ECOTEOLOGÍA (Ficha 8)
ECOTEOLOGÍA (Ficha 8)
TEOLÓGICA
Tema ECOTEOLOGÍA Ficha
7 De cómo la ecología llega a ser problema teológico 8
Objetivo: Conocer y comprender los Nexo: La teología de la creación, en cuanto
distintos acercamientos teológicos, interpretación cristiana de la realidad, se ve
especialmente del Magisterio de la desafiada por el problema ecológico. La teología lo
Iglesia, al problema ecológico para ha abordado desde distintas ópticas.
suscitar una espiritualidad y una
ética ecológica, que favorezca un
auténtico desarrollo sustentable e Metodología: Exposición del profesor.
integral.
SÍNTESIS GRÁFICA
FACTORES DE
DESCOMPOSICIÓN
AMBIENTAL:
Contaminación
Explotación
Sobrepoblación
Armas nucleares ECOLOGÍA:
Ambiental
Humana
Social
ECOTEOLOGÍA: Mental
Teología del proceso
Teol. de la liberación
Ecofeminismo
Jürgen Moltmann
MAGISTERIO
1
INTRODUCCIÓN
La ecología ha sido bien recibida en el seno del pensamiento cristiano. El espacio otorgado al tema
que nos ocupa, tanto por el Magisterio pontificio y episcopal como por las diversas corrientes
teológicas, manifiesta claramente el interés suscitado por el problema ecológico en los últimos
años1. No es para menos, pues se trata de uno de los desafíos más graves del momento presente
porque pone en verdadero riesgo el futuro del planeta y provoca una angustia generalizada en la
humanidad2. La gravedad del problema radica en su carácter amenazador, pues no es una
intimidación retórica de parte del gremio científico, sino «una de las amenazas más serias que se
ciernen sobre el futuro humano»3. Es un problema poliédrico, una urdimbre de factores de orden
científico, económico, político, cultural, jurídico, religioso, etc., que sólo tienen un común
denominador: el reconocimiento de la gravedad del problema, pero que difieren en la búsqueda de
remedios. Hay, pues, una aceptación generalizada de la gravedad, pero hasta la fecha no se logran
consensos de interpretación y menos de solución ético-político-jurídica del problema.
A pesar de estas diversas interpretaciones y soluciones, muchas veces, contrarias entre sí, la
cuestión ecológica se convierte en generadora de una nueva cosmovisión: provoca una nueva
lectura de la realidad y exige un nuevo ethos social; de manera profunda, ha llegado a afectar la
cosmovisión occidental moderna juzgándola de antropocéntrica, racionalista-positivista,
burguesa, industrial y urbana4. La ecología cuestiona radicalmente la manera de cómo la
modernidad ha entendido al hombre en el mundo y de cómo entiende al mundo, es decir, se han
llegado a interpelar de manera radical las interrelaciones vitales hombre-mundo y,
consecuentemente, apunta a un cambio del paradigma de estas relaciones que han sido demasiado
agresivas para el entorno ambiental y en las mismas relaciones entre los seres humanos5. Los
1
Una mirada complexiva sobre la ecología en el Magisterio se puede ver en M. KEENAN, De Estocolmo a Johannesburgo. La
Santa Sede y Medioambiente, un recorrido histórico 1972-2002, Madrid, 2003. P.M. HAFFNER, Verso una teologia
dell’ambiente. L’eredità ecologica di Papa Giovanni Paolo II, Roma, 2005. Sobre ecología y teología, de manera suscinta y
complexiva, se puede ver S. MORANDINI, Teologia ed ecologia, Brescia, 2005, Con abundante bibliografía. Algunos otros
autores en lengua castellana han abordado el tema de la ecoteología de manera general. Entre otros se puede ver A. DOU (dir.)
Ecología y Culturas, Madrid, 1988. C.G. ANDRADE, «Teología de la creación y ecología» Misión Abierta 2 (1990) 38-53.
L.F. MORENO ALVAREZ, «La ecología en la Iglesia» Misión Abierta 2 (1990) 19-23. J.F. GÓMEZ HINOJOSA, «De la ecología a
la ecofilia. Apuntes para una ecología liberadora» Efemérides Mexicana 22 (1990) 25-56. «¿Está viva la naturaleza? Apuntes
para una ecología liberadora II» Efemérides Mexicana 25 (1991), 71-96. «Hacia una ecología liberadora» Religión y Vida 64
(1998) 345-375. R. LUCAS LUCAS, «El cristiano filósofo frente al desafío ecológico» Ecclesia 7 (1993) 233-247. «Desafío
ecológico: implicaciones antropológicas» Gregorianum 74 (1993) 711-724. R. PANIKKAR, Ecosofía. Para una espiritualidad
de la tierra, Madrid, 1994. La intuición cosmoteándrica. Las tres dimensiones de la realidad, Madrid, 1999. V. PÉREZ
PRIETO, Ecologismo y Cristianismo, Santander, 1999. J-R. FLECHA, El respeto a la creación, Madrid, 2001.
2
La cuestión ecológica es uno de los problemas que más preocupan a la ciudadanía en general. Cf. J. CARRERA I CARRERA,
J.I. GONZÁLEZ FAUS, Horizonte Kyoto. El problema ecológico, Barcelona, 2005, 5-6.
3
J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Crisis y apología y apología de la fe, Santander, 1995,11.
4
Cf. L. BOFF, San Francisco de Asís. Ternura y vigor, Santander, 19-23.
5
Cf. H. COX, La religión en la ciudad secular. Hacia una teología postmoderna, Santander, 1985, 174. Cox menciona cinco
pilares de la modernidad: 1. Un sistema político global organizado en estados nacionales y soberanos. 2. La ciencia y la
técnica (razón científica) como fuente de imágenes y de posibilidades. 3. El racionalismo burocrático que organiza la el
pensamiento y la actividad humana. 4. La maximización en el trabajo y en la distribución de bienes y servicios tanto en el
bloque capitalista como socialista, y 5. La secularización, trivialización de la religión así como su utilización con fines
profanos. El teólogo bautista norteamericano propone una teología para un cambio de época, que recibe el calificativo de
“postmoderno”, lectura al negativo de estos cinco pilares. Afirma que está en crisis la modernidad y la teología que respondió
2
postulados racionalistas y positivistas de la modernidad han llevado a la miseria de muchos
hombres y mujeres y a la explotación de la naturaleza.
1. El problema ecológico, descripción y análisis
3
síntomas de saturación o contaminación registran ya situaciones de deterioro grave e irreversible.
El factor de la contaminación es el que más impacta a la opinión pública ya que afecta a los
elementos más indispensables para la vida, como el aire, el agua y la tierra8.
El problema demográfico, aun siendo un dato objetivo, es muy susceptible a manipulación por
parte de organismos internacionales, gobiernos locales o instituciones. El problema demográfico
no se puede reducir a cifras, sino que debe valorarse sobre todo por una preocupación de igualdad
y sustentabilidad de todos los hombres de hoy y los de mañana. Los recursos naturales
ciertamente son limitados si pensamos en el consumismo derrochador del Primer Mundo. Las
políticas de población deberían, por tanto, estar encaminadas a la justa distribución de la riqueza y
a la reducción de las prácticas consumistas y no a las políticas antipoblacionales9.
