Arqueologia 58 PDF
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Presentación 2
Noticia
Paz Granados Reyes / Julia Santa Cruz Vargas
Excavación arqueológica en un sitio de Ixtlahuaca:
primeras aproximaciones 115
Reseña
Antonio Benavides C.
Hasso Hohmann, The Maya Temple-Palace of Santa Rosa Xtampak,
Mexico. Documentation and Reconstruction of Form, Construction,
and Function 117
Presentación
Estimados lectores:
E
n este volumen se presenta una serie de contribuciones sobre los
avances y la pluralidad de las investigaciones relacionadas con la
arqueología mexicana. La temática es variada, aunque destacan el
estudio de los juegos de pelota, el análisis cromático de la cerámica, el es-
tudio de minerales, las investigaciones de rescate y salvamento en la Ciu-
dad de México, así como las investigaciones iconográficas.
El volumen inicia con el texto “Evidencias arqueológicas de la Cur-
tiduría Mexicana, S. A., Ciudad de México”, de María de Jesús Sánchez
Vázquez y Georgina Tenango Salgado, autoras que se basan en la infor-
mación obtenida de las excavaciones realizadas por la construcción de una
unidad habitacional en un predio de la Ciudad de México, para registrar
una serie de evidencias que, después de un análisis minucioso y de la in-
vestigación en archivos, identificaron como parte de las instalaciones de
una curtiduría que se estableció en ese y otros predios a finales del siglo
xix y principios del xx. La información recuperada en los acervos reveló
la historia de la Curtiduría Mexicana, S. A., así como la de su propietario,
su ubicación, el proceso de curtido de las pieles, las instalaciones para
hacerlo y el uso del producto; así se pudo a conocer la vida y obra de un
gran empresario.
“El pueblo de indios de San Miguel Chapultepec, un pueblo olvidado”,
texto escrito por María de Lourdes López Camacho, revisa la historia de
aquel asentamiento mediante códices, pinturas, planos, fotos e investiga-
ciones arqueológicas que evidencian su ocupación prehispánica y colonial.
La investigación surgió del interés respecto de lo que existió en el siglo
xvi al pie del cerro de Chapultepec. El pueblo se localizó en lo que hoy es
el área destinada al paradero de autobuses de Chapultepec, colindante
con la estación del Sistema de Trasporte Colectivo Metro, el bosque de
Chapultepec y la sede de la Secretaría de Salud. El asentamiento quedó
dividido por el trazado y la construcción de vías de comunicación como el
Paseo del Emperador, hoy Paseo de La Reforma, y además, se expropiaron
otras zonas para la edificación de haciendas como La Teja.
El artículo “Análisis cromático en cerámica del Epiclásico en el Huiza-
chtépetl: principios metodológicos y estudio de caso”, de Roberto Flores
Ortiz, presenta los resultados de una investigación descriptiva y compa-
rativa del cromatismo de dos muestras de tepalcates del periodo conocido
como Epiclásico, obtenidas en el cerro del Huizachtepetl, a un costado
del Templo del Fuego Nuevo, en la Ciudad de México. El autor busca ca-
racterizar, con la mayor precisión posible, los colores presentes, identi-
ficar sus variaciones y reconocer las diferencias cromáticas que ayuden
a la identificación y posterior periodización de las piezas cerámicas. El
objetivo central es proponer una clasificación de las muestras basada en
el color. De manera paralela, se brindan los principios para un análisis
semiótico del color aplicable a los estudios arqueológicos en general y no
únicamente a la alfarería.
En el artículo “Un corundo del cerro El Tesoro en la Zona Arqueológica
de Tula, Hidalgo: presencia de un mineral de alta dureza en un contexto
funerario prehispánico”, Ricardo Sánchez Hernández, Enrique G. Fer-
nández Dávila y Jasinto Robles Camacho presentan los resultados del
análisis de los materiales ofrendados en un entierro explorado durante
las excavaciones del Proyecto Tula 1980-1981, en un conjunto habitacio-
nal prehispánico del periodo Clásico terminal (900-1100) localizado en
el cerro El Tesoro, de la Zona Arqueológica de Tula, Hidalgo. La ofrenda
contenía materiales como cerámica, hueso, concha y lítica, además de un
mineral compuesto por un agregado de cristales de color gris. Mediante la
inspección con el microscopio de polarización y por difracción de rayos X,
se identificó plenamente el material como corundo, primera vez que se le
registra en un contexto funerario prehispánico, y el segundo localizado
en un sitio arqueológico mesoamericano, lo que confirma el conocimien-
to de los antiguos habitantes de esta región respecto del manejo de los
minerales con alto grado de dureza en las labores lapidarías.
Stephen Castillo Bernal escribe “El ‘Cópil’ del cerro del Elefante, Hidal-
go: dilucidaciones sobre el personaje”; allí refiere que, después de atender
una denuncia de los pobladores de la localidad de Tunititlán, a finales de
la década de 1980, el arqueólogo Ricardo Martínez recuperó una lápida
en la que se representa un personaje antropomorfo, así como una serie
de clavos arquitectónicos en forma de cráneos humanos, dentro de un
recinto amurallado. El autor infiere que dicha escultura es la representa-
ción del personaje histórico Cópil, quien se asentó en la atalaya del cerro
del Elefante para guerrear contra Huitzilopochtli, y que fue labrada en el
Posclásico temprano, durante los últimos años del apogeo tolteca.
“Dos tumbas en el barrio zapoteca de Teotihuacan” es el título del artí-
culo escrito por Andrés Casanova Avendaño, en el que describe el proceso
de excavación del Conjunto TL 11, ubicado en el Tlailotlacan, o barrio za-
poteca. En el área explorada fueron halladas dos tumbas con ofrendas mor-
tuorias. La primera, encontrada durante la temporada 2008, contenía los
restos óseos de una niña y una ofrenda; la segunda se halló en la temporada
2009, debajo del piso del patio central del conjunto. Además se identificaron
más de veinte entierros humanos en todo el conjunto, la mitad de ellos
debajo de los pisos de los cuartos, la mitad restante, correspondiente a in-
fantes, se localizaron en el lado sur del templo de TL 11. El autor determina
que ese espacio perteneció a la cabecera o centro del barrio.
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Terry Stocker y Verónica Ortega presentan “El culto al cocodrilo: cog-
nición y arte del Formativo temprano en Mesoamérica”, en el cual esta-
blecen que el culto a ese reptil se originó en el área de la costa del Golfo
de México, pues allí existen todas las condiciones ecológicas para fomen-
tarlo, y San Lorenzo fue el sitio idóneo en cuanto al paisaje simbólico del
Formativo temprano para que el culto comenzara.
Este volumen incluye también la noticia “Excavación arqueológica en
un sitio de Ixtlahuaca: primeras aproximaciones”, en la que Paz Granados
Reyes y Julia Santa Cruz Vargas reportan que, a partir del análisis de los
materiales asociados, se infiere que el sitio fue de tipo cívico-ceremonial.
Por otro lado, convocamos a los investigadores a colaborar con la revis-
ta Arqueología; para ello se deberán remitir sus textos, bajo los criterios
especificados en la “Invitación a los colaboradores”, al correo allí espe-
cificado, o bien, a la sede de la publicación.
En nuestra sección de reseñas, Antonio Benavides expone sus obser-
vaciones acerca del libro, The Maya Temple-Palace of Santa Rosa Xtam-
pak, Mexico. Documentation and Reconstruction of Form, Construction, and
Function (Graz, Verlag der Technischen Universität Graz, 2017), de Hasso
Hohmann, libro de 150 páginas compuesto de un texto y un anexo. La obra
se centra en la poco conocida Zona Arqueológica de Santa Rosa Xtampak,
ubicada en el sector noreste de Campeche, y resume las labores de varios
investigadores en el sitio.
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Evidencias arqueológicas
de la Curtiduría Mexicana, S. A.,
María de Jesús
Sánchez Vázquez
Ciudad de México
Dirección de Salvamento Arqueológico, inah
Resumen: Las excavaciones en el predio de Reforma 96, derivadas de la construcción de una unidad habitacional, permitieron registrar una serie
de piletas, cuartos y drenajes que, después de una investigación de archivo, se identificaron como parte de las instalaciones de una curtiduría esta-
blecida en ése y en otros predios a finales del siglo xix y principios del xx. Aquí se expone su historia y la de su propietario, un destacado industrial
de la época que tuvo la visión de producir el calzado en serie.
Palabras clave: Ciudad de México, colonia Guerrero, salvamento arqueológico, piletas, drenajes, curtiduría, calzado.
Abstract: During excavations at the Reforma 96 site, stemming from the construction of apartment complexes, we recorded the discovery of a
series of basins, rooms, and a drainage system that were identified, after archival research, as part of a tannery. The tannery was established at this
and other sites at the end of the nineteenth century and early twentieth. The article discusses its history and its owner, a leading industrialist of the
time who had the vision to mass produce shoes.
Keywords: Mexico City, Colonia Guerrero, salvage archaeology, basin, drainage system, tannery, footwear.
L
a presente investigación derivó del salvamento hallados) y derivado de la falta de recursos humanos y
arqueológico practicado en un predio de 836.23 m2 financieros que imperan en todas las investigaciones
denominado Residencial Reforma 96, ubicado en de la Dirección de Salvamento Arqueológico (dsa) para
la esquina noroeste del cruce que forman la avenida practicar estudios específicos, se inició una búsque-
Paseo de la Reforma y la calle Matamoros, en la colonia da en diversos archivos para indagar a qué obrador
Guerrero, delegación (hoy alcaldía) Cuauhtémoc, Ciu- pertenecían; sin embargo, un plano localizado en un
dad de México; allí se construyó un complejo habitacio- protocolo de compraventa en el Archivo Histórico de
nal de departamentos en ocho niveles, que desplantó a Notarías de la Ciudad de México (ahn) reveló que las
los 3 m de profundidad sobre una losa de cimentación construcciones correspondían a una curtiduría esta-
apoyada en pilotes hincados a 25.00 m (figura 1). En blecida en la capital del país a finales del siglo xix. Con
mes y medio de exploraciones arqueológicas se llevaron este nuevo enfoque, la investigación se centró en el ofi-
a cabo 11 sondeos de 4 m2, de los cuales, dos resultaron cio del curtido de pieles, sus antecedentes en la ciudad,
en excavaciones extensivas, una de 50 y otra de 120 dónde se ubicaban las tenerías, cómo era el proceso y
m2, en donde se registró una serie de cubas o tinas de el papel que desempeñaron los vestigios detectados.
tamaño homogéneo. Debido a que en el documento referido se menciona el
Ante la suposición de que la arquitectura y los mate- nombre del vendedor, se pudo averiguar que tal fue un
riales detectados estaban relacionados con la produc- empresario, quien además de ser el dueño de la curti-
ción de loza (por la abundancia de trícoles y biscochos duría, se dedicaba a la fabricación de calzado.
El objetivo de este texto es dar a conocer las eviden-
cias de una industria que, al igual que otras, ya han
sido erradicadas de esta capital ante el crecimiento de
la mancha urbana, además de reconocer la importan-
cia de contar con documentos que, como en este caso,
fueron de gran ayuda para enriquecer y complementar
la investigación, y definir, a través de ellos, el uso que
tuvieron las edificaciones.
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Evidencias arqueológicas de la Curtiduría Mexicana S. A., Ciudad de México
también se prohibía vender esas pieles en blanco, sólo Cercano al matadero se situaba el barrio de Temaz-
teñidas y planchadas; además, detallaban con minu- caltitlán, al que se empezó a conocer como el de los Cur-
ciosidad los procedimientos para preparar las pieles tidores, pero con el tiempo y la variación de actividades
de cabra, “prescribiendo las cales que se les habían de se fue olvidando ese nombre, cambiando al que en la ac-
dar, el tiempo que habían de permanecer en el noque”, tualidad todavía tiene: barrio de la Merced, derivado de
tina o contenedor, “la manera como habían de estar en la cercanía con el notable convento de los mercedarios,6
él y en que debían sacarse, y el curtiente que había de situado una calle al norte de Casa Talavera.7
emplearse”. Cada zurrador tenía una marca especial, En el siglo xvii, los gremios en la zona de la Merced
y si una piel tenía un defecto, sabían a quién atribuirla abarcaban una diversidad de grupos de especialistas
(Marroqui, 1969: t. II, 242). como sastrerías, velerías, confiterías, bizcocherías, ta-
En el límite sur de la ciudad se estableció el rastro lleres de pintura y escultura, entre otros, y derivado de
nombrado de San Lucas, localizado en el barrio del
mismo nombre,3 y tanto en éste como en el de Santa 6 Se tiene conocimiento de frailes mercedarios que arribaron a América des-
María Tlascoaque (hoy Tlaxcoaque), los indios4 eran de las primeras expediciones de Hernán Cortés y Alonso de Zuazo. También
matanceros de las carnicerías y rastros, además de ela- fueron mercedarios los 12 frailes que regresaron con Cortés en su segundo
viaje, y pese a que desde 1565 los mercedarios de Guatemala tenían Real
borar cola de pegar, gamuzas pergaminos y vitelas.5 Cédula para fundar en México un colegio de ocho religiosos, se toparon con
Desde la capilla del Santo Cristo de La Palma hasta la la oposición de las autoridades y sólo hasta 1574 pudieron improvisar una ca-
de Santo Tomás (en el lado oriente de la Acequia Real), sa de estudios por el rumbo de San Hipólito. En 1592 se les otorga una nueva
Real Cédula para establecer su colegio y abrir noviciado; además se le reco-
en el barrio de Zoquiapan —llamado también San Pa- mendaba a las autoridades de Nueva España favorecer la obra de la casa de
blo—, igualmente se desarrollaron actividades relacio- los mercedarios, y se otorgó al nuevo convento la limosna de vino y aceite por
nadas con el aprovechamiento del ganado; allí espa- seis años; ese templo se construyó por el rumbo de San Lázaro.
Para 1599, los fundadores consideraban incómoda, insuficiente y mal situa-
ñoles, mestizos y mulatos se ocupaban en las tenerías da su iglesia original y compraron una casa a orillas de la Acequia Real. En 1601,
o curtidurías de las pieles de reses, de ganado mayor y el terreno fue ampliado con la compra de otras casas, un mesón y la toma de
menor (Cruz, 1992: 195) (figura 3). un callejón. El 8 de septiembre de 1602 inició la fábrica de lo que fue la iglesia
de la Tercera Orden, en el sector noroeste de los predios, con planta orientada
este-oeste. Para la construcción de un nuevo templo se emplearon 20 años
3 En el artículo de Sánchez Reyes (2013) y en el de Gayón y Morales (2007) (de 1634 a 1654), la planta de cruz latina, con tres naves, ocupaba el extremo
se detallan las particularidades de ese barrio. oeste del conjunto conventual, con la fachada orientada hacia el norte. La te-
4 Cabe recordar que durante la etapa colonial en México, la mayoría de los chumbre era de dos aguas, de madera y láminas de zinc y plomo, y en el cru-
oficios considerados importantes estaban restringidos para ser practicados cero se levantaba una esbelta pirámide hexagonal de madera con ventanillas.
sólo por españoles. A los indios se les dieron ciertas concesiones, pero a los La fachada principal, con tres portadas, tenía al centro un gran tablero con el
negros y mulatos, o de color quebrado, se les prohibió pertenecer a los gre- relieve de la Virgen de la Merced y en las laterales las esculturas de san Pedro
mios, con excepción del de curtidores de pieles, con el pretexto de ser pocos Nolasco, fundador de la orden, y de san Ramón Nonato, su reformador.
los trabajadores en el ramo (Maldonado y Maldonado, 2004: 48-49). Martos (2013) documenta que el convento tenía una superficie de 8 800 m2,
5 La gamuza es la técnica de curtir pieles, principalmente de animales pe- contaba con portería, anteportería, cuatro claustros, numerosas celdas, corre-
queños, que provoca la pérdida de la hipodermis, epidermis y la flor de la dores y salones, sala de profundis, refectorio, amplia cocina, una importante
dermis, dando una terminación afelpada por los dos lados. En el pergamino, biblioteca, huerta, y un noviciado con todas sus áreas comunes. De este amplio
hecho con pieles, primordialmente de ovejas y carneros, se utiliza como prin- conjunto sólo queda la arquería del claustro principal, de estilo mudéjar (León,
cipal curtiente la cal; el raspado se hace con piedra pómex por los dos lados, 2004; Martos, 2013).
cuidando de no quitar la flor, lo que provoca que se compacten las fibras y 7 Cita en calle Talavera número 20, esquina con República del Salvador, co-
se obtenga un producto traslúcido. La vitela es el cuero fabricado a partir de lonia Centro Merced, delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México, desde 2001
la piel de becerros no natos o recién nacidos, de superficie particularmente designada como Centro Cultural de la Universidad Autónoma de la Ciudad
pulida, caracterizado por ser delgado y duradero (Cruz, 1992: 194). de México.
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Evidencias arqueológicas de la Curtiduría Mexicana S. A., Ciudad de México
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Fig. 12 Tinas registradas durante los sondeos controlados y vigilancias del Salvamento Arqueológico Residencial Reforma 96.
Fuente: Sánchez y Tenango (2014).
Fig. 13 Detalle de las evidencias de la Curtiduría Mexicana detectadas en el predio Residencial Reforma 96. Fuente: Sánchez y
Tenango (2014).
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Fig. 16 Plano de la Curtiduría Mexicana S.A. Fuente: ahn, notario núm. 3, 1901: 519. Las líneas más claras a la izquierda indican las
evidencias arqueológicas detectadas por Sánchez y Tenango (2014).
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Evidencias arqueológicas de la Curtiduría Mexicana S. A., Ciudad de México
Lo que tengo la honra de comunicar a Ud. para los efec- Es importante destacar que además de estar com-
tos legales. prometido con la calidad de su calzado (figura 21),
también fue de los primeros empresarios en preocu-
Libertad y Constitución, México á 16 de octubre de 1901. parse por el bienestar de sus trabajadores, de ahí que
[Rúbrica] C. B. Zetina su compañía fuera de las primeras en México en contar
con una jornada laboral de 8 horas, descanso domi-
México, octubre 21 de 1901 nical, vacaciones y reparto de utilidades (figura 22).
Informe la Dirección de Aguas Consolidada la fusión entre las empresas, la fábrica
[Rubrica] Escalante Excélsior se ubicó en la confluencia de las calles que
para 1899 tenían los nombres de Barranquilla y del
2853.- En cumplimiento del acuerdo anterior tengo el Porvenir, respectivamente (figura 23); en 1925 eran
honor de informar que en la casa número 2202 del Puente
de los Tecolotes ó sea C. N. 3., existe un pozo artesiano del 14 Hijo de Carlos Zetina García y Carlota Mena Laso. Nació en San Andrés
cual se extrae por medio de bomba hasta 160 litros de agua Chalchicomula, Puebla, el 14 de enero de 1864; después de ser el apoderado
potable por minuto. general de una empresa curtidora, se independizó y junto con su hermano
Joaquín sentaron las bases de la Curtiduría Mexicana. Se dedicó a la confec-
ción de calzado y creó la marca Excélsior. En 1912 fue diputado por Tacubaya,
en 1918 presidente de la municipalidad de México, y posteriormente senador,
y pudo ser un candidato para ocupar la Presidencia de la República en 1924,
pero renunció ante las amenazas de muerte de Calles. Fue presidente de la
13 El Archivo Histórico del Distrito Federal (ahdf) Carlos de Sigüenza y Gón- Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) y de la Sociedad Olímpica
gora, también es conocido como Archivo Histórico de la Ciudad de México, Mexicana, miembro del Consejo de Administración de la Compañía Nacional
con sede en República de Chile núm 8, Centro Histórico, Ciudad de México, de Seguros y socio accionario en la creación del Banco de México. Falleció el
antiguamente fue conocido como Palacio de los Condes de Heras y Soto. 6 de agosto de 1927 (Gómez, 2014).
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Fig. 25 Detalles del plano de la finca de la Curtiduría Mexicana S. A. Fuente: ahn, notario núm. 3, 1901: 519.
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por metro, firmado por varios ex miembros de la Notario núm. 54: José Villela. Año de 1891. Instru-
curtiduría y C. B. Zetina, en foja 519 frente. mento público 148, fojas 325 fr.-328 fr. 28 de abril
Notario núm. 14: Francisco Merino Ortiz. Segundo se- de 1891. Venta, censo e hipoteca. El señor Dona-
mestre de 1898. Vol. 15. Instrumento público 27, ciano Calo, con consentimiento de su esposa, al
fojas 116v a 129fr. 26 de julio de 1898. Escritura de señor don Joaquín R. Zetina y este al señor don
adjudicación en remate judicial y dos cancelacio- Dionisio Sotres.
nes. La otorga el señor don Carlos B. Zetina como
albacea de su hermano don Joaquín R. Zetina, a Bibliografía
favor de don Luis G. Osorio, y cancelan a favor de
la sucesión Zetina, don Juan Gabito como apodera-
do de don Dionisio Sotres, y don José Castro Yslas. Castro Gutiérrez, Felipe
Notario núm. 22: Carlos Fernández. Libro correspon- 1986 La extinción de la artesanía gremial. México, iih-
diente al periodo del 1 de enero al 14 de abril de unam (Historia Novohispana, 35).
1902. Instrumento público 31, fojas 135v a 143fr.
12 de febrero de 1902. Compra venta por pacto de Cruz Rodríguez, María Soledad
retro venta otorgada por el Sr. Carlos B. Zetina a 1992 Plenitud y crepúsculo de una ciudad colonial.
favor de la Srita. María Ambrosius, por las casas La Ciudad de México en el siglo xviii. En Visiones
2202 del Puente de los Tecolotes y 158 de la Se- y creencias. IV Anuario conmemorativo del V
gunda Calle de Matamoros. centenario de la llegada de España a México (t.
Notario núm. 28: Gil Mariano Leon. Apéndice N° 12. IV: 185-217). México, uam-Azcapotzalco-División
Libro correspondiente al periodo del 2 de marzo de Ciencias Sociales y Humanidades.
al 17 de julio de 1903. Instrumento público 162,
fojas 223ft a 225fr. 12 de junio de 1903. María Am- Cueronet
brosius y Carlos B. Zetina, recisión de contrato. S. f. Flujograma de curtiembre. Recuperado de:
Notario núm. 28: Gil Mariano León. Apéndice núm. <http://www.cueronet.com/flujograma/>.
51. Protocolo núm. 439, fojas 129fr–145fr. 16 de Consultada en enero-febrero de 2017.
diciembre de 1905. Don Carlos B. Zetina vende
a los señores licenciado don Yndalecio Sánchez Dirección del Catastro Nacional
Gavito, doctor don Vicente Sánchez Gavito, inge- 1925 Plano de la municipalidad de Tacubaya
niero don Javier Piña y Aguayo, las casas números [mapa]. 1:5 000, México [s. e.], 138 × 126
2906 de la calle del Puente de los Tecolotes, 148 y cm. En Mapoteca Manuel Orozco y Berra
146 de la segunda de Matamoros, cuyos predios (mmob), Colección general. Varilla: CGDF07.
están formados de lo que antes fue casa número Clasificación: 10002-CGE-725-A.
2202 o 2220 del Puente de los Tecolotes o calle
Norte 3 y de la que tuvo los números 148, 4 y 5 de Enciclopedia Agro
la segunda de Matamoros a avenida Oriente 29. S. f. Cascalote. Recuperado de: <http://www.
Notario núm. 28: Gil Mariano Leon. Apéndice núm. 60. enciclopediagro.org/index.php/indices/indice-
Libro correspondiente al periodo del 22 de febre- flora-y-fauna/444-cascalote>.
ro a 5 de julio de 1906. Protocolo núm. 658, pp.
160-170. Venta y continuación de reconocimiento. Galindo y Villa, Jesús (ed.)
Licenciado don Indalecio Sánchez Gavito, hijo, 1980 Colección de Mendoza o Códice Mendocino
doctor don Vicente Sánchez Gavito e ingeniero (reproducción del facsímil de 1925). México,
don Javier Piña y Aguayo a don José Benet. Éste Innovación.
al Banco Hipotecario de México y a don Carlos
B. Zetina. Gayón, María, y Morales, María Dolores
Notario núm. 30: José de Jesús Arce y Herrera. 1899, 2007 Un rincón de la ciudad. Necatitlan y Tlaxcoaque
fojas 33 fr.-34 fr. 8 de febrero de 1899. Don Luis G. en el siglo xix. Historias (66-67): 87-99. México,
Osorio vende la casa número 158 de la segunda inah.
calle de Matamoros a la Curtiduría Mexicana S. A.
Notario núm. 30: José de Jesús Arce y Herrera. 1900. Pro- Gómez, Arnulfo R.
tocolo núm. 38, foja 354v. 6 de mayo de 1900. Juan 2014 Un visionario que pudo cambiar a México. Todo
Villa vende a La Curtiduría Mexicana S.A. las casas Texcoco [en línea], 11 de junio de 2014.
números cuatro y cinco de la calle de Matamoros, y Recuperado de: <https://todotexcoco.com/un-
según la nueva nomenclatura números 136 y 142, visionario-que-pudo-cambiar-a-mexico-e3zExNzE.
respectivamente, de la avenida Oriente 29. htm>. Consultada en enero-febrero de 2017.
