Libro Oriente Medio Final - Optimize PDF
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Víctor de Currea-Lugo
(editor)
Ediciones
Pontificia Universidad Javeriana
Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales
ISBN: 978-958-58563-6-3
Se permite la copia, de uno o más artículos completos de esta obra o del conjunto de la edición, en
cualquier formato, mecánico o digital, siempre y cuando no se modifique el contenido de los textos,
se respete su autoría y se mantenga esta nota.
Índice
Prólogo...................................................................................................................... 7
Anamaría Trujillo Currea
Presentación
El reto de aprender y de enseñar sobre Oriente Medio............................. 9
Víctor de Currea-Lugo
Prólogo
Figueroa y Ortiz y, finalmente, como las dinámicas de la región son tan complejas,
es necesario revisar factores transnacionales y es esto lo que hace la autora Medina.
Estoy segura que el lector encontrará suficiente información y análisis que sus-
cite una mayor exploración de las dinámicas y problemáticas de esta región con lo
cual, uno de los objetivos fundamentales del Semillero de Medio Oriente quedará
cumplido.
Presentación
Resumen
A raíz de las revueltas árabes iniciadas en 2011, dos países, Irán y Arabia Sau-
dita en su competición y ambición por constituirse como potencias regionales, apo-
yaron distintos bandos en los focos de las protestas, como lo fue en Bahréin o Siria.
El presente artículo expone cómo las circunstancias en las cuales se enfrentan dos
países de Medio Oriente transcurren de la misma manera en la que Estados Unidos
y la Unión Soviética se confrontaron entre 1945-1991. El conflicto que pasa entre
Irán y Arabia Saudita queda reflejado en otros sitios de la región, mientras que no
hay un intercambio directo de agresiones bélicas entre las dos partes, como sucede
en Bahréin, punto estratégico para ambos por su ubicación geográfica y repartición
religiosa. Dicho contexto ocurre en la lógica teórica de las tensiones presentadas en-
tre potencias regionales o entre candidatos a ser una. Por lo tanto, en este estudio se
explican los enfrentamientos entre iraníes y saudíes en Bahréin, y en consecuencia
la forma en que los saudíes defendieron la monarquía bahreiní y los iraníes dieron
apoyo a las revueltas, todo esto enmarcado en las lógicas suníes y chiíes.
Introducción
dos actores que estuvieron pendientes de los eventos desenvueltos a través de Medio
Oriente: Irán y Arabia Saudita.
Estos dos países viven un enfrentamiento desde cuando ocurrió la revolución is-
lámica en Irán, cuando éste se convirtió en una amenaza para la seguridad de Arabia
Saudita. Es por esta razón que, en su afán de convertirse en potencias regionales, in-
terfirieron en las revueltas y dieron apoyo al bando que más les convenía, es decir, con
el que terminara quedándose con el poder en los países donde las protestas estaban
ocurriendo. No obstante, la escogencia de dónde deberían recaer sus ayudas no estuvo
solventada en el azar. Tanto los iraníes como los saudíes, dirigieron su apoyo hacia las
similitudes de identidad que pudieran hallarse con estos países. Por ejemplo, Arabia
Saudita, por su naturaleza suní, inclinó su favor del lado de los rebeldes sirios –suníes–;
mientras que Irán (país de gobierno chií), refuerza al gobierno sirio (alauí rama del
chiismo) por el vínculo político y en cierta medida de credo, que comparten ambos.
Puesto que ambas potencias regionales, fundamentadas en el interés definido
en términos de poder así como en similitudes de identidad, nutrieron dos bandos
diferentes en un mismo conflicto, tomaron forma en la región una serie de guerras
por proxy, en un contexto de Guerra Fría entre iraníes y saudíes, enfrentamiento vi-
vido de igual modo que la confrontación entre Estados Unidos y la Unión Soviética
en los conflictos armados post Segunda Guerra Mundial hasta 1991. Es decir, no
hubo intercambio de fuego entre ellos, sino que utilizaron otros medios, grupos o
gobiernos, para enfrentarse entre sí.
En Bahréin, estas dinámicas no estuvieron ausentes. Debido a la importancia
estratégica del país, el más pequeño de Medio Oriente, en cuanto a su ubicación
geográfica y su cercanía a los dos países, ambos se encargaron de mirar de cerca las
revueltas que sucedieron allí y tomaron partido apoyando en unos casos política-
mente y en otros, militarmente, al gobierno o a los manifestantes.
Por ende, el presente artículo explicará y responderá las preguntas de, ¿cómo se
enfrentan Irán y Arabia Saudita en un contexto de Guerra Fría? y ¿cómo se evidencia
este enfrentamiento en Bahréin después de las revueltas árabes del 2011?
Marco teórico
1) Tiene que integrar una región geográfica delimitada; 2) Debe tener las fa-
cultades para enfrentar a cualquier coalición de Estados de la misma zona y poseer
una gran influencia en los asuntos relevantes para la región. Su papel como país
no debe estancarse solamente en su entorno inmediato, sino que debe proyectarse
más allá del mismo. Igualmente, elementos como la posesión de un gran número de
habitantes, un PIB elevado y un poderío militar grande en comparación con otros
países de la región, son importantes para que un país sea considerado potencia re-
gional (Nolte, 2006, p. 13).
Es común que dentro de una región en específico exista más de una potencia
regional, es por esto que dichas potencias regionales interactúan de formas especí-
ficas. La primera manera sería a través de la cooperación, en la cual se coordinan
políticas y crean interdependencias para crecer de manera conjunta; la segunda se-
ría mediante la confrontación, es decir, la competición de las dos partes por definir
quién es más grande y quién está mejor posicionado en la región y, por último, a
través del conflicto, donde las tensiones van a describir dicha relación con la posibi-
lidad de llegar a un conflicto armado (Flemes, 2005).
Al analizarlos conceptos teóricos de lo que es una potencia regional, tanto
Irán como Arabia Saudita clasificarían dentro de ese nivel jerárquico. Las estadísti-
cas iraníes así lo reafirman: pertenece a la zona delimitada de Medio Oriente; es un
gran productor petrolero, lo que conlleva a que posea un PIB alto en comparación
a los del resto de la región; tiene una población que supera más de 79 millones de
personas y posee la capacidad de enfrentar militarmente una coalición de países de
la región. Por ejemplo, en los años 80 Irán pudo contener una alianza en su contra
de prácticamente toda la región, con excepción de Siria, cuando se libró una guerra
con Irak, sin olvidar que la capacidad militar de Irán es muy alta.
Por su parte, Arabia Saudita también cuenta con datos estadísticos que lo posi-
cionan en rango similar: es uno de los países con más territorio de la región; posee un
PIB alto por ser un gran productor petrolero, está entre los primeros países de Medio
Oriente que más invierten en su aparato militar y, además, dentro de las lógicas mu-
sulmanas, cuentan con los lugares más sagrados del Islam, La Meca y Medina.
Si ambos países son potencias regionales, ¿cómo es su comunicación? Las evi-
dencias indican quedesde que el presidente Jatamí intentó un acuerdo con los sau-
díes, propósito que resultó ser una simple iniciativa (Monte, 2001), no fue intentado
ningún otro acercamiento. Y al sucederlo Mahmud Ahmadineyad, procedente del
ultraconservador partido político Alianza de Constructores del Irán Islámico, fue
rota toda posibilidad de acercamiento y cooperación entre las dos partes,
Es por esta razón que la relación que llevan ambos países como potencias re-
gionales ha sido de confrontación, donde los dos compiten por definir cuál es el ver-
dadero líder de la región. Sus relaciones han sido tan tensionantes que la posibilidad
[16] Ediciones Le Monde diplomatique
de un conflicto armado entre saudíes e iraníes, que defina la pugna política entre
ambos, ha estado presente por mucho tiempo.
De igual forma, es viable observar que el realismo, a través del dilema de
seguridad y del interés definido en términos de poder, revela los porqués de las
tensiones entre Irán y Arabia Saudita. En primera instancia, es importante clari-
ficar que las relaciones internacionales desde su vigor académico definen la raison
d’état como un comportamiento claro de los Estados para relacionarse con sus pa-
res. Afirmación que demuestra que los argumentos expuestos en la situación que
sea, van soportados por el interés en términos de poder que defiende el realismo,
donde la política no le deja espacio a la ética y sólo hay lugar para la seguridad
(Morgenthau, 1986).
En segunda instancia está la disyuntiva por la seguridad, existente en la re-
gión debido a que ambos países defienden intereses contrarios y la existencia del
otro significa un peligro para la seguridad de cada uno (Herz, 1951). Irán y Ara-
bia Saudita, dentro de su propio territorio, tienen un dilema de seguridad interno,
es decir, hay grupos en particular que amenazan con interrumpir o destruir el
statu quo de sus gobiernos. El punto importante, que sirve como detonante al
enfrentamiento entre las dos partes, es que esos dilemas de seguridad internos
están alimentados por su contraparte en la competición de potencias regionales
(Hinnebusch, 2003).
Por otro lado encontramos el dilema de la seguridad externa, reflejado en la
preocupación que generan, para cada uno de los países, los avances en la carrera
armamentista de su contrario, porque comprometen, potencialmente, la seguridad
de su nación; tal y como la política exterior de un país suscita que al interior de la
región se alimenten focos de poder para amenazar a los patrones de seguridad que
tiene algún país en específico (Hinnesbusch, 2002). El duelo entre las dos potencias
regionales se transa en términos de cantidad y calidad de sus fuerzas armadas, lo
que las ubica en una encrucijada acerca de su seguridad nacional; al discrepar am-
bos acerca de intereses de diverso orden, surge la mutua preocupación por un posi-
ble ataque en cualquier momento.
Ahora bien, dentro de las dinámicas del conflicto indirecto entre los dos paí-
ses, no podría afirmarse que solamente éste está orientado bajo las lógicas de la
competición entre potencias regionales de un área geográfica. Asimismo Irán y
Arabia Saudita, a través de los años, han vivido tensiones por diferencias étnicas
y religiosas (Mabon, 2013); lo que explica que la pugna entre ambas partes esté in-
fluenciada por el tema de la identidad, lo que permite analizar en este escrito tal
rivalidad, no solamente desde la teoría de potencias regionales, atisbada desde el
realismo, sino que también pueda darse una mirada crítica para explicar tales ten-
siones desde el constructivismo.
Guerra fría de Oriente Medio, Irán vs. Arabia Saudita [17]
Diseño metodológico
der dentro de este país mantiene una fuerte alianza con Occidente, en especial con
Estados Unidos. De igual manera, fue la promotora de la creación de una coalición
con sus vecinos del Golfo Pérsico para hacerle contrapeso a Irán. Arabia Saudita es
parte del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo que funciona
para asuntos de coordinación acerca de políticas y de seguridad (Rashed, 2003).
En comparación con el resto de países de la región, como Egipto, Jordania o
Irak, tanto Arabia Saudita como Irán cuentan con una mayor cantidad de reservas
petroleras, un PIB más alto, una extensión territorial mayor y un poder militar más
fuerte. Por ende, es correcto clasificarlos a ambos como potencias regionales de Me-
dio Oriente.
Gráfica 1
Sus relaciones, desde la creación de ambos Estados, están signadas por fuertes
tensiones. Por ejemplo, la rama del Islam profesada por los saudíes niega que los
chiíes sean musulmanes. La proyección que los dos países extienden por la región,
conlleva una constante observación y precaución del uno hacia el otro, así sucede
desde que los británicos abandonaron el Golfo Pérsico, momento para el cual Ara-
bia Saudita e Irán asumieron la seguridad de la región. Aunque han existido inten-
tos por mejorar sus relaciones, hechos como la modernización y la militarización
de Irán no fueron algo positivo para el Reino saudí, cuyo coletazo contribuyó a un
enfriamiento desus relaciones (Afrasiab, 2006).
[20] Ediciones Le Monde diplomatique
No obstante, la relación entre estas dos potencias regionales también fue con-
movida por la revolución islámica de 1979, encabezada por el Ayatolá Jomeini, líder
revolucionario que expresaba públicamente su odio hacia las monarquías, en vista
de que Irán fue gobernado por una de ellas: la corrupta que encabezaba el Shah
Pahlevi. Jomeini tenía un fuerte discurso con el cual acusaba a las monarquías de
no ser merecedoras del poder, ya que no habían sido escogidas o electas por el pue-
blo. Asimismo, dentro de los intereses del Ayatolá estaba muy explícito el de expor-
tar la revolución al mundo musulmán (Halliday, 1986).
Es por estos motivos que Arabia Saudita veía consuma preocupación los giros
vividos por Irán, temiendo que tal revolución ganara proyección regional hasta lle-
gar a su propio territorio. Diferencias que en lo religioso se marcaron aún más: así
el Shah Pahlevi fuera chií Irán no era un país religioso en su gobierno, mientras que
con Jomeini, los chiíes de Irán llegaron al poder e instauraron una república islámi-
ca, realidad que explica muy bien el nombre oficial del país ‘’República Islámica de
Irán’’ (Moin, 1999). Como ya fue explicado, los saudíes o los wahabíes, no recono-
cen a los chiíes como musulmanes.
Lo antes dicho no es lo único que resaltó después de la revolución islámica.
La profunda proximidad de Arabia Saudita con Occidente era mal vista por Tehe-
rán, llevando a que Jomeini acusara a los saudíes de no ser musulmanes por estar
aliados con Estados Unidos. Acusación soportada en el hecho de que el Islam tiene
que expulsar toda clase de influencia occidental porque va en contra de sus valores.
De igual forma Irán pensaba que Arabia Saudita, al no ser musulmán, no merecía
tener dentro de su territorio los dos lugares más sagrados del Islam, la Meca y Me-
dina (Shananah, 2010).
Las sospechas que los saudíes tenían respecto a la exportación de revolución
eran justificadas. En 1980 sucedió un hecho que hizo que las relaciones entre Riad
(capital de Arabia Saudita) y Teherán (capital de Irán) empeoraran. Los chiíes que
existen en Arabia Saudita estaban principalmente situados al nororiente del país, en
la región de Al-Qatif, límites con Bahréin e Irán donde hay mayoría chií. Los chiíes
de Arabia Saudita son obreros trabajadores en las fábricas petroleras del Reino saudí
y reciben trato diferenciado del que gozan sus homólogos nacionales suníes, lo que
obliga a la monarquía a actuar con sumo cuidado con los chiíes ya que el 90 por cien-
to del petróleo de Arabia Saudita reposa en donde éstos viven (Abrahim, 2006)
Un año después de la revolución islámica, los chiíes saudíes organizaron una
manifestación pacífica para rendir honor al aniversario de la toma del poder por
parte de Jomeini. Los saudíes no reaccionaron muy bien ante este acontecimiento
y reprimieron con violencia tales expresiones. Los chiíes decidieron expresar su in-
conformidad con lo acontecido y le dieron forma a más movilizaciones. La fuerza
de su inconformidad fue bautizada como “El levantamiento de la provincia orien-
Guerra fría de Oriente Medio, Irán vs. Arabia Saudita [21]
Bahréin
grande por fuera de su territorio: La quinta flota, con integrada por cinco portaa-
viones, seis buques de asalto anfibio y más de 30 buques de la Royal Navy (pertene-
cientes a la armada británica).
En los años 50, Bahréin era reclamado por Irán como territorio propio. El
tiempo ha pasado y en el siglo XXI, ante las revueltas allí acontecidas, Arabia Sau-
dita pretendió anexar el archipiélago a su territorio. Sin embargo, éste no es el úni-
co acercamiento tenido entre los saudíes y los bahreiníes. Después de la revolución
islámica acaecida en Irán, los chiíes de Bahréin despertaron y comenzaron a pro-
testar en contra de la manera de gobernar de la familia Al Khalifa, suceso que des-
pertó desconfianza en el gobierno bahreiní impulsándolo a firmar un acuerdo de
seguridad mutua con Arabia Saudita (Al Jazeera, 2012).
En el 2011 una rebelión tomó forma en Bahréin, después de las desatadas en
Egipto, Túnez y Yemen. Los bahreiníes, en acto de solidaridad con los demás pue-
blos, salieron a manifestarse pacíficamente en Manama, su capital. La monarquía
no vio este acto con tranquilidad y abrió fuego en contra de los manifestantes, pro-
vocando así que las marchas y las protestas aumentaran. Acusaron a los manifes-
tantes de querer estallar una guerra sectaria en Bahréin de chiíes contra suníes, y
que estaban apoyados por Irán.
Aunque, las personas salían a marchar cargando carteles que decían: “Sunni
plus shia equals Bahrain” (Al Jazeera, 2012). A ojos del reino de Bahréin, las protes-
tas rompieron todo control por lo cual pidieron ayuda al Consejo de Cooperación
para los Estados Árabes del Golfo, lo que justificó el ingreso Arabia Saudita con
1.600 hombresa tal territorio, actuando en contra de los manifestantes, contra los
cuales abrieron fuego, los muertos por docenas acallaron su reivindicación de mejor
vida. Debido al miedo de que las protestas bahreiníes se propagaran al Reino saudí,
de nuevo quedó sobre el tapete la posibilidad de anexar el archipiélago a su territo-
rio y controlarlo de manera más directa (Mesa, 2011).
Las identidades jugaron un rol importante a la hora de ver las dinámicas dentro
del país. A diferencia del resto de monarquías del Golfo Pérsico, en Bahréin siempre
ha resaltado una tendencia hacia el activismo político, el sindicalismo y las protestas
pacíficas. Su razón: la mayoría de la población es chií mientras que la monarquía es
suní, es decir, para hacerse escuchar, o hacer respetar sus derechos, los bahreiníes
están forzados a reunirse para exigir los cumplimientos adecuados de sus derechos.
Además, a diferencia de sus vecinos, los bahreiníes no cuentan con una alta cantidad
de petróleo y no poseen recursos económicos como los de Qatar o los Emiratos Ára-
bes Unidos. Por ende, para los Al Khalifa fue difícil abrir el espacio político –como lo
prometieron– y brindar a su población un mejor bienestar económico, ocasionando
así que las protestas no cesaran y las violaciones de derechos humanos aumentaran
(Diwan, 2011).
