Me Lo Llevare A La Sepultura 02 PDF

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—2—

Leandro Ávalos Blacha, Marcel Bénabou,


Horacio Castellanos Moya, Elena Gorokhova,
Carlos Grassa Toro, Gail Jones, Santiago Nazarian,
Edmundo Paz Soldán, Ernesto Semán,
Daniela Tarazona, Gonçalo M. Tavares.

—1—
ME
LO LLEVARÉ
A LA
SEPULTURA

Desde 2001, a través del departamento de Literatura, el museo


MALBA lleva a cabo actividades orientadas al estudio y la difu-
sión de la literatura contemporánea, así como a la recuperación
de libros y autores del pasado a través de diversas acciones y en
colaboración con editores, gestores independientes, bibliotecas y
universidades.
Esta colección de historias responde a una convocatoria a escri-
tores de diversas generaciones realizada en el marco de la exhibi-
ción Memorias imborrables: Una mirada histórica sobre la Colección
Videobrasil, inaugurada el 25 de junio de este año, a partir de una
consigna simple: evocar un acontecimiento histórico (de pequeña o
gran envergadura) del que hayan sido protagonistas.
En cuanto a la extensión y la forma, los textos cubren entre una
línea y una página y han sido publicados en idioma original, acom-
pañados por una traducción al español, en los casos en que así lo
requieran. Joe Brainard, el artista y escritor estadounidense que
publicó en 1970 I Remember, un libro compuesto por una lista de
recuerdos de su vida infantil y adulta, fue una de las referencias in-
eludibles para la consideración de esta colección de recuerdos. Asi-
mismo el escritor francés Georges Perec, también simpatizante de
los inventarios, quien hizo célebre esta forma literaria de recordar
en su libro Je me souviens, de 1978. Después de él, fueron muchos los
que recurrieron a esta forma breve de la autobiografía.
Las historias de Me lo llevaré a la sepultura son recuerdos pri-
vados, pero también políticos y sociales. Dividos en tres volúmenes,
cubren un amplio arco temporal y geográfico, y hablan tanto de la
crisis de los misiles soviéticos o la llegada a la presidencia de Evo
Morales como de un atentado de ETA. Ordenados a partir de la fe-
cha que los mismos recuerdos sugieren, estos no se circunscriben a
una cultura o un período determinado, sino que varían en relevan-
cia y pertinencia, como lo hacen nuestros propios recuerdos.
El presente es el segundo de una serie de tres volúmenes que
componen la colección.

MALBA
— 7 ­—
MARCEL BÉNABOU
Francia

— 11 ­—
ELENA GOROKHOVA
Rusia

— 15 ­—
GAIL JONES
Australia

— 19 ­—
ERNESTO SEMÁN
Argentina

— 23 ­—
HORACIO CASTELLANOS MOYA
Honduras

—27 ­—
EDMUNDO PAZ SOLDÁN
Bolivia

— 31 ­—
GONÇALO M. TAVARES
Portugal

— 35 ­—
DANIELA TARAZONA
México

— 39 ­—
CARLOS GRASSA TORO
España

— 43 ­—
LEANDRO ÁVALOS BLACHA
Argentina

— 47 ­—
SANTIAGO NAZARIAN
Brasil

—5—
Francia

MARCEL BÉNABOU

Nació en Meknès, Marruecos, en 1939.


Se mudó a París en 1956 y vive allí desde entonces. Es profesor emérito
de Historia Romana en la Universidad de París-Diderot.
Es secretario de OuLiPo, organización fundada por Raymond Queneau,
al que ingresó en 1970 junto con su amigo el escritor Georges Perec.
Como demuestran los títulos de sus publicaciones (¿Por qué no he escrito
ninguno de mis libros?, y Tire este libro antes de que sea demasiado tarde,
entre otros), se ha interesado particularmente por los problemas asociados
a la escritura y los usos del lenguaje. Dirigió durante veinte años
el seminario Georges Perec organizadopor la Asociación Georges Perec
y la Universidad París-Diderot.

