12 Pasos para La Preparación Del Sermón PDF

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12 Pasos para la preparación del sermón


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14-18 minutos

Oxygen Volume 14
Preparar un sermón no es tarea fácil, así lo reconoció Martyn
Lloyd-Jones, el gran predicador inglés de mediados del siglo
veinte cuando expresó que:

“La preparación de sermones implica sudor y trabajo. A veces


puede ser extremadamente difícil hacer que todo este material
que has encontrado en las Escrituras tenga una forma
concreta. Es como un alfarero que hace una figura de barro o
como un herrero que hace herradura para un caballo; has de
poner el material en el fuego y sobre el yunque, calentarlo de
nuevo y golpearlo una y otra vez con el martillo. Cada vez va
un poquito mejor, pero no del todo; así que vuelves a repetir el
proceso hasta que estás satisfecho o ya no puedes hacerlo
mejor. Esta es la parte más penosa en la preparación de un
sermón; pero al mismo tiempo es una ocupación de lo más
fascinante y de lo más gloriosa”.[1]

En este articulo deseo abordar el tema de la preparación del


sermón sabiendo que la misma, como leímos en la
declaración anterior, demanda sudor y labor. Pero antes de
comenzar permítame decirle que no pretendo hacer un
estudio exhaustivo y detallado de cada uno de los pasos que
implica preparar un sermón, ya que existen excelentes libros
que tratan acerca de ello; más bien deseo presentar una guía
sencilla que sirva como una especie de mapa que nos indique
—más que explicar— los pasos que debe seguir la preparación
del sermón. Por lo tanto, espero que al leer este articulo, lo use
como en realidad es: Una guía que le mostrará los pasos a
seguir en la preparación del sermón.

En sus marcas, listos, ¡Fuera!

Sin embargo, como es sabido, todo camino debe ser recorrido


paso a paso. Alguien dijo que una carrera de mil kilómetros
empieza con un paso. Esto es una realidad aun en cuanto a la
preparación del sermón. Preparar un sermón que impacte y
que comunique con eficacia la verdad de Dios demanda la
implementación de una serie de pasos que deben darse uno
por uno. Como ya lo manifesté, el camino de la exposición
demanda sudor y labor. Si deseamos predicar un sermón que
cumpla el propósito de Dios debemos, con paciencia y
perseverancia, recorrer el camino de la exposición un paso
tras otro.

Paso # 1: Comience con un enfoque correcto

Antes de empezar la preparación del sermón es necesario que


entendamos que la predicación efectiva comienza con la
preparación espiritual correcta. El predicador no puede
interpretar correctamente un texto o exponer
apasionadamente la verdad sin antes preparar su propio
corazón. Jerry Vines nos dice que: “La preparación es un
elemento importante en la buena predicación. El predicador no
solo debe pasar tiempo preparando el mensaje, sino que él
también debe prepararse”.[2]

Paso # 2: Seleccione el texto

Al hablar de texto nos referimos a “aquella porción o pasaje de


las Escrituras, sea breve o larga, en el cual ha de estar basado
el sermón”.[3] El texto es la base bíblica del sermón, el material
indispensable de la predicación; no puede armarse un sermón
que será predicado si no es sobre la base del texto bíblico. Por
otra parte, si el predicador decide hacer una exposición
temática, es necesario que se escoja un tema o un problema, y
luego buscar en los libros de la Biblia el o los pasajes
relacionados con el asunto del cual se desea predicar. Sé que
algunos no están de acuerdo con este procedimiento,
pensando que si escogen un tema antes de ir a la Biblia no
serán fieles expositores del mensaje divino. Pero, como dijera
Floyd Bresee, “no es nada erróneo elegir un tema antes de ir a
la Biblia. Lo erróneo es decidir lo que dirá acerca de ese tema
antes de ir a la Biblia”.[4]

