso
porque el objeto de examen es una ley convocatoria a un referendo
constitucional que tuvo origen en una iniciativa legislativa ciudadana. Es
decir, en el procedimiento de reforma constitucional implementado se
combinan formas típicas de la democracia representativa –el procedimiento
legislativo que culmina con la expedición de la Ley 1354 de 2009- con
mecanismos propios de la democracia participativa –la iniciativa popular en
la cual tuvo origen-, de manera tal que la observancia estricta de las reglas
que ordenan este tipo de procedimientos es una condición necesaria para la
validez de toda la actuación adelantada, sobre todo, si se tiene en cuenta el
propósito final que ésta persigue: modificar la Constitución Política [92].
En esa medida, en la comprensión conceptual de la iniciativa popular
legislativa y del referendo constitucional resultan relevantes las
consideraciones propias para el análisis de los mecanismos de participación
democrática. Cobra particular importancia el conjunto de reglas
procedimentales previstas para su implementación, las cuales, a su vez, le
otorgan validez tanto al procedimiento inicial, cuya finalidad es concitar el
apoyo ciudadano a una propuesta de reforma, como la actuación final que
pone término al proceso de reforma, en la cual están llamados los
ciudadanos a participar mediante la votación del texto sometido a su
consideración. Mientras que en el examen del trámite legislativo de la
iniciativa popular ciudadana revisten especial significado la actuación
adelantada al interior del Congreso para garantizar la plena vigencia del
principio democrático.
Esto significa que la verificación de la conformidad constitucional de las
etapas iniciales del procedimiento de reforma constitucional, al momento en
el cual se realiza el control oficioso de la ley convocatoria comprende no sólo
el estudio del procedimiento de formación de la ley que convoca, sino
también el riguroso escrutinio del procedimiento mediante el cual se
adelantó el mecanismo de participación que dio origen al trámite legislativo,
en este caso la iniciativa ciudadana, tal como se explicó en el acápite
anterior. Las actuaciones posteriores –es decir el referendo constitucional en
sentido estricto- podrán ser objeto de control vía acción pública, tal como se
señaló en un acápite previo de esta decisión.
Es menester, no obstante, justificar este último aserto. El punto de partida es
que la escogencia de un referendo de iniciativa legislativa ciudadana como
vía de reforma, entre las diversas opciones contempladas en el artículo 374
constitucional, involucra la utilización de distintos mecanismos de
participación democrática, a la vez que la expedición de una ley, resultado
del ejercicio de la democracia representativa.
Por una parte, la iniciativa popular supone en sí misma un mecanismo cuya
finalidad es permitir la intervención directa de los ciudadanos, quienes se
agrupan con el propósito de someter al Congreso la consideración de una
medida legislativa[93]; en el presente caso, la participación ciudadana está
prevista para proponer al Congreso la expedición de una ley que convoque a
un referendo de reforma constitucional. A su turno, el referendo constituye
la consulta a los ciudadanos para que apoyen o rechacen una medida
determinada; para el caso, la reforma de la Constitución en un aspecto
previamente definido en el texto legislativo. De este modo, la participación
de la ciudadanía se implementa en dos momentos: para el cumplimiento del
número mínimo para presentar la solicitud ante el Congreso, y luego, cuando
el pueblo responde a la consulta y acude a las urnas para aprobar o rechazar
la medida formulada en un texto legislativo.
Entre ambos mecanismos de participación popular se erige el procedimiento
legislativo típica manifestación del carácter representativo de nuestro
modelo democrático pues la iniciativa legislativa ciudadana tiene que ser
tramitada ante el Congreso de la República, para finalmente convertirse en
una ley convocatoria que en definitiva será la que posteriormente permitirá
que se manifieste la voluntad popular mediante el referendo constitucional.
Ahora bien, la doble intervención popular en el proceso de reforma
constitucional no significa que sea un mero ejercicio de la democracia
directa, exento de toda suerte de controles. En ese sentido ha sostenido la
Corte que “la Carta, al establecer el referendo como mecanismo de reforma
constitucional, no pretendió consagrar un procedimiento de democracia
directa pura, sin controles judiciales, y que estuviera totalmente desvinculado
de las instancias de representación. Por el contrario, el artículo 378 superior
busca una articulación entre la democracia representativa, la participación
directa del pueblo y la garantía judicial de la supremacía de la Carta,
(…)”[94].
Por tal razón en cada una de las etapas antes señaladas, el respeto a las
reglas procedimentales previstas adquiere una singular importancia. Así, en
el desarrollo de la iniciativa popular la consecuente participación ciudadana
en su conformación, la cual se verifica mediante la recolección de un número
de respaldos establecidos, es sólo uno de los factores a considerar dentro de
su examen de constitucionalidad, pues la iniciativa legislativa se identifica con
las reglas que suponen la implementación de un mecanismo de participación
democrática, cuya legitimidad desde la perspectiva constitucional está
condicionada al pleno respeto de las formalidades prescritas por el
ordenamiento jurídico. Cobra aquí plena vigencia el carácter reglado de
nuestro modelo democrático, al que previamente se hizo referencia.
Y, el estricto cumplimiento de dichas reglas y procedimientos resulta esencial
para su legitimidad desde el punto de vista constitucional, pues reviste de
validez el empleo de dicho mecanismo de participación, en tanto el carácter
procedimental del sistema democrático lo convierte en un concepto
normativo, que supera su comprensión como la simple vigencia del principio
mayoritario, o de la llamada “regla de las mayorías”. Ello porque bajo esta
forma de gobierno, la esfera procedimental de las fórmulas de decisión no
están vacías de contenido, por lo cual su esencia depende en gran medida de
las reglas que lo definen.
Nuevamente una cita doctrinal resulta ilustrativa de este aserto:
“Considerar sistemáticamente que una decisión del pueblo que interviene
por fuera de las formas prescritas legitima un procedimiento de revisión
constitucional ‘ilícito’, equivaldría a introducir un procedimiento débil de
revisión constitucional al lado del estricto normal. Ahora bien, la rigidez y la
dificultad de un procedimiento permiten preservar las reglas fundamentales
establecidas en la Constitución y garantizan la seguridad jurídica. Una
Constitución establece un sistema equilibrado y elaborado luego de una
reflexión madura. La intervención del pueblo por fuera de toda forma podría
destruir este equilibrio por la vía de un simple voto emitido por la pasión del
momento. Ello no es una garantía para la supervivencia de la democracia y del
Estado de derecho, pues el iniciador del voto tiene allí un formidable poder de
destrucción del orden establecido (…) La decisión popular ha sido considerada
como justa y sabia y el principio de soberanía del pueblo conoce sus horas de
gloria. Sin embargo, en nuestros días, este último no puede ser concebido
como un poder absoluto e ilimitado, a punto que permita al pueblo actuar de
forma arbitraria. Dicho principio se debe conciliar con otros principios,
específicamente el del respeto de la ‘legalidad’ en sentido amplio. Como lo
anota M. Luciani, «la observancia de las formas, el respeto de la legalidad es
hoy en día… un elemento esencial de la legitimidad. Las teorías democráticas
más maduras y más elaboradas no se contentan con un poder solidamente
legítimo, sino que observan el corazón de la democracia en el hecho de que
este poder sea al mismo tiempo limitado. Y la limitación se encuentra
sobretodo en el respeto de las formas, de las reglas, en una palabra, de la
legalidad»´” (negrillas añadidas)[95].
Se concluye entonces que la regla de la mayoría y la voluntad popular no
tiene un valor superior a los procedimientos diseñados para permitir que
éstas se manifiesten. Esta idea se sustenta en que un sistema democrático
supone en esencia la combinación de distintos elementos que permiten la
válida adopción de decisiones. En efecto, el sistema está conformado por (i)
un conjunto de reglas que permiten garantizar tanto (ii) la participación
efectiva de los ciudadanos en las decisiones, como (iii) la adopción de una
decisión por mayoría al final del proceso. La democracia es tanto el
componente teleológico (la participación popular y decisión adoptada por la
mayoría) como el medio empleado para alcanzarlo (el procedimiento y las
reglas procesales previamente diseñadas y conocidas por los participantes)
[96]
.
Desde el punto de vista conceptual y práctico, no resulta posible entender la
democracia exclusivamente con base en uno de los elementos antes
descritos, es decir, a partir de las reglas procesales, la participación de los
ciudadanos en la toma de las decisiones o la regla de la mayoría, porque no
puede calificarse a un Estado como democrático si carece de cualquiera de
los componentes referidos. Por ejemplo, no tendría sentido alguno de los
siguientes escenarios: un conjunto de reglas que no describa la forma exacta
en que los ciudadanos pueden participar en las decisiones o, conteniendo
este elemento, tampoco se entendería que el procedimiento democrático no
tuviera que culminar con una decisión mayoritaria. En igual sentido, la mera
noción o intuición de que los ciudadanos pueden participar en la toma de
decisiones que les afectan, sin un conjunto de reglas que establezcan cómo
hacerlo y bajo qué condiciones se llega al momento de la decisión
mayoritaria final, tampoco presta utilidad a los fines perseguidos.
Así como estos tres elementos esenciales son concurrentes en la
conformación de la voluntad política bajo un modelo democrático, de forma
tal que no se puede omitir algunos de ellos, tampoco es posible pensar que
alguno de los tres tiene mayor importancia que los otros, o que pueda ser
sometido o sacrificado por los demás. Existe pues una relación necesaria
entre el componente teleológico y los medios previstos para la implantación
de un sistema democrático, luego si alguno de ellos cambia o se pervierte, su
caracterización democrática también se altera. Como antes se dijo, el
concepto normativo de la democracia, describe justamente la idea de
incorporar el carácter procedimental a su definición, pues no hay que olvidar
que los procedimientos constituyen una buena parte de la sustancia de la
democracia moderna. Adicionalmente, las reglas procedimentales cumplen
una finalidad ulterior: la garantía de los derechos de las minorías, las cuales
pueden participar en el procedimiento de toma de decisiones precisamente
porque las ritualidades así lo prescriben.
A su vez, esta Corporación se ha referido a la importancia del procedimiento
para legitimar la participación y la decisión mayoritaria en un sistema
democrático, así ha sostenido que “la participación democrática supone la
implementación previa de un proceso (el de toma de decisiones) con un fin
(un resultado imparcial), también previamente determinado. El último será
establecido bajo el criterio de que la mayoría estuvo de acuerdo con dicho
fin. El primero establecerá qué y bajo qué condiciones será ajustada a
derecho dicha mayoría.”[97] La cita anterior reafirma la premisa de partida de
este acápite, según la cual el concepto normativo de democracia implica
aceptar que las reglas, los métodos y los procedimientos son definitorios y sin
ellos no es posible este sistema de gobierno; así como tampoco lo es sin
participación popular y sin decisión mayoritaria[98].
Ahora bien, la iniciativa legislativa ciudadana y el referendo constitucional,
como mecanismos propios de un sistema democrático, comparten los rasgos
definitorios comunes a los cuales se ha hecho amplia alusión; en esa medida,
están configurados por un conjunto de formalidades que persiguen garantizar
la participación ciudadana y la adopción de una decisión por mayoría.
Adicionalmente, en el caso de la presente sentencia, tanto la iniciativa
legislativa popular como el referendo son empleados con un propósito
particular: modificar la Constitución. En este sentido, tienen entonces una
doble connotación: en primer lugar, hacen parte de un procedimiento de
reforma constitucional y, por otra parte, son mecanismos democráticos
configurados por un conjunto de reglas propias que, según lo expuesto, los
definen como tales.
La multiplicidad de procedimientos que resulta necesario satisfacer para
llevar a cabo un referendo reformatorio constitucional que tiene origen en
una iniciativa legislativa ciudadana obliga al juez de control de
constitucionalidad a verificar el cumplimiento de estos procedimientos a la
luz de la finalidad perseguida –la reforma a la Constitución- y los elementos
constitutivos del principio democrático. No se trata por lo tanto de un control
exclusivamente formal, como podría pensarse, pues en este caso las formas
son un componente sustancial del proceso de toma de decisiones. Para la
Sala resulta necesario enfatizar que los fines democráticos no son
independientes del procedimiento mediante el que se llevan a cabo, y mucho
menos lo pretermiten, pues no puede sacrificarse el medio constitucional y
legalmente diseñado –en este caso el procedimiento de iniciativa legislativa
ciudadana y el procedimiento legislativo de la ley convocatoria a un
referendo constitucional- para alcanzar el fin de modificar la Carta Política.
Sostener lo contrario propiciaría la ruptura del sistema democrático.[99]
En efecto, desconocer la importancia de los procedimientos establecidos
para la adopción de las decisiones representa una desviación común,
defendida por quienes no defienden un entendimiento normativo de la
democracia. Esta desviación supone la aplicación sobredimensionada de uno
sólo de los elementos del sistema, cual es el de la decisión mayoritaria. Para
esta posición, el fin sacrifica los medios, y lo importante es que se logre una
decisión con la demostración irrefutable de que ella fue tomada por la
mayoría, sin importar los procedimientos adelantados para ello.
Postura que sin duda alguna supone una distorsión del modelo democrático,
pues para esta Corporación es claro que la verificación de la existencia de una
mayoría, no indica en ningún sentido mecanismo democrático alguno, sino,
tan solo una valoración numérica. El ejercicio cuantitativo para determinar
qué o quién obtuvo el respaldo de la mayoría, como único objeto tanto de la
implementación de un mecanismo democrático, como de su control de
constitucionalidad, significaría presumir que el proceso subyacente al
resultado matemático no importa o bien que el mero recuento de los votos
es suficiente para determinar que el procedimiento se adelantó de
conformidad con las reglas preestablecidas. Ninguna de las alternativas
anteriores es consecuente con la previsión de un control de
constitucionalidad, pues en ambas hipótesis carecería de sentido y sería
reemplazado por un mero escrutinio electoral.
Aplicadas las anteriores premisas al presente caso, se infiere que si la
configuración de la iniciativa de la ley que convoca un referendo
reformatorio constitucional describe un procedimiento, que incluye la
participación directa de un número significativo de ciudadanos mediante su
firma (iniciativa popular), el hecho de que el número requerido de
ciudadanos participe efectivamente, es sólo uno de los aspectos que deben
cumplirse y no el único; y ni siquiera el primordial, pues cualquiera de los
trámites prescritos es indispensable, no sólo por tratarse de un mecanismo
de participación popular sino también porque hace parte de un
procedimiento de reforma constitucional.
Lo que ha llevado a la jurisprudencia a advertir el cuidado que la Asamblea
Constituyente de 1991 tuvo al consagrarlo como fórmula de reforma
constitucional. “Así, el Informe Ponencia para la discusión en la Comisión I, a
la que correspondió el estudio de los mecanismos de reforma constitucional,
señaló que uno de los temas que generó controversia fue el del alcance de la
iniciativa del Gobierno en el referendo constitucional, pues existió el temor de
otorgar ‘un inconveniente poder de decisión al Presidente de la República’,
quien podría entonces ‘sustraer de la competencia del Congreso temas sobre
los cuáles, valiéndose de los recursos a su disposición, podría conseguir una
decisión más de su agrado mediante consulta popular.’[100] Posteriormente, el
Informe Ponencia para Primer Debate en Plenaria nuevamente recordó esos
riesgos de los mecanismos de decisión directa del pueblo, pues señaló que el
propósito de la Asamblea Constituyente, al consagrar el plebiscito o el
referendo, era ampliar la participación, pero que era claro que esos medios
‘por sí solos no garantizan la democracia’, ya que ‘pueden ser utilizados al
estilo de Napoleón o como los ejerció Pinochet, que en cada momento
acudían a esos mecanismos para legitimar la dictadura’, por lo que había que
regular con cuidado ‘quién, cómo, en qué momento, para qué se
utilizan.’[101]”[102]
Sobre los riesgos que entraña sobredimensionar la regla de la mayoría para
otros elementos definitorios de la forma de gobierno constitucionalmente
establecida también ha advertido la doctrina: “en razón de las
manipulaciones que puede sufrir el pueblo, el referendo y la iniciativa popular
plantean de dos maneras un peligro para la separación de poderes. De una
parte, el pueblo como órgano instituido del poder del Estado, puede
entrometerse en las competencias de otros poderes. Evidentemente que el
principio de la soberanía popular supondría que pueda intervenir en todo
campo, pero hay aspectos que no se acompasan con una decisión en
referendo. De otra parte, es importante que el referendo no sea utilizado por
uno de los poderes del Estado para destruir los otros.”[103]
Mientras que otros trabajos académicos resaltan los riesgos que entrañan la
democracia directa, en este sentido afirman que “los oponentes de estos
modelos, [de democrática directa], sostienen que los ciudadanos comunes no
están suficientemente bien informados e intelectualmente preparados para
comprender los temas complejos que algunas veces se ven involucrados en
esas decisiones; sus opiniones son a menudo manipuladas por grupos que
tienen acceso a los medios y con dinero suficiente como para solventar
campañas de propaganda…”[104] (negrillas añadidas).
También se ha sostenido que “…los mecanismos de democracia directa han
permitido algunas veces que los intereses menos representativos puedan
presentar sus mensajes al público mientras aquellos individuos que no desean
ser parte de grupos y formar coaliciones se vean imposibilitados de
aprovechar los procesos de democracia directa (…) También se supone que la
democracia directa estimula el debate educativo sobre importantes asuntos
públicos. Aunque esto se logre, ese debate usualmente dura cinco o seis
semanas (…) La deficiencia más desafortunada (…) es que aquél con más
dinero demasiado a menudo es el que define el asunto y estructura del
debate de forma no equilibrada. Mientras que una reunión abierta les da a
todos los ciudadanos igual oportunidad para manifestarse, el dinero y las
normas de procedimiento que permiten un gasto ilimitado promueven un
sistema en el cual el lado mejor financiado puede, y a menudo lo hace,
superar al otro por un margen importante” [105] (negrillas añadidas).
Existe entonces todo un conjunto de razones que justifican la
implementación de un procedimiento complejo y reglado para la
manifestación de la voluntad popular mediante la iniciativa legislativa
ciudadana cuando ésta adicionalmente se integra dentro de un referendo
constitucional, las cuales igualmente explican el riguroso escrutinio
constitucional al cual deben someterse estos procedimientos.
De este modo, el cumplimiento de los trámites en cuestión, supone a su vez
el respeto del sentido de los mismos, o dicho en otras palabras el
incumplimiento de cualquiera de ellos supone la trasgresión de principios
constitucionales propios del sistema democrático. Los cuales como se ha
sostenido, corresponden a la consagración en el texto constitucional del
Estado Colombiano como una democracia participativa (Arts. 1 y 2 de la C.
P.), cuya expresión se manifiesta en la adopción de decisiones mayoritarias
con la participación de la ciudadanía (principios de la mayoría y la
participación), mediante la consagración de un modelo procedimental
contenido principalmente en los artículos 155 y 378 constitucionales al igual
que en la Ley Estatutaria 134 de 1994. Estas serán las directrices que guiarán
el examen de la iniciativa ciudadana que dio origen a la Ley 1354 de 2009.
3. El trámite ante la organización electoral de la iniciativa legislativa
ciudadana que dio origen a la Ley 1354 de 2009.
Para una mayor claridad expositiva, la Corte seguirá en el presente acápite el
siguiente orden expositivo:
1. Describirá el trámite que, según la Constitución, las Leyes Estatutarias
pertinentes, los decretos expedidos por el Presidente de la República,
así como diversas Resoluciones proferidas por el Registrador Nacional
del Estado Civil y el Consejo Nacional Electoral, debe surtir una
iniciativa legislativa popular que permita la realización de un referendo
encaminado a reformar la Constitución.
2. Analizará el trámite que surtió ante la Organización Electoral la
iniciativa legislativa popular encaminada a convocar un referendo
mediante el cual se reforma la regulación constitucional de la reelección
presidencial en Colombia.
3. Examinará si, a lo largo de dicho trámite, se incurrió en vicios de
procedimiento que afecten la validez del mismo.
3.1. El marco normativo que regula la iniciativa legislativa popular.
El trámite que debe surtir ante la Organización Electoral una iniciativa
legislativa popular encaminada a lograr la convocatoria de un referendo
mediante el cual se reforme la Carta Política, se encuentra regulado en la
Constitución; la Ley Estatutaria 134 de 1994 sobre Mecanismos de
Participación Ciudadana o LEMP; en la Ley 130 de 1994 “Por la cual se dicta
el Estatuto Básico de los partidos y movimientos políticos, se dictan normas
sobre su financiación y la de las campañas electorales y se dictan otras
disposiciones”; en el Decreto 1010 de 2000 “Por el cual se establece la
organización interna de la Registraduría Nacional del Estado Civil”; el Decreto
895 de 2000 “Por el cual se reglamenta la parte operativa de la Ley 134 de
1994”, al igual que diversas Resoluciones expedidas por el Registrador
Nacional del Estado Civil y el Consejo Nacional Electoral.
Diversas disposiciones constitucionales guardan relación con la materia,
entre las que cabe contar el artículo primero de la Carta, el cual señala entre
los principios fundantes del Estado Colombiano su carácter de democracia
participativa[106]. Igualmente, el artículo 40 constitucional señala entre los
derechos políticos de los ciudadanos colombianos, el derecho a intervenir en
las formas de participación democrática[107], mientras que el artículo 103
enuncia expresamente, entre los mecanismos de participación la iniciativa
legislativa popular[108], la cual aparece descrita con más detalle en el artículo
153 de la Carta, cuyo tenor es el siguiente:
ARTICULO 155. Podrán presentar proyectos de ley o de reforma constitucional,
un número de ciudadanos igual o superior al cinco por ciento del censo
electoral existente en la fecha respectiva o el treinta por ciento de los
concejales o diputados del país. La iniciativa popular será tramitada por el
Congreso, de conformidad con lo establecido en el artículo 163, para los
proyectos que hayan sido objeto de manifestación de urgencia.