Enseguida se menciona el factor de la finitud de los recursos naturales, que se encuentra en
relación con la sobrepoblación. Todo recurso sobre la tierra es limitado; aunque algunos por su
naturaleza son renovables, otros no lo son; una vez consumidos nunca más podrán ser utilizados,
se pierden para siempre. La mayoría de los recursos han sufrido una explotación salvaje e
irracional, incluso hasta el punto de agotarse definitivamente. Si se considera a las especies
vegetales y animales como recursos naturales nos enfrentamos a la pérdida definitiva de muchas
de las especies que, por causa de una mala gestión humana sobre el medio ambiente, ya se han
extinto o están en peligro de extinción10.
8
La contaminación es del aire, de la tierra y del agua. La contaminación del aire es por la emisión de gases tóxicos que
provocan la disminución de la capa de ozono, el efecto serra, etc. que a su vez provocan el calentamiento global. La
contaminación de la tierra es por la utilización de fertilizantes, insecticidas o desechos químicos, tóxicos y nucleares; en los
últimos 20 años se ha acumulado más basura que en toda la historia de la humanidad. El agua presente niveles graves de
contaminación, tanto en los mantos acuíferos como en ríos y lagos, y no se augura un abastecimiento suficiente de agua
potable para el futuro próximo en muchas regiones del mundo. Cf. J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 182-183.
«Fe en la creación…» 35-36. E.C. ABRAMIDES, «Ethical Aspects of Climate Changes» The Ecumenical Review 44 (1992)
333-338. U. OSWALD SPRING, «Coordinación interinstitucional a favor del medio ambiente en Morelos» en C. ROJAS (dir.),
Retos de la ecología en México, México, 1994, 105. G. QUADRI, «Reflexiones para una política de residuos peligrosos en
México» en C. ROJAS (dir.), Retos… 225-227. C. GONZÁLEZ, «Cambio climático» en J. GAFO (dir.), Diez palabras… 167-
207. C. GONZÁLEZ, «Capa de ozono» en J. GAFO (dir.), Diez palabras clave en ecología, Estella, 1999, 209-237. L. SINISI,
«Salute, benessere, ambiente» Camillianum 14 (2005) 305-314. D. PAROLA, F. DE MAIO, «Bambini, ambiente e società di
domani» Camillianum 14 (2005) 315-328. México cuenta con una gran biodiversidad, pero en grave riesgo por la
contaminación o la irracional explotación. Cf. J. CARABIAS LILLO, «El instituto Nacional de Ecología y el medio ambiente»
en C. ROJAS (dir.), Retos… 77-81. D. PAROLA, F. DE MAIO, «Bambini, ambiente e società di domani» Camillianum 14 (2005)
315-328.
9
Cf. J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 183. «Fe en la creación…» 36. M. RUBIO, «El desafío demográfico.
Superpoblación y supervivencia» Moralia 17 (1994) 127-162. J. AMOR, «Desafío demográfico» en J. GAFO (dir.), Diez
palabras… 271-311. G.F. DUMONT, «El fenómeno demográfico y las políticas de control de población» en R. LUCAS LUCAS
(dir.), Comentario interdisciplinar a la “Evangelium Vitae”, Madrid, 1996, 549-571.
10
El informe del Club de Roma alertó sobre la capacidad de la tierra para seguir proporcionando recursos al ritmo
desorbitante de crecimiento económico. El agua, la tierra, los minerales y los energéticos prácticamente han sido saqueados; a
causa de ello se destruyen ecosistemas, lo que provoca, a su vez, la extinción de algunas especies. Por ejemplo, la tala
indiscriminada y el crecimiento desmedido de las manchas urbanas (por estas causas se pierden 40 millones de hectáreas de
biodiversidad por año en todo el mundo), se estima que se extinguen 10,000 especies por año y que las fuentes de
hidrocarburos se están agotando. Cf. J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 184-186. «Fe en la creación…» 39. G.
RUIZ-GIMÉNEZ, «La política ambiental en Europa y su repercusión en América Latina» en C. ROJAS (dir.), Retos… 66-73. U.
OSWALD SPRING, «Coordinación…» 99. S. R. EIBENSCHUTZ, «La urbe y la sustentabilidad» en C. ROJAS (dir.), Retos… 166-
172. E. PROVENCIO DURAZO, «Apuntes críticos sobre el desarrollo sustentable» en C. ROJAS (dir.), Retos… 129-130. M.
BORJA, «Biodiversidad» en J. GAFO (dir.), Diez palabras… 65-91. MCDONAGH, Pasión por la tierra. La vocación cristiana
4
El último factor de la crisis ecológica es la carrera armamentista, sobre todo la potencia
devastadora del arsenal nuclear. Se ve con alarma y escándalo cómo los países en vías de
desarrollo duplican cada seis años el presupuesto militar, a costa de la población menos protegida.
Esa injusticia local se universaliza en el desproporcionado gasto militar de las grandes potencias
pues, con lo que el país más poderoso del mundo gasta en armamento en un día, se podrían
subsanar problemas de hambruna en muchas regiones del planeta por medio año11.
1.2. Interpretación analítica de estos factores
La descripción de los factores de la descomposición ambiental alerta de la gravedad del problema.
Sin abandonar todavía el carácter fenomenológico, se señala que la amenaza ecológica no
corresponde solamente a la acción de estos cuatro fenómenos por separado (la contaminación, la
sobrepoblación, la extenuación de los recursos naturales y la carrera armamentista), sino sobre
todo a la interacción y co-implicación de estos factores: «el horizonte se oscurece aún más al
constatar que esos cuatro factores se involucran y se realimentan mutuamente»12. Se trata de
simple lógica, pues a mayor población mayor producción, a mayor producción mayor explotación
de los recursos, mayor contaminación y mayor merma de tales recursos. Como la crisis ecológica
pone de manifiesto una injusta herida social causada por la pésima distribución de la riqueza, se
crea una tensión entre clases y pueblos, con un consecuente desarrollo armamentista.
Detrás de la enumeración de datos objetivos que muestran la gravedad del problema hay un
problema de ética mundial, de injusticia social en un doble sentido: en primer lugar injusticia en el
acaparamiento de los recursos de parte de los países más desarrollados y de las clases favorecidas
y en la pauperización de los países del Sur, que, siendo el 80% de la población mundial, se
reparten entre todos el 20% del beneficio de los recursos naturales; esta situación es «no sólo
ecológicamente desastrosa, sino, y sobre todo humanamente infame por odiosamente injusta»13.
de promover la justicia, la paz y la integridad de la creación, Bilbao, 2000, 67-106. S. ORTIZ, «El país, un desastre
ecológico» Proceso 1264 (2001) 32-33. Sobre la explotación de los animales con fines comerciales se puede ver G. MATTAI,
«Gli allevamenti forzati» Rivista di Teologia Morale 82 (1989) 29-33. L. LORENZETTI, «Sperimentazione animale» Rivista di
Teologia Morale 82 (1989) 35-36. Sin duda el Continente Africano es el que más sufre los problemas ecológicos. Cf. J.