[24] Ediciones Le Monde diplomatique
Conclusiones
Bibliografía
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[29]
Resumen
Introducción
‘Líbano, el país de los cedros’, es una de las muchas expresiones con las cuales
aluden a un territorio que hace parte de la región del Medio Oriente. ¿Por qué los
cedros? Bueno, quizá dentro de las mejores respuestas está la representación de los
buques de los fenicios, aquellas embarcaciones de cedro libanés que pudieron llegar
hasta los mares del septentrión, hoy día el Polo Norte, o también puede ser recono-
cido por las columnas de cedro libanés que permitieron la construcción del templo
de Salomón.
Aunque el cedro es un símbolo nacional, presente en la bandera y el escudo
del Líbano, no son los cedros los árboles que pueblan el territorio nacional, sin em-
bargo, no por esto dejan de estar presentes en la concepción de este país.
Pero el Líbano no son solo cedros, también lo son 10.452 km 2 extendidos
entre un territorio montañoso y una llanura costera, donde hay ciudades fenicias
muy importantes como Biblos, Sidón, Tiro y puertos importantes desde épocas
romanas como Beirut, Trípoli y Jounié, y por supuesto también lo es su pobla-
ción, diversa religiosamente, compuesta por cristianos maronitas, musulmanes
sunitas y chiítas, drusos, griegos ortodoxos, armenios ortodoxos, armenios católi-
cos, protestantes, católicos sirios, católicos ortodoxos, ismaelíes y alauíes.
[30] Ediciones Le Monde diplomatique
Todas las comunidades libanesas tienen, de una u otra forma, ramas en los
países árabes vecinos, especialmente en Siria e Irak, debido a que antes de la Pri-
mera Guerra Mundial cada país que hoy conocemos dentro de la región del Medio
Oriente era una gran zona en la cual se mezclaban las comunidades.
Georges Corm (2006), comenta que parte de la especificidad libanesa radica
en la importancia demográfica de las comunidades cristianas en el total de la pobla-
ción. Es preciso señalar que dentro del grupo de los cristianos encontramos algunos
ortodoxos, pero los maronitas son la mayoría2.
Dentro de las características de los maronitas está que ellos no profesan obe-
diencia a la iglesia de Constantinopla ni a la de Roma ya que se autogobiernan; su
creencia se fundamenta en el monotelismo que explica la creencia en la existencia
de dos naturalezas separadas en Cristo pero con única voluntad divina.
Tras sufrir persecución por los bizantinos y los jacobitas, los maronitas busca-
ron refugio en las montañas del centro y el norte de Beirut en Líbano, desde donde
se extendieron a todo el país (Hayek, 2006, p.16).
La razón por la cual adquieren poder político está ligada a que en 1535 el rey
Francisco I de Francia consigue del sultán del Imperio Otomano los primeros dere-
chos especiales sobre países levantinos como Siria, Irak y Líbano.
De igual manera, a partir de estos privilegios quedó explícito que Francia sería
protectora de los cristianos en Medio Oriente; aunque los maronitas no son católicos
crearon vínculos estratégicos con los franceses, convirtiéndose en sus protegidos, lo
que después les permitió tener cierta influencia y posición política en Líbano (Abegg,
1954, p. 230).
Por el lado de los musulmanes se encuentra una división entre los chiíes –se-
guidores de Ali,primo y yerno del Profeta– y los suníes –preferieron seguir al suce-
sor del Profeta,que debía ser elegido entre sus amigos. Los chiíes, al establecer su
dinastía en Damasco,lograron refugio a lo largo del valle del Bekaa, en Beirut y en
las ciudades del sur como Sidón y Tiro.
Por otra parte, la comunidad drusa3, ubicada principalmente en Beirut, posee
un carácter sincrético que recoge diversas religiones pero tiene su orígen en las en-
señanzas de los ismaelíes. Los suníes, por su parte, se acomodaron a lo largo de la
costa y en las montañas que rodean Balbeck,al este de Beirut (Hayek, 2006, p.16).
Debido a que el Líbano cuenta con una ausencia de bases sólidas comunes y
de cohesión social, los estallidos de violencia religiosa son un patrón recurrente en
la historia nacional. Es precisamente la caracterización de una sociedad dividida y
frágil la clave para entender la falta de un sistema político con capacidad guberna-
mental de ejercer control y autoridad sobre su territorio y sus ciudadanos. Este es un
sistema político ineficiente, principalmente por estar dirigido según una identidad
basada en la comunidad y no en la identidad nacional, demostrando que no hay
una voluntad que reproduzca cambios y trabaje en la disolución de las diferencias
confesionales sino que las acrecienta (Berti, 2011, p.11).
Sumado a esta realidad, combinación de multiplicidad de intereses políticos,
división social, clientelismo, debilidad y fragilidad institucional, es importante se-
ñalar que este país, debido a su posición geográfica, ha sido un Estado clave para el
balance de poder regional, implicándole ser sensible y vulnerable frente la influen-
cia de poderes regionales e internacionales.
Esta complejidad de debilidad estatal y ambiciones regionales ha permitido
que se perpetúe en la historia libanesa la violencia y las guerras. Dentro de la his-
toria de este Estado, la guerra civil de 1974-1989 es catalogada como la ‘guerra de
todos contra todos’ (M’Sur, s.f) debido a que en ella no solo se enfrentaron entre sí
la mayoría de las comunidades nacionales, sino que implicó la intervención de otros
Estados como Siria e Israel.
Para llegar al desarrollo de la guerra, es importante saber primero que con el
establecimiento de un Estado libanés independiente en 1940, se desarrolló un siste-
ma confesional complejo que daba cabida a todos los grupos religiosos y culturales,
de manera que pudieran gestionarse las diferencias nacionales (Youngs & Taylor,
2007, p.11). Gubernamentalmente los puestos de la rama ejecutiva y legislativa fue-
ron distribuidos de tal manera que el Presidente correspondiera a un cristiano ma-
3 Los drusos no son reconocidos ni por los chiíes ni suníes como verdaderos musulmanes.
[34] Ediciones Le Monde diplomatique
ronita, el Primer Ministro aun musulmán suní y el Presidente del Parlamento para
un musulmán chií.
De manera simultánea, en el territorio vecino de Israel, el conflicto árabe-is-
raelí le implicó a toda la región ciertas consecuencias, al Líbano le correspondió
recibir miles de refugiados palestinos tras la guerra de 1948 y con ellos también la
llegada de combatientes de la OLP (Organización para la Liberación Palestina) en
1970.
El descontento de la comunidad cristiana antelas operaciones e incursiones de
la OLP llevadas a cabo desde el Líbano, llevó a que en 1974 comenzaran enfrenta-
mientos entre los combatientes de la OLP y las milicias cristianas de derecha cono-
cidos como Falangistas. Para 1975, la lucha estaba convertida en una guerra que
enfrentaba a una coalición de grupos cristianos conocidos como el Frente Libanés,
quienes confrontaban a la OLP y las milicias aliadas de los drusos conocidos luego
como el Movimiento Nacional Libanes (MNL).
Los recurrentes enfrentamientos condujeron a que Siria actuara como un ac-
tor externo neutral que propendía por la paz e intentaba evitar una mayor fragmen-
tación libanesa, no obstante las 30.000 tropas sirias comprometidas en tal esfuerzo
(Youngs & Taylor, 2007, p.11) no lograron evitar que el país se dividiera entre el
control maronita del este de Beirut, el control del MNL del norte y del oeste de Bei-
rut y el control palestino del suroeste.
Las incursiones de la OLP implicaron la intervención israelí por el sur del
Líbano en 1978, para retirarse ese mismo año4 tras el despliegue de tropas de la
Fuerza Interina de las Naciones Unidas, y aunque las tropas israelíes ya no estaban
dentro del territorio libanés dejaron la frontera en manos de sus aliadas y apoyadas
milicias cristianas. La resolución de Naciones Unidas fue ineficaz y por esto en 1982
Israel volvió a invadir Líbano como represalia contra la OLP quien terminó trasla-
dándose a Siria y Túnez.
Los hechos se sucedían unos a otros. Ante el asesinato de uno de los miembros
del partido falangista, como desagravio estas milicias –incentivadas por Israel–, in-
cursionaron en los campos de refugiados palestinos en Sabra y Chatila asesinando
entre 2.000 y 3.000 civiles según los datos de la Media Roja Luna y 800 según el
ejército israelí (Hayek, 2006, p.167); para contrarrestar la violencia del momento
Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia despliegan sus tropas en el país.
Como respuesta ante lo que sucedía, especialmente ante la presencia israelí y
su apoyo a los cristianos surge Hezbollah (Partido de Dios), constituído por chiítas,
quienes no solamente son un gupo militar sino también una organización política
4 Aunque Israel aseguró que todas las tropas que habían ingresado al Líbano se retiraron en
1978, hubo soldados que permanecieron en el país y las actuaciones militares no cesaron
hasta el 2000, año en el cual sí se dio una retirada completa.
Panorama religioso en el posconflicto libanés [35]
que busca representar la ideología musulmana chiíta; con el apoyo de Irán, su ofen-
siva que comienza en 1983 contra la ocupación de Israel a Líbano.
Ante la creciente crueldad y prolongación de la guerra, la Liga Árabe, para
poder iniciar negociaciones en Líbano, concentró sus esfuerzos en lograr que Siria
retirara sus tropas, propuesta que fue apoyada por Francia, Estados Unidos y la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). En septiembre de 1989,fue de-
clarado un alto al fuego y bajo un plan de siete puntos empezaron las negociaciones
para definir un nuevo reparto de los poderes comunitarios, las bases de las relacio-
nes sirio-libanesas y la elección de un nuevo presidente (Corm, 2006, p.159).
Los acuerdos de Taef, fueron en gran medida aceptados por la población li-
banesa que tras quince años de guerra no solo estaba debilitada físicamente sino
también agotada emocionalmente. No obstante, aunque la repartición de poderes
buscaba un mejor entendimiento y un mejor uso del poder, las partes enfrentadas
no estaban del todo satisfechas, pero fue la inminente coyuntura de la Guerra del
Golfo la que llevó a que los esfuerzos internacionales cambiaran de mirada geográ-
fica, dedicándose a “solucionar un nuevo conflicto regional”.
Hacia 1990 el impacto y las consecuencias sociales dejadas por la guerra eran
profundos, afectando a toda la población, la que se vio forzada a desplazarse debido
a sus creencias religiosas. Las implicaciones de este hecho no son menores ya quelas
generaciones más jóvenes desconocieron a las comunidades con diferente identidad
religiosa, lo que a su vez generó la destrucción de todo puente cultural entre religio-
nes ya que los niños no solo tenían prejuicios entre sí sino que también se veían a sí
mismos con desconfianza, como enemigos.
Aunque el objetivo de los acuerdos de Taef era alcanzar la paz a través de la
reconciliación entre los partidos políticos al mando, la realidad entre las comunida-
des libanesas no era la misma (Sammak, s.f) y la promoción de una reconciliación
social y religiosa no fue lo suficientemente exitosa.
Si bien para el Líbano la religión ha sido el punto de divergencia y de discor-
dia entre la población, el planteamiento que surgió en el post-conflicto fue el de
propiciar un diálogo entre religiones como espacio adecuado en el cual la misma
religión permitiera apreciar el valor de la humanidad como lo sagrado, lo esencial
en la vida de cualquier comunidad creyente (Dr & Trond, 2011).
El planteamiento de un diálogo entre comunidades, para promover la oportu-
nidad de conocer al otro y dejar de lado la desconfianza, necesitó tener como base
un punto de convergencia entre aquellos que creen que no tienen nada en común, a
partir de ello fue posible contar con un tema de conversación y, además, un elemen-
[36] Ediciones Le Monde diplomatique
to clave desde el cual cada comunidad lograra ver que el otro no es tan diferente
como creía y, por lo tanto, que también merece ser valorado como un par.
El reto libanés consistió entonces, en la creación de un proceso de diálogo ins-
titucionalizado que mantuviera líneas de comunicación y de confianza abierta entre
las comunidades religiosas del país (Yaccoubian, 2009, p.1). Este diálogo institucio-
nalizado debíaser, en primer lugar,un foro interconfesional para luego sí poder ser
un foro nacional en el cual los líderes de cada comunidad lograran un asiento en
el gobierno, puediendo tomar de manera conjunta decisiones para reformar la es-
tructura económica y política del país, permitiendo su recuperación trastres lustros,
hasta llegar a ser el hogar agradable y esperado de cada libanés, sin importar sus
diferencias religiosas.
Si bien estos proyectos fueron alternativos a lo vivido en el conflicto, el diálo-
go tomó tanta importancia nacional que propició la constitución de una coalición
de proyectos bajo la creación y el funcionamiento del Comité de diálogo islámico-
cristiano nacional. Con referencia al foro o diálogo interconfesional, es importante
señalar que éste tenía por reto crear una base de puntos en común entre musulma-
nes y cristianos partiendo de que ambos son creados por el mismo Dios, lo que los
hace cercanos desde un fundamento teológico. Este fundamento teológico además
es apoyado por el planteamiento de las religiones abrahámicas o las religiones del li-
bro que son las tradiciones del Judaísmo, el Islam y el Cristianismo y que reconocen
a Abraham como su antepasado común.
Pero tienen aún más cosas en común: 1) son monoteístas, 2) reconocen que es
por medio de una tradición de profetas que el mensaje de Dios les es revelado a las
personas y esta tradición va de la mano con la revelación divina, 3) tuvieron en sus
orígenes lenguas semitas y,4) tienen una noción de la historia lineal que va desde la
creación hasta el juicio final.
Debido a este fundamento teológico, serán los líderes religiosos quienes pro-
muevan el establecimeinto de los diálogos de manera tal que puedan, desde las
principales características religiosas, establecerse una agenda de discusión. No obs-
tante, la existencia de una multiplicidad de actores diferentes al Estado permite que
los diálogos queden nutridos de distintas opiniones, lo que implica que las iniciati-
vas de diálogo interconfesional en Líbano garantice la participación no solamente
de las comunidades religiosas nacionales, con sus respectivos líderes, sino también
de organizaciones no gubernamentales y académicos.
Si bien hay quienes consideran que el diálogo interconfesional ha sido un he-
cho permanente en la realidad libanesa, aquí se va a señalar que el diálogo inter-
confesional es promovido de manera importante tras los acuerdos de Taef, donde
emerge con mayor evidencia la necesidad de realizar conferencias entre comunida-
des cristianas y musulmanas.
Panorama religioso en el posconflicto libanés [37]
Discusión
Conclusiones
perfecto no se avecinó en la post-guerra civil y aún hoy en día sigue viéndose desar-
mado.
No obstante, aunque la particularidad de la violencia que ha acompañado al
Líbano, desde la época de la colonización por los franceses, debe ser vista al menos
desde una posición académica como un obstáculo dentro de la vida y desarrollo de
cualquier Estado, solo así este monstruo llamado violencia podría ser transformado
en paz.
Esta visión, tal vez pueda ser criticada como una postura idealista al tener en
cuenta que la historia del sistema internacional está llena de conflictos y de adver-
sidades donde solo puede imponerse el poder, no obstante con el desarrollo de este
artículo pudo demostrarse que ninguno de los polos, idealista y realista, reflejan
a cabalidad las dinámicas sociales, ya que el Estado no es el único actor y que su
agenda si bien es la representada en el sistema, son las necesidades y los anhelos de
la población civil mundial los que guían el comportamiento estatal.
El constructivismo permite entender que son las identidades y los intereses
sociales los que rigen y van articulando la historia y las características que hacen
particular a un Estado frente a otro. En la medida en que esta postura teórica sea la
lupa utilizada para el estudio y el análisis de los conflictos, es posible ver una guerra
como la del Líbano no como un simple enfrentamiento de todos contra todos, sino
como el desenlace de intereses religiosos enfrentados, además de las ambiciones re-
gionales por establecer un modelo estatal distinto al impuesto un día por los países
occidentales a través de la colonización. Adicionalmente, es el escenario donde las
lógicas de poder enfrentadas no logran consolidar un modelo nacional en espacios
que históricamente han representado la pluralidad humana.
Una vez contextualizadas las causas y el desarrollo de la guerra civil libanesa
(1974-1989), es posible hacerse una idea del panorama de destrucción física y humana
en la cual quedó el país. A partir de allí no solo toma sentido la posibilidad de enfren-
tar a los cristianos y a los musulmanes, ya no en un centro de batalla, donde las balas
son las únicas vencedoras, sino en un espacio de diálogo interconfesional que parte de
la realidad humana en la que todos tienen la misma dignidad porque son creados por
el mismo Dios, aún si la revelación que permite esta fe provenga por sendas distintas y
la relación entre Dios y la persona se dé con o sin intermediarios.
La coexistencia pacífica, de las comunidades religiosas y étnicas distintas en un
mismo territorio estatal, debería ser la apuesta de cualquier Estado. Líbano es el mode-
lo real, en el cual la pluralidad humana está reflejada en la existencia de cerca de quin-
ce comunidades diferentes por su preferencia espiritual y religiosa; y debería ser justa-
mente debido a esta pluralidad que este país sea retomado como un ejemplo a seguir no
solo para el Medio Oriente sino para el mundo entero, no obstante la realidad histórica
ha demostrado otra cosa. Es por esto que los diálogos inter-confesionales instituciona-
lizados, luego de los acuerdos de Taef, son la demostración no de voluntad política pe-
[42] Ediciones Le Monde diplomatique
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[45]
Egipto 2010-2013
Resumen
Introducción
sarrollo de dos temas álgidos para la evolución de esta organización: a) La situación po-
lítica, social y cultural de Egipto, así como las grandes deficiencias en materia política
y social desencadenadas por dos factores: la dictadura de 30 años de Hosni Mubarak
y las revueltas desencadenadas con el fin de derrocarlo, y b) Un acercamiento al corto
gobierno de Mohamed Mursi intentando explicar las razones de su fracaso.
Es importante resaltar que la Hermandad Musulmana no es bien vista por
muchas sociedades y países, por ser catalogada desde sus inicios como una organi-
zación en pro del Islam; muchos críticos y analistas los han tildado como un grupo
extremista terrorista, lo que obliga a aclarar que existen dos caras del Islam políti-
co: una, basada en la igualdad, en la no discriminación y en los valores tradiciona-
les y, otra, apoyada en los beneficios políticos. Sin embargo, también hay que decir
que esta organización sufrió la persecución de los poderes establecidos desde sus
inicios, sus líderes y militantes más influyentes tuvieron que vivir bajo el exilio y la
vigilancia policial en sus propios países.