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El pueblo de indios
de San Miguel Chapultepec,
un pueblo olvidado
María de Lourdes
López Camacho
Museo Nacional de Historia, inah
Resumen: Se recoge la historia del pueblo de indios de San Miguel Chapultepec, localizado donde ahora colindan el bosque de Chapultepec, un
paradero de autobuses de transporte público, la estación del Sistema de Trasporte Colectivo Metro y la sede de la Secretaría de Salud. Las fuentes
para este artículo son códices, pinturas, planos, fotos e investigaciones arqueológicas que evidencian la ocupación prehispánica y colonial, así
como la posterior división del territorio para la construcción de vías de comunicación (como el Paseo del Emperador, hoy Paseo de La Reforma) o la
expropiación para establecer haciendas (como La Teja); el resultado fue la desaparición del pueblo; hoy sólo queda un vago recuerdo y, en el mejor
de los casos, se le confunde con la colonia porfirista de San Miguel Chapultepec. Este artículo busca sacar del olvido aquel pueblo y poner sobre la
mesa su importancia arqueológica.
Palabras clave: pueblo de indios de San Miguel Chapultepec, rescate arqueológico, memoria, siglo xvi, planos, haciendas, delimitaciones territo-
riales.
Abstract: The present text addresses the history of the indigenous pueblo de indios of San Miguel Chapultepec through codices, paintings, maps,
photos and archaeological investigations, which provide evidence on its pre-Hispanic and colonial occupation, along with more recent documents.
This town was located in what is today the area adjacent to Chapultepec Forest, now a public bus stop, a subway station, and the headquarters of
the Ministry of Health. Later the land of this settlement was divided for the construction of roads (such as El Paseo del Emperador, today Paseo de
la Reforma) and expropriated to build haciendas (such as La Teja), which led to the town’s disappearance; today all that remains is a vague memory,
at best confused with the Porfirian neighborhood of San Miguel Chapultepec. This article seeks to recover the town from oblivion and highlight its
archaeological importance.
Keywords: indigenous town of San Miguel Chapultepec, salvage archaeology, memory, sixteenth century, maps, haciendas, territorial limits.
E
ste trabajo surge de la búsqueda de lo que existió inicio de la construcción de la iglesia de San Miguel
en el siglo xvi al pie del cerro de Chapultepec, Arcángel. En este primer registro aparecen los nombres
pesquisas que expusieron referencias contradic- de don Juan Bautista, Francisco Miguel y Juan José, con
torias entre la ubicación del pueblo de indios de San fecha del 1 de abril del 1523. En el documento se reporta
Miguel Chapultepec y la colonia del mismo nombre; el costo de las puertas y la compra de bienes: “huerta”
esta última se estableció a finales del periodo porfirista. para la iglesia y de la casulla, por la que se pagó 140
Por ello se consideró pertinente mostrar la localización pesos; también se detalla que para agosto de 1524 se
del pueblo de indios a través de mapas, litografías y terminó el techo del coro y la imagen del señor san
pinturas. Además, se reconoció la necesidad de iden- Miguel Arcángel. Y por último se señala que ese día se
tificar los diferentes usos del espacio que se ubicó al planeó la bendición y colocación del santo en la iglesia
oriente del cerro de Chapultepec durante el periodo que —así como de la casulla, la cera, el cáliz, el frontal, los
va del siglo xvi al xx. Por otro lado, fue posible recabar manteles y el misal—, ya que estaba próximo el 29 de
datos sobre hallazgos arqueológicos en los terrenos septiembre, fecha en que se celebraba al santo patrono
del pueblo de indios, información de gran valor y que del lugar: “Y lo demás que faltaba que era campana, y
debe ser conocida. aun no la había hecha, cruz, manga, incensario, que
era lo que faltaba, y que se compraría [...] Razón de las
Antecedentes históricos personas que se hallaron en la bendición de la iglesia
y la imagen de señor san Miguel Arcángel y todos los
El pueblo de San Miguel Chapultepec pidió a la Corona ornamentos el sr. arzobispo, don fray Diego Contreras”
española su fundación legal en el siglo xvi, como consta (Introducción de los títulos de fundación de Chapultepec,
en documentos del Fondo Reservado del archivo de la en adelante itfc: ff. 5 y 6).1
biblioteca del Museo Nacional de Antropología, par-
ticularmente, en un texto con el número 10, titulado
1 Cabe señalar que en el texto se menciona a los hermanos Francisco Juan
Introducción de los títulos de fundación de Chapultepec; y Andrés Pedro Bautista, a Matías Juan, Tomas Aquino, Marcos Diego, Miguel
allí se señala la fundación del pueblo, en 1523, y el de Santiago y José de la Cruz
Arqueología 58 • agosto, 2019
En los documentos se informa que los habitantes, lar en un detalle del Biombo de La Conquista de México,
a partir de tener su iglesia, ya no acudirían a la parro- del siglo xvii; en tal podemos distinguir la torre de la
quia de San José, por lo que solicitaron un sacerdote iglesia del pueblo de indios de San Miguel Chapultepec
provincial para su propio templo a principios de 1525; (figura 4).
se designó entonces al padre fray Juan Gaspar, y en ese A lo largo del siglo xvii se hizo mención de varios
periodo se efectúa la compra de la campana (itfc: f. 7). pueblos repartidos a las afueras de la Ciudad de Mé-
Por otro lado, se habla de la adquisición de un pedazo xico, entre los que “se cuenta San Andrés Ahuehue-
de tierra llamada Tolma, a don Diego Miguel, por lo tepanco, Acatlan [...] Chapultepec, Ixtacalco, Macui-
que se describe la extensión de las tierras del pueblo tlapilco, Nativitas” (Gerhard, 1986: 187); del mismo
de esta forma: “El llano que está tras del cerro, llega modo, se señala que “Popotla, estuvo hasta el siglo
hasta el Marquesado y hasta ese parage se puso el lin- xviii en la vecina jurisdicción de Tacuba, y Chapultepec
dero, y así mismo coje la puerta y va derecho para la era reclamado por Coyoacán” (Gerhard, 1986: 188).
tierra de Chapultepec” (itfc: f. 7),2 al final se ponen las
firmas de don Juan Gaspar, don José Juan, don Mateo,
don Salvador Francisco, don Pedro Castro y se fecha
para el año 1525.
Nueve años después, en 1534, se registra la recep-
ción al virrey don Antonio de Mendoza por algunos
habitantes del pueblo, quienes hicieron entrega de la
llave de la puerta de Chapultepec en el Palacio (itfc: f.
8). Para 1552 se cotejan o revisan, al parecer, los docu-
mentos del pueblo por parte del escribano de la repúbli-
ca, don Melchor de los Reyes Sandoval, y se menciona
que en ese año el alcalde de San Miguel Chapultepec
era don Francisco del Espíritu Santo (itfc: f. 8).
A partir de esos años, el asentamiento figuraría en
diferentes mapas y pinturas. Entre las representaciones
más antiguas del pueblo de San Miguel Chapultepec
está el plano de Uppsala o Mapa del valle de México,
atribuido a Alonso de Santa Cruz3 y fechado entre 1556
y 1562 (figura 1); en el segmento correspondiente al
pie del cerro de Chapultepec se observa el pueblo en
cuestión.
Otra referencia se halla en el plano Forma y levan- Fig. 1 Detalle del Mapa del valle de México, atribuido a Alonso de
tado de la Ciudad de México, elaborado por Juan Gó- Santa Cruz; anotaciones de María de Lourdes López Camacho.
mez Trasmonte y fechado en 1628;4 de éste se tomó
un fragmento en el que podemos apreciar al pueblo
de San Miguel Chapultepec ubicado frente a la eleva-
ción de Chapultepec (figura 2); en la imagen se ven dos
acueductos y se observa un área inundada frente a la
población, la cual parecería que se asentó sobre una
isleta o en parte de la formación del cerro.
Otra referencia muestra claramente un segmento
del plano nombrado San Miguel Chapultepeque Ma-
yoral, de 1694 (figura 3), donde se observan algunas
casas, la iglesia, un pequeño lago, y además se ve el
cerro de Chapultepec con el chapulín en su cima. El
asentamiento en cuestión figura en una posición simi-
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Fig. 5 Detalle de vista de una cañería de arcos que están El pueblo de San Miguel Chapultepec también su-
haciendo los indios desde la alberca de Chapultepec a México. frió la disminución de su población por las epidemias
Fuente: Diego García Panes, 1976, t. IV, lám. 148. de tifo y viruela que azotaron la Ciudad de México
(1727-1784); para el año de 1784 se tiene la referencia
de que en Tacubaya: “El cura de San Miguel Chapulte-
pec informó que carecía de suficientes sepulcros para
enterrar a todos los que perecían a causa de la epide-
mia de pulmonía” (Durán, 1997: 37).
En medio de las delimitaciones por el propio paisaje
natural, los problemas de jurisdicción o competencia
y las epidemias que se presentaron, para 1774 encon-
tramos en el Plano del ejido de San Miguel Chapultepec
(figura 8) un sector donde se ven los dos acueductos y
la iglesia del pueblo de San Miguel; dispersas alrede-
dor de aquélla se observan algunas casas.
Hacia 1800, la zona de estudio todavía estaba consi-
derada como una parcialidad de México, perteneciente
a Tacuba, pueblo de indios que tenía “una ubicación
aproximada de 99°13’14’’, 40 indios” (Tanck, 2005:
228). Vale la pena señalar que el término pueblo de
indios se refiere a un:
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Fig. 12 Detalle de la litografía El valle de México, tomado desde Fig. 13 La colonia La Teja. Fuente: Lombardo (1997: 349).
las alturas de Chapultepec. Fuente: Casimiro Castro (1869).
Fig. 14 Chapultepec y edificio de la Secretaría de Salubridad y Asistencia Pública. Fuente: Fundación ica (2007: 94).
la Avenida Chapultepec y su glorieta, obras a cargo del ria colectiva por la colonia San Miguel Chapultepec.
Departamento del Distrito Federal. En esos documen- Vale la pena mostrar la ubicación aproximada de las
tos se asienta que, por “utilidad pública”, se construirá edificaciones del antiguo pueblo de indios de San Mi-
“una plaza circular o glorieta [...] así como una estación guel Chapultepec, cuyas tierras de cultivo debieron de
de vías subterráneas e instalaciones del tren rápido ocupar lo que después fue llamada hacienda La Teja, y
subterráneo del Sistema de Transporte Colectivo [...] que en la actualidad quedarían comprendidas dentro
expropiándose para tal fin los predios que en el mis- de la colonia Cuauhtémoc (figura 15).
mo decreto especifican” (Diario Oficial de la Federación, Después de este breve recuento histórico a través
1968: 12). Dicho decreto conllevó la destrucción de los de documentos, mapas y pinturas, es necesario revisar
vestigios ubicados en el núcleo del antiguo pueblo de los datos que han surgido como resultado de diversos
San Miguel Chapultepec, hoy desplazado en la memo- hallazgos arqueológicos.
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Comentarios
A través de este recorrido por las imágenes que aún se
conservan de lo que fuera el pueblo de indios de San
Miguel Chapultepec, se lograron identificar algunas
de las distintas ocupaciones y usos que tuvieron las
tierras al oriente del cerro de Chapultepec, desde la
época colonial hasta nuestros días, localidad que debió
tener sus orígenes en un asentamiento prehispánico.
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Fig. 24 Fotografía de la defensa de un mamut. Fuente: Maira Leticia Martínez Lemu, inah.
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Análisis cromático en
cerámica del Epiclásico
en el Huizachtépetl:
principios metodológicos
Roberto Flores Ortiz
Dirección de Etnología
y estudio de caso
y Antropología Social, inah
Resumen: En arqueología, el análisis de piezas cerámicas es un recurso que aporta información sobre su origen, datación, localización y distri-
bución, técnicas de manufactura, funciones, etcétera, y ayuda al estudio de pueblos, tradiciones y culturas. Una de las tareas es clasificar objetos
mediante el reconocimiento de sus paletas y patrones cromáticos, significados y simbolismos. El presente estudio descriptivo y comparativo revisa
dos muestras cerámicas del Epiclásico, procedentes del cerro del Huizachtépetl, Ciudad de México, de las que se busca reconocer los colores y las
diferencias cromáticas que ayuden a identificarlos para, posteriormente, determinar su periodización. El objetivo es proponer una clasificación de
las muestras basada en el color. El estudio propone, además, los principios para un análisis semiótico del color aplicable a los estudios arqueológicos
en general.
Palabras clave: tipología cerámica, semiótica, color, prototipo, semisimbolismo, formante
Abstract: In archaeology the analysis of ceramic pieces is a resource that provides information about its origin, dating, location and distribution,
manufacturing techniques, functions, etc., and helps in the study of peoples, traditions, and cultures. One of the tasks is to classify objects by recog-
nizing their palettes and chromatic patterns, meanings and symbolism. The present descriptive and comparative study reviews two ceramic samples
from the Epiclassic period from the hill of Huizachtepetl, Mexico City, by exploring the colors and chromatic differences that help to identify them
and, later, to determine their periodization. The aim is to propose a classification of samples based on color. The study also proposes the principles
for a semiotic color analysis applicable to archaeological studies in general.
Keywords: typology, ceramics, semiotics, color, prototype, semi-symbolism, formant.
D
escribir los colores de un objeto parece tarea El presente trabajo brinda un estudio descriptivo y
fácil..., hasta que uno la emprende: si se quiere comparativo del cromatismo de dos muestras de ce-
ir más allá de la lista de los colores más básicos rámica del Epiclásico, obtenidas en el cerro del Hui-
o si se quiere dar cuenta de matices y degradados, se zachtécatl, en la Ciudad de México.1 Busca caracteri-
necesita de una idea más o menos clara de lo que es un zar, lo más finamente posible, los colores presentes,
color, de un sistema para medir diferencias de tono y de identificar sus variaciones y reconocer sus diferencias
una capacidad fina para discriminarlos. Por supuesto, cromáticas que permitan la identificación y eventual
la tarea se complica más cuando uno se enfrenta a una periodización de los tepalcates. El objetivo central es
gran cantidad de ellos, y éstos presentan variaciones, proponer una clasificación de la muestra basada en el
sean radicales o sutiles, de colores y matices. Se impone, color. De manera paralela, el estudio brinda los prin-
entonces, la tarea de clasificar, comparar y nombrar can- cipios para un análisis semiótico del color aplicable a
tidades a priori indeterminadas de colores, de reconocer los estudios arqueológicos en general y no únicamente
contrastes y de ordenarlos en patrones cromáticos. a la alfarería.
En arqueología, el estudio de los objetos cerámicos Las hipótesis generales son las siguientes:
ha sido un recurso frecuente para la comprensión de
sus peculiaridades, de su origen, datación, localización • El llamado “tipo Coyotlatelco” o “rojo sobre café”,
y distribución, de su dependencia con respecto de las con el que pudieran tradicionalmente identificarse
técnicas de manufactura, de su utilidad y las funcio- la mayoría, si no es que todos, los ejemplares de las
nes para las que aparentemente fueron diseñados. Esa
plétora de información se ha puesto al servicio de la
1 El estudio forma parte del Proyecto Arqueosemiótico: Identidad Chichime-
identificación y caracterización de pueblos, tradiciones ca en la Cerámica del Centro de México ( pasichccm) del Instituto Nacional de
y culturas. Obviamente, dentro de esta ingente tarea Antropología e Historia ( inah), que es codirigido por el maestro Jesús Sánchez
se encuentra la de identificar objetos por sus colores, y el autor. Las muestras se obtuvieron previamente, a partir del Proyecto de
Investigación Antropológica Cerro de la Estrella ( piace: 2004-2008). La selec-
reconocer paletas y patrones cromáticos, descifrar sus ción de las muestras estuvo a cargo de Jesús Sánchez, así como la caracteri-
significados y simbolismos... zación cromática y, en su momento, la primera clasificación.
Análisis cromático en cerámica del Epiclásico en el Huizachtépetl...
muestras descritas, no es una clase homogénea, sino interrogación semiótica toma la forma de una descrip-
que corresponde a una variedad de contrastes cro- ción “densa” de los atributos cromáticos del objeto,
máticos. que tiene las siguientes características:
• Un análisis semiótico contrastivo, sistemático y
• Sensible
diferencial permite reconocer las variedades de un
número limitado de clases cromáticas (frente a una • Contrastiva
caracterización positiva, atómica y no sistemática).
• Correlacional
• La utilización de las variedades reconocidas valida
parcialmente propuestas de la clasificación espa- La vista ofrece una superficie visible a la contempla-
cial y temporal obtenida con otros criterios (pasta ción que, además del color, brinda sensaciones como
y acabado). la de volumen, mediante los juegos de sombras; como
las texturas, a las que no solamente accedemos por el
• A partir de esa validación se abre la posibilidad de
tacto, sino que se hace presente en la lisura o rugosi-
utilizarla como patrón para la descripción de corpus
dad visible de la superficie; o el lustre o brillo que no
más amplios, y para determinar aquellos ejempla-
obedece simplemente a la luminosidad de los colores,
res que concuerdan con los resultados obtenidos e
sino que corresponde a lo que Caivano (2001) llama
identificar nuevas clases.
la cesía, es decir, las diferentes modalidades de distri-
bución de la luz en el espacio, tales como la transpa-
El artículo se encuentra organizado de la siguiente rencia, traslucidez, apariencia mate y brillo especular.
manera. Un primer apartado presenta los fundamen- La psicología de la percepción ha demostrado que
tos teóricos y metodológicos de la descripción semió- la apariencia cromática de los objetos, asociada a las
tica del color. Ahí se establece el carácter sensible, otras propiedades visuales mencionadas, no debe ser
contrastivo y correlacional del método empleado y se considerada una propiedad objetiva, sino relativa al
aboga por una descripción en términos de color proto- observador (actante cognoscitivo, pero también pro-
típico y de rasgos contrastantes. Esos principios per- pioceptivo).2 Pero tampoco es una apreciación sub-
miten, a continuación, definir los conceptos emplea- jetiva, pues es claro que el color es un atributo del
dos en la descripción. objeto. Es una propiedad enigmática, que se sitúa en
El segundo apartado establece las características el vínculo entre el objeto y el sujeto. No es, pues, una
específicas de las clasificaciones en semiótica y señala propiedad de la extensión, sino una propiedad obje-
los alcances y límites de una clasificación a partir del tivo-subjetiva de la intensidad (por utilizar la termi-
cromatismo en relación con una tipología cerámica nología de Zilberberg, 2003): en ese sentido, no son
general. propiedades cuantificables y su medición es de natu-
En el tercer apartado se indican las bases concep- raleza semiótica (tómese como ejemplo el caso de los
tuales de la descripción misma, que se inicia con la adjetivos comparativos).3 Esa propiedad es sensible
presentación, en el cuarto apartado, de los resultados merced a la combinación de tres órdenes de factores:
del análisis emprendido sobre una primera muestra de un estímulo físico; la operación de un receptor; la ela-
tiestos preclasificada en función de criterios de pasta boración mental del input sensorial; pero, si bien son
y acabado, y ofrece una clasificación y una caracteri- factores necesarios, ninguno de ellos es suficiente para
zación cromática hipotética de las clases propuestas. caracterizar el color.
El quinto apartado toma los resultados del cuarto y los No es posible reducir la apariencia sensible del color
utiliza como base para la descripción de una segunda al mero estímulo por tres razones: 1) la primera es que,
muestra no preclasificada: este procedimiento permite en virtud de procesos de homogeneización, estímulos
juzgar si los grupos reconocidos en la primera muestra variables producen apariencias constantes; 2) de ma-
se encuentran en la segunda y si existen otros agru- nera decisiva, la naturaleza del estímulo no es la misma
pamientos posibles. El artículo culmina con una breve
discusión de los resultados obtenidos y de los alcances 2 Por propioceptividad se entiende la capacidad de los organismos de tener
sensaciones corporales asociadas a estados anímicos y cognoscitivos; la pro-
del estudio semiótico del color en cerámica. pioceptividad es cercana al término embodiment, que los estudios cognosci-
tivos han puesto en boga.
3 La “medición” de este tipo de propiedades se realiza a través de contras-
Semiótica del color tes; por ejemplo, mediante la utilización de adjetivos comparativos, como las
palabras “corto” y “largo”, cuyo significado remite a una comparación del tipo
Para la semiótica, el color es una magnitud fenoméni- más que/menos, respecto de una norma o punto de referencia. Pero en el caso
ca que debe ser interrogada. Más que hablar del color del color no hay norma, sino comparación relativa entre valores cromáticos
sensiblemente diferentes los unos de los otros. Esto significa que un color
como una propiedad autónoma de las cosas, se habla específico contrasta con todos aquellos colores que se encuentran presentes
del modo en que éste se torna presente al hombre. La en una misma imagen u objeto. El contraste, entonces, es generalizado.
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Arqueología 58 • agosto, 2019
que la de la apariencia —la luz no tiene color, las ema- los contrastes en una imagen sólo sean entre dos ele-
naciones odoríferas no tienen olor, etcétera—; 3) en las mentos, sino que las relaciones entre tres o más ele-
alucinaciones se obtienen unas impresiones sensibles mentos son reducidas a relaciones entre dos de ellos o
en ausencia de un estímulo externo. Tampoco es redu- a relaciones de relaciones.
cible al funcionamiento de los receptores, pues éstos
operan dentro de ciertos rangos —con puntos focales Rasgos cromáticos distintivos
que corresponden a máximos de estimulación— y sólo
son sensibles hasta cierto punto y durante tiempos La elección de rasgos distintivos en el caso de los colo-
limitados: la variedad de matices de las impresio- res se apoya en las propuestas de la teoría del color. Es
nes sensoriales, así como su persistencia, obedecen preciso elegir un sistema que ordene los colores según
a mecanismos ajenos a los receptores oculares. Por un número limitado de parámetros (los rasgos). Existen
último, y de modo más evidente, los estímulos senso- diversos sistemas que se organizan alrededor de dos
riales ni son simples alucinaciones —puesto que son criterios: sistemas basados en la mezcla de pigmentos
recursos adaptativos al medio circundante— ni son re- y sistemas basados en la luz reflejada. En semiótica, el
presentaciones mentales del mundo exterior: las per- sistema elegido debe ser coincidente con los fundamen-
cepciones son una de las vías por la que el mundo ex- tos fenomenológicos y perceptuales de la disciplina, por
terior se torna presente en la interioridad mental del lo que los sistemas basados en reflejos luminosos son
hombre. Las percepciones cromáticas son hechos “in- más adecuados. No es éste el lugar para entrar a discutir
teractivos” (si es que esa palabra explica algo y no se las virtudes y los defectos de distintas propuestas, basta
limita a ser la etiqueta de un problema): ponen en con decir que, por las siguientes razones, el Sistema de
juego mundo, cuerpo y mente, y se sitúan en el cruce Color de Munsell es uno de los más adecuados y, por
de estos tres ámbitos, sin pertenecer propiamente a ello, será utilizado; ese sistema: 1) describe los colo-
ninguno de ellos. En su deslocalización reside su ca- res en términos de tono, valor (luminosidad) y croma
rácter evasivo, que torna inútil la disyuntiva entre ob- (pureza, concepto cercano al de saturación); 2) descri-
jetividad y subjetividad. Lakoff y Johnson (1999: 30- be los colores por sus valores intrínsecos percibidos,
31) señalan que el color torna inviable la teoría de la especialmente en el caso del valor, que es establecido
verdad como correspondencia, pues es imposible en- independientemente de las variaciones en la ilumina-
contrar un sentido a una proposición como “El cielo ción, y 3) es frecuentemente utilizado para describir el
es azul”, en virtud de su triple anclaje en el mundo, el cromatismo de suelos y tierras.
cuerpo y la mente.
Ahora bien, si el cromatismo es un atributo sensible Prototipicidad y continuidad
objetivo-subjetivo, la identificación de colores distin-
tos debe ser contrastiva. Un primer contraste se esta- La clasificación de colores es un tema que requiere
blece entre los colores presentes en una misma de las comprender las diferencias e interferencias entre el
piezas que sirven de corpus. Tratándose de cerámica, color en óptica, en la percepción y la denominación.
esa distribución permite reconocer, primero, los colo- Esas interrelaciones ponen en juego distintas maneras
res del interior y del exterior de la pieza y, segundo, la de captar la serie cromática, ya sea como fenómeno
distribución por planos de profundidad, los que depen- continuo o discontinuo.
derán de la cantidad de colores empleados. En general
es posible una distribución primaria entre el color na- • Como radiación electromagnética, es una onda sus-
tural del barro cocido, el color aplicado como fondo y el ceptible de propagarse en el vacío y que es medida
color o los colores de primer plano. En algunos casos en términos de longitud de onda: esa medida la sitúa
el color natural es utilizado como fondo, por lo que en el espectro continuo de las radiaciones.
será posible reducir el número de planos. De manera
• El ojo capta los reflejos de la luz en los objetos como
más detallada, una tercera distribución permitirá re-
estímulos mediante fotorreceptores que responden
conocer los colores asociados a una parte específica del
a determinadas longitudes de onda, por lo que esa
objeto, como es el borde, el fondo, la base o el cuello.
captación es discontinua.
Esta tercera distribución sólo podrá ser reconocida si
se cuenta con el objeto entero o con una reconstitu- • El cerebro ejecuta, en función del contexto, un proce-
ción fidedigna: en el caso de contar únicamente con samiento ulterior de lo que el ojo capta para subrayar
fragmentos de cerámica, sólo podrán efectuarse las las diferencias cromáticas o para homogeneizarlas.
dos primeras distribuciones contrastivas. Otro tipo de
contraste se establece entre las distintas piezas. • La mente categoriza esos estímulos y retroalimenta
La manera más sencilla de representar contrastes el procesamiento de las percepciones cromáticas.
es mediante relaciones binarias. Esto no significa que
34
Análisis cromático en cerámica del Epiclásico en el Huizachtépetl...
