Derecho y Sociedad
Derecho y Sociedad
Derecho y Sociedad
Abril 2020
Derecho y Sociedad
Carlos Weffe
Senior Research Associate, International Bureau of Fiscal Documentation
(IBFD), Países Bajos. Profesor Asociado de «Finanzas Públicas», Universidad
Central de Venezuela. Profesor de «Problemas Federales y Municipales»,
Universidad Monteávila. Abogado (Universidad Católica Andrés Bello).
Especialista en Derecho Tributario y Doctor en Derecho (Universidad Central de
Venezuela). Representante alterno por Panamá al Directorio del Instituto
Latinoamericano de Derecho Tributario (ILADT). Miembro del Instituto
Brasileño de Derecho Tributario (IBDT), la Academia Mexicana de Derecho
Fiscal (AMDF) y la Asociación Venezolana de Derecho Tributario (AVDT).
Carmine Pascuzzo
Abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (2009).
Maestría en Arbitraje Comercial Internacional de la Universidad de Estocolmo
(2014). Programa de Profesionalización en Arbitraje de la Universidad Católica
Andrés Bello (2013) y Curso en Derecho Internacional Privado en la Academia
de Derecho Internacional de la Haya (2012).
Eugenio Hernández-Bretón
Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad
Monteávila. Profesor de Derecho Internacional Privado en la Universidad Central
de Venezuela, en la Universidad Monteávila y en la Universidad Católica Andrés
Bello. También ha sido profesor de la misma materia en el Instituto de Altos
Estudios Diplomáticos "Pedro Gual" del Ministerio de Relaciones Exteriores;
Doktor iuris utriusque (summa cum laude) de la Universidad de Heidelberg
(Alemania); Master en Derecho (magna cum laude) de la Universidad de
Tübingen (Alemania) y de la Columbia University (New York); Diplomado en
Derecho Comparado de la Facultad Internacional para la Enseñanza del Derecho
Comparado (Estrasburgo, Francia); Abogado egresado de la Universidad Católica
Andrés Bello (summa cum laude). Individuo de Número de la Academia de
Ciencias Políticas y Sociales de Venezuela. Asociado de la Academia
Internacional de Derecho Comparado. Miembro Honorario de la Asociación
Americana de Derecho Internacional. Autor de más de noventa publicaciones en
materia de derecho constitucional, administrativo, arbitraje, civil, mercantil,
internacional privado, procesal civil internacional.
Fernando Sanquírico Pittevil
Abogado. Director del Centro de Investigación y Estudios para la
Resolución de Controversias de la Universidad Monteávila. Director Académico
del Programa de Estudios Avanzados en Arbitraje de la Universidad Monteávila.
Profesor de Derecho de Universidades Central de Venezuela, Católica Andrés
Bello y Monteávila. Miembro de la lista de árbitros del Centro de Arbitraje de la
Cámara de Caracas y del Centro Empresarial de Conciliación y Arbitraje de
VenAmCham. Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Venezolana de
Arbitraje 2019-2020
Humberto Gosálbez Pequeño
Doctor en Derecho. Profesor Titular de Derecho Administrativo en la
Universidad de Córdoba (España). Director de la Revista Internacional de
Derecho del Turismo (RIDETUR). Autor de 3 monografías de Derecho
Administrativo, 2 obras de práctica jurídica y más 30 estudios publicados en
revistas jurídicas y en obras colectivas.
Igor Villalón
Abogado. Especialización en Derecho Administrativo (UCV) (Esperando
acto de grado). Profesor de Políticas Públicas de la Escuela Nacional de
Administración y Hacienda Pública. Editor del Portal Jurídico
www.vitrinalegal.com.ve.
Jonás E. Aponte A.
Abogado por la Universidad Central de Venezuela, 2008. Licenciado en
Ciencias Fiscales Mención Rentas, Escuela de Administración y Hacienda
Pública. 2013. Especialización en Derecho Tributario por la Universidad Central
de Venezuela (esperando acto de grado). Profesor de Armonización Tributaria en
la Escuela de Administración y Hacienda Pública. Editor del Portal Jurídico
www.vitrinalegal.com.ve.
Jorge González Carvajal
Universidad Católica Andrés Bello, Abogado y Especialista en Derecho
Procesal. Universidad Nacional de Rosario, Argentina, Doctorando en Derecho y
Magíster Scientiarum en Derecho Procesal. Visiting scholar en la Università degli
Studi di Padova, Italia. Universidad Pedagógica Experimental Libertador,
Diplomado de Docencia en Educación Superior. Profesor en Pre-Grado,
Universidad Católica Andrés Bello y Post-grado, Universidad Central de
Venezuela.
Kathleen Barrios
Abogada egresada de la Universidad Monteávila
María Alejandra Correa
Profesora de Instituciones de Derecho Privado III de la Universidad
Monteávila y de Derecho Administrativo de la Universidad Central de Venezuela
María Alejandra González Yánez
Abogado egresada de la Universidad Central de Venezuela (2010).
Estudió la Especialización en Derecho del Trabajo en la misma Universidad
(pendiente trabajo especial). Actualmente estudia el Programa de Estudios
Avanzados en Arbitraje de la Universidad Monteávila. Es Director Ejecutivo del
Centro Empresarial de Conciliación y Arbitraje CEDCA desde 2018; Director del
Capítulo Venezolano del Club Español del Arbitraje, miembro de la Asociación
Venezolana de Arbitraje y de la Sociedad Venezolana de Derecho Mercantil.
Arbitraje.
María Cecilia Rachadell
Abogado. LL.M Harvard Law School. Miembro de la lista de árbitros del
Centro de Arbitraje de la Cámara de Caracas y del Centro Empresarial de
Conciliación y Arbitraje de VenAmCham.
Pablo Andrés Trivella Landáez
Abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (2011), en
espera de aprobación del Trabajo Especial de Grado en la Especialización en
Derecho Mercantil de la misma Universidad. Actualmente alumno del Programa
de Estudios Avanzados en Arbitraje de la Universidad Monteávila.
Résmil Chacón Santana
Licenciado en Educación, Ciencias Sociales, mención Cum Laude
(UCAB), Magíster Scienciarum en Historia de Venezuela mención Cum
Laude(UCAB), Abogado mención Summa Cum Laude (UCV), Especialista en
Derecho Mercantil (UCV), Profesor de Historia de Iberoamérica (UMA),
Profesor de Derecho Mercantil I (UMA).
Rodolfo A. Mejias G
Abogado USM (2012), especialista en Derecho Procesal Constitucional
(2016).
Rosnell V. Carrasco Baptista
Abogado, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en
el año 2010. Especialista en Derecho Administrativo (UCAB). Profesor de
Derecho Constitucional y Derecho Administrativo (UCAB) y profesor de
Derecho Público Económico (Unimet). Estudiante del Programa de Estudios
Avanzados en Arbitraje (UMA).
Derecho y Sociedad
REVISTA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS
Y POLÍTICAS DE LA UNIVERSIDAD MONTEÁVILA
Derecho ..............................................................................................2
I. Introducción. ..........................................................................60
II. La unidad tributaria. Origen. Regulación. Procedimiento
legal para su reajuste. .....................................................................64
III. La determinación aritmética del SENIAT y la opinión
favorable de la Comisión Permanente de Finanzas de la AN como
acto complejo. Consecuencias de la opinión desfavorable de la
Comisión Permanente de Finanzas de la AN. ................................69
Comentarios sobre la Sentencia No. 362 dictada por la Sala
Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en
fecha 21 de marzo de 2018 (caso Construcciones Espacio XXI)
Carmine A. Pascuzzo S ......................................................................70
I. Introducción. ..........................................................................70
II. Los hechos..........................................................................70
III. Sentencia de primera instancia ...........................................70
IV. Sentencia de la SPA ...........................................................71
V. Análisis de la sentencia de la SPA .....................................71
VI. Un síntoma de un problema mayor ....................................73
VII. Conclusión..........................................................................75
Sistemas de pago no bancarios
María Cecilia Rachadell y Fernando Sanquírico Pittevil ...................76
I. Introducción ...........................................................................76
II. Una definición. Varios problemas......................................76
III. Sistemas de pago no bancario ............................................79
A. El efecto no bancario ......................................................80
B. Riesgos Asociados .........................................................81
IV. Conclusión..........................................................................84
Los contratistas de la Administración Pública española en la
legislación administrativa del siglo XIX
Humberto Gosálbez Pequeño .............................................................85
I. Introducción .........................................................................129
II. El concepto de parte procesal y la valoración judicial de la
conducta de la parte......................................................................134
A. El abogado en el proceso..............................................137
B. 1.2. La capacidad de postulación ¿conducta de la parte o
conducta de su abogado?..........................................................138
C. 1.3. La lealtad del abogado con su defendido ..............141
III. La dialecticidad del proceso y las partes ..........................143
A. El proceso como competencia o juego razonado .........145
B. El proceso como método de debate dialéctico frente a las
corrientes de publicización.......................................................147
C. Una distinción necesaria: Deberes, obligaciones y cargas
procesales .................................................................................148
IV. Valoración judicial de la conducta de las partes ..............156
A. Las normas jurídicas sobre moralidad procesal o buena fe
procesal: Normas en blanco, conceptos válvula y/o cláusulas
generales y la valoración judicial de la conducta de las partes 163
B. Naturaleza jurídica .......................................................165
C. 3.3. Manifestaciones del fenómeno..............................182
D. Límites a la valoración judicial de la conducta de las partes
187
E. Supuestos específicos de valoración judicial de la
conducta de las partes ..............................................................189
V. Conclusión........................................................................193
Democracia como derecho humano y eje transversal del sistema
interamericano de protección de los derechos humanos (Análisis
de la Sentencia Nº 455 de la Sala Constitucional del 12/6/2017
considerando la jurisprudencia de la Corte IDH)
Kathleen Barrios...............................................................................200
I. Introducción .........................................................................200
II. Análisis de la intervención y/o restricción del derecho a la
democracia ...................................................................................202
III. Conclusión........................................................................210
Sociedad .........................................................................................213
_________
1 Entrevista del Director de la Revista, Carlos García Soto, al profesor Jesús María Casal.
3 Derecho y Sociedad
Jesús María Casal
Derecho y Sociedad 4
Jesús María Casal: “Es indispensable estudiar permanentemente y estar al día en las
fuentes jurisprudenciales y normativas”
5 Derecho y Sociedad
Jesús María Casal
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Jesús María Casal: “Es indispensable estudiar permanentemente y estar al día en las
fuentes jurisprudenciales y normativas”
7 Derecho y Sociedad
Jesús María Casal
Derecho y Sociedad 8
Jesús María Casal: “Es indispensable estudiar permanentemente y estar al día en las
fuentes jurisprudenciales y normativas”
9 Derecho y Sociedad
Jesús María Casal
hizo sentir la voz de la academia jurídica venezolana frente a los reiterados abusos
de poder gubernamentales y judiciales.
14. ¿Cuál aspecto de su trabajo como abogado es el que más ha
disfrutado?
La vida académica ha sido mi mayor espacio de realización, por lo que
vengo diciendo. En un principio, cuando pasé a dedicarme a la Universidad casi
enteramente, después de haberla combinado durante los primeros años de
desempeño profesional con la función pública, temía que al optar por ella pudiera
aislarme del entorno y de oportunidades de crecimiento, pero ha terminado siendo
una puerta franca a infinidad de relaciones e interacciones, nacionales e
internacionales, y me ha exigido una superación constante. Me ha permitido
también mantener vínculos con el acontecer político del país y sus actores, con
miras a la orientación, desde la identidad universitaria, de los asuntos públicos.
He tenido también incursiones ocasionales en el ejercicio profesional, lo
cual me ha prodigado experiencias gratificantes. Por otro lado, durante varios
años me desempeñé en la función pública y me correspondió asumir funciones de
defensa judicial llenas de enseñanzas y satisfacciones. El tiempo en que trabajé,
últimamente, como Consultor Jurídico de la Asamblea Nacional fue asimismo de
enorme trascendencia.
15. ¿Puede dar tres consejos para el ejercicio de la profesión de
abogado?
Es indispensable estudiar permanentemente y estar al día en las fuentes
jurisprudenciales y normativas. Además, cada vez que te encomiendan un nuevo
caso, hay que volver a hacerlo intensivamente en relación con la controversia
jurídica de que se trate. No debemos olvidar, por otro lado, que los litigios se
deciden en buena medida en virtud del material probatorio que estemos en
capacidad de proveer, que ha de procurarse con el mayor empeño.
Hay que cuidar los vínculos profesionales que favorecen la conservación
o expansión de nuestra posición en el medio, y hay que resistir las tentaciones de
un ambiente en el que la falta de probidad y la corrupción son frecuentes,
reconociendo la línea que no debemos cruzar, a fin de seguir adelante en la senda
que éticamente hemos trazado para el ejercicio de la profesión, lo cual nos
granjeará éxitos, reputación y satisfacciones personales.
Derecho y Sociedad 10
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de
Instituciones del Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones
respecto del Decreto-Ley precedente (segunda parte) 1
11 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
_________
2 Sobre la banca virtual, puede verse: GONZÁLEZ GUZMÁN, Vanessa: “Una aproximación al
régimen jurídico de la banca virtual”, en AA.VV.: “Temas de Derecho Bancario. Libro Homenaje a
la memoria del Dr. Oswaldo Padrón Amaré”, o.c., pp. 287-332.
3 Esta competencia podría colidir con lo previsto en el artículo 3º del Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley sobre el Régimen de Jubilaciones y Pensiones de los Trabajadores y Trabajadoras de
la Administración Pública Nacional, Estadal y Municipal (GORBV Nº 6.156-E del 19-11-2014). Esta
última norma permite, en todo caso, la existencia de regímenes de jubilaciones y pensiones para
determinados órganos y entes, consagrados en leyes nacionales. FOGADE y SUDEBAN son
institutos autónomos, con personalidad jurídica y patrimonio propio (artículos 103 y 153 de la LISB
vigente), luego entran dentro de la definición de “ente” prevista en el artículo 15 del Decreto con
Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de la Administración Pública (GORBV Nº 6147-E del 17-
11-2014). El régimen de jubilaciones y pensiones de estos entes no es regulado en la propia LISB,
sino delegado a las máximas autoridades administrativas para que lo regulen por vía sub-legal. Como
institutos autónomos (también denominados institutos públicos en el artículo 98 del Decreto con
Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de la Administración Pública), deberían someterse al ámbito
de aplicación del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley sobre el Régimen de Jubilaciones y
Pensiones de los Trabajadores y Trabajadoras de la Administración Pública Nacional, Estadal y
Municipal (artículo 2º, numeral 6).
Derecho y Sociedad 12
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
13 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
Derecho y Sociedad 14
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
_________
4 Sobre otras normas derogadas en virtud de esta disposición Transitoria Cuarta, comenta el Profesor
RAFAEL BADELL MADRID (“Consideraciones sobre la Ley de Instituciones del Sector
Bancario”, o.c., p. 291:
“La Ley de Bancos derogó el régimen sancionatorio contenido en la Ley del Régimen Sancionatorio
contenido en la Ley del Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat (LRPHV, publicada en la Gaceta
Oficial N° 39.945 del 15 de junio de 2012), y estableció una sanción menor para aquellas instituciones
financieras que incumplan con la cartera de crédito hipotecaria, la cual se encuentra prevista en el
artículo 202, numeral 7 de la Ley de Bancos, conforme al cual se impone una multa de entre el cero
coma dos por ciento (0,2%) y el dos por ciento (2%) del capital social de la institución financiera,
por el contrario la multa establecida en el artículo 92, numeral 2 de la LRPVH imponía una multa de
tres veces el monto de los aportes no pagados a la cartera de crédito hipotecario obligatoria.
Se eliminaron las potestades de control, inspección, supervisión y sancionatoria del BANAVIH,
contenidas en los artículos 9, (…) 12 en sus numerales 8 y 23, (…) 16 numeral 8, y (…) 88 y 90 de la
LRPVH. En los casos de incumplimiento de la cartera hipotecaria obligatoria, el organismo
competente para imponer las sanciones es la SUDEBAN.
15 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
Derecho y Sociedad 16
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
_________
a) El artículo “Banco Bicentenario absorberá al Banco de la Mujer y al Banco del Pueblo”, aparecido
en la edición de “El Nacional” del 22-11-2014.
b) El artículo “Bicentenario absorberá al Banco del Pueblo y el de la Mujer”, aparecido en la edición
del diario “Últimas Noticias” del 22-11-2014:
8 De acuerdo con la información dada en el artículo de “El Nacional” reseñado en el anterior pie de
página, ya antes de la autorización dada por SUDEBAN, la página web oficial del “Banco
Bicentenario, Banco Universal, C.A.” exhibía el nuevo nombre: http://www.bicentenariobu.com/
9 Al respecto, señaló RICARDO A. CARBONELL CORNEJO (“Principales innovaciones en la Ley
de Instituciones del Sector Bancario”, o.c., pp. 142-143) que el elemento “reconocimiento social” era
exagerado y discriminatorio, una exigencia sin precedente.
Por su parte, JOSÉ IGNACIO HERNÁNDEZ (“Libertad de empresa y sector bancario”, en AA.VV.:
“Análisis y comentarios a la Ley de Instituciones del Sector Bancario”, o.c., p. 198) señaló en su
oportunidad que exigir a los accionistas “moralidad, honorabilidad, reconocimiento social y
solvencia económica” constituía una “ausencia de cualquier valoración técnica, y el empleo de
criterios indebidamente imprecisos”.
Sobre los problemas que plantea la apreciación de la “honorabilidad” puede verse: MORLES
HERNÁNDEZ, Alfredo: “La banca en el marco de la transición de sistemas económicos en
Venezuela”, Caracas, UCAB, 2011, pp. 71-76 (a mediados de 2016 se publicó la 2ª Edición de la obra
del Profesor ALFREDO MORALES HERNÁNDEZ, titulada “La Banca en el Marco de la Transición
de Sistemas Económicos en Venezuela”, coedición de UCAB y Universidad Monteávila (UMA), con
la colaboración de José Ignacio HERNÁNDEZ, Rafael MARTÍN PONTE, Gustavo MORLES
MIRALLES, Julio RODRÍGUEZ BERRIZBEITIA, Humberto ROMERO-MUCI, Daniela UROSA
MAGGI y Vicente VILLAVICENCIO MENDOZA).
17 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
3. La norma sobre Tratamiento del déficit del capital social (artículo 42),
y como consecuencia se elimina la salvedad prevista en el artículo 201, numeral
7 de la anterior LISB (“sin menoscabo [de] lo señalado en el artículo 42 de esta
Ley”), correspondiente al artículo 200, numeral 7 de la actual LISB.
4. La prohibición de constituir garantía con prestaciones sociales para el
pago de deudas originadas en operaciones de crédito (artículo 58). Se trata de una
derogación lógica, por cuanto el trabajador no tiene la libre disposición de sus
prestaciones sociales, pues de conformidad con la Ley Orgánica del Trabajo, los
Trabajadores y las Trabajadoras (GORBV N° 6.076-E del 7-5-2012), dichas
prestaciones deben depositarse en un fideicomiso o en un Fondo Nacional de
Prestaciones Sociales (artículo 143, encabezamiento) y en todo caso, el trabajador
puede solicitar, dentro de determinados supuestos, hasta el setenta y cinco por
ciento (75%) de lo depositado como garantía de sus prestaciones sociales, para
satisfacer determinadas obligaciones (artículo 144).
5. El establecimiento, por parte de OSFIN, de los límites mínimos y
máximos de títulos de deuda pública nacional que deben tener en su cartera las
instituciones del sector bancario (artículo 66).10
6. Las faltas graves del Presidente de FOGADE (artículo 109) 11 y el
Superintendente de las Instituciones del Sector Bancario (artículo 158), 12 que
_________
Sobre la constitucionalidad de las inhabilitaciones en materia bancaria puede verse la sentencia del
TSJ-SC Nº 1.556 del 4-12-2012, cuyo texto está disponible en el siguiente enlace:
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/diciembre/1556-41212-2012-00-1544.HTML
10 JOSÉ IGNACIO HERNÁNDEZ (o.c., p. 200) consideraba que se afectaba la autonomía de las
instituciones bancarias para llevar a cabo la actividad de intermediación financiera, al prever un monto
mínimo y máximo de títulos de deuda pública que podían adquirirse.
11 Artículo 109
Faltas graves del Presidente o Presidenta del Fondo de Protección Social de los Depósitos Bancarios
“Constituyen faltas graves del Presidente o Presidenta del Fondo de Protección Social de los
Depósitos Bancarios:
1) No iniciar el proceso de pago de la garantía de depósitos a los acreedores de las instituciones
bancarias en el tiempo establecido en el artículo 127 de esta Ley.
2) No liquidar en el tiempo establecido en el artículo 132 de esta Ley, los activos entregados para su
administración en el proceso de liquidación de una institución bancaria, salvo justificación legal
expuesta con treinta (30) días continuos de anticipación al vencimiento del plazo ante el Ministerio
del Poder Popular con competencia en materia para las finanzas y la aceptación de concesión de una
prórroga máxima de noventa días continuos por dicho ente, antes del vencimiento del plazo
originalmente concedido.
3) No trasladar al Estado en el plazo previsto los bienes señalados en el artículo 133 de la presente
Ley.
4) Incurrir en cualquiera de las inhabilidades previstas en el artículo 112 de la presente Ley”.
12 Artículo 158
Faltas graves del Superintendente o Superintendenta de las Instituciones del Sector Bancario
“Constituyen faltas graves del Superintendente o Superintendenta de las Instituciones del Sector
Bancario, sancionadas según lo dispuesto en Título X de esta Ley:
Derecho y Sociedad 18
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
como tales, generaban sanción de prisión de ocho a doce (8-12) años, sin
menoscabo de las demás acciones civiles y penales a que hubiere lugar, norma
esta última que también fue eliminada (artículo 232), con lo cual se despenalizan
totalmente las conductas que daban lugar a las referidas faltas graves.13
7. En el Título VIII sobre FOGADE, las normas sobre contratos de
fideicomiso y otros contratos con empresas no financieras (artículos 135 y 136).
8. La norma sobre la UNIF (artículo 163), por las razones supra expuestas.
9. La sanción administrativa pecuniaria por diversos supuestos,
erróneamente agrupados bajo el rótulo de revelación de información (artículo
204), lo que no se correspondía con la descripción de dichos supuestos.
10. Las sanciones al Superintendente de las Instituciones del Sector
Bancario y al Presidente de FOGADE (artículo 232).
11. Las Disposiciones Transitorias Segunda a la Décima Octava, entre las
cuales resaltaba la Disposición Transitoria Décima Tercera, que asomaba la
posibilidad de que se dictara una ley que regulara la Banca Pública.
12. La Disposición Final Primera, conforme a la cual, a los fines de la
LISB, el órgano del Ejecutivo Nacional es el Ministerio del Poder Popular con
competencia en Finanzas.
_________
1. No adoptar las medidas necesarias para sancionar según corresponda, a quienes, sin contar con
la autorización correspondiente, realicen actividades propias de las instituciones sujetas al control
de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario.
2. La infracción a las prohibiciones establecidas en el artículo 157 de la presente Ley.
3. No aplicar las sanciones a que se refiere el Título X de la presente Ley, cuando cuente con la
información debidamente comprobada que le demuestre fehacientemente la infracción cometida”.
13 Al respecto, señala VICENTE VILLAVICENCIO MENDOZA (“Los Delitos Bancarios”, o.c., pp.
532-538) que con estas sanciones penales, se estaba elevando un conjunto de conductas que
constituían infracciones administrativas a la categoría de delitos, lo cual resultaba excesivo,
produciéndose en tal sentido, una penalización de conductas insignificantes. Sin embargo, tampoco
se volvió a tipificar estas conductas como infracciones administrativas.
19 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
designados por el Presidente de la República por un período de tres (3) años ( 14).
En la mayoría de los casos, se presenta una disminución de las competencias que
tenía atribuido el OSFIN en la anterior LISB.
Hay supresión de la competencia del OSFIN en los siguientes casos:
1. SUDEBAN deja de estar “bajo la vigilancia y coordinación” del
OSFIN (artículo 6º).
2. El BCV establece los términos, limitaciones y modalidades de las
operaciones en divisas de las instituciones bancarias y operadores cambiarios
fronterizos, en atención a los Convenios Cambiarios dictados al efecto (artículo
66 de actual LISB) y ahora sin la opinión vinculante del OSFIN (artículo 67 de la
anterior LISB).
3. Las operaciones interbancarias relacionadas al mercado interbancario
de fondos, son reguladas por el BCV, el cual ahora deberá informar semanalmente
al Ministro con competencia en materia de finanzas (artículo 92 de la actual LISB)
y ya no al OSFIN (artículo 94 de la anterior LISB), un detalle sobre las
operaciones realizadas, tasas pactadas y resultados.
4. La competencia para autorizar excepcionalmente la emisión de títulos,
certificados o participaciones sobre los activos de las entidades bancarias, para
ofrecer a sus usuarios (artículo 99, numeral 10 de la anterior LISB,
correspondiente al 97, numeral 10 de la actual LISB).
5. La competencia para dictar normas sobre inversión o colocación en
moneda o valores extranjeros (artículo 99, numeral 13 de la anterior LISB,
correspondiente al 97, numeral 13 de la actual LISB).
6. La competencia para modificar el porcentaje del aporte de las
instituciones bancarias (ahora, solo las de naturaleza privada) a FOGADE, previa
opinión (ahora vinculante) del BCV, corresponde ahora al Ministerio con
competencia en materia de Finanzas (artículo 121, aparte quinto de la actual
LISB) y ya no al OSFIN (artículo 119, aparte sexto de la anterior LISB).
7. La presentación, por parte de FOGADE, del balance de sus operaciones
y los estados financieros se hace ante el Ministerio con competencia en materia
de Finanzas (artículo 126 de la actual LISB) y ya no al OSFIN (artículo 124 de la
anterior LISB).
8. La competencia para modificar el monto de la garantía de los depósitos
del público, originalmente fijado en treinta mil bolívares (Bs. 30.000,00),
_________
14 Sobre el OSFIN puede verse: MORLES HERNÁNDEZ, Alfredo: “La banca en el marco de la
transición de sistemas económicos en Venezuela”, o.c., pp. 207-212).
Derecho y Sociedad 20
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
_________
15 Sobre estas opiniones de carácter preceptivo o vinculante, ya eliminadas, AURILIVI LINARES
MARTÍNEZ (“Los mecanismos de resolución bancaria en la nueva Ley de Instituciones del Sector
Bancario”, o.c., p. 303) señaló en su oportunidad lo siguiente:
“Esta opinión a que hace referencia la LISB es de carácter preceptivo y vinculante, lo que supone
que la autonomía de la SUDEBAN se vea disminuida, una vez más, con este tipo de requerimiento
legal. En efecto, el informe del OSFIN es un acto de trámite que debe, inexorablemente, ser evacuado
en los procedimientos de resolución bancaria que decide la SUDEBAN y esta, a su vez, debe acoger
el criterio expresado por el órgano informante. Si bien esto objetiva al máximo el ejercicio
discrecional de la potestad administrativa de resolución bancaria [por parte de] la SUDEBAN,
también hemos de pensar que cualquier retraso en la emisión del informe podría impedir que la toma
de decisión por la autoridad supervisora sea oportuna y efectiva”.
La autora también hacía referencia a la opinión prevista en el artículo 248 de la anterior LISB, que sin
embargo, subsiste en el artículo 245 de la actual LISB, referido a los mecanismos extraordinarios de
transferencia.
21 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
_________
16Sobre esta competencia, AURILIVI LINARES MARTÍNEZ (o.c., p. 305) señaló en su oportunidad
lo siguiente:
“También la referida norma prevé la posibilidad de que el OSFIN decida que ‘otra institución’ actúe
como ente liquidador bajo la inspección de la SUDEBAN, pero sin especifica clara y exhaustivamente
qué tipo de institución podrá cumplir esa función y bajo qué cualificaciones técnicas, ya que tal
expresión es amplia e imprecisa. Esto comporta no solamente una pérdida de autonomía de FOGADE
con respecto a la Ley derogada, sino, además, conferir al OSFIN atribuciones para designar a un
ente liquidador distinto a FOGADE, con base en una norma genérica que otorga un margen excesivo
de discrecionalidad”.
Derecho y Sociedad 22
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
_________
17 Sobre esta superposición en las competencias de SUDEBAN, antes en cabeza del OSFIN, ahora a
cargo del Ministro con competencia en materia de Finanzas, AURILIVI LINARES MARTÍNEZ
(“Los mecanismos de resolución bancaria en la nueva Ley de Instituciones del Sector Bancario”,
o.c., pp. 301-302) afirmó en su oportunidad lo siguiente:
“(…) de acuerdo con la Ley Orgánica del Sistema Financiero Nacional, la SUDEBAN está sujeta
permanentemente a la ordenación, vigilancia, control y coordinación del Órgano Superior del
Sistema Financiero Nacional (en adelante OSFIN), cuya composición directiva denota su condición
de órgano eminentemente político, tal como lo fue en su momento la Junta de Emergencia Financiera.
Además, el OSFIN asumirá temporalmente las competencias de la SUDEBAN, incluidas las relativas
a los mecanismos de resolución bancaria, cuando sea decretada la emergencia financiera por el
Ejecutivo Nacional en caso de posibles repercusiones sistemáticas. Esto supone a nuestro juicio, una
severa restricción de la capacidad de acción de la autoridad supervisora, cuya actuación se habrá
de limitar en cualquier a los aspectos técnicos de la supervisión bancaria; pues, lo cierto es que sobre
este último asunto no existe mención explícita en la LISB, teniendo en cuenta que no se define con
claridad el papel que, durante la vigencia de la emergencia financiera, pueda desempeñar una
SUDEBAN en clara minusvalía en cuanto a su autonomía”.
Por su parte, JOSÉ IGNACIO HERNÁNDEZ (“Libertad de empresa y sector bancario”, o.c., pp.
187-188), señaló que con la entrada en vigencia de la LISB, se le otorgó al OSFIN -ahora al Ministro
con competencia en materia de Finanzas- potestades normativas con rango legal, aunque la LISB no
lo diga expresamente, en violación del régimen de excepción previsto en la CRBV, pues el Presidente
de la República es el único órgano de la Administración Pública que puede dictar normas con rango
legal que puedan sobreponerse a la LISB, mientras que el OSFIN y ahora el Ministro con competencia
en materia de Finanzas solo pueden dictar normas de rango sublegal, que no pueden aplicarse
preferentemente a la LISB.
23 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
Derecho y Sociedad 24
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
LISB de 2010 previó que “Las instituciones del sector bancario público, hasta
tanto no se apruebe la Ley que regule la Banca Pública, se regularán por los
aspectos que le sean aplicables de la presente Ley y por sus normas de creación
y estarán bajo la vigilancia y supervisión de la Superintendencia de las
Instituciones del Sector Bancario”. Sin embargo, la actual LISB eliminó dicha
Disposición Transitoria por cuanto estableció unos principios especiales
aplicables a la banca pública, con lo cual se hacía innecesario que se dictara una
ley especial. En consecuencia, es con la actual LISB que puede hablarse de un
régimen diferenciado general para las instituciones del sector bancario público.
En tal sentido, no le son aplicables:
1. Las inhabilitaciones para ser directores de institución, previstas en los
numerales 3 y 10 del artículo 30 (aparte último de la misma disposición).
2. La inhabilitación para ser postulado para ciertos cargos, prevista en el
numeral 1 del artículo 33 (aparte último de la misma disposición).
3. Las normas relativas al número mínimo de promotores o accionistas
cuando se trate de instituciones bancarias propiedad de la República Bolivariana
de Venezuela (artículo 35, aparte último).
4. Las disposiciones sobre “grupos financieros” (artículo 37, aparte
último).
5. El aporte obligatorio del cinco por ciento (5%) del “Resultado Bruto
antes de Impuesto” para el cumplimiento de la responsabilidad social que
financiará proyectos de Consejos Comunales u otras formas de organización
social previstas en el marco jurídico vigente (artículo 46, aparte segundo), aunque
esto no significa que no lo puedan hacer.20
_________
depósitos del público, (artículo 296), con lo que el referido aporte se redujo a la mitad, manteniéndose
este porcentaje en la actual LISB. En efecto, el artículo 121, aparte primero de la LGBOIF señala:
“La tarifa para la determinación de los aportes para las instituciones bancarias privadas
del sector privado será de no menos del cero coma setenta y cinco por ciento (0,75%) del total de los
depósitos del público que estas instituciones tengan para el cierre de cada semestre inmediatamente
anterior a la fecha de pago, y se pagará mediante primas mensuales equivalentes cada una de ellas
a un sexto (1/6) de dicho porcentaje”.
20 Es pertinente recordar que mediante sentencias del Tribunal Superior Quinto de lo Contencioso-
Tributario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas del 23-2-2012 y del
TSJ-SPA Ns. 00257 del 19-2-2014 y 00723 del 15-5-2014, se afirmó el carácter no tributario de este
aporte, actualmente previsto en el artículo 46 de la actual LISB (48 en la anterior LISB).
La primera sentencia mencionada puede verse en el siguiente enlace:
http://caracas.tsj.gob.ve/decisiones/2012/febrero/2099-23-AP41-U-2011-000487-S-N.html
Comentarios sobre esta sentencia pueden verse en:
BURGOS-IRÁZABAL, Ramón: ¿Aporte Social Bancario, obligación tributaria u obligación de
responsabilidad social?, Boletín Jurídico Tributario (KPMG), Abr. 2012.
Idem: “El aporte social establecido en la Ley del Sector Bancario”, KPMG, 9 may. 2012.
25 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
_________
BADELL & GRAU: “Tribunal Contencioso Tributario declaró que la contribución del 5% no tiene
naturaleza tributaria”: http://www.badellgrau.com/?pag=35&ct=1152
PALACIOS MÁRQUEZ, Leonardo: “El aporte de la Banca al Estado Comunal sí es un tributo”
(s.f.): http://www.elmundo.com.ve/firmas/leonardo-palacios-marquez/el-aporte-de-la-banca-al-
estado-comunal-si-es-un-t.aspx
La sentencia del TSJ-SPA Nº 00257 del 19-2-2014 puede verse en el siguiente enlace:
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/spa/febrero/161401-00257-19214-2014-2012-0685.HTML
Comentarios sobre esta sentencia pueden verse en:
GÓMEZ, Alejandro: “TSJ ratifica el carácter no tributario del aporte previsto en el artículo 48 del
Decreto sobre el Sector Bancario”, Boletín Jurídico Tributario/Rodríguez Velázquez &
Asociados/KPMG en Venezuela, Abr. 2014:
La sentencia del TSJ-SPA N° 00723 del 15-5-2014 puede verse en el siguiente enlace:
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/spa/mayo/164261-00723-15514-2014-2014-0532.HTML
Sobre los aportes a las Comunas, en particular, puede verse:
PALACIOS MÁRQUEZ, Leonardo: “Derechos humanos, tributación y Estado Comunal” (s.f.):
http://www.elmundo.com.ve/firmas/leonardo-palacios-marquez/derechos-humanos,-tributacion--y-
estado-comunal.aspx
Aparte de las consideraciones de orden jurídico-tributario, RICARDO A. CARBONELL CORNEJO
(“Principales innovaciones en la Ley de Instituciones del Sector Bancario”, o.c., pp. 145-146) señala
lo siguiente:
“Esta carga implicará menos recursos para fortalecer la solidez del sistema bancario nacional, y por
ende, los depósitos del público. La banca participa activamente en el fomento de sectores económicos
que el Gobierno Nacional ha señalado: Agrícola, Turismo, Manufactura, Vivienda, Microfinanciero
o Popular”.
Por su parte, JOSÉ IGNACIO HERNÁNDEZ (“Libertad de empresa y sector bancario”, en AA.VV.:
“Análisis y comentarios a la Ley de Instituciones del Sector Bancario”, o.c., pp. 200-201) afirma que
la norma in commento (artículo 46 de la actual LISB ; 48 de la anterior LISB) establece una obligación
consistente en otorgar préstamos a las organizaciones del Poder Comunal, “con la única
particularidad de que su monto no dependerá de la cartera de créditos - como sucede en el resto de
las carteras dirigidas o gavetas”.
Sobre el carácter no-tributario de otro aporte, como es el que debe hacerse al Fondo de Ahorro
Obligatorio de Vivienda (FAOV), puede verse la sentencia del TSJ-SC N° 1771 del 28-11-2011:
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/Noviembre/1771-281111-2011-11-1279.html
Comentarios sobre dicha sentencia pueden verse en:
MEJÍA APONTE, José Amando: “La crisis del Derecho Tributario: El caso BANAVIH”, Revista de
Derecho Público (Estudios sobre los Decretos-Leyes 2010-2012) N° 130, abr.-jun. 2012, Caracas,
EJV, 2012, pp. 311-325.
CARMONA BORJAS, Juan C.; D'VIVO YUSTI, Karla: “Naturaleza jurídica de los aportes al fondo
de ahorro obligatorio para la vivienda, en el marco de las sentencias números 1771 y 120 de fechas
28 de noviembre de 2011 y 22 de febrero de 2012”, Revista de Derecho Tributario N° 135, jul.-ago.-
sep. 2012, pp. 103-142.
Comentarios en general sobre estos aportes no-tributarios pueden verse en:
ROMERO MUCI, Humberto: “Evolución (o involución) en el contencioso-tributario” (conferencia
dada en el marco de las XXXVIII Jornadas J.M. Domínguez Escovar sobre los Avances
Jurisprudenciales del Contencioso-Administrativo), en particular el capítulo “De la huida del derecho
y del contencioso-tributario”, Revista de Derecho Tributario Nº 139, jul.-ago.-sep. 2013, Caracas,
Legis Eds., 2013, pp. 49-72.
Derecho y Sociedad 26
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
27 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
atención a las políticas públicas (aparte único, numeral 1 del referido artículo
168).
Igualmente, hay otras disposiciones que solo son aplicables a la banca
pública con carácter supletorio: es el caso de las normas de la LISB y la normativa
prudencial sobre Auditoría Interna y Externa, 25 habida cuenta de que los bancos
públicos, por tratarse de sociedades mercantiles con participación del Estado,
deben someterse a lo previsto en la Ley Orgánica de la Contraloría General de
la República y el Sistema Nacional de Control Fiscal (artículos 80, aparte
segundo y 81, aparte sexto de la LISB).
_________
25 Actualmente están vigentes en materia de Auditoría Interna y Externa de las Instituciones
Financieras, las siguientes “normas prudenciales” (http://sudeban.gob.ve/):
a) Las “Normas relativas a la Selección, Contratación y Remoción del Auditor Externo de los
Bancos”, dictadas mediante Resolución de SUDEBAN N° 065.11 del 23-2-2011 y publicadas en la
GORBV N° 39.622 de la misma fecha.
b) Las “Normas relativas al Registro de las Personas Jurídicas encargadas de realizar las Auditorías
Externas de las Instituciones del Sector Bancario”, dictadas mediante Resolución de SUDEBAN N°
144.11 del 11-5-2011 y publicadas en la GORBV N° 39.686 del 1-6-2011.
c) Las “Normas Generales Relativas a la Unidad de Auditoría Interna de las Instituciones del Sector
Bancario”, dictadas mediante Resolución de SUDEBAN N° 064.14 del 16-5-2014 y publicadas en la
GORBV N° 40.484 del 27-8-2014.
d) Las “Normas Generales relativas a las Funciones, Responsabilidades del Auditor Externo, de las
Auditorías y de los Informes Auditados de las Instituciones del Sector Bancario”, dictadas mediante
Resolución de SUDEBAN N° 067.14 del 19-5-2014 y publicadas en la GORBV N° 40.484 del 27-8-
2014.
26 El texto de los artículos 336 y 338 de las LGBOIF de 2009 y 2010 era el siguiente:
a) Artículo 336:
De la Junta Directiva
“Las personas integrantes de la junta directiva designada en el banco, entidad de ahorro y prestamo,
u otra institución financiera objeto de la medida de estatización, no ostentarán la cualidad de
funcionarios públicos” (subrayado nuestro).
b) Artículo 338:
Designación de los Interventores o Junta Directiva
“El Superintendente de Bancos y Otras Instituciones Financieras, en el mismo acto administrativo
donde acuerde la intervención, designará uno o varios interventores, a quienes se conferirán las más
amplias facultades de administración, disposición, control y vigilancia, incluyendo todas las
atribuciones que la Ley o los estatutos confieren a la asamblea, a la junta administradora, al
presidente y a los demás órganos del ente intervenido. La intervención puede acordarse con o sin
cese de la intermediación financiera de la institución que se trate.