La visión predominante en Occidente sobre esta organización no es muy di-
ferente a la dominante en la época de su persecución en 1956ya que los ven como
una amenaza, “¿qué es esta fraternidad que no apela alazos de sangre o de amistad,
sino a un valor superior erigido como principio absoluto, la pertinencia a la reli-
gión islámica?” (Ternisien, 2007, p.11). Para conocer a los Hermanos Musulmanes,
y comprender el movimiento islamista, hay que remitirse a sus fuentes en el árabe
–igual ocurre con las cartas de Banna, fundador de la organización–, razón por la
cual trataré de hacer el mejor acercamiento posible a lo que fue, es, y proyecta esta
organización en Medio Oriente, con énfasis en Egipto.
Evolución histórica
Por otro lado el concepto de partido político definido por Sartori es que “cual-
quier grupo político identificado por una etiqueta oficial que presenta a las eleccio-
nes y puede sacar en elecciones (libres o no) candidatos a cargos públicos” (Sartori,
1980). En el caso de la Hermandad Musulmana, su objetivo en un principio no
era ser un partido político, sin embargo, al ver la acogida de la asociación en 2011
anunciaron la creación de un partido político llamado “Libertad y Justicia”, con
una connotación tanto civil como religiosa, con un referente islámico. El líder espi-
ritual de los Hermanos, Mohammad Badía (2010-2013), sustenta que la constitución
de este partido político ocurre en virtud de las decisiones adoptadas hace mucho
tiempo por el “consejo consultivo” máximo órgano legislativo de la organización
islámica.“Este partido se formó con el fin de cumplir los deseos y las esperanzas del
pueblo egipcio con el fin de lograr un futuro mejor en el que Egipto pueda recupe-
rar su papel, posición y liderazgo (Olmos, 2012).
Al partido puede pertenecer cualquier egipcio que acepte el programa y las
tendencias de los hermanos musulmanes. Cabe resaltar que la Cofradía fue el gru-
po mejor organizado de la oposición egipcia desde que fueron ilegalizados en 1954
durante del gobierno de Nasser.
Influencia en Egipto
Dentro del escenario regional enfrentado por el presidente Mursi, hay un Ha-
mas que se encuentra con un Egipto distinto, con los Hermanos Musulmanes al
poder, que son islamistas que actúan acorde con la ideología de Hamas ya que com-
parten aspiraciones; de Hamas se esperó un apoyo que en ese momento no llegó por
cuestiones diplomáticas y, sobre todo, financieras. Sin embargo Mursi debió adap-
tarse no solo a su ideología sino a lo que necesitaba su pueblo, debió adoptar una fi-
gura pragmática, así que lo que más le interesaba era tener relaciones fluidas y soli-
das con Estados Unidos y la Unión Europea, para esto, debía mantener los acuerdos
de Camp David (Sanad, 2012) con Israel y unas relaciones amistosas aunque frías
con el estado judío de Israel lo que muchos han llamado la “paz fría”.
Para concluir, hay que tener claro que Mursi no podía hacer lo que la cofradía
quería –romper las relaciones con Israel– para apoyar totalmente la causa Palesti-
na, ya que esto tendría consecuencias financieras fatales para Egipto, y no solo de
este tipo ya quela crisis que aquejaba a Egipto presionaba hacia el recorte de subsi-
dios y de ayudas para los más necesitados, realidad que hace actuar al pragmático:
Mursi esperando financiación del Fondo Monetario Internacional, lo cual lo alejó
de sus ideales como integrante de la Hermandad (Efe, 2012).
Tres años después de la caída del presidente Hosni Mubarak, tras un largo go-
bierno dictatorial, la historia se repite cuando el Presidente militante de los Herma-
nos Musulmanes Muhammad Mursi, primer gobernante elegido democráticamente
fue derrocado en 2013 por un golpe de Estado (Aki, 2013).
Pero, a ciencia cierta, ¿cuáles fueron las razones del fracaso de este gobierno? La
primera, y tal vez la más importante, fue gobernar solo en torno a los seguidores y sim-
patizantes de los Hermanos Musulmanes con el fin de centrar el poder y adoptar una
constitución de carácter islámica. Fue así como anunció en el 2012 la creación de una
nueva ley que incluía varios poderes presidenciales, lo que provocó enfrentamientos
en las principales ciudades. Otro de sus errores recayó en la falta de diálogo entre los
bloques del Gobierno y la oposición, lo que despertó una gran polarización en Egipto.
La influencia de los Hermanos Musulmanes en las revueltas árabes [55]
Conclusiones
Bibliografía
Resumen
Introducción
Democracia y secularización
las leyes; […] rendición de cuentas de los funcionarios públicos; transparencia del
sistema legal frente a las demandas de los ciudadanos; e igualdad de oportunida-
des para los ciudadanos”6 (Bukay, 2007). Por consiguiente, este es un instrumento
que suministra “las condiciones para el pleno y libre desarrollo de las capacidades
humanas esenciales de todos los miembros de la sociedad” (Bobbio, 1982, p. 452).
Basado en lo anterior, es posible afirmar que en presencia de gobiernos ineficientes,
el pueblo tiene las herramientas suficientes para despojarlo del poder y actuar en la
selección de uno más competente (Fuller, 2009, pp. 45-46).
Como tendencia occidental y en respuesta al devenir histórico de la Europa
moderna, la democracia estuvo acompañada en gran parte de su formación y con-
solidación, por un fuerte proceso de secularización. El Renacimiento y la Ilustra-
ción ubicaron a la razón humana en una posición privilegiada tanto en el ámbito
académico, como en la cotidianidad de la sociedad y la política. Los soberanos de
la época, tomaron provecho de la situación para abogar por su soberanía, ante la
notable influencia que tenía la iglesia cristiana en los asuntos políticos y económicos
de los distintos gobiernos.
Al declive del rol de la religión dentro de la sociedad, se sumó el hecho de la
no evidencia racional que demostrara la existencia de Dios o probara la veracidad
de las enseñanzas religiosas. En consecuencia, este proceso no fue sólo un camino
para la relegación del papel de la iglesia en el campo político, sino que también fue
una evolución hacia una estructura más sólida del Estado moderno. Desarrollo que
también estuvo soportado en los valores del liberalismo político que ya había adqui-
rido cierto apogeo con la moderna República Francesa y la creación de los Estados
Unidos de América (Mandeville, 2007, pp. 8-9).
Por su parte, el Islam es uno de los sistemas de creencias más grandes y de más
rápido crecimiento en el mundo (Mandeville, 2007, p. 4)–para el 2013, representa-
ban el 23% de la población mundial (Desilver, 2013)–. Sus inicios se remontan al
año 622, con el profeta Muhammad como precursor, quien a su vez ocupó cargos
políticos y oficiales públicos (Mandeville, 2007, p. 28). Esta es una religión mono-
teísta que profesa la superioridad de Dios ante todo lo existente. Al profeta, no se le
atribuye una categoría divina, pero sí una posición privilegiada entre los hombres,
por ser la personificación de las enseñanzas del Qur’an7. Es así, como la línea de co-
municación que los musulmanes8 tienen con Dios se hace de manera directa y sin
intermediarios. Esto conlleva a un precepto central conocido como tawhid9, el cual
invoca la conexión divina entre todas las cosas (Mandeville, 2007, p. 12), ya que
Dios es único en su esencia y atributos.
La autoridad del Islam está basada en cuatro fuentes. Las dos primeras son
las más relevantes, ocupan mayor jerarquía que las demás: Qur’an, es la palabra de
Dios; Sunna, es la tradición del profeta que muestra la manera correcta de la apli-
cación de la shari’ah10; Ijma, es el consenso de reconocidos académicos del Islam en
asuntos legales; y Qiyas, es el método de deducción análoga, es decir, una especie
de opinión consultiva basada en precedentes reales de la aplicación de los princi-
pios esenciales en distintas situaciones (Mandeville, 2007, p. 35). Junto con los cinco
pilares11, dichos recursos constituyen un completo código moral codificado actual-
mente como cuerpo de la Ley islámica.
El discurso y la práctica tradicional del Islam condicionaron una gran cantidad
de procesos sociales e históricos, especialmente en las regiones del Norte de África y
Medio Oriente, siendo el principal elemento cohesionador de las identidades nacio-
nales de estas zonas (Tessler, 1999, p. 280). Sin embargo, este sistema de creencias no
cuenta con una autoridad jerárquica formal, por lo que no está organizado de manera
centralizada y/o soportada por instituciones oficiales (aunque en el chiísmo sí existe
cierta jerarquía). Lo anterior, sumado al hecho de que Muhammad al morir no deter-
minó quién sería su sucesor (lo que generó controversias y disputas), son razones por
las cuales es posible explicar la multiplicidad de interpretaciones –por consiguiente,
escuelas, organizaciones, asociaciones e instituciones– del Islam.
En este sentido, “esta religión es generalmente vista como un sistema holís-
tico y totalizador, cuyas prescripciones permean todos los aspectos de la vida
cotidiana”12 (Mandeville, 2007, p. 57). Por lo que “el Islam es representado usual-
mente como una forma ‘integral’ que impregna cada uno de los campos de la acti-
vidad humana y experiencias de sus creyentes”13(Mandeville, 2007, p. 12). Así pues,
al ejercer como marco normativo y base cultural de los musulmanes, pretende la
conformación de una comunidad política justa (Tessler, 1999, p. 280); por ende el
Islam es religión y Estado al mismo tiempo. A diferencia de los modelos occidenta-
les –donde el Estado tiene uno de sus más fuertes pilares en la lealtad política de sus
ciudadanos– el Islam considera que dicha fidelidad está fundamentada principal-
mente en el núcleo familiar, la comunidad, su cultura y por supuesto en la religión
(Viera, 2008, p. 3).
El Islam político es definido por Denoeux (2002) como una “forma de instru-
mentalización del Islam por individuos, grupos y organizaciones […] [con] objeti-
vos políticos. Proporciona respuestas políticas a los desafíos de la sociedad actual
imaginando un futuro cuyas bases se apoyan en la reapropiación y reinvención de
conceptos tomados de la tradición islámica” (Izquierdo, 2011). Considerando que
no hay una interpretación única y que los procesos sociales, económicos y políticos
tienen un desarrollo diferente en cada región, es posible identificar tres tipos de Is-
lam político diferenciados principalmente por los intereses y objetivos de quienes los
componen: los tradicionalistas o misioneros14, los fundamentalistas15 y los islamis-
tas. Por las características de éstos últimos, parte del análisis estará basado en ellos.
El pensamiento de los islamistas, se construye a partir de personas que desa-
rrollaron diferentes perspectivas del mundo a partir de su experiencia con el mundo
“no musulmán” (Roy, p. 2) dirigiendo el Islam político por agendas mucho más
moderadas e inclusivas. Consideran que la shari’ah posee elementos propicios para
la eficiencia en la solución de los problemas sociales (Viera, 2008, p. 5), por lo que
su principal objetivo es la instauración de un Estado que garantice la integración
del Islam dentro de las sociedades, aunque no haya un acuerdo generalizado en
el plan de implementación. “Los partidos islamistas se ofrecen a sí mismos como
vehículos de cambio político. Su campaña se hace bajo el lema ‘el Islam es la solu-
ción’, y los problemas que pretenden resolver son [...] los de la economía política y la
gobernabilidad”16 (Tessler, 1999, p. 277).
En la segunda mitad del siglo XX, muchos de los regímenes políticos de Me-
dio Oriente y del norte de África, basados en formas modernas de nacionalismos
y socialismos –en todas sus dimensiones–, entraron en crisis. El fracaso de los dis-
14 No contempla dentro de sus metas conseguir poder político, pero sípretende acercar a las
personas no creyentes a la comunidad musulmana y lograr su conversión por medio de
invitaciones en misiones religiosas. Buscan una preservación de la fe, la identidad y la
moralidad musulmana.
15 Intentan erradicar del islam todos aquellos hábitos introducidos con el paso del tiempo, para
retomar la fe que existía en los días plenos del Profeta Muhammad.
16 Traducción del autor.
[64] Ediciones Le Monde diplomatique
Segundo, así como todos los pueblos del mundo, los musulmanes tienen nece-
sidades en cada uno de los aspectos de sus vidas que el Estado,en el que se encuen-
tren, debe resolver. En el momento en el que tales regímenes no están en la capa-
cidad de cumplir eficazmente con sus demandas, surge una fuerte presión popular
por un cambio político. Por esta razón, ellos abogan por la habilidad de “expresar
sus reclamaciones a través de canales efectivos y legítimos, de manera que se em-
poderen y adquieran influencia política [...] [y] alternativas políticas para que los
líderes que no actúan con sinceridad y sabiduría frente a las exigencias de los ciuda-
danos comunes, puedan ser reemplazados”22 (Mandeville, 2007, pp. 267-268).
Esto desemboca en el tercer punto, que es la manera como debe entenderse el
actuar de los islamistas. Ellos emergieron en respuesta a una serie de condiciones
propiciadas por el gobierno de turno que a su parecer, atentaban contra el bienestar
de los musulmanes. Lograron su apogeo a través de mecanismos democráticos (co-
mo las elecciones), consolidándose como la principal fuerza política opositora, o in-
cluso llegando al poder (como ocurrió en Turquía) (Esposito, 2005, p. 11). A raíz de
las persecucionessufridas, los islamistas descubrieron que la posibilidad de su éxito
“Sugiere que los valores de los musulmanes –los cuales no deben ser confun-
didos con las demandas de los islamistas– pueden interactuar con estrategias
de elección prácticas para cumplir el rol principal en la formulación de ideas
políticas y la conducción del comportamiento del votante [...] Muslim Demo-
cracy representa el triunfo de la práctica sobre la teoría, y probablemente de la
política sobre el Islam”24 (Mandeville, 2007, pp. 106-107).
Un modelo propio
Cabe señalar que dicho prototipo, tiene la responsabilidad de velar por el buen
funcionamiento de las instituciones de control y por el cumplimiento de la población
a las leyes establecidas, para que exista una plena protección de sus derechos y los de
sus comunidades (Stein, 2005, p. 36). Además, tiene como desafío la cuestión de cómo
implementar la shari’ah y el reparto del poder. “La implementación específica de un
punto específico de la shari’ah está en manos de la ijma (consenso) de los que se rigen
por la misma. Por lo tanto, los ciudadanos deben escoger entre un rango de posibles
interpretaciones sobre una cuestión jurídica dada”25 (Mandeville, 2007, p. 336). En
última instancia, la propuesta debe ser convincente para la sociedad, ya que ésta pue-
de valerse de estos mismos instrumentos para destruirla (Fuller, 2009, p. 48).
cano” (Akan, 2009, p. 25). Las reformas adicionales introdujeron un nuevo sistema
legal, así como un nuevo alfabeto, reestructurando el sistema educativo y adoptan-
do tradiciones occidentales –como su calendario–, así como algunas costumbres
cotidianas (Taşpınar, 2012). En resumen, “Atatürk instituyó una verdadera revolu-
ción, buscando la mayor distancia posible entre la nueva república y su herencia
otomana, a través del énfasis en una modernización rápida y normas intensamente
seculares”27. (Mandeville, 2007, p. 51).
El Islam para Atatürk era un obstáculo en la occidentalización de Turquía, pa-
ra lograr su expulsión del campo político y social, la República aplicó estrategias
radicales en su contra, que representaron la sustitución de la base cultural islámica,
por una acorde con los preceptos de la Ilustración europea (Mardin, 2009, p. 34).
Entre ellas, la represión violenta de levantamientos musulmanes, su exclusión de
las actividades públicas, la abolición de la ley islámica (Toprak, 2009, p. 10), del
sultanato y del califato (Akan, 2009, p. 25). El traslado de la capital de Estambul a
Ankara, fue una de los movimientos más simbólicos del kemalismo. No obstante, el
jefe del régimen era consciente de la importancia que tenía el Islam en la sociedad
de su país, por lo que erradicarlo por completo habría sido una tarea casi imposible.
Así lo expresó en uno de sus discursos:
No obstante, ningún prototipo es perfecto, por lo que el turco aún tiene ciertos
desafíos por superar. En primera instancia, si bien la Constitución de 1982 ampara
valores como la tolerancia y la universalidad, condicionados por el marco norma-
tivo de los Derechos Humanos, el gobierno de Turquía no ha superado las conse-
cuencias negativas que trajo consigo el no reconocimiento de las minorías de su país
por varias décadas30. En segundo lugar, las tensiones entre la élite de poder y los
islamistas o los Muslim Democracy continúa, ya que se ha incrementado la intranqui-
lidad del ejército “ante la creciente oleada de fundamentalismo islámico en el país”
(Toprak, 2009, p. 9). Contrariamente, esto se le atribuye más al hecho de que “los
antiguos grupos de prestigio se sienten amenazados y resentidos por la aparición
de una nueva clase media que adoptaun estilo de vida diferente al suyo” (Toprak,
2009, p. 13).
De esta manera, el Estado debe ser al mismo tiempo sólido y flexible, para
que tal disputa no mine la estabilidad de la democracia. Sobre todo cuando hay de-
nuncias contra el gobierno de Erdogan. Por ejemplo, algunos recriminan que existe
discriminación en la manera de asignar plazas de trabajo en el sector público, pues
parece que tienen prioridad los partidarios del AKP (Toprak, 2009, p. 15). En otras
palabras, el reparto de poder tiene que responder a los cambios que se están presen-
tando en la configuración política tradicional. Por último hasta el 2013, el régimen
político continuó con una fuerte tendencia secular. Encontrar la manera de incluir
el código moral islámico sin la necesidad de recurrir a regímenes políticos radicales
o ineficientes, es decir, conservando los principios democráticos, es tal vez, el reto
más importante.
Conclusiones
Bibliografía
Resumen
31 La central nuclear de Bushehr fue una de las centrales que Alemania ayudó a construir, pero
fue detenida después de la revolución islámica en 1979;en 1995fue puesta en uso gracias a
un programa de cooperación nuclear con Rusia.
32 La tentativa de George W Bush estaba enmarcada en la guerra contra el terror, en la que
eventualmente asignaría una lista de los países que apoyaban dicho terror y los llamó el eje
del mal, grupo del cual Irán hacía parte.