Los ciudadanos proponentes tendrán derecho a designar un vocero que será
oído por las Cámaras en todas las etapas del trámite.
También resultan relevantes los preceptos constitucionales que regulan la
Organización Nacional Electoral, específicamente los artículos 265[109] y
266[110]que señalan las funciones del Consejo Nacional Electoral y del
Registrador Nacional del Estado Civil, respectivamente.
Por último también son aplicables los artículos 374[111], 375[112] y 378[113] de la
Carta a los cuales se hizo amplia mención en acápites precedentes de esta
providencia.
Adviértase entonces que la Carta Política regula la iniciativa legislativa
popular para convocar a un referendo constitucional, en lo atinente a su
trámite ante la Organización Electoral, en sus aspectos básicos, es decir, (i)
en el ámbito de los principios constitucionales llamados a orientar el
adelantamiento de todo el trámite; e igualmente (ii) establece unos
requisitos de orden sustancial y asigna unas competencias a las autoridades
electorales en la materia.
Por su parte, al legislador estatutario corresponde desarrollar los postulados
constitucionales en materia de iniciativa legislativa popular para convocar a
referendos constitucionales. En tal sentido, las Leyes Estatutarias 130 y 134
de 1994 regulan lo referente a la conformación del Comité de Promotores
del Referendo; la suscripción de apoyos ciudadanos a la conformación de
éste; la verificación de la autenticidad de los respaldos ciudadanos; la
presentación de la iniciativa del texto; la recolección de firmas en apoyo al
mismo; la expedición de certificaciones por parte del Registrador Nacional
del Estado Civil, al igual que la financiación de la campaña que permitió
alcanzar el número de apoyos requeridos para conformar el Comité y
respaldar el texto de la iniciativa legislativa popular.
En efecto, en lo que concierne a la LEMP, las disposiciones pertinentes van
desde el artículo 10 hasta el 27 (inscripción de la iniciativa legislativa y
normativa y de la solicitud de referendo); 30 (presentación y publicación de
las iniciativas populares legislativas y normativas ante las Corporaciones
Públicas); 33 y 34 (convocatoria al referendo constitucional); 38 a 40
(campaña del referendo); 41 a 49 (tarjeta electoral, mayorías, vigencia de la
decisión); 91 a 98 (normas sobre divulgación institucional, publicidad y
contribuciones); al igual que el artículo 106 (remisión a normas electorales).
Debido a su importancia para la resolución del caso concreto, la Corte
considera necesario transcribir y resaltar, en lo pertinente, las siguientes
disposiciones estatutarias relacionadas con las certificaciones que debe
expedir la organización electoral y el financiamiento de la iniciativa
ciudadana:
ARTÍCULO 24. CERTIFICACIÓN DE LA REGISTRADURÍA. En el término de un
mes, contado a partir de la fecha de la entrega de los formularios por los
promotores y hechas las verificaciones de ley, el respectivo Registrador del
Estado Civil certificará el número total de respaldos consignados, el número de
respaldos válidos y nulos y, finalmente, si se ha cumplido o no con los
requisitos constitucionales y legales exigidos para el apoyo de la iniciativa
legislativa y normativa o de la solicitud de referendo.
ARTÍCULO 27. CERTIFICACIÓN. La organización electoral certificará, para todos
los efectos legales, el cumplimiento de los requisitos exigidos para la
realización de los mecanismos de participación ciudadana.
ARTÍCULO 30. PRESENTACIÓN Y PUBLICACIÓN DE LAS INICIATIVAS POPULARES
LEGISLATIVAS Y NORMATIVAS ANTE LAS CORPORACIONES PÚBLICAS. Una vez
certificado por la Registraduría del Estado Civil correspondiente, el
cumplimiento de los requisitos de una iniciativa legislativa y normativa,
exigidos por esta Ley, su vocero, presentará dicho certificado con el proyecto
de articulado y la exposición de motivos, así como la dirección de su domicilio
y la de los promotores, ante la Secretaría de una de las Cámaras del Congreso
de la República o de la Corporación Pública respectiva, según el caso.
El nombre de la iniciativa, el de sus promotores y vocero, así como el texto del
proyecto de articulado y su exposición de motivos, deberán ser divulgados en
la publicación oficial de la correspondiente corporación.
ARTÍCULO 97. CONTROL DE CONTRIBUCIONES. Los promotores podrán
recibir contribuciones de los particulares para sufragar los gastos del proceso
de recolección de firmas y deberán llevar una cuenta detallada de las mismas
y de los fines a que hayan sido destinadas.
Quince días después de terminado el proceso de recolección de firmas, deberá
presentarse a la Registraduría el balance correspondiente, suscrito por un
contador público juramentado.
Desde el inicio del proceso de recolección de firmas, cualquier persona podrá
solicitar que se haga público el nombre de quienes hayan financiado la
iniciativa, en dinero o en especie, por un valor superior a un salario mínimo
mensual.
Ninguna contribución podrá superar el monto que cada año fije el Consejo
Nacional Electoral.
ARTÍCULO 98. FIJACIÓN DEL MONTO MÁXIMO DE DINERO PRIVADO PARA LAS
CAMPAÑAS DE LOS DISTINTOS MECANISMOS DE PARTICIPACIÓN. El monto
máximo de dinero privado que podrá ser gastado en cada una de las campañas
relacionadas con los derechos e instituciones reguladas en la presente Ley,
será fijado por el Consejo Nacional Electoral en el mes de enero de cada año.
El incumplimiento de esta disposición será causal de mala conducta.
ARTÍCULO 106. REMISIÓN A NORMAS ELECTORALES. A las elecciones
previstas en esta Ley se aplicarán las disposiciones electorales que no sean
incompatibles con ella.
Las normas sobre contribución y publicidad de balance del Estatuto Básico de
los partidos y movimientos políticos y de la Oposición se aplicarán en lo que
fueren pertinentes.
Sobre el alcance de estas disposiciones y sus implicaciones en el trámite de la
iniciativa ciudadana que dio origen a la Ley 1354 de 2009 se volverá de
manera reiterada a lo largo del presente acápite.
A su vez, la Ley Estatutaria 130 de 1994, “Por la cual se dicta el Estatuto
Básico de los partidos y movimientos políticos, se dictan normas sobre su
financiación y la de las campañas electorales y se dictan otras
disposiciones”, se aplica a la financiación de las campañas a favor de una
iniciativa legislativa popular de convocatoria a un referendo constitucional,
en tanto que normatividad supletoria, es decir, en caso de existir lagunas en
la LEMP, en los términos del artículo 106 [114] de aquélla. Cítese, a manera de
ejemplo, las siguientes:
ARTÍCULO 14. APORTES DE PARTICULARES. Los partidos, movimientos
políticos y candidatos, al igual que las organizaciones adscritas a grupos
sociales que postulen candidatos, podrán recibir ayuda o contribuciones
económicas de personas naturales o jurídicas.
Ningún candidato a cargo de elección popular podrá invertir en la respectiva
campaña suma que sobrepase la que fije el Consejo Nacional Electoral, bien
sea de su propio peculio, del de su familia o de contribuciones de
particulares. El Consejo Nacional Electoral fijará esta suma seis (6) meses
antes de la elección. Si no lo hiciere los Consejeros incurrirán en causal de
mala conducta.
Las normas a que se refiere este artículo serán fijadas teniendo en cuenta los
costos de las campañas, el censo electoral de las circunscripciones y la
apropiación que el Estado haga para reponer parcialmente los gastos
efectuados durante ellas.
El candidato que infrinja esta disposición no podrá recibir dineros
provenientes de fondos estatales, sin perjuicio de las multas a que hubiere
lugar de acuerdo con el literal a) del artículo 39 de la presente ley.
ARTÍCULO 16. DONACIONES DE LAS PERSONAS JURÍDICAS. Toda donación que
una persona jurídica realice a favor de una campaña electoral, deberá contar
con autorización expresa de la mitad más uno de los miembros de la junta
directiva o de la asamblea general de accionistas o junta de socios, según el
caso. De ello se dejará constancia en el acta respectiva.
Adicionalmente a la regulación constitucional y estatutaria, existen dos
decretos expedidos por el Presidente de la República, los cuales precisan
algunos aspectos técnicos de la realización de la iniciativa legislativa popular
de convocatoria a un referendo constitucional, sin que de manera alguna se
puedan interpretar en contra de lo dispuesto por normas superiores. El
Decreto Reglamentario 895 de 2000, “Por el cual se reglamenta la parte
operativa de la Ley 134 de 1994”, establece: (i) unas definiciones, tales como
inscripción, registro y certificación; (ii) la regulación del trámite ante la
Registraduría, en especial, el tema del contenido de los formularios para la
recolección de los apoyos ciudadanos; (iii) el procedimiento de anulación de
firmas; y (iv) la publicidad de la campaña, entre otros temas.
Al respecto, como se explicará más adelante, la Sección Primera del Consejo
de Estado, en sentencias del 21 de junio de 2001 y 14 de febrero de 2002, se
pronunció en relación con la legalidad de algunas disposiciones del
mencionado decreto, en especial, aquella atinente a la certificación.
Por otra parte, el Decreto 1010 de 2000, expedido por el Presidente de la
República en ejercicio de las facultades extraordinarias que le confirió el
numeral 8º del artículo 1º de la Ley 573 de 2000, regula la organización
interna de la Registraduría Nacional del Estado Civil. En lo atinente a las
iniciativas legislativas de convocatoria a referendos constitucionales de
origen popular destacan las siguientes disposiciones:
Artículo 5°. Funciones. Son funciones de la Registraduría Nacional del Estado
Civil, las siguientes:
(…)
11. Dirigir y organizar el proceso electoral y demás mecanismos de participación
ciudadana y elaborar los respectivos calendarios electorales.
(…)
12. Llevar el Censo Nacional Electoral.
En ejercicio de sus competencias constitucionales y legales, el Registrador
Nacional del Estado Civil ha expedido algunas Resoluciones, mediante las
cuales se regulan igualmente algunos aspectos técnicos de la iniciativa
legislativa popular. Así:
Mediante Resolución núm. 0023 del 5 de enero de 2005, “Por la cual se
establece el procedimiento para la verificación de firmas en los distintos
mecanismos de participación democrática”, el Registrador dispuso que, en
materia de verificación de apoyos ciudadanos se aplicaría, en lo pertinente,
los artículos 2, 3, 4 y 5 de la Resolución núm. 1056 de 2004.
En tal sentido, a su vez, mediante Resolución núm. 1056 del 25 de marzo de
2004 (por medio de la cual se modifica la Resolución 5641 de 1996), el
Registrador detalla el procedimiento técnico a seguir a efectos de verificar la
autenticidad de los respaldos ciudadanos al Comité de Promotores y su
iniciativa de reforma constitucional. En tal sentido, se prevé la anulación de
respaldos que contengan irregularidades tales como (i) contener datos
incompletos, ilegibles o no identificables; (ii) datos o firmas no manuscritos;
(iii) firmas o datos diversos consignados por una misma persona; (iv)
ausencia de inscripción en el censo electoral; (v) inexistencia de
correspondencia entre el nombre y el número de la cédula de ciudadanía.
Como se puede apreciar, se trata simplemente de actos administrativos
encaminados a precisar la labor que debe realizar la Registraduría en materia
de verificación de la autenticidad de los apoyos ciudadanos a la iniciativa
legislativa popular.
Por su parte, cada año, el Consejo Nacional Electoral, en ejercicio de sus
competencias constitucionales y legales, en especial, las acordadas por el
numeral 5 del artículo 265 Superior y 98 de la LEMP, profiere una Resolución
mediante la cual se fijan los topes máximos individuales y globales que
pueden recibirse durante las campañas a favor de los mecanismos de
participación ciudadana.
En tal sentido, para el caso concreto de la iniciativa ciudadana que dio origen
a la Ley 1354 de 2009, la Resolución aplicable es la núm. 0067, proferida el
30 de enero de 2008 cuyos artículos pertinentes son los siguientes:
CONSEJO NACIONAL ELECTORAL
RESOLUCIÓN No. 0067 30 de enero de 2008
Consejo Nacional Electoral
Por la Cual se Fijan Los Montos Máximos de Dinero Privado que se Pueden Invertir
en las Campañas de los Mecanismos de Participación Ciudadana del año 2008.
ARTÍCULO PRIMERO: Fíjese el monto máximo de dinero privado que podrá ser
gastado en cada una de las campañas relacionadas con los mecanismos de
participación ciudadana del orden nacional, departamental, distrital, municipal y
local, durante el año 2008, en los siguientes valores:
1.- MECANISMOS DEL ORDEN LOCAL: Hasta la suma de TREINTA Y TRES
MILLONES CUATROCIENTOS NOVENTA Y NUEVE MIL NOVECIENTOS
CUARENTA Y CUATRO PESOS MONEDA LEGAL COLOMBIANA
($33.499.944).
2.- MECANISMOS DEL ORDEN MUNICIPAL:
a) En los municipios con censo electoral inferior a diez mil electores, hasta la suma
de TREINTA Y TRES MILLONES CUATROCIENTOS NOVENTA Y NUEVE
MIL NOVECIENTOS CUARENTA Y CUATRO PESOS MONEDA LEGAL
COLOMBIANA ($33.499.944).
b) En los municipios con censo electoral superior a diez mil electores, sin que tenga
la calidad de capital departamental, hasta la suma de SESENTA Y SEIS
MILLONES NOVECIENTOS NOVENTA Y CUATRO MIL OCHOCIENTOS
SETENTA Y OCHO PESOS MONEDA LEGAL COLOMBIANA ($66.994.878).
c) En las capitales de Departamento y el Distrito Capital de Bogotá, hasta la suma
de CIENTO SESENTA Y SIETE MILLONES CUATROCIENTOS OCHENTA Y
OCHO MIL VEINTINUEVE PESOS. MONEDA LEGAL COLOMBIANA
($167.488.029).
3.- MECANISMOS DEL ORDEN DEPARTAMENTAL: Hasta la suma de
CIENTO SESENTA Y SIETE MILLONES CUATROCIENTOS OCHENTA Y
OCHO MIL VEINTINUEVE PESOS MONEDA LEGAL COLOMBIANA
($167.488.029).
4.- MECANISMOS DEL ORDEN NACIONAL: Hasta la suma de TRESCIENTOS
TREINTA Y CUATRO MILLONES NOVECIENTOS SETENTA Y CUATRO
MIL TRESCIENTOS OCHENTA Y OCHO PESOS MONEDA LEGAL
COLOMBIANA ($334.974.388).
ARTÍCULO SEGUNDO: Establézcase que las cuantías máximas para
promover la recolección de firmas, que pueden invertir las personas naturales
o jurídicas de derecho privado, de que trata el artículo 97 de la ley 134 de 1994, en
los mecanismos de participación ciudadana que se adelanten en el año 2008, no
podrán superar el uno por ciento (1%) de los montos establecidos en el artículo
primero de esta resolución.
ARTÍCULO TERCERO: Los comités de promotores de mecanismos de
participación ciudadana y los partidos o movimientos políticos con personería
jurídica que los promuevan, deberán presentar a más tardar un mes después de la
votación correspondiente, ante el Consejo Nacional Electoral, una relación
consolidada de los ingresos obtenidos y los gastos realizados durante la campaña,
así como la relación detallada de los donantes o aportantes suscrita por un contador
público.
PARAGRAFO: Para los efectos de la presente resolución, se entiende por campaña
el período comprendido entre el momento de la inscripción del comité de
promotores ante la Registraduría Nacional del Estado Civil, hasta las doce de la
noche del día anterior señalado para la votación, en el caso de iniciativa popular
legislativa y normativa, revocatoria del mandato o solicitud de referendo.
En el caso de la consulta popular y el plebiscito, el término de la campaña se cuenta
desde el momento en que la autoridad competente para hacerlo, consulte o
convoque al pueblo, hasta las doce de la noche del día anterior a la realización de la
votación.
En el caso de los referendos constitucionales, la campaña comenzará a partir
de la ejecutoria de la sentencia proferida por la Corte Constitucional que
declare exequible la ley que convoca el referendo. (negrillas y subrayas
añadidas).
Posteriormente, la Corte entrará a examinar el sentido y alcance de los citados
preceptos, debido a su trascendencia en materia de financiación de la iniciativa
legislativa popular.
3.2. Etapas que debe surtir el trámite de una iniciativa legislativa popular
Del marco normativo antes descrito se desprende que las sucesivas etapas
que debe surtir una iniciativa legislativa popular ante la Organización
Electoral, previa la radicación del proyecto ante el Congreso de la República,
son las siguientes: (i) conformación de un Comité de Promotores;
(ii) inscripción, ante la Registraduría Nacional del Estado Civil, del Comité y de
la solicitud de referendo; (iii) verificación del cumplimiento de los requisitos
legales e inscripción de la solicitud de iniciativa ciudadana; (iv) entrega al
vocero del Comité del formulario de suscripción de apoyos; (v) recolección de
apoyos; (vi) entrega, dentro del término legal, de los formularios
debidamente diligenciados ante la Registraduría; y (vii) expedición de las
certificaciones por el Registrador Nacional del Estado Civil a las que hacen
alusión los artículos 24 y 27 de la LEMP. A continuación se describirá cada
una de dichas etapas.
3.2.1. Conformación de un Comité de Promotores
Los ciudadanos que deseen ejercer su derecho político de elaborar una
propuesta de reforma constitucional deberán conformar un Comité,
integrado por nueve (9) miembros, siendo necesario elegir entre ellos un
vocero, quien lo presidirá y representará.
De igual manera, el artículo 10 de la LEMP prevé la posibilidad de ser
promotores, bajo las mismas condiciones, a una organización cívica, sindical,
gremial, indígena o comunal del orden nacional, departamental, municipal o
local, o un partido o movimiento político, “debiendo cumplir con el requisito
de la personería jurídica en todos los casos”.
Aunado a lo anterior, para el caso de las organizaciones, partidos o
movimientos políticos, la solicitud de referendo deberá ser aprobada en
asamblea, congreso o convención, “por la mayoría de los asistentes con
derecho a voto y será la misma asamblea la que los elija”. A renglón seguido,
la LEMP precisa que, si el promotor es la misma organización, partido o
movimiento, el Comité podrá estar integrado por sus directivas o por las
personas que éstas designen.
En este orden de ideas, la ley prevé la existencia de un grupo activo de
ciudadanos, verdaderos protagonistas del mecanismo de participación,
quienes (i) lideran un determinado proceso político, manifestado en un
articulado concreto de reforma constitucional; (ii) buscan respaldos
ciudadanos a su proyecto, mediante firmas de apoyo, así como los necesarios
aportes económicos a la campaña; (iii) adelantan las gestiones pertinentes ante
la Organización Electoral; y correlativamente, (iv) deben responder por sus
actuaciones.
La LEMP no prevé, por el contrario que otras asociaciones particulares
intervengan a lo largo del proceso de iniciativa legislativa popular de reforma
constitucional.
3.2.2. Inscripción del Comité de Promotores y de la solicitud de referendo
Una vez conformado, mediante un acto particular, el Comité de Promotores,
deberá inscribirse ante la Registraduría Nacional del Estado Civil, acreditando
para ello el respaldo del cinco por mil de los ciudadanos inscritos en el
respectivo censo electoral. Adicionalmente, el artículo 12 de la LEMP prevé
como requisitos suplementarios, para el caso de los referendos
constitucionales, la presentación de un formulario diligenciado con (i) el
nombre completo y la identificación de los promotores; (ii) exposición de
motivos de la solicitud de referendo y un resumen de la misma; (iii) un título
que describa su contenido y un proyecto de articulado; y, (iv) nombre y
prueba de existencia de las organizaciones que respaldan la solicitud, entre
otros[115].
Adicionalmente, el artículo 11 de la LEMP dispone que, en el mencionado
formulario deberá aparecer, en lugar visible, el número de firmas que serán
recogidas para que los promotores puedan inscribir la iniciativa legislativa
popular y la advertencia de que cualquier fraude en el proceso de recolección
de firmas será castigado penalmente.
En cuanto al tiempo con que cuenta el Comité de Promotores para recolectar
los apoyos necesarios para su inscripción ante la Registraduría Nacional del
Estado Civil, la Corte en sentencia SU- 1122 de 2001, con ocasión de una
acción de amparo instaurada por los integrantes de un Comité Promotor de
un referendo constitucional contra la corrupción, consideró lo siguiente:
“La primera etapa, consagra una regulación exigua que únicamente se explica
por el hecho de que mediante ella se institucionaliza un mecanismo para
legitimar incipientes proyectos de convocatoria a referendo, operando a la
manera de una suerte de plebiscito de los promotores. La ausencia de un
término o plazo para presentar los apoyos implica que el Estado reconoce que
es necesario generar un consenso previo a la promoción de una actividad de
participación ciudadana. Con ello, se busca garantizar la seriedad del proceso y
del proyecto, así como asegurar un respaldo ciudadano que haga razonable
que un Estado pobre en recursos asuma la tarea de organizar, aún de manera
incipiente, un proceso democrático participativo.
Por otra parte, la ausencia de un término en la primera fase, tiene como
consecuencia que la búsqueda de apoyo a los promotores puede demandar un
tiempo considerable, de manera que la voluntad popular representada en las
firmas puede responder a circunstancias históricas que no tendrán referente
común al momento de solicitar el apoyo al texto definitivo (negrillas
añadidas)”.
3.2.3. Verificación del cumplimiento de requisitos e inscripción de la
solicitud de iniciativa ciudadana
Una vez entregada la documentación a la Registraduría Nacional del Estado
Civil, ésta procederá, en los términos del artículo 23 de la LEMP, a verificar la
autenticidad de los respaldos ciudadanos al Comité de Promotores, pudiendo
adoptar técnicas de muestreo científicamente sustentadas, previa
aprobación de las mismas por el Consejo Nacional Electoral.
