Libro Complementario PDF
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MARK FINLEY
Este libro es diferente de muchos de los más
de setenta libros que ha escrito Mark Finley. En
esta obra, expone los principios de la ganancia de
almas que ha descubierto durante más de medio
siglo de compartir el amor y la verdad de Cristo
en países de todo el mundo. A lo largo de las dé-
cadas, aprendió que testificar no es complicado,
que ciertamente no es la función de unos pocos
superdotados espirituales y que la testificación
no es uno de los dones espirituales enumerados
AMISTADES
PARA DIOS
Este libro es diferente de muchos de los más
de setenta libros que ha escrito Mark Finley. En
esta obra, expone los principios de la ganancia de
almas que ha descubierto durante más de medio
siglo de compartir el amor y la verdad de Cristo
en países de todo el mundo. A lo largo de las dé-
cadas, aprendió que testificar no es complicado,
que ciertamente no es la función de unos pocos
superdotados espirituales y que la testificación
no es uno de los dones espirituales enumerados
en las Escrituras.
Testificar es la función de cada creyente.
Cuando vamos a Cristo y somos transformados
por su gracia, y redimidos por su poder, no po-
demos quedarnos callados. Anhelamos contar la
historia del Cristo viviente a otros. Nuestro co-
razón arde dentro de nosotros para compartir lo
que Jesús hizo en nuestro favor. Testificar es el
resultado natural de conocer a Jesús.
Al leer este libro, andemos en los pasos de Je-
sús y descubramos los principios universales de
cómo compartir nuestra fe.
Mark Finley
Título del original: Making Friends for God, Pacific Press Publishing Assosiation, Nampa ID, EUA,
2019.
ISBN 978-987-798-091-2
Finley, Mark
Amistades para Dios / Mark Finley / Dirigido por David Flier / Ilustrado por Lars
Justinen. - 1ª ed. - Florida : Asociación Casa Editora Sudamericana, 2020.
160 p. : il. ; 19 x 13 cm.
1. Vida cristiana. I. Flier, David, dir. II. Justinen, Lars, ilus. III. Itin, Rolando A.,
trad. IV. Título.
CDD 248.4
Se terminó de imprimir el 28 de febrero de 2020 en talleres propios (Gral. José de San Martín 4555,
B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).
Introducción................................................................................................ 7
Capítulo 1: ¿Por qué testificar?........................................................... 9
Capítulo 2: El poder del testimonio personal..........................20
Capítulo 3: Ver a las personas con los ojos de Jesús.............31
Capítulo 4: Interceder por otros.......................................................41
Capítulo 5: Testificación con el poder del Espíritu...............52
Capítulo 6: Posibilidades ilimitadas.............................................63
Capítulo 7: Compartir la Palabra.................................................... 74
Capítulo 8: Ministrar como Jesús..................................................85
Capítulo 9: Desarrollar una actitud ganadora........................96
Capítulo 10: Una manera emocionante de involucrarte......107
Capítulo 11: Compartir la historia de Jesús.............................121
Capítulo 12: Un mensaje digno de compartir......................... 132
Capítulo 13: Un paso de fe.................................................................144
5
INTRODUCCIÓN
A
veces me preguntan: “¿Cuánto tiempo le lleva es-
cribir un libro?” Por supuesto, eso depende de una
cantidad de factores, como el tema, la longitud del
libro y la investigación necesaria para confirmar los he-
chos. También depende de la audiencia a la que está di-
rigido: las personas que han de leer el libro. Este libro es
diferente. Me llevó 53 años escribirlo. Es correcto; no es un
error tipográfico: cincuenta y tres años.
Este libro es diferente de muchos de los más de setenta
libros que ya he escrito. En él expondré los principios de
la ganancia de almas que he descubierto en más de medio
siglo de compartir el amor y la verdad de Cristo en países
de todo el mundo. A lo largo de las décadas, he aprendido
que testificar no es complicado, que ciertamente no es la
función de unos pocos superinteligentes gigantes espiri-
tuales, y que la testificación no es uno de los dones espiri-
tuales enumerados en las Escrituras.
Testificar es la función de cada creyente. Cuando vamos
a Cristo y somos transformados por su gracia, y redimidos
por su poder, no podemos quedarnos callados. Anhelamos
contar la historia del Cristo viviente a otros. Nuestro cora-
zón arde dentro de nosotros para compartir lo que Jesús
hizo a nuestro favor. Testificar es el resultado natural de
conocer a Jesús. Así, acompáñenme en esta jornada mien-
tras caminamos en los pasos de Jesús y descubrimos los
principios universales de cómo compartir nuestra fe.