[84] Ediciones Le Monde diplomatique
“Se entiende aquí lo que se espera de las posiciones, cargos o actividades que
desempeñen altos funcionarios, y que, en teoría, a pesar del individuo que los
ocupa, sean constantes. Premisa de los que incluyen la variable ‘’función’’, es que
los líderes tienen límites en su libertad de actuar, que esos límites son expecta-
tivas que restringen y dan forma a las acciones y actitudes de los que ocupan el
puesto, y que una parte del comportamiento que estudian puede explicarse co-
mo respuesta a esas expectativas […] las variables funcionales se consideran base
de la continuidad de las relaciones internacionales” (Rosenau).
Carrera nuclear iraní durante el gobierno de Ahmadineyad [85]
“En esta tiene un peso importante la personalidad del líder y también la for-
ma en que se elabora la política exterior […] se ve afectada por una serie de
elementos subjetivos, tales como: los valores y perspectivas ideológicas de los
encargados de implementarla, la tradición diplomática del país y los valores o
normas no escritas del comportamiento internacional […]. El modo específico
en que estos factores se entrelazan y la forma en que son impulsados por los
responsables de la política exterior constituye el estilo diplomático de un país”
(Lasagna, 1996).
bién es válido en el caso Irán-Israel, países queno siempre fueron enemigos: ‘’Israel
tuvo fuertes lazos con Irán durante la época del Sha, amigo de los Estados Unidos.
En 1948, Irán reconoció al naciente Estado de Israel y le vendió petróleo luego de la
guerra de 1967’’ (De Currea-Lugo, 2012).
36 Basij que traduce ‘’movilización’’ en farsi, es una fuerza paramilitar de resistencia fundada
por el Ayatola Jomeini en 1979 durante la revolución islámica, supeditada a la Guardia de la
Revolución islámica también conocida popularmente como “los guardianes de la revolución”.
[88] Ediciones Le Monde diplomatique
a la religión, lo que le permitió tener reconocimiento por parte del líder supremo
Jamenei37.
Otra de las razones para su triunfo, tiene que ver con una percepción que
tenía el pueblo iraní con respecto a su propio país en cuestiones de seguridad. Las
tensiones diplomáticas que venían acumulándose con Israel y Estados Unidos, eran
un punto en el cual debía considerarse la opinión pública que se tenía del contrin-
cante directo de Ahmadineyad. “Rafsanyani era considerado no sólo un clérigo co-
rrupto sino alguien capaz de poner en peligro al país mediante las negociaciones
sobre la cuestión nuclear u otros asuntos […]. Las amenazas de utilización de la
fuerza por parte de Estados Unidos o Israel, ya sea bombardeando, realizando ope-
raciones militares o apoyando a los opositores violentos o los separatistas étnicos,
contribuyó a fomentar el nacionalismo iraní, lo cual pudo hacerle ganar votos a
Ahmadineyad” (Keddie, 2007, p. 15).
Es claro, entonces, que el factor ideológico de rechazo a Occidente, propio
de Ahmadineyad, fue un factor importante al momento de la campaña electoral
del 2005, incluso poco después de ser electo el mandatario iraní hizo énfasis en la
ineficiencia de su política exterior “basada en la cooperación e interacción con Oc-
cidente […]. La nueva administración creía en una política exterior basada en dos
frentes, la confrontación con Occidente y la interacción con otros Estados”. (Haji-
Yousefi, 2010).Para el caso de Irán la personalidad de su líder Ahmadineyad tiene
repercusiones directas en el estilo diplomático del país y eso quedó reflejado en su
política nuclear a lo largo de sus dos periodos de gobierno.
37 El ayatolá Jameneí fue presidente de Irán de 1981 hasta 1989 (año en el que murió, siendo el
supremo líder de su país); después desu muerte, éste es seleccionado como su sustituto y es
la máxima figura de autoridad hasta el día de hoy.
Carrera nuclear iraní durante el gobierno de Ahmadineyad [89]
tal destrucción, lo que lo convierte en un “país de una bomba” (Bar, Machtiger, &
Bachar, 2008). No obstante, aunque Israel es uno de los opositores más implacables
de la carrera nuclear iraní, es un país no signatario del TNP, lo que hace evidente
el doble discurso que maneja sobre este particular.“A diferencia de Israel (que sí
posee armas nucleares), Irán es miembro del Tratado de No Proliferación (TNP)
y el OIEA jamás ha probado la existencia de armas nucleares en su territorio” (De
Currea-Lugo, 2012).
Sin lugar a dudas, la variable constante de la tensión con Israel y en especial,
la crisis diplomática causada por la fuerte posición ideológica antioccidental de Ah-
madineyad, causó en la comunidad internacional cierto nivel de desconfianza ante
el programa nuclear de Irán y sus posibles intenciones.
Ahora bien, esta crisis nos lleva a otro punto relevante y es la percepción ad-
quiridapor la comunidad internacional sobre el peligro que representa la carrera
nuclear iraní, debido a las posiciones del expresidente Ahmadineyad. La frase tra-
ducida inicialmente de forma errónea como “Israel debe ser borrado del mapa” (De
Currea-Lugo, 2012), le dejó a la comunidad internacional un notorio nivel de des-
confianza ante la posición de Ahmadineyad, tomándola como la posición conjunta
del gobierno de Irán.
Estados Unidos, como un opositor de la carrera nuclear iraní desde la revolu-
ción islámica, no tardó en responder a las fuertes declaraciones hechas por Ahma-
dineyad. Los estadounidenses encontraron en ellas la excusa perfecta para tomar
acciones en contra de cualquier desarrollo nuclear. Al dar por hecho que las armas
nucleares de Irán eran una realidad, impuso una ley sancionatoria ante el Consejo
de Seguridad sobre entidades que faciliten productos y servicio al programa nuclear
de Irán, la Resolusión 1696/SC 2007. El sancionado argumentó que su programa
nuclear, tal y como fue instaurado en los años 50, seguía cumpliendo el principio de
respetar las normas internacionales y estaba orientada a fines pacíficos.
Sin embargo, Ahmadineyad fue más allá y afirmó que estas sanciones no de-
tendrían el progreso nuclear de su país, e hizo uso de su discurso populista y anti-
occidental: “una nación cuya juventud logra derrotar al enemigo […] y accede a
la energía nuclear pese a negársele toda clase de facilidades, conseguirá llegar a la
cima del éxito” (Iar-noticias, 2006).
Durante el periodo de tensión, Europa sugirió a Irán apegarse a sus compro-
misos como signatario del Tratado de No-Proliferación Nuclear, y respetar los prin-
cipios del uso pacífico de la energía nuclear (Europa Press, 10 de Abril de 2007).
Sin embargo, en su discurso antioccidental, Ahmadineyad veía a Europa como un
aliado de Washington, posición que no dudaría en hacer explicita al decir: “Es in-
teresante notar que las naciones europeas querían permitir a la dictadura del Sha
el uso de la tecnología nuclear […] e incluso, esos países estaban dispuestos a sumi-
[90] Ediciones Le Monde diplomatique
nistrarlo con la tecnología nuclear. Desde que la República Islámica ha existido, sin
embargo, estos poderes se han opuesto a ella” (Milani, 2010).
Finalmente, un reporte de la CIA desmintió por completo las supuestas armas
nucleares de Irán y apaciguó las intenciones de guerra por un momento, pero no
significó un retorno a las relaciones diplomaticas con Estados Unidos, ni tampoco
significó una mejoría en las relaciones con Israel. Ahora bien, el presidente de Esta-
dos Unidos no consideró este informe como el final de la amenaza que Irán produ-
cía, expresando: “Creo que es muy importante que la comunidad internacional re-
conozca el hecho de que si Irán llegara a desarrollar el conocimiento de que podían
transferir a un programa clandestino, crearía un peligro para el mundo”, dijo Bush.
Agregando que “así veo al informe como una señal de advertencia […]. Es una se-
ñal de alerta, ya que podrían reanudarlo” (Fox News,4 de diciembre de 2007).
armas nucleares, pero deben saber que si quisiéramos cortar la mano que han ex-
tendido por el mundo, no necesitaríamos la bomba atómica […]. Si EE.UU. quiere
hacer frente a la nación iraní, se arrepentirán con nuestra respuesta” (RTVE noti-
cias, 8 de noviembre de 2011).
La crisis diplomática alcanzó su punto máximo cuando Irán amenazó con ce-
rrar el estrecho de Ormuz, la tensión aumentó cuando Israel hizo nuevamente una
advertencia de utilizar la fuerza para neutralizar la amenaza que supone Irán para
este Estado y para el mundo. Algunos paises cortaron relaciones diplomáticas con
Irán, pero las acusaciones a su carrera nuclear se mantuvieron,así como la posició-
nférrea de Irán al defender su uso de energia atómica. Un cambio político interno
se da en la mitad del 2013 cuando sube al poder el reformista Hasan Rohaní, quien
revive el diálogo nuclear con las potenciasy retoma las rondas de negociaciones res-
pecto al programa nuclear iraní, cambiando drásticamente el rumbo diplomático
del país (El País, 16 de octubre de 2013).
Hasan Rohaní, cambia en gran medida el panorama diplomatico de su país,
abriendo negociaciones comerciales con diferentes paises de Occidente y generando
un efecto de confianza en la comunidad internacional; explicito es su discurso re-
formista y diplomatico: “nuestros intereses nacionales hacen imperativo que elimi-
nemos cualquier y todas las preocupaciones razonables sobre el programa nuclear
pacífico de Irán”, dijo el Presidente ante las Naciones Unidas (The Guardian, 25 de
septiembre de 2013).
La orientación de la política exterior de Rohaní y su estilo conciliador, le ayuda-
ron a generar múltiples escenarios de negociación, otorgándole mayor confiabilidad
por parte del sistema internacional. El cambio explícito en sus relaciones internacio-
nales demuestra la importancia de la figura de un mandatario para la imagen y la
diplomacia del Estado iraní en cuestiones nucleares, lo cual puede ser visto en los últi-
mos reportes de la AIEA, en dónde puede observarse que si bien hay consideraciones
pendientes el compromiso adoptado por el presente gobierno ha sido satisfactorio para
los entes reguladores en materia de energía nuclear (AIEA, 8 de septiembre de 2014).
Conclusiones
Bibliografía
La flotilla de la libertad
Consideraciones legales sobre
el uso de la fuerza por parte de Israel
Mauricio Alejandro Ríos Molina
Resumen
Introducción
Las normas son construcciones sociales. Por tal naturaleza, se puede deducir
que la teoría de relaciones internacionales más indicada para la explicación del pre-
sente texto sea el constructivismo, no solo porque le concierne explicar el compor-
tamiento social, como lo es el desarrollo de las actividades humanas a través de la
influencia de las leyes, sino también por tener como particularidad un interés en la
producción de normas.
Además, el marco del régimen del Derecho Internacional Público –DIP– ayu-
dará a establecer con mayor claridad las especificidades de los actos que ocurrieron
el 31 de mayo del año 2010 en el Este del Mar Mediterráneo. Los principios funda-
mentales desprendidos de este régimen internacional permitirán calificar con pro-
piedad los hechos ocurridos.
La teoría constructivista surgió como una alternativa que socavaría el desgas-
tado debate de las neoteorias –Neorrealismo y Neoliberalismo- una vez, la jerarquía
del sistema mundial adquiriera una nueva configuración con el final de la Guerra
Fría. La subjetividad de las relaciones internacionales quedó presente en los postu-
lados de los teóricos constructivistas. Esta teoría representó una gran novedad para
un mundo pensado en términos objetivos y racionales.
Una de las funciones principales de esta teoría es “explorar la influencia nor-
mativa de las instituciones internacionales fundamentales y, a su vez, hallar una
conexión entre los cambios normativos y los intereses e identidades de los Estados”
(Griffiths; O´Callagan y Roach, 2008, p. 51).
Asimismo, la identidad de los actores políticos centrales en las relaciones inter-
nacionales –los Estados–, está determinada por una cantidad de variables explica-
tivas relativas a los intereses nacionales de los mismos. En pocas palabras, la identi-
dad del Estado determina “quién es éste” y “cómo es”, mientras que los intereses se
enfocan en “qué quieren” estos (Wendt, 1999, p. 231).
La estipulación de intereses e identidades pueden estar determinadas por mu-
chas razones, sin embargo hay tres situaciones particulares que sirven para explicar
lo que conviene a este texto. En primer lugar, tanto los intereses como las identida-
des pueden transformarse dependiendo las ideas dominantes desprendidas de las
sociedades –la israelí para este caso (Hurd, 2008, p.303).
De igual manera, la historicidad también es relevante en la construcción de
creencias y deseos a través del tiempo, es decir, existe un surgimiento de nuevas
normas constitutivas de comportamiento con cada evento histórico relevante. A su
vez, es posible tener expectativas de comportamiento, esto es llamado tipificaciones
recíprocas de acciones institucionalizadas en las estructuras dentro de un proceso his-
tórico (Luckman y Berger, 1967, 74). Finalmente, la normatividad se entiende como
un detonante de transformación que genera una serie de intereses comunes que di-
rigen la acción social de una cultura (Finnemore, 1997, p. 157).
Siguiendo con esto último, puede encontrarse, en primer lugar, que las nor-
mas y las reglas advierten acción en la noción de interés, es decir que se configuran
como ideas ontológicas intersubjetivas, pero al mismo tiempo son interpretaciones
epistemológicas objetivas en tanto que se manifiestan en la interacción de los indivi-
[100] Ediciones Le Monde diplomatique
Aunque con excepciones, la norma que dicta la Carta de San Francisco sobre
la prohibición del uso de la fuerza, es de naturaleza Ius cogens. Lo que quiere decir
que solo una norma ulterior podría derogarla. Todo sujeto de Derecho Internacio-
nal, miembro de las Naciones Unidas o no, debe aplicar esta norma de manera obli-
gatoria a la hora de tomar decisiones o abogar por sus intereses.
La existencia –o no– de agresión, por su parte, se produce cuando la sobera-
nía territorial de un Estado se encuentra en inminente peligro. “Para determinar
su existencia deben verse factores como la intención del atacante y la cantidad de
fuerza utilizada en el enfrentamiento bajo órdenes del Estado que emplea el uso de
la fuerza contra otro” (Remiro Brotóns, 1982: 713).
Solo en caso de existir una amenaza o agresión puede romperse el código pa-
cifista. Es allí donde entra en juego el derecho a la legítima defensa, establecido en
el artículo 51 de la Carta de la ONU. Nada lo podrá menoscabar hasta que el Con-
sejo de Seguridad de la misma organización tome las medidas pertinentes.
Los requisitos existentes para llevar esto a acabo son: no tener otro medio
para la solución de controversias o haber agotado cualquier otro medio posible, la
proporcionalidad y la inmediatez tendrá que ser central en la respuesta dada a la
agresión y, finalmente, debe existir una amenaza inminente y no una presupuesta
(Wolfrum, 1991, p.759). Si ninguno de estos elementos se ejecuta conscientemente la
acción desarrollada no constituirá bajo la imagen de legítima defensa, así se estipula
en la Carta de San Francisco. Si hay respeto por esta estructura constitutiva, el uso
de la fuerza será percibido como legítima en la comunidad internacional (Evansm
2006, p.111).
Finalmente, los Estados deben tener cuidado con confundirla legítima defen-
sa. De hecho, desde el punto de vista conceptual, la legítima defensa y la defensa
preventiva son conceptos divergentes (Laubach y compañía, 2006, p.53). Si se im-
plementa la segunda es porque ha sido una decisión calculada con anterioridad, que
no toma en cuenta la Carta de San Francisco, y donde el supuesto agredido es el
que toma la iniciativa de usar la fuerza, lo que lo convierte en agresor (Pastrana y
Trujillo,2011, p.213).
2010, han decidido movilizarse a través del océano para llevar a los gazatíes algu-
nos de los recursos necesarios para vivir (Bayoumi, 2010, pp. 1-19).
La última y más grande de estas misiones humanitarias marítimas (grande en
cuanto a la cantidad de barcos y de pasajeros), fue la comandada por la Flotilla de
la Libertad, conformada, en principio38, por ocho embarcaciones de proveniencia
heterogénea, estas eran: el barco M.V Mavi Marmara, el M.V Sfendonh, el Challeger I,el
Challenger II , el M.V Define, el M.V Gazze 1, el M.VEleftheri Mesogios –Sofia– y, final-
mente, el M.V Rachel Corrie (Oacdh, 2010, pp. 19-20).
El lugar de origen de las embarcaciones varía según las fuentes, alimentando
de esta manera el debate de lo sucedido con la duda y la confusión39. Sin embargo,
podría llegarse a un consenso y decir que: tres de los barcos eran turcos, otros tres
griegos, uno irlandés y el último era argelino (Bayoumi, 2010, p.1). Las embarca-
ciones, además, se dividían en dos tipos: cuatro eran crucero, encargadas de trans-
portara los pasajeros, y las otras cuatro eran buques de carga, en los cuales estaba
distribuido el cargamento humanitario40 (Oacdh, 2010, p.20).
La nave que encabezaba la Flotilla de la Libertad era Mavi Mármara, conver-
tida con el paso de los días en el buque insignia de la misión, no en vano era el que
transportaba a la mayor parte de la tripulación –581 personas de 748. A su vez, por
ser este barco el más importante en la misión representó, a la hora del abordaje, el
foco de la arremetida de las Fuerzas de Defensa de Israel.
Los organizadores de la misión fueron miembros de la sociedad civil interna-
cional. Las ONG más representativas dentro del proceso de planeación y ejecución
de esta misión eran: la IHH (Fundación para los Derechos Humanos, Libertades y
Alivio Humano41), Free Gaza Movement y Ship to Gaza. Aunque todas las anteriores con-
tribuyeron de una u otra forma a la misión, el rol de la ONG turca IHH fue prepon-
derante, no solo en los términos anteriormente dichos, sino también en el liderazgo
ejercido en el incidente del 31 de mayo. Además, a pesar que esta organización hu-
manitaria ha sido acusada de auxiliar de Hamas no existen pruebas suficientes como
para tener este argumento en cuenta (Reporte Palmer-Uribe, 2010, p.46).
