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Las Colonias Menonitas en Bolivia

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ANEXOS

Anexo 1. Estudio de caso: Colonia Menonita Santa Rita


(junio 2014)

Anexo 2. Estudio de caso: Colonia Menonita El Tinto


(mayo, 2014)

Anexo 3. Estudio de caso: Colonia Menonita Río Negro


(junio, 2014)
Anexo 1.
Colonia Menonita Santa Rita (junio 2014)
ÍNDICE

I. Perfil de la colonia menonita Santa Rita


1.1 Origen y carácter de la colonia
1.2 Ubicación y superficie
1.3 Estructura y organización
1.4 Relaciones entre colonias, con comunidades y autoridades
1.5 Producción y tecnología
II. Las actividades ilícitas: amenaza para la colonia Santa Rita
2.1 Los antecedentes
2.2 Confrontación entre Guaraní Urbanos y Santa Rita
2.3 Conclusiones

I. Perfil de la colonia menonita Santa Rita

1.1 Origen y carácter de la colonia

Entre 1967 y 1968, menonitas procedentes de México fundaron, de


manera casi simultánea, las cuatro colonias: Riva Palacios, Swift
Current, Sommerfeld y Santa Rita, todas ellas ubicadas en la zona
llamada “Las Brechas”, que se extiende por los municipios de La
Guardia, Cabezas y Santa Cruz, a poca distancia de la ciudad de
Santa Cruz. Las cuatro colonias de “Las Brechas” representan la pri-
mera inmigración menonita de importancia en Bolivia y se consti-
tuyen, hoy en día, en la base para planificar el establecimiento de
nuevas colonias, además de servir de modelo para la estructura in-
terna de las colonias futuras. Con ello han forjado la imagen que la
opinión pública se ha formado de los menonitas, tanto en sentido
positivo como negativo, por varias razones: primero, por la exten-
sión de tierras que ocupan y por su número significativo de pobla-
ción que se cifra, sin grandes variaciones a lo largo de los años, en

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Las colonias menonitas en Bolivia

algo más de 10.000 habitantes; segundo, por su cercanía a la urbe


capital del departamento que los hizo muy visibles públicamente;
y tercero, por la tecnología importada desde el país de origen (Mé-
xico), admirada por unos por ser de avanzada, y criticada por otros
debido a sus efectos depredadores.

Según manifiestan los jefes, los colonos de Santa Rita pertenecen a


la corriente menos conservadora de los Bergthaler, pero en la prácti-
ca, esta identificación parece tener poca importancia para ellos. La
población de la colonia se acerca a los 2.000 habitantes y 320 fami-
lias, y por tanto, está en la categoría de las colonias grandes. Aun-
que todos tienen un origen común en México, según la Dirección
de Migración (2010), el 85 por ciento tiene nacionalidad boliviana,
mientras el 15 por ciento restante mantienen la nacionalidad de sus
países de origen, México o Belice.

1.2 Ubicación, superficie y acceso a la tierra

La colonia Santa Rita se encuentra a una distancia promedio de 50


Km. al este-sureste de la ciudad de Santa Cruz. Pertenece a la juris-
dicción del Distrito 14 de este municipio y al corregimiento rural de la
población Paurito. Ocupa una extensión aproximada de 14.000 hec-
táreas.

Mientras sus pares de Riva Palacios y Swift Current habían adqui-


rido las tierras de los propietarios ganaderos por compra colecti-
va y en grandes extensiones, los menonitas de Santa Rita las com-
praron sucesivamente hasta llegar a su extensión actual. Al inicio
obtuvieron las parcelas de una pequeña colonia menonita, llamada
Schönthal, formada poco antes por inmigrantes de Paraguay, los
cuales decidieron regresar o mudarse a otras colonias. A partir de
ello fueron adquiriendo, parte por parte, pequeñas y medianas pro-
piedades de los lugareños. En esos años, los derechos propietarios
no contaban con regulación precisa siendo las poblaciones locales
poseedores con o sin documentos, que no tenían el propósito de cul-
tivar sus tierras y, por tanto, la venta a los menonitas era una buena
oportunidad para obtener ingresos.

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Colonia Santa Rita

Los jefes de la colonia eran los encargados de efectuar estas com-


pras de tierras contando para ello con los aportes de las familias
interesadas que luego tomaron posesión de la parcela de cerca de
50 hectáreas asignada a cada una. Desde el año 2006, Santa Rita está
tramitando ante el INRA Departamental un título colectivo único
para toda la colonia, en el cual están unidos todos los procesos agra-
rios y contratos de compra-venta previos. Para este trámite mantie-
ne su personería jurídica de ‘Colonia Menonita Santa Rita’ aunque,
en algunos oficios emplea la denominación de ‘Comunidad Cam-
pesina’ o también de ‘Comunidad Campesina de Origen Menoni-
ta’. A pesar de no existir conflicto de propiedad, el INRA demora
la otorgación de este título en razón de los recientes procesos que
la colonia enfrenta por problemas ajenos a la justicia agraria y que
serán abordados más adelante en el capítulo II.

1.3 Estructura y organización

La colonia Santa Rita está organizada en 15 campos (Dörfer), de


entre 8 y 28 familias, siendo el promedio de 20 familias cada uno.
Como en las demás colonias, existen los siguientes cargos:

- 2 Jefes (Vorsteher) que son elegidos democráticamente por dos


años; si hacen buena gestión pueden ser reelegidos por varios
períodos. Su principal función es representar a la comunidad
ante los asesores, ante las autoridades del Estado y en las reu-
niones con otras colonias. En el pasado reciente, la Colonia Santa
Rita optó por una renovación de sus Jefes, eligiendo a dos per-
sonas relativamente jóvenes, procedentes de Swift Current, que
llegaron a la comunidad por matrimonio hace unos 20 años.

- 8 Ministros (Prediger), a cargo de dirigir el culto dominical en


las ocho iglesias (una iglesia por dos campos). Los Ministros
son las autoridades religiosas, de gran peso, que vigilan la ob-
servancia de la vida correcta de los comunarios. Entre sus fun-
ciones está reunir las colectas para las familias pobres. Su cargo
es vitalicio.

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Las colonias menonitas en Bolivia

- 2 responsables para el cuidado de los huérfanos (Waisenamt)


que regulan la herencia para los hijos menores de edad en caso
de defunción del jefe de familia. El Waisenamt tiene que tomar
previsiones para el futuro de los niños, especialmente el acceso
a tierra y medios de producción. No todos los padres de familia
tienen la posibilidad de reunir suficiente tierra, dentro o fuera
de la colonia, para darla en herencia a todos los hijos. Esta posi-
bilidad la tienen sólo las familias prósperas.

Los campos son presididos por el jefe de campo elegido entre las fa-
milias que lo componen. A cada familia le corresponden alrededor
de 50 hectáreas. Sin embargo también existen familias pobres que
no tienen tierra o la tienen en poca extensión. Estas familias recu-
rren a varias formas de ganarse la vida: trabajo de jornalero en la
agricultura o en uno de los talleres, sea dentro o fuera de la colonia;
trabajar tierra en alquiler; comprar tierra en otra colonia; o prestar
servicios, con su propia maquinaria, a agricultores y ganaderos de
la región. Hay casos excepcionales en que una familia migra al ex-
terior por dos o tres años, principalmente a Canadá, a fin de reunir
dinero para cancelar una deuda, comprar tierra o maquinaria.

Cada campo, con excepción del más pequeño, sostiene una escuela,
un total de 14 en la colonia. Las mujeres se encargan de llevar a los
niños en carrozas a caballo, desde las granjas familiares a veces muy
distantes de la escuela. El maestro es destinado en consenso por las
familias del campo que toman en cuenta sus cualidades. Los niños
asisten a la escuela entre sus 6 y 13 años. La enseñanza se limita a
matemáticas y la lengua alemana Hochdeutsch, idioma en que está
escrita la biblia que usan los menonitas. También una revista bimen-
sual, publicada por el Centro Menonita de Santa Cruz, y muy popu-
lar en las colonias, está redactada en Hochdeutsch. Llama la atención
que la lengua diaria, que es el Plattdeutsch, no se la enseña en la
escuela, como tampoco el castellano.

