YNOUB Cuestion de Metodo CAP04
YNOUB Cuestion de Metodo CAP04
YNOUB Cuestion de Metodo CAP04
1 La obra aristotélica De anima es considerada por muchos como un antecedente —aunque aún
especulativo— de lo que luego sería el tratamiento estrictamente científico de la mente o el psiquismo
humano.
2 El término “paradigma” tiene un alcance teórico muy importante en la epistemología de Thomas Khun.
Se puede definir como “modelo o caso ejemplar” que como tal refiere a los aspectos más esenciales de
una teoría o modelo teórico. Volveré sobre el tema en diversos pasajes de este libro.
CAPÍTULO IV El proceso de investigación científica 95
3 Enfoque teórico de la psicología social desarrollado por Pichon-Rivière. Enrique Pichon Riviere (1907-
1977), médico psiquiatra de origen suizo nacionalizado argentino, creador de una teoría de psicología
social basada en fundamentos del psicoanálisis y la epistemología dialéctica.
96 PARTE UNO Introducción epistemológica
como para las que se enrolan en las estrategias cualitativas.4 Examinaré, además,
cada una de estas fases, considerando su lógica subyacente en la perspectiva global
del proceso.
¿Qué entenderé por “lógica subyacente”?
Que las acciones que se cumplen en la prosecución de la investigación están
al servicio de determinadas funciones y tienen fines específicos. Examinar los fines
y funciones implica reflexionar sobre la naturaleza total del proceso: no es posible
identificar el fin de una acción sin tener presente el contexto global al que sirve (y
del que deriva, precisamente, su finalidad).
Por lo contrario, no atender los fines es no atender el sentido de esa acción.
Por ejemplo, se puede describir la “interacción entre dos personas” indicando
el número de veces que habla cada una, el modo en que se mueven o gesticu-
lan, los músculos comprometidos en esos movimientos, etcétera. Pero si se quiere
conocer el sentido de esa interacción habrá que ir más allá de la descripción de
las acciones concretas, materialmente definidas. Habrá que especificar el contexto
social en el que dialogan, el tipo de relación que hay entre ellos y las intenciones
comunicacionales que persiguen, entre otras cosas.
En ese caso el valor de un gesto, de un movimiento o de una conducta viene
dado (o puede ser interpretado) por el tipo de vínculo que une a ambas personas.
La comunicación no se reduce a una experiencia de interacción; es por eso que se
pueden cumplir los mismos fines por diversos medios o conductas (tal como lo
sugiere la noción de equifinalidad descrita por la teoría de sistemas).
Igualmente, si la metodología se reduce a una prescripción de pasos a seguir,
es decir, una sucesión de conductas o acciones, no es posible captar el sentido de
éstas. Las conductas, las acciones, adquieren sentido sólo en referencia al contexto
y a los fines que sirven. Pero, además, sólo si se domina la razón de ser de una cierta
acción es posible apropiarse de ella, disponer de criterios para decidir, mejorar,
revisar la forma y los contenidos de dicha acción.
La metodología (en nuestra concepción “reconstructiva”) no supone un decá-
logo de prescripciones: viene en auxilio del investigador para orientarlo cada vez
que lo necesite, cada vez que encuentre obstáculos en su práctica o en sus diseños.
Y, además, lo deseable (si no es que lo inevitable) es que una vez incorporados
estos conocimientos explícitos se integren en la dinámica del conocimiento tácito
o implícito de la práctica del investigador.5
De modo que —insistimos— no se debe pensar que lo que aquí explicitaré
como lógica subyacente (y el análisis de las fases en que se concreta) coincide con
Pongamos por caso que el investigador recuerda los trabajos de algún autor
dedicado al tema de “estilos comunicacionales” (aun cuando tuviera otros fines
y en el marco de otros intereses). Ese modelo puede ser un disparador para ajus-
tar estrategias de búsqueda en su propio campo. Probablemente en ese caso su
propio enfoque irá madurando mediante un ejercicio en el que confluyen sus per-
cepciones (intuitivas), sus modelos y tradiciones disponibles y el entramado de
conceptualizaciones que le permiten justificar su modo de aproximación al tema.
Interesa advertir que este entramado conceptual es algo más que mera refe-
rencia a otros modelos: tiene la función de situar, finalmente, la pertinencia de las
preguntas que se hacen y de las posiciones que se adoptan para responder a ellas.