Derecho y Sociedad 28
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
_________
Cuando se trate de estatización, el mismo día en que el Estado adquiera el control accionario
celebrará una Asamblea para designar a la junta directiva de la institución que se trate.
Los interventores o la junta directiva que se designe, según el caso, presentarán a la Superintendencia
de Bancos y Otras Instituciones Financieras, al Fondo de Garantía de Depósitos y Protección
Bancaria y al Banco Central de Venezuela, cuantos informes se le requieran; no ostentarán la
cualidad de funcionario público; y serán responsables de las actuaciones que realicen en uso de las
atribuciones conferidas. Su remuneración será fijada por el Consejo Superior, con cargo a las
cuentas de la institución financiera que se trate” (subrayado nuestro).
En las LGBOIF de 2001 y 2008 eran los artículos 390 y 392. Esta última norma fue comentada en su
oportunidad por AURILIVI LINARES MARTÍNEZ (“Aproximación a la Intervención
Administrativa de Empresas a través de la Legislación Bancaria”, en VÍCTOR HERNÁNDEZ-
MENDIBLE [Coord.]: “Desafíos del Derecho Administrativo Contemporáneo. Conmemoración
Internacional del Centenario de la Cátedra de Derecho Administrativo”, T. II, Caracas, Ed. Paredes,
2009, p. 907) en los siguientes términos:
“En lo que respecta al tema de la naturaleza jurídica de los interventores o administradores
provisionales de la empresa afectada, que ha dado lugar a diversos debates en la doctrina, parece
haber quedado zanjado el problema en el DLGBIF [LGBOIF], ya que, el artículo 392 dispone
expresamente que los interventores se encuentran sujetos a las obligaciones y responsabilidades por
las actuaciones que realicen en ejercicio de las atribuciones que le hayan sido conferidas, de
conformidad con las normas de Derecho Público y de Derecho Privado que resulten aplicables,
debido a que son órganos privados que desempeñan funciones de interés público, siendo una especie
de brazo operativo de la Administración” (corchete nuestro).
Por lo que respecta a la “doctrina”, la citada autora señala (ibidem) que “La discusión siempre se ha
centrado en dilucidar si los interventores son un órgano propio de la empresa intervenida, a pesar
de que hayan sido designados por la autoridad de vigilancia (ya que desempeñan su actividad en la
empresa y no frente a ella), o bien, si se trata de agentes de la Administración y, por lo tanto,
funcionarios públicos, debido a que ostentan funciones de interés público”.
29 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
_________
27 Véase en tal sentido, la reseña del diario El Universal de fecha 12-6-1997, titulada “Juntas
Interventoras cobraron 225 millones de más”.
28 Al respecto señaló AURILIVI LINARES MARTÍNEZ (“Los mecanismos de resolución bancaria
en la nueva Ley de Instituciones del Sector Bancario”, en AA.VV.: “Análisis y Comentarios a la Ley
e Instituciones del Sector Bancario”, o.c., pp.) lo siguiente:
“(…) a pesar de que el artículo 245 de la LISB reproduce tan solo parcialmente y con matices el
contenido del artículo 338 de la Ley derogada, evita cuidadosamente cualquier mención a la no
condición de funcionarios públicos de los administradores designados, así como a la responsabilidad
por sus actuaciones y quién fija su remuneración. Tampoco alude esta norma a la forma de actuación
colegiada que corresponde a la junta administradora, ni a si la representación manifestada por los
administradores provisionales en virtud del mandato legislativo sufre o puede sufrir algún tipo de
alteración en su ámbito. Para hacer honor a la verdad, pese a la última omisión por demás tradicional
en la legislación bancaria venezolana, la autoridad supervisora ha venido determinado, en la
práctica, esos aspectos y no, precisamente, a la hora de dictar el acto administrativo por el que
acuerda un mecanismo de resolución bancaria. Esto se ve ratificado en la nueva redacción del
artículo que comentamos, cuando se establece que la SUDEBAN determinará en ‘normativa
prudencial’ las obligaciones de la junta administradora y sus limitaciones, de modo que sea la
autoridad supervisora la que fije cómo ha de actuar, sin que la Ley haya definido previamente un
contenido mínimo sobre el funcionamiento del órgano de administración provisional, a pesar de que
ello supone deslegalizar los condicionamientos a la libertad de empresa”. Esta “deslegalización” fue
precisamente lo que ocurrió al dictarse las “Normas relativas al Proceso de Intervención de las
Instituciones que operan en el Sector Bancario Venezolano y Personas Jurídicas Vinculadas”.
Derecho y Sociedad 30
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
cargo público, por lo que todo funcionario que sea nombrado como interventor
deberá renunciar a su cargo (artículo 9, encabezamiento de las “Normas”).29
Las mencionadas “Normas” señalan, extrañamente, que el administrador
o la junta administradora que se designe debe dedicarse de forma exclusiva a las
actividades asignadas (artículo 9, encabezamiento), previsión que consideramos
excesiva si tomamos en consideración que ni el administrador ni la junta
administradora tienen relación laboral con SUDEBAN, y en todo caso, debería
ser un instrumento con rango legal el que establezca la exclusividad o no del
interventor en el desempeño de sus actividades.
Por otra parte, las mismas “Normas” establecen que en caso de que el
administrador, administradora o la junta administradora sea simultáneamente en
otra institución bancaria intervenida y en una o varias empresas vinculadas
intervenida y en una o varias empresas vinculadas, percibirá la asignación
mensual correspondiente de una (1) sola de las instituciones bancarias
intervenidas o de las empresas vinculadas, previsión igualmente excesiva, si se
toma en cuenta que el interventor no es funcionario público, por lo que no debería
regir el principio de prohibición de ejercer más de un destino público
remunerado.30
Mediante sentencia del TSJ-SCS N° 0979 del 18-6-2009 (Eduardo
Ramírez Meza contra Fluidos y Lodos de Perforación de Venezuela, C.A. - F.L.P
de Venezuela, C.A.)31 se afirma que “dada la naturaleza jurídica de la figura del
interventor bancario y de la regulación normativa de este, así como de sus
atribuciones, no puede establecerse el carácter laboral de la prestación de
_________
29 Sin embargo, las Cortes de lo Contencioso-Administrativo han llegado a ordenar la reincorporación
de funcionarios de SUDEBAN, ente que consideró que al aceptar aquéllos la función de
“interventores”, habían renunciado tácitamente a sus cargos. Dicha reincorporación se ordenó aún a
pesar de que el artículo 392 de la LGBOIF de 2008, vigente para el momento en que se dictaron los
actos impugnados, excluía a los interventores de la condición de funcionarios públicos. Las Cortes de
lo Contencioso-Administrativo consideraron que al no tener los interventores la condición de
funcionarios públicos no se les aplicaba el principio de la renuncia tácita por aceptación de un nuevo
destino público remunerado. Véase en tal sentido, las siguientes sentencias, cuyo texto puede
consultarse en la sección de la web oficial del Tribunal Supremo de Justicia correspondiente a la
Jurisdicción Contencioso-Administrativa:
a) Corte Primera de lo Contencioso-Administrativo Nº 2011-0457 del 28-4-2011 (Luis Alexis Flores).
b) Corte Segunda de lo Contencioso-Administrativo Nº 2012-1571 del 26-7-2012 (Humberto Miguel
Torres Barrito).
c) Corte Segunda de lo Contencioso-Administrativo Nº 2013-0224 del 14-2-2013 (Ligia Carolina
Jaime Chaparro).
30 Más razonable era la regulación establecida en la Ley Especial de Protección a los Depositantes y
de Regulación de Emergencias en las Instituciones Financieras (GORV N° 35418 del 10-3-1994),
cuyo artículo 13, Parágrafo Único prohibía a los miembros de juntas interventoras o administradoras
de un banco desempeñarse como interventor o administradores de otro ente intervenido.
31 http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scs/junio/0979-18609-2009-08-1166.HTML
31 Derecho y Sociedad
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Derecho y Sociedad 32
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
33 Derecho y Sociedad
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Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
35 Derecho y Sociedad
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_________
QUINTERO: “Naturaleza jurídica y revisión del acto de intervención de un ente financiero”, Revista
de Derecho Privado N° 3-2, Abr.-Jun. 1986, p. 10.
Las referencias doctrinales, jurisprudenciales y legislativas en esta nota al pie pueden verse en el
Dictamen de la Dirección General de los Servicios Jurídicos de la Contraloría General de la República
N° 04-02-173 del 25-10-2000, en cuya elaboración participó quien escribe estas líneas, cuando se
desempeñaba como Abogado Consultor Agregado en la referida Dirección de Asesoría Jurídica de
dicha Dirección General. Dicho Dictamen fue publicado en la colección “Dictámenes de la Dirección
General de los Servicios Jurídicos de la Contraloría General de la República”, N° XVI, Caracas,
2000, pp. 247-261, que puede verse en el siguiente enlace: http://www.cgr.gob.ve/site_publishing.php
36 El artículo 432 de la LGBOIF de 2008 tenía el siguiente texto:
Apropiación o Distracción de Recursos
Artículo 432. “Los miembros de la junta administradora, directores, administradores, funcionarios
o empleados de un banco, entidad de ahorro y prestamo, institución financiera o casa de cambio que
se apropien o distraigan en provecho propio o de un tercero, los recursos del banco, entidad de
ahorro y prestamo, institución financiera o casa de cambio, cuyo depósito, recaudación,
administración o custodia tengan por razón de su cargo o funciones, serán penados con prisión de
ocho (8) a diez (10) años”.
Por su parte, el artículo 379 de las LGBOIF de 2009 y 2010 solo suprime la referencia en números de
la penalidad.
Ahora bien, se dijo en su momento que si bien la norma del artículo 213 de la primera LISB de 2010,
fue titulada “Apropiación o Distracción de Recursos”, no describía la misma conducta que la norma
antes citada, pues su texto se refería más bien a suministro de información falsa sobre la situación de
entidades financieras. He aquí su texto:
Apropiación o distracción de recursos
Artículo 213. “Quienes con la intención de defraudar a una institución del sector bancario y a los
efectos de celebrar operaciones bancarias, financieras, crediticias o cambiarías, presenten,
entreguen o suscriban, balances, estados financieros, y en general, documentos o recaudos de
cualquier clase que resulten ser falsos, adulterados o forjados, o que contengan información o datos
que no reflejen razonablemente su verdadera situación financiera, serán penados con prisión de diez
a quince años y con multa igual al cien por ciento (100%) del monto total distraído.
Derecho y Sociedad 36
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
37 Derecho y Sociedad
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del sector bancario, así como sobre sus empresas relacionadas o vinculadas de
acuerdo con los términos de la presente ley, 37 competencia que también tiene
_________
37 Al respecto, JOSÉ IGNACIO HERNÁNDEZ (“Libertad de empresa y sector bancario”, o.c., p.
187), señala que se produce una ruptura de la figura de la Administración sectorial al reconocer al
Presidente de la República, potestades de ordenación del sector bancario, que resultan
inconstitucionales, pues “Se trata de una habilitación simple e indeterminada, que contradice el
concepto de potestad como título cierto y limitado de atribuciones, y desnaturaliza, por ende, la
reserva legal sobre el sector”.
Por su parte, AURILIVI LINARES MARTÍNEZ (“Los mecanismos de resolución bancaria en la
nueva Ley de Instituciones del Sector Bancario”, o.c., pp. 306-307) comenta, con mayor abundancia
(y erudición), lo siguiente:
“Otro aspecto de la LISB que ratifica la pérdida de autonomía de la SUDEBAN es el reconocimiento
de potestades administrativas al Presidente de la República en Consejo de Ministros, muy similares
a las que corresponden a la autoridad supervisora, para acordar la intervención, liquidación y
‘cualquier otra medida’ sobre las instituciones bancarias y sus empresas relacionadas, ‘…en procura
de salvaguardar los intereses generales de la República, la idoneidad en el desarrollo de las
actividades reguladas en la nueva Ley, así como la estabilidad del sector financiero y el sistema de
pagos’. Nótese que, según el párrafo último del artículo 8, podrá acordarse cualquier medida sobre
las instituciones bancarias y sus empresas relacionadas, pero no se concreta previamente cuál es su
contenido, lo que supone, a nuestro juicio, una deslegalización de las restricciones a la libertad de
empresa de las instituciones bancarias.
En efecto, con la redacción altamente imprecisa empleada por el legislador en la nueva norma y la
excesiva discrecionalidad reconocida al Presidente de la República para actuar en Consejo de
Ministros, no queda claro si se está ante un precepto que, sobre la base de cláusulas indebidamente
amplias de apoderamiento, pretende conferir a dicha autoridad administrativa un poder general para
acordar técnicas de intervención administrativa ilimitadas, o ante una remisión legal implícita a los
mecanismos de resolución bancaria que están contemplados en el Título XI de la LISB. Pero las dudas
que tal regulación suscita no solo si [se] limitan a las medidas que, aparte de la intervención y
liquidación, puede acordar el Ejecutivo Nacional, sino también a las causas que determinen la
procedencia de las mismas. Esto es, si tales medidas se justifican en los supuestos de hecho que fijan
otras normas de la nueva Ley, relativos a la presencia de graves problemas en las instituciones
bancarias que pueden ser detectados a través de indicadores de alerta temprana, o bien, como no
sería de extrañar, por razones de mero orden político, ya que no se precisa si la decisión del
Presidente de la República en Consejo de Ministros se apoyará en algún informe técnico que, sobre
la situación financiera de la institución bancaria o la empresa relacionada o la empresa relacionada
de que se trate, haya sido expedido por la SUDEBAN. En tal sentido, creemos que no basta que la
LISB contemple las técnicas de intervención administrativa que, como mecanismos de resolución
bancaria, podrá adoptar el Ejecutivo Nacional. Es necesario, además, que el legislador dote a tales
medidas de un contenido mínimo, de suerte tal que la autoridad administrativa no sea libre de adoptar
cualquier técnica de limitación o restricción a la libertad de empresa, sino solo aquéllas que hayan
sido contempladas en la Ley vigente.
Por otra parte, consideramos que este tipo de preceptos refleja más que una duplicación de funciones
en el tratamiento de crisis bancarias, el deseo de otorgarle al Presidente de la República en Consejo
de Ministros amplias e ilimitadas facultades para decidir el destino de las instituciones bancarias en
el momento políticamente apropiado, a través del uso de cualquier medida, incluso de carácter
extraordinario como los mecanismos de resolución bancaria, con base en una redacción ambigua y
genérica que puede dar lugar también a la adopción de medidas administrativas sin el cumplimiento
del proceso previo. Lo que representa, en nuestra opinión, un verdadero retroceso institucional y
normativo en el régimen especial de resolución bancaria, ya que, en la práctica, la decisión que
adopte el Ejecutivo Nacional pasaría de ser estrictamente técnica para convertirse en una decisión
política que puede llegar a alcanzar un grado de discrecionalidad y de política que puede llegar a
Derecho y Sociedad 38
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
_________
alcanzar un grado de discrecionalidad y de improvisación alarmantes -con la consecuente atenuación
de las garantías jurídicas de la libertad de empresa- ante un escenario crítico local o global. De allí
la necesidad de circunscribir las facultades del Presidente de la República en Consejo de Ministros
a potestades ciertas y limitadas en su contenido sustantivo, que puedan ser ejercidas en los supuestos
de hecho expresamente previstos para satisfacer el interés general amparado por la norma jurídica,
empleando al efecto el procedimiento administrativo que se corresponda también con el legalmente
exigible según la especialidad del asunto”.
Finalmente, HÉCTOR TURUHPIAL CARIELLO (“La potestad sancionatoria de la
Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario”, en “Análisis y comentarios a la Ley de
Instituciones del Sector Bancario”, o.c., pp. 375-378) señala que la potestad acordada al Presidente
de la República para imponer “cualquier otra medida que estime necesarias, sobre las instituciones
del sector bancario, así como sobre sus empresas relacionadas o vinculadas de acuerdo a los
términos de la presente Ley” (ahora: del presente Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley”),
conforme lo previsto en el artículo 8° de la LISB, no habilita a aquél para imponer, ejercer o dictar
sumariamente sanciones administrativas sin transgredir la garantía de tipicidad, y ni siquiera aplicar
las medidas administrativas que preveían los artículos 180 al 185 de la anterior LISB (179 al 184 de
la actual LISB) soslayando u obviando el procedimiento administrativo previo exigido por los
artículos 183 y 236 al 238 de la anterior LISB (182 y 233 al 235 de la actual LISB), o que puedan
exceder el catálogo de medidas administrativas establecidas por el artículo 182 ejusdem (181 de la
actual LISB).
38 Mediante sentencias del TSJ-SC Ns. 423 del 30-4-2013 (Exp. Nº 12-1304) y 444 del 15-5-2014
(Exp. Nº 14-0105) fueron admitidos ambos recursos, conforme puede verse en los siguientes enlaces:
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/mayo/164240-444-15514-2014-14-0105.HTML
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/abril/423-30413-2013-12-1304.HTML
Las citadas palabras del representante judicial de SUDEBAN pueden verse en la primera de las
sentencias mencionadas.
Sin embargo, mediante sentencia del Tribunal Supremo de Justicia en Sala Político-Administrativa de
Nº 1646 del 17 de diciembre de 2015, se declaró consumada la perención y extinguida la instancia en
el recurso de colisión de normas (ejercido por SUDEBAN), entre los artículos 8, cardinal 5 del 172 y
252 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reforma Parcial de la Ley de Instituciones del
Sector Bancario, publicada en la Gaceta Oficial N° 39.627 del 2-3-2011; vid. el texto de la sentencia
en el siguiente enlace.
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/diciembre/184086-1646-171215-2015-14-0105.HTML
39 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
territorial mayor, que sin embargo subsiste hasta nuestros días en algunas leyes,
pues a partir de la Constitución de 1953, debe hablarse de “República”.
2. La mención, en los impedimentos para ser promotor (organizador en la
anterior LISB), de “Los y las accionistas, directores o directoras, tesoreros o
tesoreras, asesores o asesoras, comisarios o comisarias, gerentes y ejecutivos o
ejecutivas principales de una persona jurídica que se encuentre en proceso de
insolvencia o quiebra” (artículo 19, numeral 4 de la anterior y actual LISB -
subrayado nuestro). La “insolvencia” en nuestro país es una situación de hecho
que puede tener consecuencias jurídicas,39 pero no existe, dentro de nuestro
ordenamiento jurídico, ningún “proceso de insolvencia”, por lo que basta con
hablar de “quiebra”, o sustituir el término “insolvencia” por “atraso”, que es el
otro procedimiento concursal regulado por el Código de Comercio.
3. Las normas relativas al Sistema de Información Central de Riesgo
(SICRI) (artículos 88 al 90), a fin de recoger, de manera expresa y explícita, la
totalidad de los principios constitucionales según los cuales y de conformidad con
la sentencia (vinculante) del TSJ-SC N° 1318 del 4-8-2011,40 debe garantizarse
_________
39 Así por ejemplo, el artículo 54, numeral 2 del Código Orgánico Tributario (GORBV Nº 6.152 del
18-11-2014), regula la declaratoria de incobrabilidad de las obligaciones tributarias cuyos sujetos
pasivos hayan fallecido en situación de insolvencia comprobada.
40 El texto íntegro de esta sentencia puede consultarse en el siguiente enlace:
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/agosto/1318-4811-2011-04-2395.HTML
Esta sentencia declaró:
a) El decaimiento del objeto del recurso de nulidad interpuesto por la Defensoría del Pueblo contra el
artículo 192 de la LGBOIF de 2001 y los artículos 1, 6 y 8 de la Resolución de la extinta Junta de
Emergencia Financiera N° 001-06-98 del 26-6-1998, mediante la cual se dictan las “Normas relativas
al Funcionamiento del Sistema de Información Central de Información Central de Riesgos” (GORV
N° 36.484 del 29-6-1998 ; erróneamente la sentencia señala como fecha de publicación de dicha
Resolución en GORV, el 26-6-1998). Dicho decaimiento es fundamentado en el hecho de que con la
puesta en vigencia de la LISB “se verificó una modificación sustancial que en forma alguna
reproduce el contenido de la norma derogada, circunstancia que no permite el traslado de la
argumentación de la demanda al artículo 90 del vigente Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley
de Reforma Parcial de la Ley de Instituciones del Sector Bancario (artículo 88 en la actual LISB), el
cual se incluye en una retícula normativa relativa al sigilo bancaria y su protección” (paréntesis
nuestro).
A pesar de lo afirmado por el TSJ-SC, el profesor ALFREDO MORLES HERNÁNDEZ, señala (“La
banca en el marco de la transición de sistemas económicos en Venezuela” (o.c., p. 205) que la
regulación de la LISB (88 al 90 en la actual LISB; 90 al 92 en la anterior LISB) no se aparta
sensiblemente de la anterior, en la LGBOIF, que fue precisamente objeto de impugnación ante el TSJ-
SC. Igual opinión sostiene RICARDO A. CARBONELL (“Principales innovaciones en la Ley de
Instituciones del Sector Bancario”, o.c., p. 156), en el sentido de que “en el fondo no hay nada nuevo”.
b) Sin efecto, la medida cautelar acordada mediante sentencia del mismo TSJ-SC N° 3.585 del 6-12-
2005, cuyo texto íntegro puede consultarse en el siguiente enlace:
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/diciembre/3585-061205-04-2395.HTM
Esta última sentencia fue objeto de comentario por parte del Profesor ALFREDO MORLES
HERNÁNDEZ (o.c., pp. 205-206), en los siguientes términos:
Derecho y Sociedad 40
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
_________
“El derecho a la protección de los datos personales no es absoluto. Tales datos siempre que no se
refieran a la intimidad y a elementos sensibles de la persona, pueden ser lícitamente utilizados por
terceros. Paradójicamente, esta utilización lícita fue prácticamente prohibida por la Sala
Constitucional en el caso del SICRI. El artículo 192 de la Ley General de Bancos derogada imponía
a las instituciones bancarias la obligación de enviar información (una relación pormenorizada) sobre
sus deudores a la Superintendencia de Bancos. Al mismo tiempo, les confería el derecho de acceso a
esa información a los integrantes del sistema y a los propios deudores. Sin embargo, por medio de
sentencia N° 3.585 del 6 de diciembre de 2005 la Sala Constitucional suspendió los efectos legales
de la disposición legal antes citada solo en lo que se refiere a que las instituciones financieras de
carácter privado pueden obtener la información de los ciudadanos contenida en el Sistema de
Información Central de Riesgos (SICRI), hasta tanto se dicte la decisión de fondo. La Sala
Constitucional creó un desequilibrio que favorece indebidamente a los deudores y agravó los riesgos
del negocio bancario, al impedirle a las instituciones financieras ponderar el riesgo que se deriva de
los compromisos de los deudores y de su conducta crediticia. La decisión de la Sala Constitucional
en el caso del SICRI es un exceso que solo favorece a los malos deudores y se inscribe en la corriente
de quienes entre bromas y veras exigen el reconocimiento del derecho a no pagar las deudas”.
Sobre el levantamiento de la medida cautelar dictada en 2005, puede verse la reseña periodística en el
artículo del Diario Notitarde de Valencia del 8-8-2011, titulado “Tribunal Supremo de Justicia
permite a la banca acceder a los datos del Sicri” firmado por FELIPE GONZÁLEZ ROA, en los
siguientes términos:
“Tras casi seis años de permanecer vedada su utilización finalmente la banca privada venezolana
podrá hacer uso de la información contenida en el Sistema de Información Central de Riesgos (Sicri),
aunque, por disposición de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), la
Superintendencia de Instituciones del Sector Bancario (Sudeban) deberá adecuar su manejo a la
legislación vigente para evitar que se vulneren los derechos de los ciudadanos. Si bien en el Sicri está
contenida la información sobre todos los movimientos bancarios que realizan los ciudadanos,
comúnmente es conocida como la “lista negra de los morosos”. Con regularidad se afirmaba que sus
datos eran utilizados por la bancos para determinar a quién se le podía otorgar un crédito. Pero con
una sentencia publicada el 6 de diciembre del 2005 el máximo juzgado acordó una medida cautelar
solicitada por la Defensoría del Pueblo, y, luego de suspender provisionalmente el artículo 192 del
decreto de reforma de la Ley de Bancos, prohibió a instituciones financieras de carácter privado
obtener información de ciudadanos contenida en el registro. Ahora en 2011, y después de la
aprobación consecutiva de cuatro normativas que regulan el sector, el máximo juzgado resolvió el
fondo de la petición. Debido a que la acción se intentó contra una ley que ya no está vigente la alta
corte declaró el decaimiento del objeto del recurso, pero como el Sicri también se encuentra previsto
en la actual norma decidió analizar el tema. ‘Quien ha incurrido en alguna mora o retardo en la
cancelación de una obligación crediticia, ciertamente debe incluirse en el Sistema de Información
Central de Riesgos como ‘deudor moroso’, pero si con posterioridad este paga su obligación, no
podría aceptarse ninguna tesis que le impida ser borrado del correspondiente banco de datos’, señaló
el fallo. La sentencia se basó sobre ponencia de Luisa Estella Morales, y contó con el respaldo de
Francisco Carrasquero, Marcos Tulio Dugarte, Carmen Zuleta, Arcadio Delgado, Juan José
Mendoza y Gladys Gutiérrez. Debido a la trascendencia de la decisión la Sala Constitucional ordenó
su publicación en la Gaceta Judicial”.
c) Se exhorta a la SUDEBAN “para que en ejecución de las competencias establecidas en la vigente
Ley de Instituciones del Sector Bancario, adecúe el ordenamiento jurídico estatutario aplicable al
Sistema de Información Central de Riesgos, sobre la base de las consideraciones contenidas en la
presente decisión”. En nuestro criterio, debió haberse ido más allá y exhortar incluso a la Asamblea
Nacional a que adecuara la LISB -y no simplemente la normativa sublegal- a los principios enunciados
en la sentencia del TSJ-SC N° 1318 del 4-8-2011. Consideramos además, que pudo haberse
aprovechado la última reforma de la LISB hacer esta adecuación que al final, no se hizo. En cuanto a
SUDEBAN, si bien este ente anunció que estaba revisando la normativa que regiría al SICRI luego
41 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
_________
de la sentencia in commento (véase la reseña periodista aparecida en el diario “El Universal” del 11-
8-2011, titulada “Sudeban revisa normativa que regirá el SICRI”), no se ha dictado aún una normativa
sustitutiva de la Resolución de la extinta Junta de Emergencia Financiera N° 001-06-98 del 26-6-
1998, mediante la cual se dictan las “Normas relativas al Funcionamiento del Sistema de Información
Central de Información Central de Riesgos”, a pesar de preverlo incluso el artículo 88, aparte segundo
de la actual LISB.
d) Se ordena la publicación íntegra del fallo in commento, tanto en la página web del TSJ como en la
Gaceta Judicial, en cuyo sumario deberá indicarse lo siguiente: “Sentencia de la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia que fija interpretación vinculante respecto del derecho a la
protección de datos personales”. En efecto, dicha sentencia fue publicada en la Gaceta Judicial
Extraordinaria N° 14 del 18-12-2011.
Derecho y Sociedad 42
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
43 Derecho y Sociedad
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Derecho y Sociedad 44
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
en las leyes, cantidades fijas que se desactualizan con el paso del tiempo, y cada
vez más rápido. La posibilidad futura de aumentar el monto de la garantía de los
depósitos del público se complica con la exención, a favor de la banca pública,
de la obligación de realizar los aportes mensuales a FOGADE, según hicimos
referencia supra.
5. El lapso de caducidad brevísimo, de cuarenta y cinco (45) días
continuos, para ejercer un recurso contencioso-administrativo contra un acto de
FOGADE o SUDEBAN (artículos 152, aparte segundo; 231, encabezamiento y
237), en contraste notorio con el lapso general de ciento ochenta (180) días
continuos previsto en el artículo 32, numeral 1 de la Ley Orgánica de la
Jurisdicción Contencioso-Administrativa, pues si bien el aparte segundo de la
norma permite que las leyes especiales establezcan otros lapsos de caducidad,
consideramos razonable que se prevea un lapso mayor, si bien no es necesario
que sea de ciento ochenta (180) días continuos.
6. La posibilidad de eximir al Intendente Operativo de SUDEBAN de
cumplir con los mismos requisitos que el Superintendente de las Instituciones del
Sector Bancario, específicamente el que se refiere a su experiencia en materia
bancaria (artículos 155 y 156, numeral 3 de la LISB), pues dicho funcionario no
está llamado a suplir las faltas temporales del Superintendente y no interviene en
la dirección o coordinación de las Gerencias que llevan a cabo las funciones de
inspección y supervisión de la actividad bancaria.45
7. La tautología contenida en el encabezamiento del actual artículo 164 de
la actual LISB (correlativo del artículo 166 de la anterior LISB), que señala que
“Los funcionarios o funcionarias de la Superintendencia de las Instituciones del
Sector Bancario tendrán el carácter de funcionarios públicos y funcionarias
públicas”. Debió hablarse más bien de “empleados (y empleadas)” y hacer la
salvedad de quienes se desempeñan como obreros y contratados. De acuerdo con
el Diccionario de Real Academia Española, “funcionario, -ria” es una “Persona
que desempeña un empleo público”,46 por lo que siempre que se hable de
“funcionario”, deberá sobreentenderse que se trata de un “funcionario público”,
y más si se está hablando de funcionarios al servicio de SUDEBAN. Sabemos que
en ocasiones, se utiliza la expresión funcionario bancario, para referirse a las
personas que prestan servicios en una institución bancaria, pero consideramos que
es mejor hablar en estos casos, de empleado bancario.
_________
manera pretende sustituir a la unidad tributaria como ecuación para la determinación del
procedimiento aplicable en una contratación pública, de conformidad con lo previsto en el Decreto
con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Contrataciones Públicas (GOBRV Nº 6.154-E del 19-11-2014).
45 Así se desprende del Manual de Organización (interno) de la Intendencia Operativa de SUDEBAN,
vigente desde 2012.
46 http://dle.rae.es/?id=IbXs5CG
45 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
_________
47 Si bien la jurisdicción contencioso-administrativo ha defendido la constitucionalidad de esta
exclusión general, ha señalado que. aunque en principio, podría ser suficiente que la norma que regula
la materia funcionarial determine cuáles cargos son de confianza y por ende, de libre nombramiento
y remoción, es posible determinarlos mediante la evaluación de las funciones asignadas a un
determinado cargo, de conformidad con el Registro de Información del Cargo o cualquier otro
documento en que se reflejen las funciones ejercidas por el funcionario y de las cuales se pueda
desprender la confianza del cargo desempeñado: sentencia de la Corte Segunda de lo Contencioso-
Administrativo N° 2011-1066 del 13-7-2011 (Emilio de la Cruz Olivo Maimone), cuyo texto puede
consultarse en la sección de la web oficial del Tribunal Supremo de Justicia correspondiente a la
Jurisdicción Contencioso-Administrativa.
48 Así por ejemplo, la actual LISB corrigió las siguientes fallas:
a) Una expresión redundante en el aparte cuarto del artículo 32 de la anterior LISB: “Las
prohibiciones e inhabilitaciones señaladas en el presente artículo serán aplicables también en los
casos en los que se trate de hechos sobrevenidos supervinientes (sic) al ejercicio de las funciones”.
El aparte tercero del artículo 31 de la actual elimina la palabra “supervinientes”.
b) Una repetición del numeral 7 del artículo 19 de la anterior LISB (el numeral 7 y 8 decían lo mismo),
referido a los impedimentos para ser organizador de una institución bancaria (cf. artículo 19, numeral
6 de la actual LISB, referido a los impedimentos para ser promotor de una institución bancaria).
Derecho y Sociedad 46
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
otras49 e introdujo nuevos errores,50 algunos de los cuales hemos descrito durante
el desarrollo de esta exposición. Además, hay diversas observaciones que hizo la
_________
49 Así ejemplo, el encabezamiento del artículo 24 ; el numeral 6 del artículo 172 ; numeral 12 del
artículo 202 ; encabezamiento del 211 y aparte primero y primera parte del aparte segundo del artículo
231 tienen errores gramaticales o en el uso de los signos de puntuación, que vienen de la anterior LISB
y no fueron corregidos:
a) Artículo 24 (Normas para la apertura de sucursales en el exterior). “La apertura de sucursales en
el exterior o la adquisición de acciones y participaciones en el capital social de instituciones
bancarias del exterior por parte de instituciones bancarias venezolanas, requiere la aprobación
previa de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario quien (sic) evaluará el
desempeño financiero y gerencial de las instituciones bancarias, y debe contar con la opinión
vinculante del Órgano Superior del Sistema Financiero Nacional (omissis)”. El pronombre relativo
“quien” solo se aplica a personas físicas, por lo que debió haberse dicho en su lugar, “la cual”.
b) Artículo 172 (Atribuciones y funciones de la Superintendencia de las Instituciones del Sector
Bancario para la protección de los usuarios y usuarias). “La Superintendencia de las Instituciones
del Sector Bancario, con la finalidad de hacer más eficaz y transparente la prestación del servicio
bancario, en el ejercicio de su competencia deberá:
6. Velar porque (sic) las instituciones bancarias desarrollen sus actividades en el marco del principio
constitucional de la democracia participativa y protagónica (…)”. Lo correcto es decir “Velar por
que (…)”. Véase al respecto:
KRAGELUND, Eduardo: “Porque, porqué, por que y por qué”:
http://libretadeperiodistalengua.blogspot.com/2009/08/porque-porque-por-que-y-por-que.html
VIGAURA TAUSTE, Ana: “¿Por que o porque? No está claro”:
http://webs.ucm.es/info/especulo/cajetin/porque.html
c) Artículo 202 (Irregularidades en las operaciones). “Las instituciones del sector bancario serán
sancionadas con multa entre el cero coma dos por ciento (0,2%) y el dos por ciento (2%) de su capital
social cuando incurran en las siguientes irregularidades relacionadas con sus operaciones:
12. Incumplir los artículos 94 y 98 del presente Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley, para el
tratamiento de los bienes inmuebles, así como a (sic) las normativas prudenciales al respecto que
emita la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario”. La preposición "a” sobra.
d) Artículo 211 (Valor probatorio). “Cuando de las diligencias que practique la Superintendencia de
las Instituciones del Sector Bancario, en los procedimientos de su competencia, se pueda presumir la
comisión de alguna infracción contemplada en el presente Decreto con Rango, Valor y Fuerza de
Ley, que afecte la solvencia patrimonial, se notificará inmediatamente al Ministerio Público, a fin
que (sic) se proceda a iniciar la averiguación correspondiente; sin perjuicio de las sanciones
administrativas que pueda imponer la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario”.
Debe decirse “a fin de que”, pues “a fin que” es un caso de “queísmo”, o “supresión indebida de
una preposición (generalmente de) delante de la conjunción que, cuando la preposición viene exigida
por alguna palabra del enunciado”:
http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=0WI0lLaCjD655ud6n5
(tomado del “Diccionario Panhispánico de Dudas”, Real Academia Española, 2005).
e) Artículo 231 (Recurso contencioso). (omissis)
“En aquellos casos en los cuales hayan sido impuestas medidas por parte de la Superintendencia de
las Instituciones del Sector Bancario de las previstas en el artículo 185 del presente Decreto con
Rango, Valor y Fuerza de Ley, no será posible el otorgamiento de medidas cautelares de suspensión
de efectos del acto recurrido, en virtud que (sic) las mismas son impuestas a los fines de salvaguardar
la solidez del sector bancario o del sistema financiero y los intereses del público depositante en
general.
En los supuestos no contemplados en el aparte anterior, el órgano jurisdiccional competente, (sic)
podrá suspender los efectos cuando exista presunción grave de la ilegalidad del acto administrativo
y de la existencia del buen derecho alegado por el solicitante y la suspensión sea indispensable para
47 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
doctrina con ocasión de la LISB de 2011 y que se mantienen vigentes por cuanto
las normas que dieron lugar a tales observaciones no fueron modificadas en esta
nueva LISB. Será necesario esperar entonces, hasta una nueva reforma.
Un último punto a considerar para una futura legislación bancaria, es lo
relativo a la condición de servicio público51 de la actividad bancaria, principio
_________
evitar perjuicios irreparables o de difícil reparación en la definitiva; (…)”. En este caso hay un mal
uso de la coma (,) luego de “órgano jurisdiccional competente”, pues no se justifica la pausa.
Asimismo, encontramos un nuevo caso de “queísmo”: “en virtud que” en lugar de “en virtud de
que”.
50 Así por ejemplo, encontramos los siguientes errores gramaticales en la nueva LISB:
a) Artículo 171 (Atribuciones). “Son atribuciones de la Superintendencia de las Instituciones del
Sector Bancario, además de las ya establecidas en el presente Decreto con Rango, Valor y Fuerza de
Ley, las siguientes:
26. Realizar todos los actos necesarios para salvaguardar los intereses del (sic) los usuarios y
usuarias y del público en general, de conformidad con el presente Decreto con Rango, Valor y Fuerza
de Ley”.
b) Artículo 173 (Atribuciones y funciones en materia de seguridad bancaria) “La Superintendencia
de las Instituciones del Sector Bancario en el ejercicio de sus competencias también deberá:
1. Velar porque (sic) las instituciones bancarias dispongan de los sistemas y procedimientos
necesarios para minimizar la presencia de errores, omisiones o fraudes en sus operaciones”.
Curiosamente, la norma equivalente en la anterior LISB, el numeral 1 del artículo 172 decía
correctamente “Velar por que (…)”.
51 Se discute si la actividad bancaria constituye un verdadero servicio público o más bien, una
actividad de interés público, pues en sentido estricto, un servicio público es una actividad económica
reservada al Estado y a la cual, los particulares solo pueden acceder mediante la figura de la concesión,
lo cual no es el caso de la actividad bancaria a la cual se accede a través de una autorización, al menos
en nuestro ordenamiento jurídico, incluso con la actual LISB. Véase al respecto:
a) MUCI FACCHIN, Gustavo - MARTÍN PONTE, Rafael: “Regulación Bancaria”, Caracas, UCAB,
2004, pp. 28-31.
b) HERNÁNDEZ-MENDIBLE, Víctor Rafael: “La actividad de servicio público y la regulación
bancaria”, en “II Jornadas sobre Derecho Administrativo.27 y 28 de agosto de 2004. Salón
Centenario. Colegio de Abogados del Estado Carabobo. Las formas de la actividad administrativa”,
Caracas, FUNEDA, 2005, pp. 87-106 y “La libertad de empresa y la regulación de la intermediación
financiera como servicio público”, Revista de Derecho Administrativo (Perú) N° 12 - Regulación de
Servicios Públicos e Infraestructuras, Lima, Asociación Círculo de Derecho Administrativo (CDA),
2012, pp. 93-103.
c) BADELL MADRID, Rafael: “Desarrollo Jurisprudencial del Servicio Público”, Conferencia
dictada por Rafael Badell Madrid el 11 de noviembre de 2006 en la ciudad de Valencia, en el marco
de las XIII Jornadas Centenarias: http://www.badellgrau.com/?pag=71&ct=253
d) GÓMEZ R., Carlos Eduardo: “La noción de Servicio Público y la Banca Privada” (circa 2007):
http://www.venamcham.org/demo/publicaciones/edicion_marzo.htm
e) MORLES HERNÁNDEZ, Alfredo: “La banca en el marco de la transición de sistemas económicos
en Venezuela”, o.c., pp. 41-60 y “Breve introducción al Estudio de Ley de Instituciones del Sector
Bancario”, o.c., pp. 28-33.
f) GARCÍA CONTRERAS, María Casilda: “La potestad sancionatoria de la Superintendencia de las
Instituciones del Sector Bancario (Trabajo especial de grado presentado para optar al título de
Especialista en Derecho Administrativo)”, Caracas, UCV, 2014, pp. 41-52:
http://saber.ucv.ve/jspui/bitstream/123456789/9889/1/T026800011757-0-
Mariagarcia_finalpublicacion-000.pdfLa calificación de la actividad bancaria como servicio público
Derecho y Sociedad 48
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
49 Derecho y Sociedad
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_________
Si bien la citada norma es citada posteriormente en sentencia del TSJ-SC Nº 825 del 6-5-2004 (Banco
del Caribe, C.A.), esta última niega el carácter de servicio público a la actividad de intermediación
financiera. Dicha sentencia puede consultarse en el siguiente enlace:
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/mayo/825-060504-02-1657%20.HTM
53 El artículo 18 de la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario de 2004 tenía el siguiente texto
(similar al artículo 7 de la Ley precedente):
“Las personas naturales y jurídicas que se dediquen a la comercialización de bienes y a la prestación
de servicios públicos, como la banca y otras instituciones financieras, las empresas de seguros y
reaseguros, las empresas operadoras de las tarjetas de crédito, cuyas actividades están reguladas
por leyes especiales, así como las empresas que presten servicios de venta y abastecimiento de
energía eléctrica, servicio telefónico, aseo urbano, servicio de venta de gasolina y derivados de
hidrocarburos y los demás servicios de interés colectivo, están obligadas a cumplir todas las
condiciones para prestarlos en forma continua regular y eficiente” (subrayado nuestro).
