Analisis Critico Persona Jurídica de Derecho Público

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Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez

Núcleo Oriente
Maestría en Ciencias Administrativas
Mención: Gerencia Pública
Curso: Fundamentos Legales De La Administración Pública .

CURSO: FUNDAMENTOS LEGALES DE LA ADMINISTRACIÓN


PÚBLICA

ANALISIS CRÍTICO, PERSONA JURÍDICA DE DERECHO PÚBLICO

FACILITADOR: PARTICIPANTES:
Ezequiel Rodríguez. Carlos Mérida, C.I: 10.499.890

Noviembre, 2019
INTRODUCCIÓN.

Venezuela desde que se consolida como Estado, nace bajo una concepción de
Estado de Derecho, al reunir las condiciones o elementos existenciales, de
acuerdo a consideraciones de Chalbaud Zerpa (1980). El Estado venezolano no
ha permanecido en el tiempo, sino por el contrario ha sufrido cambios y
transformaciones acordes con las nuevas realidades internas y externas.
Presentándose actualmente bajo una concepción de “Estado Social de Derecho y
de Justicia,” de acuerdo a lo establecido en el artículo 2 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999).
Constitucionalmente en Venezuela está prevista, y así lo expresa Brewer Carias
“una división del Poder en el sentido que se establece una multiplicidad de
órganos y a cada uno se le asigna una función propia, lo que en modo alguno
significa exclusividad en el ejercicio de esa función...En otras palabras, el sistema
constitucional establece una separación orgánica con la cual no coincide una
supuesta separación de funciones” (2000: 54). Es decir, que cada órgano que
integra las diferentes ramas del poder público en Venezuela, tiene una función
propia, más ésta no es exclusiva ni excluyente.
De forma tal, que puede existir colaboración entre éstos al momento de realizar las
diferentes actividades, alcanzándose así los fines del Estado.
Ahora bien, Venezuela en estos últimos años transitó por un cambio constitucional
a través de un proceso constituyente inédito. En este nuevo texto constitucional se
continúa consagrando la división de poderes en Venezuela. Así como el principio
de colaboración que debe existir entre los órganos que integran las diferentes
ramas del poder público.
No obstante, en el nivel nacional se incluyen dos nuevas ramas: la electoral y la
ciudadana. Todo esto de acuerdo, a lo que establece el artículo 136 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999). También se
amplían las competencias de la rama ejecutiva a nivel nacional, representada por
el Presidente de la República; dándosele un mayor número de atribuciones,
fortaleciéndose aún más ésta frente al resto de las otras ramas. Por lo que surgen
una serie de interrogantes, ¿Un Estado constitucionalmente consagrado como de
Derecho y de Justicia, debe tener un poder público donde exista un equilibrio entre
los órganos que conforman las ramas de dicho Poder, y este permanecer
invulnerable?, ¿Pueden cumplirse a cabalidad los fines del Estado, aun cuando las
atribuciones que tienen los órganos estatales le conceden primacía a unos sobre
otros?, ¿Está garantizada la seguridad jurídica de los venezolanos, si se tienen
unos órganos legislativos, jurisdiccionales, electorales y ciudadanos que no
controlan y no hacen valer su autoridad para someter a la rama ejecutiva a la
constitucionalidad y a la legalidad?. Estas dudas tratarán de ser despejadas con el
desarrollo de la presente investigación.
Justificación

Este análisis crítico busca mediante la revisión documental analizar la


vulnerabilidad del Estado de Derecho en Venezuela, tomando en consideración la
organización del Poder Público Nacional.
Antes de analizar las personas jurídicas de Derecho Público y personas de
Derecho Privado, es necesario conocer algunos enfoques que muchos juristas
romanos se ocuparon y autores del derecho han discutido por largo tiempo, sin
llegar a un acuerdo doctrinario.

Revisemos lo que dijo: J. Holliger, citado por García Maynez, quien


expone que analizó algunas teorías y concluyó, que ninguna de ellas explica el tan
debatido asunto y saca algunas conclusiones acerca de lo que la cuestión
significa:

Los romanos; según ellos, era Derecho Público el referido a la cosa


pública romana y Privado el relativo a la utilidad de los particulares. Está teoría,
ideada por Ulpiano, conocida como la teoría del interés en juego, ha sido blanco
de varias objeciones. Entre los extremos sobresalientes la misma desvincula el
interés privado del interés público y el de dejar la clasificación al vaivén de un
criterio subjetivo.

