Pastor de Jóvenes

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Pastor de Jóvenes, ¿Llanero Solitario o Formador de Equipo?

por Marco Vega


Uno de los factores más importantes para el crecimiento
personal del pastor de jóvenes, como también para el
crecimiento de su grupo, es, sin duda alguna, el equipo de
trabajo con el que cuenta. John Maxwell afirma en uno de
sus libros que «todo se cae o se levanta» según el equipo
de trabajo que uno forme integralmente.

Hemos visto a lo largo del tiempo cientos de grupos juveniles,


ministerios, grupos de trabajo y demás; todos, bien intencionados, pero
la gran mayoría fracasados por una sencilla razón: «sus líderes quisieron ser
los llaneros solitarios del cristianismo», pero estoy seguro de que sin ninguna
mala intención. Según lo que yo recuerdo de la historia bíblica, en el
cristianismo del primer siglo no existen llaneros solitarios. Si tiene dudas,
pregúnteles a Jacobo y a Juan que pretendían sentarse al lado derecho e
izquierdo de Jesús en el paraíso, según su sobreprotectora madre. Pedro
tampoco se quedó atrás. ¿Recuerda ese encuentro?: «¡Jesús, no vayas a
Jerusalén!», lo reconvino. Con ese gran consejo buscaba llamar la atención.
En resumen, «llaneros solitarios», pero que fueron frenados en el intento.

El que padece el mal de «llanero solitario», entre otros, puede presentar


los siguientes síntomas:

1. Se queja continuamente
Pasa su tiempo quejándose de su grupo; ya sea porque no responden como
él quisiera o porque muchos no siguen los consejos e instrucciones o porque,
cada vez que se realiza un evento, los que participan siempre son los mismos
cinco. En realidad, la culpa no es del grupo, sino de la falta de iniciativa del
líder de no formar un equipo que ayude al desarrollo del grupo.

2. Se la pasa regañando a sus muchachos


La frustración que siente se la contagia hábilmente a todos los demás. Esto
genera un descontento en el grupo, pues «ellos lo dan todo pero nunca
quedan bien con su pastor».

3. Cree que el único que sabe hacer bien las cosas es él


Según su criterio, siempre él haría mejor todas las cosas. Por eso, nunca
apreciará como bueno el trabajo de los demás y como consecuencia el
crecimiento del grupo se verá obstaculizado. En cierto artículo leí que los
tiburones en cautiverio crecen en proporción al tamaño de la pecera donde
son hospedados. Si los tiran al mar crecerán de acuerdo a su tamaño normal.
Así sucede con todo equipo. Las personas en él crecerán si nosotros les
brindamos el espacio para que lo hagan.

4. Le teme a los errores


Una de las armas más poderosas para estimular el crecimiento de nuestro
equipo es darle oportunidades con un margen razonable de error para que lo
«usen». Recuerde que todos nos equivocamos, de lo contrario, los lápices no
tendrían borrador.

5. No distingue entre grupo y equipo


De algo estoy convencido, que «el grupo es diferente del equipo» —¡Punto!—.
El grupo de jóvenes son todos los chicos y chicas, que por primera vez van a
la iglesia o que tienen años de llegar a las reuniones y eventos. Como
diríamos bíblicamente: el pueblo. A diferencia del grupo, el equipo debe
permanecer cercano al pastor a fin de ser formados por él, para que, a su vez,
ayuden al desarrollo y crecimiento del grupo de una manera integral.

Entonces, el trabajo del pastor de jóvenes se enfocará en aquellos que haya


escogido en oración. Con ellos compartirá y realizará sus sueños y visión. Es
a ellos que llamará «mi equipo» «mis discípulos», «mis hijos espirituales»,
«mis doce —diez, o los que tenga—», al fin, ni el nombre ni la cantidad es
importante, pero sí el principio de formar el equipo. Por ese equipo deberá
desvelarse, porque se esforzará para que sus enseñanzas, mediante el poder
del Espíritu Santo, formen el carácter de Cristo en cada uno de ellos. Deberá
amarlos, cuidarlos y formarlos como si fueran sus propios hijos.

6. Siempre tiene «buenas» excusas


Al rey David Dios le dio por equipo un grupo de hombres, endeudados,
afligidos, abatidos y de ellos el rey hizo un ejército de valientes. Pero
sinceramente, ¿quién quisiera jugar la final de fútbol contra Brasil con el
equipo del barrio, donde juegan: «Chucho», «el Chicle», «Leopoldo»…?, ¿o
quién sería capaz de pelear contra un ejército armado con una «ametralladora
de juguete»? Pero de lo que sí estoy seguro es que hoy podemos repetir la
frase célebre de David cuando se enfrentó al gigante: «Tu vienes a mí con
espada…. más yo en EL NOMBRE DE JEHOVÁ DE LOS EJÉRCITOS» y,
literalmente, le «voló» la cabeza.

Permítame darle algunos consejos prácticos para la formación de su equipo.


Sus miembros son en realidad sus discípulos y usted su formador o mentor
moldeado por el Gran Maestro. Antes de los consejos permítame decirle qué
es un discípulo. Es alguien que escucha, aprende, hace y enseña a otros lo
que aprendió de su maestro.

Para que el pastor de jóvenes pueda desarrollar un equipo de éxito


necesita:

Capacitarse constantemente. Debe buscar capacitación tanto


para él como para ellos. En Lucas 11.1 Jesús aprovecha toda
oportunidad para enseñar, formar y capacitar a sus discípulos o
dicho de otra manera, «dotarlos de instrumentos útiles» para la
vida y el ministerio. Invierta en ellos, porque «todo lo que se
siembra, se recogerá».

