La Transacción
La Transacción
La Transacción
Indice
1. Introducción
2. Concepto
3. La transacción por diversos autores
4. La improcedencia de la transacción como medio extintivo del juicio de expropiación
5. Importancia de la transacción
6. Clases de transacción
7. La transacción es un contrato
8. ¿Es la transacción un modo de extinguir derechos?
9. Naturaleza jurídica de la transacción
10. Conclusiones
11. Bibliografía
1. Introducción
La transacción es un contrato por el cual las partes convienen en resolver un litigio de común acuerdo
y en forma definitiva, antes o después de iniciado el proceso civil, laboral o contencioso-administrativo.
En lo laboral se llama conciliación y no puede recaer sobre derechos ciertos y causados; pero si hay
proceso ordinario, el derecho ya no es cierto.
Como todo contrato, solo puede celebrarlo la persona que sea capaz y que además pueda disponer
de los objetos comprendidos en la transacción. El mandatario o apoderado extrajudicial no puede
transigir sin autorización especial en la cual se especifiquen los bienes, derechos y acciones sobre los
cuales se quiera transigir.
La transacción o conciliación produce el efecto de una sentencia ejecutoriada, con valor de cosa. Por
lo tanto, cuando ha sido anterior a la demanda, puede oponerse como excepción previa o como
perentoria; debe ponérsele término al proceso, una vez se haga saber al juez, mediante auto en el
cual éste ordena estarse a lo estipulado en ella.
En la presente investigación se describe el concepto de transacción y se analizan las clases, porque
se dice que es un contrato y su importancia, el porque algunos autores alegan que es una
inmoralidad, si es un modo de extinguir derechos.
2. Concepto
La voz transacción de latín “transactio”, designa dos operaciones distintas. En sentido corriente o
vulgar esta expresión significa todo acuerdo de voluntades sobre un objeto cualquiera, o más
concretamente, una operación mercantil o bursátil. Se dice así, que se realiza una transacción, para
referirse, por ejemplo, a la venta o compra-venta de un bien, a operaciones efectuadas por una bolsa
de comercio, etc,
Según el Novísimo Diccionario de la Lengua Castellana. En sentido gramatical, en cambio
“Acomodamiento amistoso sobre cualquier diferencia entre partes”.
Según el código civil francés, Colin y Capitan “es un contrato por el que las partes ponen término a un
litigio ya nacido o previenen un litigio por nacer.
5. Importancia de la transacción
Algunos autores critican el contrato de transacción alegando que el mismo constituye una
inmoralidad, ya que los hombres sin escrúpulos se aprovechan del miedo que generalmente se tiene a
los procesos judiciales para lograr, transacciones ventajosas. Por tratar de mantener la paz social
dicen se sacrifica la justicia. Se sostiene también que la parte económicamente más poderosa le
impone a la más débil, a la que carece de recursos suficientes para costear los gastos que demanda
un largo proceso, las condiciones de la transacción.
No cabe duda de que tales críticas son exageradas. Prueba de que la transacción no constituye una
inmoralidad es que todas las legislaciones, a excepción de la Suiza, conservan esta institución, que
tiene gran aplicación principalmente en los países anglosajones. En primer lugar, porque mediante
este contrato se arreglan asuntos de interés particular, que no afectan el orden público. Además, es
evidente que en virtud de ella las partes evitan las molestias, las preocupaciones, los disgustos y los
gastos que los juicios, generalmente largos y costosos, suelen ocasionar. Asimismo, se evita o se le
pone término a una controversia, que ninguna de las partes tiene la seguridad de que será fallada a su
favor, mediante concesiones recíprocas, elemento que es de la esencia de la transacción. Cada parte
tiene, pues, que sacrificar algo de su pretendido derecho, aun cuando la ley no exige que dicho
sacrifico sea de la misma magnitud.
Por las razones anteriores estimamos con Maseaud y la doctrina dominante, que su utilidad es
innegable.
