Adaptacion y Validacion de Una Escala de
Adaptacion y Validacion de Una Escala de
Adaptacion y Validacion de Una Escala de
TUTORA: AUTORES:
PURIFICACIÓN PRIETO LEONARDO AGUILAR
MARILYN CASTELLANOS
Tutora: Autores:
Purificación Prieto1 Leonardo Aguilar2
Marilyn Castellanos3
1
Purificación Prieto, Departamento de Psicología Clínica, Escuela de Psicología, Universidad Central de
Venezuela. Para correspondencia con relación al presente trabajo de investigación, favor comunicarse a la
siguiente dirección: pmprieto@gmail.com
2
Leonardo Aguilar, Departamento de Psicología Clínica, Escuela de Psicología, Universidad Central de
Venezuela. Para correspondencia con relación al presente trabajo de investigación, favor comunicarse a la
siguiente dirección: psileonardo@gmail.com
3
Marilyn Castellanos, Departamento de Psicología Clínica, Escuela de Psicología, Universidad Central de
Venezuela. Para correspondencia con relación al presente trabajo de investigación, favor comunicarse a la
siguiente dirección: castellanos.l.marilyn@hotmail.com
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL iii
Dedicatoria
A mí.
Marilyn Castellanos.
³1RWHQJDVPLHGRGHODSHUIHFFLyQQXQFDODDOFDQ]DUiV´
Salvador Dalí.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL iv
Agradecimientos
A la Ilustre Universidad Central de Venezuela: ³la casa que vence la sombra´, por
cada hora azul campaneada por el reloj de Otaola.
A la Escuela de Psicología de la UCV, por la formación clínica, metodológica y
humana recibida en sus aulas.
A la profesora Purificación Prieto, por haber aceptado la tutoría de este trabajo.
B.F. Skinner dijo que el estudiante que continuaba volviendo al maestro no había sido
instruido acertadamente, pero es evidente que Skinner no conoció a la Profa.
Purificación, porque es inevitable volver sobre alguien de quien se puede aprender tanto.
A la Dra. Laura Oros, por autorizar la adaptación de la Escala de Perfeccionismo
Infantil de su autoría, también por el envío de material bibliográfico de interés y por
mostrarse siempre diligente en la aclaración de las dudas que le eran planteadas.
A la Dra. Leticia Guarino y a la Mgtr. Bonny Dávila, por haber permitido la
utilización del Cuestionario sobre Fuentes de Estrés Infantil en esta investigación.
También a la Dra. Donna Gelfand, por consentir el uso del Inventario de Temores
Infantiles en este trabajo.
Al Prof. Einar Goyo Ponte, Jefe del Dpto. de Castellano, Literatura y Latín del
Instituto Pedagógico de Caracas, por la atenta recepción de la propuesta de investigación
y habernos puesto en contacto con los lingüistas del departamento a su cargo.
A los expertos en el área de la Lengua que participaron en la armonización
lingüística de la escala: Mgtr. Clara Canario, Dra. María Elena Díaz, Mgtr. Quiteria
Franco, Dra. Anneris Pérez y Mgtr. Richard Silvera.
A los docentes Amelia Bracamonte, Ingrid Bustamante, Manuela Camacho,
Claricel Correa, Thamaira Chacón, Mayela Hernández, Maritza López, Jezer Sánchez y
Adela Valecillos, por haber participado como informantes clave.
A los expertos que participaron en la validación de contenido de la escala: Dra.
Georgina Álvarez, Mgtr. Mariemma Antor, Dra. Rosa Behar, Dra. Amparo Belloch, Lic.
Ángel Carrasco, Dra. Josefina Castro, Dr. José Antonio Cecchini, Dr. Francisco
Fernández, Dra. Karina Franco, Dra. Silvia Franchi, Dr. Eduardo García, Dra. Estel
Gelabert, Dr. Fernando Gutiérrez, Dr. Luis Lozano Fernández, Dr. Luis Lozano
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL v
González, Dr. Esteve Martínez, Dr. Antonio Méndez, Dr. Enrique Ortega, Lic. Astrid
Parra, Dr. José Antonio Piqueras, Lic. Daniel Pitoni, Lic. Andrea Rodrigues, Dra. Tíscar
Rodríguez, Dra. Anna Rovella, Lic. Paula Sansalone, Lic. María Luz Scappatura, Dra.
Susana Subirà, Mgtr. Rosalía Vázquez y Mgtr. Maria Alexandra Vuyk. Especialmente a
la Dra. María Antonieta Elvira por también haber compartido información sobre su tesis
de doctorado y al Dr. Ignacio Pedrosa por el envío de un artículo de su autoría que resultó
orientador sobre la validez de contenido.
A la Dra. Dyanne Ruiz, por el envío digital de su tesis doctoral.
Al personal directivo y docente de las instituciones educativas públicas y privadas
en las que llevó a cabo el trabajo de campo: U.E.N.B. Claudio Feliciano, U.E.N.
República del Ecuador, U.E.N. José Agustín Marquiegui, U.E.N.B. Gran Colombia,
Colegio San Pedro, U.E. Colegio Teresiano Nuestra Señora de Coromoto, U.E. Colegio
Pestalozzi y U.E. Colegio San Agustín.
A la Profa. Ligia Yanira Yánez, quien fungió como el enlace institucional de los
investigadores con la U.E. Colegio Teresiano Ntra. Sra. de Coromoto.
Desde luego, a los niños que participaron en las entrevistas cognitivas y en las
aplicaciones piloto y definitiva de los instrumentos, así como a los padres que
consintieron la participación de sus representados.
A Maricela Durán, por su valiosa colaboración con la impresión de gran parte del
material de prueba.
A Isaac Depablo, por su asistencia durante algunas sesiones de aplicación.
A Gilbert Castellanos, por haber costeado la impresión y encuadernación de los
ejemplares del trabajo entregados a los miembros del jurado evaluador.
A todos, muchas gracias.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL vi
Noviembre, 2015
Resumen
El perfeccionismo es una variable clínicamente relevante en los niños, pero
hasta ahora no se ha estudiado en Venezuela. Esta investigación instrumental
tuvo como objetivo adaptar y validar la Escala de Perfeccionismo Infantil de
Oros (2003), de procedencia argentina, para medir el perfeccionismo en los
niños venezolanos. En la adaptación cultural participaron lingüistas, docentes
de educación primaria y niños de la población diana. La versión
culturalmente adaptada fue administrada a una muestra de 342 niños
escolarizados. El análisis estadístico de los ítems proporcionó la siguiente
información: (a) el porcentaje de participantes que eligió cada una de las tres
opciones de respuesta, (b) las correlaciones ítem-prueba y (c) el poder
discriminativo de los ítems mediante la prueba t de Student de diferencia de
medias. La validez de contenido de la escala fue examinada por expertos en el
tema del perfeccionismo. La estructura del instrumento fue estudiada a través
de un análisis factorial. A diferencia del modelo argentino, la versión
venezolana quedó conformada por 15 ítems distribuidos en cuatro factores
que explican 50.2 % de la varianza: Autodemandas absolutistas, Malestar
ante el fracaso, Correlatos negativos de los errores y Autodemandas
³específicas´. Como forma de confiabilidad, se estimó la consistencia interna
del instrumento: el coeficiente alfa de Cronbach para la escala total fue de
.76. Se llevó a cabo un estudio de validez convergente con la mitad de la
muestra. Se observó una correlación positiva entre el perfeccionismo y el
estrés, es decir, que los niños con mayores niveles de perfeccionismo
presentaron más estrés. En conclusión, la escala ha mostrado propiedades
psicométricas satisfactorias para ser aplicada en la población infantil local,
ciertos aspectos podrían ser atendidos para mejorar su calidad.
Palabras clave: perfeccionismo infantil, adaptación cultural,
validación psicométrica, niños venezolanos.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL vii
November, 2015
Abstract
Perfectionism is a clinically relevant variable in children, but so far, it has not
been studied in Venezuela. This instrumental research aimed to adapt and
validate the Childhood Perfectionism Scale of Oros (2003), of Argentine
origin, to measure perfectionism in Venezuelan children. Linguists, primary
school teachers and children of the target population were consulted in the
cultural adaptation phase. The culturally adapted version was administered to
a sample of 342 school children. The following information was provided by
the statistical item analysis: (a) the proportion of participants who chose each
of the three response options, (b) item-test correlations and (c) the
discriminative power of the items with a Student's t-test of difference in
mean. Content validity of the scale was examined by experts in the field of
perfectionism. The structure of the instrument was studied through factor
analysis. In contrast to the Argentine model, the Venezuelan version includes
15 items distributed in four factors which explain 50.2 % of the variance:
Absolutist self-demands, Dissatisfaction with failure, Negative consequences
of mistakes and ³Specific´ self-demands. The internal consistency of the
instrument was estimated as a form of reliability: Cronbach's alpha
coefficient was .76 for the total scale. A study of convergent validity with
half of the sample was conducted. There was a positive correlation between
perfectionism and stress, meaning that children with higher levels of
perfectionism had more stress. In conclusion, the scale has shown adequate
psychometric properties to be used in local children population, but some
aspects could be considered to improve its quality.
Key words: childhood perfectionism, cultural adaptation,
psychometric validation, Venezuelan children.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL viii
Índice de Contenido
Pág.
Dedicatoria................................................................................................................ iii
Agradecimientos....................................................................................................... iv
Resumen..................................................................................................................... vi
Abstract..................................................................................................................... vii
I. Introducción........................................................................................................... 1
II. Marco Teórico...................................................................................................... 8
2.1. La Adaptación de Instrumentos Psicométricos.............................................. 8
2.2. El Perfeccionismo............................................................................................... 19
2.3. El Perfeccionismo en los Niños y Adolescentes............................................... 28
2.3.1. Instrumentos de medición.................................................................. 29
2.3.1.1. Child-Adolescent Perfectionism Scale (CAPS) de Flett et al.
(2000).......................................................................................................................... 29
2.3.1.2. Adaptive/Maladaptive Perfectionism Scale (AMPS) de Rice y
Preusser (2002).......................................................................................................... 30
2.3.1.3. Cuestionario de Perfeccionismo Infantil de Oros (2003)................ 32
2.3.1.4. Inventario de Perfeccionismo Infantil (IPI) de Lozano et al.
(2012).......................................................................................................................... 33
2.3.2. Investigaciones en el área................................................................... 38
2.3.3. Abordaje terapéutico.......................................................................... 61
III. Planteamiento del Problema............................................................................. 73
IV. Objetivos Instrumentales................................................................................... 85
V. Método.................................................................................................................. 86
5.1. Definición de los Constructos Evaluados......................................................... 86
5.1.1. Perfeccionismo.................................................................................... 86
5.1.1.1. Definición teórica o constitutiva...................................................... 86
5.1.1.2. Definición operacional de medida................................................... 86
5.1.2. Fuentes de estrés................................................................................. 87
5.1.2.1. Definición teórica o constitutiva...................................................... 87
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL ix
Índice de Tablas
Pág.
Tabla 1 Instrumentos empleados para medir perfeccionismo en niños y
adolescentes.............................................................................................. 36
Tabla 2 Ejemplo de pensamientos irracionales y sus alternativas saludables....... 70
Tabla 3 Descripción de la muestra total................................................................ 99
Tabla 4 Descripción de la muestra del estudio de validación convergente........... 100
Tabla 5 Resultados del análisis factorial de la escala de pensamientos
perfeccionistas (Oros, 2003)..................................................................... 102
Tabla 6 Resultados del análisis factorial de la dimensión de Reacción ante el
fracaso (Oros, 2003)................................................................................. 103
Tabla 7 Instituciones educativas en las que se desarrolló el trabajo de campo..... 114
Tabla 8 Instrucciones para la aplicación colectiva de los instrumentos de
medida...................................................................................................... 117
Tabla 9 Valoración por parte de expertos lingüistas de los cambios requeridos
en los ítems que integran la versión original argentina de la escala......... 133
Tabla 10 Valoración por parte de informantes claves de la redacción de los ítems
que los lingüistas acordaron no modificar respecto a la versión original
argentina de la escala................................................................................ 136
Tabla 11 Valoración por parte de informantes claves de las alternativas de
redacción de los ítems que los lingüistas acordaron modificar respecto
a la versión original argentina de la escala............................................... 137
Tabla 12 Material narrativo derivado de las entrevistas cognitivas........................ 141
Tabla 13 Distribución de frecuencias para las opciones de respuesta de los
ítems......................................................................................................... 152
Tabla 14 Correlaciones ítem-prueba....................................................................... 153
Tabla 15 Prueba de Kolmogorov-Smirnov para la verificación de la normalidad
de la distribución...................................................................................... 154
Tabla 16 Poder discriminante de los ítems mediante el procedimiento de grupos
contrastantes............................................................................................. 154
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL xii
Índice de Figuras
Pág.
Figura 1 Modelo de interacción entre pensamientos perfeccionistas y emociones
asociadas al fracaso.................................................................................. 47
Figura 2 Modelo explicativo del perfeccionismo como factor de vulnerabilidad.. 67
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL xiv
Índice de Anexos
Pág.
Anexo A Protocolo de Aplicación de la Escala de Perfeccionismo Infantil de
Oros (2003)............................................................................................ 253
Anexo B Formato de Consulta a Expertos Lingüistas.......................................... 254
Anexo C Formato de Consulta a Informantes Clave............................................. 255
Anexo D Guía de Entrevista Cognitiva................................................................. 256
Anexo E Formato de Validación de Contenido.................................................... 261
Anexo F Protocolo EPI (Versión Preliminar)....................................................... 263
Anexo G Protocolo EPI (Versión Definitiva)........................................................ 264
Anexo H Protocolo ITI-CFEI................................................................................ 265
Anexo I Solicitud de Permiso para Adaptar y Validar la Escala de
Perfeccionismo Infantil de Oros (2003)................................................. 267
Anexo J Autorización para Adaptar y Validar la Escala de Perfeccionismo
Infantil de Oros (2003)........................................................................... 268
Anexo K Carta Dirigida a las Instituciones Educativas en las que se Realizó el
Trabajo de Campo.................................................................................. 269
Anexo L Consentimiento Informado.................................................................... 270
Anexo M Versión Venezolana de la Escala de Perfeccionismo Infantil de Oros
(2003)..................................................................................................... 271
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 1
I. Introducción
³/DSHUIHFFLyQDPLJRPtRFRPRODLQPHQVLGDGQRHVWiKHFKDSDUDQRVRWURV´
Alfred de Musset ± La confesión de un hijo del siglo.
suficiente autonomía como para permitirle al lector entender los elementos fundamentales
que han devenido en la delimitación del problema.
La cuarta sección corresponde a la presentación de los objetivos que persigue la
investigación. Se incluye un objetivo principal y seis objetivos operacionales congruentes
entre sí que contribuyen al alcance del anterior.
La metodología corresponde a la quinta sección del contenido del informe, en ella
se describe a detalle cómo se realizó la investigación. El primer apartado incluye las
definiciones conceptuales y operacionales de los constructos en estudio (viz.
perfeccionismo, fuentes de estrés y temor a hablar en público). Un segundo apartado
contiene las variables atinentes a la muestra (una denominación que se prefiere a la de
variables seleccionadas, propias del esquema experimental). De igual forma, en vez de
variables extrañas (típicas en el marco experimental), en el tercer apartado se prefiere
hablar de fuentes de error controladas (para las cuales se procura incluir su identificación,
definición teórica, justificación de su control y forma de control) y no controladas (por
parte de los evaluados, de los examinadores y las situacionales de la aplicación). El
cuarto y el quinto apartado conciernen al tipo y diseño de investigación, respectivamente.
En el sexto apartado se encuentra la descripción de la muestra total de participantes y la
del estudio de validez convergente, se especifican los criterios de elegibilidad y
exclusión, el tipo de muestreo, y se argumenta sobre la conveniencia del tamaño muestral
de cara a las exigencias de los análisis paramétricos y el análisis factorial. El séptimo
apartado incluye: (a) la descripción y propiedades psicométricas conocidas de los
instrumentos de medida utilizados, (b) los implementos necesarios para aplicarlos, (c) los
papeles de trabajo ad hoc (con información particularizada sobre el porqué de su
utilización, cómo se estructura, quién lo completa, cómo o de qué forma es completado,
en qué tiempo se llena y dónde se realiza) y (d) otros materiales empleados. En el octavo
apartado se expone el conjunto de pasos que se llevaron a cabo durante el desarrollo de la
investigación, primero en la fase de validación lingüístico-cultural y luego en la de
validación psicométrica, para la cual se especifica el procedimiento de búsqueda y
selección de la muestra, la estrategia de aplicación de los instrumentos psicológicos y una
descripción del tratamiento analítico de los datos.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 7
1. Contexto: las directrices incluidas en esta área tratan de asegurar que haya
equivalencia entre los constructos medidos en las dos poblaciones de interés.
(a) Los efectos de las diferencias culturales que no sean relevantes para los
objetivos centrales del estudio deberían minimizarse en la medida de lo
posible.
(b) Debería evaluarse la cuantía del solapamiento de los constructos en las
poblaciones de interés.
(a) Cuando se adapta un test para utilizarlo en otra población, debe facilitarse
la documentación sobre los cambios, así como los datos acerca de la
equivalencia entre las versiones.
(b) Las diferencias entre las puntuaciones obtenidas por las muestras a las que
se aplicó el test no deben tomarse sin más directamente. El investigador
tiene la responsabilidad de sustanciar las diferencias con otros datos
empíricos.
(c) Las comparaciones entre poblaciones solo pueden hacerse al nivel de la
invarianza que se haya establecido para la escala en la que se expresan las
puntuaciones.
(d) El constructor del test debería proporcionar información específica acerca
de las distintas formas en la que los contextos socioculturales y ecológicos
de las poblaciones pueden afectar al rendimiento en el test, y debería
sugerir procedimientos para tener en cuenta estos efectos en la
interpretación de los resultados.
importancia de las pruebas piloto (Downing, 2006; Downing & Haladyna, 2006;
Schmeiser & Welch, 2006; Wilson, 2005).
(a) Asegurarse, mediante la selección de expertos cualificados, de que el
proceso de adaptación tiene en cuenta las diferencias lingüísticas,
psicológicas y culturales entre las poblaciones de interés.
(b) Utilizar diseños y procedimientos racionales apropiados para asegurar la
adecuación de la adaptación del test a la población a la que estará dirigido.
(c) Ofrecer información y evidencias que garanticen que las instrucciones del
test y el contenido de los ítems tienen un significado similar en todas las
poblaciones a las que estará dirigido el test.
(d) Ofrecer información y evidencias que garanticen que el formato de los
ítems, las escalas de respuesta, las reglas de corrección, las convenciones
utilizadas, las formas de aplicación y demás aspectos, son adecuados para
todas las poblaciones de interés.
(e) Recoger datos mediante estudios piloto sobre el test adaptado, y efectuar
análisis de ítems y estudios de fiabilidad y validación que sirvan de base
para llevar a cabo las revisiones necesarias y adoptar decisiones sobre la
validez del test adaptado.
Hasta ahora, se han referido los avances que ±gracias a los aportes de la ITC±
hasta la actualidad existen, se trata de una metodología estandarizada, consensuada
internacionalmente, para la traducción y adaptación de los tests.
De acuerdo con Pane et al. (2006), cuando se adapta un instrumento de
evaluación, la relación entre el instrumento y el contexto cultural debe responder a ciertos
parámetros específicos. Los hábitos, costumbres y creencias de una cultura condicionan
en gran medida cómo preguntar, cuáles son los términos más apropiados, el sentido de las
palabras y las frases, por tanto, el proceso de adaptación cultural será necesario no solo
cuando se utilice el cuestionario en un idioma distinto, sino también en los casos de
diversidad cultural de una misma lengua (Acquadro, Conway, Girourdet, & Mear, 2004;
Badia, Salamero, & Alonso, 2007; Guzmán, 2012; Jaimes-Valencia et al., 2007; Pane et
al., 2006).
Los investigadores (e.g., Carretero-Dios & Pérez, 2005; Guzmán, 2012; Pane et
al., 2006) plantean que aunque la mayoría de los estudios instrumentales cumplen con las
recomendaciones metodológicas internacionales, usualmente no reportan con detalle las
pautas llevadas a cabo en los procesos de adaptación lingüístico-cultural. Algunos autores
(e.g., Acquadro, et al., 2004; Guzmán, 2012; Jaimes-Valencia et al., 2007) reportan que la
metodología del proceso de adaptación cultural abarca dos grandes fases:
1. Validación lingüística del instrumento fuente (i.e., original) a una lengua objetivo
(i.e., diana): esta fase contempla dos aspectos esenciales, (a) la equivalencia
conceptual, que se logra cuando las respuestas a las mismas preguntas reflejan el
mismo concepto, siendo estos significativos en las culturas e idiomas
involucrados en el proceso y, (b) la equivalencia semántica, que se obtiene cuando
las estructuras propiamente semánticas seleccionadas cumplen la misma función y
el mismo significado (Acquadro et al., 2004). En función de los idiomas
implicados, la primera fase puede corresponder a un proceso de validación
lingüística estandarizado o un proceso de validación lingüística ajustado.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 19
2.2. El Perfeccionismo
interpreta el ambiente y las creencias que se han desarrollado acerca de uno mismo, con
relación a las otras personas y sobre el mundo en general.
En palabras de Ellis (1975, citado en Oros, 2003), el elemento principal de los
problemas psicológicos se encuentra en la evaluación, interpretación o creencia irracional
(i.e., ilógica o poco empírica) y poco funcional (i.e., que dificulta la consecución de
metas) que realiza el sujeto y en su forma de comportarse con respecto a ella. Algunos
autores (e.g., Beck, 1995; Ellis, 1980), sostienen que las creencias irracionales o
distorsiones cognitivas, se producen cuando se otorga un significado inapropiado a una
situación específica. Es cuando estas ideas irracionales se mantienen dogmáticas que dan
lugar a emociones y conductas desadaptativas (Oros, 2003).
Tal como expone Oros (2003), existe una serie de creencias que se caracterizan
por ser probabilísticas, preferenciales o relativas, de manera que los sentimientos
negativos de displacer o insatisfacción que pueden experimentarse frente a la incapacidad
de conseguir lo deseado, no impide el logro de nuevos objetivos y propósitos, por tanto,
dichas creencias suelen ser calificadas como racionales. En cambio, las creencias
irracionales son dogmáticas, absolutas y demandantes, se expresan en forma de
obligación, necesidad imperiosa o exigencia, de manera tal que su no consecución genera
emociones negativas (e.g., culpa, miedo, cólera) que interfieren en la persecución y
obtención de metas, pudiendo generar algunas alteraciones comportamentales (Oros,
2003). Para esta autora, es dentro de este tipo de creencias que se incluyen los
pensamientos perfeccionistas. De acuerdo con Blatt (1995), el perfeccionismo implica un
conjunto de demandas autoimpuestas muy estrictas acerca de lo que las personas creen
que deben llegar a ser.
La Real Academia Española (2001), en la vigésima segunda edición de su
diccionario de la lengua española, define al perfeccionismo como la tendencia a mejorar
indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado. Más allá de la definición
presentada, destacados autores de la psicología han conceptualizado de alguna manera el
perfeccionismo.
%XUQVGHVFULELyHOSHUIHFFLRQLVPRFRPRXQD³UHGGHFRQRFLPLHQWRV´TXH
incluye expectativas, interpretación de eventos y evaluación de uno mismo y de los otros.
Este autor sostiene que los individuos perfeccionistas se caracterizan por el
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 21
& Rutsztein, 2009; Arana, Scappatura, Lago, & Keegan, 2007; Arana, Scappatura et al.,
2009; Carrasco et al., 2010; Franco, Mancilla-Díaz, Vázquez, Álvarez, & López, 2010;
Oros, 2003). Con todo, aun entre quienes hay consenso acerca de la
multidimensionalidad de la variable, dicho acuerdo no es tal cuando se intenta articular a
objeto de su medición las diferentes dimensiones propuestas por los autores (Bousman,
2007; Lozano, García, Martín, & Lozano, 2012; Rice, Ashby, & Slaney, 2007).
En este sentido, Frost et al. (1990) identifican seis dimensiones del
perfeccionismo: (1) exigencias personales, tiene que ver con el establecimiento de metas
elevadas e incluye una evaluación excesivamente crítica de las mismas; (2) preocupación
por cometer errores, consiste en el mantenimiento de niveles de preocupación excesivos
por cometer errores lo que se suma al miedo a fracasar; (3) dudas sobre las acciones, se
caracteriza por la tendencia a dudar excesivamente sobre la capacidad de la propia
ejecución; (4) expectativas parentales, involucra la percepción de que los propios padres
tienen expectativas elevadas sobre el desempeño personal; (5) críticas parentales, tiene
que ver con la percepción de que las figuras parentales son abiertamente críticos; y (6)
organización, dimensión que enfatiza la importancia del orden y la organización.
Por su parte, Hewitt y Flett (1991) distinguen tres dimensiones del
perfeccionismo:
de que los demás mantienen expectativas exageradas e irreales hacia uno, que son
difíciles y hasta imposibles de satisfacer, pero que deben alcanzarse para lograr la
aprobación y la aceptación.
constructo han estado dirigidos a la medición tanto del aspecto positivo como del
negativo, lo cual depende de la adscripción teórica del autor (Franco et al., 2010).
De acuerdo con Arana, Keegan et al. (2009), las tres medidas más utilizadas de
perfeccionismo han sido desarrolladas por diferentes equipos de investigación y cada una
ha aportado diferentes dimensiones que constituyen parte del concepto central del
constructo.
Por un lado, Frost et al. (1990) han diseñado la Escala Multidimensional de
Perfeccionismo (MPS-F o FMPS por sus siglas en inglés), se trata de un instrumento de
autoinforme que se ha utilizado fundamentalmente en entornos clínicos, se centra en el
aspecto negativo e incluye reactivos vinculados al plano interpersonal. La MPS-F está
compuesta por seis subescalas correspondientes a las dimensiones del perfeccionismo
postuladas por los autores y descritas anteriormente (i.e., Exigencias personales,
Preocupación por cometer errores, Dudas sobre las acciones, Expectativas parentales,
Críticas parentales y Organización). La escala completa está conformada por 35 ítems,
los cuales se encuentran dispuestos en un formato tipo Likert de cinco puntos de
respuesta.
Las propiedades psicométricas básicas son satisfactorias (Enns & Cox, 2002;
Frost et al., 1990), pues tanto la escala completa como sus subescalas muestran valores
adecuados de consistencia interna (Cheng, Chong, & Wong, 1999; Harvey, Pallant, &
Harvey, 2004; Khawaja & Armstrong, 2005; Parker & Adkins, 1995; Rhéaume, Freeston,
Dugas, Letarte, & Ladouceur, 1995). Respecto a la estructura factorial de la MPS-F, las
investigaciones posteriores no concuerdan a la hora de reproducir las seis dimensiones
propuestas por los autores, lo que lleva a la ausencia de acuerdo sobre cuál es la mejor o
más adecuada estructura de la escala (Carrasco et al., 2010). La MPS-F ha sido traducida
a diferentes idiomas y ha mostrado ser un instrumento útil para estudiar
multidimensionalmente la conducta perfeccionista (Franco et al., 2010).
A la par, Hewitt y Flett (1991) elaboraron la Escala Multidimensional de
Perfeccionismo (MPS-H o HMPS por sus siglas en inglés), la cual es una de las medidas
de autorreporte más utilizadas en la investigación de la variable, se focaliza en el aspecto
negativo y de carácter interpersonal, evaluando el constructo en las tres dimensiones
anteriormente expuestas: (1) Perfeccionismo autorientado, dimensión intrapersonal
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 25
caracterizada por una tendencia a exigirse y buscar unos niveles de ejecución y resultados
PX\DOWRVHJ³8QDGHPLVPHWDVHVVHUSHUIHFWRHQWRGRORTXHKDJR´2rientado
KDFLDORVRWURVWLHQHTXHYHUFRQH[LJLUTXHVHKDJDQODVFRVDVSHUIHFWDPHQWHHJ³6L
pido a alguien que haga algo, espero que sea hecKRGHIRUPDLPSHFDEOH´\3rescrito
socialmente, o la tendencia a creer que los demás esperan una actuación perfecta en todo
ORTXHVHKDFHHJ³/DVSHUVRQDVGHPLHQWRUQRHVSHUDQTXHWHQJDp[LWRHQWRGRORTXH
KDJR´ &DGD VXEHVcala de la MPS-H se compone de 15 reactivos para un total de 45
afirmaciones, los ítems se encuentran dispuestos en un formato tipo Likert con recorrido
de siete puntos que va desde 1 = completamente en desacuerdo a 7 = completamente de
acuerdo.
Hewitt y Flett (1991) demostraron que las tres subescalas de la MPS-H (también
para diferenciarla de la MPS-F de Frost et al., 1990) tienen un grado adecuado de
consistencia interna y son estables temporalmente (confiabilidad test-retest). Es decir, los
datos empíricos indican que la prueba es confiable y mide un rasgo de personalidad que
es estable desde el punto de vista longitudinal. Con relación a la validez, las evidencias
empíricas demuestran que cada subescala se correlaciona positivamente con
construcciones similares y, a su vez, negativamente con aquellas teóricamente diferentes
(Hewitt & Flett, 1991, 2004). Estos autores concluyen que la fiabilidad y la validez de la
escala están ampliamente demostradas en muestras clínicas y no clínicas. La versión
francófona de la MPS-H fue elaborada por Labrecque, Stephenson, Boivin y Marchand
(1999), la versión portuguesa la realizaron Soares, Gomes, Macedo, Santos y Azevedo
(2003) mientras que la versión en español fue preparada por Gelabert et al. (2011); todas
estas adaptaciones se habrían llevado a cabo siguiendo las directrices internacionales
(Balluerka et al., 2007; Muñiz & Hambleton, 1996).
De acuerdo con Slaney et al. (2001), las escalas mencionadas hacen énfasis en el
aspecto negativo del constructo, mientras que la Almost Perfect Scale Revised (APS-R
por sus siglas) está diseñada para representar tanto el aspecto negativo como el positivo
del perfeccionismo.
La APS-R fue diseñada por Slaney et al. (2001), evalúa el perfeccionismo en las
tres subescalas descritas anteriormente (i.e., Altos estándares, Orden y Discrepancia), las
dos primeras subescalas representan el aspecto positivo del perfeccionismo, mientras que
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 26
la última designa el aspecto negativo. Se trata de una medida de gran utilidad clínica,
puesto que la percepción de la discrepancia contribuye a discriminar entre individuos
perfeccionistas adaptativos y desadaptativos (Arana, Keegan et al., 2009).
El instrumento está compuesto por 23 ítems que se distribuyen en una escala tipo
Likert con siete puntos de respuesta. Cabe destacar que la APS-R resulta de una
reformulación sustancial del instrumento original APS (Slaney & Johnson, 1992). Los
datos referentes a la validez y confiabilidad de la APS-R resultaron prometedores en el
contexto argentino (Arana, Keegan et al., 2009).
Si bien se reconoce que en el perfeccionismo se destaca un aspecto saludable
(e.g., Slaney et al., 2001), principalmente es considerado un rasgo en esencia negativo, de
hecho, numerosos estudios indican que el perfeccionismo se encuentra vinculado a la
psicopatología en general (e.g., Alden, Bieling, & Wallace, 1994; Blatt, 1995; Hewitt &
Flett, 1991, 2002; Juster et al., 1996; Lozano et al., 2012; Oros, 2005).
Tal como expone Oros (2003, 2005), la literatura especializada aporta suficientes
indicadores como para sospechar que el perfeccionismo negativo actúa como factor de
riesgo para la salud física, mental y emocional de los individuos, constituyéndose por
tanto, en un factor que podría incrementar la vulnerabilidad psicológica, el cual no solo
debe diagnosticarse a tiempo, sino además ser tratado apropiadamente con el objetivo de
prevenir trastornos en el futuro.
Se sabe que el perfeccionismo juega un papel importante como factor de riesgo
para el desarrollo de la depresión (Blatt, 1995; Enns & Cox, 1999; Hewitt & Dyck, 1986;
Hewitt & Flett, 1991; Hewitt, Flett, & Ediger, 1996; Kawamura, Hunt, Frost, & Di
Bartolo, 2001; Klibert et al., 2005; Mongrain & Leather, 2006; Zuroff, Blatt, Sanislow,
Bondi, & Pilkonis, 1999). De igual manera, se ha demostrado que el perfeccionismo
negativo se asocia con una amplia variedad de trastornos, tales como ansiedad (Antony,
Purdon, Huta, & Swinson, 1998; Kawamura et al., 2001; Norman, Davies, Nicholson,
Cortese, & Malla, 1998; Purdon et al., 1999; Wei, Mallinckrodt, Russell, & Abraham,
2004), estrés (Hewitt & Flett, 1993), distrés psicológico (Flett, Hewitt, Man, & Cheng,
2008), trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad (Hewitt & Flett, 1991;
Rasmussen & Eisen, 1992), trastornos de alimentación, sobre todo anorexia nerviosa
(Axtell & Newton, 1993; Cockell et al., 2002; Franco-Paredes, Mancilla-Díaz, Vázquez-
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 27
que hacen referencia a cuando las personas realizan autoimposiciones poco reales sobre
HOODVPLVPDVHJ³,WU\WREHSHUIHFWLQHYHU\WKLQJ,GR´³Intento ser perfecto en todo lo
TXHKDJR´ODVFRUUHODFLRQHVHOHPHQWR-total variaron de .36 a .76; su rango de puntuación
posible es de 10 a 50. Los ítems del perfeccionismo orientado a otros no fueron retenidos,
la razón de esto es que los niños son menos propensos que los adultos a imponer con
éxito sus normas a los demás.
El instrumento ha demostrado una buena confiabilidad tanto en la subescala que
mide Perfeccionismo orientado a sí mismo, como en la que mide Perfeccionismo
socialmente prescrito, respectivamente, se han reportado niveles de alfa de Cronbach de:
.85 y .81 (Flett et al., 2000); .85 y .86 (Hewitt et al., 2002); .88 y .82 (McVey, Pepler,
Davis, Flett, & Abdolell, 2002); .75 y .82 (Castro et al., 2004); .86 y .88 (Nicoll, 2007);
.75 y .82 (Rosewall, 2009); .87 y .88 (Al Sayed & Robledo, 2010); .85 y .86 (Douilliez &
Hénot, 2013); y .80 y .84 (Rodríguez-Jiménez, Blasco, & Piqueras, 2014).
Las correlaciones test-retest, calculadas con un intervalo de cinco semanas entre
aplicaciones, evidencian la estabilidad del perfeccionismo autorientado (r = .74, p < .01)
y del prescrito socialmente (r = .66, p < .01). Castro et al. (2004) también informa de una
fiabilidad test-retest adecuada (r = .80) con un intervalo de una semana entre
evaluaciones.
Se han llevado a cabo adaptaciones de esta escala en España (Castro et al., 2004),
Turquía (Uz-%Dú 6L\H] )UDQFLD 'RXLOOLH] +pQRW 3RUWXJDO %HQWR
Pereira, Saraiva, & Macedo, 2014) y China (Yang, Hong, Tao, & Zhu, 2015). El
protocolo de aplicación de este instrumento se encuentra disponible en los trabajos de
Caelian (2005), Cook (2012), Darbouze-Bonyeme (2014), Moss (2011), Nicoll (2007) y
Rosewall (2009). No se obtuvo respuesta favorable respecto a la solicitud del protocolo
de la versión española de la CAPS (J. Castro, comunicación personal, 9 de agosto, 2014;
F. Lahortiga, comunicación personal, 11 de agosto, 2014).
MPS-F (Frost et al., 1990) así como con las subescalas Orden y Altos estándares de la
APS-R (Slaney et al., 2001). Finalmente, la dimensión Necesidad de admiración es la
única que no parece ser comparable con las medidas existentes de perfeccionismo usadas
para los adultos.
La escala ha sido adaptada a la población infantil turca (Uz-%Dú, 2010) y china
(Fong & Yuen, 2011). El protocolo de aplicación de este instrumento puede ser
consultado en los trabajos de Fong (2012) y Schell (2006).
GHOWLSR³1HFHVLWRVHUHOPHMRU´\³'HERJDQDUVLHPSUH´/DGLPHQVLyQGH5eacciones
ante el fracaso refleja las emociones y actitudes asociadas al fracaso de las autodemandas.
6H LQFOX\HQ HQ HVWH IDFWRU HQXQFLDGRV FRPR ORV VLJXLHQWHV ³0H FULWLFR PXFKR D Pt
PLVPR´R³0HFXHVWDSHUGRQDUPHFXDQGRPHHTXLYRFR´
Debido a que el segundo factor incluía reacciones emotivas muy diferentes, la
autora decidió realizar una refactorización del mismo, encontrando que las emociones
asociadas al fracaso se podían clasificar en tres grupos: (a) Culpa y remordimiento, (b)
Malestar y (c) Autocastigo.
Se hallaron niveles de consistencia interna satisfactorios, tanto en relación con la
HVFDOD WRWDO Į FRPR FRQFDGD VXEHVFDOD $XWRGHPDQGDV Į \ 5HDFFLRQHV
DQWHHOIUDFDVRĮ
Dado que aún no se dispone de una muestra lo suficientemente amplia como para
elaborar un baremo, la autora de la escala sugiere establecer valores altos, medios o bajos
de perfeccionismo mediante el cálculo de percentiles, considerando el 25 % superior de
las frecuencias como puntuaciones altas, el 25 % inferior como bajas y el 50 % restante
como puntuaciones medias.
