Si No El Invierno, Anne Carson

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'Si no, el invierno'.

Introducción

Por Anne Carson


Safo fue una música. Su poesía es lírica, es decir, compuesta
para ser cantada con el acompañamiento de la lira. Interpela a su
lira en uno de sus poemas (fr. 118) y menciona a menudo la
música, las canciones y el canto. Los pintores de los antiguos
vasos cerámicos la retratan con su instrumento. Los escritores
tardíos le atribuyen tres inventos musicales: el del plectro, un
instrumento para pulsar la lira (Suda); el de la péctide, un tipo
particular de lira (Ateneo, El banquete de los sabios 14.635b); y
el del modo mixolidio, un estilo exaltado también presente en
los poetas trágicos, que lo aprendieron de Safo (Aristóxeno
citado por Plutarco, Sobre la música 16.113c). Toda la música
de Safo se ha perdido.
Safo fue también una poeta. Existe una hydria del siglo V a.C.
en el Museo Nacional de Atenas que representa a Safo,
identificada por su nombre, leyendo un papiro. Se trata de una
imagen idealizada: se desconoce si ella en persona fue iletrada o
no. Pero parece verosímil que las letras de sus canciones fueran
puestas por escrito durante su vida o muy poco después de su
muerte y que ya se encontraran sobre rollos de papiro hacia
finales del siglo V a.C. En un rollo de papiro el texto está escrito
en columnas, sin división de palabras ni puntuación ni
alineación. Leer un texto así es dificultoso incluso cuando llega
hasta nosotros en su integridad, cosa que no sucede con la
mayoría de los papiros. De los nueve libros de poesía lírica que
se dice que Safo compuso, ha sobrevivido completo un único
poema. Todo lo demás son fragmentos.
Safo vivió en la ciudad de Mitilene en la isla de Lesbos, a partir
del 630 a.C. aproximadamente. No se sabe cuándo murió. Su
exilio en Sicilia en algún momento entre el 604 y el 595 a.C. se
menciona en una inscripción antigua (el Mármol de Paros), pero
nada se dice del motivo de ese exilio. Las fuentes biográficas
mencionan a una madre, un padre, una hija, un marido y tres
hermanos de Safo. Parece haber dedicado su vida a la
composición de canciones; los eruditos de Alejandría las
compilaron en nueve libros, de los que solamente el primero
constaba de 1320 versos. La mayor parte de ello se ha perdido.
El rostro de Safo se grabó en monedas acuñadas en Mitilene
(véase G.M.A. Richter, Portraits of the Greeks, 1.70-72) y los
poetas helenísticos la llamaron «la décima Musa» o «la Musa
mortal» (véase Antología Palatina 9.506 y 7.14). El talante
general de la opinión del mundo antiguo sobre su obra se resume
en un comentario de Estrabón:
Safo [es] una cosa fascinante. Hasta donde sabemos, en
toda la historia de la que hay memoria ninguna otra mu-
jer puede apenas acercarse a rivalizar con ella en la gracia
de su poesía. (13.2.3)
Las controversias sobre su ética personal y su modo de vida han
ocupado el tiempo de muchísimas personas a lo largo de la
historia de la erudición sáfica. Safo, al parecer, conoció y amó a
mujeres con la misma hondura con la que compuso música.
¿Podemos dejar aquí el asunto? Como dijo Gertrude Stein:
Ella debió ser una mujer muy feliz. Ahora somos ca-
paces de reconocer una fotografía. Somos capaces de
conseguir lo que queremos.
Marry Nettie, Gertrude Stein Writings 1903‐1932
(Nueva York, 1999), 461
 

