Wigram - ART AND SCIENCE OF MUSIC THERAPY
Wigram - ART AND SCIENCE OF MUSIC THERAPY
Wigram - ART AND SCIENCE OF MUSIC THERAPY
(Wigram, 1995)
El reporta el uso de éste instrumento en 51 pacientes neuróticos. Los pacientes sintieron una
incrementada y prolongada sensación celestial (heaviness) y de calor, y concluye que la música no
conduce directamente a “la maestría de la vida”, pero tiene al menos una función de alivio, la cual
persigue un diagnóstico deseable, y que el efecto es usualmente más duradero de lo que podría
ser esperado.
(N. del T: el artículo aquí habla acerca del uso de ésta terapia en Noruega especialmente
de sus efectos positivos en la espasticidad. Menciona algunos estudios, y como Skille va
ampliando las poblaciones, como por ejemplo el autismo, y otros campos de uso.
Menciona diferentes hospitales de Noruega en donde se ha dado un uso en parálisis
cerebral. También menciona que muchos usuarios reportan alivio del dolor).
Musicalmente, estos dos valores en Hz son interesantes, porque vemos una conexión
armónica entre los valores. 80 Hz es una octava por encima de 40 Hz, y 60 Hz es una quinta por
encima de 40Hz y una cuarta por debajo de 80 Hz. Pareciera que las fuerzas físicas de la
penetración del sonido del cuerpo humano estuvieran siguiendo las leyes de los armónicos de
acuerdo al la clásica teoría musical y la escala pitagórica. Consecuentemente, la siguiente tabla
puede ser aplicada al elegir la posibilidad de frecuencias (ver tabla 1).
Al establecer un valor básico en HZ para una condición, uno puede utilizar esta tabla para
calcular una serie de valores armónicos, los cuales en teoría pueden ser usados para la misma
condición. Nosotros encontramos pronto que 40 Hz y 60 Hz eran valores básicos para la reducción
de espasmos. Otros valores básicos se encontraron luego de un trabajo empírico, y fueron
fundadas las bases de un método terapéutico.
Al trabajar con tonos sinusoidales solos o con música sola, utilizando únicamente uno de
los estímulos era insatisfactorio. El efecto de la música solaera muy incontrolable, y el uso de las
vibraciones sinusoidales solas era muy inconfortable para el paciente (puede ocurrir vértigo,
náuseas, sudor frío (cold sweat) y ansiedad). LA combinación de la música y loas vibraciones
sinusoidales aparecieron ser más efectivas y los efectos secundarios indeseados de las vibraciones
sinusoidales fueron considerablemente reducidos. El rango de las frecuencias vibroacústicas fue
seteado entre 30 Hz y 120 Hz, si bien pueden haber efectos considerables por debajo de este
rango.
La razón por la cual se eligió este rango fue muy simple: por debajo de lsa vibraciones
sinusoidales de 30 Hz son más sentidas que oídas, y por encima de 120 Hz las vibraciones son más
oídas que sentidas. Investigaciones acerca de la exposición al infrasonido también mostraron
efectos negativos de la exposición del infrasonido en el organismo humano y por lo tanto quise
que quede claro cual es el rango de infrasonido (<20 Hz).
En el hombre, el rango de los receptores auditivos está entre 16Hz y 24000Hz, esto es 10
octavas. Las dos octavas definidas del área vibroacústica solo cubren una fina fracción de las
posibles áreas para las cuales tenemos receptores de la vibración en nuestro cuerpo, pero cubren
la importante área en la que ambos sentidos se superponen entre ellos- los receptores de la
vibración en nuestra piel y los receptores auditivos. La sensibilidad del oído decrece en 20
dB/octava en el rango inferior a los 100 Hz. Es impsible de hacer una división entre sonido y
vibración en ésta área de frecuencia, ya que todo sonido será percibido por la piel como
vibraciones y por los oídos como sonido o música.
En este contexto el trabajo de los Drs. Karel Jindrak y Heda Jindrak nos muestran que es
interesante mirar sobre un cráneo humano y compararlo con un instrumento musical, por
ejemplo, un violín. En la figura 1 vemos la mandíbula y la forma de la lengua al pronunciar la vocal
“i” (N. del T., como en “see” en inglés) y al pronunciar la vocal “a” (N. del T., como en “park” en
inglés). Cuando pronunciamos éstas vocales podemos poner las puntas de nuestros dedos en la
parte superior del cráneo y sentir la diferencia de la vibración del mismo entre la vocal “i” y la
vocal “a”. En la “i” hay mucha más energía utilizada para producir el sonido que es utilizada para la
vibrar el cráneo que pronunciando la vocal “a”.
En la primera vocal, la mandíbula está muy alta, elevada por los músculos que están
atados (attached, ver traducción) a la base del cráneo, y la lengua (T) también está levantada,
rellenando la cavidad oral. Solo deja un estrecho espacio entre el paladar blando y el duro (P). Este
elevamiento de la mandíbula y contracción de los músculos en el piso de la boca tira al hueso
hioideo (hyoid bone) y extiende a la membrana tiroidea. Todo esto facilita la transmisión de las
vibraciones laríngeas sobre la base del cráneo. EN la vocal “a” la mandíbula está más hacia abajo,
principalmente a causa de su propio peso (mainly due to its own weight). Todos los músculos en el
piso de la boca están relajados, al igual que la lengua. Los músculos relajados amortiguan muy
eficientemente a la laringe (L) por lo que sus vibraciones no son transmitidas sobre la base del
cráneo a través de los músculos sino indirectamente. El tracto vocal (VT) se va tornando
progresivamente más ancho desde la laringe a la cavidad oral. Por otro lado, en la “i”, el tracto
vocal se estrecha en su mitad distal, entre la lengua y el paladar duro y entre los dientes y los
labios.
Es la forma del tracto vocal que determina qué vocal será generada. Para producir una
forma, ciertos músculos deben ser estirados y otros relajados. Esto entonces determina en qué
vocal la mandíbula va a vibrar y en cuál no. Las vocales “i” y “a” son los extremos de las posibles
variaciones al respecto.
En un instrumento (figura 2) las vibraciones son utilizadas para hacer que el aire vibre y
produzca un sonido para el ambiente tan efectivo como sea posible.
(N. del T: luego el autor hace una comparación de la vibración entre el violín y el cráneo
humano).
El cráneo vibrante no produce el sonido como lo hace el violín. El efecto de masaje sonoro
en el cerebro es evidente. En el cerebro (figura 3) las vibraciones que sentimos no producen
ningún sonido externo – los contenidos líquidos y el cráneo vibran por algunas otras razones. La
energía sonora necesita materia sólida, líquidos o gases para ser propagada alrededor.
El aire vibrante dentro del tracto vocal bate las paredes de la faringe y la boca,
representada aquí únicamente por los huesos palatales (pb). Las vibraciones de la mandíbula (m)
son transmitidas directamente sobre el hueso temporal e indirectamente a través de los músculos
“pterygold” (p) sobre el hueso esfenoide. Desde allí las vibraciones siguen de una forma
complicada desde los procesos de la silla turca (from the processes of the sella turcica) a través del
tentorium y falx sobre los huesos parietales (only the posterior clinoid processes with the dorsum
sellae are depicted here). Algunas vibraciones son también transmitidas a través de los huesos
temporales.
Esta complicada propagación de las vibraciones vocales a través del cráneo se parece en
algún grado a la propagación de las vibraciones desde las cuerdas del violín, como muestra la
figura 2.