Trabajo Final Historia Social Dominicana
Trabajo Final Historia Social Dominicana
Trabajo Final Historia Social Dominicana
(UAPA)
-CARRERA DE DERECHO-
Tema:
Trabajo Final
Participantes:
Facilitador:
FLORENCIO PEGUERO G.
Asignatura:
Introducción..............................................................................................3
Marco Teórico...........................................................................................4
Conclusión..............................................................................................23
Bibliografía..............................................................................................24
Anexos.....................................................................................................24
Introducción
El presente trabajo tiene como objetivo principal dar a conocer todo lo relacionado
con el monumento EL FARO COLON. Su importancia, sus edificaciones, el año
en que fue creado, donde está ubicado, quienes fueron parte de esta edificación,
porque fue credo este faro y para que fue creado.
En nuestro país han surgido diversos trabajos frecuente a este tema. La forma de
conocer las diferentes zonas turísticas de este monumento es buscar la
importancia de este.
El Faro a Colón es una enorme estructura de hormigón en forma de cruz con una
longitud de más de 230 metros de largo. El faro proyecta rayos verticales de luz
que forma una gran cruz en el cielo que se puede ver por muchos kilómetros.
Este monumento ha sido plagado por muchas polémicas desde sus inicios, dado
el gran número de familias empobrecidas que fueron desalojadas para su
construcción y el gran impacto energético que tiene en la ciudad de Santo
Domingo cuando encienden sus luces.
El Faro a Colón es uno de los principales museos de la República Dominicana.
Fue en esta misma fecha que los restos de Cristóbal Colón fueron trasladados de
la Catedral Primada de América hacia el Faro a Colón.
Por mucho tiempo se ha dicho que la República Dominicana es un pueblo bendecido por
Dios, que la devoción de su gente hacia el Altísimo se refleja en la insignia patria de su
escudo, el cual lleva en el centro las sagradas escrituras como señal de adoración y
exaltación. Esta nación caribeña fue la elegida entre diversos países para albergar los
restos mortales del almirante y navegante Cristóbal Colón, en un monumento museo
construido a partir del 14 de abril de 1948 cuando el país estaba bajo la dictadura de
Rafael Leónidas Trujillo y culminado en 1992, en la gestión gubernamental de Joaquín
Balaguer, para conmemorar los 500 años del descubrimiento de América.
En 1852 el historiador Antonio del Monte y Tejada plantó la idea de elegir un monumento
en honor a Cristóbal Colón. Fue en 1931 cuando se convocó a un concurso internacional
de arquitectura, resultando ganador el arquitecto inglés Joseph Gleave. Joseph Lea
Gleave nació en 1907 hijo de una familia modesta en Inglaterra, estudió en la
Universidad de Manchester, ganó el concurso del faro a Colón en 1931 quien estudio en
la Universidad de Artes de Edinburgo. Gleave murió el 16 de Enero de 1965.
En su interior se encuentra además el Mausoleo con los restos del Almirante Cristóbal
Colón, descubridor de América.
El edificio en concreto tiene forma de Cruz visto desde el aire, debido a que Joseph
Gleave se inspiró en la frase de Colón "Poned cruces en todos los caminos para que
Dios os bendiga".
El faro está rodeado de áreas verdes y en las salas interiores tiene bibliotecas, museos y
salas de exposiciones.
En las noches, las luces del Faro a Colón forman un gran espectáculo iluminando las
nubes que lo atraviesan al proyectar una inmensa cruz. Esta fiesta de luces representa la
evangelización de América.
Otro componente del Faro a Colón, digno de admirar, es el Gran Cañón, el cual invita a
descubrir y sumergirse en el mundo del conocimiento universal, gracias a que en el se
aprecian piezas de colección de todas las épocas y que tienen origen en una gran
diversidad de naciones de todos los continentes.
El recorrido por los diversos salones del Faro constituye una gran experiencia, por su
valor histórico y cultural.
Además de albergar los restos mortales de Cristóbal Colón, en el monumento se
investiga, expone, conserva y difunde la memoria histórica y el patrimonio internacional
relacionado con el descubrimiento, colonización y evangelización de América, en las tres
vertientes involucradas, Europa-Asia, África y América.