Con este instrumento se han realizado algunos trabajos en España, próximamente
serán publicados los datos psicométricos sobre su validación (J.A. Piqueras,
comunicación personal, 13 de marzo, 2015). El protocolo de aplicación de esta escala
puede solicitarse al correo electrónico de su autora (L.B. Oros, comunicación personal,
27 de mayo, 2013) y también se puede consultar en el Anexo A de este informe.
factor: .90 para Presión externa, .82 para Autoexigencia, .90 para Autovaloración, y .95
para Perfeccionismo.
Ante los resultados obtenidos los autores asumen, en la línea de Flett et al. (2000)
y de Rice y Preusser (2002), que el perfeccionismo es multifactorial. Las dos primeras
GLPHQVLRQHVTXHFRQIRUPDQHO,3,VHKDQGHQRPLQDGR3UHVLyQH[WHUQDHJ³0LVSDGUHV
me castigan o riñen FXDQGRQRKDJRODVFRVDVSHUIHFWDPHQWH´\$XWRH[LJHQFLDHJ³1R
PH JXVWD VHU QL HO VHJXQGR TXLHUR VHU HO SULPHUR´ (VWDV GRV GLPHQVLRQHV SRGUtDQ
corresponderse, respectivamente, con el Perfeccionismo prescripto socialmente y el
Perfeccionismo orientado hacia sí mismo de Flett et al. (2000). No obstante, los ítems
HODERUDGRV SDUD FXEULU ODV GLPHQVLRQHV GH 6HQVLELOLGDG D ORV HUURUHV HJ ³0H VLHQWR
QHUYLRVRFXDQGRYHRXQHUURUHQPLWUDEDMR´1HFHVLGDGGHDGPLUDFLyQHJ³6LODJHQWH
se da cuenta TXH FRPHWR DOJ~Q HUURU SHQVDUi TXH QR YDOJR´ \ $XWRHVWLPD FRQWLQJHQWH
HJ³&XDQGRQRKDJRODVFRVDVWDQELHQFRPRTXLHURVLHQWRTXHQRYDOJRSDUDQDGD´
de la AMPS (Rice & Preusser, 2002) se agrupan en una única dimensión que se le ha
denominado Autovaloración.
Al igual que ocurre en la CAPS (Flett et al., 2000), los ítems que evaluaban el
Perfeccionismo orientado hacia los demás fueron eliminados del inventario, pues ningún
ítem alcanzaba un índice de discriminación superior a .30. Desde la perspectiva del
desarrollo infantil esto puede considerarse adecuado, ya que los niños todavía no han
aprendido ni están aún en condiciones de exigir nivel de excelencia alguno en las
conductas de los demás, pero sí están bajo el influjo del tipo de exigencias que su entorno
escolar y familiar les prescriben, siendo estas conductas adultas las que modelan las
actitudes y los comportamientos perfeccionistas infantiles que posibilitan la aparición de
trastornos emocionales de diversos tipos. Igualmente, los ítems que conformaban la
escala de Compulsividad también desaparecieron del análisis. Contrariamente a los
resultados obtenidos por Rice y Preusser (2002), las preferencias por el orden, la
organización y por un sistema deliberadamente metódico en la realización de las tareas
no parecen ser preocupaciones importantes para los niños de la educación primaria, al
margen de que las consultas o quejas de los padres a profesores y psicólogos escolares
sobre estos aspectos estén a la orden del día.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 36
Tabla 1
Análisis factorial a
través del método de
ejes principales con
rotación varimax
(KMO: .82; Sig.
(1) Autodemandas (8 ítems,
Bartlett: p = .000): dos
HJ³1HFHVLWRVHUHO
factores (i.e.,
PHMRU´5HDFFLRQHVDQWH
Escala Likert de Autodemandas y
el fracaso (8 ítems): (a)
tres puntos (1 = Reacciones ante el
Culpa y remordimiento (2 Consistencia
no o no lo fracaso) explican 41.1
tWHPVHJ³3LHQVRPXFKR LQWHUQDĮ Correo Venezuela
Escala de Hewitt y pienso, 2 = a % de la varianza total.
Oros en las equivocaciones que $XWRGHPDQGDVĮ electrónico de su (Aguilar &
Perfeccionismo Argentina Flett veces o lo Refactorización del
(2003) WXYH´E0DOHVWDUtWHPV = .70 (Reacciones autora b. Véase Castellanos,
Infantil (1991) pienso algunas segundo factor (KMO:
HJ³0HVLHQWRPX\PDO DQWHHOIUDFDVRĮ el Anexo A. 2015) c
veces, 3 = sí o .73; Sig. Bartlett: p =
cada vez que pierdo en algún .83 (Escala total).
lo pienso .000): tres factores
MXHJRRGHSRUWH´F
muchas veces). (i.e., Culpa y
Autocastigo (4 ítems, e.g.,
remordimiento,
³0HFULWLFRPXFKRDPt
Malestar y
PLVPR´
Autocastigo) explican
61.5 % de la varianza
de la dimensión
Reacción ante el
fracaso.
Nota: SOP = Self-Oriented Perfectionism (Perfeccionismo autorientado); SPP = Socially Prescribed Perfectionism (Perfeccionismo socialmente prescrito).
a
Ver discusión en el texto (sección 2.3.1.2. Adaptive/Maladaptive Perfectionism Scale, párr. 3 y 6). b L.B. Oros: fachuin2@uap.edu.ar c Se refiere a la presente investigación. d L. Lozano González:
luislg@educastur.princast.es
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 38
(n = 1130), con una media de edad de 13.96 años (DE = 1.34), que asistían a centros
educativos de educación secundaria (cinco públicos, uno privado y tres concertados).
Las dos dimensiones del perfeccionismo presentaron relaciones positivas y
significativas con las diferentes puntuaciones obtenidas en el Eating Attitudes Test (EAT-
40 de Garner & Garfinkel, 1979; adaptado a la población española por Castro, Toro,
Salamero, & Guimerá, 1991; y posteriormente validado como prueba cribado de TCA en
la población general por Irala et al., 2008). En el caso de los chicos, las relaciones más
elevadas se encontraron entre el perfeccionismo autorientado y el factor restricción
alimentaria (r = .27, p < .01) y la puntuación total del EAT-40 (r = .29, p < .01), en las
chicas las relaciones más elevadas también se encontraron entre las mismas dimensiones
(en ambas: r = .24, p < .01). Los adolescentes con mayor riesgo de desarrollar un TCA
tenían mayores puntuaciones tanto en el perfeccionismo autorientado como en el
prescrito socialmente. Para ambos géneros, cuando se consideraba la puntuación total en
el EAT-40, el perfeccionismo autorientado fue el predictor más importante (i.e., explicó
un mayor porcentaje de varianza) del riesgo de desarrollar un TCA.
Pamies y Quiles (2014) concluyen que el perfeccionismo constituye un factor de
vulnerabilidad psicológica que debe diagnosticarse y tratarse a tiempo para prevenir la
aparición de los TCA. Respecto a futuras líneas de investigación, las autoras estiman
interesante utilizar diseños longitudinales que permitan conocer si las dimensiones del
perfeccionismo predicen los cambios en las conductas alimentarias de riesgo. Además,
sería de interés considerar si las dimensiones del perfeccionismo actúan como variables
mediadoras o moderadoras en los modelos que tratan de explicar el desarrollo de los
TCA.
Un estudio que no puede dejar de reseñarse es el de Philippi y Lora (1999),
quienes para medir perfeccionismo aseguran haber empleado una traducción y adaptación
de la MPS-F de Frost et al. (1990) en jóvenes puertorriqueños (De Jesús & Rosselló,
1998). Participaron 142 adolescentes, 88 féminas (62 %) y 54 varones (38 %), de entre 12
y 18 años de edad, de escuelas públicas y privadas de San Juan y Bayamón. La bulimia
nerviosa correlacionó positiva y significativamente con el perfeccionismo (p < .001), esto
significa que a mayor sintomatología de bulimia mayor perfeccionismo, asimismo los
jóvenes con conductas bulímicas puntuaron más alto en perfeccionismo.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 43
Donaldson et al., 2000; Freudenstein et al., 2012; Hewitt, Caelian, Chen, & Flett, 2014;
Hewitt et al., 1997; Roxborough, 2008; Roxborough et al., 2012).
Ya en Latinoamérica, el estudio de Vuyk (2010) correlacionó perfeccionismo y
sobreexcitabilidad con síntomas depresivos entre adolescentes superdotados paraguayos.
Participaron 161 estudiantes de secundaria de una escuela privada en Asunción
(Paraguay), 82 estudiantes fueron identificados como superdotados y 79 sirvieron como
grupo de comparación. Los resultados mostraron que los estudiantes considerados
superdotados puntuaron más alto en perfeccionismo autorientado. La depresión mostró
correlaciones positivas con el perfeccionismo socialmente prescrito y con la no
divulgación de la imperfección (i.e., la inclinación a evitar revelaciones verbales de las
propias imperfecciones percibidas). La interacción entre perfeccionismo y
sobreexcitabilidad estuvo relacionada con las puntuaciones más altas en los síntomas
depresivos y, de hecho, predijo significativamente los mismos.
Desde la perspectiva que ofrece la AMPS, Rice, Kubal y Preusser (2004), en un
estudio con 113 niños de 9 a 11 años, concluyeron que la sensibilidad a los errores estaba
asociada con un descenso en los niveles de felicidad y satisfacción y con una mayor
inestabilidad emocional. La autoestima contingente mostraba un efecto diferencial en
niños y niñas: cuanto mayor fuese la autoestima contingente en las niñas menos
problemas de conducta aparecían, pero no ejercía un efecto protector significativo ante la
ansiedad; contrariamente, en los niños, la autoestima contingente aparecía como un factor
de estabilidad emocional. La compulsividad y la necesidad de admiración se relacionaban
inversamente, y de una manera significativa, con estabilidad emocional: la compulsividad
estaba relacionada negativamente con la felicidad y la satisfacción tanto en niños como
en niñas; sin embargo, la necesidad de admiración estaba inversamente relacionada con la
felicidad y satisfacción únicamente en las niñas.
Al Sayed y Robledo (2010) exploraron la correlación entre las dimensiones del
perfeccionismo y del autoconcepto en el alumnado de primaria de Egipto. 284 niños
participaron en el estudio. Se encontraron correlaciones significativas positivas entre la
compulsividad y todas las subescalas del autoconcepto: Académico (r = .29, p < .001),
No académico (r = .22, p < .001) y para la Autovaloración general (r = .21, p < .001). Los
estudios realizados con adolescentes habían encontrado igualmente que una alta
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 45
debe cometer errores y aun así los comete aumenta la probabilidad de experimentar
emociones de tono negativo como malestar y culpa. Al mismo tiempo, estas emociones
desagradables llevan a instaurar nuevamente, y quizá como un modo de defensa ante esta
experiencia dolorosa de fracaso, el pensamiento de no volver a equivocarse, con lo cual
se cierra el circuito pensamientos perfeccionistas ± fracaso ± emoción negativa (ver
figura 1).
Por otro lado, dado que los resultados de su trabajo muestran que las reacciones
ante el fracaso articulan aspectos independientes entre sí (i.e., actitudes de castigo,
emociones de malestar, culpa y remordimiento), la medición de estos arrojaría
información relevante acerca del perfeccionismo infantil, pues no es lo mismo responder
con enojo ante la frustración que reaccionar con culpa. La autora estima interesante
trabajar en la construcción de escalas de perfeccionismo que apunten a operacionalizar
estas subdimensiones y analizar estas respuestas a la luz de la teoría atribucional, ya que
la culpa y el autocastigo podrían indicar una atribución interna del fracaso pero quizá
podría no suceder lo mismo con el malestar.
El trabajo de Piñeiro (2007) procuró analizar en qué medida el perfeccionismo y
las creencias de autoeficacia predicen el rendimiento académico en niños de 11, 12 y 13
años. Concluyó que el poder predictivo del perfeccionismo sobre el rendimiento
académico de los niños está supeditado a la intervención de la inteligencia. Cuando se
selecciona una muestra heterogénea en relación con la inteligencia, los niños
perfeccionistas muestran un desempeño escolar más pobre que los niños no
perfeccionistas; no así cuando la variable extraña se mantiene constante.
En su trabajo de licenciatura, Quinteros (2007) procuró estudiar de qué manera las
características propias de personalidad del niño de 9 a 12 años y la percepción que el
mismo tiene del estilo de crianza de sus padres, predicen el desarrollo de creencias
perfeccionistas disfuncionales. Concluyó que los rasgos de personalidad observados
predicen el perfeccionismo infantil: a mayor neuroticismo en el niño, mayor probabilidad
de que desarrolle creencias perfeccionistas disfuncionales. La percepción que los niños
tienen del estilo de control de sus padres también predice el perfeccionismo: aquellos
niños que perciben un control mediante amenazas y privación de afecto de ambos padres
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 49
depresión, a causa de la incapacidad del niño de cumplir con las demandas excesivamente
elevadas (Oros et al., 2014). Esta conclusión no es sino parte de una aseveración mayor
que pone de relieve que, con respecto a la experiencia emocional, las personas
perfeccionistas tienen una baja frecuencia de emociones positivas y disfrutan poco de sus
éxitos y logros, y que de hecho, los afectos predominantes de los individuos
perfeccionistas son generalmente de tono negativo (e.g., culpa, enojo, tristeza, futilidad,
displacer, inferioridad, vergüenza).
Uno de los estudios que formó parte de la tesis doctoral de Ruiz (2014) tuvo como
objetivo abordar la relación entre la sensibilidad a la ansiedad, el perfeccionismo y la
regulación verbal en población infanto-juvenil con determinados patrones disfuncionales
de personalidad, los cuales fueron evaluados por el Inventario Clínico para Adolescentes
de Millon (adaptación española de Aguirre, 2004). La muestra estuvo compuesta de 123
participantes (53 % chicas y 47 % chicos), con edades comprendidas entre 12 y 15 años
(M = 13.18, DE = 1.05), que en el momento del estudio se encontraban escolarizados en
dos centros educativos, uno en la ciudad de Almería y otro en la ciudad de Granada
(España).
En un primer análisis se observó una fuerte correlación de la sensibilidad a la
ansiedad (i.e., miedo a experimentar los síntomas de ansiedad) con la variable
Autodemandas (r = .420, p < .001) y una correlación moderada con la variable
Reacciones ante el fracaso (r = .343, p < .001), lo que podría indicar que altos niveles de
rigidez pueden llevar a emociones negativas por no alcanzar los propios estándares
disfuncionales, generando así mayores síntomas ansiosos. La escala Rebelde (i.e., un tipo
de orientación sobre sí mismo que se desarrolla como una forma de protección para
contrarrestar de forma anticipada el engaño y el desprecio proveniente de los otros, se
asocia al trastorno antisocial) correlacionó de manera positiva y moderada con las
Autodemandas (r = .258, p = .009) y las Reacciones ante el fracaso (r = .310, p = .002).
La escala Oposicionista (propia de individuos que dudan entre orientarse hacia sí mismos
o hacia otros, a veces se comportan de manera obediente y otras reaccionan de forma
desafiante, semejante a la personalidad negativista) mostró una correlación moderada y
positiva con las Autodemandas (r = .272, p = .006) y correlacionó de manera fuerte y
positiva con las Reacciones ante el fracaso (r = .420, p < .001). Por otra parte, la escala
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 52
notas escolares obtenidas). La muestra estuvo compuesta por 3292 alumnos (51.3 %
niños, 48.7 % niñas), con una media de edad de 9.86 y desviación típica de 1.24,
escolarizados de 3º a 6º de educación primaria. Se encontró que el perfeccionismo infantil
ejerce, en definitiva, un efecto negativo y significativo tanto sobre el desempeño de las
capacidades intelectuales (i.e., frenando su potencialidad) como sobre el rendimiento
académico, imposibilitando paradójicamente que el alumnado alcance aquello que tanto
se le exige, la excelencia académica.
Lozano, Llanos, Lozano y Valor-Segura (2014a) trataron de comprobar el efecto
diferencial que ejerce cada dimensión del perfeccionismo en la infancia sobre la
sintomatología de irritabilidad, sentimientos de inutilidad, problemas de pensamiento y
síntomas psicofisiológicos. La muestra estuvo compuesta por 3292 alumnos (Niños = 51
%, Niñas = 49 %), de edades comprendidas entre los 8 y 12 años (M = 9.86, DE = 1.24),
de colegios públicos y privados-concertados del Principado de Asturias. Encontraron una
relación clara entre el perfeccionismo y el desarrollo de sintomatología internalizante, se
comprobó que la presión externa y la autovaloración negativa son factores que favorecen
la aparición de sintomatología a este nivel. Por el contrario, la autoexigencia parece ser
una dimensión protectora tanto para los sentimientos de inutilidad como para la
sintomatología psicofisiológica.
En el trabajo de Lozano, Llanos, Lozano y Valor-Segura (2014b) se trató de
comprobar el efecto diferencial que ejerce cada dimensión del perfeccionismo sobre la
sintomatología depresiva y ansiosa en la infancia. La muestra estuvo compuesta por 2537
alumnos escolarizados en el Principado de Asturias (Niños = 51 %, Niñas = 49 %) de
edades comprendidas entre los 8 y 12 años (M = 9.86, DE = 1.24). Se halló una relación
clara entre el perfeccionismo y el desarrollo de sintomatología tanto depresiva como
ansiosa, se comprobó que la presión externa y la autovaloración negativa son factores que
favorecen la aparición de sintomatología a este nivel y que, por el contrario, la
autoexigencia parece ser una dimensión protectora. Estos resultados sugieren que las
dimensiones del perfeccionismo están jugando un papel muy importante en la aparición
de estos trastornos emocionales en la infancia, por lo que se recomienda tenerlas en
cuenta en las evaluaciones psicológicas para un mejor entendimiento de la psicopatología
infantil.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 57
Física. Los niveles altos de presión externa percibida, con independencia del tipo de meta
promovido, favorecen el desarrollo de la motivación menos autodeterminada y
desmotivación. Según Méndez-Giménez et al. (2015b), las investigaciones futuras
deberían estudiar el papel que juega la tercera dimensión de perfeccionismo del modelo
del IPI, la autovaloración, y sus relaciones con las variables motivacionales
comprendidas en este trabajo y otras variables resultado, de aprendizaje y de rendimiento.
Mediante un análisis path, Méndez-Giménez, Cecchini-Estrada y Fernández-Río
(2015a) exploraron un modelo para determinar cómo son las relaciones entre las
dimensiones del perfeccionismo (i.e., Autoexigencia y Presión externa), la Afectividad
(positiva y negativa) y la Satisfacción con la vida, en una muestra de estudiantes
adolescentes en el contexto de la Educación Física. Participaron un total de 388
adolescentes (222 varones y 166 mujeres; M = 14.24 ± 1.45 años) de seis institutos de 1º
a 4º de educación secundaria del Principado de Asturias.
La satisfacción con la vida se relacionó positivamente con autoexigencia y afecto
positivo y, negativamente, con presión externa y afecto negativo. Las medidas del
perfeccionismo predijeron de manera contrapuesta las dimensiones de afecto y
satisfacción con la vida en los estudiantes de Educación Física: la autoexigencia predijo
de manera positiva y directa la satisfacción con la vida, es decir, que los adolescentes que
mantenían altos estándares personales percibieron su experiencia vital de manera muy
positiva; además, la autoexigencia predijo directa y positivamente el afecto positivo, que
a su vez medió la relación con la satisfacción con la vida, es decir, que los adolescentes
que establecen altos estándares se muestran más vitales, entusiastas, orgullosos, activos e
interesados por emprender acciones o relacionarse con otras personas. Estos resultados
son congruentes con varios estudios realizados con población adolescente, los cuales han
empleado medidas de perfeccionismo similares en contextos culturales diversos y ayudan
a entender cómo se produce esta relación (Gilman, Ashby, Sverko, Florell, & Varjas,
2005; Öngen, 2009).
Por otro lado, la presión externa ejercida por padres y profesores predijo
negativamente la satisfacción con la vida y positivamente el afecto negativo. Esto quiere
decir que aquellos adolescentes sensibles a un entorno que les demanda ser perfectos,
preocupados por satisfacer los requerimientos de terceros sufren constantes tensiones,
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 61
Una buena parte de los trabajos de investigación citados con anterioridad tienen
de alguna manera implicaciones para la práctica clínica, algunas tan sencillas que
sugieren la relevancia de atender a la variable sexo en adolescentes en relación con el
perfeccionismo, para que el diseño de estrategias de intervención psicológica sea más
eficaz (Rodríguez-Jiménez et al., 2014), mientras que otras investigaciones dan cuenta de
alcances más elaborados como los que serán examinados a continuación.
De acuerdo con Al Sayed y Robledo (2010), los padres, maestros y psicólogos
escolares juegan un papel crucial en la vigilancia de las tendencias perfeccionistas
potencialmente desadaptativas en los niños de edad escolar. En aquellos recae la tarea de
enseñarles a establecer metas personales realistas por las que esforzarse y desarrollar en
ellos estrategias metacognitivas para la planificación, el seguimiento y la regulación de su
progreso hacia el logro de los objetivos trazados.
Cónsono con estudios previos en adolescentes (Accordino, Accordino, & Slaney,
2000; Dixon et al., 2004) que encontraron que los altos estándares se asocian
positivamente con la motivación al logro, alta autoestima y un mejor ajuste personal, los
resultados del estudio de Al Sayed y Robledo (2010) indicaron que el perfeccionismo
autorientado correlaciona en sentido positivo con la autovaloración general (r = .21, p <
.001) y con el autoconcepto académico (r = .37, p < .001) en matemáticas, lectura y otras
materias escolares. En términos motivacionales, sería conveniente enseñarles a los niños
a no aspirar a metas poco realistas prescritas por otros, para las cuales el fracaso podría
estar asociado más fácilmente con baja autoestima. Si bien el esfuerzo en función del
rendimiento debe ser alentado por padres y docentes, debe propenderse a que la
consecución de metas sea cada vez más auto- determinada y recompensada, con lo cual
se estará trabajando en pro de la autoeficacia. En el contexto escolar se debería ayudar al
niño a comprender que el aprendizaje se refiere al dominio de tareas específicas y que las
equivocaciones son una parte integral del proceso de aprendizaje que identifica lo que
aún necesita ser dominado; desde esta perspectiva, no hay ninguna alusión a la valía
personal del niño asociada con los errores que comete (Al Sayed & Robledo, 2010).
En opinión de Uz-%DúORVSVLFyORJRVHVFRODUHV\ORVHGXFDGRUHVGHEHUtDQ
estar al tanto de la naturaleza de las dimensiones del perfeccionismo para, por un lado,
reducir la sensibilidad de los estudiantes a cometer errores y, por otro, promover actitudes
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 63
Philippi y Lora (1999), los cuales revelaron que las adolescentes con bulimia nerviosa se
preocupaban por los errores o fallos que pudiesen cometer, pensaban que sus padres
tenían altas expectativas en ellas y mostraron gran necesidad de logro, aceptación y
aprobación. El área investigativa que vincula el perfeccionismo con los trastornos
alimentarios también tiene implicaciones para futuras acciones preventivas y terapéuticas.
En este sentido, según Bento et al. (2010), resultaría relevante que los programas
destinados a reducir el riesgo de padecer trastornos alimentarios se centraran en los
aspectos negativos del perfeccionismo como foco de la intervención. Elizathe et al.
(2012) esperaban que los resultados hallados en su trabajo facilitaran la detección precoz
de los trastornos de la conducta alimentaria y contribuyeran al diseño de estrategias de
prevención que consideraran el papel del perfeccionismo. Pamies y Quiles (2014)
también han señalado la importancia de identificar las tendencias perfeccionistas en los
adolescentes antes de que se conviertan en conductas patológicas, como un medio para
prevenir el desarrollo de los trastornos de la alimentación a través de la modificación de
los procesos cognitivos y comportamientos sobreexigentes implicados en la clínica de
dichos trastornos. Castro et al. (2004, 2007) van más allá y creen definitivamente
necesario complementar el tratamiento general de los trastornos alimentarios con una
terapia específica para el perfeccionismo.
Algunos estudios realizados en esta línea sugieren que este tipo de estrategia de
intervención preventiva reduce el riesgo de desarrollar trastornos de la conducta
alimentaria. Wilksch, Durbridge y Wade (2008) demostraron que un programa que
atendía al perfeccionismo produjo mejores resultados en términos de la reducción del
riesgo de desarrollar un trastorno alimentario, en comparación con otros programas que
se enfocaban en los mensajes que con respecto a la estética transmitían los medios de
comunicación. Un hallazgo adicional de este estudio fue que el programa que se
orientaba a tratar el perfeccionismo resultó más beneficioso para el grupo en edad
adolescente.
En definitiva, resulta fundamental identificar la presencia del perfeccionismo en
los niños y analizar su posible relación con las conductas alimentarias alteradas en estas
edades (Elizathe et al., 2012). Un objetivo como este se inscribe en uno mayor que está
referido al estudio de los factores que contribuyen al desarrollo y mantenimiento de los
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 65
padres a modificar aquellos aspectos del vínculo padres-hijo que atentan contra una
recuperación eficaz del niño y (c) orientar a los docentes para que sepan reconocer la
problemática y aprendan a conducirse con los niños que la padecen. De hecho, hay
intervenciones que pueden realizarse desde las escuelas cuando se trata de niños con un
perfeccionismo leve o moderado, mientras que en el caso de los niños con un
perfeccionismo severo lo más recomendable es derivarlos al clínico y complementar su
abordaje con la ayuda de los educadores (Kottman & Ashby, 2000).
Si bien las terapias de índole cognitivo-conductual suelen ser de corta duración
(Beck et al., 1990; Beck, 1995; Caro, 2009; Friedberg & McClure, 2005; Stallard, 2007),
los expertos en el tema mencionan que la intervención a largo plazo e intensiva, es la más
adecuada para tratar el perfeccionismo severo (Blatt, 1995; Kottman & Ashby, 2000).
Esto es así dado que uno de los objetivos principales del clínico es asistir al niño para que
aprenda a modificar su sistema de creencias y, como es bien sabido, las cogniciones,
especialmente aquellas mantenidas durante largo tiempo, son difíciles de modificar.
Además, como lo mencionan Barrow y Moore (1983), es probable que las creencias y
demandas perfeccionistas hayan sido consideradas erróneamente como la causa de los
éxitos, lo que las hace aún más difíciles de abandonar. La extensión de la terapia
dependerá de los avances que se observen en el niño, los cuales serán valorados por el
clínico, los padres y los docentes. Se aconseja que antes de interrumpir el tratamiento se
realice una evaluación comparativa respecto al estado inicial del paciente, por ejemplo,
tomando una de las ideas de Barrow y Moore (1983), podría resultar provechoso que los
mismos niños discutan con el terapeuta los ítems de la escala en los cuales se han
reportado cambios significativos.
En los casos en que sea factible, Barrow y Moore (1983) prefieren el trabajo en
grupo frente al tratamiento individual. Estos autores han diseñado un plan de intervención
grupal que ha obtenido muy buenos resultados y ha demostrado ser una alternativa
valiosa en la población infantil por las siguientes razones: (a) el niño conoce y se
relaciona con otros niños que se enfrentan a preocupaciones similares; (b) el niño tiene la
posibilidad de apreciar en sí mismo y en otros, maneras alternativas y más funcionales de
pensar y reaccionar ante las situaciones; y (c) el niño tiene la oportunidad de observar el
progreso de sus pares, lo que puede ejercer un impacto significativo sobre su propia
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 69
Una vez que los niños han realizado la tarea de reconocimiento, se puede
examinar el grado de racionalidad y certeza de los pensamientos, cuestionando las
afirmaciones rígidas. Por ejemplo, la FUHHQFLD³0LVDPLJRVPHTXHUUiQPHQRVVLYHQTXH
PHHTXLYRFR´VHSXHGHFRQIURQWDUFRQODRSLQLyQGHXQDPLJRFRQYRFDGRDSDUWLFLSDUHQ
la sesión terapéutica, igualmente se podría solicitar al invitado que indique cómo
reaccionaría si viese fracasar a su compañero para después contrastar su respuesta con la
opinión del niño (Barrow & Moore, 1983). Al trabajar esta estrategia, es imprescindible
que el terapeuta analice seriamente los temores del niño y considere las posibles
³FDWiVWURIHV´TXHpOHVSHUDHJ ³3LHQVRTXHVLFRPHWRHUURUHVPLVSDGUHVQRPHTXHUUiQ
PiV´+D\TXHWHQHUHQFXHQWDTXHDOJXQRVHVWXGLRVKDQGHPRVWUDGRTXHFLHUWRVSDGUHV
probablemente también perfeccionistas, utilizan como castigo el retiro afectivo frente a
las fallas del niño (Oros, 2004). Este aspecto vuelve a justificar la ineludible tarea de
evaluar el estilo de crianza de los padres y aplicar, si fuera menester, un programa
destinado a educarles para que desarrollen pautas de crianza más saludables.
La modificación de las creencias irracionales persigue cambiar la filosofía
GHPDQGDQWH LH ³GHER´ ³QHFHVLWR´ ³HVWR\ REOLJDGR D´ SRU XQD SUHIHUHQFLDO LH
³SUHILHUR´ ³GHVHR´ ³TXLHUR´ 3DUD HOOR HO WHUDSHXWD OH HQVHxD DO QLxR D FDPELDU ORV
enunciados radicales y absolutos (HJ ³(TXLYRFDUPH HQ ODV WDUHDV HV OR SHRU TXH PH
SXHGHSDVDU´SRUHQXQFLDGRVPRGHUDGRV\SUREDELOtVWLFRVTXHFDXVHQmenos disturbios.
En la tabla 2 se presentan una serie de pensamientos irracionales y aquellos por los que
podrían sustituirse.
Tabla 2
los otros que se hagan las cosas perfectamente; y (c) prescrito socialmente, o la tendencia
a esforzarse por satisfacer expectativas de excelencia percibidas en los demás.
Tras la consideración del perfeccionismo como un fenómeno multidimensional, se
han desarrollado algunos instrumentos psicométricos que lo evalúan a través de distintas
dimensiones (Arana, Scappatura et al., 2009). Es así como, con el fin de articular la
medición de la tríada propuesta, Hewitt y Flett (1991) diseñaron la Escala
Multidimensional de Perfeccionismo (HMPS o MPS-H por sus siglas en inglés al igual
que para diferenciarla de la FMPS o MPS-F de Frost et al., 1990), la cual es, en la
actualidad, una de las medidas de autoinforme más utilizadas en la investigación de la
variable. Tanto la confiabilidad como la validez de la escala están ampliamente
demostradas en muestras psiquiátricas y no clínicas (Hewitt & Flett, 1991, 2004).
Aunque algunos autores (e.g., Blatt, 1995; Kottman & Ashby, 2000) aseguran que
el perfeccionismo consiste en una compleja manifestación con ciertos componentes (e.g.,
perseverancia, interés productivo, deseo de crecimiento, organización) que pueden
vincularse al funcionamiento adaptativo y normal, este modelo teórico se centra en el
aspecto insano del perfeccionismo debido a que las tres dimensiones antes mencionadas
fueron asociadas a un gran número de problemas clínicos tales como depresión, ansiedad,
algunos trastornos de personalidad, ideación e intentos suicidas, desórdenes alimentarios,
trastornos psicosomáticos, entre otros disturbios psicológicos (Flett & Hewitt, 2002;
Hewitt & Flett, 1991, 2004).
La mayoría de los estudios empíricos sobre el perfeccionismo se han llevado a
cabo con adultos (Chang, 2000; Frost et al., 1990; Preusser, Rice, & Ashby, 1994). El
perfeccionismo infantil se ha extendido como una nueva tendencia investigativa (Flett,
Hewitt, Oliver, & Macdonald, 2002; Hewitt et al., 2002; Rice et al., 2004; véanse
también Gonzálvez, Vicent et al., 2015; Morán & García, 2015), en la cual los
indicadores bibliométricos confirman que pocos estudios han examinado las dimensiones
del perfeccionismo y sus correlatos en los niños (Gonzálvez, García-Fernández, &
Martínez-Monteagudo, 2015; Uz-%Dú
Los intentos por estudiar el perfeccionismo en dicha población se habían visto
obstaculizados debido a la falta de escalas apropiadas para medirlo (Flett et al., 2000).
Más recientemente, diversos autores interesados en la temática del perfeccionismo
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 75
diseñaron instrumentos específicos para medir esta variable en los niños (Elizathe et al.,
2009). A continuación se refieren las medidas más utilizadas para evaluarlo:
Flett et al. (2000) desarrollaron la Escala de Perfeccionismo para Niños y
Adolescentes (CAPS, por sus siglas en inglés) a partir de la Escala Multidimensional de
Perfeccionismo (Hewitt & Flett, 1991, 2004) para adultos, es decir, que se trata de una
versión para niños de la MPS-H. Utiliza un formato de cinco respuestas, donde 1 es igual
a falso - nada cierto sobre mí y 5 es igual a muy cierto de mí. Este cuestionario de
autoinforme permite evaluar el Perfeccionismo orientado a sí mismo (i.e., los altos
HVWiQGDUHV FRQ tWHPV HJ ³, ZDQW WR EH WKH EHVW DW HYHU\ WKLQJ , GR´ \ HO
Perfeccionismo socialmente prescripto (i.e., la percepción de que los otros demandan la
SHUIHFFLyQFRQtWHPVHJ³,IHHOWKDWSHRSOHDVNWRRPXFKRIPH´/DVGLPHQVLRQHV
tienen un alfa de Cronbach de .85 y .81, respectivamente.
Otro cuestionario de autoinforme que mide el perfeccionismo infantil es la Escala
de Perfeccionismo Adaptativo/Desadaptativo (AMPS, por sus siglas en inglés) de Rice y
Preusser (2002). Evalúa cuatro dimensiones: (a) Sensibilidad a los errores (9 ítems, e.g.,
³0LVWDNHVDUH2.WRPDNH´E$XWRHVWLPDFRQWLQJHQWHtWHPVHJ³,OLNHWRKHOS
RWKHUVDIWHU,GRVRPHWKLQJZHOO´F&RPSXOVLYLGDGtWHPVHJ³,RQO\OLNHWRGRRQH
WDVNDWDWLPH´\G1HFHVLGDGGHDGPLUDFLyQtWHPVHJ³,ZDQWWREHNQRZQDVWKH
EHVWDWZKDW,GR´(VWHLQVWUXPHQWRSUHVHQWDXQDEXHQDFRQILDELOLGDGVXVFRHILFLHQWHV
alfa de Cronbach oscilan entre .85 y .91.
Con base en el modelo de Hewitt y Flett (1991), una escala más reciente fue
desarrollada en Argentina por Oros (2003) con el objeto de medir el perfeccionismo
insano en niños de entre 8 y 13 años de edad. Hasta este momento no existía una prueba
en español que midiese este constructo. Esta escala permite explorar el grado de
perfeccionismo infantil a través de la evaluación de una serie de ocho autodemandas
irracionales y ocho emociones asociadas al fracaso de las autodemandas. Se analizó la
validez factorial de la escala así como también la consistencia interna y el poder
discriminativo de los ítems, obteniendo propiedades psicométricas aceptables. Como aún
no se cuenta con una muestra lo suficientemente amplia como para elaborar un baremo,
la autora de la escala establece valores altos, medios o bajos de perfeccionismo mediante
el cálculo de percentiles. Actualmente se desarrolla un nuevo proyecto para ampliar esta
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 76
escolar (Atkinson, Quarrington, Cyr, & Atkinson, 1989) y el bajo rendimiento (Mandel &
Marcus, 1988).
Aunque el objetivo principal de Flett et al. (2000) fue desarrollar una medida de
perfeccionismo para niños y adolescentes, algunos hallazgos sustantivos surgieron de los
estudios fundacionales de la CAPS. De esta manera, se sabe que el perfeccionismo
autorientado puede resultar hasta cierto punto adaptativo, pues se asoció con razones
intrínsecas para la conducta de logro y con el disfrute de las actividades que implican
esfuerzo. En contraste, el perfeccionismo socialmente prescrito se reveló como un factor
perjudicial en el ajuste personal, ya que además de haberse distinguido por su asociación
con los motivos extrínsecos y un locus de control externo, se asoció con depresión,
síntomas psiquiátricos, actitudes alimentarias inadecuadas y baja autoestima en el ámbito
social.
Consistente con esta distinción, Hewitt et al. (2002) llevaron a cabo un estudio
con niños de entre 10 y 15 años, encontraron que el perfeccionismo autorientado
correlacionó positivamente con la depresión y la ansiedad pero no con la ira ni el estrés,
mientras que el perfeccionismo prescrito socialmente se asoció con la ansiedad, la
depresión, el estrés social y la ira tanto internalizada como exteriorizada. Cabe destacar
que cuando se ha utilizado la AMPS, los resultados también han sugerido la existencia de
XQD DVRFLDFLyQ GH OD DQVLHGDG \ OD GHSUHVLyQ FRQ HO SHUIHFFLRQLVPR %HODYLü
Miloseva & Vukosavljevic-Gvozden, 2014; Rice, Leever, Noggle, & Lapsley, 2007).
Una línea de investigación muy importante, pese a que cuenta con muy pocos
estudios, es la que indaga la potencial influencia del perfeccionismo en las conductas
alimentarias alteradas en los niños (Elizathe et al., 2009). De hecho, la identificación de
variables asociadas a los trastornos alimentarios en niños es de suma importancia de cara
al diseño de futuros programas de prevención y tratamiento más adecuados y eficaces
(Elizathe et al., 2012; Saling et al., 2005).
