El Sujeto Desde Lacan
El Sujeto Desde Lacan
El Sujeto Desde Lacan
Definición e introducción
Reseña
Si bien el sujeto está implícito en toda la obra freudiana, hay que extraerlo en una relectura
ya que no se lo nomina tan explícitamente. Esto es lo que encontramos en Lacan con su
retorno a Freud, que al modo de los trabajos de refinería química entre otros productos
refina este concepto de sujeto para poder apreciarlo.
El otro frente de debate que se plantea es con la lingüística, o con las teorías del lenguaje, y
que proponen a partir de ciertos planteos de Lacan dar vuelta conceptualmente algunas
cuestiones.
Y también yo diría que hay debates con el conjunto del resto de los psicoanalistas, y hay
debates localizables dentro de la propia teoría de Lacan. Es decir, Lacan debate con Lacan en
la medida en que va desarrollando su posición teórica o su pensamiento sobre todas estas
cuestiones.
Por eso el campo que abre toda la problemática del sujeto es demasiado vasto, es tan amplio
que abarca todo el psicoanálisis. Incluso algunas definiciones de ciertos epistemólogos del
psicoanálisis proponen que el objeto del psicoanálisis no es el inconsciente, sino que es el
sujeto, y que, del inconsciente, lo que nosotros conocemos como tal, es a través del
problema del sujeto.
En esa posición, si el psicoanálisis se definiese sólo como un abordaje del problema del
sujeto, creo que podríamos vernos restringidos. Lo mismo que si dijésemos que solamente
tiene por objeto al inconsciente. Esto es lo que vamos a tratar de exponer.
Lacan parte de una idea básica que aparece en los primeros escritos y seminarios, que hay
una condición de desarraigo instintivo de la especie, y que por lo tanto la única posibilidad de
realización de la especie es por vía de un recurso a un Otro, que tendría que ver en este
primer momento con alguna definición del lenguaje o de la relación del humano con el
significante o con la cultura, en un sentido más amplio.
En ese primer momento, el tema inicial en la época del estadio del espejo es diferenciar el
concepto de moi1 del concepto de je, tomando dos nominaciones posibles del problema de yo
en francés, pero lo que vamos a ver es que en la evolución teórica, el concepto de je va a ser
sustituido por el concepto de sujeto.
En ese mismo momento en que se juega la definición de un sujeto diferente del yo, siguiendo
esta cuestión del sujeto y del moi (yo), vamos a ver que nuevamente se nos desdobla el
sujeto en el "sujeto del enunciado" y en el "sujeto de la enunciación". Lo que dice y quién lo
dice, o desde donde lo dice como posición determinada por el inconsciente.
Éste es un momento teórico donde la incidencia de la teoría del significante y del lenguaje es
importante, y donde aparece cierta concepción que tendría que ver con una cierta
adscripción estructuralista de Lacan, donde él pensaría que hay una cierta estructura donde
debe constituirse un sujeto existente, para dar cuenta de un ser, que no podría jugarse de
otra forma que no sea a través de una existencia como sujeto. Aclaro que considero que
Lacan nunca fue estructuralista en un sentido pleno.
Esta teoría del significante con este sujeto desdoblado, sujeto del enunciado/sujeto de la
enunciación, que definiría de un modo inicial esa manera de ver la incidencia del Inconsciente
en la constitución del sujeto, sería solidaria con una serie de otros planteos, como que
tendría que haber un cierto significante ordenador como Nombre del Padre de una estructura
preformada sobre la cual el sujeto se constituiría, pero queda en claro aun en ese momento
teórico que el sujeto se instaura o se instituye en un lugar donde en esa estructura falta algo.
Es decir que la idea de que la estructura no sería absoluta o completa ya aparece aun en este
momento supuestamente estructuralista.
Es decir, el sujeto se instaura en un lugar donde hay una falta, y él pasa a ser un significante
más dentro de la estructura, y ahí vienen ciertos tipos de aforismos que homologan al sujeto
con el significante. Incluso una definición de qué es un significante: "es lo que representa un
sujeto para a otro significante", y el sujeto mismo es un significante más dentro de ese
conjunto significante.
