jurisprudencia/DERECHO A LA EDUCACION-Características y Componentes

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Sentencia T-546/13

DERECHO FUNDAMENTAL A LA EDUCACION-Reiteración de


jurisprudencia/DERECHO A LA EDUCACION-Características y
componentes

En el mundo actual el acceso al conocimiento y a la formación académica


constituyen los fundamentos esenciales para el desarrollo de conocimientos
científicos, históricos, morales, sociales, culturales, geográficos,
tecnológicos, entre otros, que propenden por el desarrollo individual de cada
persona, en aras a que pueda aportar a la sociedad el respeto y protección
de los derechos humanos y las libertades fundamentales. La educación vista
como derecho fundamental y como servicio público, ha sido reconocida por
la doctrina nacional e internacional como un derecho de contenido
prestacional que comprende cuatro dimensiones: a) disponibilidad del
servicio, que consiste en la obligación del Estado de proporcionar el número
de instituciones educativas suficientes para todos los que soliciten el
servicio; b) la accesibilidad, que consiste en la obligación que tiene que el
Estado de garantizar que en condiciones de igualdad, todas las personas
puedan acceder al sistema educativo, lo cual está correlacionado con la
facilidad, desde el punto de vista económico y geográfico para acceder al
servicio, y con la eliminación de toda discriminación al respecto; c)
adaptabilidad, que consiste en el hecho de que la educación debe adecuarse
a las necesidades de los demandantes del servicio, y, que se garantice la
continuidad en su prestación, y, d) aceptabilidad, que hace referencia a la
calidad de la educación que debe brindarse.

DERECHO DE LOS NIÑOS A RECIBIR EDUCACION DE


ACUERDO A SUS NECESIDADES Y PREVALENCIA DEL
INTERES SUPERIOR DEL NIÑO

El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Educación y las Secretarías


de Educación, está consolidando en todo el territorio nacional una política de
modelos pedagógicos apropiados para cada necesidad de los niños, los
cuales han demostrado ser una alternativa eficiente y eficaz, puesto que “sus
metodologías facilitan el aprendizaje de niños de varios grados escolares, que
atiende, además, de manera particular, las necesidades de cada estudiante.
Así mismo, los modelos buscan superar la extraedad y nivelar a los pequeños
y grandes de acuerdo con el nivel apropiado de su desarrollo cognitivo y
sicomotriz”. En conclusión, el interés superior del niño exige que la
educación que se les imparte se adapte a sus necesidades y realidades
culturales y sociales.

TRABAJO INFANTIL-Marco jurídico/TRABAJO INFANTIL-


Erradicación, garantizando acceso a la educación
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TRABAJO INFANTIL-Prohibición sobre menores de quince


años/TRABAJO INFANTIL-Dada la realidad social, económica y
cultural permite que sea entre los 15 y 18 años bajo ciertas condiciones

Pese a existir la obligación de erradicación del trabajo infantil, dada su


vocación progresiva, el ordenamiento jurídico colombiano, en atención a la
realidad social, económica y cultural que involucra a los menores de edad
en el mundo laboral, se ha encargado de regular su prestación, estableciendo
una edad mínima de admisión generalizada del menor al empleo. Tal
admisión, al considerarse incompatible con la garantía del derecho a la
educación, no puede darse antes de que el menor haya completado su
escolaridad, es decir, hasta antes de los 15 años. Sin embargo, dicha
permisibilidad constitucional como respuesta al contexto socioeconómico del
país, exige la intervención del Estado para regularizar y humanizar las
condiciones de trabajo. En atención a dicha circunstancia, la ejecución de
actividades laborales por parte de menores de edad entre los 15 y 18 años, se
sujeta a las siguientes condiciones que revisten el carácter de orden público,
a saber: La prohibición de ejecutar labores que desarrollen explotación
laboral o económica, y trabajos riesgosos; (ii) la flexibilidad laboral, la cual
se hace efectiva en la reglamentación apropiada de horarios y condiciones de
trabajo; (iii) La autorización escrita del Inspector del Trabajo o, en su
defecto, de la primera autoridad local

EDUCACION PARA ADULTOS-Regulación


normativa/EDUCACION PARA ADULTOS-Requisito de edad

La obligación del Estado de proporcionar educación a todas las personas,


conlleva la de establecer un sistema especial de educación para los adultos,
el cual debe propender por la adaptabilidad, y responder a la realidad de los
adultos como personas que se encuentran activas laboralmente y que, en
razón a su actividad, requieren de una flexibilidad especial que posibilite el
acceso al sistema educativo, con el fin de que a estas personas, no se les
niegue la oportunidad de recibir una formación académica que consulte sus
intereses y particularidades, y los prepare para poder acceder a más y a
mejores ofertas laborales.

AGENCIA OFICIOSA EN PROCESOS DE TUTELA-Principios


fundamentales/AGENCIA OFICIOSA EN TUTELA DE NIÑOS,
NIÑAS Y ADOLESCENTES-Requisitos no tienen aplicación

La jurisprudencia constitucional ha reconocido que se pueden agenciar


derechos ajenos, siempre y cuando quien actué en nombre de otro: “i) exprese
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que está obrando en dicha calidad, ii) demuestre que el agenciado se


encuentra en imposibilidad física o mental de ejercer su propia defensa,
condición que puede ser acreditada de manera tácita o expresa, y que, iii) se
identifique plenamente a la persona por quien se intercede (…), como quiera
que la primera persona llamada para propender por el amparo de los
derechos aparentemente vulnerados es el propio afectado, en ejercicio de su
derecho a la autonomía y en desarrollo de su dignidad”. Así mismo la Corte
ha dicho que además de tener en cuenta los elementos que configuran la
agencia oficiosa, el análisis siempre debe ir guiado bajo tres principios
fundamentales: “(i) el principio de eficacia de los derechos fundamentales, el
cual impone la ampliación de los mecanismos protectores de los derechos
fundamentales para los particulares y autoridades públicas; (ii) el principio
de prevalencia del derecho sustancial sobre la forma, que busca impedir que
por diseños artificiales de la norma, se deje de cumplir el fin último de ésta; y
(iii) el principio de solidaridad, la obligación de los miembros de la sociedad
de Colombia de velar no sólo por los derechos fundamentales propios, sino
por los del otro, en la imposibilidad que tiene éste de propender por la
protección de sus derechos”. No obstante lo anterior, la Corte ha precisado
que cuando se trata de agenciar derechos fundamentales de niños, niñas o
adolescentes, los criterios anotados en precedencia no tienen aplicación, por
tratarse de sujetos de especial protección constitucional, frente a los cuales el
Estado, la sociedad y la familia tienen la obligación de garantizar su
prevalencia, en los amplios términos del artículo 44 constitucional.

EDUCACION MEDIA PARA ADULTOS-Mayores de 18 años y haber


aprobado grado noveno de la educación básica

EDUCACION MEDIA PARA ADULTOS-Caso en que se negó cupo


de menor de 18 años para estudiar los sábados

DERECHO A LA EDUCACION Y AL TRABAJO-Se ordena a


institución educativa otorgue cupo para el grado once en el horario
sabatino y en el horario semanal diurno, para que el estudiante elija
discrecionalmente el que más le convenga

EDUCACION MEDIA PARA ADULTOS-Aplicación de excepción de


inconstitucionalidad para la inclusión en circunstancias
excepcionalísimas y especiales de menor de 16 años con necesidad de
estudiar los sábados para cuidar de su hijo

En cuanto al caso de la niña, la Sala, frente a las circunstancias especiales y


excepcionalísimas en que ésta se encuentra- como lo es tener 16 años y
encontrarse en la necesidad de estudiar los sábados para cuidar de su hijo,
quien también es menor de edad, ya que no cuenta con la ayuda de ningún
familiar para atender al niño-, hace procedente la aplicación de la excepción
de inconstitucionalidad de los artículos 16 y 17 del Decreto 3011 de 1997,
pues el mero requisito de la edad en este caso, desconoce que la menor de
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edad atraviesa por una situación particular que la obliga a tener que asistir a
un colegio con adultos, hasta tanto no se tomen medidas que le permitan
continuar con sus estudios en un ciclo de educación regular.

Referencia: expedientes T- 3873999 y T-


3890853

Acción de Tutela instaurada por Paola


Andrea Jaramillo Figueroa, agente oficiosa
de Michel Steven Osorio Jaramillo, contra
la Institución Educativa Santa Teresa de
Jesús con sede en Armenia y la Secretaría
de Educación de Armenia; y, María Norela
Tamayo Tejada, agente oficiosa de Jineth
Vanessa González Taborda, contra la
Secretaría de Educación de Bello y la
Institución Educativa León XIII.

Derechos fundamentales invocados:


educación, trabajo y libre desarrollo de la
personalidad.

Magistrado Ponente:
JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB

Bogotá D.C., veintiuno (21) de agosto de dos mil trece (2013)

La Sala Séptima de Revisión de tutelas de la Corte Constitucional,


conformada por los Magistrados Jorge Ignacio Pretelt Chaljub -quien la
preside-, Alberto Rojas Ríos y Luis Ernesto Vargas Silva, en ejercicio de sus
competencias constitucionales y legales, y específicamente de las previstas en
los artículos 86 y 241, numeral 9°, de la Constitución Política, ha pronunciado
la siguiente

SENTENCIA

En el proceso de revisión del fallo proferido el 6 de marzo de 2013 por el


Juzgado Cuarto Civil Municipal de Armenia, quien negó el amparo
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constitucional solicitado. Así mismo, de la sentencia del 1° de marzo de 2013,


proferida por el Juzgado Primero Civil Municipal de Bello, quien negó el
amparo solicitado.

Los expedientes T- 3873999 y T-3890853fueron seleccionados y acumulados


por presentar unidad de materia para ser fallados en una sola sentencia.

En consecuencia, la Sala procede a exponer los antecedentes, pruebas y las


decisiones judiciales de cada uno de los expedientes:

1. ANTECEDENTES

1.1 EXPEDIENTE T-3873999

1.2 SOLICITUD

Paola Andrea Jaramillo Figueroa, agente oficiosa de Michel Steven Osorio


Jaramillo, solicita al juez de tutela que ampare sus derechos fundamentales a
la educación, al trabajo, a la igualdad y al libre desarrollo de la personalidad,
los cuales considera vulnerados por la demandada, como consecuencia de
haberle negado un cupo escolar en el horario de los sábados, aduciendo que
para acceder a éste, era necesario tener 18 años, dejando de lado que el
agenciado trabaja de lunes a viernes para aportar en el sustento de su familia.
En consecuencia, la accionante solicita que se le autorice a su hijo la matrícula
en el plantel educativo accionado, con base en los siguientes:

1.2.1 Hechos y argumentos de derecho

1.2.1.1. Manifiesta la accionante que su hijo cumple la mayoría de edad el 16 de


julio de 2013, y que está interesado en cursar los grados décimo y once
en el horario sabatino en la institución educativa accionada, pues
actualmente está trabajando de lunes a viernes en un galpón de pollos y
en un criadero de peces.

1.2.1.2. Sostiene que es madre cabeza de familia, que se encuentra desempleada


y que atraviesa una difícil situación económica, por lo que su hijo-
agenciado-trabaja para contribuir en los gastos de la casa.

1.2.1.3. Indica la accionante que junto con su hijo solicitaron un cupo en la


Institución Educativa Santa Teresa de Jesús de Armenia, en el horario de
“los sábados de validación”, pero en dicha institución les respondieron
que “no era posible, que porque era un requisito tener los 18 años
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cumplidos y haber estado dos años por fuera de esta institución


educativa”.

1.2.1.4. Alega que en virtud de que “es de vital importancia que mi hijo estudie
en esa jornada para poder que tenga derecho al acceso a la educación
y no interrumpa sus estudios y pueda proyectarse económicamente a
futuro” (SIC), solicitó a la Secretaría de Educación de Armenia que
interviniera para que a su hijo se le permitiera estudiar en la jornada
sabatina, de conformidad con el artículo 16 de la Constitución Política y
al Decreto 3011 de 1997.

1.3. TRASLADO Y CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA

Admitida la solicitud de tutela, el Juzgado Cuarto Civil Municipal de


Armenia corrió traslado de la misma a la Secretaría de Educación
Municipal de Armenia y al Colegio Ciudad de Armenia, a fin de que
ejercieran los derechos de defensa y contradicción.

La Secretaría de Educación Municipal de Armenia, mediante escrito


adiado a 27 de febrero de 2013, manifestó que lo pretendido por la
accionante es vincular a su hijo a un programa de educación de adultos
contrariando las disposiciones y reglamentaciones contenidas en el
Decreto 3011 de 1997, las cuales, por el contrario, han sido respetadas
por la Secretaría de Educación y por la institución educativa accionada,
quienes han impedido la matrícula del menor de edad, precisamente
porque no cumple con el requisito de la edad establecido en dicho
decreto.

Así mismo, adujo que “el Decreto 3011 de 1997, al establecer


requisitos particulares y concretos con el fin de crear una barrera que
impida que aquellos menores que han desarrollado un CICLO
EDUCATIVO FORMAL CONTINUADO, sean desvinculados amañada
y arbitrariamente por sus padres, tutores o representantes, con el fin de
desarrollar otro tipo de actividades (laborales, familiares o de otro fin)
garantizando la norma el amparo de los derechos de los menores,
especialmente en materia de escolaridad, para aquellos que por
distintas circunstancias, no han podido desarrollar un CICLO
EDUCATIVO FORMAL CONTINUADO. Esta herramienta legal no
puede ser interpretada y utilizada, por los padres, tutores o
representantes legales de los menores educandos, para vulnerar los
derechos de formación que asisten a los menores (…)”.

También indicó la Secretaría de Educación de Armenia que, del artículo


16 del Decreto 3011 de 1997 se deriva que el ingreso al programa de
educación para adultos es subsidiario, “y se prestará sólo si se cumplen
los requisitos específicos, debiendo los menores y demás personas, que
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no cumplan dicha manifestación perentoria, sujetarse y vincularse a los


programas de educación formal”.