Al respecto, la Registraduría Nacional del Estado Civil profirió la Resolución
núm. 1056 del 25 de marzo de 2004 (por medio de la cual se modifica la
Resolución 5641 de 1996), acto administrativo en el cual se detalla el
procedimiento técnico a seguir a efectos de verificar la autenticidad de los
respaldos ciudadanos al Comité de Promotores y su iniciativa de reforma
constitucional. En tal sentido, se prevé la anulación de respaldos que
contengan irregularidades tales como (i) contener datos incompletos,
ilegibles o no identificables; (ii) datos o firmas no manuscritos; (iii) firmas o
datos diversos consignados por una misma persona; (iv) ausencia de
inscripción en el censo electoral; (v) inexistencia de correspondencia entre el
nombre y el número de la cédula de ciudadanía.
Una vez cumplidos los anteriores requisitos constitucionales y legales, el
Registrador Nacional del Estado Civil procederá a proferir un acto
administrativo mediante el cual se disponga (i) la inscripción del Comité de
Promotores de la solicitud de referendo constitucional; y (ii) la inscripción del
vocero del mismo.
3.2.4. Entrega al vocero del Comité, por parte de la Registraduría, del
formulario de suscripción de apoyos
Una vez inscrita la solicitud de referendo, el Registrador Nacional del Estado
Civil dispondrá de quince (15) días para la elaboración y entrega de los
formularios a los promotores, quienes contarán, a partir de ese momento del
plazo de seis (6) meses para la recolección de las firmas de quienes apoyan la
iniciativa legislativa de reforma constitucional.
En cuanto a los requisitos que deben reunir los mencionados formularios,
sobre los cuales firmarán los ciudadanos, el artículo 16 de la LEMP dispone lo
siguiente:
“ARTÍCULO 16. EL FORMULARIO PARA EL TRÁMITE DE INICIATIVAS
LEGISLATIVAS Y NORMATIVAS Y DE LAS SOLICITUDES DE REFERENDO. El
documento sobre el cual firmarán los ciudadanos que apoyan la iniciativa
legislativa y normativa o la solicitud del referendo, deberá ser un formulario
diferente a aquel con el cual se efectuó la inscripción en la Registraduría
correspondiente y contendrá cuando menos la siguiente información:
a. El número que la Registraduría del Estado Civil le asignó a la iniciativa
legislativa y normativa o a la solicitud de referendo;
b. La información requerida en el formulario presentado para la inscripción
de la iniciativa legislativa y normativa o la solicitud de referendo, de
conformidad con los artículos 11 y 12 de la presente Ley
c. El resumen del contenido de la propuesta y la invitación a los eventuales
firmantes a leerlo antes de apoyarlo.
El texto de la iniciativa legislativa y normativa o de la solicitud de referendo y
su resumen, no podrán contener alusiones personales ni hacer publicidad
personal o comercial.
En el caso de las firmas que se recolecten por correo, según lo previsto en el
artículo 19 de esta Ley, el documento en que se firme deberá contener la
información exigida en el presente artículo.
Los promotores deberán anexar además el texto completo del articulado
correspondiente y las razones que lo hacen conveniente para que el ciudadano
que desee conocer el proyecto completo tenga la posibilidad de hacerlo. Si se
trata de una solicitud de referendo derogatorio, se anexará el texto de la
norma en cuestión.
Ahora bien, la Corte consideró en sentencia SU- 1121 de 2001 que los
formularios que deben ser firmados por los ciudadanos deben contener
el texto definitivo de la reforma constitucional que será sometida a la
aprobación del Congreso de la República. En cuanto a la importancia y
sentido de este documento, la Corte indicó lo siguiente:
“De la lectura sistemática de esta regulación se desprende que una vez inscrita
la solicitud de convocatoria a referendo el proceso deja de ser plebiscitario, en
la medida en que se somete a consideración de la población un texto cuyo
contenido debe ser visible y cuyos motivos para proponerse deben ser
explícitos (art. 16). El que se someta a consideración un texto, torna el proceso
independiente de sus promotores, como quiera que en caso de desistimiento
–el cual debe ser motivado- se establece un término para que “cualquier
ciudadano, concejal o diputado que lo desee integre un nuevo comité de
promotores” (art. 20) y prosiga, en lo que resta para que culmine el plazo, con
la solicitud de apoyos” (negrillas y subrayados agregados).
Y más adelante, a manera de conclusión y comparando los dos procesos de
recolección de firmas, es decir, el encaminado a alcanzar
los respaldos necesarios para la inscripción del Comité de Promotores, y
aquel mediante el cual los ciudadanos manifiestan su apoyo a una iniciativa
política concreta, materializada en un texto contentivo de un articulado de
proyecto de reforma constitucional, la Corte consideró lo siguiente:
“Puede decirse entonces, que existe una diferencia radical entre ambos
momentos. En el primero, quienes promueven la iniciativa son, por así decirlo,
“dueños” del proyectoy el destino del mismo está atado directamente a su
capacidad de convencimiento. Por describirlo de alguna manera conforme a
cánones de las ciencias sociales, la legitimidad descansa en un modelo de
dominación carismática, de suerte que el apoyo guarda alguna relación con
sus promotores. Por el contrario, una vez inscrito, la población se enfrenta a
un texto abstracto e impersonal y el apoyo no depende de la relación entre
los promotores y el texto, sino del contenido del texto. Esto último se
evidencia con la prohibición de que el texto contenga “alusiones personales ni
hacer publicidad personal o comercial”. Así las cosas, la legitimidad del
segundo momento descansa en un modelo de dominación legal-
racional. (negrillas agregadas).
De acuerdo con lo anterior, no puede sostenerse que se trate de diferencias
de poca monta. Por el contrario, las diferencias refuerzan la idea de que la
voluntad o la adhesión en cada etapa es distinta y, por lo mismo, no puede
sumarse, so pretexto de expandir la democracia, el apoyo a los aspirantes a
promotores y el apoyo a un texto impersonal y abstracto. A su vez, la
separación entre cada etapa, con los efectos que ello implica, garantiza que el
apoyo al texto definitivo responda a las circunstancias históricas, tal como lo
manda la Carta en materia legislativa [116] o para el trámite de actos
legislativos[117].
Ahora bien, podría argüirse que el artículo 33 de la Ley 134 de 1994 permite
que se adicionen los apoyos alcanzados en la inscripción de las convocatorias a
referendo derogatorio, lo que supone que el mismo legislador ha previsto la
posibilidad hermenéutica que se apoya.
El caso regulado en el artículo 33 de la Ley 134 de 1994 se refiere a los
referendos aprobatorios y derogatorios de leyes y otras disposiciones de rango
legal. Unicamente se prevé la adición de apoyos cuando (i) se trata de
referendos aprobatorios y (ii) cuando la inscripción se hubiere hecho con un
número mayor al 10% del censo electoral. En ningún caso está previsto para
reformas a la Constitución.”
Así las cosas, y en pocas palabras, al momento de manifestar su apoyo, los
ciudadanos respaldan un proyecto de articulado de reforma constitucional
específico, coincida éste o no con el querer o la voluntad política, primigenia
o posterior, de los integrantes del Comité Promotor. En otras palabras, una
vez inscrita la solicitud de referendo, los autores de la iniciativa popular
pasan a ocupar un papel secundario, por cuanto el texto de reforma
constitucional adquiere vida propia. Tanto es así que, la posibilidad que
tienen los miembros del Comité Promotor de desistir de la iniciativa se
encuentra limitada legalmente[118].
En suma, el querer o la intención íntima de los integrantes del Comité de
Promotores termina siendo irrelevante frente a la manifestación de voluntad
popular expresada en el diligenciamiento de un formulario, donde el
ciudadano debe consignar, de su puño y letra: la fecha, su nombre, número
de cédula, lugar y dirección de residencia, al igual que su firma autógrafa (art.
19 de la LEMP).
3.2.5. Plazo para la recolección de apoyos
La LEMP, en su artículo 18, establece que, a partir de la inscripción de la
solicitud de referendo, los promotores contarán con un plazo de seis meses
para la recolección de las firmas de quienes apoyan el proceso de iniciativa
popular; plazo que podrá ser prorrogado, en caso de fuerza mayor, en la
forma y por el tiempo que señale el Consejo Nacional Electoral[119].
Ahora bien, vencido el plazo para la recolección de firmas, sin que se hubiera
logrado el número de apoyos requeridos, la solicitud de referendo será
archivada (Art. 22 de la LEMP).
3.2.6. Etapa posterior al proceso de recolección de firmas
Contado un mes a partir de la fecha de la entrega de los formularios, y
hechas las verificaciones de ley, “el respectivo Registrador del Estado Civil
certificará el número total de respaldos consignados, el número de respaldos
válidos y nulos y, finalmente, si se ha cumplido o no con los requisitos
constitucionales y legales exigidos para el apoyo de la iniciativa legislativa y
normativa o de la solicitud de referendo” (art. 24 de la LEMP).
De manera complementaria, el artículo 25 de la LEMP estipula que, una vez
expedido el mencionado certificado, la Registraduría conservará los
formularios por veinte (20) días, término durante el cual los promotores
podrán interponer ante la jurisdicción contencioso administrativa las
acciones a que haya lugar cuando, por la anulación de firmas, no se hubiere
obtenido el apoyo requerido.
A vez, el artículo, 27 de la LEMP reza:
ARTÍCULO 27. CERTIFICACIÓN. La organización electoral certificará, para todos
los efectos legales, el cumplimiento de los requisitos exigidos para la
realización de los mecanismos de participación ciudadana.
Cumplidas las anteriores etapas, se debe dar aplicación al artículo 30 de la
LEMP, que reza:
ARTÍCULO 30. PRESENTACIÓN Y PUBLICACIÓN DE LAS INICIATIVAS POPULARES
LEGISLATIVAS Y NORMATIVAS ANTE LAS CORPORACIONES PÚBLICAS. Una vez
certificado por la Registraduría del Estado Civil correspondiente, el
cumplimiento de los requisitos de una iniciativa legislativa y
normativa, exigidos por esta Ley, su vocero, presentará dicho certificado con
el proyecto de articulado y la exposición de motivos, así como la dirección de
su domicilio y la de los promotores, ante la Secretaría de una de las Cámaras
del Congreso de la República o de la Corporación Pública respectiva, según el
caso. (negrillas y subrayados agregados).
El nombre de la iniciativa, el de sus promotores y vocero, así como el texto del
proyecto de articulado y su exposición de motivos, deberán ser divulgados en
la publicación oficial de la correspondiente corporación.
Así las cosas, el trámite de la iniciativa legislativa popular, encaminada a
convocar a un referendo mediante el cual se reformará la Constitución,
culmina, en lo que atañe a la Organización Electoral, con la expedición de las
certificaciones de que tratan los artículos 24 y 27 de la LEMP, tal y como lo ha
entendido el Consejo de Estado[120].
Antes de continuar con la exposición es necesario detenerse aquí en un
problema hermenéutico planteado tanto por los intervinientes como por el
Procurador General de la Nación, esto es, si los artículos 24 y 27 de la LEMP
se refieren a una única certificación expedida por el Registrador Nacional del
Estado Civil o si se trata de certificaciones diferentes. Al respecto cabe
advertir que la Sala Plena considera que (i) de una interpretación sistemática
de la Constitución y de los artículos 24, 27, 30, 97 y 98 de la LEMP; (ii) la cual
fue acogida por el juez constitucional en su sentencia C-180 de 1994 al igual
que por el Consejo de Estado; y (iii) asimismo ha sido la acordada por los dos
órganos que conforman la Organización Electoral: el Consejo Nacional
Electoral y el Registrador Nacional del Estado Civil, se desprende claramente
que los artículos 24 y 27 de la LEMP hacen referencia a dos certificaciones
distintas o si se quiere a una doble facultad de certificación en cabeza del
Registrador Nacional del Estado Civil, como se expondrá a continuación.
3.2.7. La interpretación sistemática de los artículos 24 y 27 de la LEMP a
la luz de la Constitución y de la LEMP
Los artículos referentes a las certificaciones que deben expedirse antes de
presentar la iniciativa popular de reforma constitucional al Congreso de la
República, se hallan consagrados en los artículos 24 y 27 de la LEMP, en los
siguientes términos:
ARTÍCULO 24. CERTIFICACIÓN DE LA REGISTRADURÍA. En el término de un mes,
contado a partir de la fecha de la entrega de los formularios por los
promotores y hechas las verificaciones de ley, el respectivo Registrador del
Estado Civil certificará el número total de respaldos consignados, el número
de respaldos válidos y nulos y, finalmente, si se ha cumplido o no con los
requisitos constitucionales y legales exigidos para el apoyo de la iniciativa
legislativa y normativa o de la solicitud de referendo.
ARTÍCULO 27. CERTIFICACIÓN. La organización electoral certificará, para todos
los efectos legales, el cumplimiento de los requisitos exigidos para la
realización de los mecanismos de participación ciudadana.
Ahora bien, como se puede advertir, mientras que la certificación a que
refiere el artículo 24 de la LEMP alude al cumplimiento del número
de respaldos válidos para presentar la iniciativa de referendo constitucional,
consistente en por lo menos el cinco por ciento (5%) de los ciudadanos
inscritos en el censo electoral correspondiente, aquella del artículo 27 de la
misma normatividad presenta un contenido mucho más amplio, por cuanto
alude al “cumplimiento de los requisitos exigidos para la realización de los
mecanismos de participación ciudadana”.
En tal sentido, el artículo 24 de la LEMP apunta a constatar que la iniciativa
legislativa popular, mediante la cual se pretende convocar al pueblo a un
referendo constitucional, sea presentada por el número de ciudadanos
exigidos por la Constitución, lo cual implica adelantar una labor de técnica de
verificación acerca del número y autenticidad de los apoyos ciudadanos
necesarios para conformar el Comité de Promotores (cinco por mil de los
ciudadanos inscritos en el respectivo censo electoral), y luego para presentar
ante el Congreso la respectiva iniciativa legislativa (al menos el 5% del censo
electoral vigente).
De manera complementaria, la certificación de que trata el artículo 27 de la
LEMP alude a los requisitos exigidos para la realización del mecanismo de
participación ciudadana, entre ellos, los atinentes a la financiación de la
campaña a favor de la iniciativa legislativa.
En efecto, no podría entenderse, como lo hace equívocamente la Vista Fiscal,
que el artículo 27 de la LEMP constituye una simple repetición de los
requisitos constitucionales y legales referidos en el artículo 24 de la misma
normatividad. En efecto, tal interpretación conduciría, no sólo a negarle
todo efecto útil a una disposición de rango estatutario sino, más grave aún, a
que el tema de la financiación de la campaña a favor de la iniciativa
legislativa popular terminara siendo irrelevante constitucionalmente, tal y
como lo entiende el Jefe del Ministerio Público cuando conceptúa lo
siguiente:
“La investigación que adelanta el Consejo Nacional Electoral sobre las
presuntas irregularidades en el contenido de dicho balance, en nada afecta la
validez de la certificación dada por el Registrador y el trámite de la iniciativa
popular. El posible incumplimiento de las normas sobre financiación y
montos máximos de contribuciones privadas sólo tiene incidencia de orden
personal y administrativo, porque se concreta a una investigación contra
personas determinadas por hechos de tipo sancionatorio que están reguladas
por normas especiales, que para el caso es la Ley 130 de 1994 (Estatuto Básico
de los Partidos y Movimientos Políticos y de la Oposición), por remisión
expresa del artículo 106 de la Ley 134 del mismo año.” (negrillas agregadas).
Por el contrario, este Tribunal entiende que el artículo 27 de la LEMP se
encamina a asegurar la vigencia de principios constitucionales referentes a la
legitimidad de los mecanismos de participación democrática dirigidos a
reformar la Carta Política, en punto específicamente a la financiación de
aquéllos. En suma, una interpretación sistemática de los artículos 24 y 27 de
la LEMP asegura que un mecanismo de participación ciudadana, mediante el
cual se pretende reformar el Texto Fundamental sea legítimo en una doble
dimensión: en cuanto a que tal iniciativa cuente con un respaldo popular
importante y auténtico (art. 24 de la LEMP) y a que igualmente tales apoyos
ciudadanos se hayan alcanzado luego de la realización de una campaña
electoral limpia y transparente (art. 27 de la LEMP).
3.2.8. La sentencia C-180 de 1994 y el alcance de los artículos 24 y 27 de la
LEMP
Las leyes estatutarias, ha considerado la jurisprudencia constitucional,
desarrollan temas esenciales para la estructura y funcionamiento del Estado
Social de Derechos, tales como, en los términos del artículo 152 Superior, los
siguientes: (i) derechos y deberes fundamentales de las personas y los
procedimientos y recursos para su protección; (ii) Administración de justicia;
(iii) Organización y régimen de los partidos y movimientos políticos, estatuto
de la oposición y funciones electorales; (iv) Instituciones y mecanismos de
participación ciudadana; y, (v) Estados de excepción. Además, el Congreso de
la República, actuando en virtud del poder para reformar la Carta Política,
adicionó el mencionado artículo para incluir dentro de la regulación propia
de ley estatutaria, la igualdad electoral entre los candidatos a la Presidencia
de la República que reúnan los requisitos que determine la ley. De allí que se
trata de “leyes reforzadas caracterizadas por tener una mayor vocación de
permanencia debido a las exigencias particularmente severas que rigen su
tramitación”.[121] En efecto, el establecimiento de un procedimiento especial
y cualificado para la expedición de las leyes estatutarias, asegura que “temas
esenciales para la vida social[122]”, surtan un amplio debate en las cámaras
legislativas, con un control previo sobre la exequibilidad del proyecto como
parte inherente al régimen de este tipo de leyes, a fin de evitar que entren en
vigencia sin la plena garantía de sujeción a la Constitución, dada la
importancia que para la comunidad representan los temas que regula.
En tal sentido, la Ley 134 de 1994 fue sometida al control previo de la Corte
Constitucional, instancia judicial,que en sentencia C- 180 de 1994, consideró
lo siguiente:
“Los artículos 18 a 25 desarrollan lo relacionado con los requisitos y el
procedimiento a seguirse para la recolección y suscripción de apoyos; señalan
también el plazo para desistir de la iniciativa así como el deber, a cargo de la
respectiva Registraduría, de elaborar y suministrar a los promotores los formularios
en los que se consignarán los apoyos ciudadanos, así como el de verificar la
autenticidad de los respaldos y el de expedir certificación sobre el número total
de los consignados, al igual que sobre el cumplimiento de los requisitos
constitucionales y legales exigidos para el apoyo de la iniciativa.
No encuentra la Corte reproche alguno de inconstitucionalidad a las disposiciones
mencionadas, pues su preceptiva adopta medidas razonables y prudentes para
asegurar la seriedad y veracidad del proceso de participación ciudadana, así como
el cumplimiento de las exigencias constitucionales de respaldo a las iniciativas.
Además brindan a la organización electoral los mecanismos institucionales
necesarios para que esta pueda hacer las verificaciones que respalden la
autenticidad de los apoyos, las cuales a todas luces se precisan para garantizar el
uso responsable de tan caros instrumentos para la democracia participativa.
Igualmente, debe manifestarse que al exigir el cumplimiento de un requisito
numérico para la presentación de iniciativas o solicitudes de referendos, el
Constituyente de 1991 persigue que estas reflejen el verdadero interés ciudadano
en una determinada coyuntura. Por lo demás, se observa que las normas en estudio
preservan el derecho de los ciudadanos a interponer ante la jurisdicción
contencioso administrativa, las acciones pertinentes contra la decisión de anulación
de firmas.
Ahora bien, en cuanto respecta al artículo 26 del proyecto que establece que en los
casos en que se realicen procesos de participación ciudadana en el ámbito de las
entidades territoriales o de las comunas, corregimientos o localidades, sólo podrán
consignar su apoyo quienes residan en la respectiva entidad territorial y estén
inscritos en el correspondiente censo electoral, esta Corte reitera la jurisprudencia
que ha sentado respecto de normas que consagran análoga condición, en el sentido
de que ella encuentra pleno asidero en el artículo 316 de la Constitución Política,
que claramente señala que en la decisión de asuntos de carácter local solo podrán
participar los ciudadanos residentes en el respectivo municipio.
Finalmente, el artículo 27 dispone que la organización electoral certificará el
cumplimiento de los requisitos exigidos para la realización de los mecanismos
de participación ciudadana, lo cual encuadra dentro de las facultades y
atribuciones que la Constitución asigna a las autoridades electorales (artículo
265 C.P.)” (negrillas y subrayados agregados).
Como se puede observar, la Corte jamás afirmó que se tratara de una única
certificación; es más, analiza, en primer lugar, la constitucionalidad de los
artículos 18 a 25 de la LEMP, para finalmente aludir a aquella del artículo 27
de la misma normatividad.
3.2.9. La jurisprudencia del Consejo de Estado en la materia
Igualmente el Consejo de Estado, al pronunciarse sobre las normas
reglamentarias que desarrollaban la LEMP, consideró que (i) se trata de dos
certificaciones distintas; y (ii) ambas deben ser expedidas por el Registrador
Nacional del Estado Civil.
Así, en sentencia del 21 de junio de 2001, la Sección Primera del Consejo de
Estado, hubo de examinar una demanda de nulidad parcial dirigida contra el
Decreto 895 de 2000, “Por el cual se reglamenta la parte operativa de la ley
134 de 1994”. La norma pertinente acusada fue la siguiente:
ARTÍCULO 2º-Definiciones. Para todos los efectos, las nociones de
inscripción, registro y certificación contenidas en la Ley 134 de 1994 se definen
así:
C) Certificación. De conformidad con el artículo 27 de la Ley 134 de 1994, se
entiende por certificación el acto mediante el cual el Registrador del Estado
Civil declara que se han cumplido los requisitos exigidos en cada una de las
etapas de realización de los mecanismos de participación ciudadana desde la
inscripción de iniciativas o solicitudes de referendo hasta la presentación de la
iniciativa legislativa y normativa ante la corporación pública correspondiente o
de la solicitud de referendo ante el Registrador del Estado Civil.