La teoría del Nombre del Padre, en ese momento (me refiero a los seminarios 3 y 4), es que
un determinado significante o un pequeño conjunto de significantes fijos, establecidos,
soportan la estabilidad de la significación al desplazar por una operación metafórica el deseo
de la madre como real incestuoso. Lacan usa la alegoría de un taburete apoyado en cuatro
patas y lo que acontece si falta una en la forclusión.2 Hay también ahí una teoría de la
intersubjetividad, es decir que no sólo se hablaría de un sujeto, sino que un entre sujetos
sostendría esta estructura mediante un pacto. Para situarlos en el debate, en ese momento
estamos en algunas cuestiones relativas al uso del álgebra, para definir toda la cuestión del
significado al sujeto, las significaciones fálicas, que están matematizadas utilizando recursos
del álgebra, y haciendo algún tipo de operación donde el desdoblamiento que escinde al
sujeto aparece como un quebrado algebraico como efecto de su inclusión en el conjunto de
significantes; hay una parte de sí que es reconocible, contabilizable, y otra que deja de ser
posible de ser considerada, es inconsciente.
En los años sesenta, el artículo de los escritos "La subversión del sujeto y la dialéctica del
deseo en el inconsciente freudiano" plasma este desarrollo teórico, proponiendo como eje al
sujeto, y todas las consecuencias que se podrían derivar en los otros registros de estos
procesos simbólicos, es decir sus incidencias en lo imaginario y lo real. Si ustedes recuerdan,
aparece un grafo muy importante, que es tomado de seminarios anteriores, "Las formaciones
del inconsciente", y en ese grafo, que es el del recorrido de la pulsión, define que todo lo que
acontece gira alrededor de fenómenos relativos a la subjetividad, sea la constitución del
deseo, de la demanda, del fantasma, la solución de la pulsión en la cadena significante, todo
ese movimiento giraría alrededor de un punto central que es la teoría del sujeto en ese
momento. Que ya incluye algo importante: el objeto a. Ésta es una de las inflexiones teóricas
internas en la teoría de Lacan, siguiendo comparativamente a lo que significó para Freud la
crisis del descubrimiento del problema de la pulsión de muerte y la repetición. En Lacan se
presenta el cambio a partir del énfasis en la incidencia de lo real, en particular la teoría del
objeto a, con el seminario sobre la angustia en el año '63, donde termina de ser formalizado.
Entonces yo diría que en cierta lectura posible, lo que antes era un proyecto de lograr la
instalación de un sujeto en una estructura preformada, y que este sujeto logre su inscripción
(y si no logra su inscripción, queda en una especie de deriva y de falta de solución, como
podría ser el problema de la psicosis cuando fracasa el Nombre del Padre, y el sujeto no logra
su lugar), a partir de los trabajos y los desarrollos alrededor de la problemática del
objeto a la importancia del significante es que se convierte en el medio de creación
y chances de dar destino a este objeto a. Así se esboza una disputa teórica interna acerca de
lo que es más importante, si la problemática del sujeto con relación al significante o la
problemática de este orden de lo real, que va más allá del problema del significante a la
relación del mismo con lo real. Este objeto a, al igual que la pulsión de muerte, nace de las
evidencias clínicas3 y una búsqueda de mayor eficacia terapéutica, aunque a esa búsqueda
curativa del psicoanálisis se la haya considerado como un sacrilegio.
El sujeto habla, incluso habla de sí, pero porque habla hay cosas que no logra decir, se le
tornan imposibles; aunque vemos que en el desarrollo teórico los grados de imposibilidad van
variando: así como se va puliendo un sujeto más nítido, se va definiendo un imposible más
ligado a diferentes categorías de ausencia, diferentes estatutos de "nada", como el objeto a o
el goce.
