Principio de Integracion
Principio de Integracion
Principio de Integracion
¿Qué ES?
IMPORTANCIA: desde el punto de vista constitucional el derecho penal puede ser entendido
como un mecanismo de protección y de vulneración de derechos fundamentales al mismo tiempo,
por lo que la mencionada relación entre estas ramas del derecho debe calificarse, cuando menos,
de turbulenta. Cumple una función trascendental en el campo penal ya que permite incorporar los
estándares normativos del derecho internacional de los derechos humanos al ordenamiento penal
interno colombiano. Y es que el bloque de constitucionalidad en materia penal obliga a interpretar
y dar aplicación material, desde este enfoque, no sólo a las garantías fundamentales dispuestas a
favor del imputado en la Constitución, sino también a todas aquellas que como cláusulas de
derechos humanos han sido dispuestas en los Tratados Internacionales ratificados por Colombia.
Trarados y pactos:
En relación, ya no con los derechos, sino con las fuentes internacionales, la Corte ha utilizado
profusamente el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), la Convención
Americana de derechos humanos (CADH), la Convención Interamericana sobre Desaparición
Forzada de Personas, la Convención Interamericana contra la Tortura y el corpus jurídico del DIH,
específicamente, el protocolo II adicional a los convenios de Ginebra (López, D. y Sánchez, A.,
2008, p. 334).
JURISPRUDENCIA:
Sentencia C-574 de 1992 Al respecto, la Corte insiste en que los convenios y sus protocolos son la
positivización del ius cogens o costumbres internacionales decantadas a lo largo del tiempo para
regular las manifestaciones violentas de la humanidad, como una especie de valores que cobraron
forma y obligatoriedad al interior de la comunidad de naciones
Sentencia C-225 de 1995 El fallo de esta sentencia es supremamente importante no solo por
analizar la constitucionalidad de la Ley 171 de 1994, aprobatoria del Protocolo II adicional a los
convenios de Ginebra de 1949, sino también por haber marcado un hito en la historia
constitucional colombiana al crear jurisprudencialmente la noción de bloque de
constitucionalidad, figura traída del derecho civil francés. De otra parte, el Protocolo II versa sobre
las limitaciones a los actores armados en los conflictos internos, tema totalmente aplicable al caso
colombiano que lleva más de seis décadas inmerso en un conflicto de enormes proporciones,
donde las frecuentes vulneraciones al DIH vienen tanto de parte del Estado como de los grupos
insurgentes, sin que se haya logrado un acuerdo para poner fin a una violencia política que ha
derramado sangre de muchos compatriotas y obstaculizado el desarrollo político y económico de
la nación.
Sentencia C-396 de 1995 Por medio de la cual se hace el respectivo control de constitucionalidad
de la Ley 169 de 1994, aprobatoria de la convención sobre la prevención del castigo de delitos
contra personas protegidas internacionalmente, inclusive los agentes diplomáticos, suscrita en
Nueva York, el 14 de diciembre de 1973. Esta sentencia tuvo un impacto importante al declarar
exequible la ley analizada porque impuso la obligación del Estado colombiano, previa su
ratificación y canje de notas, de contemplar en la normatividad interna una serie de conductas
prohibidas y asignarles las correspondientes penas.
Sentencia C-351 de 1998 En esta se define la constitucionalidad de la Ley 409 de 1997, aprobatoria
de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, suscrita en Cartagena, el 9
de diciembre de 1985. La comunidad internacional preocupada por el incremento de prácticas
como los tratos crueles, inhumanos, degradantes y lesiones a las personas con la finalidad de
obtener información o de castigar, como forma de persecución política patrocinada por el Estado,
o con su aquiescencia bajo el esquema de la doctrina de la seguridad nacional, convirtió a los
líderes de izquierda, a los sindicalistas y a los defensores de derechos humanos en sus principales
víctimas
Sentencia C-156 de 1999 Esta sentencia versa sobre la constitucionalidad de la Ley 469 de 1998,
aprobatoria de la convención sobre prohibiciones o restricciones del empleo de ciertas armas
convencionales que puedan considerarse excesivamente nocivas o de efectos indiscriminados,
hecha en Ginebra, el 10 de octubre de 1980 y sus cuatro protocolos. Tema de trascendental
importancia para el derecho patrio, pues los actores armados del conflicto que hemos vivido
durante los últimos cincuenta años, además de perfeccionar sus tácticas de guerra, de recrudecer
la violencia y letalidad de sus artefactos bélicos, han venido obteniendo en el mercado ilegal o
construyendo artesanalmente una gran cantidad de armas que desafían los compromisos que
tenemos con el respeto por el derecho internacional humanitario.
Conclusión:
En este orden de ideas, los artículos 2 y 13 de la Ley 599 de 2000 (Código Penal), contemplan el
principio de integración de las leyes y tratados sobre derechos humanos ratificados por Colombia y
su carácter de normas rectoras que informan la interpretación del derecho penal,
respectivamente. Así, el artículo 2, al integrar los derechos humanos a la ley penal, se transforma
en un parámetro ligado al concepto de bloque de constitucionalidad, pero exclusivo de este
estatuto. De ahí que el contenido garantista de los instrumentos, que menciona el principio de
integración, amplía el rango de protección de los derechos fundamentales del individuo frente al
ejercicio del poder punitivo del Estado, estableciéndose como un muro de contención frente a la
arbitrariedad de este último Significaría, además, que el derecho penal se encuentra
constitucionalizado y permeado por los tratados internacionales de derechos humanos ratificados
por Colombia, con un mayor énfasis de las garantías que se disponen para el imputado.