El cargo planteado contra los anteriores enunciados normativos fue el
siguiente:
“Primer cargo : El artículo 120 de la Constitución Política establece que la
Organización Electoral está integrada por el Consejo Nacional Electoral y la
Registraduría Nacional del Estado Civil, integración que se reitera en los
artículos 265 y 266 de la Carta. La Corte Constitucional al revisar la
constitucionalidad del artículo 27 del proyecto de ley sobre mecanismos de
participación ciudadana, precisó que mediante este precepto la Organización
Electoral certificará el cumplimiento de los requisitos exigidos para la
realización de los mecanismos de participación ciudadana.
Entre tanto, el literal c) del artículo 2 del Decreto 895 de 2000, otorga
competencia exclusivamente al Registrador Nacional del Estado Civil para
expedir tal certificación.”
Sobre el particular sostuvo la Sección Primera del Consejo de Estado:
“Corresponde a la Sala examinar la legalidad de los apartes antes transcritos
del Decreto 895 de 2000, proferido por el Presidente de la República en virtud
de las atribuciones que le confiere el numeral 11 del artículo 189 de la
Constitución Política.
Mediante el Decreto parcialmente demandado se reglamenta la parte
operativa de la Ley 134 de 1994 “ Por la cual se dictan normas sobre
mecanismos de participación”; en esta Ley se establecen las pautas o
directrices por las que se regirá la participación democrática de las
organizaciones civiles y se regulan las formas de participación ciudadana, la
iniciativa popular legislativa y normativa; el referendo; el referendo
derogatorio; el referendo aprobatorio; la revocatoria del mandato; el
plebiscito; la consulta popular y el cabildo abierto.
Como quiera que el primer cargo que se plantea en la demanda es el
desconocimiento de lo estipulado en la ley reglamentada, pues en el literal c)
del artículo 2º del Decreto demandado se atribuye al Registrador Nacional del
Estado Civil la facultad de certificar sobre el cumplimiento de los requisitos
exigidos en cada una de las etapas de la realización de los mecanismos de
participación ciudadana, desde la inscripción de las solicitudes de referendo
hasta la presentación de la iniciativa legislativa, mientras que el artículo 27 de
la norma reglamentada atribuye dicha capacidad de certificación a la
Organización Electoral, encuentra la Sala que el artículo 24 de la Ley 134 de
1994 establece :
“Certificación de la Registraduría. En el término de un mes, contado a partir de
la fecha de la entrega de los formularios por los promotores y hechas las
verificaciones de ley, el respectivo Registrador del Estado Civil certificará el
número total de respaldos consignados, el número de respaldos válidos y
nulos y, finalmente, si se ha cumplido o no con los requisitos constitucionales y
legales exigidos para el apoyo de la iniciativa legislativa y normativa de la
solicitud de referendo”.
Por otra parte, cuando el artículo 27 de la ley reglamentada establece que: “La
organización electoral certificará, para todos los efectos legales, el
cumplimiento de los requisitos exigidos para la realización de los mecanismos
de participación ciudadana” no desconoce la facultad de certificación que
corresponde al Registrador del Estado Civil contenida en el ya transcrito
artículo 24, que determina que dicha certificación comprende, no solamente
lo relacionado con el número total de respaldos consignados, de respaldos
válidos y de respaldos nulos, sino el ámbito amplio sobre el cumplimiento de
los requisitos exigidos en las normas constitucionales y legales para la
realización de los mecanismos de participación ciudadana; es decir, que
cuando el artículo 27 señala que para todos los efectos legales se debe
certificar el cumplimiento de los requisitos exigidos para la realización de los
mecanismos de participación ciudadana, ya la norma legal había precisado
en el artículo 24, a cual funcionario, dentro de la Organización Electoral,
corresponde tal función. (negrillas y subrayados agregados).
Además, debe tenerse en cuenta que es al Registrador de la circunscripción
electoral correspondiente a quien corresponde anular los respaldos suscritos
en documentos que no cumplan los requisitos del artículo 16 o que incurran
en alguna de las causales de nulidad que allí se consagran, atribución que se
encuentra en íntima relación con la que se comenta.
Por ello, como la ley otorga al Registrador del Estado Civil amplia facultad de
certificación sobre el ajuste a la legalidad de todo el proceso de la
participación ciudadana, la facultad contenida en el literal c) del acto
administrativo objeto de examen se acomoda a la norma reglamentada.
En efecto, como el Decreto parcialmente demandado, al definir la noción de
certificación, atribuye al Registrador del Estado Civil la expedición del acto
mediante el cual declara que se han cumplido los requisitos exigidos en cada
una de las etapas de realización de los mecanismos de participación, desde la
inscripción de las iniciativas solicitudes de referendo hasta la presentación de
la iniciativa legistativa y normativa ante la corporación correspondiente o de la
solicitud de referendo ante el Registrador del Estado Civil correspondiente,
encuentra la Sala que no aparece exceso del ejercicio de la facultad de
reglamentar las leyes que corresponde al Presidente de la República.
De otro lado, como la Organización Electoral comprende a los Registradores
del Estado Civil, mal se haría en entender que la facultad de certificar sobre los
aspectos definidos en la Ley 134 de 1994 corresponda a la Organización, en su
conjunto, hecho que haría inoperante el ejercicio de la atribución, dada la
complejidad de la Organización Electoral; por otra parte, dado que la
Registraduría posee la infraestructura necesaria para, previos los exámenes
técnicos a que haya lugar, decidir sobre la validez o nulidad de los respaldos
consignados y que, además, el Registrador Nacional del Estado Civil actúa
como Secretario del Consejo Nacional Electoral, por ende, le es inherente la
facultad de certificar.
Vale la pena anotar que otras funciones diferentes a la de certificación son
atribuidas a la Organización Electoral, teniendo a la misma en su conjunto,
como es el caso contemplado en el inciso 4 del artículo 10 de la Ley 130 de
1994, según el cual la Organización Electoral colaborará en la realización de
consultas internas de los partidos y movimientos políticos y que los gastos que
generen las actividades previstas para tales consultas internas serán de cargo
de la mencionada Organización, atribuciones y cargas que pueden ser
cumplidas por todo el organismo, sin que se afecte la debida operatividad en
el ejercicio de las mismas”.
Como se desprende de los apartes anteriormente trascritos la Sección
Primera consideró que correspondía al Registrador Nacional del Estado Civil
certificar no “solamente lo relacionado con el número total de respaldos
consignados, de respaldos válidos y de respaldos nulos”, sino también “el
cumplimiento de los requisitos exigidos en las normas constitucionales y
legales para la realización de los mecanismos de participación ciudadana”. En
consecuencia, no prosperó el cargo de nulidad planteado contra el literal c)
del artículo 2º del decreto 895 de 2000. Posteriormente la Sección Primera
del Consejo de Estado, en sentencia del 14 de febrero del 2002, declaró
estarse a lo resuelto en el mencionado fallo.
En suma, como se puede observar, el Consejo de Estado no afirmó que no
existieran dos certificaciones, como lo entiende la Vista Fiscal, sino que
ambas debían ser expedidas por un mismo funcionario: el Registrador
Nacional del Estado Civil.
3.2.10. La interpretación realizada por el Registrador Nacional del Estado
Civil
De manera constante, el Registrador Nacional del Estado Civil ha sostenido
que los artículos 24 y 27 de la LEMP consagran dos certificaciones diferentes,
y que, en últimas, hasta que el CNE no finalice su investigación administrativa
adelantada contra el Comité de Promotores del Referendo, en el sentido de
constatar la ausencia de irregularidades en materia de financiación de la
recolección de apoyos, no podrá otorgar la certificación de que trata el
mencionado artículo 27 de la LEMP, la cual versa, a su vez, sobre el
cumplimiento de los artículos 97 y 98 de la misma normatividad.
En efecto, el día 24 de junio de 2009, en respuesta al Representante Pedrito
Tomás Pereira Caballero, quien le había solicitado “emita su concepto acerca
de si este certificado es requisito indispensable, para el trámite de la
conciliación del proyecto de ley en comento”[123], respondió lo siguiente:
“De la lectura e interpretación tanto literal como sistemática de las normas y
de la doctrina citada, me permito concluir que la premisa necesaria para el
trámite de las iniciativas legislativas y normativas conforme al artículo 30 de la
Ley 134 de 1994, es que se haya certificado por la Registraduría Nacional del
Estado Civil el cumplimiento de los requisitos de la iniciativa legislativa y
normativa, exigidos por esta ley, lo que no excluye de ninguna manera lo
relativo a los artículo 97 y 98 ibídem” (negrillas añadidas). [124]
Posteriormente, el día 18 de agosto de 2009, el Representante Álvaro Alférez
Tapias solicitó al Registrador Nacional, “me señale si la recolección de firmas
que se tuvieron para respaldar esta iniciativa cumplió con todos los requisitos
exigidos por la ley. De serlo así, solicito me certifique la legalidad de la
recolección de firmas, ya que esta iniciativa es de origen popular”. [125]
Al respecto, el Registrador Nacional respondió lo siguiente:
“Los presupuestos de hecho señalados en los artículos 24 y 30 de la Ley
134 de 1994 corresponden a dos etapas distintas y no necesariamente
concurrentes, que transcurren desde la solicitud del referendo hasta la
presentación del mismo ante la corporación correspondiente. Por lo cual la ley
establece así dos etapas. La primera etapa que inicia con la inscripción de
firmas y termina con la certificación del artículo 24 ibídem en cuanto al
número mínimo de apoyos válidos en el porcentaje que respecto del censo
electoral se señala en el artículo 28 del mismo texto legal. La segunda de ellas,
relacionada con el cumplimiento de los artículos 97 y 98 de la misma ley, en
este caso, etapa que culmina con la entrega del balance de ingresos y gastos,
dentro de los quince días siguientes a la entrega de apoyos al referendo y sólo
puede certificar una vez el Consejo Nacional Electoral haya ejercido su
competencia.
Como se advierte, tales etapas, según las voces del inciso segundo del artículo
97 del Título X de la Ley 134 de 1994 no son coincidentes en el tiempo…”
(negrillas y subrayados agregados).
Luego de afirmar que el CNE no le ha notificado la culminación de la
investigación adelantada sobre los balances de ingresos y gastos, concluye lo
siguiente:
“Por tanto, con base en el marco anteriormente señalado, éste Despacho
considera que no es posible expedir la certificación por Usted solicitada
acerca del cumplimiento de todos los requisitos de ley, en especial de los
artículos 97 y 98 de la Ley 134 de 1994, por parte de la campaña que busca
modificar el inciso primero del artículo 197 de la C.P.hasta tanto no concluya
la actuación del Consejo Nacional Electoral, en el ámbito de su competencia,
esto es “investigar y sancionar violaciones a las reglas sobre presentación de
balances y cuentas consagradas en la Ley 134 de 1994” (negrillas y subrayados
agregados).
En igual sentido, en el curso de la investigación administrativa adelantada por
el CNE, el Magistrado Ponente solicitó verbalmente al Registador Nacional se
manifestara acerca del cumplimiento de los requisitos legales relativos al
referendo. Mediante comunicación del 3 de diciembre de 2008, el
Registrador reiteró la respuesta dada a la Comisión Primera de la Cámara de
Representantes, concluyendo que[126]:
“En consecuencia, no es posible constatar el cumplimiento de las mismas
normas de ley hasta que no se termine tal procedimiento, conforme
competencia asumida por decisión del honorable Consejo Nacional Electoral,
mediante Acta No. 035 de septiembre 9 de 2008, y ratificada con resolución
No. 3724 del 2 de diciembre de 2008, que niega la solicitud de nulidad
presentada por el apoderado del Comité promotor del referendo
constitucional para la reelección presidencial” (negrillas y subrayados
agregados).
De hecho, si se consulta la postura asumida por el Registrador Nacional frente
a otros referendos constitucionales de iniciativa popular, se constata la
necesidad de expedir dos certificaciones: la del artículo 24 de la LEMP y
aquella del artículo 27 de la misma normatividad. En efecto, consultada la
página web de la Registraduría se encuentra el siguiente cuadro explicativo:
Durante la pasada legislatura el Congreso abordó el estudio de tres solicitudes
de referendo que superaron el proceso de revisión de firmas ante la
Registraduría Nacional del Estado Civil. A continuación se presenta un paralelo,
a manera de resumen cronológico, de las tres iniciativas que se encuentran en
trámite.
Reelección Agua Potable Cadena perpetua para
Presidencial abusadores de niñ@s
Propuesta general Referendo Referendo Referendo
Constitucional Constitucional para Constitucional para
para modificar el consagrar el derecho modificar el artículo
inciso 1 del humano 34 de la Constitución,
artículo 197, para fundamental al agua que permita
permitir que potable, un mínimo incorporar la pena de
quien haya vital gratuito, la hasta prisión perpetua
ejercido la gestión pública para castigar los
Presidencia de la indelegable y directa delitos de homicidio
República por dos del agua y doloso, violación y
períodos protección especial explotación sexual,
constitucionales, para los ecosistemas secuestro y maltrato
pueda ser elegido esenciales para el severo cometidos
para otro período ciclo hídrico, lo cual contra menores de 14
incluye la protección años y menores de
de las fuentes de edad con discapacidad
agua, lagos, ríos, física o mental.
playas y humedales,
entre otros. Para
ello se propone la
inclusión de dos
artículos nuevos en
la Constitución
Política, así como la
introducción de
parágrafos
adicionales para los
artículos 63, 80 y
365.
Fecha de radicación 12 de marzo de 11 de enero de 2008 14 de agosto de 2008
de firmas para 2008
constitución de
comité promotor
Fecha de certificación 8 de abril de 2008 22 de febrero de 1 de septiembre de
según la cual las 2008 2008
firmas válidas
superaron el 5 x 1000
del censo electoral
Total firmas válidas 238.224 231.081 221.347
para constitución de
comité promotor
2007 $0 $2.032.000
Tal inactividad se advierte también en la intervención que Luis Guillermo
Giraldo Hurtado, entonces Presidente de la Asociación, hace dentro de la
reunión del Consejo Central del 28 de abril de 2008, que consta en el acta 008
(fl. 336 Cuad. P. 1). En ella se lee:
"Se dio lectura al informe del presidente de la Asociación.
Apreciados Amigos:
(…) me permito recordar que esta entidad entró en un receso institucional.
Más allá de eso, los estados financieros muestran dicho receso, con el traslado
de las más significativas cifras del balance del 2006 al balance del 2007."
La reactivación de las actividades de la Asociación tiene lugar con la
constitución del Comité de Promotores de un Referendo Constitucional para la
Reelección Presidencial, el 11 de noviembre de 2.007.
En efecto, en el Acta de integración e instalación del Comité de Promotores,
del 11 de noviembre de 2007 se lee:
"Doris Angel informó de la oferta de los hoteles Dann Carlton de prestar sus
instalaciones para reuniones. También informó que la Corporación Colombia
Primero, tendrá a su cargo la parte contable y de ayuda en materia de manejo
-de los fondos."
La reanudación de las actividades de la Asociación, vinculada a la promoción
de la iniciativa legislativa popular que busca la convocatoria de un Referendo
para la Reelección Presidencial, está reiterada por las palabras pronunciadas
por el señor Giraldo Hurtado dentro de la reunión del Consejo Central
realizada el 28 de abril de 2008 y que consta en el acta 008, en la que expresó:
"Con gran placer he recibido la designación que a bien tuvieron ustedes
hacerme el año anterior como Presidente de esta Asociación, en la que hemos
adelantado como primer gran proyecto la Iniciativa Popular para la Reforma
Constitucional Vía Referendo del artículo 197 de la Constitución, que como
ustedes saben, culminó su primera etapa el pasado 12 de marzo con la
entrega a la Registraduría Nacional del Estado Civil de 98 libros que contenían
260.826 apoyos recogidos en todo el país para la inscripción del Comité
Promotor de este Proyecto. "
Más adelante agrega:
"Para este año hemos comenzado con la iniciativa popular que está
demandando esfuerzos enormes y que nos han llevado a colocar a punto la
organización para atender todos los requerimientos tanto a nivel operativo
como logística y administrativos, en la búsqueda de tener una entidad
pulcra y eficiente."
y remata diciendo:
"El camino que se deberá recorrer es largo en este proyecto, pero con el apoyo
de todos ustedes, y especialmente con el equipo que nos está colaborando
directamente, estoy seguro que lo sacaré adelante. Aún hay que pasar por
cuatro etapas adicionales, como son la consecución de al menos 2.100.000
apoyos, el paso del proyecto por el Congreso, la revisión de la Corte
Constitucional y luego el Referendo en sí. Este proyecto demandará no solo
enormes recursos financieros sino el compromiso de todos."
De esta intervención, "amén de la identidad de propósitos con el Comité,
queda más que clara la participación de la Asociación en actividades propias
de aquel, no sólo las realizadas hasta esa fecha, sino las que vendrían durante
el año, incluido el esfuerzo de conseguir recursos a fin de financiar, se insiste,
las actividades propias del Comité. Es decir, la Asociación siempre supo para
qué buscaría el dinero, y sólo el conocimiento de esa finalidad por parte de los
donantes o aportantes explica el enorme recaudo sin antecedentes en la vida
de la Asociación.
No sobra recordar que quien intervenía como Presidente y Representante
Legal de la Asociación era a la vez Vocero del Comité de Promotores, y que de
los siete (7) asistentes al Consejo Central cuatro (4) eran integrantes del
Comité Promotor (Luis Guillermo Giraldo, Doris Ángel, Miriam Donato y Juan
David Ángel), y uno (1) era simultáneamente Gerente del Comité y de la
Asociación (Carlos Alberto Jaramillo Uribe).”
Otro aspecto que fue objeto de análisis por parte del CNE fue el concerniente
a las diferencias existentes entre los términos “donación” y “contribución”:
“Corresponde ahora distinguir los conceptos de Contribución y Donación.
La donación "es una acto por el cual una persona transfiere,
gratuita e irrevocablemente, una parte de sus bienes a otra persona que la
acepta" (Art. 1443 C.C.) En ella no hay una destinación específica. Quien dona
decrece en su patrimonio y quien recibe lo incrementa. El fruto de la donación
podrá ser libremente destinado por el donatario. La donación no tiene
contraprestación, carga o finalidad específica.
Contribución es, según el diccionario de la Real Academia de la
Lengua, "acción y efecto de contribuir" o "cuota o cantidad que se paga para
un fin". De otro lado, contribuir significa "concurrir voluntariamente con una
cantidad para determinado fin".
Mientras que las contribuciones no están sujetas a formalidad alguna, a las
donaciones, en algunas circunstancias, la ley exige formalidades, como para
aquellas que superan cincuenta (50) Salarios mínimos. (Art. 1458 CC).
Si bien desde el punto de vista tributario pueden llegar a confundirse, en tanto
el artículo 125 de ese Estatuto está precedido de la expresión "Contribuciones
y Donaciones" para efectos de permitir deducciones de renta, tal confusión,
que en realidad no existe en tanto las deducciones están atadas a finalidades
generales del objeto social de quien recibe y en ningún momento reconoce
como donaciones aquellos aportes destinados a una actividad específica, esa
posibilidad de confusión no existe ni medianamente en el campo del derecho
civil y menos en el derecho electoral, en donde los conceptos corresponden a
situaciones claramente distintas.
De manera que para el caso que nos ocupa será determinante establecer si los
dineros recepcionados por la Asociación Colombia Primero tenían como
finalidad financiar la iniciativa popular legislativa que busca convocar un
referendo para la reelección presidencial y, por tanto, el proceso de
recolección de firmas cuyas cuentas se estudian.”
A renglón seguido, el CNE examina lo referente a la finalidad que tuvieron los
aportes recibidos por la Asociación Primero Colombia:
“Las siguientes reflexiones y evidencias muestran que, tanto la Asociación
Colombia Primero, como quienes hicieron aportes a ella, conocían
perfectamente que la finalidad de los mismos era financiar la promoción de la
iniciativa legislativa que busca la convocatoria de un Referendo para la
Reelección Presidencial.
4.6.1. EL ACTA 008 DE 2008 DE LA ASOCIACIÓN COLOMBIA PRIMERO
La lectura del Acta 008 de la reunión del Consejo Central de la Asociación
realizada el 28 de abril de 2008 (fl. 336 Cuad. P.1), muestra lo siguiente:
"6. Proposiciones y Temas de los señores Consejeros.
En este punto, se propone que el Consejo Central apruebe una serie de
donaciones que se van a recibir con ocasión del proyecto de iniciativa popular
que se plantea apoyar, conforme el informe del señor Presidente, teniendo en
cuenta que los estatutos imponen la necesidad de obtener aprobación del
Consejo para todo acto de cuantía sea o exceda de cincuenta Salarios
mínimos legales mensuales. Se discutió sobre los procedimientos que se
deben implementar a fin de someter al más riguroso examen las donaciones
que se vayan a recibir. Luego de una breve discusión se aprobó la siguiente
Resolución:
EL CONSEJO CENTRAL DE LA ASOCIACION COLOMBIA PRIMERO RESUELVE:
Primero: Se autoriza la recepción de donaciones para financiar el apoyo de la
iniciativa legislativa popular que permita la segunda reelección, sujetas a los
siguientes procedimientos:
Segundo: Se autoriza recibir las siguientes donaciones:
1. Donación por la suma de veinticinco millones de pesos ($25.000.000) de
INTERSEC LTDA.
2. Donación por la suma de cien millones de pesos ($100.000.000) de
INTERACTlVA LTDA. .
3. Donación por la suma de treinta millones de pesos ($30.000.000) de
INVERSIONES ZARATE GUTÍERREZ & CIA.
4. Donación por la suma de cien millones de pesos ($100.000.000) de la
Organización Ardila Lule.