SIMPORÉ, «L’esigenza di un governo per l’ambiente. Scenari attuali e tendenze nei paesi del sud» Camillianum 14 (2005)
271-286.
11
Se constata que se vive hoy en un mundo violento e inseguro. Hay armamentos nucleares o biológicos capaces de
exterminar la vida en segundos, que pueden ser utilizados por grupos terroristas. El desarrollo de la tecnología militar es la
expresión más deplorable de la actitud de explotación, agresividad, violencia y terror de que es capaz el ser humano. Se forja
un estilo de vida en el que la desconfianza es la característica principal, por lo que es necesario crear un arsenal para
salvaguardar la propia seguridad. En cuanto a la «energía verde» o uso civil de la energía atómica habría que contar con los
elementos indispensables de seguridad para evitar catástrofes como las sufridas en Chernobyl. Cf. J.L. RUIZ DE LA PEÑA,
Teología de la creación, 186. «Fe en la creación…» 39. SECRETARIADOS SOCIALES VASCOS, «¿Átomos para la paz? El uso de
la energía nuclear para fines pacíficos» Iglesia Viva 115 (1985) 87-105. J. MOLTMANN, La justicia crea futuro. Política de
paz y ética de la creación en un mundo amenazado, Santander, 1992. «La catástrofe atómica. ¿Dónde está Dios?» Sal Terrae
27 (1988) 83-90. J.M. MARDONES, «La crisis cultural de nuestro tiempo» en J. MARTÍN VELAZCO (dir.) Mundo en crisis, fe en
crisis, Estella, 1996, 39-78.
12
J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 186.
13
J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 185. Cf. J. ROBERT, «El desarrollo sustentable y la modernización de la
pobreza» en C. ROJAS (dir.), Retos… 116-120. J. DE SANTA ANA, «El sistema socioeconómico actual como causa del
5
En segundo lugar, la injusticia se vive en las consecuencias desastrosas de la contaminación que
afecta igualmente a quienes la generan activamente como a quienes solamente la padecen. La
generación de contaminación generalmente se realiza en las áreas más ricas, sin embargo las
responsabilidades y las consecuencias las pagan a nivel tanto local como mundial, todos por igual:
«En el fenómeno de la contaminación se da no sólo una agresión a la naturaleza, sino incluso el
agravio comparativo entre sus pobladores: todos sufrimos por igual las consecuencias, aunque
unos son mucho más culpables que los otros»14. La crisis ecológica refleja, por sus consecuencias,
una grave ruptura en las relaciones socioeconómicas y una falta de solidaridad con las
generaciones presentes y futuras15.
Desgraciadamente la manera de cómo se afronta la crisis ecológica por parte de quienes ostentan
el poder económico o político llega a ser maquiavélica, en el sentido más negativo, pues a través
de la simulación y la hipocresía se trata de ocultar la gravedad del problema; la táctica de los
grandes círculos financieros es la de distraer la atención sin solucionar de raíz el problema; los
proyectos ecológicos se reducen generalmente a propuestas conservacionistas o de limpieza
urbana, con campañas casi infantiles de slogan: «La basura de rebote al bote» o cosas parecidas. Se
desoyen las voces críticas y habitualmente se les acusa de no tener confianza en la ciencia o de
estar en contra del progreso.
2. Teología y ecología
6
responsabilidad concretadas en un actuar responsable y solidario con todos los seres humanos,
sobre todo con las futuras generaciones. Una respuesta apologética, en el sentido más blondeliano
del término, que se presente capaz de diálogo con los que la acusan, no para recusar, sino para
aclarar, para mostrar de manera coherente, fiel y actual el mensaje salvífico que viene a dar el
lugar adecuado y liberador a la naturaleza como creación, al hombre como imagen de Dios y a éste
como Creador18. Por otra parte, el mismo mensaje salvífico, presentándose como diseño de
relaciones perfectas entre Dios-hombre-naturaleza, se convierte en denuncia de todo aquello que,
fuera de Dios, reduce al hombre a la esclavitud.
2.1. El vocablo “ecología”
El vocablo ecología es un neologismo griego (oikos-casa y logos-estudio), acuñado por el biólogo
alemán Erns Haeckel en 1866 para referirse primariamente al estudio biológico de los seres vivos
en sus interrelaciones con otros seres vivos y con su medio físico-químico19. Sin dejar su estatuto
de ciencia natural, la ecología pronto rebasó las fronteras empíricas para convertirse en una
cuestión esencial de la cultura contemporánea. El ensanchamiento de significado de ecología
surgió en la década de los setenta, cuando apareció el Informe del Club de Roma, en el que se
alertaba sobre los límites físicos de los recursos de la naturaleza y se denunciaba su exacerbada
explotación por parte del sistema económico vigente20. Aunque en un primer momento se
descalificó la obra como alarmista, hoy por hoy el problema es universalmente reconocido y a
nadie se le ocultan las desastrosas consecuencias de una inadecuada relación del hombre con la
naturaleza: «nadie puede no sentirse concernido por ella [por la situación ecológica]. Y menos que
nadie los cristianos»21.
El término ecología no es, por tanto, unívoco. Hay un abanico de interpretaciones en torno al
concepto sin que gocen de aceptación universal todas las interpretaciones; se constata, por el
contrario, que sobre el tema hay incluso divergencias no sólo de forma, sino de fondo. La
nomenclatura que se sigue corresponde a las perspectivas de esta investigación. El sustantivo
ecología tiene una cuádruple gama de significación en cuanto puede referirse a la ecología
18
Sobre el método apologético de Blondel se pueden ver, sobre todo, los dos primeros artículos en M. BLONDEL, «Lettre sur
les exigences de la pensée contemporaine en matière d’apologétique et sur la méthode de la philosophie dans l’étude du
problème religieux» en Oeuvres Complètes II, París, 1997, 101-123. F. CAPELLE, Philosophie et apologétique. Maurice
Blondel cents ans aprés, Paris, 1999, 245-258.
19
En la ecología, como ciencia empírica y multidisciplinar, convergen elementos biológicos y elementos físico-químicos. E.
Haekel la definía así: “La ecología es la ciencia del conjunto de las relaciones de los organismo con el mundo exterior
ambiental con las condiciones orgánicas e inorgánicas de la existencia; lo que se ha llamado economía de la naturaleza, las
relaciones mutuas de todos los organismos vivos en un único lugar, su adaptación al medio que les rodea, su transformación a
través de la lucha por la vida, los fenómenos del parasitismo, etc.”. R. AMOR, «Ecología» en J. GAFO (dir.), Diez palabras…
15-63. Cf. J. GAFO, Diez palabras clave en bioética, Estella, 2001, 345-346. V. BELLVER CAPELLA, «Bioética y ecología» en
G.M. TOMÁS GARRIDO (dir.), Manual de Bioética, Barcelona, 2001, 279-280. P.M. HAFFNER, Verso una teologia… 32-33.
