Actividad 1 Bioetica y Derecho Sanitario1

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Valores éticos y morales de la práctica profesional

María José Burruchaga Iglesias

Si pretendiéramos determinar el significado de la profesión enfermera con una


sola palabra, sería; "cuidado", proporcionar el mayor bienestar físico, psíquico o
psicosocial a la persona. Tenemos que tener en cuenta que la enfermería es
una profesión con una gran carga ética, la cual es un elemento de protección
de los derechos de las personas. La ética que rige la conducta entraña lo que
es bueno y lo que es malo, lo que es la responsabilidad moral y la obligación y
en donde nuestro trabajo tiene una interrelación humana y social con paciente,
familia y comunidad, respetando la esencia de las personas, su dignidad y
dándole un trato justo, por tanto, tratando a cada persona como un ser único,
con sus necesidades ya que cada paciente es único e individual presentando
necesidades y cuidados diferentes.

En lo que al cuidado se refiere, podemos diferenciar dos aspectos básicos: el


técnico, cuyos objetivos están bien definidos y regulados por medio de tareas, y
el aspecto afectivo donde a través de la comunicación se logran transmitir
sentimientos y nos ayuda a ver a la persona como un todo, lo que proporciona
sentido a la profesión, así como plena satisfacción de los usuarios.

Los principios particulares de la ética enfermera no contradicen los principios


generales de la bioética, sino que constituyen una forma de expresión de estos.
El principio de justicia revela el principio del humanismo; y el de honestidad, el
de autonomía, en el de confidencialidad y el de beneficencia en el de prudencia
y diligencia.

Los cinco principios bioéticos que quedan implícitos dentro los principios
particulares son:

1. El respeto por las personas (autonomía): se basa en el derecho del


paciente a tomar sus decisiones con conocimiento de causa y sin
coacción externa.
2. Beneficencia (hacer el bien): la obligación de asegurar el bienestar al
actuar positivamente, al identificar la enfermedad con vista al
mejoramiento del pronóstico sobre todo maximizar los beneficios que se
pueden obtener.
3. No maleficencia (no hacer daño): la obligación de minimizar el daño a
las personas y, siempre que sea posible, eliminar las causas que
puedan afectarlas. Se aplica a la necesidad de realizar pruebas
innecesariamente y de establecer una proporcionalidad entre la
importancia de la prueba que se realiza y el daño que produce.
4. Justicia: regula la relación del médico con otros actores: el hospital, la
sociedad, así como la distribución de los recursos y la proporcionalidad
de dichos recursos.

Según el caso expuesto hay que decir las enfermedades cardiovasculares


constituyen una de las áreas de investigación más extensas de la
epidemiología y la Salud Pública en general, debido a la magnitud de su
prevalencia, a su importancia como factor determinante de la calidad de vida de
las personas adultas y muy especialmente por las posibilidades de su
prevención, en particular si esta se realiza en edades tempranas de la vida.

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Valores éticos y morales de la práctica profesional
María José Burruchaga Iglesias

El hecho de que la hipertensión arterial presenta un pronóstico sombrío cuando


no es abordada adecuadamente de manera integral, demanda de nosotros el
más elevado sentido ético y en estos casos como en cualquier paciente,
tenemos que lograr igual comportamiento en todo el equipo de salud. En este
caso concreto la enfermería no ha dado ningún tipo de importancia a la
situación del paciente incumpliendo el código deontológico ya que según el
artículo 15 del capítulo 3, derecho de los enfermos y profesionales de
enfermería esta debe garantizar un tratamiento correcto y adecuado a las
personas que lo necesiten independiente de su edad padecimiento y
circunstancia. Por tanto, no ha tenido una actitud correcta, no prestando la
atención que este paciente requería, siendo negligente haciendo seguramente
un juicio de valor por edad u otras circunstanciadas que este paciente
presentaba. Se observan por tanto deficiencias en profesionales de carácter
ético y moral pudiendo la familia presentar una reclamación judicial por mala
praxis (Negligencia por falta de cuidados asistenciales y omisión del deber de
socorro).

La realidad actual está demostrando un escenario de confrontación, donde el


paciente reclama sus derechos y la enfermera elude sus responsabilidades
profesionales. Ante este panorama, cabe preguntarse nuevamente: ¿hacia
dónde hay que dirigir las acciones? Hay que recuperar la profesión sustentada
en valores éticos y humanistas, analizando el del problema desde un
posicionamiento autocritico porque nuestra profesión necesita de la reflexión y
aplicación de la autonomía, Siendo esta la que da el soporte académico
adquirido tanto en la formación como en la práctica diaria: la experiencia.

Para conseguir una mejora en estos aspectos hay que:

 Sensibilizar al personal de enfermería sobre la importancia de la ética en


sus labores cotidianas.

 Trabajar con sentido de responsabilidad tomando en cuenta la


preservación de la vida para así evitar daños mayores.

 Desarrollar los principios éticos y tenerlos presentes en cada momento


en el área laboral y en la vida diaria.

 Elaborar planes con normas y principios éticos a cumplir dentro de la


institución.

 Mantener el respeto siempre utilizando la ética y la moral con el


individuo, familia y comunidad.

Si deseamos realmente una nueva concepción dirigida hacia la gestión del


cuidado requerimos un proceso de integración profesional, investigación
basada en evidencias científicas, una nueva estructura del sistema de salud
que favorezca la práctica de enfermería hacia el cuidado y que la enfermería se

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María José Burruchaga Iglesias

transforme y de muestras con un quehacer profesional y humanizado del


importante papel que desempeña en el ámbito de la salud.

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