Este mausoleo es visto como el tercer monumento cultural más importante del país, el
cual remonta su historia al 12 de octubre de 1492, cuando llegaron las primeras
embarcaciones provenientes de una sociedad civilizada, dirigidas por Cristóbal Colón. El
sociólogo y columnista Mario Bonetti, actual director del Faro, indica que la obra posee
“un valor identitario, por haber sido esta isla el punto de partida de la conquista del resto
de los países de habla hispana, también por tener aquí los restos del gran almirante y por
contener el monumento de luz más grande del mundo asociado a la figura de Cristóbal
Colón”.
Bonetti enfatiza, además, que “el monumento al descubridor tiene una cualidad político-
social que no tienen los demás monumento nacionales, y en ellos su idea original y el
proyecto de su construcción no fueron obras de Trujillo ni de Balaguer, sino que fueron
adoptados como resolución en una de las reuniones de los Cancilleres, o sea de los
gobiernos latinoamericanos, de los Estados Unidos y Canadá, reunidos en Santiago de
Chile en el año 1923, en el marco de la antigua Unión Panamericana, antecesora de la
Organización de Estados Americanos (OEA), para honrar la memoria del genial
navegante, cuyo descubrimiento de un Nuevo Mundo fue el fundamento para el
advenimiento, siglos después, de nuevos mundos multiétnicos y poli culturales,
agrupados en el vocablo América Latina”.
El Faro a Colón Este es el único en su especie por sus 251 faroles que adornan el cielo,
y una luminaria que da la vuelta al mundo, fruto de un diseño época en el cual el
despliegue de cortinas de luces, explica Brea García, eran una moda procurando
solemnidad y espectacularidad, para elevar la construcción en su imagen y diferenciarles
de su entorno cotidiano.
El diseño ganador fue el del arquitecto Joseph. L. Gleave, pese a lo cual la él inicio de la
construcción estuvo retrasado por una serie de factores que nunca quedaron claros y
que barajaban las tensiones e intereses entre grupos, las intrigas entre el poder civil
gubernamental y los entronques del área privada.
Un libro “bomba”
La colección del Banco Central acaba de publicar este libro en que resalta la excelente
capacidad narrativa marcada por la exactitud de la información histórica, el comentario
sarcástico y la correcta conclusión al analizar los procesos que culminaron con la
construcción de la obra, el libro es un aportador rico de información desconocida, no
exactamente del aspecto constructivo sino de cuanto se movió geopolíticamente en torno
a su gestión. Increíblemente, dice el autor, el concurso no llamó poderosamente la
atención del mundo arquitectónico ni en el mismo participaron los genios de este
quehacer profesional creador de espacios para la vida cotidiana y pública de los pueblos.
Son escasos y muy críticos los ensayos y estudios que refiere Brea García en torno al
criterio de diseño y construcción. Un ejemplo de la exactitud de sus observaciones se
tiene con el dato sobre las luminarias que apuntan al cielo, cuando dice “En 484 huecos
armónicamente distribuidos en el cielo raso del cuerpo de la cruz (o gran cañón, como lo
llama el arquitecto Gleave) se colocaron luminarias McPhiven, Cat. No 3B154, tipo
cilíndrico, de 175, de aluro metálico, 277 Voltios, construidas totalmente de aluminio y
para uso en la intemperie”.
El origen
El último monumento se comenzó a concebir en 1988, con una visita del autor al
arquitecto Eugenio Pérez Montás, entonces director del Museo de Casas Reales,
acompañado del historiador José Chez Checo. Brea asistía con el también arquitecto
Omar Rancier, (ambos co-fundadores del grupo Nueva Arquitectura), en torno a una
maqueta del monumento (que no se terminaría de construir hasta 1992, por parte del
gobierno del doctor Joaquín Balaguer, como culmine de los actos de celebración del V
Centenario de la llegada de los hispanos a las tierras “descubiertas”. De ahí nació el
interés por el origen del proyecto, lo que consumió a Brea García, muchas horas de
trabajo y mucha constancia para seguir.
