Ulises y Las Sirenas

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Ulises y las sirenas

Probablemente el relato más conocido de las sirenas sea el de La Odisea de Homero.

Después de pasar una larga temporada en el palacio de Circe, Ulises emprende definitivamente el
camino a Ítaca.

La diosa, antes de dejarle partir, le adelanta algunas de las aventuras que va a vivir en los días
siguientes. La primera de ellas será el encuentro con las sirenas.

Las sirenas han sido famosas seductoras, porque según la mitología eran capaces de encantar con
su voz a los marinos con la intención de raptarlos.

Al cantar, parecían ser hermosas doncellas, pero los que sucumbían ante sus encantos, pronto
averiguaban su verdadera naturaleza. El canto de las sirenas anunciaba de forma engañosa los
placeres del mundo subterráneo.

Las sirenas vivían en la isla de Artemisa, en donde yacían los huesos de los marineros que habían
sido atraídos por sus deliciosos cantos.

Ulises quiso escuchar el canto de las sirenas.

Odiseo (Ulises), hombre de gran imaginación, cuando se iban acercando a la isla temida, por
consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera, y él, que no podía con
la curiosidad de escucharlas, se hizo amarrar al mástil, con orden de que pasara lo que pasara, no
lo desataran.

Al escuchar los cantos de las sirenas quiso soltarse pero sus compañeros no se lo permitieron.
Cuenta la leyenda que las sirenas, devastadas por su fracaso, se lanzaron al mar y murieron
ahogadas.
La caja de Pandora
Cuando Prometeo osó robar el fuego que portaba el dios Sol en su carro, Zeus entró en estado de
cólera y ordenó a los distintos dioses crear una mujer capaz de seducir a cualquier hombre.
Hefesto la fabricó con arcilla y le proporcionó formas sugerentes, Atenea la vistió elegante y
Hermes le concedió facilidad para seducir y manipular. Entonces Zeus la dotó de vida y la envió a
casa de Prometeo. Allí vivía el benefactor de los mortales junto a su hermano Epimeteo que, a
pesar de estar advertido de que Zeus podría utilizar cualquier estrategia para vengarse, aceptó la
llegada de Pandora y, enamorándose perdidamente de sus encantos, la tomó por esposa.

Pero Pandora traía algo consigo: una caja que contenía todos los males capaces de contaminar el
mundo de desgracias y también todos los bienes. Uno de los bienes era la Esperanza, consuelo del
que sufre, que también permanecía encerrada en aquella caja. Y es que, por aquel entonces,
cuentan que la vida humana no conocía enfermedades, locuras, vicios o pobreza, aunque tampoco
nobles sentimientos.

Pandora, víctima de su curiosidad, abrió un aciago día la caja y todos los males se escaparon por el
mundo, asaltando a su antojo a los desdichados mortales. Cuentan que los bienes subieron al
mismo Olimpo y allí quedaron junto a los dioses. Asustada, la muchacha cerró la caja de golpe
quedando dentro la Esperanza, tan necesaria para superar precisamente los males que acosan al
hombre.

Apresuradamente corrió Pandora hacia los hombres a consolarlos, hablándoles de la Esperanza, a


la que siempre podrían acudir pues estaba a buen recaudo.
La leyenda de Edipo
En la leyenda Edipo es el hijo de los reyes de Tebas quienes ordenan su muerte nada más nacer
para evitar el maleficio de un viejo oráculo que aseguraba que el hijo nacido de estos reyes
mataría a su propio padre y se casaría con su madre.

Sin embargo, el criado encargado de ejecutarlo se apena de la criatura y se lo entrega a un pastor


que casualmente andaba por la región. Éste de regreso a su patria en Corinto entrega el hermoso
niño a los reyes del país para que lo adopten. Edipo frente a la Esfinge.

Cuando Edipo crece, un día se entera del extraño oráculo y aterrorizado decide escapar lejos de los
que cree sus padres. En su huida, se topa en una encrucijada con un coche de caballos que está a
punto de atropellarle. Estalla una disputa y Edipo mata al señor de carro, un noble cuyo nombre
ignoraba. Era Layo, rey de Tebas.

Edipo prosigue entonces su camino, dirigiéndose precisamente a esta ciudad, pero le sale al
encuentro un terrible monstruo, mitad mujer, mitad león alado, conocido con el nombre de
Esfinge, que asolaba la región, destruyendo a todos aquellos que no sabían contestar
certeramente a una pregunta que les hacía. Las adivinanzas de la Esfinge eran dos:”¿Quién es el
ser que al amanecer camina a cuatro patas, a mediodía sobre dos y al anochecer sobre tres?”.