20
Cf. D.H. MEADOWS, D.L. MEADOWS, J. RANDERS, The limits to growth: a report for the Club of Rome’s project on the
predicament of mankind, New York, 1975. Todos somos responsables del deterioro ambiental, incluso en pequeños gestos, y
todos los hombres pagamos la factura de esta mala gestión. El mundo contaminado crea sus propios anticuerpos que
repercuten negativamente en la vida humana.. Cf. J. DE LA FUENTE, «La ecología de los pequeños gestos» Misión Abierta 2
(1990) 107-110. D. MOLL, «Riflessioni su ecologia e progresso. Lo svilupo sostenibile» en L. VALLE (dir.), Cristianesimo,
natura, epistemologia del cuore, Pavia, 1995, 9-11.
21
J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Crisis y apología… 240.
7
ambiental, a la ecología humana, a la ecología social o a la ecología mental22. El adjetivo ecológico
califica todo aquello que tenga, o debiera tener, como característica la interrelación, el orden, la
armonía y la sistematicidad en la complejidad23. Ecologismo es la corriente de pensamiento o
ideológica que tiene como trasfondo la preocupación medioambiental y se fundamenta en el
cientificismo; muchos de los ecologismos son contrarios a la fe cristiana al considerarla una
religión antropocéntrica y ecológicamente deficiente24. Ecologista es el adjetivo que califica a las
personas, movimientos, instituciones, grupos y tendencias que tienen como prioridad el cuidado,
la conservación o la recuperación del medio ambiente.
¿Qué se entiende cuando se habla de ecología en sus distintas acepciones? La ecología ambiental
se refiere a las múltiples y complejas relaciones de los seres vivos con otros seres vivos, de su
especie u otra especie, y con todo su medioambiente, llamado también ecosistema. La ecología
ambiental ofrece una visión más holística de la realidad en la que un ser no puede ser
simplemente diseccionado de su nido biótico, sino observado a partir de su misteriosa
complejidad, con la conciencia clara que el cosmos es una realidad superorganizada y que no hay
ningún ser superfluo en un ecosistema. Por tanto, por esta toma de conciencia científica, la
ecología ambiental se entiende también como la preocupación por proteger y/o recuperar los
ecosistemas de cualquier agresión que ponga en peligro la continuidad de la vida de una o varias
especies o de un ecosistema completo.
La ecología humana es el reconocimiento de que el hombre es un ser vivo que interactúa
necesariamente de manera sistémica con otros seres humanos, con otros seres animados e
inanimados en un ecosistema natural, social y cultural; el ser humano es un ser en el que la
interrelacionalidad es muchísimo más compleja que en cualquier otro ser vivo porque goza de
autoconciencia y trascendencia. En el ser humano interactúan factores somáticos (físico-
químicos), psíquicos, espirituales y sociales de manera tan compleja que no puede ser definido o
descrito en su totalidad por ninguna ciencia; seguirá siendo un misterio para sí mismo. La
peculiaridad del ser humano en la naturaleza conlleva igualmente una grave responsabilidad, pues
de la supervivencia del ecosistema depende la supervivencia de la raza humana. La ecología
humana pretende, por tanto, establecer los principios vectores o éticos de convivencia
interhumana con la naturaleza que gestionen el respeto del medioambiente y la satisfacción de las
necesidades humanas25.
La ecología social o cultural es la mediación entre la ecología ambiental y la ecología humana. El
hombre interactúa con la naturaleza y con la sociedad por medio de la cultura; ésta es la expresión
de la forma en cómo cada ser humano, inserto en un medioambiente natural-social, expresa su
22
Esta cuádruple gama de significación se sugiere en L. BOFF, «Teología de la liberación y ecología: ¿alternativa,
confrontación o complementariedad?» Concilium 261 (1995) 830. Ya antes el Papa Juan Pablo II hablaba de ecología
humana y ecología social. Cf. Centesimus annus 38 [AAS 93 (1991)793-867]. El Papa Benedicto XVI retoma a su vez el
discurso sobre una justa ecología natural, humana y social como condición necesaria para la paz Cf. «La persona umana
cuore della pace. Messaggio per la Giornata Mondiale per la Pace 2007» Insegmenti di Benedetto XVI 2/2 (2006) 775-784.
23
Así por ejemplo el Papa Pablo VI se refería a la moral ecológica. Cf. «Udienza generale (31-03-1971)» Insegnamenti di
Paolo VI, 9 (1971) 239-242.
24
Cf. P.M. HAFFNER, Verso una teologia... 34-35.
25
El ser humano es el eje de las preocupaciones ambientales, por ello, una mala gestión de la naturaleza repercute en contra
del mismo hombre. Cf. L. LUNA, «Los retos del desarrollo sustentable» en C. ROJAS (dir.), Retos… 140-148. M. LOMBARDI
RICCI, «Ambiente e salute. Aspetti etici e bioetici» Camillianum 14 (2005) 249-270.
8
cosmovisión. Por otra parte, la convivencia social garantiza la reproducción del género humano y
la producción de los bienes para la subsistencia por medio de la planeación de espacios humanos,
en los que la naturaleza viene ceñida a las necesidades humanas. A fin de garantizar la calidad de
vida e incluso la supervivencia, cada sociedad toma medidas educativas, políticas y jurídicas en
defensa y/o protección del medioambiente26.
La ecología mental es el sustrato último que busca llegar a un ethos ecológico a través de la
reflexión, el análisis, la intuición artística y religiosa a fin de sustentar una ecoética. La ecología
mental o profunda trata de los principios rectores del actuar humano sin el que fuera imposible
cualquier acción verdaderamente ecológica. Al respecto afirma el Papa Benedicto XVI: «Frente a la
catástrofe que nos amenaza se ha suscitado ya en todas partes el reconocimiento de que tenemos
que tomar decisiones morales»27. Estos principios éticos se configuran principalmente en los
sistemas de creencias, ritos y símbolos que determinan el actuar humano28. En un primer
momento la ecología mental es la toma de conciencia de que en mentalidad moderna existen
arquetipos de violencia en nuestra relación con los otros seres humanos y con la naturaleza; en un
segundo momento busca nuevos paradigmas culturales, filosóficos y teológicos para cambiar
radicalmente esta forma agresiva de relaciones y llegar a una cosmovisión más holística y
ecuménica29. La fe cristiana, en este sustrato de la ecología, puede y debe brindar toda la riqueza
de su tradición que es esencialmente ecológica.
