Karl Marx. La Ideología Alemana
Karl Marx. La Ideología Alemana
Karl Marx. La Ideología Alemana
Toda la crítica filosófica alemana se limita a la crítica de las ideas religiosas. Los Jóvenes
Hegelianos (JH) criticaban todo al sustituirlo por ideas religiosas, y coincidían con los viejos
hegelianos en la creencia en la dominación de la religión, de los conceptos. Para los JH, las
ideas, los productos de la conciencia son las verdaderas trabas de los seres humanos, y
proponen cambiar su conciencia actual por la conciencia humana, interpretar de otra
manera lo existente. Pese a esto, son los máximos conservadores, ya que luchan contra
frases con nada más que frases: no combaten el mundo real cuando sólo combaten las
frases del mundo. A estos filósofos no se les ha ocurrido relacionar la filosofía alemana
con la realidad alemana, preguntarse por la relación de su crítica con su propio entorno
material.
Los seres humanos empiezan a diferenciarse de los animales cuando comienzan a producir
sus subsistencias, produciendo así su vida material misma.
De esta manera, lo que los individuos son depende de las condiciones materiales de su
producción. Esta producción acontece sólo con la multiplicación de la población, que
presupone de nuevo relaciones entre individuos, y la forma de estas relaciones está
condicionada, de nuevo, por la producción.
Las relaciones de las naciones entre sí dependen de hasta dónde ha desarrollado cada una
sus fuerzas productivas, la división del trabajo y las relaciones interiores. El desarrollo (dº)
de las fuerzas productivas lo indica sobretodo el nivel de dº de la división del trabajo (ya
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que cada fuerza productiva nueva tiene como consecuencia un nuevo desarrollo de la
división del trabajo).
La división del trabajo en un país origina primero la separación entre trabajo industrial y
comercial/ trabajo agrícola (y así separación campo/ciudad), y el dº posterior lleva a la
separación trabajo comercial/industrial. Dentro de estas ramas, también hay divisiones de
los individuos en tareas determinadas.
En cuanto se describe este proceso vital activo, de d° real de los seres humanos bajo
determinadas condiciones, la historia deja de ser una colección de hechos muertos
(empiristas) o una acción imaginaria de sujetos imaginarios (idealistas), cesa la
especulación y empieza la ciencia real, positiva, de los conocimientos reales, el estudio del
proceso vital real y de la acción de los individuos en cada época.
I. Historia
El 1° supuesto de toda existencia o historia humana es que los seres humanos tienen que
ser capaces de vivir para poder ‘’hacer historia’’. Así, el 1° hecho histórico es la creación
de los medios para la satisfacción de estas necesidades, la producción de la vida material
misma. El 2° es que la satisfacción de necesidades básicas da lugar a nuevas necesidades.
El 3° es que los seres humanos comienzan a reproducirse, a crear familia, la cual al
principio es la única relación social, pero que deja de serlo cuando el aumento de
necesidades crea nuevas relaciones sociales.
Estas 3 facetas de la actividad social no son 3 fases distintas, sino que son 3 ‘’momentos’’
que han coexistido desde el principio de la historia.
La producción de la vida se manifiesta como una doble relación: por un lado, como una
relación natural, y por el otro, como una relación social, al ser la cooperación de varios
individuos. De esto se deduce lo 4º: que un determinado modo de producción está
siempre asociado a un determinado modo de cooperación, que es él mismo una ‘’fuerza
productiva’’; que la cantidad de fuerzas productivas accesibles a los seres humanos
condiciona la situación social, y que, por lo tanto, la ‘’historia de la humanidad’’ tiene que
estudiarse siempre en conexión con la historia de la industria y del intercambio. Así, se
manifiesta una conexión materialista de los seres humanos entre sí, que reviste
constantemente nuevas formas, que tiene una historia.
Sólo cuando ya se han considerado estos 4 momentos encontramos que el ser humano
también tiene ‘’conciencia’’, pero que no está como conciencia ‘’pura’’.
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principio la conciencia es un producto social, es la conciencia de que el ser humano vive
en Sº.
Estos 3 momentos (la fuerza productiva, las condiciones sociales y la conciencia) tienen
que entrar en contradicción entre sí, porque la división del trabajo posibilita esto, y
posibilita la distribución desigual del trabajo y sus productos.
Aquí, división del trabajo y propiedad privada son expresiones idénticas: la 1ª enuncia
respecto de la actividad lo que la 2ª enuncia respecto al producto de la actividad.