Edipo da la respuesta correcta: “El hombre, que en su infancia gatea, en su juventud camina
erguido y en su senectud se apoya en un bastón”.

La Esfinge plantea la segunda: “¿Cuáles son las hermanas que se engendran mutuamente?”. Edipo
vuelve a acertar: “El día y la noche” (estas dos palabras son femeninas en griego). Una vez resuelto
el enigma, el monstruo se suicida, y Edipo entra en la ciudad liberada de su maldición. Allí la reina
Yocasta, viuda del rey Layo, recientemente desaparecido, decide casarse con el salvador de la
ciudad. De él tendrá una prole nefanda: dos hijas, Antígona e Ismene, y dos hijos, Eteocles y
Polinices. Así se había cumplido la profecía. Y Edipo acaba matando a su propio padre, se casa con
su madre y tiene de ella cuatro hijos que a la vez son sus hermanos. La maldición de esta familia
continuó con el fin aciago de los hijos de Edipo.

La Leyenda de Pegaso
Pegaso es un caballo alado. Su nombre proviene de una palabra griega que significaba manantial,
pues se decía que había nacido en las fuentes del Océano.

Hay varias versiones de su nacimiento. Por un lado se decía que había nacido del cuello de la
Gorgona, cuando Perseo la mató en el mar. En esta perspectiva, resulta que su padre es Poseidón,
y Crisaor su hermano gemelo.

Otra versión sostiene que nació en la Tierra, fecundado por la sangre derramada de la Gorgona,
cuando Perseo la mató.

Una vez que nació, Pegaso fue al Olimpo, donde se puso a las órdenes de Zeus, al llevarle el rayo.

El papel de Pegaso más importante es en la leyenda de Belerofonte, sobre la que hay diversos
argumentos.

Por un lado, se decía que Pegaso había sido regalado a Belerofonte por la diosa Atenea (diosa de la
sabiduría), pero según otras historias fue Poseidón el que dio el caballo a Belerofonte.

Belerofonte montando a Pegaso. También se contaba que el héroe lo había encontrado cuando
bebía en la fuente de Pirene.

Fue gracias a Pegaso que Belerofonte pudo matar a la Quimera y lograr por sí solo la victoria sobre
las Amazonas. Cuando Belerofonte muere, Pegaso volvió a la morada de los dioses.

Tiempo después, se dio el concurso de canto que enfrentó a las Musas con las hijas de Píero. El
Monte Helicón estaba muy complacido por la belleza de las voces, por lo que empezó a crecer
amenazando con llegar al cielo. Al ver el peligro, Poseidón le ordenó a Pegaso que fuera y golpeara
a la montaña con uno de sus cascos para lograr que volviera a su tamaño normal, a lo que la
montaña obedeció dócilmente.

Pero, en el lugar donde Pegaso la había golpeado brotó la


Fuente Hipocrene, o Fuente del Caballo. Por último, Zeus lo
convirtió en Constelación, para que fuera eterno. Cuando esto
sucedió, un pluma de sus alas cayó cerca de Tarso, y así la
ciudad adoptó su nombre.
El mito de Eurídice
Eurídice era una dríade (ninfa) y era a la esposa de Orfeo (poeta y músico divino).

Orfeo amaba profundamente a su bella esposa quien acostumbraba pasear con las náyades.

Una vez en que la bella Eurídece caminaba en uno de sus paseos, por un prado de Tracia fue vista
-según Virgilo- por Arsisteo, quien prendado inmediatamente de ella, la persigue para hacerla
suya. Ella escapa con gran velocidad y miedo, pues su corazón sólo le pertenece a Orfeo. En su
huida, Eurídice es mordida por una serpiente y muere.

Orfeo, desconsolado la llora y su desesperación no encuentra consuelo, por lo que toma la


arriesgada decisión de ir en busca de su dulce y amada esposa al Hades, la tierra de los muertos.

Con su dulce canto y su poesías, Orfeo logró conmover a Caronte, quien lo deja atravesar el río
Estigia, límite entre el mundo de los vivos y los muertos. Después, también con sus habilidades
artísticas Orfeo logra convencer a Perséfone y a Hades de que le permitan llevarse a Eurídice.

Las divinidades subterráneas aceptan que se la lleve, pero Orfeo debe prometer que no intentará
ver a su esposa hasta que la haya llevado a la luz del sol.

Entonces, según lo convenido, Eurídice seguía a Orfeo en el camino hacia la luz, y en el momento
en que estaban a punto de abandonar las oscuras profundidades, Orfeo tuvo dudas.