2.2 Ecoteología
La reflexión teológica sobre la ecología se sitúa, pues, en el marco de una ecología profunda o
mental, y su fin es suscitar la conversión ecológica, es decir, una adecuada relación hombre-
naturaleza según el proyecto originario de Dios manifestado en la Revelación. Sin embargo, al
26
Sobre el nacimiento y desarrollo de movimientos, partidos, legislaciones, procuradurías, etc. en torno a la ecología se
puede ver P. COSTA MORATA, «En torno a los modelos de sociedad de los ‘movimientos verdes’» Iglesia Viva 115 (1985) 7-
10. J. GUTIÉRREZ, «La crítica ecologista de la sociedad industrial» Iglesia Viva 115 (1985) 65-78. J. ANTUÑA, «Los
movimientos ecológico-pacifistas en España» Iglesia Viva 115 (1985) 79-85. R.E. LECHTE, «Partnerships for Ecological
Wellbeing» The Ecumenical Review 42 (1990) 157-161. J. CARRERA I CARRERA, J.I. GONZÁLEZ FAUS, Horizonte Kyoto… 8-
15. C. ROJAS, «Mensaje de inauguración» en Id. (dir.), Retos… 21-30. A. DE MAIO, «Scenari e tendenze nei Paesa
occidentali. Stato dell’abiente in Italia» Camillianum 14 (2005) 287-304. F. GRASSI, «Il volontariato ambientale della regione
Lombardia» en L. VALLE (dir.), Cristianesimo… 71-74. J. TUSCANO, L. SINISI, «Comportamenti individuali e benessere
collettivo» Camillianum 14 (2005) 329-342.
27
BENEDICTO XVI, Luz del mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos. Una conversación con Peter Seewald,
México, 2010, 58. El Papa subraya que la única instancia que puede llegar a la conciencia ética de los hombres es la religión.
Fuera de esa conciencia ético-religiosa es casi imposible llegar a acuerdos políticos y jurídicos de salvaguarda y conservación
del medio ambiente.
28
“Nuestra percepción de la naturaleza está siempre mediada del sistema de creencias, ritos, símbolos, que juegan un rol
determinante en orientar nuestra praxis”. S. MORANDINI, Teologia… 17. De ahí la importancia de la educación: P.A.
LANFRANCHI, «L’educazione ambientale. Percorsi e strategie» en L. VALLE (dir.), Cristianesimo… 13-15. F. VELASCO, «El
problema antropológico de la ecología» Misión Abierta 2 (1990) 27-37. Sobre la ecología mental se puede ver F. MAZURE,
«La révolution de l’écopsycologie» en A. COMTE -SPONVILLE et alt. (dirs.), Écologie et spiritualité, Paris, 2006, 32-42. P.
RABHI, «Pour une insurrection des consciences» en A. COMTE -SPONVILLE et alt. (dirs.), Écologie… 107-116.
29
Se usa el sentido etimológico de la palabra «ecuménico». Oikouméne es el participio pasivo del verbo oikéo, que significa
habitar o vivir en casa-oikos. Más allá de la misma raíz etimológica con ecología, la utilización por parte de los griegos para
designar los lugares habitados indica la interrelación del medio natural con el medio social-humano. Cf. O. FLENDER,
«Oikouméne-Tierra, Orbe» en L. COENEN, E. BEYREUTHER, H. BIETNHARD, (dirs.), Diccionario Teológico del N.T. Vol. II,
730-731.
9
respecto se constatan dos cosas: la primera, un inicial desinterés, casi generalizado, por parte de la
teología frente al problema ecológico y un abandono de la teología de la creación en el momento
en el que surge la preocupación ecológica; la segunda, que actualmente el problema ecológico
viene afrontado de distinta manera por los teólogos y, por tanto, no existe una reflexión de la
ecoteología uniforme30. Las principales corrientes teológicas que se han interesado en el problema
ecológico, y ahora se presentan, tienen algunos puntos en común y algunas divergencias.
El Consejo Mundial de las Iglesias vio con profunda preocupación los problemas sociales de
ecología, pobreza e injusticia y los anexó a la agenda de sus asambleas generales y de su reflexión
teológica a partir de 1975, en la V Conferencia Internacional en Nairobi con el lema: «Justicia, paz y
sustentabilidad». Para la VI Conferencia, en Vancouver (1983), del lema desaparece el témino
«sustentabilidad» por el de «integridad de la creación». La razón de esta preocupación social y
ecológica está, más allá del parentesco etimológico, en consonancia de la misión misma del
ecumenismo y del cristianismo en el mundo. El problema ecológico suscita la toma de conciencia
de la multiculturalidad y la exigencia ética del respeto por la riqueza que suponen las diversas
formas de pensar y de relacionarse armónicamente con la naturaleza. La justicia y la paz serán una
realidad cuando sepamos respetarnos y respetar a la naturaleza, creación de Dios31.
La teología del proceso, que se elabora a partir de la «filosofía del proceso» de Alfred North
Whitehead y de Charles Hartshorne, ofrece elementos para una ecoteología. Los representantes de
esta corriente teológica son principalmente el norteamericano John Cobb y el australiano Charles
Birch. El objetivo de la teología del proceso es repensar la relación de Dios creador con la
naturaleza dejando de lado el deísmo mecanicista y evitando el panteísmo. La realidad no puede
ser pensada ya como algo estático y determinado, sino dinámica y en proceso, como lo
demuestran las últimas indagaciones de la física cuántica. Toda la creación, desde el macrocosmos
hasta el ser vivo menos complejo, goza de una interioridad propia, de autodeterminación,
intencionalidad y, por tanto, libertad. Estas características son posibles en la creación por la
profunda cercanía de Dios con ella; Dios es tan íntimo y cercano a todas sus obras porque las ama,
por ello se habla de panenteísmo; Dios actúa desde dentro de cada criatura potenciándola para
que traspase las fronteras de sí misma. El valor intrínseco de cada ser está en el dinamismo divino
que lo mueve a evolucionar, más allá de la utilidad para el hombre. El gran aporte de esta corriente
teológica a la ecoteología es el concepto de panenteísmo. Sin embargo, se constatan algunos
30
A pesar del olvido generalizado de la teología de creación no se pueden pasar de largo las valiosas contribuciones de P.
Theilard de Chardin. Sobre el poco interés de la reflexión teológica al inicio del problema ecológico se constata en los
mismos documentos del Concilio Vaticano II, que no dedican al asunto ninguna palabra. El olvido de la teología de la
creación viene señalado en G.S. HENDRY, «Eclipse of creation» Theology Today 28 (1972) 406-425. C. SCHÖNBORN,
«Catechesi della creazione e teoria della evoluzione» Communio 100 (1988) 43. J. RATIZINGER, Creación y pecado,
Pamplona, 2005, 19. Infra 211.
31 Cf. S. ROSSO, E. TURCO, Enchiridion Oecumenicum 5… D. GOSLING, «Towards a Credible Ecumenical Theology of Nature»
The Ecumenical Review 38 (1986) 322-331. G. E. TINKER, «The Integrity of Creation. Restoring Trinitarian Balance» The
Ecumenical Review 41 (1989) 527-536. PRESTON, R., «Humanity, Nature and the Integrity of Creation» The Ecumenical
Review 41 (1989) 552-563. R. COSTE, «La dinámica ecuménica “justicia, paz, salvaguarda de la creación”» Concilium
236 (1991) 31-46 J. BOSCH, «Ecología y ecumenismo» Misión Abierta 2 (1990) 84-91. J.VAN KLINKEN, «El tercer punto
del proceso Justicia, Paz e Integridad de la Creación: con la ecología entre la ecología y la ciencia» Concilium 236
(1991) 87-104. A. VAN HARSKAMP, «Proceso conciliar: análisis de un término» Concilium 236 (1991) 47-58. S.MORANDINI,
Teologia... 43-48. P.M. HAFFNER, Verso una teologia... 72-74. J.M. PRIEUR, «Distinction et solidarité, limitation et
resposabilité» en A. COMTE-SPONVILLE et Alt. (dirs.), Écologie... 143-146.