Esta última Ley fue derogada por la Ley para la defensa de las personas en el Acceso a los Bienes y
Servicios, popularmente conocida como la Ley del INDEPABIS (GORBV N° 39.358 del 1-2-2010) y
la cual no hace ninguna referencia a la condición de servicio público de la actividad bancaria. A su
vez la “Ley del INDEPABIS” fue derogada por el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de
Costos y Precios Justos (GORBV N° 39.715 del 18-7-2011), cuyo artículo 3, aparte segundo, señalaba
que: “Se exceptúan de la aplicación del presente Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley los
bancos e instituciones financieras sometidas a la vigilancia de la superintendencia de las
Instituciones del Sector Bancario”. Este Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Costos y
Precios Justos fue derogado a su vez por el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de
Precios Justos (GORBV N° 40.340 del 23-1-2014), que a su vez fue reformado por Decreto con
Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reforma Parcial del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley
Orgánica de Precios Justos (GORBV N° 6.156-E del 19-11-2014), y este último, sustituido por el
Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de Precios Justos (GORBV N° 6.202-E del 8-
11-2015; corrección por error material: GORBV N° 40.787 del 12-11-2015).
54 Véase en tal sentido, las sentencias de los siguientes Tribunales:
a) Juzgado Segundo de los Municipios Juan German Roscio y Ortiz del Estado Guárico N° 401 del
6-12-2012 (Exp. 1628-12), reclamo contra un banco privado:
http://guarico.tsj.gob.ve/decisiones/2012/diciembre/397-6-1628-12-401.html
Derecho y Sociedad 50
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
_________
b) Juzgado Superior Cuarto en lo Civil y Contencioso-Administrativo de la Región Capital s/n del 19-
2-2013 (Exp. N° 07169), reclamo contra un banco del Estado:
http://caracas.tsj.gob.ve/DECISIONES/2013/FEBRERO/2109-19-07169-.HTML
c) Juzgado Tercero de los Municipios Valencia, Libertador, Los Guayos, Naguanagua y San Diego
de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo del 27-6-2013 (Exp. N° 8456), reclamo contra
un banco del Estado:
http://carabobo.tsj.gob.ve/DECISIONES/2013/JUNIO/727-27-8456-8456.HTML
d) Juzgado Segundo del Municipio Guanare del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del
Estado Portuguesa del 7-10-2013 (Exp. 2832-13), reclamo contra un banco privado:
http://portuguesa.tsj.gob.ve/DECISIONES/2013/OCTUBRE/1158-7-2.832-13-.HTML
e) Juzgado Primero de los Municipios Mariño, García, Tubores, Villalba y Peninsula de Macanao de
la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta s/n del 14-1-2014 (Exp. 13-3117), reclamo
contra un banco del Estado:
http://nueva-esparta.tsj.gob.ve/DECISIONES/2014/ENERO/286-14-13-3117-.HTML
f) Juzgado Superior Estadal de lo Contencioso-Administrativo de la Circunscripción Judicial del
Estado Táchira N° 007-2014 del 31-1-2014 (Exp. N° SP22G-2013-113), reclamo contra un banco del
Estado:
http://tachira.tsj.gob.ve/DECISIONES/2014/ENERO/2587-31-SP22G-2013-113-007-2014.HTML
Esta sentencia revocó una sentencia de Juzgado Tercero de los Municipios San Cristóbal y Torbes de
la Circunscripción Judicial del Estado Táchira del 8-8-2013 (Exp. N° 8.074), que había declarado
inadmisible el reclamo:
http://tachira.tsj.gob.ve/DECISIONES/2013/AGOSTO/1347-8-8074-.HTML
f) Juzgado de Municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas de los Municipios Atures y Autana de la
Circunscripción Judicial del Estado Amazonas del 17-7-2015 (Exp. 2015-2343), reclamo contra un
banco del Estado:
http://amazonas.tsj.gob.ve/DECISIONES/2015/JULIO/2625-17-2015-2343-.HTML
g) Juzgado Superior en lo Civil y Contencioso-Administrativo de la Circunscripción Judicial de la
Región Centro-Norte del 27-1-2016 (Exp. N° 15.700), en apelación contra sentencia de Tribunal
Segundo de los Municipios Valencia, Libertador, Los Guayos, Naguanagua y San Diego de la
Circunscripción Judicial del Estado Carabobo del 10-12-2014:
http://carabobo.tsj.gob.ve/DECISIONES/2016/ENERO/731-27-15.700-.HTML
55 UROSA MAGGI, Daniela: “Demanda de Prestación de Servicios Públicos. Estado actual y
perspectivas de cambio”, Revista Electrónica de Derecho Administrativo N° 4/2014, pp. 95-96:
http://redav.com.ve/redav-n-4/ . La autora cita, en tal sentido, las siguientes sentencias:
a) de la TSJ-SC:
a.1) N° 1.556 del 8-12-2000 (Transporte Sicalpar, S.R.L.), supra reseñada.
a.2) N° 4.993 del 15-5-2005 (CADAFE):
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/diciembre/4993-151205-05-1568%20.HTM
51 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
Derecho y Sociedad 52
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
53 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
_________
62 Este pronunciamiento del referido auto del Juzgado de Sustanciación de la SPA N° 39 del 11-2-
2014, breve pero interesante (no obstante que no lo compartimos) mereció una mención especial en
el “blog” institucional de la entidad bancaria que iba a ser objeto de la referida medida (BBVA
Provincial). En efecto, mediante dos notas sucesivas tituladas, “COMUNICADO: BBVA Provincial
informa a sus clientes, usuarios y sociedad en general, en relación a embargo preventivo” de fecha
12-2-2014 y “Aclaratoria BBVA Provincial ante embargo preventivo decretado por el TSJ” de fecha
13-2-2014, la entidad bancaria hizo las siguientes declaraciones:
a) Nota del 12-2-2014:
“BBVA Provincial informa a sus clientes, usuarios y sociedad en general, que el embargo preventivo
que acordó decretar el Juzgado de Sustanciación del Tribunal Supremo de Justicia por Bs.
82.698.823,35, el pasado 11 de febrero del año en curso, se debe a una demanda que en ejercicio
legítimo de sus derechos, intentó la entidad financiera en el pasado por el cobro de unos Pagarés
emitidos por la República, la cual fue declarada Sin Lugar, condenando en costas al Banco. Ello
motivó a la República a demandar a la Institución por concepto de estimación e intimación de
honorarios profesionales, solicitando el embargo preventivo referido.
Cabe destacar que el Juzgado de Sustanciación del Tribunal Supremo de Justicia, ordenó notificar a
la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (SUDEBAN) y a la Procuraduría
General de la República, quienes deberán pronunciarse sobre la ejecución de la medida, por ser la
actividad bancaria un servicio público, y los bienes destinados para el ejercicio de la misma de
utilidad pública (Artículo 8 del vigente Decreto Ley de Instituciones del Sector Bancario).
BBVA Provincial, como institución responsable y transparente, pone en relieve su solvencia y
fortaleza patrimonial, transmitiendo un mensaje de tranquilidad a sus clientes, usuarios y sociedad
en general. En cualquier caso, aún cuando esta decisión no es definitiva, será solicitada la suspensión
de la medida mediante una fianza o caución, con lo cual el Banco no tendrá inconveniente alguno en
cumplir con su obligación” (subrayado nuestro).
b) Nota del 13-2-2014:
“BBVA Provincial informa a sus clientes, usuarios y sociedad en general que el embargo preventivo
que acordó decretar el Tribunal Supremo de Justicia por Bs.82.698.823,35, el pasado 11 de febrero
del año en curso, deriva de una demanda presentada por la República en contra de la institución
bancaria por concepto de estimación e intimación de honorarios profesionales, pretendiendo el cobro
del porcentaje máximo establecido por ley, habiendo limitado los abogados de la República su
participación en este proceso con escritos de defensa muy sencillos, sin demostrar la actividad
procesal desplegada que justifique semejante pretensión. Esta medida de embargo se produce, al
haberse declarado sin lugar la demanda intentada en su oportunidad por la entidad financiera, por
el cobro de unos Pagarés emitidos por la República, lo cual conllevó su condenatoria en costas.
Cabe destacar que en la propia decisión dictada por el Tribunal Supremo de Justicia, se advierte la
importancia que ostenta la actividad desplegada por el sector bancario nacional por constituir un
servicio público, según lo previsto en el Artículo 8 del vigente Decreto Ley de Instituciones del Sector
Bancario. Razón por la cual se deja claramente establecido que la medida de embargo acordada no
debe recaer sobre aquellos bienes muebles propiedad de BBVA Provincial.
Como entidad financiera responsable y transparente, BBVA Provincial pone en relieve su solvencia
económica, teniendo un patrimonio que excede con creces el monto de dicha contingencia, contando
con más de Bs.18.000.000.000 reflejados en su Balance. Por tal motivo, desea transmitir un mensaje
de tranquilidad, ya que no tendrá inconveniente alguno en caucionar o afianzar la obligación
derivada del embargo preventivo decretado, en aras de suspender su ejecución, mientras se termina
de discutir ante el propio Tribunal Supremo de Justicia la cantidad definitiva derivada de semejante
pretensión” (subrayado nuestro).
Las dos notas antes citadas fueron tomadas de los siguientes enlaces:
Derecho y Sociedad 54
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
Por nuestra parte, tenemos nuestras reservas en relación con este criterio del
Juzgado de Sustanciación de la SPA del TSJ, dado que independientemente del
interés de que la actividad bancaria se preste de manera ininterrumpida,
consideramos que el principio de la inembargabilidad de los bienes afectos a un
servicio público, constituye una prerrogativa procesal que requiere de
consagración expresa en un texto legal, lo cual no ocurre con la LISB. 63
Obsérvese que ni siquiera cuando se trata de servicios públicos en régimen de
concesión, el Decreto con Rango y Fuerza de Ley Orgánica sobre Promoción de
la Inversión Privada bajo el Régimen de Concesiones (GORV N° 5.394-E del 25-
10-1999) extiende tal prerrogativa a los concesionarios de servicios públicos. 64
Más remota resulta la consagración legal de dicho privilegio para las instituciones
bancarias privadas que, más que prestar un servicio público, realizan una
actividad comercial de interés público. El artículo 111 del Decreto con Rango,
Valor y Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República
actualmente vigente (correspondiente al artículo 99 del Decreto con Rango, Valor
y Fuerza de Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República de 2008
y al 113 del Decreto-Ley de 2015) obliga en todo caso a los jueces, cuando se
_________
http://blogbbvaprovincial.blogspot.com/2014/02/bbva-provincial-informa-sus-clientes.html
http://blogbbvaprovincial.blogspot.com/2014/02/nota-aclaratoria-en-relacion-embargo.html
63 No obstante, ya ha habido al menos, un pronunciamiento jurisprudencial similar en los que se
proclama el principio de la inembargabilidad de los bienes afectados a un servicio público a favor de
un determinado ente público, sin invocar ninguna norma jurídica específica que lo ampare; se trata de
la sentencia del TSJ-SPA N° 01160 del 18-5-2000:
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/spa/Mayo/01160-180500-14721.htm
De este fallo, vale la pena resaltar el siguiente texto:
“a todo evento el patrimonio constituye la garantía de los acreedores, sin embargo, en virtud del
proceso de descentralización en el que cada estado ha creado una empresa para la prestación del
servicio de acueductos urbanos (entes descentralizados de la administración regional), considera
esta Sala oportuno destacar que en el caso de las empresas destinadas a la prestación de un servicio
público, las medidas preventivas o ejecutivas que recaigan sobre el patrimonio de estas deben
dictarse salvaguardando el principio de vinculación presupuestaria de los bienes y recursos público.
A tal efecto, a los fines de la embargabilidad de los bienes de estas empresas, se hace menester aludir
al criterio de disponibilidad o no del patrimonio demandado, entendiendo este como la
susceptibilidad de ejecución del mismo. Al respecto, se estima que el presupuesto de cada una de
estas empresas es ejecutable solo en el sector de los activos fijos (o ganancias), pues el presupuesto
del Estado (central o descentralizado), manifestado en partidas, que corresponden a prestación de
servicios o compromisos laborales, no es ejecutable, entendiéndose, por tanto que la prohibición
general de embargo solo es aplicable a aquellos bienes destinados a la especifica satisfacción de
fines e intereses que se coloquen por encima del derecho reclamado, bienes tales como los destinados
al uso o servicio público”.
64 En el derecho colombiano se excluye expresamente la aplicación del principio de inembargabilidad
de bienes afectos al servicio público, cuando este es prestado por particulares: así lo prevé el artículo
684, numeral 2 del Código de Procedimiento Civil. Con ocasión de una acción de inconstitucionalidad
contra dicha norma, la Corte Constitucional de Colombia la declaró exequible (ajustada al texto
constitucional) mediante sentencia C-1064-03 del 11-11-2003 (Magistrado Ponente: Dr. Alfredo
Beltrán Sierra):
http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2003/C-1064-03.htm
55 Derecho y Sociedad
Andrés Álvarez Iragorry
Derecho y Sociedad 56
Comentarios sobre el Decreto con rango, valor y fuerza de Ley de Instituciones del
Sector Bancario (particular referencia a sus innovaciones respecto del Decreto-Ley
precedente (segunda parte)
VII. Conclusión
57 Derecho y Sociedad
Palabras en el acto de presentación del libro La ejecución de sentencias en
el proceso administrativo iberoamericano (Con especial referencia a
España, Perú, Costa Rica, Colombia y Venezuela), de Miguel Ángel
Torrealba Sánchez
58 Derecho y Sociedad
Carlos García Soto
59 Derecho y Sociedad
Inflación, Derecho Tributario y control parlamentario. El ajuste de la
Unidad Tributaria como acto administrativo complejo
Carlos E. Weffe H.
Sumario
I. Introducción
II. La unidad tributaria. Origen. Regulación. Procedimiento legal para su
reajuste
III. La determinación aritmética del SENIAT y la opinión favorable de la
Comisión Permanente de Finanzas de la AN como acto complejo.
Consecuencias de la opinión desfavorable de la Comisión Permanente
de Finanzas de la AN
I. Introducción.
60 Derecho y Sociedad
Carlos E. Weffe H.
Hay, en efecto, “una ruptura radical del orden constitucional que ha destruido el
Estado de Derecho y acabado con la institucionalidad democrática”.5
En materia tributaria, el cambio de correlación de fuerzas en el Parlamento
–y la consecuencial reacción dictatorial6 del grupo dominante- ha agravado el
déficit institucional en comentarios. Entre muchas otras manifestaciones, el
fenómeno se manifiesta con particular fuerza “con la degradación de la reserva
legal tributaria, garantía esencial a la creación y modificación de los tributos”,
lo que –a su vez- se revela, entre otras muchas formas, a través de “la
subestimación radical y la postergación del ajuste de la unidad tributaria”,7 en
un escenario de galopante hiperinflación8 que –junto a otros muchos factores-
configura
…un cuadro de degradación y relativización de los derechos
constitucionales a (i) contribuir conforme a la capacidad
económica efectiva, (ii) la prohibición de discriminación, (iii)
la prohibición de confiscación, (iv) la legalidad y tipicidad
tributaria y la seguridad jurídica y la calculabilidad de los
actos en la aplicación de los tributos que demandan un
ámbito de certeza imperturbable.9
La situación comentada se maximiza como consecuencia de la apertura
en la concepción de la reserva legal tributaria, operada como consecuencia de la
reforma al Código Orgánico Tributario («COT») de 2014.10 En efecto, la
_________
5 Romero-Muci, Humberto; «Desinstitucionalización tributaria en Venezuela: entre la Distopía y la
Anomia Social», en Gómez Cotero, José de Jesús y Béjar Rivera, Luis José (Coords.); Ética y Moral
Tributaria. Colección Vía Tributaria de la Universidad Panamericana. Thomson Reuters. Ciudad de
México, 2018, p. 120.
6 Bajo la forma de una dictadura soberana, (Schmitt), de corte totalitario (Sartori), que culmina el
largo proceso de deriva autoritaria de las instituciones del Estado venezolano bajo la égida del
Ejecutivo. Ver Weffe; Bases… pp. 1.642-1.647; Romero-Muci; Desinstitucionalización… p. 122; y
Weffe H., Carlos E.; «Delegación Legislativa y Libertad. La Ley Habilitante de 2010 y su relación
con la Libertad», en Revista de Derecho Público Nº 130. EJV, Caracas, 2012, pp. 61-63. Consultado
el 13 de marzo de 2019 en
https://www.academia.edu/33396574/Delegaci%C3%B3n_Legislativa_y_Libertad._La_Ley_Habilit
ante_de_2010_y_su_relaci%C3%B3n_con_la_Libertad.
7 Romero-Muci; Desinstitucionalización… p. 121.
8 Al cierre de enero de 2019, la inflación agregada es de 191,2% mensual, y 2.688.670% anual.
Considerando el clima de inestabilidad política y económica, el Fondo Monetario Internacional ha
estimado que la inflación en Venezuela puede alcanzar un estimado de diez millones por ciento de
inflación anualizada para el cierre de 2019. Vid. Aldekoa, Jon; «La hiperinflación de Venezuela se
agrava: los precios suben un 2.688.670% en el último año», en Libre Mercado, 12 de febrero de 2019.
Consultado el 13 de junio de 2019 en https://www.libremercado.com/2019-02-12/la-hiperinflacion-
de-venezuela-se-agrava-los-precios-suben-un-2688670-en-el-ultimo-ano-1276632922/.
9 Romero-Muci; Desinstitucionalización… p. 121.
10 Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 6.152 Extraordinario, del 18 de
noviembre de 2014.
61 Derecho y Sociedad
Inflación, Derecho Tributario y control parlamentario. El ajuste de la Unidad Tributaria
como acto administrativo complejo
_________
11 Vid. Weffe H., Carlos E.; «La responsabilidad tributaria», en Revista de Derecho Tributario Nº
145. AVDT. Caracas, 2015, pp. 55-56, en nota al pie 36. Consultado el 13 de marzo de 2019 en:
https://www.academia.edu/8571277/La_Responsabilidad_Tributaria.
12 Belisario Rincón, José Rafael; «La grave crisis del Principio de Legalidad Tributaria en Venezuela.
‘Basado en el artículo ‘¿Se encuentra en crisis el Principio de Legalidad en Venezuela?’ del profesor
Gabriel Ruan», en Weffe H., Carlos E y Atencio Valladares, Gilberto (Coords.), Liber Amicorum.
Homenaje a la Obra del Profesor Gabriel Ruan Santos. AVDT. Caracas, 2018, p. 187 en nota al pie
4.
13 Weffe H., Carlos E.; «La Legislación Delegada Tributaria de 2014 (1): Parte General. Síntesis
analítica», en XIV Jornadas de Derecho Público. Impacto de los Decretos-Leyes: Balance y
Perspectivas. UMA. Caracas, 2015, pp. 154-155. Consultado el 13 de marzo de 2019 en:
https://www.academia.edu/15492571/La_Legislaci%C3%B3n_Delegada_Tributaria_de_2014_1_Pa
rte_General._S%C3%ADntesis_anal%C3%ADtica.
14 La semejanza entre la situación descrita y la relación de sujeción especial radica en la rebaja de las
garantías jurídicas para el ciudadano, sobre la base de la especial intensidad que, así entendida, tendría
la relación de éste con la Administración, en tanto contribuyente. No es la relación tributaria, ni
siquiera así, una relación de sujeción especial: en todo caso, es -como lo ha dicho críticamente la
doctrina- una relación de poder. Vid. Gil García, Luz; García Coronado, Gloria y Esteban García,
Raúl Hernando; «Relaciones especiales de sujeción. Aproximación histórica al concepto»,
en Prolegómenos. Derechos y Valores, vol. XII, Nº 23. Editorial Universidad Militar Nueva
Granada. 2009, pp. 177-192. Consultado el 13 de marzo de 2019 en:
https://www.redalyc.org/html/876/87617260014/.
15 Vid. Ferreiro Lapatza, José Juan; «La codificación en América Latina. Análisis comparativo de los
Modelos OEA/BID (1967) y CIAT (1997)», en XX Jornadas Latinoamericanas de Derecho
Tributario. ILADT. Salvador de Bahía, 2000, p. 1.199; y García Novoa, César; «La Codificación del
Derecho Tributario en Latinoamérica 30 de años de Codificiacion del Derecho Tributario», en Sol
Gil, Jesús (Coord.), 30 años de la Codificación del Derecho Tributario en Venezuela. Tomo IV.
AVDT. Caracas, 2012, pp. 44-45.
Derecho y Sociedad 62
Carlos E. Weffe H.
_________
16 García Novoa; La Codificación… p. 45.
17 Romero-Muci; Desinstitucionalización… p. 125.
18 Artículo 3, parágrafo tercero del COT.
63 Derecho y Sociedad
Inflación, Derecho Tributario y control parlamentario. El ajuste de la Unidad Tributaria
como acto administrativo complejo
_________
19 En consecuencia, no es objeto de este brevísimo documento el análisis las distorsiones derivadas de
la atávica subestimación del valor de la unidad tributaria, inconstitucional práctica de hace ya muchos
años. Al respecto, ver Romero-Muci, Humberto; Uso, abuso y perversión de la unidad tributaria: una
reflexión sobre tributación indigna. Academia de Ciencias Políticas y Sociales. Caracas, 2016.
20 Vid. Casal, Jesús María; Asamblea Nacional conquista democrática vs. demolición autoritaria :
elementos de la argumentación y práctica judicial autoritaria de la Sala Constitucional del Tribunal
Suprema de Justicia. UCAB – Konrad Adenauer Stiftung. Caracas, 2017; y Brewer-Carías, Allan R.;
La Justicia Constitucional, la Demolición del Estado Democrático en Venezuela en Nombre de un
‘Nuevo Constitucionalismo’, y una Tesis ‘Secreta’ de Doctorado en la Universidad de Zaragoza. EJV.
Ciudad de Panamá, 2018, pp. 172-176, et passim.
21 Romero-Muci; Deslegalización… pp. 136-137.
22 Vid. Romero-Muci; Uso… p. 31; y Weffe H., Carlos E.; Inflación y Derecho Penal Tributario. Las
sanciones pecuniarias como obligaciones de «valor», en Revista de Derecho Tributario Nº 150.
AVDT. Caracas, 2016, pp. 66-68. Consultado el 13 de marzo de 2019 en
Derecho y Sociedad 64
Carlos E. Weffe H.
65 Derecho y Sociedad
Inflación, Derecho Tributario y control parlamentario. El ajuste de la Unidad Tributaria
como acto administrativo complejo
_________
28 Sesión de la Asamblea Nacional del 5 de abril de 2001, p. 76.
29 Ídem.
30 Informe de la Subcomisión encargada del estudio del proyecto de COT para su segunda discusión.
Derecho y Sociedad 66
Carlos E. Weffe H.
67 Derecho y Sociedad
Inflación, Derecho Tributario y control parlamentario. El ajuste de la Unidad Tributaria
como acto administrativo complejo
_________
de impuesto; 3.- Autorizar al Ejecutivo Nacional para conceder exoneraciones y otros beneficios o
incentivos fiscales; y 4.- Las demás materias que les sean remitidas por este Código”. A este respecto,
la primera frase del parágrafo primero de ese artículo es emblemática: “En ningún caso se podrá
delegar la definición y fijación de los elementos integradores del tributo así como las demás materias
señaladas como de reserva legal por este artículo, sin perjuicio de las disposiciones contenidas en el
parágrafo segundo”. Los textos transcritos se reproducen, de forma prácticamente idéntica, en el
encabezamiento y el parágrafo segundo del artículo 3 del Código Orgánico Tributario hoy vigente,
con la salvedad de que, hoy día, es posible que el legislador delegue en el Ejecutivo la fijación de la
alícuota, siempre dentro de los límites mínimos y máximos establecidos en la ley creadora del tributo
respectivo.
35 Cfr. Sentencia de la Corte Suprema de Justicia en Pleno del 8 de julio de 1998, caso Asociación
Civil Aeroclub Valencia v. Estado Carabobo, cit. en Romero-Muci; Uso… cit.
Derecho y Sociedad 68
Carlos E. Weffe H.
69 Derecho y Sociedad
Comentarios sobre la Sentencia No. 362 dictada por la Sala Político
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, en fecha 21 de marzo de
2018 (caso Construcciones Espacio XXI)
Carmine A. Pascuzzo S.
Sumario
I. Introducción
II. Los hechos
III. Sentencia de primera instancia
IV. Sentencia de la SPA
V. Análisis de la sentencia de la SPA
VI. Un síntoma de un problema mayor
VII. Conclusión
I. Introducción.
Esta breve reseña jurisprudencial analiza la sentencia No. 362, dictada por
la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia (en lo sucesivo
“SPA”), en fecha 21 de marzo de 2018 (caso Construcciones Espacio XXI).
La sentencia bajo análisis pone una vez más sobre el tapete, la discusión
sobre los efectos negativos del principio competence-competence y sobre la
idoneidad de los mecanismos procesales disponibles para asegurar su correcta
aplicación.
La causa fue objeto de una primera decisión dictada por Tribunal Primero
de Primera Instancia del Circuito Judicial Civil, Mercantil y de Tránsito de la
70 Derecho y Sociedad
Carmine A. Pascuzzo S.
_________
1 Disponible en: http://barinas.tsj.gob.ve/DECISIONES/2015/DICIEMBRE/802-18-EP21-V-2015-
000017-.HTML
2 Disponible en: http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/marzo/185689-46-1316-2016-15-
1181.HTML
71 Derecho y Sociedad
Comentarios sobre la Sentencia No. 362 dictada por la Sala Político Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia, en fecha 21 de marzo de 2018 (caso Construcciones
Espacio XXI)
Derecho y Sociedad 72
Carmine A. Pascuzzo S.
En nuestra opinión, el caso que nos ocupa no hace más que poner en
evidencia un problema mayor: la inexistencia de una norma procesal expresa, que
regule los aspectos procesales del efecto negativo del principio competence-
competence.
Efectivamente, coincidimos con GONZALEZ CARVAJAL, 9 en cuanto a
la existencia de una laguna intra legem o técnica, pues no existe un mecanismo
procesal expresamente regulado en la Ley de Arbitraje Comercial. Esta laguna es
precisamente la causa del debate entre autores patrios con respecto a la idoneidad
de la cuestión previa prevista en el ordinal 1 del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil (falta de jurisdicción) como mecanismo para instrumentar”
el efecto negativo del principio competence-competence, algunos como
MEZGRAVIS proponen la idoneidad de la prohibición de ley para admitir la
acción propuesta como medio idóneo, mientras que otros como GONZALEZ
CARVAJAL y SAGHY se inclinan por la falta de competencia como mejor
opción.
En otros ordenamientos jurídicos, esta discusión no existe; principalmente
pues las leyes en materia de arbitraje son tajantemente claras en cuanto a la
“disponibilidad” del derecho a someter las disputas arbitraje. Claros ejemplos de
_________
7 Disponible en: http://jca.tsj.gob.ve/DECISIONES/2015/MARZO/2117-27-AP11-M-2015-000129-
.HTML.
8 Disponible en: http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/spa/junio/178944-00730-30615-2015-2015-
0529.HTML. Esta sentencia fue posteriormente sometida al recurso de revisión constitucional, el cual
fue declarado con lugar por razones distintas a la posibilidad de declarar la falta de jurisdicción de
oficio.
9 GONZALEZ CARVAJAL, Jorge Isaac. “Reflexiones sobre las tendencias jurisprudenciales sobre
el conflicto de “jurisdicción” cuando existe un acuerdo de sometimiento arbitral”. Revista Venezolana
de Legislación y Jurisprudencia, No. 3. Caracas, 2014. Página 368. Disponible en:
http://rvlj.com.ve/wp-content/uploads/2014/03/ciencias-juridicas3A-1.pdf.
73 Derecho y Sociedad
Comentarios sobre la Sentencia No. 362 dictada por la Sala Político Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia, en fecha 21 de marzo de 2018 (caso Construcciones
Espacio XXI)
_________
10 FOUCHARD, Phillipe, GAILLARD, Emmanuel y GOLDMAN, Berthold. “Fouchard, Gaillard,
Goldman on International Commercial Arbitration”. Kluwer Law International. La Haya, 1999,
página 405.
11 LEW, Julian, MISTELIS, Loukas, y KRÖLL, Stefan. “Comparative International Commercial
Arbitration”. Kluwer Law International. La Haya, 2003, pp. 339-340.
12 HEUMAN, Lars. “Arbitration Law of Sweden: Practice and Procedure”. Juris Publishing. Nueva
York, 2003, pp. 158-164.
13 Disponible en: http://www.uncitral.org/pdf/spanish/texts/arbitration/ml-arb/ml-arb-s.pdf.
14 Tal conclusión se desprende de la inclusión en el texto de la frase: “…si lo solicita cualquiera de
ellas”. Véase también la página 44 de la nota explicativa de la Ley Modelo UNCITRAL de 1985 con
las enmiendas adoptadas en 2006 (disponible en:
http://www.uncitral.org/pdf/spanish/texts/arbitration/ml-arb/07-87001_Ebook.pdf) donde se explica
con total claridad que: “La remisión depende de una solicitud que cualquiera de las partes puede
formular a más tardar en el momento de presentar el primer escrito sobre el fondo del litigio”.
15 Al respecto, el Analytical Commentary on the Draft Text of a Model Law on International
Commercial Arbitration (A/CN.9/264) del Grupo de Trabajo No. II de la UNCITRAL, de fecha 25 de
marzo de 1985, pp. 23-24. Disponible: https://daccess-ods.un.org/TMP/9944880.60474396.html.
16 Véase página 36 del UNCITRAL 2012 Digest of Case Law on the Model Law on International
Commercial
Arbitration. Disponible en: http://www.uncitral.org/pdf/english/clout/MAL-digest-2012-e.pdf.
17 Al respecto véanse “Proyecto de ley de arbitraje comercial. Nota de envío de la Comisión del
Senado sobre el Proyecto y Exposición de Motivos”; y BAUMEISTER TOLEDO, Alberto: “Algunos
comentarios sobre el Proyecto de la Ley de arbitraje comercial”. Revista de la Facultad de Derecho.
N° 52. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas, 1998, pp. 407 y siguientes.
Derecho y Sociedad 74
Carmine A. Pascuzzo S.
VII. Conclusión
75 Derecho y Sociedad
Sistemas de pago no bancarios
I. Introducción
76 Derecho y Sociedad
María Cecilia Rachadell
Fernando Sanquírico Pittevil
principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí” 2; mientras que
Pago vendría a significar “el cumplimiento de la obligación, independientemente
de que consista o no en la transferencia o entrega de una suma de dinero”. 3
De esta forma, Sistema de Pago podría entenderse como el conjunto de
reglas que permiten el cumplimiento de las obligaciones, independientemente de
la forma que deba ser cumplida la obligación. Tomando esta definición como
base, los Sistemas de Pago serían el Código Civil, el Código de Comercio, el
Código Orgánico Tributario, la Ley del Banco Central y hasta la misma
Constitución, entre muchas otras leyes, puesto que estas contienen normas que
regulan de una forma u otra el pago de las obligaciones.
El ejercicio anterior no es en vano, puesto que si agregamos unos
elementos adicionales que reduzcan y especifiquen la definición, llegaremos a la
que nos trae la Ley del Banco Central de Venezuela en su artículo 61; 4 la cual es
“el conjunto de normas, acuerdos y procedimientos, que tengan por objeto
principal la tramitación y ejecución de órdenes de transferencia de fondos y/o
valores, entre sus participantes”.
Para entender cabalmente esta definición legal debemos, una vez más,
hacer uso del método que nos propone nuestro Código Civil, ya que, la definición
en sí misma, a simple vista, no deja claro en qué consisten o qué son los Sistemas
de Pago.
En primer lugar, debemos tomar en cuenta que para encontrarnos frente a
un Sistema de Pagos, debe haber una conjunción de normas, esto es cualquier
norma impuesta por la autoridad competente, bajo su autoridad reguladora;
diferenciada de las reglas que puedan darse los particulares, puesto que esta está
diferenciada explícitamente en el artículo que revisamos, esto es los acuerdos,
entendidos estos como los contratos o pactos entre particulares; los cuales deben
especificar unos procedimientos, ya sean humanos, tecnológicos o de cualquier
otra índole, que tramiten y ejecuten órdenes de transferencia de fondos y/o valores
entre sus participantes, con el ánimo de extinguir una obligación, esto es de
realizar un pago.
Se entiende de lo anterior que cada procedimiento acordado, ya sea por
una norma o por acuerdo entre las partes (entendiendo las partes como el operador
del sistema y el que ordena la transferencia así como el que la recibe) debe
permitir a todos sus usuarios mantener fondos y/o valores, los cuales deben ser
_________
2 Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, Vol 2 (Bogotá: Real Academia
Española, 2001), 1408
3 Eloy Maduro Luyando y Emilio Pittier Sucre, Curso de Obligaciones, Tomo I (Caracas: Universidad
Católica Andrés Bello, 2010), 404
4 Publicada en Gaceta Oficial No. 6.211 Extraordinario del 30 de diciembre de 2015
77 Derecho y Sociedad
Sistemas de pago no bancarios
_________
5 Publicada en Gaceta Oficial No. 6.211 Extraordinario del 30 de diciembre de 2015
6 “Value”, Merriam-Webster, último acceso 20 de marzo de 2020, https://www.merriam-
webster.com/dictionary/value
7 Según James-Otis Rodner, El Dinero. Obligaciones de dinero y de valor. La inflación y la deuda en
moneda extranjera, (Caracas: Academia de Ciencias Políticas y Sociales, 2005), 201, el dinero en
sentido clásico y legal “es o que el Estado define como tal. En Venezuela, bajo el concepto clásico,
dinero es sinónimo de moneda de curso legal, la cual… es el bolívar…”
8 Publicada en Gaceta Oficial No. 39.912 del 30 de abril de 2012
Derecho y Sociedad 78
María Cecilia Rachadell
Fernando Sanquírico Pittevil
Como puede intuirse, los Sistemas de Pago usualmente son operados por
el sistema bancario o financiero. Es por ello que, usualmente, encontramos dentro
de los sistemas de pagos bancarios más comunes, el de tarjetas de débito, tarjetas
de crédito, las transferencias electrónicas, el depósito de cheques, o incluso el hoy
conocido en Venezuela como Pago Móvil. Sin embargo, hoy en día, no son los
únicos sistemas de pago que operan y que son aceptados por las personas para
cumplir obligaciones.
En efecto, existen sistemas de pagos que operan ajenos al sistema
bancario, y que aun así, cuentan con la posibilidad de realizar transferencias entre
personas de valores y fondos. El reconocido PayPal, por ejemplo, es una
plataforma que opera de forma paralela –pero vinculada– al sistema bancario,
permitiendo que las personas realicen pagos, mediante la transferencia de fondos
entre cuentas bancarias, utilizando como intermediario a este sistema de pagos
(PayPal).
Es a estos sistemas de pago que se encuentran fuera del sistema bancario
que dedicaremos algunas notas especiales a continuación, sobre todo a la luz de
las Normas Generales sobre sistema de pago y proveedores no bancarios de
servicios de pago que operan en el país.12
_________
9 Artículo 4 de la Ley contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo
10 Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, Vol. 1 (Bogotá: Real Academia
Española, 2001), 728. Ver también “Funds”, Merriam-Webster, último acceso 20 de marzo de 2020,
https://www.merriam-webster.com/dictionary/funds
11 En el sentido de moneda de curso legal
12 Publicadas en Gaceta Oficial No. 41.547 del 17 de diciembre de 2018 por el Banco Central de
Venezuela
79 Derecho y Sociedad
Sistemas de pago no bancarios
A. El efecto no bancario
_________
13 Artículo 5 de la Ley de Instituciones del Sector Bancario, publicado en Gaceta Oficial No. 40.557
del 08 de diciembre de 2014
14 Artículo 154 de la Ley de Instituciones del Sector Bancario. Corresponde a la Superintendencia de
las Instituciones del Sector Bancario autorizar, supervisar, inspeccionar, controlar y regular el
ejercicio de la actividad que realizan los sujetos bajo su tutela, conforme a lo previsto en el presente
Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley, y demás normas que regulen el sector bancario nacional;
así como, instruir la corrección de las fallas que se detecten en la ejecución de la actividad y sancionar
las conductas desviadas al marco legal vigente. Todo ello con el fin de garantizar y defender los
derechos e intereses de los usuarios y usuarias del sector bancario nacional y del público en general.
15 Por disposición de la Ley del Banco Central de Venezuela
16 Artículo 63 de la Ley del Banco Central de Venezuela
Derecho y Sociedad 80
María Cecilia Rachadell
Fernando Sanquírico Pittevil
B. Riesgos Asociados
_________
17 Artículo 6 de la Ley del Banco Central de Venezuela
18 Publicado por el Banco Central de Venezuela en el 2010
19 Entendido Administrador del Sistema como “Toda persona jurídica, pública o privada, de carácter
financiero o no, que opere un Sistema de Pago y coordine la actuación de los participantes en el
mismo, siempre y cuando hubiere sido autorizado como tal por el Banco Central de Venezuela” según
la Resolución del Banco Central de Venezuela, mediante la cual se dictan las Normas Generales sobre
los sistemas de pago que operan en el territorio de la República Bolivariana de Venezuela y sus
respectivos administradores, que han sido reconocidos, calificados según su impacto y autorizados
por ese Instituto, publicada en Gaceta Oficial No. 41.547 del 17 de diciembre de 2018
81 Derecho y Sociedad
Sistemas de pago no bancarios
Derecho y Sociedad 82
María Cecilia Rachadell
Fernando Sanquírico Pittevil
que no están regulados o que no existe una verificación tan acentuada por el
Estado), para intentar hacer legitimación de capitales o lavado de dinero, a través
de estos sistemas.
La responsabilidad del sistema de pago en la vigilancia de las actividades
contra legitimación de capitales, se encuentra verificada en la Ley contra la
Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, en la cual dispone que,
están obligados a cumplir dicha ley quienes presten servicios de transferencia o
envío de fondos.20
Es por lo anterior que, en el cumplimiento de esta Ley, deben seguirse los
procedimientos obligatorios ahí contenidos, realizar las verificaciones constantes
para evitar transacciones dentro del sistema de pagos que sean sospechosas, y
tener comunicación constante con las autoridades competentes para dar
cumplimiento a la normativa, y evitar el cierre de las operaciones.
ii. Riesgo Económico
Los riesgos económicos pueden tomar diversas formas, sobre todo
dependiendo de la implementación y operatividad de cada sistema, el cual varía
de uno a otro. Sin embargo, pueden existir puntos en común entre todos los
sistemas, al operar estos con fondos y valores por órdenes de los usuarios.
En efecto, pueden existir problemas de liquidez de dinero en el mercado
que generen riesgos en la operatividad del sistema, ya sea a través de la sobrecarga
de operaciones, o en la imposibilidad de liquidar el dinero de los usuarios; sobre
todo si el sistema de pagos no cuenta con las garantías financieras necesarias para
afrontar este tipo de riesgo.
Pueden darse escenarios de inflación o depreciación de la moneda que
generen pérdidas en los valores de los usuarios, que al momento de hacer órdenes
puedan generar complicaciones (por ejemplo en la estimación monetaria del
valor) al momento de liquidar el valor.
Otro riesgo asociado es la variación de los precios del mercado en el que
se desenvuelve el sistema de pagos, lo que puede generar problemas de liquidez,
o incluso falta de uso del sistema de pagos, lo que a su vez puede generar, a largo
plazo, el cese de las operaciones del sistema por falta de uso.