• De igual manera, la lengua contribuye a retroali- Sin embargo, es preciso tomar con precaución esas
mentar tanto el proceso perceptivo como el cate- pretensiones, pues el reconocimiento de rasgos no es
gorizante, sin que sea posible diferenciar en todos criterio para oponerlo a un acercamiento en térmi-
los casos la denominación de los otros dos procesos. nos de prototipicidad: existen variantes de la noción
prototipo que apelan a dichos rasgos, como en la pro-
• A través del análisis cromático se pone de relieve el
puesta de análisis cromático aquí presentada. Por otro
orden cromático de las formas como un conjunto de
lado, incluso al oponerse a los prototipos, el análisis
contrastes, pero también como una escala gradual
en rasgos posee virtudes que no es conveniente des-
de variaciones cromáticas.
preciar. Por ejemplo, el recurso a los rasgos se revela
• Así, el tratamiento del color oscila entre su captación adecuado en el tratamiento de clases cerradas y de
como un continuo y dentro de un continuo, o como fenómenos que varían en rangos estrictos. Por últi-
una discontinuidad, o dentro de una escala graduada mo, no debe olvidarse que, al igual que cualquier otro
de manera discontinua. concepto de las ciencias cognoscitivas, la noción de
prototipo es prototípica, por lo que admite acepciones
• Por tal motivo, la categorización que pretende hacer
variadas, algunas de ellas centrales y otras periféricas.
la descripción semiótica no podría ser en términos
discretos, sino que debe respetar también las con-
tinuidades. Sobre la clasificación y la tipología
• Para dar cuenta de las transiciones de un color a Frecuentemente, clasificación y tipología son términos
otro, ya sea en una colección, en un ejemplar o considerados como sinónimos. Si bien esta equivalencia
incluso como un degradado cromático, la catego- no es totalmente incorrecta, aquí se entenderán con
rización se llevará a cabo mediante la identifica- sentidos parcialmente distintos: toda tipología exige
ción de colores prototípicos (o centrales) y de casos una clasificación y es una clasificación, pero no toda
marginales. clasificación es una tipología.
A diferencia de una simple agrupación, que es sus-
ceptible de reunir elementos mediante criterios cir-
La teoría de los prototipos surgió dentro de la lin-
cunstanciales (por ejemplo, reunir todos los elementos
güística y los estudios cognoscitivos, en la década de
que se encuentren por azar en un mismo lugar), una
los 1970 (Rosch, 1973), como una alternativa a los
clasificación requiere de criterios intrínsecos a los ele-
métodos de clasificación basados en criterios de per-
mentos. Las clasificaciones también se distinguen de
tenencia o de exclusión (Kleiber, 1990; Taylor, 2003).
los ordenamientos en que la reunión que éste opera
En la teoría del prototipo la clasificación se organiza a
impone un orden, pero de carácter extrínseco, y no por
partir de la mayor o menor lejanía respecto de un caso
la aplicación de algún criterio intrínseco a los propios
considerado ejemplar o central. De esta manera habrá,
miembros (así, por ejemplo, un ordenamiento es sus-
al menos, un caso cuya pertenencia a la clase sea con-
ceptible de producirse por enumeración, es decir, por
siderada indudable, mientras que la pertenencia de
la asociación de los elementos del conjunto con núme-
otros casos será considerada menos clara. En el caso
ros cardinales consecutivos). De tal manera, clasificar
del color, la clasificación por tonos es un ejemplo de
consiste en ordenar o disponer un grupo de elementos
ordenamiento prototípico, pues existen tonos focales4
que comparten unas mismas características, dicho de
que son considerados mejores ejemplares de la clase,
manera más precisa, consiste en reunir un conjunto
mientras que hay tonos intermedios en donde se di-
de elementos que cumplan algún criterio interno de
ficulta ubicarlo en una u otra: así ocurre, por ejem-
acuerdo con algún principio de pertinencia.
plo, con tonos aguamarina, que algunos agrupan den-
A su vez, una tipología consiste en proponer un
tro de los tonos verdes y, otros, de los azules.
patrón o modelo ideal al cual se ciñen un conjunto
Los partisanos de la teoría de los prototipos la han
de entidades. Es resultado de una actividad metacla-
presentado como una alternativa al modelo de cla-
sificatoria en la medida en que se apoya sobre clasifi-
sificación basado en rasgos necesarios y suficientes.
caciones previas, que examina con el fin de proponer
4 En un sentido distinto a esta noción de color focal en colorimetría, que el modelo. Una tipología exige emprender un proceso
apunta a la existencia de universales en la percepción del color y que se sos- de categorización de una clase en función del princi-
tiene al considerar el color fuera de contexto, aquí se reconocerá la existencia pio de pertinencia aplicado para la clasificación. La
de colores centrales dentro de los contrastes cromáticos que incluyen varias
muestras. Así, por ejemplo, es posible postular fuera de contexto un color propuesta de categorías a las que se conformarán los
rojo prototípico, que los seres humanos reconocen como el mejor ejemplar de tipos, supone una reflexión sobre los criterios clasifi-
rojo. En cambio, aquí se propondrá que ciertos matices de rojo son mejores catorios empleados y no directamente sobre los ele-
ejemplares del contraste rojo sobre café en la cerámica estudiada, por enci-
ma de otras variantes cromáticas. Esto no excluye que el rojo focal y el rojo mentos clasificados: una tipología es un ordenamiento
central de los contrastes sean susceptibles de coincidir. intrínseco —una clasificación— de dichos criterios.
35
Arqueología 58 • agosto, 2019
De manera que una tipología es una forma específica los valores contrastantes y del número de ellos— no
de clasificación. remite a ítems específicos ni subdivide ad infinitum
La postulación de tipos de cerámica requiere la par- los tipos, sino que los mantiene en un número razo-
ticipación de múltiples clasificaciones y ordenamien- nable y manejable. Tampoco exige una jerarquización
tos obtenidos del examen de diversos parámetros. Una de parámetros, pues el acabado no es tomado como
clasificación basada en un único parámetro es indu- una especificación del color, sino un parámetro inde-
dablemente insuficiente, aunque sus resultados sean pendiente.5 Cierto es que, en determinadas circuns-
elocuentes y, por ello, útiles. En ese sentido, el modelo tancias, los parámetros sí están ordenados, pero es
de tipología aquí propuesto es claramente politético. posible postular ese orden posteriormente a la corre-
El interés de la descripción y clasificación semióticas lación, de manera que el procedimiento permanezca
reside en que conjuga un acercamiento monotético, intacto. Es el caso, por ejemplo, de acabados mate vs.
centrado en las variaciones que se hallan en un pará- brillantes, que resulta razonable concebir como espe-
metro exclusivamente, como es el color en el presente cificaciones del color (la cesía se subordina, entonces,
caso, lo que permite postular clases hipotéticas que al cromatismo), pero esa constatación es posible ins-
deben ser correlacionadas por la descripción y clasi- trumentarla en la tipología, una vez que se clasifica
ficación del mismo material desde otros parámetros el material en función de los parámetros, que son ló-
para plantear la existencia de tipos. Que los resultados gicamente independientes, de color y cesía: el juicio
de todas esas clasificaciones sean totalmente coinci- de que un parámetro depende de otro es resultado,
dentes sería un resultado feliz, pero improbable y por entonces, de un razonamiento propio, adecuado a las
ello innecesario; basta con que sea posible encontrar circunstancias, y no un postulado a priori (dicho esto
algunos principios de invariancia para poder postu- independientemente de que ciertos parámetros van
lar la existencia de tipos cerámicos específicos. Así, necesariamente asociados, por ejemplo, valores de
la clasificación de contrastes de color no es suficien- textura y cesía, como puede ser el pulido y el brillo).
te, pero sí es indicativa; es necesario complementarla Es posible que un mismo parámetro se subordine a va-
mediante correlaciones con otros parámetros descrip- rios otros; por ejemplo, la cesía es susceptible de estar
tivos, para determinar su importancia. Al respecto, asociada a una distinción entre cerámica utilitaria vs.
el trabajo sobre el color, aunque central, sólo es una decorativa y no necesariamente al color.
etapa en la vasta tarea clasificatoria: deberán sumár- El tipo no debe ser definido a partir de rasgos medi-
sele descripciones de la cesía, de los acabados, de las dos con exactitud, pues eso introduce una perspectiva
decoraciones y de la morfología de los artefactos. ajena a la fenomenología: las mediciones deben ser
Hay dos estrategias para conectar parámetros cla- contrastivas entre dos ejemplares presentes; en todo
sificatorios distintos, como pueden ser color y acaba- caso, deben recurrir a un patrón de medida con el cual
do. Una de ellas consiste simplemente en utilizar un contrastar, pero ese patrón debe ser justificado.
primer parámetro como base para proponer un cierto Los rasgos retenidos deben ser en número mínimo
número de tipos básicos, y luego, utilizar el segundo para mantener la economía de la descripción. Esto,
parámetro para subdividir la tipología obtenida. De además, aboga en favor de una Gestalt definida en tér-
esta manera se afinan las clases y se van precisando, minos de una jerarquía de contrastes. Una descripción
dicen sus defensores. Se obtiene así, por ejemplo, un extensa opera en detrimento de las posibilidades de
tipo como rojo oscuro sobre crema, que se subdivide comparación de un ítem respecto de otro. Si bien los
en acabado pulido o acabado burdo. Pero a la vista rasgos excesivos pueden ser contrastivos, su carácter
salta que tal procedimiento es limitado, pues sólo sir- excedente los torna superfluos. Habrá, pues, rasgos
ve cuando el número de parámetros es restringido, dominantes y, otros, subordinados. Una descripción
cuando las variaciones dentro de cada parámetro es- extensa no conduce a la exhaustividad, sino a cons-
tán bien definidas y, lo que es más, cuando se cuenta tatar el carácter parcial de cualquier descripción em-
con un orden de importancia de los parámetros in- prendida con esos fines, de modo que la descripción
volucrados. debe ser utilitaria y selectiva.
La segunda estrategia consiste en obtener tipolo- El objetivo de la descripción en rasgos contrastan-
gías independientes por cada parámetro considerado tes suficientes consiste en obtener una Gestalt, dicho
y luego identificar las coincidencias mediante proce- redundantemente, una unidad que posea las caracte-
dimientos de correlación de contrastes (covariación).
Es así que el resultado de una correlación —el contras- 5 En este punto es posible acercar el modo semiótico de clasificación con el
te A vs. B (por ejemplo, café oscuro vs. crema pálido) modelo vajilla, que se niega a privilegiar ciertos parámetros en la definición
en el parámetro color se encuentra asociado con el del tipo y deja que éstos contribuyan conjuntamente en la identificación del
ítem. Difiere del modelo vajilla en que no por ello rechaza la posibilidad de
contraste a vs. b (alisado vs. bruñido) en el parámetro ordenar jerárquicamente los parámetros reconocidos, pero no de manera a
acabado, independientemente de la especificidad de priori, sino en función de los casos considerados.
36
Análisis cromático en cerámica del Epiclásico en el Huizachtépetl...
rísticas de individuación e integridad perceptuales, es de este modo, al diagramar únicamente valor y croma,
decir, que los rasgos de la Gestalt son solidarios y su- se torna posible emplear grafos bidimensionales. Sin
ficientes para permitir su identificación. La identidad embargo, en el presente trabajo se aboga por un empleo
así obtenida se sitúa a mitad de camino entre la exis- de grafos bidimensionales superpuestos y de grafos de
tencia del ítem descrito y su abstracción conceptual: dispersión en 3D, como una manera de tener una visión
es en ese sentido que se ubica entre la singularidad del más precisa de los fenómenos descritos.6
ítem y su generalización. Pero también se sitúa entre La muestra analizada se compone de un conjunto
la existencia objetiva del ítem y su clasificación, pues (finito) A de colores, que entran en contraste con, al
la descripción crea una imagen del ítem que recoge menos, un conjunto (también finito) B de colores.
algunos de sus atributos sensibles, pero al seleccionar-
los, identificarlos, jerarquizarlos y correlacionarlos, los A = {a1, a2, a3, ..., an} vs. B = {b1, b2, b3, ..., bn}
asume como una idealización, de manera que, entre la
existencia objetiva del ítem y su conceptualización, se Una relación cromática (Rc) se constituye mediante,
sitúa la Gestalt. Ésta no es una imagen objetivamente al menos, dos colores contrastantes (dupla).
fiel del ítem, pero tampoco es un concepto: es un ob-
jeto-intencional. Rc (a i, bi); donde a i∈A, b i∈B, (i: 1, 2, 3, ..., n)
Una variante es el rango de variación de un valor y Rc ⊆ AXB
perteneciente a un parámetro determinado; por ejem-
plo: rojo oscuro, valor específico, determinado respecto En general, (n-upla).
del valor genérico rojo, dentro del parámetro de color.
No debe confundirse con la variable; es el parámetro. Rc (a i, b i, c i,..., t i); donde a i∈A, b i∈B, c i∈C,..., t i∈T
Por último, al ser resultado de una clasificación de y Rc ⊆ A X B X C X... X T
criterios de clasificación (metaclasificación) y estar
apoyado en rasgos sensibles, el tipo, en semiótica, se La unidad básica de análisis es la clase cromática
conforma mediante correlaciones de rasgos contras- (Gc), formada por los subconjuntos de colores suscep-
tantes provenientes de distintos parámetros (color, tibles de formar n-uplas dentro de una relación cro-
decoración, pasta, acabado, forma, etcétera). De esta mática y que ocupan el mismo lugar en la relación; la
manera, la unidad del tipo está dada por la correlación, clase cromática se reconoce a partir de la variación de
pero su identidad tiene que ser postulada hipotética- tono, valor y croma organizados alrededor de un tono
mente a partir de otros criterios: localización, estrati- prototípico. Una tesis central del análisis semiótico es
grafía, fuentes etnohistóricas, asociación con otro tipo que los contrastes cromáticos de muestras individua-
de materiales. Un tipo no conlleva intrínsecamente su les no son significativos.
propia identidad (cultural, semiótica, arqueológica),
sino que exige ordenamientos que operan mediante A’ ⊆ A; B’ ⊆ B; C’ ⊆ C;...; T’ ⊆ T
criterios extrínsecos. Aquí sólo se abordarán los crite-
rios de unidad del tipo y no los criterios de identidad. Donde: A’ = {ai | Rc (ai, bi, ci,..., ti)}; B’ = {bi | Rc (ai, bi,
ci,..., ti)};... ; T’= {ti | Rc (ai, bi, ci,..., t i)}
Bases conceptuales de la descripción
Gc ⊆ [A’ U B’ U C’ U... U T’]
El análisis se lleva a cabo sobre un corpus formado
por un conjunto de muestras de cerámica. Los colores Los colores que son miembros de una misma clase
presentes en cada ejemplar del corpus son descritos son variantes cromáticas (Vc).
mediante rasgos de tono, valor y croma. De acuerdo a
los principios metodológicos esbozados anteriormente, Vc: vi∈{ v1,v2 ,v3,...,v n } i. e. vi ∈Gc
a partir de la descripción en rasgos, los colores de la
muestra se ordenan en planos contrastantes de profun-
didad y, eventualmente, en contrastes cromáticos de 6 Se emplearon macros y programas diseñados específicamente para elabo-
rar grafos de dispersión en 3D. El primero de ellos corre en Excel (Doka, 2006-
un mismo plano. Este segundo caso es, sin embargo, 2013) y el segundo es un pequeño programa autónomo que corre en Java
delicado cuando se trata de colores próximos dentro (Ariza y Lingan, 2014). Es posible encontrar el macro de Excel en la siguiente
de la escala cromática, por lo que corresponderá a fa- dirección electrónica: <http://www.doka.ch/Excel3Dscatterplot.htm>, mien-
tras que es posible descargar la versión 1.2 del programa en Java en la si-
ses ulteriores de la descripción la tarea de resolver las guiente dirección: <http://www.mediaciones-arte-ciencia.com/modelosdia-
eventuales dificultades. Cabe señalar que, en virtud gramaticos-analisisemioticos>. Las tablas Munsell fueron obtenidas del Mun-
de sus escalas decimales, valor y croma, generalmente sell Conversion Program v. 4.01 (Van Aken, s/f) que antes estaba disponible
gratuitamente en Internet, pero que ahora es posible comprar en: <http://
son diagramados mejor, mientras que los tonos son wallkillcolor.com/>. Agradezco a Miguel Ariza su ayuda en la formulación de
identificados más laboriosamente (Knoop, 2013: 93-94); las expresiones formales.
37
Arqueología 58 • agosto, 2019
38
Análisis cromático en cerámica del Epiclásico en el Huizachtépetl...
obtuvieron 10 clases tentativas y un caso desviante, 25 B3 10 R 3/6 10 Y R 8/2 10 Y R 6/4 10 R 3/6
cuya anomalía no reside en los cromatismos sino en 25 B5 10 R 3/6 10 Y R 7/3 10 Y R 6/4 10 R 3/4
la distribución de ellos. A su vez, las 10 clases fueron (-1/+1) (0/-2)
ta y acabado y se encontró que, salvo cuatro casos, 23.1 2.5 Y R 3/6 10 Y R 8/3 7.5 Y R 6/4 2.5 Y R 3/6
coincidían con grupos identificados como: teotihuaca- 24.1 2.5 Y R 3/6 10 Y R 8/2 7.5 Y R 6/4 2.5 Y R 3/6
(0/-1)
no-chichimeca, chichimeca y culhua.8 Los grupos III y
IV son esencialmente teotihuacano-chichimecas, pero Grupo V
cada uno de ellos presenta un caso clasificado como 18.2 y 3 5 R 3/6 7.5 Y R 6/4 7.5 Y R 6/4
El grupo X es esencialmente culhua, pero incluye un 23.3 7.5 R 3/4 10 Y R 8/3 7.5 Y R 6/4 7.5 R 3/4
próximo en el tiempo. El caso desviante fue clasificado 18.1 7.5 R 3/4 5 Y R 5/4 5 Y R 5/4
Las piezas analizadas contienen un máximo de cin- 22 B 2.5 Y R 3/6 10 Y R 8/2 7.5 Y R 5/4 2.5 Y R 3/6 10 Y R 8/2
del exterior y los del interior. En el exterior se apre- 22 D 2.5 Y R 3/6 10 Y R 7/3 7.5 Y R 5/4 2.5 YR 3/6 10 Y R 7/3
cian hasta tres colores distintos distribuidos en planos 22 C 10 R 4/6 10 Y R 8/3(+1/0) 7.5 Y R 5/4 10 R 4/6 10 Y R 8/3
(-2.5 +1/0) (-2.5 1/0) (+1/0)
22 A 10 R 3/4 10 Y R 7.5 Y R 6/4 10 R 3/4 10 Y R 8/3
7 Falta definir criterios psicológicos y fisiológicos para determinar los ran-
(-2.5 0/-2) 8/3(+1/0) (+1/0) (-2.5 0/-2) (+1/0)
gos de variación mínima en la percepción cromática. Para ello sería nece-
sario realizar, en el ámbito mexicano, una investigación experimental que G rupo IX
determine los umbrales de percepción diferencial de tonos, valores y cromas 20.1 y 2 7.5 R 3/6 5 Y R 5/6(-2.5 -1/0) 5 Y R 5/6(-2.5 -1/0)
para distintos sujetos y en entornos de iluminación controlada (una muestra
21.1 7.5 R 3/6 7.5 Y R 6/6 10 Y R 6/3
de este tipo de estudio se encuentra en Frankel, 1980). En ausencia de ello,
(+2.5 0/3)
aquí se optó por un acercamiento pragmático gradual que evitara al máximo
tomar decisiones arbitrarias: se partió, en primer lugar, de los casos en los 21.2 10 R 3/4 7.5 Y R 5/6 10 Y R 6/4
que la distribución de colores en dos tiestos fuera la misma, salvo por un (+2.5 0/-2) (-1/0) (+2.5 0/-2)
parámetro; a continuación se tomó el valor mínimo de esa variación y se le 21.3 7.5 R 3/6 7.5 Y R 6/6 7.5 Y R 6/6
aplicó al conjunto del corpus; ésa fue la base para reconocer los 10 grupos.
El agrupamiento es menos subjetivo de lo que aparenta, pues una condición 21.4 7.5 R 3/6 7.5 Y R 5/2 7.5 Y R 5/2
esencial es que la variación se juzga con respecto al cromatismo de toda la (-1/-4) (-1/-4)
pieza y no de colores aislados. G rupo X
8 Al no ser necesaria para la metodología empleada, en el presente trabajo
26.4.1 10 R 3/6 10 Y R 7/4 10 Y R 7/3(+1/-1)
no se discutirá el sentido de la denominación empleada, sólo se le utilizará
(+1/0)
con fines discriminatorios.
26.4.2 10 R 3/6 10 Y R 6/4 10 Y R 6/4
39
Arqueología 58 • agosto, 2019
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Análisis cromático en cerámica del Epiclásico en el Huizachtépetl...
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Arqueología 58 • agosto, 2019
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Análisis cromático en cerámica del Epiclásico en el Huizachtépetl...
Variante XIII (V1-vXIII) 7.5 Y R 3/3 café oscuro 7.5 Y R 3/3 café oscuro 7.5 Y R 6/3 café claro
10 R 4/4 rojo débil
7.5 Y R 6/4 café claro 10 R 5/6 rojo
Variante XIV (V1-vXIV) 7.5 R 3/6 rojo oscuro 7.5 R 3/6 rojo oscuro 5 Y R 7/4 rosa (bayo)
7.5 Y R 7/6 café rojizo
2.5 Y R 6/6 rojo claro 5 Y R 7/6 amarillo rojizo
Variante XIVa (V1-vXIVa) 7.5 R 3/6 rojo oscuro 7.5 R 3/6 rojo oscuro 2.5 Y R 5/6 rojo
7.5 Y R 7/6 café rojizo
2.5 Y R 6/6 rojo claro 5 Y R 6/6 rojo claro
Variante XVI (V1-vXVI)
10 R 3/6 rojo oscuro 10 R 3/6 rojo oscuro
(mate) 10 R 3/6 rojo oscuro (lustre) 7.5 Y R 6/4 café claro
10 Y R 7/2 gris claro
Variante XVIa (V1-vXVIa)
10 R 3/6 rojo oscuro 10 R 3/6 rojo oscuro 2.5 Y R 4/4 café rojizo
(mate) 7.5 Y R 5/6 café fuerte
10 Y R 7/2 gris claro 2.5 Y R 5/6 rojo (mate)
Variante XVII (V1-vXVII) 10 R 3/4 rojo cafetoso 10 R 3/4 rojo cafetoso 2.5 Y R 2/4 café rojizo oscuro
10 R 5/8 rojo
7.5 Y R 6/3 café claro 2.5 Y R 5/4 café rojizo
Variante XVIII (V1-vXVIII) 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro 5 Y R 4/6 rojo amarillento
7.5 Y R 6/4 café claro
7.5 Y R 6/4 café claro 2.5 Y R 4/6 rojo
Variante XXI (V1-vXXI) 5 R 3/4 rojo cafetoso 5 R 3/4 rojo cafetoso 10 R ¾ rojo cafetoso 10 Y R 6/2 gris cafetoso
10 Y R 7/2 gris claro 2.5 Y R 5/3 café rojizo claro
Variante XXII (V1-vXXII) 7.5 R 3/6 rojo oscuro 7.5 R 3/6 rojo oscuro 2.5 Y R 3/4 café rojizo oscuro
7.5 Y R 6/3 café claro
7.5 Y R 7/2 gris rosado 2.5 Y R 4/6 rojo
Variante XXV (V1-vXXV) 7.5 R 3/6 rojo oscuro 7.5 R 3/6 rojo oscuro
10 Y R 2/2 café muy oscuro 5 Y R 3/1 gris muy oscuro
5 Y R 5/1 gris
Variante XXVI (V1-vXXVI) 2.5 Y R 4/4 café rojizo 2.5 Y R 4/4 café rojizo 2.5 Y R 4/6 rojo
10 Y R 7/3 café muy pálido
7.5 Y R 6/3 café claro 2.5 Y R 4/4 café rojizo
Variante XXVIII (V1-vXXVIII)
2.5 Y R 3/6 rojo oscuro 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro
(barra dentada) 7.5 Y R 6/4 café claro
10 Y R 7/3 café muy pálido 5 Y R 5/6 rojo amarillento
Variedad 1A (V1a) Decorado exterior - pintado interior
Interior
Decorado exterior Pasta
Borde Pintado
Variante II (V1a-vII) 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro
7.5 Y R 6/3 café claro
10 Y R 7/3 café muy pálido 5 Y R 4/6 rojo amarillento
7.5 Y R 6/4 café claro
engobe y bruñido
Variante IIb (V1a-vIIb) 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro
7.5 Y R 6/3 café claro
10 Y R 7/3 café muy pálido 5 Y R 4/6 rojo amarillento
7.5 Y R 6/4 café claro
engobe y bruñido bueno
Variante IIb-1 (V1a-vIIb-1) 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro
5 Y R 7/6 rojo claro 7.5 Y R 6/3 café claro
Tapas (y olla pulido a palillos) 10 Y R 7/3 café muy pálido
7.5 Y R 6/4 café claro
engobe y bruñido bueno
Variante XII (V1a-vXII) 10 R 3/6 rojo oscuro 10 R 3/6 rojo oscuro
10 R 3/6 rojo oscuro 7.5 Y R 7/6 café rojizo
7.5 Y R 7/4 rosa (bayo)
Variante XIXa-1 (V1a-vXIXa-1) 7.5 R 4/6 rojo 7.5 R 4/6 rojo 7.5 R 4/6 rojo
7.5 Y R 8/3 rosa
(Variable XIXa) (V1a-vbleXIXa) 7.5 Y R 6/3 café claro 5 Y R 4/6 rojo amarillento
43
Arqueología 58 • agosto, 2019
Variante XXIX (V1a-vXXIX) 10 R 4/6 rojo 2.5 Y R 5/8 rojo
7.5 Y R 6/3 café claro
10 Y R 7/3 café muy pálido 2.5 Y R 6/6 rojo claro
5 Y R 6/6 amarillo rojizo
alisado a bruñido
Variedad 2 (V2) Decorado exterior - engobe interior
Interior
Decorado exterior Pasta
Borde Engobe
Variante VI (V2-vII) 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro 7.5 Y R 6/4 café claro
7.5 Y R 7/3 rosa (bayo)
(Variable VI) (V2-vbleVI) 10 Y R 8/2 café muy pálido (pulido)
Variante VIIIb (V2-vIIIb) (mate) 2.5 Y R 4/4 café rojizo 2.5 Y R 4/4 café rojizo
(Variable VIIIb mate) 5 Y R 4/3 café rojizo 7.5 Y R 6/4 café claro
7.5 Y R 6/3 café claro
(V1a-vbleVIIIb)
Variante VIIId(V2-vVIIId)(mate) 7.5 R 4/6 rojo 7.5 R 4/6 rojo
7.5 Y R 6/4 café claro
(Variable VIIId mate) 7.5 Y R 6/4 café claro
(pulido)
(V1a-vbleVIIId) 7.5 Y R 6/3 café claro
Variante XXX (V2a-vXXX) 10 R 4/6 rojo 10 R 4/6 rojo 7.5 Y R 7/4 café claro
7.5 Y R 8/4 rosa (bayo)
7.5 Y R 6/4 café claro (pulido) (pulido)
Exterior
Decorado+a122 interior Pasta
Borde Pintado
Variante XIX (V3-vXIX) 7.5 R 4/6 rojo 7.5 R 4/6 rojo
7.5 Y R 6/3 café claro 7.5 Y R 8/3 rosa
(Variable XIX) (V3-vbleXIX) 7.5 Y R 6/3 café claro
Variante XXIII (V3-vXXIII) 7.5 R 4/6 rojo 7.5 R 4/6 rojo
7.5 R 4/6 rojo 7.5 Y R 6/4 café claro
(Variable XXIII) (V3-vbleXXIII) 7.5 Y R 6/3 café claro
Exterior
Decorado interior Pasta
Borde Engobe
Variante VII (V4-vVII) 10 R 3/6 rojo oscuro 7.5 Y R 5/4 Café
7.5 Y R 5/4 café
(Variable VII) (V4-vbleVII) 7.5 Y R 6/4 café claro (bruñido mate)
Variante XV (V4-vXV) 10 R 4/4 rojo débil 7.5 Y R 5/3 café
10 Y R 6/3 café pálido
(Variable XV) (V4-vbleXV) 10 Y R 8/3 café muy pálido (pulido)
7.5 Y R 5/4 café
Variante XX(V4-vXX) 2.5 Y R 3/6 rojo oscuro
(bruñido) 7.5 Y R 6/4 café claro
(Variable XX) (V4-vbleXX) 10 Y R 7/2 gris claro 7.5 Y R 6/4 café claro
10 Y R 7/3 café muy pálido
Variante XXVII (V4-vXXVII) 7.5 R 3/6 rojo oscuro 7.5 R 3/6 rojo oscuro 5 Y R 6/4 café rojizo claro
5 Y R 6/6 amarillo rojizo 7.5 Y R 8/3 rosa
(VariableXXVII) (V4-vbleXXVII) 10 Y R 8/2 café muy pálido
(pulido ligero)
Variedad 5 (V5) Decorado exterior e interior
Exterior
Decorado interior Pasta
Borde Decorado
Variante XIXa (V5-vXIXa) 7.5 R 4/6 rojo 7.5 R 4/6 rojo 7.5 Y R 6/3 café claro
10 R 4/4 rojo débil 7.5 Y R 8/3 rosa
(Variable XIXa) (V5-vbleXIXa) 7.5 Y R 6/3 café claro (mitad baja)
44
Análisis cromático en cerámica del Epiclásico en el Huizachtépetl...
