100% encontró este documento útil (1 voto)
106 vistas22 páginas

Woyzeck

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1/ 22

Georg Büchner

Woyzeck

Adaptación: Patricia Jaramillo y Juan S. Rincón Horrillo


Programa de Arte Dramático
Universidad Central – Teatro Libre
Interpretación I
2020 - I

REPARTO

FRANCISCO WOYZECK
MARÍA
CHRISTIAN, el hijo de ambos
CAPITÁN
DOCTOR
TAMBOR MAYOR
ANDRÉS
MARGARITA, una vecina de María
EL POSADERO de una taberna.
CARLOS, un idiota
KATI
1. CUARTEL

El CAPITÁN y WOYZECK
El CAPITÁN en una silla. WOYZECK lo afeita.

CAPITÁN: Despacio, Woyzeck, despacio, cada cosa a su debido tiempo. Me


mareas. Vas a terminar diez minutos antes… ¿Qué voy hacer con
esos diez minutos? Piensa, Woyzeck, todavía te quedan treinta
años de vida. ¡Treinta años! Trescientos sesenta meses y días,
horas, minutos. ¿Qué vas a hacer con esa enorme cantidad de
tiempo? Adminístralo bien, Woyzeck.

WOYZECK: Sí, mi capitán.

CAPITÁN: Siento mucho miedo por el mundo cuando pienso en la eternidad.


¡Hay que ocuparse, Woyzeck, ocuparse! La eternidad es eterna, es
eterna, eso lo entiendes; pero al mismo tiempo, no es eterna sino
un instante, sí, un instante. Woyzeck, me dan escalofríos cuando
pienso que la tierra da un giro completo en un día. ¡Qué pérdida
de tiempo! ¿A dónde vamos a parar? Woyzeck, yo ya no puedo ver
una rueda de molino sin ponerme melancólico.

WOYZECK: Sí, mi capitán.

CAPITÁN: Woyzeck, tú siempre tienes ese aspecto de hombre tenso,


nervioso. Una persona buena no hace eso, una persona buena que
tiene la conciencia tranquila, pero ¡di algo Woyzeck! ¿Qué tiempo
hace hoy?

WOYZECK: Malo, mi capitán, malo. Viento.

CAPITÁN: Ya lo noto, hay algo muy ligero ahí afuera; un viento así me asusta
como un ratón. Creo que va a soplar de norte a sur.

WOYZECK: Sí, mi capitán.

CAPITÁN: ¡Ja, ja, ja!, ¡de norte a sur! ¡Ja, ja, ja! Oh, qué tonto eres,
horriblemente tonto. Woyzeck, eres una buena persona, una
buena persona... pero, Woyzeck, no tienes moralidad. Moralidad
es cuando uno es moral, ¿comprendes? Es una palabra buena.
Tienes un hijo sin la bendición de la iglesia, y como dice nuestro
muy reverendo capellán, sin la bendición de la iglesia no es hijo
mío.
WOYZECK: Mi capitán, dios no va a amar menos a la pobre criatura porque no
le hayan echado la bendición antes de hacerla. El señor ha dicho:
dejad que los niños vengan a mí.

CAPITÁN: ¿Qué dices? ¡Qué respuesta más extraña! Me confundes. No, no lo


acepto… no lo acepto… ¡La bendición!

WOYZECK: Así somos los pobres. Mire usted, mi capitán: plata, todo depende
de la plata. El que no tiene plata ¿cómo hace para traer al mundo
de manera moral a una criatura? Uno es también es de carne y
hueso. Los pobres somos desgraciados, en este mundo y en el
otro. Yo creo que si fuéramos al cielo, tendríamos que ayudar a
tronar.

CAPITÁN: Woyzeck, no tienes virtud, no eres una persona virtuosa. ¿Carne y


hueso? Cuando me apoyo en la ventana, después de que ha
llovido y se me van los ojos detrás de esas medias blancas que
dan saltitos por la calle... ¡Maldita sea, Woyzeck!, entonces es
amor lo que siento. Yo también soy de carne y hueso. Pero,
Woyzeck, la virtud, la virtud. ¿Cómo iba a pasar el tiempo yo, si
no? Lo que yo me digo siempre: eres una persona con moral, una
buena persona, una persona con virtud.

WOYZECK: ¡Sí, mi capitán, la virtud! Yo no sé bien lo que es eso. Mire usted,


la gente común como yo no tiene virtud, solo tiene naturaleza, así,
sin más; pero si yo fuera un caballero y tuviera sombrero, reloj,
una levita y hablara como los señoritos, sí que me gustaría
entonces ser virtuoso. Tiene que ser bien lindo eso de la virtud mi
capitán. Pero yo soy un hombre pobre.

CAPITÁN: Está bien Woyzeck. Eres una buena persona, una buena persona.
Pero piensas demasiado, eso desgasta, siempre tienes ese aspecto
tenso, nervioso… Esta conversación contigo me dejó agotado. Vete
ya y no corras tanto; despacio calle abajo.

2. VENTANA

MARÍA con su NIÑO en la ventana y MARGARITA, luego entra WOYZECK.


Pasa una banda militar, a la cabeza el TAMBOR MAYOR. MARÍA mece al NIÑO.

MARÍA: Chss, mi niño chss… A la nana nanita… ¿Oyes? Ya vienen…

MARGARITA: ¡Qué buen mozo! ¡Parece un roble!