Si bien los riesgos anteriores son de conocimiento común, sobre todo en
nuestro país, no quiere decir que no deban ser tomados en serio, y que deban, por
consiguiente, hacer planes de contingencia que puedan, en la mayoría de los
_________
20Artículo 9.10(f). Entendido fondos en este caso, en la definición del artículo 4 de esta Ley, citado
en el pie de página 9, el cual engloba la definición de valor y de fondo dados anteriormente.
83 Derecho y Sociedad
Sistemas de pago no bancarios
IV. Conclusión
Derecho y Sociedad 84
Los contratistas de la Administración Pública española en la legislación
administrativa del siglo XIX
Sumario
I. Antecedentes históricos: Los primeros contratistas del Estado Español
A. Los contratistas de obras públicas
B. Los suministradores del Ejército
C. Los contratistas de “servicios”
i. Los militares
ii. Los concesionarios de Correos
iii. Los arrendatarios de rentas públicas
1) La nueva
2) La novísima recopilación
3) El siglo XIX
II. Los incapacitados para contratar con la administración pública
decimonónica
A. Las prohibiciones en la contratación de obras públicas y su aplicación
supletoria
B. Las reglamentaciones del siglo XIX
i. Las primeras prohibiciones
ii. El extranjero
iii. Las compañías mercantiles
_________
1 La doctrina administrativista ha subrayado la importancia de las investigaciones históricas de las
diversas instituciones del Derecho Administrativo, porque las mismas son, a menudo, difíciles de
entender si no se conocen sus raíces del pasado. Específicamente refiriéndose a los contratos públicos,
lo ha recordado MEILÁN GIL, José Luis., en los siguientes términos: "…La indagación histórica, que
no es sólo prospección del pasado sino también examen del contexto temporal del contrato, junto el
análisis individualizado -y no mostrenco- de los diferentes contratos que realiza la Administración,
proporcionará la base sólida para la elaboración de categorías jurídicas de validez real en este punto
central del Derecho Administrativo..." "La actuación contractual de la Administración Pública
Española. Una perspectiva histórica", p. 36.
85 Derecho y Sociedad
Humberto Gosálbez Pequeño
que establece las condiciones que debían reunirlos ciudadanos que querían
contratar con la Administración Pública española, disponiéndose principalmente
en los Pliegos de Condiciones Generales para la contratación de obras públicas.
No obstante, conviene referirse –siquiera sucintamente- a los principales
contratistas precedentes de los contratistas decimonónicos, porque confirmará el
subyacente histórico que ha presidido transversalmente la elección del contratista
de la Administración Pública: el carácter intuitu personae del contrato
administrativo2. En efecto, antes del nacimiento de la figura del contrato
administrativo en el siglo XIX, durante el Antiguo Régimen (e incluso en etapas
históricas anteriores) existieron diversos instrumentos jurídicos que pueden
considerarse los orígenes remotos de los contratos administrativos típicos o
nominados (contratos de obras públicas, de gestión de servicio público o de
suministros). Cabe preguntarse cómo y por quienes se proveían los Ejércitos
imperiales españoles, o quién ejecutaba las obras de caminos, de riego, etc.
durante el reinado de los Reyes Católicos, o cómo se realizaban las prestaciones
de los mínimos servicios municipales a los súbditos del Rey, etc.. Lo cierto es
que, a pesar de las diferentes figuras jurídicas existentes en estas épocas, a pesar
del abismo -ideológico, social, económico y jurídico- que separan todas estas
fases históricas del mismo siglo XIX, un común denominador subyace en todas
las contrataciones que el Estado, el Monarca o los restantes poderes públicos
concertaban con sus súbditos o ciudadanos: el principio de confianza que dichas
autoridades tenían en los "contratistas" en base a las cualidades personales y a la
probada experiencia que poseían éstos en la prestación de tales servicios
"públicos".
_________
2 Si bien es cierto que hasta el siglo XIX no se manifiesta en toda su plenitud este carácter intuitu
personae del contrato administrativo, éste ya subyacía en las relaciones que el Monarca y el Estado
mantenían con aquellos súbditos que les prestaban determinados servicios "públicos", puesto que estas
prestaciones se otorgaban a personas merecedoras de la confianza real, debido principalmente a su
probada experiencia en la realización de ese servicio en otros países europeos.
En todo caso, conviene subrayar que este carácter personalísimo no fue exclusivo de los contratos
públicos, sino que también se dio en otro tipo de contratos “de Derecho privado”. La similitud de los
contratos de obras públicas y los contratos de obras del Derecho Canónico ha sido puesta de manifiesto
por ARIÑO ORTIZ, Gaspar (Teoría del equivalente económico en los contratos administrativos, pp. 36
y ss.). En efecto, en ambos tipos de negocios jurídicos bilaterales las cualidades personales del
contratista fueron decisivas a la hora de aceptarle como tal el ente contratante. Es más, al ser
obligaciones personalísimas, el artista-contratista canónico estaba obligado a realizar personalmente
la obra encomendada, prohibiéndose, como regla general, la transmisión inter vivos y mortis causa de
dicha obligación; LÓPEZ-AMO Y MARÍN, Antonio, así lo ha resaltado afirmando que "el artífice no se
obliga solamente a dar hecha la obra, sino a hacerla él; es decir, se trata de contratos de ejecución
personal. Y por la naturaleza artística de la obra se tuvieron en cuenta, al contratarla, las cualidades
personales del artista; es decir, se trata de contratos personalísimos, al menos en la mayoría de los
casos." "Estudio de los contratos de obra artística de la Catedral de Toledo en el siglo XVI", 1948, pp.
169 y ss..
Derecho y Sociedad 86
Los contratistas de la Administración Pública española en la legislación administrativa
del siglo XIX
_________
3 FERNÁNDEZ DE VELASCO, Recaredo, Los contratos administrativos, 10ª edición, Madrid, 1927, p.
52.
4FERNÁNDEZ DE VELASCO así lo describe: "Era el censor la autoridad legalmente encargada de las
adjudicaciones de obras públicas... El censor venía encargado de realizar discrecionalmente la
adjudicación, pudiendo excluir a las personas que no juzgase idónea, o que estimara poco honorables,
o que hubiera dejado incumplido contratos anteriores. En cuanto a la garantía, consistía en dar fianza
o en constituir hipoteca sobre los propios fundos". Los contratos…, op. cit., p. 51 y ss. No obstante,
es preciso indicar que durante el periodo del Imperio (en menor medida en las etapas monárquicas y
republicanas), en Roma los contratistas públicos de obras fueron escasos, porque, normalmente, el
método utilizado para realizar la mayoría de las obras públicas era el de ejecución directa por el propio
Estado romano, aunque, no a través de sus propios agentes o funcionarios, sino mediante el empleo
de las tropas militares, en virtud de la institución de la prestación personal. FERNÁNDEZ DE VELASCO,
Los contratos…, op. cit., p. 52.
87 Derecho y Sociedad
Humberto Gosálbez Pequeño
_________
5 SUAREZ MENÉNDEZ, Roberto, añade que posteriormente "el rápido crecimiento de la demanda de
cañones desde la segunda mitad del siglo XV, y la cada vez mayor complejidad de las nuevas técnicas,
llevaron a una progresiva especialización", al contrario de lo que ocurría en el siglo XIV y principios
del XV, cuando los artesanos suministradores no se dedicaban exclusivamente a la fabricación de
material de guerra, y por tanto no eran especialistas en ello. "La industria militar", p. 207.
Derecho y Sociedad 88
Los contratistas de la Administración Pública española en la legislación administrativa
del siglo XIX
_________
6 Pero sin duda alguna, las dos industrias militares más importantes fueron las santanderinas de
Liérganes y La Cavada, creadas en el reinado de Felipe IV por un industrial liejés, Juan Curcio,
instalado en Liérganes en 1622, dedicándose principalmente al suministro militar de artillería y
munición. Sin embargo, en el siglo XVIII se iniciaron una serie de estatalizaciones de este tipo de
fábricas privadas, reduciéndose con estas medidas el número de empresas particulares que podían
crear y suministrar material bélico al Estado. Así, por ejemplo, durante el reinado de Carlos III las
Reales Fundiciones de Cañones de Bronce de Sevilla y Barcelona comenzaron a gestionarse por
administración directa, "abandonándose el tradicional sistema de asientos con fundidores
particulares". HELGUERA QUIJADA, Juan, señala como "se estatalizaron las dos más importantes
empresas privadas de fabricación de cañones y municiones de hierro colado: la de Liérganes y La
Cavada (Santander), en 1764, y la de Eugui (Navarra), en 1766", de tal manera que a finales del siglo
XVIII toda la industria artillera española estaba bajo el control y la administración directa del Estado,
con la única excepción de la fundición privada de Sagardelos (Lugo), que empezó a producir
municiones para el Ejército en 1795, además de la mayoría de las fábricas de armamento ligero que,
en aquel tiempo, estaban en manos de gremios de artesanos particulares. "Las Reales Fábricas", pp.
68 y ss..
7 Estos contratos contenían normalmente cláusulas generales que exigían una serie de exigencias
técnicas que había de cumplir la fabricación de las armas, junto a un poder de control e inspección de
la Corona. Vid. SUAREZ MENÉNDEZ, “La industria militar”, op. cit. pp. 220 y ss..
8 Tanto DOMÍNGUEZ ORTIZ como CARANDE ponen de manifiesto las penurias de la Hacienda de los
Austrias por diversas causas, teniendo que acudir a banqueros y financieros de probada experiencia
que no sólo les concedían préstamos, sino que, en numerosas ocasiones, también les suministraban
provisiones para los Ejércitos o les prestaban sus servicios como administradores de los caudales
públicos ante la ineficacia del aparato estatal para gestionar con diligencia los variadísimos ingresos
del Imperio. Vid. DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio, Estudios de Historia económica y social de España,
p. 304, y CARANDE, Ramón, Carlos V y sus banqueros. Vol. II. La Hacienda Real de Castilla, passim.
9 CARANDE subraya la importancia de estos contratos de suministros "sui generis". Vid. Carlos V…,
op. cit., pp. 32 y 33
10 “Las Reales Fábricas”, op. cit., p. 68.
89 Derecho y Sociedad
Humberto Gosálbez Pequeño
i. Los militares
Antes del siglo XIX numerosos monarcas europeos, incluidos los
españoles, para satisfacer determinadas necesidades de sus Estados concertaron
la prestación de diversos servicios con contratistas. Como se ha recordado, las
continuas guerras que asolaban el continente europeo durante la Edad Media y
los siglos posteriores reclamaban los suministros oportunos para las tropas
militares en campaña; por ello, nacieron ciertos contratos de servicios entre los
particulares y los reyes. Uno de estos contratos "públicos" fue aquel mediante el
cual el contratista se obligaba a proporcionar o reclutar soldados para los ejércitos
de Carlos V. Estos "contratistas" eran verdaderos profesionales, especializados
en tales tareas, en suma, "de probada experiencia", y, normalmente, tras conseguir
los milicianos requeridos, ellos mismos se convertían en los capitanes de las
compañías reclutadas13.
_________
11 Otros bienes que se suministraban a la Monarquías de aquellas épocas eran los artículos de lujo de
la realeza y de la Corte, pero dichos artículos no los proporcionaban empresarios privados, sino las
llamadas "industrias suntuarias", que fueron unas Reales Fábricas públicas, cuya función principal era
satisfacer la demanda de esos bienes de lujo. Véase HELGUERA QUIJADA, “La industria militar”, op.
cit., p. 66.
12 RIVERO YSERN, José Luis, ha analizado profundamente esta figura, señalando que en estos contratos
no existe libertad contractual, porque "el Municipio, que ha asumido de manera forzosa la prestación
del servicio, no va a contratar, sino a imponer el contrato". Menciona diversas Reales Ordenes que
establecieron la obligación para los Municipios de proporcionar los bienes que necesiten las tropas
militares (Rs. Os. 24-5-1815, 15-5-1837, 16-9-1848, etc.), y no reconoce el carácter convencional de
los "contratos" de suministros entre los Ayuntamientos y sus vecinos, al constituir transferencias
coactivas, sin verdadera libertad de contratar. Vid. El contrato administrativo de suministro, p. 4 y ss..
La jurisprudencia y el Consejo de Estado (Dictamen de 24 de enero de 1848) de la época, no obstante,
calificaron a esas relaciones como contratos de servicio público. Para RIVERO no pueden considerarse
auténticas relaciones convencionales, y por tanto contratos de suministro, sino más bien unas ventas
forzosas a la Administración a las que están obligados los particulares de forma periódica atendiendo
a las necesidades militares. En definitiva, nos encontramos con unos "contratistas forzosos".
13 Véase Ramón CARANDE, Carlos V…, op. cit., p. 151.
Derecho y Sociedad 90
Los contratistas de la Administración Pública española en la legislación administrativa
del siglo XIX
91 Derecho y Sociedad
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Derecho y Sociedad 92
Los contratistas de la Administración Pública española en la legislación administrativa
del siglo XIX
_________
19 En tal sentido, RODRÍGUEZ DE HARO, “La concesión…”, op. cit., p. 460, y PÉREZ OLEA, La
Ordenanza…, op. cit., p. 266.
20 Estos arrendamientos del servicio los realizó, entre otros, Juan de Tassis y Acuña, descendiente de
los primeros Tassis, a quien Felipe II concedió similares prerrogativas que las disfrutadas por sus
predecesores en el cargo, y que arrendó un buen número de postas, consiguiendo así considerables
beneficios. Vid. PEMÁN GAVÍN, Régimen…, op. cit., p. 39 y ss., y PÉREZ OLEA, La Ordenanza…, op.
cit ., p. 266.
21 PEMÁN GAVÍN, Régimen…, op. cit ., p. 42 y ss.
93 Derecho y Sociedad
Humberto Gosálbez Pequeño
_________
22MEILÁN GIL analiza ese proceso de "descontractualización" durante los siglos XVIII y XIX, “La
actividad…”, op. cit , p. 24 y ss..
23 SANTAMARÍA PASTOR, Juan Alfonso, estimó que el arrendamiento de rentas reales, regulado en la
Novísima Recopilación, fue un "claro precedente de los contratos administrativos". Sobre la génesis
del Derecho Administrativo Español en el siglo XIX (1812-1845), p. 70 y 71, nota 48. En la misma
línea Fernando ALBI, al destacar el "acusado abolengo administrativo" de los contratos de
arrendamiento de recaudación, considerándolos como antecedentes de los contratos administrativos
de arrendamientos. Tratado de modos de gestión de las Corporaciones Locales, pp. 696 y 697.
24 Alejandro OLIVAN en su obra clásica De la Administración pública con relación a España, p. 219
y 220.
25 FERNÁNDEZ DE VELASCO, Los contratos…, op. cit, p. 328.
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Los contratistas de la Administración Pública española en la legislación administrativa
del siglo XIX
95 Derecho y Sociedad
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_________
27 GARZÓN PAREJA, Historia.., op. cit , tomo I, pp. 386 y 387.
Derecho y Sociedad 96
Los contratistas de la Administración Pública española en la legislación administrativa
del siglo XIX
Un primer grupo de reglas estaría formado por las leyes II28, IV29y VII30,
dentro de las cuales, a su vez, podemos distinguir dos clases de incapaces. En
primer lugar, determinados individuos al servicio de la Monarquía, cargos o
"funcionarios" públicos en definitiva. Y en segundo lugar, también se prohíbe a
los "Cavalleros" y "personas poderosas" acceder a los arriendos. Además estas
prohibiciones alcanzaban a los intermediarios o "testaferros" interpuestos por los
sujetos incapaces legalmente. Más lo verdaderamente importante, a nuestro
juicio, en que en ambas prohibiciones subyace una finalidad común: evitar las
corruptelas, el perjuicio al interés público, e incluso, garantizar a los demás
súbditos la posibilidad de concurrir en condiciones de igualdad, objetividad e
imparcialidad a los pertinentes procedimientos de adjudicación de los
arrendamientos.
Una segunda clase de prohibiciones fueron aquellas que impedían acceder
al ejercicio del arriendo de rentas reales a determinadas personas en razón de su
nacionalidad o religión. En efecto, la ley III prohibía a los judíos y mudéjares ser
arrendatarios, con lo cual se producía una discriminación respecto los aspirantes
de fe cristiana, por los motivos arriba reseñados, si bien es cierto que no era una
prohibición absoluta, sino relativa, en cuanto podían ser "arrendadores menores"
con ciertos requisitos, como ya vimos. Y más interés tiene la incapacidad por
_________
28"Mandamos, i defendemos, que los Cavalleros, i otras personas poderosas no arrienden por sì, ni por
interpositas personas, las nuestras Alcavalas, i tercias, ni otras nuestras Rentas de los Lugares
Abadengos que estàn en sus tierras, i comarcas, ó en derredor dellas; i mas que las dexen, i consientan
arrendar, i coger à personas llanas, que mas por ellas dieren: i mandamos à los nuestros Arrendadores,
i Recaudadores Mayores, i facedores de Rentas, que no arrienden pública, ni secretamente, directè, ni
indirectè à los tales Cavalleros, i personas poderosas las Alcavalas, ni tercias, ni otras nuestras rentas
de las dichas Villas, ni Lugares Abadengos, ni à personas interpuestas por ellos para las arrendar;...".
Conviene recordar la distinción antes explicada entre "arrendadores mayores" y "arrendadores
menores", ya que las leyes II y IV se refieren a ambos. Además, cabría plantearse en qué medida los
"arrendadores menores" fuesen verdaderos subarrendatarios de los "arrendadores mayores", sus
semejanzas y diferencias, sus relaciones con el Monarca arrendador y con los propios contribuyentes,
etc., mas ese estudio excedería del tema objeto de esta investigación.
29"Ordenamos, i mandamos que los Perlados, i personas poderosas, i Cavalleros, que tienen vassallos,
ni los nuestros Contadores Mayores, ni sus Lugares-Tenientes, ni los del nuestro Consejo, ni los
nuestros Oidores de la nuestra Audiencia, ni los nuestros Alcaldes de la nuestra Casa, i Corte, i
Chancillerìa, ni el nuestro Escribano Mayor de Rentas, que està en la nuestra Corte, ni sus Oficiales
de estos Contadores, no arrienden por sì, ni por interposita persona, directè, ni indirectè, por mayor,
ni por menor, en la nuestra Corte, ni fuera de ella, las nuestras Alcavalas, ni otras nuestras Rentas:
otrosi, que los Alcaldes, i Alguaciles, Merinos, i Regidores, Jurados, i Escrivanos de Concejos, ni
Escribanos de Rentas, ni los Letrados, ni Mayordomos de Concejos, ni alguno de ellos, ni otro por
ellos, no arriende por menor las Alcavals, ni otras nuestras Rentas en las Ciudades, ni Villas, ni
Lugares, donde tienen los dichos sus oficios,...".
30"Mandamos que no sean Arrendadores de las nuestras Rentas Privados, ni Oficiales de la nuestra
Casa, en público, ni ascondido; porque por temor, ò vergüenza no dexen de pujar los que las quisieren
arrendar."
97 Derecho y Sociedad
Humberto Gosálbez Pequeño
Derecho y Sociedad 98
Los contratistas de la Administración Pública española en la legislación administrativa
del siglo XIX
poderosas" para ser arrendatarios de las rentas reales, en la línea de las leyes II y
IV de la Nueva, anteriormente vistas.
3) El siglo XIX
Siglos después, el Reglamento para la administración y exacción del
impuesto de consumos de 1898 prohibió, en su artículo 229, a determinados tipos
de ciudadanos optar al arriendo de dicho tributo: "No serán admitidos como
licitadores ni como fiadores de éstos:11. Los individuos del Ayuntamiento que
estén ó deban estar en ejercicio durante el periodo del arriendo, ni los empleados
de la misma Corporación.21. Los jueces y fiscales municipales, ni los suplentes
de unos y otros.31. Los deudores á la Hacienda ó al Municipio.41. Los
condenados por sentencia firme á pena que lleve consigo interdicción civil.51.
Los menores de edad. 61. Los declarados en quiebra que no estén
rehabilitados.71. Los extranjeros que no renuncien para este caso los derechos de
su pabellón"34.
_________
34La similitud de estos casos con las prohibiciones que a lo largo del siglo XIX aparecieron en los
Pliegos de Condiciones Generales para los contratistas de obras públicas es evidente, como
comprobaremos al analizar la capacidad para contratar con la Administración.
99 Derecho y Sociedad
Humberto Gosálbez Pequeño
_________
36La condición de empleados de la Administración Pública, en especial de determinados funcionarios
como estamos observando, era incompatible con el status jurídico de los contratitas, y por
consiguiente, no se les permitió ni tomar parte en los procesos de licitación ni colaborar en la ejecución
de contrato administrativo de obra alguno, debido, fundamentalmente, a la prevención de posibles
"tráficos de influencias" y "enriquecimientos injustos" que se podrían producir en ausencia de esta
prohibición normativa. La importancia de esta causa de incapacidad contractual es evidente, hasta el
punto de que ha subsistido hasta nuestros días (con ciertas modificaciones), como veremos en su
momento, si bien no todas las disposiciones sobre la materia la contemplaron.
_________
37 El art. 62 de la LGOP prescribió: "Cuando se presente más de una petición para una misma obra,
será preferida la que mayores ventajas ofrezca á los intereses públicos...". El ámbito de aplicación de
este artículo, a nuestro entender, es doble. Por una parte, se refiere al procedimiento propiamente
dicho de selección de los contratistas, y por otra, a las características personales, económicas y
técnicas de los candidatos que fuesen más beneficiosas para el interés general, y por tanto, a las
circunstancias que impedían, no solo la obtención de la correspondiente concesión, sino, además, la
participación del aspirante incurso en esas circunstancias en el proceso de licitación contractual.
_________
38"No podrán ser contratistas: 1.1 Los que con arreglo á las leyes civiles carezcan de capacidad para
contratar por sí, sin intervención de otra persona.2.1 Los que se hallen procesados criminalmente, si
hubiese recaído contra ellos auto de prision.3.1 Los que estuvieren fallidos ó en suspensión de pagos
ó con sus bienes intervenidos.4.1 Los que estuvieren apremiados como deudores al Estado ó á
cualquier provincia ó Municipio en concepto de segundos contribuyentes.5.1 Los que hayan sido
inhabilitados administrativamente para tomar á su cargo servicios ú obras públicas por falta de
cumplimiento á contratos anteriores.6.1 En los contratos que celebren los Ayuntamientos, los
Concejales, ni el Secretario, Contador y empleados dependientes del Ayuntamiento contratante, ni los
Diputados provinciales, Secretario, Contador y Depositario de la provincia respectiva, y en los
contratos que celebren las Diputaciones, los Diputados provinciales, ni el Secretario, Contador,
Depositario y empleados dependientes de la Diputación contratante."
_________
39Merece resaltarse una norma sectorial relevante: el Real Decreto de 14 de enero de 1892, que aprobó
la Instrucción para la contratación de los servicios dependientes de la Dirección general de
Comunicaciones. En su artículo segundo señaló quienes estaban facultados para contratar con ese
organismo público en concreto, y quienes se hallaban incapacitados para ello, en términos parecidos
a los de las normas anteriormente citadas: "Pueden ser contratistas todos los españoles que se hallen
en el pleno goce de sus derechos civiles y las Sociedades ó Compañías legalmente constituidas ó
reconocidas en España. También pueden serlo los extranjeros que se hallen en posesión de sus
derechos civiles, con arreglo á las leyes de su respectiva nacionalidad; pero si se tratase de transporte
de correspondencia ó explotación de líneas telegráficas ó telefónicas, deberán presentar un súbdito
español que constituya la garantía, se haga solidario de las obligaciones del contrato y acredite reunir
las condiciones legales. No podrán ser contratistas:1.1 Los que se hallen procesados criminalmente,
si hubiese recaído contra ellos autos de prisión.2.1 Los que estuvieren fallidos ó en suspensión de
pagos ó con sus bienes intervenidos.3.1 Los que estuvieren apremiados como deudores á los fondos
públicos en concepto de persona directa ó subsidiariamente responsables, según definen las
disposiciones administrativas.4.1 Los que habiendo celebrado anteriormente contratos con la
Administración hubieren dado lugar á la rescisión de los mismos por el incumplimiento de las
obligaciones contraídas. Y 5.1 Los que intervengan por razón de su cargo en los expedientes de
subasta ó concurso ó en las operaciones preparatorias de los mismos."
Posteriormente, el Real Decreto de 7 de junio de 1898, por el que se aprobó el Reglamento para el
régimen y servicio del ramo de Correos, en sus artículos 176 y 177 recogió en similares términos lo
establecido en el anterior art. 2 de la Instrucción de 1892.
40La mencionada Instrucción de 1892 y el Reglamento de Correos de 1898 continuaron la misma línea
del Pliego de 1886, si bien con una particularidad: cuando el objeto del contrato administrativo fuese
el transporte de correspondencia o la explotación de líneas telegráficas o telefónicas (este segundo
supuesto no se mencionaba en el Reglamento de 1898) los extranjeros candidatos a contratistas
"deberán presentar un súbdito español que constituya la garantía, se haga solidario de las obligaciones
del contrato y acredite reunir las condiciones legales" (art. 2 de la Instrucción y 176 del Reglamento).
_________
41 Junto a estas causas y características propias de las empresas contratistas no nacionales, conviene
citar, una vez más, la escasez de recursos económicos que, tanto el Estado español como nuestros
contratistas, padecían en aquella época. Además, el urgente e inaplazable subdesarrollo nacional en la
mayoría de las infraestructuras de comunicaciones y de nuevos servicios públicos que estaban
implantándose ya en Europa, constituyó otro motivo destacado a la hora de incentivar la inversión en
España del capital extranjero.
42 Este precepto señaló: "Pueden también adquirir y poseer bienes inmuebles, ejercer las industrias y
tomar parte en todas las empresas que no estén reservadas por las leyes y disposiciones vigentes á los
súbditos españoles."
extranjeras, antes de esa fase histórica también existieron este tipo de contratistas
en nuestro país, si bien con carácter minoritario.
_________
46 Ese predominio del capital no nacional en la empresas de ferrocarriles decimonónicas lo expone
Miguel ARTOLA: "... las inversiones extranjeras fueron decisivas, en especial las francesas que
proporcionaron la mayor parte del capital de las sociedades de crédito, que a su vez financiaron a las
concesionarias de obras públicas y colocaron en la bolsa de París las obligaciones de los ferrocarriles
españoles... La procedencia exterior de la mayor parte del capital invertido en España durante el
reinado de Isabel II hubo de pesar necesariamente sobre su destino. Según hemos podido observar, su
aplicación permitió financiar la construcción de la red ferroviaria, creando con ello la condición
necesaria para la integración del mercado nacional y favoreció la puesta en explotación de los recursos
mineros. A cambio de ello, los capitalistas franceses pudieron realizar excelentes negocios con motivo
de la construcción, dejando luego que las compañías explotadoras hiciesen frente a las dificultades
financieras, consiguientes al subdesarrollo económico del país". Historia de España Alfaguara. Vol.
V. La burguesía revolucionaria (1808-1874), pp. 87 y 92. Asimismo, Justino DUQUE DOMÍNGUEZ:
"... la inversión en los ferrocarriles no sólo era española, sino, en buena medida, extranjera, sobre todo
francesa... El capital de las compañías de ferrocarriles estaba muy concentrado y, en su mayoría, los
accionistas eran extranjeros. En la fundación de estas compañías intervino decisivamente la asistencia
técnica por parte de los ingleses y, a partir de 1855, el capital francés. En 1869 -además de 14
compañías concesionarias que todavía no tenían capital autorizado- existían veintitrés compañías con
capital desembolsado. Este representaba el 61,63 por 100 del capital autorizado. En el caso de dos
compañías -"M.Z.A." y "S.J.C."- el capital era totalmente extranjero. En la compañía del Norte, la
parte de los españoles era muy escasa -22.000 acciones sobre 200.000-, y en la cuarta -la "Z.P.B.",
procedente de la antigua "Zaragoza a Barcelona"- dominaba el capital catalán.". "La modernización
del Derecho Concursal en el siglo XIX: el significado histórico de la ley de 12 de noviembre de 1869
sobre la quiebra de las compañías de ferrocarriles", pp. 119, 127 y 128.
_________
47 En la misma línea se sitúa José BERMEJO VERA, al afirmar que "la inmunidad se entiende en relación
con las represalias, confiscaciones o embargos por causa de guerra, lo que en apariencia resulta lógico
si se piensa en las necesidades económicas de una red ferroviaria nacional y la escasa industrialización
española en el siglo XIX". Régimen jurídico del ferrocarril en España (1844-1974), p. 72.
48 Así, la Base 21 y el art. 122 de las citadas normas señalaron: "Los capitales extranjeros que se
empleen en las obras públicas y en la adquisición de terrenos necesarios para ellas estarán exentos de
represalias, confiscaciones y embargos por causa de guerra."
49 Régimen jurídico…, op. cit., p. 72.
solo a los de servicio general y a los de servicio particular "para uso público", por
lo que los extranjeros podían en un futuro construir y gestionar líneas de esa clase
libremente, en las mismas condiciones que cualquier ciudadano español52. En
segundo lugar, la vigencia de este mandato fue efímera, ya que tan solo cinco
meses después se dicta el Real Decreto de 24 de mayo de 1901 que derogó tanto
el artículo 1 del Pliego de 7 de diciembre de 1900 como el Real Decreto de 21 del
mismo mes y año; el proteccionismo nacionalista fracasó debido, entre otros
motivos, a la carencia de recursos nacionales, públicos y privados, para gestionar
los caminos de hierro españoles, sin la ayuda del exterior; la Exposición de
Motivos del nuevo Decreto lo justifica tanto por la específica coyuntura
económica reinante en nuestro país como por la vulneración de la legislación
vigente y de los mismísimos principios constitucionales de entonces53.
iii. Las compañías mercantiles
Los concesionarios de ferrocarriles presentaban unas características
propias y peculiares que los distinguían, en algunos aspectos, de los restantes
contratistas y concesionarios de obras públicas, y que venían impuestas por la
verdadera capacidad ideal para ejecutar y gestionar un ferrocarril. La especial
naturaleza de las actividades que tenían que realizar estos concesionarios (la
realización de las obras e infraestructuras ferroviarias necesarias, la adquisición
de los medios materiales, técnicos y humanos requeridos tanto para iniciar el
servicio de transporte como para llevar a cabo el subsiguiente mantenimiento, su
_________
52 Aunque es cierto que la trascendencia económica, social y política de las vías de servicio particular
no consideradas de "uso o servicio público" era mínima.
53 La acuciante situación de subdesarrollo económico que padecía España en aquellos años se presenta
claramente como el motivo fundamental de la nueva admisión de los extranjeros en los procedimientos
de selección de concesionarios de obras y servicios públicos, entre ellos los ferroviarios, pese a la
propia declaración gubernamental de nacionalizar en un futuro este importante sector de la actividad
pública y privada. El preámbulo del Real Decreto de 1901 así lo confirma: "Universal es la aspiración
de que se nacionalicen las Obras públicas y los capitales en ellas empleados; mas no debe ser tan fácil
su realización cuando, hasta el presente apenas lo ha logrado algunas de las naciones más prósperas y
poderosas. A impedirlo en todas partes, contribuyen el estado legal y el incontrastable imperio de las
leyes económicas; y lo dificultan, aún más en España, su creciente necesidad de toda clase de
progresos y la todavía escasa afición de sus capitalistas para realizar aquéllas. Y cuando para recuperar
el tiempo perdido en la lucha mantenida contra nuestras históricas desgracias é impulsar con rapidez
las obras públicas será forzoso acudir á todas partes, no puede ser momento oportuno para cerrar
caminos por los que la Nación, sin mengua de su dignidad y de su independencia, ha alcanzado, y
debe seguir recibiendo, el poderoso auxilio que ayudó a crear elementos importantes de su actual
riqueza". Sin perjuicio de que lo analicemos más detenidamente al tratar del régimen jurídico actual
de los contratistas extranjeros, es interesante mencionar que, incluso años después de la aprobación
de esta norma anti proteccionista, destacados juristas se pronunciaron en contra de la misma. Por
ejemplo, ALCUBILLA: "Graves, gravísimas no parecen las disposiciones de este Real Decreto...".
Diccionario de…, op. cit., p. 302, nota 2. Más moderado fue GÓMEZ GONZÁLEZ al señalar "los
propósitos muy plausibles de nacionalizar las Empresas ferroviarias". Voz "Ferrocarriles", op. cit.,
tomo 16, p. 7.
_________
54 En este sentido, GÓMEZ GONZÁLEZ manifiesta: "Los grandes capitales que se necesitan para la
explotación de las líneas férreas y la naturaleza de los servicios que prestan, obligó á que se dictaran
desde un principio para los ferrocarriles disposiciones especiales..., la primera cuestión que se presenta
es la de la adquisición necesaria para llevar á cabo la empresa; la importancia del mismo, motiva que
difícilmente sea una sola persona la que la acometa, cosa que es más propia de una Compañía,
adoptándose casi siempre la forma de Sociedad anónima, por ser la que por sus condiciones especiales
resulta más apropiada á la índole de las actividades á que el capital ha de dedicarse..." Voz
"Ferrocarriles", op. cit., tomo 16, p. 24. . Asimismo, DUQUE DOMÍNGUEZ: "...la gran empresa
moderna, con sus enormes dimensiones, con la gran cantidad de capital aportado para establecer sus
instalaciones, con la procedencia multinacional del capital invertido, con la constante invocación al
crédito para financiar la instalación y el funcionamiento de la empresa, con la descentralización del
establecimiento principal en múltiples sucursales o establecimientos de mismo rango y función que el
principal, con la pluralidad de personal necesario para su funcionamiento y, sobre todo, con el interés
público, del propio Estado en su conservación y mantenimiento eficiente, que trasciende el interés de
los múltiples intereses privados que pueden converger sobre la empresa que pueden converger sobre
la empresa" "La modernización…", op. cit., p. 146 . Por su parte, ARTOLA considera que la aparición
de este medio de locomoción supuso la expansión de cierta clase de empresas mercantiles: “"La
construcción del ferrocarril dio origen a un tipo especial de compañía mercantil, la sociedad de
servicios públicos, de las que las concesionarias de ferrocarriles constituyen el ejemplo más
significativo... En principio eran sociedades como las demás, habitualmente anónimas, aunque la
legislación introdujo un serie de especificaciones, que acabarán dando origen a una fórmula
especial...". Historia de…, op. cit., p. 309 y ss..
55 La Sección 90 del Título I del Libro II del Código, en sus artículos 184 a 192, contiene reglas
especiales aplicables a las "Compañías de ferrocarriles y demás obras públicas". El art. 184 las define
claramente: "Corresponderán principalmente a la índole de estas Compañías las operaciones
siguientes: 1.0 La construcción de vías férreas y demás obras públicas, de cualquiera clase que fueren.
2.0 La explotación de las mismas, bien a perpetuidad o bien durante el plazo señalado en la
concesión". La trascendencia histórica de estos contratistas se confirma una vez más, incluso el mismo
texto legal dedica otra sección entera para regular la suspensión de pagos y la quiebra de estas
sociedades (Sección 80 del Título I del Libro IV).
recursos -en especial financieros- por parte de las mismas, al margen, claro está,
de las subvenciones y beneficios que asimismo les concedía el Gobierno.
Además, la importancia de que los titulares de la concesión fuesen
empresas con forma societaria se constata al permitir la Ley General de
Ferrocarriles de 3 de junio de 1855 que compañías por acciones constituidas con
carácter provisional, no sólo solicitasen la correspondiente autorización
legislativa de la concesión que les interesaba, sino que también participasen en el
posterior procedimiento administrativo de licitación contractual para otorgar,
mediante subasta, esa concesión ferroviaria al mejor postor56. Es decir, se
consagró un verdadero régimen privilegiado en favor de aquellas incipientes y
aún no definitivas sociedades anónimas, al estar legalmente facultadas para
competir en "igualdad de condiciones" con otras empresas -sociedades por
acciones incluso- que sí habían cumplido los requisitos normales exigidos por la
normativa vigente entonces sobre esta clase de compañías.
Sin embargo, ante el temor de que se produjesen corruptelas, como ocurrió
en épocas pasadas recientes, la propia Ley de 1855, en su artículo 46, exigió unas
determinadas condiciones que debían observar estas "compañías provisionales" 57
para poder optar a la adjudicación de una concesión de líneas férreas: "Podrá el
Gobierno autorizar provisionalmente la constitución de Compañías por acciones
que tengan por objeto la construcción y explotación de los ferrocarriles, con
arreglo á esta ley y á la de 28 de Enero de 1848, en cuanto no se derogue ó
modifique por las disposiciones siguientes: 1.0 El capital social será cuando
menos igual al importe total de las obras de construcción y del material de
explotación de la línea que se proponga adquirir la Compañía. 2.0 Suscriptas que
sean las dos terceras partes del capital social, podrá autorizarse la constitución
provisional de la Compañía. 3.0 Esta autorización provisional faculta únicamente
á la Compañía a nombrar a sus administradores, pedir la concesión de la línea que
se proponga construir y explotar, presentar sus proposiciones en la subasta, si se
hiciese la concesión con este requisito, y exigir de los accionistas hasta el 10 por
100 de sus acciones con destino exclusivo á cubrir los gastos de establecimiento,
los del estudio del proyecto y el depósito que se exija como garantía de la
_________
56 Tanto Gabriel TORTELLA CASARES (Los orígenes del capitalismo en España, p. 168) como Miguel
ARTOLA (Historia de…, op. cit., p. 240) mencionan a estos singulares candidatos a contratistas
públicos.
57 El art. 47 establecía: "Se considerará constituida definitivamente la Compañía luego que se publiqu e
la ley relativa á su constitución". Por otro lado, la Ley de 11 de julio de 1856 dispuso que, una vez
obtenida la concesión de esa clase de obras, podría el Gobierno autorizar la constitución de la
Compañía que hubiera de llevarlas a cabo. En aquellos años aún imperaba el régimen de la obligatoria
y previa aprobación administrativa para poder crear una sociedad mercantil por acciones, salvo los
supuestos de constitución provisional de compañías aspirantes a la concesión de una línea férrea,
como estamos viendo.
_________
58 El art. 48 decía: "Si suscriptas las dos terceras partes del capital social, y realizadas é invertidas en
las obras de la línea, no pudiese la Compañía hacer efectiva la otra tercera parte del capital por medio
de la emisión y negociación de las acciones no suscriptas, podrá obtener autorización del Gobierno
para adquirir dicha tercera parte del capital por medio de empréstitos contraídos con la hipoteca de
los rendimientos del ferrocarril á cuya construcción ó explotación se destine. En este caso la
autorización podrá comprender además la facultad de emitir cédulas u obligaciones hipotecarias de
interés fijo y amortizables dentro del periodo de la concesión, en los años en que aquella se determine."
Y el art. 49 prescribió: "También podrá obtener la Compañía autorización del Gobierno para aumentar
el capital social, si la inversión de éste no hubiese bastado para poner toda la línea en estado de
explotación, y si el aumento solicitado no afectase de modo alguno los fondos públicos. Si los afectase,
la autorización será objeto de una ley."
59 En idéntico sentido, ARTOLA, quien resalta la inexistente organización financiera de estas
compañías para gestionar las obligaciones emitidas por ellas mismas para financiarse, por lo que fue
necesario la creación de sociedades específicas cuya actividad principal fuese colaborar en la
obtención de medios económicos para las empresas de ferrocarriles, Así, "la ley de 28 de enero de
1856 autorizó la constitución de Sociedades de Crédito que, entre otras funciones, estaban autorizadas
para negociar la colocación de "acciones y obligaciones de toda clase de empresas industriales o de
crédito". En este año se crearon tres importantes sociedades, que tendrán una influencia decisiva en la
formación de las grandes compañías ferroviarias". Vid. Historia de…, op. cit., pp. 240-242.
60 "Las empresas concesionarias de obras públicas podrán emitir obligaciones hasta el importe de la
suma total del capital realizado, en vez del límite del 50 por 100 determinado por la ley de 11 de Julio
de 1856. La suscripción necesaria para autorizar la constitución de las expresadas empresas queda
fijada en el 50 por 100 del capital social, en vez de los dos tercios que exigen la ley de 3 de Junio de
1855 y la citada en el párrafo anterior."