En este sentido, Castro et al. (2004) identificaron que el perfeccionismo se
asociaba con alteraciones en la conducta alimentaria en mujeres de entre 11 y 19 años, en
concreto, aquellas chicas que tenían anorexia nerviosa presentaban puntuaciones
superiores en perfeccionismo orientado hacia sí mismo; mientras que otros autores
hallaron que el perfeccionismo era predictor de la dieta en niños de ambos sexos, de entre
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 78
8 y 10 años (Saling et al., 2005). Por su parte, en su estudio con jóvenes, Bento et al.
(2010) encontraron que el perfeccionismo autorientado presentó relaciones con las
conductas alimentarias de riesgo solo en las chicas, no ocurrió lo mismo con los chicos.
Más recientemente, en la investigación de Pamies y Quiles (2014), los adolescentes con
mayor riesgo de desarrollar un trastorno alimentario presentaban un mayor
perfeccionismo orientado a sí mismo y prescrito socialmente que aquellos con menor
riesgo de desarrollar el problema.
En el estudio de Rice, Kubal y Preusser (2004), la sensibilidad a los errores se
asoció con mayor inestabilidad emocional y con menor felicidad y satisfacción, viéndose
afectados todos los ámbitos del autoconcepto. La autoestima contingente surgió como
una forma más adaptativa de perfeccionismo frente a las otras dimensiones de la AMPS,
pues los puntajes más altos en esta dimensión se correspondieron con un mejor concepto
de sí mismo. Las niñas con mayor autoestima reportaban menos problemas de conducta,
además los niños con mayor autoestima podrían ser menos propensos a experimentar
agitación emocional en situaciones estresantes. La compulsión estuvo significativa y
negativamente relacionada con la satisfacción y la felicidad de los niños y niñas, la
necesidad de admiración también estaba inversamente relacionada con dichas
dimensiones, pero solo en el caso de las niñas.
De vuelta a los estudios que abordan la relación del perfeccionismo con los
trastornos alimentarios, pero esta vez haciendo uso de la Escala de Oros (2003), Elizathe
et al. (2011) hallaron que los niños con riesgo de trastorno alimentario presentaban
puntuaciones superiores en perfeccionismo. Un poco después, Elizathe et al. (2012)
encontraron que existe asociación entre el riesgo de trastorno alimentario y el
perfeccionismo en niños de entre 9 y 13 años, también observaron diferencias
significativas en el perfeccionismo entre los niños con riesgo y sin riesgo de trastorno
alimentario confirmado.
Al margen de esta área, el proyecto de L.B. Oros (comunicación personal, 27 de
PD\R WLWXODGR ³&RUUHODWRV DIHFWLYRV \ VRFLDOHV GHO SHUIHFFLRQLVPR LQIDQWLO´ KD
tenido como objetivo analizar en qué medida los rasgos de personalidad del niño y las
demandas parentales excesivas pueden predecir el perfeccionismo insano y, a su vez,
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 79
cómo se relaciona este con los estados emocionales positivos (e.g., satisfacción personal,
gratitud, serenidad) y negativos (e.g., depresión).
A sabiendas de que uno de los principales objetivos que se impone la escuela es la
búsqueda de un excelente rendimiento en su alumnado, el equipo de investigación de L.
Lozano y sus colegas han puesto en el punto de mira la relación entre el perfeccionismo y
el desempeño académico. Por otra parte, puesto que es bien conocido que el
perfeccionismo está en el origen de los trastornos de ansiedad y depresión en los adultos,
un segundo foco de atención lo constituye el papel del perfeccionismo en estos trastornos
durante la infancia. Es así como se sabe que la presión externa ejerce un efecto causal
positivo en la aparición de niveles altos de autoexigencia y autovaloración, al igual que
en la aparición de pensamientos negativos sobre sí mismo, el mundo y el futuro (tríada
cognitiva negativa), sintomatología ansiosa y depresiva, pero un efecto causal negativo
en el rendimiento académico (Lozano et al., 2008b, 2010).
El grupo de investigación de A. Méndez-Giménez y colaboradores ha estudiado el
perfeccionismo en la adolescencia, circunscribiéndolo al contexto de la Educación Física.
Así, Méndez-Giménez et al. (2014) examinaron el modelo de perfeccionismo 2 x 2
(Gaudreau & Thompson, 2010) entre adolescentes, empleando diversas variables
dependientes (e.g., satisfacción con la vida, autoconcepto y afectividad). El tipo de
Perfeccionismo Autoexigente Puro se asoció a resultados más adaptativos en
comparación con No-Perfeccionismo. El de Presión Externa Puro se relacionó con
resultados más negativos en comparación con los otros tipos de perfeccionismo. Por
último, el Perfeccionismo Mixto se asoció a una mejor adaptación psicológica que el tipo
Presión Externa Puro, y a una adaptación más débil con respecto al Perfeccionismo
Autoexigente Puro.
Méndez-Giménez et al. (2015b) también estudiaron las relaciones entre la
autoexigencia, la presión externa perfeccionista, las metas de logro (Elliot & McGregor,
2001) y los tipos de regulaciones motivacionales (Ryan & Deci, 2000). Finalmente, dado
que la autoexigencia predijo directa y positivamente la satisfacción con la vida (mediando
el afecto positivo esta relación) mientras que la presión externa la predijo de manera
negativa y directa (cuya relación fue mediada por el afecto negativo), Méndez-Giménez
et al. (2015a) confirmaron que no todas las dimensiones del perfeccionismo son
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 80
& Rice, 2007). Un arqueo bibliográfico revela que en Venezuela solo unas pocas
investigaciones han tratado con el constructo, ninguna de las cuales lo hizo con muestras
integradas por niños:
El trabajo de Cadenas (2004) tuvo como objetivo describir y relacionar la
autoeficacia, la motivación al logro y el perfeccionismo en estudiantes de la Maestría en
Orientación de la Universidad del Zulia. Por su parte, Damiani y Viloria (2004) se
trazaron como objetivo determinar la relación entre las variables motivación al logro,
perfeccionismo, y ansiedad social en estudiantes de la Universidad Rafael Urdaneta de
Maracaibo (Estado Zulia). Otro estudio fue el realizado por Baute et al. (2014), mismo
que analizó la relación entre el perfeccionismo y la dependencia al ejercicio físico en
población masculina de la ciudad de Barquisimeto (Estado Lara).
Las tres investigaciones mencionadas hicieron uso de una traducción literal, del
idioma inglés al español, de los reactivos que conforman la Multidimensional
Perfectionism Scale de Hewitt y Flett (1991). Esto constituye una deficiencia
metodológica importante, ya que al no haber empleado una versión de la escala adaptada
transculturalmente no se tuvieron en cuenta las diferencias lingüísticas y culturales entre
las poblaciones, un aspecto clave en la adaptación de pruebas (Hambleton et al., 2005;
Muñiz & Hambleton, 1996; Muñiz et al., 2013).
En el pasado reciente Aguilar et al. (2012) se propusieron elaborar un instrumento
psicométrico que ±desde la teoría de Hewitt y Flett (1991)± permitiese medir el
perfeccionismo académico de los estudiantes universitarios con relación a sus tres
dimensiones fundamentales: (a) Autorientado, o la satisfacción en plantearse metas
DFDGpPLFDVPX\GLItFLOHVGHFXPSOLUHJ³5HFRQR]FRTXHVR\PX\PHWLFuloso a la hora
GH KDFHU XQ WUDEDMR´ E +acia los otros, es decir, la fijación de objetivos muy
ambiciosos para los demás aunada a la exigencia para que se satisfagan siempre (e.g.,
³4XLHQHV VH FRQIRUPDQ DSHQDV FRQ SDVDU ODV PDWHULDV VRQ XQRV PHGLRFUHV´); y (c)
Socialmente prescrito, como un esfuerzo por satisfacer expectativas de excelencia
DFDGpPLFD SHUFLELGDV HQ ORV RWURV VLJQLILFDWLYRV HJ ³0H HVIXHU]R HQ VDWLVIDFHU ODV
H[SHFWDWLYDV GH PLV SURIHVRUHV´ $VLPLVPR VH HIHFWXDURQ DOJXQRV HVWXGLRV
psicométricos tendentes a examinar la calidad del inventario desde el punto de vista de su
validez y fiabilidad. Ese mismo año, Prieto y Vento (2012, citado en Elvira, 2015)
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 82
influyendo directamente sobre este. Además, el perfeccionismo se reveló como una de las
variables a través de la cual impactan indirectamente algunos estilos parentales
percibidos en el padre (autoritario, permisivo, negligente y sobreprotector) sobre el estrés.
Los hallazgos también sirvieron para corroborar que el perfeccionismo desadaptativo está
asociado con bajos niveles de autoeficacia autorregulatoria mientras que, por el contrario,
el perfeccionismo funcional está fuertemente ligado a la autoevaluación autorregulatoria.
No se encontraron investigaciones en Venezuela que hayan estudiado el
perfeccionismo infantil. Ahora bien, antes de que se pueda explorar la naturaleza del
perfeccionismo en los niños y adolescentes, es necesario disponer de una medida
multidimensional con propiedades psicométricas aceptables.
Como es bien sabido, antes de utilizar un instrumento psicométrico construido en
otro país es necesario adaptarlo a las características de la nueva población a la que estará
dirigido y solo podrá ser empleado en otra cultura, previa demostración de validez y
fiabilidad en la nueva población (Matesanz, 1997). La regla general que guía la
adaptación es que la prueba mida el mismo constructo, en este caso perfeccionismo, de la
misma forma, pero ajustándose a las peculiaridades de la nueva población (Muñiz &
Hambleton, 1996). Es claro que se trata de un proceso complejo y riguroso para el cual ya
se han propuesto algunas pautas (Balluerka et al., 2007; Jaimes-Valencia et al., 2007;
Muñiz & Hambleton, 1996; Muñiz, et al., 2013) a fin de evitar fuentes de error. Sin
embargo, en un principio se descartó la posibilidad de adaptar uno de los instrumentos en
lengua inglesa (e.g., AMPS), ya que con los recursos disponibles no era factible satisfacer
las exigencias que requiere la adaptación de un instrumento de medida de un idioma a
otro (e.g., la obtención de la permisología, la participación de traductores calificados).
Tomando en cuenta que las variaciones culturales y lingüísticas dentro de un
mismo idioma también pueden llegar a ser una amenaza para la validez de los tests
(Muñiz, 1996), en lugar de aplicarla directamente, se procedió a adaptar la Escala de
Perfeccionismo Infantil de Oros (2003), que ha mostrado validez y fiabilidad adecuada,
ajustándola a las características de la población infantil venezolana y estudiando sus
propiedades psicométricas. Esta escala fue elegida en razón de que fue construida para
niños argentinos (i.e., latinoamericanos y no españoles como es el caso del IPI de Lozano
et al., 2012), considerándose ±a priori± que, en comparación con los demás instrumentos,
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 84
el contenido de sus ítems y el nivel de lectura que exigían los mismos guardaba mayor
afinidad con la forma de expresarse y la capacidad lingüística de los niños venezolanos,
además reflejaba claramente su adscripción teórica (i.e., partió del modelo de Hewitt &
Flett, 1991, a diferencia del IPI que parte de las siete subescalas que comprenden juntas
la AMPS y la HMPS) y se constituye como el primer instrumento en lengua castellana
que mide el constructo en los niños.
En suma, la investigación que aquí se plantea realizará un aporte eminentemente
metodológico al proponerse adaptar un instrumento que permita medir, de manera válida
y confiable, el perfeccionismo en la población infantil venezolana. La adaptación y
validación de una medida de perfeccionismo al contexto infantil venezolano tiene utilidad
metodológica en el campo de la evaluación psicológica y es un paso ineludible si en
estudios futuros quiere apostarse por conocer en mayor medida el comportamiento de la
variable y su relación con otras; asociaciones que, como se sabe, permanecen totalmente
inexploradas en nuestro contexto.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 85
V. Método
5.1.1. Perfeccionismo.
De acuerdo con Hewitt y Flett (1991), el perfeccionismo debe ser entendido como
un rasgo de personalidad que consiste en el planteamiento de objetivos ±para sí mismo o
para los demás± muy difíciles de cumplir, acompañado de una gran exigencia, valoración
excesivamente crítica del desempeño y preocupación por cometer errores; existe además
pleno convencimiento de que los demás esperan resultados excepcionales derivados del
rendimiento personal.
El Cuestionario sobre Fuentes de Estrés Infantil (Dávila, 1998; Dávila & Guarino,
2001) arroja un puntaje que puede oscilar entre 0 y 124 puntos según el grado de malestar
producido por todas las situaciones reportadas por el niño como estresantes, las cuales
son examinadas a través de 62 ítems en una escala de respuesta tipo Likert, tomando en
cuenta tres niveles: 0 = nada de malestar, 1 = un poco de malestar y 2 = mucho malestar,
donde un puntaje mayor es indicativo de mayor grado de malestar.
5.2.1. Sexo.
Es el período del año en que los estudiantes van a sus centros de enseñanza, el
cual, de acuerdo con la Ley Orgánica de Educación (2009), consta de 200 días hábiles
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 91
les causan estrés: los adolescentes que pertenecen a la clase socioeconómica baja tienen
altos niveles de estrés psicológico y son los que reportan la mayor ocurrencia de sucesos
estresantes que ellos mismos evalúan como negativos (DuBois, Felner, Meares, & Krier,
1994; Lucio et al., 2001), al mismo tiempo que muestran menor apoyo social percibido
(Rodríguez, 2010). Por su parte, el temor a hablar en público ±y en general el temor en
las relaciones sociales± es más frecuente e intenso en niños y adolescentes tempranos de
escuelas oficiales y de nivel socioeconómico bajo (Angelino et al., 1956; Coronel et al.,
2011; Feldman et al., 1995). En esta investigación participaron niños que cursan estudios
tanto en instituciones educativas oficiales (i.e., dependientes del Ejecutivo Nacional,
Estadal, Municipal y de los entes descentralizados en las que se garantiza la gratuidad de
la educación) como aquellos que lo hacen en instituciones privadas (i.e., que no son de
propiedad pública o estatal).
5.3.1. Controladas.
5.3.1.1. Inestabilidad.
Según subrayan Cohen y Swerdlik (2001), algunas de las influencias adversas que
operan durante la aplicación de una prueba incluyen factores relacionados con el
ambiente, es decir, con las características del lugar de aplicación. Las condiciones en que
se realiza la prueba pueden influir en sus resultados e incluso aspectos que parecen
menores pueden alterar de manera apreciable el desempeño (Anastasi & Urbina, 1998),
de allí que, al decir de McGuigan (1996), mantener constantes las condiciones
ambientales es una aplicación estándar de casi toda experiencia investigativa. Las
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 95
sesiones de aplicación se llevaron a cabo en espacios físicos similares que contaron con
las condiciones adecuadas: aulas de clases con suficiente ventilación, un buen nivel de
iluminación que permitió la visibilidad dentro del recinto, alejadas de fuentes de ruidos
externos y libres de distracciones (e interrupciones) durante la actividad, que les
impidiese a los evaluados mantener la atención sobre la tarea. Otros aspectos
relacionados con el ambiente incluyeron el uso de una superficie de escritura y asiento
para el participante (pupitres).
que reduce la posibilidad de que algún participante que se encuentre de antemano poco
motivado frente al estudio, sea incluido en este.
Los evaluados pudieron, según lo advierten Echeburúa et al. (2003), falsear sus
respuestas de manera voluntaria o involuntaria para dar una imagen positiva de ellos
PLVPRV VREUH WRGR SRUTXH VH H[SORUDURQ FRPSRUWDPLHQWRV ³QHJDWLYRV´ YL]
perfeccionismo, estrés y temor a hablar en público). Con el fin de evitarlo, se animó a los
evaluados a responder con honestidad. Por otra parte, con excepción del temor a hablar
en público, no se estimó conveniente que los examinados conocieran de forma expresa
qué variables estaban siendo medidas, de hecho, las pruebas estaban identificadas con
siglas no convencionales (EPI e ITI-CFEI) en los protocolos de aplicación y el
consentimiento informado presentó el objetivo de la investigación como el de
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 97
³GHWHUPLQDU OD FDOLGDG GH XQ FXHVWLRQDULR TXH HYDO~D ORV SHQVDPLHQWRV GH ORVODV
niños(as) relacionados con el alcance de metas y algunas reacciones que pueden tener
FXDQGRODVFRVDVOHVVDOHQPDO´XQDHVWUDWHJLDTXHVHMXVWLILFD&yGLJRGHeWLFD en
aquellos casos en que dicha información pudiera alterar el desempeño de los
participantes.
5.3.2. No controladas.
Tomando parte del listado que ofrecen los autores especializados (Cohen &
Swerdlik, 2001; Hogan, 2003; Urdanibia, 2009), otras fuentes potenciales de varianza de
error difíciles de controlar durante la aplicación de la prueba incluyen variables de quien
la responde, desde aquellas condiciones temporales de los examinados al momento de
contestar la prueba (también llamadas variables fisiológicas) tales como hambre y sed,
fatiga o cansancio, sueño, nivel atencional (concentración), comodidad física, estado
anímico y de salud general, hasta otras fuentes de error no sistemático como la incidencia
en equivocaciones de cualquier tipo (e.g., marcar una opción en vez de otra, hacer una
lectura errónea de algunos reactivos, omitir ítems por descuido, responder fuera de
secuencia, realizar un marcaje erróneo debido a la falta de comprensión de las
instrucciones o del contenido de la prueba).
Otro grupo de fuentes de varianza de error complicado de controlar se debe al
desempeño de los examinadores, quienes aun estando capacitados en la aplicación de
pruebas psicométricas han podido apartarse de manera inadvertida del procedimiento
estipulado (Cohen & Swerdlik, 2001), por ejemplo, dejando de notar la comunicación
entre los evaluados durante la prueba. De todos modos, aunque se memoricen las
instrucciones, al presentarlas oralmente o al manejar las dudas de los examinados, se
producen variaciones en la velocidad con que se habla, el tono de la voz, la inflexión, las
pausas, la expresión del rostro, etcétera (Anastasi & Urbina, 1998).
Finalmente se consideran variables ambientales propias de la situación que
provocan efectos distractores en los sujetos (Chávez, 1992), así como cualquier otro
factor situacional capaz de ejercer una influencia no sistemática, por ejemplo, aunque se
sabe que el estrés ±especialmente aquellos aspectos referidos a su fisiología± puede variar
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 98
a lo largo del día (Fernández-Montalvo & Piñol, 2000), las sesiones de aplicación no se
realizaron en un mismo horario o momento del día.
5.6. Participantes
Tabla 3
Tabla 4
& Streiner, 1996; Nunnally, 1978; Pestana & Gageiro, 2003; Thorndike, 1982), al punto
de que autores más rigurosos (e.g., Argimón & Jiménez, 2000; Dassa, 1999; Henson &
Roberts, 2006; MacCallum, Widaman, Zhang, & Hong, 1999; Reise, Waller, & Comrey,
2000; Tavella, 1978) sostienen que, en definitiva, el tamaño ideal de la muestra es de,
como mínimo, 10 sujetos por ítem o, en términos absolutos, un total de por lo menos 250
sujetos, cifra que en el caso de Tabachnick y Fidell (2001) se eleva hasta 300 sujetos.
En este trabajo el tamaño de la muestra total (N = 342) llega a una proporción de
21 sujetos por cada ítem (21:1) del instrumento objeto de validación. Por consiguiente, el
número de participantes con los que se contó no solo satisface ampliamente los criterios
mínimos expuestos por los autores acerca del ratio necesario de sujetos por ítem para
conducir el análisis factorial de una escala de 16 ítems, sino que inclusive alcanza el
rango de los ratios propuestos por Pedhazur (1997) como los más exigentes (15:1 a 30:1)
y, por todo esto, constituye una muestra adecuada para que los análisis tengan suficiente
consistencia y sean extrapolables a poblaciones semejantes.
5.7. Materiales
Cada ítem admite como respuestas: sí o lo pienso, que se califica con el valor 3; a
veces o lo pienso a veces, que se califica con el valor 2; y no o no lo pienso, que se
califica con el valor 1. Se puede obtener una puntuación general de la escala sumando los
valores de todos los ítems, o una puntuación por dimensión sumando los ítems de cada
una de estas. Como aún no se cuenta con baremos, la autora propone establecer valores
altos, medios y bajos de perfeccionismo mediante el cálculo de percentiles de la
puntuación general; considerando el 25 % superior de las frecuencias como puntuaciones
altas, el 25 % inferior como bajas, y el 50 % restante como valores medios de
perfeccionismo.
La escala fue estudiada factorialmente a través del método de ejes principales y
rotación varimax. El valor del test de adecuación de la muestra Kaiser-Meyer-Olkin
(KMO) fue de .82314 y la significación del test de esfericidad de Bartlett ascendió a p =
.000. Aunque la construcción de los ítems tomó como base el modelo de Hewitt y Flett
(1991) para operacionalizar dos de las dimensiones propuestas por los autores (viz. el
perfeccionismo orientado hacia sí mismo y el perfeccionismo prescripto socialmente, por
ser las que más se vinculan a los desórdenes psicológicos), tal como se aprecia en la tabla
5 la extracción de los factores mostró claramente que los ítems que reflejaban
pensamientos perfeccionistas se agruparon en el factor denominado Autodemandas,
mientras que ciertas emociones y actitudes asociadas al fracaso de estas autodemandas se
agruparon en un segundo factor que pasó a denominarse Reacciones ante el fracaso. Estos
dos factores explican el 41.1 % de la varianza.
Tabla 5
Ítems AD RF
7. Debo ser el mejor de la clase .76
2. Tengo que ser el mejor alumno .74
5. Mis trabajos deben ser mejores que los demás .73
8. Debo ser el primero en terminar las tareas escolares .70
1. Necesito ser el mejor .63
3. Debo ganar siempre .62
4. No puedo cometer errores .49
6. No debo perder cuando juego con mis amigos .48
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 103
Tabla 6
Consta de 75 ítems con una escala de cinco puntos (0 = sin temor y 4 = temor muy
intenso). El inventario fue sometido a una serie de análisis factoriales demostrando tener
una validez apropiada a la naturaleza del instrumento (Granell et al., 1983). Los índices
de confiabilidad del inventario fueron calculados utilizando el coeficiente de consistencia
interna de Hoyt y el coeficiente alfa de Cronbach, los mismos oscilaron entre .73 y .95
(Feldman, 1984; Feldman et al., 1995).
En este inventario se incluyen dos ítems que, siguiendo la estrategia de
investigaciones precedentes, fueron utilizados en la presente como indicadores del temor
D KDEODU HQ S~EOLFR (VWRV FRUUHVSRQGHQ DO tWHP ³7HQHU TXH KDEODUOH D OD FODVH R
JUXSR´\DOtWHP³3DVDUDOSL]DUUyQHQODFODVH´DPERVSHUWHQHFLHQWHVDOIDFWRUGH
Evaluación social. Los mismos habían demostrado estar altamente correlacionados (r =
.41, p < .001) y también en esta investigación estuvieron asociados (r = .36, p < .01).
instrumentos de papel y lápiz (Engler, 1980). Por lo tanto, para la correcta aplicación de
cada una de las pruebas se necesitan los siguientes materiales:
Formato de consulta a expertos (ver Anexo B): su presentación es en una hoja con
orientación horizontal a doble columna. Se estructura de la siguiente forma: en
primer lugar se expone el objetivo fundamental de la investigación (i.e., adaptar
una escala originalmente diseñada y validada para medir el perfeccionismo de los
niños argentinos, al contexto de los niños venezolanos), el objetivo propio de esta
fase (i.e., asegurar que exista correspondencia entre los ítems del español
argentino con el español de Venezuela, considerando factores lingüísticos y
culturales) y se señala con claridad el aporte que se solicita del experto, en este
caso lingüista (i.e., la valoración de los ítems que conforman la Escala de
Perfeccionismo Infantil de Oros, 2003); en segundo lugar se indican las
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 107
instrucciones para contestar el formato (i.e., que lea los enunciados que se
presentan y marque con una equis el tipo de cambio que requiere cada ítem para
que pueda ser mejor comprendido por un niño venezolano cursante de 6º grado de
primaria) y se incorpora el cajetín de respuestas con los reactivos, las opciones de
respuesta (ausencia de cambios, cambios sintácticos, cambios semánticos o
culturales, e inadecuación total) y los espacios para proponer modificaciones a los
ítems; en tercer lugar se solicita la identificación (i.e., nombre y apellido) y firma
del experto, por último se agradece por su participación y se le recuerda devolver
este formato junto a su resumen curricular. Algunas veces este formulario era
completado por el mismo especialista mientras que otros preferían que se les
leyese su contenido y que fuese el investigador quien tomara nota de sus
respuestas, en cualquier caso llenarlo requería de aproximadamente 15 min.
Formato de consulta a informantes clave (ver Anexo C): se presenta en una hoja
con orientación horizontal a doble columna. Está conformado por dos partes: la
parte A contiene los ítems que debían valorarse respecto a lo adecuado de la
redacción (i.e., si podría o no comprenderlo un niño que cursara 6º grado), la parte
B contiene los ítems que contaban con varias propuestas de redacción, aquí el
docente debía decidirse por la que a su juicio fuese la mejor (i.e., la redacción que
pudiese ser mejor comprendida por un niño que cursara 6º grado); cada sección
cuenta con sus respectivas instrucciones, opciones de respuesta y espacios para
proponer mejoras a los reactivos. Al final aparecen los campos para asentar los
datos del educador (i.e., nombre y apellido, titulación académica, años de
experiencia y firma), por último se agradece la participación. Este formato era
completado en el espacio de trabajo del maestro (i.e., el aula de clases), algunas
veces por el mismo docente mientras que otros preferían que se les leyera su
contenido y que el investigador anotara sus selecciones, en cualquier caso llenarlo
demoraba aproximadamente 5 min.
Guía de entrevista cognitiva (ver Anexo D): abarca cinco hojas en orientación
horizontal a doble columna. Se estructura en tres partes: la primera sugiere un
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 108
texto para establecer rapport con el entrevistado que incluye la presentación del
LQYHVWLJDGRULH³0LQRPEUHHV´HOREMHWLYRGHODHQWUHYLVWDLH³VDEHUVL
ORVQLxRVGHWXHGDGSXHGHQHQWHQGHUXQDVIUDVHVTXHHVFULEt´³QRWHQJDVPLHGR
de equivocarte porque lo que quiero saber es si yo escribí bien mLV IUDVHV´ OD
LQYLWDFLyQDVHUVLQFHURFRQODVUHVSXHVWDVLH³(VLPSRUWDQWHTXHVHDVVLQFHUR
FRQ WXV UHVSXHVWDV´ \ OD UHVROXFLyQ GH GXGDV VREUH OD DFWLYLGDG LH ³$QWHV GH
FRPHQ]DU¢WLHQHVDOJXQDSUHJXQWDTXpKDFHUPH"´ODVHJXQGDSDUWHSUHVHQWD los
ítems de la versión venezolana de la Escala de Perfeccionismo Infantil, para cada
XQRGHHOORVVHVROLFLWDGHOHQWUHYLVWDGRVXSDUDIUDVHRLH³'LPHFRQWXVSURSLDV
SDODEUDVORTXHDFDERGHOHHU´HVSHFLILFDFLRQHVGHWpUPLQRVFODYHFXDQGRDSOLFD
(eJ ³¢4Xp VLJQLILFD"´ GXGDV LH ³¢+D\ DOJXQD SDODEUDIUDVH TXH QR
HQWLHQGDV"´ \ VXJHUHQFLD GH FDPELR LH ³¢6H SXHGH GHFLU OR PLVPR GH XQD
PHMRU PDQHUD"´ VROR FXDQGR HO SDUDIUDVHR R OD HVSHFLILFDFLyQ UHVXOWD SRFR
convincente, o si se presentan dudas; finalmente, la tercera parte contiene los
espacios para registrar los datos del participante (i.e., sexo, edad y tipo de
institución educativa). Se emplean letras cursivas para aquello que debía ser
pronunciado con apego al texto escrito y subrayado para destacar las aclaraciones
importantes. Todos los campos de esta guía eran completados por el entrevistador
conforme conversaba con el niño en su salón de clases. Cada entrevista tenía una
duración aproximada de 20 min.
Protocolo EPI (ver Anexos F y G): se presenta en una sola hoja con orientación
vertical, es contentivo de los ítems de la versión venezolana de la Escala de
Perfeccionismo Infantil. Respetando la disposición que los mismos tienen en la
escala original (Oros, 2003), la primera parte contiene los reactivos de la
dimensión Autodemandas y la segunda parte los de la dimensión Reacciones ante
el fracaso; cada sección cuenta con sus instrucciones y opciones de respuesta. En
la parte superior se encuentran los campos para apuntar los datos del participante
(i.e., letras iniciales de nombres y apellidos, escuela o colegio, sexo, edad y
sección a la que pertenece) y en la parte inferior se insta al evaluado a asegurarse
de haber respondido todas las preguntas antes de hacer entrega del protocolo y se
agradece su participación. Las opciones de respuesta están en negritas y la
frecuencia de los pensamientos perfeccionistas y de las emociones que se asocian
al fracaso en letras mayúsculas. Era completado por el examinado en
aproximadamente 10 min. La versión preliminar de este protocolo se puede
revisar en el Anexo F, mientras que la versión definitiva puede ser consultada en
el Anexo G.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 110
Protocolo ITI-CFEI (ver Anexo H): se presenta en dos hojas con orientación
horizontal a doble columna; está estructurado en dos partes, la primera contiene
los ítems críticos del Inventario de Temores para Niños (Granell et al., 1983) y la
segunda los reactivos del Cuestionario sobre Fuentes de Estrés Infantil (Dávila,
1998; Dávila & Guarino, 2001); cada apartado cuenta con sus respectivas
instrucciones y opciones de respuesta. De igual forma, al comienzo se ubican los
campos para inscribir los datos del participante (i.e., letras iniciales, institución
educativa, sexo, edad y sección a la que pertenece) y al final se exhorta al
evaluado a asegurarse de haber respondido la totalidad de las preguntas antes de
entregar el protocolo y se agradece su participación. Las opciones de respuesta
son resaltadas en negritas, mientras que para destacar la referencia sobre el
FRQVWUXFWR PHGLGR LH ³HO QLYHO GH PLHGR WHPRU R GHVDJUDGR´ \ ³HO QLYHO GH
PDOHVWDU´VHHPSOHDHOVXEUD\DGR\DGHPiVODPLVPDVHUHFDOFDHQFDGDFDMHWtQ
de respuestas. Le fue administrado a una porción de la muestra total (N1 = 171;
ver tabla 4) con el objeto de llevar a cabo un estudio de validación convergente de
la versión venezolana de la Escala de Perfeccionismo Infantil. Se completaba en
15 min aproximadamente. Tanto este protocolo como el anterior procuran una
presentación atractiva para los niños.
5.8. Procedimiento
Tabla 7
Al cabo de más o menos siete días después de la primera visita, los investigadores
regresaban para la aplicación de los cuestionarios en horarios previamente fijados con
cada institución (a modo de interferir lo menos posible con las actividades académicas).
Antes de la aplicación, se preparaban los recursos necesarios para poder administrar los
instrumentos: una cantidad suficiente de protocolos impresos, y material adicional para el
engrapado (grapas, grapadoras y quitagrapas) y el almacenaje de los mismos (carpetas y
sobres de manila).
Las jornadas de aplicación se iniciaban solicitando permiso al docente a cargo de
cada sección. En algunos casos, el docente prestaba su colaboración introduciendo
brevemente la presencia del investigador al alumnado, mientras que en otros, autorizaba
el acceso del aplicador de pruebas al salón de clases, brindándole la posibilidad de
presentarse él mismo. En la mayoría de los casos las aplicaciones tenían lugar en los
mismos salones de clase (en cuyo caso el docente velaba porque no se produjeran
interrupciones externas), pero cuando en una sección el número de participantes era muy
bajo y era superado ampliamente por la cantidad de niños que no participarían, entonces,
para no interrumpir las actividades docentes, podía procederse en un aula desocupada que
la institución facilitara con este fin.
Siguiendo las sugerencias de los autores (Aiken, 2003; Anastasi & Urbina, 1998;
Brown, 1980; Gronlund, 1974) se redactaron instrucciones específicas para la aplicación
de los instrumentos. Esto se hizo con el fin de estandarizar la administración para
garantizar que la misma tuviese un procedimiento uniforme al que el evaluador pudiese
apegarse y que todos los sujetos examinados comprendieran la actividad que debían
realizar, además de que fuesen tratados del mismo modo, incluso con independencia de
quien los examinara.
La tabla 8 permite apreciar el guión de acciones y verbalizaciones empleado en
este punto del procedimiento. Las indicaciones fueron memorizadas por los evaluadores y
se proporcionaron de forma idéntica a los diferentes grupos a los que se administraron las
pruebas.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 117
Tabla 8
Si en la sección donde usted se encuentra aplicando solo se administrará el protocolo EPI, entonces
continúe en el punto 21a y finalice en el 23a. Si, por el contrario, también se administrará el protocolo ITI-
CFEI, entonces salte en este momento al punto 1b a.
Nota: Casi siempre las aplicaciones eran conducidas por ambos investigadores al mismo tiempo, lo cual lograba simplificar el proceso
en gran medida al agilizar la repartición y restitución del material de prueba (e.g., al tiempo que un aplicador engrapaba el material, el
otro lo recogía y archivaba o, en la visita inicial, mientras uno doblaba los consentimientos, el otro investigador los engrapaba);
optimizaba la supervisión de los participantes para cuidar que no se comunicaran entre ellos mientras contestaban los instrumentos y,
en general, se incrementaba el dominio sobre el grupo; finalmente, el hecho de que los dos evaluadores estuvieran presente, permitía
que fuese más eficiente la atención personalizada de las dudas y dificultades que los participantes señalaban.
a
El protocolo de validación convergente le fue aplicado a la mitad de la muestra total (N1 = 171; véase la tabla 4), este se administraba
seguidamente del protocolo EPI y la decisión de aplicarlo en una sección dependía, en primer lugar, del alcance progresivo del tamaño
muestral; en segundo lugar, de que la cantidad de participantes en ese salón fuese notablemente superior al número de niños que no
participaba, puesto que la condición contraria implicaba contar con la participación de unos pocos niños tomando el tiempo destinado
a las actividades escolares de todo el curso; en tercer lugar, de que el grupo, en su conjunto, dispusiera de tiempo para la aplicación y
no tuviese compromisos inmediatos a la culminación del primer protocolo (e.g., clases de Informática o de Educación Física que
conllevaran el retiro del alumnado del aula); y en cuarto lugar, la administración del protocolo ITI-CFEI se concretaba si el curso,
como un todo, mostraba un buen comportamiento áulico durante la aplicación previa.
b
3RUHMHPSOR³0DUTXLHJXL´³*UDQ&RORPELD´³6DQ3HGUR´³7HUHVLDQR´³3HVWDOR]]L´³6DQ$JXVWtQ´HWFpWHUD
para que el instrumento tenga este tipo de validez debe existir correspondencia entre el
contenido de la prueba y el campo de interés. Si bien la validez de contenido es apropiada
sobre todo para los tests referidos al criterio y sus dos aplicaciones primordiales son las
pruebas de aprovechamiento educativo y las laborales (Anastasi & Urbina, 1998; Dembo,
1983: Hogan, 2003; Martínez, 1996; Nunnally & Bernstein, 1995), también resulta de
gran utilidad a la hora de validar medidas de aptitudes y de personalidad.
En principio, la validez de contenido se apoya en una apelación racional a la
propiedad del contenido y a la manera en que este es presentado (Nunnally & Bernstein,
1995). Convencionalmente, para asegurarla hay que argumentar a favor de un
procedimiento acertado en la construcción de la prueba (Anastasi & Urbina, 1998;
Nunnally & Bernstein, 1995), que, en este caso, abarca desde la revisión bibliográfica
sobre el perfeccionismo realizada por la autora original, hasta la obtención de las
especificaciones de la prueba (i.e., el número de reactivos por cada dimensión).
Por otra parte, con frecuencia la determinación de la validez de contenido la
realizan jueces expertos (Kaplan & Saccuzzo, 2006). Por lo común, el procedimiento de
evaluación por parte de los expertos consiste en el emparejamiento de los ítems con los
contenidos que han de ser evaluados (Abad, Olea, Ponsoda, & García, 2011). Como se
verá en el apartado correspondiente, los ítems de la versión venezolana de la escala
fueron sometidos a la valoración de expertos en el área del perfeccionismo, para
garantizar que tuvieran relación directa con lo que, en teoría, afirmaban medir. La tarea
de los expertos era determinar a qué dimensión correspondía cada ítem, conociendo el
modo como se conceptualizaba la variable perfeccionismo en esta investigación. Aunque,
en sentido estricto, la validez de contenido no puede expresarse por un coeficiente de
validez (Magnusson, 1975), se han propuesto algunos índices cuantitativos para resumir
las decisiones de los jueces sobre los ítems (Hogan, 2003; Martínez, 1996; Pedrosa,
Suárez-Álvarez, & García-Cueto, 2013), acá se empleó el novedoso Índice de Validez
Factorial (FVI, planteado por Rubio, Berg-Weger, Tebb, Lee, & Rauch, 2003).
La segunda categoría de validez que se estimó fue la validez de constructo, esta
arropa la evidencia que sustenta que las puntuaciones en una prueba son indicadores del
rasgo o constructo de interés (Hogan, 2003), en este caso del perfeccionismo. De acuerdo
a las posturas más recientes, la validez de constructo es el aspecto esencial de la validez y
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 125
permite unificar las demás categorías (Anastasi & Urbina, 1998; Hogan, 2003; Martínez,
1996). Como procedimientos para la validación de constructo se realizó un análisis
factorial y un estudio de validez convergente.
