Cuentos Cortos de Valores
Cuentos Cortos de Valores
Cuentos Cortos de Valores
TOMILLITO
Todos los niños y las niñas huían cuando veían a Lalia. Nadie quería
jugar con ella. Algunos incluso lloraban cuando la veían.
-Tienes que portarte bien, Lalia, sino no vas a tener nunca amigos -le
decían sus padres, sus tíos y sus maestros.
Todos los días mientras recogían para irse a casa, Lalia aprovechaba
para pegar a alguien, tirar alguna cosa o esconder algo y así hacer
rabiar a alguno de sus compañeros mientras la maestra estaba en la
puerta entregando niños a sus padres. Como a Lalia la iban a buscar
la última tenía tiempo de sobra para sus fechorías. Pero el día que
Matilda actuó la cosas fueron bien distintas.
Ojalá Lalia no hubiera tenido que aprender por las malas lo importante
que es respetar a los demás. Ojalá en vez de castigar y disciplinar
pensáramos más en fomentar la convivencia y la colaboración. Tal vez
las cosas serían distintas, para Lalia y para todos los niños que pegan
y acosan a sus compañeros, para todos los que tienen que responder
con violencia porque nadie interviene intentando poner un poco de
paz.
Un encigüeñado día de boda
Érase una vez una cigüeña muy presumida que un día vio brillar un
vez en casa, se quitó las vendas y cubrió sus patas con unas placas
conejo, sin darse cuenta de que nunca podría volar con tantísimo
peso en sus patas. Y tan pronto saltó del nido, cayó como una
- Nunca me habría imaginado que todo eso pudiera ocurrir solo por
que tuve que hacer para ocultarlo una y otra vez. Nunca te habrías