38 Finalmente solo fueron seis los barcos que pudieron participar de la misión. El Challeger II
abandonó la flotilla cuando comenzó a mostrar problemas técnicos. De igual manera el M.V
Rachel Corrie tuvo un retraso en su salida del puerto de Irlanda por lo cual no logró unirse
a tiempo a los demás barcos de la flota.
39 Este debate se hace sólido al tomar en cuenta que a los navíos les sitúan su origen
dependiendo: del puerto de partida, las banderas de los países que ondeaban en sus puentes,
la composición de su tripulación y hasta la proveniencia del dueño de la nave.
40 M.V Mavi Marmara, M.V Sfendonh, Challeger I y Challenger II constituían los buques que
llevaban a los pasajeros. Mientras que el M.V Define, M.V Gazze 1, M.VEleftheri Mesogios –
Sofia– y el M.V Rachel Corrie formaban los cargueros que contenían las toneladas de recursos
y asistencia humanitaria (Oacdh, 2010, Pp. 19-20).
41 İnsan Hak ve Hürriyetleri Vakfı, por sus siglas en turco.
La flotilla de la libertad. Consideraciones legales sobre el uso de la fuerza por parte de Israel [103]
algún tipo de arma que significara una amenaza para la legitimidad de los objetivos
de la misión: el navío M.V Mavi Marmara fue requisado en el puerto de Anatolia en
Turquía por agentes de este mismo país, quienes confirmaron la inexistencia de ar-
mas a bordo (Lee, 2010, p. 28); lo mismo ocurrió con los barcos M.V Eleftheri Meso-
gios, M.V Sfendoni y el M.V Rachel Corrie, revisados en los puertos de Piraeus –Grecia–
e Irlanda respectivamente. A la inspección general también fueron sometidos los
tripulantes y sus pertenencias, es por esto que cada pasajero fue objeto de una revi-
sión exhaustiva antes de abordar los barcos.
En segunda instancia, fueron dispuestos planes de respuesta no violenta ante
cualquier intento de obstaculización por parte de las FDI o cualquier otro actor exter-
no. Inclusive, el comportamiento pacífico de cara a un posible ataque estaba acordado
en el documento de los “Puntos de Unidad”. Ejemplo de esto fue el comportamiento
premeditado de la tripulación del M.V Challenger I, quienes tuvieron un entrenamiento
en técnicas de resistencia pacífica con la finalidad de evidenciar el rechazo ante cual-
quier tipo de obstaculización israelí, aún más si las Fuerzas Armadas de este gobierno
usaran la violencia (Oacdh, 2010, p.23). Parece que los pasajeros tenían esto claro, así
permite entrever una declaración de uno de ellos: “no habían armas, ni intención de
confrontación física. Si somos interrumpidos, esto se deberá hacer de una forma que
no ponga en peligro nuestras vidas (Mankell, 2010, p.22).
Los hechos
tripulante de la flotilla: “nadie sabía con que podrían salir los israelíes; solo sabíamos
que sus declaraciones habían sido amenazantes, incluso habían advertido que el con-
voy iba a ser repelido con todos los medios a su disposición (Mankell, 2010, p. 23).
El 30 de mayo a las 10:00 p.m., el día anterior al ataque, Israel se comunicó
con las embarcaciones con el fin de indagar el destino de cada una. Cuando el capi-
tán del M.V Mavi Marmara indicó que el fin del recorrido era en las costas de Gaza,
los israelíes hicieron un llamado a que cambiara de curso. Sobre las 11:00 p.m., la
Flotilla viró 185° grados de cara a la costa egipcia para alejarse dentro de alta mar,
de esa manera, lo mayor posible de la jurisdicción israelí. Efectivamente esto fue
realizado sin alterar el destino final de la ayuda humanitaria (Ertekin, 2010, p.54).
Desde este momento, y hasta la madrugada del día siguiente, el convoy continuó re-
cibiendo mensajes de advertencia provenientes de Israel, en todo caso, ninguno ha-
cía referencia a “detenerse para una revisión” (Reporte Palmer-Uribe, 2010, p. 19).
Aproximadamente a las 2:00 am del día del ataque los zodiacs42 israelíes co-
menzaron a seguir a la flota. Ya no había ningún comunicado del puerto de Israel.
Además, desde las 4:00 a.m. las comunicaciones satelitales que utilizaban los repor-
teros a bordo para comunicar la actualidad de la flotilla fueron bloqueadas por las
autoridades israelíes (Reporte Palmer-Uribe, 2010, p. 19). Lo último que fue trans-
mitió desde las embarcaciones fue el avistamiento de catorce lanchas israelíes que se
escondían en la oscuridad. Bülent Yildirim, líder del IHH en la misión humanita-
ria, fue uno de los pocos en reportar aquel avistamiento (Ertekin, 2010, p.54).
Cuando el ataque fue inminente, en el mismo momento en que las comunica-
ciones radiales con la armada israelí se volvieron toscas y las lanchas rápidas –y he-
licópteros– comenzaron a aparecer en el horizonte, fue necesaria la implementación
de un plan de resistencia pacífica, como estaba acordado, para evitar el abordaje.
No obstante que algunos mostraran el deseo de enfrentar a las tropas con algún
equipo de los navíos –barras y cadenas–, ese deseo fue opacado por la confiscación
que los organizadores llevaron a cabo al interior de los barcos. Por otro lado, la
pretensión del uso de estos instrumentos básicos da fe de la ausencia de armas al
interior de las naves (Oacdh, 2010, p. 23).
El plan a seguir del M.V Mavi Marmara, aduciendo a lo anterior, fue el si-
guiente: en principio quedó claro que cualquier método utilizado sería en defensa
propia; por otra parte, la tripulación colocó alambre de púas en los barandales de la
cubierta para “hacer más difícil la tarea”del abordaje a los soldados israelíes; suma-
do a esto, todos los tripulantes usarían chalecos salvavidas y coordinarían el punto
de reunión en caso de que las tropas de las FDI abordaran la nave; finalmente se to-
mó la decisión de establecer el puente del barco como último bastión de resguardo
(Mankell, 2010, p.23).
Por fin a las 4:25 de la mañana, luego de llevar a cabo el Farj43, el temor de la
tripulación de la Flotilla de la Libertad sobre ser atacados por las FDI se convirtió
en realidad (Ovenden, 2010, p.59).A pesar de encontrarse a 90 millas (145 km) de
distancia de la costa de Israel44, en aguas internacionales, los comandos israelíes
decidieron abordar las embarcaciones. Ninguna advertencia fue expresada para in-
formar sobre dicho ataque, más allá de las conversaciones radiales presentadas en
principio.
Los comandos transportados en los zodiacs fueron los primeros en iniciar la
ofensiva, sin embargo, este primer intento fue fallido. Las lanchas tomaron ubica-
ción por lado y lado de las embarcaciones y así comenzaron a ejecutar disparos de
balas de goma, granadas de humo y gas lacrimógeno con el fin de hacerles cubierta
a los soldados que intentaban trepar por el casco de las embarcaciones. No obstante
la Flotilla giró para posicionarse inversamente al destino inicial, la persecución y el
ataque israelí no cesó (Palmer-Uribe, 2010, p.20). Fueron entonces las respuestas de
los tripulantes de la misión humanitaria, que con sillas y palos de escoba a la mano,
detuvieron el avance israelí por unos momentos (Oacdh, 2010, P.25).
Minutos después, los helicópteros israelíes aparecieron en escena e inmedia-
tamente engrosaron con su munición la ofensiva, ubicándose justo encima del M.V
Mavi Mármara para comenzar a descender algunas tropas. En este proceso dos de
los pasajeros del buque insignia ya habían muerto como consecuencia de las accio-
nes violentas de Israel (Palmer-Uribe, 2010, p. 20). La resistencia de los pasajeros del
barco, siguió tan viva que los primeros tres soldados que cayeron de los helicópteros
fueron rápidamente desarmados en cubierta y, luego, llevados a un piso inferior de
la nave sin ser agredidos en el proceso. Aquellos, por el contrario, recibieron aten-
ción médica inmediata en la improvisada sala de emergencia del barco. Dicho com-
portamiento intentaba, en palabras de la tripulación, que no se produjera “ningún
tipo de represalia” por parte de los israelíes (Ovenden, 2010, p.61).
Así como persistía una férrea resistencia de los pasajeros de la Flotilla en con-
tra del abordaje de las tropas israelíes, así mismo creció la arremetida militar de es-
tas últimas. Las FDI comenzaron a arrojar granadas de percusión y a utilizar mu-
nición real, en reemplazo de las rondas de goma utilizadas anteriormente (Oacdh,
2010, p.24). Aquellas acciones de carácter desproporcionado, según lineamientos
del Derecho Internacional Humanitario, con el correr de los minutos aumentaronel
número de muertos y heridos.
A medida que la munición israelí destruía la cubierta del M.V Mavi Marmara y
derramaba más sangre, la resistencia se desquebrajaba rápidamente. El gas lacrimó-
43 El primer rezo del día de cinco que realizan los musulmanes en dirección de la Meca.
44 Unas 72 millas náuticas (133 km) de distancia de la Franja de Gaza y aproximadamente a
unas 64 millas (118 km) de distancia de la zona de bloqueo (Reporte Palmer-Uribe, 2010,
p.18).
La flotilla de la libertad. Consideraciones legales sobre el uso de la fuerza por parte de Israel [107]
45 Los soldados israelíes insistían en que los tripulantes de la Flotilla de la Libertad serían
deportados porque estaban ilegalmente en Israel. Sin tener en cuenta que estos fueron
llevados a Israel en contra de su voluntad (Lee, 2010, p. 30).
La flotilla de la libertad. Consideraciones legales sobre el uso de la fuerza por parte de Israel [109]
ayudar al grupo islámico Hamas (Blumenthal, 186, 2010)46. Este pensamiento fue
construido por las autoridades israelíes, probablemente para causar terror al inte-
rior de su sociedad y para legitimar el objetivo de la Operación “Brisa Marina” an-
te potencias mundiales preocupadas por la lucha contra el terrorismo. Ahora bien,
ni el gobierno israelí ni las FDI consideraron las inspecciones que mostraban “lim-
pias” las naves de cualquier rastro de armamento. Tampoco repararon en las decla-
raciones del comandante en jefe de las FDI ni el hecho de que toda la tripulación de
la flota fuera civil.
Por otra parte, la historicidad del conflicto no fue tomada en cuenta por los
organizadores de la flota. Con el argumento del combate en contra de terroristas,
Israel ha demostrado su disposición a desconocer las obligaciones internacionales
cuando se trate de mantener la estabilidad de las actividades de Hamas en la Fran-
ja. Muestra de esto, fue la Operación “Plomo Fundido” en el año 2008 que causó
la muerte a 300 niños, 115 mujeres y 85 hombres mayores de 50 años (Amnistía
Internacional, 2009, p.6). Además las FDI ya habían utilizado la fuerza en contra
de flotillas humanitarias: el caso del navío Dignity en 2008 es un ejemplo de esto.
Aquella embarcación, similar al caso de la Flotilla de la Libertad, fue atacada sin
advertencia en aguas internacionales y su tripulantes temieron por sus vidas (Lee,
2010, p.29).
A pesar de lo anterior, las expectativas de comportamiento siempre estuvieron
en el pensamiento de los tripulantes. Si bien ellos creyeron que las acciones de Israel
no transgredirían la vida de los pasajeros, si fueron razonables en esperar una con-
ducta violenta de las tropas israelíes. “Ellos pensaron que una flota compuesta por
individuos de diferente nacionalidad disuadiría a Israel; ellos creyeron que even-
tualmente Israel los dejaría llegar a Gaza” (Ertekin, 2010, p. 53).
Israel es un Estado que ha sido denunciado repetidamente por violar los prin-
cipios del Derecho Internacional. Un ejemplo de esto, es la opinión consultiva quela
Corte Internacional de Justicia realizó el 2004. En esta se afirma que: por cada día
que el muro construido en Cisjordania siga en pie los Derechos Humanos –DD-
HH- de los palestinos estarán siendo sistemáticamente violados. Por otra parte, tres
de los principios más importantes del DIH–advertencia, proporcionalidad y distin-
ción– fueron ignorados repetidamente por las FDI en la Operación Pilar Defensivo
que tuvo lugar en el año 2012 (Oacdh, 2013, p. 4).
46 Además las IDF alegaban de supuestos vínculos de la misión humanitaria con Al Qaeda
(Shehadeh, 2010, p. 192).
[110] Ediciones Le Monde diplomatique
En cuanto al caso que concierne a este texto, puede decirse que los israelíes no
tenían ninguna base legal que legitimara el abordaje de la Flotilla de la Libertad
en aguas internacionales. Por el contrario, la razón de ser de la Flotilla legitimaba
su desplazamiento: el derribo de un bloqueo calificado como ilegal por el Derecho
Internacional (Amnistía Internacional, 2010).
Dicho esto es necesario mencionar algunas características del bloqueo sobre
la Franja de Gaza para así entender mejor los hechos de la operación humanitaria.
Primero, por medio del instrumento de Derecho Internacional del IV Convenio de
Ginebra es posible afirmar que Israel juega el papel de potencia ocupante sobre el
territorio palestino costero47. Por tal razón debe encargarse de proteger y auxiliar
a los individuos sometidos a su dominio, sin embargo, Israel se comprometió con
una tarea totalmente opuesta. En segundo lugar, Israel fundamentalmente trata de
conseguir objetivos políticos, como el de debilitar la economía de Gaza, para que
Hamas pierda popularidad en el territorio, pero estos los quiere conseguir por me-
dios militares.
A través del control efectivo que ejerce Israel con ayuda de sus Fuerzas Armadas,
este Gobierno ha restringido las fronteras y la libre circulación por las mismas, li-
mitando la cantidad de energía –eléctrica y de petróleo– y tomando el manejo de
recursos vitales como el agua (Bisharat, 2010, p.103).Tampoco responde por la ali-
mentación, medicamento ni por mantener los estándares de salud pública. Además,
Israel regula la economía de la Franja, es decir, controla el mercado monetario –la
moneda israelí sheqel fue asignada como la divisa de los territorios palestinos–, la
recolección de impuestos y el reclamo de las deudas (Oacdh, 2010, p. 15).
Finalmente, la potencia ocupante ha caído en unos errores de cálculo con res-
pecto a la naturaleza de un bloqueo. En primer lugar, propicia una contradicción
en la manera en que Israel lleva a cabo el bloqueo. Si bien un bloqueo en situación
de conflicto armado es materia de Estados, los territorios ocupados de Palestina no
han sido reconocidos por Israel con este status. Por otra parte, Israel ha utilizado el
Manual de San Remo como medio para legalizar y legitimar el bloqueo, pero incu-
rre en algunas contravenciones al hacerlo: primero, no ha notificado adecuadamen-
te la “duración y extensión” de este; tampoco hace público la lista de bienes prohi-
bidos al mercado de Gaza; y, por último, el bloqueo sobre la Franja es inconsistente
en su aplicación (Reporte Palmer, Uribe, 2010, p. 15).
Ahora bien, el ataque a la Flotilla de la Libertad, al igual que el bloqueo en
Gaza, incumple con varias normas pertenecientes al régimen de Derecho Interna-
cional. En la lista de violaciones destacan tanto los Derechos Humanos, como el
Derecho Internacional Humanitario. Vale recordar que el ataque fue ejecutado en
47 Hay que recordar que existe ocupación cuando la potencia ejerce un “control efectivo” del
territorio aún cuando no haya una presencia continua de tropas terrestres.
La flotilla de la libertad. Consideraciones legales sobre el uso de la fuerza por parte de Israel [111]
De igual manera, las acciones cometidas por las FDI a bordo de la Flota tam-
bién fueron violaciones a principios del Derecho Internacional Humanitario. Pri-
meramente, los soldados israelíes declararon que se volvieron violentos una vez
fueron atacados por los pasajeros (Ovenden, 2010, p.59), lo que no aparece en su
discurso es que mientras los civiles utilizaron armas primarias –como palos de esco-
ba y sillas– estos actuaron con granadas y munición real. Esto quiere decir que ni el
principio de proporcionalidad y, tampoco, el de distinción obstaculizaron las accio-
nes cometidas por los soldados del Shayetet 13. Como ya fue mencionado, el principio
de advertencia tampoco se respetó. La ausencia de estos principios confundió a los
pasajeros, que ejecutando las reacciones pacíficas y/o violentas quedaron atrapados
en una lluvia de fuego cruzado (Lee, 2010, p.32).
Otro de los instrumentos internacionales obviado en el ataque correspondeal
IV Convenio de Ginebra. En el artículo 4 de éste, se enfatiza sobre las “personas
protegidas”. Aquellas, al encontrarse en manos de la potencia ocupante, deben ser
salvaguardadas ante cualquier esquirla que se desprenda del conflicto. Además las
partes en conflicto, como sería lógico, no pueden atacar a civiles que son indiferen-
tes a dicho enfrentamiento.
Al hablar de la ilegalidad del ataque es necesario traer a colación los preceptos
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos debido a que muchas de las
acciones que Israel ejecutó el 31 de mayo del 2010 no cumplen con lo que obliga
este instrumento, firmado y ratificado por Israel. Por ejemplo, el artículo 2 de este
Pacto vincula a los Estados miembros con el reconocimiento de los derechos de to-
dos los individuos que se encuentren dentro de su territorio50. Sin embargo las FDI
no respetaron muchos derechos de los tripulantes, comenzando por el derecho a la
vida, el cual negaron a nueve personas.
Otro ejemplo fueron los arrestos arbitrarios que llevaron a cabo los israelíes
pasando por alto, en primer lugar, el artículo 4 que solo admite la negación de
algunos derechos –como el de la libertad– cuando “hay una emergencia pública
que amenaza con la existencia de la nación” y, en segundo lugar, el artículo 9
que declara a: “todos con el derecho a la libertad y seguridad personal, por ende,
nadie podrá ser sujeto de arresto o detención arbitraria”. De esta manera, el mal-
trato que recibieron los pasajeros de la flota en el tiempo que fueron retenidos y
presos exceden los límites que los artículos 751 y 952 estipulan en sus lineamientos.
Conclusiones
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[117]
Resumen:
Introducción
53 Steven A. Cook en: The Hasib J. Sabbagh senior fellow for Middle Eastern Studies at the
Council of Foreign Relations.