Aunque no se recuerda la última vez que sus luces fueron encendidas, el Faro a Colón
es considerado como el monumento de luz más grande del mundo, por su proyección
alumbrar en forma de cruz en el cielo, una honra a Cristóbal Colón.
Pero, a pesar de haber sido objeto de robos en variadas ocasiones, no ha perdido su
esencia histórica y majestuosidad.
Este espectacular lugar cuenta, en sus alrededores, con una extensa área, la cual es
utilizada por los moradores del sector para practicar diversas disciplinas recreativas en
familia o en compañía de amigos o relacionados.
Este inigualable museo cuenta además con un personal de seguridad que vela por la
protección de los visitantes, y para el cual su director Mario Bonetti afirma ha pedido un
mayor número de miembros a la institución correspondiente sin que hasta el momento
haya tenido respuestas favorables.
Planes de reestructuración
Fue a finales de febrero del presente año cuando Bonetti asumió la dirección del
mausoleo, y desde entonces se ha propuesto restaurarlo para devolverle el estado en
que Balaguer lo dejó y embellecer su entorno con la finalidad de atraer a más turistas,
tanto internacionales como nacionales.
Otra de las metas es la habilitación de espacios para una cafetería, una heladería
y un jardín, entre otras cosas.
Este monumento ha sido plagado por mucha polémicas desde sus inicios, dado el
gran número de familias empobrecidas que fueron desalojadas para su
construcción y el gran impacto energético que tiene en la ciudad de Santo
Domingo cuando encienden sus luces.
Las luces del Faro a Colon no han funcionado por casi una década. Culpable es
la desidia de los gobiernos frente al impacto deletéreo que su encendido tenía
sobre el suministro de electricidad de los barrios circundantes. Al sus reflectores
nocturnos no dibujar la cruz que están supuestos a crear en el firmamento y
puesto que las entrañas del edificio no se han llenado con los múltiples museos
contemplados por sus diseñadores, habría que concluir que el Faro es un
monumento trunco y hasta disfuncional e irrelevante. A la nación le convendría
visualizar otro destino para ese elefante blanco cuyo simbolismo está más que
marchito.
Se atribuye al historiador Antonio Del monte y Tejada proponer por primera vez,
en su “Historia de Santo Domingo” del 1852, la erección de un monumento a la
memoria del Gran Almirante. Ya en 1914 el norteamericano William E. Pulliam
promovió en la prensa de su país la construcción de un faro monumental en la
Ciudad Primada de América. La idea tomó cuerpo en 1923, cuando en la 5ta.
Conferencia Internacional Americana celebrada en Chile, se acordó que el
monumento seria construido con la contribución de todos los gobiernos y pueblos
del continente. En 1931 se eligió, mediante un concurso internacional, el diseño
del arquitecto británico J. L. Gleave, siendo iniciada la obra en 1948 pero
suspendida luego porque no llegaban las contribuciones.
La obsolescencia del Faro, por su parte, se debe a que la época en que los faros
eran unas herramientas esenciales para la navegación por barco ha quedado muy
atrás. Además, la luz imaginaria que se supone que imparta a la humanidad está
colapsada actualmente y es disfuncional. Pero aun si pudiéramos gastarnos el
costo de su operación diaria, el simbolismo no alcanzaría a los visitantes
extranjeros. Esa visitación es hoy día y seguirá siendo diurna –por provenir de
excursiones diurnas desde Punta Cana y de cruceros de 6 horas de visitación
diurna—y, por tanto, la proyección nocturna de la cruz solo la observarían los
nacionales.
Por el lado del Atlántico Norte se ha comprobado que los vikingos visitaron el
noreste de Canadá mucho antes que llegara Colon. Recientes investigaciones
arqueológicas hechas en Newfoundland han arrojado pruebas contundentes de
que los vikingos no solo visitaron la región unos mil años antes que Colon, sino
que penetraron hacia el oeste por cientos de millas. Por otro lado, el almirante
inglés GavinMenzies, en su monumental obra “1421: El Ano en que China
Descubrió el Mundo”, reporta los resultados de sus investigaciones en que invirtió
20 años: las estelas encontradas en la costa norte de Suramérica y en
Centroamérica dan testimonio de que los chinos estuvieron en America unos 70
años antes que Colon. En 1923, cuando la 5ta. Conferencia Internacional
Americana decidió rendir un tributo a Colon, no se sabían estas cosas. Es, por
tanto, deducible que el endiosamiento de la figura del Gran Almirante entonces
estaría hoy día muy sobredimensionado.
