Manuscritos de Qumrán

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MANUSCRITOS DE QUMRÁN

 INDAGACIÓN
 
 7 ENERO, 2016
 
 MELQUIS
 
 4 COMMENTS

El Gran Descubrimiento de Qumrán


Si alguien nos preguntase qué son los manuscritos del Mar Muerto, también
conocidos como los Rollos de Qumrán, quizás no tendríamos del todo claro qué
respuesta dar. Tal vez hemos oído que se trata de unos manuscritos muy
antiguos, que fueron descubiertos a mediados del siglo pasado en varias cuevas
situadas en Qumrán, al lado del Mar Muerto, en el Desierto de Judá y que tienen
un inmenso valor arqueológico y religioso. Pero, ¿de qué tratan? ¿Quién los
escribió? ¿Por qué tienen tanto valor?
La
historia comienza en el año 1947, cuando dos pastores beduinos que perseguían a
una de sus cabras, descubrieron por casualidad una cueva donde había unas
tinajas, en su mayoría vacías o rotas, salvo una que se encontraba intacta. Grande
fue su desilusión cuando al abrirla, en su interior solo encontraron siete rollos de
pergamino antiquísimos, escritos en hebreo o arameo, en vez del tesoro que en su
mente había comenzado a tomar forma.
Estos rollos (o fragmentos de rollos en realidad), sumamente deteriorados, fueron
a parar a manos de anticuarios de Belén. Al descubrirse que en algunos de ellos
podían leerse trozos de la Biblia y de diversos libros que la comunidad que
habitaba en la zona había redactado o transcripto cerca del inicio de la era
cristiana, se despertó toda una fiebre expedicionaria, en busca de más material.
Así, arqueólogos por un lado y beduinos por otro, fueron descubriendo una
segunda, una tercera y así hasta una onceava cueva, con nuevo material para el
análisis y estudio. En total se descubrieron unos 972 rollos.

El mal estado de los mismos obligó a un trabajo extremadamente lento y


minucioso y que no obstante, fue encargado a un reducido grupo de especialistas.
Estos debían desenrollarlos con sumo cuidado, clasificar cada trozo, reintegrar
los manuscritos hasta hacerlos legibles, y luego intentar traducirlos. Este trabajo
llevó tanto tiempo, que el interés por conocer los resultados fue decayendo.
Qumrán y sus Novelas

Hasta que en 1991, dos


investigadores publicaron un libro que pondría el tema nuevamente en el tapete:
“El Escándalo de los Manuscritos del Mar Muerto”. En él, Michael Baigent,
graduado en la Christchurch University de Nueva Zelanda, y Richard Leigh,
procedente de la Tufts University de Boston, consignaban que los resultados de
la investigación oficial se prolongarían indefinidamente, ya que el Vaticano
tendría mucho interés en no sacar a luz la verdad descubierta. ¿Y cuál era esa
verdad? La verdad según ellos era que los textos encontrados mostraban otro
rostro de Jesús, muy diferente al de los Evangelios. Jesús no habría sido ese
maestro pacífico, predicador del amor y el perdón, sino un luchador rebelde, que
conformó un movimiento violento que luchaba clandestinamente contra la
ocupación romana. Y que recién gracias a San Pablo, habríamos tenido otra
imagen de Jesús, pero esta no sería más que una piadosa caricatura suya.

El libro tuvo su efecto en un público ávido de esta clase de literatura que pone en
entredicho la imagen y credibilidad de la Iglesia. La respuesta “oficial” fue una
importante inyección de especialistas que fueron sumados a la tarea de
desentrañar el contenido de los manuscritos, y que finalmente consiguieron
publicar prácticamente la totalidad de los rollos en estudio.

Los Esenios de Qumrán


¿Quiénes escribieron estos libros? En la época de Jesús, había cuatro grupos
judíos, de los cuales los más conocidos (y nombrados en los Evangelios) eran
tres: los fariseos, los saduceos, y aunque menos, los zelotas. Un cuarto grupo,
desconocido para los Evangelios, eran los esenios. Estos eran considerados los
más piadosos de todos los grupos judíos, tal que su nombre significa literalmente
“piadosos”. Surgieron hacia el año 150 a.C. como repulsa a la usurpación del
cargo de sumo sacerdote que Jonatán Macabeo, que gobernaba entonces Judea,
había realizado de manera autoritaria y unilateral.

