Aviva El Fuego en Tu Corazon
Aviva El Fuego en Tu Corazon
Aviva El Fuego en Tu Corazon
El fuego del altar del sacrificio debía estar permanentemente encendido, no debía
debilitarse, mucho menos apagarse, debía ser continuo y constante. Tres veces en estos
cortos versículos Dios dice: “Mantengan el fuego encendido. Jamás permitan que se
apague”.
Levítico 6:8-13, “Habló aún Jehová a Moisés, diciendo:9 Manda a Aarón y a sus hijos, y diles:
Esta es la ley del holocausto: el holocausto estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda
la noche, hasta la mañana; el fuego del altar arderá en él. 10 Y el sacerdote se pondrá su
vestidura de lino, y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo; y cuando el fuego hubiere
consumido el holocausto, apartará él las cenizas de sobre el altar, y las pondrá junto al
altar.11 Después se quitará sus vestiduras y se pondrá otras ropas, y sacará las cenizas fuera del
campamento a un lugar limpio. 12 Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el
sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará
sobre él las grosuras de los sacrificios de paz. 13 El fuego arderá continuamente en el altar; no se
apagará”.
Introducción: Una cosa es evidente a través de estos versículos. El fuego del altar debía estar
permanentemente encendido, no debía debilitarse, mucho menos apagarse, debía ser
continuo y constante. Tres veces en estos cortos versículos Dios dice: “Mantengan el fuego
encendido. Jamás permitan que se apague.”
1. La presencia de Dios. Quiero usar la figura del fuego sobre el altar para desafiarles a
conservar su pasión por Jesucristo. El fuego sobre el altar representa dos cosas para nosotros.
En primer lugar representa la presencia de Dios. A menudo en la Palabra de Dios, el fuego
representa Su presencia. Por ejemplo, Dios le habló a Moisés por medio de la zarza ardiendo.
La nación de Israel fue guiada en el desierto por una nube de día y por una columna de fuego
de noche. El sacrificio de Elías sobre el monte Carmelo fue consumido por fuego que cayó del
cielo. Juan el Bautista dijo que venía uno detrás de él que los bautizaría no con agua sino con
fuego. Y en el día de Pentecostés donde nació la iglesia, aparecieron lenguas como de fuego
sobre los cristianos. El fuego representa la presencia de Dios.
Hebreos 12:28-29 “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y
mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es
fuego consumidor.”
En Mt. 24:12 Jesús habla acerca de los postreros días, y dice: “y por haberse multiplicado la
maldad, el amor de muchos se enfriará.” ¿Podemos leer este versículo otra vez? “Y por
haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” Es muy posible que esta
mañana yo les esté hablando a muchos que una vez tuvieron corazones encendidos con una
pasión por Jesucristo, pero que ahora se han enfriado, y cuyo fuego por Cristo es ahora una
brasa a punto de apagarse. Solían tener hambre por la palabra de Dios, solían tener celo por su
santidad, solían prevalecer en oración, pero el fuego sobre el altar de su corazón se enfrió. Y
Dios te dice esta mañana: “Mantén el fuego encendido. No permitas que se apague.”
El segundo punto de mi mensaje esta mañana es que tenemos que avivar el fuego del don de
Dios. En 2 Tim. Pablo escribe a su joven discípulo y amigo, Timoteo. Timoteo era exactamente
igual que muchos de ustedes. El había sido criado en un hogar cristiano. Había tenido una
madre y una abuela piadosas. Había sido enseñado por el apóstol Pablo, y estaba trabajando
en el ministerio cristiano. Pablo tenía una preocupación por Timoteo, su hijo en la fe, que el
fuego de su corazón comenzara a decaer, que su pasión por Jesucristo comenzara a morir.
En el cap. 1:6 de 2 Tim., Pablo escribe: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de
Dios que está en ti por la imposición de mis manos.”
Esta mañana, quiero compartirles cinco consejos para mantener viva la pasión por Jesucristo.
2. Viva con los recursos de Dios. La mayoría de las cosas que Dios me ha enseñado, las he
aprendido por medio del fracaso. ¿Ha tratado de vivir la vida cristiana por sus propio
esfuerzos, con sus propios recursos? Yo lo he hecho. Lo que he encontrado es frustración y
derrota. Jesús dice: “Separados de mí, nada podéis hacer.” Sus recursos son más que
suficientes. Y si vamos a mantener el fuego encendido sobre el altar de nuestros corazones,
debemos aprender a vivir con los recursos de Dios.
3. No acepte sustitutos. En Ap. 2 Jesús confronta a la iglesia de Efeso. Efeso era una buena
iglesia; a ustedes les hubiera gustado la iglesia de Efeso. Eran activos, no toleraban el mal;
habían resistido las pruebas, habían trabajado duro. Pero Jesús les dice en 2:4-5 “pero tengo
contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y
arrepiéntete, y haz las primeras obras.”
Ellos habían caído en la misma trampa a la que estamos sujetos el día de hoy. Ellos habían
reemplazado activismo por intimidad. Elevaron los ritos por encima de la relación personal.
Reemplazaron la forma por el compañerismo. Si vamos a conservar el fuego de la pasión por
Cristo en nuestro corazón, no podemos aceptar ningún sustituto por la comunión con El.
Hermanos, no acepten sustitutos para su comunión con Jesús, de ese modo el fuego sobre el
altar de su corazón será conservado.
4. Conserve su testimonio. En 2 Cor. 3:3 Pablo escribe: “...sois carta de Cristo expedida por
nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en
tablas de carne del corazón.” Qué pensamiento tan impresionante. Usted es una carta de
Cristo leída por todos los hombres. Cuando usted se encuentra en lugares públicos, cuando la
gente lo ve en el mercado, en la escuela, ¿qué dice la carta de su vida?
¿Qué valor tiene el pasar diariamente tiempo en la presencia del Señor? ¿Qué valor hay en
seguir una disciplina espiritual en nuestra vida? En Lucas 24 se nos cuenta la historia de dos
discípulos que caminaban rumbo a Emaús. Sus vidas habían tomado un giro inesperado.
Estaban deprimidos, desanimados y derrotados. Todos sus sueños y esperanzas habían sido
clavados en la cruz del calvario. Sus vidas estaban en el nivel más bajo. ¿Se ha sentido usted
así, alguna vez? Entonces, el Cristo resucitado apareció en medio, y caminó y habló con ellos,
se reveló a ellos y luego se marchó.
Pero noten lo que dice en el v. 24:32 “...” ¿Qué es lo que mantiene el fuego encendido en
nuestros corazones, queridos hermanos? Es la Palabra de Dios y el tiempo que pasamos en la
presencia del Señor.