En términos de los métodos de investigación descritos por Charles Peirce (cfr.
1988b) estos movimientos suponen un recorrido que va desde el método de la
tenacidad (las intuiciones que surgen espontáneamente), pasando por el método
de la tradición (la evocación de modelos y antecedentes que han abordado temas
afines y que se consagran como “casos modelo” al interior de una comunidad
disciplinar), hasta alcanzar el método de la reflexión (cuando el enfoque adoptado
se puede ir ajustando, precisando y fundamentando en referencia a conceptos o
cuerpos teóricos ya consagrados).
Finalmente el paso al método que Peirce denomina “de la eficacia” o “de la cien-
cia” supone proyectar esas aproximaciones preliminares en un núcleo de problemas
e hipótesis o conjeturas potencialmente traducibles luego al lenguaje empírico.
Los problemas y las conjeturas8 constituyen lo nuclear de esta fase. Se trata
de las “dos caras de la misma moneda”, de las cuales deriva toda la investigación:
marcan el norte de la búsqueda investigativa.
Aunque el tema se ampliará más adelante, se pueden definir del siguiente
modo:
• Problemas: son las preguntas-guía que organizan la investigación. Se de-
rivan del tema elegido, ya que contar con un tema no implica necesaria-
mente tener un problema. El problema es una laguna cognitiva en algún
aspecto particular del tema elegido. La importancia de los problemas es
central si se advierte que toda la investigación se desarrolla con el fin de
resolver o responder a esas preguntas.
• Hipótesis o conjeturas: son las respuestas presuntivas o tentativas a los
problemas. Al igual que los problemas, éstas tienen una función organiza-
dora en el diseño y el desarrollo de la investigación. Sin embargo, cuando
no hay hipótesis (lo que puede ocurrir en las investigaciones que transitan
una fase exploratoria, o que se inscriben en el paradigma cualitativo) habrá
de todas formas presunciones generales (al modo de conjeturas) que guia-
rán la búsqueda investigativa.
8 Usamos el término “conjeturas”, en referencia a las formulaciones que, sin llegar a conformar estrictamente
una hipótesis, constituyen las presunciones orientativas que se asumen en relación con los problemas
que se propone abordar la investigación.
CAPÍTULO IV El proceso de investigación científica 101
O que:
9 Como ya lo adelanté esto ocurre en las investigaciones exploratorias, en algunas descriptivas y especial-
mente en aquellas que se autodefinen como comprehensivistas o interpretativas.
CAPÍTULO IV El proceso de investigación científica 103
Como se puede advertir —incluso intuitivamente—, se pretende que las dos úl-
timas formulaciones se encuadren y deriven de la primera.10 Es decir, que “expresen”
la primera de otra manera. De modo más preciso: que la expresen en un lenguaje
más observacional, más empírico. Este lenguaje es más empírico porque nos permite
identificar por medio de qué operaciones evaluaremos aquellos asuntos que enuncia
la hipótesis general. En el caso de la “carga doméstica” asumimos que una manera
de expresarla es a través de la “edad fértil de las mujeres” (en tanto que en ese ciclo
o periodo de la vida están expuestas a quedar embarazadas y, luego, a criar y cuidar
de los menores de un modo diferencial de como usualmente lo hacen los varones).
De igual modo “evaluaremos el acceso al mundo del trabajo” a través de la
“tasa de actividad económica”; es decir, estimando cuántas mujeres participan o
buscan participar en alguna actividad remunerada, sobre el total de mujeres para
cada grupo de edad.
Interesa enfatizar que la expresión observacional de la hipótesis no implica ne-
cesariamente una formulación cuantificada o cuantificable. Así, por ejemplo, en
el siguiente caso, surgido de la teoría genética de Jean Piaget, se puede advertir la
misma idea sin recurrir a observables que exijan una cuantificación:
Se debe recordar una vez más que no siempre es posible precisar estas deriva-
ciones hipotéticas, especialmente cuando las investigaciones transitan fases explo-
ratorias, o cuando se proponen elaborar hipótesis interpretativas como resultado
de la propia investigación. En ese caso son los propios problemas y los objetivos
derivados de ellos los que marcan el curso de las estrategias empíricas a seguir.