El sumo sacerdote despojado de su cargo legítimo (perteneciente a la familia de


Sadoq) declaró la nulidad de todo lo oficiado en el Templo por el impostor y
convocó a todos aquellos judíos que repudiaran aquel

acto.  Muchos
de ellos lo secundaron y compartieron su profecía de que esta situación no era
más que el anuncio del inminente final de los tiempos. Con todos los judíos que
lo reconocían como único líder, este sumo sacerdote que es nombrado por el
apodo de “El Maestro de Justicia”, fundó la “Unión Esenia”; con el tiempo,
llegaría a ser uno de los grupos más importantes por su piedad, su compromiso
con la ley, y su ascetismo.
El Maestro de Justicia murió sin haber presenciado el “fin del mundo”, y sus
seguidores resolvieron que una de las tareas más acuciantes era la de proveer a
los numerosos grupos esenios diseminados por toda Palestina de material para su
capacitación y estudio de la Ley. Por la tanto diseñaron una especie de gran
editorial a orillas del Mar Muerto, en Qumrán. Corría el año 110 a.C. Allí se
dedicaron a escribir a gran escala manuscritos que por una parte hacían referencia
a las normas, estatutos, reglamentos e historia de la comunidad esenia, y por otra
a copiar los distintos libros de la Biblia hebrea, así como libros apócrifos, en
cantidad como para ser distribuidos a todos los centros.

La Gran Editorial
Crearon así un centro dotado de todos los elementos necesarios para su fin:
espacio para la cría de cabras y ovejas de donde obtenían la piel para la
confección de los rollos, edificio para la curtiembre, abundantes piscinas para las
diversas etapas de la producción, taller para corte y cocido de las pieles, y un
enorme escritorio, con pupitres, asientos y tinteros.

Esta gran industria duró hasta el año 68, año trágico en que perecería toda la
comunidad y sería arrasada la “Editorial”. Ese año, y a causa de una revuelta
judía contra los romanos, Vespasiano fue enviado a Palestina a sofocar la
insurrección. En su cometido, las tropas romanas ingresaron al país por el norte,
y luego de someter a Galilea, Samaría y Perea, llegaron a Jericó y más tarde a la
comunidad esenia de Qumrán. Al parecer, los esenios supieron del ataque
romano, y para salvaguardar su mayor tesoro, fueron distribuyendo rollos de
acuerdo a la importancia, mientras tuvieron posibilidades. Así, los más alejados
del centro son los que mejor conservados se encontraron, por haber sido
envueltos en tela, colocados en tinajas, protegidos en cuevas y selladas sus
entradas. Cuando los romanos estaban casi a las puertas de la comunidad, los
esenios distribuyeron rollos donde y como pudieron. Gracias a esta previsión de
ocultar su legado en cuevas cercanas al edificio principal, podemos hoy conocer
la historia y vicisitudes de este sorprendente grupo judío.

El Gran Beneficiado: la Biblia


De todos los rollos encontrados, aproximadamente el 20% corresponden a libros
bíblicos, un 40% a libros apócrifos (libros religiosos que no formaron parte de la
Biblia), y el 40% restante tienen que ver con la organización, normas y

costumbres de la comunidad.

Sin duda, el hallazgo de mayor trascendencia fueron los libros bíblicos, pues se
trata de escritos del siglo I a.C. y por lo tanto las copias más antiguas de la Biblia
que se conoce, teniendo en cuenta que sus antecesoras databan del siglo IX d.C.,
unos mil años después. El broche de oro fue que las copias del siglo IX d.C. son
prácticamente coincidentes con las descubiertas en Qumrán, lo cual significa que
la Biblia mantiene su identidad inalterable a lo largo del tiempo, dando una
fuerza superlativa a su contenido. Y además, por supuesto, que los rollos no
hablan de Jesús, porque son copias de la Biblia hebrea, es decir del Antiguo
Testamento, y corresponden al siglo I a.C. Con lo cual, toda la investigación del
libro “El Escándalo de los Manuscritos del Mar Muerto” no parece ser más que
un burdo intento de desacreditar la figura de Jesús en el cristianismo.

Respecto de los libros bíblicos encontrados, hay copias de todos los


protocanónicos (que constituyen la Biblia hebrea) excepto del libro de Ester. Los
libros de los que más copias se hallaron fueron los Salmos, el Deuteronomio, e
Isaías. Hemos dicho que sólo se han conservado fragmentos de rollos. En este
sentido, el único Libro que se ha encontrado completo es el de Isaías. Entre las
copias, finalmente, también se encontraron dos libros deuterocanónicos (que
están en la Biblia católica pero no son aceptados por los judíos), y que son los
libros de Tobías y Eclesiástico.

Conclusiones
Los famosos rollos de Qumrán o manuscritos del Mar Muerto, constituyen la
preciosa “biblioteca” de uno de los más importantes grupos judíos de hace más
de 2000 años: los esenios. En su afán de mantener su espíritu de piedad,
disciplina, conocimiento y cumplimiento de la Ley, dejaron un importante legado
sobre su vida y obra, pero además nos acercaron las versiones de la Biblia
(Antiguo Testamento) más antiguas que se conocen. Y prácticamente coinciden
con las versiones que hoy disponemos, convirtiéndose en uno de los
descubrimientos arqueológicos y religiosos más impactantes de nuestro tiempo.

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