10
puntos débiles en esta Teología del Proceso: la renuncia al antropocentrismo para abrazar una
especie de biocentrismo; por otra parte, la creación es entendida desde un panpsiquismo32.
Para la teología de la liberación la tierra amenazada se convierte, como el pobre explotado, en
locus theologicus del que parte la reflexión creyente, porque hay profunda interrelación entre la
explotación del pobre y de la tierra. La pobreza y el problema ecológico tienen las mismas causas y
ambos conducen a la muerte, una muerte injusta y prematura. La causa ideológica es la
modernidad, que ha aislado al hombre de todas las relaciones vitales con el mismo hombre, con
los animales y con la tierra, hasta convertirlo en Satanás de la tierra. La causa ética es la avaricia y
deseo de poder. Se puede tener una solución a ambos problemas cuando el hombre tenga el coraje
y la voluntad de volver al puesto originario que le corresponde en la comunidad planetaria, que es
un macroorganismo viviente y complejamente interrela-cionado, capaz de generar la vida, por ello
es la Madre Tierra o Pacha Mama, como la llaman los incas. Asumiendo el lugar que le
corresponde, el ser humano tomará conciencia de que está ligado con el destino de la tierra, de la
que forma parte junto con una infinidad de seres vivos con los que tiene una responsabilidad ética.
El superorganismo Tierra es generador de vida porque es una realidad espiritual, y por tanto
sacramental, en cuanto que Dios está inmerso en los procesos del mundo a través del Espíritu
creador, de ahí que se habla también de panenteísmo. El Espíritu de Dios posibilita la
biodiversidad y la unidad de vida en la relacionalidad. Como toda teología de la liberación implica
la praxis liberadora, la ecoteología de la liberación insta a cada hombre a la responsabilidad de
conducir al mundo a la armonía ecológica, conduciendo a los pobres, los seres más vulnerables de
la creación, a la justicia y a la liberación. Pero para que la ética no degenere en moralismo, debe
sustentarse en una espiritualidad igualmente liberadora, que debe tener en cuenta la riqueza
espiritual de todas las culturas, especialmente las indígenas, hasta ahora marginadas. Sin duda,
hay grandes aportes teológicos, pero se renuncia al hombre como centro de la creación por el
cosmocentrismo, al que se le confiere un status casi de sujeto; a pesar de ello, el hombre se
presenta como el único ser responsable de la creación. ¿Un ser con obligaciones sin derechos33?
El ecofeminismo es una de las corrientes teológicas más innovadoras. En el fondo no se trata de
resaltar las figuras femeninas de la Escritura o de la Tradición, sino de un cambio total de la
epistemología teológica, marcada por el androcentrismo eurocéntrico. El ecofeminismo se
32
Cf. J.B. COBB, D.R. GRIFFIN, Teologia del processo. Una esposizione introduttiva, Brescia, 1978. A. TORRES QUEIRUGA,
El Dios de Jesús. Aproximación en cuatro metáforas, Santander, 1991, 17-26. M.H. SUCHOCKI, «Teología del proceso y
evolución» Concilium 284 (2000) 65-75. S. MORANDINI, Teologia… 48-53.
33 Cf. L. BOFF, «Teología de la liberación y ecología: ¿Alternativa, confrontación o complementariedad?» Concilium 261
(1995) 829-841. Ecología: grito de la tierra, grito de los pobres. Hacia una ecología planetaria, México, 1997. El águila y
la gallina. Cómo el ser humano se hace humano, México, 1999. «De la liberación y la ecología: desdoblamiento de un
mismo paradigma» en DOS ANJOS, M.F. (ed.) Teología y nuevos paradigmas, Bilbao, 1999, 83-97. La dignidad de la tierra.
Ecología, mundialización, espiritualidad. La emergencia de un nuevo paradigma, Madrid, 2000. J. RAMOS REGIDOR,
«Algunas premisas para una teología eco-social de la liberación» Concilium 261 (1995) 843-860. J.J. TAMAYO ACOSTA,
Leonardo Boff. Ecología, mística y liberación, Bilbao, 1999. S. MORANDINI, Teologia… 62-69. Sobre los aportes culturales
de los pueblos indígenas a una visión más ecológica se puede ver G.E. TINKER, «The integrity…» «Spirituality, Native
American Personhood, Sovereignty and Solidarity» The Ecumenical Review 33 (1992) 312-324. B.G. RIBEIRO,
«Conciencia ecológica en el amazonia: la experiencia indígena» Concilium 261 (1995) 761-779. S. MARCOS, «La
sacralidad de la tierra. Perspectivas mesoamericanas» Concilium 261 (1995) 781-794. J. ESQUIVEL VELÁSQUEZ,
«Espiritualidad de la tierra» Concilium 261 (1995) 817-828. B. WIELENGA, «Hacia un nuevo paradigma de producción:
de una economía de crecimiento ilimitado hacia otra de suficiencia humana» Concilium 261 (1995) 863-874.
11
desarrolla, por tanto, a partir de las preguntan sobre las coordenadas culturales del discurso sobre
Dios y sobre la gramática teológica que se ha elaborado a partir de los modelos patriarcales, con
sus características principales como la fuerza, el raciocinio, la división y jerarquización de la
realidad (cuerpo-alma, objeto-sujeto, mujer-varón), etc. Desde esta epistemología, la mujer
siempre se ha visto como lo contrario al hombre, una manera ínfima de ser hombre; por tanto, se
ha creído que es más cuerpo que alma, más objeto que sujeto; ligada a los ritmos de la naturaleza y
necesitada de disciplina y control. En su análisis descubren que hay un paralelismo entre tierra
(madre) y mujer, que vistas desde la cosmovisión patriarcal, ambas deben ser dominadas por la
razón masculina en vistas a la fertilidad y la procreación. Es necesaria, por tanto, una reflexión
desde la mujer y encontrar nuevos modelos de representación de Dios o nuevas metáforas que
dejen de lado el androcentrismo en el que se establecieron la revelación divina y la visión dualista
y jerárquica de la realidad. Los nuevos modelos pueden crear una nueva epistemología y una
nueva gramática teológica en donde las imágenes de Dios sean de cercanía y de proximidad
amorosa: madre, amigo(a) y amante. Por su parte, el mundo puede ser pensado como cuerpo de
Dios, su expresión y su presencia en medio de la humanidad. A pesar de los grandes aportes del
ecofeminismo podemos señalar algunos límites. El mundo como cuerpo de Dios es una idea muy
ligada al panteísmo idealista; se identifica con mucha simplicidad el antropocentrismo con
androcentrismo; pero lo que parece más grave es el concepto de revelación, entendido
únicamente como paradigma34.