Además, con la división del trabajo está dada también la contradicción entre el interés del
individuo particular y el interés colectivo de todos los individuos relacionados.
En esta contradicción del interés particular y colectivo, donde los individuos buscan sólo
su interés particular, que no coincide con su interés colectivo, el Eº se estructura como
una comunidad ilusoria, representando un interés general ilusorio, pero siempre sobre la
base de los vínculos existentes, sobre todo en las clases, condicionadas por la división del
trabajo y de las cuales una domina a las demás. Así, todas las luchas dentro del Eº no son
más que formas ilusorias en las que se sostienen las luchas reales entre las distintas clases,
donde c/u aspira a la dominación, teniendo que conquistar 1º el poder político para
presentar su interés como el interés general.
El poder social, es decir, la fuerza de producción multiplicada que nace por la cooperación
de los individuos producida en la división del trabajo, se manifiesta a estos no como su
poder propio, unido, sino como un poder fuera de ellos, que ya no pueden dominar, que
dirige la voluntad y la actividad.
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- Para que se convierta en un poder intolerable, contra el cual se hace una
revolución, es necesario que haya generado a la humanidad como ‘’sin
propiedad’’, y en contradicción con un mundo existente de riqueza y cultura, lo
que presupone un alto grado de desarrollo de la fuerza productiva.
- Este desarrollo de las fuerzas productivas es también una condición necesaria,
porque sin él sólo se generaliza la escasez, y porque sólo con este dº se establecen
relaciones universales de los seres humanos, formando individuos histórico-
mundiales.
Sin esto, el comunismo sólo podría existir como algo local, los poderes de las relaciones
mismas no habrían podido desarrollarse como universales e intolerables, y habrían
seguido siendo circunstancias locales. El comunismo sólo es posible como la acción
simultánea de los pueblos dominantes.
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Esta concepción de la historia se funda así en exponer el proceso real (material) de la
producción y en concebir las relaciones de producción (Sº civil) engendradas por este
como la base de toda la historia, y tanto presentarlas en su acción como Eº como explicar
a partir de ellas los distintos productos teóricos y formas de la conciencia originados.
No busca en cada período una categoría como la visión idealista de la historia, sino que
permanece siempre en la base real de la historia, llegando a que todas las formas y
productos de la conciencia no pueden ser disueltos mediante la crítica intelectual,
disolviéndolos en la ‘’autoconciencia’’, sino que sólo mediante la revolución práctica de
las condiciones sociales reales de donde han salido. Aquí no es la crítica, sino la
revolución, la impulsora de la historia.
Toda concepción de la historia hasta ahora no ha tomado en cuenta esta base real de la
historia o le ha dado poca importancia, excluyendo de la historia la relación de los seres
humanos con la naturaleza.
De ahí que en la historia sólo se haya podido ver acciones políticas de Eºs y luchas
religiosas y, en general, teóricas, y en cada época histórica se haya tenido que compartir
la ilusión de esta época. La ‘’idea’’ de estos determinados individuos acerca de su praxis
real es convertida en el poder que determina la praxis de estos individuos.
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necesitan unos a otros y quiere establecer la conciencia de este hecho, mientras que para
el comunista real, para el materialista práctico, se trata de revolucionar lo existente.
Feuerbach no ve que el mundo sensible no es una cosa eterna y siempre igual a sí misma,
que es un producto histórico, el producto de la industria y de las condiciones sociales, el
resultado de la actividad de una serie de generaciones.
A demás, en esta concepción real de las cosas, cualquier problema filosófico se reduce
fácilmente a un hecho empírico.
El continuo trabajar físico, la producción, es la base de todo el mundo sensible tal como
existe, hasta el extremo de que si la interrumpiese por un tiempo, Feuerbach encontraría
un enorme cambio no sólo en el mundo natural, sino que en el mundo humano entero.
Feuerbach tiene el mérito entre los materialistas ‘’puros’’ de darse cuenta de que el ser
humano es también un ‘’objeto sensible’’, pero no lo concibe como ‘’actividad sensible’’ y
no concibe a los seres humanos en su conexión social ni en las condiciones de vida que
han hecho de ellos lo que son, y no llega nunca a los seres humanos realmente existentes,
activos, sino que permanece en la idea abstracta de ‘’el ser humano’’, sin conocer otras
relaciones humanas más que el amor y la amistad, e idealizados. No critica las condiciones
de vida actuales, no llega a considerar el mundo sensible como toda la actividad sensible
viva de los individuos que la forman, viéndose obligado a recaer en el idealismo,
precisamente donde el materialista comunista ve la necesidad de una transformación. En
Feuerbach, el materialismo y la historia se desintegran.