De cualquier modo, con independencia de cuál sea la orientación o el grado
de precisión de las hipótesis, la investigación de tipo científico se caracteriza por la
traducción del lenguaje conceptual al lenguaje empírico o de datos. Éstos podrán
ser más o menos estructurados, podrán ser de tipo cuantitativo o cualitativo, pero
siempre estarán presentes si se trata de un trabajo de investigación.
Conforme con todo lo señalado defino a esta fase como fase analítica en
referencia a la actividad de “desagregación o diferenciación” que supone dicho
lenguaje de datos.
El término “analizar” deriva etimológicamente de “separar o distinguir las par-
tes de un todo”. De acuerdo con esta acepción, el paso al tratamiento empírico
exigirá diferenciar las partes componentes del asunto a investigar: ¿qué tipo de
entidades deben analizarse, qué aspectos, mediante qué procedimientos se ac-
cede a ellas?
Todas estas cuestiones están involucradas en la construcción de la base em-
pírica de una investigación y, de modo genérico, las definiremos como “diseño de
las matrices de datos e implementación operativa para la obtención de esos datos”.
El diseño de las matrices de datos refiere, como su nombre lo indica, a las defini-
ciones operacionales para la construcción de los datos. Mientras que lo que llamo
“implementación operativa” alude —de modo muy general— al diseño de instru-
mentos y a las definiciones muestrales: cuántas y cuáles entidades o eventos serán
estudiados y por cuáles medios (o instrumentos) se obtendrá esa información.
Existe una íntima relación entre el tipo de datos (matrices) que se van a pro-
ducir y el modo a partir del cual se van a producir (su implementación operativa).
Generalmente los investigadores conciben sus datos por referencia directa a
los instrumentos, las muestras y los contextos en que van a producirlos.
Sin embargo, son cuestiones distintas que reconocen cierta independencia
entre sí: un mismo tipo de dato puede ser obtenido por diversos modos de ins-
trumentalización, pero lo cierto es que en el proceso de investigación real ambas
dimensiones están mutuamente determinadas.
La conclusión de esta fase analítica se alcanza con la producción de los datos.
Las decisiones adoptadas en esta fase y en la anterior dejarán su traza en la na-
turaleza de los datos que finalmente se obtengan; y definirán lo que usualmente
se denomina diseño de la investigación. De manera esquemática la fase 2 se puede
describir del siguiente modo:
CAPÍTULO IV El proceso de investigación científica 105
© Roxana Ynoub.
Fase 3: fase sintética o de reintegración del objeto
11 Analizaremos con mayor detalle este asunto cuando abordemos el tema específico de las técnicas de
tratamiento de datos.
106 PARTE UNO Introducción epistemológica
Como puede advertirse, no se plantea una secuencia lineal entre estas tres fa-
ses. Aunque se postula cierta relación de anterioridad entre la primera y la segun-
da, también se prevé la posibilidad de “avances y retornos” entre ellas. En ocasiones
porque con el diseño empírico se terminan de precisar o reajustar los contenidos
de la fase 1.12 En otros casos porque ese movimiento es característico de las inves-
tigaciones que se desarrollan dentro del paradigma cualitativo. En éstos la relación
entre definiciones teóricas y definiciones operacionales se va realizando en el mis-
mo proceso en que se profundiza en la investigación.
La tercera fase se concibe como una síntesis de las anteriores. Usamos el tér-
mino “síntesis” en el sentido que la tradición filosófica le ha adjudicado, es de-
cir, como integración de componentes teóricos y empíricos. Esta fase sintetiza
los componentes teóricos (dominantes en la primera) con los hallazgos empíricos
propios de la segunda fase o fase analítica.13
Esta síntesis arroja como resultado una nueva concepción del objeto de investiga-
ción, un nuevo discurso sobre el modo de concebir, interpretar, explicar o compren-
der cierto fenómeno. Y esa nueva comprensión abre también nuevas preguntas y
conjeturas las cuales sientan las bases para establecer así un nuevo ciclo de investiga-
ción. De acuerdo con esto el diagrama se completaría como se muestra en la página
siguiente.