_________
65 GÓMEZ GONZÁLEZ expone algunas causas de esas restricciones: "... las disposiciones tienden
también a fijar la responsabilidad de las referidas Compañías y á sujetarlas á ciertas limitaciones, para
que, bajo un supuesto de utilidad, no puedan servir los privilegios que con dicho motivo se les otorgan,
de base para una explotación de la ignorancia de los que concurren a prestar sus capitales á la Empresa,
lo que desgraciadamente, se ha repetido en distintas ocasiones, causando los fracasos y falta de
garantía de las Compañías la ruina y desolación de un sin número de pequeños capitalistas, que han
visto evaporarse sus ahorros, con grandes fatigas conseguidas, en beneficio de unos cuantos que sin
aprensión alguna, han sabido enriquecerse con los despojos ajenos, substrayéndose á toda clase de
responsabilidades". “Voz Ferrocarriles”, op. cit., tomo 16, p. 24.
66 Hasta tal extremo que TORTELLA CASARES afirma: "... todas las compañías ferroviarias eran
sociedades anónimas...". Los orígenes…, op. cit., p. 178. Asimismo, la propia legislación ratifica, en
nuestra opinión, esta hipótesis, pues ni la Ley General de 1855 ni la de 1877 contienen precepto alguno
sobre la extinción o transmisión de la concesión por fallecimiento del concesionario. En cambio, sí
regularon las transferencias inter vivos de las concesiones ferroviarias.
Igor Villalón
Sumario
_________
1 Rengel Romberg, Arístides. Tratado de Derecho Procesal Civil.Capítulo II. Tomo I. Editorial Libris,
Caracas, 2003, p. 103.
2 Calvo Baca, Emilio. Código de Procedimiento Civil. Código comentado. Ediciones Libra, Caracas,
2011, p. 85.
3 Mille Mille, Gerardo. Validez y Nulidad de los Procedimientos y Actos Administrativos del Trabajo.
Volumen XIX, Editorial Paredes Libros Jurídicos, Caracas, 2005, p. 348-350.
4 Sentencia Nº 01405 de fecha 7 de diciembre de 2016 dictada por la Sala Político-Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia.
En este punto, sin ánimo de ser repetitivo, es preciso destacar que el autor
del artículo “Autotutela Vs. Intervención Judicial”, “reconoce” que con la
reforma de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras,
publicada en el año 2012, se establecieron un conjunto de normas y regulaciones,
que fortalecieron las competencias de la Inspectoría del Trabajo “como
institución”.
Igualmente, hace referencia a la creación de la figura del Inspector de
Ejecución, así como la tipificación del arresto como medida represora para aquel
patrono que desacatara el mandamiento de una Providencia.
En tal sentido, es indispensable reiterar el contenido de los artículos 512,
537 y 538, los cuales son del tenor siguiente:
“Inspector o Inspectora de Ejecución
Artículo 512. Cada Inspectoría del Trabajo tendrá
Inspectores o Inspectoras de Ejecución con la suficiente
jerarquía, facultad y competencia para ejecutar y hacer
cumplir todos los actos administrativos de efectos
particulares, que hayan quedado firmes y que requieran
medios y procedimientos para hacer cumplir el contenido de
los mismos, que garanticen la aplicación de las normas de
orden público del trabajo como hecho social y protejan el
proceso social de trabajo.
Uno de los elementos claves utilizados por el autor del artículo “Autotutela
Vs. Intervención Judicial”, es el contenido de la sentencia Nº 2308 de fecha 14 de
VII. La jurisprudencia
Sumario
I. Introducción
II. El concepto de parte procesal y la valoración judicial de la conducta de
la parte.
A. El abogado en el proceso
B. La capacidad de postulación ¿Conducta de la parte o conducta de su
abogado?
C. La lealtad del abogado con su defendido.
II. La dialecticidad del proceso y las partes
A. El proceso como competencia o juego razonado
B. El proceso como método de debate dialéctico frente a las corrientes de
publicización
C. Una distinción necesaria: Deberes, obligaciones y cargas procesales
i. Importancia de la distinción entre carga, obligación y deberes procesales
frente a las normas que permiten la valoración judicial de la conducta de
las partes. Un ejemplo paradigmático: La exhibición documental
ii. Función de la carga procesal.
III. Valoración judicial de la conducta de las partes
_________
El presente escrito, que retoma y reelabora el texto de la ponencia presentada en el III Congreso de
Derecho Procesal: “Constitución y reforma del Código de Procedimiento Civil” en Homenaje al Dr.
Román José Duque Corredor, Valle de la Pascua, 30 y 31 de octubre de 2015, organizado por el Centro
de Estudios Jurídicos Procesales del Estado Guárico, fue publicado inicialmente en la Revista
Latinoamericana de Derecho Procesal, n° 7, septiembre 2016, IJ-CXLIV-236, www.ijeditores.com.ar,
dirigida por el Dr. Gustavo Calvinho. Agradezco al Director y a la Revista haber consentido que se
reproduzca en esta publicación.
I. Introducción
_________
1 Nos referimos a los artículos 48 y 122 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo de Venezuela. Al
respecto véase HENRÍQUEZ LA ROCHE, Ricardo: El nuevo proceso laboral venezolano, CEJUZ,
Caracas, 2006, pp. 195-204 y 392-394.
2 En este sentido, sobre la base de una norma expresa, a saber, el artículo 170 del Código de
Procedimiento Civil, en coordinación con otras normas expresas, v. gr. el artículo 17 del Código de
Procedimiento Civil y los artículos 26 (tutela judicial efectiva), 49 (debido proceso) y 257 (el proceso
como instrumento fundamental para la realización de la justicia) de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela se infiere una norma inexpresa, a saber, que el juez civil debe/puede extraer
elementos de convicción de la conducta procesal de las partes contraria al principio de moralidad o
buena fe procesal.
(inexpresas3). Todo esto, a nuestro parecer, bajo una falta de rigor y racionalidad 4
en cuanto al contexto donde se utiliza este tipo de tesis: el proceso.
Para desarrollar las ideas que nos convocan creemos necesario señalar qué
entendemos por proceso, pues de ello dependerá la línea argumentativa de este
trabajo. Y en este sentido, entendemos que el proceso es método, específicamente
un «medio pacífico de debate dialéctico entre dos antagonistas en perfecto pie de
igualdad (para descartar el uso de la fuerza) ante un tercero (que, como tal, es
impartial, imparcial e independiente) que heterocompondrá el litigio si es que no
se disuelve por alguna de las vías posibles de autocomposición» 5.
La idea dialéctica del proceso como medio o método de debate, permite
una claridad previa para iniciar una discusión sobre temas controversiales. La
prueba es uno de esos temas, más aun cuando se la relaciona con la conducta de
_________
3 Las normas inexpresas son «recabadas de las normas formuladas (o de una combinación de normas
formuladas, o de una combinación de fragmentos de normas formuladas) mediante procedimientos
argumentativos de diversa naturaleza, bien lógicos (p. ej. deductivos), o pseudo lógicos (por ejemplo,
por vía de analogía)» Cfr. GUASTINI, Riccardo: La sintassi del diritto, Giappichelli, Torino, 2011, pp.
56, 427-434.
4 El racionalismo, vocablo no entendido en modo unívoco, Vid. FERRATER MORA, José: Diccionario
de Filosofía, 4ª ed., Sudamericana, Buenos Aires, 1958, p. 1129, es utilizado en este trabajo
fundamentalmente como «teoría según la cual la razón equiparada con el pensar o la facultad pensante
es superior a la emoción y a la voluntad» Vid. Íd., p. 1127., en el entendido que en el proceso la
facultad pensante (mejor dicho, decisoria) del juez está condicionada por características propias del
método, que hacen necesario que la emoción y/o voluntad del juzgador queden fuera de los elementos
que pueda legítimamente considerar para decidir; además incluimos referencia a la racionalidad como
coherencia del sistema normativo (en funcionamiento). Y precisamente, las normas que cuestionamos
en este trabajo favorecen el imperio de la emoción y voluntad (además de otros elementos no jurídicos)
del juez en la toma de sus decisiones y la incoherencia con algunas normas del ordenamiento jurídico
(p. ej. la no discriminación entre abogado y parte). Tampoco estudiamos el racionalismo que se estudia
como característica del razonamiento o la argumentación judicial (al razonar o dar razones), es decir,
como proceso intelectual, pues escapa de nuestro objeto de investigación, sobre lo cual puede verse
TARUFFO, Michele: La motivación de la sentencia civil, Trad. L. CÓRDOVA VIANELLO, Trotta,
Madrid, 2011, pp. 201 ss., no obstante que «en el mundo del Derecho también hay razonamientos que
necesitan de ciertas reglas para lograr sus fines y esto es racional» Cfr. TOSTA, María Luisa: Lo
racional y lo irracional en el derecho, UCV, Caracas, 2009, p. 210., ni tampoco nos referimos a la
racionalidad probatoria o principio de racionalidad de la prueba, Vid. COUTURE, Eduardo J:
“Trayectoria y destino del derecho procesal civil hispanoamericano”, en Estudios de Derecho Procesal
Civil, Depalma, Buenos Aires, 1979, t. I, pp. 318 ss., al respecto véase también RIVERA MORALES,
Rodrigo: Actividad probatoria y valoración racional de la prueba, Librería J. Rincón G, Barquisimeto-
Venezuela, 2010, passim., pues como se expondrá en el texto principal, se cuestiona el poder del juez
per se (o las normas que atribuyen este poder), más allá (o mejor, antes) de la valoración probatoria.
Entendemos que el poder general que se cuestiona privilegia, no la resolución de la controversia en
atención las reglas del proceso, sino en atención a valoraciones subjetivas del juez (donde se inscriben
prejuicios, ideologías, sentimientos y emociones). Lo que resulta contrario e incoherente a la idea de
proceso como método de debate dialéctico e instrumento de justicia.
5 Cfr. ALVARADO VELLOSO, Adolfo: Introducción al Estudio del Derecho Procesal, Reimp., 1ª parte,
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2008, p. 259.
las partes dentro de este método (el proceso). Sin desconocer que el proceso
genera una relación jurídica (von Bülow), así como también situaciones jurídicas
(Goldschmidt), decir que el proceso es un método de debate dialéctico, en el
sentido antes enunciado, permite una claridad previa para su estudio.
Como método se manifiesta con rigor y para que siga siendo lo que está
llamado a ser debe observar principios. Para que el proceso pueda ser identificado
como una categoría jurídica única e irrepetible de cualquier otra forma que exista
de solucionar conflictos, se hace menester «formular principios necesarios para
lograrlo [lo que] implica tanto como trazar líneas directivas fundamentales que
deben ser imprescindiblemente respetadas para lograr el mínimo de coherencia
que supone todo sistema»6.
La buena fe procesal, entendida como principio (principio de moralidad
procesal), es a menudo justificada desde un concepto más amplio de buena fe,
fundamentalmente desde aquel concepto del derecho privado e incluso, como una
máxima que debe gobernar todo tipo de relación jurídica; por ejemplo señala
Chiovenda que «lo mismo que cualquier relación jurídica o social, la relación
procesal debe ser regida por la buena fe»7.
La buena fe procesal es relacionada con el valor probatorio o de
convicción de la conducta procesal de las partes, cuando este es el resultado de la
violación al principio de moralidad (al deber de buena fe procesal, probidad,
lealtad, deber de decir la verdad o deber de veracidad, de colaboración, etc.)
infiriéndose, total o parcialmente de la conducta de una de las partes, alguna
consecuencia determinante de la prueba y/o del resultado del proceso.
_________
6 Cfr. Íd. Sobre cuáles son los principios que rigen al proceso, la doctrina procesal no es conteste y es
evidente que la toma de posición ideológica determina qué principios se incluyen como rectores del
proceso, al respecto Vid. COUTURE, Eduardo J: ob. ult. cit., pp. 292 ss., asimismo véase CUENCA,
Humberto: Derecho procesal civil. La competencia y otros temas, 9ª ed., Universidad Central de
Venezuela, Ediciones de la Biblioteca, Caracas, 2005, t. I, pp. 52-53, por ejemplo, en Venezuela la
doctrina autoral considera como principios procesales a la oralidad y a la escritura, la inmediación o
mediación, la concentración o el fraccionamiento, y como paradigma de principios procesal al
denominado principio dispositivo y al principio inquisitorio. Vid. RENGEL-ROMBERG, Arístides:
Tratado de Derecho Procesal Civil Venezolano según el nuevo código de 1987, Ex Libris, Caracas,
1991, t. I, pp. 33 ss. Para ALVARADO VELLOSO tales líneas directivas (principios) son únicamente:
principio de igualad de las partes, principio de imparcialidad del juzgador, principio de transitoriedad
del proceso, principio de eficacia de la serie procedimental y principio de moralidad procesal. V.
ALVARADO: ob. ult. cit., pp. 260–262. Sobre los diversos conceptos de principios jurídicos véase
BOBBIO, Norberto: “Principi generali di diritto”, en Saggi sulla scienza giuridica, Giappichelli, Torino,
2011, p. 98., así como GUASTINI: ob. cit., pp. 75 ss., siendo nuestro interés resaltar en esta sede que
la doctrina procesal es conteste en identificar a la moralidad o buena fe procesal, como un principio
del derecho procesal.
7 Cfr. CHIOVENDA, Giuseppe, Principios de derecho procesal civil, 3ª ed., Trad. J. CASAIS y SANTALÓ,
Reus, Madrid, 1977, II, p. 211., sin embargo, la lectura completa de la opinión del autor es crítica,
líneas después que afirma lo citado en el texto principal.
_________
8 Es el caso del artículo 162. 5 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación Argentina, del
artículo 241 del Código General del Proceso de Colombia, del artículo 56 del Código Procesal Civil
de Paraguay, del artículo 282 del Código Procesal Civil de Perú, del artículo 142. 2 de Código General
del Proceso de Uruguay y los artículos 48 y 122 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo en Venezuela.
El Código Procesal Civil Modelo para Iberoamérica establece en su artículo 177.3., que la falta de
colaboración de una parte en la práctica de una prueba permite al juez confirmar la exactitud de la
afirmación de la parte contraria. Probablemente el antecedente de normas de este género se encuentre
en el parágrafo 2°, del artículo 116 Codice di procedura civile italiano de 1942, que debe ser entendido
como un supuesto especial que regula la posibilidad del juez de inferir argumentos de prueba del
comportamiento de las partes en el proceso, entendido como un verdadero neologismo jurídico, cf.
TARUFFO, Michele: La prova nel processo civile, Giuffrè, 2012, pp. 1116 ss. En sentido similar la Ley
de Enjuiciamiento Civil española de 2000 en su artículo 307 regula el efecto procesal del silencio del
litigante.
9 Incluso se han construido interpretaciones particularistas sobre la significación de ciertos actos
procesales y sus efectos (nos referimos al planteamiento de la excepción procesal de arbitraje en
Venezuela, que según sentencia dictada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
de Venezuela n° 1067/2010, caso: Astivenca Astilleros de Venezuela, C.A c/ Oceanlink Offshore III
AS, publicada en Gaceta Oficial n° 39.561 de 26 de noviembre de 2010, debe hacerse a través de la
excepción de falta de jurisdicción, siendo necesario, además, que el juez haga «un examen respecto
de si las conductas procesales de las partes en disputa expresan una indiscutible orientación de
someterse a arbitraje»). Al respecto véase nuestro trabajo “Reflexiones sobre las tendencias
jurisprudenciales sobre conflicto de jurisdicción cuando existe acuerdo de sometimiento arbitral” en
Revista Venezolana de Legislación y Jurisprudencia, N° 3, 2014, pp. 315 ss.
10 En Venezuela encontramos antecedentes normativos que imponen deberes de lealtad y probidad en
procedimientos administrativos, como la derogada Ley de Costos y Precios Justos de 2011, que
establece en el artículo 49.5: «Los procedimiento contemplados en el presente Capítulo se rigen, entre
otros, por los siguientes principios: ... Omissis... 5. Lealtad y probidad procesal: Los interesados,
interesadas, sus apoderados, apoderadas, abogados y abogadas deben actuar en el procedimiento con
lealtad y probidad. En este sentido, se podrán extraer conclusiones en relación al interesado o
interesada atendiendo a la conducta que éste asuma en el procedimiento, especialmente cuando se
manifiesta notoriamente en la falta de cooperación para lograr la finalidad de los medios probatorios
_________
o con otras conductas de obstrucción. Dichas conclusiones deben estar debidamente
fundamentadas».
11 Es el caso, p .ej., del artículo 505 del Código de rito civil, que establece: «Si para la realización de
inspecciones, reproducciones, reconstrucciones y experiencias fuere menester la colaboración
material de una de las partes, y ésta se negare a suministrarla, el Juez le intimará a que la preste. Si a
pesar de ello continuare su resistencia, el Juez dispondrá que se deje sin efecto la diligencia, pudiendo
interpretar la negativa a colaborar en la prueba, como una confirmación de la exactitud de las
afirmaciones de la parte contraria al respecto. Si la prueba debiere realizarse sobre la persona humana,
y hubiere negativa injustificada de ésta a colaborar en la prueba, el Juez dispondrá que se deje sin
efecto la diligencia, pudiendo sacar de la negativa a colaborar en la prueba las presunciones que su
prudente arbitrio le aconseje».
andar cualquier actividad propia para confirmar sus respectivas afirmaciones, sin
menoscabo del deber-poder de dirección formal que tiene el juez.
Partiendo de la premisa según la cual la actividad probatoria es actividad
de parte, actividad cuyo impulso es imperativo del propio interés, considerar que
los jueces pueden, con fundamento en norma expresa o inexpresa de carácter
general, extraer elementos de convicción o conclusiones de la conducta de las
partes por violación del principio de moralidad o buena fe procesal resulta, a
nuestra manera de ver, incoherente con la anterior premisa; pues justificar la
necesidad de mantener la regla moral del debate no puede significar
necesariamente inferir, con base en norma general (expresa o inexpresa),
elementos de convicción para resolver el fondo del asunto.
En este orden, la noción de carga procesal y particularmente de carga (o
incumbencia) probatoria, constituye un tema fundamental para la correcta
elaboración de un sistema procesal, su desarrollo y eficiente puesta en marcha en
la parcela para la cual ha sido ideada, a saber, resolver conflictos.
Para llevar a cabo nuestra tarea desarrollamos en primer lugar el tema
correspondiente a las partes procesales con intención de conocer el ámbito de
aplicación subjetivo del poder del juez que se cuestiona, para además resaltar lo
que se denominará irracionalidad pragmática o irrazonabilidad de dicho poder en
relación con la garantía de asistencia letrada y el deber de defensa del abogado.
Sobre la base de la idea clara de parte procesal y abogados en el proceso,
procuraremos una aproximación a una idea de proceso y esto nos llevará al
estudio de los imperativos procesales de las partes y su importancia fundamental
para toda estructura procesal.
Para luego desarrollar en específico cómo ha sido tratada en doctrina la
valoración procesal de la conducta de las partes y sus manifestaciones.
Finalmente, nuestras conclusiones orientadas por una valoración dispositiva del
proceso, como método de debate, que no mecanismo de represión o sanción.
_________
13 Cfr. ALSINA, Hugo: Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial, Compañía
Argentina de Editores, Buenos Aires, 1982, t. I, p. 277. También ALVARADO VELLOSO, Adolfo:
Introducción al Estudio del Derecho Procesal, Reimp., 2ª parte, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2005,
pp. 86-87.
14 Vid. ALSINA: ob. ult. cit., p. 277.
15 V. BORJAS, Arminio: Comentarios al Código de Procedimiento Civil Venezolano, 5ª ed., Librería
Piñango, Caracas, 1979, t. I, p. 105, CUENCA, Derecho procesal civil. La competencia y otros temas,
cit. pp. 318-321, RENGEL-ROMBERG, Arístides: Tratado de Derecho Procesal Civil Venezolano según
el nuevo código de 1987, Ex Libris, Caracas, 1991, t. II, p. 9. ORTIZ-ORTIZ, Rafael: Teoría General
del Proceso, 2ª ed., Frónesis, Caracas, 2004, p. 491, ALVARADO: ob. cit., p. 87, COUTURE, Eduardo:
Vocabulario Jurídico, Depalma, Buenos Aires, 1997, p. 443, VÉSCOVI, Enrique: Teoría general del
proceso, Temis, Bogotá, 1984, p. 186, ALSINA: ob. ult. cit., p. 278, DEVIS ECHANDIA, Hernando:
Compendio de Derecho Procesal, 10ª ed., ABC, Bogotá, 1985, t. I, p. 225, MORALES MOLINA,
Hernando: Curso de Derecho Procesal Civil, Parte General, 11ª ed., ABC, Bogotá, 1991, p. 225,
REDENTI, Enrico: Derecho Procesal Civil, Trad. S. SENTÍS MELENDO y M. AYERRA REDÍN, EJEA,
Buenos Aires, 1957, t. I, p. 151, CHIOVENDA, ob. cit., pp. 6-7. V. También CHIOVENDA, Giuseppe:
Instituciones de Derecho Procesal Civil, Trad. E. GÓMEZ ORBANEJA y R. GRECO, Valletta, Buenos
Aires, 2005, t. II, p. 204. LIEBMAN, Enrico Tullio: Manual de derecho procesal civil, Trad. S. SENTÍS
MELENDO, EJEA, Buenos Aires, 1980, p. 66, MANDRIOLI, Crisanto: Corso di Diritto Processuale
Civile. Nozioni introduttive e disposizioni generali, 8° ed., Giappichelli, Torino, 2010, t.I, pp. 179-
180, MONTERO AROCA, Juan et al: Derecho jurisdiccional II. Proceso civil, 18° ed., Tirant lo Blanch,
Valencia, 2010, pp. 56 ss.
16 Cfr. CALAMANDREI, Piero: Instituciones de Derecho Procesal Civil, según el nuevo Código, 2ª ed.,
Trad. S. SENTÍS MELENDO, EJEA, Buenos Aires, 1973, vol. II, p. 297.
_________
17 Cfr. CARNELUTTI, Francesco: Cómo se hace un proceso, Trad. S. SENTÍS MELENDO y M. AYERRA
REDÍN, Temis, Bogotá-Colombia, 2007, p. 44.
18 Cfr. Íd.
A. El abogado en el proceso
_________
23 En ordenamientos como el inglés, se puede hacer un parangón con la división de trabajo entre
abogados y procuradores que conocemos en Latinoamérica, con su aparentemente correspondiente
inglés Barrister y Solicitor, que en rigor de verdad tiene muchas particularidades y diferencias, pero
cuya diferencia fundamental radica particularmente en los rights of audience o derechos de audiencia.
V. ROCA LÓPEZ, Miquel y CALDIN, Hugh: El arbitraje Marítimo en Londres, Aranzadi, Pamplona,
2007, pp. 23 ss.
24 Cfr. RENGEL-ROMBERG: ob. ult. cit., p. 21. Véase también ALVARADO: ob. cit., p. 92.
25 En Venezuela tal es el caso del amparo constitucional, según establece el artículo 41 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales. Asimismo, para el juicio breve
previsto en el artículo 882 del Código de Procedimiento Civil; o el beneficio de litigar sin gastos
previsto en el artículo 175 y siguientes del Código de Procedimiento Civil.
de las partes en el proceso. Esto es, que la conducta de las partes no es siempre (o
casi nunca) conducta de las partes sino de sus abogados apoderados o asistentes,
pues son éstos quienes actúan en el proceso y tienen la dirección técnica de la
defensa de sus patrocinados o asistidos. Y reiteramos, que rara vez la parte actuará
personalmente en el proceso, simplemente porque no tiene capacidad de
postulación. En el diálogo entre jueces y abogados que representa Calamandrei
en una de sus obras, uno de los interlocutores (el Juez pesimista) señala con
relación al valor probatorio de la conducta de las partes que «conducta de partes
quiere decir conducta de los defensores»26.
En la mayoría de los casos la conducta procesal sujeta a juicio por
violación o no del deber de moralidad será la de abogados y no la de sus
defendidos27, pues son aquellos quienes ejercen la defensa técnica, eligen la
estrategia y modo de actuación en el proceso, y lo que es más importante a los
efectos de los actos jurídicos procesales, la exteriorizan.
Con esto pretendemos sincerar cualquier debate que pretenda hacer una
teoría probática o valorativa de la conducta de las partes, entendido el concepto
de parte como lo hemos entendido supra, en tanto y en cuanto las partes rara vez
realizan actos procesales personalmente, no obstante que en virtud de la
representación le sean imputables28.
_________
26 Cfr. CALAMANDREI, Piero: Las buenas relaciones entre jueces y abogados, Leyer, Bogotá, 2005, p.
74.
27 Cfr. MONTERO AROCA, Juan: “Sobre el mito autoritario de la buena fe procesal”, en AA.VV.,
Proceso Civil e Ideología. Un prefacio, una sentencia, dos cartas y quince ensayos, Coord. J.
MONTERO AROCA, Tirant lo blanch, Valencia, 2006, pp. 337-338. Para MUÑOZ SABATÉ, Luis:
Técnica probatoria. Estudios sobre las dificultades de la prueba en el proceso, Temis, Bogotá, 1997,
p. 458., «otra consideración a efectuar es la referente al grado de subjetivización de la conducta
procesal, habida cuenta de que no en pocas ocasiones dicha conducta se debe al abogado o procurador
de la parte y no a ella misma. Existen sin embargo unas reglas de juego que conviene respetar. El
mandante (en este caso el litigante) asume la responsabilidad de los actos efectuados por su
mandatario, ya que en cierto modo se presume que los fines de ambos son coincidentes en que la
estrategia probatoria del técnico se estructura en función de los medios históricos de que dispone el
cliente».
28 En este sentido se señala que «cuando se habla de abuso del proceso cometido por una parte,
usualmente hay una inclinación a usar una fuerte simplificación que puede ocultar la naturaleza del
fenómeno. En realidad, puede suceder que un abuso sea atribuido a la parte personalmente, cuando es
precisamente la parte quien es responsable del comportamiento abusivo, o al menos cuando el abogado
ha actuado sobre la base de instrucciones precisas y específicas dadas por el cliente. Es bien conocido,
sin embargo, que en muchos casos el abogado dispone de un amplio margen de discrecionalidad en la
decisión de las iniciativas procesales a tomar, y de las elecciones defensivas que parecen más
convenientes a los intereses de su cliente. Muy a menudo, el autor real del acto o del comportamiento
abusivo es el abogado y no el cliente, en la medida en que el abogado se encuentra en libertad de
defender los intereses del cliente dentro del ámbito de su propia capacidad profesional».Cfr. TARUFFO,
Michele: “El abuso del proceso: perfiles comparados”, en Páginas sobre la justicia civil, Trad. M.
ARAMBURO CALLE, Marcial Pons, Madrid, 2009, p. 326.
_________
29 En otro lugar hacemos inventario de los deberes profesionales del abogado venezolano v.
ANGRISANO SILVA, Humberto J y GONZÁLEZ CARVAJAL, Jorge Isaac: “Algunas consideraciones
sobre ética, honorarios y abogacía”, en Revista de Derecho. Tribunal Supremo de Justicia, N° 31,
TSJ, Caracas, 2009, pp. 271-272.
30 E incluso, en el mismo contexto procesal el abogado o patrocinante es potencialmente sujeto de
sanciones, particularmente bajo el artículo 48 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo. Al respecto
comenta HENRÍQUEZ: ob. ult. cit., p. 204., que «son factibles los errores, las equivocaciones, y
pensamos que la parte, el tercero interviniente o el abogado apoderado no serán juzgados con las
garantías del debido proceso, cuando se les imponga multa o arresto substitutivo sin haber sido
previamente oídos».
31 Señala CARRARA, Francesco, Programa de derecho criminal. Parte Especial, Trad. J. ORTEGA
TORRES y J. GUERRERO, Temis, Bogotá, 1973, V. 7, pp. 140-141, que «la palabra prevaricato,
derivada del verbo praevaricari (desviarse del camino recto), se emplea en tres significados distintos.
A veces tiene un sentido lato y vulgar, y expresa cualquier aberración intelectual o moral del hombre;
así Salomón prevaricó a la causa de las mujeres, y así alguno es enviado al manicomio porque
prevaricó con la mente. En sentido jurídico tiene a veces un significado más amplio, y designa todo
acto de un empleado público en que se aparte de los deberes de su cargo o use de este para un fin
ilícito. Pero el sentido estricto y propio en que la doctrina y la jurisprudencia toman la palabra
prevaricación o prevaricato, y que es el que se emplea en el presente título, expresa únicamente los
abusos cometidos por los apoderados de los litigantes contra estos y contra la confianza que se les
otorga. Por lo tanto, incurre en el delito que vamos a explicar, todo el que, al ejercer la profesión de
defensor o apoderado de una de las partes, se pone de acuerdo con el adversario, con miras de lucro
y en perjuicio de su propio cliente». Véase asimismo GRISANTI AVELEDO, Hernando y GRISANTI
FRANCESCHI, Andrés: Manual de derecho penal. Parte especial, 13ª ed., Vadell Hermanos, Caracas,
2002, p. 743.
32 Asimismo, en las Siete Partidas, en la Partida III, Título VI, Ley XV que se estableció:
«Prevaricator, en latín tanto quiere decir en romance como abogado que ayuda falsamente a la parte
por quien aboga, e señaladamente, cuando en paridad ayuda e aconseja a la parte contraria… tal
abogado como este debe morir como alevoso… Otrosí decimos que cuando el abogado hiciera usar,
a sabiendas, a la su parte de falsas cartas o de falsos testigos, que esa misma pena merece». Vid.
MONTERO: ob. ult. cit., p. 337.
_________
33 Vid. CIPRIANI, Franco: “El abogado y la verdad”, en AA.VV., Proceso Civil e Ideología. Un prefacio,
una sentencia, dos cartas y quince ensayos, Coord. J. MONTERO AROCA, Tirant lo blanch, Valencia,
2006, p. 287. Ver CIPRIANI, Franco: “L´avvocato e la verità”, en Il processo civile nello stato
democratico, Saggi, Reimp., Edizione Scientifiche Italiane, Napoli, 2010, p. 135. Señala el autor: «Es
pues cierto que los abogados, sobre los hechos objetivos, lejos de tener derecho a mentir, deben decir,
cuando la conocen, la verdad».
34 En este sentido señala Taruffo que «la moral social posiblemente asume que la gente debe decir la
verdad, pero no parece concebible respecto de los abogados un deber general de decir de la verdad, y
menos aun un deber de decir “toda” la verdad. A lo sumo, los abogados podrían estar obligados a no
utilizar medios de prueba o declaraciones de otras personas cuya falsedad conocen, aunque esto no
equivale a afirmar que tengan un deber moral de decir la verdad». Cfr. TARUFFO, Michele:
Simplemente la verdad. El juez y la construcción de los hechos, Trad. D. ACCATINO SCAGLLIOTTI,
Marcial Pons, Madrid, 2010, p. 58.
35 Cfr. C IPRIANI: “El abogado...”, cit., p. 287.
36 Cfr. Ib., p. 288.
_________
37 Cfr. COUTURE, Eduardo: Los mandamientos del Abogado, 15ª ed., Liber, Caracas, s/f, p. 41.
38 Cfr. CIPRIANI: ob. ult. cit., p. 289.
39 Cfr. Íd.
_________
40 Vid. Real Academia Española: Diccionario de la Lengua Española, 20ª ed., Madrid, 1984, t. II, p.
1107.
41 Cfr. REDENTI: ob. ult. cit., p. 87, Cfr. CALAMANDREI, Piero: Instituciones de Derecho Procesal
Civil, según el nuevo Código, 2ª ed., Trad. S. SENTÍS MELENDO, EJEA, Buenos Aires, 1973, vol. I, p.
318, COUTURE, Eduardo: Fundamentos de Derecho Procesal Civil, Reimp, 3ª ed., Depalma, Buenos
Aires, 1977, p. 122, DEVIS: ob. ult. cit., p. 157.
42 Vid. BÜLOW, Oskar von: La teoría de las excepciones procesales y los presupuestos procesales,
Trad. ROSAS LICHTSCHEIN, El Foro, Buenos Aires, 2008, pp. 10-11.
43 Cfr. CHIOVENDA: Instituciones de Derecho Procesal Civil, Trad. E. GÓMEZ ORBANEJA y R. GRECO,
Ed. Valletta, Buenos Aires, 2005, t. I, p. 56.
final, «de ahí la idea de proceder hacía una meta, y el nombre dado al conjunto
de actos cuya existencia se produce en el ejercicio de la función» 44.
Los autores han debatido sobre la naturaleza jurídica del proceso45.
Definido bien como relación jurídica triangular o como situación jurídica. Sin
dejar de reconocer la idea de proceso como relación jurídica, se insiste en su
dinamismo, en tanto y en cuanto regula un mecanismo jurídico en movimiento 46.
La complejidad de situaciones y actos convierten al proceso en un
fenómeno dinámico, un fenómeno jurídico instrumental, manifiestamente
autónomo de las situaciones o derechos sustanciales que en él se hacen valer47,
por lo que la evolución ha hecho necesario indicar que el proceso es más que una
relación jurídica, figura, ésta, estática y por lo tanto inidónea para expresar el
movimiento jurídico en el cual radica la realidad del proceso; que es en realidad
una serie de relaciones en continua transformación durante el desenvolvimiento
de las situaciones a través del ejercicio de los poderes48. Y «por lo tanto la figura
de la relación jurídico procesal puede ser considerada hoy insuficiente para
explicar el fenómeno jurídico procesal en su complejidad”49.
_________
44 Vid. LIEBMAN: ob. ult. cit., p. 25, REDENTI: ob. cit., p. 87, CHIOVENDA: Instituciones..., cit., p.72,
DEVIS: ob. cit., pp. 157-158, CUENCA: Derecho procesal civil. La competencia y otros temas, cit., p.
199, ORTIZ-ORTIZ: ob. cit., p. 439.
45 Cfr. REDENTI: ob. cit., p. 115, CALAMANDREI: Instituciones de Derecho Procesal Civil..., cit., pp.
334-335, LIEBMAN: ob. cit., p. 28, COUTURE: Fundamentos de Derecho Procesal Civil..., cit., p. 122.
Ver también COUTURE, Eduardo: Exposición de motivos del Proyecto de Código Procesal Civil, Fas,
Rosario, 2009, p. 72, DEVIS: ob. cit., p. 170.
46 Cfr. LIEBMAN: ob. ult. cit., p. 26. Señala el autor: «En el cual se encuentran y se desencuentran
fuerzas jurídicas diversas, tendidas para conseguir sus propósitos, las cuales vienen delimitadas y
disciplinadas en su nacimiento y en sus actividades y efectos». Así, señaló Goldschmidt que «las
normas jurídicas constituyen, para los sometidos a ellas, las conminaciones de que el juez observará
determinada conducta, y, en último término, de que dictará una sentencia judicial de determinado
alcance. Los vínculos que nacen de aquí entre las partes no son propiamente “relaciones jurídicas”
(consideración “estática” del Derecho), esto es, no son facultades ni deberes en el sentido de poderes
sobre imperativos o mandatos, sino “situaciones jurídicas” (consideración dinámica del Derecho), es
decir, situaciones de expectativas, esperanzas de la conducta judicial que ha de producirse y, en último
término, del fallo judicial futuro; en una palabra: expectativas, posibilidades y cargas. Sólo aquellas
son derechos en sentido procesal – el mismo derecho a la tutela jurídica (acción procesal) no es, desde
este punto de vista, más que una expectativa jurídicamente fundada-, y las últimas –las cargas-,
“imperativos del propio interés”, ocupan en el proceso el lugar de las obligaciones». Cfr.
GOLDSCHMIDT, James: Derecho Procesal Civil, Trad. L. PRIETO CASTRO, Labor, Barcelona, 1936, p.
8. Véase también COUTURE: Fundamentos..., cit., p. 139, MANDRIOLI: ob. cit., p. 30.
47 Cfr. LIEBMAN: ob. ult. cit., p. 29.
48 Cfr. MANDRIOLI: ob. ult. cit., pp. 32-33
49 Cfr. Ib., pp. 33-34.
_________
50 Cfr. CALAMANDREI: Instituciones de Derecho Procesal Civil..., cit., p. 322.
51 Cfr. CALAMANDREI: ob. ult. cit., p. 334. Véase del mismo autor “El proceso como juego”, en
Estudios sobre el proceso civil, Trad. S. SENTÍS MELENDO, EJEA, Buenos Aires, 1973, p. 263.
52 Vid. GOLDSCHMIDT: ob. cit., pp. 7-8.
53 Cfr. CALAMANDREI, Piero: “Un maestro del liberalismo procesal”, en Revista de Derecho Procesal,
Dir. H. ALSINA, EDIAR, Argentina, 1951. Cuando menciona las reservas sobre el proceso como
situación jurídica se refiere CALAMANDREI al ensayo escrito en 1927 titulado “Il processo come
situazione giuridica”, en Rivista di diritto processuale civile, CEDAM, Padova, 1927, pp. 219 ss. Vid.
CHIZZINI, Augusto: “Correnti del pensiero moderno e poteri del giudice civile nel pensiero di Piero
_________
Calamandrei: Tre variazioni sul tema”, en AA.VV., Poteri del giudice e diritti delle parti nel processo
civile, Edizioni Scientifiche Italiane, Napoli, 2010, p. 266. En otro lugar y en perfecta armonía con
los argumentos transcritos, Calamandrei señala al referirse a la dialecticidad: «De esta dinamicidad
dialéctica del proceso civil de tipo dispositivo se ha dado una inolvidable sistemática en la obra
fundamental de James Goldschmidt, Der Prozess als Rechtslage: en la cual se configura el proceso,
no como una relación jurídica unitaria, fuente de derechos y obligaciones (Prozessrechtsverhaltnis),
sino como una situación jurídica fluida y mutable, fuente de expectativas, posibilidades y cargas
(Aussichten, Moglichkeiten, Lasten), destinada a plasmarse según la varia sucesión de los actos
procesales, cada uno de los cuales da al curso del procedimiento nuevas direcciones y abre a las partes
nuevas perspectivas... Todo esto no destruye, entendámonos bien, la exactitud de la teoría de la
relación procesal, en lo que atañe al núcleo central de ella, que es el deber del juez de proveer, y el
correspondiente derecho de las partes, de conseguir que él provea; pero es cierto que el contenido
concreto de esta obligación del juez se plasma dialécticamente en correspondencia con las situaciones
jurídicas creadas por la actividad concurrente: según la variable puntuación, podríamos decir, de su
juego». CALAMANDREI, Piero: “El proceso como juego”, en Estudios sobre el proceso civil, Trad. S.
SENTÍS MELENDO, EJEA, Buenos Aires, 1973, pp. 266-267.
54 Cfr. CALAMANDREI: ob. ult. cit., p. 264, «todo movimiento realizado por una parte abre a la parte
contraria la posibilidad de realizar otro movimiento dirigido a contrarrestar los efectos del que lo
precede y que podríamos decir, lo contiene en potencia», pues «cada movimiento de una parte crea
para el adversario una serie de posibilidades, de las cuales puede ocurrir que resulte, si se mueve
hábilmente, sacar provecho contrariamente a lo que su antagonista suponía»
55 Cfr. Íd., REDENTI: ob. cit., p. 115, CARNELUTTI, Francesco: Sistema de derecho procesal civil, Trad.
ALCALÁ-ZAMORA Y CASTILLO y S. SANTIS MELENDO, UTEHA, Buenos Aires, 1944, t. I, pp. 48 y 49.
56 Vid. CARNELUTTI: Cómo se hace un proceso, cit., p. 5.
57 Al respecto CARNELLUTTI, Francesco, Giuoco e processo, en Rivista di diritto processuale, CEDAM,
Padova, 1951, p. 101 ss., quien en sentido crítico señala las diferencias entre juego y competencia,
resaltando que: «il processo è una gara, ma non sempre una gara è un giuoco» p. 105.
58 Cfr. CARNELUTTI: Cómo se hace un proceso, cit., p. 5
_________
67 Cfr. COUTURE: Fundamentos de Derecho Procesal Civil, cit., p. 209. Véase respecto a las
situaciones jurídicas BARRIOS DE ANGELIS, Dante: “Acción, excepción y jurisdicción”, en Revista de
Uruguaya de Derecho Procesal, 4, Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal/Fundación de
Cultura Universitaria, Montevideo, 1999, pp. 587 ss., del mismo autor Teoría del proceso, 2ª ed.,
BdeF, Buenos Aires, 2002, p. 134 ss.
