La Ubicación de Tiempo y Lugar Con Niños

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Los derechos de la infancia y el acceso a la justicia

Módulo III Tema IV

Analía Castañer y
La ubicación de tiempo y lugar con niños, Samuel Acosta Galván
Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia A.C.
niñas o adolescentes México, D.F. 2013

Resumen

El artículo resume información sobre las posibilidades, de acuerdo a la etapa de desarrollo en que se encuentran, de niños, niñas y
adolescentes para aportar información sobre variables de tiempo y lugar durante un proceso de justicia.

Se describirá qué información puede comprender y aportar un niño, niña o adolescente relacionada con circunstancias de tiempo y lugar, y
qué información le resulta inaccesible, de acuerdo con el pensamiento egocéntrico y concreto con el que cuenta.

Se aportarán algunas sugerencias para interactuar con el niño, niña o adolescente de manera adecuada a la hora de investigar variables
de tiempo y lugar y para valorar de manera adecuada el dicho de un niño, niña o adolescente vinculado a estos referentes.

Se advierte también que la información que aportan niños, niñas y adolescentes está anclada estrechamente a sus habilidades cognitivas y
que no implican intentos voluntarios de confundir u ocultar información a la autoridad.

Introducción

El presente texto tiene como objetivo servir de guía al juzgador o juzgadora para obtener o valorar información vinculada a una de las áreas
del desarrollo infantil y adolescente que, con mayor frecuencia, crea dificultades en el proceso de justicia: la ubicación de tiempo y lugar.

Se trata de una de las habilidades cognitivas que el ser humano logra hacia el final del desarrollo cognitivo 1 porque requiere pensamiento
abstracto. En ese sentido, difícilmente un niño, niña o adolescente podría transmitir información vinculada a nociones de tiempo y espacio
convencionales como lo haría un adulto; máxime si se encuentra en una situación que le causa angustia y lo deja vulnerable a la confusión.

1
Jean Piaget, Seis estudios de Psicología, Barcelona: Editorial Seix Barral, 1967

La ubicación de tiempo y lugar con niños, niñas o adolescentes 1


Un niño, niña o adolescente puede aportar información sobre circunstancias de tiempo y lugar, diversa a las nociones y medidas adultas
convencionales. Sin embargo, si los adultos que interactúan con él durante un proceso de justicia lo presionan pidiéndole habilidades con las
que no cuenta, todo niño, niña o adolescente presentará dificultades al tratar de establecer las circunstancias de tiempo y lugar en las cuales
ocurrieron los eventos que narra2. La presión y un intento de complacer al adulto con el que interactúa, fácilmente puede llevar a un niño, niña o
adolescente a “decir” (sin comprender) una hora, una distancia, una dirección y llevar a confusiones graves el proceso.

Esto último no es, en absoluto, un intento de mentir o confundir a la autoridad. Se trata de reacciones normales en las cuales, el niño, niña
o adolescente, se conduce de manera congruente con las habilidades cognitivas y emocionales con las que cuenta. Es tarea de la autoridad
comprenderlas a la hora de valorar y adecuarse a ellas en el momento de interactuar con un niño, niña o adolescente.

Diferencias en relación al pensamiento adulto

Habiendo logrado habilidades vinculadas a la última etapa del desarrollo cognitivo, los adultos pueden utilizar pensamiento abstracto,
hipotético deductivo3. Esto les permite comprender las convenciones.

Por ejemplo, un adulto comprende que el idioma es una serie de términos que, se ha convenido, significan determinada cosa. La palabra
“silla” alude, por convención, al mueble que se utiliza para sentarse y tiene cuatro patas. No hay nada concreto en las letras s-i-l-l-a que se
vinculen de manera directa con el objeto. Un niño o niña sabe que “eso que ve y utiliza” se llama silla, pero no logra comprender lo que significa
“término convenido” hasta que cuenta con la capacidad de abstracción. Lo primero es concreto, vinculado a su realidad y acciones que vive. Lo
segundo implica pensar y razonar sólo con ideas y está fuera de su alcance cognitivo.

Todo esto para mencionar que la gran diferencia entre el pensamiento adulto y el infantil y adolescente, es la asimilación de nociones de
medida convencionales; por ejemplo: metro, centímetro, hora, minuto.

Los niños y niñas utilizan las palabras asociadas a medidas de tiempo y de espacio o direccionalidad porque las escuchan y memorizan,
pero no las comprenden a cabalidad. Esto puede llevar a la autoridad a múltiples confusiones si supone que “decir” una unidad de medida
corresponde con la realidad comprendida, como si fuera adulto.

Por ejemplo, un niño pequeño puede utilizar la palabra “ayer” para expresar cualquier período de tiempo pasado, sea un día o un mes.
“Ayer” desde su vivencia concreta, es “no hoy”.