Uno de los propósitos del análisis factorial (con el que aquí se usó) es conocer la
estructura de las interrelaciones entre una serie de variables con la obtención de las
dimensiones subyacentes comunes, conocidas como factores (Hair, Anderson, Tatham, &
Black, 1999). El análisis factorial es particularmente relevante para la validación de
constructo porque proporciona evidencia con respecto a la estructura interna del rasgo
psicológico que se mide (Anastasi & Urbina, 1998; Hogan, 2003; Martínez, 1996).
Justamente, debido a que la utilidad de este análisis en la investigación fue descubrir la
estructura del constructo estudiado mediante el resumen de los datos, es decir, a través de
la identificación de las dimensiones que le subyacen, se trató de un análisis factorial de
naturaleza exploratoria (Hair et al., 1999).
Para justificar la aplicación del análisis factorial es preciso asegurarse de que la
matriz de los datos tiene suficientes correlaciones (Hair et al., 1999). En este sentido, se
dispone de varias pruebas para valorar la matriz de correlaciones y evaluar el grado de
adecuación de los datos (Bisquerra, 1989). Con tal objetivo, se recurrió a las dos pruebas
más usadas por los investigadores (Frías-Navarro & Soler, 2012) que son el índice de
medida de adecuación de la muestra KMO y el test de esfericidad de Bartlett.
El estadístico KMO tiene en cuenta las correlaciones parciales (Pardo & Ruiz,
2002; Pett, Lackey, & Sullivan, 2003), es decir, el grado de relación existente entre cada
par de ítems después de eliminar el efecto de los demás (si los ítems o variables
comparten información debido a la presencia de factores comunes, la correlación parcial
entre cualquier par de variables debe ser reducida); toma valores entre 0 y 1 de forma que
cuanto más pequeño sea su valor, mayor es el valor de los coeficientes de correlación
parcial y, por lo tanto, menos deseable sería realizar un análisis factorial (Kaiser, 1974).
Por su parte, el contraste de esfericidad de Bartlett evalúa la hipótesis nula de ausencia de
correlación entre las variables, es decir, esta prueba proporciona la probabilidad
estadística de que la matriz de correlación de las variables sea una matriz identidad; en
cambio, si se rechaza la hipótesis de nulidad se concluiría que sí existe relación entre
dichas variables (Hair et al., 1999; Pett et al., 2003; Tabachnick & Fidell, 2001). Como
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 126
puede consultarse más adelante, las pruebas efectuadas indicaron que tenía sentido
realizar un análisis factorial para la explicación de los datos.
Para estimar las saturaciones de las variables en los factores se utilizó el modelo
de componentes principales, el cual considera la varianza total (i.e., común y no común)
y estima el mínimo número de factores necesarios para justificar la porción máxima de la
varianza representada en la serie original de variables (Hair et al., 1999). Con el fin de
mejorar la interpretación de la estructura factorial se procedió a la rotación de la solución
original. Con el proceso de rotación se redistribuye la varianza de las variables originales
en los factores (Méndez & Rondón, 2012). En este caso se utilizó el método de rotación
ortogonal Varimax, que minimiza el número de variables que tienen saturaciones altas en
cada factor y se centra en simplificar las columnas de la matriz de factores (Hair et al.,
1999; Pardo & Ruiz, 2002); este tipo de rotación es la opción recomendada habitualmente
cuando lo que se busca es definir una estructura más sencilla e interpretable (Frías-
Navarro & Soler, 2012; Hair et al., 1999; Kline, 1986, 1994; Nunnally, 1978; Rennie,
1997).
Para decidir el número de factores a ser extraídos, primero se examinaron los
factores cuyos autovalores (también llamados valores propios) eran mayores que la
unidad (criterio de Kaiser-Guttman) y posteriormente, siguiendo a Hair et al. (1999), se
calcularon varias soluciones para escoger la que tuviera el número de factores que mejor
representara los datos desde el punto de vista teórico. En la interpretación de los factores
el criterio que se consideró para incluir un reactivo dentro de cada dimensión fue que
presentara una carga factorial igual o superior a .40 y que no tuviera un peso cercano en
otro factor. Este valor resulta significativo desde el punto de vista estadístico y tiene
relevancia práctica porque quiere decir que el factor explica, como mínimo, un 15 % de
la varianza total del ítem. Un análisis adicional consistió en el cálculo del Index of Fit for
Factor Scales (Fleming, 1985), índice que expresa en qué medida los ítems que se
escogieron para cada factor lo explican mejor que todos los ítems de la escala (Morales,
2006).
Considerando que un constructo es válido si se relaciona fuertemente con otros
constructos de interés (Nunnally & Bernstein, 1995), se llevó a cabo un estudio de
validez convergente (también llamada validez congruente), evidencia que resulta
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 127
VI. Resultados
DVSHFWR ItVLFR FRQ WX DSDULHQFLD"´ ³¢7H KDV VHQWLGR D\XGDGR SRU HO SHUVRQDO
sanitario (médico, enfermero, pVLFyORJRHWF"´SRU³¢7HKDVVHQWLGRDWHQGLGRSRU
el personal de salud (médico, enfermero, psicólogo, odontólogo, nutricionista,
HWF"´
Si el experto consideraba que el ítem no era adecuado, bajo ninguna circunstancia,
para el contexto venezolano, marcaba la opción D.
escolares´ OH IXH SODQWHDGD XQD UHIRUPD VHPiQWLFR-FXOWXUDO ³'HER VHU HO SULPHUR HQ
terminar las tareas´ ([S \ 3DUD HO tWHP ³3LHQVR PXFKR HQ las
equivocaciones que tuve´ORV H[SHUWRV LQGLFDURQ XQ FDPELR GH WLSR VLQWiFWLFR ³3LHQVR
mucho en qué me equivoqué´([S\XQRVHPiQWLFR-FXOWXUDO³3LHQVRPXFKRHQ los
errores que tuve´ ([S $O tWHP ³0H VLHQWR PX\ PDO cada vez que pierdo en
DOJ~Q MXHJR R GHSRUWH´OH IXH SURSXHVWD XQD YDULDFLyQ VLQWiFWLFD ³0H VLHQWR PX\ PDO
cuando pierdo HQDOJ~QMXHJRRGHSRUWH´([S$OtWHP³0HFXHVWDSHUGRQDUPH
FXDQGRPHHTXLYRFR´OHIXHSODQWHDGDXQDPRGLILFDFLyQVHPiQWLFD-FXOWXUDO³0HFXHVWD
PXFKRDFHSWDUTXHPHHTXLYRTXp´([S'HLJXDOPDQHUDHQFXDQWRDOtWHP³Me
enojo cuando no logro OR TXH TXLHUR´ ORV OLQJLVWDV IRUPXODURQ WUHV SRVLEOHV FDPELRV
VHPiQWLFRV ³Me da rabia cuando no logro OR TXH TXLHUR´ ([S \ ³Me da rabia
cuando no consigo ORTXHTXLHUR´([S\³Me molesto FXDQGRQRORJURORTXHTXLHUR´
(Exp. $O tWHP ³0H FULWLFR PXFKR D Pt PLVPR´ OH IXH SURSXHVWR XQ FDPELR
VLQWiFWLFR³0HFULWLFRPXFKR´([S)LQDOPHQWHSDUDHOtWHP³Me insulto cada
vez TXHFRPHWRXQHUURU´ORVH[SHUWRVUHILULHURQGRVDOWHUQDWLYDVGHFDPELRVVHPiQWLFR-
culturDOHV ³Me molesto cuando FRPHWRXQ HUURU´ ([S \ ³Me ofendo cada vez que
FRPHWRXQHUURU´([S
En general, siguiendo lo reportado en la tabla 9, todos los lingüistas coincidieron
en no modificar seis de los reactivos (38 %), es decir, en dejarlos igual a la versión
original argentina (ítems 1, 2, 3, 4, 6 y 9). La totalidad de los expertos también estuvo de
acuerdo en que 12 de los ítems (75 %) eran, en alguna medida, pertinentes al contexto
venezolano (ítems 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 13) y sugirieron la posibilidad de que
cuatro reactivos (25 %), pertenecientes a la dimensión Reacciones ante el fracaso, fuesen
inaplicables (ítems 12, 14, 15 y 16); por su parte, en la dimensión Autodemandas ningún
ítem fue identificado como no adecuado al contexto. En este sentido, otro hallazgo que se
evidenció fue que en dicha dimensión solo fueron propuestos cambios para tres ítems
(37.5 %) respecto a la versión argentina (ítems 5, 7 y 8), mientras que en la dimensión
Reacción ante el fracaso se plantearon modificaciones sintácticas y semánticas para seis
ítems (75 %) respecto a la versión original (ítems 10, 11, 12, 13, 14 y 16).
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 133
Tabla 9
Valoración por parte de expertos lingüistas de los cambios requeridos en los ítems que integran la versión original argentina de la
escala
Exp. núm. 1 Exp. núm. 2 Exp. núm. 3 Exp. núm. 4 Exp. núm. 5 A B C D
Ítems A B C D A B C D A B C D A B C D A B C D f % f % f % f %
1. Necesito ser el mejor x x x x x 5 100 0 0 0 0 0 0
2. Tengo que ser el mejor alumno x x x x x 5 100 0 0 0 0 0 0
3. Debo ganar siempre x x x x x 5 100 0 0 0 0 0 0
4. No puedo cometer errores x x x x x 5 100 0 0 0 0 0 0
5. Mis trabajos deben ser mejores que los demás x x x x x 1 20 4 80 0 0 0 0
6. No debo perder cuando juego con mis amigos x x x x x 5 100 0 0 0 0 0 0
7. Debo ser el mejor de la clase x x x x x 2 40 0 0 3 60 0 0
8. Debo ser el primero en terminar las tareas escolares x x x x x 1 20 0 0 4 80 0 0
9. Cuando pierdo me siento mal x x x x x 5 100 0 0 0 0 0 0
10. Pienso mucho en las equivocaciones que tuve x x x x x 3 60 1 20 1 20 0 0
11. Me siento muy mal cada vez que pierdo en algún juego o deporte x x x x x 4 80 1 20 0 0 0 0
12. Me cuesta perdonarme cuando me equivoco x x x x x 2 40 0 0 1 20 2 40
13. Me enojo cuando no logro lo que quiero x x x x x 1 20 0 0 1 80 0 0
14. Me critico mucho a mí mismo x x x x x 2 40 1 20 0 0 2 40
15. Me siento culpable cuando cometo algún error x x x x x 4 80 0 0 0 0 1 20
16. Me insulto cada vez que cometo un error x x x x x 1 20 0 0 2 40 2 40
Nota: A = Ausencia de cambios; B = Cambios sintácticos; C = Cambios semánticos o culturales; D = Inadecuación total.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 134
Si el docente consideraba que la redacción del ítem era adecuada, es decir, que no
requería ninguna modificación, marcaba la opción A.
Si el docente consideraba que la redacción del ítem era inadecuada, es decir, que
requería un cambio, marcaba la opción I y escribía la mejora que le daría al ítem.
La segunda parte contenía los ítems para los cuales los lingüistas propusieron
alguna modificación respecto al instrumento original (ítems 5, 7, 8, 10, 11, 12, 13, 14 y
16). En este caso, cada docente tenía que elegir las mejores redacciones, es decir, aquellas
que, a su juicio, pudiesen ser mejor comprendidas por los niños cursantes de 6º grado. Si
se daba el caso de que el docente no estaba de acuerdo con ninguna de las opciones de
redacción sugeridas para un reactivo, este podía formular una nueva redacción.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 136
Tal como se puede apreciar en la tabla 10, la mayoría de los docentes respaldó
categóricamente la decisión de los lingüistas de no hacer modificaciones en siete de los
ítems (44 %), es decir, que los ítems 1, 2, 3, 4, 6, 9 y 15 quedaron redactados como
aparecen en la versión de referencia, lo que significa que tanto lingüistas como docentes
se encontraron de acuerdo en que estos reactivos, tal como estaban, podrían
comprenderlos a cabalidad los niños venezolanos.
Tabla 10
Valoración por parte de informantes claves de la redacción de los ítems que los
lingüistas acordaron no modificar respecto a la versión original argentina de la escala
Redacción Redacción
adecuada inadecuada
Ítems f % f %
1. Necesito ser el mejor 9 100 % 0 0%
2. Tengo que ser el mejor alumno 8 88.8 % 1 11.1 %
3. Debo ganar siempre 9 100 % 0 0%
4. No puedo cometer errores 9 100 % 0 0%
6. No debo perder cuando juego con mis amigos 8 88.8 % 1 11.1 %
9. Cuando pierdo me siento mal 9 100 % 0 0%
15. Me siento culpable cuando cometo algún error a 9 100 % 0 0%
a
Ver discusión en el texto (sección 6.1.2. Consulta a informantes clave, párr. 4).
En atención a los datos de la tabla 11, se puede observar que al item 5 le fue
DSUREDGR XQ FDPELR VLQWiFWLFR DFRUGH DO FDVWHOODQR GH 9HQH]XHOD VXVWLWX\HQGR ³ORV
GHPiV>WUDEDMRV@´SRU³ORV>WUDEDMRV@GHPLVFRPSDxHURV´([S\,QI
4, 5, 8 y 9), además los escolares venezolanos suelen referirse a los otros alumnos como
VXV³FRPSDxHURV´$OtWHPVHOHLQWURGXMRXQFDPELRVHPiQWLFR-cultural que reemplazó
³HOPHMRUGHODFODVH´SRU³HOPHMRUGHOVDOyQ´GHELGRDTXHHVWDIyUPXODYHUEDOWHQtD
un uso más extendido en la población escolar venezolana (Exp. 2, 3 y 4; Inf. 1, 2, 4, 5, 6,
7 y 8). De igual forma, al ítem 8 se le aprobó una reforma semántico-cultural que redujo
³ODVWDUHDVHVFRODUHV´D³ODVWDUHDV´DVHFDVSRUFRQVLGHUDUHVWD~OWLPDORFXFLyQFRPR
más habitual en el contexto educativo venezolano (Exp. 2, 3, 4 y 5; todos los
informantes). Para el ítem 10 se admitió un cambio de tipo sintáctico conforme al español
YHQH]RODQRTXHVXVWLWX\yHOKHFKRGHSHQVDUPXFKR³HQODVHTXLYRFDFLRQHVTXHWXYH´
SRU ³HQ TXp PH HTXLYRTXp´ ([S ,QI \ VLHQGR QHJDGR HO FDPELR
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 137
semántico-FXOWXUDOTXHSURSRQtDUHHPSOD]DU³ODVHTXLYRFDFLRQHV´SRU³ORVHUURUHV´([S
1; Inf. 4, 5, 7 y 9). Al ítem 11 le fue introducida una leve variación sintáctica afín al
FDVWHOODQRYHQH]RODQRFDPELDQGR³FDGDYH]TXHSLHUGR´SRU³FXDQGRSLHUGR´([SOD
totalidad de los informantes). Al ítem 12 se le aprobó un cambio semántico-cultural
FRPSOHMR TXH PRGLILFy ³0H FXHVWD SHUGRQDUPH FXDQGR PH HTXLYRFR´ SRU ³0H FXHVWD
mucho DFHSWDU TXH PH HTXLYRTXp´ HVSHUDQGR XQD PD\RU DGHFXDFLyQ FRJQLWLYD DO
contexto de los niños venezolanos (Exp. 3; Inf. 1, 2, 3, 5, 6, 7 y 8). Del mismo modo, en
FXDQWRDOtWHPODVRSLQLRQHVVHLQFOLQDURQSRUXQFDPELRVHPiQWLFRTXHVXVWLWX\y³0H
enojo.´ SRU OD H[SUHVLyQ ³0H GD UDELD´ TXH HV XVDGD FRQ PD\RU IUHFXHQFLD SRU ORV
niños y adolescentes venezolanos (Exp. 2 y 4; Inf. 3, 4, 5, 6, 7 y 9), no se admitió la
PRGLILFDFLyQLJXDOPHQWHVHPiQWLFDTXHVXJHUtDDVHQWDU³0HPROHVWR´HQYH]GH³0H
enojR´([S,QI\WDPELpQIXHGHVHVWLPDGRHOFDPELRVHPiQWLFRTXHLQWHQWDED
PRGLILFDU ³QR ORJUR´ SRU ³QRFRQVLJR´ ([S ,QI $O tWHP OH IXH DSUREDGR XQ
FDPELRVLQWiFWLFRFRQJUXHQWHFRQHOHVSDxROGH9HQH]XHODDFRUWDQGRODIUDVH³0HFULtico
PXFKRDPtPLVPR´DVLPSOHPHQWH³0HFULWLFRPXFKR´([S,QI, 6, 7, 8 y
9). Por último, la tabla 11 muestra que para el ítem 16 los informantes convinieron en
elegir la alternativa de cambio semántico-FXOWXUDO ³0H PROHVWR FXDQGR´ HQ lugar de
³0HLQVXOWRFDGDYH]TXH´([S,QI \DVLPLVPRIXHUHFKD]DGDOD
SURSXHVWD GH FDPELR VHPiQWLFR TXH SUHWHQGtD VXVWLWXLU OD DFHSFLyQ ³0H LQVXOWR´ SRU
³0HRIHQGR´([SQLQJ~QLQIRUPDQWH8QGDWRILQDOLPSRUWDQWHHVque los docentes
no apuntaron redacciones adicionales para los ítems a las que ya habían sido planteadas
por los lingüistas.
Tabla 11
Valoración por parte de informantes claves de las alternativas de redacción de los ítems
que los lingüistas acordaron modificar respecto a la versión original argentina de la
escala
Selección
Ítems f %
Ítem 5
5a. Mis trabajos deben ser mejores que los demás 2 22.2 %
5b. Mis trabajos deben ser mejores que los de mis compañeros 7 77.7 %
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 138
Ítem 7
7a. Debo ser el mejor de la clase 2 22.2 %
7b. Debo ser el mejor del salón 7 77.7 %
Ítem 8
8a. Debo ser el primero en terminar las tareas escolares 0 0%
8b. Debo ser el primero en terminar las tareas 9 100 %
Ítem 10
10a. Pienso mucho en las equivocaciones que tuve 0 0%
10b. Pienso mucho en los errores que tuve 4 44.4 %
10c. Pienso mucho en qué me equivoqué 5 55.5 %
Ítem 11
11a. Me siento muy mal cada vez que pierdo en algún juego o deporte 0 0%
11b. Me siento muy mal cuando pierdo en algún juego o deporte 9 100 %
Ítem 12
12a. Me cuesta perdonarme cuando me equivoco 2 22.2 %
12b. Me cuesta mucho aceptar que me equivoqué 7 77.7 %
Ítem 13
13a. Me enojo cuando no logro lo que quiero 0 0%
13b. Me da rabia cuando no logro lo que quiero 6 66.6 %
13c. Me da rabia cuando no consigo lo que quiero 2 22.2 %
13d. Me molesto cuando no logro lo que quiero 1 11.1 %
Ítem 14
14a. Me critico mucho a mí mismo 1 11.1 %
14b. Me critico mucho 8 88.8 %
Ítem 16
16a. Me insulto cada vez que cometo un error 3 33.3 %
16b. Me molesto cuando cometo un error a 6 66.6 %
16c. Me ofendo cada vez que cometo un error 0 0%
Nota: Los ítems seleccionados aparecen en negritas.
a
Ver discusión en el texto (sección 6.1.3. Entrevistas cognitivas, párr. 7).
que recuperan información de su memoria para responder (Ericsson & Simon, 1980;
Forsyth & Lessler, 1991; Smith-Castro & Molina, 2011).
Para valorar la comprensión cognoscitiva de los ítems, su significado y la
aplicabilidad de la escala se realizaron entrevistas cognitivas con niños representantes de
la población diana: de ambos sexos, de entre 11 y 13 años, elegidos en dos instituciones
educativas de Caracas.
Participaron 11 niños que cursaban 6º grado de primaria, seis niñas y cinco niños,
distribuidos en tres grupos etarios: los de 11 años de edad (dos varones y dos niñas), los
de 12 años (dos varones y cuatro niñas) y de 13 años (un varón), estudiaban en una
institución educativa pública (un varón de cada grupo de edad, una niña de 11 años y dos
de 12 años) y en una privada (un varón de 11 y uno de 12 años, una niña de 11 y dos de
12 años).
Los centros educativos (UEN J.A. Marquiegui y Col. S. Pedro) fueron elegidos
intencionalmente y los participantes a conveniencia, es decir, cuidando de que al menos
fuese entrevistado un niño y una niña de cada período etario del curso en el que se
realizaba la actividad. De manera que puede afirmarse que el grupo de niños
entrevistados reúne características que lo hacen cualitativamente representativo de la
población a la cual se dirige el instrumento.
Una vez seleccionado, el participante recibía información sobre el objetivo del
estudio y la invitación a participar en el mismo. El entrevistador dirigía la actividad con
la ayuda de una guía semiestructurada (véase el Anexo D) y tomaba notas de las
expresiones verbales y los comentarios del participante. La evaluación se realizó
mediante el método de parafraseo (paraphrasing), con el que se solicita al participante
que exprese el reactivo con sus propias palabras, repasando ítem por ítem y prestando
especial atención a aquellos vocablos o enunciados claves que podían presentar
dificultades (Forsyth & Lessler, 1991; Smith-Castro & Molina, 2011; Willis, 2005).
Es importante destacar que, en el desarrollo de esta actividad, los investigadores
WRPDURQODGHFLVLyQGHFRQVHUYDUHOFRQWHQLGRLQLFLDOGHOtWHP³0H insulto cada vez
TXHFRPHWRXQHUURU´\DTXHVHFRQVLGHUyTXHODDOWHUQDWLYDGHUHGDFFLyQTXHVHKDEtD
LPSXHVWR³0Hmolesto´GHVYLUWXDEDHOVHQWLGRDXWRSXQLWLYRGHOUHDFWLYRHn cuestión,
además, como pudo observarse en las tablas 9 y 11, uno de los lingüistas (Exp. núm. 1) y
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 140
tres docentes (Inf. 2, 3 y 6) se habían mostrado de acuerdo en mantener dicho ítem como
en la escala original, siendo probable que los demás expertos e informantes hubiesen
subestimado la existencia del insulto en los niños como forma de autocastigo, quizá,
debido a la connotación socialmente negativa de dicha conducta (Smith-Castro & Molina,
2011), sobre todo en el caso infantil.
Los niños que participaron se mostraron interesados por la actividad. Tal como
puede verse en la tabla 12, los parafraseos y las especificaciones de los niños
entrevistados resultaron suficientemente elaboradas, sin que verbalizaran respuestas
bizarras o vagas; no se presentaron dudas con respecto al vocabulario de los ítems. De
manera que las entrevistas cognitivas permitieron comprobar que los niños comprenden
el significado de todos los ítems y que los mismos son culturalmente aplicables.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 141
Tabla 12
0³4XHGHEHVFRPSHWLUSDUDWHUPLQDUSULPHUR
TXHORVGHPiV´,3)³&RPSHWLUSDUD
WHUPLQDUUiSLGR´,3)
³3RUTXHGHIUDXGpDORVGHPiV´,20
³3HQVDUTXHQRSXHGHVVXSHUDUDORVGHPiV´,2 6HQWLUVHPDOVLJQLILFD³6HQWLUVHWULVWHQRVHQWLUVH
0³4XHHVWpVFRQILDGRHQJDQDUSHURSLHUGDV DOHJUH´,20³'HFHSFLRQDGR´,20
\WHGHFHSFLRQHV´,2)³6LSLHUGHVWHSXHGHQ ³'HSULPLGRWHQHUXQDEDUUHUDHQWXPHQWH´,20
FULWLFDU\HVRWHKDFHVHQWLUPDO´,2)³6LQR ³'HSULPLGR´,2)³,QFyPRGRWULVWH
JDQDVWHVLHQWHVWULVWH´,2)³3HQVDUHQOo puedes lloraU´,2)³7ULVWHGHFDtGD
9. Cuando pierdo me siento mal
que hice mal, reprocharme constantemente cuando GHSULPLGDQRTXLHUHVKDFHUQDGD´,2)
PHHTXLYRFR´,30³4XHSLHQVDVµQROR ³3UHJXQWDUVHDVtPLVPRHQTXpIDOOp´,30
YROYHUpDKDFHUPDO¶´,30³3HQVDUTXHQR ³VHQWLUVHWULVWH\GHUURWDGR´,30³6HQWLUVH
HUHVQDGDEXHQR´,3)³'HEtHVIRU]DUPHPiV WULVWH´,3),3)³6HQWLUTXHQRYDOHV
SDUDJDQDU´,3)³6HQWLUVHWULVWHSRUQR QDGD´,3), 12).
alcanzar aOJRTXHVHTXHUtDDOFDQ]DU´,3)
³3HQVDUPXFKRHQORVHUURUHV´,20³4XH 3HQVDUPXFKRHQDOJRVLJQLILFD³4XHVLHPSUHHVWpV
VDEHVTXHWHHTXLYRFDVWHHQDOJRSXHV´,20 SHQVDQGRHQFDVD´,20³(VWDUQHJDWLYR
³3HQVDUGHPDVLDGRTXHWHHTXLYRFDVWH´,2 siempre pensando quHQRORYDVDORJUDU´,20
0³3HQVDUHQORVHUURUHVTXHFRPHWt´,2) ³4XHQRWHSXHGHVROYLGDUGHDOJR´,20
³3LHQVR\ SLHQVR´,2)³3LHQVDVµ\SRU ³4XHHVWpVILMRHQXQVRORWHPD\QRSLHQVHVHQPiV
TXpPHKDEUpHTXLYRFDGR¶´,2)³3HQVDU QDGD´,2)³5HIOH[LRQDUSRUTXpSDVy´,2)
10. Pienso mucho en qué me equivoqué PXFKDVYHFHVHQDOJRPDORTXHKLFLVWH´,30 ³4XHWHTXHGHVDKtSHJDGRSHQVDQGRTXpSDVy´
³4XHWLHQHVPXFKDVLGHDVHQODPHQWHSRU ,2)³3HQsar constantemente en algo,
KDFHUODVFRVDVPDO´,30³4XHUHIOH[LRQDV UHIOH[LRQDUDLVODUVH\SHQVDU´,30³3HQVDUD
VREUHODVIDOODVFRPHWLGDV´ ,3)³&XDQGR FDGDUDWRHQORPLVPR´,30³7HQHUPXFKRV
FRPHWHVXQHUURUQRGHMDUGHSHQVDUHQHVR´,3) SHQVDPLHQWRVVREUHDOJR´,3)³1RVDFDUORGH
³4XHWHDFXHUGDVDFDGDUDWRGHORVHUURUHV´ ODPHQWH´,3)³4XHSLHQVDVPXFKRDQDOL]DV
(IP, F, 12). las ideas te dan YXHOWDVPLOYHFHV´,3)
³4XHWHVLHQWHVPDOFXDQGRTXHGDVGH~OWLPRHQ
DOJR´,20³8QRVHSRQHPROHVWRVLSLHUGH
VREUHWRGRVLHVWiVJDQDQGR´,20³7H
sientes mal si pierdes con un rival, por ejemplo en
11. Me siento muy mal cuando pierdo en algún
I~WERO´,20³4XHWHVLHQWHVPDOVLFUHtDV
juego o deporte
TXHLEDVDJDQDU\QRSDVDWHGHSULPHV´,2)
³7HVLHQWHVPDOFXDQGRWLHQHVIDOODVHQ
FXDOTXLHUFRVD´,2)³8QRVHVLHQWH
GHSULPLGRDOSHUGHU´,2) ³4XHWHVLHQWHV
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 145
Son varios los autores (Badia & Baró, 2001; Sánchez & Echeverry, 2004; Smith-
Castro & Molina, 2011; Willis, 2005) que recomiendan valorar la aplicabilidad del
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 149
instrumento en el escenario real, para detectar in situ problemas con los que se enfrenta el
participante a la hora de contestarlo. Se realizó una aplicación piloto del instrumento a
una muestra informal de niños con el fin de observar las reacciones ante la prueba e
incluir cualquier modificación necesaria en las instrucciones del protocolo y en su diseño,
además de estimar el tiempo necesario para responderlo.
Dado que al momento de darle formato al instrumento lo recomendable es agrupar
los ítems por facetas o dimensiones (Aiken, 2003; Gronlund, 1974), el protocolo de la
prueba siguió una configuración análoga al original facilitado por la autora (ver el Anexo
$³3URWRFRORGH$SOLFDFión de la Escala de Perfeccionismo Infantil de Oros, 2003´), es
decir, primero aparecen los ítems que representan pensamientos perfeccionistas y después
los que refieren reacciones frente al fracaso, pero tiene un diseño más amigable para los
niños.
El uso del voseo, es decir, la sustitución del pronombre de la segunda persona del
VLQJXODU³W~´SRU³YRV´FRPRIRUPDDFHSWDGDHQHOGLDOHFWRKDEODGR\HVFULWRGHOHVSDxRO
rioplatense (Estomba, 2013; Gassó, 2009), fue suplido por expresiones cónsonas con el
castHOODQR GH XVR PD\RULWDULR HQ 9HQH]XHOD ³PDUFD FRQ XQD HTXLV [ OD RSFLyQ TXH
GLFH´IXHSUHIHULEOHDOLPSHUDWLYRYRVHDQWH³poné XQDFUX]GRQGHGLFH´³6LDOJXQDV
YHFHVKDVSHQVDGR´HQOXJDUGHOSDUDGLJPD YHUEDOYRVHDQWH³6LOR pensás D YHFHV´
³6L QXQFD KDV SHQVDGR´ \ QR HO YRVHR YHUEDO ³6L QXQFD pensás´ ³6L VLHPSUH WH
SDVD´HQYH]GHOYRVHRSURQRPLQDO³6La vos WHSDVDVLHPSUH´
En el pilotaje participaron 10 niños, seis varones y cuatro niñas: de 11 años de
edad (tres varones y dos niñas), 12 años (dos varones y dos niñas) y 13 años (únicamente
un varón), todos cursaban 6º grado de primaria en la UEN J.A. Marquiegui. Se
cronometró el tiempo de culminación de la prueba y se llevó a cabo un registro
anecdótico de los comentarios de los examinados respecto al instrumento, atendiendo las
dudas referentes a las instrucciones del protocolo de aplicación y las observaciones sobre
la presentación gráfica del mismo. Se calculó el tiempo medio para presentar la prueba.
La introducción de cambios en el protocolo quedó a juicio de los investigadores.
Los participantes completaron el protocolo en estudio (véase el Anexo F). No
existieron dudas en cuanto a la comprensión de los ítems y sus categorías de respuesta. Se
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 150
El análisis de los ítems tiene por objeto conocer el comportamiento de cada una
de las unidades básicas que configuran el contenido de un instrumento de medición y el
de su conjunto, utilizando recursos estadísticos y la interpretación de esa información
para asegurar la calidad del instrumento en cuestión (Tavella & Sánchez, 2003).
Como lo sugieren los autores (Jackson, 1971; Nunnally & Bernstein, 1995;
Reyes-Lagunes & García y Barragán, 2008) se examinó la distribución de frecuencias
para las opciones de respuesta, es decir, se calculó el número de participantes que escogió
cada una de las opciones de cada reactivo, esperando que este fuese más o menos
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 152
Tabla 13
Tabla 14
Correlaciones ítem-prueba
Ítem rip
1. Necesito ser el mejor .53**
2. Tengo que ser el mejor alumno .54**
3. Debo ganar siempre .51**
4. No puedo cometer errores .43**
5. Mis trabajos deben ser mejores que los de mis compañeros .50**
6. No debo perder cuando juego con mis amigos .50**
7. Debo ser el mejor del salón .62**
8. Debo ser el primero en terminar las tareas .43**
9. Cuando pierdo me siento mal .43**
10. Pienso mucho en qué me equivoqué .36**
11. Me siento muy mal cuando pierdo en algún juego o deporte .48**
12. Me cuesta mucho aceptar que me equivoqué .43**
13. Me da rabia cuando no logro lo que quiero .40**
14. Me critico mucho .27**
15. Me siento culpable cuando cometo algún error .48**
16. Me insulto cada vez que cometo un error .38**
Nota: El ítem en negritas no tuvo una correlación ítem-test adecuada.
**p < .01.
Tabla 15
Total prueba
N 342
Media 29.51
Parámetros normales a, b
Desviación típica 5.468
Absoluta .066
Diferencias más extremas Positiva .066
Negativa -.041
Z de Kolmogorov-Smirnov 1.222
Sig. asintót. (bilateral) .101
a
La distribución de contraste es la Normal. b Se han calculado a partir
de los datos.
Tabla 16
6. No debo perder cuando juego con mis amigos 1.19 0.394 1.99 0.768 -9.304 .000
7. Debo ser el mejor del salón 1.22 0.462 2.44 0.654 -15.222 .000
8. Debo ser el primero en terminar las tareas 1.36 0.560 2.19 0.809 -8.446 .000
9. Cuando pierdo me siento mal 1.55 0.539 2.20 0.707 -7.300 .000
10. Pienso mucho en qué me equivoqué 1.95 0.770 2.58 0.604 -6.496 .000
11. Me siento muy mal cuando pierdo en algún juego o deporte 1.36 0.578 2.19 0.771 -8.624 .000
12. Me cuesta mucho aceptar que me equivoqué 1.42 0.638 2.17 0.775 -7.472 .000
13. Me da rabia cuando no logro lo que quiero 1.63 0.646 2.36 0.729 -7.473 .000
14. Me critico mucho 1.34 0.572 1.78 0.867 -4.270 .000
15. Me siento culpable cuando cometo algún error 1.78 0.719 2.70 0.539 -10.288 .000
16. Me insulto cada vez que cometo un error 1.12 0.327 1.66 0.791 -6.377 .000
a
Grupo de niños con menor perfeccionismo (25 % inferior de las frecuencias). b Grupo de niños con mayor perfeccionismo
(25 % superior de las frecuencias).
**p < .01.
Tabla 17
Ítem n % rip t p
1. Necesito ser el mejor 164 48 .53** -11.582 .000
2. Tengo que ser el mejor alumno 158 46,2 .54** -11.292 .000
3. Debo ganar siempre 175 51,2 .51** -10.113 .000
4. No puedo cometer errores 116 33,9 .43** -8.240 .000
5. Mis trabajos deben ser mejores que los de mis compañeros 140 40,9 .50** -9.803 .000
6. No debo perder cuando juego con mis amigos 210 61,4 .50** -9.304 .000
7. Debo ser el mejor del salón 141 41,2 .62** -15.222 .000
8. Debo ser el primero en terminar las tareas 160 46,8 .43** -8.446 .000
9. Cuando pierdo me siento mal 176 51,5 .43** -7.300 .000
10. Pienso mucho en qué me equivoqué 162 47,4 .36** -6.496 .000
11. Me siento muy mal cuando pierdo en algún juego o deporte 158 46,2 .48** -8.624 .000
12. Me cuesta mucho aceptar que me equivoqué 153 44,7 .43** -7.472 .000
13. Me da rabia cuando no logro lo que quiero 131 38,3 .40** -7.473 .000
14. Me critico mucho 199 58,2 .27** -4.270 .000
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 156
15. Me siento culpable cuando cometo algún error 171 50 .48** -10.288 .000
16. Me insulto cada vez que cometo un error 243 71,1 .38** -6.377 .000
**p < .01.
6.3 Validez
/D YDOLGH] VH GHILQH FRPR ³HO JUDGR HQ TXH XQD SUXHED PLGH OR TXH SUHWHQGH
PHGLU´+RJDQS(VWDHVODFDUDFWHUtVWLFDPiVLPSRUWDQWHGHXQLQVWUXPHQWR
psicométrico y ha sido considerada el aspecto central de la Psicometría (Hogan, 2003;
Martínez, 1996). Esta investigación recoge tanto evidencias asociadas con la validez de
contenido como evidencias de apoyo a la validez de constructo de la versión venezolana
de la Escala de Perfeccionismo, las cuales, sin embargo, de acuerdo con Martínez (1996)
deben ser entendidas como aspectos de un único concepto de validez.
que se pretendía medir. A los docentes se les solicitó que leyeran los enunciados y
marcaran aquéllos que, desde su experiencia, suponían difíciles de entender para los
niños y que propusieran, en el caso que fuera conveniente, una redacción alternativa.
Finalmente, los psicólogos analizaron cuidadosamente los enunciados para ver el grado
de adecuación con la teoría. Por su parte, en este trabajo de adaptación, una muestra
especial de atención debe recibir la realización de entrevistas a niños que forman parte de
la población a la que va dirigida la escala, quienes son los que viven el fenómeno y
SRGtDQKDFHU³KDEODUORVUHDFWLYRV´YHULILFiQGRVHTXHORVPLVPRVHUDQFRPSUHQVLEOHV\
cercanos a la cultura de la población objetivo, por lo que no fue necesario modificar la
expresión lingüística de los ítems más allá de las sugerencias que ya habían apuntado los
expertos en Lengua y los educadores a los que se consultó.
En general, las advertencias y recomendaciones expresadas por los niños y los
profesionales facilitaron y orientaron la redacción de los ítems que conformarían la
escala. Una vez concluida esta etapa, se dio un formato al conjunto de ítems, optándose
por el estilo de respuesta más adecuado para cada caso. La elección de la forma de
respuesta fue una de las dificultades con la que se enfrentó la autora, ya que según la
opinión de los expertos lo aconsejable era expresar las autodemandas en el mismo modo
en que los niños las verbalizan. Varias de estas autodemandas se expresan en forma
QHJDWLYD FRPR ³QR SXHGR FRPHWHU HUURUHV´ R ³QR GHER HTXLYRFDUPH QXQFD´ \ VH KD
demostrado (Matesanz, 1997; Moreno, Martínez, & Muñiz, 2004) que cuando los ítems
se redactan en forma negativa no es conveniente presentar como alternativa de respuesta
el término no, ya que podría establecerse una doble negación confundiendo a los niños.