Sobre los méritos de Colon existen grandes controversias y cada vez hay más
libros que lo ensalzan o lo desprecian. Un libro local que ayuda a juzgar a Colon
en sus dimensiones morales seria “El Oro” de Frank Moya Pons (2016), pero
siempre será controversial juzgar la moral de una época desde la óptica de
otra. Lo que si queda claro es que la hazaña de Colon es comparable, si no
menor, a la de Marco Polo –de cuyos relatos de viaje bebió inspiración– y este
último personaje no ha merecido un homenaje de la categoría del Faro a
Colon. Esto y los argumentos anteriores dan pie a que repensemos el Faro y su
entorno y desarrollemos allí una monumentalidad que este más a tono con los
tiempos y reconozca a aquellos personajes nuestros que verdaderamente
merecen homenaje y veneración.
El Faro a Colón está ubicado en la avenida Boulevard del Faro en Villa Duarte, Santo
Domingo Este. Los días de visita al interior de este monumento son los comprendidos
entre martes y domingo y el horario es de 10:00 a.m. a 5:00 p.m. Su teléfono de contacto
es el 809-591-1492. Cerrado los Lunes.
Las oscuridades del Faro que se visualizó como el mayor monumento de América
El museo, que se vislumbró desde el siglo XIX, sigue atrayendo a turistas que
aprecian muchas de sus exhibiciones entre penumbras
SANTO DOMINGO ESTE. Cuando el Faro a Colón apenas era una idea, en 1925
el Gobierno dominicano visualizaba que debía ser “el mayor monumento de
América y uno de los más grandiosos y bellos de la tierra”. Ya tiene 25 años de
erigido, aloja exhibiciones que hay que alumbrarlas con una linterna para
observarlas, tiene salas cerradas y en reparación que albergan bacterias, y no hay
fecha para que vuelva a ser esa fuente que despedía un espectáculo de luces.
Los visitantes también se pasean por 48 salas museográficas. Cada una exhibe
piezas de un país específico. Son tan apreciadas que se han producido robos,
como el ocurrido en 2011 cuando se sustrajo un arma de fuego antigua, conocida
como arcabuz, que posteriormente la Policía recuperó.
El guía Edwin Ramírez explica que lo que se presenta en cada sala fue donado
por la nación representada, por eso unas son más ricas en artículos que otras.
Japón, por ejemplo, cedió un sistema audiovisual para mostrar al público su
exposición, pero estos viejos artefactos se han convertido “en piezas de museo”
en sí mismos: no funcionan y ya son obsoletos.
De los seis niveles que tiene el edificio, solo el público accede al primero. En los
superiores hay salas en reparación que Ramírez explica que se han abierto con un
permiso especial para estudiantes e investigadores. Cuenta que estas guardan
riquezas históricas como originales de naufragios registrados en los siglos XV y
XVI, planos de otros diseños que se hicieron para el edificio del Faro, grilletes de
esclavos, barcos de la Era de Trujillo, vestimentas antiguas y el esqueleto de un
haitiano que luchó en las refriegas por la independencia.
La visión de un faro dedicado a Colón fue mencionada por el escritor Antonio del
Monte y Tejada a mediados del siglo XIX.
Se atribuye la idea del monumento al mismo Colón, de quien se afirma que dijo:
“Pongan cruces en todos los caminos y senderos para que Dios los bendiga; esta
tierra pertenece a los cristianos; el recuerdo de esto debe conservarse a través de
los tiempos”.
Las oscuridades del Faro que se visualizó como el mayor monumento de América
Además, se creó una Comisión Permanente Pro Faro a Colón, presidida por don
C. Armando Rodríguez, vicepresidente de la Junta y exministros de diversos
despachos.