54 Jacob Stokesis the Bacevich fellow at the Center for a New American Security.
[118] Ediciones Le Monde diplomatique
Para Putnam es posible establecer que los dos niveles de análisis traen con-
sigo dos etapas de la política exterior. Por un lado, la etapa de negociación a nivel
internacional, en la cual quedan establecidas las prioridades y la discusión de las
agendas con otros Estados (de manera formal o informal). Y por otro, la etapa de
ratificación, que otorga validez y legitimidad a lo acordado en el primer nivel; del
mismo modo, en esta fase se enfrentan los distintos actores del sistema político (Put-
nam, 1988, p. 436). Vale la pena resaltar que para Putnam, estos procesos no son
lineales sino que se encuentran en una constante retroalimentación y pueden repe-
tirse varias veces.
En desarrollo de su idea, Putnam expresa que existe un “Win-Set”, o “con-
junto ganador”, que hace referencia a aquellos resultados que, producto de las ne-
gociaciones en el nivel I, tienen una mayor probabilidad de ser aceptados a nivel
interno, y por lo tanto, ratificados. Para él, el tamaño del conjunto depende de la
distribución de poder, las preferencias y las posibles coaliciones entre los actores de
la política doméstica (Putnam, 1988, p. 442). La aceptación de los acuerdos, bajo
esta teoría, depende además de la magnitud de los costos incurridos en caso de no
llegar a una negociación satisfactoria; esto es normalmente mayor, en países más
pequeños y con economías dependientes.
Finalmente, es importante tener en cuenta que para Putnam es necesario que
exista cierta coherencia y coordinación entre los niveles doméstico e internacional,
con el fin de que las negociaciones de política exterior sean precisamente exitosas.
Esto quiere decir, que no basta con que existan acuerdos (formales o informales) in-
ternacionalmente para que sean efectivos. Se requiere de una ratificación explícita
de estos acuerdos por parte de los actores más relevantes que conforman el sistema
político de los Estados implicados en la negociación.
Desde otro enfoque, vale la pena resaltar los aportes de Daniel Flemes (2013)
sobre el liderazgo regional. Para este autor es claro que las ideas, intereses y estra-
tegias tienen un impacto importante en la política exterior de las potencias regio-
nales. Además, tienen un sentido de responsabilidad por la seguridad regional y el
56 Traducción del texto de Robert Putnam (1988): Diplomacy and Domestic Politics: The Logic
of Two-Level Games, International Organization 42: 427–460.
El liderazgo turco en Oriente Medio [121]
mantenimiento del orden global (Flemes, 2013, p. 6). De igual manera, establece
que el poder de las potencias o líderes regionales puede medirse a partir de la in-
fluencia que ejercen en las instituciones regionales e internacionales. La influencia
ejercida por los líderes regionales, según Flemes, es de carácter multidimensional;
esto implica que, aunque muchas veces, tiene que ver con su poder (entendido de
forma tradicional) también puede darse bajo la lógica del Soft Power.
En este orden de ideas, Flemes establece cuatro criterios para considerar a un
líder regional como tal: “1) forma parte de una región geográfica delimitada 2) está
dispuesta a asumir liderazgo 3) demuestra la cantidad necesaria de capacidades ma-
teriales e ideales para proyectar poder regional y 4) es muy influyente en los asuntos
regionales” (Flemes, 2012, p. 33).
Adicionalmente, como punto de partida para el análisis, este trabajo tendrá en
cuenta las diferencias conceptuales y teóricas existentes entre, las corrientes o doc-
trinas, de política exterior predominantes marcadas por la trayectoria de Turquía, a
nivel internacional: el “kemalismo”, la política de “cero problemas con los vecinos”
y el nuevo enfoque de liderazgo dado en el gobierno del AKP.
El “kemalismo” por su parte hace referencia a la doctrina de política exte-
rior inspirada, como su nombre lo indica, en los principios de gobierno establecidos
durante el mandato de Mustafá Kemal Atatürk. Como indica Aydin (2003), este
líder no sólo logró controlar los lineamientos de política exterior turca durante su
periodo como gobernante sino que tuvo la capacidad, para hacer de ellos la tenden-
cia histórica que seguiría vigente en el manejo de las relaciones exteriores del país
durante muchas décadas.
Adicionalmente, este mismo autor expone que, el pilar de la doctrina kemalis-
ta, tiene que ver con el nacionalismo turco y la proyección de su imagen de civili-
zación bajo una óptica de los principios de la política realista. Este enfoque, además
estuvo marcado por el deseo de Atatürk de romper con el pasado Otomano, y avan-
zar hacia la construcción de una sociedad de progreso y desarrollo. Como conse-
cuencia de esto, tanto la política interna como la política exterior, debía regirse bajo
el secularismo, el republicanismo, el estatismo y el nacionalismo (Aydin, 2003, p.
318). En el mismo sentido, autores como Nicholas Danfort57 (2008) han establecido
que el kemalismo concibe la existencia de una sociedad secular como algo necesario
para alcanzar los objetivos de desarrollo desde una perspectiva “pro occidental”.
La segunda doctrina, fue desarrollada por Davutoglu, ministro de relaciones
exteriores (2009-2014). La base de esta tendencia de “Cero problemas con los ve-
cinos” radicó en que empieza a concebirse a Turquía como un jugador clave en el
escenario internacional, más allá de las lógicas de la Guerra Fría o de ser un país
57 Nicholas Danfort es editor de “The Turkey page at the Project on Middle East Democracy”,
Washington, DC.
[122] Ediciones Le Monde diplomatique
Para efectos de este análisis, hay que considerar otra tensión relevante, la que
existeentre una mirada más hacia Occidente y sus relaciones internacionales, y una
que busca un mayor acercamiento frente a los vecinos. Precisamente Abullah Gül,
predecesor de Ahmet Necdet Sezer, durante su mandato apoyó políticas laicas que
restringían la libertad de los funcionarios públicos para mostrar su fe, además, fue
muy complaciente frente a las recomendaciones de austeridad del Fondo Monetario
Internacional (CIDOB, 2011).
Por otro lado vale la pena resaltar el rol determinante que juegan los kurdos,
a nivel interno, no sólo como grupo étnico sino como expresión política y arma-
da dentro de Turquía. Este tema es de vital importancia para los gobiernos turcos,
pues el accionar de grupos como el PKK logró en varias ocasiones desestabilizar
el país. La lucha armada desencadenada en la década de los ochenta, liderada por
Abdullah Ocalan (líder kurdo), fue uno de los motivos por los quela cuestión kurda
se impuso en la agenda política turca.
En ese contexto, autores como Taşpınar y Tol (2014) subrayan la importancia
que, bajo el gobierno del AKP, estén desarrollándose las negociaciones de paz con
este grupo armado. Indican entonces, que por primera vez existe la voluntad del
gobierno turco de incorporar a este grupo étnico y nacional dentro del sistema
político. Del mismo modo, estos autores resaltan el valor que tendría una eventual
finalización de los acuerdos, en términos de política exterior, que daría un giro
en sus relaciones con países de la región como Iraq y Siria (International Crisis
Group, 2008).
Finalmente, cabe mencionar la ruptura que existe entre las políticas autori-
tarias que, en pro de la seguridad y estabilidad nacional, restringen los derechos
fundamentales y aquellas que buscan ampliar la calidad de la democracia en Tur-
quía. Las protestas de la Plaza Taksim y el Parque Gezi, en contra de las políticas
del gobierno demostraron (a través, de su manejo autoritario) la existencia de dicha
paradoja. Estas dinámicas estuvieron atravesadas, además, por la existencia de un
fuerte grupo de presión laico que buscó que sus demandas fueran escuchadas y que
tuvieran una participación relevante dentro del sistema político (Bilgin, 2013).
La fuerza opositora turca al AKP, no es homogénea,durante el periodo de
análisis de este trabajo fue un factor clave que debe ser tenido en cuenta. Como
afirma Joost Lagendijk59 (2007) al interior de esta coalición “anti gobierno” se en-
cuentran diferentes eslabones tanto sociales y políticos como los militares, los social-
demócratas y los kemalistas, entre otros. “Todos tienen, tanto material como ideo-
lógicamente, intereses en mantener el statu quo, y comparten una aversión hacia la,
según su punto de vista, retrógrada cultura rural, que amenaza la moderna cultura
urbana, ahora dominante” (Lagendijk, 2007, p. 12).
Esta sección analiza cuáles son los efectos de las dinámicas internas, mencio-
nadas anteriormente, sobre la política exterior de Turquía. Por ello, la argumenta-
ción está dividida en dos categorías diferentes; por un lado se examinan los efectos
(a nivel general) en la política exterior del país y aquellos hitos históricos relevantes
que dan cuenta de esta relación y, por otro lado, se estudian los efectos de dichas
dinámicas sobre la política exterior turca en Medio Oriente y su pretensión de lide-
razgo regional.
Uno de los momentos cruciales en la política exterior turca fue el año 1952,
cuando hace oficial su ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte
(Otan). Su entrada a esta alianza de cooperación militar no sólo le dio una mayor
importancia a nivel internacional sino que empezó a determinar lo que serían sus
relaciones futuras con sus vecinos de Medio Oriente.
Esta fue una de las acciones más contundentes de política exterior que per-
mitiría identificar su tendencia a privilegiar las relaciones con Europa y “Occiden-
te”; ya que para las grandes potencias su importancia geoestratégica, la convierte
en aliada estratégica contra el avance del comunismo en la región. Según Mustafá
Kibaroglu (2009), esa fue la principal causa del aislacionismo que mantuvo el país
frente a la región hasta después del fin de la Guerra Fría.
El aislacionismo turco frente a la región, se manifestó principalmente en dos
actitudes: el aumento de su capacidad militar y su, cada vez mayor, cooperación
con Occidente. Con el fin de protegerse de agresiones externas, Turquía invirtió en
la consolidación de su ejército independientemente de sus lazos con la Otan. “El go-
bierno militarista turco de 1980-83 veía a la República Islámica de Irán con sospe-
cha, temiendo su influencia en grupos islámicos al interior de Turquía”60 (Zürcher,
2009, p. 325).
Las tensas relaciones con Irán son una muestra de cómo el gobierno turco veía
la región y, en consecuencia, formulaba sus prioridades de política exterior. Hasta
después del fin de la Guerra Fría, las acciones de política exterior de Ankara estu-
vieron marcadas por la percepción de la región como una amenaza; derivada de
diversos factores de inestabilidad presentesen países como Iraq e Irán.
En contraste, las acciones de Turquía como miembro no permanente del Con-
sejo de Seguridad de la ONU (durante el mandato del AKP) también demostraron
una actitud desafiante frente a los parámetros de conducta occidentales. “Brasil y
Turquía, miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU votaron
hoy en contra de la resolución que impuso un nuevo paquete de sanciones a Irán”
61 AKP: Partido de la justicia y el desarrollo, llega al poder en el año 2002. Es fundado por
Recep Tayyip Erdogan, Abdullah Gül y Bülent Arinç, entre otros
[126] Ediciones Le Monde diplomatique
los Balcanes y el Mar Negro, regiones que tradicionalmente la política exterior tur-
ca relegó, privilegiando el deseo integracionista con Europa (Finkielsztoyn, 2012, p.
5). Debido a esta reconfiguración de prioridades en la agenda internacional turca,
empiezan a manifestarse nuevas alianzas y este país gana, lo que más adelante se
explicará, una independencia relativa frente a Occidente.
En ese orden de ideas, la política exterior turca consolida una serie de temas
relevantes para la ejecución de sus principales acciones internacionales. En su rol
de liderazgo regional son destacables: la resolución y mediación de conflictos y la
asistencia humanitaria. En cuanto al primer tema, Turquía ejerció (hasta el 2012)
un papel importante en la resolución de conflictos regionales como los de Iraq y el
Líbano (Bayer y Keyman, 2012, p. 75).
El enfoque bajo el cual desarrolla su intervención en tales conflictos fue el de
la diplomacia preventiva; a través de la cual buscaba establecer mecanismos de
construcción de paz duraderos cuya base sea la cooperación. Esta herramienta es
ampliamente utilizada y desarrollada conceptualmente por la Organización de las
Naciones Unidas (CINU, 2000). Precisamente, esta fue una de las formas de acción
diplomática más recurrente de Turquía que permitía consolidar su liderazgo.
Para Turquía, la asistencia humanitaria también es uno de los pilares de su ac-
ción internacional; convirtiéndose, actualmente, en uno de los principales contribu-
yentes al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. Un ejemplo de
su contribución fue el envío de la flotilla Mavi Marmara con el objetivo de aliviar la
crisis humanitaria en Gaza, (Binder y Erten, 2013, p. 1).
Además, a través de su agencia de cooperación internacional (TIKA) traba-
ja en el área de desarrollo en varios países de la región como Egipto y Palestina.
“Atendiendo a las demandas de justicia, libertad y democracia, de los pueblos ára-
bes, Turquía por un lado ha provisto ayuda a las personas necesitadas, y ha hecho
su mejor esfuerzo por asegurar una transición expedita hacia la paz y la estabilidad
aclamada en la geografía árabe” (TIKA, 2012, p. 5). Este accionar de cooperación
se ha traducido en términos monetarios en un gran flujo de ayuda oficial al desarro-
llo, la cual ha ascendió a 3,324 millones de USD en 2012; siendo Egipto, Túnez y
Palestina, algunos de los mayores receptores.
62 Traducción, de un fragmento del artículo en inglés “FPC Briefing: Turkey –Role Model or
Regional Bully?”, de Firdevs Robinson.
[128] Ediciones Le Monde diplomatique
de la mediación turca entre Israel y Siria, tras el inicio de la Operación plomo fun-
dido63, que Turquíacondenó duramente. “No obstante, cuatro días después Israel
lanzó la operación “Plomo fundido” en Gaza que trajo como efecto que Turquía se
retirara del proceso de acercamiento entre Israel y Siria, configurándose en uno de
los hechos más importantes del deterioro progresivo de las relaciones turco israe-
líes” (Narváez, 2012, 30).
En el plano internacional, existió una situación de máxima tensión con Israel
por el ataque a la flotilla humanitaria turca Mavi Marmara.“Tras la crisis en las rela-
ciones con Egipto, ahora es Turquía quien amenaza con una ruptura total. El Go-
bierno de Ankara ha expulsado al embajador israelí y ha suspendido los acuerdos
bilaterales de cooperación militar, con la advertencia de que estas medidas constitu-
yen “sólo un primer paso”” (El País, 2011).
Esta crisis demostró aún más la autonomía relativa de Turquía frente a Occi-
dente, al desafiar y condenar las acciones de su principal aliado en Medio Oriente.
Como prueba de que las acciones diplomáticas emprendidas por Turquía fueron
significativas, está el hecho de que, recientemente, con mediación del presidente Ba-
rack Obama, el primer ministro israelí se disculpara con Erdogan64.
Con el estallido de las revueltas árabes, se configura un escenario propicio
para que Turquía pruebe su capacidad de liderazgo en la región. El apoyo, casi
inmediato, que el gobierno turco le confió a los manifestantes en Egipto, Túnez y
Libia fue una muestra de cómo pretende consolidar su papel de líder regional. “A
diferencia de EU, desde el comienzo de las revueltas árabes Turquía ha fijado una
postura atinada: apoyó a los manifestantes egipcios y, con algo más de cautela, a los
rebeldes libios. Cuando Erdogan visitó Egipto, alguien preguntaba: ‘¿Por qué los
árabes no tenemos líderes como él?’” (De Currea-Lugo, 2012). Es claro que Ankara,
al apoyar a los revolucionarios, expresa también su rechazo hacia a los regímenes
autoritarios y su afinidad con los principios y valores democráticos y de respeto a los
DDHH. El interrogante que sigue aún sobre la mesa, es la capacidad que tendrá de
mantener estos principios como líder después del 2013.
Por otro lado, el liderazgo turco en Medio Oriente también está representado
en su gran nivel de influencia sobre las instituciones y organismos regionales como
la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica (OCI). En la OCI, Tur-
quía desempeña un rol proactivo en cuanto a la gestión administrativa y temática
de su agenda, e incluso la reunión anual del Comité para la Cooperación Económi-
ca y Comercial realizada en Estambul y su presidencia se encuentra en manos del
68 Traducción del artículo original en inglés, The enduring popularity of Recep Tayyip Erdogan,
en The Economist.
69 PKK: El Partido de los Trabajadores del Kurdistán, grupo separatista, considerado por el
gobierno turco como terrorista, véase: Recep Tayyip Erdogan: del Barcelona Centre for
International Affairs
[132] Ediciones Le Monde diplomatique
Los niveles de apoyo hacia Turquía, por parte de los países de la región, también
son considerablemente buenos. La anterior afirmación está sustentada en los hallaz-
gos y resultados obtenidos en el estudio The Perception of Turkey in the Middle East 2011 y
en las conclusiones del informe Turkey and the Middle East: A Sub-Regional View llevados
a cabo por el Tesev70. Al analizar detalladamente estos textos es posible encontrar
una diferencia, entre la percepción que tienen los países árabes que vivían transicio-
nes políticas a partir de las revueltas y aquellos que no estaban en tal situación.
En el aspecto económico, Turquía tiene un posicionamiento estable, sólido y
con una tendencia al crecimiento bastante alta71. La economía turca ha puesto de
manifiesto un excelente rendimiento con un crecimiento continuo durante los últi-
mos ocho años. “La combinación de una firme estrategia macroeconómica, unas
políticas fiscales sobrias y unas importantes reformas estructurales vigentes desde
2002, ha integrado la economía turca en el mundo globalizado, al tiempo que ha
transformado el país en uno de los principales receptores de IDE de su zona” (Invest
in Turkey, 2011).Con este panorama, Turquía es un modelo positivo para la región
por el buen manejo de sus recursos públicos y privados, y su capacidad de atracción
a la inversión extranjera directa. No obstante, los medios a través de los cuales con-
siguieron estos resultados, pueden ser contradictorios frente a la bandera antineoli-
beral de las revueltas.
El componente de los derechos civiles y políticos y, en general de la calidad de
la democracia, en Turquíapasa por un análisis más complejo. El “modelo turco”,
plantea precisamente la democracia y el respeto por los DDHH como sus pilares
fundamentales, acercándose a los valores tradicionalmenteentendidos como occi-
dentales.