Así, empezó a pensar en la posibilidad de que Perséfone lo hubiera engañado y que Eurídice no
viniera tras él, por lo que no pudo soportar la tentación y se volvió para mirarla y corroborar que
ella venía con él.

Cuando esto ocurrió, Eurídice fue arrastrada por una fuerza irresistible otra vez hacia el Hades.
Orfeo, desesperado, intenta ir de nuevo a rescatar a su amada, pero esta vez Caronte no se lo
permite.

Orfeo regresó a la Tierra solo y desamparado y mantuvo fidelidad a su esposa hasta su muerte.
Pitágoras, la escuela eleática y los sofistas
La división entre idealismo y materialismo se hizo más clara con el paso del tiempo. Pitágoras
destacó la importancia de la forma sobre la materia al explicar la estructura material. La escuela
pitagórica también incidió mucho en la importancia del alma, considerando al cuerpo como una
simple cárcel del alma. Según Parménides, guía de la escuela eleática, la apariencia del
movimiento y la existencia en el mundo de objetos distintos son mera ilusión: sólo parecen existir.
Las ideas de Pitágoras y Parménides supusieron la base del idealismo que caracterizaría después a
la filosofía griega.

Una interpretación más materialista fue la de Empédocles, que aceptó la idea de que la realidad es
eterna pero está compuesta por combinaciones casuales de las cuatro sustancias primarias: fuego,
aire, tierra y agua. Estas explicaciones materialistas alcanzaron su punto culminante en las
doctrinas de Demócrito, para el que las diferentes formas de la materia están causadas por
diferencias en la forma, tamaño, posición y orden de los átomos que la componen.

El materialismo aplicado a la vida diaria inspiró la filosofía de un grupo conocido como los sofistas,
que surgió en el siglo V a.C. Haciendo hincapié en la importancia de la percepción humana, sofistas
como Protágoras dudaban que la humanidad pudiera ser capaz de alcanzar nunca la verdad
objetiva a través de la razón, y defendían que el éxito material, en lugar de la verdad, debía ser el
propósito de la vida.
SÓCRATES
(Atenas, 470 a.C. - id., 399 a.C) Filósofo griego. Pese a que no dejó ninguna obra escrita y son
escasas las ideas que pueden atribuírsele con seguridad, Sócrates es una figura capital del
pensamiento antiguo, hasta el punto de ser llamados presocráticos los filósofos anteriores a él.
Rompiendo con las orientaciones predominantes anteriores, su reflexión se centró en el ser
humano, particularmente en la ética, y sus ideas pasaron a los dos grandes pilares sobre los que se
asienta la historia de la filosofía occidental: Platón, que fue discípulo directo suyo, y Aristóteles,
que lo fue a su vez de Platón.

La mayéutica
Al parecer, y durante buena parte de su vida, Sócrates se habría dedicado a deambular por las
plazas y los mercados de Atenas, donde tomaba a las gentes del común (mercaderes, campesinos
o artesanos) como interlocutores para sostener largas conversaciones, con frecuencia parecidas a
largos interrogatorios. Este comportamiento correspondía, sin embargo, a la esencia de su sistema
de enseñanza, la mayéutica.

Según relata Platón en la Apología que dejó de su maestro, Sócrates pudo haber eludido la
condena, gracias a los amigos que aún conservaba, pero prefirió acatarla y morir, pues como
ciudadano se sentía obligado a cumplir la ley de la ciudad, aunque en algún caso, como el suyo,
fuera injusta; peor habría sido la ausencia de ley.
Platon
Platón (en griego Πλάτων) (ca. 427 adC/428 adC – 347 adC) fue un filósofo griego, alumno de
Sócrates y maestro de Aristóteles, de familia nobilísima y de la más alta aristocracia. Su influencia
como autor y sistematizador ha sido incalculable en toda la historia de la filosofía, de la que se ha
dicho con frecuencia que alcanzó identidad como disciplina gracias a sus trabajos. Durante su
juventud luchó como soldado en las guerras del Peloponeso de las cuales Atenas salió derrotada, y
el poder y la economía que ostentaba sobre el mundo griego cayó en las manos de Esparta. Entre
sus obras más importantes se cuentan los Diálogos y La República (en griego Πολιτεια, politeia,
"forma de gobernar - ciudad"), en la cual elabora la filosofía política de un estado ideal; el Fedro,
en el que desarrolla una compleja e influyente teoría psicológica; el Timeo, un influyente ensayo
de cosmología racional influida por las matemáticas pitagóricas; y el Teeteto, el primer estudio
conocido sobre filosofía de la ciencia.