Savigny y Stahl, parten del fin de la norma jurídica. Si el fin de la norma,


dicen estos autores, es el Estado, el Derecho es Público: si el fin es el individuo, el
Derecho es Privado. No se acepta esta teoría porque hay casos en que de un
extremo de la relación jurídica que se configura en virtud de la norma aparece el
Estado y del otro extremo se encuentra el individuo. ¿Cómo se clasificaría tal
relación?

Para Ahrens, escritor alemán, utiliza como criterio diferenciador el del fin
inmediato de la relación: si el individuo es el fin inmediato de ella, la relación es de
Derecho Privado; si lo es la sociedad o el Estado, la relación es de Derecho
Público. Cae bajo la misma objeción planteada a la teoría de Savigny y Stahl.

Para Rudo.lf von lhering, el fundamento de la distinción se encuentra en el


destinatario de los derechos. Distingue el ilustre profesor alemán de la Universidad
de Gottingen las relaciones jurídicas según que el destinatario sea el individuo, la
sociedad o el Estado. Sin embargo, y el mismo Ihering lo anota, esto sólo clasifica
las instituciones, pero no las distingue. Además, uno de tales sujetos puede estar
presente en cada institución.

Para Kaweline, autor ruso, propone la distinción basándose en la diferencia


que existe entre los derechos patrimoniales y todos los otros derechos. Dice que el
derecho civil (Derecho Privado) es el conjunto de derechos que afecta nuestro
patrimonio, y afirma que por ello deben excluirse de su ámbito las relaciones que
no lo afecten, como las familiares. De suerte que al Derecho Privado corresponde
la regulación de los derechos patrimoniales y al Derecho Público la
reglamentación de los derechos que no tienen ese carácter. Esta tesis, en primer
lugar, pretende separar los derechos patrimoniales de los que no lo son, cosa
bastante difícil; de otro lado, y como consecuencia de tal separación, afirma, en el
fondo, el hecho de la existencia de relaciones estrictamente no patrimoniales, lo
que constituye una exageración, pues hay casos en que determinadas relaciones
que son de Derecho Público, y que en la tesis de Kaweline no son patrimoniales,
afectan nuestro patrimonio, así su carácter aparente sea el de no ser patrimoniales
(como, por ejemplo, una deportación). Fracasada la distinción basada en el
contenido y materia de la norma, se han ideado otros tipos de clasificaciones
llamados formales, nombre que se les da porque buscan la separación de las
normas tomando como base las formas que la relación jurídica adopta y el origen
de los preceptos jurídicos.

Para Georg Jellinek, la distinción de las normas jurídicas en normas de


Derecho Público y normas de Derecho Privado ha de buscarse en la posición que
ocupan los sujetos en la relación jurídica que entre ellos existe. Su teoría, que se
ha dado en llamar teoría de la naturaleza de la relación, puede más o menos
sintetizarse de la siguiente manera: si los sujetos de la relación jurídica se
encuentran en un plano de igualdad uno frente a otro (relación de coordinación),
así uno de ellos sea el Estado, la relación es regulada por el Derecho Privado. Si
por el contrario, uno de los sujetos de la relación jurídica actúa como entidad
soberana, es decir, asumiendo un papel de persona superior frente a la otra de la
relación (relación de subordinación), la relación es de Derecho Público. Esta
teoría, que se presenta como aceptable, no explica, sin embargo, los casos en que
en una relación jurídica de Derecho Privado una de las personas actúa con
autoridad. Piénsese, por ejemplo, en las relaciones nacidas de la Patria Potestad.