Por esta razón, la escala se dividió en dos apartados con diferentes alternativas de
respuesta: los niños responden con si, a veces y no a la mayoría de los ítems, excepto
aquellos que comienzan con el término no, los cuales se responden con lo pienso mucho,
lo pienso a veces y no lo pienso. Si bien esta última alternativa también incluye la
negación, se notó que redactada de este modo resultaba más comprensible.
La tabla 18 es la denominada tabla de especificaciones del contenido del
instrumento (Aiken, 2003; Anastasi & Urbina, 1998; Gronlund, 1974; Hogan, 2003;
Martínez, 1996; Nunnally & Bernstein, 1995), en la cual los números de las celdas
indican la cantidad de ítems que mide cada dimensión y los números entre paréntesis el
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 159
Tabla 18
Dimensiones Ítems
(1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8)
Autodemandas 8
CR 2 (10 y 15)
Reacciones ante el fracaso M 2 (9 y 11)
AC 4 (12, 13, 14 y 16)
Total 16
Nota: CR = Culpa y remordimiento; M = Malestar; AC =
Autocastigo.
(Martínez, 1996; Pedrosa et al., 2013): fueron convocados vía correo electrónico un total
de 68 expertos de España y de algunos países de Latinoamérica, tal como podrá
observarse en la tabla 19, se obtuvo respuesta de 31 de ellos (46 %): 17 de España (55
%), cinco de Argentina (16 %), cuatro de Venezuela (13 %), tres de México (10 %), uno
de Chile (3 %) y uno de Paraguay (3 %). En la tercera columna de la tabla 19 puede
apreciarse que estos expertos internacionales provienen de varias áreas relacionadas del
conocimiento, como la Psicología (principalmente la Psicología Clínica y de la Salud), la
Psiquiatría y la Psicopatología, y la Educación (donde destacan los campos de la
Educación Física y la Educación Especial); algunos de los clínicos cuentan con
formación terapéutica específica (concretamente en Terapia Conductual y Terapia
Cognitiva, ambos enfoques incluso). Otro dato en relación con la tabla 19 es que 28 de
los expertos tienen estudios de posgrado (90 %), 21 cuentan con un doctorado (68 %) y
tres están en proceso de obtenerlo (10 %), además cinco (16 %) poseen doble titulación
de pregrado (i.e., Psicología con Filosofía, Eugenesia Integral, Terapia Ocupacional y
Educación).
Ahora bien, como tal, lo que les daba la condición de expertos a los profesionales
contactados era que fuesen autores o coautores de, por lo menos, un trabajo académico
(e.g., artículo publicado, tesis) teórico o empírico que involucrara al perfeccionismo
como variable de estudio fundamental. La inspección de la quinta y la sexta columna de
la tabla 19 permite apreciar que un buen número de estos trabajos, según el marco de
investigación al que se adscribieron, se realizaron en muestras de niños y adolescentes.
Además del dominio de la teoría subyacente al constructo perfeccionismo, varios de los
expertos tenían cierta experiencia en su tratamiento como parte de la práctica clínica
habitual o derivada de la misma investigación, por ejemplo, M.L. Scappatura ha
participado activamente en la implementación de talleres psicoeducativos como una
intervención psicológica preventiva sobre el perfeccionismo de los estudiantes
universitarios argentinos (Miracco et al., 2012); mientras que investigadores como J.
Castro-Fornieles, J.A. Cecchini-Estrada, F.J. Fernández-Río, L.M. Lozano Fernández, L.
Lozano González, E. Martínez, A. Méndez-Giménez, J.A. Piqueras y T. Rodríguez-
Jiménez han procurado incluir en las discusiones de sus estudios (Castro et al., 2004,
2007; Lozano et al., 2014a; Méndez-Giménez et al., 2014, 2015a, 2015b; Rodríguez-
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 161
Jiménez et al., 2014) recomendaciones más o menos vinculadas con el abordaje clínico
del perfeccionismo en el caso infanto-juvenil. Adicionalmente, varios expertos tenían
conocimiento respecto a la construcción y adaptación de escalas de evaluación
psicológica, algunas específicas al perfeccionismo:
G.L. Álvarez fue una de las autoras del estudio que aportó evidencia favorable
respecto a la consistencia interna y estructura factorial de la MPS-F (Frost et al.,
1990) en adolescentes de México (Franco et al., 2010), también formó parte del
equipo que corroboró la estructura factorial del EDI (Garner et al., 1983;
Guimerá, Querol, & Torrubia, 1987) en la población mexicana (Álvarez, Franco,
Mancilla, Álvarez, & López, 2000; Franco, Mancilla, Álvarez, Vázquez, &
López, 2004; Mancilla, Franco, Álvarez, & Vázquez, 2003).
A. Carrasco y A. Belloch tradujeron y adaptaron al castellano la MPS de Frost et
al. (1990), además proporcionaron datos relevantes sobre su validez y utilidad en
el contexto hispanohablante (Carrasco et al., 2009).
J. Castro fue la autora principal de la validación de las versiones en español de la
CAPS (Flett et al., 2000) y la PSPS (Hewitt, Flett, Sherry et al., 2003), ambas
medidas de perfeccionismo como rasgo de personalidad y en la modalidad de
autopresentación perfeccionista, respectivamente (Castro et al., 2004).
K. Franco ha evaluado las propiedades psicométricas de la MPS-F (Frost et al.,
1990) en muestras mexicanas (Franco, 2007; Franco, Díaz, Torres, Telléz, &
Hidalgo-Rasmussen, 2014; Franco et al., 2010) y ha tomado parte en la validación
del EDI (Garner et al., 1983; Guimerá et al., 1987) para población mexicana
(Álvarez & Franco, 2001; Álvarez et al., 2000; Franco et al., 2004; Mancilla et al.,
2003).
E. Gelabert, F. Gutiérrez y S. Subirà son tres de los autores que llevaron a cabo la
traducción y adaptación de la MPS-H (Hewitt & Flett, 1991, 2004) y la MPS-F
(Frost et al., 1990) en población española, así como el estudio de las propiedades
psicométricas de esta última escala en mujeres españolas (Gelabert et al., 2011).
L.M. Lozano, E. García y L. Lozano desarrollaron un inventario con el que
estimar los niveles perfeccionistas infantiles (Lozano et al., 2012).
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 162
Tabla 19
Datos de interés sobre los expertos que participaron en la validación de contenido de la versión venezolana de la escala
Formación Filiación Marco de Publicaciones en el Fecha de
Experto País Correo electrónico
académica institucional investigación área respuesta
Álvarez et al.
(2003); Franco,
Mancilla, Vázquez,
Álvarez y López
(2011); Franco et al.
Lic. en Psicología, (2010); Franco-
Maestra en Paredes et al.
Georgina Leticia FES Iztacala, Estudios teóricos a,
México Psicología Clínica, (2005); López, alvarezr@unam.mx 06-05-2015
Álvarez Rayón UNAM. FMPS, EDI.
Dra. en Psicología de Mancilla, Álvarez y
la Salud (UNAM). Vázquez (2003);
Vázquez, López,
Álvarez, Franco y
Mancilla (2004);
Vázquez et al.
(2005).
Cátedra de
Lic. en Psicología Psicología
(Opción: Psicología Experimental, Dpto.
Mariemma Antor Perfeccionismo Parra y Rodrigues
Venezuela Clínica) [UCV], Metodológico, mariemmaantor@yahoo.com 03-05-2015
Troconis académico (2015) b
Mgtr. en Psicología Escuela de
(USB). Psicología, FHyE,
UCV.
Médico cirujano, Behar (1996); Behar,
Rosa Eugenia Dpto. de Psiquiatría,
Chile Especialista en Estudios teóricos Gramegna y rositabehar@vtr.net 17-03-2015
Behar Astudillo UV.
Psiquiatría (UCh). Arancibia (2014).
Lic. en Filosofía
(UdV), Lic. en
Psicología (USC),
Amparo Belloch Carrasco et al.
España Dra. en Psicología UdV FMPS amparobelloch@gmail.com 05-05-2015
Fuster (2009)
(UdV), Especialista
en Psicología Clínica
(MECD).
Lic. en Psicología
(UdV), Especialista
Ángel Carrasco en Psicología Clínica Carrasco et al.
España UdV FMPS angelcator@gmail.com 15-03-2015
Tornero (HUAV), Lic. en (2009)
Filosofía (UNED).
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 164
Dpto. de Psiquiatría
y Psicología Infantil
Médico (UB),
y Juvenil, ICN,
Especialista en
IDIBAPS, HCB; Castro et al. (2004);
Josefina Castro Psiquiatría (HCB),
España Dpto. de Psiquiatría CAPS, PSPS, EDI-2. Castro-Fornieles et jcastro@clinic.ub.es 05-05-2015
Fornieles PhD en Medicina,
y Psicobiología al. (2007).
Mtr. en Gestión
Clínica, División de
Hospitalaria (UB).
Ciencias de la Salud,
UB.
Méndez-Giménez et
Dpto. Ciencias de la
Lic. en Educación al. (2014); Méndez-
Educación, Facultad
José Antonio Física (INEF), Dr. en Giménez et al.
España de Formación del IPI cecchini@uniovi.es 18-03-2015
Cecchini Estrada Ciencias de la (2015a); Méndez-
Profesorado y
Educación (UL). Giménez et al.
Educación, UO.
(2015b).
Lic. en Educación
(Mención:
Dificultades de Dpto. de Ciencia y
María Antonieta Aprendizaje) [UNA], Tecnología del
Venezuela FMPS Elvira (2015) antonieta.elval@gmail.com 18-03-2015
Elvira Valdés Mgtr. en Psicología, Comportamiento,
Dra. en Ciencias USB.
Sociales y
Humanidades (USB).
Lic. en Educación
Física (Especialidad:
Méndez-Giménez et
Educación Física Dpto. Ciencias de la
al. (2014); Méndez-
Adaptada) [UW± Educación, Facultad
Francisco Javier Giménez et al.
España Madison], Mtr. en de Formación del IPI javier.rio@uniovi.es 14-03-2015
Fernández Río (2015a); Méndez-
Alto Rendimiento Profesorado y
Giménez et al.
Deportivo (UAM), Educación, UO.
(2015b).
Dr. en Pedagogía
(UO).
Álvarez et al.
(2003); Franco
(2007); Franco et al.
(2014); Franco et al.
Lic. en Psicología,
Karina Franco UNAM; CICAN, Estudios teóricos, (2011); karina.franco@cusur.udg.mx
México Dra. en Psicología 23-03-2015
Paredes CUSur, UdeG. FMPS, EDI. Franco et al. (2010); karina.franco.udg@gmail.com
(UNAM).
Franco-Paredes et al.
(2005); Vázquez et
al. (2004); Vázquez
et al. (2005).
Lic. en Eugenesia Facultad de
Silvia Beatriz Integral y Psicología y
Argentina Estudios teóricos Franchi (2010) silviafranchi1@gmail.com 17-03-2015
Franchi Humanismo Psicopedagogía,
(UMSA), Lic. en UCA; UFLO.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 165
Psicología, Dra. en
Psicología (USAL).
Lozano et al.
Lic. en Psicología, (2008a); Lozano et
Eduardo García
España Dr. en Psicología UO IPI al. (2008b); Lozano cueto@uniovi.es 16-03-2015
Cueto
(UCM). et al. (2012); Lozano
et al. (2010).
Psicóloga, Mtr. en
Psicopatología
Dpto. de Psicología
Clínica de Adultos Gelabert et al.
Estel Gelabert Clínica y de la Salud, FMPS, HMPS, EDI-
España (UAB), Mtr. en (2011); Gelabert et estel.gelabert@uab.cat 04-05-2015
Arbiol Facultad de 2.
Terapia de Conducta al. (2012).
Psicología, UAB.
(UNED), PhD en
Psicología (UAB).
FMPS, HMPS, EDI- Gelabert et al.
Fernando Gutiérrez España ² IDIBAPS, HCB. fguti@clinic.ub.es 16-03-2015
2. (2011)
Lozano et al.
(2008a); Lozano et
al. (2008b); Lozano
Dpto. de
et al. (2012); Lozano
Lic. en Psicología, Metodología de las
Luis Manuel et al. (2010); Lozano
España Dr. en Psicología Ciencias del IPI lmlozano@ugr.es 10-05-2015
Lozano Fernández et al. (2014a);
(UJA). Comportamiento,
Lozano et al.
UGR.
(2014b); Lozano et
al. (2015); Lozano et
al. (2014).
Lozano et al.
(2008a); Lozano et
al. (2008b); Lozano
Lic. en Psicología,
et al. (2012); Lozano
Maestro especialista
Luis Lozano et al. (2010); Lozano
España en Pedagogía EOEP, CECPA. IPI llozano@cop.es 01-05-2015
González et al. (2014a);
Terapéutica, Dr. en
Lozano et al.
Psicología (UO).
(2014b); Lozano et
al. (2015); Lozano et
al. (2014).
Dpto. de Psiquiatría
y Psicología Infantil
y Juvenil, ICN,
IDIBAPS, HCB;
Esteve Martínez Dpto. de Psiquiatría Castro-Fornieles et
España ² CAPS, EDI-2. martinez@clinic.ub.es 07-05-2015
Mallén y Psicobiología al. (2007)
Clínica, División de
Ciencias de la Salud,
UB.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 166
Méndez-Giménez et
Lic. en Educación Dpto. Ciencias de la
al. (2014); Méndez-
Física (INEF), Dr. en Educación, Facultad
Antonio Méndez Giménez et al.
España Ciencias de la de Formación del IPI mendezantonio@uniovi.es 13-03-2015
Giménez (2015a); Méndez-
Educación Física y Profesorado y
Giménez et al.
Deportes (UGR). Educación, UO.
(2015b).
Lic. en Ciencias de
la Actividad Física y
Enrique Ortega Rodríguez-Campayo
España el Deporte (UGR), UCAM HMPS, EDI-2. eortega@um.es 14-03-2015
Toro et al. (2009)
Dr. en Educación
Física (UCAM).
Dpto. de Psicología
Lic. en Psicología
Astrid Parra Clínica, Escuela de Perfeccionismo Parra y Rodrigues
Venezuela (Opción: Psicología aspa1912@gmail.com 19-03-2015
Márquez Psicología, FHyE, académico (2015)
Clínica) [UCV].
UCV.
Lic. en Psicología,
Mtr. de Investigación
en Psicología de la
Salud, PhD en Lozano et al.
Ignacio Pedrosa
España Psicología UO IPI (2008a); Lozano et pedrosaignacio@uniovi.es 15-03-2015
García
(Metodología de las al. (2008b).
Ciencias del
Comportamiento)
[UO].
Lic. en Psicología
(Especialidad:
José Antonio Psicología Clínica y Rodríguez et al.
España UMH CAPS jpiqueras@umh.es 14-03-2015
Piqueras Rodríguez de la Salud), Dr. en (2014)
Psicología Clínica y
de la Salud (UM).
Lic. en Psicología Facultad de Ciencias Pitoni (2008); Pitoni
Daniel César Pitoni Argentina FMPS dapitoni@gmail.com 14-03-2015
(UNSL). Humanas, UNSL. y Rovella (2013).
TSU en Terapia
Ocupacional Dpto. de Psicología
Andrea Rodrigues (CURMH), Lic. en Clínica, Escuela de Perfeccionismo Parra y Rodrigues
Venezuela andrea_rodrigues7@hotmail.com 16-03-2015
Sousa Psicología (Opción: Psicología, FHyE, académico (2015)
Psicología Clínica) UCV.
[UCV].
Lic. en Psicología
(UMH), Mtr. en
Psicología Clínica y
Tíscar Rodríguez de la Salud Dpto. de Psicología Rodríguez et al.
España CAPS tiscar.rj@gmail.com 05-05-2015
Jiménez (UCSVM), Dra. en de la Salud, UMH. (2014)
Psicología de la
Salud (UMH).
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 167
Psicóloga, Maestría -
Special Education
Maria Alexandra (ESU), Maestría -
Paraguay/EUA ESU CAPS Vuyk (2010) alexvuyk@ku.edu 06-05-2015
Vuyk Espinola Counseling
Psychology,
Doctoranda (KU).
Nota: Las celdillas con una raya (²) no se pudieron llenar porque no se obtuvieron/no se informaron los datos. Instituciones: UNAM = Universidad Nacional Autónoma de México; FES = Facultad de
Estudios Superiores; UCV = Universidad Central de Venezuela; USB = Universidad Simón Bolívar; FHyE = Facultad de Humanidades y Educación; UCh = Universidad de Chile; UV = Universidad de
Valparaíso; UdV = Universidad de Valencia; USC = Universidad de Santiago de Compostela; MECD = Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; HUAV = Hospital Universitario Arnau de Vilanova;
UNED = Universidad Nacional de Educación a Distancia; UB = Universidad de Barcelona; HCB = Hospital Clínico de Barcelona; ICN = Instituto Clínico de Neurociencias; IDIBAPS = Instituto de
Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer; INEF = Instituto Nacional de Educación Física; UL = Universidad de Londres; UO = Universidad de Oviedo; UNA = Universidad Nacional Abierta;
UW = Universidad de Wisconsin±Madison; UAM = Universidad Autónoma de Madrid; CICAN = Centro de Investigaciones en Comportamiento Alimentario y Nutrición; CUSur = Centro Universitario
del Sur; UdeG = Universidad de Guadalajara; UMSA = Universidad del Museo Social Argentino; USAL = Universidad del Salvador; UCA = Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de
los Buenos Aires, también conocida como Universidad Católica Argentina; UFLO = Universidad de Flores; UCM = Universidad Complutense de Madrid; UAB = Universidad Autónoma de Barcelona;
UJA = Universidad de Jaén; UGR = Universidad de Granada; EOEP = Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica; CECPA = Consejería de Educación y Cultura del Gobierno del Principado
de Asturias; UCAM = Universidad Católica San Antonio de Murcia; UM: Universidad de Murcia; UMH: Universidad Miguel Hernández de Elche; UNSL = Universidad Nacional de San Luis; CURMH
= Colegio UniverVLWDULRGH5HKDELOLWDFLyQ³0D\+DPLOWRQ´8&690 8QLYHUVLGDG&DWyOLFDGH9DOHQFLD6DQ9LFHQWH0iUWLU81& 8QLYHUVLGDG1DFLonal de Córdoba; ULL = Universidad de La
Laguna; CTC = Centro de Terapia Cognitiva; IUHI = Instituto Universitario del Hospital ItaOLDQRGH%XHQRV$LUHV8%$ 8QLYHUVLGDGGH%XHQRV$LUHV+*$(7 +RVSLWDO*HQHUDOGH$JXGRV³'U
(QULTXH7RUQ~´(68 (PSRULD6WDWH8QLYHUVLW\.8 8QLYHUVLW\RI.DQVDV,QVWUXPHQWRVGHPHGLFLyQ)036 )URVW0XOWLGLPHQVional Perfectionism Scale (Frost et al., 1990; versiones españolas
de Carrasco et al., 2009 y de Gelabert et al., 2011; versión mexicana de Franco et al., 2010; versión venezolana de Prieto & Vento, 2012, c.p. Elvira, 2015); EDI = Eating Disorder Inventory (Garner et
al., 1983; adaptado para población española por Guimerá et al., 1987; en tanto que su estructura factorial se corroboró en la validación con población mexicana: Álvarez & Franco, 2001; Álvarez et al.,
2000; Franco et al., 2004; Mancilla et al., 2003); CAPS = Child-Adolescent Perfectionism Scale (Flett et al., 2000; versión española de Castro et al., 2004); PSPS = Perfectionistic Self-Presentation
Scale (Hewitt, Flett, Sherry et al., 2003; versión española de Castro et al., 2004); EDI-2 = Eating Disorder Inventory-2 (Garner, 1991, 1998); IPI = Inventario de Perfeccionismo Infantil (Lozano et al.,
2012); HMPS = Hewitt Multidimensional Perfectionism Scale (Hewitt & Flett, 1991, 2004; versiones españolas de Rodríguez-Campayo et al., 2009 y de Gelabert et al., 2011); APS-R = Almost Perfect
Scale Revised (Slaney et al., 1996, 2001; versión argentina de Arana, Keegan et al., 2009).
a
6HFRQVLGHUDHVWXGLRWHyULFR³WRGRDTXpOTXHSUHVHQWDDYDQFHVWHyULFRVHVWXGLRVGHUHYLVLyQDFWXDOL]DFLyQFRPSDUDFLyQ\DQálisis crítico de teorías o moGHORVHQXQGHWHUPLQDGRFDPSR´0RQWHUR
León, 2007, p. 849). b M. Antor fue tutora de la tesis de licenciatura de Parra y Rodríguez (2015). c A. Rovella fue directora de la tesis de licenciatura de Pitoni (2008).
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 169
que todos los expertos consiguieron asignar correctamente cinco ítems (2, 3, 5, 7 y 8) a la
dimensión Autodemandas (FVI = 1), mientras que 30/31 expertos asociaron de forma
correcta tres ítems (4, 6 y 10) a dicha dimensión (FVI = .97), para un FVI promedio
igualmente aceptable de .99.
Dentro de la dimensión Reacciones ante el fracaso, el FVI promedio de
emparejamiento con las subdimensiones correspondientes fue de .71, el cual cae por
debajo del valor de .80 requerido. La tabla 20 permite ver que 28/31 expertos lograron
parear acertadamente el ítem 10 con la subdimensión Culpa y remordimiento (FVI = .90),
por su parte 25/31 expertos clasificaron correctamente el ítem 15 en dicha subdimensión
(FVI = .81), para un FVI promedio de .86. En la tabla 20 también se observa que 30/31
expertos acertaron al señalar que el ítem 9 pertenecía a la subdimensión Malestar (FVI =
.97) y 29/31 expertos consideraron que el ítem 11 era propio de tal subdimensión (FVI =
.94), para un FVI promedio de .96. Finalmente, en la tabla 20 se puede apreciar que la
totalidad de los expertos emparejó correctamente el ítem 16 con la subdimensión
Autocastigo (FVI = 1) y 27/31 expertos vincularon de forma adecuada el ítem 14 con la
subdimensión mencionada (FVI = .87); sin embargo, para el ítem 13 el FVI fue de .10, lo
que quiere decir que solo 3/31 expertos estimaron el contenido de ese ítem como una
forma de Autocastigo, de hecho, la mayoría (25/31 expertos) lo relacionó con el Malestar
y otros tres expertos lo juzgaron como perteneciente a la Culpa y el remordimiento; de
igual manera, apenas 2/31 expertos catalogaron el ítem 12 dentro del Autocastigo (FVI =
.06), más bien, la mayoría (16/31 expertos) lo encasilló como parte de la subdimensión
Culpa y remordimiento, otros siete expertos lo asociaron a la dimensión Autodemandas y,
por último, seis a la subdimensión Malestar, para un FVI medio de .51 (por debajo del
requisito de .80) en la subdimensión de Autocastigo.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 171
Tabla 20
AD CR M AC
Ítems f % f % f % f % FVI
2. Tengo que ser el mejor alumno 31 100 % 0 0% 0 0% 0 0% 1
3. Debo ganar siempre 31 100 % 0 0% 0 0% 0 0% 1
5. Mis trabajos deben ser mejores que los de mis compañeros 31 100 % 0 0% 0 0% 0 0% 1
7. Debo ser el mejor del salón 31 100 % 0 0% 0 0% 0 0% 1
8. Debo ser el primero en terminar las tareas 31 100 % 0 0% 0 0% 0 0% 1
1. Necesito ser el mejor 30 96.8 % 0 0% 1 3.2 % 0 0% .97
4. No puedo cometer errores 30 96.8 % 0 0% 1 3.2 % 0 0% .97
6. No debo perder cuando juego con mis amigos 30 96.8 % 0 0% 1 3.2 % 0 0% .97
10. Pienso mucho en qué me equivoqué 0 0% 28 90.3 % 3 9.7 % 0 0% .90
15. Me siento culpable cuando cometo algún error 0 0% 25 80.6 % 4 13 % 2 6.4 % .81
12. Me cuesta mucho aceptar que me equivoqué 7 22.6 % 16 51.7 % 6 19.3 % 2 6.4 % .06
9. Cuando pierdo me siento mal 0 0% 1 3.2 % 30 96.8 % 0 0% .97
11. Me siento muy mal cuando pierdo en algún juego o deporte 1 3.2 % 1 3.2 % 29 93.6 % 0 0% .94
13. Me da rabia cuando no logro lo que quiero 0 0% 3 9.7 % 25 80.6 % 3 9.7 % .10
16. Me insulto cada vez que cometo un error 0 0% 0 0% 0 0% 31 100 % 1
14. Me critico mucho 1 3.2 % 3 9.7 % 0 0% 27 87.1 % .87
Total .85
Nota: Los ítems en negritas no tuvieron un FVI adecuado, los mismos pertenecen a la subdimensión Autocastigo. AD = Autodemandas; CR = Culpa y
remordimiento; M = Malestar; AC = Autocastigo.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 172
/DYDOLGH]GHFRQVWUXFWRGHXQLQVWUXPHQWRHV³HOJUDGRHQHOTXHSXHGHDILUPDUVH
TXHPLGHXQFRQVWUXFWRRUDVJRWHyULFR´(Anastasi & Urbina, 1998, p. 126). Para varios
autores, este tipo de validez se perfila como fundamental e inclusiva de los restantes
aspectos de la validez (Anastasi & Urbina, 1998; Hogan, 2003; Kaplan & Saccuzzo,
2006; Martínez, 1996), de hecho, algunos han argumentado que se trata en realidad de la
única forma de validez (Nunnally & Bernstein, 1995).
A continuación se presentan los resultados de un estudio de validez factorial y
uno de validez convergente, ambos constituyen evidencias de la validez de constructo de
la Escala de Perfeccionismo Infantil en el medio venezolano.
Tabla 21
representativo en solo uno de ellos, con el fin de minimizar el número de variables dentro
de cada factor y, en definitiva, dejar más clara la estructura subyacente a la escala
(Gorsuch, 1983; Hair et al., 1999; Pett et al., 2003).
En la medida en que la finalidad del análisis factorial es identificar una estructura
resumida y simplificada de las variables, se debe decidir el número de factores o
componentes a retener (Fabrigar, Wegener, MacCallum, & Strahan, 1999; Zwick &
Velicer, 1986). La regla de Kaiser-Guttman o regla K1 (Guttman, 1953; Kaiser, 1960)
permitió identificar cinco factores con raíces latentes o autovalores mayores que 1 (3.53,
1.48, 1.40, 1.14 y 1.01, respectivamente) que explicaron un 57 % de la varianza. Sin
embargo, debido a que elegir el número de factores que se deben considerar para el
análisis está relacionado con la valoración teórica de la estructura factorial (Hair et al.,
1999), se examinaron varias soluciones adicionales hasta elegir la que resultaba
conceptualmente más clara. Dado que todavía no se ha desarrollado una base cuantitativa
exacta para decidir el número de factores a extraer (Hair et al., 1999), para algunos
autores (e.g., Costello & Osborne, 2003, 2005) este es el procedimiento preferible para
determinarlo.
Una solución forzando dos factores no se encontró adecuada por dos razones: en
primer lugar, explicaba solo 33.37 % de la varianza total, un porcentaje
considerablemente más bajo con respecto a la solución inicial y también menor en
comparación con el 41 % de varianza que la escala es capaz de explicar en el medio
argentino; en segundo lugar, no existía una diferenciación óptima entre las autodemandas
y las reacciones ante el fracaso, lo cual dista de tener coherencia teórica con el
planteamiento original de Oros (2003).
Finalmente se retuvo una solución tetrafactorial, ya que: (a) goza de mayor
interpretabilidad, es decir que, con independencia de un modelo teórico, esta solución es
más parsimoniosa, lo cual es ostensible en tanto los ítems que se concentran dentro de un
factor hacen referencia a lo mismo; (b) como se discutirá más adelante, la disposición de
los reactivos se corresponde, en cierta medida, con la agrupación esperada según la
teoría; (c) al mismo tiempo, el porcentaje total de varianza explicada (50.27 %) solo
disminuye ligeramente en relación con la solución primigenia; y (d) este porcentaje de
variabilidad es mayor que el obtenido en la factorización de primer orden que realizó la
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 176
Tabla 22
Componentes
Dim.
Ítems 1 2 3 4
Original
1. Necesito ser el mejor AD .744
7. Debo ser el mejor del salón AD .709
2. Tengo que ser el mejor alumno AD .704
5. Mis trabajos deben ser mejores que los de mis compañeros AD .580
4. No puedo cometer errores AD .450
3. Debo ganar siempre AD .429
11. Me siento muy mal cuando pierdo en algún juego o deporte M .797
9. Cuando pierdo me siento mal M .783
13. Me da rabia cuando no logro lo que quiero AC .426
10. Pienso mucho en qué me equivoqué CR .693
15. Me siento culpable cuando cometo algún error CR .650
16. Me insulto cada vez que cometo un error AC .577
12. Me cuesta mucho aceptar que me equivoqué AC .525
8. Debo ser el primero en terminar las tareas AD .780
6. No debo perder cuando juego con mis amigos AD .575
% de varianza explicada 23.51 9.86 9.31 7.59
IFFS .883 .707 .867 .544
Nota: Método de extracción: Análisis de componentes principales. Método de rotación: Normalización Varimax con Kaiser. La
rotación ha convergido en 6 iteraciones. AD = Autodemandas; CR = Culpa y remordimiento; M = Malestar; AC = Autocastigo.
El primer factor explica 23.51 % de la varianza, está conformado por seis ítems
(1, 7, 2, 5, 4 y 3) cuyas cargas factoriales oscilan entre .43 y .74. Los reactivos que
integran este factor son parte de las Autodemandas en el modelo original argentino, aquí
fue denominado Autodemandas absolutistas para así distinguirlo de un cuarto factor que
adiciona el 7.59 % de la varianza, este incluye solo un par de ítems (8 y 6) con pesos
factoriales de .78 y .58, respectivamente, los cuales también constituyen autodemandas
pero, a diferencia de los reactivos que agrupa el factor anterior, estos puntualizan la
H[LJHQFLDTXHUHILHUHQHJtWHP³>VHUHOSULPHUR@HQWHUPLQDUODVWDUHDV´SRUORTXH
IXHURQHWLTXHWDGRVEDMRODGHQRPLQDFLyQGH$XWRGHPDQGDV³HVSHFtILFDV´DVLPLVPRORV
dos ítems que cargaron en dicho factor hacen referencia al hecho de figurar en el sentido
de, por un lado destacarse o sobresalir en la actividad de la que se trate y, por otro, no
quedar de último.
El segundo factor incorpora el 9.86 % de la varianza, reúne tres ítems (11, 9 y 13)
con cargas factoriales respectivas de .80, .78 y .43. Este factor conserva los dos ítems de
OD VXEGLPHQVLyQ 0DOHVWDU GH OD HVFDOD DUJHQWLQD \ \ DJUHJD HO tWHP ³0H GD
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 178
UDELD FXDQGR QR ORJUR OR TXH TXLHUR´ HO FXDO RULJLQDOPHQWH IRUPDED SDUWH GHO
Autocastigo, pero la mayoría de los expertos a los que se acudió (81 %) lo asoció al
Malestar (véase la tabla 20), de forma tal que el factor fue designado como Malestar ante
el fracaso.
El tercer factor contribuye con el 9.31 % de la varianza, concentra cuatro ítems
(10, 15, 16 y 12) con pesos de entre .53 y .69. Debido a la fusión entre los ítems de la
subdimensión Culpa y remordimiento (10 y 15) con los restantes de la subdimensión
Autocastigo (12 y 16), este factor pasó a nominarse con mayor propiedad como
Correlatos negativos de los errores, mismos que consisten en reacciones de rumia, culpa
\DXWRGHVFDOLILFDFLyQDQWHODVHTXLYRFDFLRQHVFDEHGHVWDFDUTXHHOtWHP³0HFXHVWD
PXFKR DFHSWDU TXH PH HTXLYRTXp´ \D KDEtD VLGR YLQFXODGR DO UHPRUGLPLHQWR SRU OD
mayor parte de los expertos (52 %) a los que se consultó (ver tabla 20).
Como información adicional se calcularon los índices de ajuste o adecuación para
los factores de la escala (IFFS, en inglés) de Fleming (1985). Estos indican hasta qué
punto los ítems seleccionados en cada factor explican ese factor mejor que todos los
ítems de la escala juntos (Morales, 2006). En la última fila de la tabla 22 es posible
observar que los índices de ajuste del primer (IFFS = .88) y del tercer factor (IFFS = .87)
presentan valores elevados (> .80). Por su parte, el valor del segundo factor (IFFS = .71)
puede considerarse aceptable (> .60). El factor menos independiente es el cuarto; este
resultado era de esperar porque está definido por solamente dos ítems.
un tanto elevada con otras pruebas que examinan variables teóricamente relacionadas. De
ahí que se utilizaron medidas de estrés y temor a hablar en público: para el primero se
empleó el Cuestionario sobre Fuentes de Estrés Infantil (Dávila, 1998; Dávila & Guarino,
2001) y el segundo se evaluó con dos ítems críticos pertenecientes al Inventario de
Temores para Niños (Granell et al., 1983), ambas medidas fueron creadas para el
contexto venezolano y poseen evidencias empíricas de validez que ya se presentaron en
la sección correspondiente a la descripción de los instrumentos de medida.
A continuación, se expondrán las nociones teóricas que soportan la asociación del
perfeccionismo con el estrés y el temor a hablar en público:
Numerosos estudios (Bieling, Israeli, & Antony, 2004; Cheng, 2001; D'Souza,
Egan, & Rees, 2011; Flett, Hewitt, Blankstein, & Gray, 1998; Hewitt & Flett, 1991,
1993), han encontrado que existe una fuerte asociación entre la frecuencia de
pensamientos perfeccionistas y la aparición de estrés.
Al examinar la relación entre el perfeccionismo y el estrés en los adultos, los
investigadores han observado que las personas con altos niveles de perfeccionismo
desadaptativo, en específico prescrito socialmente, tienden a aplicar estrategias de
afrontamiento ineficaces para sobrellevar los eventos estresantes (Aldea & Rice, 2006;
Dunkley, Zuroff, & Blankstein, 2003; Rudolph, Flett, & Hewitt, 2007).
Según Lazarus y Folkman (1986), el estrés aparece cuando el individuo se
enfrenta a una situación que considera amenazante, ante la cual se percibe incapaz de
hacerle frente adecuadamente. En el caso de los perfeccionistas, la amenaza podría estar
representada por las metas excesivamente elevadas que han sido autoimpuestas o
prescritas por otros, y la incapacidad de satisfacer estas demandas de acuerdo con los
propios criterios de éxito (Oros, 2003).
También se ha encontrado que algunas dimensiones específicas del
perfeccionismo interactúan con el estrés general, generando incrementos en
sintomatología depresiva o afecto negativo (Chang & Rand, 2000; Dunkley et al., 2003).
De acuerdo con Hewitt y Flett (1993), el perfeccionismo puede contribuir a la depresión
porque incrementa el estrés, de este modo, podría hablarse además del perfeccionismo
como un potenciador de estrés y como un factor mediador entre los eventos amenazantes
y la percepción que de ellos se tiene. Según explica Oros (2003), esto sugiere que altos
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 180
hallazgos son consistentes con la hipótesis de Heimberg et al. (1995) de que la fobia
social está asociada al pensamiento perfeccionista. Dado que los fóbicos sociales que son
perfeccionistas sienten que los demás tienen altas expectativas sobre ellos en situaciones
sociales (Bieling & Alden, 1997), Arana (2002) considera que la fobia social
circunscripta puede verse como un problema de alto perfeccionismo y plantea que las
creencias perfeccionistas son las que posibilitan el surgimiento de la ansiedad social en
las situaciones de evaluación.
La experiencia ansiógena también está ligada al perfeccionismo en los niños y los
adolescentes (Affrunti & Woodruff-Borden, 2014; Bong, Hwang, Noh, & Kim, 2014;
Hewitt et al., 2002; Mitchell, Newall, Broeren, & Hudson, 2013; O'Connor et al., 2010;
äLYþLü-%HüLUHYLü -XUHWLü -DNRYþLü %RMWRU 9DULRV HVWXGLRV %HODYLü
Miloseva & Vukosavljevic-Gvozden, 2014; Rice et al., 2004; Uz-%Dú KDQ
demostrado que la ansiedad se asocia significativamente con la compulsividad y la
sensibilidad a los errores (dimensiones del perfeccionismo según la AMPS), de hecho,
esta última emergió como un predictor estadísticamente significativo de la ansiedad (Uz-
%DúTXHVREUHWRGRWXYRLPSRUWDQFLDSUHGLFWLYDSDUDHOFDVRGHODVQLxDV5LFHHW
al., 2004); solo en el estudio de Uz-%Dú(2011) la necesidad de admiración correlacionó
con la ansiedad. Así mismo, la presión externa y la autovaloración negativa influyen en la
aparición y el desarrollo de la sintomatología ansiosa (Lozano et al., 2010, 2014b, 2015).
Por todo esto, la ansiedad que caracteriza al perfeccionismo en los niños debe ser objeto
de evaluación y atención clínica (Kottman & Ashby, 2000; Oros, 2005).