5. Donación por cincuenta millones de pesos ($50.000.000) de Colpatria S.A."
Luego la Asociación, de cuyo Consejo Central hacían parte, en ese momento,
7 de los 9 miembros del Comité Promotor, tenía claro el destino de los
recursos que recibiría. Y es que ellos no iban a ser invertidos de manera
general en la promoción de iniciativas legislativas, sino en concreto en una de
ellas.
No sobra advertir que las mal denominadas donaciones anunciadas en efecto
fueron recibidas: La de INTERSEG LTDA había sido recibida el 13 de febrero,
según se desprende del comprobante de ingreso # 5 (f1.10 Anexo 4); la de
INTERACTIVA S.A., había sido recibida el 8 de abril de 2008, según se
desprende del comprobante de ingreso # 15 (f1.30 Anexo 4); la de
inversiones Zarate Gutiérrez & Cía., había sido recibida el, 4 de abril de 2008,
por solo $20.000.000, según se desprende del comprobante de ingreso # 14
(fl. 28 Anexo 4); la de Colpatria S.A., fue recibida el 6 de mayo de 2008, según
se desprende del comprobante de ingreso # 32 (fl. 53 Anexo 4).
Resulta lícito que la Asociación Colombia Primero tenga entre sus finalidades
la promoción de todo tipo de iniciativas populares legislativas, pero ya su
desarrollo en un caso concreto debe sujetarse a los dictámenes de la Ley 134
de 1994, como quiera que la promoción de estas iniciativas en concreto son
actividades reguladas por ley. Significa esto que la Asociación no tiene ni
podría tener por virtud de sus estatutos la condición de promotor de una
iniciativa legislativa popular en concreto, porque tal condición es sujeta a las
condiciones y procedimientos señalados en la citada ley (Art. 10), es decir, se
requiere del respaldo de un número de ciudadanos equivalente al cinco por
mil del censo electoral. La Asociación no ha tenido en ningún momento la
condición de Promotor de la Iniciativa Legislativa Popular que busca la
convocatoria de un Referendo Constitucional para la Reelección Presidencial.
La ley reserva, en su artículo 97, el derecho de recibir contribuciones en el
proceso de recolección de firmas exclusivamente a los promotores. Es
decir, nadie, distinto a ellos pueden recaudar contribuciones para ese fin.
No es lícito ni tendría sentido alguno permitirle a terceros, sin la condición de
promotor, realizar libremente actividades para las cuales la ley establece
requisitos. Fácil sería violar sus contenidos si permitiéramos a terceros
realizar lo que está prohibido a quienes legítimamente están facultados para
promover el proceso de recolección de firmas. Los estatutos de la Asociación
no están, no podrían estar nunca, por arriba de las regulaciones de la ley.
Luego de examinar en detalle los numerosos documentos remitidos por los
aportantes, el CNE concluye lo siguiente:
“Ahora, los documentos remitidos por los aportantes a esta indagación indican
que tanto ellos como la Asociación conocían que la finalidad de los mismos
estaba dirigida a contribuir al éxito de la iniciativa legislativa popular que busca
la convocatoria de un Referendo Constitucional para una nueva Reelección
Presidencial. En efecto, obran en el expediente los siguientes documentos…”
Otro aspecto que mereció especial atención por parte del CNE, fue el
atinente al “crédito” que figura en el balance presentado por el Comité de
Promotores del Referendo, suscrito a favor de la Asociación Primero
Colombia:
“EL CRÉDITO
El actual representante legal de la Asociación Colombia Primero, Carlos
Alberto Jaramillo Uribe, manifestó en su declaración ante el Magistrado
Ponente, que todos los recursos que ingresaron a esta entidad fueron
donaciones sin destinación específica que engrosaron su patrimonio; que por
eso podía disponer libremente de ellos, y que, de esa manera decidieron
prestarlo al Comité de Promotores del Referendo Constitucional para la
Reelección Presidencial, que oportuno sea recordarlo, está constituido por
siete (7) de los miembros del Consejo Central de la Asociación, y que para ese
momento ambas entidades tenían el mismo Representante Legal, el mismo
Gerente, el mismo Contador, el mismo tesorero, la misma secretaria, la misma
sede, entre otras coincidencias que se analizarán más adelante.
Entra esta Corporación a estudiar si realmente hubo un crédito entre estas
entidades.
a) Advierte la Sala que el crédito se ha soportado en un "Contrato de
Préstamo" firmado entre la Asociación Colombia Primero y el Comité de
Promotores el día 17 de julio de 2008 (fl. 279, Cuaderno Principal). Dicho
documento está firmado por Luis Guillermo Giraldo Hurtado como vocero del
Comité, siendo éste mismo el Representante Legal de la Asociación, sin que se
presentara ninguna falta, ni absoluta ni temporal en ese cargo, como quiera
que estaba presente en el acto, tal vez más por decoro que por pertinencia
legal, firmó en nombre de la Asociación Doris Ángel de Echeverri, que en
efecto tenía en ese momento el carácter de suplente del presidente.
b) En la reunión del Consejo Central de la Asociación Colombia Primero
realizada ese mismo día, es decir, el 17 de julio de 2008 a la 9:00 a.m., según
consta en el acta 10 de esa fecha (fl. 334, Cuad. P.) consta lo siguiente:
"El presidente solicita la revisión de los estatutos para evaluar la posibilidad de
realizar préstamos por parte de la Asociación Colombia Primero. Se leyó el
artículo segundo que dice: En desarrollo de su finalidad la asociación podrá
realizar las siguientes actividades: b) dar en mutuo, adquirir bienes raíces,
acciones, bonos y cuotas de participación en sociedades comerciales; e) Crear,
novar y extinguir obligaciones y créditos a su favor o de terceros".
Se concluye que es una de las actividades de la Asociación el otorgamiento de
préstamos. Por lo que se solicita la autorización para dar un préstamo al
Comité de Promotores para la Reelección Presidencial, a fin de formalizar las
gestiones que se han venido realizando. Para el efecto, se autorizó la
respectiva operación. "
c) No asiste duda a la Corporación de que desde el punto de vista de la
Asociación el crédito estaba autorizado de manera legal, pero no sucedía lo
mismo desde el ángulo del Comité de Promotores. De haber estado presente
en la reunión del Comité Central de la Asociación la mayoría de los integrantes
del Comité Promotor, podríamos asumir que al autorizar el crédito como
Asociación, simultáneamente aceptan adquirir la obligación como Comité.
Pero no habiendo sido así, el señor Giraldo como vocero del Comité de
Promotores excedía las facultades que le corresponden como tal y se obligaba
de manera personal, junto con quienes al entregar esa autorización tenían la
doble condición de miembros del Consejo Central y del Comité Promotor. Esto
ocurrió, junto a Giraldo, a Doris Ángel de Echeverri.
El Comité de Promotores no genera una persona jurídica distinta de quienes la
integran, por lo tanto, en últimas tanto los derechos como las obligaciones que
le asisten están en cabeza de quienes lo integran a título personal.
En este, orden de ideas, el crédito no es tal para el Comité, sino simplemente
el aporte personal de los miembros minoritarios que lo adquirieron; lo que
constituiría una ostensible falta al límite que a los aportes
individuales establece la normatividad que regula esta materia.
Sin embargo, la Corporación no llegará a esta conclusión, pues los hechos que
adelante se analizan indican que la Asociación actuaba en virtud de un
mandato consensual que le permitía recibir las contribuciones.
d) Salta a la vista la cláusula segunda del contrato de préstamo en la que se
expresa:
"El pago de las obligaciones que asuma el prestatario con terceros podrá
realizarlos la prestamista, a solicitud del obligado, de manera directa, sin que
los dineros tengan que ingresar en el haber del deudor".
Advierte la Corporación que en virtud de esto la Asociación cargó al Comité un
valor de mil novecientos tres millones cuatrocientos cincuenta y ocho mil
ciento treinta y cinco pesos con ochenta y un centavos ($1.903.458.135, 81).
De ello ciento cinco millones de pesos ($105.000.000) corresponden a dineros
girados a la cuenta del Comité, cincuenta millones trescientos cincuenta y
cinco mil ciento treinta y ocho pesos ($50.335.183) se cargaron como
"anticipo" para gastos pendientes de legalizar y mil setecientos cuarenta y
ocho millones ciento dos mil novecientos cincuenta y dos pesos
($1.748.102.952,81) como gastos contabilizados a esa fecha 2 de septiembre
de 2008) (fl. 214, Anexo 1)
Ahora, no encuentra la Sala evidencia alguna que el Comité haya solicitado de
manera expresa a la Asociación el pago de obligaciones que haya adquirido.
Por el contrario, el acervo muestra que la Asociación adquirió directamente las
obligaciones con terceros, sin siquiera mencionar su condición de mandatario,
y procedió al pago de ellas cargándolas posteriormente al Comité.
Esta actuación nuevamente indicaría un desbordamiento de la conducta de la
Asociación, desvirtuada únicamente por el hecho de haber desplegado esas
actividades en desarrollo del mandato que adelante se analizará.
e) Pero lo que más duda genera sobre la realidad de este crédito es el hecho
que cuando el contrato se suscribió, ya la Asociación había pagado dentro del
proceso de recolección de firmas, sin garantía ninguna, la suma de mil ochenta
y un millones ciento cuarenta y tres mil trescientos treinta y dos pesos
($1.081.143.332); es decir, el crédito en realidad era anterior al contrato.
f) También contribuye a restarle credibilidad a la realidad de crédito el hecho
que los pagos realizados por la Asociación en desarrollo del proceso de
recolección de firmas fueron cargados contablemente como gastos
operacionales de la misma, y que solo el 2 de septiembre de 2008, fecha en
que el Comité presentó su balance ante la Registraduría Nacional del Estado
Civil, tales anotaciones fueron reversadas para cargarlas como un crédito. Es
decir, contablemente el crédito no existió, ni siquiera en los balances
mensuales de la Asociación posteriores a la firma del respectivo contrato (julio
y agosto de 2008). Sugieren estos hechos, que la Asociación decidió convertir
en crédito los gastos relativos al proceso de recolección de firmas después de
realizarlos, o que siempre actuó en nombre del Comité como lo infiere esta
Sala del acervo probatorio, razón por la cual nunca existió un crédito.
g) También llama la atención el hecho que en el Contrato no se haya exigido
garantía alguna para un crédito de cerca de dos mil millones de pesos ni se
hayan pactado intereses de ninguna índole, mientras que por el contrario,
expresamente se haya hecho constar que no procederían. Mas sin embargo,
cuando se desembolsó el primer crédito de tesorería (giro de dinero a la
cuenta del Comité) por valor de noventa millones de pesos, registrado en el
Comprobante de Ingreso del Comité # 46 del día 14 de agosto de 2008 (fl. 74
Anexo 1), se firmó por parte del vocero un pagaré a favor de la Asociación que
curiosamente tiene fecha del 4 de agosto de 2008, es decir, 10 días antes del
registro en el Comité. Este Pagaré se distingue como un PAGARÉ No. 1".
Luego hay un nuevo crédito de tesorería por quince millones de pesos
($15.000.000), registrado en el Comité con el Comprobante de Ingreso # 63 del
28 de agosto de 2008 (fl. 29 Anexo 1), que generó, al igual que el anterior, un
pagaré por ese valor distinguido como "PAGARE No. 2", de fecha 29 de agosto
de 2008.
El mismo día de corte del balance presentado por el Comité a la Registraduría
Nacional del Estado Civil, el vocero firma dos (2) pagarés más uno por
$1.798.458.135.81 que recoge los conceptos que en la relación que se carga al
crédito hay por anticipos y por pagos realizados, que se distingue como
PAGARÉ No. 3; y otro, por valor de $1.903.458.135,81, que recoge el valor de
todo el crédito registrado soportado en los anteriores. Curiosamente éste se
distingue nuevamente como PAGARÉ No. 1. Al ser interrogado sobre éste
tópico, el señor Carlos Alberto Jaramillo explica que tal numeración regresa al
1 porque "los anteriores pagarés quedan anulados y queda el mismo número"
(fl. 437 Cuad. P. 1); lo que resulta razonable.
No obstante, llama la atención que con fecha 5 de septiembre el vocero
constituye un nuevo pagaré por $54.000.000 de pesos, que cubre nuevos
créditos de tesorería al Comité, realizados con posterioridad a la presentación
del balance, probablemente para cubrir deudas pendientes, que por demás no
se reflejaron en el balance presentado tres días atrás. Este pagaré se numeró
como PAGARÉ No 4. No entiende esta Sala como, si ya se había interrumpido
la numeración sucesiva por haber sido recogido los títulos en uno solo, éste
pagaré lleve una numeración sucesiva con relación a los ya cancelados. Al
interrogarlo sobre eso, el señor Jaramillo Uribe expresó que se trató de un
error mecanográfico, mas para esta Corporación no deja de ser un indicio de
que tales pagarés no se realizaron en la fecha que dicen, sino posteriormente,
cuando ya esta Corporación y los medios de comunicación exigían la
presentación de todos los documentos contables del Comité. En efecto,
Jaramillo sostuvo: (fl. 437, Cuad. P. 1):
"PREGUNTADO. De conformidad con su respuesta anterior, el pagaré que
totaliza la deuda lleva el numero 1 porque los anteriores fueron anulados,
entonces por qué el de fecha septiembre 5 sigue con la numeración
numero 4? CONTESTADO. Lo que ocurre es un error de mecanografía, ya que
en la base de datos aparece un documento con el número 1 y otro con no. 2,
y días posteriores uno con el número 4. Constituye entonces, por ser número 4
y no numero dos, una opción para que el Comité de Promotores no responda
por esta deuda? pues no. Encontrará esto en nuestros soportes contables, al
igual que en los documentos que dispongo a su Despacho
h) Si hay algo que ha llamado la atención de esta Corporación es el hecho que
la Asociación Colombia Primero haya prestado al Comité más de mil
novecientos millones de pesos ($1.900.000.000) cuando de conformidad con
el citado certificado de existencia y representación legal de la misma, tenía un
patrimonio de sólo cinco millones de pesos ($5’000.000). De las declaraciones
de renta allegadas a este Despacho, que hacen parte de cuaderno especial
sujeto a reserva, la Asociación tuvo en los años anteriores los siguientes
ingresos y patrimonio:
PATRIMONIO
AÑO INGRESOS
LIQUIDO
2004 $67.237.000 $1.087.000
2007 $0 $2.032.000
Entonces, una entidad que en el año 2007 no tuvo ningún ingreso y registra un
patrimonio líquido de solo dos millones treinta y dos mil pesos ($2.032.000)
hizo un crédito al Comité durante los primeros ocho (8) meses del año
siguiente por más de "mil novecientos millones de pesos ($1.900.000). Esto
claramente lleva a pensar, tal como se desprende de la declaración del señor
Jaramillo y de los documentos analizados, que en realidad los ingresos
obtenidos en el año 2008 están relacionados con un evento extraordinario
para ellos, que justamente está dado por la invocación que hicieron del
impulso de la iniciativa popular del referendo reeleccionista, soportada la alta
imagen favorable que viene mostrando el presidente de la República, único
destinatario de la reforma. De esta forma, muy a pesar de que la promoción
de iniciativas populares sea parte del objeto de la Asociación, su vinculación a
una concreta de estas debe respetar las normas, por demás de ley estatutaria,
que se han establecido, mediante las cuales las labores de promoción están
reservadas justamente a un Comité Promotor, de forma que nadie más está
facultado para desarrollar las actividades que la Ley 134 de 1994 le asigna, sin
perjuicio, claro está, de terceros que actúen en nombre de aquél.
No está por demás resaltar que el incremento de los ingresos y el patrimonio
de la Asociación durante el año 2008, ocurrieron durante la Presidencia que de
ella ejercía Luis Guillermo Giraldo Hurtado.
i) Por último, estima esta Corporación que debe investigarse si los recursos
registrados como créditos no pueden ser tales, como quiera que pertenecían
al mismo Comité y no a la Asociación, quien los solicitó y recepcionó en
nombre de aquel, para sus fines y en virtud de un mandato consensual que se
analizará más adelante.
Pasa a continuación el CNE a examinar lo referente al contrato de mandato
existente entre el Comité de Promotores del Referendo y la Asociación
Primero Colombia:
“4.8.- EL MANDATO
El análisis del plenario obliga a plantearse un interrogante: ¿Actuaba la
Asociación Colombia Primero en el recaudo de contribuciones para financiar el
proceso de recolección de firmas a título personal o como mandatario del
Comité de Promotores?
De acuerdo con la definición establecida por el artículo 2142 del Código. Civil,
"El mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de uno o más
negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera."
"El encargo que es objeto del mandato puede hacerse por escritura pública o
privada, por cartas, verbalmente o de cualquier otro modo f) inteligible, y aún
por aquiescencia tácita de una persona a la gestión de sus negocios por otra"
(Art.2149 C.C.).
Agrega el artículo 2150 de la misma codificación que: "El mandato no confiere
naturalmente al mandatario más que el poder de efectuar los actos de
administración, como son pagar deudas y cobrar los créditos del mandante,
pertenecientes unos y otros al giro administrativo ordinario."
Valoraremos ahora las pruebas incorporadas a este plenario a efectos de
precisar si entre el Comité Promotor de la Iniciativa Legislativa Popular del
Referendo Constitucional para la Reelección y la Asociación Colombia Primero
se constituyó un mandato y cuál fue el contenido del mismo.
4.8.1. ACTA DE CONSTITUCIÓN DEL COMITÉ PROMOTOR
En el Acta de integración e instalación del Comité de Promotores, del 11 de
noviembre de 2007 se lee:
"Doris Ángel informó de la oferta de los hoteles Dann Carlton de prestar sus
instalaciones para reuniones.
También informó que la Corporación Colombia Primero, tendrá a su cargo la
parte contable y de ayuda en materia de manejo de los fondos. "
La palabra "manejo" significa "Acción y efecto de Manejar" y este último verbo
significa "gobernar, dirigir". Quiere esto decir que la dirección de los recursos
con que se financiaría el proceso de recolección de firmas de la iniciativa
popular que busca la convocatoria al referendo, estaría, de manera conjunta, a
cargo del Comité, a quien por ley le corresponde, y la Asociación Colombia
Primero, por autorización que le hace la primera; es decir, esta última
manejaría, en parte, los recursos propios de las actividades del Comité.
Ahora, desde el 21 de enero de 2008, 7 de los miembros del Comité de
Promotores son parte del Consejo Central de la Asociación y empiezan a tener
el mismo Representante Legal, de manera que conocedores del mandato ha
de asumirse su aceptación por parte de la Asociación, consentimiento que a
juicio de la Sala fue expreso, pero que en caso de duda queda dilucidado por lo
dispuesto por el artículo 2149 del Código Civil, en tanto la sola aquiescencia
tácita es suficiente para constituir el contrato de mandato.
4.8.2. LOS DOCUMENTOS QUE ALLEGARON LOS DISTINTOS APORTANTES.
a) La empresa INGENIERIA, SUMINISTROS, MONTAJES Y CONSTRUCCIONES
realizó "donación" a la Asociación Colombia Primero por valor de veinte
millones de pesos ($20.000.000). Este aporte consta en el Comprobante de
Ingreso # 6 del 13 de febrero de 2008 de la Asociación (fl. 13 Anexo 4). Llama
la atención que entonces hayan sido Luis Guillermo Giraldo y Doris Ángel de
Echeverri quienes en nombre del Comité de Promotores de la Iniciativa
Popular que promueve la reelección presidencial hayan agradecido tal
donación. El primero firma como vocero del Comité y la segunda como
Directora Iniciativa Popular Comité de Promotores (fl. 55 Anexo 10.1).
Para reiterar que la relación de la Asociación no nace con el crédito, sino que
es más antigua, y por tanto también, de más amplio espectro, Jaramillo dijo (fl
437, Cuad. P. 1):
"CONTESTADO. No fue una relación bilateral de un único
momento, la relación del Comité y Colombia Primero venía de mucho tiempo
atrás. PREGUNTADO. Qué tan atrás? CONTESTADO. Lo que demuestran los
soportes contables, desde el mes de enero.
Sin embargo, el Acta de 11 de noviembre de 2007, en donde consta la
integración y constitución del Comité, muestra que la relación nació ese
mismo día, incluso, podríamos decir en cuanto a la relación con la idea de un
referendo para la Reelección Presidencial, que renació, en tanto que como se
anotó anteriormente, desde el año de su nacimiento la Asociación estaba
vinculada a esa idea y al propósito de manejar los recursos de ese fin.
c). Las siguientes transcripciones ayudan a desentrañar el alcance del Mandato
que existió entre la Asociación y el Comité:
"PREGUNTADO. Cuál ha sido la relación que ha existido entre la Asociación
Colombia Primero y el Comité de Promotores para el referendo constitucional
para la reelección presidencial? CONTESTADO. La relación básicamente se
ha constituido por un mandato que ha creado el Comité de Promotores para
con la Asociación Colombia Primero, mandato que puede expresarse
y se puede ver en él sin número de documentos que hemos dado al
Despacho. PREGUNTADO. En qué consiste tal mandato? Cuando, donde, por
qué y para qué se realizó? CONTESTADO. La Asociación Colombia Primero
tiene entre sus objetos y de manera fundamental en sus estatutos, una
finalidad que la constituye el desarrollo, " promoción y fomento de todo
tipo de actividades de iniciativa populares, y teniendo como base nuestros
estatutos, ha venido operando para que el mandato sea realmente acorde
con los objetivos. Debo regresar a la declaración que hoy entregue a este
Despacho, en enero de 2008 y meses siguientes se prepara y se trabaja, y la
Asociación así lo hace, para que el Comité de Promotores sea debidamente
inscrito, y desde ese mismo día existe un mandato que está escrito en algunos
de los documentos que reposan en el Despacho. También reposa en los
archivos de los participantes PREGUNTADO. El Comité qué le mandó a hacer a
la Asociación? CONTESTADO. Como quiera que entre los objetivos de la
Asociación están las incitativas, y los del Comité tenían interés y estaban
dedicados a su propuesta de referendo constitucional, solicitan a la
Asociación Colombia Primero que, por su cuenta, adelanten las acciones
tendientes para que su propósito pueda operar adecuadamente, y las
acciones consisten en que su estructura administrativa este debidamente
adecuada para ese propósito que es la iniciativa de referendo para la
reelección presidencial. PREGUNTADO. En concreto quién hizo esa solicitud?