La línea punteada expresa el retorno al punto de partida. Si el diagrama fuera
tridimensional la línea se debería presentar sobre un plano más alto para ilustrar la
idea de que la “nueva versión del objeto” ha enriquecido —en algún aspecto— a
la inicial.14
En el centro del diagrama se hace referencia a los “modelos o analogías de base”,
debido a que éstos operan tácita o explícitamente a lo largo del proceso de investi-
gación. Desde las hipótesis sustantivas de la investigación hasta la elección de una
12 Le recuerdo al lector, que nuestro análisis atiende el proceso real, en el que estos movimientos son
esperables y frecuentes, mientras que en la planificación de la investigación (es decir, en el plan o
proyecto) y en la escritura de los informes la presentación suele ser mucho más “lineal” y unidireccional.
13 Interesa señalar que esta síntesis de remodelización teórica se realiza, en todos los casos, independiente-
mente de cuáles sean los enfoques adoptados y el paradigma que oriente a la investigación (cualitativo
o cuantitativo). Por lo demás, el cierre y la integración serán siempre parciales en la perspectiva del
proceso más amplio de investigación.
14 En relación con este punto se introduce nuevamente un sinnúmero de consecuencias epistemológicas.
De acuerdo con Kuhn, por ejemplo, si se trata de investigaciones que se desarrollan en periodos de
“ciencia normal” los resultados que se alcancen estarán destinados a fortalecer el paradigma dominante.
108 PARTE UNO Introducción epistemológica
15 Desde una ontología trascendental se trata de un modelo mecánico: relaciones de partes “extraparte”.
CAPÍTULO IV El proceso de investigación científica 109
Recordemos que hemos definido la ciencia como una práctica social. Las deci-
siones que se tomen, las innovaciones que se introduzcan tendrán que justificarse
y mostrarse adecuadas o válidas.
Pero esta validación no se dirime sólo en la aplicación de ciertas técnicas que
contribuyan a mostrar que lo que uno ha hecho es metodológicamente correcto.
Se debe hacer conforme a modelos que resulten significativos y aceptables para el
entorno en que trabaja el investigador.
En síntesis, lo que deseo enfatizar es que el proceso de investigación puede com-
prenderse como un movimiento que oscila entre un momento creativo y abierto,
que conduce al investigador a resolver y decidir en cada paso (con más o menos
innovación) una estrategia a seguir, y un momento más conservador y convergen-
te que lo obliga a validar esas decisiones (cfr. Kuhn, 1987).
Para Thomas Kuhn los periodos de ciencia normal se caracterizan por el de-
sarrollo de las investigaciones “convergentes” con los paradigmas dominantes,
mientras que en lo que se puede llamar periodos revolucionarios de la ciencia sólo
excepcional y fragmentariamente prevalecen las investigaciones “divergentes”.
De cualquier manera, lo que nos deja ver el desarrollo real de la ciencia es la
coexistencia de ambos tipos de pensamiento y práctica lo cual, para los investi-
gadores, implica una suerte de tensión entre innovación y tradición tal como lo
señala el mismo Kuhn:16
Antes de pasar al tratamiento de cada fase me interesa retomar el tema del falsa-
cionismo, con el fin de examinar sus consecuencias en la comprensión del proceso
de investigación.
Según la versión del falsacionismo metodológico y, aún más, en la versión sofis-
ticada postulada por Imre Lakatos hemos advertido que en todo el proceso de
investigación se comprometen decisiones metodológicas que tienen conse-
cuencias directas sobre la validez del proceso y, por tanto, de los resultados de la
investigación.
16 Kuhn definió esa doble exigencia como la “tensión esencial” a la que se ve sometido el investigador.
CAPÍTULO IV El proceso de investigación científica 111
Recordemos que, según esta versión del falsacionismo, resultaba necesario re-
conocer que:
“El suicidio varía en razón inversa del grado de integración de los grupos
sociales”,
Se advierte que para asumir que esta hipótesis de trabajo constituye una ade-
cuada expresión de los conceptos expresados en la hipótesis sustantiva, hay que
admitir (o aceptar como válido) que la “religión” resulta un aspecto relevante para
evaluar “la cohesión social de un grupo”. Desde la perspectiva del método diremos
que es un “indicador” adecuado para medir la variable “cohesión social”.17
En el ejemplo se aprecia de qué manera se compromete en la hipótesis de
trabajo la validez empírica de la investigación. Dicho en otros términos, se trata
de averiguar si la formulación orientada a la evaluación empírica —que enuncia la
hipótesis de trabajo— constituye una formulación adecuada para evaluar la hipó-
tesis sustantiva de la investigación.