Jürgen Moltmann es un teólogo que, en la cuestión ecológica, merece una mención aparte.
Construye la teología de la creación desde una perspectiva ecológica, soteriológica y trinitaria,
desde la que elabora también la antropología. La preocupación por la ecología no es un juego
académico sino una respuesta al riesgo verdadero de la desaparición de la vida humana y de
muchas especies por la destrucción masiva de un muy probable desastre nuclear o ecológico. El
horizonte de respuesta no será el antropocentrismo clásico, sino la soteriología y la escatología,
que iluminan la realidad bajo el signo de la esperanza. El hombre es visto ya no como sujeto frente
a objetos sino un ser de interrelaciones que ha sido creado a imagen del Dios Trino-relación cuya
característica principal es el amor. El mundo también es una urdimbre de relaciones vitales por la
presencia misteriosa y trascendente del Espíritu Santo que suscita la vida. La finalidad de la
creación no es el hombre sino la alianza, por ello todas las criaturas tienden al sábado, a la alianza
escatológica del Día del Señor. En su teología de la creación, dejando de lado el antropocentrismo,
podemos hablar de soteriocentrismo teocentrico35.
2.3 Ecología y Magisterio
34 Cf. MCFAGUE, S., Theology for an ecological, nuclear age, Philadelphia, 1987. C. HALKES, «La violación de la Madre
Tierra. Ecología y patriarcado» Concilium 226 (1989) 425-435. C. ASOGWA, «A Challenge to the Integrity of Creation. An
African Woman’s Perspectiva» The Ecumenical Review 44 (1992) 339-344. A. PRIMAVESI, From Apocalypse to Genesis:
Ecology, Feminism and Christianity, Minneapolis, 1991. A. TORRES QUEIRUGA, El Dios… 26-38. I. GEBARA, Intuiciones
ecofeministas. Ensayo para repensar el conocimiento y la religión, Madrid, 2000. S. MORANDINI, Teologia… 75-87.
35 J. MOLTMANN, Dios en la creación… La justicia crea futuro. Política de paz y ética de la creación en un mundo
amenazado, Santander, 1992. Le rire del’univers. Traité de christianisme écologique. Anthologie. Paris, 2004. J.L. RUIZ DE
LA PEÑA, «Hacia una doctrina ecológica…». S. MORANDINI, Teologia… 92-104.
12
No se podría pasar de largo sin mencionar alguna palabra sobre cómo el Magisterio eclesiástico
afronta el problema ecológico36. El Concilio Vaticano II mantiene un silencio ante el problema
ecológico, pero en su trasfondo teológico de la Gaudium et Spes prepara las intervenciones
sucesivas del Magisterio Ordinario.
Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre
todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez lo gozos y las esperanzas, tristezas y angustias
de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su
corazón37.
36
Paridigmático resulta el mensaje del Papa Juan Pablo II para la Jornada Mundial de la Paz de 1990, una síntesis de la
enseñanza del Magisterio sobre el tema. «Paz con Dios Creador y paz con toda la creación. Mensaje para la Jornada Mundial
de la Paz 1990» De la misma manera son notables las indicaciones sobre ecología de las distintas Conferencias Episcopales,
especialmente los documentos conclusivos del CELAM Cf. DP 139; 327; 496; 1236. DStD 169-170. DA 24; 83-87; 125-126;
470-475. Cf. J. GARCÍA, «Ecología en el documento de Santo Domingo» Ecclesia 7 (1993) 271-292.
37
GS 1. También se ha de considerar toda la antropología del Concilio Vaticano II, especialmente en GS 34. El hombre como
imagen de Dios y su tarea de someter y gobernar el mundo en justicia y santidad; esta función de señorío no es absoluta, sino
está subordinada al Creador de todas las cosas, fin último de la creación. Sobre el Magisterio Pontificio y la ecología se
puede ver M. KEENAN, De Estocolmo a Johannesburgo… P.M. HAFFNER, Verso una teologia...
38
La ecología es tema recurrente en los documentos sociales de los Papas. De Pablo VI: Octogesima Adveniens 8-9; 21. De
Juan Pablo II: Sollicitudo Rei Socialis 34 [AAS 80 (1988) 513-586.]. Centesimus Annus 37-40. Benedicto XVI señala la
analogía entre familia y sociedad, casa y mundo. El cuidado de la tierra, como casa común de la familia humana, es un
imperativo ético que debe ser asumido por todos los seres humanos. Messaggio per la celbrazione della Giornata Mondiale
della Pace 2008, Vaticano, 2007. Cf. S. CALDECOTT, «Cosmology, eschatology, ecology: Some reflextions on Sollicitudo Rei
Socialis» Communio 15 (1988) 305-318.
39
Cf. Del Papa Juan Pablo II, Redemptor hominis 15-16 [AAS 71 (1979) 257-324]. «Discorso per la commermorazione di
Albert Einstein (10-11-1979)» Insegnamenti di Giovanni Paolo II 2/2 (1979) 1107-114. «Discorso ai partecipanti a un
convegno della Pontificia Accademia delle Scienze (23-10-1982)» Insegnamenti di Giovanni Paolo II 5/3 (1982) 889-893.
«Discorso alla plenaria della Pontificia Accademia delle Scienze (28-10-1986)» Insegnamenti di Giovanni Paolo II 9/2
(1986) 1274-1285. «Discorso a un gruppo di studio della Pontificia Accademia delle Scienze (6-11-1987)» Insegnamenti di
Giovanni Paolo II 10/3 (1987) 1018-1020. Evangelium Vitæ 42; 52 [AAS 87 (1995) 401-522]. «Cathechesi dell’udienza
generale (17-01-2001)» Insegnamenti di Giovanni Paolo II 24/1 (2001) 177-179.
40
Cf. Del Papa Juan Pablo II, Dominum et vivificantem 50 [AAS 78 (1986) 809-900].
13
fraterno y universal a todos los seres41. Hay un imperativo ético de solidaridad con las
generaciones presentes a fin de garantizar con justicia los beneficios de la creación para todos los
seres humanos; también solidaridad con las generaciones futuras que tienen el derecho de
heredar una tierra con los recursos suficientes para vivir como o mejor que la generación
presente42. La ética cristiana tiene su fuerza no en la ley muerta, sino en el ejemplo de los santos,
como san Francisco de Asís que supo vivir ejemplarmente la relación con la naturaleza, más allá de
la utilidad pragmática, en la contemplación de la belleza, en la gratitud por las criaturas y en una
espiritualidad de alabanza; por ello el Papa Juan Pablo II lo ha nombrado patrono de la ecología43.
Por tanto, el Magisterio Pontificio ha afrontado el problema ecológico tanto desde la perspectiva
antropológica como ética.