Por último, sostuvo la interviniente que “no existe vulneración de


derecho fundamental alguno a favor de los menores accionantes y a
cargo de la entidad pública, pues la demanda educativa que reclaman
los accionantes, se encuentra garantizada plenamente con la
disposición de cupos, sedes y demás elementos propios de la prestación
del servicio educativo, dentro de los programas de educación formal
continuado”.

La Institución Educativa Santa Teresa de Jesús de Armenia,


manifestó que “el estudiante Michel Steven Osorio Jaramillo, se
encontraba matriculado en la Institución Educativa Bosques de Pinares
y luego fue matriculado en esta Institución durante el año lectivo 2013,
como se puede observar en el SIMAT (Sistema Integrado de Matrículas
adoptado por el Ministerio de Educación Nacional para todas las
instituciones Educativas); de acuerdo a los decretos y leyes citadas
anteriormente (3011 de 1997 y Resolución N° 1025 de 2012), el
estudiante no cumple con la edad exigida, ni lleva dos años por fuera
del sistema público educativo formal. Además, no es muy claro para el
grado al cual desea ingresar el estudiante; pues se observa que en el
año 2012 cursó el grado décimo, fue matriculado para el grado
undécimo en el año 2013 inicialmente y esta institución no cuenta con
ciclo VI (undécimo) para primer semestre del presente año lectivo
2013”.(SIC).

Así mismo, expresó que el principal objetivo de la institución es


erradicar el trabajo infantil y unificar esfuerzos para que los niños
vuelvan a las aulas, permitiéndoseles el derecho a la educación como lo
exige la Constitución Política.

1.4. DECISIONES DE INSTANCIA

1.4.1. Sentencia única de instancia

Mediante fallo del 6 de marzo de 2013, el Juzgado Cuarto Civil


Municipal de Armenia negó el amparo invocado, tras considerar que los
mínimos de edad se explican en la medida en que existe por parte del
Estado, la obligación de garantizar y hacer efectivo el derecho a la
educación de los menores de edad, es decir, ofrecer los medios para que
en la infancia y la juventud se logre un desarrollo integral; aspecto este
que en gran parte se logra si existe una adecuada formación,
permitiendo que los menores en su edad escolar asistan a los centros
educativos que ofrecen un plan pedagógico integral. “En este contexto,
8

resulta lógico que la reglamentación de la educación para adultos


excluya la posibilidad de participación de los menores de edad en estos
programas, por cuanto la formación corresponde brindarla en forma
conjunta a la familia y al Estado, a través del sistema educativo
formal”.

Continuó el a quo afirmando que “la autorización para que los


menores de edad accedan a este tipo de educación, debe entenderse, lo
ha dicho la Corte, con criterio restrictivo y de ninguna manera
general”.

Concluyó afirmando que el derecho a la educación del menor de edad


no ha sido vulnerado por las entidades accionadas, menos aún por la
institución educativa, quien adujo razones válidas para negarle el cupo
estudiantil; además, porque dicha institución no cuenta con el ciclo
educativo undécimo, al cual él pretende ingresar.

1.5. PRUEBAS DOCUMENTALES

En el trámite de la acción de amparo se aportó la siguiente prueba:

1.5.1. Copia del reporte de matrículas de Steven Jaramillo en el SIMAT


(Sistema Integrado de Matrículas).

1.6. PRUEBAS ALLEGADAS EN SEDE DE REVISIÓN

1.6.1. El 9 de agosto de 2013, mediante escrito allegado al despacho del


magistrado sustanciador, la Institución Educativa Santa Teresa de Jesús
de Armenia, manifestó que “Michel Steven Osorio Jaramillo fue
matriculado en esa institución el 22 de marzo de 2013, para cursar el
grado décimo nuevamente, ya que en el 2012 el estudiante pasó en
estado reprobado. (…) El estudiante ha asistido a clases normalmente
durante el segundo periodo, no presenta notas del primer periodo, la
institución le brindó la oportunidad para que presentara talleres y
actividades de recuperación con el fin de que le sean asignadas las
notas valorativas para el primer periodo. En este momento el
estudiante se encuentra asistiendo cumplidamente a las clases
académicas en la jornada diurna en el horario mañana”1.

1.7. EXPEDIENTE T-3890853

1.7.1. SOLICITUD

1 Ver folios 10-14 del cuaderno 1.


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María Norela Tamayo Tejada, agente oficiosa de Jineth Vanessa González


Taborda, solicita al juez de tutela que ampare su derecho fundamental a la
educación, el cual considera vulnerado por la demandada, como consecuencia
de haberle negado un cupo escolar en el horario de los sábados, aduciendo que
para acceder a éste, era necesario tener 18 años, dejando de lado que la
agenciada trabaja para sostener a su hijo de 5 meses. En consecuencia, la
accionante solicita que se le autorice a su nuera la matrícula en el plantel
educativo accionado, con base en los siguientes:

1.7.2. Hechos y argumentos de derecho

1.7.2.1. Manifiesta la accionante, suegra de la menor de edad Jineth Vanessa


González Cardona, que su nuera tiene 16 años de edad y tiene un hijo,
el niño Emanuel Andrés Tamayo González.

1.7.2.2. Expresa que solicitó al Colegio León XIII, un cupo escolar en la


jornada sabatina para Jineth Vanessa, toda vez que necesita trabajar
durante la semana para mantener a su hijo, pero la directora de la
institución educativa le manifestó que “no la puede recibir por ser
menor de edad y que cuando se gradúe tiene que salir con cédula, y la
menor cuando se gradúe saldría con tarjeta de identidad y por esta
razón no la reciben en dicha institución”.

1.7.2.3. Aduce que acudió a la Secretaría de Educación de Bello para que le


dieran un permiso a su nuera para poder estudiar en la Institución
Educativa León XIII, pero allá le respondieron que “no nos pueden dar
ninguna autorización, que porque era para entrar a un CLEI 5 o 6 y
que ese permiso no me lo daría nadie”.

1.7.2.4. Sostiene que dado que la Secretaría de Educación de Bello no le otorgó


el permiso requerido, acudió a la Personería de ese municipio a
solicitarlo, pero también le fue negado.

1.7.2.5. Dice la accionante que su nuera tiene buenas calificaciones, y que no es


posible que por ser menor de edad y tener la necesidad de trabajar en la
semana, se le impida acceder a una Institución Educativa,
vulnerándosele su derecho a la educación.

1.8. TRASLADO Y CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA

Recibida la solicitud de tutela, el Juzgado Primero Civil Municipal de


Bello, requirió a los accionados para que ejercieran su derecho de
defensa y contradicción.
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La Institución Educativa León XIII, manifestó que el derecho a la


educación de la menor de edad no ha sido vulnerado, pues están
dispuestos a recibirla en los programas establecidos para los horarios de
la semana, pues al ser menor de edad, no puede ingresar a la jornada
sabatina, pues ésta es para mayores de 18 años.

Así mismo, adujo que en el presente caso existe una contraposición


entre el derecho a la educación y el derecho al trabajo, la cual debe ser
resuelta en aras de proteger el derecho a la educación, ya que es deber
del Estado, en virtud de las directrices del Ministerio de Trabajo y de
los Convenios internacionales ratificados por Colombia, no propiciar el
trabajo infantil, especialmente cuando éste interfiere en los estudios de
los niños y adolescentes.

También enunció que el juez de tutela debe valorar que asignarle el


cupo a la menor de edad es “dejarla al servicio del empleo informal,
porque en ninguna empresa formalmente constituida la va a contratar
en su condición de menor de edad, poniendo en riesgo su integridad en
las calles del municipio debiendo estar ocupada en ese tiempo al
estudio y a la educación para un mejor porvenir” (SIC).

Por último, expresó que “el decreto 3011 de 1997, establece


claramente las condiciones y programas para la educación básica
formal de adultos. Por lo que la menor Jineth Vanessa González con 16
años de edad, cursaría décimo y once de bachillerato los dos ciclos en
un año, terminando de 17 años de edad. Siendo requisito la mayoría de
edad en esta modalidad” (SIC).

La Secretaría de Educación de Bello, expresó que para ellos es


prioridad garantizarles a todos los niños y niñas de la municipalidad, el
derecho a la educación, por lo que han desplegado todos los
mecanismos idóneos que tienen a su alcance para proteger el mismo;
pero ello, obedeciendo los parámetros ministeriales, y actuando dentro
de la normatividad vigente que los regula.

Además, sostuvo que “la menor González Taborda no puede ingresar


al programa de educación para adultos ya que como consta en el
sistema integrado de matriculas-SIMAT la menor para el año 2012 se
encontraba estudiando en la institución Educativa Jorge Eliecer Gaitán
y que por lo tanto no cumple con el requisito del artículo 16 numeral 2
del decreto 3011 de 1997”.

1.9. DECISIONES JUDICIALES

1.9.1. Decisión única de instancia

Mediante fallo del 1° de marzo de 2013, el Juzgado Primero Civil


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Municipal de Bello, negó el amparo solicitado, argumentando que, si


bien es cierto, la educación es un derecho fundamental, y por lo tanto
factible de protección a través de la acción de tutela, no siempre hay
que proceder a su concesión.

En adición de lo anterior, el a quo expresó que “en la declaración


vertida ante el despacho, la menor no informó tener un trabajo
realmente estable que permita determinar la necesidad de la concesión
de la acción de tutela, sólo labora esporádicamente como lo indicó,
arreglando uñas o ayudando a la abuela del padre de su hijo haciendo
aseo. Además tal como lo expresa la Institución Educativa León XIII,
se necesita de permiso especial cuando se trata de menores para
laborar, situación que no ocurre con Jineth Vanessa González
Taborda”.

También estableció que la menor, a pesar de haber tenido un hijo a


temprana edad, aún está a tiempo de poder continuar con sus estudios
“en forma normal”.

1.10. PRUEBAS DOCUMENTALES OBRANTES DENTRO DEL


EXPEDIENTE

Obran en el expediente, entre otras, las siguientes pruebas:

1.10.1. Copia del registro civil de nacimiento de Emmanuel Andrés Tamayo


González, hijo de la menor de edad Jineth Vanessa González Taborda.

1.10.2. Declaración jurada que rindió “Jineth Vanessa González Cardona”


ante el Juzgado primero Civil Municipal de Bello, en la que manifiesta,
entre otras cosas que “quiero estudiar allá porque es cerquita de donde
vivo, dan descanso en horario del almuerzo y desayuno y puedo ir a
alimentar al niño” (…) “yo hay veces me voy con doña Norela a hacer
aseo en las casas, arreglo uñas” (…).

2. ACTUACIONES SURTIDAS EN SEDE DE REVISIÒN

2.1.Mediante auto del 19 de julio de 2013, el magistrado sustanciador dados


los hechos del presente caso, ordenó:

“PRIMERO. COMISIONAR al Juzgado Primero Civil


Municipal de Bello, Antioquia, para PRACTICAR
interrogatorio a la niña Jineth Vanessa González Cardona
(Carrera 53 A N° 47 A-35, Barrio Central. Bello, Antioquia),
con el fin de verificar las condiciones económicas, sociales
y laborales en las que se encuentra. Durante la inspección,
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el Juzgado deberá solicitar el acompañamiento de un


Procurador Delegado para Asuntos de Familia.

La diligencia deberá realizarse dentro de los cinco (05) días


hábiles siguientes a la notificación del presente auto. La
práctica de esta inspección deberá ser notificada a todas las
partes intervinientes en la presente acción. El escrito que
contenga la práctica de este interrogatorio, deberá ser
enviado a la Secretaría General de la Corte Constitucional al
día siguiente de su realización.

En el interrogatorio deberán hacerse las preguntas que de


acuerdo a los hechos del caso, consideren pertinentes el
funcionario de la Procuraduría y del Juzgado comisionado.
Además, se deben hacer las siguientes:

1) ¿Si tiene conocimiento de la tutela presentada por la señora


María Norela Tamayo Tejada, en la que solicita que a usted se
le permita estudiar los sábados en la Institución Educativa
para adultos, León XIII?

2) En los hechos de la tutela la señora María Norela Tamayo


Tejada indica que usted necesita estudiar los sábados. ¿Es
esto cierto? En caso de ser cierto, informe la razón de ello.
Además, indique las razones por las cuales usted no puede
estudiar en un colegio para niños en el horario de lunes a
viernes, bien sea en las mañanas o en las tardes.

3) En caso de que la razón de la respuesta anterior sea por


cuestiones laborales, diga:

a) El nombre de su (s) empleador (es).


b) Su horario laboral.
c) El salario devengado.
d) Las funciones que realiza.

4) Refiera cuál es la situación económica de su grupo familiar.


Indique quién (es) aporta (n) para la manutención del niño
Emanuel Andrés Tamayo González y cuanto aporta (n).

5) Indique cuántos años tiene el niño Emanuel.

6) Diga si el padre del niño trabaja. De ser afirmativa la


respuesta anterior, manifieste:
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a) El nombre de su (s) empleador (es).


b) Su horario laboral.
c) El salario devengado.
d) Las funciones que realiza.
e) Cuánto aporta el padre del niño para la manutención de su
hijo, el niño Emanuel Andrés Tamayo González.

7) En caso de que usted y el padre del niño trabajen, diga


quién cuida de él mientras ustedes laboran”.