Clases de rojos
Muestra
R 1a R 1b R 2 R 3 R 4
Color # Color # Color # Color # Color #
2.5 Y R 3/6 9 10 R 3/6 14 7.5 R 3/6 11 5 R 3/6 1
1 2.5 Y R 3/4 1 10 R 3/4 6 7.5 R 3/4 3
10 R 4/6 2
2.5 Y R 3/6 16 2.5 Y R 5/6 7 10 R 3/4 4 7.5 R 4/6 7 5 R 3/4 1
2.5 Y R 3/4 4 2.5 Y R 6/6 2 10 R 3/6 10 7.5 R 3/4 2
Grupos
M
YR 1a YR 1b YR 1c YR 2a YR 2b YR 2c YR 3a YR 3b YR 3c YR 3d
Color # Color # Color # Color # Color # Color # Color # Color # Color # Color #
10 Y R 10 Y R
13 1 7.YR 6/4 12 YR 4/6 2 5YR 5/6 2
8/3 6/3
10 Y R 10 Y R 7.5YR
7 8 6 5YR 5/4 2
8/2 6/4 6/6
1
10 Y R 7.5YR
4 3
7/3 5/6
10 Y R 7.5YR
2 3
7/4 5/4
7.5YR 5/2 2
10 Y R 7.5 Y R 5 Y R 5 Y R 5 Y R
10 YR 2/2 1 10 7.5 Y R 3/3 1 1 4 2 1
7/3 5/6 4/6 7/6 5/1
10 Y R 7.5 Y R 5 Y R
5 7.5 Y R 3/4 14 1 5 Y R 6/6 2
8/3 6/3 4/3
10 Y R 7.5 Y R
1 8 5 Y R 5/6 1
2 7/4 6/4
10 Y R 7.5 Y R 7.5 Y R
4 2 6 5 Y R 6/4 1
7/2 6/6 7/4
10 Y R 7.5 Y R
2 1
8/2 5/3
7.5 YR 5/4 1
7.5 YR 7/2 1
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Arqueología 58 • agosto, 2019
1ª Muestra
Teotihuacano-chichimeca
R 1a-YR 1b R 1a-YR 1c R 1a-YR 2b R 2-YR 1b R 2-YR 1c R 2-YR 2b R 3-YR 1b R 3-YR 1c R 3-YR 2b R 2-YR 3a R3-YR 3c R 4 -YR 2b
24.2 24.2 24.3 23.2 24.2 23.2 25 B1 19.1
24.3 23.1 24.4 25 B3 24.4 25 B 4 19.2
23.1 24.1 25 A1 25 B5 25 A1 19.3
24.1 25 B2 25 B2 25 B1
24.2 24.3
24.3
25 B3
25 B5
Chichimeca
22 b 22 b 22 C 22 C 23.3 23.3 18.1 18.2
22 d 22 d 22 A 22 A 18.3
Culhua
21.2 26.4.3 21.1 20.1
26.4.1 21.3 20.2
26.4.2 21.4
Divergente
23.4 23.4
Fig. 8 Correlaciones del rojo y el café en la primera muestra. Fuente: elaboración propia.
R 1a-YR 1b R 1a-YR 2a R 1a-YR 2b R 1a-YR 3a R 1a-YR 3b R 1a-YR 3c R 1b-YR 1b R 1b-YR 2b R 1b-YR 2c R 1b-YR 3c
V1-vI V1-vIX V1-vI V1-vII V1a-vIIb-1 V1-vXIVa V1-vIV V1-vVIIIa V1-vXIV V1-vXIV
V1-vXVIa V1-vXXII
V1-vXXVIII V1-vXXVI
V1a-vII V1a-vII
V1a-vIIb V1a-VXXIX
V1a-VXXIX
V2-vVI V2-vVI
V4-vXX V2-vVIIIIb
V4-vXX
R 2-YR 1b R 2-YR 2b R 2-YR 2c R 2-YR 3c R 3-YR 1a R 3-YR 1b R 3-YR 2b R 3-YR 2c R 3-YR 3c R 3-YR 3d
V1vIII V1vI V1-vXIa V1a-VXXIX V1-vXXV V4-vXX V1-vVIII V1-vXI V1-vXIV V1-vXXV
V2a-vXXX V3-vXIX
V4-vXV V3-vXXIII
V4-vXXVII V5-vXIXa
R 4 -YR 1b
V1-vXXI
Fig. 9 Correlaciones del rojo y el café en la segunda muestra. Fuente: elaboración propia.
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lor
Va
Cro ma
Fig. 10 Grafo de dispersión del rojo en la segunda muestra.
Fuente: elaboración propia.
Fig. 11 Grafo de dispersión del café en la segunda muestra. Fig. 13 Correlaciones entre rojos y cafés de ambas muestras.
Fuente: elaboración propia. Fuente: elaboración propia.
Fig. 12 Constelación de rojos en la primera muestra. Fuente: Fig. 14 Comparación de correlaciones entre los grupos teoti-
elaboración propia. huacano-chichimeca y chichimeca. Fuente: elaboración propia.
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Análisis cromático en cerámica del Epiclásico en el Huizachtépetl...
categoría estudiada. En esa tarea, el investigador se ve Sociales. Universidad Nacional de Jujuy, 17: 85-
auxiliado por la existencia de clasificaciones cromáti- 99. Recuperado de: <https://www.redalyc.org/
cas como las tablas Munsell; sin embargo, la utilidad articulo.oa?id=18501706>.
de ese recurso se acota dentro de sus propios límites:
como ya fue aquí señalado, las escalas de la tabla son, Frankel, D.
en última instancia, arbitrarias, y se requiere de re- 1980 Munsell Colour Notation in Ceramic
flexión e investigación acerca de la capacidad humana Description: An Experiment. Australian
para percibir matices de color en cerámica (como en Archaeology, 10: 33-37. Terrey Hills, Sydney,
otros soportes). De igual manera, la identificación de Australian Archaeological Association.
los colores, aun con ayuda de las tablas, no es todo lo
precisa que pudiera creerse. Esto es inevitable y obe- Kleiber, G.
dece más a la naturaleza objetivo-subjetiva del color 1990 La sémantique du prototype. Catégories et sens
que a deficiencias en los protocolos de investigación. lexical. París, Presses Universitaires de France.
En lugar de buscar una ilusoria exactitud de las me-
Knoop, R.
didas, lo que se requiere es investigar las latitudes de
2013 Distinguishing Colours. A Colorimetric
variación de los analistas en la identificación de colo-
Approach to Architectural Terracottas from
res en entornos controlados.
Satricum (Le Ferriere, Latina). Babesch, 88: 89-
98. Lovaina, Meditarch.
Discusión del caso
Lakoff, G., y Johnson, M.
El examen de las muestras debe permitir preguntarse 1999 Philosophy in the Flesh: The Embodied Mind and
si se trata, en todos los casos, de cerámica Coyotlatel- its Challenge to Western Thought. Nueva York,
co. La respuesta, como es de esperarse, no puede ser Basic Books.
tajante: ciertamente es posible agrupar todos los casos
examinados bajo el rubro “rojo sobre café”, pero eso Rosch, E. H.
no basta para otorgarles el estatuto de ejemplares de 1973 Natural categories. Cognitive Psychology, 4: 328-
un mismo estilo, horizonte o cultura. La descripción 350. Ámsterdam, Elsevier.
semiótica mostró que varios perfiles cromáticos bajo
esa designación —dos de ellos, el teotihuacano-chi- Taylor, J. R.
chimeca y el chichimeca—, son bastante próximos el 2003 Linguistic Categorization. Oxford, Oxford
uno del otro, tanto que incluso puede cuestionarse si University Press.
se trata de grupos distintos; un tercero, el culhua, es de
identidad incierta, por no haber aparecido con suficien- Zilberberg, C.
te frecuencia en las muestras examinadas. Un cuarto 2003 Breviario de gramática tensiva. Escritos. Revista
perfil tiene una existencia singular, pues sólo aparece del Centro de Ciencias del Lenguaje, 27: 7-43.
en un caso. Existe, además, un conjunto de ejempla- Puebla, buap.
res cuya distribución cromática debe ser asociada con
otros parámetros, como los de pasta, acabado, diseño, Programas informáticos empleados
etcétera, para permitir su distribución e identificación
en uno o más grupos. Ariza, M., y Lingan, C.
En todo caso, debe señalarse que los dos primeros 2014 Análisis semiótico de dispersión cromática, v.
grupos aparecieron en ambas muestras con suficien- 1.1, Proyecto pasichccm. México. Recuperado de:
tes coincidencias para afirmar su existencia como una <http://www.mediaciones-arte-ciencia.com/
clase (o dos) particular. Si esos dos grupos pueden ser modelosdiagramaticos-analisisemioticos>.
incluidos bajo un único rubro, es una respuesta que los Consultada el 8 de enero de 2015.
especialistas deben contribuir a formular.
Doka, G.
Bibliografía 2006-2013 3D scatter plot for MS Excel. Recuperado de:
<http://www.doka.ch/Excel3Dscatterplot.htm>.
Caivano, J. L. Consultada el 8 de enero de 2015.
2001 La investigación sobre los objetos visuales
desde un punto de vista semiótico, con Van Aken, H.
particular énfasis en los signos visuales S. f. Munsell Conversion Program, v. 4.01. Recuperado
producidos por la luz: color y cesía. Cuadernos de: <http://www.wallkillcolor.com/Munsell15/
de la Facultad de Humanidades y Ciencias index.htm>. Consultado el 8 de enero de 2015.
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Un corundo del cerro El Tesoro
en la Zona Arqueológica de Tula,
Ricardo Sánchez Hernández
Laboratorio de Geología, Subdirección de
Hidalgo: presencia de un
Laboratorios y Apoyo Académico, inah
Enrique G. Fernández Dávila
mineral de alta dureza en un
Arqueología, Centro inah Oaxaca
Resumen: Durante las excavaciones del Proyecto Tula 1980-1981 se halló un entierro correspondiente al Clásico terminal (900-1100), localizado
en el cerro El Tesoro, dentro de la Zona Arqueológica de Tula, Hidalgo. Asociada al cuerpo se registró una ofrenda con diversos materiales. Entre
las piezas líticas encontradas se recuperó un ejemplar de mineral compuesto por un agregado de cristales de color gris. El análisis mediante el
microscopio de polarización y por difracción de rayos X reveló que se trataba de corundo, mineral con dureza de 9 en la escala de Mohs. Éste es el
primer hallazgo de un ejemplar de ese mineral en un contexto arqueológico funerario prehispánico y el segundo encontrado en un sitio arqueológico
mesoamericano, lo cual confirma que los antiguos habitantes de Mesoamérica conocían y utilizaban los minerales con alto grado de dureza en las
labores lapidarías.
Palabras clave: corundo, ofrenda funeraria, cerro El Tesoro, Tula, Hidalgo.
Abstract: The Project Tula 1980–81 uncovered a Terminal Classic (900–1100) burial on El Tesoro Hill within the Archaeological Zone of Tula in the
state of Hidalgo, Mexico. An offering containing diverse materials found associated with the body included a mineral fragment composed of several
gray crystals. Polarizing microscope analysis and X-ray diffraction revealed the gray sample was corundum, a mineral with hardness 9 on the Mohs
scale. This is the first discovery of a specimen of this mineral in a pre-Hispanic funerary context and the second example found at a Mesoamerican ar-
chaeological site, which confirms that the ancient people of Mesoamerica were aware of and used hard minerals to produce prestige lapidary items.
Keywords: corundum, funerary offering, Cerro El Tesoro, Tula, Hidalgo.
E
n la actualidad, las piedras preciosas más pre- aprovechadas para elaborar piezas con características
ciadas son el diamante (dureza 10 en la escala especiales utilizadas en actividades religiosas o como
de Mohs); el corundo, en sus variedades rubí y bienes suntuarios para legitimar el prestigio de los gru-
zafiro (dureza 9) el topacio (dureza 8) y el berilo, en sus pos dominantes. El uso de los minerales de alta dureza
variedades esmeralda y aguamarina (dureza 7.5-8). En como materiales abrasivos en las labores lapidarias de
la antigüedad, el valor de las piedras podía variar de corte o desbaste de rocas y minerales durante la etapa
una cultura a otra y su importancia no dependía sol- prehispánica en Mesoamérica, es un tema que ha sido
amente de su rareza y su aplicación práctica, sino del tratado por varios autores.
simbolismo establecido respecto de sus características Los toltecas aprovecharon materiales como el tra-
físicas, principalmente el color y la dureza. A lo largo vertino (Castillo Tejero, 1970), la turquesa, la pirita,
de la historia, en todas las culturas se les ha atribuido la jadeíta, entre otros, para la elaboración de piezas
significados religiosos, mágicos o propiedades cura- lapidarias, de los cuales se han encontrado nume-
tivas a las piedras con características especiales. Las rosos ejemplares en las excavaciones practicadas en
fuentes escritas ayudan a tener una mejor idea de los la Zona Arqueológica de Tula. Sin embargo, poco se
significados atribuidos por los diferentes pueblos a sabe del hallazgo en contextos arqueológicos funera-
las piedras, ya que una pieza de determinado color rios de minerales de alta dureza que pudieran haber
pudo haber tenido un simbolismo diferente según el sido utilizados en el trabajo lapidario como abrasi-
grupo cultural que la utilizaba (Rapp, 2002; Reiche vos para corte y desbaste. En el caso del ejemplar de
y Chalmin, 2014). Las culturas mesoamericanas pre- corundo encontrado en el cerro El Tesoro y asociado
colombinas preferían las rocas y minerales de color al entierro 29, se considera que es posible deducir su
verde y azul, como el jade, la serpentinita, la cloritita, uso a partir de los datos y elementos materiales del
la turquesa y la amazonita, entre otras; tales fueron contexto arqueológico.
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En ese adoratorio frente a la pirámide de El Corral, extremos, generando entre ellos espacios vacíos en las
Romero (1974: 50) reporta hasta 10 enterramientos esquinas de encuentro.
asociados: cuatro de ellos infantiles con deformación Al ascender desde el patio a cualquiera de los cuatro
tabular erecta, dos juveniles secundarios y otros dos rumbos, el espacio se resuelve en plataformas que, a
conjuntos secundarios. Allí mismo se halló un ejemplo manera de vestíbulos, dan acceso a conjuntos de fun-
similar de ofrendas propiciatorias: la del altar ane- ción mixta: habitación, enterramiento y producción.
xo a la pirámide de El Corral, donde se encontraron La peculiaridad de cada uno de esos vestíbulos es la
vasijas de importación e individuos sacrificados, des- superposición constructiva, que define dos fases de
membrados y asociados a la célebre vasija plumbate ocupación en contextos tanto de ofrendas como de in-
que porta un yelmo de coyote revestida de placas de humaciones humanas, las cuales, dado el tratamiento
concha nácar.3 otorgado, es de orden ritual, propiciatorio. Más allá
En el área del Museo, tomando como centro de aten- de su calidad constructiva, diseño, uso o función, ese
ción el breve patio hundido que las investigaciones espacio se ha considerado como la confluencia y punto
precedentes identifican como el suburbio perimetral de integración común de al menos tres de los cuatro
al noreste de la Plaza Principal, ubicada en el límite de barrios ahí presentes, ya que en todas sus orientacio-
la plataforma general de la zona del cerro El Tesoro, nes se hallan áreas vestibulares con ofrendas y ente-
lugar coincidente con uno de los accesos a la antigua rramientos (figura 2).
Tollan Xicocotitlán (hoy día es el punto de entrada a Desde allí, el sector oriente, someramente explora-
la zona arqueológica),4 convergen varios espacios que do por Arturo Fernández Vieyra (1983), se desarrolla
actúan en asociación con el elemento funerario que se en una ladera suave de 70 m de longitud hasta el pie de
describirá más adelante. A esa zona se asocian tanto la loma del Sector A; a partir de las exploraciones prac-
áreas de culto como habitacionales, que a manera de ticadas en ese sitio se definió un conjunto habitacio-
barrios cumplían con actividades de orden productivo nal, que cuenta con la misma distribución de cuartos,
y de especialización artesanal, además de participar en con altares familiares intercalados del barrio de las
las tareas de distribución de productos. A esos espacios fases Corral y Tollan; destaca el hallazgo de una lápida
se les puede relacionar con la producción de textiles con un bajorrelieve en el de que se representa al dios
—por ejemplo, los conjuntos habitacionales conoci- Yacatecuhtli, identificado por los atributos que presen-
dos como Pozo 32 y sus extensiones, en su momento ta en su talla y de acuerdo con Seler (1980: 134-135),
explorados por Sansores (1982)—, con la producción con Díaz y Rodgers (1993: 23) y con Sahagún (2006).
de artefactos de obsidiana (Fernández Dávila, 1986 y Las mayores concentraciones de talleres en Tula se
1994) y también vinculados con el comercio (Fernán- ubican fuera y en el límite oriente de la plataforma
dez Vieyra, 1983); además, fungían como un área de general del gran túmulo constructivo que es el cerro El
inhumación ritual, dada la asociación de enterramien- Tesoro,5 desde el sector conocido como El Salitre has-
tos ahí depositados durante las dos fases mencionadas ta el sector denominado Vivero. Es posible que desde
(Gómez et al., 1994). ese punto accediesen quienes transportaban bienes de
Una característica distintiva del espacio explorado consumo desde la sierra de las Navajas, en Pachuqui-
por la arqueóloga Alicia de Urquijo (1982) e identifica- lla, Hidalgo, y los procedentes del valle del Mezquital,
do como Pozo 14, es el patio rectangular hundido en la Huasteca y Pánuco, así como los mismos mercade-
el que se localizan dos pequeños momoxtles o altares res agrícolas del valle de Teotlalpan, hacia donde está
asimétricos sobre el mismo piso de estuco; tales es- orientado este recinto, es decir, aquél constituyó un
tán decorados con tepalcatería diversa en sus costa- punto de ingreso de productos foráneos a la ciudad.
dos. Ese patio, orientado 17° al norponiente, origina En el sector sur, explorado por Patricia Castillo
accesos a los cuatro rumbos por medio de dos esca- (1982), se hallaron bajo sus pisos los entierros 28, 40,
lonamientos rematados por alfardas y dados en sus 50 c-f, y 53 de la fase Tollan, y los número 27, 27’ y 51
de la fase Corral.6 Al centro del vestíbulo sur se localizó
3 Acosta (1956: 57-102) reporta que no ha sido localizado el panteón de la un área de inhumación ceremonial contenida en cuatro
ciudad, “pero hemos localizado algunos en El Corral, tres diferentes tipos; grandes lajas hincadas verticalmente que la limitaban a
primarios en posición fetal, los secundarios y los incinerados”.
4 Identificamos este lugar como una de las áreas de acceso a la antigua ciu- manera de una caja de reliquias y que contenía un con-
dad precolombina y nuestro punto de partida es el llamado Pozo 14, cuyo patio junto de ofrendas, entre las que destaca un vaso de ma-
hundido es visible hoy en la entrada del museo. Los estudios precedentes nufactura maya de fino barro naranja, el cual presenta
aquí citados ya advertían el carácter habitacional, de producción y ceremo-
nial; es decir, su condición de contextos mixtos de acuerdo con su función
habitacional y productiva, y a partir de esos presupuestos se estableció la 5 Homónimo con el que se denomina a otro gran emplazamiento arqueo-
jerarquía de los barrios que rodean dicho patio, dada la presencia de los ma- lógico cercano en la población de Tepeji del Río, de acuerdo con Mastache y
teriales arqueológicos de superficie y la alta densidad de tales. Al paso de los Crespo (1974: 71-104).
años, esto abre nuevamente la discusión acerca de utilizar esos espacios para 6 Para mayor referencia y datos específicos de los enterramientos asociados,
la construcción de infraestructura de cualquier tipo. consúltese a Gómez et al. (1994).
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A B
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principalmente su color y su dureza, así como del tra- Por la semejanza con el presente caso, y como ejem-
bajo invertido para su explotación y de la distancia plo de la relación que hay entre el tipo de objetos y
que hubiese entre su yacimiento y el destino final para de materiales contenidos en las ofrendas funerarias
ser comerciada o intercambiada como materia prima y la actividad que en vida desempeñó el personaje a
u objeto manufacturado. De acuerdo con el contexto quien estuvo dedicada, es necesario recordar el caso
al que estaba asociado el ejemplar de corundo en Tula, del hallazgo del sepulcro de un artesano especializado
es muy probable que haya formado parte de los mate- en orfebrería, ocurrido en Azcapotzalco a principios
riales utilizados en el trabajo lapidario, ya que su alta de la década de 1980, como parte de las labores de la
dureza (9 en la escala de Mohs) lo hacía ideal para ese entonces Subdirección de Salvamento Arqueológico;
tipo de labores: desbastar o cortar con mayor facili- los materiales arqueológicos recuperados en aquel
dad piedras duras, como la jadeitita (dureza 6-6.5) o caso fueron retomados y estudiados recientemente por
el cuarzo (dureza 7), como lo han sugerido Sax et al. López Luján et al. (2015), quienes señalan que la ofren-
(2008), quienes con base en su investigación conside- da estaba compuesta por diversos objetos metálicos
ran que muy probablemente el corundo haya sido uno como: bezotes de plomo, barras de cobre, cinceles de
de los materiales abrasivos que se usaron para elabo- cobre y bronce, una aguja, un cascabel y en especial un
rar la copa de cuarzo encontrada en la Tumba 7 de buril de bronce con empuñadura de asta de venado con
Monte Albán. una representación del dios Xochipilli-Macuilxóchitl
Por todo lo expuesto se considera que el corundo con alas, yelmo, tocado y parado sobre una flor; ade-
encontrado en Tula debió haber sido utilizado para más, había malaquita como materia prima fuente de
la confección de piezas como es el caso de la pequeña cobre y también instrumentos de cuarzo y calcedonia,
máscara de cristal de roca (cuarzo) encontrada en el y materiales orgánicos como hueso de tapir, pata de ve-
Pozo 32 del sector poniente, así como para el trabajo nado, conchas, caracoles, ámbar y placas de caparazón
de otros materiales duros. de armadillo. Todo ello, como ya se mencionó, llevó a
la conclusión de que el individuo inhumado habría sido
Conclusión un artesano lapidario especializado en la orfebrería y
en vida habría gozado de una gran jerarquía.