MARÍA: ¡Parece un león, con esa forma de caminar!

El TAMBOR MAYOR saluda.

MARGARITA: ¡Qué ojitos más radiantes, vecina! ¿Quién lo habría pensado de


usted?

MARÍA: (Cantando) Los soldados, los soldados son jóvenes hermosos…

MARGARITA: ¡Cómo le brillan los ojos!

MARÍA: ¿Y qué? Lleve los suyos al judío para que se los limpie, a lo mejor
le brillan también y puede venderlos por dos reales.

MARGARITA: ¡Miren quien habla! ¡La pureza en pasta! Yo soy una persona
decente, pero usted… todos saben que es capaz de mirar a través
de siete pares de calzones de cuero.

MARÍA: ¡Zorra! (Cierra de golpe la ventana) Ven, mi niño. ¡Déjalos que


hablen! Aunque no seas más que el pobrecito hijo de una
cualquiera, eres la alegría de tu madre, con esa carita de pícaro.
Chss, chss…
Canta.
Muchacha, qué vas hacer
Con un niño y sin marido
Esta noche cantaré
Y no pregunto al destino.
Nana, nanita, mi niño, ¡ohé!
Nadie hace nada por mí.
Con un niño y sin marido.
Ensilla las yeguas blancas
Juanito, dales de comer,
No quieren comer cebada,
Agua no quieren beber.
Vino fresco es lo que quieren, ¡ohé!
Vino fresco quieren beber.

Llaman a la ventana.

MARÍA: ¿Quién es? ¿Eres tú, Francisco? ¡Entra!

WOYZECK: No puedo. Van a pasar revista.


MARÍA: ¿Qué te pasa, Francisco?

WOYZECK: Volvió a pasar, María. Pasaron muchas cosas. ¿No está escrito: “Y
he aquí que subía una humareda de la tierra, semejante a la
humareda de una hoguera”?

MARÍA: ¿Qué dices?

WOYZECK: Me siguió hasta las mismas puertas de la ciudad. Es algo que


nosotros no podemos entender, que nos vuelve locos. ¿Qué va a
pasar?

MARIA: ¡Francisco!

WOYZECK: Tengo que irme. Nos vemos por la noche… vamos a la feria…
Ahorré unos pesos. (Sale).

MARIA: ¡El pobre! Está desquiciado. Ni siquiera miró a su hijo. Va a perder


la cabeza de tanto pensar. ¿Bonito, por qué estás tan callado?
¿Tienes miedo? Cómo se está poniendo esto de oscuro, como si
me estuviera quedando ciega. Otras veces entra la luz del farol. No
lo soporto. Me da miedo.

PLAZA PÚBLICA, BARRACAS, LUCES.

VIEJO.-
Niño
Nada dura en esta vida.
Al fin todos moriremos,
Eso es cosa bien sabida.
WOYZECK.-
Sí ¡Así se baila! ¡Pobre hombre, que viejo! ¡Pobre niño, que joven! Venga,
María, ¿quieres que te lleve? Un hombre tiene que... para poder comer.
¡Mundo! ¡Hermoso es el mundo!
PREGONERO.- ¡Señoras! ¡Caballeros! Vean ustedes la criatura tal y como dios la
formó nada, nada de nada. Vean ahora el arte anda derecho, lleva
levita y pantalón, lleva un sable. ¡Así! ¡Haz reverencia! Así se hace.
¡Hecha un beso! (Toca la trompeta) Michel entiende de música.
Señoras y señores, vean aquí presentes al caballo astronómico y
estos bonitos canarios cantores: son los favoritos de todos los
potentados de Europa y miembros de todas las sociedades
científicas. Le leen el provenir a todo el mundo, cuántos años tiene
uno, cuántos hijos, qué enfermedades; sabe disparar con pistola y
andar cojeando. Educación, sólo educación; tienen un raciocinio
animal o más bien una animalidad dotada de raciocinio. No es una
bestia irracional, como tantas personas, a excepción del
distinguido público. ¡Pasen, señores! ¡Empieza la función, el
comienzo del comienzo va a dar inmediatamente!
Vean los adelantos de la civilización. Todo progresa, el caballo, el mono, el canario.
El mono ya es un soldado, todavía no es mucho, el escalón más
bajo del género humano. Principia la representación. ¡El inicio, el
inicio! ¡El comienzo va a dar comienzo inmediatamente!
WOYZECK.- ¿Tú quieres?
MARÍA.- ¿Por qué no? Bien lindo que será. Que borlas le cuelgan al hombre y la
mujer
lleva pantalones.
SUBOFICIAL.- ¡Ahora! ¡mira! ¿La vez? ¡Qué mujer!
TAMBOR MAYOR. - ¡Demonios! ¡Qué buena para la reproducción de regimientos
de coraceros y para la cría de tambores mayores!
SUBOFICIAL.- Tal y como lleva la cabeza, se creería que la melena negra tira de
ella hacia abajo como una pesa, y esos ojos negros...
TAMBOR MAYOR. - Como quien mira en lo hondo de un pozo o al fondo de una
chimenea. ¡Venga a seguirla!
MARÍA.- ¡Cuántas luces!
WOYZECK.- Si... un gato grande y negro cono ojos de fuego. ¡Ay, qué noche!
En el interior de la barraca, el pregonero con un caballo amaestrado.
PREGONERO.- ¡Muestra tu talento! ¡Muestra tu raciocinio animal! ¡Avergüenza a la
sociedad humana! Caballeros, este animal que ven ustedes aquí,
con su cola y sus cuatro pezuñas, es miembro de todas las
sociedades científicas, es profesor de nuestra universidad, donde
los estudiantes aprenden con él a montar a caballo y a manejar el
látigo. Eso era raciocinio simple. Piensa ahora en el raciocinio
doble. ¿Qué haces tú cuando piensas con el raciocinio doble? ¿hay
algún burro entre los miembros del docto público aquí presente?
(el caballo sacude la cabeza ) ¡Vean ustedes ahora el raciocinio
doble! ¡Esto se llama equinosofía!
Sí, no es una bestia sin inteligencia, es una persona. Un ser humano, un ser
humano animal y sin embargo un bruto, una bestia. ( El caballo se
comporta indecorosamente) Y ahora estás avergonzando al docto
público. Vean ustedes, este bruto sigue siendo naturaleza en
estado puro. Aprendan de él. Pregunten al médico, es altamente
perjudicial. Se ha dicho: hombre, sé natural, estás hecho de polvo,
arena, barro. ¿Y tú quieres ser más que polvo, arena, barro? Vean
ustedes qué raciocinio, sabe hacer cuentas y sin embargo no sabe
contar con los dedos, ¿por qué? Simplemente, no sabe expresarse,
ni explicarse es un ser humano metamorfoseado. Di a estos
señores qué hora es. ¿Quién tiene un reloj, entre estos señores y
señoras, un reloj?
SUBOFICIAL.- ¡Un reloj! Helo aquí, caballero.
MARÍA.- Eso tengo que verlo.
Trepa por la primera fila. El tambor mayor la ayuda.