2.2. PRUEBAS ALLEGADAS EN SEDE DE REVISIÓN

Mediante escrito adiado a 1° de agosto de 2013, el Juzgado Primero


Civil Municipal de Bello, Antioquia, como juzgado comisionado,
remitió a esta Corporación la narración jurada rendida por la menor de
edad Jineth Vanessa González Taborda, en la que manifiesta que:

i) Tiene conocimiento de la acción de tutela presentada por la señora


María Norela Tamayo; ii) necesita estudiar los sábados para poder
cuidar a su hijo, pues “yo soy la única que me encargo de él toda la
semana”; iii) “para la manutención del niño aporta el papá Andrés
Fernando que en este momento está trabajando y también por los
laditos cuando se necesita algo más, las hermanas ayudan; iv) Andrés
en este momento trabaja en construcción se gana $150.000 semanales;
v) (…) Mi papá manda una cuota mensual de $100.000, mi mamá coge
una parte y yo la otra para aportar un poquito donde doña Norela, mi
mamá no me colabora, no puede”;vi) el papá del niño estudió hasta
mayo del presente año en el Colegio León XIII en el horario sabatino,
“pero se salió para trabajar tiempo completo”; vii) no se quién
cuidará al bebé si el papá y yo trabajamos, porque a mí ni me dejan
trabajar, yo cuando cumpla los 18 años que ya pueda trabajar, me
imagino que en la guardería, ya el bebé está más grande y se puede
cuidar un poquito solo”; viii)“en la actualidad no estoy estudiando. Yo
estaba estudiando en el Jorge Eliecer Gaitán, allá la jornada era por
las mañanas y para los décimos había una media técnica que era
estudiar después de la jornada del colegio dos días a la semana y los
sábados de 7 de la mañana a 3 de la tarde, entonces, por ese motivo no
seguí estudiando porque eran muchas horas y por eso decidí buscar
cupo en los sabatinos”; iv) “no veo la hora en seguir estudiando”; x)
“la señora Norela manifestó que necesitaba estudiar los sabatinos
para trabajar porque yo sé arreglar uñas, y con lo que me hubiera
ganado de esas uñas colaboraba con el sustento, y como en esa época
el papá del niño no trabajaba, con lo que me ganara era para la
manutención del niño. También tenía pensado pedir permiso para
trabajar en un almacén o algo así comercial pero no lo hice”;y xi) “la
Coordinadora de la Institución Educativa León XIII me ofreció la
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alternativa de estudiar en la semana, me dijo que me daba el cupo de


una, pero estudiando de 6 de la mañana a 12 del día todos los días, y
no lo acepté”2.

3. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL

3.1. COMPETENCIA

La Corte es competente para revisar los presentes fallos de tutela, de


conformidad con los artículos 86 y 241 de la Constitución Nacional, y
con el Decreto 2591 de 1991.

3.2. PROBLEMA JURÍDICO

Corresponde a esta Sala establecer si ¿las instituciones educativas


demandadas están vulnerando los derechos fundamentales a la
educación, a la igualdad y al libre desarrollo de la personalidad de
Michel Steven Osorio Jaramillo y de la menor de edad Jineth Vanessa
González Taborda, al negarles un cupo escolar en el horario sabatino
por no tener 18 años de edad, desconociendo que deben trabajar durante
la semana para el sostenimiento de sus familias?

Para resolver el caso concreto la Sala hará alusión a: i) la parte general


del derecho fundamental a la educación; ii) el derecho de los niños a
recibir una educación de acuerdo a sus necesidades; iii) el marco
jurídico del trabajo infantil; iv) la regulación normativa de la educación
para adultos. Posteriormente se pasará a analizar y resolver el caso
concreto.

3.3. PARTE GENERAL DEL DERECHO FUNDAMENTAL A LA


EDUCACIÓN

La Constitución de 1991 contempla en su artículo 67 que “la educación


es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función
social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la
técnica, y a los demás bienes y valores de la cultura. La educación
formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y
a la democracia; y en la práctica del trabajo y la recreación, para el
mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección del
ambiente. El Estado, la sociedad y la familia son responsables de la
educación, que será obligatoria entre los cinco y los quince años de
edad y que comprenderá como mínimo, un año de preescolar y nueve
de educación básica. La educación será gratuita en las instituciones del
Estado, sin perjuicio del cobro de derechos académicos a quienes

2 Ver folios 24-27 del cuaderno 1.


15

puedan sufragarlos. Corresponde al Estado regular y ejercer la suprema


inspección y vigilancia de la educación con el fin de velar por su
calidad, por el cumplimiento de sus fines y por la mejor formación
moral, intelectual y física de los educandos; garantizar el adecuado
cubrimiento del servicio y asegurar a los menores las condiciones
necesarias para su acceso y permanencia en el sistema educativo. La
Nación y las entidades territoriales participarán en la dirección,
financiación y administración de los servicios educativos estatales, en
los términos que señale la Constitución y la ley”.

Del artículo citado se evidencia que la educación tiene doble


connotación. Como derecho fundamental e inherente al ser humano, se
constituye como la garantía que propende por la formación de los
individuos en todas sus potencialidades, pues a través de la educación
el ser humano puede desarrollar y fortalecer sus habilidades cognitivas,
físicas, morales, culturales entre otras. Como servicio público, la
educación es inherente a la finalidad social del Estado, y se convierte en
una obligación de éste, pues él es quien tiene que asegurar su prestación
eficiente a todos los habitantes del territorio nacional.

Igualmente, esta norma constitucional indica que será responsabilidad


del Estado, la sociedad y la familia, el garantizar el acceso a la
educación, la cual será obligatoria entre los cinco y los quince años de
edad. Respecto a este aspecto, la Corte Constitucional, dada la
importancia de determinar desde qué edad la educación es obligatoria y
cuáles son los grados de instrucción obligatorios que el Estado debe
garantizar, ha sostenido:

“En relación con la primera cuestión, la Corte ha sostenido


que una interpretación armónica del artículo 67 de la Carta,
con el artículo 44 ibídem y con los tratados internacionales de
derechos humanos suscritos por el Estado Colombiano en la
materia, lleva a concluir que la educación es un derecho
fundamental de todos los menores de 18 años.

Lo anterior, por cuanto, de una parte, el artículo 44 superior


reconoce que la educación es un derecho fundamental de
todos los niños, y conforme al artículo 1° de la Convención
sobre los derechos del niño - ratificada por Colombia por
medio de la Ley 12 de 1991- la niñez se extiende hasta los 18
años, y de otra por que según el principio de interpretación
pro infans–contenido también en el artículo 44-, debe optarse
16

por la interpretación de las disposiciones que menos


perjudique el derecho a la educación de los niños”3.

En este orden de ideas, esta Corporación ha precisado que4:

“(i) que la edad señalada en el artículo 67 de la Constitución,


interpretado a la luz del artículo 44 ibídem, es sólo un criterio
establecido por el constituyente para delimitar una cierta
población objeto de un interés especial por parte del Estado;
(ii) que el umbral de 15 años previsto en la disposición
aludida corresponde solamente a la edad en la que
normalmente los estudiantes culminan el noveno grado de
educación básica, pero no es un criterio que restrinja el
derecho a la educación de los menores de edad, pues de
afirmar lo contrario, se excluirían injustificadamente del
sistema educativo menores que por algún percance –de salud,
de tipo económico, etc.- no pudieron terminar su educación
básica al cumplir dicha edad, y (iii) que las edades fijadas en
la norma aludida no puede tomarse como criterios
excluyentes sino inclusivos”.

En este sentido, es claro que los límites tanto de años mínimos que
deben ser garantizados por el Estado, como el rango de edades de la
población estudiantil a la cual está dirigida la educación básica, son
límites formales, inclusivos y no excluyentes a partir del cual debe el
Estado desarrollar una política organizada, consistente y continua en el
tiempo, que haga efectivo el derecho a la educación básica5.

Pero no sólo la Carta Política reconoce expresamente el derecho a la


educación como fundamental, pues los tratados internacionales
suscritos y ratificados por Colombia han hecho lo suyo al respecto. Tal
es el caso del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (Ley 74 de 1968), el Protocolo adicional de San Salvador
(Convención Americana de Derechos Humanos),la Convención sobre
los derechos de los niños y niñas suscrita por Colombia en Nueva York
el 20 de noviembre de 1989, que en referencia al derecho a la
educación de los menores, establece que: “ésta es obligatoria, gratuita
y compatible con la dignidad humana, haciendo indispensable la
garantía de su acceso como componente esencial de este
3 Sentencia T-263 de 2007. M.P. Jaime Córdoba Triviño.

4 Sentencia T-805 de 2007. M.P. Humberto Antonio Sierra Porto.

5 Ibídem.
17

derecho(Subrayado fuera del texto), y, la Declaración Universal de los


Derechos Humanos, que en su artículo 26 manifiesta que: “Toda
persona tiene derecho a la educación. Esta debe ser gratuita, al menos
en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La
educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad
humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las
libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y
la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o
religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las
Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz”.

En esta perspectiva, concluye la Sala que, en el mundo actual el acceso


al conocimiento y a la formación académica constituyen los
fundamentos esenciales para el desarrollo de conocimientos científicos,
históricos, morales, sociales, culturales, geográficos, tecnológicos,
entre otros, que propenden por el desarrollo individual de cada persona,
en aras a que pueda aportar a la sociedad el respeto y protección de los
derechos humanos y las libertades fundamentales.

La educación vista como derecho fundamental y como servicio público,


ha sido reconocida por la doctrina nacional e internacional como un
derecho de contenido prestacional que comprende cuatro dimensiones:
a) disponibilidad del servicio, que consiste en la obligación del Estado
de proporcionar el número de instituciones educativas suficientes para
todos los que soliciten el servicio; b) la accesibilidad, que consiste en la
obligación que tiene que el Estado de garantizar que en condiciones de
igualdad, todas las personas puedan acceder al sistema educativo, lo
cual está correlacionado con la facilidad, desde el punto de vista
económico y geográfico para acceder al servicio, y con la eliminación
de toda discriminación al respecto; c) adaptabilidad, que consiste en el
hecho de que la educación debe adecuarse a las necesidades de los
demandantes del servicio, y, que se garantice la continuidad en su
prestación, y, d) aceptabilidad, que hace referencia a la calidad de la
educación que debe brindarse6.

Esta Corporación en varias oportunidades se ha referido a lo


anteriormente planteado. Dentro de sus pronunciamientos encontramos
la Sentencia T-1030 de 20067, en la que se estudió el caso de una niña
de cuatro años de edad a la que se le negó el cupo en el grado jardín en
una institución educativa del Departamento de Sucre por mandato de

6 Véase: Informe preliminar presentado a la Comisión de Derechos Humanos por la Relatora Especial sobre
el derecho a la educación el 13 de enero de 1999, y Sentencia T- 781 de 2010. M.P. Humberto Antonio Sierra
Porto.

7 M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.


18

una Circular de la Secretaría de Educación Departamental. En este caso


la Corte precisó que:

“la educación es un derecho y un servicio de vital importancia


para sociedades como la nuestra, por su relación con la
erradicación de la pobreza, el desarrollo humano y la
construcción de una sociedad democrática. Es por ello que la
Corte ha indicado en distintos pronunciamientos que ésta (i) es
una herramienta necesaria para hacer efectivo el mandato de
igualdad del artículo 13 superior, en tanto potencia la igualdad
de oportunidades; (ii) es un instrumento que permite la
proyección social del ser humano y la realización de sus demás
derechos fundamentales; (iii) es un elemento dignificador de
las personas; (iv) es un factor esencial para el desarrollo
humano, social y económico; (v) es un instrumento para la
construcción de equidad social, y (vi) es una herramienta para
el desarrollo de la comunidad, entre otras características”.

Estas razones llevaron al constituyente de 1991 a reconocer en


el artículo 67 de la Carta, que la educación es un derecho
fundamental y un servicio público, cuya finalidad es lograr el
acceso de todas las personas al conocimiento, a la ciencia, a la
técnica y a los demás bienes y valores de la cultura, y formar a
todos en el respeto de los derechos humanos, la paz y la
democracia, entre otros, y en el artículo 44 ibídem, que es un
derecho fundamental de los niños que prevalece sobre los
derechos de los demás”.

En reiteración de esta posición también se pronunció la Sentencia T-


329 de 20108, que estudió el caso de unos niños que venían recibiendo
clase de un docente suministrado por el Municipio de Florencia
Caquetá, y que después de determinado tiempo, por falta de recursos
del Municipio, no siguieron accediendo al servicio de educación. En
esta providencia se hizo referencia a las cuatro dimensiones que
comprende el derecho a la educación y que han sido reconocidas por la
doctrina nacional e internacional. La Corte dijo:

“Aunado a lo anterior, en la Sentencia T-1030 de 2006 se


establecen cuatro dimensiones de contenido prestacional del

8M.P. Jorge Iván Palacio Palacio.


19

derecho a la educación, extraídas de la doctrina nacional e


internacional. Al respecto señala lo siguiente:

 Como derecho y como servicio público, la doctrina nacional e


internacional han entendido que la educación comprende
cuatro dimensiones de contenido prestacional (i) la
asequibilidad o disponibilidad del servicio, que puede
resumirse en la obligación del Estado de crear y financiar
suficientes instituciones educativas a disposición de todos
aquellos que demandan su ingreso al sistema educativo,
abstenerse de impedir a los particulares fundar instituciones
educativas e invertir en infraestructura para la prestación del
servicio, entre otras; (ii) la accesibilidad, que implica la
obligación del Estado de garantizar el acceso de todos en
condiciones de igualdad al sistema eludido, la eliminación de
todo tipo de discriminación en el mismo, y facilidades para
acceder al servicio desde el punto de vista geográfico y
económico; (iii) la adaptabilidad, que se refiere a la necesidad
de que la educación se adapte a las necesidades y demandas de
los educandos y que se garantice continuidad en la prestación
del servicio, y (iv) la aceptabilidad, la cual hace alusión a la
calidad de la educación que debe impartirse”9.

En este sentido, la jurisprudencia del Alto Tribunal Constitucional ha


señalado que ante la restricción de alguno de los criterios anotados
anteriormente, que obedezcan a causas no justificadas debidamente y
que no estén probadas, se produce un nivel de arbitrariedad que hace
que la acción de tutela junto con las demás herramientas jurídicas se
conviertan en los mecanismos idóneos a los cuales el afectado puede
acudir para exigir el cese inmediato de la vulneración.