Así como Freud buscó ir más allá con Más Allá del principio de placer, Lacan intenta ir más
allá de la estructura y más allá del sujeto, más allá del padre, buscando esta cuestión que no
estaría totalmente resuelta dentro de la estructura, pero que tiene que ver con la estructura.
Probablemente, en esta línea vemos cierto tipo de desarrollos que empiezan a invertir el
énfasis. Si uno definiese que el sujeto es lo que da cuenta del deseo, o que hay una relación
intrínseca entre la problemática del deseo y la teoría ligada al significante vinculados al
sujeto, a Lacan le comienza a interesar más la angustia como cuestión y la causa del deseo
como real, el objeto a como causa de deseo. Y tanto el deseo como el sujeto vienen a ser
productos o están causados por otra dimensión que pertenecería a este orden de lo real.
En el Seminario 11 aparece una redefinición del asunto del sujeto. El sujeto se constituiría
por alienación en el conjunto significante, pero a la vez el sujeto implica una operación que
es la que Lacan pone como diferencial o distinta a otras propuestas teóricas, que es que el
sujeto se separa, o el sujeto implica una operación de separación del objeto a. Aumenta así
la relativización del estatuto de la estructura con relación al problema del sujeto. Es decir
que no es sólo lo que se aliena en el significante, sino que es lo que se separa de lo real.
Lacan alcanza un desarrollo más amplio cuando formaliza la cuestión del fantasma, que ya la
venía planteando desde antes, pero entonces le da un estatuto más fuerte a la problemática
de la relación del sujeto con el objeto a en el contexto de las fantasías, el fantasma, que
viene a ser como un eje distinto de abordaje del tema.
Es por esta vía que reaparece el ello como una vertiente distinta del inconsciente
estructurado como un lenguaje. Es decir que si el sujeto es del inconsciente, en algún sentido
el objeto a y ciertas dimensiones que determinarían ese objeto, tendría más que ver con el
ello freudiano. Categorías útiles para diferenciar órdenes de acto o de relación posible de un
sujeto, con cosas que no tienen estrictamente que ver con una especie de verdad simbólica,
en el sentido estructural de la verdad, sino que la verdad estaría más en relación con lo real.
El pasaje al acto es un acto que Lacan define como una alienación en el ello, no es una
alienación en el significante, sino que es una alienación en alguna dimensión que está más
allá. Él lo contrapone a una operación que se llama de pensamiento inconsciente u operación
verdad, que es el acting-out. Se trata de dos tipos de actos totalmente distintos, y que tienen
cierta importancia en relación con el problema de cómo concebir el acto en general; es decir,
qué orden de acto diferente es el acto determinado por el ello o por el objeto a, de lo que es
un acto determinado por el inconsciente.
Aquí está implicada una concepción de la transferencia, que alcanza un estatuto ligado al
problema sujeto cuando se la define como Sujeto supuesto Saber, una especie de dispositivo
que tiene que ver con el inconsciente y con la teoría del significante, pero a la vez Lacan le
da un estatuto de construcción artificial, y de suposición de un sujeto posible al saber, cosa
que ya está refutada teóricamente por él mismo, de que en algún sentido hubiera un sujeto
que pudiese ser como el poseedor. Es el dispositivo por el cual el análisis se mueve, pero a la
vez está en cierto modo condenado a ser desbaratado en el fin de análisis, como destitución
de este sujeto que es una especie de ficción a resolver, dando lugar a lo imposible de ser
sabido.
Es en el Seminario 17 podemos ver cómo Lacan relativiza más drásticamente todo lo que
puedan ser fenómenos de estructura, y los vincula más con una adscripción a discursos. Los
discursos vienen a sustituir la concepción de estructura y a proponer la existencia de términos
(matemas) que interjuegan entre sí. Lacan define cuatro discursos: el histérico, el del
analista, el del amo y el universitario, donde hay términos que interjuegan, entre los cuales
se encuentra el objeto a, que es lo que hace que estos discursos, en cierto modo, si bien
manejan significantes, porque los otros términos incluyendo el sujeto como tal $ son
significantes, no sean discursos solamente vinculables al significante. Tanto los lugares como
los matemas van dando las sigularidades del tipo de subjetividad de ese discurso.