CONTESTADO. Los voceros del Comité del referendo son 9, de estos 6 son
miembros del consejo central de la Asociación Colombia Primero, la cuál tiene
18 miembros participes. A solicitud del Despacho le indico que el Comité
central de la Asociación tiene 9 miembros principales y 9 miembros suplentes.
PREGUNTADO. 6 de los 9 eran parte central de la Asociación, la pregunta es
quién del Comité hizo el encargo?, el Sr. Luis Guillermo como vocero del Comité
de Promotores entregó ese mandato de manera verbal o escrita a la
Asociación Colombia Primero? CONTESTADO. Además del Dr. Luis Guillermo
Giraldo debo indicar que la totalidad de los miembros del Comité solicitaron
a Colombia Primero su colaboración para la ayuda de adelantar el
Referendo Constitucional PREGUNTADO. De qué manera lo hicieron, existen
actas? CONTESTADO. En las reuniones personales que se pudieron haber
tenido. No conozco actas. PREGUNTADO. Qué entiendes por personales?,
Significa esto que existió una solicitud formal de ese mandato que se haya
oficializado? Esto fue absolutamente verbal? CONTESTADO. No conozco ese
documento, sin embargo en las reuniones del Comité se dejaba claro que se
iba a iniciar este mandato con el apoyo de la Asociación Colombia Primero.
PREGUNTADO. Existió alguna relación contractual civil o comercial entre la
Asociación y el Comité distinta al mandato? CONTESTÓ. Muy seguramente sí.
Posteriormente agrega:
PREGUNTADO. Respecto al folio 166, acta de instalación del Comité, en la
segunda página se lee lo siguiente: "Carlos Alberto Jaramillo, designado
además como gerente de la iniciativa explicó lo que entendía por las gestiones
a su cargo." Qué explicó usted? CONTESTADO. Del acta que usted me pone de
presente voy a leerle un aparte que dice textualmente "Doris Ángel informó de
la oferta de los hoteles Dann para prestar sus instalaciones para
reuniones. También informó que la Corporación Colombia Primero. tendrá a su
carao la parte contable y de ayuda en el manejo de los fondos", es que me
parece muy interesante este documento, que tiene fecha del 11 de noviembre
de 2007, y que hace aclaración de manera meridiana a lo que hace referencia
a la iniciativa de la reelección, toda vez que como consta, usted me hace ver
que asistieron una serie de personas que somos miembros del Consejo Central
de la Asociación Colombia. Primero, y me refiero a esta acta porque aquí hay
un acuerdo de las personas de la Asociación Colombia Primero para que ésta
tenga a su cargo la parte contable y la ayuda en el manejo de fondos, lo que
coincide con los estatutos de la Asociación Colombia Primero. Es decir, los
miembros de la Asociación claramente aceptamos que una iniciativa popular
que estaba en ese momento en ideas, en proyectos, pudiera
realizarse. Cuando dice "Carlos Alberto Jaramillo designado además como
gerente de la iniciativa explicó lo que entendía por las funciones a su cargo",
esas funciones, como lo he dicho al Despacho, consistían en la labor operativa
para lograr que esta iniciativa popular pudiera ser inscrita y presentada ante a
la Registraduría. PREGUNTADO. Si o no ejerció usted como gerente de la
asociación Colombia Primero? CONTESTADO. Si. PREGUNTADO. Si o no fue
usted designado gerente de la iniciativa del referendo constitucional y del
Comité Promotor y ejerció como tal? CONTESTADO. Si."
El conjunto de estas expresiones dan alcance al mandato al que tantas veces
se refirió el señor Jaramillo. Puede entonces ratificarse que el mandato nace
en la misma integración del Comité de Promotores de la iniciativa popular y
que en virtud de él la Asociación tendría a su cargo "la parte contable y de
ayuda en el manejo de los fondos".
Corresponde ahora desentrañar el alcance del mandato, puesto que al ser
consensual y concurrir la representación legal de ambos en una misma
persona natural (Luis Guillermo Giraldo), en la práctica la voluntad del
Mandante se confunde con la del Mandatario.
El señor Jaramillo expresa que el “mandato que puede expresarse y se puede
ver en él sinnúmero de documentos que hemos dado al Despacho”, de lo que
la Corporación ha de entender que ellos explican el alcance del mismo. En tal
sentido, si la Asociación cobró al Comité sumas de dinero que ésta pagó en
desarrollo del proceso de recolección de firmas obvio es concluir que tales
gastos se hicieron en desarrollo del mandato, como quiera que por demás,
buena parte de ellos, anteceden en el tiempo al contrato de mutuo.
De la misma forma, sólo la existencia de un mandato explica que las múltiples
cartas que Luis Guillermo Giraldo, Carlos Alberto Jaramillo y a Doris Ángel
enviaron a quienes expresaron su intención de donar o contribuir estén
hechas en nombre de la Asociación y del Comité simultáneamente, lo que va
acorde con el conocimiento acreditado que del destino de los dineros tenían
tanto aportantes como la misma Asociación.
Incluso, el mandato entrega perfecta lógica a la situación descrita, en virtud de
la cual los aportes de algunas personas que expresaron su voluntad de
contribuir económicamente a la Asociación terminaron consignados
directamente en el Comité.
La declaración de Carlos Alberto Jaramillo, al recordar que la Asociación.
tiene "de manera fundamental en sus estatutos, una . finalidad que la
constituye el desarrollo, promoción y fomento de todo tipo de actividades de
iniciativa populares, y teniendo como base nuestros estatutos, ha venido
operando para que el mandato sea realmente acorde con los objetivos" no
significa cosa distinta que dentro del objeto del mandato entendieron que
estaba el desarrollo, la promoción y fomento de la iniciativa que impulsa el
Comité Promotor del Referendo Constitucional para la Reelección Presidencial.
Ahora, se insiste, una cosa es promover la participación y la utilización de las
iniciativas populares, propósito que puede buscar libremente cualquier
persona natural o jurídica, y otra muy distinta es la promoción de una iniciativa
particular y concreta, para cuya promoción se requiere sujetarse a las
disposiciones de la Ley Estatutaria 134 de 1994, que exige requisitos especiales
(art. 10) para poder ser promotor de ellas.
De manera que la Asociación sólo podría realizar actividades de promoción de
una iniciativa concreta en virtud del mandato conferido por quien
legítimamente ha adquirido la condición de promotor, pero desde luego,
sujeto al marco normativo que éste tiene.
De suerte que el mandato da validez a las múltiples actividades que la
Asociación realizó para promover, en concreto, la iniciativa legislativa que
convoca un Referendo Constitucional para la Reelección Presidencial, pero no
la exonera del marco legal que la regula.
Para reiterar que el recaudo de las contribuciones, mal llamadas donaciones,
tenía una relación inescindible con la Iniciativa Popular que pretende la
convocatoria de un Referendo Constitucional para la Reelección Presidencial,
basta traer a colación más respuestas del señor Jaramillo. En efecto, también
se expresó así:
"PREGUNTADO. Existe una relación entre el incremento de los ingresos de la
Asociación Colombia Primero y el apoyo que la misma le esta dando a la
iniciativa popular en cuestión? CONTESTADO. Si. PREGUNTADO. Si o no las
personas que hicieron donaciones a la Asociación conocían que el destino de
ellas era contribuir de alguna forma a la promoción de esa iniciativa?
CONTESTADO. En algunos casos si y en algunos casos no. La asociación
claramente indicaba, y existe constancia de ello, en muchos medios de
comunicación que se estaba realizando por la asociación Colombia primero el
desarrollo de una iniciativa popular en virtud del mandato realizado por el
Comité de Promotores. PREGUNTADO. Cuando usted desarrollaba actividades
relativas a la promoción del referendo constitucional para la reelección
presidencial, le hacía saber a sus interlocutores la condición en virtud de la cuál
actuaba, es decir, si lo hacía como gerente de la Asociación, como gerente de
la iniciativa o secretario? CONTESTADO. No les decía en mi calidad de persona
consciente de que esta actividad será la mejora de la calidad de vida para
Colombia. PREGUNTADO. O sea que ustedes recibieron donaciones en
desarrollo del mandato recibido del Comité? CONTESTADO: Recibimos
donaciones para que la iniciativa popular, que justamente es una de nuestras
finalidades, fuera exitosa. PREGUNTADO. En cuáles casos si y en cuáles casos
no sabía la gente cuál era destino de sus donaciones? CONTESTADO. Los
donantes de la asociación Colombia Primero siempre recibieron un certificado
expedido por la cámara de comercio, y con anticipación a que se recibiera la
donación, donde constan los objetos y las finalidades de las donaciones. No
tengo como explicarle a usted si las personas sabían si o no el destino, nadie va
a entregar un dinero a una organización sin saber”.
Resulta claro para esta Corporación que, por conducto de la Asociación
Colombia Primero, se recibieron contribuciones que tenían la finalidad
exclusiva de financiar las actividades del Comité de Promotores del Referendo
Constitucional para la Reelección Presidencial, que tal hecho era conocido
tanto por los aportantes como por la Asociación y el Comité, que una gran
cantidad de contribuciones excedieron el límite máximo ordenado por el
artículo 97 de la Ley 134 de 1994 y fijado por el Consejo Nacional Electoral
mediante Resolución 0067 del 30 de enero de 2008, es decir, fueron
superiores a $3.349.743,88, y, que por lo tanto, presuntamente no se ha
cumplido a cabalidad la ley en el proceso de recolección de firmas de esta
iniciativa.”.
Con base en los anteriores análisis, el CNE arribó a las siguientes
conclusiones:
“4.10. CONCLUSIONES
4.10.1. El balance presentado por el Comité de Promotores presenta un
crédito por mil novecientos tres millones cuatrocientos cincuenta y ocho mil
ciento .treinta y cinco pesos con ochenta y un centavos ($1.903. 458.135,81)
que en realidad corresponden a contribuciones recibidas para financiar la
iniciativa legislativa popular que busca la convocatoria de un Referendo
Constitucional para la Reelección Presidencial.
4.10.2. La Asociación Colombia Primero tuvo un mandato de parte del Comité
Promotor de la iniciativa legislativa popular que busca la convocatoria de un
Referendo Constitucional para la Reelección Presidencial que le permitió en su
nombre solicitar y recaudar contribuciones, al igual que adquirir y pagar
obligaciones.
4.10.3. En desarrollo de este mandato, la Asociación Colombia Primero al
parecer recibió contribuciones superiores a los topes individuales ordenados
por el artículo 97 de la Ley 134 de 1994 y fijados por la Resolución 0067 de
2008, emanada del Consejo Nacional Electoral.
4.10.4. La presunta infracción se produce como consecuencia del
desbordamiento de los límites del mandato, que aunque consensual, es claro
que ningún encargo de negocios puede tener como objeto la violación de la
ley.
4.10.5. Siendo el Representante Legal del Mandatario y Mandante el mismo,
podría entenderse que la transgresión legal ocurrió con conocimiento y
consentimiento del mandante, de forma tal que ambos pueden ser
responsables de la infracción.
4.10.6. La presunta infracción pareciera no ser casual ni accidental sino
posiblemente fruto de una estrategia premeditada que incluyó el montaje de
una gran infraestructura administrativa, la fusión fáctica de dos entidades
jurídicas distintas y la ficción de un crédito para ocultarla.
4.10.7. Al igual que con la recepción de dinero por arriba de los topes
establecidos, en especie también se recibió la contribución de Transval Ltda
por arriba de esos límites.
4.10.8. El propósito de las topes señalados por la ley de mecanismos de
participación es salvaguardarles su carácter auténticamente popular, que en
este caso pudo haberse burlado, con la posibilidad de quitarle licitud al trámite
y de cercenar su autenticidad y legitimidad.
4.10.9. Siendo que se ha identificado una falta y sus posibles infractores, están
dados los requisitos exigidos por el artículo 5 de la Resolución 1487 de 2008
para abrir investigación formal y recabar más pruebas que permitan mayor
claridad con los hechos y responsabilidades investigadas” (negrillas y subrayas
añadidos).
Contra la Resolución 0206 de 25 de marzo de 2009 expedida por el CNE el
apoderado del Comité de Promotores interpuso una solicitud de nulidad, un
recurso de reposición y una solicitud de archivo, todos los cuales fueron
denegados.
Una vez finalizada la investigación formal, la ponencia presentada por el
Magistrado Sustanciador no alcanzó la mayoría legal de 2/3 de los
integrantes de la Corporación. De allí que, de conformidad con el artículo 20
del Código Electoral, se procedió a sortear, de los dieciocho (18) Conjueces
de la lista vigente para la Corporación, “un grupo de tres (3) que definirán el
camino a seguir con la susodicha investigación. Dichos Conjueces fueron
sorteados por la Sala Plena de la Corporación de conformidad con lo
dispuesto en el Art. 21 del Código Electoral anteriormente referenciado, lo
que quedó plasmado en acta cuya copia adjunto. Dichos conjueces tomaron
posesión de los cargos de conformidad con las actas cuyas copias adjunto
(3)”[166].
Ahora bien, al respecto cabe señalar que mediante Resolución núm. 0730 del
25 de agosto de 2009, el CNE estableció el régimen de conjueces [167]. En
cuanto a la integración de la lista de Conjueces, la posibilidad de designar
una Sala conformada por aquéllos, al igual que las competencias de esta
última, la mencionada resolución dispone lo siguiente:
ARTÍCULO PRIMERO. Para garantizar el oportuno cumplimiento de sus
funciones constitucionales y legales, el Consejo Nacional Electoral elegirá cada
dos (2) años un cuerpo de Conjueces en número correspondiente al doble de
sus miembros, que deberá reflejar su composición política.
ARTÍCULO SEGUNDO. Podrán ser designados Conjueces las personas que
reúnan los requisitos para desempeñar en propiedad el cargo de Magistrado
de la Corporación. No podrán ser en ningún caso miembros de corporaciones
públicas, ni empleados o trabajadores de ninguna entidad que cumpla
funciones públicas, durante el desempeño de sus funciones; tampoco podrán
ser designados quienes ejerzan cargos de dirección o control de algún partido
o movimiento político con personería jurídica.
ARTÍCULO TERCERO. Tomarán posesión de su cargo en legal forma ante el
Presidente de la Corporación. Una vez posesionados tendrán los mismos
deberes de los Magistrados de la Corporación, están sujetos al mismo régimen
de inhabilidades e incompatibilidades, tienen las mismas responsabilidades y
su mismo régimen disciplinario. Sus servicios serán remunerados, en la forma
y cuantía que señale anualmente la Sala.
ARTÍCULO CUARTO. Cuando al momento de decidir, en la Sala del Consejo
Nacional Electoral se presenten empates, o sobre un asunto no se haya
obtenido el número de votos necesarios para adoptar decisión, la Corporación
sorteará tres (3) Conjueces a quienes se les asignará el asunto
correspondiente, tomarán posesión de sus cargos en legal forma ante el
Presidente de la Corporación y procederán a tomar la correspondiente
decisión que se pondrá en vigencia con sus firmas.
ARTÍCULO QUINTO. La presente resolución rige a partir de su publicación en el
Diario Oficial y deroga las disposiciones que le sean contrarias, en especial, el
artículo 6º de la Resolución No. 65 del 11 de junio de 1996, proferida por esta
Corporación.
3.3.2.5. La decisión de los conjueces del CNE respecto a las presuntas
irregularidades acaecidas durante el trámite de la iniciativa ciudadana que
dio origen a la Ley 1354 de 2009
Pasa la Corte a describir los aspectos esenciales del texto de la Resolución
núm. 001 del 12 de noviembre de 2009, mediante la cual la Sala de
Conjueces decidió anular las firmas recolectadas a favor de la iniciativa de
reforma constitucional e igualmente formuló unos cargos.
En el cuerpo de la Resolución núm. 001 del 12 de noviembre de 2009, los
conjueces realizan un resumen de los hechos probados y de las actuaciones
administrativas adelantas por el CNE, en especial, (i) el oficio radicado en la
Presidencia del CNE el 3 de septiembre de 2008 por el Registrador Nacional
del Estado Civil, mediante el cual se remitió el informe contable presentado
por los Promotores del Referendo Constitucional; (ii) el reparto inicial al
Magistrado Héctor Osorio Isaza; (iii) el rechazo de la ponencia elaborada por
éste y la designación del Magistrado Joaquín José Vives Pérez; (iv) la apertura
de indagación preliminar, mediante auto del 20 de noviembre de 2008, por la
presunta vulneración de los artículos 97 y 98 de la Ley 134 de 1994, el
artículo 18 de la Ley 130 de 1994 y los artículos 1º , 2º y 3º de la Resolución
núm. 0067 de 2008, con ocasión de la presentación del balance de ingresos y
gastos del proceso de recolección de firmas; (v) una descripción de las
pruebas decretadas en el curso de la investigación administrativa, en
especial, diligencias de exhibición de libros contables del Comité Promotor y
de la Asociación Colombia Primero, así como declaraciones de los integrantes
de tales organizaciones; (vi) la decisión adoptada por la Sala Plena del CNE
mediante Resolución núm. 0206 del 25 de marzo de 2009, por medio de la
cual se ordenó abrir investigación administrativa por la presunta vulneración
de los artículos 97 de la Ley 134 de 1994 y 3º de la Resolución núm. 0067 de
2008 del CNE, con ocasión del proceso de recolección de firmas; (vii) el Auto
del Consejero Ponente del 25 de marzo de 2009, mediante el cual se dispuso
citar a rendir declaración a los miembros del Comité Promotor del
Referendo, e igualmente, se requirió a su vocero, a efectos de que remitiera
las actas de la reuniones del Comité; (viii) la decisión del 30 de marzo de 2009
de la Fiscalía Delegada ante la Corte Suprema de Justicia de continuar con la
inspección sobre el expediente contentivo de la investigación administrativa;
(ix) el Auto del 31 de marzo de 2009, mediante el cual el Consejero Ponente
dispuso oficiar al Registrador Nacional del Estado Civil, a efectos de que
remitiera los documentos relacionados con la inscripción en el año de 2004
de un Comité Promotor de una iniciativa legislativa para convocar a un
referendo que permitiera, en aquel entonces, la reelección presidencial; (x) el
Auto del 31 de marzo de 2009 del Consejero Ponente, mediante el cual se
ordenó la práctica de otras pruebas; y (xi) el Auto del 14 de abril de 2009,
proferido por el Consejero Ponente, ordenando citar a rendir declaración a
los señores Luis Guillermo Giraldo Hurtado, Javier Abello Strauss y Jorge
Berrío Villareal.
A. Análisis de las violaciones atribuidas al Comité de Promotores del
Referendo Reeleccionista y la Asociación Colombia Primero
Los Conjueces señalan que tres son las faltas básicas que hallaron de cara al
artículo 97 de la ley 134 de 1994 y a la Resolución 067 de 2008 del CNE, a
saber (i) violación a los topes individuales de las contribuciones; (ii) omisión
de gastos en el balance; y (iii) omisión de contribuciones que fueron
registradas como un crédito inexistente en el mismo.
La violación de los topes individuales de las contribuciones
La Sala de Conjueces sostiene que, en el expediente contentivo de la
investigación administrativa figuran múltiples aportes, cuya finalidad
claramente fue financiar el proceso de recolección de firmas para el
referendo constitucional, “por valores superiores a los $ 3’349.743.88
señalados en la Resolución 0067 de 2008 del Consejo Nacional Electoral. En
su totalidad, fueron recibidos por la Asociación Colombia Primero”.
Con el propósito de constatar la existencia de la falta administrativa, la Sala
de Conjueces pasa a identificar cada una de las contribuciones realizadas, las
pruebas que muestran su finalidad, así como las condiciones en que fueron
recibidos tales aportes por la Asociación Colombia Primero.
A tales efectos, los Conjueces procedieron a examinar (i) la manera como se
recibieron las contribuciones; (ii) los aportes que constan en el Acta núm. 008
de la reunión del Consejo Central de la Asociación Colombia Primero, los
cuales “superan los topes máximos”; (iii) las otras contribuciones que superan
el tope legal; (iv) los servicios prestados por la empresa Transval, en tanto
que aporte en especie que supera los topes legales; (v) los gastos no
registrados en el balance presentado ante la Registraduría Nacional del
Estado Civil; (vi) la omisión de contribuciones que fueron registradas como un
crédito inexistente en el balance; (vii) el mandato entre el Comité de
Promotores del Referendo y la Asociación Colombia Primero; (viii) la toma de
la Asociación Colombia Primero; (ix) las cartas de agradecimiento; y (x) las
fechas de los documentos del crédito y su registro contable.
El procedimiento de los recaudos
La Sala de Conjueces, con base en abundante material probatorio, constató
que el recaudo de los aportes se realizó mediante la organización de
reuniones donde se explicaban las bondades de una nueva reelección
presidencial; se distribuían unos formularios en los cuales los aportantes
manifestaban su voluntad de hacer una donación a la Asociación Colombia
Primero; posteriormente, quienes diligenciaban el formulario, que por lo
demás contenía el valor del aporte, recibían luego una carta de
agradecimiento en nombre de la mencionada Asociación y del Comité de
Promotores del Referendo, al igual que la información de dónde debían
consignar el dinero.