La historia es la sucesión de las distintas generaciones, cada una de las cuales explota los
capitales, fuerzas de producción, que les han legado las precedentes, en parte
prosiguiendo la actividad heredada y en parte modificándola.
Cuanto más se expanden las esferas individuales que actúan unas sobre otras, cuanto más
se aíslan las nacionalidades por el desarrollo del modo de producción, el comercio y la
división del trabajo, tanto más se convierte la historia en historia mundial. (Ej. si en
Inglaterra se inventa una máquina que en India quita el empleo y revoluciona toda la
forma de existencia, este invento se convierte en un hecho histórico-mundial).
Las ideas de la clase dominante son, en cada época, las ideas dominantes. La clase que
dispone de los medios para la producción material dispone con eso también de los
medios para la producción intelectual, de manera que regula la producción y distribución
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de las ideas de su época, sometiendo a las del resto. Las ideas dominantes son la
expresión ideal de las relaciones materiales dominantes.
La división del trabajo se manifiesta también en la clase dominante como división del
trabajo intelectual y material, de modo que dentro de esta clase una parte aparece como
los pensadores (ideólogos activos), mientras que las otras partes se comportan más pasiva
y receptivamente con estas ideas, porque son los miembros activos de esta clase. A veces
esta división puede transformarse en cierta oposición, pero cesa cuando la clase corre
peligro.
Cada nueva clase que reemplaza a una que dominaba antes está obligada, para realizar su
finalidad, a presentar su interés como el interés ideal, común de toda la Sº, es decir a dar
universalidad a sus ideas, a presentarlas como las únicas razonables.
La clase revolucionaria parece desde un principio no como clase, sino como representante
de toda la Sº, frente a la única clase, la clase dominante. Esto le es posible porque, al
principio, su interés está más ligado al interés común de todas las clases no dominantes y,
aún no pudo desarrollarse como interés particular de una clase particular. Por eso, su
triunfo es provechoso para muchos individuos, en tanto que los pone ahora en
condiciones de encumbrarse a la clase dominante.
En esta parte, Marx habla del desarrollo histórico de la división del trabajo y las relaciones
de producción, refiriéndose a la formación de las ciudades y por consiguiente, la
formación de clases.
En las ciudades de la Edad Media (E.M.) que eran pequeñas y se habían recién formado, el
trabajo propio de cada cual era su única propiedad, además de las herramientas que
necesitaba para sí. Las ciudades se edificaron a partir de siervos y artesanos que huían del
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campo, y se organizaban, generando edificaciones comunes para enfrentarse a ataques
del campo, y armaban un espacio también para el intercambio de sus mercancías. Una vez
ya formado los centros urbanos, generaban un sistema y se formaron gremios y
“maestros” de cada gremio. Por lo tanto, cuando tiempo después seguían llegando
nuevos siervos a la ciudad, tenían que someterse al puesto de trabajo que les era
asignado por su necesidad, manteniendo el orden ya impuesto por el orden gremial. Por
lo tanto, estos trabajadores nuevos nunca podían conseguir poder, ya que se ordenaban
según el interés de los “maestros”. La necesidad del trabajo jornalero en las ciudades
creó la plebe: la plebe estaba privada de todo poder ya que eran individuos que habían
entrado aisladamente, como extraños, a un sistema de poder ya organizado.
Este orden en las ciudades consistía inicialmente en una división del trabajo en distintos
gremios, y que era cerrada; sin contacto con otras ciudades. El capital en estas ciudades
era de índole natural: la vivienda y las herramientas (no era el dinero, como en la
modernidad); era un capital ligado al trabajo del poseedor, que no podía ser separado de
dicha actividad. Era un capital estamental (aún no de clases). La siguiente expansión de la
división de trabajo fue la separación de la producción y las relaciones: formación de una
clase de mercaderes comenzó el intercambio comercial que llevó a intercambios más
allá de las fronteras: apareció el comercio inter-ciudad.
Surgió poco a poco la clase burguesa, que se oponía a la nobleza rural. Generaba conexión
mercantil entre ciudades. Así, a pesar de surgir burgueses en distintas ciudades, todos
contaban con condiciones y costumbres análogas. Se consolida entonces una sola clase:
la burguesa, que tienen una lucha común contra otra clase; que tienen intereses símiles, y
ciertas condiciones. Los individuos están entonces determinados por la división del
trabajo a su clase.