Sin embargo, la calidad de su democracia, aún está en proceso de consolida-
ción, tiene desafíospendientes muy importantes. “Se inició un gran número de pro-
cesamientos que amenazaban el derecho a la libertad de expresión. En concreto, los
periodistas con actitud crítica y los activistas políticos kurdos, entre otras personas,
corrían peligro de ser procesados sin las debidas garantías si hablaban abiertamen-
te sobre la situación de los kurdos en Turquía o criticaban a las fuerzas armadas”
(Amnistía Internacional, 2012). A pesar, de los esfuerzos por reformar los controver-
siales artículos del código penal, como el 301, se continúa cometiendo abusos contra
periodistas, opositores y manifestantes72.
70 Türkiye Ekonomik ve Sosyal Etüdler Vakf: Turkish Economic and Social Studies Foundation,
Foreign Policy Programme.
71 Según la OCDE (Organización para la cooperación y el desarrollo económico), en el
periodo 2011-2017 Turquía seráel país miembro con el mayor crecimiento medio anual de
aproximadamente el 6,7%, fuente: Turquía sube de nota del periódico El País.
72 Según el informe anual 2012, de Reporteros Sin Fronteras, Turquía es una de las mayores
cárceles para los periodistas en el mundo.
El liderazgo turco en Oriente Medio [133]
Conclusiones
Por último, es importante revisar la legitimidad del “modelo turco” como op-
ción viable para Medio Oriente. En este trabajo, se entiende por legitimidad, el ni-
vel de coherencia interna que tienen los pilares del modelo que buscan posicionarse
como un elemento de liderazgo regional, con la situación real del país. En teoría,
los esfuerzos de Turquía por consolidarse como una democracia respetuosa de los
DDHH, son significativos. “Uno de los logros de la democracia turca ha sido la
marginalización del islam político, que pretendía instaurar un régimen inspirado
en la ley coránica. El Partido de Justicia y Desarrollo (AKP), nacido de una disi-
dencia del Partido del Bienestar Islamista y que ocupa el poder desde 2002, se sitúa
actualmente en la centro derecha” (Kazancigil, 2010,85).
La opinión pública expresada en medios de comunicación influyentes de Me-
dio Oriente, como Aljazeera y Alarabiya, cuestionan la legitimidad del “modelo
turco” al contrastar sus principios de política exterior con la situación interna del
país. “A pesar del notable progreso del país, Turquía aún tiene que resolver el “pro-
blema kurdo” y permitir la libertad de prensa”73 (Aljazeera, 2011). También destaca
la falta de coherencia entre los principios del modelo y las políticas internas respec-
to a ellas. “Sin embargo, las elites de la política exterior, deberían tener en cuenta
el famoso dictamen de Atatürk, que es parafraseado como: “democracia en casa;
democracia en el mundo”. Poner la casa en orden debería preceder promover la
democracia y los derechos humanos en el exterior”74 (Al Arabiya, 2012). En ese sen-
tido, es claro que Turquía tiene desafíos internos que logran de una u otra manera
afectar la legitimidad de su modelo a nivel externo; lo que constituye un potencial
elemento de fragilidad.
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Resumen
Introducción
resolutiva” (Valencia, 2011), si bien esta iniciativa no soluciona el conflicto entre Pales-
tina e Israel, es una muestra del apoyo internacional y la disposición de los Estados a
cooperar para que hayan medidas efectivas que logren soluciones prontas.
Las olas inmigrantes de judíos hacia Palestina crecieron desde 1932, alcan-
zando una cifra de 390.000 judíos, mientras que los árabes que ya vivían en ese
territorio eran 810.000 (Risco, Vicente: 2005). En un principio las relaciones entre
judíos y palestinos fueron amigables, los recién llegados impulsaron la economía de
los antiguos pobladores ya que poseían el dinero para invertir en las tierras. Sin em-
bargo, los enfrentamientos y las diferencias culturales, étnicas, religiosas y políticas
dieron origen a la primera guerra civil en 1929.
Luego, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, donde el nazismo ata-
có e impulsó el genocidio contra los judíos, negros, gitanos y homosexuales, para
el año de 1945 el número de la población judía inmigrada a territorio palestino
aumentó a 553,600 (Ben-Artzi). Esto desencadenó el descontento de los árabes que,
levantados en armas y a través en una serie de actos violentos, despertaron un ma-
lestar internacional en el que la ONU intervino para llegar a un acuerdo pacífico.
En 1948, después de una serie de análisis, la Asamblea General propuso la
partición del territorio ocupado ahora por dos pueblos, su Resolución 181“con-
templaba el término del Mandato y la retirada de las fuerzas británicas después de
agosto de 1948”(Aranda, Bustamante. Palma, Castillo: 2006).
Palestina por su parte, no aceptó esta Resolución, desencadenando una serie
de eventos violentos, tanto de Palestina hacia Israel como de éste hacia los primeros.
Nuevamente, la mirada internacional estaba puesta sobre el territorio ocupado: los
asentamientos israelíes en Palestina. Esto generó varios intentos diplomáticos–por
ejemplo, Oslo en 1993–, que fracasaron por la imposibilidad de llegar a un acuerdo.
Este trabajo, por tanto, está enfocado en una breve contextualización histórica
acerca del conflicto entre Palestina e Israel, tomando en cuenta las diferentes parti-
cipaciones de los actores externos, en este caso, Estados Unidos y las organizaciones
internacionales basadas en la teoría del liberalismo, presente en el estudio de las
Relaciones Internacionales.
Posteriormente desarrollo una pequeña explicación de lo que Palestina ad-
quiere por derecho propio, en términos del Derecho Internacional, al ser reconoci-
da como Estado observador, y cómo sigue presente el doble discurso manejado por
la ONU ante este conflicto.
Contexto histórico
Desde 1896 fue propuesta la idea de una nación solo para el pueblo judío. Pa-
ra lograr su objetivo, los judíos se aferraron de un movimiento que en el siglo XX
El ingreso de Palestina a Naciones Unidas [141]
logrará transformarse y ser conocido como una doctrina política, su nombre: sionis-
mo, creación de Theodor Herzl77, quien promulgó la creación de un Estado judío
para todos los judíos del mundo, en especial para los que se encontraban en Europa,
quienes eran maltratados por el antisemitismo (llamados askenazis).
Los principios en los cuales se basó Herzl fueron tres: la unidad, entendida como la
unión de todos los judíos del mundo: “todos los judíos son uno, una nación, un pueblo,
una raza” (Gómez, Ernesto: 2002). La exclusividad, concebida como una raza y una cul-
tura únicas, incapaces de ser comparadas con otra: “los judíos son diferentes, se dijo,
en su cultura, sus valores, su civilización y tienen su propia identidad, son según el ar-
gumento bíblico, el pueblo elegido por Dios” (Gómez, Ernesto: 2002). Y la continuidad,
comprendida como la unión de los dos principios anteriores: “la unidad y la exclusivi-
dad, se habían preservado a través de la historia y daban coherencia a la nación y al
pueblo elegido para el retorno a la tierra prometida” (Gómez, Ernesto: 2002).
Con base en estos principios, los sionistas concluyeron que el retorno hacia
Palestina era su derecho natural, donde tendrían un Estado propio, como única so-
lución para el antisemitismo y, finalmente, argumentaron que migrar a Palestina no
representaría ningún problema puesto que este territorio estaba deshabitado.
Luego, en 1901, fue creado el Fondo Nacional Judío, su principal objetivo era
la recolección de recursos para colonizar Palestina e instaurar su Estado allí, “una
tierra sin pueblo, un pueblo sin tierra. Cuando por esa época el 99% de las tierras
eran propiedad de más del 90% de la población árabe autóctona [...]” (Gómez, Er-
nesto: 2002). Con la muerte de Herzl en 1904, el Congreso Sionista pierde su mayor
representante, pero esto no impidió que los judíos continuaran ejerciendo presión
por una nación independiente.
En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial, el Medio Oriente es disputado por las
potencias de ese entonces. Gran Bretaña propone al Congreso Sionista establecer su te-
rritorio en Kenia o en Argentina, iniciativa que rechazaron. Gran Bretaña planteó estos
territorios lejanos de Medio Oriente, ya que los recursos naturales de esta región eran
bastante apetecidos y, por tanto, esta potencia deseaba conservarlos bajo su control.
Al cabo de la Primera Guerra Mundial, en 1918, el territorio de Palestina es-
taba bajo la administración de Gran Bretaña, la que duró hasta 1947. Entonces,
77 Herzl, Theodor. Creador y padre del pensamiento sionista, 2 de mayo de 1860 a 3 de julio de 1904
[142] Ediciones Le Monde diplomatique
teniendo el control de la zona, los sionistas y los británicos emprendieron una serie
de negociaciones para el establecimiento de una comunidad judía importante en
territorio palestino. Valga anotar que en 1917, con la Declaración de Balfour, los
británcios veían con buenos ojos la entrada de judíos a Palestina.
Declaración que generaría una bomba de tiempo ya que, primero, estaban ba-
jo el mandato de una potencia extranjera; segundo, esta potencia estaba atrayendo
a una comunidad que reclama ese territorio como propio y, adicionalmente, en un
mismo territorio se producía la mezcla de dos religiones distintas, de culturas dife-
rentes y de políticas desiguales
Avanzando un poco más en la historia, durante la Segunda Guerra Mundial,
cuando Adolfo Hitler empieza su campaña de una Alemania “pura” para los ale-
manes, “los principales enemigos eran los judíos y los marxista. Hitler pensaba que
todos los marxistas estaban controlados por los judíos o eran directamente judíos
[...]”. (Lozano, Álvaro: 2013).
Entonces los judíos alemanes, que eran perseguidos por toda Europa, retoma-
ron la idea de una nación judía, los sionistas aprovecharon el pensamiento de Herzl,
combinándolo con el sentimiento antisionista en vigor para presionar al reino bri-
tánico que todavía poseía el mandato en el territorio palestino, y les entregara esa
tierra como la prometida para los judíos.
“Había varios públicos para la propaganda nazi. A los alemanes se les recor-
daba la lucha contra los enemigos extranjeros y la subversión judía. Durante
periodos que precedían la adopción de legislación o medidas ejecutivas con-
tra los judíos, las campañas de propaganda creaban un ambiente tolerante de
la violencia contra judíos, en particular en 1935 (antes de las leyes raciales de
Nuremberg de septiembre) y en 1938 (antes del aluvión de legislación econ-
ómica antisemita que siguió la noche de los cristales rotos). La propaganda
también fomentaba la pasividad y la aceptación de las medidas propuestas
contra los judíos, porque éstas aparecían representando al gobierno nazi co-
mo interviniendo y “restaurando el orden”[...]” (United States Holocaust Me-
morial Museum).
El ingreso de Palestina a Naciones Unidas [143]
Desde 1936, con el inicio de la persecución nazi a los judíos de Europa, cre-
cieron las inmigraciones hacia Palestina, lo que ayudó a los sionistas a recolectar el
número necesario de judíos para hacer sentir su importancia en el territorio, preten-
sión que Palestina había alcanzado a contener hasta el comienzo del nuevo conflicto
mundial. Estas nuevas olas de inmigrantes, además del apoyo recibido de la poten-
cia británica, aumentaron el inconformismo de los palestinos al punto de desatar la
Gran Rebelión Palestina contra el mandato británico y la ilegal colonización judía.
Pese al deseo palestino, miles de judíos seguían llegando a su territorio, la pre-
sión de la guerra en curso en toda Europa lo propiciaba, para 1945, cuando termi-
nó la Segunda Guerra Mundial, ya existía allí una gran concentración de éstos. En
ese periodo también fue creada la ONU, con la intención de evitar enfrentamientos
entre Estados, mantener la paz y la seguridad internacional.
Con el final del mandato británico sobre Palestina, los enfrentamientos entre
los judíos inmigrantes y los palestinos se agravaron, el control del territorio paso a la
ONU, y así “el centro de gravedad del problema palestino se desplazó de Londres a
las Naciones Unidas” (Urbano, José: 1991).
Es oportuno subrayar el fundamento filosófico de la ONU, en especial de su
Consejo de Seguridad, compuesto por cinco miembros permanentes –China, Fran-
cia, Rusia, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, y los Estados Uni-
dos de América–y 10 miembros no permanentes. El objetivo principal del Consejo
es la preservación y el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, ya sea
por medio de diálogos o por el uso de la fuerza, por lo que citan reuniones en el
momento de tensiones en el sistema internacional o entre Estados; estos miembros
están obligados a acatar las decisiones tomadas en el Consejo.
Después de realizar un análisis del conflicto y a petición de Reino Unido, la
Asamblea General de la ONU propuso la partición del territorio palestino para que
los dos pueblos puedieran convivir pacíficamente, con sus respectivas costumbres y
contextos culturales, dentro del mismo escenario. Esta partición recibió el nombre
de Resolución 181 del 29 de noviembre de 1948.
Esta propuesta tuvo una aceptación importante: 33 países votaron a favor, 13
en contra y solo 10 países se abstuvieron de votar a favor o en contra Con esta Reso-
lución se adjudica a Israel: Tel Aviv y Haifa, mientras que a Palestina le correspon-
dió Gaza, Ramala y Cisjordania. Por su parte, Jerusalén tendría una administra-
ción internacional,
tuto para la ciudad con vigencia para diez años y nombraría un gobernador”
(ONU).
Además, esta Resolución legitimaba a Israel como un Estado, con las conno-
taciones que esto conlleva, mientras que Palestina, jurídicamente contaba con las
mismas características que Israel, pero ante la comunidad internacional no estaba
constituida como un Estado.
En 1967 Israel “ocupó Cisjordania y la Franja de Gaza en junio [...]”(Amnistía
Internacional: 2009). Con estas ocupaciones y asentamientos, Palestina perdió te-
rritorio: la parte nor-occidental de Gaza que le daba salida al Mar Mediterráneo y
una parte de Cisjordania.
A pasado el tiempo y estos territorios continúan bajo la ocupación israelí. El
argumento utilizado para estas acciones se basó en que los territorios ocupados por
Palestina no contaban con una autoridad reconocida en el Sistema Internacional
como Estado motivo por el cual Israel ‘no viola’ ninguna norma del Derecho In-
ternacional, así como tampoco está cometiendo violaciones de derechos humanos.
Frente a esto, la ONU emitió en 1967 la Resolución 242, donde expone:
Estos asentamientos (1967) continúan hasta el día de hoy y los ataques contra
la población árabe no cesan. La represión contra los palestinos terminó por generar
en 1987 la Intifada –que en árabe significa levantamiento. La población palestina
se alzó contra los militares israelíes, “los actos de resistencia se multiplicaron en el
interior de los territorios ocupados: lanzamiento de cocteles Molotov, agresiones con
arma blanca, barricadas de neumáticos quemados, huelgas en los establecimientos
escolares y universitarios [...]. Gaza se hizo cada vez más difícil de gestionar para
las fuerzas israelíes de seguridad” (Oxfam, Intermón: 2005).
Estos levantamientos decayeron en 1991 con la creación de la ANP (Autoridad
Nacional Palestina), organización que le dio más forma a lo que en un futuro sería
El ingreso de Palestina a Naciones Unidas [145]
“Lo que comenzó como unos pocos cientos de manifestantes lanzando zapatos
a escolta de la policía de Sharon después de las oraciones en la mezquita Al-
Aqsa, al cabo de pocas horas estalló en manifestaciones en todo el territorio
palestino, con gritos de “queremos una intifada”. Al día siguiente, 29 de sep-
tiembre, las fuerzas israelíes abrieron fuego contra multitudes de manifestantes
desarmados en el complejo de Al-Aqsa, matando a siete personas e hiriendo a
más de 100. “Las personas están siendo masacrados! Traiga las ambulancias,”
se hizo eco de los altavoces de la mezquita [...]” (Elmer, Jon).
“En primer lugar, Israel es una parte firmante de los Convenios de Ginebra de
1949. Sin embargo, Israel se niega a aplicar el IV Convenio de Ginebra. Se-
gún la comunidad internacional, no es sólo posible sino que además se deben
aplicar todas las normas contenidas en el IV Convenio de Ginebra (relativa a
la protección de los civiles en tiempos de guerra), especialmente en relación
con territorios bajo ocupación, como es el caso de los territorios palestinos (Te-
rritorios Ocupados, TTOO). El “Convenio debe aplicarse a todos los casos de
ocupación, parcial o total, de territorio por una parte firmante [de los Conve-
nios de Ginebra], incluso si tal ocupación no encuentra resistencia armada”
[…]” (De Currea-Lugo, Víctor: 2004).
Los Estados que votaron en contra fueron “Estados Unidos, Israel, Cana-
dá, Palau, Micronesia, la República Checa, Panamá, Nauru y las Islas Marshal
[...]”(ONU). El mayor opositor a esta petición fue Estados Unidos. La relación entre
Estado Unidos e Israel es bastante estrecha, el primero representa el 12,8 por ciento
de las importaciones de Israel; las exportaciones del segundo, dirigidas hacia los
Estados Unidos representan el 32,1 porciento (Index Mundi).
El ingreso de Palestina a Naciones Unidas [147]
Pero con el paso del tiempo, estas ayudas han ido disminuyendo. Por ejemplo,
cuando Israel se estaba constituyendo como Estado en 1948 recibía una importante
ayuda tanto militar como económica por parte de Estados Unidos, de aproximada-
mente $106.160 millones de dólares por año; en 1998 la ayuda solo fue de $1.200
millones (Sadaka, Jalil). Esta disminución estuvo acompañada de un nuevo acuer-
do, el cual indica que en el 2007 debía incrementarse la ayuda militar a Israel con
$6.000 millones de dólares durante los próximos diez años (Sadaka, Jalil).
Palestina, conociendo de antemano las relaciones que los dos Estados sostie-
nen, presenta la solicitud ante el Consejo de Seguridad en 2011 (quien la rechaza)
y ante la Asamblea General en el 2012. Aunque no existen documentos oficiales de
la solicitud, pero teniendo en cuenta lo ya anotado, puede analizarse que Estados
Unidos utilizó su poder de veto para frenar las aspiraciones de Palestina. “La adop-
ción de una decisión del Consejo requiere nueve votos a favor. Salvo en los casos de
votaciones sobre cuestiones de procedimiento, no se puede adoptar una decisión si
uno de los miembros permanentes la veta o se abstiene”(ONU). Mientras que en la
Asamblea General, cada Estado representa un voto, por lo que la mayoría de votos
es la opción ganadora y no existe la posibilidad de veto. La solicitud pasó a esta ins-
tancia y logró su aprobación.