—7—
Marcel Bénabou Francia

Je me souviens des “événements” Me acuerdo de los “acontecimientos”

La fin de mon enfance au Maroc, entre ma quatorzième et ma El final de mi infancia en Marruecos, entre mis catorce y mis dieci-
seizième année (pour être plus précis : de l’été 1953 à l’automne 1956) séis años (para ser más preciso, del verano de 1953 al otoño de 1956),
a été marquée d’une façon indélébile par ce qu’on appelait alors, dans estuvo marcado de forma indeleble por lo que se llamaba entonces,
les journaux français, « les événements ». On désignait ainsi, d’un en los periódicos franceses, “los acontecimientos”. Se designaba así,
terme qui se voulait neutre et sans relief, la longue crise qui devait mediante un término que pretendía ser neutro y llano, a la larga crisis
finalement mener le pays du statut de protectorat français, auquel il que finalmente conduciría al país desde el estatuto de protectorado
était soumis depuis 1912, jusqu’à son indépendance. francés, al cual estaba sometido desde 1912, hasta su independencia.
Je me souviens de la lutte sourde menée par celui qu’on appelait Me acuerdo de la sorda lucha que llevaba a cabo aquel a quien
le Sultan Sidi Mohamed ben Youssef contre les plus hautes autorités llamaban el sultán Sidi Mohamed ben Yusef contra las más altas au-
du protectorat, en particulier les généraux Juin et Guillaume, qui toridades del protectorado, en particular, los generales Juin y Guillau-
avaient successivement exercé, avec une particulière brutalité, les me, que sucesivamente habían ejercido, con especial brutalidad, las
fonctions de résident général. Un épisode en particulier s’est incrusté funciones de residente general. Un episodio específico ha quedado
dans ma mémoire, car il n’a cessé d’être pour moi une source de incrustado en mi memoria, pues no ha dejado de ser para mí fuente
mauvaise conscience : dans la chaleur torride du mois d’août 1953, de mala conciencia: la destitución del sultán y su exilio, junto con su
la destitution du Sultan et son exil, avec sa famille, en Corse d’abord, familia, primero en Córcega y luego en Madagascar, en la muy lejana
puis à Madagascar, dans la très lointaine ville d’Antsirabe. ciudad de Antsirabe, en el tórrido calor del mes de agosto de 1953.
J’étais alors à Rabat, en séjour de vacances chez une des sœurs En ese entonces, yo estaba en Rabat, pasando mis vacaciones en
de ma mère. Ce furent à coup sûr des vacances plutôt agitées. casa de una de las hermanas de mi madre. Sin lugar a duda, fueron
À peine dehors, quand on voulait bien me laisser sortir, je ne unas vacaciones bastante agitadas. Apenas me encontraba afuera, si es
pouvais m’empêcher de voir partout les traces des désordres et que accedían a dejarme salir, no podía evitar ver por doquier los ras-
des troubles qui s’amplifiaient de jour en jour : à quelques pas tros de los desmanes y disturbios que se iban amplificando día tras día:
seulement de l’immeuble où habitait ma tante, le lent et long a escasos pasos del edificio donde vivía mi tía, el largo y lento desfile
défilé, par centaines, peut-être par milliers, de cavaliers berbères de cientos, quizás miles de jinetes bereberes que parecían salidos de
qui semblaient sortis d’un vieil album d’imagerie coloniale: le un viejo álbum de imaginería colonial, albornoz al viento, con el cañón
burnous flottant, le canon du fusil pointant au-dessus du turban. del fusil apuntando por encima del turbante. También era difícil no
Difficile aussi de ne pas me heurter aux rues barrées, aux carrefours toparme con las calles cortadas, los cruces bloqueados por tanques,
bloqués par des chars, aux colonnes de légionnaires en patrouille, las columnas de legionarios en patrulla, ni con los alarmantes titulares
ainsi qu’aux titres alarmants qui s’étalaient à la une des journaux. que se desplegaban en las primeras planas de los diarios.
Pourquoi ces souvenirs ont-ils été pour moi, jusqu’à ce jour, la ¿Por qué esos recuerdos habrán sido para mí, hasta este día, fuen-
source d’une très persistante mauvaise conscience? C’est qu’à vrai te de una muy persistente mala consciencia? Resulta que, a decir ver-
dire je n’avais pas du tout mesuré l’importance de ces événements, dad, yo no había sopesado en absoluto la importancia de esos acon-
et du retentissement qu’ils devaient avoir sur ma vie à venir. Car cet tecimientos, ni la repercusión que tendrían en mi vida futura. Porque
été-là, je l’avoue, la lecture fièvreuse des Mille et une nuits occupait ese verano, confieso, la febril lectura de Las mil y una noches ocupaba
infiniment plus mon esprit et mon imagination que la crise maro- mi mente y mi imaginación infinitamente más que la crisis marroquí.
caine. Je n’étais évidemment pas conscient de la monumentale bévue Por supuesto que no era consciente de la monumental metida de pata
historique qu’il y avait derrière la politique de répression violente qui histórica que había detrás de la política de violenta represión que en-
sévissait alors contre le nationalisme marocain. Mais, sortant à peine tonces fustigaba al nacionalismo marroquí. Pero, asomándome apenas
des délices ininterrompues du conte oriental, je n’étais pas loin de de las delicias ininterrumpidas del cuento oriental, casi que veía en
voir dans toute cette agitation une impardonnable faute de goût. toda esta agitación una imperdonable falta de buen gusto.