Al respecto, citan los Conjueces algunos apartes de la declaración rendida por
Luis Guillermo Giraldo Hurtado, Vocero del Comité de Promotores y
Representante Legal de la Asociación Colombia Primero, quien explica que,
luego de las reuniones informativas, se distribuía un formato de intención
entre los asistentes, contentivo de su intención de aportar dirigido a la
Asociación Colombia Primero, no al Comité Promotor. Señala que “luego los
interesados se comunicaban con la parte administrativa y escogían si el
aporte se consignaba en cuentas del Comité o de la Asociación”.
Ahora bien, luego de transcribir otras declaraciones, la Sala de Conjueces
concluye lo siguiente:
“1.- Que el procedimiento para el recaudo de aportes era uno sólo, bien se
recibiera por el Comité de Promotores, bien por la Asociación Colombia
Primero, y que estaba ligado a la promoción de la Iniciativa Popular Legislativa
que busca la convocatoria de un Referendo Constitucional para la Reelección
Presidencial.
2.- Que los acompañantes del señor Giraldo distribuían un formulario de
intención de aportes dirigido a la Asociación Colombia Primero, que en
algunos casos señalaba expresamente que la finalidad de los mismos sería
contribuir con la Iniciativa Popular Legislativa que busca la convocatoria del
Referendo para la Reelección Presidencial.
3.- Que los aportantes escogían dónde realizar su aporte: en cuentas del
Comité de Promotores o de la citada Asociación Colombia Primero.
Sin embargo, esta última conclusión aparece desvirtuada en los siguientes
documentos que obran como prueba en este expediente…”
En efecto, según los Conjueces, el material probatorio recaudado demuestra
que, si los ciudadanos expresaban su intención de aportar más de $
3’349.743.88 pesos, no se admitía su aporte para el Comité y serían
orientados, por personas del mismo Comité Promotor, para consignar en la
cuenta de la Asociación Colombia Primero. De hecho, en el caso de los
aportes efectuados antes del 10 de julio de 2008, éstos se realizaron en las
cuentas de la Asociación Colombia Primero, por cuanto, en aquel entonces, el
Comité Promotor carecía de una cuenta bancaria. De allí que “tal maniobra
no podía tener un propósito distinto que ocultar una violación a la ley, de la
cual eran conscientes quienes estaban al frente del proceso”.
En este orden de ideas, la Sala de Conjueces concluye afirmando que el Señor
Giraldo Hurtado, quien fungía como Vocero del Comité y Representante
Legal de la Asociación Colombia Primero, al igual que los aportantes,
conocían plenamente el destino real de los aportes, voluntad que se ve
reflejada en las Actas de la Asociación, los comprobantes de egreso de los
aportantes, las cartas de intención de aportes al igual que aquellas de
agradecimiento, quedando por tanto demostrada la violación de topes, en
los términos del artículo 97 de la LEMP, concretamente para el caso de todos
aquellos superiores a $ 3’349.743.88 pesos, consignados a favor de la
Asociación Colombia Primero.
Los aportes que constan en el Acta núm. 008 de la Reunión del Consejo
Central de la Asociación Colombia Primero son claramente
contribuciones que superan los topes máximos
Luego de analizar el contenido del Acta núm. 008, del 28 de abril de 2008,
contentiva de la sesión realizada por el Consejo Central de la Asociación
Colombia Primero, en la cual se da cuenta de la autorización para recibir
determinados aportes, la Sala de Conjueces concluye que (i) las “donaciones”
recibidas por la Asociación tenían como finalidad apoyar el referendo
reeleccionista, configurando verdaderas contribuciones electorales; (ii) la
mencionada Asociación no estaba facultada para recaudar contribuciones,
facultad que el artículo 97 de la LEMP reserva a los promotores, “calidad que
no ha tenido en ningún momento esa entidad”; y (iii) tales contribuciones
violan los topes máximos permitidos legalmente.
Otras contribuciones superiores al tope legal
La Sala de Conjueces sostiene que determinados aportes, reseñados en el
texto de la resolución, no sólo superaron el tope máximo establecido en la
Resolución núm. 067 de 2008 del CNE, sino que, de conformidad con las
pruebas obrantes en el expediente administrativo, se conocía que su destino
era financiar la iniciativa de reforma constitucional, por lo que se tiene claro
su carácter de contribución electoral.
Los servicios de Transval constituyen un aporte en especie superior al
tope establecido
Según los Conjueces se encuentra acreditado en el expediente, que la
empresa Transval prestó, de manera gratuita, servicios de recolección,
transporte y custodia de los formularios con las firmas que apoyaban la
iniciativa de reforma constitucional. Así mismo, los Conjueces consideraron
probado que el mencionado servicio fue aceptado por la Asociación
Colombia Primero, entidad que los cuantificó en $ 4’700.000 pesos, “que
cargó como crédito al Comité de Promotores”.
Luego de transcribir algunos apartes de la declaración rendida por el Señor
Luis Guillermo Giraldo Hurtado, la Sala de Conjueces concluyó lo siguiente:
“De manera expresa la Asociación había asumido la custodia de las firmas,
encargo dentro del cual decidió solicitar el servicio que claramente tenía un
solo destinatario y un solo beneficiario: el Comité de Promotores. Habiendo
sido este servicio gratuito y valorado en $ 4.700.000, cifra superior al tope
permitido, se trató de una contribución en especie al proceso de recolección
de firmas, así haya sido solicitado por la Asociación en virtud de
responsabilidad expresa que había recibido del Comité. Mal hizo la Asociación
en tasar un valor y cargarlo como crédito por cuanto no pagó nada por él;
tampoco lo valoró como un servicio que hubiese prestado puesto que en ese
caso hubiese tenido que facturar Impuesto de Valor Agregado, cosa que no
hizo.”
Los gastos no registrados en el balance presentado ante la Registraduría
Nacional del Estado Civil
El Comité de Promotores presentó el 2 de septiembre de 2008, ante la
Registraduría Nacional del Estado Civil, el balance de que trata el artículo 97
de la LEMP. Bajo el concepto “otros créditos”, aparece la cifra de $
1.903’458.135.81 pesos. Sostienen los Conjueces que “de conformidad con
las declaraciones y documentos recaudados, este valor corresponde en su
integridad a un solo crédito otorgado por la Asociación Colombia Primero”.
A renglón seguido, se afirma lo siguiente:
“Sin embargo, el 3 de Septiembre, mediante comprobante de egreso 0021 ( fl.
220 Anexo 1), el Comité de Promotores giró o pagó 60 millones de pesos como
abono a la factura 010306 a la entidad Redes Humanas. Esta factura tiene un
valor de más de 193 millones, está fechada en el mes de agosto de 2008 y fue
recibida por el comité el 19 de agosto de ese año. Esto significa que el Comité
tenía obligaciones o cuentas por pagar que no se registraron en el balance
presentado ante el Registrador Nacional. Con ello se ha ocultado el costo real
del proceso de recolección de firmas”.
Luego de transcribir extractos de las declaraciones rendidas por los Señores
Luis Guillermo Giraldo Hurtado y Luis Fernando Useche, este último quien se
desempeñaba como contador del Comité de Promotores y de la Asociación
Colombia Primero, y confrontarlas con lo estipulado en el artículo 97 de la
LEMP, la Sala de Conjueces dedujo:
“De manera que, el “balance correspondiente” no es de ingresos y egresos,
sino de ingresos (contribuciones) y gastos, que como en el caso concreto debe
incluir los que han sido causados y no pagados. En consecuencia, el informe
presentado incumple las exigencias del artículo 97 transcrito al omitir gastos
del Comité, lo que hace que las cifras en él consignadas no sean reales y
generen una falsa visión del estado contable del proceso de recolección de
firmas, motivo por el cual esta Corporación formulará los cargos
correspondientes.”
De la omisión de contribuciones que fueron registradas como un crédito
inexistente en el balance
La Sala de Conjueces afirma que en el balance presentado el día 2 de
Septiembre de 2008 por los integrantes del Comité de Promotores del
referendo, ante la Registraduría Nacional del Estado Civil, se señala la
existencia de un crédito por $ 1.903’458.135.81 pesos, señalando que “se ha
establecido en esta investigación que la totalidad de esta cifra proviene de un
solo prestamista: la Asociación Colombia Primero”.
En segundo lugar, se considera probada la existencia de una estrecha
relación entre la Asociación Colombia Primero y el Comité de Promotores del
Referendo, como quiera que compartieron buena parte su integrantes
(directivos y funcionarios), representante legal y vocero respectivamente,
sede y actividades a lo largo del año 2008. Además, la Asociación recibió
encargos del Comité para realizar funciones de este último.
Con base en la existencia de ese entramado de relaciones, los Conjueces
analizaron si realmente se estaba ante un crédito real, o si, por el contrario,
se trataba de verdaderas contribuciones realizadas al Comité para sus
actividades; todo ello con la intención de ocultar la violación de topes
electorales. Sobre este tópico encuentran que:
“Es de advertir que la Asociación Colombia Primero nunca ha estado facultada
por ley para recibir contribuciones dirigidas a financiar una Iniciativa
Legislativa Popular. Esta facultad está exclusivamente autorizada por el
artículo 97 de la ley 134 de 1994 a quienes tengan la calidad de “promotores”
de la misma, condición que no tiene y que nunca ha tenido la Asociación
Colombia Primero.”
Así las cosas, para la Sala de Conjueces fue claro que la Asociación Colombia
Primero no participó en el proceso de formación del Comité de Promotores, y
que el hecho de contemplar en sus estatutos como objeto social la
promoción de iniciativas populares no significa que adquiera la condición de
promotor.
En consecuencia, se concluye afirmando que, cuando la mencionada
Asociación recibió contribuciones, violó el artículo 97 de la LEMP, “a menos
que tal recepción se haga, como sugiere este caso, en nombre de un tercero,
que sí tiene la calidad de Promotor, hecho que mostraría el crédito como
inexistente en tanto los recursos del mismo siempre pertenecieron al Comité
y tenían como fin la financiación de la Iniciativa Legislativa Popular, que la ley
solo asigna a los promotores”.
El mandato celebrado entre el Comité de promotores y la asociación
Colombia Primero
Consideran los Conjueces que, de las pruebas arrimadas a proceso, en
especial, el Acta de Integración e Instalación del Comité de Promotores, se
configuró un mandato, así fuera tácitamente, entre este último y la
Asociación Colombia Primero.
En apoyo de tales afirmaciones, resaltan que seis (6) de los miembros del
Comité de Promotores eran parte, a su vez, del Consejo Central de la
Asociación; organizaciones que, por lo demás, comienzan a contar como un
mismo representante legal y estructura administrativa. De tal suerte que, en
desarrollo de sus actividades, la Asociación actuaba realmente en
representación del Comité de Promotores.
Otro indicio apreciado por la Sala de Conjueces, tuvo que ver con el hecho de
que sólo hasta el 10 de julio de 2008 el Comité de Promotores abrió una
cuenta bancaria, en tanto que la Asociación ya venía recibiendo importantes
aportes, por un valor de $ 1.303.407.960 pesos. A ello se suman las cartas de
agradecimiento y los documentos suscritos por los aportantes.
Terminan aseverando que, antes que un mandato verbal, el encargo se
materializó por la aquiescencia tácita de las partes, en los términos del
artículo 2149 del Código Civil.
La toma de la Asociación Colombia Primero de la campaña de la
iniciativa legislativa popular
Según la Sala de Conjueces, otro indicador de la inexistencia del crédito
registrado en el balance, está dado por el hecho de que el Comité de
Promotores tomó el control de la Asociación Colombia Primero, “invocando
para ello una supuesta experiencia y capacidad técnica en materia de
Iniciativa Legislativa Popular que en realidad no existía”.
Al respecto, se recuerda que la mencionada Asociación fue creada el 28 de
mayo de 2004. Igualmente, debe tenerse en cuenta que, revisada la
Resolución núm. 2349 del 28 de junio de 2004 de la Registraduría Nacional
del Estado Civil, “Por medio de la cual se inscribe el comité de promotores y el
vocero de una iniciativa popular y legislativa”, no aparece en ningún
momento la Asociación Colombia Primero. Sin embargo, debido el fracaso de
la iniciativa, por cuanto se decidió modificar la Constitución por vía del
Congreso de la República, la citada organización no alcanzó a desarrollar
actividades notorias ni a generar experiencia, ni siquiera en el manejo de
fondos por cuanto los mismos no superaron los $ 67.000.000 millones de
pesos.
Destacan igualmente que para el 8 de abril de 2008, fecha de inscripción del
Comité de Promotores, fungía como Representante Legal de la Asociación
Primero Colombia, el señor Luis Guillermo Giraldo Hurtado. Para la misma
época, cuatro (4) de los integrantes del Comité de Promotores eran
miembros principales del Consejo Central de la Asociación, conformada en
ese momento por siete (7) personas; dos (2) miembros más del Comité eran
suplentes del mismo Consejo; adicionalmente dos (2) miembros principales
del Consejo Central de la Asociación “han sido designados Tesorero y Gerente
del Comité de Promotores”.
Ahora bien, aunque los integrantes del Comité ya lograban la mayoría en el
Consejo Central de la Asociación, la toma del control siguió su curso cuando
en reunión del 17 de julio de 2008, el Consejo incrementó en dos (2) el
número de sus integrantes. Con este cambio “ya serían 7 de los 9 miembros
del Comité que hicieron parte del Consejo Central de la Asociación (4
principales y 3 suplentes).”
Finalmente, los Conjueces arriban a tres conclusiones principales:
“Pero no sólo se logró identificar que el Consejo Central del Asociación llegó a
estar compuesto por 7 de los 9 integrantes del Comité Promotor, y que tenían
el mismo Representante Legal, sino que también, compartían el mismo
Gerente, el mismo Tesorero, el mismo Contador, la misma Secretaria, la misma
papelería, la misma sede y el mismo propósito”
(…)
“La Asociación siempre supo para qué buscaría el dinero, y sólo el
conocimiento de esa finalidad por parte de los donantes o aportantes explica
el enorme recaudo sin antecedentes en la vida de la Asociación”.
(…)
“La reactivación de las actividades de la Asociación tiene lugar con la
constitución del Comité de Promotores de un Referendo Constitucional para la
Reelección Presidencial, el 11 de noviembre de 2007”
Las cartas de agradecimiento
Durante la investigación administrativa se lograron incorporar al expediente
múltiples cartas firmadas bien por el señor Luis Guillermo Giraldo Hurtado y
la señora Doris Ángel Villegas, bien por el primero solamente o por Carlos
Alberto Jaramillo, al igual que correos electrónicos, en donde los aportes
recibidos por la Asociación son agradecidos, no sólo a su nombre sino
también del Comité Promotor, lo que confirma, según los Conjueces, que la
Asociación actuaba a nombre del Comité y que los aportes tenían la finalidad
de financiar la iniciativa de reforma constitucional.
Las fechas de los documentos del crédito y su registro contable
Luego de analizar la declaración rendida por el Representante Legal de la
Asociación Colombia Primero y el contenido de la reunión del Consejo
Central de la misma, celebrada el 17 de julio de 2008, para los conjueces se
constata la inexistencia de evidencia alguna en el sentido de que el “Comité
haya solicitado de manera expresa a la Asociación el pago de obligaciones
que haya adquirido. Por el contrario, el acervo muestra que la Asociación
adquirió directamente las obligaciones con terceros, sin siquiera mencionar
su condición de mandatario, y procedió al pago de ellas cargándolas
posteriormente al Comité”.
A renglón seguido afirman los conjueces que, lo que más duda genera en
relación con el crédito suscrito entre el Comité de Promotores y la
Asociación, es el hecho de que cuando el contrato se suscribió, ya la segunda
había pagado dentro del proceso de recolección de firmas, sin garantía ni
autorización alguna, la suma de $ 1.081’143.332 pesos, es decir, el crédito en
realidad era anterior al contrato.
A manera de conclusión aseveran lo siguiente:
“También contribuye a restarle credibilidad a la realidad del crédito, el hecho
que los pagos realizados por la Asociación en desarrollo del proceso de
recolección de firmas fueron cargados contablemente como gastos
operacionales de la misma, y que sólo el 2 de septiembre de 2008, fecha en
que el Comité presentó su balance ante la Registraduría Nacional del Estado
Civil, tales anotaciones fueron reversadas para cargarlas como un crédito. Es
decir, contablemente el crédito no existió, ni siquiera en los balances
mensuales de la Asociación posteriores a la firma del respectivo contrato (julio
y agosto de 2008). Sugieren estos hechos, que la Asociación decidió convertir
en crédito los gastos relativos al proceso de recolección de firmas después de
realizarlos, o que siempre actuó en nombre del Comité como lo infiere esta
Sala del acervo probatorio, razón por la cual nunca existió un crédito”.
De igual manera, llamó la atención de los Conjueces que el contrato se
hubiera celebrado sin exigir garantía alguna, ni se hubiesen pactado intereses
de ninguna especie. Sin embargo, cuando se desembolsó el primer crédito de
tesorería, por valor de $ 90’000.000 millones de pesos, se firmó por parte del
Vocero del Comité de Promotores un pagaré a favor de la Asociación. “que
curiosamente tiene fecha del 4 de agosto de 2008, es decir, 10 días antes del
registro en el Comité”.
Así mismo, los Conjueces destacan el hecho de que la Asociación hubiese
prestado al Comité de Promotores la suma de $ 1.900’000.000 de pesos,
“cuando de conformidad con el citado certificado de existencia y
representación legal de la misma, tenía un patrimonio de sólo cinco millones
de pesos ( $ 5.000.000)”.
Revisadas igualmente las declaraciones de renta de la Asociación Primero
Colombia, se constató que, una entidad que en el año 2007 no tuvo ningún
ingreso y registraba un patrimonio líquido de $ 2’032.000 pesos, hubiese
otorgado un crédito al Comité de Promotores durante los primeros ocho (8)
meses del año siguiente por más de $ 1.900’000.000 millones de pesos.
Los responsables
En el acápite sobre “responsables”, la Sala de Conjueces desarrolla los
siguientes ítems (i) la violación de los topes individuales máximos de las
contribuciones; (ii) la omisión de gastos y de la inclusión de un crédito
inexistente; y (iii) la responsabilidad del Comité de Promotores.
La violación de los topes individuales máximos de las contribuciones
Los Conjueces constataron que fueron recibidas contribuciones individuales
para financiar la iniciativa a favor del referendo, sumas que superaron los $
3’339.743.88 pesos, violándose de esta manera el artículo 3º de la Resolución
núm. 067 de 2008 del CNE y el artículo 97 de la LEMP.
Los anteriores aportes fueron consignados en las cuentas de la Asociación
Colombia Primero, quien actuando en calidad de mandatario del Comité de
Promotores, las recibió. Dado que coincidían para la época las figuras de
mandante y mandatario, en cabeza del señor Luis Guillermo Giraldo Hurtado,
se entiende que se actuó con conocimiento de causa.
De igual manera, entendieron que, dentro del mandato se encontraba la
función de recibir aportes y consignar en las cuentas de la Asociación
contribuciones superiores a las autorizadas por la ley, y que en la medida que
dicho mandato se concretó, “el mandato desarrollado tuvo objeto ilícito, que
desde luego era conocido tanto por el mandante como por el mandatario, lo
que hace que éste último también se erija como responsable de la falta
cometida, a título de coautoría”.
En conclusión, se decidió formular cargos contra el Comité de Promotores y
la Asociación Colombia Primero.
La omisión de gastos y de la inclusión de un crédito inexistente
La Sala de Conjueces encontró elementos que indican que el balance
presentado ante la Registraduría Nacional del Estado Civil, no refleja la
realidad de la financiación del proceso de recolección de firmas, en la medida
en que no incluye todos los gastos generados y no pagados al momento de la
presentación de aquél, al igual que por registrar como créditos valores que en
realidad correspondían a contribuciones de particulares recibidas en nombre
del Comité por la Asociación Colombia Primero.
Por las mismas razones, se elevaron cargos contra el Comité de Promotores
como responsable del balance.
La responsabilidad del Comité de Promotores
Sostienen los Conjueces que, para efectos de tramitar un referendo, de
conformidad con el artículo 10 de la LEMP, se exige la constitución de un
Comité Promotor, al cual no se le reconoce personería jurídica para actuar, lo
cual no obsta para que sea titular de derechos y obligaciones que
expresamente la ley le reconoce “al igual que aquellos que naturalmente
surgen de la necesidad de adelantar sus gestiones”.
Así las cosas, entienden que la responsabilidad recae en común y proindiviso
en las personas naturales que conforman el Comité de Promotores, sin
perjuicio de las respectivas responsabilidades individuales. Consideran,
además, que el Vocero del Comité actúa en todo momento en nombre y
representación de todos y cada uno de quienes integran el Comité Promotor,
y las faltas en que incurra, amén de la responsabilidad personal que le
pudiese acarrear, compromete a sus representados, en cuyo nombre actúa.
En conclusión, los Conjueces decidieron formular cargos contra todos y cada
uno de los integrantes del Comité Promotor, por las faltas que a éste se le
imputan.
B. De la posible sanción
En cuanto a las posibles sanciones a imponer, la Sala de Conjueces consideró
que, de conformidad con el literal a) del artículo 39 de la Ley 130 de 1994, el
valor de la multa a imponer no sería menor a $ 2’000.000 de pesos, ni superior
a $ 20’000.000 millones de pesos, valores que deben ser reajustados por el
CNE, según el IPC.
En cumplimiento de tal deber el CNE, para el año 2009, profirió la Resolución
núm. 005, por medio de la cual se fijó el valor de la multa en un mínimo de $
9’374.297 pesos y un máximo de $ 93’742.966 pesos.