2
Cantón Duarte et.al. Guía para la evaluación del abuso sexual infantil. Ed. Pirámide. 2da. Edición. España. 2008

3
D. Papalia, et.al. Desarrollo Humano, McGraw Hill/Interamericana Editores: México D.F. 2010
El niño razona de este modo porque no puede hacerlo de otro; ésta es la forma con las herramientas con las que cuenta. Comprender
unidades de medida convencionales implica:

 Comprender la idea (abstracta) de que existe una unidad temporal única y absoluta
 Que esa unidad temporal única y absoluta sirve como parámetro convenido para medir
 Que esa unidad es común a todos los fenómenos
 Que está establecida independientemente de sus propias percepciones y experiencias.

Todas estas nociones implican abstracción y objetividad mientras el niño, niña o adolescente cuenta primordialmente con pensamiento
concreto y egocéntrico/intuitivo.

Las nociones de tiempo y espacio en la infancia y adolescencia

El hecho de que durante la infancia y adolescencia primen el pensamiento concreto y egocéntrico, con preponderancia de la intuición (lo
que ve, toca, oye, siente, vive) por sobre la razón, provoca que niños, niñas y adolescentes organicen el tiempo según las leyes generales del
egocentrismo intelectual.

De los 2 a los 7 años los niños y niñas no pueden comprender el concepto de tiempo cronológico, objetivo y absoluto. De los 7 a los 11
años comienzan a utilizar conceptos de tiempo y espacio y a manejarlos con un mayor nivel de entendimiento, sin embargo en su discurso
sigue habiendo variaciones muy significativas en relación al adulto y propiamente al pensamiento abstracto 4.

Es necesario tener en cuenta que un niño o niña puede, con mucha firmeza, decir “era febrero” o “eran las 3 de la tarde” o “tardó 10
minutos”, pero esto puede no ser lo mismo que para un adulto.

Toda alusión a medidas de tiempo y lugar ofrecidas verbalmente por un niño o niña debe ser “aterrizada” por el adulto, que interactúe con
él o ella, a variables contextuales. Esto significa que el niño o niña pueda relacionar, por ejemplo, la hora con un evento conocido en su rutina
diaria (“eran las tres porque estaba comiendo en mi casa y vi en la tele que empezaba…”). Sin el referente concreto, las medidas
convencionales abstractas manejadas por el niño o niña pueden llevar a confusión.

Los niños, niñas y adolescentes pueden, entonces, brindar información sobre tiempo y lugar vinculada a experiencias concretas, vividas,
percibidas o aprendidas (por conocidas).

4
Papalia, op.cit.

La ubicación de tiempo y lugar con niños, niñas o adolescentes 3


¿Qué información sobre tiempo y lugar pueden ofrecer niñas, niños y adolescentes?

Los niños, niñas y adolescentes son capaces de describir escenarios y de dar referentes contextuales en su relato relacionados con el
tiempo, siempre y cuando esto sea formulado desde su propia perspectiva y en función de actividades realizadas. Esto, de acuerdo con el
pensamiento concreto y egocéntrico con el que cuenta5.

Podrá, entonces, describir escenarios con base en lo que vio, escuchó, tocó, para describir lugares. No podrá, por el contrario, dar una
dirección (abstracta y convencional) como lo haría un adulto (calle, número, colonia, delegación, todos términos abstractos).

El niño, niña o adolescente puede mostrar y describir lugares. No puede explicar (de manera abstracta) dónde se sitúa el lugar.

La autoridad, entonces, puede encontrar en la narrativa del niño, niña o adolescente elementos contextuales que le ayuden (a él, como
adulto) a traducir la experiencia concreta del niño en lugares específicos o fechas calendario.

Por ejemplo, que el niño en su relato mencione que pasa cerca de un metro específico porque conoce el dibujo de la estación (e incluso lo
dibuje), que en la esquina hay una tienda que en la puerta tiene (algo que le llame la atención), que el cuarto donde estaban está pintado de
azul y sobre la cama hay una manta roja, etc.

Lo mismo ocurre con referentes de tiempo como el mencionado arriba. Es posible que una niña pueda referirse a un programa de televisión
que estaba viendo, o describir parte de su rutina diaria, o mencionar un referente adulto de donde pueda deducirse fecha y hora. Podría decir
“mientras hablaba con la miss de matemáticas” (que luego se investiga da clase en su salón; los martes, por ejemplo).

En suma, el niño, niña o adolescente aporta (describe) referencias contextuales propias y la autoridad investiga el marco conceptual
convencional que ello implica (fecha calendario, hora, dirección) para comprender el momento y lugar de los hechos6. Esta última información
(abstracta, convencional) no puede aportarla el niño, niña o adolescente.

Sugerencias para obtener referencias de tiempo y lugar de manera adecuada

Los niños, niñas y adolescentes no cuentan con la posibilidad de comprender, analizar, manejar, combinar variables abstractas sin la
presencia y la posibilidad de manipular objetos concretos. Esto implica que, a la hora de requerir información sobre tiempo y lugar, el adulto
que interactúa con el niño, niña o adolescente debe proveerle de materiales concretos, manipulables.