7
Capítulo 1
E
n lo profundo del corazón de Dios hay un deseo de
que todas las personas sean salvas en su Reino. An-
hela que cada uno de sus hijos experimente el gozo
de la salvación y la vida eterna. Él ha liberado todos los
poderes del cielo para redimirnos. Sin ti, habría un espa-
cio vacío en el cielo, y por eso nada es más importante
para el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo que tu salvación.
El apóstol Pablo deja esto bien en claro cuando afirma:
“Esto es bueno y agradable delante de Dios, nuestro Salva-
dor, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y ven-
gan al conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2:3, 4)1 . ¿Captas
la importancia de esta declaración? Dios tiene un anhelo
intenso, un deseo profundo, un propósito supremo en todo
lo que hace. Él quiere que tú y yo seamos salvos y vivamos
a la luz de esta verdad. Pedro declara que Dios no quiere
“que ninguno perezca” (2 Ped. 3:9). La salvación del hombre
es la prioridad del cielo. Jesucristo, el eterno, coexistente,
sabio y todopoderoso Hijo de Dios es nuestro Abogado. A su
orden, los ángeles vuelan desde las cortes celestiales para
hacer retroceder las fuerzas infernales que batallan contra
nosotros cada día. Diariamente, el Espíritu Santo impresio-
na nuestra mente y conduce nuestra vida.
A menos que se indique lo contrario, las referencias bíblicas corres-
1
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Amistades para Dios
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¿Por qué testificar?
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Amistades para Dios
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¿Por qué testificar?
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Amistades para Dios
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¿Por qué testificar?
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¿Por qué testificar?
Tu círculo de influencia
Piensa en alguien de tu esfera de influencia que podría
estar dispuesto a conocer más acerca de Jesús. Un hijo o
una hija, tal vez un cónyuge, un compañero de trabajo, un
vecino, o un amigo. Imagínate el rostro de esa persona, y
pídele a Dios que genere una oportunidad para que pue-
das conducir la conversación en una dirección espiritual.
No creas que tienes que crear una oportunidad si esta no
aparece. La misión es de Dios. Nosotros no creamos opor-
tunidades, él lo hace. Nuestra función es ser sensibles a
las oportunidades y cooperar con él para entrar por las
puertas que él abre.
Una historia que escuché recientemente ilustra el valor
de interesarse especialmente por alguien. Marilyn Hellen-
burg enseñaba Inglés en el Instituto Estatal Universitario
Kearney. Un semestre ella tuvo un estudiante llamado
Kwan. El día de comienzo de las clases, ella les pidió a los
alumnos que escribieran un breve párrafo acerca de ellos
mismos. Kwan escribió: “Pienso que Inglés es latoso. Mi en-
tretenimiento principal es molestar a los profesores ton-
tos, y los profesores de Inglés son los más tontos de todos”.
Kwan estuvo molestando toda la hora de la clase. No
le importaban en lo más mínimo los sentimientos de los
demás estudiantes. Mientras Marilyn oraba esa noche, se
sintió impresionada profundamente de que debía ver a
Kwan a través de los ojos de Dios. Él fue creado por Dios,
era valioso para él, y Dios lo amaba. Ella oró pidiendo que
ella pudiera ver a Kwan como lo veía Cristo.
A medida que el semestre avanzaba, la profesora He-
llenburg trató de todas las maneras posibles hacer que
Kwan se sintiera aceptado en la clase. Pero ninguno de
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Amistades para Dios
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¿Por qué testificar?
pado por mí; si esto tiene algo que ver con su Cristo, quiero
saber más de él”.
¿Qué marcó la diferencia? La profesora Marilyn He-
llenburg creía profundamente que cada uno de sus alum-
nos fue creado a la imagen de Dios y que tenían, a la vista
de él, un potencial ilimitado. Ella creía en el potencial de
Kwan, lo vio a través de los ojos de Cristo y oró por él.