Para Thon, ha propuesto la distinción con base en las consecuencias que


acarrea la violación de la norma. Si violada la norma quien sufre el daño puede
pedir una indemnización, dicha norma es de Derecho
Privado. En cambio, si tal violación da lugar a la intervención de la autoridad
pública, el Derecho es Público. Esto no es admisible, tanto porque hay casos en
que se puede solicitar una indemnización y la norma ser de Derecho Público
(como los casos de expropiación, cuando ésta se efectúa sin el pago de los
perjuicios causados al propietario), como porque la norma vendría a aparecer de
Derecho Público o Privado sólo después de su violación, cosa no cierta, pues la
norma es de Derecho Público o Privado, aún antes de su violación. Por otra parte,
hay casos en que interviene tanto la iniciativa privada como el Estado. Por
ejemplo, en la constitución de parte civil en un delito de robo (relación de Derecho
Público) .

Para Hans Kelsen, criticó la tesis del interés de los romanos, afirma que
toda norma encierra un elemento de Derecho Público. El Estado al establecer una
norma de Derecho Privado, por ejemplo de derecho civil o de derecho comercial,
toma en consideración, además del interés privado, el interés público que se tiene
acerca de la necesidad de la reglamentación de la institución a la que la norma se
refiere. Kelsen, pues, no distingue, prácticamente, el Derecho Público del Privado.
Si bien hay que reconocer que su tesis es acertada en cuanto formalmente todo
derecho emana del Estado, aún en el caso de normas individuales surgidas de los
particulares (pues éstas son normas sólo en cuanto llenen los requisitos señalados
por el ordenamiento positivo), hay que advertir, sí, que la ¿inferencia entre normas
de Derecho Público y normas de Derecho Privado subsiste. Puede, entonces,
decirse, siguiendo al ilustre filósofo italiano Giorgio Del Vecchio, que hay normas
que constituyen el campo propio del Derecho Público y otras que "poseen
naturaleza privada, aun teniendo por presupuesto las determinaciones
fundamentales del Derecho Público". El origen del deber jurídico es el punto de
partida del criterio que sobre el problema tiene Gustav Radbruch, el insigne
catedrático de la Universidad de Heidelberg. Si el deber emana del mandato de
otra persona, pertenece regularmente al Derecho Público; por el contrario, dice el
profesor alemán, los deberes jurídicos privados surgen por auto sumisión del
obligado. Así, por ejemplo, pagar impuesto es un deber jurídico público porque,
quiérase o no, debe pagarse; pagar el precio de la cosa pagada, en cambio, es un
deber jurídico privado, según este autor, puesto que ello es consecuencia de un
pacto, consecuencia que se ha aceptado al celebrar el contrato. Esta teoría es
muy similar a la de Jellinek y da más elasticidad a la distinción admitiendo la
regularidad de la pertenencia de la norma al Derecho Público. Debe hacérsele un
reparo: no todos los deberes jurídicos privados nacen por auto sumisión del
obligado. No es posible afirmar, que el deber jurídico de un individuo a quien
condenan judicialmente a pagar alimentos a otra persona, sea un deber nacido por
auto sumisión. Sin embargo, tal deber es privado.

Para Korkounov, autor ruso, esboza una teoría llamada teoría de las
normas distributivas y de las normas adaptativas, que puede presentarse más o
menos así: cuando un objeto jurídico es posible repartirlo entre los distintos
sujetos de derecho, adquiriendo cada uno, por tanto, dominio sobre su porción, la
situación jurídica va a ser regulada por el Derecho Privado, y por lo mismo, las
normas que rigen la distribución son de Derecho Privado. Si tal repartición o
distribución no es posible hacerla, los distintos intereses en juego deberán
adaptarse a dicha situación, que será entonces de Derecho Público, siendo
también de Derecho Público la norma que la regula. Por ejemplo: la tierra es
posible repartirla entre muchos individuos, constituyéndose así, cada uno, en
propietario; entonces, la norma que regule tal distribución será de Derecho
Privado. Por el contrario, un camino o un río que van a ser utilizados por todos los
integrantes de una comunidad, no es posible repartirlos entre éstos, y por ello, sus
intereses deben adaptarse a tal situación, que es de Derecho Público, así como lo
es la norma que la reglamenta. Peca tal concepción, por demás origina!• , en que
no puede extenderse a otros derechos que no sean patrimoniales y en que es
poco generalizante. Hay derechos que pueden revestir varias formas y que por
tanto, así como pueden distribuírse, pueden adaptarse. La autoridad considerada
como derecho en cabeza de su titular: en el Derecho Privado viene a repartirse,
por ejemplo, en la Patria Potestad; en cambio, ello no es posible tratándose de la
autoridad estatal. Además, hay ramas del Derecho consideradas como públicas y
a las que no sería aplicable la distinción propuesta por Korkounov. Por ejemplo, el
Derecho Penal, que es Derecho Público, busca aplicar penas a los distintos
individuos que la infrinjan, lo que implica una distribución y no una adaptación.