De acuerdo con lo informado por Flett, Coulter y Hewitt (2012) la
autopresentación perfeccionista tuvo una fuerte asociación con la ansiedad social en
adolescentes. Por su parte, Reigada, Fisher, Cutler y Warner (2008) presentan el caso de
un niño de 12 años cuyos estándares perfeccionistas y su preocupación constante sobre su
rendimiento escolar estaban en comorbilidad con la ansiedad social y otros síntomas
psicosomáticos. Otro caso clínico reportado es el de una niña de 10 años, cuyo alto nivel
de exigencia y perfeccionismo en las relaciones sociales, sumado a su baja autoestima,
formaban los principales factores precipitantes de su aislamiento social (Machado, Pérez,
& Martín, 2014).
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 183
miedo a hablar en público (r = .18, p < .05), es decir, que los niveles de este temor están
vinculados con los valores en dicha dimensión del perfeccionismo.
Tabla 23
CFEI ITI
**
Perfeccionismo .36 .10 (ns)
Autodemandas absolutistas .22** -.01 (ns)
Malestar ante el fracaso .42** .12 (ns)
Correlatos negativos de los errores .23** .18*
*
$XWRGHPDQGDV³HVSHFtILFDV´ .18 .06 (ns)
Nota: CFEI = Cuestionario sobre Fuentes de Estrés Infantil (Dávila,
1998; Dávila & Guarino, 2001); ITI = Inventario de Temores para
Niños [Ítems críticos del temor a hablar en público] (Granell et al.,
1983).
*p < .05. **p < .01.
6.4 Confiabilidad
lógica estadística algo compleja (Hogan, 2003), puede considerarse como el promedio de
las correlaciones entre los ítems que hacen parte de un instrumento (Streiner, 2003).
Con la inclusión de los 16 ítems de la versión venezolana de la escala se obtuvo
un coeficiente alfa de .751. Como puede verse en la tabla 24, siguiendo la estrategia
reseñada por Barrios y Cosculluela (2013), se calcularon los coeficientes alfa eliminando
uno a uno los diversos ítems para averiguar la contribución específica de cada reactivo a
la consistencia interna de la prueba. Los coeficientes alfa con exclusión de cada ítem
fueron comparados con el alfa total de la escala. Se encontró que la eliminación del ítem
³0H FULWLFR PXFKR´ ORJUDED XQ OLJHUR LQFUHPHQWR HQ OD FRQVLVWHQFLD LQWHUQD GHO
LQVWUXPHQWR Į SRU OR TXH VH GHFLGLy VX UHPRFLyQ 7RGRV ORV GHPiV tWHPV
contribuyen a la consistencia interna de la escala, ya que, cuando se retiran, los valores
alfa se mantienen (ítems 10 y 13) o disminuyen (ítems 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 11, 12, 15 y
16).
Tabla 24
ĮCronbach
Ítem si se elimina
el elemento
1. Necesito ser el mejor .731
2. Tengo que ser el mejor alumno .730
3. Debo ganar siempre .733
4. No puedo cometer errores .742
5. Mis trabajos deben ser mejores que los de mis compañeros .734
6. No debo perder cuando juego con mis amigos .734
7. Debo ser el mejor del salón .721
8. Debo ser el primero en terminar las tareas .742
9. Cuando pierdo me siento mal .740
10. Pienso mucho en qué me equivoqué .748
11. Me siento muy mal cuando pierdo en algún juego o deporte .737
12. Me cuesta mucho aceptar que me equivoqué .743
13. Me da rabia cuando no logro lo que quiero .745
14. Me critico mucho .757
15. Me siento culpable cuando cometo algún error .737
16. Me insulto cada vez que cometo un error .744
Nota: El ítem en negritas resulta desfavorable para la consistencia interna del instrumento.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 186
Tabla 25
2002) y, como tal, surge de un determinado contexto social que le confiere significado e
implica unos criterios acerca de lo correcto y lo incorrecto que solo pueden desarrollarse
en el niño mediante su relación con los demás (Turiel, 1984). Siendo así, no resulta
extraño que los descriptores verbales que se emplean para referirse a ciertas emociones
hayan sido los que experimentaron mayores cambios y, al mismo tiempo, los que dieron
lugar a una mayor discrepancia en la valoración de los eventos a los que refieren.
Como se recuerda, algunos lingüistas asomaron que era posible que cuatro ítems
(25 %) de la dimensión inicial Reacciones ante el fracaso (ítems 12, 14, 15 y 16) fuesen
inaplicables al contexto de los niños venezolanos, mientras que ningún ítem de la
dimensión Autodemandas fue señalado como inadecuado (ver tabla 9). Más allá de las
especificidades ligadas a los descriptores lingüísticos de las respuestas emocionales, en
este caso hay otros dos factores que deben ser tomados en cuenta: (a) esos ítems implican
conductas socialmente indeseables, es decir, la rumiación, la autocrítica, la culpa y la
autodescalificación ante los errores no son formas de reaccionar que se consideren
positivas, menos aún en los niños, lo que pudo sesgar la opinión de los expertos e
informantes consultados; y (b) en parte debido a lo inaceptable que desde el punto de
vista social resulta expresar abiertamente dichas reacciones, las mismas deben ser
controladas (e.g., Heider, 1991; Levy, 1973; Palmero et al., 2002) y pueden tomar la
forma de conductas privadas, por lo que quizá su manifestación en los niños no sea tan
evidente: la rumia por definición constituye un proceso cognitivo (Nolen-Hoeksema &
Morrow, 1991; Sukhodolsky, Golub, & Cromwell, 2001; Thomsen, Mehlsen,
Christensen, & Zacharie, 2003), la culpa es una experiencia emocional más interna que
no posee un índice expresivo claro y no se presta a la observación directa (Barrett, 1995;
Etxebarria, 2002), finalmente se ha documentado (Olivares & Méndez, 2001; Raich,
1991; Rehm, 1991) que el autocastigo también puede ser encubierto.
Los cierto es que, pese a que tratan tópicos sensibles, los ítems que se discuten
evocaron respuestas en los niños entrevistados que dejan clara su relevancia, incluso, tal
como se mostró en la tabla 12 HMHPSOLILFDURQ PDQHUDV GH LQVXOWDUVH HJ ³JDIR´
³WRQWR´³HVW~SLGR´³ERER´³EUXWR´6LQiQLPRVGHH[KDXVWLYLGDGODFXOSDHQORVQLxRV
se ha descrito en relación con el padecimiento de enfermedades (Alonso, 2005),
abandono y desprotección familiar (Castañeda & Guevara, 2005), maltrato (Muñoz,
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 189
2003), abuso sexual (Echeburúa & Corral, 2006; Finkelhor & Browne, 1985; López,
FRQIOLFWRVPDULWDOHVGHORVSDGUHV%DOOHVWHURV8OX )LúLORƣOXHQWUH
otras condiciones desfavorables y aversivas. Por otra parte, aunque se ha debatido que los
niños sean capaces de autocastigarse (Ross, 1989), esto no es tan infrecuente como podría
creerse (Ames & Ames, 1991; Rodríguez, 2012, c.p. Uz, 2013), es así como aún sin
entrar en el espectro de las conductas francamente patológicas, la llamada cognipunición
infantil involucra un conjunto de comportamientos de autodesprecio, humillación o
castigo para sí mismo (Hernández-Guanir, 2015).
Los cambios que se hicieron en los protocolos de aplicación así como en las
instrucciones verbales después de que tuvo lugar la aplicación piloto, hacen inevitable
que se centre la atención en el nivel de desarrollo lingüístico de la población muestreada.
Por ejemplo, parece preocupante el hecho de que algunos niños del último grado de
educación primaria, próximos además a ingresar a un nivel con mayores exigencias (i.e.,
la educación media), no conozcan a qué se hace referencia con las iniciales de sus
nombres, no reconozcan las dos terminaciones genéricas gramaticales (i.e., masculino y
IHPHQLQRFXDQGRHVWiQVHSDUDGDVSRUXQSDUpQWHVLVHJ³6pVLQFHURDDOFRQWHVWDU´
³0L PDHVWUDR´ ³4XH JROSHHQ D PL KHUPDQRD´ QL WDPSRFR HO SOXUDO
LQWUDSDUHQWpWLFR HJ ³&XLGDU D PLV´ R TXH VH KD\D LQWURGXFLGR XQ YRFDEXODULR
mucho más simple en la redacción de las instrucciones en aras de que lograran ser
comprendidas.
Aunque a primera vista esta información pudiese pensarse como aislada e
irrelevante, no lo es en absoluto cuando a esto se suma que, quizá por la incomprensión
de las instrucciones, varios participantes no completaban las pruebas o lo hacían de forma
incorrecta, y cuando se disponían a plantear sus dudas no conseguían hacerlo de manera
coherente. De modo que se insiste en que estos datos deben ser considerados en un
contexto en el cual las dificultades de comprensión lectora, el poco hábito de lectura y la
pobreza en el vocabulario han sido citados como problemas de larga data en los niños
venezolanos en edad escolar, deficiencias que lastimosamente permean todos los niveles
del sistema educativo (e.g., Caruci, 1989; Cordeiro, 1998; Español, 2003; Estacio, 1992;
Herrera, 2002; Morles, 1994, 1997, 1999; Pérez, 2002; Pérez & Díaz, 2006; Ramírez,
2008; Rodríguez, 2000; Sánchez & Aponte, 2005; Torres, 2001).
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 190
se empleó para estimar la validez de contenido (i.e., el FVI desarrollado por Rubio et al.,
2003) la relaciona explícitamente con la validez de constructo.
Para satisfacer el cuarto objetivo procedimental se sometió a prueba la estructura
empírica subyacente de la escala mediante la realización de un análisis factorial con
enfoque exploratorio. La solución que se retuvo fue la que se consideró que podría
representar de forma más parsimoniosa el modelo teórico propuesto por la autora del
instrumento original (ver tabla 22). En la versión venezolana se identificaron cuatro
factores. La dimensión Autodemandas se bifurcó en exigencias Absolutistas y
Específicas; la dimensión Reacciones ante el fracaso se redefinió de la siguiente manera:
sin necesidad de una refactorización el Malestar emergió como una dimensión de primer
orden, por su parte, la Culpa y el Autocastigo se combinaron en una dimensión que fue
llamada Correlatos negativos de los errores.
Las Autodemandas absolutistas explicaron la mayor proporción de la varianza.
Esto era de esperar porque, como se había afirmado, uno de los componentes básicos del
perfeccionismo es la existencia de criterios exigentes para definir el éxito personal
(Purdon et al., 1999). Así, uno de los primeros autores en definir el perfeccionismo, que
fue Hollender (1978), lo consideró como la práctica de exigirse a sí mismo o a los demás
una mayor calidad de rendimiento de la que es requerida por la situación. También para
Burns (1980) las personas perfeccionistas se caracterizan por el establecimiento de
objetivos imposibles de lograr. Mientras que Shafran et al. (2002) señalan que la persona
con un esquema cognitivo perfeccionista es la que se autoimpone unos niveles de
exigencia desmesurados. Así mismo, desde las posturas que han considerado que el
perfeccionismo está compuesto por dimensiones, se ha sugerido que su característica
definitoria consiste en la imposición de estándares de rendimiento excesivamente
elevados (Flett & Hewitt, 2002; Frost et al., 1990; Hewitt & Flett, 1991, 2004; Stoeber &
Childs, 2011), condición que se ha hecho patente en su medición: establecer metas
personales demasiado altas fue operacionalizado en las subescalas Estándares personales
de la FMPS (Frost et al., 1990), Altos estándares de la APS-R (Slaney et al., 2001) y
Autoexigencia del IPI (Lozano et al., 2012).
Lo que se ha intentado transmitir es que, aunque el perfeccionismo es un
constructo sobre el que ha existido mucha variabilidad al momento de definirlo, los
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 192
valoró el ítem 13 como una manera de autocastigarse (ver tabla 20). Dado que algunos
expertos (9.7 %) también vincularon el ítem a la Culpa (véase nuevamente la tabla 20) y
tomando en cuenta que su segunda carga de importancia en el análisis factorial argentino
(.32) pertenece al Malestar (véase la tabla 6), no puede sino concluirse que dicho reactivo
refiere a una compleja experiencia emocional que probablemente esté modulada por
diferencias culturales (i.e., quizá la rabia no figura como una forma típica de autocastigo
en un niño venezolano).
En este orden de ideas, haber delimitado un conjunto de consecuencias negativas
de las equivocaciones cobra sentido porque, además de desvalorizar sus logros, los
perfeccionistas perciben el error como la confirmación de un fracaso personal de carácter
global, en vez de considerarlo como algo posible y esperable en la ejecución de una tarea
(De Rosa, 2012). De allí que la FMPS (Frost et al., 1990) incluya la preocupación ante la
posibilidad de cometer errores como el componente más importante del perfeccionismo
no saludable por estar asociado con diversas psicopatologías (Cheng et al., 1999; Franco
et al., 2010; Parker & Adkins, 1995; Rhéaume et al., 1995), la AMPS (Rice & Preusser,
2002) la considere bajo la etiqueta de Sensibilidad a los errores y el IPI (Lozano et al.,
2012) contenga en el factor de Autovaloración algunos ítems inicialmente diseñados para
conformar la dimensión antedicha.
La culpa es uno de los malestares diferenciados que los perfeccionistas
experimentan cuando no alcanzan sus estándares; fundamentados en la idea de que deben
trabajar duro, no suelen disfrutar de lo que hacen y se sienten culpables cuando se toman
un descanso (Adderholdt & Goldberg, 1999; Fedewa et al., 2005; Hamachek, 1978;
Hochwarter & Byrne, 2010; Klibert et al., 2005; Sorotzkin, 1985; Stoeber, Harris, &
Moon, 2007; Stoeber, Kempe, & Keogh, 2008). Las tendencias rumiativas también se
asocian al perfeccionismo porque amplifican la sensación de fracaso (DiBartolo, Frost,
Dixon, & Almodovar, 2001; Flett, Madorsky, Hewitt, & Heisel, 2002; Harris, Pepper, &
0DDFN 2¶&RQQRU 1R\FH 2OVRQ .ZRQ )LQDOPHQWH HO
perfeccionismo puede ser generador de autocastigo (Hewitt & Flett, 1991). De hecho, el
otro componente definitorio del perfeccionismo es una fuerte auto- crítica y evaluación
negativa en el caso de que no se alcance un alto nivel de exigencia (De Rosa, 2012; De
Rosa, Dalla Valle, Rutsztein, & Keegan, 2012; Flett & Hewitt, 2002; Frost et al., 1990;
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 194
Purdon et al., 1999; Shafran et al., 2002; Stoeber & Childs, 2011), que sería lo que
termina de cerrar el ciclo esfuerzo-fracaso-autocrítica (Rodríguez-Campayo et al., 2009).
(O FRQWHQLGR RULJLQDO GHO UHDFWLYR ³0H FXHVWD SHUGRQDUPH FXDQGR PH
HTXLYRFR´ IXH LQFOXLGR FRPR XQ WLSR GH $XWRFDVWLJR /D SHUVSHFWLYD RIUHFLGD SRU OD
autora de la escala argentina es que sentirse culpable y recordar los errores personales es
muy distinto a no perdonarse el haberlos cometido, esto último sería, en efecto, una
especie de autocastigo (L.B. Oros, comunicación personal, 19 de octubre, 2015). Por su
SDUWHODIRUPDYHQH]RODQDGHGLFKRtWHP³0HFXHVWDPXFKRDFHSWDUTXHPHHTXLYRTXp´
fue mayormente vinculada por los expertos con la Culpa y el remordimiento (52 %), y,
aunque fue muy disputado su dominio (siendo el ítem que registró un menor porcentaje
de acuerdo), solo unos pocos jueces (6 %) lo percibieron como una muestra de
Autocastigo (véase la tabla 20). A esto debe agregársele, que en el factorial exploratorio
argentino, la segunda saturación en orden de importancia (.28) del ítem que se discute
recayó en la dimensión Culpa y remordimiento (ver tabla 6). No obstante, en este caso lo
que realmente se debe examinar son las razones por las cuales la culpa y el autocastigo se
presentaron en un único factor, los argumentos que serán expuestos a continuación
pudiesen arrojar luz sobre esta cuestión.
En primer lugar, la culpa ±como emoción autoconsciente± surge cuando se
produce una valoración negativa del propio yo, y constituye un estado emocional que
puede resultar fuertemente aversivo (Etxebarria, 2002; Lewis, 2000). En segundo lugar
parece ser que, en determinadas circunstancias, la culpa funciona como un autocastigo
por los errores cometidos (Álvarez, 2001; Banderas, 2009; Echeburúa, De Corral, &
Amor, 2001), o el autocastigo (e.g., los autorreproches) puede ser una forma de aplacar
los sentimientos de culpa (Bleichmar, 2010; Etxebarria, 1999). En tercer lugar, según la
posición freudiana (Clemente-Estevan, Villanueva-Badenes, & Cuervo-Gómez, 2013;
Freud, 1930/1973; Harder, 1995) los sentimientos de culpa están asociados con la
necesidad de castigo, hecho que acarrea sufrimiento para el individuo y sería palpable en
diversos problemas psíquicos. Por último, Oros (2003) señaló que el autocastigo y la
culpa podrían apuntar hacia un locus interno frente a resultados negativos, el cual ya se
ha mencionado como propio de los perfeccionistas, es decir, se trata de individuos que
realizan atribuciones internas de los fracasos y tienden a responsabilizarse por los errores
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 195
(Artola, Barraca, & Mosteiro, 2005; Green & Holeman, 2004; Kottman & Ashby, 2000;
Neumeister, 2004; Oros, 2005; Stoeber & Becker, 2008).
El quinto objetivo de la investigación implicó el análisis de la validez convergente
del instrumento adaptado. Los resultados, coherentes con la literatura expuesta con
anterioridad, indicaron que los niños con mayores puntuaciones en perfeccionismo
presentan mayores niveles de estrés (véase la tabla 23), es decir, los niños más
perfeccionistas son también los que están más estresados, y viceversa. Así mismo, la
relación que se asomó entre las consecuencias negativas de los errores y el temor a hablar
en público adquiere sentido en la medida en que, para los perfeccionistas, las situaciones
sociales suponen un peligro potencial ante la posibilidad de resultar avergonzados
(Heimberg et al., 1995).
Es importante apuntar que la magnitud de los índices de correlación encontrados
es bastante respetable, no solo porque arrojan valores estadísticos dentro de los usuales
para este tipo de estudios (Anastasi & Urbina, 1998; Kaplan & Saccuzzo, 2006;
Magnusson, 1975), sino porque tales valores son considerables si se toma en cuenta que
se trabajó con variables relacionadas con el perfeccionismo y no con instrumentos que
evaluaran el mismo constructo de interés. De cualquier forma, no se debe perder de vista
que este constituye el primer estudio en el medio local que analiza la asociación entre el
malestar psicológico y el perfeccionismo en los niños.
No se pudo comprobar que el temor a hablar en público estuviese asociado
globalmente con el perfeccionismo, ni con tres de sus dimensiones (viz. Autodemandas
absolutistas, Malestar ante el fracaso y Autodemandas específicas). No obstante, antes de
que dicha relación sea descartada hay algunas cuestiones que merecen ser puntualizadas:
(a) el miedo a hablar en público es solo uno de los componentes de la ansiedad social
(Bados, 1986; Essau et al., 1999), es decir que no se rechaza la posibilidad de que esta sí
esté relacionada con el perfeccionismo como otros estudios lo han reportado (e.g., Flett &
Hewitt, 2014; Frost et al., 2010; Jain & Sudhir, 2010; Kumari et al., 2012; Xie et al.,
2008); (b) la evidencia de partida (la investigación de Feldman et al., 1995) sugería una
relación entre el perfeccionismo y el temor a expresarse en público que, aunque
significativa, era más bien baja, además, se había recurrido a una medida indirecta del
perfeccionismo de los niños (i.e., a través del reporte de los padres); (c) quizá la
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 196
estrategia de los ítems críticos (i.e., solo dos ítems del ITI de Granell et al., 1983) resultó
insuficiente para captar el fenómeno del temor a hablar públicamente; y (d) se desconoce
la frecuencia con la cual los niños se ven involucrados en las situaciones presentadas por
los ítems críticos (i.e., dirigirse a toda la clase y pasar al pizarrón), podría presumirse que
estas estrategias pedagógicas son poco empleadas en sus contextos educativos y que por
ello los niños no han tenido la suficiente oportunidad de exponerse a las circunstancias
que les harían experimentar dicho temor, o que, antes bien, sean tan utilizadas que hayan
perdido su carácter aversivo, e incluso que otros agentes socializadores distintos a los de
hace 15 años atrás hayan hecho que este temor se viva ahora con menos intensidad.
El sexto y último objetivo de la investigación comprendió el estudio de la
consistencia interna de la escala venezolana y la de sus factores (ver tabla 25). Debido a
que valores de alfa por encima de .70 indican una buena consistencia interna (Martín,
2004; Nunnally, 1978; Oviedo & Campo-Arias, 2005), se considera que los coeficientes
de la prueba total y el factor Autodemandas absolutistas reflejan un grado adecuado de
dicha propiedad, es decir, en cada caso los ítems apuntan hacia una misma dirección
SDUHFHQPHGLU³ORPLVPR´VLQTXHKD\DQUHDFWLYRVUHGXQGDQWHVRGXSOLFDGRVTXHHVWpQ
midiendo exactamente el mismo elemento del constructo (i.e., el perfeccionismo) y que,
por lo tanto, deban eliminarse.
De acuerdo con Cohen y Swerdlik (2001), esto también implica que las
puntuaciones que se deriven de la prueba se prestan a una interpretación relativamente
sencilla, pues quienes obtienen puntajes similares deberían tener características parecidas
en la dimensión examinada. Por otra parte, en el campo de las pruebas de personalidad, se
dice que la consistencia interna es una contribución necesaria ±aunque limitada y
ambigua± a la validez de constructo de la escala (Anastasi & Urbina, 1998; Brown, 1980;
Hogan, 2003; Martínez, 1996; Nunnally & Bernstein, 1995), de hecho, el coeficiente alfa
GHQRWD TXH OD SUXHED PLGH ³DOJR´ GH PDQHUD FRQVLVWHQWH DVXPLHQGR TXH DTXHOOR TXH
mide es el constructo para el que fue elaborada) y, en este sentido, también se puede
concebir como la medida en la cual algún constructo, concepto o factor medido está
presente en cada ítem (Oviedo & Campo-Arias, 2005).
Los factores Malestar ante el fracaso, Correlatos negativos de los errores y
Autodemandas específicas obtuvieron valores alfa inferiores al valor umbral de .70. Sin
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 197
IHD TXH DOJR QR WH TXHGD ELHQ´ $XQTXH HVWDV FXHVWLRQHV HYHQWXDOPHQWH SXGLHUDQ
relacionarse al perfeccionismo, difieren de lo que suele entenderse como autocrítica
perfeccionista y además no van de la mano con el contenido temático del resto de los
ítems.
Finalmente, tras la eliminación del ítem 14, la versión venezolana de la Escala de
Perfeccionismo Infantil (véase el Anexo M) quedó conformada por 15 ítems; su rango de
puntuación total puede oscilar entre 15 y 45 puntos, donde, desde luego, a mayor puntaje
mayor perfeccionismo. Así como se mostró en la tabla 25, el factor Autodemandas
absolutistas está constituido por seis ítems (1, 2, 3, 4, 5 y 7; su puntuación oscila entre 6 y
18 ptos.), el factor Malestar ante el fracaso está compuesto por tres ítems (9, 11 y 13; su
puntuación puede estar entre 3 y 9 ptos.), el factor Correlatos negativos de los errores está
formado por cuatro ítems (10, 12, 14 y 15; su puntuación va de 4 a 12 ptos.) y, por
último, el factor Autodemandas específicas está integrado solamente por dos ítems (6 y 8;
su puntaje solo varía entre 2 y 6 ptos.).
El formato de respuesta inicial que separa las Autodemandas de las Reacciones
ante el fracaso todavía resulta de utilidad porque, aunque en estricto sentido el arreglo
factorial venezolano es distinto del argentino, los ítems que pertenecían originalmente a
esas dimensiones siguen guardando correspondencia con las instrucciones y las opciones
de respuesta específicas de cada sección. Sin embargo, esto no excluye la posibilidad de
que el usuario interesado pueda pensar en generar justificadamente algún otro esquema
de respuesta que resulte conveniente a los fines de simplificar la corrección del
instrumento y el análisis de los resultados.
Esta investigación sienta un precedente importante en lo que se refiere a los
escasos trabajos que versan sobre la adaptación sociocultural de instrumentos
psicométricos entre variedades de una misma lengua y, al mismo tiempo, es una
iniciativa que se suma a los esfuerzos que ±aunque aislados± intentan adaptar pruebas
desarrolladas en otros países de acuerdo con la realidad venezolana. Al igual que en su
momento lo fue en el caso argentino, este trabajo representa un aporte novedoso al
proveer una escala para la medición válida y confiable del perfeccionismo en la
población infantil local. Ahora luce más cercano estudiar en el medio venezolano la
relación entre el perfeccionismo y algunas conductas desadaptativas en la niñez. Si bien
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 199
instrucciones del instrumento. A nivel anecdótico, los investigadores pueden dar cuenta
de que las dos situaciones problemáticas mencionadas sucedían con mayor frecuencia
con los niños de los centros educativos públicos.
Pasando a otro aspecto, debido a que las entrevistas cognitivas realizadas
incorporan las perspectivas y puntos de vista de los participantes respecto al fenómeno
estudiado, lo cual deja en evidencia la relevancia del constructo (Muñiz et al., 2013) en la
población objetivo, se recomienda realizar algún tipo de tratamiento cualitativo a los
datos derivados de dichas entrevistas.
La valoración cualitativa realizada por los expertos en el campo del
perfeccionismo a la versión venezolana de la escala merece tres observaciones críticas.
En primer lugar, el hecho de que varios jueces hayan calificado cada reactivo en términos
de su relevancia con el contenido no agota el proceso de validación, puesto que analizar
la validez de contenido también implica valorar aspectos como la utilidad e importancia
de cada ítem (Sireci, 1998a), los cuales pudiesen ser atendidos próximamente.
En segundo lugar, es obvio que los expertos estaban en conocimiento del rasgo
que se pretendía medir y, como parte de las instrucciones de la tarea que les fue asignada,
recibieron información sobre los aspectos considerados por la teoría implicada (ver
Anexo E) FRQ OR FXDO VHJ~Q 3HGURVD HW DO H[LVWH HO ULHVJR GH ³GLULJLU´ OD
valoración, pudiendo provocar un incremento artificial de las tasas de acuerdo entre los
expertos y alterando así la información real acerca del instrumento; sin embargo, a pesar
de la importancia de este posible sesgo, son escasas las estrategias desarrolladas para
evitarlo y, tal como nos lo recuerda Sireci (2007), resulta complicado imaginar que un
grupo de expertos evalúe un determinado número de ítems sin que puedan conocer, al
menos intuitivamente, lo que pretenden medir.
En tercer lugar, el juicio de expertos se llevó a cabo con anterioridad al estudio de
validez de constructo por vía factorial, de modo que, con independencia del método que
se emplee, una nueva estimación de la validez de contenido debería garantizar que los
elementos incluidos se corresponden con las nuevas especificaciones del instrumento
(i.e., las surgidas a partir de la ordenación factorial que la escala mostró en el caso
venezolano).
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 202
tal, debería ser relativamente estable en el tiempo (Larsen & Buss, 2005), además,
también se esperaría cierta constancia en las variables externas que propician su
manifestación (e.g., las exigencias parentales), aunque no se puede pasar por alto que
Flett y Hewitt (2002) señalaron que el perfeccionismo podría estar sujeto a cambios en el
tránsito de la niñez a la adolescencia debido al progresivo desarrollo de la autoconciencia.
Por último, esta investigación no se planteó la obtención de datos normativos para
la medida objeto de adaptación. En principio esto no habría sido posible dadas las
limitaciones muestrales (i.e., una muestra no probabilística), así que un estudio normativo
con una muestra representativa sería una tarea pendiente. Sin embargo, conformar las
normas de la escala no es una necesidad inmediata ya que la misma tiene una importancia
más teórica que pragmática, su interés principal se centra en la investigación y no se tiene
previsto usarla para la clasificación o la evaluación de particulares.
³/DSHUIHFFLyQH[LVWHSRUTXHHVLPDJLQDEOHSHURQRHVSHUIHFWDSRUTXHHVLQDOFDQ]DEOH´
Jorge Wagensberg.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 205
Referencias
Abad, F., Olea, J., Ponsoda, V., & García, C. (2011). Medición en ciencias sociales y de
la salud. Madrid: Síntesis.
Acquadro, C., Conway, K., Girourdet, C., & Mear, I. (2004). Linguistic validation
manual for patient-reported outcomes (PRO) instruments. Lyon: MAPI Research
Institute.
Adderholdt, M., & Goldberg, J. (1999). Perfectionism: What's bad about being too good?
Minneapolis, MN: Free Spirit Press.
Adler, A. (1956). The neurotic disposition. In H. Ansbacher & R. Ansbacher (Eds.), The
individual psychology of Alfred Adler (pp. 239-262). New York: Harper.
Aguilar, L., Báez, Y., Barroeta, G., & Colmenares, D. (2012). Medición del
perfeccionismo académico: desarrollo de un inventario para estudiantes
universitarios. Revista Científica Electrónica de Psicología, 13(1), 244-269.
Aguilar, L., Colmenares, D., & Barroeta, G. (2014). Consideraciones respecto a las
normas de una medida de perfeccionismo académico para estudiantes
universitarios. Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica, 4(7), 04-
13. Recuperado de
http://cecip.edu.mx/pdf/Revista/RevistaCecip_1404150091.pdf
Aiken, L. (2003). Tests psicológicos y evaluación. (11a ed.). México: Pearson Educación.
Akay, S. (2013). The effects of Adlerian play therapy on maladaptive perfectionism and
anxiety in children (Tesis doctoral, University of North Texas). Recuperada de
http://digital.library.unt.edu/ark:/67531/metadc500041/
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 206
Al Sayed, G., & Robledo, P. (2010). Perfectionism and self concept among primary
school children in Egypt. Electronic Journal of Research in Educational
Psychology, 8(3), 1099-1114. Recuperado de http://www.investigacion-
psicopedagogica.org/revista/articulos/22/english/Art_22_460.pdf
Aldea, M., & Rice, K. (2006). The role of emotional dysregulation in perfectionism and
psychological distress. Journal of Counseling Psychology, 53(4), 498±510. doi:
10.1037/0022-0167.53.4.498
Alden, L., Bieling, P., & Wallace, S. (1994). Perfectionism in an interpersonal context: A
self-regulation analysis of dysphoria and social anxiety. Cognitive Therapy and
Research, 18(4), 297-316. doi: 10.1007/BF02357507
Álvarez, D., & Franco, K. (2001). Validación del Eating Disorder Inventory en población
mexicana (Tesis de licenciatura). Universidad Nacional Autónoma de México.
Álvarez, D., Franco, K., Mancilla, J., Álvarez, G., & López, X. (2000). Factores
predictores de la sintomatología de los trastornos alimentarios. Psicología
Contemporánea, 7(1), 26-35.
Álvarez, G., Franco, K., Vázquez, R., Escarria, A., Haro, M., & Mancilla, J. (2003).
Sintomatología de trastorno alimentario: comparación entre hombres y mujeres
estudiantes. Psicología y Salud, 13(2), 245-255. Recuperado de
http://revistas.uv.mx/index.php/psicysalud/article/view/918
Ames, R., & Ames, C. (1991). Motivation and effective teaching. In L. Idol & B. Jones
(Eds.), Educational values and cognitive instruction: Implications for learning
(pp. 247-271). Hillsdale, NJ: Lawrence Erlbaum Associates.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 207
Ammaniti, M., Lucarelli, L., Cimino, S., D'Olimpio, F., & Chatoor, I. (2012). Feeding
disorders of infancy: A longitudinal study to middle childhood. International
Journal of Eating Disorders, 45(2), 272-280. doi: 10.1002/eat.20925
Anastasi, A., & Urbina, S. (1998). Test psicológicos. (7a ed.). México: Prentice Hall.
Anderson, J., Williams, S., McGee, R., & Silva, P. (1987). DSM-III disorders in
preadolescent children: Prevalence in a large sample from the general population.
Archives of General Psychiatry, 44(1), 69-76. doi:
10.1001/archpsyc.1987.01800130081010
Antony, M., Purdon, C., Huta, V., & Swinson, R. (1998). Dimensions of perfectionism
across the anxiety disorders. Behaviour Research and Therapy, 36(12), 1143-
1154. doi: 10.1016/S0005-7967(98)00083-7
Arana, F. (2002). Fobia social como problema de alto perfeccionismo: estudio de caso
aplicando un tratamiento cognitivo conductual. Revista Argentina de Clínica
Psicológica, 11(3), 201-219.
Arana, F., Keegan, E., & Rutsztein, G. (2009). Adaptación de una medida
multidimensional de perfeccionismo: la Almost Perfect Scale-Revised (APS-R).
Un estudio preliminar sobre sus propiedades psicométricas en una muestra de
estudiantes universitarios argentinos. Evaluar, 9, 35-53. Recuperado de
http://revistas.unc.edu.ar/index.php/revaluar/article/view/463
Arana, F., Scappatura, M., Lago, A., & Keegan, E. (2006). Traducción y adaptación de
una medida multidimensional de perfeccionismo: la escala APS-R (Almost
Perfect Scale Revised). Fase preliminar. En S. Slapak (Presidencia), Memorias de
las XIII Jornadas de Investigación - II Encuentro de Investigadores en Psicología
del MERCOSUR (Tomo III, pp. 22-24). Buenos Aires, Argentina: Facultad de
Psicología, Universidad de Buenos Aires.
Arana, F., Scappatura, M., Lago, A., & Keegan, E. (2007). Perfeccionismo adaptativo y
desadaptativo y malestar psicológico en estudiantes universitarios argentinos: un
estudio exploratorio utilizando el APS-R. En S. Slapak (Presidencia), Memorias
de las XIV Jornadas de Investigación - III Encuentro de Investigadores en
Psicología del MERCOSUR (Tomo I, pp. 24-25). Buenos Aires, Argentina:
Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 208
Arana, F., Scappatura, M., Miracco, M., Elizathe, L., Rutsztein, G., & Keegan, E. (2009).
Un estudio sobre perfeccionismo en estudiantes universitarios argentinos:
resultados preliminares en estudiantes de psicología. Anuario de Investigaciones,
16, 17-24. Recuperado de http://www.scielo.org.ar/pdf/anuinv/v16/v16a01.pdf
Arana, F., Scappatura, M., Miracco, M., Elizathe, L., Rutsztein, G., & Keegan, E. (2010).
Perfeccionismo positivo/negativo y calidad de vida en estudiantes de Psicología,
Medicina e Ingeniería de la Ciudad de Buenos Aires. Anuario de Investigaciones,
17, 17-24. Recuperado de http://www.scielo.org.ar/pdf/anuinv/v17/v17a01.pdf
Artola, T., Barraca, J., & Mosteiro, P. (2005). Niños con altas capacidades. Quiénes son
y cómo tratarlos. Madrid: Entha.
Ashby, J., & Rice, K. (2002). Perfectionism, dysfunctional attitudes, and self-esteem: A
structural equations analysis. Journal of Counseling and Development, 80(2),
197-203. doi: 10.1002/j.1556-6678.2002.tb00183.x
Ashby, J., Kottman, T., & Martin, J. (2004). Play therapy with young perfectionists.
International Journal of Play Therapy, 13(1), 35-55. doi: 10.1037/h0088884
Atkinson, L., Quarrington, B., Cyr., & Atkinson, F. (1989). Differential classification in
school refusal. British Journal of Psychiatry, 155(2), 191-195. doi:
10.1192/bjp.155.2.191
Axtell, A., & Newton, B. (1993). An analysis of Adlerian life themes of bulimic women.
Individual Psychology: The Journal of Adlerian Theory, Research and Practice,
49(1), 58-67.
Badia, X., & Baró, E. (2001). Cuestionarios de salud en España y su uso en atención
primaria. Atención Primaria, 28(5), 349-356. doi: 10.1016/S0212-
6567(01)70387-3
Badia, X., Salamero, M., & Alonso, J. (2007). La medida de la salud: guía de escalas de
medición en español. (4a ed.). Barcelona: Unión.
Balluerka, N., Gorostiaga, A., Alonso-Arbiol, I., & Haranburu, M. (2007). La adaptación
de instrumentos de medida de unas culturas a otras: una perspectiva práctica.
Psicothema, 19(1), 124-133. Recuperado de
http://www.psicothema.com/psicothema.asp?id=3338
Barbero, M., Vila, E., & Holgado, F. (2008). La adaptación de los test en estudios
comparativos interculturales. Acción Psicológica, 5(2), 7-16. doi:
10.5944/ap.5.2.454
Barrios, B., Hartmann, D., & Shigetomi, C. (1981). Fears and anxieties in children. In E.
Mash & L. Terdal (Eds.), Behavioral assessment of childhood disorders (pp. 259-
304). New York: Guilford Press.
Barrow, J., & Moore, C. (1983). Group interventions with perfectionistic thinking. The
Personnel and Guidance Journal, 61(10), 612-615. doi: 10.1111/j.2164-
4918.1983.tb00008.x
Baute, K., Castillo, L., Rivero, M., Guerrero, J., & Lucena, A. (2014). Relación entre
perfeccionismo multidimensional y dependencia al ejercicio en población
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 210
Beck, A., Freeman, A., Pretzer, J., Davis, D., Fleming, B., Ottaviani, R.,... Trexler, L.
(1990). Cognitive therapy of personality disorders. New York: Guilford Press.
Behar, R. (1996). El perfeccionismo en los trastornos del hábito del comer. Revista
Chilena de Neuro-Psiquiatría, 34, 257-262.
