Sesión 18
Sesión 18
Sesión 18
Jueves 13 de agosto
La atmósfera.-
Es el medio donde se despliegan las manifestaciones del tiempo y del clima,
siendo por ello el componente central del sistema, además de ser el más
inestable debido a su baja densidad y fácil movilidad. Juega un papel esencial en
el equilibrio energético de la Tierra porque controla la cantidad de radiación que
llega al suelo y la radiación terrestre liberada al espacio; a la vez, es el principal
medio de transferencia de calor en el planeta, por esta razón se le ha comparado
muchas veces con una gigantesca máquina térmica, impulsada por el permanente
desequilibrio de temperatura entre el Ecuador y los Polos, que recibe energía en
forma de calor, transforma parte de ella en energía cinética y realiza su trabajo.
Composición de la atmósfera.-
La composición de la atmósfera ha ido cambiando gradualmente a lo largo de
millones de años en la misma medida que ha evolucionado la geografía terrestre.
En la actualidad, tres gases, el nitrógeno, el oxígeno y el argón, constituyen el
99,95% del volumen atmosférico; de ellos, el nitrógeno y el argón son
geoquímicamente inertes y una vez desprendidos a la atmósfera allí permanecen;
el oxígeno, por el contrario, es muy activo y su cantidad viene determinada por la
velocidad de las reacciones que ligan el depósito atmosférico de oxígeno libre con
el depósito reductor que existe en las rocas sedimentarias. Los restantes
componentes del aire están presentes en cantidades tan pequeñas que sus
concentraciones se expresan, por lo general, en partes por millones de
volúmenes. Todos ellos se recogen en el cuadro siguiente, con indicación de su
participación porcentual respecto al llamado aire puro y seco, entendiendo por
puro el aire que no contiene partículas sólidas ni líquidas (aunque forman parte de
la atmósfera de modo natural), y seco el que excluye el vapor de agua.
Composición media de la atmósfera seca por debajo de los 80 km
Componentes fórmula Volumen %
Química (aire seco)
Nitrógeno N2 78,08
Oxígeno O2 20,95
Argón Ar 0,93
Dióxido de carbono CO2 350 ppmv
Neón Ne 18,2 ppmv
Helio He 5,24ppmv
Metano CH4 2 ppmv
Criptón Kr 1,1 ppmv
Hidrógeno H2 0,5 ppmv
Óxido nitroso N2O 0,3ppmv
Xenón Xe 0,08ppmv
Monóxido de carbono CO 0,05-0,2ppmv
Ozono O3 0,02-0,03ppmv
(ppmv = partes por millón en volumen)
Estructura de la atmósfera.-
Una visión sintética del conjunto permite hacer estas diferenciaciones, yendo del
suelo hacia el exterior:
Homosfera.-
Termosfera.-
Llamada también ionosfera, se encuentra entre la mesosfera y la exosfera.
Comienza su extensión entre 80 y 120 kilómetros de la Tierra, prolongándose
entre 500 y 1,000 kilómetros de la superficie terrestre.
Dentro de esta capa, la radiación ultravioleta, pero sobre todo los rayos gama y
rayos x provenientes del Sol, provocan la ionización de átomos de sodio. En dicho
proceso (ionización), los gases que componen elevan su temperatura varios
cientos de grados, de ahí su nombre de termosfera.
Exosfera.-
Es la capa en la que los gases poco a poco se dispersan hasta que la
composición es similar a la del espacio exterior. Se dice que es la última de la
atmósfera, se localiza por encima de la Termosfera, aproximadamente a 580
kilómetros de altitud, en contacto con el espacio exterior, donde existe
prácticamente el vacío. Es la región atmosférica más distante de la superficie de
la Tierra.
La hidrósfera.-
La criosfera.-
Las masas de hielo y depósitos de nieve del mundo que forman la criosfera
cubren casi el 6% de la superficie terrestre y engloban los extensos inlandsis de
Groenlandia y la Antártida, los glaciares y capas de hielo continental de
Norteamérica y Eurasia y los mares helados y permanentes de las altas latitudes.
El destacado papel que este subsistema tiene en el clima proviene de la
naturaleza y propiedades físicas del mismo, como son la baja conductividad
térmica y elevado albedo (es decir, la fracción de radiación solar incidente total
que es reflejada), y del acoplamiento de los otros componentes del sistema
climático.
En efecto, frente al albedo promedio de la Tierra del 30%, y valores muy bajos de
un buen número de superficies, como el 14% de las masas de agua en calma
(con ángulos de elevación solar superior a 40°), el del hielo en fusión es del 40%,
y más alto es aún el de la nieve fresca, 95%; esto supone que las superficies
luminosas y blancas de la nieve y del hielo actúan casi como espejo, que
devuelven buena parte de la radiación que incide sobre el mismo y reduce
drásticamente la energía calorífica entrante en el sistema. A la vez, y fruto de su
débil conductividad térmica, la criosfera es un excelente aislante de las tierras y
aguas subyacentes impidiendo las pérdidas de calor a la atmósfera. La suma de
estas características tiene, entre otros, dos efectos muy claros: por un lado,
mantiene muy bajas las temperaturas de las zonas afectadas; y por otro,
consecuencia del anterior, contribuye a estabilizar la atmósfera cerca del suelo
impidiendo los movimientos convectivos.
Otro hecho que cabe considerar de la criosfera, y que contribuye a darle más
complejidad al sistema climático, es el relacionado con sus variaciones
temporales. La extensión de las masas heladas experimenta importantes cambios
anuales, a través de los cuales influye en el clima e interviene significativamente
en el ciclo hidrológico. La cubierta de nieve es el componente que mayor
variabilidad presenta: la diferencia entre los valores máximos y mínimos del año
alcanza el 80%. En el extremo contrario se sitúan los casquetes de hielo de la
Antártida y Groenlandia, cuyas escalas temporales de variación son del orden de
miles de años.
La litosfera.-
La biosfera.-
La distinción entre tiempo y clima debe ser el primer paso a la hora de abordar
cuestiones climatológicas porque, aunque todos intuyamos alguna diferencia
entre ambos términos -nadie pregunta "¿qué clima hace hoy?", sino "¿qué tiempo
hace hoy?"-, las diferencias superan el simple hábito lingüístico y pueden
establecerse conceptual y científicamente. El tiempo es un estado atmosférico en
un momento concreto, mientras que el clima son los diferentes tiempos que
caracterizan un lugar.
La latitud nos sirve como indicador de la incidencia de los rayos solares sobre la
superficie terrestre. La radiación solar registra su máximo en la línea del ecuador
y va descendiendo a medida que se aleja de éste, hasta llegar a los polos, donde
el balance calorífico es claramente deficitario.
De igual modo, observamos cómo los climas se distribuyen, a partir del ecuador,
en líneas simétricas en los dos hemisferios, en función de la radiación solar. La
zonificación climática y la de la incidencia de los rayos solares coincidirían
exactamente si no fuera por la acción de otros factores que alteran las
condiciones generales de las zonas.
Los elementos del clima son los fenómenos que lo caracterizan, los que le dan
los rasgos a través de los cuales puede ser definido y catalogado: temperatura,
humedad, precipitaciones, nubosidad, vientos, nieblas. Las diferentes
combinaciones que se establecen entre estos elementos -condicionadas,
evidentemente, por los factores del clima- configuran los climas que podemos
encontrar a lo largo de todo el planeta.