Mucho más, cuando quiera que los perturbados por las medidas sean
niños, caso en el cual adquiere una mayor trascendencia el evitar que su
acceso al sistema educativo sea restringido por trabas, requisitos u
obstáculos adicionales10, ya que los derechos de los niños se encuentran
en un nivel superior a los derecho de los demás. Precisamente, el lugar
que los niños y sus derechos ocupan en el ordenamiento jurídico
colombiano y en la Constitución de 1991 fue tema de las intervenciones
al interior de la Asamblea Nacional Constituyente, y que fueron citadas

9 Véase las Sentencias T- 1030 de 2006. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra y T- 1259 de 2008. M.P. Rodrigo
Escobar Gil.

10 Sentencia T- 1259 de 2008. M.P. Rodrigo Escobar Gil.


20

en la Sentencia C- 170 de 200411, en la que se estudió el Decreto 2737


de 1998, “Por el cual se expide el Código del Menor”. En la sentencia
la Corte manifestó que:

“(...) El artículo propuesto se presenta en una forma sencilla,


de fácil identificación y comprensión, para que todas las
personas ejerzan tutela sobre los derechos del niño y puedan
exigir su cumplimiento, porque el ejercicio de estos derechos
involucra a la sociedad entera, pues los niños dependen de la
solidaridad de ésta para crecer, formarse y ser adultos.

(…)

““Igualmente el articulado concreta la responsabilidad


primigenia de los padres y de la familia, en lo que se refiere a
la asistencia, educación y cuidado de los niños; de la sociedad,
porque éstos requieren de ésta para su formación y protección;
y del Estado para suplir la falta de los padres o para ayudar
cuando éstos no puedan proporcionar al niño los requisitos
indispensables para llevar una vida plena””.

No es posible, en un Estado Social y Democrático de Derecho


que el legislador transmute la protección especial que deben
asumir las autoridades públicas frente a los niños, hacía ellos
mismos, por cuanto, un actuar de dicha manera, implica la
cesación del Estado en el cumplimiento de las condiciones
esenciales que derivan del contrato social y que, en cualquier
Estado democrático, constituyen los pilares fundamentales
para la construcción de una sociedad justa, fundada en la
dignidad humana y en el progreso social.
(…)

Esta Corporación, en desarrollo de lo previsto en el artículo 44


Superior, y en armonía con lo expuesto, ha señalado que: “las
razones básicas de esta protección a los niños y a los
adolescentes son, por una parte, su naturaleza frágil o
vulnerable, por causa del desarrollo de sus facultades y
atributos personales, en grado inverso a su evolución, en la
necesaria relación con el entorno tanto natural como social y,
por otra parte, el imperativo de asegurar un futuro promisorio

11 M.P. Rodrigo Escobar Gil.


21

para la comunidad, mediante la garantía de la integridad,


salud, educación y bienestar de los mismos”.

3.4. EL DERECHO DE LOS NIÑOS A RECIBIR EDUCACIÓN DE


ACUERDO A SUS NECESIDADES

Como ya se precisó, por mandato expreso de la Constitución, los


derechos de los niños prevalecen sobre los de los demás, por lo que la
familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistirlos y
protegerlos para garantizar su desarrollo armónico e integral, así como
el ejercicio pleno de sus derechos (Art. 44).

La educación como derecho fundamental de los niños está supeditada al


principio del interés superior, conforme al cual, las medidas que
conciernan a su formación educativa, deben atender al reconocimiento y
protección de sus derechos, intereses, y particularidades, de forma que
se propenda por su desarrollo integral y armónico como miembro de la
sociedad.

En la Observación General No. 1, el Comité de Derechos de los


Niños, al precisar la importancia y alcance de del parágrafo 1° del
artículo 29 de la Convención sobre los derechos de los niños, estableció
que los Estados deben “promover, apoyar y proteger el valor supremo
de la dignidad humana y los derechos del niño, habida cuenta de sus
necesidades especiales de desarrollo y las diversas capacidades en
evolución”.

Dicha observación también insiste en la necesidad de que la educación


gire en torno al niño, le sea favorable y lo habilite para la vida
cotidiana, lo cual se logra fortaleciendo sus capacidades, desarrollando
sus aptitudes, su aprendizaje, su dignidad humana, autoestima y
confianza en sí mismo. En este contexto, la observación determinó que
para lograr esta finalidad es necesario adoptar medidas que posibiliten
la realización del contenido de adaptabilidad como característica
elemental del derecho a la educación, entre las cuales se encuentra
“propender por el desarrollo de la personalidad de cada niño, de
forma tal que tome en cuenta sus dotes naturales, características,
intereses y capacidades únicas, y necesidades de aprendizaje propias.
Por lo tanto, el programa de estudios debe guardar una relación
directa con el marco social, cultural, ambiental y económico del niño y
con sus necesidades presentes y futuras, y tomar plenamente en cuenta
las aptitudes en evolución del niño; los métodos pedagógicos deben
adaptarse a las distintas necesidades de los distintos niños”.

Del anterior postulado, ha de inferirse que el Estado tiene la obligación


constitucional de poner a disposición de los posibles educandos, una
22

infraestructura y un plan de educación orientado inicialmente a cubrir


sus expectativas educativas conforme a criterios tales como su edad, sus
necesidades comunes y específicas, sus diversidades culturales, sus
expectativas de vida, sus capacidades excepcionales, entre otros.

Dentro de esta lógica, el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de


Educación y las Secretarías de Educación, está consolidando en todo el
territorio nacional una política de modelos pedagógicos apropiados para
cada necesidad de los niños, los cuales han demostrado ser una
alternativa eficiente y eficaz, puesto que “sus metodologías facilitan el
aprendizaje de niños de varios grados escolares, que atiende, además,
de manera particular, las necesidades de cada estudiante. Así mismo,
los modelos buscan superar la extraedad y nivelar a los pequeños y
grandes de acuerdo con el nivel apropiado de su desarrollo cognitivo y
sicomotriz”12.

En conclusión, el interés superior del niño exige que la educación que


se les imparte se adapte a sus necesidades y realidades culturales y
sociales.

3.5. MARCO JURÍDICO DEL TRABAJO INFANTIL

El trabajo infantil ha sido una problemática que afecta a niños y niñas


en distintos países del mundo13, y es la causa determinante que restringe
o impide el goce efectivo de sus derechos, entre ellos, el derecho a la
educación.

Según la OIT, “no todas las tareas realizadas por los niños deben
clasificarse como trabajo infantil que se ha de eliminar. Por lo general,
la participación de los niños o los adolescentes en trabajos que no
atentan contra su salud y su desarrollo personal ni interfieren con su
escolarización se considera positiva”. Entre otras actividades, la OIT
cita “la ayuda que prestan a sus padres en el hogar, la colaboración en
un negocio familiar o las tareas que realizan fuera del horario escolar
o durante las vacaciones para ganar dinero de bolsillo. Este tipo de
actividades son provechosas para el desarrollo de los pequeños y el
bienestar de la familia; les proporcionan calificaciones y experiencia, y

12http://www.mineducacion.gov.co/1621/article-87346.html

13 Ver Trabajo Infantil. Organización Internacional del Trabajo. http://www.ilo.org/global/topics/child-


labour/lang--es/index.htm. En la actualidad, cerca de 215 millones de niños trabajan en el mundo, muchos a
tiempo completo. Ellos no van a la escuela y no tienen tiempo para jugar. Muchos no reciben alimentación ni
cuidados apropiados. Se les niega la oportunidad de ser niños. Más de la mitad de estos niños están expuestos
a las peores formas de trabajo infantil como trabajo en ambientes peligrosos, esclavitud, y otras formas de
trabajo forzoso, actividades ilícitas incluyendo el tráfico de drogas y prostitución, así como su participación
involuntaria en los conflictos armados.
23

les ayuda a prepararse para ser miembros productivos de la sociedad


en la edad adulta”14.

Bajo este sentido, el trabajo infantil ha sido definido por la OIT como
“todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su
dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.
Así pues, se alude al trabajo que: i) es peligroso y prejudicial para el
bienestar físico, mental o moral del niño; ii) interfiere con su
escolarización puesto que; iii) les priva de la posibilidad de asistir a
clases; iv) les obliga a abandonar la escuela de forma prematura; o v)
les exige combinar el estudio con un trabajo pesado y que insume
mucho tiempo”15.

UNICEF define el trabajo infantil como “cualquier trabajo que supere


una cantidad mínima de horas, dependiendo de la edad del niño o la
niña y de la naturaleza del trabajo. Este tipo de trabajo se considera
perjudicial para la infancia y por tanto debería eliminarse”.

En atención a que el trabajo infantil es la causa determinante que


restringe los derechos de los niños y niñas, pues en muchas ocasiones
pone en peligro su vida, integridad física y personal, su salud, su
formación, su educación, desarrollo y porvenir, las normas
constitucionales y las disposiciones internacionales propenden por la
abolición de éste, precisamente porque perpetúa la pobreza y
compromete el crecimiento económico y el desarrollo equitativo del
país16.

Muestra de ello es:

1. El trabajo realizado por la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Social,


celebrada en Copenhague en marzo de 1995, en la que se señaló que la
eliminación del trabajo infantil es un elemento clave para el desarrollo
social sostenible y la reducción de la pobreza. Y, en el mismo sentido,
el Convenio No. 13817de la OIT “sobre la Edad Mínima de Admisión
de Empleo”, en el que se confirmó que la abolición efectiva del trabajo
infantil constituye uno de los principios relativos a los derechos
fundamentales que deben respetar los Estados Partes de la OIT, incluso
si no han ratificado los convenios fundamentales.
2.
En el artículo 1° de dicho Convenio, se establece que:

14 http://www.ilo.org/ipec/facts/lang--es/index.htm

15Ibídem.

16Sentencia C-170 de 2004. M.P. Rodrigo Escobar Gil.

17 Aprobado por la Ley 515 de 1999.


24

“Todo miembro para el cual esté en vigor el presente


Convenio se compromete a seguir una política nacional que
asegure la abolición efectiva del trabajo de los niños y eleve
progresivamente la edad mínima de admisión al empleo o al
trabajo a un nivel que haga posible el más completo
desarrollo físico y mental de los menores”.

3. La Declaración de los Derechos del Niño, la cual fue acogida por los
Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas de la cual
hace parte Colombia, que en el principio No. 9 consagra que “no
deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima
adecuada; en ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se
dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o
su educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral”.

4. El preámbulo del Convenio No. 182 de la OIT 18 que determinó que:


“(...) Considerando que la eliminación efectiva de las peores formas de
trabajo infantil, requiere una acción inmediata y general que tenga en
cuenta la importancia de la educación básica gratuita y la necesidad
de librar de todas esas formas de trabajo a los niños afectados y
asegurar su rehabilitación y su inserción social al mismo tiempo que se
atiende a las necesidades de su familia (...).

5. La Convención sobre los Derechos del Niño19que en su artículo 32


consagra que “1. Los Estados Partes reconocen el derecho del niño a
estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño
de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su
educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico,
mental, espiritual, moral o social. 2. Los Estados Partes adoptarán
medidas legislativas, administrativas, sociales y educacionales para
garantizar la aplicación del presente artículo. Con ese propósito y
teniendo en cuenta las disposiciones pertinentes de otros instrumentos
internacionales, los Estados Partes, en particular: a) Fijarán una edad
o edades mínimas para trabajar; b) Dispondrán la reglamentación
apropiada de los horarios y condiciones de trabajo; c) Estipularán las
penalidades u otras sanciones apropiadas para asegurar la aplicación
efectiva del presente artículo”.

Así las cosas, se tiene que en desarrollo del propósito de erradicar el


trabajo infantil, el principal instrumento que tienen las normas
nacionales e internacionales para ello ha sido la determinación de una
edad mínima para ingresar a la vida productiva. Sobre el particular, el

18Aprobado por la Ley 704 de 2001.

19Aprobado por la Ley 12 de 1991.


25

artículo 1° de la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por


Colombia mediante la Ley 12 de 1991, y de acuerdo con lo previsto en
el artículo 1° de la Ley 27 de 1977, se entiende por niño, “todo ser
humano menor de dieciocho años”.

El Convenio 138 de la OIT aprobado por Colombia mediante la Ley


515 de 1999 establece en su artículo 3 que “La edad mínima de
admisión a todo tipo de empleo o trabajo que por su naturaleza o las
condiciones en que se realice pueda resultar peligroso para la salud, la
seguridad o la moralidad de los menores no deberá ser inferior a
dieciocho años”. No obstante lo anterior, el artículo 2, literal 4 expresa
que “el Miembro cuya economía y medios de educación estén
insuficientemente desarrollados podrá, previa consulta con las
organizaciones de empleadores y de trabajadores interesados, si tales
organizaciones existen, especificar inicialmente una edad mínima de
catorce años”.

Por su parte, el artículo 3, numeral 3 de la misma ley consagra que “la


legislación nacional o la autoridad competente, previa consulta con las
organizaciones de empleadores y de trabajadores interesados, cuando
tales organizaciones existan, podrán autorizar el empleo o el trabajo a
partir de la edad de dieciséis años, siempre que queden plenamente
garantizadas la salud, la seguridad y la moralidad de los adolescentes,
y que éstos hayan recibido instrucción o formación profesional
adecuada y específica en la rama de actividad correspondiente”.

Del análisis de los tratados internacionales antes enunciados, se puede


deducir que éstos proscriben el trabajo infantil, hasta el punto que
exigen de parte de los Estados la adopción de medidas para asegurar su
erradicación progresiva, por cuanto el trabajo infantil es la mayor causa
de inasistencia y deserción escolar.

Haciendo casos a las directrices planteadas por dichos instrumentos


internacionales, el ordenamiento superior, teniendo en cuenta la
realidad social, económica y cultural que incluye tempranamente a los
menores de edad en el mundo laboral, regula su prestación, con el fin
de velar por la efectiva protección de los derechos de los niños20.