La colonia Santa Rita, siendo antigua y consolidada, tiene una am-


plia infraestructura de servicios: seis tiendas, de las cuales dos son
cooperativas y cuatro particulares. Estas tiendas son de mucha im-

120
Colonia Santa Rita

portancia en la provisión de alimentos (la mayoría “no tiene tiem-


po” de producir para el autoconsumo) y de repuestos de maquina-
ria. Los talleres, todos por iniciativa personal, aparte de construir
carros y silos, confeccionan maquinaria pequeña, como molinos y
picadoras de pasto, que son requeridos más allá de la colonia por su
buena calidad. Adicionalmente hay colonos dedicados a la compra
de maquinaria en desuso, a su acondicionamiento y a la venta en
los llamados “remates”. En el rubro de transformación existen tres
queserías que procesan importantes volúmenes para el mercado.

1.4 Relaciones entre colonias, con comunidades y autoridades

La colonia Santa Rita sostiene contactos fluidos con otras colonias,


en particular con sus vecinos de “Las Brechas”; estas relaciones son
de tipo familiar, comercial, intercambio tecnológico y adquisición
de maquinaria. A sus casi 50 años de existencia, la disponibilidad
de tierras para familias jóvenes es muy escasa, de manera que Santa
Rita se ha convertido en punto de partida para la organización de
nuevas colonias en el país. Apoya a las familias jóvenes desde la
identificación de las áreas de asentamiento hasta que se independi-
cen. Ejemplo de ello es la migración de familias jóvenes a la región
de San Ignacio de Velasco donde fundaron la colonia Tajibo con per-
sonería jurídica propia. Por mala orientación de los asesores legales,
el área del asentamiento ha sido declarada tierra fiscal por el INRA
y, por tanto, es ilegal. La colonia Santa Rita, después de haber faci-
litado la adquisición de las tierras, se ha desligado y deja en manos
de la nueva colonia solucionar sus problemas legales. Este caso es
típico en los procesos de formación de nuevas colonias. A fin de
prevenir engaños futuros, los menonitas han iniciado un proceso
de consultas entre los jefes de colonia respecto a una selección más
cuidadosa de sus asesores.

La colonia Santa Rita es considerada el motor de la economía local


y por tanto goza del aprecio de la población y de las autoridades
locales. Ante todo se la estima por dar trabajo a mucha gente: a jor-
naleros, albañiles y transportistas. Una relación especial tiene con los
pobladores de Paurito y comunidades campesinas colindantes, quie-

121
Las colonias menonitas en Bolivia

nes proveen a los colonos de Santa Rita, y más allá, con los afamados
sombreros de saó que son usados por todas las mujeres menonitas.
Ello ha dado un impulso importante a la industria artesanal de la
zona la cual ha sido respaldada por el Presidente Evo Morales quien,
durante su visita hace unos cinco años atrás, dotó a la población 700
hectáreas aptas para el manejo y reproducción de la palmera de saó.

1.5 Producción y tecnología

La economía de la colonia Santa Rita se asienta, por partes iguales,


en la agricultura y la ganadería. La agricultura es mecanizada y co-
mercial, con una reducida gama de cultivos: soya y maní en verano,
sorgo y maíz en invierno. Las tecnologías de última generación, por
ejemplo la siembra directa en el caso de la soya, se están incorporan-
do recientemente y todavía no son de uso común. Los colonos com-
pran los insumos, como semillas y agentes químicos en agencias
nacionales, no conocen el origen de los productos. Del mismo modo
venden la producción a los centros de acopio sin interesarse por el
destino final. Algunos miembros de la colonia se han especializado
en comprar maquinaria en desuso para reacondicionarla y adaptar-
la a sus necesidades, racionalizando así los costos de adquisición.
A pesar de pertenecer a una corriente menos conservadora, queda
prohibido el uso de llantas de goma en máquinas de tracción. Se
reconoce abiertamente que las ruedas de fierro en los tractores son
una medida necesaria para impedir que las personas viajen fuera de
la colonia. El transporte personal es exclusivamente en carrozas de
caballo o, para mayores distancias, en transporte público.

La importancia de la ganadería está a la par de la agricultura y de


igual forma está altamente tecnificada. Tanto la vocación original
de los suelos, como su paulatino agotamiento por el uso agrícola
intensivo, explican el peso de la ganadería en Santa Rita. Es así
que la alimentación del ganado, predominantemente lechero, es
generada en las propias pasturas junto al sorgo. Los productores
observan estrictamente las normas de sanidad. Una parte de la
producción lechera es entregada a la empresa PIL, pero un vo-
lumen importante es procesado en las tres queserías que tienen

122
Colonia Santa Rita

capacidades para 8.000 litros y 800 kg de queso por día. Los due-
ños de las plantas procesadoras sostienen sus propias agencias de
comercialización en la ciudad de Santa Cruz.

II. Las actividades ilícitas: amenaza para la colonia Santa Rita

2.1 Los antecedentes

La franja boscosa y anegada al este de Santa Cruz, que bordea el Río


Grande, y que también pone un límite natural a las colonias menoni-
tas de “Las Brechas”, ha sido invadida por organizaciones criminales
transnacionales de la droga, hace décadas atrás. El difícil acceso al
área y la situación jurídica incierta de las tierras dan las condiciones
para desarrollar las actividades ilícitas. Para la población cruceña no
es un secreto que connotados traficantes eran propietarios de exten-
sos fundos en la zona. En repetidos operativos, la fuerza antidroga
(FELCN) constató la presencia de factorías, la existencia y el uso de
pistas clandestinas. Durante uno de los operativos, en 2007, una avio-
neta se accidentó en el intento de fuga, ocasionando el deceso de sus
dos ocupantes. Este hecho, muy difundido por los medios, ocurrió
en el fundo La Cortadera, colindante de Santa Rita. En los años subsi-
guientes, los jefes de la colonia y sus asistentes legales, como también
la población local en general, a través de reiteradas denuncias, advir-
tieron a las autoridades sobre la persistencia del narcotráfico.

2.2 La Confrontación entre Guaraní urbanos y Santa Rita

Desde principios del año 2012, el Ministerio de Gobierno, sea a tra-


vés de otros ministerios, sea en forma directa, ha recibido denun-
cias y acusaciones mutuas sobre un conflicto entre la denominada
Asamblea Nacional de Guaraní Urbanos (ANGU) y la colonia me-
nonita Santa Rita.

La Asamblea de la Nación Guaraní Urbana de Bolivia KUMBAI-


ANGU. Nació a partir de una asociación de “residentes” guaraní en
la ciudad de Santa Cruz, creada en la década de 1990. Convertida

123
Las colonias menonitas en Bolivia

en “capitanía” en 2008, adoptó la denominación de “asamblea”, en


2009, y cuenta actualmente con cuatro capitanías afiliadas. Declara
como objetivo institucional la recuperación de tierras ancestrales
del pueblo guaraní en las áreas urbana y suburbana de Santa Cruz.
A parte de ello, se dedica a diversas actividades educativas y de
promoción de su lengua y cultura. Sin embargo, no logró el recono-
cimiento de la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG), por lo que sus
dirigentes sostienen estar directamente afiliados a la CIDOB.

La organización, al margen de defender el derecho histórico del


pueblo guaraní sobre las tierras rurales y urbanas de la región, ha
puesto al centro de sus actividades, investigar las irregularidades
respecto a los derechos de propiedad de los fundos y, ante todo,
denunciar las actividades del narcotráfico a fin de acceder a estas
tierras. Respaldada por sus asesores legales ha reunido una pro-
fusa documentación sobre los operativos antidroga, demostrando
las omisiones de los fiscales en llevar los procesos a su conclusión.
Aduce que las propiedades donde se cometen los delitos de nar-
cotráfico deben ser incautadas y entregadas a los denunciantes, en
este caso a la organización. Denuncia al INRA por incumplimiento
de deberes al no solicitar la anotación preventiva y la designación
del depositario de los predios donde se han evidenciado activida-
des de narcotráfico. Ante la supuesta ineficiencia de las autorida-
des, ejecutó ocupaciones de predios como La Cortadera y, desde el
año 2012, también de tierras pertenecientes a la colonia Santa Rita.
En este último caso aporta pruebas de que algunos miembros de la
colonia están implicados en actividades ilícitas. Dos operativos en
el año 2013, en los cuales se detectó una gran factoría en funciona-
miento y fueron aprehendidos in fraganti padre e hija de una familia
menonita (y liberados a pesar de las pruebas), parecen respaldar las
denuncias de la ANGU. Pero más allá de ello, la organización dice
estar segura de que los mismos dirigentes de la colonia son los ca-
becillas del tráfico ilícito.