Así también, cambiaron las relaciones de propiedad. Más allá del capital natural-
estamental, surgió el capital mobiliario (propiamente moderno). Además, se fue
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generando un constante aumento del capital mobiliario, mientras el natural era más
bien fijo.
En una época donde surgió mucha “vagabundería” 1, por el fin de los vasallajes, los
campesinos se refugiaron principalmente en la manufactura. Los vagos restantes fueron
siendo absorbidos poco a poco en el mundo manufacturero. La manufacturera creó una
nueva relación del trabajador/patrono. El gremio suponía una relación patriarcal entre
“maestros” y “oficiales; en la manufactura, en cambio, existe una RELACIÓN
MONETARIA entre el TRABAJADOR y el CAPITALISTA; perdida ya del carácter patriarcal.
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Dato: El rey Enrique VIII mandó ahorcar a 72.000 vagabundos en Inglaterra.
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relación ya que estará arrastrado a las relaciones mundiales de intercambio; a la
competencia universal del mercado.
La primera forma de propiedad es la propiedad tribal, que Marx concibe como una forma
de propiedad de estado, en tanto. La “verdadera propiedad privada” se cristaliza con la
propiedad mobiliaria.
La propiedad privada moderna supone el Estado moderno. Marx plantea que los privados
se han ido comprando poco a poco al E° Moderno. Éste estaría completamente
dependiente a las alzas y bajas de la Bolsa y al crédito comercial. El E° existe así de
manera aparte a la sociedad civil, y permite que los individuos de una clase dominante
hagan valer sus intereses, estaría al servicio de los burgueses.
También en conjunto a la propiedad privada surge el Derecho (D°) privado. Si bien existe
desde los tiempos romanos, no se desarrolla de manera mayor hasta la época moderna
con la burguesía. En el D° privado las relaciones de propiedad existentes son expresadas
como resultado de una voluntad general. Expresa que la prop. Privada es independiente a
la “comunidad” y existe por la “voluntad privada”. Esta ilusión jurídica, que reduce el
derecho a la mera voluntad, lleva a que, en el desarrollo posterior de las relaciones de
propiedad, una persona pueda ostentar un título jurídico a una cosa sin realmente tenerla.
La historia hasta ahora se habría tratado solo de tomar (Los bárbaros se toman el imperio
romano y esto llevó al feudalismo; etc.). Pero cada toma solo es relevante dependiendo si
aquello tomado tiene o no fuerzas productivas industriales desarrolladas o no. Como
también la toma estuvo determinada. Cuando ya no hay nada más que tomar, hay que
comenzar a producir.
Existe una diferencia entre los instrumentos de producción naturales (la tierra, el agua,
etc) y los creados por la civilización. En el primer caso, los individuos son absorbidos por la
naturaleza; en el segundo caso, por un producto del trabajo. Por eso, en el primer caso, la
propiedad (propiedad territorial) aparece también como un poder directo y natural, y en
el segundo caso como poder del trabajo, especialmente del trabajo acumulado, del
capital. El primer caso presupone que los individuos aparezcan agrupados por cualquier
vínculo; en el segundo caso, en cambio, se los supone independientes los unos de los
otros, y relacionados solamente por medio del intercambio. En el primer caso, el
intercambio es, fundamentalmente, un intercambio entre los hombres y la naturaleza, en
el que se trueca el trabajo de unos por los productos de otros; en el segundo caso, tiene
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que haberse ya llevado prácticamente a cabo la división entre el trabajo físico e
intelectual. En el primer caso, el poder del propietario sobre quienes no lo son puede
descansar en relaciones personales, en una especie de comunidad; en el segundo caso,
tiene necesariamente que haber cobrado forma material en un tercer objeto, en el
dinero. En el primer caso, existe la pequeña industria, pero absorbida por el empleo del
instrumento de producción natural y, por tanto, sin distribución del trabajo entre
diferentes individuos; en el segundo caso, la industria solo consiste en la división del
trabajo y solo se realiza por medio de ésta.
Los individuos mismos están subordinados a la división del trabajo (a la clase a la cual
pertenecen dentro de ella), que existe a partir de la propiedad privada (los que poseen y
los que no poseen). La propiedad privada se desarrolla por la necesidad de la acumulación
cuanto más se desarrolle la división del trabajo y crezca la acumulación, más se
agudizará la diseminación entre capital y trabajo.