En virtud de ello, el artículo 67 Constitucional que establece una


primera medida de protección a favor de los niños, consistente en la
obligación que le asiste al Estado de brindarles educación, la cual es
obligatoria entre los 5 y 15 años de edad, se convierte a la vez en otra
medida de protección a favor de los menores de edad que se ven
obligados a trabajar. Ello es así por cuanto, al señalar la norma
constitucional que hasta los 15 años obligatoriamente tienen que

20 Sentencia C-170 de 2004. M.P. Rodrigo escobar Gil.


26

estudiar, les está cerrando la posibilidad de acceder a la vida productiva


antes de cumplir dicha edad, por cuanto, como ya se dijo, en ella existe
la obligación de complementar los niveles de escolaridad básica. De
suerte que, en derecho, para los menores de 15 años, sólo existe la
posibilidad de estudiar21.

En concordancia con lo anterior encontramos el artículo 35 de la Ley


1098 de 2006, que establece que “la edad mínima de admisión al
trabajo es los 15 años. Para trabajar, los adolescentes entre los 15 y
los 17 años requieren la respectiva autorización expedida por el
inspector de trabajo o, en su defecto, por el ente territorial local (…).
Excepcionalmente, los niños y niñas menores de 15 años podrán
recibir autorización de la inspección de trabajo, o en su defecto del
ente territorial local, para desempeñar actividades remuneradas de
tipo artístico, cultural, recreativo y deportivo (…) En ningún caso el
permiso excederá las 14 horas semanales”.

Ahora bien, respecto a los niños mayores de 15 años es que surge la


segunda medida de protección constitucional, referente al mandato
según el cual “es indispensable que las labores que desarrollen no se
presten ni para la explotación laboral o económica, ni para la
asunción de “trabajos riesgosos”, en los términos previstos por el
artículo 44 Superior.

En este sentir se encuentra que la Resolución N° 01677 de 2008 22


consagra que ningún niño, niña o adolescente menor de 18 años de
edad podrá trabajar en labores que impliquen peligro o que sean
nocivas para su salud e integridad física o psicológicas, por lo que se
enumeran algunas actividades prohibidas a ser realizadas por menores
de edad, dentro de las cuales se encuentran: los trabajos de agricultura,
ganadería, caza, pesca, explotación de minas, industria manufacturera,
suministro de electricidad, agua y gas, construcción, transporte y
almacenamiento, defensa, trabajos no calificados como labores en
hogares de terceros, servicio doméstico, limpiadores, lavanderos y
planchadores, entre otros.

Bajo esta condición, se encuentran prohibidos (i) los trabajos que


pongan en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño, ya sea
por su propia naturaleza o por las condiciones en que se realiza
(Trabajos Peligrosos); y (ii) toda forma de explotación como la
esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas y otras formas de

21 Ibídem.

22 Ministerio de la Protección Social.


27

trabajo forzoso, reclutamiento de niños para utilizarlos en conflictos


armados, prostitución y pornografía infantil y, en general, todas
aquellas actividades consideradas como ilícitas.

Conforme a lo expuesto se pude concluir que las autoridades públicas


tienen la obligación de propender por la abolición del trabajo infantil,
mediante la elevación progresiva de la edad mínima de admisión al
empleo (art. 1° del Convenio No. 138 de la OIT), para lo cual deben
asumir el compromiso de ampliar las alternativas económicas de las
familias, con el fin de que éstas aumenten sus ingresos y, por lo mismo,
no se vean compelidas a forzar a sus hijos menores a ingresar al mundo
laboral.

Pese a existir la obligación de erradicación del trabajo infantil, dada su


vocación progresiva, el ordenamiento jurídico colombiano, en atención
a la realidad social, económica y cultural que involucra a los menores
de edad en el mundo laboral, se ha encargado de regular su prestación,
estableciendo una edad mínima de admisión generalizada del menor al
empleo. Tal admisión, al considerarse incompatible con la garantía del
derecho a la educación, no puede darse antes de que el menor haya
completado su escolaridad, es decir, hasta antes de los 15 años.

Sin embargo, dicha permisibilidad constitucional como respuesta al


contexto socioeconómico del país, exige la intervención del Estado para
regularizar y humanizar las condiciones de trabajo. En atención a dicha
circunstancia, la ejecución de actividades laborales por parte de
menores de edad entre los 15 y 18 años, se sujeta a las siguientes
condiciones que revisten el carácter de orden público, a saber:

i) La prohibición de ejecutar labores que desarrollen explotación laboral o


económica, y trabajos riesgosos23.

ii) La flexibilidad laboral, la cual se hace efectiva en la reglamentación


apropiada de horarios y condiciones de trabajo.

(iii) La autorización escrita del Inspector del Trabajo o, en su defecto, de la


primera autoridad local.

3.6. REGULACIÓN NORMATIVA DE LA EDUCACIÓN PARA


ADULTOS

23 “Es decir, la relación jurídica laboral se sujeta - en exclusiva- al desarrollo de trabajos normales (véase:
artículo 3° del Convenio No. 182 de la OIT, “sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y
la acción inmediata para su eliminación”. Sentencia C-170 de 204. M.P. Rodrigo Escobar Gil.
28

Al consagrar la Constitución Política la educación como un derecho de


todas las personas, y al asignarle al Estado la obligación de fijar las
condiciones necesarias para hacerlo efectivo, indirectamente crea, en
cabeza de éste, el deber de establecer las condiciones de asequibilidad a
la educación para las personas mayores de edad.

Dicha obligación ha sido desarrollada por el legislador en diversas


disposiciones, las cuales plasman el deber de elaborar planes de estudio
y sistemas idóneos para alumnos de todas las edades, con el fin de que
toda la población colombiana tenga acceso a una formación académica
que les permita alcanzar mejores condiciones de vida, en la medida en
que el conocimiento facilita el acceso a mejores niveles de ocupación
laboral.

Es así como el artículo 50 de la Ley 115 de 1994, “por la cual se expide


la ley general de educación”, establece que: “La educación de adultos
es aquella que se ofrece a las personas en edad relativamente mayor a
la aceptada regularmente en la educación por niveles y grados del
servicio público educativo, que deseen suplir y completar su formación,
o validar sus estudios”.

Dentro de los objetivos específicos de la educación para adultos se


encuentran: “a) Adquirir y actualizar su formación básica y facilitar el
acceso a los distintos niveles educativos; b) Erradicar el
analfabetismo; c) Actualizar los conocimientos, según el nivel de
educación, y d) Desarrollar la capacidad de participación en la vida
económica, política, social, cultural y comunitaria”24.

Para conseguir dichos objetivos, el Estado “ofrecerá a los adultos la


posibilidad de validar la educación básica o media y facilitará su
ingreso a la educación superior, de acuerdo con los requisitos
establecidos en la Ley”25.

Por su parte, el Decreto 3011 de 1997, “por el cual se establecen


normas para el ofrecimiento de la educación de adultos y se dictan
otras disposiciones”, en su artículo 2° consagra que “la educación de
adultos es el conjunto de procesos y de acciones formativas
organizadas para atender de manera particular las necesidades y
potencialidades de las personas que por diversas circunstancias no
24Artículo 51 de la Ley 115 de 1994.

25Artículo 52 de la Ley 115 de 1994.


29

cursaron niveles grados de servicio público educativo, durante las


edades aceptadas regularmente para cursarlos o de aquellas personas
que deseen mejorar sus aptitudes, enriquecer sus conocimientos y
mejorar sus competencias técnicas y profesionales”.

Así mismo, en su artículo 3°, el citado decreto establece que son


principios básicos de la educación de adultos, entre otros, los siguientes:

“a) Desarrollo Humano Integral, según el cual el joven o el


adulto, independientemente del nivel educativo alcanzado o de
otros factores como edad, género, raza, ideología o
condiciones personales, es un ser en permanente evolución y
perfeccionamiento, dotado de capacidades y potencialidades
que lo habilitan como sujeto activo y participante de su
proceso educativo, con aspiración permanente al
mejoramiento de su calidad de vida; (…) c) Flexibilidad,
según el cual las condiciones pedagógicas y administrativas
que se establezcan deberán atender al desarrollo físico y
psicológico del joven o del adulto, así como a las
características de su medio cultural, social y laboral”.

Los artículos 16 y 17 del mismo decreto, que regulan la educación


básica formal de adultos, consagran que: “Artículo 16. Podrán ingresar
a la educación básica formal de adultos ofrecida en ciclos lectivos
especiales integrados: 1. Las personas con edades de trece (13) años o
más, que no han ingresado a ningún grado del ciclo de educación
básica primaria o hayan cursado como máximo los tres primeros
grados. 2. Las personas con edades de quince (15) años o más, que
hayan finalizado el ciclo de educación básica primaria y demuestren
que han estado por fuera del servicio público educativo formal, dos (2)
años o más. Artículo 17. Las personas menores de trece (13) años que
no han ingresado a la educación básica o habiéndolo hecho, dejaron de
asistir por dos (2) años académicos consecutivos o más, deberán ser
atendidos en los establecimientos educativos que ofrecen educación
formal en ciclos regulares, mediante programas especiales de
nivelación educativa, de acuerdo con lo establecido en los artículos 8º y
38 del Decreto 1860 de 1994 o las normas que lo modifiquen o
sustituyan”.

Por su parte, el artículo 23 del citado decreto, que regula la educación


media de adultos, manifiesta que “La educación media académica se
ofrecerá en dos (2) ciclos lectivos especiales integrados, a las personas
que hayan obtenido el certificado de estudios del bachillerato básico de
que trata el artículo 22 del presente decreto o a las personas de
30

dieciocho (18) años o más que acrediten haber culminado el noveno


grado de la educación básica. El ciclo lectivo especial integrado de la
educación media académica corresponde a un grado de la educación
media formal regular y tendrá una duración mínima de veintidós (22)
semanas lectivas. La semana lectiva tendrá una duración promedio de
veinte (20) horas efectivas de trabajo académico”.

De conformidad con las normas reseñadas, se puede concluir que la


obligación del Estado de proporcionar educación a todas las personas,
conlleva la de establecer un sistema especial de educación para los
adultos, el cual debe propender por la adaptabilidad, y responder a la
realidad de los adultos como personas que se encuentran activas
laboralmente y que, en razón a su actividad, requieren de una
flexibilidad especial que posibilite el acceso al sistema educativo, con el
fin de que a estas personas, no se les niegue la oportunidad de recibir
una formación académica que consulte sus intereses y particularidades,
y los prepare para poder acceder a más y a mejores ofertas laborales.

4. PROCEDENCIA DE LA ACCIÓN DE TUTELA

4.1.1. Legitimación en la causa por activa

De acuerdo con el artículo 86 de la Carta Política la acción de tutela se


podrá promover en nombre propio o en representación de otros, en los
siguientes términos: “Toda persona tendrá acción de tutela para
reclamar ante los jueces, en todo momento y lugar, mediante un
procedimiento preferente y sumario, por sí misma o por quien actúe a su
nombre, la protección inmediata de sus derechos constitucionales
fundamentales, cuando quiera que éstos resulten vulnerados o
amenazados por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública”.

En desarrollo de la reglamentación de la acción de tutela, el artículo 10


del Decreto 2591 de 1991, estableció la legitimidad para actuar así: “La
acción de tutela podrá ser ejercida, en todo momento y lugar, por
cualquiera persona vulnerada o amenazada en uno de sus derechos
fundamentales, quien actuará por sí misma o a través de representante.
Los poderes se presumirán auténticos. También se pueden agenciar
derechos ajenos cuando el titular de los mismos no esté en condiciones
de promover su propia defensa. Cuando tal circunstancia ocurra,
deberá manifestarse en la solicitud. También podrá ejercerla el
Defensor del Pueblo y los personeros municipales”.

La Corte Constitucional ha advertido sobre la legitimidad por activa


para interponer acción de tutela, y ha precisado que las diferentes
posibilidades son: “i) la del ejercicio directo de la acción. (ii) La de su
31

ejercicio por medio de representantes legales (caso de los menores de


edad, los incapaces absolutos, los interdictos y las personas jurídicas).
(iii) La de su ejercicio por medio de apoderado judicial (caso en el cual
el apoderado debe ostentar la condición de abogado titulado y al
escrito de acción se debe anexar el poder especial para el caso o en su
defecto el poder general respectivo). Y (iv) la del ejercicio por medio de
agente oficioso”26.

En este orden de ideas, la jurisprudencia constitucional ha reconocido


que se pueden agenciar derechos ajenos, siempre y cuando quien actué
en nombre de otro: “i) exprese que está obrando en dicha calidad, ii)
demuestre que el agenciado se encuentra en imposibilidad física o
mental de ejercer su propia defensa, condición que puede ser
acreditada de manera tácita o expresa, y que, iii) se identifique
plenamente a la persona por quien se intercede (…), como quiera que
la primera persona llamada para propender por el amparo de los
derechos aparentemente vulnerados es el propio afectado, en ejercicio
de su derecho a la autonomía y en desarrollo de su dignidad”.

Así mismo la Corte ha dicho que además de tener en cuenta los


elementos que configuran la agencia oficiosa, el análisis siempre debe ir
guiado bajo tres principios fundamentales: “(i) el principio de eficacia
de los derechos fundamentales, el cual impone la ampliación de los
mecanismos protectores de los derechos fundamentales para los
particulares y autoridades públicas; (ii) el principio de prevalencia del
derecho sustancial sobre la forma, que busca impedir que por diseños
artificiales de la norma, se deje de cumplir el fin último de ésta; y (iii)
el principio de solidaridad, la obligación de los miembros de la
sociedad de Colombia de velar no sólo por los derechos fundamentales
propios, sino por los del otro, en la imposibilidad que tiene éste de
propender por la protección de sus derechos”27.