Como producto de las excavaciones del Proyecto Tula La escasez del corundo y otros minerales de alta
1980-81 se encontró un ejemplar de corundo, cuyo alto dureza en contextos arqueológicos puede deberse en
grado de dureza (9 en la escala de Mohs) ha dado lu- parte a su rareza geológica, pero también a la falta
gar a considerar que muy probablemente fue utilizado de análisis específicos para lograr la identificación de
como material abrasivo en las labores lapidarias de todos los materiales presentes en las ofrendas, ya que
corte y desbaste, como también lo sugieren los demás ejemplares como el analizado en el presente estudio
objetos y materiales a los que estaba asociado, y que no tienen una coloración especial, como por ejemplo
en conjunto constituyen un muestrario tanto de dife- el color rojo del rubí, o bien formas u otras caracterís-
rentes tipos de rocas y minerales de color verde, como ticas que llamen la atención, por lo que pueden pasar
de diferentes etapas del trabajo de lapidaria, ya que inadvertidos e incluso ser desechados al considerar
hay piezas completas (teselas de pirita), fragmentos de que se trata de fragmentos de roca sin importancia.
piezas terminadas (cuenta y objeto de jadeita), y piezas En la medida en que se analicen e identifiquen con
en proceso de elaboración y como materia prima (list- precisión los materiales líticos que forman parte de las
wanita, prehnita, rocas volcánicas cloritizadas, cuarzo ofrendas o que provengan de contextos arqueológicos
con malaquita y azurita) y probables herramientas y específicos —como las áreas de talleres con evidencias
fuente de otros materiales abrasivos (objetos en rocas de actividad lapidaria—, y conforme se pueda com-
silíceas, argilita y rocas volcánicas). parar tales con materiales geológicos provenientes
Dadas las posibilidades de aplicación práctica, los de yacimientos conocidos, se podrán determinar las
materiales especiales como el corundo seguramente fuentes de la materia prima y se ampliará el conoci-
eran adquiridos y controlados por individuos de la éli- miento sobre el uso de los minerales de alta dureza en
te, como lo indican las características de la tumba y la antigua Mesoamérica.
todos los materiales de la ofrenda funeraria del perso-
naje del entierro 29 de la T1-80, quien debió tener una Agradecimientos y créditos
relación importante con esas labores, ya fuera como
administrador o controlador de las mismas e incluso A la Mtra. Victoria Luque Valdivia, operadora del di-
como supervisor o ejecutante (maestro lapidario), cu- fractómetro de rayos X en el Instituto de Investiga-
yas funciones comprenderían desde la adquisición de ciones Metalúrgicas de la Universidad Michoacana de
las materias primas, el proceso de elaboración de las San Nicolás de Hidalgo, por llevar a cabo el barrido
piezas así como su comercialización. de la muestra. Las fotografías que corresponden a las
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Un corundo del cerro El Tesoro en la Zona Arqueológica de Tula, Hidalgo...
Cobean, Robert H., Mastache, A. G., Crespo, A. M., Gómez Serafín, Susana, y Fernández Dávila, Enrique
y Díaz Oyarzabal, C. L. 1990 Costumbres funerarias de los años 800 a 1428
1981 La cronología de la región de Tula. En Evelyn dne en Tula, Hidalgo. Antropológicas (5): 29-49.
Rattray, Jaime Litvak y Clara Díaz (comps.), México, iia-unam.
Interacción cultural en México Central (pp. 187-
214). México, iia-unam.
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Gómez Serafín, Susana, Sansores, Francisco Javier, El Corral [apéndice de La pirámide de El Corral,
y Fernández Dávila, Enrique Tula, Hgo., de Jorge R. Acosta]. En Eduardo
1994 Enterramientos humanos de la época prehispánica Matos Moctezuma (coord.), Proyecto Tula,
en Tula, Hidalgo. México, inah (Científica, 276). primera parte. México, inah (Científica, 15).
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El “Cópil” del cerro
del Elefante, Hidalgo:
dilucidaciones sobre
el personaje
Stephen Castillo Bernal
Museo Nacional de Antropología, inah
Resumen: Se presenta un análisis estilístico y contextual de una escultura fragmentada localizada en la cima del cerro del Elefante, Hidalgo. Para
algunos investigadores, el sitio de donde se extrajo la deidad es mexica, mientras que ésta podría aludir al personaje histórico Cópil; lamentable-
mente, los datos de las excavaciones del sitio son nimios. En este trabajo se postula que la escultura no podría ser mexica, sino que se asocia con
la tradición tolteca tardía. Además, el sitio no podría ser el asiento de Cópil, por lo que la escultura tampoco podría ser alusiva a él. Los postulados
se basan en la revisión de las fuentes históricas y arqueológicas previas. Además, se incluyen las descripciones de algunos sitios adyacentes al
asentamiento, hechas durante las temporadas de campo del autor de estas líneas.
Palabras clave: cerro del Elefante, Cópil, mexicas, toltecas, estilo escultórico, geopolítica, valle del Mezquital.
Abstract: The article presents a contextual and stylistic analysis of a fragmented stone sculpture on the summit of Cerro del Elefante, an archaeo-
logical site in the state of Hidalgo, Mexico. Some researchers have identified this as a Mexica settlement and suggested that the sculpture might be
an early depiction of Copil, an important figure in Aztec mythology, claims difficult to assess given the scant excavation data on Cerro del Elefante.
In this article I postulate the sculpture is not Mexica, but instead associated with the late Toltec tradition. Furthermore, the archaeological site
cannot be the home of Copil, making the sculpture’s identification as such unlikely. The interpretations are based on a review of historical sources
and archaeological reports. The work includes descriptions of some nearby archaeological sites recorded in different field seasons of my project. .
Keywords: Cerro del Elefante, Copil, Mexicas, Toltecs, sculpture style, geopolitics, Mezquital Valley.
A
finales de la década de 1980, Ricardo Martínez, tepec hidalguense (Dahlgren et al., 2009). Otra pro-
arqueólogo del Centro inah-Hidalgo, atendió blemática radica en inferir la identidad y la cronología
una denuncia levantada por los pobladores de del personaje representado en la lápida, a partir de la
la localidad de Tunititlán. La población local recupe- evidencia arqueológica e histórica disponible para la
ró, en la cima del cerro del Elefante, una lápida que región de estudio (Martínez, 1994; López y Fournier,
representa a un personaje antropomorfo, así como una 2009; Acuña, 1985). Este ejercicio permitirá, además,
serie de clavos arquitectónicos en forma de cráneos reconstruir un poco más la geopolítica de esta zona
humanos. del Valle del Mezquital durante el Posclásico mesoa-
El investigador hizo una prospección y excavacio- mericano.
nes en la cima del cerro (Martínez, 1994), encontrando
las evidencias de un recinto amurallado de presumible El área de estudio
temporalidad mexica. En una de las estructuras, el ar-
queólogo halló una escultura antropomorfa mutilada. La localidad de Tunititlán se encuentra en la parte cen-
De acuerdo con él, el cerro del Elefante debió haber tro-este del estado de Hidalgo y pertenece al municipio
fungido como un área donde se llevaba a cabo una se- de Chilcuautla. Colinda al norte con Ixmiquilpan, al este
rie de actividades rituales por parte de los antiguos po- con Progreso de Obregón, al sur con Mixquiahuala de
bladores de la localidad. En un trabajo posterior, López Juárez y al oeste con Alfajayucan y Chapantongo (inegi,
y Fournier (2009) enuncian que la escultura descrita 2009). La localidad se encuentra asentada prácticamen-
por Martínez podría ser la representación del personaje te en las faldas y en las laderas del cerro del Elefante,
histórico Cópil, quien se asentó en la atalaya del cerro elevación que le otorga identidad al poblado (figura 1).
del Elefante para guerrear contra Huitzilopochtli. Los trabajos arqueológicos en la región únicamente
El objetivo de este artículo es dilucidar si el cerro se remontan al rescate de Martínez (1994) en la cima
Texcaltepec, mencionado en la Crónica mexicana de del cerro del Elefante. Los esfuerzos regionales de Gua-
Fernando Alvarado (1944), corresponde con el Texca- dalupe Mastache, Robert Cobean y Ana María Crespo
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La escultura
La escultura recuperada en la Iglesia Vieja fue labra-
da sobre roca basáltica (Hernández, 2010b). Consta
de “una figura masculina decapitada y de pie. En una
parte del cuello se observan los restos del collar; en el
centro del plexo solar tiene una oquedad rectangular Fig. 5 Cara norte del conjunto noreste del cerro del Elefante.
muy bien realizada” (Martínez 1994: 145). El personaje La construcción no fue explorada por Martínez. Fotografía:
presenta, además, sus brazos extendidos y las piernas Stephen Castillo Bernal.
separadas, “con las pantorrillas semidobladas hacia
adentro, sugiriendo movimiento” (Martínez, 1994:
145). La entidad presenta un máxtlatl y unas sanda-
lias. Otro atributo digno de resaltar es que el personaje
no presenta indumentaria sobre el torso, dejando ver
sus pechos; tampoco se talló ningún elemento en la
parte posterior.2 El torso descubierto puede abrir la
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0 20 cm
Figs. 8 (izq.) y 9 (derecha) Estelas toltecas con representación de guerreros estilizados. Nótese la rigidez de su postura. Fuente: Archi-
vo de Digitalización de las Colecciones Arqueológicas del Museo Nacional de Antropología. Secretaría de Cultura / inah / canon.
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4 De acuerdo con Cobean et al. (2012), las esculturas descritas por Jiménez
(1998) corresponden al periodo 2B de Tula Grande, aproximadamente entre Fig. 10 Lápida de guerrero de Tula. Fuente: tomada de Jiménez
el 900 y el 1150 d. n . e. Además, durante ese periodo, los “atlantes, los pilares (1998: 136, figura 52).
con figuras humanas en bajorrelieve, los chacmooles, los aros de juego de
pelota, varias lápidas y la mayoría de portaestandartes y atlantes pequeños
fueron labrados en basalto” (Cobean et al., 2012: 156).
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ubicado en el municipio de Huichapan, Hidalgo. En Texcatepec, pues las fuentes únicamente mencionan
efecto, las fuentes históricas que dan cuenta de la pere- a la primera elevación. En segunda instancia, Ricardo
grinación mexica mencionan este cerro “como cercano Martínez no se aventura a decir que la escultura mu-
a Tula”; de la misma forma se mencionan diferentes tilada pudiera ser la representación de Cópil, sino que
locaciones en las que los seguidores de Huitzilopochtli la conjetura se propuso después. Finalmente, Cópil no
fueron parando antes de llegar al “cerro de la serpien- es primo de Huitzilopochtli, sino su sobrino, en tanto
te”. En efecto, antes de llegar al Coatepec, en diferentes que el conflicto definitivo entre esos dos personajes
fuentes se cita el nombre de Ocozacapan. De acuerdo se suscita en Tepetzinco, después del estado de sitio
con Yamil (2014: 250), “a menos de 13 km al sureste del que enfrentaron los mexicas en Chapultepec, todo ello
Hualtepec existe una población llamada San Bartolo de acuerdo con lo asentado en las fuentes históricas.
Ozocalpan que pudo haber derivado del Ocozacapan Ahora bien, si el Coatepec mítico es el Hualtepec,
que menciona Kirchoff”. Otra población mencionada ¿qué papel tuvo en la geopolítica local el emplaza-
en las fuentes es Acahualtzinco, que puede relacionarse miento de Texcatepec? La cuestión es dilucidar si el
con las poblaciones actuales de Tecozautla, Huichapan asentamiento de la cima del cerro del Elefante corres-
y San José Atlán (Yamil, 2014: 251). ponde al mítico Texcaltepec de las fuentes o si este
Sin embargo, la evidencia arqueológica detectada emplazamiento se halla en otro lugar, como Malinalco.
en el cerro Hualtepec fortalece aún más la hipótesis De hecho, el cerro del Elefante se encuentra localizado
manejada, ya que en la cima de la elevación se hallan dentro de la localidad de Tunititlán, en tanto que la
construcciones interesantes, con “dos conjuntos de comunidad que sigue con rumbo norte es la de Texca-
estructuras conectados en los extremos de una calza- tepec. No obstante, este último sitio presenta varias
da de 400 m en orientación norte-sur” (Yamil, 2014: elevaciones, tanto al este como al oeste. Texcatepec
261). En el montículo sur se halló una escultura po- colinda al suroeste con la localidad de Huitexcalco
licroma: “El detalle más relevante de esta escultura de Morelos, región en la que se hallan algunas eleva-
es un cuerno en la parte superior y frontal de su ca- ciones parcialmente recorridas por el autor de estas
beza, el cual coincide con la imagen de la Xiuhcoatl, líneas; a decir de la gente local de Huitexcalco, en el
la serpiente que enciende Huitzilopochtli en el cerro pasado el territorio de Texcatepec abarcaba hasta esas
Coatepec” (Yamil, 2014: 263). latitudes (Kugel y Martínez, 2015: 178-181). Por otro
Las metonimias arqueológicas con los mitos loca- lado, en el margen noreste de Texcatepec se encuentra
cionales de la morada de Huitzilopochtli son dignas de una mesa ya casi agotada por la extracción de arena.
resaltar, por lo que la propuesta hasta el momento se- Sin embargo, al norte de la misma se halla uno de los
guida puede considerarse como plausible, hasta que se sitios arqueológicos más importantes de la región:
demuestre, empíricamente, lo contrario. Yamil (2014: Mesa Tandhé, también construido sobre una mesa,
253) también menciona que al noroeste del Hualtepec pero perteneciente a la localidad de El Tandhe. Así las
existe una presa “cuyo origen se desconoce, pero los cosas, ¿dónde pudo haberse construido el refugio de
pobladores afirman que data de hace mucho y que an- Malinalxóchitl y de su hijo Cópil?
taño llegaban aves migratorias”. En las fuentes se ha
asentado que Huitzilopoctli ordenó la construcción Los sitios de la región oeste
de una presa abajo del Coatepec. Precisamente esas de Texcatepec
investigaciones fueron las que orillaron a López Agui-
lar y a Fournier (2009: 136) a postular al respecto lo Durante 2015 y 2016 se practicaron recorridos de su-
siguiente: perficie de cobertura total a partir de las laderas del
cerro Motandhó, en la localidad de Santa María Bathá,
Otro cerro, conocido como Tuni o del Elefante, llevaba por con rumbo norte. Se recorrieron también otras ele-
nombre Tezcatepec, como la comunidad que se encuentra vaciones adyacentes al Motandhó, cruzando la loca-
en la ladera noroeste. De acuerdo con las tradiciones lo- lidad de Tepeitic para llegar a Huitexcalco de More-
cales ahí tuvo su asiento la fortaleza que construyó Cópil los. Como resultado de esas labores se identificaron
para guerrear con su primo Huitzilopochtli, atrincherado diferentes sitios arqueológicos. Para efectos de este
en el Coatépec [...] En su cima existe un recinto encerrado trabajo, únicamente se mencionarán los emplaza-
con varias estructuras arquitectónicas y se encontró una mientos detectados en las cimas de las elevaciones,
escultura de un personaje masculino con un hueco en pues otros sitios fueron descubiertos en las laderas
el pecho donde debería ir alguna incrustación, que bien bajas del Motandhó y de la elevación adyacente; estas
pudiera ser la representación del propio Cópil. últimas consistieron de caseríos de temporalidad tol-
teca. Además, cerca de estas elevaciones se halló una
Es necesario hacer algunas precisiones. La prime- representación gráfico rupestre, pero su temporalidad
ra tiene que ver con la diferencia entre Texcaltepec y debe ser mucho más temprana.
74
El “Copil” del cerro del Elefante, Hidalgo: dilucidaciones sobre el personaje
Motandhó, La Kiva Azteca y Oshca fueron los sitios Rojo 1.22 %; Texcoco Negro sobre Rojo 1.22 %; Texco-
más importantes. Los tres constan de un conjunto de co Blanco Fugitivo 0.6 %; Soltura Rojo Alisado 3.68 %;
alineamientos desperdigados en sus laderas medias. Se Jara Anaranjado Pulido 0.6 %; Ira Anaranjado Sellado
tratan de conjuntos de terrazas agrícola-residenciales; 0.6 %; Café liso sin nombre formal 0.6 %; Grupo Café
sin embargo, en las cimas se detectaron los restos de Quemado 11.04 %, y Grupo Café Monocromo 1.84 %.
algunos adoratorios. A partir de la cerámica recupera- Así, los materiales mexicas representaron un 81.54 %
da puede inferirse que se trata de construcciones pos- de los hallazgos, en tanto que los toltecas, un 18.36 %
clásicas, pues los escasos tipos hallados consisten de (figura 18).
materiales mexicas: Azteca Anaranjado, Monocromo, La Kiva Azteca, ubicada en las coordenadas
Azteca III Tardío Negro sobre Anaranjado y Texcoco 470512 E y 2238578 N, a una altitud de 2 187 metros,
Negro sobre Rojo, mientras que los materiales toltecas presentó el mismo patrón que el Motandhó: terrazas
fueron casi nulos. Por ejemplo, en el adoratorio de la agrícolas-residenciales en las laderas y construcciones
cima del Motandhó —ubicado entre las coordenadas más complejas en su cima. Nuevamente se detectaron
470771 E y 2237727 N, a una altitud de 2 213 metros— tiestos cerámicos correspondientes al apogeo mexica
se recolectaron algunos fragmentos erosionados de (loza anaranjada monocroma y negro sobre anaran-
vasijas uema, versión local de las vasijas tipo Tláloc jado, así como la roja bruñida Texcoco) y muy pocos
depositadas como ofrendas propiciatorias en diferen- fragmentos toltecas, en tanto que las construcciones
tes elevaciones del México central (Fournier, 2012) constaron de cuartos, presumiblemente habitaciona-
(figura 17). les, algunos de planta rectangular y otros circulares,
El Xicote, otro sector del sitio de Motandhó, carac- de ahí el nombre del emplazamiento (figuras 19 y 20).
terizado por la existencia de una profusa cantidad de El fechamiento relativo del sitio se sitúa mayorita-
terrazas agrícola-habitacionales, presentó un total de riamente para el Posclásico tardío. Se analizaron 474
163 fragmentos cerámicos, muchos de los cuales de- tiestos cerámicos: Cardonal Rojo Moldeado 2.74 %; Az-
bieron haber sido arrastrados desde las partes altas de teca Anaranjado Monocromo 59.70 %; Azteca I 1.26 %;
la elevación. Sus porcentajes fueron Azteca Anaran- Azteca III Tardío Negro sobre Anaranjado 0.84 %; Tex-
jado Monocromo 59.5 %; Azteca II 14.72 %; Azteca III coco Rojo Monocromo 4 %; Texcoco Negro sobre Rojo
Tardío Negro sobre Anaranjado 1.22 %; Texcoco Rojo 3.58 %; Meztitlán Negro sobre Crema 2.10 %; Grupo
Monocromo 3.06 %; Texcoco Negro y Blanco sobre Sillón 0.42 %; Sillón Inciso 0.21 %; Rebato Rojo Pulido
1.26 %; Jara Anaranjado Pulido 1.89 %; Proa Crema Pu-
lido 4.85 %; Soltura Rojo Alisado 3.37 %; Tollan Inciso
0.21 %; Ira Anaranjado Sellado 0.21 %; Manuelito Café
Liso 0.63 %; Abra Café Burdo 1.47 %; Grupo Pastura
0.21 %; Anaranjado Delgado 0.21 %; No Identificado
6.96 %, y Erosionados con un 2.95 % (figura 21).
Por último, Oshca cumplió con el patrón previo: te-
rrazas en sus laderas, en tanto que en su cima algunas
construcciones en precario estado de conservación.
Sin embargo, la cima de Oshca no presentó alinea-
mientos muy claros que pudieran identificarse como
adoratorios. En su caso, la cima presentó borrosos
Fig. 17 Adoratorio mexica detectado en la cima del cerro Fig. 18 Frecuencia de tipos cerámicos, sector Xicote, sitio Mo-
Motandhó. Fuente: pacrt, digitalizado por Carlo del Razo. tandhó. Fuente: elaboración propia.
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El “Copil” del cerro del Elefante, Hidalgo: dilucidaciones sobre el personaje
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Fig. 26 Modelo digital de elevación del sitio Mesa Tandhé. Nótese las estructuras monumentales en la parte central de la mesa.
Fuente: pacrt.
Fig. 27 Levantamiento topográfico parcial del área de monumentos de Mesa Tandhé. Fuente: pacrt.
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El “Copil” del cerro del Elefante, Hidalgo: dilucidaciones sobre el personaje
cantidad de materiales arqueológicos en superficie; la Como el lector habrá notado, existen dos posibles
complejidad arquitectónica de sus construcciones; las sitios en los que pudo haber radicado Cópil, el hijo de
redes de intercambio, evidenciadas con la detección Malinalxóchitl —si es que el Texcaltepec de las fuentes
de lozas provenientes del Soconusco chiapaneco y de corresponde al Texcatepec hidalguense—: el cerro del
la península de Nicoya en Costa Rica, con fragmentos Elefante o Mesa Tandhé. Entonces llegamos de nue-
de vasijas tipo Plumbate o Nicoya Policromo (Shepard, va cuenta al inicio del ensayo, ¿a quién representaba
1948; Diehl et al., 1974; Fahmel, 1988), así como con la escultura hallada en la Iglesia Vieja del cerro del
la vista estratégica que permitía a sus pobladores Elefante?
vislumbrar la región circundante. Por tanto, es casi
un hecho que ese sitio se fundó durante el Epiclásico ¿Es o no es? Comentarios finales
(650-900 d. n. e.) y su uso continuó durante el auge tol-
teca (900-1100 d. n. e.). Por ello considero que el sitio Los dos emplazamientos con arquitectura monumental
fue uno de los centros secundarios más importantes en la región de Texcatepec propician que se piense en
del antiguo Estado tolteca, y que allí se recabaron los la existencia del bastión en el que creció Cópil. A su
tributos de las comunidades rurales adyacentes para vez, los sitios mexicas detectados en la parte oeste
canalizarlos a la sede de los atlantes (figuras 28 y 29). del cerro del Elefante, destacando Oshca y su proba-
Todas estas dudas cronológicas, así como la comple- ble xiuhcóatl, que mira hacia el Elefante, reafirman la
jidad social que alcanzaron los antiguos pobladores idea de López y Fournier (2009) de que en la cima de
de Mesa Tandhé, comenzarán a ser abordadas con las los cerros de la región de Tula, durante el Posclásico
excavaciones que comenzaron en 2017. tardío, las evidencias arquitectónicas y artefactuales se
relacionan con mitos primigenios de tradición nahua.
Así, la serpiente que mira hacia el “probable asiento
de Cópil” puede relacionarse con el suceso mítico del
nacimiento de Huitzilopochtli o con el enfrentamiento
que posteriormente tendría con los centzonhuitznahua;
o también con el enfrentamiento que celebró con Cópil
en Chapultepec.
Desde mi punto de vista, la escultura no puede ser
concebida como una representación de Cópil por varias
razones. En primera instancia, el personaje carece de
su cabeza. Muchos pobladores de Tunititlán han conta-
do que la cabeza original la tiene “un doctor de Progre-
so de Obregón”. Otros sujetos han dicho que parientes
suyos, hace mucho tiempo, encontraron esculturas de
piedra verde y de basalto, pero que misteriosamente
Fig. 28 Cara oeste de la Estructura I de Mesa Tandhé. “se han perdido”. La ausencia del rostro del personaje
Fotografía: Stephen Castillo Bernal.
es crucial, pues sin ella es difícil reconocer la identidad
del personaje, ya que podría incluso ser una mujer y no
un varón, pues algunas diosas mexicas guerreras por-
tan máxtlatl, al igual que la vestimenta del personaje
de la Iglesia Vieja. Además, es necesario considerar que
la escultura fue desacralizada, “matándola”. Si ello es
así, ¿la cabeza la tendría alguna persona de las locali-
dades o fue retirada desde épocas arcanas?
