Velázquez PinturaCostumbrista
Velázquez PinturaCostumbrista
Velázquez PinturaCostumbrista
veta nacionalista. Pero no por ello dejó de facilitar la transición de la etapa teológica y
incrementarse el número de obras metafísica hacia la construcción de la sociedad
costumbristas pintadas y expuestas, como lo positivista. Con el triunfo del liberalismo y
prueban los catálogos de las exposiciones, a posteriormente con la difusión del positivismo
medida que crecía la demanda de las clases en México a partir de 1867, el papel de la mujer
pudientes por ellas. Uno de los tópicos más como transmisora de los valores morales e
socorridos por el público y los pintores incluso patrióticos para las nuevas
académicos de la segunda mitad del siglo fue el generaciones, fue propagado y enaltecido por
de las escenas maternales. algunos pensadores liberales como Justo Sierra:
ayuda al desvalido se erige como una de las moralizante y nacionalista en el que la religión
virtudes laicas más ennoblecedoras y como la quedara excluida y para ello la mujer debía
forma social más prestigiosa de relacionarse con recibir una educación laica pues, como afirmaba
las clases menesterosas que diferenciaba y Altamirano, “el clero arrojado de los conventos
revelaba, como ninguna otra, la posición social. se ha refugiado en el hogar”. Los liberales
temían al fanatismo y lo veían como uno de los
La luz matinal que penetra en la habitación mayores obstáculos para que los sectores
explica el atuendo íntimo de la madre, una bata femeninos dieran cabal cumplimiento a su
blanca, sólo usada en la privacidad de su hogar, “santa misión”. El problema era cómo conservar
en la que ha irrumpido el anciano. Vestido con en la mujer los sentimientos religiosos,
pantalón y camisa de manta, chaleco y sarape, la indispensables para sustentar los valores
humildad de sus ropas, sin embargo limpias, morales evitando los excesos del fanatismo.
contrasta con la riqueza del mobiliario de la que Guillermo Prieto, Altamirano y Sierra, por citar
el personaje queda excluido. Temeroso de sólo a algunos de los más importantes ideólogos,
invadir el espacio burgués, apenas se atreve a propugnaban por una religiosidad femenina
poner un pie en el interior. El artista ha discreta, moderada y practicada sólo en la
minimizado la estatura del limosnero y lo ha privacidad:
colocado en un extremo de la composición para
anular, visual y simbólicamente, lo que podría La mujer mexicana será el ángel del
constituir una transgresión o un enfrentamiento porvenir, ella nos salvará socialmente pero
social y racial. se regenerará por el sentimiento religioso,
sustituyente de la devoción y la superstición;
el amor de la patria será parte integrante de
Si la muñeca que la niña lleva en la mano
esa religión, como en los Estados Unidos. 19
izquierda, con la que queda implícita su futura
maternidad, refuerza también el mensaje
Así, la inclusión del mapa en el espacio
inequívoco de la transmisión generacional de los
doméstico gobernado por la madre no es casual,
valores morales por la vía femenina, la ausencia
viene a simbolizar precisamente el sentido
de símbolos religiosos y la presencia del
patriótico inculcado por la madre y, ¿por qué
escritorio, los libros, la lámpara, los cuadros, el
no?, guiado por el recuento de las recientes
mapa de la República Mexicana y el cesto de
hazañas heroicas que había librado el pueblo
costura, vienen a simbolizar el estudio, el
mexicano contra la intervención francesa (1862-
patriotismo y la laboriosidad en el seno del
1867) para conservar el territorio nacional en la
hogar burgués, sustentado en el contexto de un
llamada “segunda independencia”.
Estado laico.
El espacio doméstico y laico que sirve de marco
Desde esta perspectiva, cabe destacar la
a la madre educadora se convierte en un espacio
inauguración el 4 de julio de 1869 por el
religioso en La caridad de Ocaranza (Fig.6).