No obstante lo anterior, la Corte ha precisado que cuando se trata de


agenciar derechos fundamentales de niños, niñas o adolescentes, los
criterios anotados en precedencia no tienen aplicación, por tratarse de
sujetos de especial protección constitucional, frente a los cuales el
Estado, la sociedad y la familia tienen la obligación de garantizar su
prevalencia, en los amplios términos del artículo 44 constitucional. En
palabras del Alto Tribunal: “La corresponsabilidad de todos en la
protección de este grupo, permite que cualquier persona pueda exigir
de la autoridad competente el cumplimiento y garantía de sus derechos,
como expresamente lo consagra el precepto constitucional en cita. Por
tanto, es deber de todo individuo en nuestra sociedad actuar como

26 Ver entre otras las sentencias T- 531 de 2002, T-1259 de 2008, T- 1259 de 2008. M.P. Rodrigo Escobar Gil
y T- 329 de 2010. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio.

27Sentencia T-677 de 2011. M.P. Juan Carlos Henao Pérez.


32

agente oficioso de los derechos y garantías de los niños, niñas y


adolescentes ante la vulneración o amenaza de sus derechos en donde
es irrelevante si tiene o no un representante legal, porque se repite, la
Constitución impuso la corresponsabilidad del Estado, la sociedad y la
familia en su efectiva protección, lo que se traduce en que fue el mismo
Constituyente el que estableció la legitimación en la causa de cualquier
persona para actuar en nombre de los niños, niñas o adolescentes que
se encuentren en estado de riesgo o vulneración de sus derechos”28.

En el caso del expedienteT-3890853 se encuentra acreditado que la


niña a favor de quien se instauró la presente acción de tutela tiene
menos de 18 años, por lo que cualquier persona puede acudir ante el
juez constitucional para agenciar sus derechos. En consecuencia, más
allá de la existencia o no de los lazos de consanguinidad entre la
accionante y la niña, es claro que hay legitimación en la causa por
activa para invocar el amparo y, en consecuencia, procede el análisis de
los hechos que le dieron origen para determinar si existe o no la
vulneración que se alega.

En cuanto al caso del expediente T-3873999, se encuentra que si bien


durante el trámite de esta tutela el agenciado cumplió la mayoría de
edad29, se encuentra acreditado que cuando se interpuso la presente
acción de tutela (22 de febrero de 2013 30) Michel Steven tenía 17 años
de edad, por lo que su madre podía acudir ante el juez constitucional
para solicitar el amparo de sus derechos.

4.1.2. Legitimación por pasiva

Con respecto a quién va dirigida la acción de tutela, el artículo 13 del


Decreto 2591 de 1991 expresa que: “se dirigirá contra la autoridad
pública o el representante del órgano que presuntamente violó o
amenazó el derecho fundamental (…)”.

En el caso del expediente 3873999 se demandó al Colegio Ciudad


Armenia y la Secretaría de Educación de Armenia, y en el caso del
expediente T- 3890853 se demandó a la Secretaría de Educación de
Bello y la Institución Educativa León XIII, lo cual es a todas luces
acertado, pues éstas son quienes deben controvertir la reclamación delos
peticionarios.

4.1.3. Examen de inmediatez

28Sentencia T-844 de 2011. M.P. Jorge Ignacio PreteltChaljub.

29Nació el 16 de julio de 1995. Ver folio 3 del cuaderno 2.

30 Ver folio del 4 al 8 del cuaderno 2.


33

La inmediatez es una condición de procedencia de la acción de tutela,


creada por la jurisprudencia de la Corte Constitucional, como
herramienta para cumplir con el propósito de la Carta Política de hacer
de la acción de tutela un medio de amparo de derechos fundamentales
que opere de manera rápida, inmediata y eficaz.

Por ello, es indispensable que la acción sea promovida dentro de un


término razonable, prudencial y cercano a la ocurrencia de los hechos
que se consideran vulneratorios de derechos fundamentales, con el fin
de evitar que el transcurso del tiempo desvirtúe la transgresión o
amenaza de los derechos.

En cuanto al caso del expedienteT-3890853, se tiene que los hechos


que presuntamente vulneraron los derechos de la menor de edad
ocurrieron en enero de 201331, pues en esa fecha recibió la negativa del
suministro del cupo escolar en horario sabatino de parte de la
Institución Educativa León XIII, y la tutela se interpuso el 18 de febrero
de la misma anualidad, es decir, se acudió a la tutela máximo un mes
después de la ocurrencia de los hechos.Por tanto, el término
transcurrido entre los hechos y la presentación de la acción es razonable
y, evidencia que la transgresión era actual en el momento en que se hizo
uso de la tutela para el amparo de los derechos.

Respecto al caso contenido en el expediente T- 3873999, se encuentra


que: i) la agente oficiosa manifiesta que “estuvimos buscando cupo en
la institución educativa accionada en el horario de los sábados de
validación, y nos dijeron que no era posible, que porque era un
requisito tener los 18 años cumplidos”32; ii) también expresó que “mi
hijo tiene actualmente 17 años, cumple su mayoría de edad el 16 de
julio del presente año y está interesado en cursar décimo y once en el
horario sabatino”; iii) cuando la agente oficiosa alude que “mi hijo
cumple la mayoría de edad el 16 de julio del presente año”, hace
referencia al 16 de julio de 2013, según consta en la tarjeta de identidad
de Michel Steven33; iv) la acción de tutela fue interpuesta el 22 de
febrero de 201334, precisamente porque el cupo escolar solicitado le fue
negado, lo cual se evidencia en que la agente oficiosa expresa que
31Ver folio 1 del cuaderno 2.

32Vero folio 4 del cuaderno 2.

33Ver folio 3 del cuaderno 2.

34Ver folio 8 del cuaderno 2.


34

“dígnese señor juez declarar vulnerado el derecho fundamental a la


igualdad, libre desarrollo de la personalidad, a la educación, servicio
público educativo por parte del Colegio Ciudad Armenia”35.

Entonces, de los hechos narrados en la acción de tutela, se puede inferir


que la solicitud del cupo escolar en horario sabatino se allegó ante la
institución educativa accionada a principio de este año, es decir, en el
mes de enero o febrero de 2013, y la interposición de la acción de tutela
fue el 22 de febrero de la misma anualidad, por lo que el término
transcurrido entre los hechos y la presentación de la tutela es máximo
de un mes, lo que evidencia que la transgresión era actual en el
momento en que se hizo uso de este mecanismo para el amparo de los
derechos.

4.1.4. Principio de subsidiariedad

Conforme al artículo 86 de la Carta, se tiene que la acción de tutela está


revestida de un carácter subsidiario, esto es, tal como lo ha expresado la
Corte Constitucional en reiterada jurisprudencia, que puede ser utilizada
ante la vulneración o amenaza de derechos fundamentales cuando: a) no
exista otro medio judicial a través del cual se pueda resolver un
conflicto relacionado con la vulneración de un derecho fundamental, b)
cuando existiendo otras acciones, éstas no resultan eficaces o idóneas
para la protección del derecho de que se trate, o, c) cuando existiendo
acciones ordinarias, resulte necesaria la intervención del juez de tutela
para evitar que ocurra un perjuicio irremediable. 

En este sentido, la subsidiariedad y excepcionalidad de la acción de


tutela reconocen la eficacia de los medios ordinarios de protección
judicial como mecanismos legítimos para la salvaguarda de los
derechos. Al existir tales mecanismos, a ellos se debe acudir
preferentemente, siempre que sean conducentes para conferir una eficaz
protección constitucional a los derechos fundamentales de los
individuos. De allí que quien alega la vulneración de sus derechos
fundamentales por esta vía, debe haber agotado los medios de defensa
disponibles por la legislación para el efecto, exigencia que pretende
asegurar que una acción tan expedita no sea considerada una instancia
adicional en el trámite procesal, ni un mecanismo de defensa que
reemplace aquellos diseñados por el legislador36.

Es claro para la Sala que las acciones de tutela proceden en estos casos,
debido a que es el mecanismo idóneo para amparar los derechos de los

35 Ver folio 7 del cuaderno 2.

36 Sentencia T- 417 del 25 de mayo de 2010. M.P. María Victoria Calle Correa.
35

aquí interesados, pues a través de ésta se protegen de manera oportuna


el derecho invocado. Además, uno de los casos versa sobre los derechos
de una niña, quien es un sujeto de especial protección constitucional,
situación que pone en evidencia la necesidad de la intervención del juez
constitucional.

5. CASO CONCRETO

5.1. Resumen de los hechos-Expediente T-3873999

Paola Andrea Jaramillo Figueroa, actuando como agente oficiosa de su


hijo Michel Steven Osorio Jaramillo, menor de edad para la época de
interposición de la presente acción de tutela, manifiesta que él está
interesado en cursar los grados décimo y once en el horario sabatino en
la Institución Educativa Santa Teresa de Jesús de Armenia, pues
actualmente está trabajando de lunes a viernes en un galpón de pollos y
en un criadero de peces.

Aduce que una vez hecha la solicitud al colegio accionado, sus


directivas respondieron que no era posible, ya que “para ingresar a ese
horario era necesario tener 18 años cumplidos y haber estado 2 años
por fuera del servicio público educativo, tal como lo establece el
artículo 16 del Decreto 3011 de 1997”.

5.1.1. Hechos probados

En el reporte del SIMAT (Sistema Integrado de Matrículas) se


encuentra que: “Michel Steven Osorio Jaramillo fue matriculado el 11
de diciembre de 2012 en la Institución Educativa Santa Teresa de Jesús
de Armenia, en el grado once. En enero de 2013 fue trasladado al
Colegio Bosques de Pinares de la ciudad de Armenia, en el grado
décimo. En febrero de 2013 fue trasladado a la Institución Educativa
Santa Teresa de Jesús con sede en Ciudad de Armenia, para cursar el
décimo grado”37.

En comunicación telefónica sostenida los días 8 y 9 de agosto de 2013


con la señora Carolina Giraldo, Auxiliar Administrativa de la Institución
Educativa Santa Teresa de Jesús de Armenia, se precisó que: “Michel
Steven Osorio Jaramillo cursó el grado décimo en el año 2012 en esta
institución. El 11 de diciembre de 2012 los colegios debían ingresar en
el SIMAT el reporte de los alumnos a quienes se les daban cupos para
el año 2013, pero como en esa fecha aún no se sabía si el joven había
ganado o perdido el año décimo, se procedió a hacer su reporte en el

37Ver folio 20 del cuaderno 2.


36

SIMAT como si fuera para once, pues lo importante era asegurar su


cupo estudiantil. A mediados de diciembre de 2012 se supo que Michel
Steven había reprobado décimo grado, por lo que en enero de 2013 se
trasladó al Colegio Bosques de Pinares a repetir el grado décimo, pero
allá no estudió. En febrero de 2013 solicitó nuevamente cupo en la
Institución Educativa Santa Teresa de Jesús con sede en Ciudad de
Armenia, pero esta vez para el Ciclo V y VI, es decir, para cursar
décimo y once en el horario sabatino. Como en ese momento Michel
Steven era menor de edad y no había cupo en ese horario, se dejó en
lista de espera, por lo que él decidió matricularse para cursar el grado
décimo en el horario diurno de lunes a viernes”.

El 9 de agosto de 2013, la Institución Educativa Santa Teresa de Jesús


de Armenia, manifestó que “Michel Steven Osorio Jaramillo fue
matriculado en esa institución el 22 de marzo de 2013, para cursar el
grado décimo nuevamente, ya que en el 2012 el estudiante pasó en
estado reprobado. En este momento el estudiante se encuentra
asistiendo cumplidamente a las clases académicas en la jornada diurna
en el horario mañana”38.

5.2. Resumen de los hechos-Expediente T- 3890853

María Norela Tamayo Tejada, actuando como agente oficiosa de su


nuera de 16 años de edad, Jineth Vanessa González Taborda, manifiesta
que solicitó para la niña un cupo escolar en el Colegio León XIII de
Bello en la jordana sabatina, toda vez que “necesita trabajar durante la
semana para mantener a su hijo también menor de edad”.

Expresa que la directora de la institución educativa le negó el cupo


escolar solicitado, aduciendo que “no la podía recibir por ser menor de
edad”.

En respuesta a la presente acción de tutela, la Secretaría de Educación


de Bello expresó que el cupo escolar de la menor de edad debía ser
negado por cuanto el Decreto 3011 de 1997 establece en su artículo 16
que “podrán ingresar a la educación básica para adultos las personas
con edades de 15 años o más que hayan finalizado el ciclo de
educación básica primaria y demuestren que han estado por fuera del
servicio público educativo formal 2 años o más”, y “como consta en el
SIMAT, la menor para el año 2012 se encontraba estudiando en la
Institución Educativa Jorge Eliecer Gaitán, por lo tanto no cumple con
el requisito del artículo 16”.

5.2.1. Hechos probados

38 Ver folios 10- 14 del cuaderno 1.


37

Mediante declaración jurada rendida ante el Juez Primero Civil


Municipal de Bello y ante el delegado del Ministerio Público, la niña
Jineth Vanessa expresó que requiere el cupo escolar en el horario
sabatino, “no para trabajar, pues no tengo autorización para hacerlo,
sino para terminar mis estudios y poder cuidar todos los días a mi hijo
de 10 meses de edad. Aunque vivo con otras personas como las hijas de
doña Norela, el papá del niño, sus nietas, su mamá y su hermano,
ninguno de ellos puede colaborarme, porque doña Norela, el papá del
niño y las hermanas trabajan todo el día, las niñas van a estudiar, la
abuela por su edad no me puede ayudar y el hermano de la señora sale
todo el día”39.

5.3. EXAMEN DE LA PRESUNTA VULNERACIÓN DE LOS


DERECHOS FUNDAMENTALESDE LOS AGENCIADOS

5.3.1. Expediente T- 3873999

De los supuestos de hecho descritos en precedencia, la Sala pone de


manifiesto el hecho de que la Institución Educativa Santa Teresa de
Jesús de Armenia y la Secretaría de Educación de esa ciudad, hayan
alegado que Michel Steven Osorio Jaramillo no podían acceder al cupo
escolar para cursar los grados décimo y once en el horario sabatino, por
no tener 18 años y por no llevar 2 años por fuera del sistema educativo
público, ello en virtud de lo consagrado en el artículo 16 del Decreto
3011 de 1997.