Así las cosas, el personaje podría tener varias iden-
tidades. Podría ser Cópil, una mujer o incluso un cent-
zonhuitznahua (Bertina Olmedo, 2017, comunicación
personal). Ahora bien, todas estas hipótesis se sus-
tentan en el hecho de que la morada de Malinalxó-
chitl y de su hijo se haya edificado en el Texcatepec
hidalguense. Recordemos que la Relación de Atengo y
Fig. 29 Restos de muro “toltec small stone technique”, Mizquiahuala da cuenta de diferentes celebraciones y
detectado en la estructura contigua a la I. Estos muros son peregrinaciones hacia la cima del cerro del Elefante,
característicos del periodo tolteca, entre el 900 y 1100 d.C. lo cual le otorga una importancia manifiesta e históri-
Fotografía: Stephen Castillo Bernal. ca. Empero, ¿qué pasaría si la morada no se encuentra
79
Arqueología 58 • agosto, 2019
en el cerro en cuestión? Si ello fuera así, la otra posi- presentada por los tiestos cerámicos correspondientes
bilidad recaería en el sitio de Mesa Tandhé. Este úl- a su apogeo. Además, los materiales de superficie tam-
timo lugar, como se mencionó, presenta una fuerte bién podrían indicar que en algún momento coexis-
ocupación tolteca. Sin embargo, el emplazamiento tieron los usuarios de estas lozas en Mesa Tandhé. Lo
aún no ha sido excavado, por lo que sus materiales que sí es un hecho es que, a pesar de que la recolección
de superficie no son nada concluyentes. Empero, exis- de superficie es arbitraria, las frecuencias cerámicas
te un curioso patrón. Sabemos que la recolección de se repiten, lo cual debe obedecer a algún patrón cul-
superficie es meramente subjetiva, aunado a que los tural, que únicamente podrá dilucidarse a partir de
materiales están siendo paulatinamente afectados por las exploraciones estratigráficas del emplazamiento.
diferentes procesos de transformación del registro ar- Precisamente esos porcentajes superficiales de ma-
queológico (Schiffer, 1996). Sin embargo, tras llevar teriales cerámicos mexicas hacen pensar en la existen-
acabo los análisis tipológicos pertinentes se detectó cia de un tabú que les impedía a los actores mexicas
un patrón: la loza menos frecuente es la de tradición repoblar el sitio. Si se piensa en los beneficios del si-
mexica, incluyendo las estructuras monumentales. tio, como una privilegiada posición geomorfológica,
Esto es importante, al menos en la región, pues los la existencia del río Tula a las faldas de la mesa, así
grupos mexicas prácticamente repoblaron toda el área
cultural. Recordemos, por ejemplo, cómo repoblaron
el Palacio Quemado de Tula, construyendo sobre él
una serie de unidades domésticas. Pero eso, al menos
superficialmente, no fue detectado en Mesa Tandhé.
En 2015 se recolectaron 36 tiestos cerámicos en las
inmediaciones de la Estructura I de ese sitio. Los ma-
teriales aztecas tuvieron 5.55 %, mientras que los epi-
clásicos alcanzaron 16.66 %, y finalmente, los toltecas
tuvieron 75 %. Los restantes materiales no pudieron
ser identificados (Castillo et al., 2017). Por su parte,
en otro sector del sitio, denominado tentativamente
como central, que comprende gran parte de la mesa,
se recolectaron 168 fragmentos cerámicos, con las
siguientes frecuencias: 16.66 % para las colecciones
aztecas, 20.83 % para las toltecas y 51.19 % para los Fig. 30 Frecuencia de tipos cerámicos recuperados en superficie.
tiestos epiclásicos (Castillo et al., 2017). Similares fre- Estructura I de Mesa Tandhé. Fuente: elaboración propia.
cuencias de aparición se registran en otras estructuras
del sitio.
No obstante, hay que tomar en consideración que
fueron pocos los materiales recolectados y que aún
falta explorar estratigráficamente los monumentos.
A pesar de ello se puede plantear que el sitio tuvo dos
importantes momentos de ocupación: uno epiclásico y
otro tolteca. No está de más mencionar que los tiestos
cerámicos, por lógica, no pueden asemejarse a una en-
tidad viva; en este caso, un artefacto no tiene la cua-
lidad de dar cuenta de un grupo social. La identidad
es dinámica, por lo que la cultura material empleada
por cada agente social tiene la misma cualidad (Jones,
1997). Empero, las tradiciones cerámicas detectadas
en superficie han sido documentadas en gran parte de
la literatura arqueológica, correspondiendo a tres pe-
riodos bien definidos: Epiclásico (650-900), Posclásico
temprano (900-1200) y Posclásico tardío (1200-1521).
Es probable que los materiales de superficie correspon-
dan a diferentes momentos cronológicos, esto es, que
la fundación del sitio haya sido durante el Epiclásico y
que, una vez abandonado, éste haya sido repoblado por Fig. 31 Frecuencia de materiales cerámicos, sector central de
grupos toltecas o mexicas, cuya evidencia estaría re- Mesa Tandhé. Fuente: elaboración propia.
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El “Copil” del cerro del Elefante, Hidalgo: dilucidaciones sobre el personaje
como un yacimiento de arena para la construcción de encontrar. La labor, por supuesto, es excavar regis-
monumentos, es difícil explicar por qué otros grupos trando puntualmente todo y entregando los informes
no lo repoblaron, sobre todo después del colapso tol- pertinentes. Sólo así podríamos postular cuál de estos
teca. Quizá ése fue el verdadero sitio en el que creció dos sitios fue el cerro de Cópil (si es que éste existió
Cópil. Quizá tal sitio fue considerado como un em- en la zona de estudio, pues sigo inclinándome por las
plazamiento tabú y respetado por los mexicas, pues evidencias de Malinalco), y si en verdad esta escultu-
ahí creció el hijo de Malinalxóchitl; aquel que osó en- ra da cuenta de un personaje mítico o histórico, pues
frentarse al gran Huitzilopochtli y cuyo corazón sirvió hasta el momento no hemos pensado en la posibilidad
para marcar la tierra prometida: la gran Tenochtitlan. de que el sujeto de la lápida dé cuenta del dignatario
Pero ello nos llevaría a otras interrogantes: ¿el sitio de principal del cerro del Elefante.
Mesa Tandhé se terminó de edificar antes de la caída Unas últimas observaciones. El hecho de que el
de Tula? ¿O acaso las tribus que seguían a Malinalxó- asiento verdadero de Cópil y de su madre sea el sitio
chitl coexistieron con los pobladores toltecas origina- de Malinalco, en el Estado de México, no le resta im-
les de esta mesa? portancia al estudio. Lo anterior se sustenta en que,
Hasta el momento sigue siendo sugerente la pro- como advirtieron López Aguilar y Fournier (2009), en
puesta de Yamil (2014) respecto de la existencia del las cimas de los cerros de la región del Valle del Mez-
Coatepec en el cerro Hualtepec. Lo que ahora sigue es quital, para el Posclásico Tardío, existen evidencias
dilucidar si el Texcaltepec de las fuentes corresponde arqueológicas que demuestran la celebración de ri-
al Texcatepec hidalguense. Ya vimos que hay dos si- tuales de rememoración de mitos nahuas origina-
tios que podrían haber fungido como la sede de Cópil. rios. Bajo ese razonamiento es también factible que
Ambos requieren de exploraciones, sobre todo para los sitios arqueológicos mencionados no hayan sido
esclarecer la secuencia cronológica. Mesa Tandhé, por la morada objetiva de las huestes de Malinalxóchitl o
ejemplo, comenzará a develar sus secretos a partir de de Cópil. Sin embargo, quizás esos sitios y su cultura
los hallazgos que surjan desde 2017, mientras que la material rememoraban los mitos primigenios mexi-
cima del cerro del Elefante tendrá que esperar al me- cas: el triunfo de Huitzilopochtli contra su hermana
nos un par de años. Un puntual registro estratigráfico Coyolxauhqui, el surgimiento de la xiuhcóatl, la osadía
permitiría dilucidar la temporalidad de la escultura. y la derrota definitiva de Cópil. Como ya se indicó, la
Por mi parte, sigo sosteniendo que la manufactura de única forma de resolver estos enigmas es comparar ob-
la escultura se gestó durante el Posclásico temprano, jetivamente lo que las fuentes escritas dicen y lo que
durante los últimos años del apogeo tolteca. Su esti- uno reconstruye de los contextos arqueológicos. Sin
lo es tolteca, pero le otorga un halo a las creaciones lugar a dudas estos mitos primigenios nahuas, plas-
mexicas. Entonces, es un estilo de contacto, un estilo mados en la arquitectura o en la escultura, pueden
generado cuando dos colectividades coexisten duran- abonar en un mejor entendimiento de la región, desde
te un tiempo y un espacio. La cuestión es empatar la el desarrollo y colapso tolteca, hasta el surgimiento
historia mítica con las evidencias arqueológicas. Esto del imperio mexica.
es difícil, pues la historia tiende a maximizar ciertos
eventos y ocultar otros. Además, la historia mítica no Bibliografía
necesariamente debe corresponder con la realidad.
Por ello mismo, la historia debe ser leída con cautela
y como investigadores no debemos acusar un verifi- Acosta, Jorge
cacionismo, donde se desee forzar las evidencias ar- 1943 Los colosos de Tula. Cuadernos Americanos, XII
queológicas para que corroboren los sucesos escritos. (6), pp. 138-146.
Así, para dilucidar si las historias plasmadas en los 1956 Resumen de los informes de las exploraciones
documentos son fidedignas, es menester emprender arqueológicas en Tula, Hgo., durante las VI, VII
un ejercicio arqueológico crítico que hable a partir de y VIII temporadas, 1946-1950. Anales del inah
la evidencia material. De lo contrario se operará de (37): 37-115.
una manera deshonesta, intelectualmente hablando. 1957 Resumen de los informes de las
Quizá algún día, el mítico poblador que custodia exploraciones arqueológicas en Tula, Hgo.
la cabeza del monolito la devuelva a la gente de Tu- durante las IX y X temporadas, 1953-1954.
nititlán. Ésa sería una forma sencilla para esclarecer Anales del inah (38): 119-169.
la identidad del personaje. La otra opción, más labo-
riosa aún, consiste en el despliegue de los trabajos de Acuña, René (ed.)
excavación en los sitios de Mesa Tandhé y del cerro 1985 Relación de Atengo y Mizquiahuala. En
del Elefante. A final de cuentas, excavar es como abrir Relaciones geográficas del siglo xvi: México (t. 1,
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Arqueología 58 • agosto, 2019
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Dos tumbas en el barrio
zapoteca de Teotihuacan
Resumen: Teotihuacan interactuó profusamente con el resto de Mesoamérica. En la década de 1960 se detectó un área denominada “Tlailotlacan”
o “Barrio Oaxaqueño”, a 3 km de la Calzada de los Muertos, ya en el poblado de San Juan Teotihuacan; allí se encontraron indicios de presencia
zapoteca. En 2008 y 2009, las investigaciones del Proyecto Barrio Zapoteca de la Zona de Monumentos Arqueológicos de Teotihuacan-inah derivaron
en el hallazgo, entre otros, del sitio TL 11 (N1-W6). Se detectaron dos tumbas, una en el relleno de la plataforma poniente del conjunto, que contenía
los restos de una niña y una ofrenda con vasijas zapotecas de la fase Xolalpan (450-550 d. C.); la segunda se halló debajo del piso del patio central,
aunque fue vaciada durante una de las etapas constructivas posteriores. Las investigaciones indican que el área es la posible cabecera del barrio,
pues se encontró la plataforma de su templo. El objetivo del artículo es reafirmar la importancia de la presencia zapoteca en esa área de Teotihuacan,
sustentada en una raigambre cultural o religiosa común.
Palabras clave: Zapoteca, tumbas, Tlailotlacan, Teotihuacan, barrio.
Abstract: Teotihuacan interacted extensively with the rest of Mesoamerica. In the 1960s an area called Tlailotlacan or the Oaxaca Barrio was de-
tected, 3 km from the Avenue of the Dead, now part of the town of San Juan Teotihuacan, where there were signs of Zapotec presence. In 2008 and
2009 the work of the Zapotec Barrio Project of the Archaeological Monuments Zone of Teotihuacan-inah resulted in the discovery of the site dubbed
TL 11 (N1-W6), along with others. Two tombs were detected, one in the fill of the west platform of the complex. One contained the remains of a girl
and an offering with Zapotec vessels from the Xolalpan phase (AD 450-550); the second was found under the floor of the central patio, although it
was emptied during one of the later building stages. Research indicates that the area might have been the head place of the neighborhood, because
the platform of its temple was found there. The objective of this article is to reaffirm the importance of Zapotec presence in that area of Teotihuacan,
based on a shared cultural or religious background.
Keywords: Zapotec, tombs, Tlailotlacan, Teotihuacan, barrio, neighborhood.
H
ablar de la presencia zapoteca en Teotihuacan años de 2008 y 2009, con el Proyecto Barrio Zapoteca
quizás ya no nos sorprenda tanto debido a la de la Zona de Monumentos Arqueológicos de Teotihua-
gran dinámica que caracterizó y vinculó a esa can (zmat), resguardada por el inah, cuando se propuso
gran urbe con el resto de Mesoamérica. La cantidad de investigar sistemáticamente varios de esos sitios, con lo
objetos hallados en las múltiples excavaciones proce- que se desencadenó una serie de hallazgos, como el del
dentes de distintos lugares se relacionan con culturas sitio TL: 11 (N1-W6), donde se encontraron dos tumbas
del Golfo de México, de Occidente, del norte, del área zapotecas: la primera se detectó durante la temporada
maya, por mencionar algunas. Así, se ha reconocido la 2008, en el relleno de la plataforma poniente de ese
presencia de un barrio llamado “De los Comerciantes”. conjunto residencial. Contenía los restos óseos de una
A partir de los trabajos arqueológicos de finales de la niña y una ofrenda mortuoria, consistente en los restos
década de 1960 realizados tanto por René Millon, di- de un cánido y en varias vasijas teotihuacanas, así como
rector del Theotihuacan Mapping Project (1966-1969), otras del más puro estilo zapoteca, las cuales se han
como por Evelyn Rattray, se plantearon la existencia ubicado como correspondientes a la fase Xolalpan (450-
de un área que llamaron “Tlailotlacan” o “Barrio Oa- 550 d. n. e.). La segunda tumba se encontró, ya vacía,
xaqueño”, ubicado a 3 km al poniente de la Calzada de en la temporada 2009, debajo del piso del patio central
los Muertos, en el barrio de San Juan Evangelista del del mismo conjunto; se propone que se vació debido a
poblado de San Juan Teotihuacan. los cambios hechos entre la segunda y la tercera etapa
En las décadas siguientes, fueron varios los indicado- del conjunto. La información aquí expuesta pretende
res hallados en distintas excavaciones que reafirmaron compartir y contribuir a reafirmar la presencia y per-
la presencia zapoteca en esa área. Pero fue hasta los manencia zapoteca en esa área.
Dos tumbas en el barrio zapoteca de Teotihuacan
El Barrio Oaxaqueño (Tlailotlacan) Albán IIIA (Millon, 1967: 42), varios entierros en posi-
ción extendida y los restos de una tumba con antesala,
Esta zona, descubierta por René Millon y su equipo característica también de Monte Albán, llamada “de
de trabajo durante el Teotihuacan Mapping Project fosa o de cajón” (Gallegos, 1978), junto a una estela de
(Millon, 1964), se encuentra ubicada en las laderas del piedra que sirvió de jamba de la tumba y que tenía la-
cerro Colorado Chico, en el límite poniente del área brados un glifo zapoteca y un numeral (Rattray, 1993:
urbana de la ciudad antigua de Teotihuacan, y dentro 81-82); el primero es de forma circular, con un símbolo
del actual barrio de San Juan Evangelista, del poblado de fuerzas opuestas, y debajo figura el numeral 9.
de San Juan Teotihuacán de Arista, a 3 km al poniente En 1982, como parte del Proyecto Especial Teoti-
de la Calzada de los Muertos, aproximadamente a la huacan 1980-1982 dirigido por Rubén Cabrera, Patricia
altura del complejo Ciudadela; comprende los sectores Quintanilla excava parcialmente el sitio 69, identifi-
N1 W6 y N2 W6 del plano de Millon (figura 1).
El barrio, según Spence (1999), se compone de diez
a quince conjuntos locales distribuidos en un área de
350 a 400 m2 de este-oeste y norte-sur, respectiva-
mente; además, se propuso la nomenclatura TL (de
Tlailotlacan)1 más el número de sitio para la identifi-
cación de cada conjunto (figura 2).
En el área se evidenció, durante los recorridos de
superficie que llevó a cabo R. Millon en su trabajo
topográfico, la presencia de restos de materiales en-
tre los que destacaba un complejo cerámico similar
a la cerámica gris zapoteca; además se observó que
existían unidades habitacionales distantes entre sí,
construidas con piedras de río de buen tamaño y blo-
ques de tepetate recortados, pegados con lodo, a di-
ferencia de los materiales empleados en los conjuntos
habitacionales cercanos al área monumental, donde
generalmente se recurrió a bloques de piedra basalto Fig. 1 Ubicación de los barrios foráneos. Plano arqueológico y
y argamasa de cal. Esto conlleva algunas connota- topográfico de la antigua ciudad de Teotihuacan. Fuente:
ciones, pues la particularidad del conjunto pudo no tomado de Millon et al. (1973); señalizaciones añadidas.
sólo haberlos distinguido de otros grupos, sino que
justifica que se asentaran en esas laderas y en las ba-
rrancas o en el cerro mismo para el aprovechamiento
de los recursos propios de ese medio, como el agua
y los cantos rodados por las corrientes, así como de
los afloramientos de tepetate y demás materiales para
la construcción de las viviendas y el desempeño de
sus actividades, incluso de aquellos otros de índole
atávico que les recordaran su arraigo respecto de las
tierras de donde venían, es decir, de asentamientos
en las laderas o terrazas en los cerros.
A partir de 1966 inició una serie de investigacio-
nes en Tlailotlacan por parte de la Universidad de las
Américas, a cargo de John Paddock y Evelyn Rattray
(figura 3).
Para el siguiente año, René Millon, a cargo del Teo-
tihuacan Maping Project, llevó a cabo excavaciones en
el sitio 7; allí, el arqueólogo Juan Vidarte recuperó ma-
teriales de filiación zapoteca, entre los que destacan
dos urnas funerarias relacionadas con la fase Monte
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Dos tumbas en el barrio zapoteca de Teotihuacan
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que se encontraba un tanto deslizada y a punto de caer. faltantes de manos y pies y otras partes del esqueleto;
Además, se observó que estuvieron selladas en su mo- estaba en mal estado de conservación debido al alto
mento con una argamasa de lodo. Desde el techo, a grado de humedad en esa parte del terreno, y se hallaba
80 cm, logramos liberar el interior, corroborando la colocado sobre una capa de tierra de aproximadamen-
presencia de un entierro con sus vasijas ofrendadas, te 10 cm de espesor por encima del tepetate natural
por lo que se confirmaba hasta ese momento la pre- (figura 8 y 9).
sencia de una tumba (figura 7). Lo sobresaliente en este caso es la ofrenda funeraria
que acompañaba al individuo, además de los restos de
Descripción del entierro un cánido colocado casi a la entrada de la tumba, en
muy mal estado de conservación, y del que sólo pudie-
El tipo de entierro era primario, indirecto, en posición ron identificarse partes del cráneo, algunos dientes y
decúbito dorsal extendido con los brazos a los lados colmillos, además de 10 objetos cerámicos:
y las piernas ligeramente flexionadas, con el cráneo
orientado hacia el oeste; presentaba deformación bi-
lobular, se identificó como un individuo del sexo fe-
menino, de la segunda edad (entre 12 a 15 años), con
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Descripción de la tumba 1
Para construir esta tumba en el momento que fue
requerida para los funerales de la adolecente, se tuvo
que excavar desde la parte superior de la plataforma,
casi al centro de la fachada este, a una profundidad
aproximada de dos metros; la tumba corresponde al
estilo llamado de “fosa o cajón”, que se conforma por
muros verticales de piedras irregulares medianas de
basalto y andesita, amalgamadas únicamente con
lodo, desplantando desde el suelo de tepetate natu-
ral, de planta rectangular, sin antecámara, con en-
trada viendo al este, con una orientación de 95º, con
umbral tipo sardinel, y piso hecho con una cama de Fig. 14 Vista frontal de oriente-poniente. Acceso de la tumba
tierra de escasos 5 cm de espesor, sobre el cual fueron 1. Fuente: Proyecto Barrio Oaxaqueño, inah.
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Dos tumbas en el barrio zapoteca de Teotihuacan
Millon, René
1964 The Teotihuacan Mapping Project. American
Antiquity, 29 (3): 345-352. Cambridge,
Cambridge University Press.
1967 Urna de Monte Albán III-A encontrada en
Fig. 19 Vista del basamento del templo de TL11, desde el Teotihuacán. Boletín inah (29, 1a ép.): 42-44.
ángulo suroeste. Fuente: Proyecto Barrio Oaxaqueño, inah. México, inah.
Paddock, John
1966 Ancient Oaxaca. California, Stanford University
Press
1976 Arqueología de la mixteca. En Los señoríos y
estados militares. mphyc 19: 299-235. México
Rattray, Evelyn
1993 The Oaxaca Barrio at Teotihuacan. Monografías
Fig. 20 Otra vista desde el lado sur del basamento, con patio Mesoamericanas (1). Cholula, Instituto de
enlajado (al mero estilo zapoteco) y su altar central al frente de su Estudios Avanzados-Universidad de las
escalinata con alfarda. Fuente: Proyecto Barrio Oaxaqueño, inah. Américas.
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El culto al cocodrilo:
cognición y arte del Formativo
Terry Stocker temprano en Mesoamérica
Verónica Ortega Cabrera
Zona Arqueológica de Teotihuacán, inah.
Resumen: La tesis central de este artículo propone que, en algún lugar de Mesoamérica donde los cocodrilos abundaban, debió comenzar el culto
a ese animal, cuya imagen devino en uno de los símbolos más utilizados por las élites y se extendió ampliamente en el entorno cultural. Por otro
lado, algunos arqueólogos plantean que la ausencia de esculturas fuera del área nuclear olmeca significa que esa sociedad no tenía dominio sobre
territorios lejanos. Aquí se sostiene que la hegemonía se refleja en que la élite olmeca concentró el culto al cocodrilo en su área nuclear, por ello la
constante presencia de esta expresión en San Lorenzo, Veracruz, sitio que se convirtió en un centro de peregrinación. Por último, en aras de evitar las
confusiones derivadas de una visión “cristiana” del arte mesoamericano, promovemos interpretaciones animistas; específicamente, reinterpretamos
la llamada “Cruz de San Andrés” como un signo/símbolo que debe leerse como sacrificio humano: La Cruz de Sacrificio Humano (lcsh).
Palabras clave: olmecas, culto, cocodrilo, cognición, periodo Formativo, Mesoamérica.
Abstract: The central thesis of this article is that the veneration of crocodiles must have begun somewhere in Mesoamerica where they were an
abundant species. Their image became one of the symbols most widely used by elites and that extensively spread throughout the cultural landscape.
Some archaeologists argue that the absence of stone sculpture outside the Olmec heartland means this society had no hegemony over distant areas
such as the Mexican highlands. In this respect it is suggested that the hegemony of the Olmec elite is reflected in the veneration of the crocodile
in its heartland, which explains the constant presence of this expression in San Lorenzo, Veracruz, turning it into a pilgrimage center. Finally, in an
effort to avoid confusion stemming from a “Christian” viewpoint of Mesoamerican art, we advocate animistic interpretations, specifically reinterpre-
ting “St. Andrew’s Cross” as a sign/symbol to be read as human sacrifice: the Cross of Human Sacrifice (chs).
Keywords: Olmecs, veneration, crocodile, cognition, Formative period, Preclassic period, Mesoamerica.
D
urante varios años, el artículo de Flannery y vasijas del Formativo temprano de la costa del Golfo
Marcus (2000) “Formative Mexican chiefdoms se encuentran en el área mixteca y zapoteca, y no a la
and the myth of the ‘Mother Culture’” fue consi- inversa, lo que confirmaría su propuesta acerca de que
derado, por algunos, como una de las teorías más influ- la cerámica de San Lorenzo fue “exportada”.1
yentes de la arqueología mesoamericana; sin embargo, En segundo lugar, Flannery y Marcus argumentaron
ahora podemos afirmar que las bases que sostienen que el área nuclear olmeca no era la cuna de una “cul-
sus hipótesis deben ser reconsideradas. Comenzaremos tura madre”. Delineaban dos escuelas de pensamiento:
evaluando brevemente algunas de sus ideas. una, la errónea escuela olmeca-céntrica (de individuos)
Flannery y Marcus presentan dos puntos básicos: en que promovía una “cultura madre” en la que los olme-
primer lugar, el corpus de materiales conocidos como cas se veían diferenciados de sus contemporáneos
“olmecas” de la costa del Golfo de México, no era con- mesoamericanos, bajo un enfoque de élites, creando
sistente con el área de origen, pues se incluían rasgos así el sistema simbólico del Formativo temprano de
que no pertenecían a esa región; de la misma forma, 1150-500 a. n. e. En el lado opuesto se encontraban los
diversos elementos que se suponía que habían teni- seguidores de Flannery y Marcus, quienes sostenían
do su origen en las tierras húmedas del golfo habían que la olmeca no era una sociedad más avanzada que
sido hallados en otros contextos más tempranos en el resto de sus contemporáneas y que contribuyeron
diversas regiones de Mesoamérica. Al respecto Bloms- poco o nada a la posterior civilización mesoamericana;
ter (2010), con base en datos de análisis detallados de hoy sabemos que esto no es correcto (Cyphers y Di Cas-
contextos y activación neutrónica en fragmentos ce- tro, 2009; Symonds et al., 2002). San Lorenzo era un
rámicos, ha demostrado que las afirmaciones de Flan-
nery y Marcus sobre las distribuciones, frecuencias y 1 Con el término exportación nos referimos a que fue producida en un área y,
orígenes de la cerámica no pueden sostenerse, pues las a través de las redes de intercambio, fue consumida en otras.
