Ana visita al abuelo Hilario en su pueblo en la Sierra. Ella disfruta jugando con sus amigos, recogiendo flores por el camino a la ermita mientras canta una canción que le enseñó su abuela, y escuchando cuentos del abuelo antes de dormir.
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Ana visita al abuelo Hilario en su pueblo en la Sierra. Ella disfruta jugando con sus amigos, recogiendo flores por el camino a la ermita mientras canta una canción que le enseñó su abuela, y escuchando cuentos del abuelo antes de dormir.
Ana visita al abuelo Hilario en su pueblo en la Sierra. Ella disfruta jugando con sus amigos, recogiendo flores por el camino a la ermita mientras canta una canción que le enseñó su abuela, y escuchando cuentos del abuelo antes de dormir.
Ana visita al abuelo Hilario en su pueblo en la Sierra. Ella disfruta jugando con sus amigos, recogiendo flores por el camino a la ermita mientras canta una canción que le enseñó su abuela, y escuchando cuentos del abuelo antes de dormir.
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EL PUEBLO DEL ABUELO
Ana ha ido a visitar al abuelo Hilario. El abuelo es un hombre de
tez trigueña y de pequeña estatura. Tiene el pelo gris y la espalda encorvada. Viste con camisa y chaleco de lana. Cubre su cabeza con un sombrero. El abuelo vive en un pueblo de la Sierra. Su casa está hecha de adobe, con techo de tejas a dos aguas. Ana disfruta mucho en el pueblo.
Cada tarde, camina por las callecitas conversando
animadamente con sus amigas y amigos. Ellos juegan a saltar la soga o a “matagente” con la pelota, pero el juego más divertido es el de “San Miguel”.
También le gusta ir por el camino de la ermita. Mientras
recoge rosas, margaritas y retamas, entona una canción que hace años le enseñó su abuela Julia, una viejita con ojos de color negro como el ébano.
Poco, poco a poco me has querido,
poco a poco me has amado, sin querer todo ha cambiado, florecita de mi amor. Nunca digas que no, cholita, nunca digas que no, cholita, son cosas del amor, cholita, cosas del corazón. Canción y saya para cantar, canción y saya para bailar. Al anochecer, cuando el cielo aparece adornado de estrellas, Ana se va a la cama. Es el momento que más le gusta a la niña, porque es cuando el abuelo la coge de la mano y le dice muy bajito:
“Érase una vez...”, Ana sabe que, antes de quedarse dormida,
el abuelo Hilario va a contarle una historia. ¡Y sabe tantas... y tan bonitas!
Responde:
1. ¿Qué es lo que más te gusta del abuelo Hilario?