Ante la inexistencia de una distinción exacta entre Derecho Público y


Derecho Privado, la mayoría de la doctrina, cuando se ve precisada a exponer un
concepto que permita considerar una determinada rama del Derecho como de
Derecho Público o de Derecho Privado, ha recurrido a tesis eclécticas de las
diferentes ideadas tradicionalmente.

¿Qué objeto o utilidad tiene el dualismo de Derecho Público y Derecho


Privado? La distinción de las normas jurídicas en normas de Derecho Público y
Derecho Privado no ofrece, evidentemente, ninguna utilidad desde el punto de
vista teórico. Ello puede concluirse de un ligero examen del ordenamiento jurídico
enfocado por dos aspectos: material y formal.
En efecto, desde un ángulo material, la diferencia hecha entre Derecho
Público y Derecho Privado fracasa por no consultar la unidad del ordenamiento
jurídico. Es claro que todas las normas de un ordenamiento jurídico participan de
un fin u objeto común, y que sólo por la facilidad que ello representa en la
regulación de las materias, dicho ordenamiento se divide en ramas, de acuerdo
con las distintas clases de interacciones o actividades humanas que le
corresponda regir.
Desde un punto de vista formal, dos son los argumentos que pueden
hacernos ver la inutilidad teórica del dualismo entre Derecho Público y Derecho
Privado. El primero, bastante simple, nos permite afirmar que, siendo todas las
normas (las de Derecho Público y las de Derecho Privado) normas jurídicas que
participan de una misma estructura lógica fundamental y que hacen parte de un
mismo ordenamiento jurídico, ningún provecho teórico representa la
diferenciación.
De otro lado, la cuestión no radica en lo que la doctrina haya de entender
por Derecho Público o por Derecho Privado, pues, en último término, el que una
norma sea Derecho Público o Derecho Privado depende de la voluntad estatal que
les confiere ese o este carácter.

Cabe entonces preguntarse si de una manera práctica, tanto en cuanto al estudio


de las normas como en la realización de las mismas tiene trascendencia tal
dualismo. Pues bien, la distinción de las dos grandes ramas del Derecho en
referencia, es necesaria y ella puede existir sin desconocimiento de la unidad
fundamental del Derecho.

La CRBV: TITULO I

Principios fundamentales

Artículo 4.
La República Bolivariana de Venezuela es un Estado Federal descentralizado
en los términos consagrados en esta Constitución, y se rige por los
principios de integridad territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y
corresponsabilidad.
Este artículo se refiere a que la República Bolivariana de Venezuela, tiene como
base gubernamental, un poder descentralizado, que se rige por los principios de
cooperación, solidaridad, y corresponsabilidad entre otros, que destacan entre los
lineamientos que sostiene la Constitución Bolivariana de Venezuela.

Consagra la forma del Estado venezolano, expresado que este será democrático,
social y de justicia y que fundamentara su ordenamiento jurídico y sus actuaciones
(actos administrativos) en la vida en la libertad, la justicia, la igualdad la solidaridad
la democracia la responsabilidad social. En este mismo sentido, establece la
preeminencia de los derechos humanos la ética y el pluralismo político, de esta
manera el Estado asume la responsabilidad de que por encima de sus actos de
autoridad prevalecen los derechos humanos.

Analizando este artículo, nuestra amada Venezuela, está pasando por


cambios profundos, donde nuestro profesor nos pide hacer un critica del referente
teórico expuesto de una manera clara y precisa del Sr. Allan R. Brewer Carias,
Profesor de la Universidad Central de Venezuela, quien esboza, sobre el derecho
administrativo en el importante Congreso Internacional donde Conmemoraron
el Acto Legislativo del 10 de septiembre de 1914, por el cual se estableció el
Consejo de Estado, Universidad del Rosario, Consejo de Estado, Bogotá, 9
de septiembre de 2014, donde se hace la pregunta ¿Para dónde va el Derecho
Público?.