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estado prístino, mientras que los sitios del Formativo San Lorenzo. Carrasco (1999) analiza esta idea como
temprano en Oaxaca eran cacicazgos (Clark, 2007). De la ciudad sagrada y la periferia. Para citarlo:
hecho, Flannery y Marcus centraron su discusión en
la complejidad social, a partir de un modelo biológico, Los asentamientos aztecas en particular se organiza-
en lugar de analizar la difusión de las ideas (sobre todo ban alrededor de complejos ceremoniales, que servían
del arte). A propósito, su artículo comenzó como una de teatros para muchas clases de actuaciones, incluyendo
respuesta antagónica a la idea de que la cultura olmeca la matanza ritual de seres humanos y animales. Nuestra
era la “madre” de las civilizaciones mesoamericanas. comprensión de la historia de las religiones mesoameri-
canas se vuelve extraordinariamente rica y problemática
Cultura madre cuando nos enfrentamos a actos prodigiosos de violen-
cia, la mayoría de los cuales se llevaron a cabo en las
Una “cultura madre”, como se define históricamente, monumentales ciudades ceremoniales y en relación con
no existe en ninguna parte. Sin embargo, Flannery y un ordenamiento de la vida social, particularmente com-
Marcus utilizaron el concepto de Mother Culture como plejo y jerárquico que ha sido identificado como urbano
punto de partida para desarrollar sus argumentos. La (Carrasco, 1999: 1; cursivas añadidas).
pregunta inicial fue: ¿existe un centro desde el cual
una ideología religiosa, y su representación en el arte, Proponemos que la suma del centro y la perife-
comenzaron y se extendieron a lo largo del Formativo ria de Carrasco se remonta al Formativo temprano, y
temprano en Mesoamérica? ése es uno de los objetivos del presente artículo. Sin
Como Blomster (2010: 135) señaló: “La cerámica embargo, hay que hacer hincapié en que las comu-
olmeca [...] exhibe símbolos que pueden representar nidades periféricas pueden alterar, modificar o ela-
elementos icónicos de creencias religiosas y de una borar/transformar todas y cada una de las ideas (Ca-
cosmología en desarrollo”. En las páginas siguientes rrasco, 1999: 66). Para clarificar, la religión no es
pretendemos definir la intención de algunas creencias sino un elemento de la cultura; así que no tenemos
religiosas de esa cosmología. Sin embargo, es nece- la intención de crear un hombre de paja, es decir, una
sario precisar que nuestros conocimientos, basados cultura madre. Antes bien, planteamos que una de las
en documentos históricos, acerca de la difusión del bases del posterior complejo religioso mesoamerica-
pensamiento religioso budista, cristiano e islámico, no fue el culto al cocodrilo, y que tal comenzó en un
apuntan a que siempre hubo un lugar de origen, tanto área para ser retomado posteriormente, enriquecido
de la ideología como de su representación artística, y asimilado por otras. Ciertamente, las áreas perifé-
desde donde se extendió hacia diversas regiones, con ricas hicieron variaciones o adiciones a las ideas del
las variantes históricas de cada caso; y ese punto o núcleo central y éstas pudieran haberse manifestado
lugar de origen se transformó en un centro de pere- en expresiones de artefactos. Con los datos disponi-
grinación. En este contexto, argumentaremos a favor bles, consideramos que “una” línea base de la reli-
de la identificación de Olman, “la tierra de los olme- gión mesoamericana se estableció alrededor de 1300
cas” (Veracruz oriental y Tabasco occidental), como a. n. e. en Mesoamérica y continuó, con alteraciones y
un lugar de origen y centro de peregrinación para el variaciones, hasta 1521 d. n. e., cuando dos sistemas
sistema simbólico mesoamericano. religiosos muy diferentes chocaron.
La difusión de las ideas religiosas no se vincula di- Una última precisión: por culto al cocodrilo enten-
rectamente con el nivel de complejidad social, sino demos una manifestación en la que este animal ocupó
que tiene una relación más estrecha con la concien- un lugar central entre muchos otros organismos, for-
cia histórica de los individuos: ¿qué piensan ellos de mando parte del simbolismo ligado a las élites y como
su existencia y su relación con el medio ambiente?, y uno de los símbolos cosmogónicos más importantes de
¿cómo se traducen esas creencias en comportamientos la ideología mesoamericana (Garduño, 2010; Leasure,
cotidianos?; más importante aún: ¿de dónde proviene 2000). Presumiblemente, la cosmología del Formativo
cualquier ideología y por qué? También debemos pre- temprano seguiría evolucionando hasta convertirse
guntarnos: ¿qué significa, entendido en su totalidad, en lo que Durán (1971) describió acerca de la religión
un artefacto que encarna un sistema de creencias, azteca y Thompson (1970) lo hiciera para el caso de los
para los miembros del colectivo en cuestión? mayas. Además, retomando el señalamiento de John
Las ideas comienzan, en efecto, en un lugar y se Berger (1980), el cual establece que los animales entra-
extienden a la periferia, y basándonos en las obras de ron por primera vez en la imaginación humana como
muchos arqueólogos que serán citados más adelan- mensajeros y promesas, consideramos que es necesa-
te, especialmente Blomster, podemos suponer que el rio enfatizar el papel del cocodrilo en la construcción
origen de la ideología mesoamericana del Formativo cosmogónica mesoamericana, pues hasta el momento
comenzó en los alrededores de —si no en el propio— la arqueología de la región ha relegado el tema.
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El culto al cocodrilo: cognición y arte del Formativo temprano en Mesoámerica
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Cielo/relámpago y tierra/terremoto
En su texto, Flannery y Marcus muestran motivos de-
corativos a los que denominaron Sky/Lightning (figura
3a-c) y Earth/Earthquake (figura 3d-g). Contrario a su
interpretación, consideramos que estas combinacio-
nes se refieren a lo cocodriliano/la tierra/la fertilidad,
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El culto al cocodrilo: cognición y arte del Formativo temprano en Mesoámerica
expresados como un todo que fue dividido en dos, tema que se colocará una bandera, para simbolizar la có-
que abordaremos en otro espacio. Marcus ha interpreta- pula/fertilidad. Los detalles son abundantes y aquí se
do la hendidura en la cabeza de Earth/Earthquake como mencionan sólo algunos, pero el punto es que se trata
una fisura, similar a las que en ocasiones resultan de de una ceremonia con rasgos prehispánicos y católi-
los terremotos, idea que nos resulta poco probable pues cos en la que las dos mitades adoran el mismo mundo
no hay mayores datos que la respalden. Sin embargo, y animista, pues en una parte del pueblo se bendicen las
buscando apoyar esa propuesta, hemos recuperado el flores en honor de San Antonio, y en la otra, en honor
vocablo en lengua mixe terremoto: üs, y cocodrilo, üs de San Nicolás.
pin, los cuales resultan sumamente parecidos o relacio- Lo anterior nos permite reflexionar en torno a las
nados (Reilly, 1994: 98). La relación entre el cocodrilo evidencias materiales que los arqueólogos tratamos de
y el terremoto se establece —probablemente— porque, explicar, pues bien podríamos hallar imágenes dife-
para la mayoría de las poblaciones mesoamericanas, el rentes que representasen, en esencia, la misma adora-
mundo descansaba en la parte posterior del cocodrilo; ción. La ceremonia de “Pone Bandera” es un ritual de
abundaremos al respecto más adelante. Si el cocodrilo fertilidad pagano, para el mismo “dios sincretizado”,
se movía, la Tierra temblaba. De nuevo, la probabi- pero con dos imágenes diferentes que representan los
lidad de una conexión entre terremotos y fisuras es dos lados de Mixquiahuala.
improbable.
Hace varias décadas Stocker et al. (1980) se refirie- Cognición
ron a lo que Flannery y Marcus llaman “fisura” como
la “hendidura” entre las órbitas oculares del cocodri- Antes de explorar otros elementos artísticos del For-
lo (o caimán); para complementar, proponemos que mativo temprano, necesitamos tener un mejor marco
los motivos de la figura 3 tienen el mismo referente: de referencia para comprenderlo. Hay excelentes es-
el cocodrilo, y que las figuras 3a-c son virtualmente tudios sobre la cognición que se enfocan en el lado
idénticas a la cabeza del cocodrilo en la figura 1, ex- fenomenológico (Renfrew y Scarre, 1998). Lambros
cepto que las crestas sobre los ojos son más fluidas Malafouris (2007: 7) resume mejor este acercamiento
en la figura 3a que en la figura 1. Sin embargo, puede cognitivo cuando establece que “los conceptos y las
observarse que la “fisura” existe en la fig. 3a. La fi- ideas religiosas emergen dentro de la mente y pos-
gura 3 d-f parece haber incorporado una cara de tipo teriormente se anclan a través de varias ‘estrategias
humano en el motivo. Consideramos entonces que los intuitivas’ internas para lograr el valor de superviven-
motivos tienen el mismo referente, pero no el mismo cia”. Cualquier interés de parte del ser humano en el
significado, pues una mitad pudo verse como el cielo/ mundo de los animales es motivado, claramente, por
la luz, y la otra como tierra/terremoto, diferentes as- la supervivencia, y el animal ubicado en la cumbre
pectos del cocodrilo. de la cadena alimenticia en Mesoamérica, después del
Por otra parte, Blomster (2010: 138) desarrolla una hombre, es el cocodrilo.
explicación similar y argumenta que la “olla de dra-
gón” que Flannery y Marcus identifican desde Tlapaco-
ya para mostrar el “cielo/ relámpago” versus “tierra”, es
en realidad el frente y perfil de la misma entidad (co-
municación personal de Blomster con Stocker, 2016).
Un concepto similar sobrevive en una ceremonia de
raíces prehispánicas de 20 días en la ciudad de Mix-
quiahuala, Hidalgo,2 conocida como “Pone Bandera”.
En dicha ocasión la ciudad se divide por la mitad y en
cada parte se siguen los mismos rituales durante 20
días, iniciando con la salida de dos grupos de hombres,
quienes emprenden una peregrinación de dos días a
las montañas para recoger un tipo orquídea. Al regre-
sar, las flores son entregadas a las mujeres, quienes las
tejen en las cuerdas y rosarios que portarán los hom-
bres durante una danza de fertilidad. Un grupo de
hombres, uno para cada lado de la ciudad, construirá
una ermita donde se llevará a cabo la danza, mientras
que otros más construyen la plataforma alta sobre la Fig. 3 Cielo/relámpago (a-c), tierra-terremoto (d-f); nuestra
propuesta es que se trata de dos representaciones diferentes del
2 Stocker estuvo presente en dicha ceremonia en 2015. cocodrilo. Fuente: tomado de Flannery y Marcus (2000: fig. 8).
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El culto al cocodrilo: cognición y arte del Formativo temprano en Mesoámerica
Los procesos cognitivos de la memoria visual y el Tenemos entonces, hasta este punto, el hecho de
replicado, asumidos bajo la memoria autobiográfica, que el cocodrilo aparece en el arte público a lo largo del
son prácticamente iguales para los individuos del pre- espacio y del tiempo en Mesoamérica. Ahora, necesita-
sente que para los sujetos del Formativo mesoameri- mos reafirmar que la élite se identificó con el cocodrilo
cano (Conway y Pleydell-Pearce, 2000). Como niños y determinar la forma en que la sociedad asumió el
pequeños aprendemos acerca de nuestro entorno in- estatus superior de la élite y del cocodrilo. Flannery y
mediato debido a dictados biológicos, mediante las Marcus señalan que este animal representa la tierra,
neuronas espejo, copiando a nuestros padres (Stocker, pero es mucho más que eso. La tierra representa la
2017). Por lo tanto, suponemos que muchos pequeños vida, la fertilidad, y el cocodrilo encarna la vegetación,
olmecas varones aprendieron a ser agricultores, pero incluyendo el maíz (figura 6). Sin embargo, la tierra no
también guerreros, y cazaron cocodrilos como parte puede hacer nada a menos que los humanos la ayu-
de su entrenamiento. Por su parte, las niñas olme- den a través de rituales para crear fertilidad y dar vida
cas aprendieron de sus madres a ir al río en busca de (Stocker, 2015).
agua, con cautela por la probable presencia de cocodri- El hecho de que el cocodrilo represente a la tierra
los hambrientos. Su memoria autobiográfica tomaba lo coloca en el centro (o el comienzo) de la experiencia
distintas referencias de la religión animista, en una cognitiva del Formativo mesoamericano. Es evidente
convivencia cotidiana con cocodrilos, jaguares y ser- que otros animales son importantes, ya que hay 10
pientes. Una realidad de la que todos estaban entera- en el calendario de 260 días; sin embargo, como se
dos es que a veces, los seres humanos, especialmente ha establecido, el cocodrilo representa a la élite, la
los niños, eran comidos por cocodrilos o mordidos por cual controlaba el arte público. Por supuesto, debemos
serpientes (Stocker et al., 1980). considerar que había dos élites: las que creaban/con-
La élite religiosa que practicaba el sacrificio humano trolaban el gobierno, y las que hacían lo mismo con
enseñó esa habilidad cognitiva a los jóvenes que serían la religión, por lo que fueron los sacerdotes quienes
sus sucesores 4 y heredarían también sus privilegios
(Stocker, 1993, 2002b), pero resulta interesante pen-
sar en el reto cognitivo que enfrentaron las primeras
personas en Mesoamérica que practicaron un ritual
de extracción de corazón: aprender y hacer (Keller y
Keller, 1996).
¿Qué sabían los habitantes de Olman acerca del
comportamiento del cocodrilo que provocaría cam-
bios en su forma de diferenciarse socialmente? Este
animal se encuentra a la cabeza de la cadena alimenti-
cia y, entre otras características, puede llegar a co-
merse a sus descendientes (canibaliza), propiedad
única entre los animales que están representados en
el calendario de 260 días.
Como John Berger (1980) señala, los animales en-
traron por primera vez en la imaginación humana
como mensajeros y promesas. A lo largo de las Améri-
cas (y del mundo), la gente adoraba a los animales y
creaba mitos acerca de ellos (Urton, 1985); también
sabemos que ciertos animales estaban asociados con
determinados estatus sociales (Leasure, 2000), por
lo que es posible asumir que las primeras religiones
debieron basarse en los elementos del entorno inme- b
diato. Sabemos que los cocodrilos son animales for-
midables que atacan y comen humanos; tenían que
ser adorados. La primera metáfora era animal, el co-
codrilo era élite.
a
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Arqueología 58 • agosto, 2019
informaron, tanto a los gobernantes como a la gente dos. La autora también discute (Bernal-García, 2007:
común, de los poderes del cocodrilo (Serafino, 2016).5 78) el papel de las plumas de la espátula rosada (Ro-
A partir de un marco cognitivo, debemos tomar en seate spoonbills), especie migratoria que fue cazada
cuenta la consideración de Shore (1996: 190), la cual hasta la extinción en la zona, pero que vivía y se cria-
propone que los pueblos del Formativo temprano pro- ba en aguas costeras o pantanosas, de los cuales uno
bablemente visualizaron las relaciones de subsistencia de sus principales hábitats o parada migratoria debió
con los animales como una forma de intercambio más ser Olman, donde llamó la atención de comerciantes
que como un simple acto de depredación. La literatu- y peregrinos.7
ra etnográfica tiene muchos casos documentados de Por otro lado, Carolyn Tate (2008) ofrece un intere-
seres humanos consumidos por cocodrilos en Meso- sante análisis semiótico de los monumentos del For-
américa (Stocker et al., 1980).6 mativo medio de La Venta, y los vincula con los mitos
Entonces, si uno de los componentes más utilizados de creación mexicas y mayas. Sin embargo, más allá de
en la religión mesoamericana era el sacrificio humano, la manipulación humana del paisaje, su apreciación de
conducido por la élite, será importante analizar con la ecología y la antropología son escasas. Nos informa
qué frecuencia se ejecutó y en qué lugares. Los datos que La Venta era única en el mundo mesoamericano,
más abundantes con los que contamos se refieren a los por las piedras traídas de regiones tan lejanas como
sacrificios practicados por los mexicas, la mayoría de la costa del Pacífico. Al cuestionar los productos que
los cuales se llevaron a cabo en Tenochtitlan, su ciudad podrían haber sido comercializados, propone el cacao,
capital. Los sacrificios a gran escala fueron motivo de los productos del mar, el alquitrán y los jaguares. No
asistencia, en calidad de espectadores, para personas menciona plumas rosadas ni cocodrilos, sin embargo,
de otras áreas, particularmente de los sectores privile- elabora un mítico cocodrilo de una manera tangencial.
giados, quienes replicaban estas prácticas o las comu-
nicaban a sus coterráneos que no podían asistir a los El Trono 1 [...] ha sido interpretado como representando
actos; para tal efecto se valían de su memoria visual. a un monstruo de la tierra como el de un cocodrilo o un
dragón. Varios relatos aztecas indican que un cocodri-
El paisaje lo o caimán primordial era la sustancia misma de una
creación inicial de la tierra. En la Histoyre de méchique,
La arqueología del paisaje nos permite visualizar los los hermanos Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, en forma de
sitios desde una perspectiva integral, como un todo serpientes, se enroscaron alrededor de una diosa de la
constituido por el medio ambiente y la creación huma- tierra (Cipactli), una diosa de cocodrilos (o de otra criatu-
na, postura que tiene en consideración las diferentes ra acuática), mientras flotaba en las aguas primitivas. La
conexiones entre ambos. Claramente, si no miramos desgarraron en dos partes. Su parte superior del cuerpo
más allá de las fronteras de un sitio, limitamos nuestra se convirtió en el cielo y su parte inferior en la tierra. En
comprensión del mismo y, para el caso que nos ocupa, otra versión de la historia, cuatro seres menores viajaron
no podemos pensar en San Lorenzo simplemente como por los cuatro caminos hacia el centro de la tierra, o el
el asentamiento actualmente definido. centro del cuerpo de Cipactli, y después de haber elevado
Para este tema hemos revisado dos estudios de su parte superior, lo apoyaron con dos árboles. Entonces
paisaje, con la idea de transitar de la etnohistoria a la los cuatro seres fueron a las cuatro esquinas de la tierra
prehistoria. En el detallado estudio de Bernal-García y del cielo para actuar como partidarios o separadores
(2007: 83) sobre la fiesta mexica de tres meses que [...] El cuerpo de Cipactli se convirtió en la superficie de
daba comienzo en el mes de Quecholli, se nos informa la tierra —su pelo sus árboles y hierbas, su boca, cuevas
que las actividades rituales se practicaban más allá del y ríos, etc—. Estas historias tienen una notable similitud
recinto sagrado de Tenochtitlán y de los límites de la con los tronos del Complejo B en términos de sujetos y
ciudad misma. Entre esas actividades se incluían la ca- distribución. El cocodrilo está en el centro y es desmemb-
za ritual (para la alimentación), de la cual algunos par- rado. La cabeza está en la parte delantera del trono y dos
ticipantes tomaban las cabezas de los animales como de los cuatro dedos de los pies están en los lados (Tate,
trofeos; además, los esclavos también eran sacrifica- 2008: 47-48, fig. 2.10).
5 Un caso del último siglo nos recuerda el fuerte vínculo entre gobierno y Por lo tanto, es posible que los orígenes de la mi-
religión: los estadounidenses tienen presente el adulterio del expresidente tología maya y mexica se remonten cognitivamente al
William Clinton (la élite del gobierno) quien, después de consultar con su
pastor (élite religiosa), declaró a sus conciudadanos y al mundo: “He pecado”. Formativo, específicamente a la adoración que la élite
6 Podríamos asumir incluso que no sólo los seres humanos fueron sacrifica-
dos ritualmente, sino también los cocodrilos, y la carne de ambos debió ser 7 Terry Stocker ha visto espátulas rosadas en los everglades de Florida, de
consumida en ocasiones especiales. Si los cautivos humanos eran alimento pie, en las mismas aguas con caimanes. Ésa es un ave muy impresionante y
de cocodrilos y luego éstos eran sacrificados y comidos, estaríamos ante una nos preguntamos si los cocodrilos no las atacan debido a su color. Si eso fuera
especie de “canibalismo retrasado”. así, habría añadido mística para los habitantes mesoamericanos.
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El culto al cocodrilo: cognición y arte del Formativo temprano en Mesoámerica
de Olman fomentó en torno al cocodrilo. Una vez más, giosos, políticos y económicos (Carrasco, 1999: 7). Esto
no menciona ni cocodrilos ni plumas rosadas, aunque tanto para San Lorenzo como para Chalcatzingo, pues
es muy probable que la élite olmana los usara como es poco probable que el arte público que exhiben estos
una muestra de estatus. lugares fuera elaborado para uso exclusivo de los ha-
Tate también considera que las personas que arri- bitantes locales, y que no se relacionara directamente
baban en peregrinación a La Venta pudieron llevar con los peregrinos, tema que trataremos más adelante.
también una buena parte de las piedras con las que Por lo tanto ¿qué representan las cabezas colosales?
fueron erigidos y tallados los monumentos y los ob- Opción A. Héroes jugadores de pelota, decapitados
jetos de prestigio. Con el objetivo de comprender (sugerido por Tate, 2008: 55). No consideramos posible
mejor este fenómeno, hemos retomado el ejemplo de que representen ello,8 y aunque así fuera, no cambiará
un centro de peregrinación inca en las dos pequeñas el punto final de este artículo.
islas del lago Titicaca: “Según las antiguas tradiciones Opción B. Los líderes de las comunidades periféricas
andinas, los cuerpos celestes se elevaron por primera que fueron conquistadas, por lo que se elaboraron las
vez al cielo desde estas dos islas [...] dedicadas al Sol y cabezas para ser ofrendadas a manera de trofeos. Será
la Luna. Como el punto de origen de las deidades del muy difícil probar esta propuesta, aún con el apoyo
cielo, las islas estaban entre los lugares más sagrados tangencial de los tzompatlis del Posclásico, además de
del Imperio inca y fueron visitados por peregrinos de que en diversos momentos y lugares era la élite del
todo el reino” (Stanish y Bauer, 2008: 45). poder la que buscaba ser retratada.
En otras palabras, debemos considerar la idea de Opción C. Retratos de los caciques de las comuni-
que los peregrinos llevaban piedra a La Venta, ya que dades circundantes, incluso zonas periféricas, que hi-
la mayoría de los centros precolombinos no pueden cieron alianzas con San Lorenzo. Esta opción podría
entenderse sin alguna referencia a la peregrinación tener mayor fundamento si recordamos ejemplos tar-
(Stocker, 1983). Tate ha argumentado que el diseño díos como el caso de la triple alianza en el Posclásico.
urbano de La Venta es una materialización de los mi- Si no hubiese registros escritos, no sabríamos de esta
tos de creación, y compartimos la idea de que ése debió heterarquía tan importante, que parece ser la regla y
ser un factor de atracción regional, convirtiéndolo en no la excepción en la evolución política (Small, 1995).
el principal centro de peregrinaje del Formativo me- Hoy en día, gracias a las inscripciones sabemos de las
dio en Mesoamérica. Imaginemos por un momento alianzas entre los mayas, y algunos de los últimos
a los cocodrilos y las espátulas rosadas, así como a hallazgos son intrigantes (Vance, 2016). De hecho, a
los jaguares y los cotingas azules, grabándose en la medida que retrocedemos en el tiempo, con demasiada
mente de los peregrinos, no sólo por el espectáculo frecuencia nos quedamos sin evidencias de alianzas,
de observarlos vivos, sino por toda la parafernalia y conquistas, tributo o peregrinación, que sabemos
los atuendos en que se utilizaban las pieles, plumas, eran vitales para cualquier estado o jefatura (Stocker,
huesos y colmillos. 1987). En la actualidad contamos con componentes
del Formativo temprano en la mayoría de los sitios a
Cabezas colosales lo largo de Olman, los cuales han sido excelentemente
reportados por Pool (2007, 2010), por lo que es posible
En cuanto a las esculturas de piedra olmeca y las cabe- que en el futuro podamos dilucidar sobre la existencia
zas colosales, Flannery y Marcus (2000: 16) nos dicen: de algunas alianzas. Por otro lado, la idea de que San
“La verdadera pregunta es: ¿con qué frecuencia esa Lorenzo pudiera haber sido la cabeza de una poderosa
escultura aparece como un ‘elemento intrusivo’ en las alianza expansionista explicaría por qué las colosales
tierras altas mexicanas?”, lo que significa para ellos cabezas fueron golpeadas y desfiguradas al final, pues
que los olmecas no tenían hegemonía sobre las tierras estaríamos en condiciones de establecer dos salidas:
altas porque las esculturas de piedra, especialmente revueltas internas o competencia con otras alianzas.
las cabezas colosales, no eran “exportadas”. Una vez más, incluso si la opción C es verdadera, no
Sin embargo, hay otra manera de interpretar los cambiará el punto final de este artículo.
datos si partimos de una pregunta distinta: ¿Por qué Opción D. Antiguos gobernantes o ancestros. Ésta
se debe ‘exportar’ la escultura de piedra? Sabemos es la opción más probable, y se apoya en las represen-
que San Lorenzo era un estado prístino, que presu- taciones de la élite en diferentes partes de Mesoamé-
miblemente controlaba las exhibiciones públicas de rica (Guiteras, 1961: 78, Eerkens et al., 2016).
arte (Stocker, 1987), por lo que seguramente también La idea de Carrasco sobre la suma del centro y la
era un centro de la peregrinación (para el culto del periferia podría remontarse al Formativo temprano;
cocodrilo). Así, al ser escasas las representaciones mo-
nolíticas y colosales se incentivaba el interés regional, 8 Stocker prepara un texto en donde discutirá esta propuesta en el contexto
haciéndolo más atractivo y poderoso en términos reli- más amplio del juego de pelota en Mesoamérica.
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9 Este paisaje se encuentra detallado en Wake (2016, especialmente en la 11 Un procedimiento similar pudo ser el del sacrificio de corazón: habría
p. 57). especialistas viajando para ejecutarlo por razones específicas.
10 La escultura (de cuatro pies de alto y dos de ancho) muestra un rostro 12 Indudablemente, nuestra capacidad de analizar y entender el pasado será
humano que mira desde una máscara dividida (a cada lado), similar a lo que mucho más fácil una vez que los bancos de datos electrónicos estén en su
Flannery y Marcus entienden por tierra/terremoto (Earth-Earthquake) en vis- lugar, y esperemos que esto pueda ocurrir antes de 2025. Stocker (Stocker y
ta frontal (Stocker, 1986). Desafortunadamente, nada de “mérito científico” ha Lamb, 1991) ha argumentado a favor de la creación de bases de datos centra-
sido publicado acerca de La Chole, y la escasa información electrónica proce- lizadas y accesibles. Para ello, necesitamos tener en cuenta la declaración de
de de un artículo de prensa de La Jornada de Guerrero, en el que no se mencio- Clark y Coleman (2014) relativa a que una historia detallada de las orejeras
nan los jades olmecas que se encontraban en el pequeño museo hacia 1990. mesoamericanas tendrá varios libros.