Nos encontramos con dos cosas: 1) las fuerzas productivas aparecen como totalmente
independientes y separadas a los individuos: las fuerzas productivas son de la propiedad
privada, y por lo tanto son de los propietarios. 2) Los individuos son, por lo tanto,
abstraídos. Ya no se relacionan entre ellos como individuos, sino como propietarios y
no-propietarios. Los individuos han perdido en el trabajo toda apariencia de actividad
propia o de vínculo con su propia existencia. En siglos anteriores la propia actividad y
creación de vida material aparecía del individuo mismo (el trabajo es el sentido y el fin
mismo del hombre), ahora la creación de materialidad es el fin y el trabajo es solo un
medio, que no define el sentido de existencia del hombre.
Las cosas han llegado tan lejos, que las personas necesitan apropiarse de las fuerzas
productivas sólo para poder existir, lo más BÁSICO existente Pero esta apropiación está
-como ya se ha dicho-, condicionada. Los proletarios, dada su exclusión de la propiedad de
los medios de producción, deben “hacerse valer” y apropiarse de manera revolucionaria,
colectiva y masiva la apropación sólo puede ocurrir mediante una asociación y una
revolución que derroque el poder del modo de producción existente y así cambiar su
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organización social correspondiente. Con esta apropiación se puede terminar con la
propiedad privada y llegar a la comunidad (Comunismo).
Los filósofos se han representado como un ideal, al que llaman “el hombre”, a los
individuos que no se ven ya absorbidos por la división del trabajo. Se concibe todo este
proceso como la autoenajenación “del hombre”, y la razón de ello está en que
constantemente se atribuye el individuo medio de la fase posterior a la anterior y la
conciencia posterior a los individuos anteriores. Y esta inversión, que de antemano hace
caso omiso de las condiciones reales, es lo hace que toda la historia sea un mero proceso
de desarrollo de la conciencia.
Resumen:
1) El desarrollo de las fuerzas productivas llega a una fase a una contradicción en las
que ocurre más conflicto y destrucción que destrucción misma, ya que supone una
clase condenada a soportar todos los inconvenientes de la sociedad y se ve
expulsada y contrapuesta a las demás clases. Ésta clase (proletario) a su vez, es la
clase de la mayoría de los miembros de la sociedad, y desde allí debe nacer la
necesidad de la comunidad y el ímpetu para llevar a cabo la revolución. OJO: Marx
dice que esta conciencia de generar revolución puede también surgir y ser
apoyada desde la empatía de otras clases.
2) Las condiciones en que se emplean ciertas fuerzas de producción no son más que
las condiciones de dominación que la clase dominante impone al resto de la
sociedad. La lucha revolucionaria debe dirigirse, por lo tanto a esa clase
dominante.
3) Todas las revoluciones anteriores dejaron intacto el modo de actividad y SOLO
cambiaron la distribución de esa actividad. La revolución comunista está dirigida a
ELIMINARLA: suprimir la dominación de clases; acabar con éstas.
4) Para engendrar esta conciencia colectiva comunista es necesaria una
transformación masiva en los hombres; solo es posible a través de un movimiento
práctico, de masas. Solo una revolución que agrupe toda la clase oprimida puede
derrocar a la clase dominante y fundar nuevas bases de organización social.
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Como ya se ha establecido, Marx concibe la historia como la historia de las fuerzas
productivas. Cada generación se encuentra bajo ciertas condiciones de producción que
determinan su existencia. Cuando éstas llegan a su punto cúlmine en donde se
transforman en una traba y luego una contradicción, esas formas de producción son
sustituidas por unas nuevas, las cuales, a su vez, serán posteriormente trabas y también
sustituidas por otras. Así, las determinaciones de los modos de producción no son nunca
superados sino sólo subordinados y sustituidos uno por otro. Aquellas relaciones de
producción más desarrolladas serían las más próximas a encontrarse con la traba,
contradicción o colisión2. Toda colisión se deriva, por lo tanto, de la contradicción entre
fuerzas productivas y relaciones de producción.
El vínculo que existe entre individuos de una clase es una especie de comunidad que los
reúne no como individuos en sí, sino a partir de su característica común de pertenencia a
dicha clase, con ciertas condiciones comunes, enfrentados a una clase opuesta. La
comunidad de los proletarios revolucionados, en cambio, genera una comunidad de
individuos en cuanto individuos.
En conclusión, se debe cambiar lo que se entiende como “conjunto”. Los proletarios, para
afirmarse personalmente, deben abolir su propia condición de existencia anterior: la
división del trabajo, que los divide por clase. Deben entender su conjunto como
comunidad, y derrocar al E° y finalmente reafirmar su personalidad, su carácter de
personas, agrupadas en tanto personas.
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Como debía haber sucedido en Inglaterra, según Marx.
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