Presidente de la República de la primera escuela
En este caso, la caridad se presenta en un
secundaria para mujeres con carácter nacional y
ámbito religioso e institucional, acaso una
oficial. En la ceremonia María Belén Méndez y
capilla. Así parecen comprobarlo la repisa
Mora, la directora del plantel, pronosticaba que
cubierta de carpetas y un florero bajo un cuadro
las egresadas se convertirían en “en fieles
de tema mariano: la Anunciación. Una madre
esposas y madres dignas, por lo que sus hijos
ataviada con lujoso vestido y mantilla conduce
[…] serían hombres trabajadores, honrados,
la pequeña mano de su hija o hijo para que
valientes e ilustrados, pero sobre todo,
deposite una moneda en una alcancía rematada
ciudadanos amantes de su patria”17 y para ello el
por una estampa de San Vicente de Paúl y un
plan de estudios contemplaba materias como:
tablero en el que se lee: “Para los huérfanos. Por
“Deberes de la madre con relación a la familia y
el amor de Dios”. Aquí la caridad, como en la
el Estado”, “Economía doméstica”, “Medicina e
obra de Bribiesca, forma parte de los valores
higiene doméstica”, “Historia de México” y
morales que la madre debe inculcar en sus hijos
“Labores manuales”.18
desde la más temprana edad; pero en este caso,
no se la concibe como una virtud laica y
Es evidente que las políticas educativas para la
burguesa, o incluso republicana, como en la
población femenina estaban encaminadas a
obra anterior, sino como un valor cristiano
fomentar un ejercicio de la maternidad
expresado en términos religiosos: el amor dei cual variaba de acuerdo con el personaje, la
como amor proximi. región y, por supuesto, su posición
En este sentido, cabría señalar el proceso de socioeconómica. Con todo, estas modas
feminización que caracterizó a las prácticas quedaron circunscritas a las capas medias y
religiosas en la cultura católica del siglo XIX. altas de la sociedad urbana, regidas por
Como respuesta a la propagación de patrones occidentales.
librepensadores y la consecuente pérdida de
feligreses entre la población masculina, la En Los huérfanos ante el sepulcro de la madre
Iglesia intensificó el culto mariano y la de Luis Monroy (1845-1918) (Fig. 7), expuesta
participación de las mujeres en los ejercicios en 1871 en la ENBA,20 se representa un
religiosos. De esta forma, la devoción a la Virgen cementerio en donde un niño y una joven,
se convirtió en uno de los pilares fundamentales apoyados en el basamento de un suntuoso
del catolicismo y constituyó la plataforma monumento funerario, llevan una canasta de
teológica para la glorificación de la maternidad flores para esparcirlas sobre la tumba de la
terrena. En México, la prensa católica respondió madre recién fallecida, apenas cubierta por unos
a las políticas públicas del Estado tablones y una humilde cruz de madera que
contrastan con los soberbios monumentos
Estos dos discursos sobre el papel social de la escultóricos que la rodean. En esta obra,
madre, en apariencia antagónicos, representan, Monroy expresó uno de los sentimientos más
como se ha visto, dos versiones de una idea ensalzados por la moral burguesa del siglo XIX:
común: la exaltación de la maternidad como un la piedad filial como respuesta al amor y los
medio de consolidar la moral de la sociedad; de desvelos de los padres. El tema dio pie a
ahí la importancia que en el siglo XIX cobró la numerosos argumentos literarios y a un
educación para las mujeres con el propósito de volumen considerable de pinturas, hoy en
que pudieran cumplir con la misión que la paradero desconocido, en las que se subrayaba
sociedad les confiaba. el dolor de la pérdida y, en forma implícita, se
veneraba la imagen de los progenitores y se
Una muerte en la familia incitaba a su culto. Tópico recurrente en la
novela decimonónica, la muerte del padre
Por ello, en las construcciones literarias también significaba el descenso económico y social, pero
articuladas por los pensadores liberales la la muerte de la madre se asociaba, como se ha
muerte de la madre implicaba el peligro de la dicho, con el peligro de la desgracia moral de los
degradación moral de los hijos. Huérfanos de hijos.
madre, los hijos se encontraban expuestos a las
mayores tentaciones, particularmente las El sentido religioso, apenas insinuado por la
mujeres, al no contar ya con la guía moral que cruz en el ángulo derecho del primer plano,
suponía la presencia materna. queda de lado en la obra para subrayar el
aspecto sentimental del acontecimiento: la
Las leyes de Reforma a mediados del siglo XIX y pesadumbre de los huérfanos, colocados en el
el proceso de secularización modificaron las centro de la composición, en la que la joven
costumbres y los rituales religiosos y sociales enlutada ocupa el lugar central desde el punto
alrededor de la muerte. Así, se dictaron una de vista iconográfico. El pañuelo en la mano y
serie de medidas legislativas relativas a los los gestos del rostro sugieren el llanto y el
entierros, que trajeron consigo cambios desconsuelo de la joven, acentuados por el
fundamentales en las costumbres, muchos de vestido negro; en ella se concentra la
ellos a largo plazo, como la aceptación paulatina sensibilidad y la demostración del sufrimiento.