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El culto al cocodrilo: cognición y arte del Formativo temprano en Mesoámerica
dedicada a la peregrinación (Stocker, 2012), por lo que De vuelta al contexto del Formativo, intentamos
habría tenido una población menos numerosa a la es- comprender cómo y porqué comenzaron las peregri-
timada.13 Por su parte, McCafferty (2007: 215) define a naciones, entendiendo que éstas dieron un estatus
Cholula como un “centro de peregrinación [en donde] especial a ciertos lugares, por lo que la creación del
los nobles de muchas partes de México central man- “primer centro de peregrinación” debió requerir de
tuvieron ‘casas de vacaciones’ para sus visitas durante una aguda manipulación de la cognición, en la que
los festivales”, lo que pudo ocurrir también en Teoti- los incentivos para legitimarse y obtener la devoción a
huacan en un momento dado. nivel regional pudieron incluir la ingesta colectiva de
Incluso en la actualidad, las peregrinaciones a la carne de cocodrilo en ocasiones especiales, así como
Basílica de Guadalupe dan muestra del asombro reve- el arreglo entre las élites. Por otro lado, Stocker et al.
rencial de los asistentes ante la imagen sagrada que (1980) propusieron que las cuencas de tierra artificia-
resguarda el recinto; así, podemos imaginar, durante les de San Lorenzo pudieron fungir como criaderos de
el Formativo temprano, a los peregrinos que se aven- cocodrilos, cuyas crías tienen muchos enemigos, prin-
turaban desde lugares en los que el arte público era cipalmente las aves; pero si permanecen protegidas
mínimo y llegaban a San Lorenzo (y más tarde a La por tan sólo seis semanas, la proporción de enemigos
Venta), donde observaban la abundancia de imágenes cae significativamente. Y a su regreso, algunos pere-
de gran formato y calidad artística.14 En esa misma re- grinos pudieron llevar consigo jóvenes cocodrilos, con
gión, en Otatitlán, Veracruz, una localidad del río Pa- los hocicos atados, hasta las tierras altas, junto con
paloapan que es centro de peregrinación tradicional, objetos de cerámica y piedra; esto se sustenta en que
Stocker tuvo la oportunidad de dialogar, en 1984, con algunos huesos de cocodrilo han sido hallados en el
el sacerdote local, el padre Martínez (Stocker, 2002: sitio de Consentida, Oaxaca, correspondiente al For-
148-158); la conversación versó particularmente acer- mativo temprano (Hepp, 2015), y en sitios posteriores
ca de las ofrendas de maíz que los peregrinos llevan al en esa misma entidad (Fernandez, 2004), aunque es
Cristo Negro, cuyas cantidades resultaron impresio- probable que esos ejemplares provinieran del lado Pa-
nantes, sobre todo porque ahora se pueden trasladar cífico mesoamericano.
en auto y camión. Lo esencial aquí es la propuesta de De los 10 animales representados en el calendario
un simple cálculo: si San Lorenzo era un centro de mesoamericano de 260 días, sólo el cocodrilo gobierna
peregrinación al que llegaban aproximadamente 5 000 el agua, y es un animal muy fértil, pues en promedio
peregrinos (un cálculo muy prudente) y cada uno traía pone 42 huevos a la vez. Si los jóvenes de 10 nidos pu-
5 espigas (no muchas), nos da un total de 25 000 es- dieran ser protegidos, en poco tiempo nacerían unos
pigas (una cantidad considerable).15 La conversación 400 cocodrilos, mientras que otro tanto podría haber-
con el padre Martínez permitió saber que en la década se ofrecido como alimento a los peregrinos.
de 1970 ya se recibían ofrendas de carne de venado Respecto de las peregrinaciones como actos de le-
ahumada y hacia la década de 1980 comenzaba a dis- gitimación, García (2012) nos ofrece una rica compi-
minuir la ofrenda de maíz para sustituirla por dinero lación de ejemplos que, debido a la supresión católica,
en efectivo.16 han desaparecido:
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[…] Los chichimecas de Xólotl tomaron posesión ce- Un punto importante [...] a entender es que, de acuerdo
remonial de la tierra a través de un circuito de peregri- con las descripciones de estos sacrificios, mucho más es-
nación en el que cuatro jefes aliados treparon a los picos fuerzo se puso en el baile, el canto, el movimiento en pro-
más altos que rodeaban la laguna, prendieron fuego a cesión, a veces el caminar a larga distancia, y el cambio
haces de hierba malinalli, colocaron marcadores de lími- de trajes que en el acto real de matar a la gente [...] Un
tes y dispararon flechas a las cuatro esquinas del universo paisaje ceremonial está marcado [...] y está siendo llevado
(García, 2012: 204). a la vida al mismo tiempo que un imitador de la deidad
está siendo preparado para una transformación definitiva.
Una vez que hemos reconocido a los peregrinos
como elementos clave del discurso religioso, las ca- A medida que superemos la visión estática de las so-
bezas colosales de San Lorenzo cobran sentido,17 pues ciedades mesoamericanas y apreciemos el dinamismo
las características de un paisaje específico no son sólo de los vínculos y las interacciones en función de los
simbólicas de las criaturas y eventos ancestrales, sino cuales las personas pensaban, creían y participaban
que se entienden como transformaciones reales de los en una religión (Inomata y Coben, 2006), rompien-
seres y los acontecimientos. Algo similar considera- do así con la monotonía de las actividades de subsis-
mos para los bajorrelieves de Chalcatzingo, cuyos mo- tencia, podremos interpretar mejor el paisaje social
tivos encarnan una narración histórica sagrada, en la del Formativo temprano (Beekman, 2003), en el que
que probablemente se representa la ejecución de un seguramente las exhibiciones públicas del sacrificio
individuo que no pagó algún tributo (monumento II) humano no eran exclusivas de los grupos de élite, sino
(figura 8), pues coincide con escenas de ejecución en que funcionaban como discursos amplios en los que el
registros etnohistóricos mesoamericanos (Stocker y argumento central era “hambre por muerte”. Al res-
James, 1988); esta nueva visión es más coherente que pecto, Fahlander y Kjellström (2010: 4) declaran:
la idea de que se trata de una escena ritual sin sentido
claro. La arqueología de los sentidos no apunta necesariamente
En cuanto a la cognición, ya no es posible sostener a explorar y desarrollar un lado “más suave” de la prehis-
que el monumento II y el resto de los bajorrelieves de toria. Por el contrario, puede concernir tanto la ciencia
Chalcatzingo fuesen elaborados únicamente para la dura como cualquier área tradicional de investigación.
población local, pues su mensaje simbólico/histórico Sin embargo, es obvio que las experiencias sensoriales
debió llegar a una audiencia mucho mayor, incluyen- están a menudo muy estrechamente ligadas a un reper-
do a comerciantes y peregrinos, tal como ocurre con torio de sentimientos y es difícil omitirlo de la discusión.
las cabezas colosales de San Lorenzo. Así, el paisaje El problema obvio es que los sentimientos en general se
cultural del Formativo temprano no era estático; se consideran relativos en los niveles individual y cultural.
mantenía en constante dinamismo gracias al ir y ve-
nir de personas, y en este movimiento, lugares como Ahora sí, podemos imaginar a ciertos peregrinos de
Chalcatzingo y San Lorenzo funcionaron como sitios élite en San Lorenzo con capas de cocodrilo, posible-
teatrales, en los que se materializaban los principales mente regaladas por los líderes de este centro religioso
mitos cosmogónicos.18 a los visitantes, y esto explicaría la figura de Atlihua-
Una vez en el lugar, los peregrinos necesitaron in- yan (Stocker et al., 1980). Con todas las cabezas colo-
volucrarse en actividades rituales, como lo demuestra sales de San Lorenzo a la vista al mismo tiempo, los
la asistencia de grupos de élite a los grandes sacrificios líderes debieron experimentar una sensación de poder,
de extracción de corazón efectuados en Tenochtitlán, al tiempo que los visitantes se asombraban y compar-
por lo que cabe la posibilidad de que en San Lorenzo tían los símbolos (Taussig, 1993; Flannery, 1976: 338,
los sacrificios humanos incluyeran a hombres y niños quien describe un fragmento de mandíbula de coco-
que fueron arrojados a los cocodrilos hambrientos, drilo hallado en Fábrica San José, Oaxaca, como un
como parte de una representación ritual.19 Al respec- posible componente del traje de un personaje).
to, Carrasco (1999: 7) nos dice: Terminamos esta sección citando las palabras ini-
ciales del artículo de Lucero y Kinkella (2015) sobre
la peregrinación y la cognición. “Los mayas clásicos
17 Aquí podríamos pensar en la peregrinación de la misma manera que los (250-950 d. C.) vivían en un mundo multidimensional
aborígenes australianos vieron su paisaje y encarnaron la historia sagrada que comprendía tres capas: un cielo con trece niveles,
(Morphy, 1991; Lepper, 2006).
18 Los habitantes y visitantes de Chalcatzingo bien pudieron concebir que
la superficie de la tierra que flotaba sobre un mar pri-
las dos protuberancias montañosas del sitio representaban al cocodrilo, con- mordial representado como la espalda de un coco-
virtiéndolo así en un poderoso lugar de peregrinación. drilo o tortuga”.
19 Recomendamos ampliamente el texto de López Luján (2005: 189-191)
acerca del cráneo de cocodrilo y la ofrenda asociada localizada en el Templo
En este punto consideramos importante ampliar el
Mayor de Tenochtitlán. concepto de “exportación” de Blomster para la cerámica
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El culto al cocodrilo: cognición y arte del Formativo temprano en Mesoámerica
Fig. 8 Ilustración basada en el monumento II de Chalcatzingo, Morelos, México. Fuente: tomado de Stocker y James (1987).
de San Lorenzo localizada en Oaxaca, bajo el supuesto espíritus como con las prácticas existentes de repre-
que ésta debió ser un regalo para la élite local que em- sentación e interpretación. Y como en ese momento
prendió una peregrinación a San Lorenzo. Y éste no es la mayoría de las sociedades compartían un paisaje
un caso aislado, ya Joyce y Henderson (2010: 187) nos simbólico animista, el que la gente de Olman viajara
advierten un hecho similar en Honduras: con pequeños cocodrilos debió tener un efecto positivo
para la expansión de su ideología.
¿Qué significaba para los habitantes de los sitios del pe- De esa forma Olman se mantuvo como el centro geo-
riodo Formativo [en Honduras] hacer y usar objetos cuyas gráfico de un gran sistema en el que la periferia abaste-
características estilísticas hubieran hecho que sus usua- cía de bienes, ya fuese a manera de tributo o de ofren-
rios se destacaran localmente como diferentes mientras da a los templos y representantes religiosos; esta idea
que simultáneamente conectan a personas en diferentes apoyaría el punto en el que Joyce y Henderson (2010:
áreas? ¿Se consideraban tales objetos distintivos locales 197) argumentan que los sitios hondureños muestran
como evidencia de identidad “exótica” o extranjera o sim- el conocimiento de toda la gama de prácticas innovadas
ple diferencia dentro de la localidad? En otras palabras, en otros lugares. Las culturas de Honduras no pueden
¿durante el periodo Formativo los habitantes de la actual considerarse como periféricas en las redes del periodo
Honduras trataron de ser “olmecas”? ¿Y qué podría sig- Formativo mesoamericano en ningún sentido, excepto
nificar para ellos “ser olmeca”? el geográfico.
El tema cognitivo referente a la similitud de estilos
Tratar esos asuntos cognitivos es muy importan- y símbolos es sencillo si lo comparamos con el de la
te, pues nos mueve a cuestionarnos sobre la forma en innovación, particularmente porque aún es demasiado
que los motivos y diseños olmecas llegaron hasta tie- pronto para que la arqueología mesoamericana pueda
rras centroamericanas; podemos inferir que algunos abordarlo, sobre todo para comprender el Formativo
peregrinos llevaron objetos y símbolos desde Olman, temprano, pues carecemos de mucha información por
a la vez que grupos olmecas se trasladaron para in- falta de excavaciones y análisis detallados. A lo largo
formar de su cosmología y representaciones artísti- del tiempo y el espacio, una persona, o un grupo pe-
cas. Lo anterior coincide con la noción perceptiva de queño, debió concebir algo desconocido con anterio-
Joyce y Henderson (2010: 197), quienes establecen que, ridad y a partir de ese pensamiento creó un artefacto
para que la nueva imagen se asentara en un conjunto o una práctica; de esta forma alguien pensó en la pri-
local preexistente, debía ser compatible con las com- mera cabeza colosal olmeca y otros reprodujeron esa
prensiones en uso, tanto del papel de los individuos propuesta, con variaciones obvias. La cuestión de las
en el mundo y sus relaciones con los antepasados y los primeras ocurrencias reales afectará a los arqueólogos
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motivar a mayas y mexicas para considerarlo como un animal en el río Éufrates, pues se le cazó en exceso
ser primigenio, protagonista del inicio del tiempo en para obtener sus pieles (Graham y Beard, 1973: 213).
ambos calendarios. Y mientras que los fundamentos teóricos de la cog-
San Lorenzo, como estado prístino, fue capaz de nición son indispensables, los arqueólogos necesita-
existir debido a la abundancia de recursos acuáticos, mos centrarnos en asuntos prácticos de la disciplina,
elemento que no pasó inadvertido para cualquier pe- razón por la cual debe abandonarse el hábito recurren-
regrino, o los lugareños, que no lo consideraban como te de publicar datos aislados cada vez más copiosos y
una simple suerte ecológica, sino como un regalo de poco manejables, para construir un banco de datos
los dioses, de los cuales el cocodrilo, “amo de los pe- electrónicos con ilustraciones de los cocodrilos en el
ces”, era el líder de la élite (Lathrap, 1973). Incluso, la arte mesoamericano, así todos tendríamos la posi-
relación entre la presencia de cocodrilos y la abundan- bilidad de acceder rápidamente a hallazgos como el
cia de peces tiene que ver con que las heces del saurio cilindro completo de Cuyamel, que lleva una versión
impulsan la cadena alimenticia acuática; de hecho, del perfil de cocodrilo (Healy, 1974: fig. 4e).
Thompson (1970: 220) señaló la relación de peces y
cocodrilos en el arte maya y la ideología (figura 10). Reconocimientos
En los casos documentados en los que se cazan los
cocodrilos, la población de peces cae. Guy Hepp, John Gatewood, Cam Wesson, Alice Ke-
La sobreexplotación de los cocodrilos podría ex- hoe, Jeff Blomster y Jack Lamb, Victor Omar Rosario
plicar el desplazamiento de ciertos centros urbanos Jimenez y Gustavo Mera hicieron posible este artículo.
a otras áreas, como observamos con la adoración del Aunque ninguno estuvo de acuerdo con todo lo que
cocodrilo en Babilonia, que causó la extinción de este se pretendía.
Fig. 10 Diseño de cocodrilo con un pez en su aleta o pata superior izquierda. Roca grabada de Copán. Fuente: recuperado de:
<http://research.famsi.org/uploads/schele/hires/04/IMG0006.jpg>.
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Excavación arqueológica
No ticia
en un sitio de Ixtlahuaca:
primeras aproximaciones
Paz Granados Reyes
Centro inah Estado de México
E
n el mes de septiembre del 2017, el Centro inah jerárquico del asentamiento de Ixtlahuaca; el sitio, se-
Estado de México atendió una solicitud motiva- gún lo observado, debió ser de mayores dimensiones.
da por la construcción de un estacionamiento en Consideramos que el conjunto arquitectónico tuvo
la calle Morelos esquina con Hidalgo s/n, en la cabe- dos fases constructivas: durante la primera se cons-
cera municipal de Ixtlahuaca; se realizó un rescate truyó el recinto, suponemos diseñado para tener
arqueológico ante la afectación que presentaba la su- como eje principal el patio, porque se localizó un ta-
perficie del predio, en la cual se halló material cerá- lud con tres hileras de piedras para acceder al cuarto
mico prehispánico. 4, en el extremo oeste; estas evidencias se encontra-
Al emprender las labores de excavación arqueoló- ban más abajo que el piso de tierra que cubrió el pa-
gica se halló, en un espacio de 300 m2, restos arqui- tio. En el segundo y último momento de ocupación
tectónicos de lo que —creemos— es parte de un sitio fue cuando se tapó dicho talud por el piso de tierra,
de tipo civìco-ceremonial. Tal habría estado com- con lo que se expandió la dimensión del patio para
puesto por un patio central de planta rectangular, en quedar nivelado y homogéneo con la altura del piso
cuyos costados norte, sur y oeste se localizan restos de piedra; también se modificaron algunos pasillos
de cuatro cuartos o recintos a los que se accedía por para acceder a los cuatro cuartos; posteriormente,
medio de angostos pasillos. en esta fase de construcción y de ocupación ocurrió
Los muros de todo el espacio arquitectónico se un evento trascendental y se abandonó el recinto. Se
construyeron cavando en el tepetate para desplantar destruyó el cuarto 3, colapsando sus muros y pare-
los arranques, hechos de piedra bola, sobre los cuales des de adobe, y además el área se expuso al fuego;
se colocaron pequeñas lajas careadas y ajustadas, a los pasillos se clausuraron; los cuartos y el patio se
fin de no dejar salientes, colocadas casi por gravedad; rellenaron de sedimento y se colocaron fragmentos
en algunas secciones se usó poca argamasa (compac- de vasijas en esquinas interiores, sellando cualquier
ta y hecha sólo de arcilla con arena) para su adhe- evidencia constructiva. En suma, el sitio experimen-
rencia. La altura de los muros oscila entre los 40 a tó un abandono planificado.
45 cm, esto se verificó con los muros que presentaron El acabado y el diseño del recinto nos hace infe-
desplante y coronamiento; el ancho de los muros va- rir que fue de tipo cívico-ceremonial. Tenemos como
ría entre 30 a 45 cm. El sitio tiene una orientación de indicadores de esto los materiales arqueológicos aso-
este a oeste, con acceso en ambas direcciones. ciados: un alto porcentaje de cerámica, que va desde
El asentamiento prehispánico se edificó en lo que aquélla destinada a un uso ritual, como sahumadores,
fue una loma de baja pendiente, cerca de la vertiente vasijas decoradas, hasta ornamentos como un bezote
del río Lerma. Los vestigios excavados reflejan, posi- y un cascabel, los cuales se relacionan también con
blemente, una fracción de lo que llegó a ser el estatus los depósitos rituales.
Arqueología 58 • agosto, 2019
Fig. 1. Vista general del asentamiento, en la que se observa la configuración del espacio arquitectónico de carácter cívico-cere-
monial.
116
The Maya Temple-Palace of
Reseña
Santa Rosa Xtampak, Mexico.
Documentation and Reconstruction
of Form, Construction, and Function
Hasso Hohmann
Graz, Verlag der Technischen Universität Graz, 2017
E
sta publicación es un excelente estudio arqui- las); Nicholas M. Hellmuth (arquitectura y dinteles);
tectónico del edificio emblemático de la impor- Hanns J. Prem (fotografías y propuesta de rescate);
tante y poco conocida Zona Arqueológica de Karl Herbert Mayer (pintura mural, escultura, graffi-
Santa Rosa Xtampak, ubicada en el sector noreste de ti), y Renée Zapata (consolidación). Después describe
Campeche. el proyecto austriaco para la documentación foto-
La obra se conforma por un libro y un anexo. El gramétrica, efectuado entre 1989 y 1992; en él parti-
texto inicia con un prefacio. El primer capítulo, “His- ciparon Erwin Heine y Andreas Reiter, acompañados
tory of research” (historia de las investigaciones), de varios estudiantes.
presenta el primer reporte, elaborado por Stephens
y Catherwood, de 1842, cuando las condiciones para
llegar al sitio y permanecer en él eran realmente difí-
ciles. Muestra después los avances en el registro de El
Palacio, logrados en 1891 por el explorador austriaco
Teobert Maler: se reconocieron plantas de los tres ni-
veles, un corte transversal, bocetos de las escalinatas
interiores y se describieron diversos temas pictóricos
y arquitectónicos. Para continuar, Hasso Hohmann
resume las labores de varios investigadores del Insti-
tuto Carnegie, ejecutadas en la primera mitad del si-
glo xx; sin embargo, el enfoque principal dedicado al
Palacio fue llevado a cabo por Richard Stamps, docu-
mento de 1970, aún inédito. Otro especialista que de-
dicó su tiempo a documentar El Palacio fue George F.
Andrews, entre 1969 y 1987. Este arquitecto colaboró
con William Folan y Abel Morales, de la Universidad
Autónoma de Campeche, con quienes complementó
el trabajo emprendido previamente por George Brai-
nerd (en 1958, pero publicado por Harry Pollock en
1970); así se logró trazar el plano más actualizado del
asentamiento prehispánico de Santa Rosa Xtampak,
el cual fue publicado por Morales y Folan en 2005.
Hohmann también pasa revista al quehacer de
otros especialistas que han contribuido con diversas
aportaciones al registro y al conocimiento de la an-
tigua ciudad, por ejemplo: Evan DeBloois (chultunes
y registro de edificios); Daniel Graña Behrens (este-
Arqueología 58 • agosto, 2019
Toda la información anterior sirvió de base para El tercer capítulo del libro, “Analysis” (análisis), da
desempeñar la labor de Hasso Hohmann. Sus activi- cuenta del contexto espacial del Palacio y su concep-
dades de campo ocurrieron entre 1998 y 2004, y des- tualización como un espacio monumental en el que
pués procesó, en su estudio, apuntes y aportaciones se practicaron varios tipos de actividades: religiosas,
previas de otros especialistas. Así nació la publica- de carácter administrativo-ceremonial y viviendas
ción que nos ocupa. de la élite.
Un dato relevante es que el eje longitudinal del Pa- Otros subapartados abordan la información exis-
lacio corre en sentido norte-sur, pero los planos has- tente acerca de banquetas, nichos y cortineros, así
ta ahora generados indican una orientación distinta, como la variedad de molduras, pilastras y columnas;
desde 9.7° hasta 17.5° al este del norte. Empero, las respecto de los cortineros, la publicación expone cin-
mediciones de Heine indican que el eje mencionado, co tipos, además de las hendiduras alguna vez usadas
en la fachada poniente del Palacio, corre sobre los sobre las jambas (arriba y abajo) para soportar varas
26° 08’. que permitían colgar telas, pieles o petates. También
En el segundo capítulo, denominado “Documen- se incluye el registro de los relieves (hoy incomple-
tation” (documentación), se expone la forma general tos) que alguna vez decoraron los paneles de las fa-
y todos los detalles del inmueble mediante plantas, chadas norte y sur del primer nivel de El Palacio. Des-
cortes, alzados y perspectivas minuciosamente ela- graciadamente, el saqueo ha mermado fuertemente a
borados por Hohmann. La presentación va acom- esos elementos. Por lo que toca a vestigios pictóricos,
pañada de fotografías en blanco y negro, y además el libro documenta algunas tapas de bóveda y partes
incluye dibujos detallados de pilastras, columnas, re- de murales en los aposentos 9 y 29 (primer y segundo
construcciones y perspectivas interiores. pisos, respectivamente).
Se documenta la existencia de 27 cuartos en el pri- El análisis de la información reunida lleva a enten-
mer nivel, 14 en el segundo piso y cinco más en el der que en El Palacio de Santa Rosa Xtampak hay una
tercer cuerpo; eso nos da un total de 46 habitaciones. fusión de elementos Río Bec, Chenes y Puuc, es decir,
Además, Hohmann señala que existen otros cuatro que fue construido durante el periodo Clásico tardío
aposentos (47 a 50) o espacios techados tras las en- (600-900 d. n. e.).
tradas a las escalinatas interiores en el segundo y en Entre los apartados complementarios, el libro in-
el tercer nivel de El Palacio. Evidentemente, esos es- cluye un resumen en tres lenguas (inglés, alemán y
pacios fueron usados para circulación y no para acti- español), así como agradecimientos, un breve glosa-
vidades cotidianas como el descanso o la pernocta. rio y una bibliografía, sin duda útil para los investiga-
Si bien Paul Gendrop, de la Universidad Nacional dores y los interesados en el tema.
Autónoma de México (unam), dibujó una reconstruc- Es importante señalar que, como anexo de la obra,
ción del Palacio indicando la presencia de cresterías se ofrece a los lectores 13 excelentes planos, cortes,
en las torres orientales y sobre el tercer nivel del edi- alzados y perspectivas presentados en gran formato
ficio, en opinión de Hohmann hasta ahora no existe (1 m × 70 cm).
evidencia concreta de que algún sector haya contado Aún existen interrogantes sobre este monumental
con tales remates, por ejemplo, como lo muestra Ale- edificio de Santa Rosa Xtampak, por ejemplo: ¿cómo
jandro Villalobos. es su núcleo? ¿existe acaso una subestructura? Son
Respecto de las escalinatas exteriores, es intere- preguntas imposibles de responder por ahora, pero
sante comentar que el primer nivel de El Palacio tuvo indudablemente las investigaciones continuarán en
13 de tales elementos, siendo el principal la escali- el futuro y, sin lugar a dudas, esta importante contri-
nata central del lado oriente, que conduce hasta el bución del arquitecto Hasso Hohmann nos ayudará.
tercer cuerpo.
Antonio Benavides C.
Centro inah Campeche
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