—8— —9—
Rusia

ELENA GOROKHOVA

Nació en Leningrado, y a la edad de 24 años viajó


a los Estados Unidos acompañada de una valija de 20 kilos
para comenzar una nueva vida. Es autora de dos memorias,
A Mountain of Crumbs y Russian Tattoo.
Tiene un doctorado en Lengua y actualmente vive y trabaja
como docente en la ciudad de Nueva Jersey.

—10— —11—
Elena Gorokhova Rusia

The Choice La elección

Our third grade teacher is bony and tall, a brown cardigan trailing Nuestra maestra de tercer grado es alta y huesuda y lleva puesto
from her shoulders, stiff as a clothes hanger. She teaches arithmetic un cárdigan marrón que le cuelga de los hombros rígidos como
and Soviet history, but today she is adamant about America. From una percha. Enseña matemática e historia soviética, pero hoy está
a grainy film featuring mushroom clouds we learn that nuclear obsesionada con América. A través de una película granulada donde
missiles are pointed from across the ocean at our Leningrad school aparecen nubes en forma de hongos, nos enteramos de que desde
#241. “Any second,” hisses our teacher, brandishing mimeographed el otro lado del océano hay misiles nucleares apuntando a nuestra
pages with pictures of gas masks and space suits that silence all forty escuela Nº241 en Leningrado. Esgrimiendo hojas mimeografiadas
of us, even the hooligans in the back. “The only place you can hide con fotos de máscaras de gas y trajes espaciales que dejan mudos
is underground,” she decrees and dismisses the class. a los cuarenta alumnos, incluyendo a los revoltosos del fondo,
I run home and yell to my mother that an American nuclear nos dice entre dientes: “Es inminente” y da por concluida la clase
bomb is headed for my school only two blocks away. “Where can decretando: “El único lugar donde pueden refugiarse es bajo tierra”.
we hide?” I demand, counting the seconds until the explosion. Corro a mi casa y gritando le anuncio a mi madre que hay una
“In the cellar,” my mother says, as if she didn’t know that the cellar bomba nuclear americana dirigiéndose a mi escuela que queda a solo
is the home of Grishka, who shovels raw garbage dropped from each dos cuadras. “¿Dónde podemos ocultarnos?”, le pregunto mientras
apartment through chutes. He is gnome-like and scary, with gnarled cuento los segundos hasta la explosión. “En el sótano”, dice mi madre,
fingers, a wilted red potato nose, and black stubble sprouting como si no supiera que el sótano es donde vive Grishka, el que junta
through his cheeks. On rare occasions he climbs the cement steps a paladas la basura que tira cada departamento por los incineradores.
and crouches on the ledge to smoke a hand-rolled cigarette, always Tiene aspecto de gnomo y asusta con esos dedos retorcidos y la nariz
with his back to the sun. His smell of garbage hangs in the air long colorada en forma de papa gastada y los pelos negros que crecen en
after he is gone. I know he sleeps in the cellar, somewhere in a nook sus mejillas. En algunas ocasiones sube las escaleras de cemento
he cleared of potato peels and fish skeletons in his underground sea para fumar un cigarrillo que él mismo prepara, siempre agazapado y
of decomposing trash. de espaldas al sol. El olor a basura queda impregnado mucho tiempo
The nuclear alarm may wail at any moment, so I have to think fast: después de haberse ido. Sé que duerme en el sótano, en ese mar
the rotting detritus or the American bomb? I would rather die than subterráneo de basura en descomposición, en algún recoveco libre
voluntarily wade into the refuse of the cellar, into Grishka’s soiled de cáscaras de papa y espinas de pescado.
cave. So I throw my arms around my mother’s waist, press my face La alarma nuclear puede sonar en cualquier momento, así que
into her dress with a red apple print, and wait for the annihilation. debo pensar con rapidez: ¿los residuos en descomposición o la bomba
americana? Prefiero la muerte antes de entrar voluntariamente a la
cueva mugrienta de Grishka entre los desechos del sótano. Así que
rodeo la cintura de mi madre con los brazos y hundiendo mi cara,
en su vestido impreso con manzanas rojas, aguardo la aniquilación.