El Papa Benedicto XVI, le dedica especial atención al tema de la ecología en la homilía de la Vigilia
de la fiesta de Pentecostés el 3 de junio de 2006, en la encíclica Caritas in Veritate (2009) y en el
mensaje de la Jornada Mundial de la Paz de 2010. El gran Papa teólogo hace girar su enseñanza
ecológica en cinco puntos principales: 1) El hombre es lo primero, así que todas las decisiones
ecológicas deben respetar la dignidad de la persona y sus legítimos derechos fundamentales, sin
olvidar correlativamente también sus obligaciones. 2) La búsqueda de solución con raíces éticas y
no sólo técnicas, pues muchos creen que los problemas ecológicos tienen sólo soluciones técnicas,
descartando cualquier decisión de la persona humana. 3) Se debe pasar de una relación de fuerza
y dominio contra la naturaleza a una relación de alianza, armónica entre el hombre y el desarrollo,
pues Dios confió al hombre la custodia y el cultivo de la creación; una buena administración por
medio de la razón y la sabiduría. 4) La solidaridad humana y humanitaria con la justa distribución
de la riqueza y de los bienes de la producción con los habitantes de todo el mundo y también
considerando las generaciones futuras que heredarán la gloria o el infierno ecológico de nuestra
generación. 5) Necesidad de un cambio de mentalidad o conversión ecológica, que nos lleve a
nuevos estilos de vida caracterizados por la sobriedad44.
El 24 de mayo de 2015, el Papa Francisco publicó la encíclica Laudato Sii, Sobre el cuidado de la
casa común, en la que se trata el tema de la ecología. Con este documento, el Papa Francisco,
pretende colaborar para construir la casa común, uniendo a toda la familia humana en la búsqueda
de un desarrollo sostenible e integral. La forma en que lo hace es reconociendo la urgencia del
41
Cf. Del Papa Pablo VI, «Messaggio alla Conferenza di Stoccolma sull’ambiente (5-06-1972)» Insegnamenti di Paolo VI 10
(1972) 606-610. «Messaggio in occasione della V Giornata Mondiale dell’Ambiente» Insegnamenti di Paolo VI 15 (1977)
561-562. Del Papa Juan Pablo II, Veritatis Splendor 38-39 [AAS 85 (1993) 1133-1228]. «Discorso ai partecipanti al gruppo di
studio promosso dalla Pontificia Accademia delle Scienze sui rischi chimici nei paesi in via di sviluppo (22-10-1993)»
Insegnamenti di Giovanni Paolo II 16/2 (1993) 1078-1081. Evangelium Vitæ 10. 27. «Discorso ai partecipanti ad un
convegno su ambiente e salute (24-03-1997)» Insegnamenti di Giovanni Paolo II 20/1 (1997) 520-523. Del Papa Benedicto
XVI, «Menssaggio ‘Urbi et Orbi’ (25-12-2006)» Insegnamenti di Benedetto XVI 2/2 (2006) 903-906.
42
Cf. Del Papa Pablo VI, «Discorso a gli accademici della Pontificia Accademia delle Scienze (23-10-1976)» Insegnamenti
di Paolo VI 14 (1976) 867-870. De Juan Pablo II, «Discorso ai partecipanti alla settimana di studi su ‘Energia e Umanità’
(14-11-1980)» Insegnamenti di Giovanni Paolo II 3/2 (1980) 1174-1178. Del Papa Benedicto XVI, «Omelia in Piana di
Montorso. Visita pastorale a Loreto (2-09-2007)» L’Osservatore Romano 200 (3-4 septiembre 2007) 8-9.
43
Cf. Del Papa Juan Pablo II, Inter Sanctus. S. Franciscus Assisiensis Patronus oecologiæ cultorum eligitur [AAS 71 (1979)
1509-1510]. «Allocuzione al popolo di Assisi (12-03-1982)» Inseganmenti di Giovanni Paolo II 5/1 (1982) 848-854.
44
Existe una compilación de los documentos pontificios del Papa Benedicto XVI sobre el tema de la ecología. Cf. MILVIA
MORCIANO (coomp.) Benedicto XVI. Para una ecología del hombre, México, 2012.
14
desafío ecológico, dejándose interpelar e ofrecer un fundamento que concrete un itinerario
místico – ético.
En la primera encíclica sobre ecología, el Papa propone nueve ejes de lectura: 1) La íntima relación
entre los pobres y la fragilidad del planeta. 2) La convicción de en el mundo todo está conectado.
3) La crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología. 4) Invitación
a buscar otros modos de entender la economía y el progreso. 5) El valor propio de cada criatura.
6) El sentido humano de la ecología. 7) La necesidad de debates sinceros y honestos. 8) La grave
responsabilidad de la política internacional y local. 9) La cultura del descarte y la propuesta de un
nuevo estilo de vida.
El Papa utiliza una metodología interdisciplinar para acercarse al desafío ecológico desde la
fenomenología uniendo el deterioro ambientan con el de la pobreza, que por causas y efectos
tienen una relación de mutua imbricación. El Papa reconoce que el origen de la crisis está en
antropocentrismo moderno, que es muy diferente al antropocentrismo cristiano. La realidad
desafiante viene iluminada por la enseñanza del Evangelio de la creación, es decir, por la
enseñanza bíblica sobre la teología de la creación, que propone como fundamento de una ecología
integral, que abarque la ecología ambiental, económica, social, cultural, bajo los criterios de bien
común y de solidaridad. EL Papa también ofrece unas pautas para desarrollar, a través del diálogo
ecuménico - ecológico en el sentido más amplio de los términos, criterios de acción para la
solución de este grave problema que aqueja a la humanidad contemporánea. Por último, el Papa
reconoce que no es posible unas políticas y una ética ecológica sin el sustento humanizador de una
mística que dé profundidad, sentido y corazón a acciones de tinte ecológico en los que se pueda
comprometer cada cristiano y la comunidad eclesial.
ACTIVIDADES + Leer atentamente el contenido de la ficha
PERSONALES + Responder a las siguientes preguntas
1. ¿Cuáles son los factores de la descomposición ambiental?
2. ¿En qué sentido, el problema ecológico es un asunto ético, de injusticia social?
3. ¿Por qué y cómo desafía la ecología a la teología cristiana?
4. ¿Cómo se debe tratar desde la teología el problema ecológico? ¿Por qué?
5. ¿Qué se entiende por ecología ambiental, humana, social y mental?
6. ¿Qué significado tiene el adjetivo “ecológico”?
7. ¿Qué significa “ecologismo”?
8. Anota brevemente la originalidad, ventajas y límites de las siguientes corrientes teológicas:
• Teología del proceso
• Teología de la liberación
• Ecofenimismo
• Jürgen Moltmann
9. Frente a los desafíos ecológicos ¿el Magisterio pone en tela de juicio el antropocentrismo? ¿Por
qué?
10. Según el Magisterio ¿con qué comienza el compromiso con la creación?
11. ¿Cuáles son los cinco puntos principales de la enseñanza ecológica del Papa Benedicto XVI?
12. ¿Cuáles son los ejes a través de los cuales podemos leer la Laudato Sii?
ACTIVIDADES + Reporte de lectura para evaluar la asimilación de los contenidos.
GRUPALES + Participar en la exposición del profesor. Compartir las impresiones, los comentarios o las
preguntas.
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