3. BUHARDILLA

TAMBOR MAYOR y MARÍA

TAMBOR MAYOR: ¡María!

MARÍA: Camina un poco, que te vea el pecho, como un toro; las barbas
como un león. No hay ninguno que te iguale. Soy la más orgullosa
entre todas las mujeres.

TAMBOR MAYOR: Cuando desfilo los domingos con el penacho de plumas y los
guantes blancos… ¡maldita sea, María!... el príncipe dice siempre:
“¡Eres todo un hombre!”

MARÍA: (burlona) ¡Cuéntaselo a otra! (se le acerca) ¡Qué hombre!

TAMBOR MAYOR: ¡Y tú también eres toda una hembra! ¿Y si pusiéramos un


criadero de tambores mayores? ¿Eh? (La abraza, MARÍA se
suelta.)

MARÍA: ¡Déjame!

TAMBOR MAYOR:¡Animalito salvaje!

MARÍA: ¡Atrévete a tocarme!

TAMBOR MAYOR: ¡Se te sale el diablo por los ojos!

MARÍA: ¿Y qué? Al fin y al cabo, a mí todo me da lo mismo…

4. CAMPO ABIERTO: LA CIUDAD A LO LEJOS.

WOYZECK y ANDRÉS cortan varas en los matorrales.


WOYZECK: Sí, Andrés, este lugar está maldito. Mira ahí… en medio de las
hierbas… ahí, donde crecen los hongos… Ahí es donde rueda la
cabeza por las noches; una vez vino uno y la cogió creyendo que
era un erizo. No habían pasado más de tres días y tres noches, y
ya no estaba más entre los vivos, yacía en la caja. (Bajando la
voz) Andrés, fueron los masones, estoy seguro, los masones…
chss...

ANDRÉS: Dos conejos en el prado.


Se comieron todo el verde, verde...

WOYZECK: ¡Chss...! ¿No oyes? ¡Algo se mueve! ¡Escucha!

ANDRÉS: Se comieron todo el verde, verde...


Y ni una hierba dejaron.

WOYZECK: Se mueve detrás de mí, debajo de mí. (Golpea el suelo) Está


hueco, ¿lo oyes? El suelo está hueco aquí. ¡Los masones!

ANDRÉS: Me asustas…

WOYZECK: Hay un silencio raro… Dan ganas de dejar de respirar. ¡Andrés!

ANDRÉS: ¿Qué?

WOYZECK mira fijamente al horizonte y arrastra a ANDRÉS hasta la maleza.

WOYZECK: ¡Di algo! ¡Andrés! ¡Qué claridad! ¡La ciudad está llena de luces! Un
fuego recorre el cielo y se oye un estruendo como de trombones.
¡Se nos viene encima! Vamos. No mires atrás.

ANDRÉS: Woyzeck, ¿lo oyes todavía?

WOYZECK: Quieto, todo está quieto, como si el mundo se hubiera muerto.

ANDRÉS: ¿Oyes? Son los tambores del cuartel. Tenemos que irnos.

5. BUHARDILLA

MARÍA y el NIÑO, luego entra WOYZECK.