—12— —13—
Australia

GAIL JONES

Nació en la ciudad de Harvey en 1955.


Es escritora y docente. Es autora de las colecciones de cuentos
The House of Breathing y Fetish Lives y de las novelas Black Mirror,
Sixty Lights, Dreams of Speaking, Sorry y Cinco campanas,
traducida al español en Buenos Aires en 2014.
Fue nominada al Premio Literario Internacional IMPAC de Dublín
y al premio literario francés Prix Femina.
Sus libros han sido traducidos a nueve idiomas.

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Gail Jones Australia

I remember Timor Leste in 1975, the time of interregnum. Recuerdo Timor Leste en 1975, en los tiempos del interregno. Los
The Portuguese withdrew, FRETILIN briefly ruled, then Indonesia portugueses se retiraron, el FRETILIN gobernó un breve período,
invaded and the long sorrowing time began. I remember the slow luego invadió Indonesia y comenzó así el largo período de sufrimien-
jolting truck-ride from Bacau to Dili, the songs and the rifles, to. Recuerdo el lento recorrido y el traqueteo del camión de Bacau
the bodies of boys and young men, all tensile for new histories. hacia Dili, las canciones y los rifles, los cuerpos de los chicos y los
I remember the taste of Arabica coffee and bitter-sweet tamarind. muchachos, todos urgidos de nuevas historias. Recuerdo el sabor del
I remember the sprays of spat betel nut from mouths rich with café Arabica y el amargo dulzor del tamarindo.
Tetum and Portuguese —so like flowers—, I remember, so like fresh Recuerdo los aromas de nuez de areca de bocas abundantes en
human blood, so suddenly a scarlet premonition… tetun y portugués; como si fueran flores, recuerdo, como si fuera san-
gre fresca, repentinamente, una premonición escarlata…

N. del T.: Timor Leste u Oriental es un país del sudeste asiático que fue colo-
nizado por la corona portuguesa; se independizó de Portugal en 1975, pero al
poco tiempo fue invadido por Indonesia, su país vecino. Finalmente logró su
independencia definitiva en 1999.
FRETILIN: Frente Revolucionario de Timor Leste Independiente.
Tetun: Idioma oficial de Timor Oriental junto con el portugués, junto con
el portugués.

—16— —17—
Argentina

ERNESTO SEMÁN

Nació en 1969. En la actualidad vive en EE.UU.,


donde se encuentra terminando su doctorado sobre Historia
Latinoamericana en la Universidad de Nueva York.
Su trabajo abarca obras de ficción, historia y política.
Publicó las novelas La última cena de José Stalin, Todo lo sólido
y Soy un bravo piloto de la nueva China.
Es el autor del guión de la instalación del grupo
Buenos Aires Sonora “Mayo. Los sonidos de la Plaza”.

—19—
Argentina

Me acuerdo que mi padre me pasó a buscar a la tarde por la escuela y


me llevó a tomar un submarino con un sacramento de jamón y queso.
Me acuerdo que nos habíamos levantado temprano en “La casa de la
Chinchurreta”, donde no vivía nadie de forma permanente más que
una perra, la Chinchurreta, que alguien alimentaba una vez al día. Me
acuerdo del olor a pis de perro y la cara de mi padre, su voz, diciéndome
que había muerto Mao Tse-Tung. Me acuerdo que era viernes. Mao
murió ayer. Se murió Mao. Ayer. O anoche. Me acuerdo que en el café
me contó que Martín Miguel de Güemes, que había muerto mucho
antes, había sido el primer guerrillero de América Latina. Me acuerdo
de la capa azucarada de los sacramentos. Me acuerdo de rutinas que
en verdad sucedieron una sola vez. Me acuerdo del frío que hacía
en Mar del Plata y del sobretodo que llevaba él. Y de la mano. Me
acuerdo de mi hija riéndose con la batalla de legos entre la flota del
Papa y la flota de Stalin. Me acuerdo de mi hija preguntando dónde
está la flota de Stalin. Me acuerdo que no lloraba. Me acuerdo de mi
padre llevándome de la mano por una calle que bajaba hacia el centro
mientras recitaba: “Cultivo una rosa blanca/ en julio como en enero/
para el amigo sincero/ que me da su mano franca. Y para el cruel que
me arranca/ el corazón con que vivo/ cardo ni ortiga cultivo/ cultivo
una rosa blanca”. Me acuerdo de decirle a mi hija, desde la otra pieza,
“no hija, hay que aprender a dormirse solo”.