El profesor Allan R. Brewer Carias, expone desde una perspectiva


principista y optimista, lo que también pensamos que deberían ser las nuevas
tendencias del derecho administrativo hacia el futuro, en el marco de ese derecho
público, se refirió a la norma similar que se encuentra en la Constitución de
Venezuela y declara que: “ Venezuela se constituye en un Estado democrático y
social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su
ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad,
la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la
preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político” (art. 2),
agregando el texto constitucional, además, que el Estado es “un Estado Federal
descentralizado”(art. 4).
Sin embargo, ante esa definición, lo que corresponde es determinar si realmente,
en la práctica política del gobierno del Estado de Venezuela, el mismo responde a
esos principios, o si son simples enunciados floridos, y nada más, de un Estado
que no es nada de derecho, ni democrático, ni social, ni de economía mixta, ni de
justicia, ni descentralizado, tal como efectiva y trágicamente es nuestro caso.
Definición que no se ajusta a la realidad más que decir que ante un Estado
Constitucional de derecho, y además, democrático, descentralizado, social, de
economía mixta y de justicia, la tendencia del derecho administrativo sería
precisamente la que debería resultar de regular a la Administración de ese Estado,
donde el pluralismo y la alternabilidad republicana tendrían que estar garantizada;
donde la Administración y todos los órganos del Estado deberían estar sometidos
al derecho, a través de un riguroso sistema de control judicial de la actividad
administrativa; donde la Administración debería ejercer con imparcialidad y
respetando la igualdad de todos, su tarea de gestionar el interés general y
asegurar la satisfacción de las necesidades colectivas; dando con ello, plena
garantía a los derechos de los administrados, en un marco de transparencia
gubernamental y de pulcro manejo de los recursos financieros sometidos a
escrupulosos controles fiscales.
Pero lamentablemente, ello no es así, en la realidad en Venezuela, contra lo que
dice la Constitución, no hay ni un Estado de derecho, ni un Estado democrático, ni
un Estado Social, ni un Estado de Economía Mixta, ni un Estado de Justicia, y
además, no hay un Estado descentralizado.
Lo que dice la Constitución simplemente no existe en la realidad, y ni siquiera su
implementación fue la intención de quienes al asaltar el poder en 1999, luego de
un intento de golpe de Estado que procuraron dar en 1992, donde se ha
establecido un Estado autoritario, que pronto se derivó en un estado totalitario y
populista de la actualidad, con el cual se ha desmantelado la democracia,9 y se
ha violado y moldeado el orden jurídico como sus líderes han querido,
empobreciendo y haciendo miserable a un país otrora próspero, y donde
simplemente se ha eliminado la justicia.
La historia de nuestra disciplina está llena de casos de desarrollo del derecho
administrativo en el marco de regímenes autoritarios.
Sin embargo estas experiencias nuevas, nos impone la necesidad de comenzar a
recodar cómo fue que funcionaron los Estados Totalitarios para tratar de
comprender lo que ahora está ocurriendo y su impacto en el orden jurídico;
cuando la totalidad del Poder estuvo en manos de un partido o de una
nomenclatura que asaltó al poder y lo puso a su servicio, sin control de naturaleza
alguna, salvo las depuraciones sucesivas del liderazgo, apoderándose de todo, de
propiedades, medios de producción, medios de comunicación, vidas y bienes,
volviendo el ciudadano a ser siervo del Estado, e imponiendo una ideología oficial.