Las críticas por parte de Israel y sus aliados no se hicieron esperar, la secre-
taria de Estado Hillary Clinton se pronunció ante este histórico evento, dijo: “Es
‘un voto contraproducente’ y que ‘pone nuevos obstáculos en el camino de la paz’
[…]”(ANSA: 2012). Mientras que Benjamín Netanyahu, Primer Ministro de Israel
declaró:
Como fue mencionado, una de las esperanzas que Palestina tiene para solu-
cionar el conflicto con Israel es el ingreso a las Naciones Unidas, reconocimiento
que logró en noviembre de 2012. Antes de este éxito es importante resaltar, por el
impacto internacional que tuvieron, las conversaciones de Oslo, 1993,lideradas por
el lado palesino por Yasser Arafat, líder político y militante vocero de este pueblo
por varios años, considerado como uno de los iconos de la defensa de los derechos
del pueblo de Palestina, y el ahora presidente Mahmoud Abbas:
Arafat no es solo un símbolo político. Sabemos y sentimos que vive nuestros
temores, nuestros sueños y sufrimientos. Cuando un palestino sufre, Arafat siente el
dolor. Cuando muere uno de nuestros hombres, también muere una pequeña parte
de Arafat.”[...] “No es solo nuestro líder. En una sola persona este hombre nos reúne
a todos (Hart, Alan: 1989).
En los acuerdos de Oslo de 1993, la oportunidad para que Palestina e Israel lle-
garan al fin de su conflicto se consideró prometedora. “Por primera vez, se aceptaba
la existencia recíproca de las dos partes. Por un lado, Israel aceptaba la OLP como
entidad representante del pueblo palestino, por lo que indirectamente se reconocía la
autonomía palestina de Cisjordania y la Franja de Gaza” (Rajmil, Daniel: 2013).
En el marco de las conversaciones participaron, por Israel.el entonces Primer
Ministro Isaac Rabin, el entonces Ministro de Asuntos Exteriores Shimon Peres.
El ingreso de Palestina a Naciones Unidas [149]
“En este sentido, el error de Oslo emana de dejar vía libre a negociaciones pos-
teriores para intentar resolver más tarde aquellos puntos que se consideraron
que en aquel momento debían dejarse como parte final de cualquier acuerdo:
Jerusalén, fronteras, asentamientos y el espinoso tema de los refugiados pales-
tinos entre otros. Una negociación que como cualquier proceso de reconcilia-
ción y siguiendo el ejemplo de muchos ejemplos de la historia contemporánea,
deberá llegar de un modo u otro para finalizar el conflicto. Tras dos décadas,
la lógica del estancamiento negociador a cambio de la no confrontación pare-
ce haber tocado el límite” (Rajmil, Daniel: 2013).
Conclusiones
Como se mostró a lo largo del trabajo, las tensiones entre Palestina e Israel se
remontan a los inicios del siglo XX. En un principio las relaciones entre estos dos
actores fueron pacíficas, sin embargo las tensiones culturales, políticas y religiosas
llegaron al punto del colapso estallando en diferentes enfrentamientos a lo largo de
los años.
El movimiento sionista fue uno de los motores más grandes para la migración
y el traslado de judíos hacia “la tierra prometida”, sin embargo, las olas inmigrantes
más grandes de judíos hacia Medio Oriente fueron producto de la Segunda Guerra
Mundial; por su parte, las tensiones por el incremento de la población judía provo-
caron el abandono del protectorado de Gran Bretaña en 1947, dándole el control de
la zona a las Naciones Unidas.
En 1948, la Resolución 181 de la ONU estableció el rompimiento del territorio
en dos partes, una para los judíos y la otra para los palestinos. Además de esto, Israel es
reconocido como Estado en el sistema internacional, mientras que Palestina no lo es.
La campaña de asentamientos por parte de Israel inició en 1967, trasladando
parte de su población a territorio palestino, ocupando sus tierras. En el 2002 la
construcción del muro de separación, con el cual el territorio palestino queda frag-
mentado, es considerado como un intento de apartheid. Estas acciones son ofensivas
que agravan la situación y el conflicto entre las partes involucradas.
Teniendo en cuenta la experiencia de Oslo de 1993, y las opciones a las que
puede acudir, Palestina presenta su solicitud para ser parte de Naciones Unidas, la
que fue rechazada en el Consejo de Seguridad por las relaciones de tipo económico,
militar y político, que Estados Unidos e Israel sostienen.
En el 2012, la petición de Palestina de ser reconocido como Estado Observa-
dor no miembro es aceptada en la Asamblea General de la ONU, el apoyo inter-
nacional que Palestina recibió fue ratificado por la cantidad de votos a favor a esta
solicitud.
Finalmente, un aspecto muy importante que adquiere Palestina es la posibili-
dad de recurrir ante la CPI (Corte Penal Internacional), pudiendo presentar cargos
El ingreso de Palestina a Naciones Unidas [151]
en contra de Israel por los crímenes de guerra que ha cometido. Este aspecto, sin
duda, es lo que más le preocupa a Israel, ya que la Corte, en este caso, se declararía
competente para investigar tales crímenes.
[152] Ediciones Le Monde diplomatique
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[155]
Resumen
Introducción
voto para la mujer en Colombia fue aprobado en 1954,en Egipto lo sería solo dos años
más tarde. Actualmente, aunque el Banco Mundial no tiene suficientes datos acerca
de la participación política de las mujeres, la proporción de escaños ocupados por ellas
en parlamentos nacionales crece tanto en el mundo árabe como en el resto del mundo.
De la misma manera, y aunque son pocos los datos referidosa laproporción de
mujeres en puestos de nivel ministerial, puede afirmarse que esta inclusión en muchos
casos ha disminuido, cuando lo ideal, para lograr la equidad y la participación política
de la mujer, es que incremente hasta lograr una cifra igual a la de los hombres. Pa-
ra ilustrar la situación, se tomará como ejemplo el mundo árabe, Colombia y Estados
Unidos.
"El feminismo liberal sostiene que las mujeres deben tener las mismas opor-
tunidades y derechos que los hombres. Básicamente, las feministas libera-
les creen en la reforma del sistema trabajando desde dentro del mismo […]"
(Hyde, 1991, p.83).
que ambos son países de la misma región, para de esta manera lograr presentar unos
escenarios posibles del futuro de la participación femenina en esta parte del mundo.
Egipto
Pese a la constante agresión sufridas por las activistas de género desde la caída
de Mubarak, mantien en un compromiso democrático y una lucha por sus derechos, y
por tener una voz más activa en las estructuras de decisión. Por esta razón se analizará
cómo ha sido esta lucha de las activistas de género egipcias:
“En 1923 Huda Shaarawi organizó la Unión Feminista Egipcia (EFU), cuyo
principal objetivo era” elevar el nivel intelectual y moral de la mujer egipcia
[160] Ediciones Le Monde diplomatique
así como para que pueda realizar su igualdad política y social con los hombres
de la legal, así como desde el punto de vista moral “las participantes fueron
mujeres, principalmente de clase media y alta, y de miembros de cualquier
religión” (Blaydes &El Tarouty, 2009).
“En Egipto existen programas para la promoción de los derechos de las mu-
jeres y los planes de acción destinados a elevar la participación política, la
mayoría de veces ligados a las agendas internacionales. Debido a la iniciativa
oficial, en febrero de 2000 fue creado el Consejo Nacional para la Mujer, pre-
sidido por la primera dama Suzanne Mubarak” (Western, 2008).
A pesar de todos los intentos por lograr la igualdad, y para que la mujer sea
protagonista en las tomas de decisiones, “Aida Seif al-Dawla, abogada y activista
Activismo de género Árabe: Egipto y Arabia Saudita [161]
por los derechos humanos, sostiene que las organizaciones de mujeres egipcias care-
cen de un programa político y argumenta que esto es una consecuencia directa de
la falta de libertades civiles […]” (Western, 2008).
Un logro reciente, el Consejo Nacional para la Mujer, resume el último intento
oficial por garantizar derechos efectivos para las mujeres, sin embargo, debido a la
situación de inestabilidad política que vive actualmente Egipto, el Consejo no con-
solida una dinámica ampliada al conjunto social. Las activistas de género egipcias
ahora luchan por una democracia incluyente, apartándose de las antiguas dinámi-
cas en las cuales estaban subyugadas y no tenían voz ni voto; sus logros son notables
Otro grupo importante que luchado a favor de los derechos de las mujeres en
Egipto es el grupo Karamah: Mujeres musulmanas abogadas de derechos humanos. Esta or-
ganización trabaja para proteger los derechos humanos de las mujeres musulmanas
en Estados Unidos y en las sociedades musulmanas:
Este grupo tiene en Egipto varios puntos focales en los cuales trabajar con las
mujeres, como la violencia doméstica, los derechos de las mujeres en el Islam, el de-
recho a la libertad religiosa, las oportunidades y desafíos que tienen como mujeres,
etcétera.
En las últimas revueltas las activistas siguen destacándose, tratando de abrirse
camino en la política, la principal agenda de las revueltas es hacer un gobierno in-
cluyente con oportunidades para todos sin distinción de sexo. Las activistas las han
aprovechado para demandar una futura participación en la toma de decisiones en
el país.
Arabia Saudita
En Arabia Saudita la situación es un poco más difícil que en Egipto. Allí son
muchísimo más fuertes y más radicales las limitantes que tiene la participación fe-
menina. No solamente su participación política está determinada por los hombres,
sino también su situación en general.
En un país en el cual las mujeres no pueden conducir vehículos, ni viajar so-
las, ni montar en columpio, ni tener trabajos remunerados, en donde requieren de
un ‘guardián’ para realizar la mayoría de las actividades, en el cual la policía de
la moral puede llegar a matar a una mujer por mostrar los tobillos, y en donde los
derechos y las libertades de las mujeres son limitados, ¿es posible siquiera pensar en
un activismo de género?
Pese a la situación que viven las mujeres de Arabia Saudita, sí es posible pen-
sar en un activismo de género no solo porque estas mujeres pueden votar, sino por-
que también pueden presentarse como candidatas a las elecciones locales y, además,
pueden ocupar puestos en el parlamento, todo esto, producto de las históricas luchas
que han dado estas mujeres y que con seguridad seguirán dando para lograr un
país equitativo.
los hombres que explican sus derechos y deberes. Islam sostiene explícitamente
que como seres humanos, ambos sexos tienen el mismo origen y, por lo tanto,
se dan los mismos derechos” ( Jarallah, 1996).
Y el segundo problema por enfrentar es que por más que las activistas de gé-
nero logren romper el silencio a través de las redes sociales y por medio de escena-
rios globales, es muy difícil que la comunidad internacional pueda actuar a su favor
ya que las rígidas estructuras del país impiden que una entidad distinta al mismo
Estado pueda influir en la política interna. Cabe resaltar que ni para Amnistía In-
ternacional, ni para Human Rights Watch, ni para la ONU, es un secreto la situa-
ción que allí viven las mujeres.
Desde una perspectiva del realismo, la razón por la cual otras organizaciones
no pueden intervenir en la política interna de Arabia Saudita es porque los Estados
no deben reconocer una ley superior a la propia.
Los avances en los últimos años respecto al activismo de género en Arabia
Saudita, pueden evidenciarse, como será descrito más adelante. Uno de los grupos
más importantes a este niveles la Asociación para la protección y defensa de los derechos de
las mujeres en Arabia Saudita, que tiene como líder a Wejaha a-Huwaider. Esta activis-
ta, como muchas otras, ha sido arrestada y no ha cedido en la lucha, sigue lideran-
do protestas y campañas a favor de la mujer.
Wejaha a-Huwaider es cofundadora de la Asociación para la protección y defensa de
los derechos de las mujeres en Arabia Saudita, su compromiso con las mujeres de su país es
notable, y sus consecuencias son inocultables. Por ejemplo, el 15 de junio del 2013 la
sentenciaron a 10 meses de cárcel, prohibiéndole salir del país por dos años debido
a que ayudó a una mujer, que moría de hambre, sin el previo consentimiento de su
guardián (Abu-Dayyeh, 2013).
No es casualidad que una de las figuras más importantes en Arabia Saudita es
ladel guardián. En este Estado, todas las mujeres deben tener uno, puede ser el pa-
dre, el hermano, el hijo o el esposo. Las niñas y las mujeres no pueden salir, viajar,
conducir, hacer negocios, etcétera, sin tal compañía.
Las mujeres saudíes necesitan el permiso del guardián para casarse, viajar,
educarse, abrir una cuenta de banco, emplearse, hacerse una cirugía, entre otros
aspectos. Esta figura debería acabarse, si lo analizamos desde la figura del feminis-
mo liberal, debido a que este personaje deja claro la inequidad presente en Arabia
Saudí, ya que la mujer no tiene el mismo nivel de oportunidades debido a que el
guardián no lo permite.
Una iniciativa en contra de esta figura y a favor de los derechos de las mujeres
es la campaña Women2drive que actúa para que las mujeres puedan manejar sin per-
miso del guardián y sin que el mismo esté presente:
Activismo de género Árabe: Egipto y Arabia Saudita [165]
Futuros escenarios
Desde la caída de Mubarak, las mujeres han actuado en Egipto con protago-
nismo en las revueltas, manifestaciones y protestas. No solo han sido voluntarias,
médicas, colaboradoras y participantes de las manifestaciones. Las mujeres egipcias
han logrado liderar marchas, dejando atrás su papel pasivo y logrando que los hom-
bres las escuchen.
Por ejemplo, el 8 de marzo del 2011, Día Internacional de la Mujer, tuvo lu-
gar una manifestación política en pro de mayor inclusión política y mayor igualdad
para las mujeres, llamada “Marcha del millón de mujeres”. Aunque esta marcha
terminó con muertes y violaciones a los derechos humanos, en esta fue evidencia
un gran compromiso con los derechos de las mujeres y un objetivo claro: movilizar
cada vez más mujeres en esta lucha para ejercer presión contra los gobiernos y así
generar un cambio.
Esta marcha se convirtió en un movimiento a nivel mundial. Cada año, el día
de la mujer millones de mujeres árabes se movilizan a lo largo de todo el mundo,
con el fin de mostrar su apoyo a este grupo. El movimiento promulga la participa-
ción de la mujer en la configuración del futuro de los países árabes, piden, entre
[166] Ediciones Le Monde diplomatique
otras reivindicaciones, una Constitución que contemple que los hombres y las muje-
res son iguales.
El empoderamiento de las mujeres en el futuro de Egipto es indispensable pa-
ra lograr un país incluyente, para esto, es vital que las violaciones a sus derechos
humanos acaben en este nuevo gobierno;para que esto suceda es útil que las orga-
nizaciones no gubernamentales ya mencionadas, tengan mayor participación en la
formulación de políticas y en la toma de decisiones.
Aunque es posible que no hayan cambios a favor de los derechos de las muje-
res árabes, y a pesar de la dificultad de generar cambios estructurales en el sistema
y en la organización social y política de estos países, es esencial educar a las niñas
y fortalecer las pequeñas iniciativas, entre otras, para lograr un empoderamiento
femenino en esta parte del mundo.
El feminismo liberal se opone a “las reglas de derecho que impiden o dificul-
tan la participación igual de las mujeres en los sectores tradicionalmente reservados
a los hombres; es decir, en la esfera pública y, sobre todo, en la política y en el mer-
cado laboral. Los temas claves de la crítica jurídica feminista liberal conciernen a la
legislación dirigida a establecer la igualdad de oportunidades en la esfera pública”
(Emmenger, 2000, p. 40).
Desde el feminismo liberal, sería conveniente que el nuevo presidente de Egip-
to, Abdul Fatá el Sisi, haga un cambio estructural en el parlamento ya que desde
2001 la representación femenina en esta tribuna ha disminuido drásticamente, has-
ta reducirse en la actualidad a solo tres mujeres en el Parlamento. Además, es in-
dispensable que el Sisi siga los presupuestos definidos en la Constitución de su país,
donde consta que todos sus integrantes son iguales ante la ley:
para que la misma no sea excluyente, sin centrarse en una sociedad patriarcal; es
esencial, además, garantizar la participación de la mujer en las instituciones públi-
cas, partidos políticos, etcétera., y en último lugar garantizar la existencia y funcio-
namiento de un Comité de la mujer más eficiente, que actúe efectivamente en casos
de violación de los derechos humanos.
Es importante revisar quién es el-Sisi y sus antecedentes, para poder deter-
minar sí un cambio a favor de las mujeres podría hacerse efectivo. Abdel Fattah
el-Sisi fue el Ministro de Defensa del gobierno de coalición formado después de la
expulsión de Mohamed Morsi. Posteriormente, decidió postularse a la presidencia-
de su país en las elecciones de mayode 2014, en las cuales quedó electo y en las que,
además, representa al ejército como ‘guardianes de la voluntad del pueblo’. El-Sisi
es un Presidente conocido por ser religioso, acusado, además, por perseguir a los
Hermanos Musulmanes. También es importante resaltar que el-Sisi es un gran ad-
mirador y seguidor de Nasser. Una de las principales críticas que le han realizado
ha sido por su defensa de las ‘pruebas de virginidad’ (Aljazeera, 2014).
Nasser fue el primer Presidente en incluir a las mujeres en la Constitución y
de hacer a todos los egipcios iguales ante la ley; además, se presentó como guardián
de las voluntades del pueblo y una gran parte de éste son mujeres que necesitan de
planes de acción y de mecanismos que protejan sus derechos.
Como afirmóla activista egipcia Shahira Mehrez: “es hora de que las mujeres
se den cuenta de que nadie nos va a defender mejor que nosotras mismas”, y como
lo propone el feminismo liberal, es necesario reformar el sistema hasta lograr la
igualdad entre los sexos. Por esta razón, las mujeres deben abogar por la participa-
ción y la inclusión en el Estado organizandose y promoviendo sus derechos.
En cuanto a la situación del activismo de género en Arabia Saudita, en donde
no habrá un inminente cambio de Constitución ni de gobierno ni de leyes, pues res-
ponde a una monarquíaregida por los principios del Islam:
Conclusiones
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