MARÍA sentada con el NIÑO en el regazo, un trocito de espejo en la mano se
mira en él.
MARIA: ¡Cómo brillan las piedras! ¿Qué piedras serán? ¿Cómo dijo que se
llamaban?... Duerme, niño. Cierra los ojos, apriétalos ( el NIÑO se
tapa los ojos con las manos), apriétalos con fuerza; quieto o si no
viene y te lleva…
Canta
Niña, cierra las ventanitas;
Si no, viene un gitanillo
para llevarte de la mano
al país de los gitanos.
(Mira de nuevo al espejo) Seguro que es oro. Los pobres sólo
tenemos un rincón en el mundo y un trozo de espejo, y sin
embargo yo tengo una boca tan roja como las grandes señoras,
con sus espejos de cuerpo entero y sus pretendientes que les
besan la mano. Yo sólo soy una pobre mujer. Niño, juicioso, cierra
los ojos, mira al angelito del sueño, mira cómo corre por la pared,
(refleja con el espejo la pared) ¡A dormir o te mira a los ojos hasta
dejarte ciego!

Entra WOYZECK, se detiene detrás de MARÍA quien se sobresalta y se lleva las


manos a las orejas.

WOYZECK: ¿Qué te pasa?

MARIA: Nada.

WOYZECK: Algo te brilla entre los dedos.

MARIA: Es un aretico que me encontré.

WOYZECK: Yo nunca he encontrado nada así. ¡Y dos a la vez!

MARIA: ¿Estás pensando que soy una cualquiera?


WOYZECK: Está bien, María. ¡Cómo duerme el niño! Tómalo por debajo del
brazo, la silla le hace daño. Tiene la frente llena de goticas; todo
es trabajo bajo el sol, hasta en sueños suda uno… ¡Así somos los
pobres! Toma, María, te traje plata… la soldada y una propina que
me dio mi capitán.

MARIA: Dios te lo pague, Francisco.

WOYZECK: Tengo que irme. Hasta la noche, María. Adiós. (Sale).


MARÍA: Soy una mujer mala. Sería capaz de apuñalarme… ¡Ah! ¿Qué
importa el mundo? Si todo se va a ir al diablo, el hombre y la
mujer.

6. EN CASA DEL DOCTOR

El DOCTOR y WOYZECK.

DOCTOR: ¿Cómo es posible Woyzeck? ¿Quién lo hubiera pensado?

WOYZECK: ¿Qué pasa, doctor?

DOCTOR: Yo lo vi, Woyzeck; orinaste en plena calle, orinaste contra la pared


como un perro. Y sin embargo, te pago dos centavos diarios.
Woyzeck, muy mal. El mundo se ha vuelto malo, muy malo.

WOYZECK: Pero, doctor, a uno le dan ganas por naturaleza.

DOCTOR: ¡Por naturaleza! ¡Por naturaleza! ¡La naturaleza! ¿No te he


demostrado yo que el musculus constrictor vesicae está sometido
a la voluntad? ¡La naturaleza, por naturaleza! Woyzeck, el hombre
es libre, en el hombre la individualidad se transfigura en libertad.
¡No poder contener la orina! (Sacude la cabeza, cruza las manos
detrás de la espalda y pasea de un lado a otro ) ¿Comiste tus
garbanzos, Woyzeck? Va a haber una revolución en la ciencia, yo
la voy a hacer saltar por los aires. Urea, 0,10 clorhidrato de
amonio, hiperoxidul. Woyzeck, ¿No tienes que orinar otra vez?
Entra allí y prueba.

WOYZECK: No puedo, doctor.

DOCTOR: ¡Pero contra la pared sí puedes! Lo tengo por escrito, yo lo vi, con
estos ojos lo vi. Acababa de sacar la nariz por la ventana para que
entraran bien los rayos del sol y poder así analizar la fisiología del
estornudo. No, Woyzeck, no me irrito, irritarse no es sano, no es
científico. Estoy tranquilo, muy tranquilo, mi pulso tiene sus
habituales pulsaciones y te lo digo con la mayor sangre fría. Dios
me libre de excitarme a causa de un ser humano. ¡Si al menos
fuese una salamandra lo que se le muere a uno! Pero no debiste
haber orinado contra la pared.

WOYZECK: Mire doctor, a veces uno tiene como un carácter, como una
estructura. Pero la naturaleza es otra cosa, sabe usted, la
naturaleza (chasquea los dedos) es algo así como, no sé
expresarme, como digamos...

DOCTOR: Woyzeck, ¿filosofando otra vez?

WOYZECK: Doctor, ¿ha visto alguna vez la naturaleza doble? Cuando el sol
está brillando en el mediodía como si el mundo fuera a estallar en
llamas… entonces, muchas veces, me habla una voz terrible.

DOCTOR: Woyzeck, tienes un aberratio.

WOYZECK: (Llevándose el dedo a la nariz.) Los hongos, doctor. Ahí, ahí está el
intríngulis. ¿Usted ha visto las figuras que forman los hongos al
crecer en el suelo? ¡Quién pudiera leerlas!

DOCTOR: Woyzeck, tienes la más hermosa aberratio mentalis partialis , de


segundo grado. Con las características más patentes. Woyzeck,
voy a darte un aumento. Segundo grado, idea fija, siendo su
estado general el de un cuerdo. ¿Haces todo como antes, sigues
afeitando al capitán?

WOYZECK: Sí, señor.

DOCTOR: ¿Comes tus garbanzos?

WOYZECK: Siempre conforme a sus indicaciones, doctor, y el dinero de mi


paga lo recibe mi mujer

DOCTOR: ¿Sigues prestando servicio en el cuartel?

WOYZECK: Sí, señor.

DOCTOR: Eres un caso interesante, sujeto Woyzeck, vas a recibir un


aumento. Sigue tan dispuesto. A ver el pulso... sí.