La hipótesis de trabajo la denomino también hipótesis indicadora porque
—como se analizará más adelante— la traducción de los términos teóricos de la
hipótesis sustantiva a los términos empíricos de la hipótesis de trabajo compro-
mete definiciones operacionales. Dicho de otra manera, las dimensiones escogidas
para expresarlas deben mostrarse válidas desde la perspectiva de la representación
del concepto, y los procedimientos para evaluarlas deben poder justificarse a partir
de los procedimientos empleados para su medición:
17 Este ejemplo es una adaptación de algunas de las hipótesis que desarrolla Emilio Durkheim en su clásica
obra El suicidio (cfr. Durkheim, 1965).
CAPÍTULO IV El proceso de investigación científica 113
Dicho de otro modo, en cada fase habrá que dar cuenta y justificar las decisio-
nes que se toman y las inferencias que se hacen a partir de datos y teoría.
Diremos entonces que la fase 1 se organiza en torno a la hipótesis sustantiva
—hipótesis principal de la investigación—. En esta fase se deben validar la relevan-
cia y la pertinencia de la hipótesis propuesta, su integración en los marcos concep-
tuales, y las tradiciones en las que se inscribe y a las que aporta.
Esto se aplica si la hipótesis tiene la forma de una conjetura general, a manera
de presupuestos que orienten todo el desarrollo del trabajo, tal como ocurre en las
investigaciones exploratorias o en las llamadas investigaciones cualitativas, como
en las investigaciones que parten de las hipótesis hacia su contrastación.
Hablaremos entonces en esta primera fase de validación conceptual.
En la fase 2, en cambio, se trata de justificar las estrategias empíricas que se
asumen para iluminar y, eventualmente, contrastar las hipótesis sustantivas. Como
se ha indicado, esas decisiones no derivan de modo directo de las formulacio-
nes sustantivas. En realidad suponen siempre decisiones que se deberán justificar
en términos de la adecuación empírica. Si vamos a hablar de pobreza se deberá
precisar entonces qué vamos observar en el mundo real para evaluarla, a quiénes
(personas, hogares, barrios), a cuántos, en qué circunstancias, en qué aspectos,
mediante qué procedimientos. Todas estas decisiones tendrán que justificarse. Esa
justificación compromete la validación empírica de la investigación.
Finalmente, a la luz de los resultados y en función de los problemas e hipótesis
que hemos formulado, debemos interpretar los datos.
Esta interpretación deberá mostrarse consistente con los hechos y coherente
con las teorías y los modelos adoptados. Sirviéndonos de la jerga del derecho pro-
cesal, que por muchos caminos coincide con la lógica de la investigación, designa-
remos esta validación como validación de conclusiones o conclusional.18
Porque, efectivamente, las conclusiones que finalmente se alcancen —aun
cuando se puedan concebir como puntos de partida para nuevos ciclos de inves-
tigación— deberán mostrarse adecuadas para encuadrar los hechos en la teoría
(y, una vez más, es indistinto si el proceso avanza de los hechos a la teoría o de la
teoría a los hechos: en cualquier caso la síntesis final exige la integración de ambas
dimensiones).
Para precisar la relación entre las fases y las respectivas validaciones las presento
con base en el diagrama anterior de la siguiente manera:
18 El término conclusional lo adopto del “derecho procesal” (cfr. Falcón, 1993). En este campo se describe
el proceso jurídico según “etapas”. Existen distintos tipos de procesos, pero en términos generales se
pueden reconocer tres grandes etapas en el ámbito del derecho civil: a. una etapa introductoria,
vinculada a la demanda; b. una etapa probatoria, en la que se valoran los hechos o se examinan las
pruebas; y c. una etapa conclusional, en la que se cierra el proceso mediante una sentencia u otras
formas de conclusión. Este cierre supondrá la valoración de los hechos a la luz de la demanda y de los
criterios jurídicos que tome en cuenta el juez (dogmática, jurisprudencial). La analogía con el proceso
de investigación, tal como lo estamos concibiendo aquí es evidente.
CAPÍTULO IV El proceso de investigación científica 115
© Roxana Ynoub.