Bento, C., Pereira, A., Maia, B., Marques, M., Soares, M., Bos, S.,... Macedo, A. (2010).
Perfectionism and eating behaviour in Portuguese adolescents. European Eating
Disorder Review, 18(4), 328-337. doi: 10.1002/erv.981
Bento, C., Pereira, A., Saraiva, J., & Macedo, A. (2014). Children and Adolescent
Perfectionism Scale: Validation in a Portuguese adolescent sample. Psicologia:
Reflexão e Crítica, 27(2), 228-232. doi: 10.1590/1678-7153.201427203
Bieling, P., & Alden, L. (1997). The consequences of perfectionism for patients with
social phobia. British Journal of Clinical Psychology, 36(3), 387-395.
Bieling, P., Israeli, A., & Antony, M. (2004). Is perfectionism good, bad, or both?
Examining models of the perfectionism construct. Personality and Individual
Differences, 36(6), 1373-1385. doi: 10.1016/S0191-8869(03)00235-6
Block, J. (1983). Differential premises arising from differential socialization of the sexes:
Some conjectures. Child Development, 54(6), 1335-1354. doi: 10.2307/1129799
Boergers, J., Spirito, A., & Donaldson, D. (1998). Reasons for adolescent suicide
attempts: Associations with psychological functioning. Journal of the American
Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 37(12), 1287-1293. doi:
10.1097/00004583-199812000-00012
Bong, M., Hwang, A., Noh, A., & Kim, S. (2014). Perfectionism and motivation of
adolescents in academic contexts. Journal of Educational Psychology, 106(3),
711-729. doi: 10.1037/a0035836
Bryant, F., & Yarnold, P. (1995). Principal-components analysis and exploratory and
confirmatory factor analysis. In L. Grimm & P. Yarnold (Eds.), Reading and
understanding multivariate statistics (pp. 99-136). Washington, DC: American
Psychological Association.
Caelian, C. (2005). The role of perfectionism and stress in the suicidal behaviour of
depressed adolescents (Tesis doctoral, University of British Columbia,
Vancouver, Canada). Recuperada de
https://open.library.ubc.ca/cIRcle/collections/ubctheses/831/items/1.0092288
Callahan, J. (1993). Blueprint for an adolescent suicidal crisis. Psychiatric Annals, 23(5),
263-270.
Carrasco, A., Belloch, A., & Perpiñá, C. (2010). La evaluación del perfeccionismo:
utilidad de la Escala Multidimensional de Perfeccionismo en población española.
Análisis y Modificación de Conducta, 36(153), 49-65. Recuperado de
http://www.uhu.es/publicaciones/ojs/index.php/amc/article/view/1225
Carretero-Dios, H., & Pérez, C. (2005). Normas para el desarrollo y revisión de estudios
instrumentales. International Journal of Clinical and Health Psychology, 5(3),
521-551. Recuperado de http://www.aepc.es/ijchp/articulos_pdf/ijchp-158.pdf
Carretero-Dios, H., & Pérez, C. (2007). Standards for the development and review of
instrumental studies: Considerations about test selection in psychological
research. International Journal of Clinical and Health Psychology, 7(1), 863-882.
Recuperado de http://www.aepc.es/ijchp/articulos_pdf/ijchp-257.pdf
Castañeda, P., & Guevara, A. (2005). Estudio de casos sobre factores resilientes en
menores ubicados en hogares sustitutos (Tesis de licenciatura, Pontificia
Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia). Recuperada de de
http://repository.javeriana.edu.co/handle/10554/7885
Castro, J., Gila, A., Gual, P., Lahortiga, F., Saura, B., & Toro, J. (2004). Perfectionism
dimensions in children and adolescents with anorexia nervosa. The Journal of
Adolescent Health: Official Publication of the Society for Adolescent Medicine,
35(5), 392-398. doi: 10.1016/j.jadohealth.2003.11.094
Castro, J., Toro, J., Salamero, M., & Guimerá, E. (1991). The Eating Attitudes Test:
Validation of the Spanish version. Evaluación Psicológica, 7(2), 175-189.
Castro-Fornieles, J., Gual, P., Lahortiga, F., Gila, A., Casula, V., Fuhrmann, C.,... Toro, J.
(2007). Self-oriented perfectionism in eating disorders. International Journal of
Eating Disorders, 40(6), 562-568. doi: 10.1002/eat.20393
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 213
Cockell, S., Hewitt, P., Seal, B., Sherry, S., Goldner, E., Flett, G., & Remick, R. (2002).
Trait and self-presentational dimensions of perfectionism among women with
anorexia nervosa. Cognitive Therapy and Research, 26(6), 745-758. doi:
10.1023/A:1021237416366
Cohen, R., & Swerdlik, M. (2001). Pruebas y evaluación psicológica: introducción a las
pruebas y a la medición. (4a ed.). México: McGraw-Hill.
Comrey, A., & Lee, H. (1992). A first course in factor analysis. Hillsdale, NJ: Lawrence
Erlbaum Associates.
Cook, L., & Kearney, C. (2009). Parent and youth perfectionism and internalizing
psychopatology. Personality and Individual Differences, 46(3), 325-330. doi:
10.1016/j.paid.2008.10.029
Cordeiro, J. (1998). Benesuela vs. Venezuela: el combate educativo del siglo. Caracas:
Cedice.
Coronel, C., Levin, M., & Mejail, S. (2011). Las habilidades sociales en adolescentes
tempranos de diferentes contextos socioeconómicos. Electronic Journal of
Research in Educational Psychology, 9(1), 241-262. Recuperado de
http://www.investigacion-
psicopedagogica.org/revista/new/ContadorArticulo.php?553
Costello, A., & Osborne, J. (2005). Best practices in exploratory factor analysis: Four
recommendations for getting the most from your analysis. Practical Assessment,
Research & Evaluation, 10(7). Recuperado de http://pareonline.net/pdf/v10n7.pdf
Costello, A., & Osborne, J. (abril, 2003). Exploring best practices in factor analysis:
Four mistakes applied researchers make. Trabajo presentado en la Annual
Meeting of the American Educational Research Association (AERA), Chicago,
IL.
Cox, B., Enns, M., & Clara, I. (2002). The multidimensional structure of perfectionism in
clinical distressed and college student samples. Psychological Assessment, 14(3),
365-373. doi: 10.1037//1040-3590.14.3.365
Crandall, C., Preisler, J., & Aussprung, J. (1992). Measuring life event stress in the lives
of college students: The Undergraduate Stress Questionnaire (USQ). Journal of
Behavioral Medicine, 15(6), 627-662. doi: 10.1007/BF00844860
Cheng, S. (2001). Life stress, problem solving, perfectionism, and depressive symptoms
in Chinese. Cognitive Therapy and Research, 25(3), 303-310. doi:
10.1023/A:1010788513083
Cheng, S., Chong, G., & Wong, C. (1999). Chinese Frost Multidimensional
Perfectionism Scale: A validation and prediction of self-esteem and psychological
distress. Journal of Clinical Psychology, 55(9), 1051-1061. doi:
10.1002/(SICI)1097-4679(199909)55:93.3.CO;2-T
Choy, G., & McInerney, V. (November, 2005). Perfectionism, self-concept and self-
evaluative emotions in Australian primary school students. Trabajo presentado en
la Annual Conference of the Australian Association for Research in Education
(AARE), Parramatta, Sídney. Recuperado de
http://www.aare.edu.au/publications-database.php/4619/perfectionism-self-
concept-and-self-evaluative-emotions-in-australian-primary-school-students
Davis, L. (1992). Instrument review: Getting the most from your panel of experts.
Applied Nursing Research, 5(4), 194-197. doi: 10.1016/S0897-1897(05)80008-4
Dawson- Saunders, B., & Trapp, R. (1990). Métodos estadísticos para variables
múltiples. En B. Dawson-Sanders (Ed.), Bioestadística médica (pp. 239-264).
México: Manual Moderno.
De Rosa, L., Dalla Valle, A., Rutsztein, G., & Keegan, E. (2012). Perfeccionismo y
autocrítica: consideraciones clínicas. Revista Argentina de Clínica Psicológica,
21(3), 209-2015. Recuperado de
http://www.clinicapsicologica.org.ar/resumen.php?idt=12
Delgado-Rico, E., Carretero-Dios, H., & Ruch, W. (2012). Content validity evidences in
test development: An applied perspective. International Journal of Clinical and
Health Psychology, 12(3), 449-460. Recuperado de
http://www.aepc.es/ijchp/articulos_pdf/ijchp-421.pdf
Delisle, J. (1990). The gifted adolescent at risk: Strategies and resources for suicide
prevention among gifted youth. Journal of Education of the Gifted, 13(3), 212-
228. doi: 10.1177/016235329001300303
Desimone, L., & Le Floch, K. (2004). Are we asking the right questions? Using cognitive
interviews to improve surveys in education research. Educational Evaluation and
Policy Analysis, 26(1), 1-22. doi: 10.3102/01623737026001001
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 217
DiBartolo, P., Frost, R., Chang, P., LaSota., & Grills, A. (2004). Shedding light on the
relationship between personal standards and psychopathology: The case for
contingent self-worth. Journal of Rational-Emotive and Cognitive-Behavior
Therapy, 22(4), 237-250. doi: 10.1023/B:JORE.0000047310.94044.ac
DiBartolo, P., Frost, R., Dixon, A., & Almodovar, S. (2001). Can cognitive restructuring
reduce the disruption associated with perfectionistic concerns? Behavior Therapy,
32(1), 167-184. doi: 10.1016/S0005-7894(01)80051-4
Dixon, F., Lapsley, D., & Hanchon, T. (2004). An empirical typology of perfectionism in
gifted adolescents. Gifted Child Quarterly, 48(2), 95-106. doi:
10.1177/001698620404800203
Donaldson, D., Spirito, A., & Farnett, E. (2000). The role of perfectionism and depressive
cognitions in understanding the hopelessness experienced by adolescent suicide
attempters. Child Psychiatry and Human Development, 31(2), 99-111. doi:
10.1023/A:1001978625339
Downing, S. (2006). Twelve steps for effective test development. In S. Downing & T.
Haladyna (Eds.), Handbook of test development (pp. 3-25). Mahwah, NJ:
Lawrence Erlbaum Associates.
Downing, S., & Haladyna, T. (2006). Handbook of test development. Mahwah, NJ:
Lawrence Erlbaum Associates.
Dry, S., Kane, R., & Rooney, R. (2015). An investigation into the role of coping in
preventing depression associated with perfectionism in preadolescent children.
Frontiers in Public Health, 3, 190. doi: 10.3389/fpubh.2015.00190
D'Souza, F., Egan, S., & Rees, C. (2011). The relationship between perfectionism, stress
and burnout in clinical psychologists. Behaviour Change, 28(1), 17-28. doi:
10.1375/bech.28.1.17
DuBois, D., Felner, R., Meares, H., & Krier, M. (1994). Prospective investigation of the
effects of socioeconomic disadvantage, life stress, and social support on early
adolescent adjustment. Journal of Abnormal Psychology, 103(3), 511-522. doi:
10.1037/0021-843X.103.3.511
Dunkley, D., Zuroff, D., & Blankstein, K. (2003). Self-critical perfectionism and daily
affect: Dispositional and situational influences on stress and coping. Journal of
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 218
Ebel, R. (1956). Obtaining and reporting evidence for content validity. Educational and
Psychological Measurement, 16(3), 269-282. doi: 10.1177/001316445601600301
Echeburúa, E., & Corral, P. (2006). Secuelas emocionales en víctimas de abuso sexual en
la infancia. Cuadernos de Medicina Forense, 12(43-44), 75-82. doi:
10.4321/S1135-76062006000100006
Echeburúa, E., De Corral, P., & Amor, P. (2001). Estrategias de afrontamiento ante los
sentimientos de culpa. Análisis y Modificación de conducta, 27(116), 905-929.
Recuperado de http://www.ehu.eus/echeburua/pdfs/3-estrafronta.pdf
Elizathe, L., Arana, F., Murawski, B., & Rutsztein, G. (2009). Trastornos alimentarios en
niños y su relación con la insatisfacción con la imagen corporal y perfeccionismo:
estado del arte. En S. Slapak (Presidencia), Memorias del I Congreso
Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología - XVI
Jornadas de Investigación - V Encuentro de Investigadores en Psicología del
MERCOSUR (Tomo I, pp. 34-36). Buenos Aires, Argentina: Facultad de
Psicología, Universidad de Buenos Aires.
Elizathe, L., Murawski, B., Custodio, J., & Rutsztein, G. (2012). Riesgo de trastorno
alimentario en niños escolarizados de Buenos Aires: su asociación con
perfeccionismo. Revista Mexicana de Trastornos Alimentarios, 3, 106-120.
Recuperado de http://journals.iztacala.unam.mx/index.php/amta/article/view/226
Elizathe, L., Murawski, B., Lievendag, L., Diez, M., Barrios, R., Cruz, G., & Rutsztein,
G. (2011). Riesgo de trastorno alimentario y perfeccionismo en niños y niñas
escolarizados. En N. Cervone (Presidencia), Memorias del III Congreso
Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología - XVIII
Jornadas de Investigación - VII Encuentro de Investigadores en Psicología del
MERCOSUR (p. 293). Buenos Aires, Argentina: Facultad de Psicología,
Universidad de Buenos Aires.
Elvira, M. (2015). Perfil familiar y psicológico como predictores del estrés académico:
Un modelo de ruta (Tesis doctoral). Universidad Simón Bolívar, Caracas,
Venezuela.
Elliot, A., & McGregor, H. (2001). A 2x2 achievement goal framework. Journal of
Personality and Social Psychology, 80(3), 501-519. doi: 10.1037/0022-
3514.80.3.501
Enns, M., & Cox, B. (1999). Perfectionism and depression symptom severity in major
depressive disorder. Behaviour Research and Therapy, 37(8), 783-794. doi:
10.1016/S0005-7967(98)00188-0
Enns, M., & Cox, B. (2002). The nature and assessment of perfectionism: A critical
analysis. In G. Flett & P. Hewitt (Eds.), Perfectionism: Theory, research, and
treatment (pp. 33-62). Washington, DC: American Psychological Association.
Ericsson, K., & Simon, H. (1980) Verbal reports as data. Psychological Review, 87(3),
215-251. doi: 10.1037/0033-295X.87.3.215
Essau, C., Conradt, J., & Petermann, F. (1999). Frequency and comorbidity of social
phobia and social fears in adolescents. Behaviour Research and Therapy, 37(9),
831-843. doi: 10.1016/S0005-7967(98)00179-X
Fabrigar, L., Wegener, D., MacCallum, R., & Strahan, E. (1999). Evaluating the use of
exploratory factor analysis in psychological research. Psychological Methods,
4(3), 272-299. doi: 10.1037/1082-989X.4.3.272
Fairburn, C., Cooper, Z., Doll, H., & Welch, S. (1999). Risk factors for anorexia nervosa:
Three integrated case-control comparisons. Archives of General Psychiatry,
56(5), 468-476. doi: 10.1001/archpsyc.56.5.468
Faust, J. (1987). Correlates of the drive for thinness in young female adolescents. Journal
of Clinical Child Psychology, 16(4), 313-319. doi: 10.1207/s15374424jccp1604_4
Fedewa, B., Burns, L., & Gomez, A. (2005). Positive and negative perfectionism and the
shame/guilt distinction: Adaptive and maladaptive characteristics. Personality and
Individual Differences, 38(7), 1609-1619. doi: 10.1016/j.paid.2004.09.026
Feldman, L., Granell, E., & Vivas, E. (1995). Temor a hablar en público en niños:
prevalencia y variables asociadas en escolares venezolanos. Comportamiento,
4(1), 47-64. Recuperado de
http://www.comportamiento.dsm.usb.ve/revista/vol4_n1_95.pdf
Fernández, A., Pérez, E., Alderete, A., Richaud, M., & Liporace, M. (2010). ¿Construir o
adaptar tests psicológicos? Diferentes respuestas a una cuestión controvertida.
Evaluar, 10, 60-74. Recuperado de
http://revistas.unc.edu.ar/index.php/revaluar/article/view/459
Finkelhor, D., & Browne, A. (1985).The traumatic impact of child sexual abuse: A
conceptualization. Journal of Orthopsychiatry, 55(4), 530-541. doi:
10.1111/j.1939-0025.1985.tb02703.x
Fleming, J. (1985). An Index of Fit for Factor Scales. Educational and Psychological
Measurement, 45(4), 725-728. doi: 10.1177/0013164485454002
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 221
Flett, G., & Hewitt, P. (2002). Perfectionism: Theory, research, and treatment.
Washington, DC: American Psychological Association.
Flett, G., Coulter, L., & Hewitt, P. (2012). The Perfectionistic Self-Presentation Scale±
Junior Form: Psychometric properties and association with social anxiety in early
adolescents. Canadian Journal of School Psychology, 27(2), 136-149. doi:
10.1177/0829573511431406
Flett, G., Druckman, T., Hewitt, P., & Wekerle, C. (2012). Perfectionism, coping, social
support, and depression in maltreated adolescents. Journal of Rational-Emotive &
Cognitive-Behavior Therapy, 30(2), 118-131. doi: 10.1007/s10942-011-0132-6
Flett, G., Hewitt, P., Blankstein, K., & Gray, L. (1998). Psychological distress and
frequency of perfectionistic thinking. Journal of Personality and Social
Psychology, 75(5), 1363-1381. doi: 10.1037/0022-3514.75.5.1363
Flett, G., Hewitt, P., Boucher, D., Davidson, L., & Munro, I. (2000). The Child-
Adolescent Perfectionism Scale: Development, validation, and association with
adjustment. Unpublished manuscript, University of British Columbia, Vancouver,
Canada.
Flett, G., Hewitt, P., Man, W., & Cheng, W. (2008). Perfectionism, distress, and
irrational beliefs in high school students: Analyses with an abbreviated survey of
personal beliefs for adolescents. Journal of Rational-Emotive and Cognitive-
Behavior Therapy, 26(3), 194-205. doi: 10.1007/s10942-007-0066-1
Flett, G., Hewitt, P., Oliver, J., & Macdonald, S. (2002). Perfectionism in children and
their parents: A developmental analysis. In G. Flett & P. Hewitt (Eds.),
Perfectionism: Theory, research, and treatment (pp. 89-132). Washington, DC:
American Psychological Association.
Flett, G., Madorsky, D., Hewitt, P., & Heisel, M. (2002). Perfectionism cognitions,
rumination, and psychological distress. Journal of Rational-Emotive and
Cognitive-Behavior Therapy, 20(1), 33-47. doi: 10.1023/A:1015128904007
Fong, R., & Yuen, M. (2011). Perfectionism in Chinese Elementary School Students:
Validation of the Chinese Adaptive/Maladaptive Perfectionism Scale. Talent
Development & Excellence, 3(2), 203-213. Recuperado de
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 222
https://moodle.ied.edu.hk/pluginfile.php/421918/mod_resource/content/0/_2011_
Perfectionism_in_Chinese_elementary_school_students.pdf
Franco, K., Díaz, F., Torres, P., Telléz, Y., & Hidalgo-Rasmussen, C. (2014). Internal
consistency, test-retest reliability and construct validity of the Frost
Multidimensional Perfectionism Scale. Revista Mexicana de Trastornos
Alimentarios, 5(2), 91-97. Recuperado de
http://journals.iztacala.unam.mx/index.php/amta/article/view/322
Franco, K., Mancilla, J., Álvarez, G., Vázquez, R., & López, X. (mayo, 2004). Internal
consistency and solution factor of the Eating Disorders Inventory (EDI) in
Mexican males. Sesión de cartel presentada en la International Conference on
Eating Disorders (ICED) de la Academy for Eating Disorders (AED), Orlando,
EUA.
Franco, K., Mancilla, J., Vázquez, R., Álvarez, G., & López, X. (2011). El papel del
perfeccionismo en la insatisfacción corporal, la influencia sociocultural del
modelo de delgadez y los síntomas de trastorno del comportamiento alimentario.
Universitas Psychologica, 10(3), 829-840. Recuperado de
http://recursostic.javeriana.edu.co/sitio/psychologica/sccs/articulo.php?id=690
Franco, K., Mancilla-Díaz, J., Vázquez, R., Álvarez, G., & López, X. (2010). Estructura
factorial y consistencia interna de la Escala Multidimensional de Perfeccionismo.
Revista Mexicana de Psicología, 27(2), 143-149. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=243016324003
Freudenstein, O., Valevski, A., Apter., A., Zohar, A., Shoval, G., Nahshoni, E.,...
Zalsman, G. (2012). Perfectionism, narcissism, and depression in suicidal and
nonsuicidal adolescent inpatients. Comprehensive Psychiatry, 53(6), 746-752.
doi: 10.1016/j.comppsych.2011.08.011
Frías-Navarro, D., & Soler, M. (2012). Prácticas del análisis factorial exploratorio (AFE)
en la investigación sobre conducta del consumidor y marketing. Suma
Psicológica, 19(1), 47-58. doi: 10.14349/sumapsi2012.1141
Friedberg, R., & McClure, J. (2005). Práctica clínica de terapia cognitiva con niños y
adolescentes. Conceptos esenciales. Barcelona: Paidós.
Frost, R., Glossner, K., & Maxner, S. (2010). Social anxiety disorder and its relationship
to perfectionism. In S. Hofmann & P. DiBartolo (Eds.), Social anxiety: Clinical,
developmental, and social perspectives (2nd ed., pp. 119-145). New York:
Academic Press.
Frost, R., Heimberg, R., Holt, C., Mattia, J., & Neubauer, A. (1993). A comparison of
two measures of perfectionism. Personality and Individual Differences, 14(1),
119-126. doi: 10.1016/01918869(93)90181-2
Frost, R., Marten, P., Lahart, C., & Rosenblate, R. (1990). The dimensions of
perfectionism. Cognitive Therapy and Research, 14(5), 449-468. doi:
10.1007/BF01172967
Gable, R., & Wolf, J. (1993). Instrument development in the affective domain: Measuring
attitudes and values in corporate and school settings. (2nd ed). New York: Kluwer
Academic.
García Yebra, V. (1989). Teoría y práctica de la traducción. (2a ed.). Madrid: Gredos.
Garner, D., & Garfinkel, P. (1979). The Eating Attitudes Test: An index of the symptoms
of anorexia nervosa. Psychological Medicine, 9(2), 273-279. doi:
10.1017/S0033291700030762
Garner, D., Olmstead, M., & Polivy, J. (1983). Development and validation of a
multidimensional Eating Disorder Inventory for anorexia nervosa and bulimia.
International Journal of Eating Disorders, 2(2), 15-34. doi: 10.1002/1098-
108X(198321)2:23.0.CO;2-6
Gelabert, E., García-Esteve, L., Martín-Santos, R., Gutiérrez, F., Torres, A., & Subirà, S.
(2011). Psychometric properties of the spanish version of the Frost
Multidimensional Perfectionism Scale in women. Psicothema, 23(1), 133-139.
Recuperado de http://www.psicothema.com/psicothema.asp?id=3861
Gelabert, E., Subirà, S., García-Esteve, L., Navarro, P., Plaza, A., Cuyàs, E.,... Martín-
Santos, R. (2012). Perfectionism dimensions in major postpartum depression.
Journal of Affective Disorders, 136(1-2), 17-25. doi: 10.1016/j.jad.2011.08.030
Gilman, R., Ashby, J., Sverko, D., Florell, D., & Varjas, K. (2005). The relationship
between perfectionism and multidimensional life satisfaction among Croatian and
American youth. Personality and Individual Differences, 39(1), 155-166. doi:
10.1016/j.paid.2004.12.014
Gnilka, P., Ashby, J., & Noble, C. (2012). Multidimensional perfectionism and anxiety:
Differences among individuals with perfectionism and tests of a coping-mediation
model. Journal Of Counseling & Development, 90(4), 427-436. doi:
10.1002/j.1556-6676.2012.00054.x
González, M., Ibáñez, I., Rovella, A., López, M., & Padilla, L. (2013). Perfeccionismo e
intolerancia a la incertidumbre: relaciones con variables psicopatológicas.
Psicología Conductual, 21(1), 81-101.
González, M., Rovella, A., Cubas, R., Peñate, W., & Ibáñez, I. (noviembre, 2002).
Perfeccionismo: relaciones con dimensiones de personalidad, variables en
proceso y psicopatológicas. Trabajo presentado en el III Congreso
Iberoamericano de Psicología Clínica y de la Salud, Caracas, Venezuela.
Gonzálvez, C., Vicent, M., Inglés, C., Lagos-San Martín, N., García-Fernández, J., &
Martínez-Monteagudo, M. (abril, 2015). Diferencias en perfeccionismo
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 225
Gorsuch, R. (1983). Factor analysis. (2nd ed.). Hillsdale, NJ: Lawrence Erlbaum
Associates.
Granell, E., & Feldman, L. (1981). Análisis exploratorio del origen, mantenimiento y
control de respuestas de temor en estudiantes universitarios: hallazgos
preliminares. Revista de Psicología, 8(4), 267-288.
Granell, E., Vivas, E., Gelfand, D., & Feldman, L. (1982). Un estudio epidemiológico en
niños venezolanos: metodología. Psicología, 9(4), 653-666.
Granell, E., Vivas, E., Gelfand, D., & Feldman, L. (1983). Inventario de Temores
Infantiles: análisis factorial en una muestra de niños venezolanos. Manuscrito no
publicado, Universidad Simón Bolívar, Caracas, Venezuela.
Graziano, A., DeGeovanni, I., & García, K. (1979). Behavioral treatment of children's
fears: a review. Psychological Bulletin, 86(4), 804-830. doi: 10.1037/0033-
2909.86.4.804
Graziano, A., Mooney, K., Huber, C., & Ignasiak, D. (1979). Self-control instruction for
children's fear-reduction. Journal of Behavior Therapy and Experimental
Psychiatry, 10(3), 221-227. doi: 10.1016/0005-7916(79)90067-3
Green, T., & Holeman, S. (2004). Athletes' attributions for team performance: A
theoretical test across sports and genders. Social Behavior and Personality: An
International Journal, 32(2), 199-206. doi: 10.2224/sbp.2004.32.2.199
Grzegorek, J., Slaney, R., Franze, S., & Rice, K. (2004). Self-criticism, dependency,
selfesteem, and grade point average satisfaction among clusters of perfectionists
an nonperfectionists. Journal of Counseling Psychology, 51(2), 192-200. doi:
10.1037/0022-0167.51.2.192
Guimerá, E., Querol, E., & Torrubia, R. (1987). Adaptación española del Eating Disorder
Inventory (EDI) en una muestra de pacientes anoréxicas. Anales de Psiquiatría, 3,
185-190.
Hair, J., Anderson, R., Tatham, R., & Black, W. (1999). Análisis multivariante. (5a ed.).
Madrid: Prentice Hall.
Hambleton, R., Merenda, P., & Spielberger, C. (2005). Adapting educational and
psychological tests for cross-cultural assessment. Hillsdale, NJ: Lawrence
Erlbaum Associates.
Harder, D. (1995). Shame and guilt assessment, and relationships of shame- and guilt-
proneness to psychopathology. In J. Tangney & K. Fischer (Eds.), Self-conscious
emotions: The psychology of shame, guilt, embarrassment, and pride (pp. 368-
392). New York: Guilford Press.
Haring, M., Hewitt, P., & Flett, G. (2003). Perfectionism, coping, and quality of intímate
relationships. Journal of Marriage & Family, 65(1), 143-158. doi:
10.1111/j.1741-3737.2003.00143.x
Harris, P., Pepper, C., & Maack, D. (2008). The relationship between maladaptive
perfectionism and depressive symptoms: The mediating role of rumination.
Personality and Individual Differences, 44(1), 150-160. doi:
10.1016/j.paid.2007.07.011
Harvey, B., Pallant, J., & Harvey, D. (2004). An evaluation of the factor structure of the
Frost Multidimensional Perfectionism Scale. Educational and Psychological
Measurement, 64(6), 1007-1018. doi: 10.1177/0013164404264842
Heimberg, R., Juster, H., Hope, D., & Mattia, J. (1995). Cognitive behavioral group
treatment for social phobia: Description, case presentation and empirical support.
In M. Stein (Ed.), Social phobia: Clinical and research perspectives (pp. 293-
321). Washington, DC: American Psychiatric Press.
Henson, R., & Roberts, J. (2006). Use of exploratory factor analysis in published
research: Common errors and some comment on improved practice. Educational
and Psychological Measurement, 66(3), 393-416. doi:
10.1177/0013164405282485
Hernández, R., Fernández, C., & Baptista, P. (2006). Metodología de la investigación. (4a
ed.). México: McGraw-Hill Interamericana.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 227
Heron, J., & Leheup, R. (1984). Happy families? British Journal of Psychiatry, 145, 136-
138. doi: 10.1192/bjp.145.2.136
Herrera, J. (19 de julio de 2002). Educación pasa el examen con 10. El Universal.
Recuperado de http://www.eluniversal.com/2002/07/19/ten_art_19406AA
Hewitt, P., & Dyck, D. (1986). Perfectionism, stress, and vulnerability to depression.
Cognitive Therapy and Research, 10(1), 137-142. doi: 10.1007/BF01173389
Hewitt, P., & Flett, G. (1991). Perfectionism in the self and social contexts:
Conceptualization, assessment, and association with psychopathology. Journal of
Personality and Social Psychology, 60(3), 456-470. doi: 10.1037/0022-
3514.60.3.456
Hewitt, P., & Flett, G. (1993). Dimensions of perfectionism, daily stress, and depression:
Test of the specific vulnerability hypothesis. Journal of Abnormal Psychology,
102(1), 58-65. doi: 10.1037/0021-843X.102.1.58
Hewitt, P., & Flett, G. (2002). Perfectionism and stress enhancement, perpetuation,
anticipation, and generation in psychopathology. In G. Flett & P. Hewitt (Eds.),
Perfectionism: Theory, research, and treatment (pp. 742-775). Washington, DC:
American Psychological Association.
Hewitt, P., & Flett, G. (2004). Multidimensional Perfectionism Scale (MPS): Technical
manual. Toronto: Multi-Health Systems.
Hewitt, P., Caelian, C., Chen, C., & Flett, G. (2014). Perfectionism, stress, daily hassles,
hopelessness, and suicide potential in depressed psychiatric adolescents. Journal
of Psychopathology and Behavioral Assessment, 36(4), 663-674. doi:
10.1007/s10862-014-9427-0
Hewitt, P., Caelian, C., Flett, G., Sherry, S., Collins, L., & Flynn, C. (2002).
Perfectionism in children: Associations with depression, anxiety, and anger.
Personality and Individual Differences, 32(6), 1049-1061. doi: 10.1016/S0191-
8869(01)00109-X
Hewitt, P., Flett, G., & Ediger, E. (1996). Perfectionism and depression: Longitudinal
assessment of a specific vulnerability hypothesis. Journal of Abnormal
Psychology, 105(2), 276-280. doi: 10.1037/0021-843X.105.2.276
Hewitt, P., Flett, G., Besser, A., Sherry, S., & McGee, B. (2003). Perfectionism is
multidimensional: A reply to Shafran, Cooper and Fairburn (2002). Behaviour
Research and Therapy, 41(10), 1221-1236. doi: 10.1016/S0005-7967(03)00021-4
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 228
Hewitt, P., Flett, G., Sherry, S., Habke, M., Parkin, M., Lam, R.,... Stein, M. (2003). The
interpersonal expression of perfection: Perfectionistic self-presentation and
psychological distress. Journal of Personality and Social Psychology, 84(6),
1303-1325. doi: 10.1037/0022-3514.84.6.1303
Hewitt, P., Newton, J., Flett, G., & Callander, L. (1997). Perfectionism and suicide
ideation in adolescent psychiatric patients. Journal of Abnormal Child
Psychology, 25(2), 95-101. doi: 10.1023/A:1025723327188
Hill, R., Zrull, M., & Turlington, S. (1997). Perfectionism and interpersonal problems.
Journal of Personality Assessment, 69(1), 81-103. doi:
10.1207/s15327752jpa6901_5
Ho, R., Neo, L., Chua, A., Cheak, A., & Mak, A. (2010). Research on
psychoneuroimmunology: Does stress influence immunity and cause coronary
artery disease? Annals of the Academy of Medicine Singapore, 39(3), 191-196.
Hochwarter, W., & Byrne, Z. (2010). The interactive effects of chronic pain, guilt, and
perfectionism on work outcomes. Journal of Applied Social Psychology, 40(1),
76-100. doi: 10.1111/j.1559-1816.2009.00564.x
Hoffman, M., Levy-Shiff, R., Sohlberg, S., & Zarizki, J. (1992). The impact of stress and
coping: Developmental changes in the transition to adolescence. Journal of Youth
and Adolescence, 21(4), 451-469. doi: 10.1007/BF01537897
Horney, K. (1937). The neurotic personality of our time. New York: Norton.
Horney, K. (1950). Neurosis and human growth: The struggle toward self-realization.
New York: Norton.
Irala, J., Cano-Prous, A., Lahortiga-Ramos, F., Gual-García, P., Martínez-González, M.,
& Cervera-Enguix, S. (2008).Validación del cuestionario Eating Attitudes Test
(EAT) como prueba cribado de trastornos de la conducta alimentaria en la
población general. Medicina Clínica, 130(13), 487-491. doi: 10.1157/13119489
Jaimes-Valencia, M., Richart-Martínez, M., Cabrero-García, J., Palacio, J., & Flórez-
Alarcón, L. (2007). Validez lingüística del Cuestionario Vécu et Santé Perçue de
l'Adolescent (VSP-A) en población adolescente colombiana. Análisis y
Modificación de Conducta, 33(147), 103-133. Recuperado de
http://uhu.es/publicaciones/ojs/index.php/amc/article/view/1209
Jain, M., & Sudhir, P. (2010). Dimensions of perfectionism and perfectionistic self-
presentation in social phobia. Asian Journal of Psychiatry, 3(4), 216-221. doi:
10.1016/j.ajp.2010.08.006
Jeanrie, C., & Bertrand, R. (1999). Translating tests with the International Test
Commission's Guidelines: Keeping validity in mind. European Journal of
Psychological Assessment, 15(3), 277-283. doi: 10.1027//1015-5759.15.3.277
Johnson, D., & Slaney, R. (1996). Perfectionism: Scale development and a study of
perfectionistic clients in counseling. Journal of College Student Development,
37(1), 29-41.
Juster, H., Heimberg, R., Frost, R., Holt, C., Mattia, J., & Faccenda, K. (1996). Social
phobia and perfectionism. Personality and Individual Differences, 21(3), 403-410.
doi: 10.1016/0191-8869(96)00075-X
Kane, M. (2009). Validating the interpretations and uses of test scores. In R. Lissitz (Ed.),
The concept of validity: Revisions, new directions and applications (pp. 39-64).
Charlotte, NC: Information Age Publishing.
Kawamura, K., Hunt, S., Frost, R., & Di Bartolo, P. (2001). Perfectionism, anxiety, and
depression: Are the relationships independent? Cognitive Therapy and Research,
25(3), 291-301. doi: 10.1023/A:1010736529013
Kearney, C., Drabman, R., & Beasley, J. (1993). The trials of childhood: The
development, reliability, and validity of the Daily Life Stressors Scale. Journal of
Child and Family Studies, 2(4), 371-388. doi: 10.1007/BF01321232
Khawaja, N., & Armstrong, K. (2005). Factor structure and psychometric properties of
the Frost Multidimensional Perfectionism Scale: Developing shorter versions
using an Australian sample. Australian Journal of Psychology, 57(2), 129-138.
doi: 10.1080/10519990500048611
Klibert, J., Langhinrichsen-Rohling, J., & Saito, M. (2005). Adaptive and maladaptive
aspects of self-oriented versus socially prescribed perfectionism. Journal of
College Student Development, 46(2), 141-156. doi: 10.1353/csd.2005.0017
Kottman, T., & Ashby, J. (2000). Perfectionistic children and adolescents: Implications
for school counselors. Professional School Counseling, 3(3), 182-188.
Krus, D., & Helmstadter, G. (1993). The problem of negative reliabilities. Educational
and Psychological Measurement, 53(3), 643-650. doi:
10.1177/0013164493053003005
Kumari, R., Sudhir, P., & Mariamma, P. (2012). Perfectionism and interpersonal
sensitivity in social phobia: The interpersonal aspects of perfectionism.
Psychological Studies, 57(4), 357-368. doi: 10.1007/s12646-012-0157-7
Labrecque, J., Stephenson, R., Boivin, L., & Marchand, A. (1999). Validation de
/¶pFKHOOH0XOWLGLPHQVLRQQHOOHGX3HUIHFWLRQQLVPHDXSUqVGHODSRSXODWLRQ
francophone du Québec. Revue Francophone de Clinique Comportamentale et
Cognitive, 3(4), 1-11.
Lago, A., Keegan, E., Arana, F., Maglio, A., López, P., & Scappatura, M. (2005). Las
relaciones interpersonales de los perfeccionistas: revisión conceptual y
aplicaciones en terapia de pareja. Memorias de las XII Jornadas de Investigación
- I Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR (Tomo I, pp. 50-
52). Buenos Aires, Argentina: Facultad de Psicología, Universidad de Buenos
Aires.
Lago, A., Scappatura, M., Nusshold, P., & Keegan, E. (2008). Perfeccionismo en
estudiantes de Psicología de la Universidad de Buenos Aires: comparación entre
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 231
Lapouse, R., & Monk, M. (1959). Fears and worries in a representative sample of
children. American Journal of Orthopsychiatry, 29(4), 803-818. doi:
10.1111/j.1939-0025.1959.tb00250.x
Larsen, R., & Buss, D. (2005). Psicología de la personalidad. (2a ed.). México: McGraw-
Hill Interamericana.