“Además –agregó-, por haber sido su tierra predilecta, tiene, por sobre la
conveniencia imponderable de que el Faro sea levantado en las cercanías de la
ciudad de Santo Domingo, el grato e indeclinable deber de iniciar, con una suma
apropiada, la suscripción del proyecto del Faro Monumental que será un atrayente
símbolo luminoso que preconizará la fama imperecedera del Descubridor”.
El británico Joseph Lea Gleave, a la edad de 23 años, fue premiado con el primer
lugar. Él indicó que la forma general de la estructura sería baja, comparada con el
terreno, de modo que pueda resistir los terremotos y huracanes.
En la cima del monumento, de 237 metros de largo, y de una altura de 40, está el
Altar del Progreso, que lleva la luz central del Faro. De noche, desde los canales,
se observaba una fiesta de luces que muchos habitantes de la capital y la
provincia Santo Domingo podían ver en décadas pasadas, inclusive a kilómetros
de distancia, antes de que salieran de servicio. Administraciones pasadas del
museo reportaron que estas bombillas consumen muchos kilovatios hora y
terminaron encendiéndose en fechas especiales.
“De noche, desde los canales, se elevarán potentes reflejos luminosos que
proyectarán en el cielo el Símbolo de Colón, esto es, una Cruz Gigante, que
señalará a los viajeros del mar y del aire el punto central entre ambos continentes
americanos”, afirmó Garrido.
Pero todo el sentimiento de veneración a Colón tuvo que esperar. Fue en 1986,
durante el gobierno de Joaquín Balaguer, cuando se retomó la construcción de la
obra, bajo la supervisión del arquitecto dominicano Teófilo Carbonell.
Sobre el costo final del monumento se dan cifras distintas: RD$300 millones,
US$30 millones...
El gobernador del Faro a Colón, Simón Herasme, sostiene que los problemas del
Faro comenzaron cuando su administración pasó a depender del Ministerio de
Cultura y se le redujo su presupuesto, por esa razón hay dificultades en el
mantenimiento interior y exterior, asuntos eléctricos pendientes, no se ha
rehabilitado completamente el juego de luces del techo ni reabierto salas en
reparación.
“El ministro Pedro Vergés y su equipo se esfuerzan por racionalizar los recursos
que permitan destinar mayores montos a las labores de rescate y remozamiento, y
trabaja en afianzar las alianzas público-privada, de modo que la sociedad
comparta la responsabilidad de preservar nuestros museos y monumentos, una
tarea que conlleva un alto costo para la capacidad de recursos con que cuenta el
Estado dominicano”.
En el Presupuesto General del Estado del presente año se asignaron
RD$296,104,030 para la conservación de documentos y exhibiciones históricas,
que incluyen RD$81,877,267 para servicios museográficos. La nómina del Faro a
Colón sumaba a julio pasado RD$991,578.66.
¿Y qué de las luces? “La actual gestión del Ministerio de Cultura se encuentra
evaluando las necesidades de los museos y monumentos de todo el país”,
responde Conde. “Sin embargo, por temas presupuestarios esto solo puedo
hacerse por orden de prioridades, pues casi todos los monumentos y museos a
cargo de Cultura requieren de alguna intervención, menor o mayor, y en muchos
casos urgente”.
Cristóforo Colombo
Entre 1470 y 1476 recorrió todas las rutas comerciales importantes del
Mediterráneo, desde Quíos, en el Egeo, hasta la península Ibérica, al servicio de
las más importantes firmas genovesas. Participó en el enfrentamiento entre
Renato de Anjou y el rey de Aragón, Juan II, por la sucesión a la Corona de
Nápoles. En 1474, con 23 años, fue contratado como marinero en un barco con
destino a la isla de Khíos en el mar Egeo. Tras pasar un año en la isla, regresó a
Italia financieramente independiente. Parece ser que llegó a las costas del sur de
Portugal (Lagos), cerca de Sagres, tras un combate naval acaecido cerca del cabo
de San Vicente, el 13 de agosto de 1476. Incendiado su barco, salvó su vida
agarrándose a un remo y nadando hasta la costa. Residió en Portugal casi diez
años. De los portugueses aprendió a conocer el océano y a frecuentar las rutas
comerciales que iban desde Islandia a Madeira. En el año 1477 viajó hasta
Inglaterra e Islandia, y en 1478 viaja de Lisboa a el archipiélago de Madeira con
cargamentos de azúcar.