A saber, dicho decreto, “por el cual se establecen normas para el


ofrecimiento de la educación de adultos y se dictan otras
disposiciones”, regula en sus artículos 16 y 17 el acceso de los adultos a
la educación básica y en el 23, la educación media de adultos.

Así las cosas, se tiene que los artículos 16 y 17 consagran que:


“Artículo 16. Podrán ingresar a la educación básica formal de adultos
ofrecida en ciclos lectivos especiales integrados: 1. Las personas con
edades de trece (13) años o más, que no han ingresado a ningún grado
del ciclo de educación básica primaria o hayan cursado como máximo
los tres primeros grados. 2. Las personas con edades de quince (15)
años o más, que hayan finalizado el ciclo de educación básica primaria
y demuestren que han estado por fuera del servicio público educativo
formal, dos (2) años o más. Artículo 17. Las personas menores de trece
(13) años que no han ingresado a la educación básica o habiéndolo
hecho, dejaron de asistir por dos (2) años académicos consecutivos o
más, deberán ser atendidos en los establecimientos educativos que

39 Ver folios 24-27 del cuaderno 1. En la declaración la niña también manifestó que su suegra dijo en el
escrito de tutela que necesitaba el cupo en el horario sabatino para trabajar, porque ella sabe arreglar uñas,
pero nadie la contrata porque no tiene la autorización del Inspector de Trabajo. También indicó que no puede
trabajar en este momento porque tendría que dejar al niño en una guardería.
38

ofrecen educación formal en ciclos regulares, mediante programas


especiales de nivelación educativa, de acuerdo con lo establecido en los
artículos 8º y 38 del Decreto 1860 de 1994 o las normas que lo
modifiquen o sustituyan”.

Entonces, según lo manifestado en precedencia se tiene que, cuando se


trata de educación básica para adultos (la educación básica es aquella
que tiene una duración de nueve grados que se desarrollan en dos ciclos:
La educación básica primaria de cinco grados y la educación básica
secundaria de cuatro grados40), podrán ingresar a las instituciones
educativas que impartan dichos niveles escolares, niños desde los 13
años de edad, siempre y cuando cumplan las condiciones y requisitos en
él establecidos.

Pero, debe tenerse en cuenta que en el caso sub examine el cupo escolar
solicitado es para que Michel Steven curse los grados décimo y once, es
decir, el asunto versa sobre el acceso a la de educación media, por lo
que se debe traer a colación el artículo 23 del mismo decreto, que
manifiesta que “La educación media académica se ofrecerá en dos (2)
ciclos lectivos especiales integrados, a las personas que hayan
obtenido el certificado de estudios del bachillerato básico de que trata
el artículo 22 del presente decreto o a las personas de dieciocho (18)
años o más que acrediten haber culminado el noveno grado de la
educación básica. El ciclo lectivo especial integrado de la educación
media académica corresponde a un grado de la educación media
formal regular y tendrá una duración mínima de veintidós (22)
semanas lectivas. La semana lectiva tendrá una duración promedio de
veinte (20) horas efectivas de trabajo académico”.

En otras palabras, cuando se trata de educación media para adultos, la


citada normativa contempla como aptos para ingresar a instituciones
educativas que impartan educación para adultos, a las personas que
tengan más de 18 años y hayan culminado el noveno grado de la
educación básica, o que hayan aprobado el último Ciclo Lectivo
Especial Integrado de la educación básica de adultos-CLEI41.

En este sentido, la Sala encuentra que le asiste razón a la Secretaría de


Educación de Armenia y a la Institución Educativa Santa Teresa de
Jesús de Armenia, cuando a principios del año 2013 manifestaron que
Michel Steven no podía acceder al cupo escolar para cursar décimo y
once en el horario sabatino, por cuanto era menor de 18 años, actuación
que se ajusta al mandato del artículo 23 del decreto citado. Lo contrario
sucede con la imposición del requisito consistente en demostrar que ha
estado por fuera del servicio público educativo formal por 2 años o más,

40http://www.mineducacion.gov.co/1621/w3-article-233834.html

41 Artículo 22 del Decreto 3011 de 1997.


39

pues de la simple lectura del artículo 16 del Decreto 3011 de 1997 se


deduce que ese requerimiento es para ingresar a la educación básica
para adultos y no a la media, que se reitera, es lo solicitado en el
presente caso.

Precisado lo anterior, se debe traer a colación el hecho de que Michael


Steven Osorio Jaramillo cumplió la mayoría de edad el 16 de julio de
201342, por lo que en la actualidad cumple los requisitos de edad y de
aprobación del noveno grado de educación básica para acceder al cupo
escolar en horario sabatino. No obstante, de las pruebas obrantes en el
expediente se tiene que el interesado ya se encuentra cursando el
décimo grado en la institución educativa accionada en el horario diurno,
por lo que la Sala se ve en la necesidad de plantear algunas
consideraciones al respecto.

En primer lugar, debe tenerse en cuenta que la pretensión perseguida


con la presente acción de tutela era que se le permitiera a Michel Steven
estudiar en el horario de los sábados con las personas adultas, con el fin
de que pudiera desarrollar sus actividades laborales durante la semana.
Pese a ello, el agenciado accedió a cursar décimo grado en el horario
diurno porque no cumplía con el requisito de edad exigido para acceder
al horario sabatino y, en la actualidad está asistiendo cumplidamente a
sus clases.

Entonces, la Sala encuentra que al permitírsele al agenciado estudiar en


el horario diurno, se le está brindado la oportunidad de acceder al
servicio de educación pública.

En segundo lugar y sin perjuicio de lo anterior, se advierte que la Sala


no puede ser indiferente ante tres circunstancias importantes, y que por
tanto, deben ser tenidas en cuenta para resolver el caso concreto. Éstas
son: i) la pretensión de la presente acción de tutela fue que se le
permitiera a Michel Steven trabajar y estudiar al mismo tiempo, pero
como sólo se le ha amparado su derecho a la educación, se puede decir
que actualmente está recibiendo un servicio incompatible con sus
necesidades económicas; ii) Michel Steven y su madre atraviesan una
difícil situación económica, pues él era quien trabajaba durante la
semana para el sustento de los dos, ya que ella, quien es madre cabeza
de familia, se encuentra desempleada; y iii)a pesar de que en la acción
de tutela la agente oficiosa manifestó que el agenciado no podía estudiar
en el horario diurno por razones de trabajo, en la actualidad el
accionante asiste cumplidamente a sus clases en dicho horario.

En virtud de las consideraciones anteriores, y teniendo en cuenta que en


el presente caso se le pueden proteger ambos derechos fundamentales al
agenciado, es decir, el derecho a la educación y el derecho al trabajo,
42Ver folio 3 del cuaderno 2.
40

como garantías constitucionales que gozan de especial protección, la


Sala procederá a tutelar estos derechos, ordenándole a la Institución
Educativa Santa Teresa de Jesús con sede en Ciudad de Armenia que le
otorgue, para el siguiente periodo lectivo, un cupo para el grado once en
el horario sabatino y en el horario semanal diurno al joven Michel
Steven Osorio Jaramillo, para que discrecionalmente elija entre seguir
estudiando en la jornada diurna o si por el contrario quiere hacerlo en el
horario sabatino.

En virtud de las anteriores consideraciones, la Sala revocará el fallo del


6 de marzo de 2013, proferido por el Juzgado Cuarto Civil Municipal de
Armenia, en la medida en que negó el amparo invocado. En su lugar,
concederá el amparo al derecho fundamental a la educación y al trabajo
de Michel Steven Osorio Jaramillo, por lo que ordenará a la Institución
Educativa Santa Teresa de Jesús con sede en Ciudad de Armenia que le
otorgue, para el siguiente periodo lectivo, un cupo para el grado once en
el horario sabatino y en el horario semanal diurno, para que
discrecionalmente elija entre seguir estudiando en la jornada diurna o si
por el contrario quiere hacerlo en el horario sabatino.

5.3.2. Expediente T- 3890853

Tal como se dijo en precedencia, la educación básica de adultos,


regulada en el artículo 16 del Decreto 3011 de 1997, se dirige a
personas de más de trece años que nunca ingresaron a la escuela o que
han cursado menos de los tres primeros grados de educación básica, o a
las personas de más de quince años que hayan finalizado el ciclo de
educación básica primaria y demuestren que han estado por fuera del
servicio público educativo formal dos años o más.

Por su parte, la educación media, regulada en el artículo 23 del Decreto


3011 de 1997, se dirige a quienes tengan más de 18 años y hayan
acreditado haber culminado el noveno grado de la educación básica, o a
quienes hayan aprobado el último Ciclo Lectivo Especial Integrado de
la educación básica de adultos-CLEI43.

Así las cosas, se tiene que en el presente caso la agente oficiosa de la


niña Jineth Vanessa González Taborda solicitó un cupo escolar en el
horario sabatino, para los grados décimo y once44, es decir, educación
media, por lo que los requisitos a cumplir son: tener más de 18 años y
acreditar haber culminado el noveno grado de la educación básica, o
haber aprobado el último Ciclo Lectivo Especial Integrado de la
educación básica de adultos.

43 Artículo 22 del Decreto 3011 de 1997.

44 Ver folio 13 del cuaderno 1.


41

En efecto, de las pruebas obrantes en el expediente se tiene que la


menor de edad no cumple con los requerimientos antes mencionados,
pues tiene 16 años y aprobó el noveno grado de educación básica en un
colegio de educación regular para niños, como lo es el Colegio Jorge
Eliecer Gaitán de Bello, Antioquia, al cual asistía en el horario de lunes
a viernes de 6:15 am hasta las 12:15 pm 45. Por consiguiente, en una
primera mirada, le asiste razón al colegio accionado cuando afirmó que
la niña Jineth Vanessa González Taborda no podía ser matriculada en el
horario sabatino con los adultos, por cuanto no tiene 18 años.

No obstante lo anterior, para resolver el caso sub examine se debe tener


en cuenta la circunstancia particular en la que se encuentra la niña
agenciada, las cuales corresponden a: i) es una menor de edad (16
años); ii) tuvo que dejar sus estudios para hacerse cargo del cuidado de
su hijo de 10 meses de edad. En este punto, se aclara que la niña, a
pesar de vivir con el padre del niño, su suegra, sus cuñadas, las primas
del niño, la bisabuela del menor de edad, y un tío del padre de Emanuel,
no tiene quien le colabore en el cuidado de su hijo, ya que los primeros
trabajan tiempo completo para sostener a la familia, las niñas estudian
todos los días, la bisabuela del niño no puede ayudarla por su avanzada,
y el tío del padre de Emanuel sale todos los días 46; iii) su papá la ayuda
económicamente con lo que puede ($100.000 mensuales que debe
dividirlos con su mamá), pero ni él ni su progenitora le colaboran con el
cuidado del niño, pues trabajan y cuidan a sus demás hijos que también
son menores de edad; y iv)quiere regresar a una institución educativa
para terminar su proceso de formación escolar.

En este sentido, la Sala es consciente de que el ideal en materia de


educación para niños, es que éstos puedan asistir a instituciones
educativas en las que se les imparta una formación conforme a sus
edades, necesidades y capacidades, por lo que en virtud de ello, la Sala
procederá a tutelar el derecho a la educación de Jineth Vanessa
González Taborda, ordenándole a la Secretaría de Educación de Bello
que evalúe y ofrezca a la menor de edad, para el próximo periodo
lectivo, diferentes opciones que le permitan terminar sus estudios en el
Colegio León XIII en el ciclo de educación regular. Por ejemplo, puede
otorgarle un cupo en una guardería oficial a Emanuel Andrés Tamayo
González, y acordar con las directivas del Colegio León XIII, un plan
de estudios con flexibilidad horaria para la niña, con el fin de que se le
facilite el cuidado de su hijo y pueda seguir estudiando.

Sólo si es imposible encontrar otra alternativa que garantice que la niña


continúe en el ciclo de formación regular, la Secretaría de Educación de
Bello le concederá, para el próximo periodo lectivo, un cupo para cursar

45 Ver folio 15 del cuaderno 2.

46Ver folios 24-27 del cuaderno 1.


42

el grado décimo en el horario sabatino en el Colegio León XIII de


Bello, Antioquia.

Frente al particular, para la Sala los requisitos establecidos en el Decreto


3011 de 1997, referidos a la no inclusión de niños en la educación para
adultos, si bien contribuye en la erradicación del trabajo infantil, rompe
con los preceptos de la Carta y los tratados internacionales en cuanto a
la protección especial de los derechos de aquellos niños que, por
circunstancias excepcionalísimas, deben trabajar,-concretamente el
derecho a la educación-, razón por la que, en esos eventos, se bebe
permitir el acceso de los menores de edad al servicio de educación, sin
importar si es con personas adultas.

En este sentido, dichos requisitos rompen abiertamente con los derechos


fundamentales contenidos en la Carta y los tratados de derechos
humanos ratificados por Colombia que hacen parte del llamado bloque
de constitucionalidad, relacionados con: (i) los derechos de los niños
establecidos en el artículo 44 de la Carta y en la Convención de
Derechos del Niño, y (ii) la protección especial al derecho a la
educación de los niños otorgada por la Constitución, el cual debe ser
interpretado de conformidad con los Convenios y Tratados de derechos
humanos ratificados por Colombia frente al tema de la educación como
elemento determinante de la integración social, ampliamente
desarrollado por la jurisprudencia constitucional.