La colonia Santa Rita, por su parte, denuncia a la ANGU y a sus


dirigentes de ser avasalladores foráneos que, escudándose en de-
nuncias falsas, tienen el único fin de usurpar tierras a una comu-

124
Colonia Santa Rita

nidad legal y legítimamente establecida desde hace décadas. Res-


pecto al narcotráfico exhibe pruebas de haber denunciado ante las
autoridades desde hace varios años y en repetidas ocasiones estas
actividades en la zona. Reconoce al mismo tiempo que algunos de
sus miembros estaban involucrados, pero que, después de haber
sido descubiertos, la misma comunidad los había denunciado y ex-
pulsado. Desde entonces no tiene conocimiento del paradero de los
expulsados y menos de sus actividades.

Los colonos de Santa Rita niegan toda vinculación con el tráfico de


drogas, y por el contrario, lo perciben como una permanente ame-
naza para sus familias, que es tanto más grave por cuanto los de-
lincuentes, por no existir una ruta alternativa, utilizan los caminos
de la colonia para sus movilizaciones nocturnas. Para protegerse
de alguna manera han tomado medidas de vigilancia, que incluyen
trancas sólidas en los ingresos desde el área boscosa y letreros de
advertencia, las cuales son frecuentemente burladas por los trafi-
cantes. Los colonos que habitan el área colindante a los bosques del
río han abandonado sus viviendas ante la gravedad del peligro.

Los pobladores de Paurito y de las comunidades indígenas y cam-


pesinas locales se sienten igualmente afectados por las actividades
de las bandas criminales. En un Cabildo, en mayo de 2013, mani-
festaron su pleno apoyo a la colonia y de sumarse a las medidas de
vigilancia denunciando el paso de movilidades y de personas extra-
ñas. El mismo evento fue contundente en condenar las ocupaciones
de tierras y los demás actos hostiles de la ANGU.

2.3 Conclusiones

En el enfrentamiento entre la ANGU y la colonia Santa Rita se mez-


clan dos asuntos distintos: las actividades ilícitas y el derecho pro-
pietario. Separar estos dos asuntos no resulta fácil. El INRA de San-
ta Cruz, si bien rechaza la toma de tierras de la ANGU por ilegales,
no puede desconocer la consistencia de la documentación aportada
por esta organización. Al momento, el INRA ha derivado la soli-

125
Las colonias menonitas en Bolivia

citud de saneamiento y titulación de la colonia a la Comisión de


Conflictos a la espera de que concluyan las investigaciones de la
FELCN, puesto que la denuncia involucra a la colonia Santa Rita.

Croquis de la Colonia Santa Rita

Fuente: Comité Central Menonita 2014 (CCM 2014).

126
Colonia Santa Rita

Mapa de la Colonia Santa Rita

127
Anexo 2.
Colonia Menonita El Tinto (mayo, 2014)

ÍNDICE

I. Perfil de la colonia menonita El Tinto


1.1 Origen y carácter de la colonia
1.2 Ubicación y superficie
1.3 Estructura y organización
1.4 Relaciones entre colonias, con comunidades y autoridades
1.5 Tecnología
1.6 Perspectivas
II. El conflicto por la tierra
2.1 La situación jurídica incierta respecto a la propiedad agraria
en la región
2.2 Los conflictos en torno a la colonia menonita El Tinto

I. Perfil de la colonia menonita el Tinto

1.1 Origen y carácter de la colonia

Los pobladores de la colonia menonita El Tinto tienen un largo reco-


rrido migratorio. Sus antepasados proceden de Rusia de donde, en
1880, se trasladaron a Canadá, y de ahí a México y Belice, en 1922.
La generación de los mayores de El Tinto es mexicana. En 1966,
siendo niños, sus padres emigraron a Paraguay, asentándose en la
colonia Río Verde, en las cercanías de Asunción, donde permanecie-
ron cerca de 30 años hasta fundar la colonia El Tinto en 1997. Mien-
tras, en los casos de Rusia y Canadá, los abandonos radican en su
desacuerdo con la suspensión de los “privilegios” por parte de los
respectivos gobiernos, los traslados de México a Paraguay y luego
a Bolivia se originan en el crecimiento poblacional y la consecuente
búsqueda de nuevas tierras.

129
Las colonias menonitas en Bolivia

El recorrido por cuatro países en sólo dos generaciones les propor-


cionó una vasta experiencia a los líderes de la colonia los cuales
han llegado a construir una eficiente red de relaciones y de apo-
yo mutuo, tanto para dirigir el flujo migratorio entre países, como
también para socorrer a las nuevas colonias hasta su consolidación.
A través de esta red la colonia El Tinto sigue recibiendo a nuevas
familias de procedencia mixta: de México/Belice, que son las de
mayor edad, y de Paraguay, que son familias jóvenes. Al interior
del país, El Tinto había recibido apoyo por parte de las grandes
colonias de Las Brechas (Swift Current, Riva Palacios, El Dorado)
desde donde se sigue abasteciendo con maquinaria e implementos
agrícolas. La capacidad de manejar una estrategia para planificar
nuevos asentamientos, junto a la disciplina interna, son caracterís-
ticas de la Colonia Menonita El Tinto a ser tomadas en cuenta en
momentos de negociación.

1.2 Ubicación y superficie

La Colonia El Tinto está ubicada en la provincia Chiquitos, munici-


pio Pailón, a una distancia de 180 km al este de la ciudad de Santa
Cruz. En el límite norte, la colonia es vecina del poblado indígena-
campesino El Tinto que se encuentra sobre la carretera asfaltada y
la línea férrea que atraviesa toda la Chiquitanía, desde Santa Cruz
hasta Puerto Suárez, frontera con Brasil.

Alrededor de 1996, los emisarios de la colonia paraguaya Río Verde


compraron una superficie de 20.150 ha, el 80 por ciento del grupo
familiar Justiniano-Roda, el resto de otros propietarios menores. El
encargado de las compras fue Isaac Harms quien las efectuó con
los aportes adelantados por los futuros colonos y con el respaldo
de la personería jurídica que tenía la colonia. Las veinte mil hectá-
reas corresponden a la superficie titulada y reconocida tanto por el
INRA, como por el contorno social. Según las coordenadas actuales
(corregidas), cerca de un tercio se sobrepone al área de BOLIBRAS.
Según testimonio de los menonitas, “en esos años nadie quería vivir
en estas tierras, pero ahora vienen a buscar lo fácil”.

130
Colonia El Tinto

Con los años, la colonia adquirió tierras adicionales: al oeste, unas


7.000 ha, llamadas Paraíso (área sobrepuesta a BOLIBRAS y en con-
flicto con la comunidad campesina El Trébol); y al este unas 6.000
ha, llamadas colonia Las Palmeras. Según el INRA, se trata de dos
superficies en proceso de saneamiento, con la perspectiva de que
sean declaradas tierras fiscales. Por el contrario, los jefes de la co-
lonia (y asesores) afirman que estas tierras adicionales han sido ad-
quiridas por compra legal y están inscritas en Derechos Reales. En
esta versión, la colonia se extendería sobre un total de 33.000 ha, de
las cuales 30.000 ha están saneadas, existiendo incertidumbre sólo
respecto a las 3.000 ha restantes.

1.3 Estructura y organización

La colonia está planificada, no sólo sobre las 20.150 hectáreas ti-


tuladas, sino sobre el total de las 33.000 ha pretendidas, lo que
demuestra el grado de convicción de los pobladores de El Tinto y
sus asesores de salir victoriosos de los pleitos legales pendientes.
El área está estructurada en 23 campos (Dörfer) de 21 familias cada
uno. Hasta la fecha no todos los campos están ocupados porque la
colonia ha tomado previsiones para las familias jóvenes. Las áreas
no consolidadas están parcialmente desmontadas y sembradas,
pero no se han construido en ellas viviendas u otras instalaciones
fijas. La población actual se acerca a las 300 familias aunque la
inestabilidad a causa de los actuales problemas hace difícil preci-
sar el número.

Cada familia dispone de 50 ha, o un poco más, compradas a la


misma colonia. Esta extensión corresponde a una adaptación a las
normas bolivianas, y en menor grado a un sentido de equidad al
interior de la colonia, hecho confirmado tanto por el representante
indígena como por los jefes. Los campos no ocupados son “reser-
vas” destinadas a las familias jóvenes, de la misma colonia o invita-
das de otras, para que éstas tengan oportunidad de permanecer en
la colonia y de vivir acorde a las normas. Porque, cuando dejan de
ser agricultores, ya no podrían vivir acorde a la ley.

131
Las colonias menonitas en Bolivia

La colonia El Tinto pertenece a la corriente de los menonitas con-


servadores (Altkolonier) cuyas tradiciones se han forjado durante su
permanencia en Rusia y luego en Canadá y México. Igual a todas las
colonias, tiene dos jefes (Vorsteher) que son elegidos por dos años. Si
hacen buena gestión pueden ser reelegidos y durar en sus funciones
hasta 10 años. Si no, se los cambia.