Más tarde surge la problemática del sujeto con relación al problema de la sexuación. En
el Seminario 20 hay un recurso a una especie de lógica paradojal, entramos así en otro
debate de Lacan con la lógica, o de Lacan con Aristóteles, y lo que vino después en cuanto a
configuraciones lógicas, donde él trata de demostrar justamente que habría, en la sexuación
humana, un lado para el sujeto que tendría que ver con el lado masculino, y toda la teoría del
falo y la significación fálica, y otro lado u otra dimensión que tiene que ver con lo femenino
en la teoría, y que abriría todo ese otro campo de la relación con un orden de lo imposible,
que se hace relativamente posible a través de cierta relación con el sujeto.
Pero ese campo que se define como del otro lado, el otro goce, puede ser otro modo, queda
extremadamente abierto, es decir que este momento es todavía más radicalmente no
estructuralista.
Luego se va introduciendo en una línea que creo que es la más interesante al final, y que
tiene más que ver con cuestiones tomadas de la topología, los nudos y ciertos
encadenamientos topológicos4 que ya habían aparecido antes en el seminario de la
indentificación. El sujeto como la banda de Moëbius, con la singularidad de ser ésta externa-
interna, al tener un lado y un borde caracteriza al sujeto y redefine su relación con la
realidad. La "extimidad" como neologismo caracteriza esta cuestión afuera-adentro.
Más tarde, Lacan intenta concebir algún sujeto ligado al problema de la invención o de cierto
orden de creación por vía de poder hacer ahí con lo real. Lacan trabaja este punto en
relación con el problema de la escritura, es lo que lo ligaría al tema de lo escrito y la letra.
La escritura como algo que tiene que ver con el arte está presente cuando trabaja toda la
problemática del sinthoma5 y de Joyce6. Pero también en otras formas de escritura no
necesariamente literarias.
Es decir que ahí sí se iría acercando a relacionar el sujeto con el síntoma, pero no con un
síntoma en un sentido corriente, sino en una especie de rara concepción del síntoma, que
seria esa manera singular y propia de cada humano, de posible solución, de una especie de
subjetividad nueva, rara porque no seria estándar, no sería consensual, y tendría mucho que
ver con una singularidad más extrema de lo que se había requerido hasta este momento.
Todavía nos estamos preguntando cómo se hace eso, quién lo logra, quién hace sinthoma,
quién no, y cómo es eso del fin de análisis haciendo eso, y cómo quedaría alguien que hizo
eso.
Resultaría interesante en base a estos datos debatir sobre la singularidad del sujeto, poder
pensar que la subjetividad no es un hecho dado estructuralmente, sino que ya en
el Seminario 11 el sujeto es algo que aparece y desaparece, que el inconsciente como tal
tampoco es un hecho dado, sino que hay fenómenos de apertura y cierre, y momentos donde
se expresa. Una pregunta importante es pensar: y en el próximo intento, ¿logrará ese hecho?,
¿el próximo movimiento de apertura y cierre producirá esa misma subjetividad?, ¿está
condenada a una repetición? Éste es un poco el planteo que aparecía cuando había un
determinismo estructural, o podría en un nuevo movimiento abrirse una otra forma, que sería
quizás radicalmente distinta.
Todos sabemos que no hay certeza absoluta de que en el próximo movimiento no vaya a
aparecer en un sujeto una psicosis, o una creación, sin embargo habitualmente hay una
perseverancia concordante con los antecedentes históricos: los acontecimientos se producen
sobre la base de una existencia anterior. Los prontuarios son importantes, el humano y quizás
en algún sentido los animales también tienden a repetir lo preformado. Sin embargo, como
psicoanalistas creemos en un cambio posible, pero sobre la base de lo anterior: no hay
creación desde la nada, o por lo menos desde una pura nada, sino sobre el antecedente de
algún algo que responde a esa nada que es la pulsión o el objeto causa del deseo.