6. Clases de transacción
En atención a sus efectos, la transacción puede ser declarativa o translativa, clasificación de la que
nos ocupemos más adelante cuando consideremos su naturaleza jurídica. Se clasifica, además, en
extrajudicial y judicial, y en simple o pura y compleja. A continuación se explica las dos últimas
clasificaciones.
7. La transacción es un contrato
El hecho de que la transacción sea una institución que se encuentre colocada en el limite del Derecho
civil, y del Derecho procesal, ha dado lugar a que surjan en ocasiones serios problemas al analizar
algunos ángulos de la misma. Así, no faltan autores como Carnelutti que le nieguen el carácter de
contrato, alegando que en ella hay dos negocios coligados, pero no fundidos, que son heterogéneos.
Existen dice actos jurídicos unilaterales: uno de renuncia y otro de reconocimiento de derechos. Por su
parte, Colmo estima que constituye una “convención liberatoria, no un contrato, pues extingue
obligaciones, en vez de hacerlas contraer que es, hasta en la palabra, lo propio de un contrato. Ello,
naturalmente con base en el código civil argentino, ya extingue obligaciones. En efecto, el art. 724
incluye la transacción entre los modos de extinguir obligaciones, y el c. civil la regula entre los
contratos.
No obstante, lo cierto es que nuestra legislación, al igual que la generalidad de los civiles, incluyendo
el francés, el alemán y el italiano, la califica de manera de contrato en el art. 1500.
1. Es un contrato consensual
Existen legislaciones, como la uruguaya (art. 2147) que le dan carácter solemne. La misma exige para
su validez, cualquiera que sea la entidad del objeto sobre que verse, “que conste por acto judicial, o
por escritura pública o privada”. El código civil mexicano (art. 2945) requiere que conste por escrito
cuando previene controversias por un valor de mayor de 200 pesos.
Nuestra legislación, si bien supone que lo normal es que el contrato conste por escrito (art. 1505), lo
cierto es que, por regla general, para que se perfeccione basta el mero consentimiento ya que no
existe ninguna disposición que exija que sea solemne. Y decimos por regla general, pues cuando
versa sobre bienes inmuebles es solemne. La solemnidad consiste en que conste por escrito, si bien
para que sea posible su inscripción en el Registro Público es necesario que conste por escritura
pública, conforme a las reglas generales (V. Arts 1109 inc. 2°, 1129, 1130, inc. 2° y 1131, ord. lo). No
es necesaria, en cambio, la inscripción para que el contrato se perfeccione, como se sostuvo
erróneamente en un fallo de 23 de julio de 1924 (Jur. De Herrera, T. III, N 01082). También deberá
constar por escrito la transacción judicial, si bien no es una solemnidad del contrato, sino algo
necesario para la incorporación de la misma al proceso. Deberá constar por escrito, además, en el
caso del art. 1103, o sea, cuando el contrato verse sobre obligaciones que valgan más de quinientos
balboas. Pero en este supuesto se trata de una mera formalidad adprobationem.
Nos parece que como la transacción tiene por propósito evitar o poner fin a controversias o litios
surgidos o que puedan surgir entre las panes, no resulta conveniente, en la práctica, atribuirle como lo
hace nuestro. Código, carácter consensual, ya que si no costa al menos por escrito surgirán
problemas en la interpretación del contrato cuando existan divergencias entre las partes. Por ello
consideramos más acertado el código civil francés, que exige que conste por escrito en todo caso, aun
cuando esta exigencia tenga el carácter de una mera formalidad adprobationem.
Como todo contrato, el de transacción debe estar exento de vicios y puede celebrarse personalmente
o por medio de representantes (arts. 1507 y 1508.
2. Es un contrato accesorio
Debemos advertir que no lo es en el sentido de que constituya un contrato de los llamados accesorios
y de garantía, v. gr. La fianza, la prenda, la hipoteca, etc., que requieren para subsistir la existencia de
una obligación principal válida, a la cual acceden y garantizan. Como dice Manresa. “Es accesorio, en
el concepto especial que en el orden jurídico tiene dicho término, en cuanto supone una cuestión,
litigiosa o no anterior sobre una relación de derecho determinada, a cuya cuestión pone término”. Así
lo ha reconocido el Tribunal supremo de España al sostener en s. De 17 octubre de 1942 que “la
transacción requiere una cuestión anterior que le dé vida”. Lo es porque supone, como sostuvo Correa
García, “la existencia anterior de derechos discutidos o que puedan discutirse”.