7. EN LA CALLE

El CAPITÁN y el DOCTOR, luego entra WOYZECK.

CAPITÁN: Doctor, los caballos me dan mucho miedo. Cuando pienso que las
pobres bestias tienen que ir a pie. No corra de esa manera. ¡No
menee el bastón en el aire de esa forma! Usted va corriendo
detrás de la muerte.
DOCTOR: ¡Voy de afán, capitán, voy de afán!

CAPITÁN: Una buena persona que tenga la conciencia tranquila no camina


tan de prisa. (Toma al doctor por la levita) Doctor, permítame
salvar una vida humana. Doctor, estoy tan melancólico, me entra
una exaltación… Me dan ganas de llorar cuando veo mi casaca
colgada en la pared. Ahí cuelga.

DOCTOR: ¡Hum! Abotagado, adiposo cuello grueso, constitución apoplética.


Sí, capitán, a usted le puede dar una apoplexia cerebralis pero
también le puede dar de un solo lado y quedarse entonces
paralizado psíquicamente y seguir vegetando; éstas son más o
menos sus perspectivas para las cuatro semanas próximas. Por lo
demás, le puedo asegurar que usted constituye uno de los casos
más interesantes, y si dios quiere que su lengua se quede
parcialmente paralizada, vamos a poder hacer los más inmortales
experimentos.

CAPITÁN: Doctor, no me asuste, ha habido gente que ha muerto del susto,


pura y simplemente del susto. Ya veo a la gente con los limones
en las manos, pero van a decir que fui una buena persona, una
buena persona ¡Por el diablo que usted es un clavo de ataúd!

DOCTOR: A sus órdenes, señor entrena gallinas.

CAPITÁN: Igualmente a sus órdenes, señor clavo de ataúd.

WOYZECK pasa corriendo.

CAPITÁN: ¡Eh, Woyzeck! ¿A dónde vas, siempre con esas prisas? Descansa
un poco. Andas por el mundo como una navaja de afeitar abierta,
uno se corta si te roza; corres como si tuvieras que afeitar a un
regimiento de castrados y fueran a ahorcarte un cuarto de hora
después de acabar con el último pelo... Pero, por cierto, a
propósito de barbas largas... ¿qué te quería decir yo? Woyzeck, las
barbas largas.

DOCTOR: Una larga barba debajo del mentón, Plinio ya hablaba de ello; hay
que quitar esa costumbre a los soldados...

CAPITÁN: A ver... las barbas largas... Dime, Woyzeck, ¿no has encontrado
ningún pelo en tu plato? Entiendes lo que digo ¿no? ¿El pelo de un
hombre, de la barba de un soldado, de un suboficial, de un... de
un tambor mayor? ¡Ah, Woyzeck! Pero tú tienes una mujer
decente. No te pasa como a otros.

WOYZECK: Sí, señor. ¿Qué me está queriendo decir mi capitán?

CAPITÁN: ¡Qué cara pone este hombre! Bueno, no tiene que ser
precisamente en el plato, pero si te apresuras y tuerces la esquina,
acaso lo encuentres en un par de labios... Sí, en un par de labios,
Woyzeck. Yo también he sentido lo que es el amor, Woyzeck. ¿Qué
te pasa?, estás blanco como un papel.

WOYZECK: Mi capitán, yo soy un pobre diablo... y no tengo nada más en el


mundo; mi capitán, si usted está bromeando...

CAPITÁN: ¿Bromeando yo? ¿Yo… bromear contigo… yo?

DOCTOR: El pulso, Woyzeck: breve, duro, arrítmico, desigual.

WOYZECK: Mi capitán, la tierra quema como el infierno, pero yo estoy helado,


estoy helado; apostaría a que el infierno es helado Imposible. Dios,
dios... ¡Imposible!

CAPITÁN: Eh, tú, ¿quieres que te fusilen?, ¿quieres que te metan un par de
balas en la cabeza? Me estás apuñalando con los ojos, yo soy
bueno contigo porque eres una buena persona, Woyzeck, una
buena persona.

DOCTOR: Músculos faciales rígidos, tensos, contracciones intermitentes,


posición erguida, tensa.

WOYZECK: Me voy. Son posibles muchas cosas. ¡El hombre! Son posibles
muchas cosas. Hace buen tiempo hoy, mi capitán. Mire usted qué
hermoso y firme es ese cielo gris, le entran a uno ganas de clavar
un garfio en él y ahorcarse, tan sólo por la coma que separa al sí
del no. Mi capitán, ¿sí o no? ¿El no tiene la culpa del sí o el sí del
no? Voy a meditar sobre esto. (Se va a grandes zancadas, primero
despacio luego cada vez más de prisa. El DOCTOR sale corriendo
tras él).

DOCTOR: ¡Magnífico! ¡Te aumento la paga, Woyzeck!

CAPITÁN: Las personas me dan vértigo, qué afán; el alto va dando zancadas,
corre como la sombra de una pata de araña y el bajito patalea
detrás. El alto es el rayo y el bajito es el trueno... ¡Ja, ja, ja, el uno
a la zaga del otro! No me gusta eso. Las personas buenas son
agradecidas y aman la vida, las personas buenas no son valientes.
Los hijos de perra son valientes. Yo he ido a la guerra sólo para
confirmarme en mi convicción de que amo la vida... de eso a ser
valiente... ¡que ideas le vienen a uno! Grotesco, grotesco.