La gente en crisis o transiciones a menudo está abierta
a las realidades espirituales. Tal vez se les diagnosticó una
enfermedad seria, experimentaron la ruptura de una rela-
ción o perdieron el trabajo. Estas encrucijadas presentan
oportunidades de dar un testimonio personal acerca de la
fidelidad de Dios, de compartir una promesa de su Palabra
u ofrecer una breve oración. Estos gestos sinceros edifi-
can amistades y, como siempre ha sido el caso, ganamos a
nuestros amigos para Cristo, no a nuestros enemigos. Pri-
mero ocurre una amistad, luego un compañerismo cris-
tiano y, finalmente, resulta un amigo adventista del sépti-
mo día. Cuando esa es la meta de tu vida, Dios te guía en
una jornada excitante de descubrir perdidos y conducirlos
a una relación de salvación con él.
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Capítulo 2
EL PODER DEL
TESTIMONIO PERSONAL
P
epe fue criado en un hogar adventista del séptimo
día. Asistió a la iglesia durante toda su niñez, pero
durante su adolescencia se apartó. Aunque desarro-
lló una carrera exitosa como comerciante, algo faltaba
en su vida. Había una carencia en su alma, un vacío que
no se podía llenar con dinero o cosas. Ahora, al llegar a
los cuarenta años, estaba buscando algo más, algo mejor
que lo que tenía. Desafortunadamente, él no sabía qué
era eso.
Al percibir su lucha interior, su madre le dio un ejem-
plar del libro El camino a Cristo. Mientras leía el primer
capítulo, “El amor de Dios por el hombre”, el Espíritu Santo
tocó su corazón, y él comenzó a ver a Dios con nuevos ojos.
Aquí había alguien que lo amaba más de lo que alguna
vez había podido imaginar. Aquí había un Dios que mira-
ba más allá de sus faltas, sus pecados y los errores de su
vida pasada. Un Dios que satisfacía sus necesidades más
profundas. Por primera vez en su vida, el plan de salva-
ción llegó a ser real. Quebrantado por su vida descarriada,
descubrió perdón, gracia, y ausencia de condenación en la
Cruz. En pocas palabras, Pepe fue hecho un hombre nue-
vo en Cristo. La Biblia llegó a ser un testamento precioso
20
El poder del testimonio personal
21
Amistades para Dios
1
Elena de White, El camino a Cristo, p. 49.
22
El poder del testimonio personal
2
NIV Archaeological Study Bible [Biblia de estudio arqueológica, Nue-
va Versión Internacional] (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2005), p. 1.633.
23
Amistades para Dios
3
Stan Roto Walker, David Prichard-blund, Christ Tomlin y Louie Gi-
glio, “Amazing Grace” [Sublime gracia].
24
El poder del testimonio personal
2014), pp.306-308.
25
Amistades para Dios
26
El poder del testimonio personal
27
Amistades para Dios
28
El poder del testimonio personal
6
A. B. Simpson, The Christ of the 40 Days [El Cristo de los 40 días]
(New Kensington, PA: Whitaker House, 2014), p. 58.
29
Amistades para Dios
7
White, El camino a Cristo, pp. 65, 66.
30
Capítulo 3
M
e encontré con Enrique una tarde hace más de
cuarenta años en un pequeño pueblo del nores-
te de Massachusetts, Estados Unidos. Estaba
visitando a la gente de puerta en puerta, animándolos a
estudiar la Biblia. Enrique expresó interés en estudios bí-
blicos futuros y me invitó a regresar la semana siguiente.
Al comenzar con las lecciones semanales, Enrique dejó en
claro una cosa: aquel era su hogar y él haría lo que quisie-
ra durante nuestros estudios bíblicos. A menudo, durante
las primeras jornadas, Enrique encendía un cigarrillo. A
veces, bebía su cerveza favorita. Si alguna vez hubo un in-
teresado en estudiar la Biblia que parecía que difícilmente
respondería, ese era Enrique. No obstante, en lo profundo
de su corazón, anhelaba algo mejor. Al avanzar con los es-
tudios, el Espíritu Santo actuó en forma poderosa en su
vida. Llegó el día en que abandonó el cigarrillo y la bebida.
Después de algunos meses, aceptó las verdades de las Es-
crituras, comenzó a asistir a la iglesia y con el tiempo fue
bautizado. Durante años, Enrique permaneció como un
fiel cristiano adventista del séptimo día. Jesús a menudo
nos sorprende, y los interesados más improbables llegan a
ser los cristianos más comprometidos.
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Ver a las personas con los ojos de Jesús
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Amistades para Dios
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Ver a las personas con los ojos de Jesús
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Amistades para Dios
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Ver a las personas con los ojos de Jesús
37
Amistades para Dios
1
Elena de White, Servicio cristiano (Buenos Aires: ACES, 2014), pp.