C. Contenido de la parte resolutiva de la Resolución núm. 001 del 12
de noviembre de 2009
La parte resolutiva de la Resolución núm. 001 del 12 de Noviembre de 2009,
proferida por la Sala de Conjueces, reza:
“ARTÍCULO PRIMERO. - Declarar la etapa de inscripción de la iniciativa
legislativa y normativa y de la solicitud de referendo que busca la convocatoria
de un referendo constitucional para la reforma del inciso primero del artículo
197 de la Constitución Política, surtida ante la Organización Electoral, de que
trata este proceso; no ajustada a las condiciones de plenas garantías a que se
refiere el numeral 6 , del artículo 265 de la Constitución Política, por la
violación de los topes de financiación del proceso de recolección de firmas,
según se establece en la resolución 067 de 2008, de conformidad con lo
expuesto en la parte motiva de esta providencia y como consecuencia de ello,
dejarla sin validez alguna.
Contra esta decisión procede el recurso de reposición.
ARTÍCULO SEGUNDO. Formular cargos por infringir los artículos tercero
de la Resolución 067 de 2008 del Consejo Nacional Electoral y 97 de la Ley
134 de 1994, al recibir contribuciones individuales superiores a los topes
establecidos dentro del proceso de recolección de firmas de apoyo para la
Iniciativa Legislativa Popular, que busca la convocatoria de un Referendo
Constitucional para la Reelección Presidencial, a la entidad sin ánimo de lucro
COLOMBIA PRIMERO, con número de identificación tributaria 830142415-3.
ARTÍCULO TERCERO. - Formular cargos por infringir los artículos tercero
de la Resolución 067 de 2008 del Consejo Nacional Electoral y 97 de la Ley
134 de 1994, al recibir contribuciones individuales superiores a los topes
establecidos dentro del proceso de recolección de firmas de apoyo para la
Iniciativa Legislativa Popular que busca la convocatoria de un Referendo
Constitucional para la Reelección Presidencial, a las siguiente personas, en su
condición de integrantes del Comité de Promotores inscritos en la Registraduría
Nacional del Estado Civil mediante Resolución 1685 del 8 de abril de 2008:
NOMBRE CÉDULA DE CIUDADANÍA
LUIS GUILLERMO GIRALDO HURTADO 2.911.993
DORIS ANGEL DE ECHEVERRI 41.369.921
JUAN DAVID ANGEL BOTERO 70.548.602
MIRYAM DONATO DE MONTOYA 24.310.168
CECILIA PAZ DE MOSQUERA 25.251.387
GUSTAVO DAJER CHADID 17.088.818
HEDIEL SAAVEDRA SALCEDO 2.883.367
DAVID SALAZAR OCHOA 1.020.736.761
ÁLVARO DE JESÚS VELÁSQUEZ COCK 3.337.554
ARTÍCULO CUARTO - Formular cargos por infringir el artículo 97 de la Ley
134 de 1994, por omitir gastos en el balance presentado por el Comité de
Promotores de la Iniciativa Legislativa Popular que busca la convocatoria de un
Referendo Constitucional para la Reelección Presidencial, inscrito mediante
Resolución 1685 del 8 de abril de 2008 de la Registraduría Nacional del Estado
Civil, a las siguientes personas, en su condición de integrantes del mencionado
Comité.
NOMBRE CÉDULA DE
CIUDADANÍA
LUIS GUILLERMO GIRALDO HURTADO 2.911.993
DORIS ANGEL DE ECHEVERRI 41.369.921
JUAN DAVID ANGEL BOTERO 70.548.602
MIRYAM DONATO DE MONTOYA 24.310.168
CECILIA PAZ DE MOSQUERA 25.251.387
GUSTAVO DAJER CHADID 17.088.818
HEDIEL SAAVEDRA SALCEDO 2.883.367
DAVID SALAZAR OCHOA 1.020.736.761
ÁLVARO DE JESÚS VELÁSQUEZ COCK 3.337.554
ARTÍCULO QUINTO. - Formular cargos por infringir el artículo 97 de la Ley
134 de 1994, por omitir gastos en el balance presentado por el Comité de
Promotores de la Iniciativa Legislativa Popular que busca la convocatoria de un
Referendo Constitucional para la Reelección Presidencial, inscrito mediante
Resolución 1685 del 8 de abril de 2008 de la Registraduría Nacional del Estado
Civil, al señor LUÍS FERNANDO USECHE JIMENEZ identificado con la
cédula de ciudadanía # 17169.818.
ARTÍCULO SEXTO. - Formular cargos por infringir el artículo 97 de la Ley
134 de 1994, por omitir contribuciones que fueron registradas como un
crédito inexistente en el balance presentado por el Comité de Promotores de la
Iniciativa Legislativa Popular, que busca la convocatoria de un Referendo
Constitucional para la Reelección Presidencial, inscrito mediante Resolución
1685 del 8 de abril de 2008 de la Registraduría Nacional del Estado Civil, a las
siguientes personas, en su condición de integrantes del mencionado Comité:
NOMBRE CÉDULA DE CIUDADANÍA
LUIS GUILLERMO GIRALDO HURTADO 2.911.993
DORIS ANGEL DE ECHEVERRI 41.369.921
JUAN DAVID ANGEL BOTERO 70.548.602
MIRYAM DONATO DE MONTOYA 24.310.168
CECILIA PAZ DE MOSQUERA 25.251.387
GUSTAVO DAJER CHADID 17.088.818
HEDIEL SAAVEDRA SALCEDO 2.883.367
DAVID SALAZAR OCHOA 1.020.736.761
ÁLVARO DE JESÚS VELÁSQUEZ COCK 3.337.554
ARTÍCULO SÉPTIMO. - Formular cargos por infringir el artículo 97 de la
Ley 134 de 1994, por omitir contribuciones que fueron registradas como un
crédito inexistente en el balance presentado por el Comité de Promotores de la
Iniciativa Legislativa Popular que busca la convocatoria de un Referendo
Constitucional para la Reelección Presidencial, inscrito mediante Resolución
1685 del 8 de abril de 2008 de la Registraduría Nacional del Estado Civil, al
señor LUIS FERNANDO USECHE JIMENEZ identificado con la cédula de
ciudadanía # 17169818.
ARTÍCULO OCTAVO. - Notifíquese el contenido de la presente decisión, en
los términos indicados en los artículos 44 y 45 del CCA., al Dr. René Moreno
Alfonso en su condición de apoderado de la entidad sin ánimo de lucro
Colombia Primero; y, al Dr. Antonio José Lizarazo Ocampo en su calidad de
apoderado del Comité de Promotores.
ARTÍCULO NOVENO. - Los investigados, o sus apoderados, dispondrán de
quince (15) días hábiles a partir de la notificación de la presente resolución,
para pronunciarse frente a los cargos formulados, y solicitar la práctica de
pruebas o aportarlas.
ARTÍCULO DÉCIMO. - Infórmese a los investigados que en la Subsecretaría
de la Corporación, estará a disposición el expediente para su consulta.
ARTÍCULO DÉCIMO-PRIMERO. - Comuníquese la presente decisión al
Delegado del Procurador general de la Nación ante el Consejo Nacional
Electoral, Dr. Wilson Ruíz Orejuela; al Representante Legal de la entidad sin
ánimo de lucro Colombia Primero, Dr. Carlos Alberto Jaramillo Uribe o quien
haga sus veces; al igual que a cada uno de los miembros del Comité de
Promotores de la Iniciativa Legislativa Popular que busca la convocatoria de un
Referendo Constitucional para la Reelección Presidencial, inscrito mediante
Resolución 1685 de 2008 de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
ARTÍCULO DÉCIMO-SEGUNDO. - Solicitar a la Subsecretaría de la
Corporación, que informe si los investigados han sido sancionados
administrativamente por el Consejo Nacional Electoral en anteriores ocasiones.
ARTÍCULO DÉCIMO- TERCERO. - Contra las decisiones de acusación no
procede recurso alguno.
COMUNÍQUESE, NOTIFIQUESE Y CÚMPLASE,
Una vez descrito con detalle el trámite de la iniciativa popular ciudadana que
dio origen a la Ley 1354 de 2009, incluyendo las actuaciones adelantadas por
la Registraduría Nacional del Estado Civil y por el Consejo Nacional
Electoral, pasará esta Corporación a examinar si durante esta etapa se
configuraron vulneraciones al marco normativo que rige este mecanismo de
participación ciudadana.
Cabe recordar que los elementos probatorios recaudados tanto por la
Registraduría Nacional del Estado Civil, durante el trámite de la iniciativa
legislativa ciudadana, como por el Consejo Nacional Electoral durante la
investigación adelantada por este organismo, fueron allegadas al presente
proceso en virtud del auto proferido por el Magistrados sustanciador, fechado
el primero (01) de octubre de dos mil nueve (2009).
Estos elementos probatorios, a los cuales se ha hecho referencia en los
acápites anteriores de la presente decisión, al igual que las distintas
valoraciones y decisiones adoptadas por el Registrador Nacional del Estado
Civil, el Consejo Nacional Electoral y la Sala de Conjueces sorteada para
decidir sobre la investigación adelantada contra el Comité de Promotores de la
iniciativa ciudadana que dio origen a la Ley 1354 de 2009, consignadas en los
actos administrativos que fueron previamente referenciados de manera
minuciosa, constituyen elementos relevantes que serán apreciados en su
conjunto por esta Corporación para formar su convicción sobre la
constitucionalidad del trámite de la iniciativa popular objeto de examen que se
adelantará a continuación.
3.4. Examen constitucional del trámite de la iniciativa legislativa
ciudadana que dio origen a la Ley 1354 de 2009
Como se ha explicado, la competencia del juez constitucional no desplaza
aquélla de los órganos investigadores, sean ellos de naturaleza administrativa
o judicial, de tal suerte que no le corresponde a la Corte asumir las funciones
de instructor paralelo en tales casos. Su competencia se limita a verificar las
actuaciones desplegadas por particulares vinculados directamente con el
trámite de una iniciativa legislativa popular encaminada a convocar un
referendo mediante el cual se modificará la Carta Política a la luz del
parámetro de control constitucional previamente definido, en la medida en que
sus actos ofrezcan relevancia constitucional y puedan comportar vicios que
afecten la validez de la iniciativa legislativa popular.
Para tales efectos, la Corte Constitucional, apoyándose en las pruebas que han
sido recaudadas a lo largo de la investigación administrativa adelantada por el
CNE, concluye que se presentó un conjunto de irregularidades vinculadas con
la financiación de la campaña a favor de la iniciativa de reforma
constitucional, las cuales, vistas en conjunto, configuran una violación grave a
principios cardinales sobre los cuales se estructura un sistema democrático
como son aquellos de la transparencia y el respeto por el pluralismo político
del elector consagrados en los artículos 1, 155, 374 constitucionales y en los
artículos 24, 27, 97 y 98 de la LEMP.
3.4.1. Vicios que se presentaron durante la financiación de la campaña a
favor de la iniciativa legislativa popular
3.4.1.1. La Asociación Primero Colombia no podía asumir labores propias
de un comité de promotores de un referendo
El mandato del legislador estatutario
La LEMP es muy clara en señalar la organización ciudadana legitimada para
promover una iniciativa popular de referendo constitucional: el Comité de
Promotores. De hecho, establece unas condiciones específicas para la
conformación y funcionamiento de aquél:
ARTÍCULO 10. LOS PROMOTORES Y VOCEROS. Para ser promotor de una
iniciativa legislativa y normativa o de una solicitud de referendo, se requiere
ser ciudadano en ejercicio y contar con el respaldo del cinco por mil de los
ciudadanos inscritos en el respectivo censo electoral, cumpliendo con este
requisito, podrán también ser promotores, una organización cívica, sindical,
gremial, indígena o comunal del orden nacional, departamental, municipal o
local, según el caso, o un partido o movimiento político, debiendo cumplir con
el requisito de la personería jurídica en todos los casos.
Además del cumplimiento de los requisitos exigidos en el inciso 1°; en el caso
de las organizaciones, partidos o movimientos políticos, la iniciativa legislativa
y normativa y la solicitud de referendo deberá ser aprobada en asamblea,
congreso o convención, por la mayoría de los asistentes con derecho a voto, y
será la misma asamblea la que los elija.
Deberán constituirse en comité e inscribirse como tales ante la Registraduría
del Estado Civil de la correspondiente circunscripción electoral. Este comité
estará integrado por nueve ciudadanos, y elegirá el vocero, quien lo presidirá y
representará. Si el promotor es la misma organización, partido o movimiento,
el comité podrá estar integrado por sus directivas o por las personas que éstas
designen para tal efecto.
En el caso de que la iniciativa legislativa sea presentada por un grupo de
concejales o de diputados, el comité será integrado por cinco de ellos, en uno
y otro caso, quienes elegirán a su vocero. Por el solo hecho de ser concejal o
diputado se podrá ser promotor.
Como se puede apreciar, el Legislador estatutario contempló la posibilidad
que las organizaciones cívicas, sindicales, gremiales, indígenas o comunales
puedan ser promotores de una iniciativa legislativa o de una solicitud de
referendo, pero para tales efectos se tienen que inscribir como tales en la
Registraduría Nacional del Estado Civil. En otras palabras, mientras no
adelante el trámite de la inscripción una organización privada no puede
realizar las funciones propias de un Comité de Promotores y menos aún
usurpar las competencias, roles y responsabilidades de un Comité de
Promotores ya constituido.
Pues bien, en el caso concreto, como pasa a explicarse, la Asociación Primero
Colombia no se inscribió como promotora de la iniciativa del referendo
constitucional y adelantó gestiones reservadas al Comité de Promotores que se
había conformado e inscrito ante la Registraduría Nacional del Estado Civil,
desconociendo, de manera flagrante, los mandatos del legislador estatutario, y
en últimas, principios constitucionales.
Desde la conformación del Comité de Promotores se asignaron tareas
esenciales a la Asociación Primero Colombia
En el Acta de Constitución del Comité de Promotores del Referendo, fechada
11 de Noviembre de 2007[168], se lee lo siguiente:
“… en el Club de Ejecutivos, se reunieron las siguientes personas:
“Doris Ángel Villegas
Miryam Donato de Montoya
Juan David Ángel Botero
Álvaro Velásquez Cock
Ediel Saavedra Salcedo
David Salazar Ochoa
Luis Montoya Moreno
Hernán Lara Perdomo
Carlos Alberto Jaramillo
Pompilio Casasfranco
Luis Guillermo Giraldo Hurtado”
Luego de realizar las respectivas presentaciones personales y profesionales,
tomó la palabra Luis Guillermo Giraldo Hurtado y leyó la lista de las personas
que conformarían el Comité Promotor del Referendo:
Doris Ángel Villegas cédula 41.369.921
Cecilia Paz de Mosquera cédula 25.251.387
Miryam Donato de Montoya cédula 24.310.168
Gustavo Dajer Chadid cédula 17.088.818
Juan David Ángel Botero cédula 70.548.602
Álvaro Velásquez Cock cédula 3.337.554
Ediel Saavedra Salcedo cédula 2.883.367
David Salazar Ochoa cédula 1.020.736
Luis Guillermo Giraldo Hurtado cédula 2.911.993.
Presentes siete de los postulados, y habiendo manifestado su
consentimiento por vía telefónica los dos restantes, quedó constituido el
Comité Promotor.
Por último, en el Acta se afirma lo siguiente:
“Doris Ángel informó de la oferta de los hoteles Dann Carlton de prestar sus
instalaciones para reuniones. También informó que la corporación Colombia
Primero, tendrá a su cargo la parte contable y de ayuda en materia de
manejo de los fondos”. (negrillas y subrayados agregados).
Como puede apreciarse, desde la conformación misma del Comité de
Promotores se asignaron, a la Asociación Primero Colombia, dos labores
fundamentales en el manejo de la campaña a favor del referendo: (i) la
contabilidad; y (ii) el “manejo de los fondos”.
La Asociación Colombia Primero recibió aportes para la campaña a favor
del referendo constitucional
Una de las labores fundamentales que la LEMP asigna al Comité de
Promotores de un referendo constitucional, consiste en recibir los diversos
aportes económicos que se realicen a favor de la campaña. De hecho, el
artículo 97 de la LEMP obliga al Comité de Promotores a presentar ante la
Registraduría, pasados quince días de finalizado el proceso de recolección de
firmas, el correspondiente balance contentivo de las contribuciones que
recibieron para financiar los gastos del proceso de recolección de firmas.
Pues bien, en el presente asunto, obran pruebas en el expediente que indican
que la Asociación Colombia Primero, es decir, una organización particular no
prevista por el legislador estatutario, recibió aportes para financiar el proceso
de recolección de apoyos ciudadanos. En especial, se destaca el Acta núm.
008 del 2008 del Consejo Central de la mencionada Asociación, fechada 28 de
abril de 2008:
6. Proposiciones y Temas de los señores Consejeros.
En este punto, se propone que el Consejo Central apruebe una serie de
donaciones que se van a recibir con ocasión del proyecto de iniciativa
popular que se plantea apoyar,conforme el informe del señor Presidente,
teniendo en cuenta que los estatutos imponen la necesidad de obtener
aprobación del Consejo para todo acto de cuantía sea o exceda de cincuenta
Salarios mínimos legales mensuales. Se discutió sobre los procedimientos que
se deben implementar a fin de someter al más riguroso examen las donaciones
que se vayan a recibir. Luego de una breve discusión se aprobó la siguiente
Resolución:
EL CONSEJO CENTRAL DE LA ASOCIACION COLOMBIA PRIMERO RESUELVE:
Primero: Se autoriza la recepción de donaciones para financiar el apoyo de la
iniciativa legislativa popular que permita la segunda reelección, sujetas a los
siguientes procedimientos:
Segundo: Se autoriza recibir las siguientes donaciones:
1. Donación por la suma de veinticinco millones de pesos ($25.000.000) de
INTERSEC L TDA.
2. Donación por la suma de cien millones de pesos ($100.000.000) de
INTERACTlVA LTDA. .
3. Donación por la suma de treinta millones de pesos ($30.000.000) de
INVERSIONES ZARATE GUTÍERREZ & CIA.
4. Donación por la suma de cien millones de pesos ($100.000.000) de la
Organización Ardila Lule.
5. Donación por cincuenta millones de pesos ($50.000.000) de Colpatria S.A."
Aunado a lo anterior, como se examinará más adelante, la Asociación
Colombia Primero recibió otras numerosas contribuciones de particulares. Así
pues, una organización no prevista por el legislador estatutario, recaudó y
administró importantes aportes económicos para financiar la campaña de
recolección de apoyos ciudadanos a favor del referendo, recursos que fueron
trasladados al Comité de Promotores mediante un préstamo.
De igual manera, obran en el expediente documentos remitidos por los
aportantes, que evidencian que los dineros entregados a la mencionada
Asociación, finalmente serían empleados por ésta, no para sus fines
estatutarios, sino para financiar la campaña a favor de la iniciativa legislativa
de un referendo constitucional.
De allí que la Corte comparta la siguiente afirmación contenida en la
Resolución núm. 0206 del 25 de marzo de 2009 de la Sala Plena del Consejo
Nacional Electoral, mediante la cual se dispuso la apertura de una
investigación formal por la presunta violación de topes electorales:
“Ahora, los documentos remitidos por los aportantes a esta indagación indican
que tanto ellos como la Asociación conocían que la finalidad de los mismos
estaba dirigida a contribuir al éxito de la iniciativa legislativa popular que busca
la convocatoria de un Referendo Constitucional para una nueva Reelección
Presidencial. En efecto, obran en el expediente los siguientes documentos…”
En suma, para la Corte queda claro que durante la financiación del proceso de
recolección de apoyos ciudadanos a favor de la iniciativa de referendo
constitucional, participó activamente una organización particular no prevista
por el legislador estatutario, la cual actuó sin contar con los apoyos
ciudadanos que LEMP prevé para la conformación del Comité de Promotores,
y que finalmente tampoco está previsto, como es lógico, que deba rendir
cuentas ante el CNE por sus actuaciones. Tales comportamientos vulneran no
sólo la LEMP sino principios constitucionales, en especial, aquellos de
transparencia y el pluralismo político, como se explicará posteriormente.
La actuación de esta “organización espejo” que no estaba sujeta por lo tanto a
las limitaciones señaladas en la LEMP permitió eludir todas las restricciones
legales impuestas para adelantar la campaña de una iniciativa legislativa tal
como se explica a continuación.
La Asociación Colombia Primero fue solo un instrumento empleado para
desconocer los mandatos de la LEMP
Como antes se dijo la Asociación Colombia Primero no se inscribió como
promotora de la iniciativa ciudadana que dio origen a la Ley 1354 de 2009, sin
embargo realizó funciones reservadas al Comité de Promotores. Realmente el
rol que cumplió la mencionada organización durante la campaña de
recolección de apoyos ciudadanos, apuntó a servir de medio para desconocer
los mandatos del legislador estatutario, y de esta manera, vulnerar la
Constitución.
Los integrantes del Comité de Promotores insisten en que la Asociación
Primero Colombia se limitó a prestarles un soporte logístico, esencial para
desempeñar sus funciones. Agregan que, en esa labor, les facilitaron un
crédito por $ 1.903’458.135.81 pesos, suma que, además, según su
planteamiento, no puede ser contabilizada como un aporte para efectos del
examen del balance. Es más, según el balance presentado a la Registaduría,
sólo recibieron contribuciones particulares por $ 142’870.000 millones de
pesos, es decir, cifra muy inferior a los $334’974.388 millones permitidos por
la Resolución núm. 0067 de 2008 del CNE. No obstante las pruebas allegadas
demuestran otra cosa.
El Comité de Promotores y la Asociación compartían la mayoría de sus
integrantes
El Comité de Promotores y la dirigencia de la Asociación Primero Colombia
compartieron la mayoría de sus integrantes, pudiéndose concluir la existencia
de una unidad de gestión que se tradujo en una identidad de propósitos entre
ambas organizaciones particulares.
En efecto, según el Acta núm. 007 del 21 de enero de 2008 del Consejo
Central de la Asociación Colombia Primero, para la fecha de inscripción del
Comité de Promotores del Referendo, formaban parte de aquél las siguientes
personas[169]:
PRINCIPALES SUPLENTES