En el caso objeto de estudio, la Sala advierte una condición excepcional,


ya que como se indicó, la agenciada es una niña de 16 años que no está
estudiando por tener obligaciones de cuidar a su hijo, quien también
es menor de edad, situación que faculta al juez de tutela para aplicar la
excepción de inconstitucionalidad, figura muchas veces usada por la
jurisprudencia constitucional de esta Corporación para darle real y
efectiva aplicación a los mandatos constitucionales, en el sentido que
“el funcionario público encargado de la ejecución de un acto
administrativo, tiene la obligación de inaplicarlo cuando en el caso
concreto resulte abiertamente contrario a la Carta Política y más aún a
los derechos fundamentales en ella contenida” 47, ello para salvaguardar
la supremacía de los mandatos constitucionales sobre cualquier otra
norma jurídica48.
47Sentencia T-1015 de 2005. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.

48En efecto, aunque, según el artículo 6, numeral 5, del Decreto 2591 de 1991, no cabe la acción de tutela
contra actos de carácter general, impersonal y abstracto, ésta debe proceder en los casos en que se persigue la
inaplicación en el caso concreto de un acto abiertamente contrario a los derechos fundamentales.

Así las cosas, lo que se busca con la acción de amparo es que se apliquen las prescripciones fundamentales y
no las reglas inferiores incompatibles con ellas. En estos términos se pronunció la Sentencia T-1290 de 2000,
en la que la Corte inaplicó una disposición contenida en el Decreto 3011 de 1997 que establecía restricciones
al acceso de la educación especial para adultos, considerando que con ella se desconocían derechos
fundamentales establecidos en la Carta:
43

Tal y como se desarrolló ampliamente en la parte motiva de esta


providencia, la Carta Política protege el derecho fundamental a la
educación como un medio para que el individuo se integre efectiva y
eficazmente a la sociedad; de allí su especial categoría que lo hace parte
de los derechos esenciales de las personas en la medida en que el
conocimiento es inherente a la naturaleza humana. Por tanto, establecer
barreras en virtud de las cuales se le impida a la agenciada acceder al
servicio de educación, pese a que sólo le hacen falta 2 años para
terminar la secundaria, desconoce su derecho fundamental a la
educación y a que sus garantías tienen una vocación de superioridad
por mandato constitucional.

CONCLUSIONES

“Se trata, en realidad, de que -como sucede en el presente caso- la ostensible oposición entre la
disposición a acto y la Carta Política, que debe llevar según el artículo 4 de la misma a que se
apliquen las prescripciones fundamentales y no las reglas inferiores incompatibles con ellas,
está unida en el caso concreto a la vulneración efectiva de derechos fundamentales a partir de
la aplicación que una autoridad, institución o persona haga del mandato inconstitucional. En
tales casos, es preciso inaplicar la norma o acto y, en consecuencia, otorgar la protección
judicial.

Siguiendo estos criterios, es menester concluir en el presente proceso que, si bien -como dicen
los jueces de instancia-mal podría admitirse la viabilidad de la acción de tutela para que el juez
correspondiente o la Corte resolvieran sobre la validez total o parcial del Decreto 3011 de 1997,
pues ello habrá de corresponder a la jurisdicción de lo Contencioso Administrativo, dada la
naturaleza del acto, éste -en su parte pertinente- debe ser inaplicado en los casos específicos
materia de examen, dado que la exigencia de permanecer dos años por fuera del sistema
educativo como condición para el acceso al mismo en la modalidad de los programas nocturnos
resulta incompatible con la garantía del derecho a la educación como fundamental y en el
carácter de servicio público que le corresponde según la Carta Política.”

Como puede concluirse, a pesar de que exista una decisión administrativa adoptada de conformidad con el
ordenamiento jurídico superior, cobijada por presunción de legalidad y de constitucionalidad, la Constitución
debe prevalecer en el caso de incompatibilidad con la misma.

Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que la vigencia de la norma no se controvierte; por tanto, los efectos de
su inaplicabilidad no se traducen en nulidad. Apenas ocurre que, con repercusión exclusiva en la situación
particular que ahora se estudia, se ha desvirtuado la presunción de constitucionalidad, pero ella seguirá
operando mientras no se profiera un fallo del tribunal competente que defina el punto por vía general.

Volviendo al caso concreto, se tiene que el Decreto 3011 de 1997 goza de un carácter general y abstracto, por
lo que en principio la acción de tutela no procede contra dichos actos; no obstante, éstos deben ser inaplicados
cuando en su ejecución, y referidos únicamente al caso en concreto, se observe por parte del funcionario una
evidente contradicción entre los preceptos contenidos en la Carta y la norma que se pretende ejecutar,
mediante la excepción de inconstitucionalidad.
44

i) Las normas que regulan la no inclusión de niños en los establecimientos


educativos para adultos, bien sea en el ciclo de educación básica o
media (artículos 16, 17 y 23 del Decreto 3011 de 1997), contienen
requisitos que persiguen, por regla general, un fin constitucional, el cual
es garantizar que los menores de edad reciban una educación acorde a
sus necesidades y realidades culturales y sociales.

ii) Debido a que el trabajo infantil debe erradicarse, y una forma de trabajo
infantil es todo aquel que interrumpe la escolarización de los niños, o
que toma más tiempo o es más pesado que el ciclo escolar, entonces,
prima facie, la autorización para que un niño trabaje la mayor parte del
tiempo y apenas valide los cursos en ciclos acelerados de enseñanza, no
se debe permitir. Esto, salvo que en un ejercicio concreto de
ponderación, se demuestre que impedirlo vulneraría gravemente la
supervivencia del niño.

iii) Sin embargo, cuando se trate de menores de edad inmersos en


circunstancias excepcionalísimas y especiales, se les debe permitir el
acceso al servicio de educación, sin importar si es con personas adultas.
Ello por cuanto se debe preferir que estos niños estudien, aunque sea en
un ciclo de formación de adultos, a que no lo hagan.

Respecto a este punto, la Sala aclara que frente al caso de Michel


Steven Osorio Jaramillo (expediente T-3873999), si bien se precisó la
circunstancia excepcional y especial que hacía procedente la aplicación
de la excepción de inconstitucionalidad del artículo 23 del Decreto 3011
de 1997-la cual es la necesidad que tiene de trabajar durante la semana
para sostener a su familia, pues su madre es cabeza de familia y se
encuentra desempleada-, ésta no se aplicó por cuanto Michel Steven ya
cumplió la mayoría de edad, evento que le permite acceder al cupo en el
horario sabatino sin ningún problema.

En cuanto al caso de la niña Jineth Vanessa (expediente T-3890853), la


Sala, frente a las circunstancias especiales y excepcionalísimas en que
ésta se encuentra- como lo es tener 16 años y encontrarse en la
necesidad de estudiar los sábados para cuidar de su hijo, quien también
es menor de edad, ya que no cuenta con la ayuda de ningún familiar
para atender al niño-, hace procedente la aplicación de la excepción de
inconstitucionalidad de los artículos 16 y 17 del Decreto 3011 de 1997,
pues el mero requisito de la edad en este caso, desconoce que la menor
de edad atraviesa por una situación particular que la obliga a tener que
asistir a un colegio con adultos, hasta tanto no se tomen medidas que le
permitan continuar con sus estudios en un ciclo de educación regular.

iv) Finalmente, las circunstancias especiales y excepcionalísimas en que se


encuentren los menores de edad que soliciten estudiar en instituciones u
45

horarios en los que se imparta educación para adultos, deben ser


valoradas muy cuidadosamente por las diferentes autoridades estatales y
por los jueces de la República, pues se debe recordar que el Estado debe
hacer todo el esfuerzo porque los niños terminen su ciclo de educación
en la jornada regular para su edad.

Así las cosas, conforme a lo expuesto en precedencia, la Sala ordenará:

i) A la Institución Educativa Santa Teresa de Jesús con sede en Armenia,


que le otorgue para el siguiente periodo lectivo, un cupo para el grado
once en el horario sabatino y en el horario semanal diurno al joven
Michel Steven Osorio Jaramillo (expediente T-3873999), para que
discrecionalmente elija entre seguir estudiando en la jornada diurna o si
por el contrario quiere hacerlo en el horario sabatino.

ii) A la Secretaría de Educación de Bello (expediente T-3890853), que


evalúe y ofrezca a la menor de edad, para el próximo periodo lectivo,
diferentes opciones que le permitan terminar sus estudios en el Colegio
León XIII en el ciclo de educación regular. Sólo si es imposible
encontrar otra alternativa que garantice que la niña continúe en el ciclo
de formación regular, la Secretaría de Educación de Bello le concederá,
para el próximo periodo lectivo, un cupo para cursar el grado décimo en
el horario sabatino en el Colegio León XIII de Bello, Antioquia.

iii) Las órdenes dictadas deben hacerse efectivas en el siguiente periodo


lectivo, por cuanto este año escolar está próximo a culminarse,
entonces, mal haría la Sala si ordenara la inclusión como estudiantes,
bien sea en el ciclo de educación regular o en el ciclo de educación para
adultos-en el horario sabatino- a los agenciados, pues ello implicaría
que tendrían que acoplarse a un curso que está avanzado respecto a las
actividades curriculares.

iv) Respecto al caso de la niña Jineth Vanessa González Taborda


(expediente T-3890853), la Sala precisa que, dado que lo pretendido es
salvaguardar su derecho fundamental a la educación, lo que
indirectamente repercute en las garantías fundamentales del niño
Emanuel Andrés Tamayo González, se instará al ICBF y a la Defensoría
del Pueblo que acompañen a la Secretaría de Educación de Bellopara
que tome las medidas necesarias para que preferentemente la niña Jineth
Vanessa termine sus estudios en el ciclo de educación regular. Sólo ante
la imposibilidad de ello, se permita su asistencia a la jornada sabatina
con las personas adultas.

v) Por otra parte, como se encuentra demostrado en el curso del proceso, la


menor de edad Jineth Vanessa González Taborda no se encuentra
trabajando por cuanto no ha solicitado el respectivo permiso ante la
autoridad competente, y la decisión que aquí se toma busca proteger su
46

derecho a la educación, más no arraigar el trabajo infantil, por lo que se


aclara que este fallo no autoriza que la menor de edad acceda a la vida
laboral, sino que pueda terminar su proceso educativo, permitiéndosele
a su vez cumplir sus obligaciones como madre, pues tal como quedó
demostrado, ningún integrante de su grupo familiar puede colaborarle
con las labores de atención y cuidado de su hijo.

En virtud de lo esgrimido en precedencia, esta Sala, en el caso del


expediente T- 3873999, revocará el fallo del 6 de marzo de 2013
proferido por el Juzgado Cuarto Civil Municipal de Armenia, en la
medida en que negó el amparo invocado. En su lugar concederá, según
las consideraciones expuestas en la parte motiva de esta sentencia, el
amparo al derecho fundamental a la educación y al trabajo de Michel
Steven Osorio Jaramillo.

En cuanto al asunto del expediente T- 3890853, la Sala revocará el fallo


del 1° de marzo de 2013, proferido por el Juzgado Primero Civil
Municipal de Bello, en el sentido en que negó el amparo solicitado. En
su lugar, se concederá la protección del derecho a la educación de la
menor de edad Jineth Vanessa González Taborda, por lo que se ordenará
al Colegio León XIII de Bello, Antioquia, que para el próximo periodo
lectivo le otorgue un cupo para cursar el grado décimo en el horario
sabatino.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala Séptima de Revisión de tutelas de la


Corte Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por
mandato de la Constitución,

RESUELVE

PRIMERO.- REVOCAR el fallo del 6 de marzo de 2013, proferido por


el Juzgado Cuarto Civil Municipal de Armenia, en la medida en que negó
el amparo invocado. En su lugar, CONCEDER, según las
consideraciones expuestas en la parte motiva de esta sentencia, el amparo
al derecho fundamental a la educación y al trabajo de Michel Steven
Osorio Jaramillo.

SEGUNDO.- ORDENAR a la Institución Educativa Santa Teresa de


Jesús con sede en Armenia que le otorgue, para el siguiente periodo
lectivo, un cupo para el grado once en el horario sabatino y en el horario
semanal diurno al joven Michel Steven Osorio Jaramillo, para que
47

discrecionalmente elija entre seguir estudiando en la jornada diurna o si


por el contrario quiere hacerlo en el horario sabatino.

TERCERO.- REVOCAR el fallo del 1° de marzo de 2013, proferido


por el Juzgado Primero Civil Municipal de Bello, en el sentido en que
negó el amparo solicitado. En su lugar, CONCEDER, según las
consideraciones expuestas en la parte motiva de esta sentencia, la
protección del derecho a la educación de la menor de edad Jineth Vanessa
González Taborda.

CUARTO.- ORDENAR a la Secretaría de Educación de Bello, que


evalúe y ofrezca a la menor de edad, para el próximo periodo lectivo,
diferentes opciones que le permitan terminar sus estudios en el Colegio
León XIII en el ciclo de educación regular. Sólo si es imposible encontrar
otra alternativa que garantice que la niña continúe en el ciclo de
formación regular, la Secretaría de Educación de Bello LE
CONCEDERÁ, para el próximo periodo lectivo, un cupo para cursar el
grado décimo en el horario sabatino en el Colegio León XIII de Bello,
Antioquia.

QUINTO.- INSTAR al ICBF y a la Defensoría del Pueblo, que


acompañen a la Secretaría de Educación de Bello, para que tome las
medidas necesarias para que preferentemente la niña Jineth Vanessa
González Taborda termine sus estudios en el ciclo de educación regular.
Sólo ante la imposibilidad de ello, SE PERMITA su asistencia a la
jornada sabatina con las personas adultas.

SEXTO.- Por secretaría general librar las comunicaciones de que trata


el Decreto 2591 de 1991.

Cópiese, notifíquese, publíquese y cúmplase,

JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB


Magistrado

ALBERTO ROJAS RÍOS


Magistrado
48

LUIS ERNESTO VARGAS SILVA


Magistrado

MARTHA VICTORIA SÁCHICA DE MONCALEANO


Secretaria General

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