Fue fundador de la Academia de Atenas, donde estudió Aristóteles. Participó extensivamente en la


enseñanza en la Academia y escribió sobre muy diversos temas filosóficos, especialmente los que
trataban de la política, ética, metafísica y epistemología. Las obras más famosas de Platón fueron
sus diálogos. Si bien varios epigramas y cartas también han sobrevivido. Se cree que todos los
diálogos de Platón que se conocen son auténticos.

Los diálogos de Platón tienen mucha vitalidad y frecuentemente incluyen humor e ironía. Se
considera que Platón es el filósofo más ameno de todos.

A Sócrates lo menciona frecuentemente en los diálogos. Cuánto del


contenido y de los argumentos es obra de Sócrates o de
Platón, es difícil decir, por cuanto Sócrates no dejó
evidencia escrita de sus enseñanzas; esta ambigüedad es
la que se conoce como el “problema socrático”. No hay
duda, sin
embargo,
que Platón
fue influido
profundamente por las enseñanzas de Sócrates; de hecho sus primeras ideas y ensayos lucen
como adaptaciones de las de Sócrates.
Arte Griego
Las esculturas del periodo arcaico
tenían un aspecto muy rígido. Se representaba al kouros, un hombre desnudo con una pierna
adelantada y los brazos extendidos a lo largo del cuerpo. Durante el periodo clásico, las esculturas
transmitían un mayor movimiento, aunque sus rostros no reflejaban tensiones ni esfuerzo.

El Discóbolo, creado por el artista griego Mirón en el siglo V A.C.,


es una de las obras más admiradas de la Antigüedad. Era un
bronce hecho durante el período clásico alto del arte griego y
mide aproximadamente 1,60 metros de altura. Aunque el original
ya no existe, se han conservado célebres reproducciones
romanas en mármol.

En griego antiguo la palabra kuros significaba ‘hombre joven’1 y fue


usada por Homero para referirse a los soldados jóvenes. Desde el siglo
V a. C. la palabra aludía específicamente a un adolescente u hombre
imberbe, pero no a un niño. Los modernos historiadores del arte han
usado la palabra para referirse a este tipo específico de estatua
masculina desnuda desde los años 1890. Los kuroi eran también
conocidos comúnmente como apolos, pues se creía que todas estas
estatuas representaban al dios. El término, al haber sido adaptado en
el siglo XIX y ser utilizado en español principalmente a partir de
traducciones del inglés y del francés, se escribió primero como kouros,
con diptongo y sin acento o kourós, acentuado. Sin embargo, en la
tradición española para adaptar palabras del griego clásico el diptongo
ου —que en griego suena /u/— se transcribe como u (como en
Ουρανός, Urano; Σούνιον, Sunión), por lo que se fue introduciendo la
forma kuros, que refleja la pronunciación original. En 2009 el término
kuros no aparecía en el Diccionario de la Real Academia Española en
ninguna de sus variantes, pero era la forma recomendada tanto por el
Diccionario de María Moliner2 como por el Vox de Uso del Español de
América y de España.3 Sin embargo, ambos diccionarios cometen un
error en la colocación del acento, ya que suponen erróneamente que la
palabra es aguda en griego, *«κουρός», cuando en realidad es llana,
«κοῦρος».
Aristóteles
Aristóteles nació en el año 384 a.C. en una pequeña localidad macedonia cercana al monte Athos
llamada Estagira, de donde proviene su sobrenombre, el Estagirita. Su padre, Nicómaco, era
médico de la corte de Amintas III, padre de Filipo y, por tanto, abuelo de Alejandro Magno.

En el año 367, es decir, cuando contaba diecisiete años de edad, fue enviado a Atenas para
estudiar en la Academia de Platón. No se sabe qué clase de relación personal se estableció entre
ambos filósofos, pero, a juzgar por las escasas referencias que hacen el uno del otro en sus
escritos, no cabe hablar de una amistad imperecedera

A la muerte de Platón, ocurrida en el 348, Aristóteles contaba treinta y seis años de edad, habla
pasado veinte de ellos simultaneando la enseñanza con el estudio y se encontraba en Atenas,
como suele decirse, sin oficio ni beneficio.