Todo lo que anteriormente hemos expuesto, nos confirma entonces que en


Venezuela, el Estado que tenemos es un Estado Totalitario, el cual:
En primer lugar: ha hecho desaparecer todo vestigio de Estado de derecho que
prevé la Constitución, lo que ha resultado de la violación sistemática de la
Constitución que ha perdido su carácter de ley suprema se desrigidización
constitucional, todo lo cual ha producido una completa desjuridificación del propio
Estado, al haberse creado fuera de la Constitución un Estado Comunal, en
paralelo al Estado Constitucional, 13 que ha sido completamente
desconstitucionalizado.
En Segundo lugar: el Estado totalitario ha hecho desaparecer, igualmente, todo
vestigio del Estado democrático que regula la Constitución, lo que ha resultado de
la distorsión de la representatividad política en la legislación electoral, de manera
que con minoría de votos se obtienen mayoría de representantes; de las fallas en
la implementación de la democracia participativa, que ha resultado ser un
esquema de movilización popular basada en repartos controlados por el Poder
central; de la ausencia de separación de poderes en la organización del Estado, y
en particular, de la ausencia de autonomía e independencia del Poder Judicial; de
la distorsión de la Administración Pública que dejó de estar al servicio del
ciudadano; de la militarización avasallante de la sociedad y el Estado; de la
eliminación de la libertad de expresión y comunicación; y de la eliminación y
violación del principio democrático.

En tercer lugar : el Estado totalitario también ha hecho desaparecer todo vestigio


del Estado Social y de Economía Mixta que regula la Constitución, mediante la
eliminación de la libertad económica, el ahogamiento de la iniciativa privada y la
garantía del derecho de propiedad, sin generación de riqueza, resultando la
configuración de un Estado montado sobre una política de subsidios y repartos
directos, con un esquema de economía comunista donde el Estado acapara la
totalidad de la actividad económica, basado en sistema de Capitalismo de Estado,
donde el Estado es el principal empleador, por ello es un Estado Burocrático,
donde desapareció el servicio civil basado.
En cuarto lugar : el Estado totalitario adicionalmente ha hecho desaparecer todo
vestigio del Estado de Justicia que regula la Constitución, lo que ha resultado de la
ausencia de leyes justas y la multiplicación de leyes inconsultas; de una extrema
inflación de la inseguridad jurídica, con reformas de las leyes mediante su simple
republicación; del sometimiento político del Poder Judicial al Poder Ejecutivo y la
Asamblea Nacional; del hecho del Estado de haberse escapado de la justicia
interna, al no existir materialmente contencioso administrativo ni posibilidad de
condena al Estrado por responsabilidad; y de haberse escapado también el
Estado de la justicia internacional, tornándose en un Estado irresponsable; de
haberse puesto la Justicia al servicio del autoritarismo; de haber áreas con
carencia de justicia, como es la justicia de paz; y de haberse desarrollado un
sistema de injusticia como consecuencia de la impunidad.

En quinto lugar : el Estado totalitario también ha hecho desaparecer todo vestigio


del Estado descentralizado que bajo una concepción centralista de la llamada
“federación descentralizada” reguló la Constitución, lo que se ha consolidado con
el desbalance introducido a favor del nivel nacional de la distribución territorial; con
un Municipio que no se llegó a configurar efectivamente como la unidad primaria
de la organización nacional; con la creación, en paralelo a las entidades políticas
territoriales previstas en la Constitución, pero fuera de sus regulaciones, del
Estado Comunal, del Poder Popular y de las Comunas para acabar con los
Estados y Municipios, los cuales han sido vaciados de competencia a favor de las
mismas; y por último, con el ahogamiento y neutralización de las mismas
entidades políticas territoriales por parte del Poder Nacional.

TÍTULO IV
DEL PODER PÚBLICO
Capítulo I
De las Disposiciones Fundamentales
Sección Primera: Disposiciones Generales.

Artículo 136.
El Poder Público se distribuye entre el Poder Municipal, el Poder Estadal y el
Poder Nacional. El Poder Público Nacional se divide en Legislativo,
Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral. Cada una de las ramas del Poder
Público tiene sus funciones propias, pero los órganos a los que incumbe su
ejercicio colaborarán entre sí en la realización de los fines del Estado.

Aproximación al concepto del Estado de Derecho.