Modelar a Cristo. Pablo dijo sin ningún temor: «Aprendan de mí


como yo de Cristo». El modelo debe ser teórico práctico, de tal
manera que todo lo que enseña con sus labios pueda ser
fácilmente convertido en hechos.

Tener y desarrollar autodisciplina. La puntualidad, comenzar y


terminar los proyectos, llevar agenda y no fallar a los
compromisos, leer un buen libro hasta su final, en síntesis,
aprovechando bien el tiempo con planificación sabia son factores
que le ayudarán a modelar una vida excelente frente a sus
muchachos. ¿Puede usted creer que existen pastores de
jóvenes que llegan justo antes de la reunión a planear a la
carrera lo que ha de suceder en la misma? A los tales digo yo,
no el Señor; «fuiste escogido», no desaproveches ni
menosprecies la oportunidad venida del cielo.

Orar por su equipo, tanto para escogerlos como para


formarlos. En el proceso de escoger y formar, debe entender
que los que «tienen llamamiento» deben ser desarrollados en
función de ese llamamiento. La función del pastor no es
«descubrirlos» sino desarrollarlos. Es necesario que cada uno
esté en el lugar correcto de acuerdo a los dones que tenga,
porque nada hace un buen pianista danzando en las reuniones
de las mañanas, ni un excelente cantante vendiendo alimentos
al finalizar la reunión, porque la frustración llega para todos
cuando son enviados a hacer algo en lo que no son buenos
(creo que eventualmente todos podemos participar de todo, pero
en algo debemos especializarnos). Uno de los aspectos más
importantes a considerar en la asignación de tareas es, sin duda
alguna, las respuestas a las siguientes preguntas: ¿Qué hace?,
¿cuándo lo debe hacer?, ¿con qué lo hace? Y podemos añadir
una más: ¿es capaz de hacerlo?

Interesarse sinceramente en sus muchachos. El amor sin


fingimiento es «amarlos con sinceridad» y eso implica dedicarles
el tiempo necesario para escucharlos, formarlos, trabajar en
función de sus sueños, no es servirme de ellos para alcanzar los
míos.

Confiar en ellos. Es importante que el pastor delegue


responsabilidades a su equipo y crea en ellos.

No temerle a los «buenos». Siempre en los grupos habrá


personas que anhelan el pastorado (tu puesto) y lo mejor es que
la gran mayoría de ellos tienen todos los dones necesarios;
predican bien, tienen una linda relación con el Señor, poseen
carisma y son admirados. ¡No les temas!, hay algo en lo que
debes estar completamente confiado y es que si el Señor te
puso al frente, no lo hizo porque ¡no había nadie más! sino
porque te escogió para ello. Ahora, si el Señor pone a tu lado
gente muy buena, ¡aprovecha su potencial!, y ¡no los celes! Por
el contrario, trabaja con ellos, pues el mismo Señor que te eligió
para que fueras pastor es el mismo que te ha dado también ese
gran equipo.

Nunca olvidarse de su posición. El pastor de jóvenes es un


siervo más entre tantos miles de siervos alrededor del mundo.
Jesús lo explica perfectamente en Mateo 10.24 «El discípulo no
es más que su maestro». Nunca debe perder de vista que el
único grande es Jesucristo. Si trabaja con esta perspectiva,
tendrá un equipo sólido, claro y seguidor de Jesús.

«Podemos enseñar lo que sabemos, pero solo reproduciremos lo que


somos»

Características que Jesús señaló que deben tener los miembros del
equipo o discípulos:

1. Deben ser constantes en la Palabra Juan 8.31


«Si ustedes permanecen en mi palabra y mi palabra en ustedes serán
verdaderamente mis discípulos».
Me llama la atención cómo en nuestros tiempos «posmodernos», a los
jóvenes no se les puede enseñar mucho porque no lo resisten, pero
son capaces de ver televisión seis horas al día, conversar de cualquier
tema sin sentido por horas y de botar el tiempo en cosas que no
aprovechan. Vivimos en un mundo en el que o les enseñamos las
verdades en las iglesias o aprenden las mentiras en las calles,
escuelas y colegios. Sugiero que el lema clave de todos los grupos de
jóvenes sea: ¿Con qué limpiará el joven su camino?: ¡Con guardar la
palabra de Dios!
2. Deben llevar mucho fruto Juan 15.8
«En que lleven mucho fruto y sean así mis discípulos.»
Una de las reglas de oro para todo equipo debe ser que aprendan la
esencia del evangelio: el amor en cualquiera de sus formas. Miqueas
6.8 lo declara de la siguiente manera: «Hombre (pastor de jóvenes), el
Señor te ha declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de ti;
solamente hacer justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu
Dios"..» Haz esto y también enséñalo a tu equipo.
3. Deben amar como Dios amó. San Juan 13.34 y 35
«Un nuevo mandamiento les doy que se amen los unos a los otros
como yo les he amado.»
Jesús no fue un llanero solitario, oró, llamó, enseñó, capacitó,
desarrolló y envió un equipo a conquistar el mundo… y lo conquistaron.
Ningún logro bueno, valioso o eficaz es producto de la casualidad.
Ningún verdadero equipo es producto de la casualidad, sino más bien
es el fruto de la amistad, entrega, paciencia, visión, amor y
perseverancia.

El autor es el director de Asociación Vida Proyectos, ministerio


internacional dedicado a la capacitación y desarrollo integral del
ministerio juvenil. Para conocer más acerca del ministerio Vida
Proyectos visite su página web en www.vidaproyectos.com o escriba a
info@vidaproyectos.com.

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