Sobre el texto
Las rupturas son siempre, y fatalmente, reinscritas en
un viejo tejido que debe ser deshecho continuamente,
interminablemente.
J. Derrida, Positions (Chicago, 1981), 24
En general, el texto de esta traducción se basa en Sappho et
Alcaeus. Fragmenta, editado por Eva-Maria Voigt (Ámsterdam,
1971). Incluyo todos los fragmentos publicados por Voigt de los
que al menos una palabra resulta legible; en ocasiones he
asumido variantes o conjeturas de su aparato crítico en mi
traducción y éstas se discuten más adelante. Al traducir he
intentado dejar todo lo que de cada poema pudiera leerse en el
lenguaje más llano que he podido encontrar, empleando
mientras fuera posible el mismo orden de palabras y de
pensamientos que Safo usó. Me gusta pensar que cuanto más
apartada me mantengo del camino, mejor se muestra Safo a
través de él. Esto es una amable fantasía (la transparencia de sí)
dentro de la que trabaja la mayoría de los traductores. Si aparece
la luz
no arruines la visión (como dice Safo)
sino fortalecela, nutrela y riegala
Elio Arístides, Discursos 18.4
nosotros deshacemos una pequeña parte del tejido.
De marcas y lagunas
Los fragmentos de Safo son de dos clases: los preservados en
papiro y los derivados de citas en autores antiguos. Cuando
traduzco textos leídos sobre un soporte de papiros, he usado un
único corchete cuadrado para dar una impresión de materia
perdida, de manera que ] o [ indican o bien papiro destruido o
bien presencia de letras no lo bastante legibles en algún lugar de
ese renglón. No se trata de que cada hueco o resto ilegible esté
señalado específicamente: ello convertiría la página en un
torbellino de marcas e impediría la lectura. Los corchetes son
más un gesto estético hacia la circunstancia papirológica que un
registro exacto de ésta. No he usado corchetes al traducir
pasajes, frases o palabras cuya existencia depende de las citas
transmitidas por autores antiguos, ya que tales citas son
incompletas con toda intención. Enfatizo la diferencia entre
corchetes y no-corchetes
porque eso va a afectar a tu experiencia de lectura, si lo
permites. Los corchetes son apasionantes. Incluso si te estás
acercando a Safo en una traducción, no hay razón para que te
pierdas el drama de intentar leer un papiro rasgado por la mitad
o acribillado de agujeros o más pequeño que un sello de correos:
los corchetes implican un espacio libre para la aventura de la
imaginación.
Una carga más tediosa de silencio rodea las partículas de Safo
citadas por escoliastas antiguos, gramáticos, metricólogos, etc.,
que desearon un toque de poesía para decorar alguna teoría
propia y así aducir exempla fuera de su contexto. Por ejemplo, el
gramático del siglo II d. C., Apolonio Díscolo, que compuso un
tratado Sobre las conjunciones en el que quiso llamar la atención
sobre la ortografía de la partícula interrogativa en distintos
dialectos del griego antiguo, cita este verso de Safo:
¿Acaso anhelo todavía mi virginidad?
Apolonio Díscolo, Sobre las conjunciones
490 = Safo fr. 107 Voigt
¿La virginidad de quién? Habría sido estupendo saber si esta
pregunta procede de una canción de boda (y así sería
probablemente una imitación de la voz de la novia) o no (y en
ese caso sería una posible observación personal de Safo). A
Apolonio Díscolo no le interesan tales asuntos. O consideremos
a Crisipo, filósofo del siglo III a.C., cuyo tratado Sobre las
partículas negativas incluye esta negación de Safo:
Ninguna niña, pienso, que mire la luz del sol alcanzará
nunca una sabiduría como ésta.
Crisipo, Sobre las partículas negativas
13 = Safo fr. 56 Voigt
Poemas y fragmentos de Safo
1
Inmortal Afrodita de mente centelleante,
hija de Zeus, que tramas enredos seductores, te suplico
no me rompas con duros sufrimientos
señora, el corazón
pero ven hasta aquí si alguna vez antaño
atrapaste mi voz desde muy lejos
y al oírme dejaste de tu padre la casa
de oro, por venir,
unciendo tu carruaje. Y pájaros hermosos te trajeron,
rápidos gorriones sobre la negra tierra
agitando sus alas bajo el cielo a través
del espacio del aire.
Y llegaron. Mas tú, oh bienaventurada,
sonreías con tu rostro inmortal y preguntaste qué
(de nuevo ahora) había padecido y por qué
(de nuevo ahora) te llamaba
y qué quería yo tanto que ocurriera
en mi corazón loco. ¿A quién seduciré (de nuevo ahora)
para que a tu amor vuelva? ¿Quién, oh Safo,
comete una injusticia contra ti?
Porque si ella está huyendo, pronto perseguirá.
Si rechaza regalos, pronto los hará ella.
Y si es que no ama, pronto tendrá que amar
incluso no queriendo.
Ven ahora a mi lado. Líbrame de la dura
preocupación. Y todo lo que quiere
mi corazón lograr, lógralo. Y que tú
mi aliada seas.
***
Preferiría ver su deseable andar
y el juego de la luz sobre su rostro
antes que carros lidios o filas de soldados
con ganas de guerrear
] no es posible que ocurra
] rogar por compartir
]
]
]
]
]
hacia[
]
]
]
inesperadamente.
***
mensajero de primavera
ruiseñor con una voz de nostalgia
***
quiero decir algo pero el pudor
me retiene
si tuvieras un deseo de cosas buenas o bellas
y tu lengua no estuviera tramando decir una maldad,
el pudor no te haría bajar los ojos
sino que hablarías de lo que justo es
***
ni para mí la miel ni la abeja de la miel

 Si no, el invierno. Fragmentos de Safo. Anne Carson.


Edición trilingüe, traducción del inglés al español a cargo
de Aurora Luque (Vaso Roto).

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