En la parte de religión tiene un obispo y 5 predicadores llamados


Ministros. Los Ministros son elegidos por sus probadas virtudes y
capacidades de conducción, incluso desde temprana edad. Una vez
elegidos, el cargo es vitalicio.

En cuanto a la educación de niños, cada campo suele tener una es-


cuela a no ser que, por una cantidad menor de familias, se juntan
los niños de dos campos vecinos en una sola escuela. El maestro es
escogido por las familias del campo, debe ser el mejor. Las familias
le ayudan en cultivar sus tierras. La enseñanza se concentra en re-
ligión, la lectura en plattdeutsch (idioma diario) y el estudio del ho-
chdeutsch (idioma en que está escrita la biblia). Los años de estudio
están entre 5 y 7 cursos. No hay enseñanza técnica ya que los niños
y jóvenes aprenden los oficios necesarios en la casa, especialmen-
te mecánica. No hay necesidad de mandarlos a institutos públicos
donde “sólo perderían el tiempo”. Para otras especialidades, como
asuntos legales o contabilidad, se contrata personal boliviano. No
hay necesidad de tener profesionales propios para ello.

Los jefes admiten abiertamente que hay familias pobres en la co-


lonia, lo que es responsabilidad propia de los afectados, o también
mala suerte. No existe un sistema de seguro social ni de atención bá-
sica de salud. Según la gravedad de los casos, los enfermos son lle-
vados a San José o a Santa Cruz. Es tarea del Ministro (la autoridad
religiosa) recolectar fondos para socorrer a las familias en desgracia.

1.4 Relaciones entre colonias, con comunidades y autoridades

Un grupo de jefes de distintas colonias se reúne periódicamente en


Santa Cruz para tratar asuntos comunes, en particular cuestiones

132
Colonia El Tinto

de migración y documentos de identidad. Esto ha dejado de ser


problema. No deliberan sobre asuntos de tierras. Por lo demás, los
menonitas encargan las relaciones con el mundo “exterior” a sus
asesores legales y técnicos.

Existe una suerte de triángulo de apoyo entre Swift Current – co-


lonias de Paraguay – El Tinto, basado en relaciones familiares. Los
contactos más fluidos se cultivan entre El Tinto y Neuland, con al-
guna frecuencia de matrimonios entre ambas colonias.

Respecto a migraciones estacionarias, es poca la gente que sale de El


Tinto porque ésta es una colonia bien consolidada; es posible que en
época de crisis o por problemas financieros personales, salga alguna
gente para reunir dinero, pero es la excepción.

Son tres las comunidades indígenas de la zona: El Tinto, Motacusito


y El Cerro. Tienen una organización local afiliada a la CPESC. Sos-
tienen relaciones de “buena vecindad” con la colonia. Aprenden de
ella y participan en beneficios. El representante indígena confirma:
necesitamos gente que trabaja. Hay que fiscalizar a las organizacio-
nes campesinas, porque hay traficantes entre ellas. La Ley de Avasa-
llamiento ayudó bastante. Los indígenas no comparten con ciertos
grupos sindicalizados. Opinan que el gobierno debe apoyar a los
asentamientos comunitarios.

Por el contrario, las relaciones con los sindicatos campesinos son


malas. Según los colonos, desde 2011, el mismo año en que termi-
nó el saneamiento, surgieron conflictos con la Federación de Santa
Cruz y sindicatos regionales que instruyeron invasiones a tierras sa-
neadas y trabajadas por los colonos. Es una queja común que los di-
rigentes campesinos recurren al chantaje de los colonos que algunas
veces lamentablemente se dejan extorsionar. Los menonitas no son
enemigos de las comunidades campesinas, pero exigen respeto a la
propiedad legalmente adquirida y a su trabajo. Los del sindicato
son cómodos porque sólo ocupan tierras que ya están desmontadas.

133
Las colonias menonitas en Bolivia

Entre la colonia El Tinto y la alcaldía de Pailón, las relaciones son


buenas, al menos no hay problemas. En cambio, no existe contacto
con la gobernación: ellos no cooperan en nada, ni en la adquisición
de tierras o de maquinaria, ni para facilitar el comercio. En verdad,
ellos no van al campo y por tanto no conocen la realidad.

La colonia está afiliada a la ANAPO a través del Registro Agrope-


cuario Único (RAU). Esto les permite no facturar y estar exentos del
pago de impuestos sobre la producción (en referencia a un acuerdo
entre gobierno y ANAPO/CAO). Pero sí, contribuyen a impuestos
internos el monto anual por hectárea, siendo la ANAPO la entidad
recaudadora.

Los menonitas miran con susceptibilidad a las instancias públicas,


como el INRA o la ABT; se las percibe más como entidades creadas
para poner obstáculos, no para resolver problemas.

1.5 Tecnología

La colonia se dedica principalmente a la producción de la soya (ve-


rano), con cultivos alternos de invierno, que son sorgo, maíz y gi-
rasol. En el cultivo de la soya, El Tinto adoptó ampliamente la tec-
nología de la siembra directa que supone el empleo de maquinaria
pesada y el insumo correspondiente de agroquímicos, entre ellos
el herbicida glifosato. Los insumos se adquieren con créditos para
semillas y agentes químicos, en agencias nacionales especializadas.
Desconocen la procedencia original de estos productos. Del mismo
modo venden la producción a las agencias, sin preocuparse del des-
tino final.

Se accede a las nuevas tecnologías por transmisión directa de ex-


periencias existiendo grandes avances en este campo. Cada familia
procura tener su propia maquinaria, pero también la alquila. A pe-
sar de pertenecer a los Altkolonier, en la colonia no hay disputa res-
pecto al uso de llantas en tractores y máquinas: todos usan llantas
de goma sin problema, a diferencia de otras colonias de la región
donde sólo están permitidas las ruedas de fierro (que evitan que

134
Colonia El Tinto

los jóvenes se alejen). Las labores de la agroindustria absorben casi


todo el tiempo, de manera que no vale la pena dedicar mucho es-
fuerzo a producir alimentos, lo cuales se los compra en el almacén.

En la colonia funcionan tres o cuatro talleres que producen imple-


mentos básicos tales como carruajes y silos, pero no maquinaria. Los
talleres son operados por iniciativa propia de familias particulares.
Se observó el funcionamiento de una perforadora de pozos, confec-
cionada en la colonia El Dorado (Chaco). En la zona el agua dulce
y utilizable se encuentra a una profundidad de 200 a 300 metros;
el costo de la perforación, incluyendo el revestimiento con tubo, es
de USD 20 por metro. La adquisición y operación de la perforadora
(costo con implementos: USD 48.000) está igualmente a cargo de un
colono particular.

En algunos de los campos, un colono individual opera una tienda


de repuestos agrícolas y de artículos de consumo, similar a un su-
permercado.

1.6 Perspectivas

Los colonos de El Tinto se sienten a gusto en Bolivia “que es nues-


tro país”, “que es maravilloso”, tanto por la calidad de las tierras,
como por su gente. Compensan la hospitalidad con la cantidad de
su producción que abastece a las aceiteras nacionales y no se lleva
nada afuera. Además garantizan fuentes de trabajo a mucha gente,
como a jornaleros y transportistas, y prestan múltiples servicios en
mantenimiento de caminos y equipamiento escolar.

Sin embargo, no se sienten del todo seguros, por dos motivos: por
los avasallamientos por parte de los campesinos sindicalizados; y
por la inminente suspensión del Decreto Supremo de los privile-
gios. La anulación del Decreto no traerá consecuencias de inmedia-
to, pero genera incertidumbre para más adelante. Opinan que es
difícil pronosticar el futuro, sólo desean que se los deje trabajar y
vivir “como antes”.

135
Las colonias menonitas en Bolivia

II. El conflicto por la tierra

El conflicto por la tierra, que se presenta en la colonia El Tinto, tiene


doble origen: primero, la incertidumbre legal que rige en toda la
región de la Chiquitanía, y segundo, la tendencia expansionista de
las mismas colonias menonitas.

2.1 La situación jurídica incierta respecto a la propiedad agraria


en la región

La inseguridad jurídica respecto a la propiedad agraria radica en las


prácticas políticas de los gobiernos de los años setenta y ochenta,
por las cuales fueron dotadas grandes extensiones de tierras a los
aliados políticos. Las dotaciones, que frecuentemente violaron las
más elementales normas de la Reforma Agraria, tenían el propósito
de que los beneficiarios dividieran sus propiedades a la espera de
poder venderlas por partes a aquellos compradores que tuvieran
los medios y la voluntad de hacerlas producir. En ello se originaron
las llamadas “tierras de engorde” y, por falta de reglas, un mercado
descontrolado de tierras que dio lugar a múltiples sobreposiciones
de derechos propietarios.