68 Cfr. COUTURE: ob. ult. cit., pp. 209-210.
69 Cfr. Ib., p. 210.
70 Cfr. Ib., pp. 210-211.
_________
71 Cfr. Ib., p. 211.
72 Vid. Ib., p. 212.
73 Cfr. Íd.
74 Cfr. Ib., pp. 212-213.
el efecto previsto, ope legis75, en la mayoría de los casos, aun sin la voluntad del
adversario y sin constituir ningún derecho para éste76.
i. Importancia de la distinción entre carga, obligación y deberes
procesales frente a las normas que permiten la valoraración
judicial de la conducta de las partes. Un ejemplo paradigmático:
la exhibición documental
Es pues evidente que hay una clara diferencia entre carga, deber y
obligación procesales. Diferencia fundamental para entender el tema de la
valoración judicial de la conducta procesal de las partes (que se presenta, en
principio, como consecuencia de la violación de un deber [moralidad o buena fe
procesales ex artículo 170 del Código de Procedimiento Civil venezolano, y
expresamente sancionado en los artículos 48 y 122 de la Ley Orgánica Procesal
del Trabajo], ergo, como una sanción).
Así pues, la diferencia entre carga, deber y obligación procesales debe ser
tomada en cuenta:
1) para identificar las consecuencias derivadas de la violación de la
moralidad o buena fe procesal, como violaciones a un deber (no de una
obligación, ni de una carga) y,
2) para clasificar ciertas normas que son incluidas en el supuesto catálogo de
normas que son manifestación del deber de moralidad o buena fe procesal, como
casos que se identifican y funcionan propiamente como supuestos de cargas
procesales y no de deberes u obligaciones.
_________
75 Vid. Ib., p. 213. . Véase también MONTERO: “Sobre el mito autoritario de la buena fe procesal”, cit.,
p. 339 y ALVARADO VELLOSO, Adolfo: Sistema procesal. Garantía de la libertad, Rubinzal-Culzoni,
Santa Fe, 2009, p. 332.
76 Para Montero la distinción entre carga, obligación y deber permite concluir que en la Ley de rito
española no se ha impuesto a las partes obligaciones, sino simplemente deberes «y aunque debe
distinguirse claramente entre lo que es un deber y lo que es una carga, por ejemplo cuando se trata del
sometimiento a las pruebas biológicas».Cfr. MONTERO: ob. ult. cit., pp. 339-340. En nota nº 98 el
autor señala: «Cuando el artículo 767.4 LEC dispone que la negativa injustificada a someterse a la
prueba biológica de paternidad o maternidad permitirá al tribunal declarar la filiación reclamada,
siempre que existan otros indicios de paternidad o maternidad y la prueba de ésta no se haya obtenido
por otros medios, no está estableciendo un deber procesal sino inequívocamente una carga, pues el
incumplimiento de ese pretendido deber no lleva aparejada una sanción sino una consecuencia
procesal perjudicial que podría evitar realizando el acto. Si ese sometimiento a la prueba biológica se
concibiera como una obligación de hacer se estaría nada menos que ante la posibilidad de que se
exigiera coactivamente, lo cual no parece que sea defendido por nadie, aunque existe alguna sentencia
del Tribunal Constitucional muy sospechosa; si se tratara de un deber el incumplimiento debería ser
sancionado; al tratarse de una carga la ley se limita a disponer una consecuencia perjudicial para la
parte al no “levantar” la carga; incluso podría recordarse la diferencia entre el artículo 767.4 y el 329.2
sobre la presentación de documentos poder de la parte contraria…».
_________
79 En este sentido NIEVA FENOLL, Jordi: La valoración de la prueba, Marcial Pons, Madrid, 2010, p.
252, al referirse al silencio del litigante a la luz del artículo 307 de la Ley de Enjuiciamiento Civil
española que sanciona la negativa, respuestas evasivas o inconcluyentes de una parte al declarar con
el reconocimiento como ciertos de los hechos personales que le resulten perjudiciales, critica esta
norma, destacando que la ley sanciona el silencio con la eventual pérdida del proceso, pero no
sanciona que el litigante miente. Además identifica al supuesto normativo como una disposición que
tiene «una naturaleza más próxima a la carga de la prueba que a la prueba legal, porque fijémonos en
que en este caso el juez no está valorando un contenido probatorio, sino que está apreciando las
consecuencias de una conducta del litigante, lo que es propio de la carga de la prueba. El juzgador, en
realidad, tiene ante sí el vacío. Y la ley le sugiere que interprete ese vacío valorando la conducta de
quien lo ha provocado. Ello es lo propio de una norma de carga de la prueba». Véase también
MONTERO AROCA, Juan: La prueba en el proceso civil, 5ª ed., Aranzadi, España, 2007, p. 318. Opina
en modo diferente PEREIRA CAMPOS, Santiago: “Moralidad, Veracidad y Colaboración: Su incidencia
en el proceso civil contemporáneo (El Código Procesal Civil para Iberoamérica y la Experiencia de
Código General del Proceso Uruguayo)”, en AA.VV., Estudios iberoamericanos de derecho procesal.
Libro homenaje a José Gabriel Sarmiento Núñez, Coord. C. J. SARMIENTO SOSA, Legis, Bogotá, 2005,
p. 540 ss., para quien: «Específicamente con relación a la instrucción probatoria, el legislador atiende
al principio de disponibilidad de los medios, para requerir de aquel sujeto que dispone de cierta prueba,
su aporte al proceso; colocándole en situación de deber. No se trata simplemente de la carga de
producir prueba, so pena de sufrir consecuencias desfavorables a su interés, sino que la colaboración
exigida trasciende esa óptica individual y egoísta, para alcanzar la más general e intensa que
corresponde a un deber jurídico de colaborar, con raigambre en los principios de buena fe y lealtad
procesal».
80 Al respecto véase MATHEUS G., Carlos A: “Régimen probatorio en el procedimiento marítimo”, en
AA.VV., Análisis de 10 años de vigencia de las leyes marítimas venezolanas, Coord. L. COVA ARRIA,
ACIENPOL-UCV, Caracas, 2012, pp. 274 ss.
_________
81 No obstante calificada doctrina estima que normas de esta naturaleza son manifestación de un deber
de colaboración, cuyo incumplimiento importa un hecho ilícito. Vid. MICHELI: ob. ult. cit., p. 148.
82 Sobre la crítica a la denominada carga imperfecta. Vid. MICHELI: ob. cit., pp. 153-154.
83 Sobre los hechos constitutivos, impeditivos, modificativos y extintivos véase CONSOLO, Claudio:
Spiegazioni di diritto processuale civile. Le tutele: di merito, sommarie ed esecutive, 2 ed.,
Giappichelli, Torino, 2012, pp. 219-220.
exista plena prueba de los hechos alegados en ella. En caso de duda, sentenciarán
a favor del demandado, y, en igualdad de circunstancias, favorecerán la condición
del poseedor, prescindiendo en sus decisiones de sutilezas y de puntos de mera
forma». Es una regla de juzgamiento clara y sin lugar a dudas muy valiosa en el
sistema procesal venezolano, y junto a las normas relativas a la carga probatoria
deben ser instrumento indispensable del juez para juzgar los asuntos sometidos a
su competencia.
A mayor abundamiento, el artículo 11 del Código de Procedimiento Civil
venezolano establece que: «En materia civil el juez no puede iniciar el proceso
sino previa demanda de parte, pero puede proceder de oficio cuando la ley lo
autorice, o cuando en resguardo del orden público o de las buenas costumbres,
sea necesario dictar alguna providencia legal aunque no la soliciten las partes»
(Nemo iudex sine actore), mientras que el artículo 243.5° eiusdem prescribe que:
«Toda sentencia debe contener: [...] 5°. Decisión expresa, positiva y precisa con
arreglo a la pretensión deducida y a las excepciones o defensas opuestas, sin que
en ningún caso pueda absolverse de la instancia», y por su parte el artículo 12 del
Código de rito civil reconoce que: «Los jueces tendrán por norte de sus actos la
verdad, que procurarán conocer en los límites de su oficio. En sus decisiones el
Juez debe atenerse a las normas del derecho a menos que la Ley lo faculte para
decidir con arreglo a la equidad. Debe atenerse a lo alegado y probado en autos,
sin poder sacar elementos de convicción fuera de éstos, ni suplir excepciones o
argumentos de hecho no alegados ni probados».
La interpretación sistemática de estas normas permite deducir con
meridiana claridad que en el proceso civil venezolano las partes tienen la carga
de probar sus respectivas afirmaciones de hecho, en un marco procesal orientado
por el sistema dispositivo y acusatorio, quedando en ellas impulsar y hacer andar
cualquier actividad propia para confirmar los presupuestos de hecho
(controvertidos) de la norma que invocan como favorable. La actividad probatoria
es actividad de parte, cuyo impulso es imperativo del propio interés (carga). Con
esto queremos advertir que la prueba en el sistema procesal venezolano
(particularmente el civil), debe ajustarse a estas reglas, tanto de distribución de la
carga probatoria, como las reglas de juzgamiento.
Aquellas permiten no sólo determinar la suerte del debate en caso de
ausencia de prueba, sino también advierten, con antelación y previsibilidad, la
posición que cada parte tiene dentro del proceso (y frente a una específica
situación procesal) y qué o cuáles (afirmaciones de) hechos (controvertidos), o
mejor, qué o cuáles presupuestos de hecho (controvertidos) de la norma aplicable
deben ser probados y por quién, y cuáles las consecuencias de la ausencia de
prueba.
_________
84 Cfr. ALVARADO VELLOSO, Adolfo: La incumbencia de la prueba (Quién debe probar), Unaula,
Colombia, 2011, p. 28., en sentido similar véase CONSOLO: ob. ult. cit., pp. 220-221. Véase también
TARUFFO: Simplemente la verdad, cit., p. 62. Parte de la doctrina argentina ofrece un enfoque
diferente al que se expone en el texto principal sobre la noción de carga de la prueba, particularmente
nos referimos a las llamadas cargas probatorias dinámicas. Véase al respecto. AA.VV., Cargas
probatorias dinámicas, Dir. J. W. PEYRANO – Coord. J.W. PEYRANO, Rubinzal-Culzoni, Buenos
Aires, 2004, passim.
_________
88 El artículo 48 establece: «El Juez del Trabajo deberá tomar, de oficio o a petición de parte, todas
las medidas necesarias establecidas en la ley, tendentes a prevenir o sancionar la falta de lealtad y
probidad en el proceso, las contrarias a la ética profesional, la colusión, y el fraude procesal o cualquier
otro acto contrario a la majestad de la Justicia y al respeto que se deben los litigantes. A tal efecto, el
Juez podrá extraer elementos de convicción de la conducta procesal de las partes, de sus apoderados
o de los terceros y deberá oficiar lo conducente a los organismos jurisdiccionales competentes, a fin
de que se establezcan las responsabilidades legales a que haya lugar. Parágrafo Primero: Las partes,
sus apoderados o los terceros, que actúen, en el proceso con temeridad o mala fe, son responsables
por los daños y perjuicios que causaren. Se presume, salvo prueba en contrario, que las partes, sus
apoderados o los terceros, han actuado en el proceso con temeridad o mala fe cuando: 1. Deduzcan en
el proceso pretensiones o defensas, principales o incidentales, manifiestamente infundadas; 2. Alteren
u omitan hechos esenciales a la causa, maliciosamente; 3. Obstaculicen, de una manera ostensible y
reiterada, el desenvolvimiento normal del proceso. Parágrafo Segundo: En los supuestos
anteriormente expuestos, el Juez podrá, motivadamente, imponer a las partes, sus apoderados o los
terceros una multa equivalente a diez unidades tributarias (10 U.T), como mínimo y de sesenta
unidades tributarias (60 U.T), como máximo, dependiendo de la gravedad de la falta. La multa se
pagará en el lapso de tres (3) días hábiles siguientes a la resolución del Tribunal, por ante cualquier
Oficina Receptora de Fondos Nacionales, para su ingreso en la Tesorería Nacional. Si la parte o las
partes, sus apoderados o los terceros no pagare la multa en el lapso establecido, sufrirá un arresto
domiciliario de hasta ocho (8) días a criterio del Juez. En todo caso, el multado podrá hacer cesar el
arresto haciendo el pago correspondiente. Contra la decisión judicial que imponga las sanciones a que
se refiere este artículo no se admitirá recurso alguno». Mientras que el artículo 122 de la Ley de rito
laboral establece: «El Juez puede extraer conclusiones en relación con las partes, atendiendo a la
conducta que éstas en el proceso, particularmente, cuando se manifieste notoriamente en la falta de
cooperación para lograr la finalidad de los medios probatorios o con otras actitudes de obstrucción.
Las conclusiones del juez estarán debidamente fundamentadas». Al respecto véase HENRÍQUEZ LA
ROCHE, Ricardo: El nuevo proceso laboral venezolano, CEJUZ, Caracas, 2006, pp. 195-204 y 392-
394.
89 Vid. TARUFFO: “El abuso...”, cit. p. 328-329.
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90 Vid. ARGÜELLO LANDAETA, Israel: “Las responsabilidades derivadas del fraude procesal”, en
AA.VV., Tendencias actuales del derecho procesal, Coord. J.M. CASAL y M. ZERPA M., UCAB,
Caracas, 2006, p. 293. Del autor véase también “El abuso de las facultades procesales”, en Revista de
la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela, Universidad
Central de Venezuela, Caracas, 1991, pp. 75 ss.
91 Cfr. ARGÜELLO: “Las responsabilidades derivadas del fraude procesal”, cit., p. 294.
_________
92 Cfr. DUQUE: “La conducta...”, cit., p. 2. Continúa el autor: «De modo que esas conductas negativas
se incluyen dentro de los indicios a que se contrae el artículo 510 eiusdem, que son aquellos hechos
evidenciados en el proceso, que considerados por su gravedad, concordancia y convergencia entre si
y por su relación con las demás pruebas, permiten a los jueces inferir presunciones a favor o en contra
de las partes».
93 Cfr. Ib., p. 3.
94 Cfr. Ib., pp. 5-6. En el mismo sentido vid. MICHELI: ob. cit., p. 134.
_________
95 Cfr. BELLO TABARES, Humberto: Tratado de derecho probatorio, Reimp. Paredes, Caracas, 2009,
t. II, pp. 1034-1035.
facultades probatorias de las partes, y de valoración por parte del juzgador. Ante
este panorama, la valoración de la conducta de que las partes exteriorizan en el
proceso se abrió camino casi por generación espontánea –como la vida misma-,
pues el juez que apreciaba el modo de conducirse en el proceso, por parte de los
litigantes, naturalmente podía extraer: o bien indicios, o bien argumentos a la hora
de la valoración probatoria» 97. Así, el espíritu de la Ley es enaltecer estos valores,
a través de la moralidad procesal98.
_________
97 Cfr. ACOSTA, Daniel Fernando: “La conducta procesal de las partes como concepto atinente a la
prueba”, en AA.VV., Valoración judicial de la conducta procesal, Coord. D. F. ACOSTA – Dir. J. W.
PEYRANO, Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 2005, p. 78.
98 Cfr. BECCARIA, Cesare: De los delitos y las penas, Clásicos del Derecho, Librería El Foro, Buenos
Aires, 2004, p. 53. Sobre el espíritu de la ley resulta oportuno recordar lo escrito por Beccaria hace
un buen tiempo: «Cada hombre tiene su punto de vista, y cada hombre en tiempos diferentes tiene uno
distinto. El espíritu de la ley, sería, pues, el resultado de la buena o mala lógica de un juez, de una
buena o mala digestión; dependería de la violencia de sus pasiones, de la debilidad del que sufre, de
las relaciones del juez con el ofendido, y de todas aquellas pequeñas fuerzas que cambian las
apariencias de cada objeto en el ánimo fluctuante del hombre». Continúa el autor: «De ahí que veamos
muchas veces cambiarse la suerte de un ciudadano en su tránsito por diversos tribunales, y ser la vida
de los desdichados víctimas de falsos raciocinios o del ocasional fermento de los humores de un juez,
que toma por legítima interpretación el vago resultado de toda aquella confusa serie de nociones que
se le agitan en la mente. De aquí, que veamos ser castigados los mismos delitos por un mismo tribunal
de modo diverso en diversos tiempos, todo ello por haber consultado no la constante y fija voz de la
ley, sino la movediza inestabilidad de las interpretaciones».
99 Vid. TARUFFO, Michele: “Elementos para una definición de abuso del proceso”, en Páginas sobre
la justicia civil, Trad. M. ARAMBURO CALLE, Marcial Pons, Madrid, 2009, pp. 296-297. Del mismo
autor “El abuso del proceso: perfiles comparados”, en Páginas sobre la justicia civil, cit., pp. 321-322.
debe ser la conducta debida en juicio100. A su vez, la buena fe como principio, por
su natural indeterminación, permite sea adaptada a cada caso concreto,
atendiendo fundamentalmente a la heterointegración con la moral social o a la
moral ideal101.
Esto sin duda afecta la eficaz aplicación y observancia de las normas en
cuestión, y, creemos, sirve para fundamentar interpretaciones abiertas que dejan
un amplio margen integrativo a los jueces. Esto sin perjuicio de que existan
disposiciones claras y cerradas que ofrecen previsibilidad y seguridad a los
ciudadanos en cuanto a su aplicación y alcance102.
Aquel defecto de esos imperativos abiertos resultaría baladí si la
apreciación del juez no tuviera una consecuencia inmediata, más sí cuando se
otorgan al juez potestades extraordinarias para la apreciación de esas conductas,
se torna en situación peligrosa e insegura para el litigante.
Tal es el caso de las normas (y criterios) que establecen genéricamente la
posibilidad de extraer elementos de convicción de la conducta de las partes, por
violación del mentado principio de moralidad procesal.
En este sentido Chiovenda señala «pero no es siempre prácticamente útil
que el derecho provea con sanciones al castigo del que se conduce con mala fe en
el proceso, porque al querer reprimir con normas generales (de dudosa eficacia)
_________
100 Vid. DUQUE CORREDOR, Román J: La conducta de las partes en el proceso como elemento de
convicción para la decisión del juez”, Fuente www.iprocesalcolombovenezolano.org/doctrina, Fecha
de consulta: 24 de julio 2011.
101 Sobre la moral social y la moral ideal o crítica véase GUASTINI: ob. cit., p. 19.
102 Uno de los casos típicos de actuación contraria al deber de moralidad es el previsto en el artículo
171 del Código de Procedimiento Civil (Abstención de expresiones o conceptos injuriosos en los
escritos [cuya máxima expresión está prevista en los artículos 133. 4° de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia, y en el artículo 35. 6° de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa, los cuales establecen como causal de inadmisibilidad de la demanda el que la misma
contenga conceptos irrespetuosos]), de igual forma la recusación infundada y las sanciones reguladas
en el artículo 98 del Código de Procedimiento Civil, que establece: «Declarada sin lugar la recusación
o inadmisible o habiendo desistido de ella el recusante, pagará éste una multa, de dos mil bolívares si
la causa de la recusación no fuere criminosa, y de cuatro mil bolívares si lo fuere. La multa se pagará
en el término de tres días al Tribunal donde se intentó la recusación, el cual actuará de agente del
Fisco Nacional para su ingreso en la Tesorería Nacional. Si el recusante no pagare la multa dentro de
los tres días, sufrirá un arresto de quince días en el primer caso y de treinta días en el segundo caso.
Si la causa de la recusación fuere criminosa, tendrá el recusado la acción penal correspondiente contra
quien la haya propuesto, el cual podrá incurrir también en las costas causadas a la otra parte». Otro
caso es el de la excepción de falta de jurisdicción o competencia declarada manifiestamente infundada
prevista en el artículo 76 del Código de Procedimiento Civil: «La parte que haya promovido la
regulación de la jurisdicción o de la competencia que resulte manifiestamente infundada, será
condenada, por el Tribunal que decida, al pago de una multa que no será menor de un mil bolívares
ni mayor de cinco mil. En la misma pena incurrirá el Juez que haya dejado de enviar oportunamente
al Tribunal que deba decidir, las actuaciones pertinentes, sin perjuicio de poder ser apremiado a
cumplir tal deber por el Tribunal llamado a regular la competencia».
B. Naturaleza jurídica
_________
103 Cfr. CHIOVENDA: Principios..., cit., p. 211.
104 Cfr. SCIALOJA, Vittorio, Procedimiento Civil Romano. Ejercicio y defensa de los derechos, Trad.
S. SENTÍS MELENDO y M. AYERRA REDIN, EJEA, Buenos Aires, 1954, p. 273.
105 Por ejemplo, parte de la doctrina autoral argentina señala que «el estudio del tema valor probatorio
de la conducta procesal de las partes, o en su caso, de la inconducta, forma parte de un contenido
mayor, cual es la forma en que vemos y entendemos las conductas sociales e individuales en general,
las que luego se repiten en el proceso. Esas diferentes, heterogéneas y múltiples conductas que es
posibles asumir en un proceso pueden ser atrapadas por diversos institutos jurídicos, como bien lo
señala Acosta, a saber: la doctrina de los actos propios, la prueba de autocontradicción o
intercadencia y los principios procesales de buena fe, lealtad y probidad; a los que bien pueden
agregarse: la incoducta procesal o conducta temeraria o maliciosa, el abuso del derecho en el proceso
y, por qué no, los supuestos que llevan a la aplicación de las cargas dinámicas probatorias». Cfr.
LÉPORI WHITE, Inés: “La conducta procesal de las partes y los medios de prueba”, en AA.VV.,
Valoración judicial de la conducta procesal, Coord. D. F. ACOSTA – Dir. J. W. PEYRANO, Santa Fe,
Rubinzal-Culzoni, 2005, pp. 141-142. Por su parte MUÑOZ: Técnica..., cit., p. 449., afirma que «la
necesidad de esta diferenciación axiológica entre juicios éticos y los que podríamos llamar
pragmáticos es una razón que muchas veces no se tiene en cuenta al tratar de la conducta procesal de
la parte como elemento probatorio, y ello ocasiona sensibles confusiones no solo doctrinales sino
prácticas».
_________
108 Cfr. DUQUE: “La conducta...”, cit., p. 6. La presunción que se deduce de la violación de la buena
fe procesal, en los términos del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, funciona como
elemento a ser utilizado en una eventual pretensión de indemnización por daños y perjuicios.
109 Vid. Ib., pp. 6-7.
110 Cfr. R IVERA: Actividad probatoria y valoración racional de la prueba, cit., pp. 414-415.
111 Cfr. R IVERA: Actividad..., cit., p. 416.
_________
119 Cfr. BELLO: ob. ult. cit., p. 1034.
120 Cfr. PEYRANO, Marcos L: “La valoración de la conducta procesal de las partes como derivación
del principio de adquisición procesal”, en AA.VV., Valoración judicial de la conducta procesal, Coord.
D. F. ACOSTA – Dir. J. W. PEYRANO, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2005, pp. 45-46.
121 Cfr. MUÑOZ SABATÉ, Luís: Curso de probática judicial, La Ley, España, 2009, pp. 148- 149. Véase
del mismo autor: Técnica..., cit., pp. 449-492.
_________
122 Cfr. MUÑOZ: Curso..., cit., p. 149. Nota al pie n° 286.
123 Cfr. Ib., p. 150. En sentido general, sobre la interpretación de la expresión corporal, véase CRUCES
DÍAZ, Mirla Nereida: “¿Puede ser objeto abstracto de la prueba la interpretación de la expresión
corporal?”, en Revista de Derecho Probatorio, 15, Dir. J.E. CABRERA ROMERO, Homero, Caracas,
2009, pp. 167 ss.
124 Cfr. MUÑOZ: ob. ult. cit., p. 152.
125 Cfr. DEVIS ECHANDIA, Hernando: Teoría general de la prueba judicial, 4ª ed., Biblioteca Jurídica
Dike, Bogotá, 1993, t. I, pp. 679-680.
126 Cfr. Ib., p. 687.
mejor su finalidad si dijera: “El juez debe deducir indicios de la conducta procesal
de las partes”, sin embargo, como no faltaría quienes dijeran que la forma
empleada de “debe”, significaría que se le estuviera diciendo al juez que siempre,
en todas las circunstancias, sin tener en cuenta qué generara el fenómeno
estudiado, se empleó la fórmula indicada. Entendida la disposición en la forma
anterior; el juez debe deducir de la conducta procesal de las partes, no para
regresar al sistema de la tarifa legal, sino para darle énfasis y para luchar contra
la deslealtad en el proceso»127.
J. W. Peyrano al estudiar la valoración judicial de la conducta de la parte
primero le atribuyó la calidad de fuente de convicción (1979)128, y más tarde
cambió de opinión admitiendo, con la doctrina mayoritaria, «que la conducta
procesal sería un indicio»129. En el trabajo que acá se cita, el autor parece volver
a la tesis primera mencionada, esto es, la conducta procesal como fuente de
convicción130.
Mientras que para M. Peyrano, partiendo de la heterogeneidad de
opiniones doctrinales, al tratar de identificarse la naturaleza jurídica existe «un
intento por “forzar” el concepto de prueba judicial a los fines de que “tipifique”
de alguna manera la herramienta en estudio dentro del sistema probatorio que
conocemos»131. Para este autor al hablar de «valoración probatoria de la conducta
procesal de las partes se ha restringido indebidamente a esta herramienta cuando
en realidad la misma no constituye ni medio, ni fuente, ni argumento de
_________
127 Cfr. PARRA QUIJANO, Jairo: Tratado de la prueba judicial. Indicios y presunciones, 5ª ed., Librería
ediciones del profesional, Bogotá, 2005, t. IV, pp. 223- 224.
128 Vid. PEYRANO, Jorge W: “La conducta procesal como elemento de convicción favorable a su
autor”, en AA.VV., Valoración judicial de la conducta procesal, Coord. D. F. ACOSTA – Dir. J. W.
PEYRANO, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2005, p. 21. Señalando que «como se sabe toda prueba no es
más que un modo de confirmar la existencia de hechos afirmados por las partes. A todas luces el
comportamiento de los litigantes no viene a confirmar tal o cual hecho, su relevancia para la suerte
del pleito es otra: ejercer influencia sobre el ánimo del juzgador, contribuyendo a formar su
convicción. Se trata entonces de una fuente de convicción. Nada más ni nada menos».
129 Íd. Vid. KIELMANOVICH, Jorge L.: Teoría de la prueba y medios probatorios, 4ª ed., Rubinzal-
Culzoni, Santa Fe, 2010, p. 668.
130 Vid. PEYRANO, Jorge: ob. cit., pp. 21-22. Señala el autor «no tendríamos honestidad intelectual si
no reconociéramos que estamos en trance de dar otra vuelta de tuerca (hacia atrás, esta vez) al asunto.
Es que, verdaderamente, en algunas oportunidades la conducta procesal de alguno de los litigantes no
deriva en que el tribunal tenga por probado tal o cual hecho o circunstancia, sino tan sólo en la
formación de una convicción judicial apoyada en síntomas reveladores (con base cierta, que deberá
invocar el tribunal interviniente) del lugar en el que están la razón y el Derecho [...] Pensamos que
conviene repensar el punto, aunque todavía no tengamos una opinión definitiva acerca de tan antigua
materia de debate, y ello, por más que la mayoría de las ponencias presentadas en el último certamen
científico procesal nacional le asignaron el rol de indicio a la conducta procesal de la parte».
131 Cfr. PEYRANO, Marcos L: ob. ult. cit., pp. 48-49.
_________
138 Cfr. Ib., p. 33.
139 Cfr. ACOSTA: ob. cit., p. 78.
140 Cfr. Ib., p. 81.
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141 Es notoria la inconstitucionalidad de la norma (artículo 48 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo)
que niega recurso a los pronunciamientos que al respecto hagan los jueces. Sobre la
inconstitucionalidad de la inimpugnabilidad de las decisiones que tomen los jueces según el
mencionado artículo, véase el voto salvado del Magistrado Pedro Rafael Rondón Haaz en sentencia
n° 268/2006 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia y también en sentencia n°
1310/2006 de la misma Sala.
142 Sobre las sanciones que imponen los jueces, la Sala Constitucional en sentencia n° 1212 de 23 de
junio de 2004, caso: Carlo Palli, estableció un procedimiento previo para la imposición de sanciones,
en atención a su naturaleza disciplinaria y en indispensable protección al derecho a la defensa. La Sala
en la decisión en cuestión declara: «En este sentido, debe tenerse en cuenta que, en tales casos, el
supuesto infractor de conformidad con dichas normas, tiene derecho a que se le oiga para que se
defienda, lo que involucra que se le notifique, aunque de inmediato, el procedimiento que se le seguirá;
a disponer del tiempo, así sea breve, para su defensa y para el alegato, en su favor, de las pruebas que
considere pertinentes, con salvaguarda, en todo momento, del derecho a la presunción de inocencia».
La misma Sala Constitucional en sentencia n° 242 de 09 de abril de 2014, caso: Vicenzo Scarano, en
el contexto del desacato en materia de amparo interpreta con carácter vinculante el artículo 31 de la
Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales y las sanciones que dictan los
jueces dentro del proceso.
considerarse a la conducta de las partes (salvo en los casos del fraude procesal y
de las normas que expresamente regulan, a través del tamiz del concepto de carga,
la conducta de las partes en relación con un específico mecanismo o medio de
prueba) como indicio (rectius: hecho indicador)143.
Esto por dos razones:
1) En primer lugar, porque al ser la buena fe procesal un deber procesal,
su estatuto implica diferencias con la carga, ergo, no pueden, o al
menos no deberían, confundirse (como no puede confundirse la
obligación con la carga procesal, ni aquella con el deber).
2) En segundo lugar, por la imposibilidad de adaptar la conducta de las
partes al concepto de indicio.
Esto pues, según doctrina autoral para que el indicio tenga validez jurídica
debe existir en autos plena prueba del hecho indicador.
En este sentido, señala Devis Echandia «puesto que el argumento
probatorio que de esta prueba obtiene el juez, parte de la base de inducir un hecho
desconocido de otro o de otros conocidos, es obvio que la prueba de estos debe
aparecer completa y convincente en el proceso. Si no existe plena seguridad sobre
la existencia de los hechos indicadores o indiciarios, resulta ilógico inducir de
estos la existencia o inexistencia del hecho desconocido que se investiga [...]
Cuando en otros Códigos se dice que el indicio es un hecho conocido, del cual se
deduce otro desconocido, implícitamente consagran el requisito de la prueba del
primero. En todo caso, no hace falta norma legal que lo consagre, porque es obvio,
por la naturaleza misma de la prueba»144, señalando más adelante que resulta
indiscutible «que tanto en los procesos civiles como en los procesos penales y de
otra jurisdicción, cada hecho indicador debe aparecer plenamente demostrado,
de tal manera que el juez no le quede duda sobre su existencia» y «no es necesario
que el hecho indicador aparezca probado por un único medio; puede resultar su
prueba de un conjunto diverso (testimonios, inspección, dictámenes de peritos,
documentos y otros indicios; esto como complemento de aquellos, en el proceso
civil nuestro). De un medio de prueba (como un documento o una confesión o
inspección o de los mismos testigos), puedan resultar plenamente probados» 145.
En este mismo sentido Rivera Morales considera necesario «que las
pruebas del hecho indicador o indiciario hayan sido decretadas y practicadas o
presentadas y admitidas en forma legal. Recordemos que la prueba debe estar
sometida a reglas que garanticen el control y contradictorio de las partes. El
_________
143 Sobre el indicio Vid. TARUFFO: La prueba..., cit., pp. 470-471, vid. DEVIS: ob. ult. cit., pp. 601-
602. PARRA: ob. cit., pp. 12-13. Vid. RIVERA: Las pruebas..., cit., pp. 349-350.
144 Cfr. DEVIS: ob. cit., p. 687.
145 Cfr. Ib., pp. 636-637.
indicio es una prueba que requiere estar probada y por lo tanto los medios que se
usen no deben adolecer de nulidad, de manera que la forma como llegue al
proceso debe ser conforme a la ley sin menoscabo del derecho a la defensa y con
garantía del debido proceso»146.
Cuando se habla de conducta procesal de la partes como elemento a
valorar amparado en norma general, la misma no ingresa al proceso como prueba.
En este sentido, opina M. Peyrano, quien al referirse a la naturaleza
jurídica de la valoración de la conducta de las partes: «De esta manera ¿cómo
incluimos a la conducta procesal como “prueba” en un proceso, por cuál medio
probatorio? ¿Podemos lisa y llanamente tomar como “prueba” una actitud
desplegada en un proceso, incluso la cual en muchos casos puede ser involuntaria,
es decir, sin ninguna intención de llevarle convencimiento alguno al juez
actuante? ¿Podemos dentro del esquema probatorio que conocemos tomar como
“prueba” de una de las partes su accionar procesal para luego valorarlo en su
contra o en su favor, sin que incluso éste haya sido ofrecido, ni mucho menos
controlado por la contraparte, y menos aún, producido voluntariamente como
forma de acreditar o no ciertos hechos? ¿Pueden aceptarse como verdadera
“prueba judicial” actos u omisiones que pueden registrarse en cualquier momento
del proceso (dentro o fuera del período probatorio respectivo) y que directamente
van a ser valorados en su caso por el juez en su sentencia? Entendemos
sinceramente que no, so pena de violentar inmediatamente las reglas probatorias
básicas que imperan en nuestro sistema procesal, afectando inclusive la garantía
constitucional de debido proceso inserta en el artículo 18 de la Constitución»147.
Así pues, no resulta coherente calificar, en general, a la conducta procesal
de las partes como indicio (hecho indicador), pues se desatiende al concepto de
indicio e incluso al de prueba148, que implica la necesidad y posibilidad de control
_________
146 Cfr. RIVERA: ob. ult. cit., p. 382-383. Vid. RENGEL-ROMBERG, Arístides: Tratado de Derecho
Procesal Civil Venezolano según el nuevo código de 1987, t. IV., Organización Gráficas Capriles,
Caracas, 2003, p. 463. Vid. MONTERO AROCA, Juan: La prueba en el proceso civil, 5ª ed., Aranzadi,
España, 2007, p. 181.
147 Cfr. PEYRANO, Marcos L: ob. cit., pp. 48-49.
148 Cfr. MONTERO: ob. ult. cit., p. 59. Al respecto SENTÍS MELENDO, Santiago: La prueba. Los grandes
temas del derecho probatorio, EJEA, Buenos Aires, 1979, p. 12., afirma: «¿Qué es lo que ha de
verificarse? Esto es: ¿qué se prueba? Aquí suele aumentarse la confusión. Porque no es raro, y hasta
es lo corriente, que se nos diga: se prueban los hechos. No. Los hechos no se prueban; los hechos
existen. Lo que se prueba son afirmaciones, que podrán referirse a hechos. La parte –siempre la parte;
no el juez- formula afirmaciones; no viene a traerle al juez sus dudas sino su seguridad –real o ficticia-
de lo que sabe; no viene a pedirle al juez que averigüe sino a decirle lo que ella ha averiguado; para
que el juez constate, compruebe, verifique (ésta es la expresión exacta) si esas afirmaciones coinciden
con la realidad», señalando también: «Y decimos: “Prueba es la verificación de afirmaciones
formuladas en el proceso, conducentes a la sentencia”. Así vemos que estamos en el proceso y que no
podemos salirnos de él, porque lo que no está en los autos (en el proceso) no está en el mundo: quod
non est in actis non est de hoc mundo... Omissis... Desde luego, se ha de tratar de afirmaciones porque
_________
ocurre que solamente por medio de las afirmaciones puede llegar a formularse una demanda y a
plantearse una pretensión, ejercitándose la acción correspondiente», p. 76. Para DEVIS: ob. cit., p. 29.,
«en sentido estricto, por pruebas judiciales se entiende las razones o motivos que sirven para llevarle
a juez la certeza sobre los hechos; y por medios de prueba, los elementos o instrumentos (testimonios,
documentos, etc.), utilizados por las partes y el juez, que suministran esas razones o esos motivos (es
decir, para obtener la prueba)». Un concepto amplio de prueba y de indicio lo sostiene MUÑOZ:
Técnica..., cit., p. 457., para quien «cualquier materia que vehiculiza un indicio (venga esa materia de
fuera o de dentro de la litis) es un instrumento de prueba y ninguna semiótica puede prescindir de ella
a pretexto de ser fiel a una ortodoxia normativa, hoy en trance de desaparecer de muchos
ordenamientos».
149 Cfr. BECCARIA: ob. cit., p. 56.
_________
150 Vid. FERRAJOLI, Luigi, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, 9ª ed., Trad. P. ANDRÉS
IBÁÑEZ et al, Trotta, Madrid, 2009, p. 35, es decir «no normas que crean o constituyen ipso iure las
situaciones de desviación sin prescribir nada, sino reglas de comportamiento que establecen una
prohibición, es decir, una modalidad deóntica cuyo contenido no puede ser más que una acción
respecto de la que sea aléticamente posible tanto la omisión como la comisión, una exigible y la otra
no forzosa y, por tanto, imputable a la culpa o responsabilidad de su autor».
151 Vid. Ib., p., 35., señala al respecto el autor: «no es la verdad, la justicia, la moral ni la naturaleza,
sino sólo lo que con autoridad dice la ley lo que confiere a un fenómeno relevancia penal». Decía
Hobbes que «... no es esta jurisprudentia o sabiduría de los jueces subordinados, sino la razón del
Estado, nuestro hombre artificial, y sus mandamientos lo que constituye ley. Y siendo el Estado, en
su representación una sola persona, no puede fácilmente surgir ninguna contradicción en las leyes; y
cuando se produce, la misma razón es capaz, por interpretación o alteración, para eliminarla. En todas
las Cortes de justicia es el soberano (que personifica al Estado) quien juzga. Los jueces subordinados
deben tener en cuenta la razón que motivó a su soberano a instituir aquella ley, a la cual tiene que
conformar su sentencia; sólo entonces es la sentencia de su soberano; de otro modo es la suya propia,
y una sentencia injusta, en efecto». Cfr. HOBBES. Thomas: Leviatán o la materia, forma y poder de
una República, eclesiástica y civil, Reimp, 2ª ed., Trad. M. SÁNCHEZ SARTO, Fondo de Cultura
Económica, Argentina-México, 1992, p. 222.
152 Vid. FERRAJOLI: ob. cit., p., 36.
_________
153 Vid. Íd.
154 Cfr. Ib, p., 37.
155 Vid. Íd., p. 37. Señala el autor que «solo por convención jurídica, y no por inmoralidad intrínseca
o por anormalidad, es por lo que un determinado comportamiento constituye delito; y la condena de
quien se ha probado es su responsable no es un juicio moral ni un diagnóstico sobre la naturaleza
anormal o patológica del reo».
156 Cfr. Ib., p.41.
157 Vid. Ib., p. 42. Explica el autor que según el sustantivismo penal y congnoscitivismo ético «objeto
de tratamiento penal no es tanto ni sólo el delito en cuanto formalmente previsto como tal por la ley,
sino la desviación criminal en cuanto a sí misma inmoral o antisocial y más allá de ella, la persona del
delincuente, de cuya maldad o antisocialidad el delito es visto como una manifestación contingente,
suficiente pero no siempre necesaria para justificar el castigo».
158 Cfr. Ib., p.41.
159 Cfr. Ib., pp. 41-42.
ordenadas por el Tribunal, que esta circunstancia constituye una conducta omisiva
en la búsqueda en la verdad, declarando en el caso específico (aunado a otras
motivaciones) sin lugar la pretensión de indemnización167.
2) Comportamiento “oclusivo” «por la violación del deber de no
obstaculizar el proceso, que implica más la intención de la parte de bloquear el
desarrollo normal del juicio que de obtener una decisión favorable a sus alegatos
o defensas, constituye una presunción contraria»168.
Se deduce un deber de esta naturaleza del artículo 122 de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo que permite extraer conclusiones con relación a la conducta
de las partes: «[...] cuando se manifieste notoriamente en la falta de cooperación
para lograr la finalidad de los medios probatorios o con otras actitudes de
obstrucción [...]».
3) Comportamiento “contradictorio” o conducta “hesitativa”169, «cuando
una prueba directa desmiente la negativa de la contestación de la demanda, puede
constituir un grave indicio desfavorable a la defensa, por la violación del deber
de veracidad170.
4) Comportamiento “mendaz”, o de reiteradas patrañas, que implica la
violación del deber de no ocultar o alterar la verdad de los hechos, tiene eficacia
negativa, porque de la actitud de la parte que deliberadamente oculta la verdad al
concurrir a juicio, razonadamente se puede sospechar que se siente culpable por
el hecho que se atribuye171.