5 Rosalind Charlesworth, Understanding Child Development, New York: Delmar Publishers. 1983

6 Analía Castañer et.al. Modelo Especializado para la Toma de declaraciones infantiles. ¿Cómo obtener información sin revictimizar al niño? México D.F. Oficina de Defensoría de los
Derechos de la Infancia A.C. 2006
Suele ser útil darle plastilina, hojas y lápices o crayolas. Pero también es posible simplemente pedirle que “muestre” dónde estaba la tele
en un dibujo o con cualquier objeto presente en el momento.

Es necesario comprender que explicar verbalmente un lugar requiere utilizar conceptos abstractos (izquierda, derecha, arriba, abajo,
delante, detrás, etc.) inalcanzables para el desarrollo cognitivo de un niño, niña o adolescente. Sin embargo, sí podrá ofrecer esa misma
información si lo puede mostrar manipulando objetos:

“…haz de cuenta que esto es la pared que está cerquita de la tele y yo estaba aquí (representándose con un objeto)… aquí estaba la ventana (dibujándola) y veía
que enfrente estaba una pared roja con una enredadera”.

Versus la explicación sólamente verbal, inalcanzable para un niño o niña:

“…estaba junto a la pared norte de la casa, la tele estaba a mi derecha mientras yo miraba de frente a la ventana sur de la casa ubicada en la calle de Río
Guadalquivir en la colonia…”.

Para obtener referentes de tiempo adecuados al pensamiento egocéntrico es necesario recordar que los niños, niñas y adolescentes
recuerdan mejor (y por ende, pueden relatar) experiencias sobre hechos que les llamaron su atención. A la hora de investigar variables de
tiempo el niño, niña o adolescente no nos dará fechas calendario, pero será posible ubicarlas en función de eventos que les resultaron
significativos. Por ejemplo, una niña podría decir:

…fue el día en que nos disfrazamos y salimos a pedir calaverita… yo tenía mi disfraz de bruja”.

El adulto podrá deducir que se trata del 2 de noviembre. Esperar fechas y horas exactas de parte del niño, niña o adolescente implica
pedirles un imposible.

El adulto puede: El Niño, Niña o Adolescente puede:

• Traer a la memoria fechas calendario y • Traer a la memoria referentes concretos (lo vivido, actuado,
horas específicas. tocado, sentido, percibido a través de los sentidos y del
movimiento).
• Describir en forma abstracta y objetiva • Describir lo que percibió por medio de los sentidos y las
“tiempo” y “lugar”. acciones en el lugar
• Años
• Meses

La ubicación de tiempo y lugar con niños, niñas o adolescentes 5


• Hora exacta • Dar referentes de tiempo vinculados a sus rutinas conocidas.
• Dirección

• Evocar información sobre tiempo y lugar • Utilizar objetos concretos que le permitan describir las
sólo mediante un esfuerzo de concentración distancias y lugares.
que le permite recordar lo sucedido y
narrarlo, sin necesitar referentes concretos.
• Puede explicar los referentes de tiempo y • Puede mostrar con objetos y acciones los referentes de tiempo
lugar y lugar.

• Puede evocar información sobre objetos o • Sólo puede describir consigo como centro de las acciones.
acciones que sucedían a su alrededor,
independientemente de sí.

Conclusiones

Que el niño, niña o adolescente ofrezca este tipo de información sobre variables de tiempo y lugar sin conocimiento especializado sobre
cómo piensan y razonan los niños, niñas y adolescentes, puede ser interpretado como resistencia de su parte a brindar información o incluso
intento voluntario de confundir y mentir.

Por el contrario, y de acuerdo con lo que acabamos de revisar, no se trata ni de una dificultad de expresión, ni de mentiras por parte del
niño, niña o adolescente. Se trata del tipo de información con el que cuentan, de acuerdo con el tipo de pensamiento de que disponen en la
etapa evolutiva en que se encuentran.

Desde el pensamiento egocéntrico y concreto, describe tiempo y lugar de manera diversa al adulto sin comprender unidades de medida
convencionales. Esto implica que la autoridad que interactúe con un niño, niña o adolescente, o valore su actuación durante un proceso de
justicia, debe explorar y comprender la utilización de términos y nociones de tiempo y lugar desde las capacidades del niño, niña o adolescente,
sin pretender que éste actúe y razone de maneras diversas a aquéllas que, evolutivamente, le están permitidas.

A la hora de interactuar con un niño, niña o adolescente para obtener información sobre tiempo y lugar, la autoridad deberá crear para el
niño, niña o adolescente un marco referencial construido con acciones, actividades, rutinas e información accesible para el niño, niña o
adolescente; es decir, vinculado a sus rutinas y actividades conocidas y con la posibilidad de manipular objetos para mostrar (y no sólo explicar
verbalmente).

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