En la Chiquitanía, a principios de los años noventa, el Banco finan-


ció el Proyecto de Tierras Bajas del Este (Low Lands Project), con el
fin de incorporar a las tierras bolivianas al agronegocio de la soya.
Fue ésta la oportunidad para los beneficiarios de las grandes dota-
ciones, de capitalizar sus propiedades en la región. Entre los com-
pradores interesados destacaron empresarios brasileros y colonos
menonitas, atraídos por los precios atractivos de la tierra.

En esta época, 1991, una sociedad agro ganadera ficticia, denomi-


nada BOLIBRAS, de un pequeño grupo de socios bolivianos y bra-
sileros, encabezado por el Ministro de Educación del gobierno de
entonces, se benefició en menos de un mes con la dotación de casi
100.000 hectáreas, ubicadas en el municipio de Pailón, entre la vía
férrea y el límite con la provincia Cordillera. La dotación de BOLI-
BRAS estuvo plagada de un sinfín de vicios procesales, que fueron

136
Colonia El Tinto

denunciados a nivel parlamentario, obligando al gobierno no sólo


a anular las resoluciones de dotación, sino a intervenir al Consejo
Nacional de Reforma Agraria y al Instituto Nacional de Coloniza-
ción. Durante los cuatro años que duró la Intervención, el Banco
Mundial, interesado en una mejor regulación del acceso a las tierras
destinadas a la agroindustria, asesoró la elaboración de una nueva
ley agraria que fue promulgada, bajo la denominación de Ley INRA
(Instituto Nacional de Reforma Agraria), en octubre de 1996.

Para comprender los conflictos actuales por la tierra en la Chiquita-


nía en general, y en torno a las colonias menonitas en particular, es
preciso tomar en cuenta los siguientes factores:

a) A pesar de que el caso de BOLIBRAS se ha tornado paradigmá-


tico, los vicios contenidos en este proceso no son la excepción,
sino por el contrario, se repiten en toda la región determinando
hasta hoy los mecanismos de transferencia y ocupación de tie-
rras. Si bien la Ley INRA (y su readecuación en 2006) tiene como
propósito básico el saneamiento de la propiedad agraria, los be-
neficiarios de este proceso resultan ser los propietarios agroin-
dustriales y no así las comunidades campesinas en su búsqueda
de tierras, generándose descontento social.

b) En el caso particular de BOLIBRAS, la Ley INRA determina


(artículo transitorio N° 11) una suspensión de todos los actua-
dos de titulación o transferencia en el área, hasta que conclu-
yan todos los procesos penales y civiles relacionados a estas
tierras. Con ello se creó un vacío jurídico que condujo a sucesi-
vas interpretaciones contradictorias por parte de los directivos
del INRA provocando numerosas confusiones. En particular,
la falta de precisión en las coordenadas de ubicación ha sido
fuente de conflictos.

A partir del año 2011 surge un movimiento reivindicativo, con base


en la Central Única de Pailón y la Federación Campesina Regional
de la Gran Chiquitanía, y apoyado por la Federación Única Depar-
tamental de Campesinos. En principio, este movimiento es regional

137
Las colonias menonitas en Bolivia

demandando tierras para los campesinos, al amparo de la nueva


Constitución Política y la política de tierras que debe favorecer a los
campesinos. El movimiento es crítico a los procesos de saneamiento
que consolidan con demasiada frecuencia a los beneficiarios de las
dotaciones fraudulentas y del tráfico de tierras, y cuyas resolucio-
nes favorecen a los grandes propietarios agroindustriales. Pone én-
fasis en el rechazo a la extranjerización de las tierras. A poco tiempo
las protestas campesinas se enfocan en las colonias menonitas.

La postura anti-menonita no carece de respaldo en la realidad ya


que, entre 1993 y 1998, es decir, poco antes y después de promul-
garse la Ley INRA, se crearon tan sólo en la Chiquitanía al menos
15 nuevas colonias menonitas que se sumaron a las ya existentes. Es
obvio que las nuevas fundaciones obedecen a una estrategia planifi-
cada de expansión en esta región, la cual tiene su continuidad hasta
la fecha. En la perspectiva campesina, el incremento de la población
menonita y la extensión de las áreas ocupadas por ellos, restan es-
pacio a las potenciales comunidades nacionales y violan su derecho
de acceso preferencial a las tierras. Por otra parte, el hecho de que
hay dirigentes traficantes de tierras incrustados, debilita seriamente
al movimiento y torna violentos los conflictos.

2.2 Los conflictos en torno a la colonia menonita El Tinto

La Colonia El Tinto comprende un área de 20.140 hectáreas que fue-


ron tituladas en diciembre de 2005. El INRA ratifica la totalidad del
área titulada y las organizaciones campesinas la respetan. Sin em-
bargo, como ya se mencionó líneas arriba, la estructura de la colonia
supone un total de 23 campos en una extensión de 33.000 hectáreas,
que están en proyecto, pero no consolidadas.

El conflicto mayor se presenta en un área de expansión al oeste,


denominada por los colonos de El Tinto como Paraíso. En 2011, si-
guiendo las consignas de las mencionadas movilizaciones campesi-
nas, en esta área se asentó la comunidad campesina El Trébol. A lo
largo de los años 2011 a 2013, ocurrieron numerosos enfrentamien-

138
Colonia El Tinto

tos denunciados por ambas partes como agresiones, en términos


muchas veces exagerados. La presencia prolongada de un destaca-
mento policial trató de frenar el conflicto.

Por su parte, en julio de 2012, el INRA de Santa Cruz dictó medidas


precautorias declarando ilegales tanto los desmontes y siembras
de los menonitas, como al asentamiento de El Trébol, conminando
a ambas partes con el desalojo del área en disputa. En respuesta,
los asesores de la colonia argumentan que el área de Paraíso fue
comprada en momentos en que no pertenecía a BOLIBRAS y cuyas
coordenadas habían sido trasladadas posteriormente. Por tanto, la
compra era legal, por lo que los campesinos de El Trébol son califi-
cados de avasalladores de una propiedad privada.

Adicionalmente, la colonia El Tinto incorporó a Las Palmeras si-


tuada al lado este del área titulada que, según indicaciones del
INRA, es igualmente una tierra potencialmente fiscal. Sumando
Paraíso y Las Palmeras al área titulada, la colonia El Tinto reuniría
las 33.000 hectáreas para los 23 campos planificados. La colonia El
Tinto está decidida a consolidar la incorporación de estas áreas,
utilizando para ello varias estrategias. Aun contraviniendo las me-
didas precautorias del INRA los colonos continúan con desmontes
y cultivos en estas tierras, evitando sin embargo la construcción
de viviendas estables por temor a éstas sean destruidas por los
campesinos. No están ajenos a pagar sumas de dinero a los líde-
res campesinos a cambio de evitar invasiones; esta práctica oscura
complica aún más el conflicto. Pero principalmente están confia-
dos en que los asesores legales obtengan al final la consolidación
legal de las áreas pretendidas.

En conclusión. El conflicto por la tierra en torno a la colonia meno-


nita El Tinto revela las contradicciones, existentes en toda la región,
donde se opone el desarrollo económico agroindustrial, representa-
do en nuestro caso por las colonias menonitas, a las aspiraciones le-
gítimas de las comunidades campesinas por el acceso a la tierra. Se
trata de una confrontación aparentemente irreconciliable del “todo
o nada” que sobrepasa los problemas jurídico-legales.

139
Las colonias menonitas en Bolivia

La prevención y solución de conflictos sólo será posible a condición


de que se establezcan mecanismos de negociación y concertación.
A primera vista parece remota esta posibilidad. Sin embargo, a lo
largo de la investigación, se han recogido reiteradas manifestacio-
nes que apoyan esta alternativa. En vista de que será difícil entablar
contactos directos entre menonitas y campesinos, sería recomenda-
ble promocionar un diálogo entre asesores y representantes de una
organización campesina representativa.

Croquis de la Colonia El Tinto

Fuente: Comité Central Menonita 2014 (CCM 2014).