Parece ser que contrajo matrimonio en 1479 con Felipa Perestrello e Monis, hija
de una rica familia portuguesa. De este matrimonio, nació hacia 1482 en la isla de
Porto Santo, del archipiélago de Madeira, su sucesor Diego Colón. Su esposa
murió de tuberculosis solo seis años después de casarse. En 1487 tomó como
amante en España a Beatriz Enríquez de Arana, de 20 años de edad y con la que
tuvo a su hijo Hernando Colón, el 15 de agosto 1488.
4º) Que todos los pleitos relacionados con las nuevas tierras los pueda resolver él
o sus justicias. Este punto nunca se cumplió porque estaba condicionado a los
precedentes castellanos.
5º) El derecho a participar con la octava parte de los gastos de cualquier armada,
recibiendo a cambio la octava parte de los beneficios.
Costó mucho organizar la tercera flota colombina. Las Indias ya no atraían tanto y
faltaban tripulantes. Ocho navíos y 226 tripulantes componían la flota, que dejó
Sanlúcar de Barrameda entre febrero y el 30 de mayo de 1498. Desde Canarias,
siguió a Cabo Verde y una latitud más al sur que las anteriores navegaciones, lo
que le hizo sufrir una zona de calmas. Descubrió la isla de Trinidad. Camino de La
Española divisó la isla Margarita, donde se pescaban las perlas, para llegar el 20
de agosto a la nueva capital de las Indias, Santo Domingo. La mayoría de los
españoles, encabezados por Francisco Roldán, se había rebelado contra la
autoridad de los Colón. La llegada del virrey no resolvió el problema. Las quejas
contra la familia Colón, agravadas con algún que otro proceder dudoso del
Almirante, como ocultar el criadero de perlas de Margarita y Cubagua, llegaron a
la corte y los reyes decidieron destituirlo.
Conclusión
En esta investigación llegamos a diferentes conclusiones, el Faro a Colón es un
monumento sin lugar a dudas imponente, de vital importancia histórica y por tanto
para el turismo internacional al igual que nacional. La edificación está pensada
para proveer un espacio para la cultura, la historia y el estudio permanente. En el
ámbito turístico se considera como un gran atractivo, por lo que fue integrado a los
programas de “Turismo Cultural” que se ofrecen a los extranjeros.
Todos estos elementos integran un espacio que debería ser preservado para las
generaciones venideras, pero en cambio nos encontramos con un monumento en
el que sus exteriores son utilizados para realizar las más variadas actividades
durante el día y aun en las noches cuando al pasar solo se pueden ver los árboles,
las sombras y la ausencia de luces en la zona.
También es bueno mencionar que nos sorprendió, como grupo, cuando mientras
investigábamos a cerca del monumento descubrimos las razones por las cuales se
llevó a cabo la construcción de dicho Faro a colón, puesto que no sabíamos que la
decisión de construirlo no fue única y exclusiva del Estado Dominicano, sino que
fue una decisión colectiva de todos los países Latinoamericanos y también
estuvieron incluidos los Estados Unidos y Canadá. Esa decisión fue tomada en la
antigua Unión Panamericana, esta organización ya está extinta y en sustitución de
ésta tenemos la Organización de Estados Americanos (OEA).
Es bueno mencionar que en esa reunión la cual fue realizada en Santiago de Chile
en 1923, se acordó que todos los países iban a aportar en partes iguales, sin
embargo nunca llegaron los fondos de parte de las demás naciones. El Estado
dominicano fue quién lo realizó sólo.
Bibliografía
Paginas:
http://www.educando.edu.do/sitios-recomendados/museos-y-
monumentos/museos/faro-a-coln/
http://elnacional.com.do/lo-contado-sobre-faro-colon/
https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/3060/Cristobal%20Colon
Anexos
Foto tomada en la parte externa del monumento.
Vista aérea del Faro a Colón
Interior 1
Interior 2
Interior 3
Interior 4 (Mausoleo donde se encuentran los restos de Cristóbal Colón)
Exterior
Azotea