de los cementerios extramuros y las A su lado se encuentra el niño, figura
formalidades civiles y burocráticas en relación secundaria, tanto por su tamaño como por el
con la muerte y sus ritos religiosos. Por otra lugar que ocupa en la pintura detrás de su
parte, la cultura burguesa le imprimió su propio hermana. Gracias a la deliberada falta de
sello a las ceremonias heredadas de la colonia y expresividad en su rostro, la carga emocional se
marcó el uso de diversas modalidades en el concentra en el personaje femenino, con lo que
vestido y los accesorios, los períodos de luto, las se reafirma el papel genérico de la mujer como
prácticas sociales, los funerales pomposos y la un ser más sensible y susceptible a las
erección de monumentos escultóricos, todo lo emociones. El sencillo peinado de trenzas de la
desfavorecidas en el campo, otros artistas se Todas las naciones del globo, como en una
dieron a la tarea de representar a los personajes exposición universal, están representadas en
marginados en el ámbito urbano. aquel brasero cosmopolita. Lo mismo las
suculentas sopas italianas que los jugosos
asados ingleses, que los fricasés y la
De la esquina de La Concordia… al valle
pastelería francesa. Como que conversan las
de Potosí salsas rusas con los quesos alemanes, y
asocian a su tertulia apetitosa la repostería
La convivencia de las distintas clases, mexicana, que se hermana y coquetea con
diferenciadas sólo por su vestido, conformaba los helados napolitanos y con el café de
una imagen tranquilizadora de la sociedad y ésta Colima o de moca.
es la que predominó en los años cincuenta y se Todo esto, como que solazando la vista sobre
presentó a los espectadores entendidos de los limpio mantel y tras de deslumbradoras
salones de la Academia. Esto no sucede en Café fortalezas de relucientes copas de todos
de la Concordia de Manuel Ocaranza (Fig.12), tamaños y colores, aparece escoltado por
largas y pescuezudas botellas de Rhin,
mostrado en la ENBA en la exposición de 187128
alegres y rechonchas de jerez, polvosas
junto a El pescador de Carrasco. En la obra de obesas de borgoña y oporto, y por las de
Ocaranza, la diferencia del atuendo para marcar plateada corbata que prometen el espumoso
la clase es sólo un elemento más que potencia champaña, combustible del brindis
las estrategias del autor para denunciar la entusiasta.29
desigualdad social. En efecto, al poner a un niño
ropavejero de espaldas ante la vitrina del Para fin de siglo, el poeta José Juan Tablada se
restaurante, muestra toda la miseria de su refería en sus memorias a este famoso
situación, revelada por el sombrero roto, el restaurante, subrayando justamente, como el
pantalón desgastado, la ausencia de calcetines, cuadro de Ocaranza, el contraste social entre el
los zapatos viejos y polvosos y el cesto lleno de interior y el exterior:
otros tantos artículos de desecho, Ocaranza
obliga al espectador a tomar partido La Concordia, desde cuyas amplias ventanas
imponiéndole la perspectiva de su mirada. de cristales, a la altura de la banqueta, los
Desde este punto de vista, la fachada del snobs podían darse el gusto de comer trufas
restaurante, con su elegante decoración y y beber champagne, a la vista de los
transeúntes menos afortunados.30
tipografía, funciona como una barrera
infranqueable para el niño y el espectador,
La representación de un lugar reconocible para
accesible sólo a través de la ventana desde la que
sus contemporáneos, el propósito crítico social y
se aprecia una escena del interior del
el tratamiento pictórico con base en una rica
restaurante: un mesero de francas facciones
textura de la superficie, todos rasgos de
indígenas con una charola en las manos se
indiscutible modernidad, no sólo permiten
dirige a una mesa en la que dos hombres
ubicar a Ocaranza como un artista de
tocados con sombrero de copa, se encuentran
vanguardia desde su etapa de estudiante, sino
sentados a la mesa uno frente y otro y se
que también revelan el cambio que experimentó
disponen a engullir sus manjares con gesto
la ENBA en los años de la República
caricaturesco, indiferentes de la presencia del
Restaurada, evidente en las novedades
niño y de la nuestra. La fachada del Café de la
iconográficas, presentes en esta obra, y en la
Concordia divide el espacio entre los poseedores
intención por tratar temas de la historia
y los desposeídos. Con estas estrategias
nacional o de las costumbres y los tipos locales,
compositivas, Ocaranza logra la construcción de
igualmente visibles en el Café de la Concordia.
un claro enfrentamiento social.