Es decir que Lacan abre la posibilidad de teorizar una movilidad subjetiva, o bien que el
fenómeno subjetivo entendido de esta manera implica soportes de identificación que lo
sostendrían en el tiempo. La propuesta importante de Lacan alrededor del tema
del sinthoma es alguna fórmula de producción no neurótica ni psicótica, de su neurosis o
psicosis, para el humano, y cómo sostenerla en el tiempo, y cómo hacer de eso algún orden
de sujeto no neurótico ni psicótico.
En definitiva hay sujeto del inconsciente, lo hay de la pulsión (sujeto acéfalo), del falo (el
sujeto a la represión), del síntoma (otra formación de arreglo de la represión que incluye el
retorno de lo reprimido vuelto a reprimir), de la sexuación (como hombre o como mujer,
según asuma la represión), también hay sujeto del fantasma, sujeto sintomático y sujeto
como sinthoma, etc. Todos son el mismo pero desde diferentes perspectivas, por eso se
puede decir que el tema del sujeto abarca todo el psicoanálisis y que, cuando hablamos de
sujeto, siempre tenemos que aclarar a cuál nos referimos. Y según cómo lo abordemos,
estaremos en tal o cual enfoque analizando, por vía del fantasma al modo kleiniano, por vía
del falo al modo de aquellos que jerarquizan la sexualidad manifiesta o los valores aparentes,
por vía del atravesamiento en búsqueda del objeto real en ciertos lacanianos, etc., dentro del
psicoanálisis. A menos que la política y la ética varíe y se dirija con ingenuidad al yo
pretendiendo pactar con alguna dimensión preconsciente, y entonces estaríamos en otro
campo, el de la psicoterapia; si ésta es estratégica con relación al inconsciente será
psicoterapia psicoanalítica y si no considera la dimensión ética del deseo inconsciente será
una de tantas formas de psicoterapia no psicoanalítica. Estas caracterizaciones un tanto
amplias y desordenadas buscan mostrar cómo el sujeto como expresión del inconsciente es el
referente central para definir una compresión clínica y una decisión de abordaje.
Hay análisis en tanto opera la transferencia y hay un sujeto que la denota en tanto
permanece en este eje referencial al analista evidenciando formaciones del inconsciente
como los sueños, los lapsus, las asociaciones, las actuaciones, etc. Aunque puede haber
transferencia y sujeto aun cuando el terapeuta no lo sepa y suponga que está haciendo sólo
psicoterapia.
Esta reseña sintetiza algunas cuestiones tratadas extensamente en el libro Los orígenes del
sujeto y su lugar en la clínica psicoanalítica (Peskin, 2003).
En nuestros días, por múltiples razones, hay una pretensión social y seudocientífica de abolir
las diferencias y singularidades, lo que lleva a promover algo que ya conocíamos pero se ve
incrementado y que son las presentaciones clínicas que aparecen sin la subjetividad para la
cual el psicoanálisis tiene sus mejores recursos.
NOTAS
1
El moi como yo imaginario especular narcisístico, y el je como la nominación simbólica del
sujeto en un discurso.
2
Falta de inscripción: término de origen jurídico que se refiere a la caducidad de tiempo para
la realización de un paso en el proceso jurídico, con lo cual queda imposibilitado hacerlo.
3
A partir del objeto transicional de Winnicott.
4
Una rama de las matemáticas que tiene diversas vertientes en cuanto a álgebra y geometría.
5
Nombre que da Lacan a una nueva formación a partir de una transformación del síntoma
en sinthoma, que le permitiría al sujeto una nueva identificación, una nueva nominación de sí
mismo que operaría como salida de la psicosis o de la neurosis.
6
James Joyce, famoso escritor irlandés que crea un estilo muy especial de escritura mediante
el cual, según Lacan, elude la psicosis y el padecimiento.
Bibliografía
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