Lazarus, R., & Folkman, S. (1986). Estrés y procesos cognitivos. Barcelona: Martínez
Roca.
Levenstein, S., Prantera, C., Varvo, V., Scribano, M., Berto, E., Luzi, C., & Andreoli, A.
(1993). Development of the Perceived Stress Questionnaire: A new tool for
psychosomatic research. Journal of Psychosomatic Research, 37(1), 19-32. doi:
10.1016/0022-3999(93)90120-5
Lévy, J., & Varela, J. (2003). Análisis multivariable para las ciencias sociales. Madrid:
Pearson Educación.
Levy, R. (1973). Tahitians. Mind and experience in the Society Islands. Chicago:
University of Chicago Press.
Ley Orgánica del Poder Público Municipal. (2010). Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela, 6015 (Extraordinario), Diciembre 28, 2010.
Lezama, L. (2011). Puntuaciones relacionadas con las normas. Revista Psicología, 30(1),
107-143. Recuperado de
http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_ps/article/view/3689
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 232
Lezama, L., & Urdanibia, A. (2009). Análisis de ítems y de la prueba. Caracas: Fondo
Editorial de Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela.
Lombardi, D., Florentino, M., & Lombardi, A. (1998). Perfectionism and abnormal
behavior. Journal of Individual Psychology, 54(1), 61-71.
Londoño, N., Henao, G., Puerta, I., Posada, S., Arango, D., & Aguirre-Acevedo, D.
(2006). Propiedades psicométricas y validación de la Escala de Estrategias de
Coping Modificada (EEC-M) en una muestra colombiana. Universitas
Psychologica, 5(2), 327-349. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=64750210
López, F. (1994). Abuso sexual a menores: lo que recuerdan de mayores. Madrid: Centro
de Publicaciones, Ministerio de Asuntos Sociales.
López, P., Arana, F., Keegan, E., Lago, A., & Scappatura, M. (2005). Actualización y
perspectivas de la relación perfeccionismo-imagen corporal. Memorias de las XII
Jornadas de Investigación - I Encuentro de Investigadores en Psicología del
MERCOSUR (Tomo I, pp. 56-58). Buenos Aires, Argentina: Facultad de
Psicología, Universidad de Buenos Aires.
López, X., Mancilla, J., Álvarez, G., & Vázquez, R. (2003). Determinación de algunas
características psicológicas en comedoras compulsivas: un estudio exploratorio.
Psicología y Ciencia Social, 5(2), 34-40. Recuperado de
http://www.redalyc.org/pdf/314/31405203.pdf
López-Walle, J., Balaguer, I., Meliá, J., Castillo I., & Tristán, J. (2011). Adaptación a la
población mexicana del Cuestionario de Orientación al Ego y a la Tarea en el
Deporte (TEOSQ). Revista de Psicología del Deporte, 20(2), 523-536.
Recuperado de http://www.rpd-online.com/article/view/255
Lozano, L., García, E., Lozano, L., Martín, M., & Pedrosa, I. (noviembre, 2008a). El
efecto de la desesperanza infantil en la depresión y en el rendimiento académico.
Trabajo presentado en el II Symposium Internacional sobre Psicología Clínica y
de la Salud, Granada, España. Resumen recuperado de
http://www.funveca.org/PDFs/Avances2008.pdf
Lozano, L., García, E., Lozano, L., Martín, M., & Pedrosa, I. (noviembre, 2008b). ¿Existe
relación entre la tríada cognitiva negativa de Beck y la depresión en los niños? II
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 233
Lozano, L., García, E., Martín, M., & Lozano, L. (2012). Desarrollo y validación del
Inventario de Perfeccionismo Infantil (I.P.I.). Psicothema, 24(1), 149-155.
Recuperado de http://www.psicothema.com/psicothema.asp?id=3992
Lozano, L., Lozano, L., Martín, M., & García-Cueto, E. (julio, 2010). Influencia de
variables afectivas y cognitivas en el rendimiento académico. Trabajo presentado
en el VII Congreso Iberoamericano de Psicología, Asturias (Oviedo), España.
Lozano, L., Llanos, A., Lozano, L., & Valor-Segura, I. (2014a). El efecto del
perfeccionismo infantil en la aparición de sintomatología internalizada. En M.
Ramiro & T. Ramiro-Sánchez (Comp.), VII Congreso Internacional y XII
Nacional de Psicología Clínica (p. 276). Sevilla, España: Asociación Española de
Psicología Conductual (AEPC).
Lozano, L., Llanos, A., Lozano, L., & Valor-Segura, I. (2014b). El perfeccionismo en el
desarrollo de la sintomatología ansiosa y depresiva en la infancia. En M. Ramiro
& T. Ramiro-Sánchez (Comp.), VII Congreso Internacional y XII Nacional de
Psicología Clínica (p. 275). Sevilla, España: Asociación Española de Psicología
Conductual (AEPC).
Lozano, L., Valor-Segura, I., & Lozano, L. (2015). Could a perfectionism context
produce unhappy children? Personality and Individual Differences, 80, 12-17.
doi: 10.1016/j.paid.2015.01.022
Lozano, L., Valor-Segura, I., Llanos, A., & Lozano, L. (2014). Efectos del
perfeccionismo infantil sobre la inteligencia y el rendimiento académico. En A.
Romero, T. Ramiro-Sánchez & M. Paz (Coord.), Libro de Actas del II Congreso
Internacional de Ciencias de la Educación y del Desarrollo (p. 178). Granada,
España: Asociación Española de Psicología Conductual (AEPC).
Lucio, E., León, I., Durán, C., Bravo, E., & Velasco, E. (2001). Los sucesos de vida en
dos grupos de adolescentes de diferente nivel socioeconómico. Salud Mental,
24(5), 17-24. Recuperado de http://www.inprf-
cd.gob.mx/pdf/sm2405/sm240517.pdf
MacCallum, R., Widaman, K., Zhang, S., & Hong, S. (1999). Sample size in factor
analysis. Psychological Methods, 4(1), 84-99. doi: 10.1037/1082-989X.4.1.84
Maccoby, E., & Jacklin, C. (1974). The psychology of sex differences. Stanford, CA:
Stanford University Press.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 234
Mancilla, A., Vázquez, R., Mancilla-Díaz, J., Amaya, A., & Alvarez, G. (2012). Body
dissatisfaction in children and preadolescents: A systematic review. Revista
Mexicana de Trastornos Alimentarios, 3(1), 62-79. Recuperado de
http://journals.iztacala.unam.mx/index.php/amta/article/view/212
Mancilla, J., Franco, K., Álvarez, G., & Vázquez, R. (2003). Evaluation of the
psychometric properties of the Mexican version of the Eating Disorders
Inventory. Thomson Psicología, 1(2), 167-176.
McColl, E., Meadows, K., & Barofsky, I. (2003). Cognitive aspects of survey
methodology and quality of life assessment. Quality of Life Research, 12(3), 217-
218. doi: 10.1023/A:1023233432721
McVey, G., Pepler, D., Davis, R., Flett, G., & Abdolell, M. (2002). Risk and protective
factors associated with disordered eating during early adolescence. Journal of
Early Adolescence, 22(1), 75-95. doi: 10.1177/0272431602022001004
Méndez, C., & Rondón, M. (2012). Introducción al análisis factorial exploratorio. Revista
Colombiana de Psiquiatría, 41(1), 197-207. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80624093014
Méndez, F., Inglés, C., & Hidalgo, M. (2002). Estrés en las relaciones interpersonales:
Un estudio descriptivo en la adolescencia. Ansiedad y Estrés, 8(1), 25-36.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 235
Meyen, E., & Skrtic, T. (1995). Special education and student disability: An introduction
to traditional, emerging, and alternative perspectives. (4th ed.). Denver, CO: Love
Publishing.
Ministerio del Poder Popular para la Educación. (2007). Currículo del Subsistema de
Educación Primaria Bolivariana. Caracas: Fundación Centro Nacional para el
Mejoramiento de la Enseñanza de la Ciencia (CENAMEC).
Miracco, M., Scappatura, M., Traiber, L., De Rosa, L., Arana, F., Lago, A.,... Keegan, E.
(2012). Perfeccionismo en la universidad: talleres psicoeducativos, una
intervención preventiva. En N. Cervone (Presidencia), Memorias del IV Congreso
Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología - XIX
Jornadas de Investigación - VIII Encuentro de Investigadores en Psicología del
MERCOSUR (pp. 102-106). Buenos Aires, Argentina: Facultad de Psicología,
Universidad de Buenos Aires.
Mitchell, J., Newall, C., Broeren, S., & Hudson, J. (2013). The role of perfectionism in
cognitive behaviour therapy outcomes for clinically anxious children. Behaviour
Research and Therapy, 51(9), 547-554. doi: 10.1016/j.brat.2013.05.015
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 236
Mobley, M., Slaney, R., & Rice, K. (2005). Cultural validity of the almost perfect scale-
revised for African American collage students. Journal of Counseling
Psychology, 52(4), 629-639. doi 10.1037/0022-0167.52.4.629
Mongrain, M., & Leather, F. (2006). Immature dependence and self-criticism predict the
recurrence of major depression. Journal of Clinical Psychology, 62(6), 705-713.
doi: 10.1002/jclp.20263
Monteiro, A., Soares, M., Pereira, A., Carvalho, S., Marques, M., Valente, J.,... Macedo,
A. (2013). Frost Multidimensional Perfectionism Scale: The portuguese version.
Revista Psiquiatría Clínica, 40(4), 144-149. Recuperado de
http://www.revistas.usp.br/acp/article/view/63063
Montero, I., & León, O. (2005). Sistema de clasificación del método en los informes de
investigación en Psicología. International Journal of Clinical and Health
Psychology, 5(1), 115-127. Recuperado de
http://www.aepc.es/ijchp/articulos_pdf/ijchp-136.pdf
Montero, I., & León, O. (2007). A guide for naming research studies in Psychology.
International Journal of Clinical and Health Psychology, 7(3), 847-862.
Recuperado de http://www.aepc.es/ijchp/articulos_pdf/ijchp-256.pdf
Morán, M., & García, M. (abril, 2015). Acoso escolar: relación con sentimiento de
soledad y perfeccionismo positivo en adolescentes españoles. Trabajo presentado
en el XXII Congreso Internacional INFAD de Psicología, Kalamata, Grecia.
Moreno, R., Martínez, R., & Muñiz, J. (2004). Directrices para la construcción de ítems
de elección múltiple. Psicothema, 16(3), 490-497. Recuperado de
http://www.psicothema.com/psicothema.asp?id=3023
Muñiz, J., & Hambleton, R. (1996). Directrices para la traducción y adaptación de los
tests. Papeles del Psicólogo, 66, 63-70. Recuperado de
http://www.papelesdelpsicologo.es/vernumero.asp?id=737
Muñiz, J., Elosua, P., & Hambleton, R. (2013). Directrices para la traducción y
adaptación de los tests: segunda edición. Psicothema, 25(2), 151-157. doi:
10.7334/psicothema2013.24
Nicholls, D., Lynn, R., & Viner, R. (2011). Childhood eating disorders: British national
surveillance study. The British Journal of Psychiatry, 198(4), 295-301. doi:
10.1192/bjp.bp.110.081356
Norman, M., Davies, F., Nicholson, I., Cortese, L., & Malla, A. (1998). The relationship
of two aspects of perfectionism with symptoms in a psychiatric outpatient
population. Journal of Social and Clinical Psychology, 17(1), 50-68. doi:
10.1521/jscp.1998.17.1.50
Nounopoulos, A., Ashby, J., & Gilman, R. (2006). Coping resources, perfectionism, and
academic performance among adolescents. Psychology in the Schools, 43(5), 613-
622. doi: 10.1002/pits.20167
Nunnally, J., & Bernstein, I. (1995). Teoría psicométrica. (3a ed.). México: McGraw-Hill.
O¶Connor, R., Rasmussen, S., & Hawton, K. (2010). Predicting depression, anxiety and
self-harm in adolescents: the role of perfectionism and acute life stress. Behaviour
Research and Therapy, 48(1), 52-59. doi: 10.1016/j.brat.2009.09.008
Olivares, J., & Méndez, F. (2001). Técnicas de modificación de conducta. (3a ed.).
Madrid: Biblioteca Nueva.
Olson, M., & Kwon, P. (2008). Brooding perfectionism: Refining the roles of rumination
and perfectionism in the etiology of depression. Cognitive Therapy and Research,
32(6), 788-802. doi: 10.1007/s10608-007-9173-7
Oros, L. (2004). Incidencia de las prácticas parentales sobre las creencias y los modos
de afrontamiento del niño (Tesis doctoral). Universidad Nacional de San Luis,
Argentina.
Oros, L., & Vogel, G. (2005). Eventos que generan estrés en la infancia: diferencias por
sexo y edad. Enfoques, 17(1), 85-101. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=25917106
Oros, L., Iuorno, O., & Serppe, M. (abril, 2014). Correlatos afectivos y sociales del
perfeccionismo infantil. Trabajo presentado en el I Congreso Internacional de
3VLFRORJtD\,9&RQJUHVR1DFLRQDOGH3VLFRORJtD³&LHQFLD\3URIHVLyQ´
Córdoba, Argentina. Resumen recuperado de
http://www.conicet.gov.ar/new_scp/detalle.php?keywords=IHEM&id=24623&co
ngresos=yes&detalles=yes&congr_id=2879862
Oviedo, H., & Campo-Arias, A. (2005). Aproximación al uso del coeficiente alfa de
Cronbach. Revista Colombiana de Psiquiatría, 24(4), 572-580. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80634409
Páez, D., & Casullo, M. (2000). Cultura y alexitimia. Buenos Aires: Paidós.
Palmero, F., Fernández-Abascal, E., Martínez, F., & Chóliz, M. (2002). Psicología de la
Motivación y la Emoción. Madrid: McGraw-Hill.
Pamies, L., & Quiles, Y. (2014). Perfeccionismo y factores de riesgo para el desarrollo de
trastornos alimentarios en adolescentes españoles de ambos géneros. Anales de
Psicología, 30(2), 620-626. doi: 10.6018/analesps.30.2.158441
Pane, S., Solans, M., Gaite, L., Serra-Sutton, V., Estrada, M., & Rajmil, L. (2006).
Instrumentos de calidad de vida relacionada con la salud en la edad pediátrica.
Revisión sistemática de la literatura: actualización. Barcelona: Agència
d'Avaluació de Tecnologia i Recerca Mèdiques.
Pardo A., & Ruiz, M. (2002). SPSS 11. Guía para el análisis de datos. Madrid: Mc Graw
Hill.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 240
Parsons, J., Adler, T., & Kaczala, C. (1982). Socialization of achievement attitudes and
beliefs: Parental influences. Child Development, 53(2), 310-321. doi:
10.2307/1128973
Pedrosa, I., Suárez-Álvarez, J., & García-Cueto, E. (2013). Evidencias sobre la validez de
contenido: avances teóricos y métodos para su estimación. Acción Psicológica,
10(2), 3-18. doi: 10.5944/ap.10.2.11820
Pérez, A., & Díaz, M. (2006). La Prueba de Aptitud Académica: una visión de la
subprueba de comprensión de lectura. Investigación y Postgrado, 21(2), 143-176.
Recuperado de http://revistas.upel.edu.ve/index.php/revinpost/article/view/1516
Pérez, C., & Santín, D. (2007). Minería de datos. Técnicas y herramientas. Madrid:
Paraninfo.
Pestana, M., & Gageiro, J. (2003). Análise de dados para ciências sociais: a
complementaridade do SPSS. (3ª ed.). Lisboa: Silabo.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 241
Pett, M., Lackey, N., & Sullivan, J. (2003). Making sense of factor analysis. Thousand
Oaks, CA: Sage Publications.
Philippi, M., & Lora, V. (1999). Bulimia nerviosa, depresión, auto-estima, actitudes
disfuncionales y perfeccionismo en adolescentes puertorriqueños/as. Revista
Puertorriqueña de Psicología, 12(1), 9-27. Recuperado de
http://www.repsasppr.net/index.php/reps/article/view/120
Pilatti, A., Godoy, J., & Brussino, S. (2012). Adaptación de instrumentos entre culturas:
ejemplos de procedimientos seguidos para medir las expectativas hacia el alcohol
en el ámbito argentino. Trastornos Adictivos, 14(2), 58-64. Recuperado de
http://www.elsevier.es/en-revista-trastornos-adictivos-182-articulo-adaptacion-
instrumentos-entre-culturas-ejemplos-90148974
Preusser, K., Rice, K., & Ashby, J. (1994). The role of self-esteem in mediating the
perfectionism depression connection. Journal of College Student Development,
35(2), 88-93.
Purdon, C., Antony, M., & Swinson, P. (1999). Psychometric properties of the Frost
Multidimensional Perfectionism Scale in clinical anxiety disorder sample. Journal
of Clinical Psychology, 55(10), 1271-1286. doi: 10.1002/(SICI)1097-
4679(199910)55:10<1271::AID-JCLP8>3.0.CO;2-A
Quiroga, S., & Cryan, G. (2007). Resultados del Inventario EDI-II en adolescentes tardías
femeninas con trastornos de la alimentación. Comparación de tratamientos.
Fundamentos en Humanidades, 16(2), 127-152. Recuperado de
http://fundamentos.unsl.edu.ar/pdf/articulo-16-127.pdf
Ramírez, J. (2008). La lectura recreativa como medio para fortalecer los hábitos lectores
HQWUHODIDPLOLD\ODHVFXHODUXUDO&DVR³(O3HxyQ´ (Tesis de especialización,
Universidad de los Andes, Táchira, Venezuela). Recuperada de
http://tesis.ula.ve/postgrado/tde_busca/arquivo.php?codArquivo=1751
Rasmussen, S., & Eisen, J. (1992). The epidemiology and clinical features of obsessive
compulsive disorder. Psychiatric Clinics of North America, 15(4), 743-758.
Real Academia Española (2001). Diccionario de la lengua española. (22a ed.). (2 vols.).
Madrid: Espasa Calpe. (Disponible en www.rae.es).
Reigada, L., Fisher, P., Cutler, C., & Warner, C. (2008). An innovative treatment
approach for children with anxiety disorders and medically unexplained somatic
complaints. Cognitive and Behavioral Practice, 15(2), 140-147. doi:
10.1016/j.cbpra.2007.08.003
Reise, S., Waller, N., & Comrey, A. (2000). Factor analysis and scale revision.
Psychological Assessment, 12(3), 287-297. doi: 10.1037/1040-3590.12.3.287
Resolución No. 226, Ministerio del Poder Popular para la Educación (Régimen de
Evaluación para la Primaria, Etapa de Educación Básica). (1999, Diciembre 20).
Gaceta oficial de la República Bolivariana de Venezuela, 5428 (Extraordinario),
Enero 5, 2000.
Rhéaume, J., Freeston, M., Dugas, M., Letarte, H., & Ladouceur, R. (1995).
Perfectionism, responsibility and obsessive-compulsive symptoms. Behaviour
Research and Therapy, 33(7), 785-794. doi: 10.1016/0005-7967(95)00017-R
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 243
Rice, K., & Aldea, M. (2006). State dependence and trait stability of perfectionism: A
shortterm longitudinal study. Journal of Counseling Psychology, 53(2), 205-213.
doi: 10.1037/0022-0167.53.2.205
Rice, K., & Preusser, K. (2002). The Adaptive/Maladaptive Perfectionism Scale (AMPS).
Measurement and Evaluation in Counseling and Development, 34(4), 210-222.
Rice, K., Ashby, J., & Slaney, R. (2007). Perfectionism and the five factor model of
personality. Assessment, 14(4), 385-398. doi: 10.1177/1073191107303217
Rice, K., Kubal, A., & Preusser, K. (2004). Perfectionism and children´s self-concept:
Further validation of the Adaptive/Maladaptive Perfectionism Scale. Psychology
in the Schools, 41(3), 279-289. doi: 10.1002/pits.10160
Rice, K., Leever, B., Noggle, C., & Lapsley, K. (2007). Perfectionism and depressive
symptoms in early adolescence. Psychology in the Schools, 44(2), 139-156. doi:
10.1002/pits.20212
Rodríguez-Jiménez, O., Rosero-Burbano, R., Botia, M., & Duarte, L. (2011). Producción
de conocimiento en Psicometría en instituciones de educación superior de Bogotá
y Chía. Revista Colombiana de Psicología, 20(1), 9-25. Recuperado de
http://www.revistas.unal.edu.co/index.php/psicologia/article/view/16270
Rodríguez-Jiménez., T., Blasco, L., & Piqueras, J. (2014). Relación entre subtipos de
sintomatología obsesivo-compulsiva y de perfeccionismo en adolescentes.
Psicología Conductual, 22(2), 203-217.
Rosser, S., Issakidis, C., & Peters, L. (2003). Perfectionism and social phobia:
Relationship between the constructs and impact on cognitive behavior therapy.
Cognitive Therapy and Research, 27 (2), 143-151. doi:
10.1023/A:1023505108426
5R[ERURXJK+³I want you to think I'm perfect and it's killing me´The
interpersonal components of perfectionism and suicide in a test of the social
disconnection model (Tesis de maestría, University of British Columbia,
Vancouver, Canada). Recuperada de
https://open.library.ubc.ca/cIRcle/collections/ubctheses/24/items/1.0066548
Roxborough, H., Hewitt, P., Kaldas, J., Flett, G., Caelian, C., Sherry, S., & Sherry, D.
(2012). Perfectionistic self-presentation, socially prescribed perfectionism, and
suicide in youth: A test of the perfectionism social disconnection model. Suicide
and Life-Threatening Behavior, 42(2), 217-233. doi: 10.1111/j.1943-
278X.2012.00084.x
Rubio, D., Berg-Weger, M., Tebb, S., Lee, E., & Rauch, S. (2003). Objectifying content
validity: Conducting a content validity study in social work research. Social Work
Research, 27(2), 94-104. doi: 10.1093/swr/27.2.94
Rudolph, S., Flett, G., & Hewitt, P. (2007). Perfectionism and deficits in cognitive
emotion regulation. Journal of Rational-Emotive and Cognitive-Behavior
Therapy, 25(4), 343-357. doi: 10.1007/s10942-007-0056-3
Rutsztein, G., Scappatura, M., & Murawski, B. (2014). Perfeccionismo y baja autoestima
a través del continuo de los trastornos alimentarios en adolescentes mujeres de
Buenos Aires. Revista Mexicana de Trastornos Alimentarios, 5(1), 39-49.
Recuperado de http://journals.iztacala.unam.mx/index.php/amta/article/view/306
Ryan, R., & Deci, E. (2000). Intrinsic and extrinsic motivation: Classic definitions and
new directions. Contemporary Educational Psychology, 25(1), 54-67. doi:
10.1006/ceps.1999.1020
Ryan, R., & Deci, E. (2009). Promoted self-determined school engagement: Motivation,
learning, and well-being. In K. Wentzel & A. Wigfield (Eds.), Handbook of
motivation at school (pp. 171-195). New York: Routledge/Taylor y Francis
Group.
Saavedra, E., & Villalta, M. (2008). Escala de Resiliencia SV-RES, para jóvenes y
adultos. Santiago: CEANIM.
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 245
Saboonchi, F., Lundh, L., & Ost, L. (1999). Perfectionism and self-consciousness in
social phobia and panic disorder with agoraphobia. Behavior Research and
Therapy, 37(9), 799-808. doi: 10.1016/S0005-7967(98)00183-1
Saling, M., Ricciardelli, L., & McCabe, M. (2005). A prospective study of individual
factors in the development of weight and muscle concerns among preadolescent
children. Journal of Youth and Adolescence, 34(6), 651-661. doi:
10.1007/s10964-005-8953-1
Sánchez, R., & Echeverry, J. (2004). Validación de escalas de medición en salud. Revista
de Salud Pública, 6(3), 302-318. Recuperado de
http://www.scielo.org.co/pdf/rsap/v6n3/a06v6n3.pdf
Sánchez, Y., & Aponte, C. (2005). Cómo incide el maltrato al niño en las dificultades de
aprendizaje de la lectura (Tesis de licenciatura, Universidad Nacional Abierta,
Caracas, Venezuela). Recuperada de
http://biblo.una.edu.ve/docu.7/bases/marc/texto/t3991.pdf
Sandín, B., Charot, P., Valiente, R., & Santed, M. (1998). Frecuencia e intensidad de los
miedos en los niños: datos normativos. Revista de Psicopatología y Psicología
Clínica, 3(1), 15-25. doi: 10.5944/rppc.vol.3.num.1.1998.3853
Sanz-Carrillo, C., García-Campayo, J., Rubio, A., Santed, M., & Montoro, M. (2002).
Validation of the Spanish version of the Perceived Stress Questionnaire. Journal
of Psychosomatic Research, 52(3), 167-172. doi: 10.1016/S0022-3999(01)00275-
6
Sapolsky, R. (2008). ¿Por qué las cebras no tienen úlcera? La guía del estrés. Madrid:
Alianza.
Sassaroli, S., & Ruggiero, G. (2005). The role of stress in the association between low
self-esteem, perfectionism, and worry, and eating disorders. International Journal
of Eating Disorders, 37(2), 135-141. doi: 10.1002/eat.20079
Scappatura, M., Arana, F., Elizathe, L., & Rutsztein, G. (2011). Perfeccionismo
adaptativo y desadaptativo en trastornos alimentarios: un estudio de revisión.
Anuario de Investigaciones, 18, 81-88. Recuperado de
http://www.scielo.org.ar/pdf/anuinv/v18/v18a09.pdf
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 246
Scotti, D., Sansalone, P., & Borda, T. (2011). Autoestima, miedo a la evaluación negativa
y perfeccionismo. En N. Cervone (Presidencia), Memorias del III Congreso
Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología - XVIII
Jornadas de Investigación - VII Encuentro de Investigadores en Psicología del
MERCOSUR (pp. 249-252). Buenos Aires, Argentina: Facultad de Psicología,
Universidad de Buenos Aires.
Scherer, M., & Nakamura, C. (1968). A fear survey schedule for children (FSS-FC): A
factor analytic comparison with manifest anxiety (CMAS). Behaviour Research
and Therapy, 6(2), 173-182. doi: 10.1016/0005-7967(68)90004-1
Schmeiser, C., & Welch, C. (2006). Test development. In R. Brennan (Ed.), Educational
measurement (4th ed., pp. 307-353). Westport, CT: American Council on
Education/Praeger.
Schneier, F., Johnson, J., Horning, C., Liebowitz, M., & Weissman, M. (1992). Social
phobia: Comorbidity and morbidity in an epidemiology sample. Archives of
General Psychiatry, 49(4), 282-288. doi:
100.1001/archpsyc.1992.01820040034004
Shafran, R., Cooper, Z., & Fairburn, G. (2002). Clinical perfectionism: A cognitive-
behavioural analysis. Behaviour Research and Therapy, 40(7), 773-791. doi:
10.1016/S0005-7967(01)00059-6
Shaw, B., & Segal, Z. (1999). Efficacy, indications, and mechanisms of action of
cognitive therapy of depression. En D. Janowsky (Ed.), Psychotherapy
indications and outcomes (pp. 173-196) Washington, DC: American Psychiatric
Press.
Siegle, D., & Schuler, P. (2000). Perfectionism differences in gifted middle school
students. Roeper Review, 23(1), 39-44. doi: 10.1080/02783190009554060
Sireci, S. (1998a). The construct of content validity. Social Indicators Research, 45(1),
83-117. doi: 10.1023/A:1006985528729
Sireci, S. (2007). On validity theory and test validation. Educational Researcher, 36(8),
477-481. doi: 10.3102/0013189X07311609
Sireci, S. (2009). Packing and unpacking sources of validity evidence. In R. Lissitz (Ed.),
The concept of validity: Revisions, new directions and applications (pp. 19-37).
Charlotte, NC: Information Age Publishing.
Slaney, R., & Johnson, D. (1992). The Almost Perfect Scale. Unpublished manuscript,
Pennsylvania State University, United States of America.
Slaney, R., Mobley, M., Trippi, J., Ashby, J., & Johnson, D. (1996). Almost Perfect
Scale-Revised. Unpublished manuscript, Pennsylvania State University, United
States of America.
Slaney, R., Rice, K., Mobley, M., Trippi, J., & Ashby, J. (2001). The revised Almost
Perfect Scale. Measurement and Evaluation in Counseling and Development,
34(3), 130-145.
Smith-Castro, V., & Molina, M. (2011). La entrevista cognitiva: guía para su aplicación
en la evaluación y mejoramiento de instrumentos de papel y lápiz. Cuadernos
Metodológicos nro. 5. San José: Instituto de Investigaciones Psicológicas,
Universidad de Costa Rica.
Soares, M., Gomes, A., Macedo, A., Santos, V., & Azevedo, M. (2003). Escala
Multidimensional de Perfeccionismo: Adaptação à população portuguesa. Revista
Portuguesa de Psicossomática, 5(1), 46-55. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28750106
Sorotzkin, B. (1985). The quest for perfection: Avoiding guilt or avoiding shame?
Psychotherapy: Theory, Research, Practice, Training, 22(3), 564-571. doi:
10.1037/h0085541
Spangler, D., & Burns, D. (1999). Is it true that men are from Mars and women are from
Venus? A test of gender differences in dependency and perfectionism. Journal of
Cognitive Psychotherapy, 13(4), 339-357.
Stallard, P. (2007). Pensar bien - Sentirse bien. Manual práctico de terapia cognitivo-
conductual para niños y adolescentes. Bilbao: Desclée De Brouwer.
Stoeber, J., & Becker, C. (2008). Perfectionism, achievement motives, and attribution of
success and failure in female soccer players. International Journal of Psychology,
43(6), 980-987. doi: 10.1080/00207590701403850
Stoeber, J., & Rambow, A. (2007). Perfectionism in adolescent school students: Relations
with motivation, achievement, and well-being. Personality and Individual
Differences, 42(7), 1379-1389. doi: 10.1016/j.paid.2006.10.015
Stoeber, J., & Stoeber, F. (2009). Domains of perfectionism: Prevalence and relationships
with perfectionism, gender, age, and satisfaction with life. Personality and
Individual Differences, 46(4), 530-535. doi: 10.1016/j.paid.2008.12.006
Stoeber, J., Harris, R., & Moon, P. (2007). Perfectionism and the experience of pride,
shame, and guilt: Comparing healthy perfectionists, unhealthy perfectionists, and
non-perfectionists. Personality and Individual Differences, 43(1), 131-141. doi:
10.1016/j.paid.2006.11.012
Stoeber, J., Kempe, T., & Keogh, E. (2008). Facets of self-oriented and socially
prescribed perfectionism and feelings of pride, shame, and guilt following success
and failure. Personality and Individual Differences, 44(7), 1506-1516. doi:
10.1016/j.paid.2008.01.007
Streiner, D. (2003). Being inconsistent about consistency: When coefficient alpha does
and doesn't matter. Journal of Personality Assessment, 80(3), 217-222. doi:
10.1207/S15327752JPA8003_01
Sukhodolsky, D., Golub, A., & Cromwell, E. (2001). Development and validation of the
anger rumination scale. Personality and Individual Differences, 31(5), 689-700.
doi: 10.1016/S0191-8869(00)00171-9
Tabachnick, B., & Fidell, L. (2001). Using multivariate statistics. (4th ed.). Boston, MA:
Allyn and Bacon.
Tavella, N., & Sánchez, J. (2003). Análisis estadístico de los ítems y la prueba total.
Manuscrito no publicado, Universidad Central de Venezuela, Caracas.
Thomsen, D., Mehlsen, M., Christensen, S., & Zacharie, R. (2003). Rumination -
relationship with negative mood and sleep quality. Personality and Individual
Differences, 34(7), 1293-1301. doi: 10.1016/S0191-8869(02)00120-4
Tornimbeni, S., Pérez, E., Olaz, F., & Fernández, A. (2004). Introducción a los tests
psicológicos. (3a ed.). Córdoba: Brujas.
Torres, G. (2001). Un sueño para Venezuela. ¿Cómo hacerlo realidad? (2a ed.). Caracas:
Liderazgo y Visión.
Tyrka, A., Waldron, I., Graber, J., & Brooks-Gunn, J. (2002). Prospective predictors of
the onset of anorexic and bulimic syndromes. International Journal of Eating
Disorders, 32(3), 282-290. doi: 10.1002/eat.10094
Valderas, J., Ferrer, M., & Alonso, J. (2005). Instrumentos de medida de calidad de vida
relacionada con la salud y de otros resultados percibidos por los pacientes.
Medicina Clínica, 125(Supl. 1), 56-60. doi: 10.1016/S0025-7753(05)72211-9
Van de Vijver, F., & Hambleton, R. (1996). Traslating tests: Some practical guidelines.
European Psychologist, 1(2), 89-99. doi: 10.1027/1016-9040.1.2.89
Van de Vijver, F., & Lonner, W. (1995). A bibliometric analysis of the Journal of Cross-
Cultural Psychology. Journal of Cross-Cultural Psychology, 26(6), 591-602. doi:
10.1177/002202219502600604
Van de Vijver, F., & Tanzer, N. (2004). Bias and equivalence in cross-cultural
assessment: An overview. European Review of Applied Psychology, 54(2), 119-
135. doi: 10.1016/j.erap.2003.12.004
Varela Ruiz, M., Díaz-Bravo, L., & García-Durán R. (2012). Descripción y usos de la
técnica Delphi en investigaciones del área de la salud. Investigación en Educación
Médica, 1(2), 90-95. Recuperado de http://riem.facmed.unam.mx/node/204
Vázquez, R., López, X., Álvarez, G., Franco, K., & Mancilla, J. (2004). Presencia de
trastornos de la conducta alimentaria en hombres y mujeres mexicanos: algunos
factores asociados. Psicología Conductual, 12(3), 415-427. Recuperado de
http://www.udec.edu.mx/Jornadas/Files/HomyMujCaballo.pdf
Vázquez, R., Mancilla, J., Mateo, C., López, X., Álvarez, G., Ruíz, A., & Franco, K.
(2005). Trastornos del comportamiento alimentario y factores de riesgo en una
muestra incidental de jóvenes mexicanos. Revista Mexicana de Psicología, 22(1),
53-63. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=243020643005
Vivas, E., León, C., & Berríos, M. (2013). La evaluación psicológica en Venezuela:
estado actual. Revista Psicología, 32(1), 107-120. Recuperado de
http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_ps/article/view/7812
Walz, C., Strickland, O., & Lenz, E. (1991). Measurement in nursing research. (2nd ed.).
Philadelphia: F. A. Davis.
Wang, K., Slaney, B., & Rice, K. (2007). Perfectionism in Chinese university students
from Taiwan: A study of psychological well-being and achievement motivation.
Personality and Individual Differences, 42(7), 1279-1290. doi:
10.1016/j.paid.2006.10.006
Wei, M., Mallinckrodt, B., Russell, D., & Abraham, T. (2004). Maladaptive
perfectionism as a mediator and moderator between adult attachment and
depressive mood. Journal of Counseling Psychology, 51(2), 201-212. doi:
10.1037/0022-0167.51.2.201
Wild, D., Grove, A., Martin, M., Eremenco, S., McElroy, S., Verjee-Lorenz, A., &
Erikson, P. (2005). Principles of good practice for the translation and cultural
adaptation process for patient-reported outcomes (PRO) measures: Report of the
ISPOR task force for translation and cultural adaptation. Value in Health, 8(2),
94-104. doi: 10.1111/j.1524-4733.2005.04054.x
Wilksch, S., Durbridge, M., & Wade, T. (2008). A preliminary controlled comparison of
programs designed to reduce risk of eating disorders targeting perfectionism and
media literacy. Journal of American Academy of Child and Adolescent
Psychiatry, 47(8), 937-947. doi: 10.1097/CHI.0b013e3181799f4a
Xie, D., Leong, F., & Feng, S. (2008). Culture-specific personality correlates of anxiety
among Chinese and Caucasian college students. Asian Journal of Social
Psychology, 11(2), 163-174. doi: 10.1111/j.1467-839X.2008.00253.x
Yang, H., Hong, C., Tao, X., & Zhu, L. (2015). Revising the Child and Adolescent
Perfectionism Scale: A test of the four-factor structure in a Chinese sample.
Measurement and Evaluation in Counseling and Development, 48, 1-12. doi:
10.1177/0748175615578733
Yang, Y., & Chan, C. (2008). Comprehensive evaluation criteria for English learning
websites using expert validity surveys. Computers & Education, 51(1), 403-422.
doi:10.1016/j.compedu.2007.05.011
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 252
Yu, D., Lee, D., & Woo J. (2004). Issues and challenges of instrument translation.
Western Journal of Nursing Research, 26(3), 307-320. doi:
10.1177/0193945903260554
Zárate, L., Montero, J., & Gutiérrez, M. (2006). Relación entre el estrés parental y el del
niño preescolar. Psicología y Salud, 16(2), 171-178. Recuperado de
http://revistas.uv.mx/index.php/psicysalud/article/view/769
Zuroff, D., Blatt, S., Sanislow, C., Bondi, C., & Pilkonis, P. (1999). Vulnerability to
depression: Reexamining state dependence and relative stability. Journal of
Abnormal Psychology, 108(1), 76-89. doi: 10.1037//0021-843X.108.1.76
Zwick, W., & Velicer, W. (1986). Comparison of five rules for determining the number
of components to retain. Psychological Bulletin, 99(3), 432-442. doi:
10.1037/0033-2909.99.3.432
ADAPTACIÓN DE UNA ESCALA DE PERFECCIONISMO INFANTIL 253
Anexos