59-62.
38
Ver a las personas con los ojos de Jesús
2
Ibíd., p. 62.
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Amistades para Dios
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Capítulo 4
INTERCEDER POR
OTROS
C
uando mi madre católica y mi padre protestante se
casaron, él le prometió al sacerdote que educaría a
sus hijos en la fe católica. Sin embargo, ocurrió que
Dios tenía otros planes. Mi padre trabajaba en el turno no-
che en una fábrica que producía engrampadoras, pareci-
das a las que se usan en las oficinas y las escuelas. El jefe
del turno diurno, Al Lyons, era adventista del séptimo día
y, con los años, desarrollaron una estrecha amistad. Cada
tardecita, cuando papá se presentaba a Al para saber cuáles
eran las prioridades para el turno de la noche, Al compar-
tía su fe con él. Después de dos años de intensos estudios
bíblicos con Al y otros, papá fue bautizado en la Iglesia Ad-
ventista del Séptimo Día. De inmediato, comenzó a orar por
su familia, y Dios respondió sus oraciones de una manera
notable. Unos pocos años más tarde, yo fui bautizado, y con
el tiempo siguieron mi madre y mis hermanas.
Desde el comienzo, las oraciones de mi padre por su
familia nunca cesaron. Cincuenta años más tarde, la ima-
gen de mi padre sobre sus rodillas, orando por mí, todavía
está vívida en mi mente. Papá amaba a su familia, y quería
que todos sus miembros estuviéramos juntos en el cielo.
Era un ferviente guerrero de oración.
41
Amistades para Dios
1
Elena de White, El camino a Cristo, p. 79.
42
Interceder por otros
2
White, Mensajes selectos (Buenos Aires: ACES, 2015), t. 2, p. 471.
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Amistades para Dios
44
Interceder por otros
3
Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista (Boise, ID: Publi-
caciones Interamericanas, 1990), t. 7, p. 696.
4
Elena de White, Joyas de los testimonios (Buenos Aires: ACES, 2015),
t. 3, p. 90.
45
Amistades para Dios
5
Elena de White, Manuscript Releases [Manuscritos liberados], t. 9,
p. 303.
46
Interceder por otros
47
Amistades para Dios
6
White, Nuestra elevada vocación (Buenos Aires: ACES, 1962), p. 132.
48
Interceder por otros
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Amistades para Dios
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Interceder por otros
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Capítulo 5
TESTIFICACIÓN CON EL
PODER DEL ESPÍRITU
S
u nombre era Nicodemo. Era un judío fariseo y miem-
bro del Sanedrín, un concilio de élite de los judíos. De-
volvía el diezmo, seguía la Reforma Prosalud, era un
aristócrata que guardaba el sábado religiosamente, pero
muy en su interior había algo que le faltaba. Había un an-
helo que toda su religiosidad no podía satisfacer. Había un
ansia dolorosa en su alma. El Espíritu Santo lo convenció
de que tal vez, solo tal vez, este predicador itinerante, Jesús
de Nazaret, tenía la respuesta que tan desesperadamente
anhelaba. El evangelio de Juan nos presenta su historia en
estas palabras: “Este vino a Jesús de noche” (Juan 3:2). Vino
de noche porque quería una audiencia privada con Jesús.
No deberíamos condenar a Nicodemo por presentarse
de noche. Dado su trasfondo judío ortodoxo, después de
todo, es un milagro que haya ido. Jesús sintió inmediata-
mente el anhelo del corazón de Nicodemo, y cuidadosa-
mente explicó el proceso del nuevo nacimiento, haciendo
esta sorprendente declaración: “El viento sopla de donde
quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni
adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”
(vers. 8). Aquí Cristo revela que el agente en el nuevo naci-
miento es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es quien nos
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Testificación con el poder del Espíritu
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Amistades para Dios
1
“Paraclete”, tomado de: https://www.biblestudytools.com/dictio-
nary/paraclete/ [consultado el 13 de diciembre de 2019].
54
Testificación con el poder del Espíritu
2
Matthew Henry, Matthew Henry Bible Commentary on the Whole
Bible [Comentario de la Biblia completa de Matthew Henry] (Woods-
tock, Ontario, Canadá: Devoted Publishing, 2018), t. 5, p. 282.