5) El comportamiento “desleal” es «un indicio contrario a quien niega, por
ejemplo, la paternidad, porque quien oculta parte de la verdad, se hace sospechoso
de ocultarla toda»172. Para el autor la valoración del comportamiento procesal
debe ser apreciado a la luz de las reglas de la lógica o de la experiencia personal
y dentro de los límites de la sabia prudencia, es decir, conforme a las reglas de la
sana crítica a que se refiere el artículo 507 del Código de Procedimiento Civil.
Señala el autor que «partiendo de pruebas o actos procesales existentes en
el expediente, donde consten determinados hechos cuyo examen permiten
configurar un supuesto de faltas o incumplimientos a los deberes de lealtad y
probidad procesales o de temeridad o mala fe procesal, el Juez puede inferir una
conclusión favorable o desfavorable a las partes que ha incurrido en ese
_________
167 Fuente: www.tsj.gov.ve. Consulta: octubre 2012.
168 Cfr. DUQUE: ob. cit., p. 7.
169 Vid. DEVIS: ob. cit., p. 683.
170 Cfr. DUQUE: ob. cit., p. 7.
171 Cfr. Íd.
172 Cfr. Ib., p. 8.
el hecho desconocido y oculto por las partes, con fines ilícitos y fraudulentos
tendientes a sorprender la buena fe procesal de alguna de las partes o de un
tercero, en beneficio de una de las partes o de un tercero, es decir, el fraude
procesal»176.
El autor se refiere a la sentencia N° 77 dictada en fecha 9 de marzo de
2000, con ponencia del Magistrado Jesús Eduardo Cabrera Romero, caso José
Alberto Zamora Quevedo, donde se declaró el fraude procesal bajo las siguientes
consideraciones:
Ahora bien, resalta –entre otras cosas- que ambas partes
convinieron igualmente, en que la publicación del cartel de
remate del inmueble de la demanda, se hiciera en un único
cartel y que se fijara como justiprecio la suma de noventa
millones de bolívares, “...con la finalidad de hacer menos
onerosa la presente ejecución...”, así como también destaca
el hecho de que al acto de remate no compareció ningún
postor, sino únicamente el apoderado actor, quien ofreció la
mitad del justiprecio, esto es, cuarenta y cinco millones de
bolívares para que le fuera concedida la buena pro a su
representada Amalia Zavatti Saje, como en efecto ocurrió.
(Ver, folio 92 y vuelto). Dado lo que ocurrió lógico y natural
es que la “deudora” diera en pago el inmueble a la
acreedora extrajudicialmente, ya que no existía contención
entre las partes, por lo que es de deducir que la dación en
pago no ocurrió porque la vía utilizada buscaba otro fin, cual
era el desahucio del inquilino.
Si ambas partes estaban de acuerdo en los hechos y el
derecho, y por ello el convenimiento; no era necesario el
remate, ya que la dación en pago del inmueble se podía hacer
extrajudicialmente, sobre todo si tomamos en cuenta que la
deudora fue allanando el camino para el remate, conviniendo
no sólo en un único cartel, sino en el avalúo. Considera esta
Sala que esa falta de contención significa que el proceso se
utilizaba como instrumento a otros fines, los cuales
objetivamente no eran otros que desalojar al inquilino
mediante el artificio del embargo y la entrega material, en un
juicio donde el parentesco del actor y demandado parece
evidente Amalia Zavatti Saje y Sonia Saje De Zavatti.
_________
176 Cfr. Íd.
_________
177 Cfr. BALESTRO: ob. cit., p. 29.
178 Cfr. Íd.
179 Cfr. Ib., p. 30.
180 Cfr. BALESTRO: ob. cit., p. 41. Véase de la misma autora “La dinámica de las cargas probatorias.
Un proyección del principio que prohíbe abusar de los derechos procesales” en AA.VV., Cargas
probatorias dinámicas, Coord. I. LÉPORI WHITE – Dir. J. W. PEYRANO, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe,
2004, p. 19.
_________
181 Cfr. ZAMBRANO: ob. cit., p. 92.
182 Cfr. PEYRANO, Jorge W: “La conducta procesal como elemento de convicción favorable a su
autor”, en AA.VV., Valoración judicial de la conducta procesal, Coord. D. F. ACOSTA – Dir. J. W.
PEYRANO, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2005, p. 19.
183 Cfr. ob. cit., pp. 22- 23.
184 Cfr. BALESTRO: ob. cit., p. 29.
185 Cfr. PEYRANO: ob. cit., p. 54.
186 Vid. BALESTRO: ob. cit., p. 26.
187 Vid. CÁRDENAS: ob. cit., p. 72.
_________
188 Vid. NIEVA: ob. cit., pp. 251-252.
V. Conclusión
_________
194 Resulta oportuno hacer referencia al conocido diálogo que representa Calamandrei, entre dos
jueces (uno pesimista y otro optimista), dos abogados (uno pesimista y otro optimista), un teórico
(que para Calamandrei, a pesar que dice cosas bastante juiciosas, es necesario restar cierta importancia
a sus opiniones, porque su hábito profesional lo lleva fácilmente a sentar cátedra) y un filósofo (que
tiene una breve intervención al final del diálogo). Discutiendo sobre el tema del comportamiento de
las partes en el proceso se desarrolla el siguiente diálogo: «Juez Primero.- El nuevo código, en cambio,
ha pensado lógicamente que para hacer respetar esta exigencia de lealtad podrá servir, más que
cualquier amenaza y cualquier intimidación (que probablemente influiría sobre los abogados en
sentido perfectamente contrario al esperado...), la eficacia moralizadora de los contactos personales
directos entre el abogado y el juez. Cuando el defensor se vea sentado ante el juez instructor que le
hablará de igual como un amigo, considerará como un compromiso de honor no traicionar con un
comportamiento desleal a quien pone en él plena confianza: el respeto del juez le será sugerido, más
que por la admonición escrita en el código, por el respeto a sí mismo y por su mismo amor propio.
[...] Los abogados deberán, por otra parte, recordar que traicionando su deber de lealtad no harán un
buen negocio. Hay en el nuevo código una cierta disposición que permite al juez obtener indicios para
la decisión de la causa del modo en que las partes se comportarán en el nuevo proceso. Conducta de
las partes quiere decir conducta de los defensores: los cuales, por consiguiente, harán bien en no
olvidar que teniendo en juicio un comportamiento [...] (Como diré) demasiado abogadil, correrán el
riesgo de indisponerse con el juez y de hacer un mal servicio a su cliente. Abogado Segundo.- ¿Existe
verdaderamente en el nuevo código una disposición de esta especie? El Teórico.- Ciertamente: hay
un artículo que literalmente concede al juez el poder de deducir argumentos de prueba del
comportamiento de las partes en el proceso. Abogado Segundo.- ¡Pero éste es un poder más que
homicida! Si un arma semejante se pone en la mano de un enfermo del hígado, la suerte de la causa
se encontrará abandonada a merced de las fluctuaciones biliares del juzgador [...] La conducta de las
partes y de los defensores vendrá a ser, en la valoración del juez, un juego de simpatías o repugnancias
personales: ¿por qué no se prescribe, de una manera absoluta, que en todo proceso el juez instructor
esté obligado a dar a los abogados una calificación en conducta, como se hace en el colegio? El
Teórico.- Tú miras siempre las innovaciones bajo una luz de pesimismo, que te las hace aparecer
como más peligrosas de lo que en realidad son. No hay duda que el poder concedido a los jueces de
deducir elementos de convicción del comportamiento de las partes tiene sus peligros; y los jueces
deberán habituarse a servirse de este poder con mucha cautela (vosotros sabéis, por lo demás, que los
jueces se inclinan más bien a no usar de los poderes que tienen, que a arrogarse aquellos que no
tienen...). Pero, en suma, esta disposición está hecha no para la gran mayoría de los abogados, sino
para aquellos poquísimos que han creído hasta ahora que el sumo arte del defensor consiste en insidias
y en las fintas. Para quitar crédito a estos maestros del fraude, a estos especialistas en esgrimas
engañosas, el nuevo código ha hecho otra cosa mejor que fulminar prohibiciones y multas sin
finalidad: se ha limitado a advertir a los defensores que en el nuevo proceso los embrollos no están
prohibidos, pero que, empleándolos, se contribuye a entregar la causa vencida al adversario. Es fácil
prever que el clima del nuevo proceso no favorecerá el desarrollo de aquella mala planta de los juicios
que se llama maquiavelismo procesal: y que los abogados más embrollones cesarán de ser los más
buscados por los clientes. De ahora en adelante, el arte del defensor se manifestará, sobre todo, en
saber ganarse la confianza del juez: sus cualidades más preciadas serán, de ahora en adelante, aquellas
virtudes morales que se resumen en una palabra: el carácter. Abogado Segundo.- Antes de separarnos,
querría exponeros todavía una última duda que me atormenta. Estamos en este momento todos de
acuerdo, me parece, en reconocer que el nuevo proceso civil introducirá en las relaciones entre
magistrados y abogados un cambio muy profundo, sobre todo en el sentido de que los contactos entre
ellos se harán mucho más estrechos y más frecuentes. Pero ¿estáis desde luego seguros que todo esto
servirá para reforzar el carácter de los profesionales, esto es, aquel sentimiento de dignidad y de altiva
valores, como, por ejemplo, en el caso de los “actos contrarios a las buena
costumbres”, de las “conductas antisindicales”, etc. En casos como éstos, la
individualización se hace sólo por referencia al criterio valorativo (las buenas
costumbres, los derechos e intereses de las organizaciones sindicales), pero no
hay identificación alguna, siquiera vaga, referente al “hecho” que puede ser
valorado negativamente: en realidad, cualquier “acto” puede ser contrario a las
buenas costumbres y cualquier conducta puede ser antisindical»200.
Tal como se señaló supra, la conducta de las partes dentro del proceso,
que se manifiesta a través de actos procesales, no puede ser considerada como
perteneciente a la categoría probatoria (salvo que se trate de conducta procesal
realizada en el contexto de un mecanismo probatorio v.gr. exhibición documental,
inspección u otras pruebas ex artículo 436 y 505 del Código de Procedimiento
Civil o el mencionado caso del fraude procesal), de manera que este último
señalamiento confirma que la valoración que haga el juez de la conducta procesal
de las partes, que se diga violatoria de la moralidad procesal, escapa de la parcela
probatoria del proceso para inscribirse fundamentalmente en un tipo de sanción.
Opina Unamuno que «las determinaciones de valor, no sólo no son nunca
racionalizables, son antirracionales»201, y en efecto las normas que prevén el
fenómeno que se estudia, tal como se anticipó, son triplemente indeterminadas.
En primer lugar, parten de conceptos jurídicos indeterminados, cláusulas
generales o normas en blanco (valoraciones positivas o negativas). En segundo
lugar, porque los hechos que activan su aplicación son asimismo indeterminados.
En tercer lugar, porque la consecuencia jurídica es igualmente indeterminada 202.
Y como señala Taruffo «cuanto mayor es la vaguedad del criterio de
valoración (como sucede especialmente en los conceptos jurídicos
indeterminados) mayor es también la indeterminación del hecho al que la norma
es aplicable»203.
La cuestión sería baladí si esas valoraciones fueran sólo ejercicios
académicos sin consecuencias prácticas, pero sabemos que no es así, pues
_________
200 Cfr. Íd.
201 Cfr. UNAMUNO, Miguel de, Del sentimiento trágico de la vida, Grandes Obras del Pensamiento,
Losada, Buenos Aires, 2008, p. 63.
202 Cfr. TARUFFO: ob. cit., p. 136. Los problemas de los conceptos jurídicos indeterminados señala el
autor «son particularmente complicados, porque incluso el significado fáctico (y no sólo el valorativo)
de esos conceptos está particularmente indeterminado y es variable de un supuesto de hecho a otro».
Nota de pie de página N° 141.
203 Cfr. Ib., pp. 136-137. Señala Taruffo «el concepto jurídico indeterminado habitualmente está tan
“abierto” desde el punto de vista de la individualización del hecho como desde el punto de vista de la
individualización del criterio de valoración»
_________
204 Cfr. BECCARIA: ob. cit., p. 67-68.
_________
Vid. ATIENZA, Manuel: Las razones del derecho. Teorías de la argumentación jurídica, 2ª reimp.,
205
UNAM, México, 2005, pp. 4-5.
_________
206Vid. INGRAO, Giuseppe: La valutazione del comportamento delle parti nel processo tributario,
Giuffrè, Milano, 2008, pp. 62-63.
Kathleen Barrios
Sumario
I. Introducción
II. Análisis de la intervención y/o restricción del derecho a la democracia
III. Conclusión
I. Introducción
Todas las sociedades titubean entre el orden y el caos, es por ello que la
paz no es un logro, realmente es una responsabilidad. El precio de la libertad para
la democracia es alto, siempre lo ha sido y siempre lo será, por eso es nuestra
responsabilidad procurar la defensa de lo que somos y queremos ser como país.
Es por ello, que algunas constituciones estipulan la posibilidad de convocar una
ANC para idear y redactar una mejor Constitución y en consecuencia, un mejor
sistema jurídico y político para el país.
En definitiva la ANC es un grupo o cuerpo de Constituyentes que deben
ser elegidos por el pueblo (que se expresa a través del sufragio) cuya
responsabilidad es redactar una nueva Constitución (artículo 347). Es evidente
que este acto tiene una trascendencia tal, que supera lo individual y afecta a toda
la colectividad conjuntamente con nuestro futuro y por ello requiere de consulta
popular para que pueda evidenciarse la soberanía popular.
Sobre este particular debo destacar que no existe una lista única y estática
de derechos humanos, estos han ido evolucionando y desarrollándose dentro del
catálogo de derechos según el desarrollo histórico de los pueblos, de la
organización del Estado y la evolución de los regímenes políticos. Esto ha sido
señalado, como por ejemplo por el Juez García que expresó:
Es hecho conocido que el catálogo de los derechos humanos
nunca ha sido estático. Se ha ido definiendo y consagrando
según el desarrollo histórico de la sociedad, de la
organización del Estado y la evolución de los regímenes
políticos. Ello explica que actualmente asistamos al
desarrollo y profundización de los derechos políticos
identificándose, incluso, lo que algunos han denominado el
_________
Sentencias: Serie C), luego de lo cual se mencionan el párrafo correspondiente al mismo, pudiendo
ser identificado y revisado in extensu en la página web de la misma Corte
(http://www.corteidh.or.cr/CF/Jurisprudencia2/busqueda_casos_contenciosos.cfm)
_________
6 Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Observación General Nº 32, párrafo 21.
_________
7Corte IDH. Caso Escher y otros vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 6 de julio de 2009. Serie C No. 200.
III. Conclusión
_________
8Sala Constitucional, Desaplicación por control difuso del segundo aparte del artículo 376 del COPP,
Sentencia N° 161 del 6 de febrero de 2007.
Eugenio Hernández-Bretón
El día 3 de marzo de este año, el profesor Dr. Román J. Duque Corredor
me consultó, vía e-mail, acerca de mi disponibilidad para asistir el día 30 del
mismo mes y año "al acto de presentación de un ejemplar del discurso que
pronuncié en la Universidad Monteávila, el año pasado, con ocasión del acto
organizado por el Centro de Estudios de Participación Ciudadana de esa
Universidad y la Asociación Civil Mujer y Ciudadanía, para la premiación de
destacadas personalidades femeninas, por su liderazgo social. En mi discurso, -
dice el Dr. Duque Corredor- siguiendo lineamientos de la ONU y de mensajes
papales, propuse el estudio del derecho a la igualdad de género como una rama
especial del Derecho."
Ante tal requerimiento, tal vez el Dr. Duque Corredor llegó a pensar que
yo -quizás- podía escabullir el bulto y enviarle como respuesta una gentil
declinatoria, invocando alguna razón protocolar. Por ello me inclino a pensar que
anticipando esa respuesta de mi parte, el Dr. Duque Corredor buscó refuerzos y
fortaleció su requerimiento con argumentos de autoridad, en los términos
siguientes, los cuales paso a transcribir literalmente: "El Prof. Luis Martínez,
coordinador del mencionado Centro y la Arquitecta Aixa Armas, Presidenta de
la referida Asociación, y la Fundación Alberto Adriani, que presido, promotores
del evento, desearían que dijeras unas palabras de presentación de mi discurso,
lo que yo particularmente te lo agradecería." Ahora si que se me puso difícil el
asunto -me dije en ese momento- de esta no me escapo; no solo por el respeto
que debo a las autoridades que requerían mi presencia en este acto, sino porque
lo solicitado venía sellado con la palabra de agradecimiento personal del Dr.
Duque Corredor. Y lo que el no sabe, y que tampoco saben las autoridades que
me invitaron a participar en este acto, es que quien está agradecido por esta
oportunidad de hablarles hoy es quien tiene la fortuna de dirigirles la palabra.
Pero continúo con esta breve introducción. Creo que el Dr. Duque no
estaba todavía seguro de que yo aceptaría el encargo, así que muy sagazmente él
recurrió a otro argumento adicional, propio de un abogado convincente. De tal
manera cerró su solicitud diciéndome: "Con la esperanza de contar con tu
invalorable presencia, recibe mi aprecio y amistad." Pues bien, me terminó de
convencer con este argumento tan contundente. Ya para mi es suficiente premio
contar con tal ofrecimiento, lo cual tomo como recompensa de honor que me hace
el Dr. Duque Corredor, y, por su intermedio, también me honran la Fundación
_________
1 Palabras del doctor Eugenio Hernández-Bretón, en el acto de presentación del cuaderno "El Derecho
de Igualdad de Género: una rama especial del Derecho", cuyo autor es el doctor Román J. Duque
Corredor, celebrado en la Universidad Monteávila, el 30 de marzo de 2016.
de tribunales, ni ocupar algún otro cargo dentro del Poder Judicial. La norma en
cuestión era evidentemente inconstitucional, pero cierta interpretación
acomodaticia de la Constitución llevó a mantenerla vigente por décadas y a
someter a la mujer con aspiraciones judiciales a un régimen de permanente
inferioridad. Aunque suene hoy prejuiciado, entonces no se consideraba a la
mujer lo suficientemente capaz para desempeñar la magistratura judicial.
Parecido problema padecía la mujer venezolana a la hora de ejercer como
abogada, pues aunque hubiera la posibilidad teórica de ingresar a la universidad,
para el ejercicio de la profesión se topaba con restricciones para actuar,
especialmente la mujer casada, quien quedaba sometida al poder de su marido.
Por eso se decía entonces que "Soltera o viuda, la mujer no posee todos los
derechos civiles que le corresponden; casada, su personalidad disminuye aún
más."3
Tal vez de ser otra la realidad venezolana de esos tiempos, la más
importante novela escrita por un venezolano no se hubiera llamada Doña
Bárbara, y Don Rómulo Gallegos habría tenido que rebautizar su magna obra
como La Doctora Bárbara, para ponerla a litigar contra Santos Luzardo y
Lorenzo Barquero. Y de la misma manera, Andrés Eloy Blanco no hubiera tenido
a Doña Pancha como clienta, sino que él habría tenido que litigar contra la
"doctora Francisca Vázquez", allá en San Fernando de Apure.4
Volviendo al tema, es un deber de justicia recordar que la eliminación de
la prohibición antes mencionada contenida en el Código de Procedimiento Civil
_________
en el libre ejercicio de sus derechos civiles y políticos; ni las mujeres, ni los militares en actual
servicio, ni los ministros de cualquier culto, ni los que no sepan leer y escribir, ni los que padezcan de
defecto físico permanente que les imposibilite para el ejercicio de las funciones del cargo." Ver al
respecto Ramón F. Feo, Estudios sobre el Código de Procedimiento Civil Venezolano, Tomo Primero,
Editorial Biblioamericana, Argentina-Venezuela, 1953, p. 19, quien en cuanto a las referidas
prohibiciones expresaba: "Obvias y demasiado conocidas son las razones que abonan cada una de esas
incapacidades, para repetirlas aquí." Por su parte, Arminio Borjas al referirse al nuevo artículo 2 del
Código de Procedimiento Civil de 1916, señalaba: "En la enumeración de estos impedimentos, cuya
sola indicación nos releva de exponer su razón de ser -tan obvia es ella-, el Código vigente se ha
separado del de 1897 y del de 1904 en cuanto … ha suprimido la injusta prohibición que pesaba sobre
la mujer para ocupar puesto de Juez o de Secretario de Tribunal. Esta reforma plausible era exigida
… respecto a la capacidad de la mujer para desempeñar la magistratura judicial, porque continuar
desconociéndosela, abiertas como le están a ella en el mundo civilizado todas las carreras científicas
y el ejercicio de todos los derechos políticos, sería quedar rezagados, por prejuicios arcaicos e
insostenibles, en la marcha progresiva del derecho", ver Arminio Borjas, Comentarios al Código de
Procedimiento Civil Venezolano, Tomo I, 3a. Edición, Ediciones Sales, Caracas, s/f, p. 29.
3 José Gil Fortoul, "Filosofía Constitucional", en José Gil Fortoul, Obras Completas, Volumen IV,
Ministerio de Educación, Caracas, 1956, p. 131.
4 Ver Rómulo Gallegos, "Como conocí a Doña Bárbara", en Una posición en la vida, Ediciones del
Gobierno del estado Miranda, Los Teques, 1985, p. 525 y ss.; Andrés Eloy Blanco, "Doña Bárbara,
de lo pintado a lo vivo", en Obras Completas, Tomo II, Volumen I, Periodismo, Ediciones del
Congreso de la República, Caracas, 1973, p. 545 y ss.
imaginar que 80 años más tarde, más de la mitad de las estudiantes de Derecho,
y casi el 100% de las mejores estudiantes de esa carrera, son mujeres!
En los años 1940 egresaron de la UCV las primeras mujeres con el título
de ingenieras civiles, economistas, geólogas, químicos analíticos, ingenieras
industriales, periodistas, para luego continuar en las décadas posteriores con
titulaciones en Ciencias Naturales, Filosofía, Biblioteconomía, Agronomía,
Letras, Arquitectura - aquí vale la pena mencionar que la primera decana de la
Facultad de Ciencias de la Comunicación de esta Universidad Monteávila, la
profesora Alicia Álamo Bartolomé, fue una de las dos primeras arquitectas
egresadas de la UCV en 1951-. Y así luego en todas las demás carreras.12
Por supuesto que en esos primeros tiempos no había muchas parejas
casadas de abogados o de médicos, muy al contrario de lo que es hoy en día. La
razón era evidente con tan pocas damas entre los estudiantes universitarios. Por
eso, cuando al final de su carrera universitaria la doctora Imber -a quien me he
referido antes- decidió casarse con uno de sus compañeros de curso, uno de los
integrantes de la promoción, dijo lo siguiente en un breve discurso que podríamos
llamar de compañerismo universitario: "Como todos no pudimos casarnos con
Lya, comisionamos a Rubén Coronil para que lo hiciera por nosotros".13
La tesis que presentó Luisa Amelia Pérez Perozo para optar al título de
doctora en Ciencias Políticas fue reflejo de su inquietud femenina. Su tesis, con
el título de La incapacidad jurídica de la mujer casada, fue elaborada: "Con
talento, con tenacidad, con esa natural rebeldía con que las mujeres emprenden
el camino que enmienda a las demás", así lo refirió uno de su compañeros de
curso, el doctor Héctor Cuenca.14
Decía la entonces bachiller Pérez Perozo que con su tesis de doctor
"…quiero contribuir por medio de los argumentos jurídicos, humanitarios y de
igualdad social que invoco, a la lucha que hoy se sostiene en el ambiente
legislativo de nuestro país por la modificación de nuestras leyes, con el fin de
hacerlas más liberales, en el sentido de la igualdad jurídica del hombre y la
mujer, ya que esa igualdad es de la esencia misma de la democracia, porque ella
corresponde a la exigencia social de sus principios, y ampliará en nuestra patria
los horizontes de un progreso integral, porque incorporando a la mujer
venezolana al pleno goce de sus derechos civiles y políticos, de acuerdo con las
cifras que arrojan los censos, se capacitarán a más de la mitad de la población
adulta, para vivir plenamente la vida ciudadana, puesto que al entrar a participar
_________
12 Ildefonso Leal, Op. Cit., p. 303 y ss.
13 Humberto García Arocha, en Ildefonso Leal, Op. Cit., p. 309.
14 Héctor Cuenca, "Prólogo", en Promoción de Abogados 1936, Tesis Doctorales presentadas ante la
Ilustre Universidad Central de Venezuela, Imprenta Nacional, Caracas, 1956, p. XIII y ss., esp. p.
XLIV.
el respeto de los derechos humanos de todos: mujeres y hombres, para que ese
respeto se yerga en "piedra angular en el concepto de una sociedad donde la
visión femenina y la visión masculina se integren en función del Desarrollo
Sustentable, el Bienestar Social, el Bien Común".17
Queda por hacer, y hay que hacer. Por ello, en cuanto al destino de las
futuras y necesarias propuestas de reforma de la legislación, vale la pena acoger
las palabras de Gil Fortoul: No nos ha de preocupar su suerte. "Ellas triunfarán
al fin, hoy o mañana, porque son justas y buenas: llevan su virtud en si
mismas…Las ideas buenas -faro, estrella, antorcha, bandera- no se apagan ni se
mueren en eclipses, en noches, en aplazamientos. Para ellas llega siempre la
sonrisa del alba y el resplandor del sol."18
Voy a concluir estas palabras de presentación a un texto del Dr. Duque
Corredor que es un testimonio de admiración por una lucha cívica de la mujer
venezolana mencionando que hace dos semanas, en un acto celebrado en la
Academia de Ciencias Políticas y Sociales, me correspondió dar las palabras de
instalación del acto de conmemoración de los 70 años de los Derechos Políticos
de la Mujer Venezolana, recordando que el 15 de marzo de 1946, se firmó el
Decreto No. 216 mediante el cual se dictó el Estatuto Electoral para la elección
de representantes a la Asamblea Nacional Constituyente.19 Se trató del primer
instrumento legal que, a nivel nacional, reconoció los derechos políticos activos
y pasivos de las mujeres venezolanas, derechos que incluso habían sido
prohibidos expresamente por alguna Constitución anterior. El pleno respeto de
los derechos civiles de la mujer, en particular del Derecho de Igualdad de Género
y de la eliminación de la discriminación por razón de género, en los términos que
ha esbozado el Dr. Duque Corredor, son la base para alcanzar la plena
participación política de la mujer venezolana, a quien -quizás- ya le llegó el
momento de ejercer la Presidencia de la República.
Mientras tanto, hay también otra tarea pendiente para el hombre
venezolano. Esa tarea es la de descubrir a la mujer venezolana. Y aquí tomo las
palabras del poeta venezolano más citado, cuando dijo: "El venezolano no piensa
en que ella -la mujer venezolana- es lo que es él. No la ha descubierto. No se ha
dado cuenta de la inmensa capacidad de acción y colaboración que ella tiene." 20
_________
17 Aixa Armas, "Presentación", en Román J. Duque Corredor, Op. Cit., p. 3.
18 José Gil Fortoul, "Discurso sobre la Reforma del Código Civil", en José Gil Fortoul, Obras
Completas, Volumen V, Op. Cit., p. 464 y s.
19 Eugenio Hernández-Bretón, 70° Aniversario de los Derechos Políticos de la Mujer Venezolana, en
www.acienpol.com (consultado el 30 de marzo de 2016).
20 Andrés Eloy Blanco, "Hombre y mujer de Venezuela", en Andrés Eloy Blanco, Obras Completas,
Tomo II, Volumen V, Periodismo, Ediciones del Congreso de la República, Caracas, 1973, p. 405 y
ss., p. 407 y s.
Sumario
I. La ubicación de la contraloría general de la república en una nueva rama
del poder público: el poder ciudadano
A. De la desvinculación de la Contraloría General de la República del Poder
Legislativo ¿un cambio en el sistema de control?
B. El Poder Ciudadano, una razón de independencia
II. Poder ciudadano y derecho a la participación en los asuntos públicos
A. El derecho fundamental a la participación ciudadana en la designación
del Contralor General de la República
B. Del Derecho a la participación ciudadana en la función de control
desarrollada por la Contraloría General de la República
III. Reflexiones sobre la situación del control fiscal
El Ordenamiento jurídico venezolano define al Estado como una
República, lo cual implica que se fundamenta en las ideas de soberanía popular,
gobernantes elegidos por el pueblo, donde las autoridades públicas son
ciudadanos iguales al resto de los integrantes de la sociedad, quienes actúan como
sus representantes, están al servicio de los ciudadanos y que tienen la obligación
de rendirles cuenta por su gestión1.
La República está basada en la legitimidad democrática2, en la idea que
los ciudadanos son hombres libres, con derechos, capaces de decidir su destino
político, eligen sus gobernantes y les encomiendan la conducción del Estado
conforme a un ordenamiento jurídico. En ese esquema la autoridad se encuentra
sometida a la Ley, y ejerce sus atribuciones “con sometimiento pleno a la ley y al
Derecho”, como lo dispone el artículo 141 de la Constitución de 1999, norma que
establece además los principios de honestidad, participación, eficacia, eficiencia,
transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de la función
pública.
Este último, el principio de la responsabilidad en el ejercicio de la función
pública, es corolario del principio de la legalidad, rector del Estado de Derecho,
donde los ciudadanos están sometidos al ordenamiento jurídico, y no a la
voluntad de sus gobernantes, es el llamado imperio de la Ley, porque es esta
_________
1 La Constitución de 1999 consagra expresamente el derecho ciudadano a que sus representantes les
rindan cuentas, artículo 66 y 141.
2 Artículos 2, 3 y 6 de la Constitución de 1999.
última la que define y limita las atribuciones de los órganos del Poder Público,
conforme al Principio de Legalidad, la autoridad no es un derecho, sino un
servicio que se cumple obligatoriamente en beneficio del interés general.
En ese sentido, afirma Jorge Reinaldo Vanossi, “el sistema republicano de
gobierno encuentra fundamento básico en la responsabilidad de los funcionarios
públicos, circunstancia que acredita la honestidad de ellos en el desempeño de
sus funciones. La sociedad tiene la seguridad de que el patrimonio común del
fisco, que los funcionarios y empleados públicos administran, no puede servir de
bocado para la satisfacción inescrupulosa de aquéllos. Ésta debe ser una
preocupación permanente del sistema democrático y del régimen institucional:
todo lo que se haga para impedir la distracción legal del patrimonio público
encuentra fundamento suficiente en la alta inspiración que lo determina”3.
Como el Estado está para servir al ciudadano, los recursos económicos a
su disposición están destinados al cumplimiento de los fines del Estado, a la
satisfacción de las necesidades colectivas; desde esa perspectiva el control y
vigilancia de la gestión del presupuesto y patrimonio público es un elemento
fundamental del sistema democrático: La desviación de recursos conlleva la
desviación democrática, por desatención del interés general.
El funcionario público no está en libertad de ejercer sus atribuciones, tiene
el deber de hacerlo, la competencia, más que una atribución es una obligación,
que debe cumplir con apego a la legalidad.
La conformidad a Derecho de los actos del Poder Público debe satisfacer
el examen de competencia, que no se limita a constatar la existencia de una
disposición normativa que atribuya la competencia de que se trate, sino que va
más allá, porque comprende también la verificación de la adecuación de la
decisión con los supuestos de hecho previstos en la norma, la realidad y la
demanda social.
En la materia de control fiscal, la legalidad en la gestión de los recursos
públicos comprende la verificación de la previsión presupuestaria, la racionalidad
del compromiso, inversión o gasto público, la verificación de que el mismo esté
dirigido a la satisfacción efectiva de un interés general y que la autoridad
competente eligió la mejor opción, en base a criterios técnicamente sustentables.
Las irregularidades en la gestión de los fondos públicos, más allá de los
ilícitos que pudieran configurar, son una afrenta al sistema democrático, el cual
no admite que se haga prevalecer un interés personal – de un funcionario o de
_________
3 Jorge Reinaldo Vanossi, Problemática constitucional de la corrupción, en Simposio Internacional
sobre Derecho del Estado Homenaje a Carlos Restrepo Piedrahita, Bogotá, Universidad del
Externado de Colombia, 1993, Tomo I. p. 131.
_________
4Constitución de la República Bolivariana de Venezuela publicada en la Gaceta Oficial Nº 5.453
Extraordinaria de 24 de marzo de 2000, por “reimpresión” de la primera publicación en la Gaceta
Oficial Nº 36.860 del 30-12-1999, luego del referendo constituyente del 15 de diciembre de 1999.
5 Véase Allan Brewer-Carías, Evolución Histórica del Estado, Instituciones Políticas y
Constitucionales, Tomo I, Editorial Jurídica Venezolana y Universidad Católica del Táchira, 1996, p.
93 y Gerardo Fernández Villegas, Principios constitucionales rectores del Estado Venezolano, en II
Jornadas Colombo – Venezolanas de Derecho Público, Universidad Externado de Colombia, Bogotá,
1996, p. 295.
_________
6 Artículo 136 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
7 Artículo 236 de la Constitución de 1961.
8 Véase cita de ese informe en Eloy Lares Martínez, Manual de Derecho Administrativo, Caracas,
UCV, 1983, p.525
como de las demás ramas del Poder Público. De manera que, a pesar de estar
constitucionalmente integrado al Poder Legislativo, no dependía de éste, ello fue
lo que le valió la denominación de órgano administrativo con autonomía
funcional.
En el régimen constitucional vigente a partir de 1999, se desvincula a la
institución contralora del Poder Legislativo, la Contraloría General de la
República es ahora un órgano del Poder Ciudadano.
Se constitucionaliza así la tesis de la existencia de un cuarto poder, distinto
del Ejecutivo, Legislativo y Judicial, no susceptibles de ser vinculadas a alguna
de esas ramas en que la teoría constitucional clásica dividía el Poder Público. En
Venezuela los órganos con autonomía funcional eran la Contraloría General de la
República, la Fiscalía General de la República, el Consejo Supremo Electoral y
el Consejo de la Judicatura. Los dos primeros conforman hoy, conjuntamente con
la Defensoría del Pueblo, el Poder Ciudadano; el órgano electoral integra el nuevo
Poder Electoral y el órgano de administración de los Tribunales, fue sustituido
por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, ubicado orgánicamente en el Poder
Judicial.
La inclusión de la Contraloría General de la República en el Poder Público
quizás haga vana la discusión sobre si el control fiscal que ejerce ese órgano se
corresponde con la modalidad de control parlamentario, pero ha generado otra
interrogante, relativa ahora a su calificación de órgano de la Administración
Pública con autonomía funcional.
respecto del régimen que estuvo vigente bajo la Constitución de 1961, nos
inclinamos por sostener que la creación del Poder Ciudadano y la inclusión de la
Contraloría General de la República en esa nueva rama del Poder Público, no
introduce una modificación que imponga desechar su identificación con la
función administrativa, con la importante consecuencia de considerar que su
actividad se encuentra sometida a las reglas y principios del Derecho
Administrativo12.
La razón por la cual se le atribuía autonomía a esos órganos y se buscaba
desvincularlos de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial era su necesaria
independencia, requerida para el cumplimiento de sus fines, más que al hecho que
desarrollaren una función totalmente distinta a la función administrativa.
La situación no es igual respecto de todos los órganos antes mencionados,
a los que se les daba la misma calificación de Administración Pública con
autonomía funcional; difiere de manera particular el caso de la Fiscalía General
de la República, más aún cuando la reforma del Código de Enjuiciamiento
Criminal, hoy Código Orgánico Procesal Penal, presenta a un Ministerio Público
más cercano a la función jurisdiccional que a la función administrativa del Estado.
Por el contrario, la Dirección Ejecutiva de la Magistratura y el Consejo
Nacional Electoral, tienen funciones en esencia administrativas, específicamente
de organización y disposición de recursos para el cumplimiento de sendas
actividades especiales del Estado, la jurisdiccional y la electoral, respectivamente,
pero en cuya ejecución es una condición sine qua non, la independencia de los
demás Poderes Públicos.
Respecto de la función de control fiscal, aún cuando se le atribuyen
algunas particularidades, las mismas no son más que una consecuencia de la
especialidad de la materia, sin que por ello deje de ser una función administrativa:
el control de los ingresos y gastos del Estado, es un aspecto de la administración
de los bienes patrimoniales; la verificación de la recaudación de ingresos y el
control de la fiel ejecución presupuestaria, forman parte de la actividad
_________
12 Véase en ese sentido, José Ignacio Hernández, La Contraloría General de la República y los
principios del régimen de control fiscal en Venezuela, en Leyes Orgánicas del Poder Ciudadano,
Colección Textos Legislativos Nº 30, Caracas, Editorial Jurídica Venezolana, 2005, p.197, así como
lo que señalamos en el trabajo, El Sistema de Control Fiscal en la Nueva Ley Orgánica de la
Contraloría General de la República y del Sistema Nacional de Control Fiscal publicado en esa misma
obra, pp. 245-256. Como nota adicional es pertinente señalar que la jurisdicción competente para
conocer de los recursos de nulidad de los actos dictados por la Contraloría General de la República es
la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, y de los demás órganos de control
fiscal, las Cortes de lo Contencioso administrativo (artículo 108 de la Ley Orgánica de la Contraloría
General de la República y del Sistema Nacional de Control Fiscal), claro que la competencia de la
jurisdicción contencioso administrativa sería una consecuencia de la calificación de esas decisiones
de actos administrativos y no un índice para atribuir tal calificación.
Poder Ciudadano, solamente estuvo inspirada en la idea de “dar signos claros del
respeto a la independencia y autonomía funcional de la que deben gozar esos
órganos encargados de desarrollar las funciones respectivas, para facilitar la
recuperación de la legitimidad perdida en terrenos tan delicados, como el de los
procesos electorales, así como el de la función contralora y la defensa de los
derechos humanos ”.15
La integración de la Contraloría General de la República a esta nueva rama
del Poder Público perseguía reforzar la imagen de independencia, pero realmente
la autonomía funcional –sin duda una condición necesaria de eficiencia de todo
órgano de control – no fue una innovación del texto constitucional, ya le había
sido conferida desde su creación en 1938 y se mantenía en el artículo 236 de la
Constitución de 1961.
La idea de un Poder Ciudadano encargado del control de la ética pública,
tanto en lo que se refiere a la gestión presupuestaria, como a la defensa de los
derechos humanos16, no planteó una reforma profunda de la institución, cuyas
funciones se mantienen sin mayores variaciones, el efecto buscado era generar
confianza en que sería más independiente, a ese objetivo se unía la intención de
reivindicar las ideas del Libertador relativas a un Poder Moral17.
Así, ante la demanda de profundización de la democracia, el respeto de los
derechos fundamentales y el control de los recurso del Estado, eran dos aspectos
que debían surgir fortalecidos en la nueva Constitución, porque son condiciones
necesarias y garantías de la democracia: no puede haber confianza en el opresor,
ni en el corrupto.
El juicio sobre si bajo la vigencia de la Constitución de 1999 se ha
consolidado la independencia de la Contraloría General de la República, va más
allá del análisis jurídico al cual se circunscribe este estudio, por lo que cada quien
deberá sacar su conclusión, aun cuando quizás sirva para esa reflexión dar un
vistazo a cómo se ha desarrollado el proceso de designación del Contralor General
de la República, titular del principal órgano del sistema de control fiscal, para lo
cual el texto constitucional consagró la participación ciudadana como una
garantía de la independencia de esa institución.
_________
15 Exposición de Motivos Constitución de la República Bolivariana de Venezuela publicada en la
Gaceta Oficial Nº 5.453 Extraordinario de fecha 24 de marzo de 2000, Título IV, p.6.
16 Pertenecen también al Poder Ciudadano la Fiscalía General de la República y la Defensoría del
Pueblo, artículo 273 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
17 Véase Exposición de motivos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Título
V, Capítulo IV, pp. 10-11. y Roxana Orihuela Gonzatti, El Nuevo Poder Ciudadano, en Leyes
Orgánicas del Poder Ciudadano, Colección Textos Legislativos Nº 30, Caracas, Editorial Jurídica
Venezolana, 2005, p. 33-98.
_________
18 Véase cita de la transcripción del debate en la sesión del 18 de octubre de 1999, en Roxana Orihuela
Gonzatti, El Nuevo Poder Ciudadano, en Leyes Orgánicas del Poder Ciudadano, Colección Textos
Legislativos Nº 30, Caracas, Editorial Jurídica Venezolana, 2005, p. 39-40.