—21—
Honduras

HORACIO CASTELLANOS MOYA

Nació en Tegucigalpa en 1957.


Criado en El Salvador, ha vivido en Ciudad de México y otras ciudades
hispanoamericanas. De 2004 a 2006 residió en Frankfurt,
como escritor invitado por la Feria Internacional del Libro.
También ha sido escritor invitado en la Universidad de Tokio, y actualmente,
imparte clases en la Universidad de Iowa.
Es autor de diez novelas, traducidas a diversos idiomas.

—22— —23—
Honduras

La ceremonia del atún

Es la ceremonia del atún. Sucede cada domingo, al mediodía, en


la zona comercial de Sangenjaya, frente a la principal pescadería
del barrio, a media calle, a esa hora cerrada al tráfico y abarrotada
de compradores. Sobre una mesa de madera yace un atún de un
metro y medio de largo. Docenas de vecinos nos aglutinamos
alrededor. El pescadero, o como se le llame, empuña una larga
sierra mecánica y comienza a cortarle la cabeza al pescado.
Una ringlera de chiquillos de cinco, seis, siete años de edad, se
turnan ordenadamente para coger el otro extremo de la sierra
y participar en la faena. Los curiosos observamos en silencio.
Cuando finalmente la cabeza del atún se desprende, los chiquillos
lanzan vítores y sus padres y los vecinos aplaudimos. Enseguida, el
pescadero raja a lo largo el pescado en cuatro grandes lonjas, cada
una de las cuales entrega ceremoniosamente a una pescadera que
lo asiste. Una vez terminado el corte, los chiquillos se vuelven a
formar en fila y la pescadera les entrega un puchito de carne cruda
que ellos mojan en un recipiente con salsa de soya y se llevan a la
boca con la reverencia de quien comulga.

—25—
Bolivia

EDMUNDO PAZ SOLDÁN

Nació en Cochabamba en 1967.


En 1997 se doctoró en Literatura Hispanoamericana en la
Universidad de California, Berkeley, y desde ese mismo
año es profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad
de Cornell. Es autor, entre otras, de las novelas Río fugitivo,
La materia del deseo, Sueños digitales, El delirio de Turing, Palacio
Quemado, Los vivos y los muertos y Norte; y de libros
de cuentos como Las máscaras de la nada, Desapariciones y Amores
imperfectos. Sus obras han sido traducidas a nueve idiomas, y ha
sido galardonado con el premio Juan Rulfo por el cuento “Dochera”
(1997) y con el Nacional de Novela en Bolivia (2002).
Ha recibido la beca de la Fundación Guggenheim (2006).