8. EN LA CALLE

WOYZECK y MARÍA.

WOYZECK: (Mira a MARÍA fijamente, sacudiendo la cabeza. ) ¡Hum! No veo


nada, no veo nada. ¡Ah, tendría uno que verlo, tendría uno que
poder agarrarlo fuerte con las manos!

MARÍA: ¿Qué te pasa Francisco? Estás delirando, Francisco.

WOYZECK: Un pecado tan gordo y tan ancho. Apesta tanto que se podría
ahumar a los ángeles y ahuyentarlos del cielo. Tienes roja la boca,
María. ¿No te han salido ampollas? Adiós, María, eres hermosa
como el pecado. ¿Puede ser tan hermoso el pecado mortal?

MARÍA: Francisco estás delirando, tienes fiebre.

WOYZECK: ¡Maldita sea! ¿Se te plantó aquí? ¿Así? ¿Así?

MARÍA: Mientras el día sea largo y el mundo viejo, puede haber muchas
personas en el mismo sitio, una después de otra.

WOYZECK: Yo lo vi… Lo vi.

MARÍA: Se pueden ver muchas cosas cuando se tienen ojos y no se es


ciego, y cuando brilla el sol.

WOYZECK: Vas a ver...

MARÍA: ¡Atrévete a tocarme, Francisco! Preferiría sentir un puñal en el


cuerpo antes que tu mano sobre mí. Mi propio padre no se atrevía
a tocarme cuando yo tenía diez años y lo miraba… así…

WOYZECK: ¡Mujer! Tendría que ver algo en ti… Cada ser humano es un
abismo, uno siente vértigo cuando se asoma a ver… Se va como la
inocencia. Bien, inocencia, ¿tú dejas una señal? ¡Yo qué sé! ¡Quién
lo puede saber!
9. CAMPO ABIERTO: LA CIUDAD A LO LEJOS

ANDRÉS y WOYZECK.

ANDRÉS: (cantando)
La señora posadera tiene una buena criada,
Sentada está en el jardín día y noche
Sentada está en su jardín…

WOYZECK: ¡Andrés!

ANDRÉS: ¿Eh?

WOYZECK: El día está bonito.

ANDRÉS: Sol de domingo y la ciudad de fiesta. Acabaron de pasar las


mujeres, qué gritería, todo el mundo va para allá.

WOYZECK: (Inquieto.) Bailan, Andrés, están bailando.

ANDRÉS: Sí, en la taberna.

WOYZECK: Bailan, bailan.

ANDRÉS: Y a mí qué.
(cantando) ...sentadita en el jardín
Hasta que al dar las doce,
Espera a los soldados.

WOYZECK: No puedo tranquilizarme, Andrés.

ANDRÉS: ¡Loco!

WOYZECK: Me tengo que ir. Me da vueltas la cabeza. ¡Qué manos tan


calientes tiene! ¡Maldita sea, Andrés!

ANDRÉS: ¿Qué te pasa?

WOYZECK: Tengo que ir. Tengo que ver.

ANDRÉS: A esa cualquiera.

WOYZECK: Qué calor hace aquí.


10. TABERNA

MARÍA, TAMBOR MAYOR, WOYZECK y PARROQUIANOS.


Baile. MARÍA y el TAMBOR MAYOR bailan sin ver a WOYZECK.

MARÍA: (Bailando) Sigue, sigue.

WOYZECK: (Ahogándose) ¡Sigue!, ¡Sigue! (Se incorpora y se deja caer) No


pares… (Batiendo las palmas) ¡Sí, bailen, revuélquense! ¿Por qué
Dios no extingue el sol de un soplo y que todos se revuelquen en
la lujuria, macho y hembra, hombre y bestia? ¡Hacérselo en la cara
a uno, como los mosquitos! La hembra... la hembra está caliente.
¡Ese cerdo! Cómo manosea su cuerpo, su cuerpo... la agarra como
yo al principio. (Sale.)

PARROQUIANO: (predica de pie sobre una mesa ) Mas si un caminante que se


apoya en el transcurso del tiempo o que se hace consciente de la
divina sabiduría y se pregunta a sí mismo: ¿Por qué existe el
hombre? Pero en verdad, en verdad os digo, ¿de qué viviría el
campesino, el zapatero, el médico si Dios no hubiese creado al
hombre? ¿De qué viviría el sastre si Dios no hubiese inculcado al
hombre el sentimiento del pudor, de qué el soldado si no le
hubiera infundido la necesidad de matar a otros? Por eso, no lo
dudéis, sí, sí es bello y agradable, pero todo lo terrenal es vano,
hasta el dinero acaba pudriéndose... para concluir, hermanos que
me oyen, meemos en forma de cruz para que muera un judío.

11. CAMPO ABIERTO: LA CIUDAD A LO LEJOS

WOYZECK solo.

WOYZECK: ¡Sigue!, ¡sigue! Silencio. Música. ( Se inclina aguzando el oído) ¿Eh?


¿Qué? ¿Qué dices? Más alto, más alto. ¿Clávale el puñal, mata a
esa zorra? Apuñala, apuñala a esa zorra. ¿Lo hago? ¿Tengo que
hacerlo? ¿También lo dice el viento? No dejo de oírlo, siempre,
siempre: mata, apuñala.