Aristóteles se ha significado como uno de los filósofos más importantes de todos los tiempos y ha
sido uno de los pilares del pensamiento occidental. Sus obras, escritas hace más de dos mil
trescientos años, siguen ejerciendo una influencia notable sobre innumerables pensadores
contemporáneos y continúan siendo objeto de estudio por parte de múltiples especialistas. La
filosofía de Aristóteles constituye, junto a la de su maestro Platón, el legado más importante del
pensamiento de la Grecia antigua.
Expansión romana
Alejandro Magno
(Alejandro III) Rey de Macedonia nació en Pella, Macedonia en el año 356 a.C y murió en Babilonia
en el año 323 a. C. Alejandro Magno dedicó los primeros años de su reinado a imponer su
autoridad sobre los pueblos sometidos a Macedonia, que habían aprovechado la muerte de Filipo
para rebelarse. Alejandro recorrió victorioso el Asia Menor (batalla de Gránico, 334), Siria (Issos,
333), Fenicia (asedio de Tiro, 332), Egipto y Mesopotamia (Gaugamela, 331), hasta tomar las
capitales persas de Susa (331) y Persépolis (330).

Una vez conquistada la capital de los persas, Alejandro licenció a las tropas griegas que le habían
acompañado durante la campaña y se hizo proclamar emperador ocupando el puesto de los
Aqueménidas. Enseguida lanzó nuevas campañas de conquista hacia el este: derrotó y dio muerte
a Bessos y sometió Partia, Aria, Drangiana, Aracosia, Bactriana y Sogdiana. Con la conquista del
Imperio Persa, Alejandro descubrió el grado de civilización de los orientales, a los que antes había
tenido por bárbaros. Concibió entonces la idea de unificar a los griegos con los persas en un único
imperio en el que convivieran bajo una cultura de síntesis (año 324). Para ello integró un gran
contingente de soldados persas en su ejército, organizó en Susa la «boda de Oriente con
Occidente» (matrimonio simultáneo de miles de macedonios con mujeres persas) y él mismo se
casó con dos princesas orientales: una princesa de Sogdiana y la hija de Darío III.

La temprana muerte de Alejandro a los 33 años, víctima del paludismo, le impidió consolidar el
imperio que había creado y relanzar sus conquistas. El imperio no sobrevivió a la muerte de su
creador.
LA LEYENDA DE RÓMULO Y REMO
Dice la leyenda que Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas (hijo de Venus y de Anquises), habría
fundado la ciudad de Alba Longa sobre la orilla derecha del río Tíber. Sobre esta ciudad latina
reinaron muchos de sus descendientes hasta llegar a Numitor y a su hermano Amulio. Éste
destronó a Numitor y, para que no pudiese tener descendencia que le disputase el trono, condenó
a su hija, Rea Silvia, a ser sacerdotisa de la diosa Vesta para que permaneciese virgen.

A pesar de ello, Marte, el dios de la guerra, engendró en Rea Silvia a los mellizos Rómulo y Remo.
Cuando éstos nacieron y para salvarlos fueron arrojados al Tíber dentro de una canasta que
encalló en la zona de las siete colinas situada cerca de la desembocadura del Tíber, en el mar.

Una loba, llamada Luperca, se acercó a beber y les recogió y amamantó en su guarida del Monte
Palatino hasta que, finalmente, les encontró y rescató un pastor cuya mujer los crió. Ya adultos, los
mellizos repusieron a Numitor en el trono de Alba Longa y fundaron, como colonia de ésta, una
ciudad en la ribera derecha del Tíber, en el lugar donde habían sido amamantados por la loba,
para ser sus Reyes.

Se dice que la loba que amamantó a Rómulo y Remo fue su madre adoptiva humana. El término
loba, en latín lupa, también era utilizado, en sentido despectivo, para las prostitutas de la época.

La leyenda también nos cuenta como Rómulo mató a Remo. Cerca de la desembocadura del río
Tíber había siete colinas: los montes Aventino, Celio, Capitolio, Esquilino, Palatino, Quirinal y
Viminal. Rómulo y Remo discutieron sobre el lugar en el que fundar la ciudad y decidieron
consultar el vuelo de las aves, a la manera etrusca. Rómulo vio doce buitres volando sobre el
Palatino y Remo sólo divisó seis en otra de las colinas. Entonces Rómulo, para delimitar la nueva
ciudad, trazó un recuadro con un arado en lo alto del monte Palatino y juró que mataría a quien
osase traspasarlo. Remo le desobedeció y cruzó con desprecio la línea, por lo que su hermano le
mató y quedó como el único y primer Rey de Roma. Este hecho habría ocurrido en el año 754 a. C.,
según la versión de la historia oficial de la Roma antigua.
DIOSES
ROMAN
OS
Monumentos de la Roma Imperial
La Acrópolis
Expansión Griega

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