—27—
Bolivia

Me acuerdo que tenía once años y jugaba al fútbol en el patio de mi


casa en Cochabamba. Me acuerdo que a veces jugaba solo y que a
veces venían compañeros de curso. Me acuerdo que una vez rompí
el vidrio de una ventana y mi mamá se enojó. Me acuerdo que que-
ría ser futbolista profesional. Me acuerdo que con mis compañeros
jugábamos con la radio encendida, escuchando música, y una vez
interrumpieron la programación y pasamos a escuchar el himno de
Bolivia. Me acuerdo que el locutor dijo que estaban en cadena na-
cional y que pronto se daría a conocer el nombre de la junta militar
que gobernaría el país. Me acuerdo que seguimos jugando al fútbol.
Me acuerdo que esa noche mis papás estaban preocupados y yo no
sabía del todo el porqué. Me acuerdo que me dijeron que se acaba-
ban los años de “orden, paz y trabajo”. Me acuerdo que el dictador
Banzer era muy querido por mis papás y los papás de mis compañe-
ros. Me acuerdo que luego hubo muchas interrupciones en la radio.
Me acuerdo que también hubo interrupciones en mis programas
favoritos en la televisión. Ponían el escudo nacional en la pantalla,
escuchábamos el himno y luego pasábamos a cadena nacional y al
discurso de los miembros de la junta militar y más tarde al juramen-
to de los ministros del nuevo gabinete. Me acuerdo que mis papás
especulaban sobre quiénes podrían ser los nuevos ministros y que
a veces conocían a algunos. Me acuerdo que a veces las interrupcio-
nes eran para informar de que regía el toque de queda o el estado
de sitio. Me acuerdo que uno de esos presidentes, Luis García Meza,
se haría infame por ser jefe de una narcodictadura, pero caía bien
al principio porque con él comenzó la televisión a colores en el país.
Me acuerdo que yo seguí jugando al fútbol pero las cosas se fueron
poniendo graves, y un tío militar se levantó contra García Meza, en
compañía de otros militares, y todos terminaron en la cárcel y luego
en el exilio. Me acuerdo que mi tío regresó a Bolivia de manera clan-
destina. Me acuerdo que otros militares decidieron seguir la sen-
da de quienes se levantaron primero contra García Meza, y al poco
tiempo el dictador cayó. Me acuerdo que tres o cuatro años después,
mientras se le seguía un juicio de responsabilidades, él estaba to-
davía libre y lo vi en un asado y mi gesto patriótico fue no darle la
mano cuando me la tendió. Me acuerdo que luego fue condenado a
treinta años de cárcel.

—29—
Portugal

GONÇALO M. TAVARES

Es portugués, nacido en Angola en 1970.


Publicó su primera obra en 2001, Livro da dança, a la que le siguieron
novelas, libros de poesía, obras de teatro y pequeñas ficciones
como Historias falsas; Agua, perro, caballo, cabeza, Biblioteca,
Breves notas sobre las conexiones, Jerusalén,
Aprender a rezar en la era de la técnica y Un viaje a la India.
Su obra ha sido traducida a más de dieciséis idiomas.

—31—
Gonçalo M. Tavares Portugal

Tempo Tiempo

O tempo está inscrito na mão. E também nas coisas. El tiempo está grabado en la mano. Y también en las cosas.
Esta não é a minha mão, mas tem na pele o tempo escrito. Esta no es mi mano, pero tiene en la piel el tiempo escrito.
Um dia, com doze anos talvez, quando regressava de um jogo de Un día, con doce años tal vez, cuando regresaba de un partido de
futebol parei com os meus amigos em redor de um enorme portão fútbol me detuve con mis amigos alrededor de un enorme portón de
de uma escola secundária. Brincámos uns segundos a uma parvoíce un colegio secundario. Jugamos unos segundos a cualquier tontería
qualquer e, de repente, um movimento de alguém desajeitado – y, de pronto, un movimiento torpe de alguien – o de mí mismo, ya
ou de mim próprio, já não me recordo – fez com que o portão se no lo recuerdo – hizo que el portón se cerrara rápidamente con mi
fechasse rapidamente com o meu polegar da mão direita ainda lá pulgar derecho aún adentro. Me acuerdo de que corrí a casa, que era
dentro. Lembro-me de que corri para casa, que era bem perto dali, muy cerca de allí, gritando: ¡me duele, me duele!
a gritar: está a doer, está a doer! Pasaron muchos años y el dedo está bien, exactamente tan
Passaram muitos anos e o dedo está bom, exactamente tão funcional o torpe como todos los demás –un poquito más feo, quizás,
funcional ou desajeitado como todos os outros – um bocadinho mais pero nada especial; solo se ve la diferencia entre los dos pulgares
feio, talvez, mas nada de especial; só se vê a diferença entre os dois poniéndolos muy muy cerca. –
polegares estando muito muito perto. – Pero, sí, son diferentes los dos pulgares, y aunque me olvide del
Mas, sim, são diferentes os dois polegares, e mesmo que eu me episodio del portón, mi cuerpo llevará siempre con él este recuerdo
esqueça do episódio do portão, o meu corpo levará sempre com ele –una memoria-pulgar.–
esta recordação – uma memória-polegar. –

—32— —33—
México

DANIELA TARAZONA

Nació en Ciudad de México en 1975.


Es autora del libro de ensayo Clarice Lispector y las novelas El animal
sobre la piedra y El beso de la liebre.