Paso # 3: Someta el texto a un análisis exegético

El estudio exegético del texto es el paso más decisivo en la


preparación del sermón. Y es posible que sea el que más
tiempo demande al predicador. El estudio del texto es una
responsabilidad que el predicador debe encarar con seriedad
si espera predicar un sermón que comunique con efectividad
la verdad de Dios. Mas nos preguntamos: ¿Cómo estudiar de
manera satisfactoria un pasaje bíblico? ¿Cómo podemos
extraer lo máximo del texto bíblico escogido como base para
el sermón? Gordon D. Fee y Douglas Stuart en su libro titulado
La lectura eficaz de la Biblia nos dicen que “La clave para la
buena exégesis, y por lo tanto, para la lectura más inteligente
de la Biblia, es aprender a leer el texto bíblico con cuidado y
hacer las preguntas apropiadas acerca del texto”.[5]

Según los estudiosos de la Biblia existen tres importantes


preguntas que deben formularse a fin de hacerle una exégesis
satisfactoria al texto:

1. ¿Qué está diciendo el autor bíblico?

2. ¿Por qué el autor bíblico está diciendo eso?

3. ¿Cómo lo dice el autor bíblico?

Con estas tres preguntas en mente, el expositor está


preparado para realizar las etapas del análisis exegético.[6]

Paso # 4: Descubra la idea central del texto (ICT)

La “idea central del texto (ICT)” es denominada por algunos


como “idea exegética”,[7] “la esencia del texto”,[8]o
“proposición central del texto”[9]; también es definida como
“una frase breve, de dieciséis a dieciocho palabras como
máximo, capaz de traducir el mensaje como expresión exacta
de lo que el texto original encierra”.[10]

La “idea central del texto (ICT)” está compuesta por dos


elementos: Tema y complemento. El tema responde a la
pregunta: ¿De qué está hablando? Y el complemento a esta:
¿Qué se está diciendo al respecto?

Tema + Complemento= Idea central del texto (ICT)

Para ilustrar lo antes presentado tomemos como ejemplo el


siguiente pasaje y notemos la idea central que subyace en el
mismo.

“Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para


que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor”
(Efesios 1:4, NVI).

¿De qué habla el texto? Una respuesta inicial a este pasaje


podría ser que Pablo está hablando acerca de la elección.
Aunque esta emerge como un elemento principal en el pasaje,
constituye un tema demasiado amplio, ya que en Efesios 1:4
Pablo no considera todos los aspecto en cuanto a la elección
divina.

No obstante, si deseamos extraer la verdad central del texto es


necesario que sometamos el mismo a una de estas preguntas:
¿Que? ¿Por qué? o ¿Para qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? Y
¿Quien? Si vemos el pasaje más de cerca, notaremos en la
segunda parte del mismo que el apóstol contesta la pregunta
¿para qué? Por lo tanto, un tema más específico para Efesios
1:4 sería: ¿Para qué fueron escogidos los efesios? Ahora
corresponde formularnos la segunda pregunta: ¿Qué dice el
texto sobre el tema? La parte final del versículo nos da la
respuesta: Para ser santos y sin mancha delante de Dios.

Ahora, integremos el tema y el complemento para formar la


idea central del texto: “Los creyentes en Éfeso fueron escogidos
para ser santos y sin mancha delante de Dios”.

Paso # 5: Precise la idea central del sermón (ICS)

La “idea central del sermón (ICS)” es la declaración o frase


orientadora alrededor de la cual el sermón se esboza y
desarrolla; la misma debe reflejar la idea central del texto y,
por consiguiente, convertirse en el tema principal del mensaje.
J. H. Jowett afirma que: “ningún sermón está listo para ser
predicado, ni siquiera para ser escrito, hasta que no pueda
expresar su tema en una frase corta, elocuente y tan clara
como el cristal”.[11] Habiendo averiguado el pensamiento
clave del argumento del autor bíblico, el expositor ahora
compone una frase integral que refleje el tema o la idea
principal del texto como el expositor tiene la intención de
darlo. La “ idea central del sermón (ICS)” es la
contextualización del mensaje del texto bíblico de tal manera
que sea relevante para el

La “idea central del texto” La “idea centra del sermón”


(ICT) (ICS)
Propósito: comunicar el
mensaje del pasaje bíblico de tal
Propósito: resumir el pasaje
manera que se relacione en
en una sentencia simple.
forma significativa con la
congregación.
Ejemplo
Pablo les escribió a los Ejemplo
creyentes de Éfeso Fuiste escogido con un propósito:
diciéndoles que fueron ser santo y sin mancha delante de
escogidos para ser santos y Dios.
sin mancha delante de Dios.

oyente contemporáneo.