140
Anexos

Mapa de la Colonia El Tinto

141
Anexo 3.
Colonia Menonita Río Negro (junio, 2014)

ÍNDICE

I. Perfil de la colonia menonita ‘comunidad campesina’ Río Negro


1.1 La colonia Río Negro en el contexto del departamento
del Beni
1.2 Origen, ubicación y extensión
1.3 Organización interna y relación con comunidades campesinas
1.4 Tecnología y producción
II. El conflicto jurídico y social en torno a la colonia Río Negro
2.1 Actuaciones del INRA
2.2 Conflictos sociales
III. Conclusiones
3.1 Interpretación del conflicto
3.2 Alternativas de solución

I. Perfil de la colonia menonita Río Negro

1.1 La colonia Río Negro en el contexto del departamento del Beni

Río Negro es el primero, y al momento único, asentamiento me-


nonita de importancia en el departamento del Beni donde sólo se
registran otros tres: el primero, aún sin nombre definido, en El Car-
men de Iténez, cercano a Río Negro, con sólo 30 familias; el segun-
do, Valle Hermoso, en la provincia Marbán, colindante con Santa
Cruz, compuesto por jóvenes empresarios menonitas sin residencia
fija en el lugar; el tercero, Monte Rico, en las cercanías de San Bor-
ja, que se disolvió por haber ocupado tierras fiscales. Lo anterior
demuestra que no sólo para los menonitas, sino también para los
diferentes sectores sociales, autoridades políticas y agrarias, la pre-
sencia de colonias menonitas en el departamento del Beni represen-
ta un experimento con futuro incierto. De esta manera, las aprecia-

143
Las colonias menonitas en Bolivia

ciones respecto a los menonitas son poco formadas y divergentes,


reflejando puntos de vista subjetivos, muchas veces exagerados, de
acuerdo con la aceptación o el rechazo por parte de las personas o
instituciones. Por tanto, las opiniones expresadas, e incluso algunos
datos, deben ser tomados con precaución.

1.2 Origen, ubicación y extensión de la colonia Río Negro

Los inicios de la colonia Río Negro datan del año 2005. Una comi-
sión de la colonia Swift Current, de “Las Brechas” de Santa Cruz,
inspeccionó la región donde, según informaciones de abogados,
había propiedades en venta. El área pertenece a la Tercera Sección
del municipio de San Javier, de escasa población. La colonia se en-
cuentra a una distancia de 180 km de la ciudad de Trinidad a 3 horas
y media de viaje, que va primero en dirección este por la carretera
asfaltada Trinidad – Santa Cruz, hasta la población de Casarabe, de
ahí al norte por un camino de tierra. Un desvío al este conduce a la
TCO sirionó del Ibiato. Es una región forestal, de bosque húmedo,
de tierras anegadas y suelos ácidos de limitada aptitud agrícola.

Los delegados de Swift Current, después de tomar contacto con los


potenciales vendedores, con comunidades vecinas y contando con
el auspicio del alcalde municipal de entonces, compraron inicial-
mente 7.500 hectáreas. Esta compra no está plenamente consolidada
hasta ahora puesto que aparecieron varios dueños, ninguno de ellos
reconocido como poseedor legal. Con la pretensión de ampliar su
predio en el futuro por otras 15.000 ha, la colonia hizo su planifica-
ción sobre un total de 22.000 hectáreas distribuidas acorde al mode-
lo clásico: a lo largo de dos caminos diseñaron 20 campos, para 20
familias cada uno, con un potencial esperado de 400 familias.

Debido a los problemas de orden jurídico y social, la colonia tuvo


un crecimiento menor de lo que esperaban sus fundadores. En la ac-
tualidad la población no sobrepasa las 120 familias con 700 habitan-
tes, de manera que los 20 campos planificados están habitados sólo
parcialmente. Por la situación legal incierta, la población aún tiene
cierto grado de inestabilidad, que parece menos acentuada de lo que

144
Colonia Río Negro

afirman los funcionarios del INRA. La determinación de alcanzar el


pretendido crecimiento y la estabilidad, se manifiesta en las palabras
de uno de los jefes: “en los pocos años ya hemos registrado 200 naci-
mientos”. En su propio idioma, el Plattdeutsch, la colonia Río Negro se
autodenomina a su interior como Gruenland, o ‘Campo Verde’.

1.3 Organización interna y relación con comunidades


campesinas

Acorde a las prácticas menonitas, la colonia está encabezada por


dos jefes que son elegidos cada dos años, pudiendo ser ratifica-
dos. Mientras los funcionarios del INRA sostienen, refiriéndose
a entrevistas con colonos de base, que los jefes son ricos y mane-
jan a las demás familias despóticamente, los antiguos dirigentes
fueron sustituidos recientemente por gente joven y pobre, lo que
es poco usual en las demás colonias. Cuenta con tres escuelas y
ministros (iglesias).

De inicio, la colonia buscó la alianza con una docena de comunida-


des asentadas dentro y cerca de su pretendida área, organizadas en
la ‘Central Campesina 16 de Julio’, a su vez miembro de la Federa-
ción Departamental del Beni. Los menonitas fueron admitidos como
afiliados de esta organización, en calidad de ‘Comunidad Campesi-
na Río Negro’. Fue una alianza estratégica en beneficio mutuo que,
ante los venideros problemas, actuó como bloque.

1.4 Tecnología y producción

El desarrollo de las actividades productivas representa un desafío


para los colonos que habían adquirido sus experiencias tecnológi-
cas en las tierras arenosas y en el clima semi-seco de la Chiquitanía
y el Chaco. Están en una etapa de adaptarse a las condiciones de
suelos anegados y de clima húmedo que dificultan el empleo de
maquinaria pesada. En pocos años lograron avanzar en la adapta-
ción de sus tecnologías a las condiciones locales. Su principal pro-
ducción es el arroz con el cual abastecen el mercado de Trinidad,
siendo proveedor importante de la empresa estatal EMAPA que no

145
Las colonias menonitas en Bolivia

tiene problema con la situación jurídica no resuelta de la colonia.


Además producen sorgo y maíz como alimento animal. La soya, a
la cual estaban acostumbrados, la producen en poca cantidad. En el
diseño de los campos de cultivo se notan características distintas a
los del Chaco y la Chiquitanía por cuanto mantienen franjas de bos-
que natural más anchas en relación a la tierra cultivada.

El segundo pilar económico es la lechería y crianza de pollos. Para la


alimentación del ganado se aprovechan las reducidas islas de pasto
natural, además del alimento balanceado producido en la misma
colonia. La leche y el queso de los menonitas han conquistado un
espacio consolidado en el mercado urbano de Trinidad. Además
abastecen a este mercado con 10.000 pollos por semana.

La colonia tiene instalados tres aserrados y una carpintería donde


se transforman las maderas de valor producto de los desmontes.
Según manifiestan los colonos, aprovechan la madera para sus pro-
pios muebles y construcciones sin comercializarlas.

Una vez al año, la colonia organiza una feria agropecuaria en su


propio territorio, con exposición de productos, animales y maqui-
naria. La feria ha impactado en la opinión pública de la región y
contribuido a una imagen favorable de la colonia Río Negro. A pe-
sar de la distancia y difícil acceso, la feria está muy concurrida por
empresarios, campesinos y población en general que ven el evento
como impulso a la difusión de tecnologías y a la economía agrope-
cuaria de la región.

II. El conflicto jurídico y social en torno a la colonia Río Negro

La controversia legal en torno a la colonia menonita Río Negro se


presenta en una región habitada en tiempos precolombinos por
pueblos arawak de culturas agrícolas altamente desarrolladas. En
el siglo XVIII, fue escenario de persistentes luchas de los pueblos
indígenas contra los patrones esclavistas. Por su escasa población
actual, en la óptica patronal-urbana, es considerada erróneamen-
te como ‘tierra de nadie’ donde existe una percepción difusa de

146
Colonia Río Negro

los derechos de propiedad. Sobre este fondo, y a medida que las


tierras empiezan a adquirir valor comercial, están surgiendo in-
tereses particulares. Hay abundantes comentarios en sentido de
que personas de sectores urbanos acomodados se afilian a orga-
nizaciones campesinas solicitantes de tierras, con el único propó-
sito de traficarlas. También la colonia Río Negro está en la mira
de estas personas que, por sus intereses particulares, alientan las
hostilidades contra ella.

En este contexto se desarrollaron los conflictos en torno a la co-


lonia Río Negro. Aunque no es objeto de esta consultoría referir
los detalles, es preciso ofrecer un resumen de las determinaciones
tomadas por las autoridades agrarias y de las consecuencias que
ocasionaron, para poder apreciar la situación en que se encuentra
la colonia y las comunidades campesinas implicadas.