55
Amistades para Dios
3
“Apodidomi”, BibleStudyTools.com., tomado de: http://biblestudytools.
com/lexicons/greek/nas/apodidomi.html [consultado el 14 de noviembre
de 2019].
56
Testificación con el poder del Espíritu
4
Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista (Boise, ID: Publi-
caciones Interamericanas, 1988), t. 6, p. 174.
57
Amistades para Dios
5
Elena de White, Los hechos de los apóstoles (Buenos Aires: ACES,
2009), p. 31.
58
Testificación con el poder del Espíritu
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Amistades para Dios
6
Ibíd., p. 40.
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Testificación con el poder del Espíritu
7
Ibíd., p. 41.
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Capítulo 6
POSIBILIDADES
ILIMITADAS
E
ra una de esas llamadas que quedan en la memoria.
Mi amigo pastor en el otro extremo de la línea esta-
ba agitado. Durante meses, él había intentado pasar
su iglesia al “modo misión” para alcanzar a su comunidad
para Cristo. Había predicado sermones sobre la importan-
cia de la testificación y estimulado a sus feligreses a invo-
lucrarse activamente en los ministerios para ganar almas
en la comunidad. Como remate de su énfasis en la ganan-
cia de almas, culminó su serie de sermones sobre la testi-
ficación invitando a un especialista en cuanto a los dones
espirituales a dirigir un seminario de fin de semana. La
expectativa era grande.
A las reuniones de ese fin de semana asistió mucha
gente. Los feligreses respondieron positivamente a las
pruebas acerca de los dones espirituales. Cuando me des-
cribía sus esfuerzos, me preguntaba por qué estaba tan
preocupado. Entonces hizo este comentario: “Hemos des-
cubierto que los feligreses de mi pequeña congregación
tienen 26 dones del Espíritu, pero no tengo idea de qué
debo hacer ahora. ¿Puedes ayudarme? ¿Qué hago ahora?
Estoy bastante frustrado por no saber cómo seguir”. Mi
pastor amigo no está solo.
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Posibilidades ilimitadas
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Posibilidades ilimitadas
1
Elena de White, Testimonios para la iglesia (México: APIA, 1996), t.
4, pp. 611, 612.
67
Amistades para Dios
2
Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 766.
68
Posibilidades ilimitadas
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70
Posibilidades ilimitadas
3
White, Los hechos de los apóstoles, p. 233.
4
Elena de White, “Power for Service” [Poder para el servicio], The
Central Advance, 25 de febrero de 1903.
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que usamos los dones que Dios nos ha dado, ellos crecen.
Alguien ha dicho con razón: “Si no lo usas, lo perderás”. El
corolario es: “Al avanzar, creceremos”. Al ponernos a tra-
bajar para Cristo, creceremos en nuestra capacidad para
hacer su obra. El cristianismo no es un deporte de espec-
tadores. Somos llamados a servir. El Dios que nos llama a
su servicio nos equipa para ese servicio. El Espíritu Santo
no llama a los calificados; califica a los que llama.
A lo largo de todo el libro de los Hechos, el Espíritu
Santo guía, dirige, enseña y fortalece a los creyentes en
su testificación al mundo. Dios no está buscando perso-
nas súper inteligentes o súper talentosas; busca personas
súper consagradas. Personas que dependan enteramente
del Espíritu Santo. Personas que reconozcan que, sin el
poder del Espíritu, su testimonio no tiene poder. Dios no
busca habilidades. Él busca disponibilidades. Su palabra
es clara: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espí-
ritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zac. 4:6). El Espíritu
Santo es esencial para la testificación efectiva. Él prepara
un pueblo para la proclamación del evangelio, haciendo
que corazones y mentes sean receptivos a la influencia de
la Palabra de Dios. El Espíritu Santo imparte dones espiri-
tuales a cada creyente y capacita a cada uno para desarro-
llar estos dones a medida que los usa en el servicio. De este
modo, se logra un impacto duradero en las vidas de otros.
Más que cualquier otra cosa, Dios está buscando hom-
bres y mujeres, niños y niñas, jóvenes y adultos jóvenes
que estén completa y plenamente consagrados a compar-
tir su amor con un mundo perdido. Cuyos corazones estén
entretejidos con su corazón, y cuyas mentes estén al uní-
sono con la suya. Su mayor deseo es compartir su amor de
modo que la gente pueda recibir el don de la vida eterna.
Dios quiere que sus hijos estén comprometidos a usar sus
dones para el progreso de su causa.
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Posibilidades ilimitadas
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