12. TABERNA

ANDRÉS, WOYZECK, TAMBOR MAYOR y PARROQUIANOS.


WOYZECK despierta sacudiendo a ANDRÉS.

WOYZECK: ¡Andrés! ¡Andrés! No me puedo calmar; cuando cierro los ojos,


todo me da vueltas y oigo esos violines: Sigue y sigue, siempre y
siempre, y luego sale una voz de la pared, ¿tú no oyes nada?

ANDRÉS: Sí, déjalos que bailen. Dios nos proteja. Amén

WOYZECK lo zarandea.

WOYZECK: No deja de decirme: ¡mata, mata! Y delante de mis ojos me


parece que veo un puñal.

ANDRÉS: Tienes que tomar aguardiente con pólvora, eso corta la fiebre.

TAMBOR MAYOR: ¡Soy un hombre! (Golpeándose el pecho) Un hombre, he


dicho. ¿Alguien quiere meterse conmigo? El que no esté borracho,
que no se meta conmigo. O le meto a puños la nariz en el culo.
¡Eh, tú!, bebe, los hombres tienen que beber.

WOYZECK silba.

TAMBOR MAYOR:¿Quieres que te saque la lengua y te la enrolle en el cuerpo?


(Pelean. WOYZECK pierde). ¿Cuánto aire te dejo para respirar?
¿El del pedo de una vieja?

WOYZECK exhausto y tembloroso, se sienta en el banco.

TAMBOR MAYOR:Que silbe hasta que quede morado. ¡Sí! El aguardiente es mi


vida. El aguardiente es mi fuerza.

WOYZECK: Cada cosa a su debido tiempo.

13. BUHARDILLA

MARÍA, el NIÑO y CARLOS, el idiota.

MARÍA: (Lee la Biblia). “Y en su boca no se halló engaño”... ¡Señor, señor!


No me mires. “...Y los fariseos le llevaron una mujer sorprendida
en adulterio y la pusieron en medio. Mas Jesús dijo: tampoco yo te
condeno. Vete y en adelante no peques más”. ( MARÍA junta las
manos.) ¡Señor, señor! ¡Perdóname! (El NIÑO se aprieta contra
ella.)
CARLOS: (Tumbado se cuenta cuentos con los dedos.) Este es el rey y tiene
una corona de oro. Mañana me voy a llevar al hijo de la reina. La
morcilla dice: Ven acá salchichón. (Coge al NIÑO y se calla.)

MARÍA: (En la ventana) Francisco no vino, ni ayer, ni hoy; qué calor hace
aquí. (Lee) “...Y poniéndose a sus pies comenzó a llorar y le
mojaba los pies con sus lágrimas y con los cabellos de su cabeza
se los secaba; y besaba sus pies y los ungía con perfumes>”.
(Golpeándose el pecho) ¡Todo está muerto! Señor, redentor mío,
quisiera ungirte los pies.

14. CUARTEL

WOYZECK: (Rebuscando entre sus cosas) Esta camisa te puede servir a ti,
Andrés. La cruz es de mi hermana y el anillo. También tengo la
estampa de un santo con dos corazones de oro, estaban en la
Biblia de mi madre y dice: “Sea mi ganancia el sufrir, sea mi dolor
para Dios, herido como tu cuerpo, Señor, quede así mi corazón.”
Mi madre ya sólo siente el calor del sol sobre sus manos. Ya no
importa.

ANDRÉS: (Totalmente perplejo dice a todo:) Sí, claro.

WOYZECK: (Saca un papel) Federico Juan Francisco Woyzeck, soldado,


fusilero del segundo regimiento, segundo batallón, cuarta
compañía, nacido el día de la Anunciación; hoy cumplo treinta
años, siete meses y doce días.

ANDRÉS: Francisco, tienes que ir al hospital. ¡Pobre!

WOYZECK: Sí, Andrés, cuando el carpintero recoge la viruta del ataúd, nadie
sabe quién meterá allí su cabeza.

15. MARÍA CUENTA UN CUENTO

MARÍA y luego WOYZECK.

MARÍA: Érase una vez un pobre niño que no tenía padre ni madre, todos
se le habían muerto y ya no quedaba nadie en el mundo. Todo
estaba muerto y caminaba sin rumbo y lloraba día y noche. Como
ya no había nadie en la tierra quiso ir al cielo y la luna lo miraba
cariñosa, y cuando por fin llegó a la luna, era un pedazo de
madera podrida. Entonces se fue al sol y cuando llegó, era un
girasol marchito, y cuando llegó a las estrellas eran pequeños
mosquitos dorados que estaban prendidos como en una telaraña,
y cuando quiso volver a la tierra, la tierra era un caldero volcado, y
se sentó ahí y se puso a llorar y todavía está sentado ahí
completamente solo.

WOYZECK: ¡María!

MARÍA: (Asustada) ¿Qué pasa?

WOYZECK: María, vámonos. Ya es hora.

MARÍA: ¿A dónde?

WOYZECK: ¿Lo sé yo acaso?

16. CAMPO ABIERTO

MARÍA y WOYZECK, VOCES.

MARÍA: Bueno, por ahí se devuelve uno a la ciudad. Esto está muy oscuro.

WOYZECK: Tienes que quedarte otro rato. Ven, siéntate.

MARÍA: ¡Tengo que irme!

WOYZECK: Ya no te vas a lastimar los pies.