Antecedentes del Estado de Derecho.
El Estado, de acuerdo a consideraciones de Chalbaud Zerpa “tal como es
concebido en la actualidad proviene de la configuración del llamado Estado
Nacional Moderno” (1999:10), el cual transitó por un largo proceso histórico. El
Estado Moderno, como forma de organización política, y desde la perspectiva del
Derecho Político, surge en Europa después del Renacimiento, luego de la
transformación feudal. En la evolución del Estado Nacional Moderno, se pasó de
un Estado Absoluto a un Estado Liberal (primera forma del Estado de Derecho); y
de éste, a un Estado Social de Derecho (segunda forma del Estado de Derecho)
(Chalbaud Zerpa, 1999; Brewer Carias, 1975). En cuanto a esta evolución o
transformación del Estado Moderno, de un tipo de Estado (Absolutista) hasta la
actual forma (Social de Derecho), Machado de Acedo señala que
“Frente al antiguo régimen absolutista, se impone la igualdad de todos ante
la Ley vinculada a la libertad. Pero, pronto se siente que la garantía de la igualdad
va requiriendo del Estado para hacerla efectiva, aún con desmedro de la
libertad...” dando paso “a nuevas formas de dominación y explotación... Surge
entonces lo que García Pelayo denomina el Estado Social entendiendo como una
de las transformaciones que sufre el Estado, para adaptarse a las exigencias de la
sociedad industrial... se abre así el paso al desarrollo de la política social...”
(1998:133).

Origen del Estado de Derecho en Venezuela.


Para contextualizar tanto institucional como jurídicamente la evolución del
Poder Público en Venezuela, es necesario tomar en consideración la concepción
de Estado que formalmente ha tenido y tiene consagrado constitucionalmente
Venezuela, desde que surge como tal. Así como, de forma más reciente, la
concepción otorgada en las dos últimas Constituciones venezolanas: la
Constitución de la República de Venezuela de 1961, y la actual Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela de 1999.
En cuanto a Venezuela, desde que se consolida como Estado, nace bajo
una concepción de Estado de Derecho. El surgimiento de los nuevos Estados
independientes iberoamericanos en el primer tercio del siglo XIX, constituye uno
de los procesos políticos más complejos e interesantes de la historia
contemporánea. Con el colapso o crisis de las monarquías ibéricas, las guerras
americanas de emancipación se comienzan este proceso.
Así, sirven de fuente inspiradora la Constitución de los Estados Unidos de
América de 1789, la Declaración Francesa que se produce en el contexto de la
Revolución de 1789 (Declaración de los Derechos del Hombre) y la Constitución
Francesa de 1791(Olavarría, 1999; Tünnermann, 1997).
Este proceso se realiza de forma aislada, pero como dice Olavarría “en asombroso
paralelismo de origen y crisis, en todas las naciones hispánicas, tanto las de
América, desprendidas y emancipadas en forma traumática y simultánea de la
autoridad que las gobernaba, como por la sociedad española cuya monarquía
colapsó” (1999:5).
Las estructuras que se heredan de la colonia pasan “casi intactas a los nuevos
Estados emergentes”; manteniéndose, mediante la imposición desde arriba de las
instituciones, el derecho, la autoridad, el lenguaje, la religión y la cultura; cierta
unidad político administrativa. Producto de que el sistema colonial impone a sus
dominios americanos una organización subordinada, radial y centrifuga de sus
economías y sociedades, con el centro de la metrópolis” (Kaplan, 1983)

Artículo 145.
Los funcionarios públicos y funcionarias públicas están al servicio del Estado y no
de parcialidad alguna. Su nombramiento o remoción no podrán estar determinados
por la afiliación u orientación política. Quien esté al servicio de los Municipios, de
los Estados, de la República y demás personas jurídicas de derecho público o de
derecho privado estatales, no podrá celebrar contrato alguno con ellas, ni por sí ni
por interpósita persona, ni en representación de otro u otra, salvo las excepciones
que establezca la ley.
Los cargos de los órganos de la Administración Pública son de carrera. Se
exceptúan los de elección popular, los de libre nombramiento y remoción, los
contratados y contratadas, los obreros y obreras al servicio de la Administración
Pública y los demás que determine la Ley.
El ingreso de los funcionarios públicos y las funcionarias públicas a los cargos de
carrera será por concurso público, fundamentado en principios de honestidad,
idoneidad y eficiencia. El ascenso estará sometido a métodos científicos basados
en el sistema de méritos, y el traslado, suspensión o retiro será de acuerdo con su
desempeño
Este artículo nos habla de la apoliticidad del Funcionario Público además de
prohibir cualquier parcialidad aun cuando no sea política. También establece la
prohibición de nombrar o remover a un funcionario por politocracia, es decir por
tener una inclinación política específica y abierta del mismo modo se prohíbe
celebrar contratos con entes entidades públicas o personas interpuestas, excepto
los casos que lo permita la ley

Estos articulos hace referencia a todo lo relacionado a los estatus legales por los
que se rige la normativa en cuanto al ingreso, ascenso suspensión y retiro de un
funcionario, es aquí donde hace referencia a la ley de estatus de la Función
Pública.