La “ idea central del sermón” (ICS) es ligeramente diferente a


la idea central del texto porque tiene en mente no tan solo la
audiencia original a la cual el escritor bíblico se dirigió sino
también a la audiencia del predicador.

Paso # 6: Determine el propósito del sermón

El propósito del sermón señala lo que uno espera que ocurra


en el oyente como resultado de la exposición del mensaje. Un
buen sermón comienza a ser preparado con la designación de
un propósito. Fijar este es más que importante, es
indispensable. Por ejemplo para James Crene, después de la
idoneidad moral del predicador, el factor más importante en la
elaboración de un sermón es la determinación de su propósito
específico. “Los sermones que no tienen un propósito objetivo
—mencionó Jerry Key— son semejantes al viaje de Abraham
(Hebreo 11:8) que ‘salió sin saber adónde iba’”. Cuando el
predicador no fija con claridad el propósito de su mensaje,
tiende a hablar en círculos interminables, gastando el precioso
tiempo de los oyentes.

Paso # 7: Seleccione su estructura sermonaria

A estas alturas el expositor esta listo para construir un


bosquejo que apoye la “idea central del sermón (ICS)” . El
bosquejo —tal como escribiera Juan Medina— “será la guía
que conducirá al predicador desde el principio al final del
mensaje que desea comunicar”.[12]

Teófilo Pichardo, en el libro Homilética para el siglo XXI,


hablando sobre el bosquejo del sermón nos dice que el
propósito del mismo es facilitar la organización de la
exposición, motivar la atención y la comprensión de los
oyentes y, por último, crear un sentido de orden, ya que el ser
humano responde de forma favorable al orden.[13]

Por otro lado Wesley Allen Jr., escribiendo sobre las


características del bosquejo en su obra Elements Of Preaching:
Determining the Form, dice que todo bosquejo debe
caracterizarse por tres cualidades esenciales que son: unidad,
movimiento y clímax.[14]
Paso # 8: Desarrolle los puntos del bosquejo

Después de definir el esqueleto del sermón el expositor debe


pasar al siguiente nivel de la preparación, que es añadir carne
a los huesos. Floyd Bresee escribió que sobre el esqueleto o
bosquejo del sermón “colgamos los músculos de nuestra
evidencia bíblica, nuestro argumento lógico y nuestras
aplicaciones prácticas. Luego le añadimos la piel de nuestra
presentación y al conjunto lo llamamos: sermón”.[15] Es en
este punto que el predicador debe dedicar especial atención
en explicar, demostrar, aplicar e ilustrar los puntos del bosquejo.

Paso # 9: Prepare la introducción y la conclusión del sermón

La introducción y la conclusión son partes fundamentales en


la elaboración del sermón. Hablando sobre la importancia de
la introducción, John Broadus dice que: “con un buen
principio, la mitad del trabajo está hecho. Con un mal
principio, todo está arruinado”.[16] Por otro lado, Eduardo
Gómez escribiendo sobre la importancia de la conclusión del
sermón dice que: “es importante la elección del tema y del
texto, es también importante tener una introducción bien
adecuada, es importante tener un buen desarrollo, pero
terminar mal es imperdonable”.[17]

Paso # 10: Escoja el título del sermón

Todo sermón requiere un título, que es la frase que da a


conocer el asunto o la materia de una obra. En el caso de la
homilética el título del sermón podría definirse como el
anuncio de la idea central del mensaje en forma atractiva. El
título tiene dos objetivos fundamentales. Primero: dar
promoción o anunciar el sermón.[18]Segundo: generar
curiosidad e interés.[19]

Paso # 11: Redacte un manuscrito

La mayoría de los maestros de homilética recomiendan que


los predicadores, especialmente los novatos, escriban sus
sermones en su totalidad. La ventaja de esto es la claridad de
pensamiento que lleva al mensaje. Un manuscrito permite al
expositor ver el sermón en su conjunto y así descubrir los
pensamientos inconexos o piezas fuera de lugar. Como
mínimo, una descripción detallada debe ser mecanografiada o
escrita. Es mejor averiguar en el estudio que el sermón no es
claro o poco interesante que hacer el descubrimiento en el
púlpito.