2.1 Actuaciones del INRA

A partir del año 2007, el INRA departamental y nacional, con el apo-


yo del Ministerio y del Viceministerio de Tierras, ha aprobado Reso-
luciones que se resumen en las siguientes etapas:

1ª Etapa

En octubre 2007, la ‘Central Campesina 16 de Julio’ solicitó el sa-


neamiento en una superficie de 36.077 ha que incluye a la ‘Comuni-
dad Campesina Río Negro’, afiliada a esta Central. En esta etapa los
menonitas sostuvieron haber comprado 7.500 ha y ser poseedores
de otras 15.000 ha sobre la cuales solicitaron la dotación. Respon-
diendo a esta y otras solicitudes, el INRA departamental resolvió
el saneamiento simple de oficio del polígono 106 que comprende
una extensión de 83.000 hectáreas. La Resolución se respaldó en un
acuerdo denominado “Convenio Interinstitucional entre el INRA y
la Alcaldía de San Javier”, reconoció la presencia de 4 comunidades
campesinas en el área, entre ellas la colonia Río Negro, e incluyó al
proceso a otras 8 comunidades colindantes, todas ellas integrantes
de la ‘Central 16 de Julio’.

147
Las colonias menonitas en Bolivia

Este primer proceso de saneamiento se ejecutó en noviembre de


2007, a solo dos años de fundarse la colonia Río Negro.

2ª Etapa

En julio 2008, el INRA Nacional dictó la Resolución Administrativa


002/2008 que, en esencia, contiene los siguientes puntos:

- Anula el proceso de saneamiento ejecutado en el polígono 106,


por una serie de vicios de nulidad; ante todo observa a los fun-
cionarios que ejecutaron el saneamiento por pertenecer a una
organización privada sin ser designados por el INRA.
- Desconoce el Convenio entre el INRA y la Alcaldía de San Javier
por considerarlo inexistente.
- Declara como posesión ilegal a la colonia Río Negro, declara ile-
gal la compra de las 7.500 ha, dispone la anotación preventiva
como tierra fiscal del área ocupada por la colonia e instruye el
desalojo.
- Instruye un nuevo proceso de saneamiento.

En octubre 2009, el INRA dicta varias Resoluciones Administrativas


que disponen:

- Redefinición de los polígonos a ser saneados: polígono 152, divi-


dido en los polígonos 151-1 (34.745 ha) y 151-2 (38.076 ha).
- Resolución Final de Saneamiento que declaración de tierra fiscal
e inscripción en Derechos Reales del polígono 151-1, al cual per-
tenece la colonia Río Negro, y nueva orden de desalojo.

3ª Etapa

En octubre 2010, previa determinación de la modalidad de distribu-


ción de las 72.800 ha (polígonos 151-1 y 151-2), el INRA dispuso la
dotación ordinaria de 6.900 ha a 300 familias, organizadas en cua-
tro comunidades de la ‘Central 26 Julio’. Las tierras dotadas están
parcialmente sobrepuestas a la colonia. Los nuevos asentamientos
apuntan a sentar soberanía y prevenir la expansión menonita.

148
Colonia Río Negro

A lo largo de estas etapas resaltan tres aspectos:

Primero, desde 2008 (RA 002/2008) hasta la actualidad, se han ex-


tendido reiteradas órdenes de desalojo que no han podido ser ejecu-
tadas, a pesar de haberse planificado operativos a nivel interinstitu-
cional entre INRA, ABT, ADEMAF, Policía, Ejército (2009), y a pesar
de varias inspecciones y notificaciones directas en que participaron
las máximas autoridades y personal técnico del INRA y del Vicemi-
nistro de Tierras (diciembre 2013). Los menonitas declaran abierta-
mente que no acatarán las órdenes de desalojo contando para ello
con el apoyo de la ‘Central 16 de Julio’.

Segundo, la ABT ha instaurado seis procesos administrativos contra


la colonia Río Negro por desmontes ilegales que se encuentran en
distintas fases de ejecución. La colonia adeuda actualmente un mon-
to superior a los 8 millones de bolivianos por concepto de multas.
Para la colonia, los desmontes son inevitables para la agricultura;
pero la violación de las normas y los daños ambientales ocasiona-
dos, alimentan los sentimientos anti-menonitas entre la población.
La colonia no puede acogerse al programa de conservación, refores-
tación y producción de alimentos previsto en la ley 337, por estar
asentada formalmente en tierras fiscales. Las infracciones tampoco
fueron suficientes para que se ejecute el desalojo.

Tercero, las Resoluciones del INRA fueron respondidas, una por


una, con recursos ante distintas instancias, tanto por parte de la
‘Central 16 de Julio’, como de la colonia Río Negro. De inicio re-
chazaron la Resolución Administrativa 002/2008 por no respetar
los derechos de los poseedores, respaldando su posición este mis-
mo año con una marcha masiva de protesta que fue acompañada
por observadores de la Defensoría del Pueblo, Asamblea de Dere-
chos Humanos y Gobernación. En lo sucesivo acusan al INRA de
violar los reglamentos del saneamiento por excluir a las comuni-
dades locales del proceso llevado a cabo en 2009. Todos estos re-
cursos fueron rechazados en los distintos niveles administrativos
y judiciales. Actualmente, está en proceso un Recurso Contencioso
Administrativo ante el Tribunal Agroambiental, presentado por la

149
Las colonias menonitas en Bolivia

colonia Río Negro y la comunidad Villa Nazareth de la ‘Central 16


de Julio’; el fallo aún está pendiente.

2.2 Conflictos sociales

Después de la presentación de los reiterados recursos y varias movi-


lizaciones de protesta, el conflicto social adquirió una nueva dimen-
sión a partir de la dotación de tierras a las cuatro comunidades de
la ‘Central 26 de Julio’, en octubre de 2010. Se produjeron hechos de
violencia con versiones contradictorias sobre lo ocurrido.

Uno de los problemas está en que las cuatro comunidades beneficia-


das con la dotación no han recibido el apoyo suficiente para cons-
truir sus asentamientos. Sólo obtuvieron financiamiento del Fondo
Indígena para un proyecto de crianza porcina que, en las condicio-
nes de aislamiento, no llegó a funcionar, y por el contrario, desató
peleas internas por los recursos. De esta forma, al no existir las con-
diciones mínimas, de las 300 familias sólo unas pocas residen en el
lugar, mientras algunos de sus dirigentes están bajo la sospecha de
dedicarse al tráfico de tierras.

Los dirigentes de las nuevas comunidades acusan a los menonitas


de permanentes hostilidades, de haber puesto una tranca vigilada
a la entrada del camino principal que les impide la circulación e in-
cluso haber destruido sus viviendas y sembradíos. Por su parte, los
menonitas afirman no oponerse a los nuevos asentamientos y, por
el contrario, haberles ofrecido apoyo, igual que a las comunidades
antiguas, e incluso haberles construido un camino que comunica a
las cuatro comunidades.

Al no lograr la consolidación de los asentamientos, los dirigentes


recurren a acciones poco racionales. Así por ejemplo, en agosto de
2012, organizaron la incursión a la zona de 200 personas en camio-
nes procedentes de Cochabamba, provocando confrontaciones con
comunarios del lugar. Gracias a la intervención conciliadora de diri-
gentes la ‘Central 16 de Julio’ no se produjeron víctimas.

150
Colonia Río Negro

La Federación Departamental de Campesinos, a la cual están afilia-


das las dos Centrales ‘16 de Julio’ y ‘26 de Julio’, está en una difícil
posición. Por una parte, está firme en exigir que se respeten las de-
terminaciones legales, por la otra, no oculta su disconformidad con
la actuación ambigua del INRA al cual se le exige “resolver de una
vez” el problema.

El caso de Río Negro llegó a preocupar incluso a la embajada mexi-


cana en Bolivia la cual encomendó a su personal consular hacer un
recorrido por las colonias menonitas del país. Dirigentes de la ‘Cen-
tral 26 de Julio’ denunciaron la visita del cónsul a Río Negro como
intromisión indebida en asuntos políticos nacionales. En respuesta,
la embajada resalta que es su misión resguardar los intereses de sus
conciudadanos (incluyendo a los hijos nacidos en Bolivia que tienen
doble nacionalidad) y velar por el cumplimiento de los convenios
internacionales sobre los derechos humanos. En este sentido ha ma-
nifestado su predisposición para contribuir a una solución sosteni-
ble de éste y otros conflictos relacionados con colonias menonitas.