La Constitución venezolana, el artículo 145, al establecer una prohibición de


contratación con el Estado, dispone expresamente que:

“Quien esté al servicio de los Municipios, de los Estados, de la


República y demás personas jurídicas de derecho público o de derecho
privado estatales, no podrá celebrar contrato alguno con ellas, ni por sí
ni por interpósita persona, ni en representación de otro u otra, salvo las
excepciones que establezca la ley”

La misma establece la doble distinción respecto de las personas jurídicas


que hemos mencionado: por una parte, entre las personas jurídicas de derecho
público y las personas jurídicas de derecho privado; y por la otra, entre las
personas jurídicas estatales y las personas jurídicas no estatales.

El ordenamiento jurídico venezolano, hay personas jurídicas de derecho


público y personas jurídicas de derecho privado; y por personas estatales y no
estatales. Ello permite identificar, por una parte, unas personas jurídicas de
derecho público estatales y unas personas jurídicas de derecho público no
estatales; y por la otra, unas personas jurídicas de derecho privado estatales y
unas personas jurídicas de derecho privado no estatales.

Normalmente entran dentro del campo del derecho administrativo las


personas jurídicas de derecho público estatales y las personas jurídicas de
derecho privado estatales; y en ciertos aspectos de su régimen y actividad, las
personas jurídica de derecho público no estatal.
CONCLUSIÓN.

La vulnerabilidad del Estado de Derecho en Venezuela, tomando en consideración


la organización actual del Poder Público respecta; se puede apreciar que
formalmente están presente en la actual Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, los Principios Jurídico-Políticos de un Estado que se considere
como Estado de Derecho.

Dichos principios jurídico-políticos están configurados por: el de los derechos


fundamentales, el de la división de los poderes, y el principio de la autoridad de la
ley.

En cuanto al principio de la división de los poderes, en Venezuela


constitucionalmente siempre se ha previsto. Por cuanto desde su génesis hasta la
actualidad, Venezuela ha sido y es un Estado de Derecho. Es así que, que cada
órgano que integra las diferentes ramas del poder público en Venezuela, tiene una
función propia, más ésta no es exclusiva ni excluyente, de forma tal, que puede
existir colaboración entre estos al momento de realizar las diferentes actividades.

No es posible, en el marco de esta ley poder conciliar el pluralismo que garantiza


la Constitución y el principio de la no discriminación por razón de “opinión política”
con sus disposiciones que persiguen todo lo contrario, es decir, el establecimiento
de un Estado Comunal, cuyas instancias sólo pueden actuar en función del
Socialismo y en las cuales todo ciudadano que tenga otra opinión queda excluido.
En esta forma, al fraude a la Constitución, 14 y además, en fraude a la voluntad
popular, se le ha impuesto a los venezolanos mediante leyes orgánicas, un
modelo de Estado totalitario, comunista y centralizado por el cual nadie ha votado,
con lo que se ha cambiado radical e inconstitucionalmente el texto de la
Constitución de 1999, que no ha sido reformado conforme a sus previsiones, en
abierta contradicción y desprecio al rechazo popular mayoritario que se expresó
en diciembre de 2007 a la reforma constitucional que entonces se intentó realizar
incluso violando la propia Constitución. Es a ese marco de Estado totalitario y de
desconstitucionalización del Estado, al que en la actualidad se enfrenta el derecho
público en Venezuela, y es que sin duda está originando unas “nuevas tendencias
al derecho administrativo,” que comienzan a mostrárnoslo como una rama del
derecho que dejó de ser el punto de equilibrio entre los poderes y prerrogativas del
Estado y las garantías de derechos de los particulares.

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