—35—
México

Los dioses deben estar locos

Yo me acuerdo que íbamos por una carretera de California y vi


miniaturas de botellas de Coca-Cola vacías, tiradas al margen.
Eran del tamaño del pulgar de un adulto. Tenía ocho años y estaba
sumamente asombrada. Mi padre me dijo que las botellas eran
comunes y se veían así por un efecto del parabrisas curvado hacia los
extremos –contrario al producido por una lupa–. Creo que condujo
un tramo en reversa y entonces nos detuvimos a verlas. Bajé de la
camioneta para darme cuenta que era cierto lo dicho por él.
La existencia de botellas diminutas permitía un mundo de
pequeños habitantes. Que se desvaneciera esa posibilidad me
entristeció, pero, sobre todo, fue doloroso aceptar que la realidad
anulaba mi visión accidentada.

—37—
España

CARLOS GRASSA TORO

Nació en la Zaragoza europea en 1963.


Escribe teatro, ensayo, cuento, crónica, historieta, algún poema,
alguna canción. Los niños y los adultos leen libros suyos.
Vive en Chodes, España.

—39—
España

El ruido del silencio

Lo recuerdo viernes, el 11 de diciembre de 1987, viernes, fue una


decisión de mi memoria, no fue la única, dormía en casa de mis
padres, me cuesta distinguir si el ruido, el ya para siempre ruido,
precedió a la conciencia de mis órganos, la onda me recorrió hacia
fuera, del hígado hacia las uñas, la tierra se había movido, ya estaba en
otro sitio, yo también, desperté con la piel cubierta por algunas hojas
manchadas de versos y polvo y cientos de minúsculos cristales que se
desprendieron de mi cuerpo en el salto mortal, perdí la conciencia
durante siglos, esa forma de sobrevivir, me la devolvió mi madre, la
encontré medio desnuda en la puerta de su dormitorio, quería gritar
y no podía, ella, mamá cumplía un año de su nueva vida al otro lado
del espejo, tenía que sacarla de allí a como fuera, en el pasillo del
apartamento apareció Carlos, un tipo que se llama igual que yo, que
nació el mismo día que yo, que fue a la escuela conmigo, vivía a tres
cuadras, qué hacía en nuestra casa, de madrugada, me pidió que me
cubriera con algo de ropa, que le acompañara ¿y mi madre? se queda
con tu padre, volvemos ahora, en las escaleras del edifico los vecinos
se asomaban mudos a las puertas, sobre algunos peldaños corrían
gotitas de sangre, Carlos era fotógrafo, cruzamos la avenida vacía, la
niebla del amanecer negaba cualquier realidad, tuvimos que pisar el
hueco, el definitivo hueco donde minutos antes ¿por qué semejante
silencio? es un atentado, dijo Carlos, o no dijo nada y lloró, éramos
los primeros en llegar, pero no sabíamos a dónde, regresamos, mamá
estaba vestida, hacía mucho frío, llamé a Pilar y Carmen, atravesaron
la ciudad con la complicidad de un coche patrulla, la ciudad muerta
de miedo, y ya estaban ahí, en el pasillo, como Carlos, y mamá, y
papá, y yo, todos fuera del tiempo, besé a mis padres, me quedé solo,
llegaron los primeros policías, me preguntaron si quería abandonar
el edificio, pedí quedarme, por las ventanas rotas entraba un dolor
desconocido, ETA había volado la casa cuartel de la Guardia Civil en
Zaragoza, la radio añadía muertos a la lista, el agente me anunció
por el citófono la visita de Julia, fue la única que autoricé, todo era
hueco, mis vecinos me preguntaron si quería firmar una petición
para restituir la pena de muerte, ¿ya había anochecido? les dije
que no, Julia marchó, para siempre, llamaron mis hermanos, mamá
había cenado, mi padre callaba, desde la sexta planta, asomado a mi
infancia, empecé a no entender nada.

—41—
Argentina

LEANDRO ÁVALOS BLACHA

Nació en Quilmes en 1980.


En 2007, ganó el certamen literario Indio Rico
con su novela Berazachussetts.
Los jurados que la premiaron fueron César Aira,
Daniel Link y Alan Pauls. También publicó Serialismo
y Medianera.

—43—
Argentina

Me acuerdo del aula. Escuchamos ruidos afuera y nos acercamos a


las ventanas. Alguien le advirtió a la maestra. Bajaron las persianas.
Nos dijeron que no era para asustarse, aunque nos hacían sentir lo
contrario. Llegamos a ver la gente caminando por Dardo Rocha.
Parecía una multitud. También el aula, el patio, la maestra se veían
gigantes. La gente volvió hacia el supermercado otros días. Pero para
entonces ya sabíamos de los saqueos y repetíamos las palabras en el
aire: austral, precios, hiperinflación.