III. Conclusiones

3.1 Interpretación del conflicto

Los conflictos en torno a la colonia menonita Río Negro se originan


en una complejidad de causas donde se entremezclan aspectos ju-
rídicos, sociales, intereses particulares, políticos e incluso conside-
raciones ambientales. Siendo la presencia menonita una novedad
para los benianos, no se ha formado una opinión clara, y menos se
ha trazado una estrategia entre los responsables y actores, de cómo
actuar frente a la presencia de las colonias.

El INRA ha asumido una actitud opositora a la presencia menonita


en el departamento del Beni, que se mantuvo invariable a lo largo de
las sucesivas administraciones. Así lo demuestran las Resoluciones
tomadas a partir de 2008, cuando la colonia Río Negro aún estaba
en sus inicios. Esta oposición resulta de una decisión política que,
una vez trasladada al campo jurídico, adquirió una dinámica propia

151
Las colonias menonitas en Bolivia

aparentemente imparable. La decisión política se justifica por cuanto


las tierras en cuestión son forestales y tienen poca aptitud agrícola;
por otra parte, el marco legal exige dar preferencia a comunidades
campesinas en la asignación de las tierras fiscales. Y es en este punto
donde se enciende el conflicto con la ‘Central 16 de Julio’ y su afiliada
‘Comunidad Campesina Río Negro’, que se considera poseedora de
estas tierras acusando al INRA de omisiones antirreglamentarias en
la ejecución del segundo proceso de saneamiento ejecutado en 2009.

Los argumentos del INRA, al declarar la calidad fiscal de estas tie-


rras, son difícilmente rebatibles en el ámbito jurídico-formal. Sin
embargo, adolecen de un defecto básico por cuanto desestiman los
aspectos históricos, sociales y políticos. En su férrea oposición a los
asentamientos menonitas ha hecho caso omiso de la presencia de
comunidades campesinas locales compuestas por poblaciones indí-
genas moxeño trinitarios de tradición combativa, que hoy en día se
encuentran en un proceso de convertirse en agricultores.

Las Resoluciones de dotación de tierras a las cuatro comunidades


de la ‘Central 26 de Julio’, en vez de involucrar a las comunida-
des del lugar en la construcción de estos asentamientos, tendían a
la confrontación. Adicionalmente, al no prestarles el apoyo técnico
y material indispensable, los nuevos asentamientos han fracasado,
convirtiéndose en ejemplo negativo y contraproducente.

Por último, el INRA ha subestimado el peso que tiene la alianza entre


las comunidades de la ‘Central 16 de Julio’ y la colonia Río Negro.
Si bien esta alianza conviene a los menonitas y puede interpretarse
como estrategia oportunista, es un error desconocer que la ayuda al
próximo es parte esencial de sus convicciones religiosas. Los intereses
propios y la ayuda a las comunidades no necesariamente son exclu-
yentes, sino pueden ser complementarios. Así lo perciben las comu-
nidades de la ’16 de Julio’ y en general los dirigentes de la Federación
Departamental, para los cuales, más allá de la controversia legal, los
menonitas prestan un efectivo apoyo a comunidades de poca tradi-
ción agrícola, sustituyendo en ese sentido al Estado. En el curso del
conflicto, la alianza entre las comunidades de la ’16 de Julio’ y la colo-

152
Colonia Río Negro

nia Río Negro se ha fortalecido y ha cobrado notoriedad incluso entre


sectores sociales y políticos no directamente vinculados al conflicto.

3.2 Alternativas de solución

En el plano teórico, se plantean tres alternativas para enfrentar o


solucionar el conflicto.

1ª Que el INRA, en coordinación con otras instancias públicas, ejecute


el desalojo reiteradamente dispuesto.- Es una alternativa poco realista
puesto que las intimaciones e intentos anteriores no tuvieron éxito,
debilitaron la autoridad del Estado y, por el contrario, fortalecieron
la alianza de mutuo apoyo entre las comunidades y los menonitas.
Cualquier nuevo intento de desalojo podría acarrear consecuencias
políticas contraproducentes.

2ª Que se mantenga el statu quo, a la espera de que el caso se resuelva por


algún evento imprevisto o que caiga en el olvido.- Esta postura dará con-
tinuidad a la frustración e insatisfacción de los comunarios campe-
sinos e implica la amenaza de nuevos enfrentamientos. Es probable
que la colonia menonita seguirá creciendo y la ‘Central 16 de Julio’ se
fortalezca, pero en circunstancias precarias por la incertidumbre. El
INRA seguirá perdiendo prestigio y autoridad. Una actitud pasiva,
igual al primer punto, se tornará en cuestión política adversa.

3ª Que se inicie un proceso de concertación entre los sectores involu-


crados, con participación de las autoridades políticas.- Es la única al-
ternativa con perspectivas de llegar a una solución sostenible de la
controversia que ya dura seis años. Está fuera de duda que El INRA
dictó las Resoluciones con base en un mandato político de oposición
a los asentamientos menonitas y que su estrategia de imponer las
medidas se redujo cada vez más al campo jurídico-formal margina-
do del contexto social y político.

Para que esta tercera alternativa pueda prosperar, se precisa enton-


ces de una decisión política expresa la cual, en primer lugar, instru-
ya al Viceministerio de Tierras y al INRA proceder a una revisión

153
Las colonias menonitas en Bolivia

de las anteriores Resoluciones; en segundo lugar, dé instrucciones


claras para la participación plena y efectiva de los sectores sociales
y políticos en la construcción de soluciones que sean jurídicamente
consistentes y socialmente aceptadas.

En realidad, la misma ley agraria contempla la participación de los


distintos sectores en la toma de decisiones, particularmente en ma-
teria de distribución de tierras fiscales, a través de las Comisiones
Agrarias. Es así que los recursos presentados por las organizaciones
demandan la reactivación de la Comisión Agraria Departamental o
la creación de una instancia equivalente de deliberación y concerta-
ción. En el caso específico del Beni, esta propuesta tendrá que pasar
por un acuerdo político entre oficialismo y oposición. Al respecto,
en todas las entrevistas, sin importar las lealtades políticas, se perci-
bió la voluntad de superar diferencias en aras de alcanzar una solu-
ción de la controversia acerca de la colonia Río Negro.

En el contexto político del departamento, la conformación de esta Co-


misión no será tarea fácil y requiere de una etapa preliminar consultas
en la cual el INRA Departamental manifieste su predisposición para
revisar las determinaciones del pasado generando así un clima de
confianza. En la fase preparatoria es recomendable involucrar, como
mediadores, a la Asamblea Legislativa Departamental, que cuenta
con una importante representación campesina, y a la Alcaldía de San
Javier, la más interesada en una solución de la controversia.

La Comisión tendrá dos tareas de fondo: en primer lugar, en concor-


dancia con el marco normativo vigente, resolver los aspectos jurídi-
co-legales, que abran camino a la seguridad jurídica de las comuni-
dades existentes y que definan la existencia de las tierras fiscales.

En segundo lugar, la solución jurídica debe estar acompañada por


medidas colaterales enfocadas en mejorar la situación económica de
las comunidades. No se debe desestimar la posibilidad de institu-
cionalizar, mediante convenio, el apoyo técnico y material que los
menonitas prestan actualmente a las comunidades. Este apoyo debe
extenderse a los nuevos asentamientos actuales y futuros.

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Colonia Río Negro

En caso de lograse este tipo de solución concertada, el caso de la


colonia menonita Río Negro, de ser un pesado de tolerancia, y al
mismo tiempo de control, sobre los asentamientos menonitas, que
valore su potencial económico, su capacidad tecnológica y su sen-
tido de cooperación en beneficio de las comunidades indígenas y
campesinas.

Croquis de la Colonia Río Negro

Fuente: Comité Central Menonita 2014 (CCM 2014).

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Las colonias menonitas en Bolivia

Mapa de la Colonia Menonita Río Negro

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Sobre el autor

Nacido 1941 en Alemania, vive en Bolivia desde 1971. Maestro nor-


malista en filosofía, fue director en colegios de COMIBOL. Como
miembro de la ONG CESA trabajó por tres décadas con comuni-
dades rurales de Altiplano, Valle y Trópico, coordinando acciones
con las Confederaciones campesinas. En los últimos años realizó
consultorías en el Viceministerio de Tierras y el Ministerio de Go-
bierno donde despertó su interés por las comunidades menonitas y
la problemática de sus colonias.

Entre otras publicaciones es coautor de Uru Chipaya y Chullpa. So-


beranía alimentaria y gestión territorial en dos culturas andinas (2009)
y autor de Organizaciones indígenas campesinas y soberanía alimenta-
ria - contexto boliviano e internacional (2011). Ambas publicadas por
Plural Editores.

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