4. Es un contrato oneroso
Aunque no han faltado autores, como Carresi (Cit. Por Gullon, La Transacción, p. 48) que lo nieguen,
lo cierto es que la doctrina dominante y la jurisprudencia le han reconocido dicho carácter, y es
oneroso, porque es de la esencia del contrato que las partes se hagan reciprocas concesiones, nota
que nuestro código exige cuando establece, en el art. 1.500, que cada una dé, promete o retenga
alguna cosa. Así lo ha reconocido el Tribunal supremo de España en 5. de 9 de marzo de 1948. Y es
que si el contrato es gratuito faltaría la reciprocidad de concesiones que exige la ley para que haya
transacción.
6. Es un contrato obligatorio
Hemos visto que nuestro Derecho sigue la teoría del titulo y el modo (art. 980 del código civil) y que,
en consecuencia, del contrato (titulo) por lo general sólo emanan obligaciones, derechos personales y
derechos reales. Para que éstos se constituyan o se traspasen es preciso que opere un modo de
adquirir (la tradición). Tampoco aparece configurada la transacción en nuestro Derecho como un
contrato real, o sea, que requiera necesariamente la entrega de la cosa perfeccionarse. Cuando el
código civil dice en el art. 1.500 que “La transacción es un contrato por el cual las partes, dando,
prometiendo o reteniendo cada una alguna cosa” hay que entender, por lo anteriormente dicho, que no
es indispensable que la cosa se dé para que el contrato se perfeccione, sino que basta con que las
panes se obliguen a dar; con que prometan hacerlo, como dice este precepto. Así lo ha admitido el
Tribunal Supremo de España en S. de 14 de marzo de 1955.
10. Conclusiones
1. La transacción es un contrato en el que las partes disponen de sus legítimos derechos e
intereses, dado que se producen recíprocas concesiones para las cuales, es necesario poseer
la facultad de disponer de los derechos que se pretendan transigir.
2. La expropiación se caracteriza por ser una institución jurídica esencial para el cumplimiento de los
fines del Estado, cuyo ejercicio es absolutamente irrenunciable.
3. Dado que la expropiación es una potestad que se dirige a dar cumplimiento a los fines públicos
del Estado, la Administración no posee facultades de disposición, y por ser la característica
fundamental de la transacción, precisamente, la realización de recíprocas concesiones entre las
partes, concesiones que implican necesariamente la disposición de los derechos e intereses de que
se trate, queda descartada cualquier posibilidad de que la Administración pueda transar en el juicio
expropiatorio.
4.Dado que la justa indemnización es una garantía constitucional que protege el derecho a la
conversión económica de la propiedad de que se priva a los particulares mediante la institución
expropiatoria, y dada la ausencia de una norma que lo permita, la transacción no debe ser admitida.
5.Conforme a la ley, en la expropiación el monto de la indemnización debe necesariamente derivar
de un avalúo realizado por peritos, sin que le esté dado a las partes negociar la suma indemnizatoria.
11. Bibliografía
CABANELLAS, de Torres, Diccionario Jurídico Elemental. Buenos Aires, Editorial Heliasta, S.R.L.
1993.
ECHONDIA, Devis, Hernando. Compendio de Derecho Procesal, Teoría General del Proceso. Tomo
1, 13 edición biblioteca Jurídica, Dike, 1994.
FABREGA, Jorge. Instituciones de Derecho Procesal Civil. Panamá, Editora Jurídica Panameña. 1998.
GONZÁLEZ RAMÍREZ, Augusto. Introducción al derecho. Colombia Ediciones Librería del Profesional.
1995.
MORENO PUJOL, José Martín. Código Civil y Código de la Familia. Editorial Miazrachi & Pujol, S.A.
1996.