—44— —45—
Brasil

SANTIAGO NAZARIAN

Nació en San Pablo en 1977.


Recibió en 2003 el Premio Fundación Conrado Wessel
de Literatura por su obra Olívio.
Ha publicado también las novelas A morte sem nome,
Feriado de mim mesmo, Mastigando humanos y diversos
cuentos en su país, Europa y América Latina.

—47—
Santiago Nazarian Brasil

Tremores do outro lado do mundo (2011) Temblores del otro lado del mundo (2011)

Eu não entendo, eu leio os jornais, eu varro a rede, mas não há nada No lo entiendo, yo leo los diarios, barro la red, pero no hay nada sobre
sobre o meu desespero... mi desesperación...
Minha angústia não é histórica. Minha história é subjetiva. Mi angustia no es histórica. Mi historia es subjetiva. Siguiendo mis
Seguindo meus próprios passos na areia, numa praia deserta, eu de propios pasos en la arena, en una playa desierta, yo de cierta manera
certa forma dava adeus à minha juventude. daba adiós a mi juventud.
Fim do verão, eu avançava nos trinta anos, me despedindo Fin del verano, yo avanzaba en los treinta años, despidiéndome de
de minha vida de garoto em Florianópolis, numa madrugada, mi vida de muchacho en Florianópolis, en una madrugada, caminando.
caminhando. O mar logo ao lado de casa, o fim de uma oportunidade. El mar justo al lado de casa, el fin de una oportunidad. La isla era lo
A ilha era demais, mas não era o bastante, e eu sabia que tinha de máximo, pero no era suficiente, y yo sabía que debía volver a San Pablo.
voltar a São Paulo. Após um ano vivendo numa vila de pescadores, me Luego de un año viviendo en un pueblo de pescadores, me preparaba
preparava para encarar de frente a meia-idade. para enfrentarme a la mediana edad.
Naquela madrugada, caminhei pela praia deixando sonhos e En aquella madrugada, caminé por la playa dejando sueños y
lágrimas para trás, incerto do que estava por vir. Naquele mesmo lágrimas atrás, inseguro de lo que estaría por venir. En aquel mismo
momento, do outro lado do mundo, doze horas à frente, outros momento, del otro lado del mundo, doce horas adelante, otros
sonhos desmoronavam. As ondas que recuavam de mim avançavam sueños se desmoronaban. Las olas que reculaban de mí avanzaban en
em tsunamis. O Japão era atingido por um terremoto de 8.9 na escala tsunamis. Un terremoto de 8.9 en la escala Richter azotaba a Japón.
Richter. E eu não tinha nada com isso. Y yo no tenía nada que ver con eso.

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MALBA Fundación Costantini agradece a los autores
Leandro Ávalos Blacha, Marcel Bénabou, Horacio Castellanos Moya,
Gail Jones, Elena Gorokhova, Carlos Grassa Toro, Santiago Nazarian,
Edmundo Paz Soldán, Ernesto Semán, Daniela Tarazona
y Gonçalo M. Tavares por su generosa participación en este volumen.

EDICIÓN: Magdalena Arrupe

MALBA LITERATURA
Coordinadora: María Soledad Costantini
Programación: Magdalena Arrupe, Carla Scarpatti

TRADUCCIONES
Del francés: Agustina Blanco
Del portugués: Ivana Ruiz
Del inglés: Gail Jones -
Trad. MALBA, Elena Gorokhova -
Trad. Patricia Amos.

DISEÑO: Bruno Fernández


ILUSTRACIONES: Gustavo Eandi

©MALBA Fundación Costantini, 2015


Me lo llevaré a la sepultura, volumen 2, agosto 2015.

Reservados todos los derechos de esta edición.

De los textos: © Marcel Bénabou, 2015 © Elena Gorokhova, 2015


© Gail Jones, 2015 © Ernesto Semán, 2015 © Horacio Castellanos Moya, 2015
© Edmundo Paz Soldán, 2015 © Gonçalo M. Tavares, 2015
© Daniela Tarazona, 2015 © Carlos Grassa Toro, 2015
© Leandro Ávalos Blacha, 2015 © Santiago Nazarian, 2015

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