La Central Historia

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Mendoza

Rivadavia. La Central, una pulpería que dio origen al poblado a


orillas del río Tunuyán
Por Javier Hernández
Viven allí más de 500 familias y la vitivinicultura es la principal actividad. Reclaman la
construcción de un hospital, ya que están a 20 km del centro departamental.

(Rivadavia - 23/02/2009) Antes que un distrito ubicado al este de


Rivadavia y que un pueblo, La Central fue primero una pulpería a la
vera del caudaloso río Tunuyán; apenas un rancho, poco más que
una ramada donde se entretenían -previo a animarse a cruzar las
aguas-, los carreteleros que traían cargamentos de sal desde el sur
de la provincia. 

"De ahí viene el origen del nombre de nuestro pueblo, de esa


pulpería y eso debe haber sido hace más de 150 años. Éstas eran
tierras de caciques. Al norte del río vivía el cacique Pasambay y de
este lado estaba Otoyanes", cuenta don Aldo Comeglio, agricultor,
maestro y vecino, de toda la vida, de La Central. 

El pueblo, donde hoy viven unas 500 familias, se formó a orillas de


la calle Justo Estrada (más conocida como carril Mirador) y nació de
un conjunto de parcelas de cien hectáreas que fueron loteadas por
don Antonio Minelli. Así se formaron las primeras fincas de la zona,
a comienzos del siglo XX. Algunas de esas tierras fueron
nuevamente loteadas para dar lugar a las primeras casas del
pueblo. 

En aquellos primeros años vivieron en La Central algunos lugareños


que hoy son parte de la historia del pueblo, como don Belisario Gil,
Peregrino Román, José Comeglio o Luis Piagio, que donó los
terrenos para la escuela, la plaza y el destacamento policial;
también se recuerdan los nombres de Juan Colombo, Luis Boudron
o Mohamed Dib El Musri, un inmigrante sirio que llegó al pueblo en
1926 y que fue dueño del primer almacén de ramos generales que
hubo en la zona, además de ser quien donó las tierras donde se instalaron: el registro civil,
el hoy desaparecido banco Mendoza y la escuela secundaria. 

Precisamente las dos escuelas de La Central llevan los nombres de Luis Piagio y Mohamed
Dib El Musri en honor a estos vecinos emprendedores. 

"Acá, las cosas que tenemos se han ido consiguiendo gracias al esfuerzo de la gente.
Estamos a 18 kilómetros de la ciudad de Rivadavia y no ha sido fácil conseguir los servicios
básicos", dice Francisco D'Angelo (27). Destaca que lo mejor que tiene La Central "es su
gente y la tranquilidad en la que todavía vivimos". 

En 1952 llegó el agua potable y la electricidad lo hizo siete años después. Hoy el tanque de
agua del pueblo es operado por Francisco D'Angelo. "Tenemos unos 450 usuarios y también
le llevamos el agua en camión a mucha otra gente", cuenta el hombre que se siente
orgulloso del lugar: "Vivimos como nos enseñaron nuestros padres, amando la viña y los
cultivos y eso es lo que intentamos dejar a nuestros hijos". 

El pueblo tiene su propio destacamento inaugurado en 1963 aunque, según cuentan, la


mayor parte del tiempo está sin personal. "En realidad dependemos de la subcomisaría del
barrio Lencinas (a unos 13 kilómetros) y es por eso que el patrullaje en la zona es escaso",
dice Francisco. 

El club social está frente a una plaza descolorida y también hay cerca de allí una pequeña
capilla, -con campanario y todo- que fue levantada con el aporte de los vecinos hace ya
medio siglo, en 1957. "Lo más lindo de La Central es la capilla", dice Olga Ambrosini y cuenta
que le gustaría que el pueblo tuvierae un salón social, "donde poder juntarnos algunas
amigas y señoras". 
La escuela primaria Luis Piagio tiene una matrícula de 260 alumnos. Muchos de ellos
recorren más de cuatro kilómetros para ir a clases y 15% de los chicos arranca el ciclo
escolar unos 20 días después que sus compañeros; son aquellos que ayudan a sus padres en
la cosecha. 

"Los chicos de las escuelas rurales son muy especiales. Acá no tenemos problemas de
conducta y todavía se mantiene el respeto por el docente", cuenta Alberto Palma, director
del establecimiento desde hace 15 años. El salón de la escuela, además de espacio para
recreos y actos escolares, sirve en más de una ocasión para fiestas de cumpleaños o
casamientos, dice María Páez, docente del 7º grado. 

A la hora de hablar de las cosas que le faltan a La Central hay pedidos para todos los
gustos. 

Están quienes sueñan con la (improbable) construcción de un hospital "porque el que está en
Rivadavia lo tenemos a más de 20 kilómetros"; mientras otros buscan obras menos
utópicas, 
como las cloacas o el arreglo del carril Mirador.

Fuente: DIARIO LOS ANDES

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