Paso # 12: Internalice el sermón

Internalice su discurso en vez de memorizarlo y trate por


todos los medios posibles de llevar la menor cantidad de
notas al púlpito. Para internalizar el sermón es necesario que
ensaye. El ensayo mejorara su estilo. Por otra parte ensayar le
ayuda a medir su propio nivel de ánimo y energía.

Conclusión

Como dije al principio del articulo, los pasos que presentamos


aquí no son la última palabra en lo referente a la elaboración
del sermón. Los pasos presentados anteriormente puede que
concuerden con otros manuales de predicación. De modo que
usted como expositor siéntase libre de consultar otras fuentes
o, si le parece, añadir algunas ideas a los pasos antes
presentados. Pero si como expositor sigue las indicaciones
dadas anteriormente, tengo la plena certeza y seguridad
—porque así lo he experimentado— de que verá terminado un
sermón que tendrá fundamento bíblico como también
relevancia contemporánea.

[1]Martyn Lloyd-Jones, El predicador y la predicación


(Barcelona, España, Editorial Peregrino, 2003), p. 90.

[2] Jerry Vines y Jim Shaddix, Power in the pulpit (Chicago, IL:
Moody Press, 1999), p. 71.

[3]Abel Aguilar, Homilética I: El arte de predicar (Miami, FL:


Editorial vida, 2000), p. 38.
[4] W. Floyd Bresee, Predicadores laicos de éxito (Hagerstawn,
MD: Review and Herald, 1997), p. 54.

[5] Gordon D. Fee y Douglas Stuart, La lectura eficaz de la Biblia


(Miami, FL: Editorial Vida, 1985), p. 19.

[6] Si el lector desea profundizar en el estudio de la exégesis,


recomendamos la lectura de libros especializados en el tema.
Algunos que pueden ser de gran ayuda son: La lectura eficaz
de la Biblia, de Gordon D. Fee y Douglas Stuart; Exégesis del
Nuevo Testamento, de Gordon D. Fee; Hermenéutica:
Entendiendo la Palabra de Dios, de J. Scott Duvall y J. Daniel
Hay; Interpretación bíblica: Una introducción, Howard G.
Hendricks y William D. Hendricks; Entender las Sagradas
Escrituras: Un enfoque adventista, George W. Reid (Miami, FL:
Asociación Publicadora Interamericana, 2006).

[7] Haddon Robinson, La predicación bíblica (Miami, FL: Logoi,


2000), p. 66.

[8] Harold T. Bryson y James C. Taylor, Building Sermon to Meet


People’s Needs (Nashville, TN: Broadman, 1980), p. 61.

[9] Ramesh Richard, Preparing Expository Sermon (Grand


Rapids, MI: Baker Books, 1995), p. 67.

[10] Jilton Moraes, Homilética (Buenos Aires, Argentina:


Editorial Peniel, 2011), p. 66.

[11]Citado por Haddon Robinson, p. 35.

[12]Juan Medina, Una predicación efectiva para el siglo XXI


(Miami, FL: Ministerio LOGOI, 2008), p. 51.

[13] Teófilo Pichardo, Homilética para el siglo XXI (Santo


Domingo, RD: Publicaciones UNAD, 2009), p. 61.

[14] Wesley Allen, Elements Of Preachig: Determining the Form


(Minneapolis, MN: Fortress Press, 2008), p. 7.
[15] W. Floyd Bresee, p. 74.

[16]John Broadus, Tratado sobre la predicación (El Paso, TX:


Casa Bautista de Publicaciones, 1985), p. 103.

[17]Eduardo Gómez, Homilética (San José, California: 2002), p.


59.

[18] Kittin Silva. Manual práctico de homilética (Miami, FL:


Editorial Unilit, 1995), p. 60

[19] Donald R. Sunukjian, Volvamos a la predicación bíblica


(Grand Rapids, MI: Editorial Portavoz, 2010), p. 273.

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