19 Manuel Feo La Cruz, La participación de la sociedad civil en el proceso de gestión pública. Retos
y desafíos. El Derecho Público a finales del siglo XXI, Estudios en Homenaje al Profesor Allan R.
Brewer Carías, Tomo I, p. 416.
_________
20Artículo 50 de la Constitución de 1961.
21Artículo 23, literal a) de la Ley aprobatoria de la Convención Americana sobre Derecho Humanos
“Pacto de San José de Costa Rica, publicada en la Gaceta Oficial Nº 31.256 del 14 de junio de 1977.
que ésta designara a cada titular a partir de esa terna, e incluso se contempla una
consulta popular, en caso de falta de acuerdo en la Asamblea Nacional.
Sin embargo, ese mismo artículo constitucional, en su primer aparte, prevé
la posibilidad que no se convoque al Comité de Evaluación de Postulaciones del
Poder Ciudadano, en cuyo caso sería la Asamblea Nacional quien decida esas
designaciones. Esa disposición constitucional no establece en qué supuestos
podría justificarse la no convocatoria al referido Comité, con lo cual ya el texto
constitucional abre el camino para que ese derecho a la participación ciudadana
fuera lesionado, como en efecto lo ha sido, desde la entrada en vigencia de ese
nuevo texto constitucional.
La primera designación en el año 2000, no se efectuó de conformidad con
lo dispuesto en la Constitución, sino en otra normativa dictada por la Asamblea
Nacional, contenida en una ley ad hoc, la Ley Especial para la Ratificación o
Designación de los Funcionarios y Funcionares del Poder Ciudadano y
Magistrados y magistrados del Tribunal Supremo de Justicia para el primer
período constitucional22.
Esa ley especial establece los mecanismos mediante los cuales la
Asamblea Nacional procedería a designar o a ratificar a los integrantes del Poder
Ciudadano, así como los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia,
modificando las previsiones constitucionales al respecto. Entre las diferencias que
presenta esa Ley especial respecto de lo dispuesto en la Constitución de 1999,
destaca la convocatoria y composición del Comité de Evaluación de
Postulaciones del Poder Ciudadano que, según la Constitución debía ser
convocado por el Consejo Moral Republicano23 y estaría integrado por miembros
de diversos sectores de la sociedad; en la normativa legal especial dictada por la
Asamblea Nacional se prevé una Comisión designada por ese mismo cuerpo
parlamentario e integrada por quince diputados, que sería la que actuaría como
Comisión de Evaluación de Postulaciones.
Se prevé la participación de la colectividad en esa Comisión, pero
conjuntamente con esos quince diputados y mediante una selección hecha por el
mismo cuerpo legislativo, a partir de una lista de doce representante de los
_________
22 Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 37.077 de fecha 14 de noviembre de
2000.
23 Conforme a lo dispuesto en el artículo 273 de la Constitución de 1999 el Consejo Moral Republicano
está integrado por el Defensor del Pueblo, el Fiscal General de la República y el Contralor General de
la República. Para la fecha de la entrada en vigencia de esa Constitución no podía conformarse ese
Consejo Moral, debido a que uno de sus integrantes, el titular de la Defensoría del Pueblo, era una
autoridad creada ex novo en ese texto constitucional, por lo que era necesario establecer una
disposición transitoria para esa primera convocatoria. Sin embargo eso no justifica la alteración
absoluta que se estableció en la Ley Especial que dictó la Asamblea en relación al mecanismo de
designación de los titulares del Poder Ciudadano.
_________
24 Artículo 4 de la Ley Especial para la Ratificación o Designación de los Funcionarios y funcionares
del Poder Ciudadano y Magistrados y magistrados del Tribunal Supremo de Justicia para el primer
período constitucional.
25 Véase en Gaceta Oficial Nº 37.105 del 22 de diciembre de 2000, sesión mediante la cual la Asamblea
Nacional designa al Contralor General de la República.
26 Véase Allan Brewer-Carías, Introducción General al Régimen Constitucional del Poder Ciudadano,
en Leyes Orgánicas del Poder Ciudadano, Colección Textos Legislativos Nº 30, Caracas, Editorial
Jurídica Venezolana, 2005 p. 22.
27 Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, Nº 1562 de fecha 12 de
diciembre de 2000, expediente Nº 00-3035, en la cual se lee: “Una segunda etapa, de este sistema
constitucional, surge a partir de la promulgación de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, la cual crea una serie de instituciones no previstas en las Cartas Fundamentales anteriores,
pero cuyas pautas de funcionamiento no fueron consagradas en el texto constitucional, quedando
sujetas a una regulación posterior mediante leyes que dictare la Asamblea Nacional.
_________
Para evitar el vacío institucional mientras se promulguen las leyes, la Asamblea Nacional
Constituyente decretó el Régimen de Transición del Poder Público (Gaceta Oficial Nº 36.920 del 28
de marzo de 2000), de manera que las instituciones delineadas en la Constitución de 1999, aun no
desarrolladas por las leyes, pudieran funcionar, evitándose así que las normas constitucionales
quedaran sin contenido. Este régimen de transición, que se fue complementando con otras normativas
emanadas del poder constituyente, necesariamente tiene naturaleza constitucional, ya que integra la
Constitución, vigente mientras las instituciones se normalicen, por lo que no puede considerarse que
los poderes actuales sean ilegítimos o inconstitucionales, si se fundan en el Régimen de Transición
del Poder Público. Basta leer el artículo 2 del Régimen de Transición del Poder Público, para constatar
que dicho régimen desarrolla y complementa las disposiciones transitorias de la Constitución de 1999.
La normalización total de instituciones nuevas como el Poder Ciudadano y el Tribunal Supremo de
Justicia, requieren de leyes orgánicas que desarrollen el texto constitucional, y mientras ellas no se
dicten, las mismas se rigen por dos cuerpos legales coexistentes e integrativos: Decreto sobre el
Régimen de Transición del Poder Público y la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
en lo que se complementan.
Por ello, en fallo de esta Sala, de fecha 30 de junio de 2000 (caso Defensoría del Pueblo), la Sala
enfatizó, que cuando las leyes orgánicas respectivas se dictaren, cesaría definitivamente el régimen
provisorio que gobierna a las instituciones, actualmente carentes de dichas leyes especiales, pero
mientras tanto, conformaban un solo bloque constitucional el Régimen de Transición del Poder
Público y la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, tal como lo ha apuntado esta
Sala en fallos de fechas 14 de marzo y 28 de marzo de 2000.
El Régimen de Transición del Poder Público, emanado de la Asamblea Nacional Constituyente y
publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela de fecha 28 de marzo de
2000 (N° 36920), previó en su artículo 21 que la Asamblea Nacional realizara las designaciones o
ratificaciones definitivas de conformidad con la Constitución, de los Magistrados del Tribunal
Supremo de Justicia y de sus suplentes, ya que los Magistrados nombrados en los artículos 19 y 20
del Régimen de Transición del Poder Público, ejercerían sus cargos en forma provisoria.
La figura de la ratificación no está prevista en el Constitución vigente, sino en el Régimen de
Transición del Poder Público, y ella fue tomada en cuenta solo con relación a los Magistrados del
Tribunal Supremo de Justicia, mas no con respecto a los miembros del Poder Ciudadano, ya que los
artículos 35, 36, 37 y 38 del Régimen de Transición del Poder Público no contemplaron la ratificación
de quienes ejercían provisionalmente los cargos del Poder Ciudadano.
Resultado de la aplicación necesaria del Régimen de Transición del Poder Público, el cual -como lo
apunta esta Sala- es de rango constitucional, es que solo con respecto a los Magistrados del Tribunal
Supremo de Justicia ha de utilizarse la figura de la ratificación, la cual carece de previsión en la
Constitución, por lo que la frase del artículo 21 del Régimen de Transición del Poder Público, según
la cual las ratificaciones definitivas se harán de conformidad con la Constitución, carece de aplicación,
ya que como antes apuntó la Sala, la vigente Constitución no previno normas sobre ratificación de
Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia.
En consecuencia, el régimen de ratificación debe ser especial, orientado hacia el cual ha sido el
rendimiento de los Magistrados a ratificarse y la calidad de sus ponencias, ya que son éstos los
parámetros que permiten conocer la calidad de quienes como Magistrados ya han impartido justicia
desde la más alta Magistratura, y por tanto se han hecho o no dignos de ratificación” (consultada en
la página www.tsj.gov.ve)
_________
33 En relación al principio de alternabilidad, debe tenerse presente, aún cuando la consideramos
absolutamente errada, la interpretación del artículo 6 de la Constitución de 1999, que ha sostenido la
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia nº 53, de fecha 3 de febrero de
2009, Expediente Nº 08-1610, en la cual se lee: “la eliminación de la causal de inelegibilidad para el
ejercicio de cargos públicos derivada de su ejercicio previo por parte de cualquier ciudadano, en modo
alguno trastoca el principio de alternabilidad en el ejercicio del poder. En efecto, el carácter
alternativo de nuestro sistema de gobierno postulado por el artículo 6 de la Constitución, no supone
un mecanismo de reparto de cuotas de poder a través del cual unos liderazgos deban declinar
obligatoriamente a favor de otras legítimas aspiraciones, sino que, por el contrario, implica la efectiva
y real posibilidad de que el electorado, como actor fundamental del proceso democrático, acuda a
procesos comiciales periódicamente en los que compitan, en igualdad de condiciones, las diversas
opciones políticas que integran el cuerpo social y así darle oportunidad de decidir entre recompensar
a quienes estime como sus mejores gobernantes, o bien renovar completamente las estructuras de
poder cuando su desempeño haya sido pobre. En conclusión, este principio lo que exige es que el
pueblo como titular de la soberanía tenga la posibilidad periódica de escoger sus mandatarios o
representantes. Solo se infringiría el mismo si se impide esta posibilidad al evitar o no realizar las
elecciones”. Consultada en la página www.tsj.gov.ve
34 Véase diario de debate sesión ordinaria Nº38, de de fecha 6 de noviembre de 1999, citado por
Roxana Orihuela, ob.cit., p. 53.
_________
35 Véase comentario de Allan Brewer Carías en: Sobre el nombramiento irregular por la Asamblea
Nacional de los titulares de los órganos del poder ciudadano en 2007, en Revista de Derecho Público
Nº 113, Editorial Jurídica Venezolana, 2008, p.87 y 88.
36 El actual Contralor General de la República, Manuel Galindo Ballestero fue designado por la
Asamblea Nacional mediante Acuerdo publicado en la Gaceta Oficial N° 40.567 de fecha 22 de
diciembre de 2014.
“contralores somos todos”, debería ser totalmente accesible a los ciudadanos, sin
formalismos ni condicionamientos, por lo que bien podría ofrecer la garantía del
anonimato y evitar el temor de persecución política.
La denuncia es un mecanismo de colaboración con la gestión
administrativa, por lo que no debe estar sujeta a limitaciones que la dificulten;
cualquier limitación en ese sentido, merma el derecho a la participación
ciudadana, porque constituye un elemento disuasivo de su ejercicio.
La consagración de manera general del derecho constitucional a la
participación ciudadana en el artículo 62 de la Constitución y la inclusión de los
ciudadanos, como integrantes del Sistema Nacional de Control Fiscal, además del
derecho fundamental de todos a dirigir peticiones a las autoridades públicas sobre
los asuntos de su competencia, consagrado en el artículo 51 de la Constitución,
constituyen fundamento jurídico suficiente para legitimar la intervención de los
particulares en las gestiones relativas a la función de control, sin limitarse al
mecanismo de denuncia.
Sin perjuicio de lo anterior y aún cuando me considero proclive a la
participación ciudadana, pienso que es necesario tener presente que, si bien ésta
es en algunos casos deseable y puede contribuir a reivindicar la confianza en las
instituciones, en otros casos puede representar un riesgo de ineficacia
administrativa, en particular respecto de las actividades del Estado de carácter
técnico y objetivo, que no deben ser permeables a opiniones políticas.
No es lo mismo decidir si una edificación será afectada para el desarrollo
de un mercado popular o un centro cultural, que decidir sobre la emisión de bonos
de la deuda pública o si se declara la responsabilidad administrativa de un
funcionario que ha incurrido en un acto de corrupción. En el primer supuesto la
participación ciudadana es deseable y sin duda conveniente, porque en la toma de
decisión o en la definición de la política pública, debe prevalecer la demanda de
la comunidad que se verá beneficiada y hará uso de la obra pública que se decida
construir.
La eficiencia administrativa se mide por la capacidad de dar una respuesta
adecuada a la colectividad, lo cual solamente es posible si se le realizan procesos
de consulta popular, para conocer cuál es la demanda de la comunidad y se toma
en cuenta la opinión ciudadana.
En los dos últimos casos citados como ejemplo, por el contrario, la opinión
ciudadana no aparece como determinante en la toma de decisión, se trata de
materias que deben ser decididos con base a conocimientos y herramientas
técnicas que no están al alcance del común de la ciudadanía.
violando incluso las reglas más elementales del debido proceso y las limitaciones
para la autoridad administrativa de imposición de esa sanción 41 se vacía de
contenido las disposiciones constitucionales en las cuales se consagraron las
garantías de la independencia necesaria para el cabal ejercicio de la función de
control fiscal.
Lamentablemente la Contraloría General de la República no se nos
presenta actualmente como un órgano autónomo ni independiente, las graves
denuncias de corrupción en la gestión pública, ante los cuales el control
institucional no está dando una respuesta; sin embargo, ello no se debe a una
deficiencia estructural, sino circunstancial, imputable en todo caso al
comportamiento de quienes están llamados a ejercer ese control.
En efecto, el control fiscal en Venezuela tiene rango constitucional, la
norma suprema define el alcance del control encomendado a la Contraloría
General de la República y enumera las atribuciones principales de ese órgano, las
cuales han sido desarrolladas en la Ley Orgánica de la Contraloría General de la
República y el Sistema Nacional de Control Fiscal y en la Ley Anticorrupción,
de manera que no es por deficiencia en la regulación de la actividad contralora
que el mismo no ha satisfecho la demanda social, sino como ya advertía Florencio
Contreras Quintero en 196542, por falta de aplicación.
_________
41 El Contralor General de la República, conforme a la normativa vigente, puede imponer la
sanción de inhabilitación política, sin que para ello requiera cumplir otro procedimiento previo. Así
está previsto en el la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema Nacional
de Control Fiscal; sin embargo, la constitucionalidad de la norma es cuestionable por ser violatoria
del derecho a la defensa consagrado en el artículo 49 de la Constitución y por tratarse de una pena
accesoria que debería emanar de autoridad judicial y no administrativa. La CIDH ha instado al Estado
Venezolano a la adecuación de la legislación y a evitar el uso de ese mecanismo con fines de
persecución política. En la decisión adoptada por la Comisión IDH mediante la cual se acuerdan
medidas cautelares a Henrique Capriles se lee: (Párrafo 63, nota al pie N°26) “El artículo 23.2 de la
Convención determina cuáles son las causales que permiten restringir los derechos reconocidos en
el artículo 23.1, así como, en su caso, los requisitos que deben cumplirse para que proceda tal
restricción. En el presente caso, que se refiere a una restricción impuesta por vía de sanción, debería
tratarse de una “condena, por juez competente, en proceso penal”. Ninguno de esos requisitos se ha
cumplido, pues el órgano que impuso dichas sanciones no era un “juez competente”, no hubo
“condena” y las sanciones no se aplicaron como resultado de un “proceso penal”, en el que tendrían
que haberse respetado las garantías judiciales consagradas en el artículo 8 de la Convención
Americana. Ver. Corte IDH. Caso López Mendoza Vs. Venezuela. Fondo Reparaciones y Costas.
Sentencia de 1 de septiembre de 2011. Serie C No. 233.”
https://www.oas.org/es/cidh/decisiones/pdf/2017/15-17MC248-17-VE.pdf
42 Tienen plena vigencia las palabras de Florencio Contreras Quintero con las que expresó
disentir de lo afirmado por el Contralor General de la República en el año 1965, sobre la limitación
de los medios a disposición de esa institución para corregir los vicios, fallas y deficiencias de los
funcionarios administrativos. Ante ese señalamiento Florencio Contreras advierte: “… el problema es
a mi juicio de interpretación y de aplicación. Pero es que aquí, entre nosotros, hay esa tendencia
_________
45Véase el estudio de Jaime Rodríguez-Arana, El derecho fundamental al buen gobierno y a la buena
administración de instituciones públicas, en Revista de Derecho Público Nº 113, 2008, Caracas,
Editorial Jurídica Venezolana, pp. 31-41, en relación al artículo 41 de la Carta Europea de los
Derechos Fundamentales, en relación al derecho a la buena administración. Ese es un derecho
inherente a los ciudadanos en un Estado de Derecho, corolario del principio de legalidad y de
administración al servicio del ciudadano y del interés general, expresamente consagrados en los
artículos 137 y 141 la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
_________
* Estela egipcia de Ruma, 1600 a.C. que se encuentra actualmente en el museo Carlsberg Copenhague,
Dinamarca
1 http://es.wikipedia.org/wiki/Poliomielitis
2 http://www.ferato.com/wiki/index.php/Poliomielitis
3 http://www.ferato.com/wiki/index.php/Poliomielitis
4 Ibídem
5 http://kidshealth.org/parent/en_espanol/medicos/polio_esp.html
_________
6 http://www.ferato.com/wiki/index.php/Poliomielitis y
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001402.htm
7 http://www.aaot.org.ar/cultura/patologia_pie_artes_plasticas_1_files/frame.htm
8
http://www.postpoliomexico.org/SINDROME_POSTPOLIOMIELITIS_Orientaciones_para_los_pr
ofesionales_de_la_Salud.pdf
9 http://www.ferato.com/wiki/index.php/Poliomielitis
10 http://www.salud180.com/salud-a-z/enfermedades/poliomielitis-enfermedad-de-grandes-
personajes
los tres tipos de virus. Esta, se administraba a los niños por vía oral en un terrón
de azúcar, por lo que muy rápidamente desplazó a la vacuna de Salk. Sabin tiene
además el mérito de haber declinado beneficiarse económicamente de su
descubrimiento.19
En Venezuela se identificó la poliomielitis como entidad clínica en 1928,
pero fue en 1960 cuando se obtuvo la confirmación virológica 20 y serológica21 de
la enfermedad en el Instituto Nacional de Higiene de Caracas.22
De 1957 a 1964 se empleó la vacuna Salk inactivada, pero en cantidades
insuficientes para constituir un factor relevante en el control de la enfermedad. 23
En octubre de ese último año, se emprendió la primera jornada nacional de
inmunización en masa con la vacuna oral atenuada Sabin, y a partir de ese
momento, se efectuaron numerosas campañas similares.24
Puesto que en Venezuela la incidencia de la poliomielitis se limitaba casi
exclusivamente a los niños menores de cinco años, las campañas en masa de 1964
a 1969 se dirigieron a ese grupo de edad y desde 1970 sólo se vacuna a los
menores de tres años.25
Las referencias que hace la literatura sobre la poliomielitis en Venezuela
se inician en el siglo XX, pero ¿qué decir del período colonial? Es aquí donde
queremos introducir un aporte para la discusión en lo que hemos denominado un
caso de poliomielitis en la Venezuela colonial.
En 1761 se produce en Venezuela la muerte del regidor Don Pedro Blanco
de Ponte. Como era costumbre, su esposa, Juana de la Plaza, a los fines de dar
cumplimiento a su testamento, dirige una comunicación al Capitán General Don
Felipe Ramírez de Estenoz, a los fines de que ordenara la realización de
inventarios de los bienes del de cuius. La intención era que una vez inventariados
la totalidad de sus bienes, se procediera a su avalúo, división y partición entre sus
herederos.26
_________
19 http://www.ferato.com/wiki/index.php/Poliomielitis
20La virología, se encarga de estudiar la clasificación, la estructura y el desarrollo de los virus. Entre
las cuestiones que analiza, se encuentran las enfermedades que provocan los virus, sus interacciones
con el huésped, su cultivo y los mecanismos de aislamiento (https://definicion.de/virologia/)
21El llamado examen serológico, de este modo, permite saber cómo el organismo reacciona ante una
infección o ante la presencia de patógenos en el flujo sanguíneo.
22 http://hist.library.paho.org/spanish/Bol/v80n1p32.pdf
23 Ibídem
24 Ibídem
25 Ibídem
26 Archivo del Registro Principal del Distrito Capital. Sección Testamentarias 1758 B-2.
inferior al de un esclavo sano de esa edad que era de ciento cincuenta pesos, pero
no el valor cero que se le daba a un esclavo inútil.32
Podríamos seguir especulando sobre si el esclavo padecía poliomielitis o
no, la limitada información que nos proporcionan las fuentes no nos permiten
aseverarlo con certeza. Sólo tenemos indicios que nos llevan a suponer que se
trataba de un caso típico de poliomielitis paralítica, no obstante, preferimos dejar
que el lector saque sus propias conclusiones. Lo cierto es, que de ser así,
podríamos estar ante un caso documentado de esta enfermedad en la Venezuela
colonial.
_________
32 Ibídem
Especial PREA
Arbitraje
La falta de jurisdicción de los Tribunales Laborales frente a la existencia de
una cláusula arbitral. Comentarios a la sentencia de fecha 21 de marzo de
2019, dictada por el Tribunal Décimo Tercero (13°) de Primera Instancia
de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Circuito Judicial del Trabajo
del Área Metropolitana de Caracas
III. Comentarios
IV. Conclusiones
Aún cuando la ley mercantil venezolana no dice nada más con respecto a
la impugnación de las decisiones tomadas por la asamblea de accionistas, hoy día
–en respuesta a las circunstancias antes narradas- nuestra jurisprudencia,
articulando el contenido del artículo 289 del Código de Comercio con las normas
_________
2 Roberto Goldschmidt, Curso de derecho mercantil (Caracas: Universidad Católica Andrés Bello,
edición 2002, actualizada por María Auxiliadora Pisani), 534.
3 Para un estudio más profundo sobre el tema, ver: (1) la obra de Levis Zerpa, antes citada; y (2) Fidel
Castillo, “Procedimiento de oposición a las decisiones de la asamblea de accionistas establecido en el
artículo 290 del Código de Comercio”, Revista Venezolana de Derecho Mercantil, número 1 – 2018:
409.
sobre nulidad contractual previstas en los artículos 6, 1341 y 1346 del Código
Civil, se ha decantado por otorgar, además del derecho de oposición antes
descrito, la posibilidad de demandar de forma autónoma la nulidad de las
decisiones de la asamblea que sean contrarias a los estatutos o a la ley. Dicho en
otras palabras: se ha creado un sistema autónomo y diferenciado del derecho de
oposición, que permite impugnar las decisiones de la asamblea de accionistas
utilizando los principios generales sobre nulidad previstos en el Código Civil.4
A continuación, haremos un resumen realmente apretado sobre algunos de
los aspectos más relevantes de esta acción, para que el lector pueda apreciar su
alcance y sus esenciales diferencias con el derecho de oposición que hemos
mencionado anteriormente:
La acción de nulidad de asamblea es de carácter contencioso y, justamente
por su falta de regulación legal, no tiene un procedimiento especial para su
trámite. Como hemos adelantado, puede demandarse la nulidad de una asamblea
cuando se violen normas previstas en la ley o en los estatutos de la sociedad.
La resolución de la asamblea de accionistas se puede atacar tanto por
vicios en el proceso de formación de la asamblea como por vicios en el contenido
de la decisión definitiva5. A su vez, la asamblea se puede atacar por contener
vicios de nulidad absoluta o de nulidad relativa; siendo una labor realmente
compleja determinar en cada caso concreto de qué tipo de nulidad se trata, y
tocará siempre al juez –o árbitro- hacer la calificación definitiva.
ZERPA 6 explica que el objeto de esta acción es la declaratoria de
ineficacia total o parcial de la asamblea de accionistas impugnada, para que la
misma no surta los efectos deseados por los accionistas que tomaron la decisión.
Creemos que es perfectamente posible acumular a la demanda de nulidad de
asamblea otras pretensiones (por ejemplo, de daños y perjuicios) siempre que se
cumplan las reglas ordinarias, valga decir, que los procedimientos sean
compatibles y se respeten las normas sobre litisconsorcios.
La caducidad de la acción se verifica si ésta no se ejerce dentro del año
siguiente de la publicación de la asamblea, según lo dispuesto en el artículo 56 de
_________
4 Entre las sentencias donde se consagró esta posibilidad, encontramos: (1) sentencia del 21 de enero
de 1975 de la entonces Sala de Casación Civil, Mercantil y del Trabajo de la Corte Suprema de
Justicia; (2) sentencia de fecha 3 de febrero de 1994 de la Sala de Casación Civil de la extinta Corte
Suprema de Justicia; (3) sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia número
196 de fecha 8 de febrero de 2002; (4) sentencia de la Sala Constitucional Tribunal Supremo de
Justicia número 1513 del 8 de agosto de 2006; y (5) sentencia de la Sala de Casación Civil Tribunal
Supremo de Justicia número 151 de fecha 30 de marzo de 2009.
5 Ricardo Nissen, Impugnación judicial de actos y decisiones asamblearias (Buenos Aires: Depalma,
1989), 93.
6 Ob. Cit. Página 143.
_________
7 El caso de España es realmente interesante. El artículo 205 de la Ley de Sociedades de Capital
establece que la acción de impugnación de los acuerdos sociales caducará en el plazo de un año, salvo
que tenga por objeto acuerdos que por sus circunstancias, causa o contenido resultaren contrarios al
orden público, en cuyo caso la acción no caducará ni prescribirá. Si bien hay autores en Venezuela
que han querido sostener una tesis similar para nuestro país, pensamos que ello no tiene cabida, pues
la Ley de Registros y Notariado no hace tal distinción.
8 Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia número 493 del 24 de mayo de
2010.
_________
12 Sentencia número 621 de fecha 12 de mayo de 2011.
13 Mario Bariona, “El arbitraje como medio alternativo de solución de disputas en las sociedades”,
Legal Report, Centro Empresarial de Conciliación y Arbitraje CEDCA, mayo/junio 2012: 56-59.
Recuperado de:
http://cedca.org.ve/sites/default/files/Business_327.pdf
14Carlos Lepervanche, “Aproximación a la solución de conflictos societarios mediante el arbitraje”,
Legal Report, Centro Empresarial de Conciliación y Arbitraje CEDCA, 2010. Recuperado de:
http://www.cedca.org.ve/legal-report/
15 Luis Mata, “La acción de nulidad absoluta como medio de impugnación de las decisiones de las
asambleas de la sociedad anónima”, Revista de la facultad de derecho, número 67-70, 2012 – 2015.
Recuperado de:
http://revistasenlinea.saber.ucab.edu.ve/temas/index.php/rfderecho/article/view/3657
16 Así ocurre en España, Colombia y Chile. En este último, el arbitraje estatutario es la regla, salvo
que los socios pacten lo contrario.
_________
17 Francisco Hung, Sociedades (Caracas: Vadell Hermanos Editores, 2002), 234.
18 Alfredo Morles, Curso de derecho mercantil: Las sociedades mercantiles Vol.2 (Caracas:
Universidad Católica Andrés Bello, 2002), 1102 - 1130.
19 Ob. Cit. Página 140.
supuestos expresos en los cuales las partes no podrían someter sus controversias
a arbitraje. Esto se estipula en el artículo 3 de la Ley de Arbitraje Comercial, cuyo
texto es el siguiente:
“Artículo 3. Podrán someterse a arbitraje las controversias
susceptibles de transacción que surjan entre personas
capaces de transigir.
Quedan exceptuadas las controversias:
Que sean contrarias al orden público o versen sobre delitos
o faltas, salvo sobre la cuantía de la responsabilidad civil, en
tanto ésta no hubiere sido fijada por sentencia
definitivamente firme;
Directamente concernientes a las atribuciones o funciones de
imperio del Estado o de personas o entes de derecho público;
Que versan sobre el estado o la capacidad civil de las
personas;
Relativas a bienes o derechos de incapaces, sin previa
autorización judicial;
Sobre las que haya recaído sentencia definitivamente firme,
salvo las consecuencias patrimoniales que surjan de su
ejecución en cuanto conciernan exclusivamente a las partes
del proceso y no hayan sido determinadas por sentencia
definitivamente firme.”
Revisado el artículo anterior, a los efectos de este apartado tenemos que
analizar si la impugnación de asambleas: (1) califica como una controversia “que
sea contraria al orden público” y (2) es una materia susceptible de transacción.
Con respecto a lo primero pensamos que existe una confusión
generalizada. En tal sentido, este artículo lo único que dice es que si la
controversia es en sí misma contraria al orden público, no será arbitrable, al igual
que el artículo 16 del Código de Procedimiento Civil establece que no será
admisible la demanda si la pretensión es contraria al orden público.
Sin embargo, dicha norma de ninguna manera implica que las materias
donde esté interesado el orden público no sean arbitrables. Afortunadamente así
_________
25 Sentencia de la Sala Constitucional número 1541 de fecha 17 de octubre de 2008, ratificada en la
decisión número 702 de fecha 18 de octubre de 2018.
26 Andrés Rebaza, “Laudando sacrílegamente: consideraciones en torno al carácter arbitrable de la
nulidad del acto jurídico”, Revista derecho & sociedad, número 21, 2003. 302-307. Recuperado de:
http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechoysociedad/article/viewFile/17386/17669
que siempre corresponderá al juez (o árbitro) calificar el alcance del vicio que se
le impute a la asamblea.
Igual ocurre con la convocatoria. Aún cuando pareciera existir un
consenso en cuanto a que los vicios relacionados con la convocatoria sólo
acarrean la nulidad relativa de la asamblea29, encontramos opiniones como la de
LUQUE30, para quien las normas sobre convocatoria también protegen a la
colectividad; y en el caso particular de la falta total de convocatoria, algunos
autores31 y la jurisprudencia 32 han dicho que se trata de un supuesto de nulidad
absoluta.
Sin embargo existen casos donde los autores se han mostrado contestes;
por ejemplo, se entiende de forma casi unánime que la aprobación de balances
falsos33 es un vicio que acarrea la nulidad absoluta de la asamblea. Lo mismo
ocurre con la falta de quórum y de mayorías, que como explica CORSI34, afectan
directamente la emisión de la voluntad social.
También existe un consenso en cuanto a que la asamblea estará viciada de
nulidad absoluta cuando afecte derechos de terceros. Sin embargo, al menos
localmente, son situaciones muy poco comunes. Por ejemplo, en una sentencia de
vieja data encontramos un caso que nos llamó la atención, y pensamos que califica
como una verdadera nulidad absoluta: nos referimos a la decisión de la Sala de
Casación Civil de la antigua Corte Suprema de Justicia dictada en fecha 15 de
junio de 1988. Dicho caso se trataba, según pudimos observar, de una demanda
de daños y perjuicios incoada por una persona llamada “C. Martínez” contra la
compañía C.A. Poli – Industrial Aragua, basada en lo siguiente: (1) que el señor
Martínez fue administrador –no accionista- de la demandada durante el período
comprendido entre el 10 de julio de 1984 y 30 de junio de 1985, (2) que durante
ese período la asamblea ordenó pagar a los administradores un porcentaje de las
utilidades por su buen desempeño y (3) que la asamblea revocó unos meses
después esa decisión, reduciendo el porcentaje que habría de pagarse. Por su
parte, al momento de contestar la demanda, los abogados de C.A. Poli – Industrial
Aragua argumentaron entre otras defensas que el demandante tuvo que presentar
_________
29 Ver, entre otros: (1) Jorge Núñez, Sociedades mercantiles: La sociedad anónima, Vol. 2 (Caracas:
Universidad Católica Andrés Bello, 1979), 246; y (2) Manuel Acedo Mendoza y Luisa Acedo de
Lepervanche, La sociedad anónima (Caracas: Vadell Hermanos Editores, 2000), 291.
30 Ob. Cit. Páginas 457 – 459.
31 Entre otros: Luis Corsi, “Un panorama de las formas de invalidez de los acuerdos de las asambleas
de la sociedad anónima”, Bicentenario del Código de Comercio Francés, (Caracas: Academia de
Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Católica Andrés Bello y Embajada de Francia en
Venezuela, 2008). 731.
32 Sentencia dictada el día 3 de febrero de 1994 por la Sala de Casación Civil de la extinta Corte
Suprema de Justicia.
33 Rodríguez Roblero, María. Ob. Cit. Página 341.
34 Ob. Cit. Página 734.
_________
37 Ob. Cit. Página 332.
dictar las medidas cautelares que considere pertinentes (entre ellas la suspensión
de efectos de la asamblea); sin embargo, sólo se proseguirá el juicio después de
vencido el lapso de caducidad (en su caso, de tres meses), esto a fin de que todas
las posibles acciones se hayan interpuesto y luego puedan acumularse, a cuyo
efecto los administradores tendrán obligación de informar en cada expediente la
existencia de las demás.
Pensamos que aún cuando en Venezuela –obviamente- no existe una
solución análoga, podría procederse de forma similar: en nuestro criterio, el
árbitro puede conocer de la demanda de nulidad absoluta; sin embargo, si desea
evitar la posibilidad de decisiones contradictorias, podrá esperar a que se cumpla
el lapso de caducidad de la acción de nulidad39. En caso que un tercero impugne
la misma asamblea ante la jurisdicción ordinaria, la sociedad deberá notificarlo,
y en ese momento el árbitro declarará su falta de jurisdicción, a fin de evitar
decisiones contradictorias.
En conclusión: en nuestra opinión, en Venezuela son arbitrables las
impugnaciones de asambleas por nulidad relativa o nulidad absoluta. El único
problema se presentaría en el supuesto que, frente a un vicio de nulidad absoluta,
un tercero impugne la asamblea, en cuyo caso la doctrina ha señalado que todas
las acciones deben corresponder a un tribunal judicial ordinario. Nosotros
creemos que esto no obsta para que el árbitro conozca sin limitaciones la
pretensión de nulidad; sin embargo, como solución subsidiaria proponemos que
el tribunal arbitral conozca de la reclamación pero sin dictar el laudo hasta que
venza el lapso de caducidad, para que en caso que exista impugnación de un
tercero, decline su jurisdicción sobre el asunto.
_________
39En ese mismo sentido: Francisco Vicent Chuliá, “Arbitraje de impugnación de acuerdos sociales:
acto final”, Anuario de justicia alternativa, número1 - 2001. 114.
IV. Conclusiones
Las conclusiones que hemos obtenido luego del análisis precedente, son
las siguientes:
Primera: En Venezuela es posible incluir en los estatutos sociales de las
compañías anónimas un acuerdo de arbitraje. Dicho acuerdo deberá ser aprobado
por unanimidad de los socios. El acuerdo es oponible a la sociedad, a los socios
presentes, a los administradores y a los comisarios. El acuerdo también es
oponible a los socios que adquieran acciones con posterioridad a su adopción; sin
embargo, en esos casos es recomendable que suscriban expresamente, por
documento aparte, su aceptación a de someter a arbitraje sus controversias.
Segunda: La impugnación de acuerdos societarios es una controversia
arbitrable en Venezuela, aún cuando existen normas de orden público
involucradas en la materia. Son arbitrables las impugnaciones de asambleas por
nulidad relativa o nulidad absoluta. El único problema se presentaría en el
supuesto que, frente a un vicio de nulidad absoluta, un tercero impugne la
asamblea, en cuyo caso la doctrina ha señalado que todas las acciones deben
corresponder a un tribunal judicial ordinario. Nosotros creemos que esto no obsta
para que el árbitro conozca sin limitaciones la pretensión de nulidad absoluta; sin
embargo, como solución subsidiaria proponemos que el tribunal arbitral conozca
de la reclamación pero sin dictar el laudo hasta que venza el lapso de caducidad,
para que en caso que exista impugnación de un tercero, decline su jurisdicción
sobre el asunto.
Tercera: La oposición por el artículo 290 del Código de Comercio también
es una controversia arbitrable; no obstante, los árbitros deberán ceñirse al
procedimiento previsto en la señalada norma para tramitarla.
Cuarta: Es recomendable someter la impugnación de acuerdos sociales a
un arbitraje institucional. No parece posible someterla a un arbitraje de equidad.
Quinta: Los efectos del laudo en esta materia son exactamente iguales a
los que produce la sentencia judicial. La única forma de que decaigan los derechos
adquiridos por terceros es haciendo la anotación preventiva de la demanda de
arbitraje, o al menos de un extracto de ésta, para preservar el principio de
confidencialidad de las actuaciones arbitrales.
Rodolfo A. Mejias G.
Sumario
I. Sobre la Arbitrabilidad
II. Arbitrabilidad (objetiva) del Derecho de competencia
A. Prima facie, la aplicación del Derecho de competencia se reserva a la
Administración Pública
B. Los principios pro-arbitri y de universalidad de la cláusula arbitral
permiten la aplicación privada (por árbitros) del Derecho de
competencia y, en consecuencia, a su arbitrabilidad
C. El Derecho administrativo de la competencia económica no debe
expandirse hasta censurar el derecho (fundamental) de acceso al arbitraje
III. Conclusiones
I. Sobre la Arbitrabilidad
_________
1 Sobre el principio pro-arbitri o pro-arbitraje cfr. Díaz-Candia, Hernando, (2011), El Correcto
Funcionamiento Expansivo del Arbitraje (Teoría general del arbitraje). Caracas-Venezuela: Legis, pp.
39 y ss.
2 En este sentido, Cfr. Hierro, Antonio, (2015), Towards a Global Arbitration Law, en: Spain
Arbitration Review. Madrid-España: Club Español de Arbitraje (CEA), pp. 55-63. Específicamente,
p. 58.
_________
3 Cfr. Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, sentencia de fecha 17-Octubre, 2008,
(caso Sansó et al.).
4 Cfr. en particular Díaz-Candia, Hernando, ob. cit., pp. 39 y ss.
5 En Venezuela, se admite únicamente el « Public Enforcement » del Derecho de competencia,
reservándose su aplicación a un órgano administrativo especializado, i.e., Superintendencia
Antimonopolio.
_________
6 Quedan a salvo los ilícitos de competencia desleal, para los cuales estaría expedita la vía judicial (o,
en su caso, la arbitral).
7 Las acciones follow-on se apoyan en un procedimiento administrativo (sancionador) que
previamente hubiere establecido unos hechos y su conformación como ilícito antitrust, a los fines de
fundamentar la demanda civil.
8 La teoría que establece que en los mercados el interés personal y privado, cuando se ejerce
libremente, propende a la promoción del interés público y el bien común, se debe al prominente
pensador y economista (clásico) Adam Smith.
9 Maillet, Antoine, (2015), Variedades del neoliberalismo. Innovación conceptual para el análisis del
rol del Estado en los mercados, en: Revista de Estudios Políticos. Madrid-España: Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, pp. 110-114.
10 Las externalidades de mercado son los efectos o daños no compensados que causan las actividades
(económicas) de unos en otros.
III. Conclusiones
A. Teoría jurisdiccional
_________
1 Hernández-Breton, Eugenio. Arbitraje y Constitución: El arbitraje como derecho fundamental,
publicado en Arbitraje Comercial Interno e Internacional. Academia de Ciencias Políticas y Sociales.
Serie Eventos, Caracas, pp. 31 y 32.
B. Teoría contractual
_________
2De Jesús O, Alfredo. Validez y Eficacia del Acuerdo de Arbitraje en el Derecho Venezolano,
publicado en Arbitraje Comercial Interno e Internacional.Academia de Ciencias Políticas y Sociales.
Serie Eventos, Caracas, pp. 103 y 104.
_________
3Araque Benzo, Luis Alfredo. Manual de Arbitraje Comercial. Editorial Jurídica Venezolana.
Caracas. P. 50.
_________
4Todas las referencias e ideas sobre los contratos enlazados expuestos han sido tomados de la obra de
Rodner S. James-Otis. Los Contratos Enlazados. El subcontrato. Academia de Ciencias Políticas y
Sociales. Serie Estudios 77, Caracas, 2008.
incorporación de la cláusula back to back, puesto que si con este tipo de clausula se
trasladan las cargas de la relación principal, también deberían trasladarse los
beneficios procesales, especialmente ya que de lo contrario, ante algunos
supuestos de incumplimientos o potenciales conflictos, podrían generarse
procesos judiciales y arbitrales paralelos, que podrían igualmente producir
sentencias contradictorias.