MARÍA: ¿Qué es lo que te pasa?

WOYZECK: María, ¿cuánto tiempo llevamos juntos?

MARÍA: Dos años.

WOYZECK: ¿Y cuánto más vamos a seguir?

MARÍA: Tengo que irme. Está cayendo rocío.

WOYZECK: ¿Tienes frío, María? Y estás caliente. ¡Qué labios tan ardientes
tienes! Ardientes, ardiente aliento de puta y con todo y eso, daría
el cielo por besarlos otra vez, pero cuando uno está frío, ya no
pasa más frío. Mañana no vas a sentir el rocío.

MARÍA: ¿Qué estás diciendo?

WOYZECK: Nada. (Silencio.)

MARÍA: ¡Qué roja está la luna!

WOYZECK: Como un puñal ensangrentado.

MARÍA: ¿Qué vas a hacer, Francisco? ¡Estás pálido! ¡Francisco, no! ¡Por el
amor de Dios! ¡Ayuda!

WOYZECK: (La apuñala muchas veces) ¿No sabes morir? ¿Todavía no?
¿Todavía no? ¡Muerta, muerta!

Se oyen voces, WOYZECK se agazapa y en cierto momento huye.

1° PERSONA: ¡Alto!

2° PERSONA: ¿Oyes? ¡Silencio! Por ahí.

1° PERSONA: ¡Uh! ¡Ahí! ¡Qué es ese ruido!

2° PERSONA: Es el agua que llama, hace tiempo que nadie se ahoga. Vámonos,
no es bueno escucharla.

1° PERSONA: ¡Uy! Otra vez. Como si alguien se estuviera muriendo.

2° PERSONA: Da miedo esta bruma. Todo gris... y el zumbido de los escarabajos


como campanas rajadas. ¡Vámonos!

1° PERSONA: No, se oye demasiado claro, demasiado fuerte. Por allí, ven.

17. TABERNA

WOYZECK, KATI, POSADERO y PARROQUIANOS.


WOYZECK baila muy excitado con KATI.

WOYZECK: Así, Kati. Siéntate que tengo calor. ¡Calor! ( Se quita la casaca
después de bailar.) Así es, el diablo se lleva a una y suelta a otra.
Kati, estás caliente. ¿Por qué Kati? Tú también te pondrás fría. ¿No
sabes cantar?

KATI: (Canta.) Yo no quiero irme de aquí


Ni tampoco vestidos largos
Ni zapatos de tacón
No se casan con la moza de un mesón

WOYZECK: No. Sin zapatos. También se puede ir al infierno sin zapatos.

KATI: ¿Qué tienes en la mano?

WOYZECK: ¿Yo? ¿Yo?

KATI: ¡Rojo! ¡Sangre!

WOYZECK: ¿Sangre? ¿Sangre?

MESONERO: ¡Uy! Sangre.

WOYZECK: Me corté la mano derecha.

MESONERO: ¿Pero cómo se manchó hasta el codo?

WOYZECK: Me habré limpiado.

MESONERO: ¿Cómo? ¿El codo derecho con la mano derecha? Sí que eres hábil.

CARLOS: Y entonces dijo el gigante: A carne humana me huele aquí, si no


me la das, te como a ti.

WOYZECK: ¡Mierda! ¿Qué quieren? ¿Qué les importa? ¡Déjenme salir! O...
¿Creen que maté a alguien? ¿Que soy un asesino? ¿Qué me
miran? Mírense a ustedes mismos. Déjenme salir. (Sale corriendo.)

18. CAMPO

WOYZECK solo.

WOYZECK: ¿El puñal? ¿Dónde quedó? Lo dejé aquí. ¡Me va a delatar! ¿Marie?
¡Ay, Marie! Silencio. Todo en silencio. El puñal, el puñal. ( Arroja el
cuchillo al agua.) Así, al fondo. Se hunde en el agua oscura, como
una piedra. ¡La luna está como un puñal ensangrentado! ¿Es que
el mundo entero quiere delatarme? No, está demasiado cerca y
cuando se bañen... (Se mete en el estanque y echa el puñal más
adentro.) Pero y cuando se metan buscando conchas... Bah… ya
estará oxidado. Nadie va a reconocerlo. ¿Todavía tengo sangre?
Aquí tengo una mancha y aquí otra.

19. EN LA CALLE

MÉDICO y CAPITÁN.

MÉDICO: Un buen asesinato, un asesinato auténtico, un hermoso asesinato,


tan hermoso que no se puede pedir más. Hacía tiempo que no
teníamos uno así.

20. BUHARDILLA

CARLOS, CHRISTIAN y WOYZECK.

CARLOS: (Con el NIÑO en el regazo) Se cayó al agua, se cayó al agua.


¡No!, se cayó al agua.

WOYZECK: Hijo, Christian.

CARLOS: (Mirándolo fijamente) Se cayó al agua.

WOYZECK: (Al intentar acariciar al NIÑO, este lo rechaza y rompe a llorar.)


¡Dios mío!

CARLOS: Se cayó al agua.

WOYZECK: Christian, chiquitín, te voy a regalar un caballito, arre, arre. ( El


NIÑO lo rechaza, a CARLOS.) Cómprale un caballito al niño.

CARLOS: (Con ruidosa alegría.) ¡Arre, caballito!, ¡arre, caballito! ( Sale


corriendo con el NIÑO.)

También podría gustarte