Si bien algunas de estas imágenes (pensemos en
El Café de la Concordia se ubicaba en la esquina
todas aquellas que se expusieron en la ENBA,
que forman las actuales calles de Madero e
hoy en paraderos desconocidos) tuvieron una
Isabel la Católica en la ciudad de México. En El
clara intención social y llegaron a conformar un
Semanario Ilustrado, Guillermo Prieto
género, éste tuvo en su epílogo muchas
comentaba su inauguración en noviembre de
imágenes que terminaron convirtiéndose en
1868 y hacía referencia a su exquisita carta
ejemplos de la corriente “sentimental” del
gastronómica:
realismo, en las que, detrás del supuesto
contenido crítico o social, estaba la demanda del
mercado burgués muy propenso a coleccionarlas ideológica, los valores y la posición política, ya
en el último tercio del siglo. sea del artista o del comitente, que desmienten
la supuesta imparcialidad y fidelidad con que se
Como contrapartida de esta imagen se representaba la realidad. Desde esta
encuentran las representaciones de la opulencia perspectiva, una lectura de la pintura
burguesa. La pintura costumbrista mexicana costumbrista decimonónica desde las categorías
estuvo lejos de abarcar el amplio espectro de clase y género, hace posible desmontar las
temático que se alcanzó en otras latitudes. Una diversas posturas políticas y culturales que la
de las principales ausencias es precisamente la sustentaron.
imagen de las prácticas gastronómicas o de las
diversiones burguesas; las cuales encontraron Notas
lugar en el grabado comercial. Pese a ello,
pueden hallarse referencias a estas prácticas en 1 Véase: Gustavo Curiel y Antonio Rubial, “Los espejos de
pinturas de otros géneros, como el retrato y el lo propio: ritos públicos y usos privados en la pintura
paisaje. Es el caso del retrato titulado Los virreinal”, en Pintura y vida cotidiana en México. 1650-
hacendados de Bocas firmado por Antonio 1950 [Catálogo], México, Fomento Cultural
Becerra Díaz en 1896 (Fig. 13). El artista Banamex/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,
retrató en la terraza de “la casa grande” de una 1999, pp. 49-154.
hacienda a una pareja de hacendados, Juan 2 Véase el libro de Arturo Camacho Álbum del tiempo
Farías y Paz Barajas, su esposa, en el momento perdido. Pintura jalisciense del siglo XIX, México, El
Colegio de Jalisco/Consejo Nacional para la Cultura y las
de la sobremesa, dominando con la vista sus Artes, 1997.
vastas posesiones territoriales coronadas por la
silueta de la capilla familiar. Tal vez el mayor
3 El primero en apuntar esta relación fue Fausto Ramírez
en el libro El arte del siglo de la Independencia, México,
logro de la pintura sea el haber trascendido la Fondo Editorial de la Plástica Mexicana, 1985. Véase
tarea del retrato para convertirse en la imagen también el artículo de Luis-Martín Lozano, “La faceta culta
representativa del hacendado porfiriano: del pintor Agustín Arrieta: Cuadros de comedor y escenas
de costumbres”, Memoria 6, 1995, México, Museo
próspero, feliz, autoritario, confiado en sus Nacional de Arte-Instituto Nacional de Bellas Artes, pp.
49-59.
recursos personales y su riqueza. […]
Colmado por la fortuna con todo lo que un 4 El mole es uno de los principales platillos de la cocina
hombre joven de su medio podía mexicana. Se prepara con diferentes chiles molidos y otras
ambicionar: tierras extensas, sólida y especies, como el cacao. Los más conocidos son los de
cómoda morada, mujer bella, hijos, buena Oaxaca y Puebla, la ciudad en la que Arrieta desarrolló su
mesa, paz y confianza en el futuro.31 obra y en donde se encontraba su mayor clientela.
5El metate es un mortero rectangular de piedra volcánica
Epílogo de baja porosidad que sirve para moler los granos o los
chiles.
La imagen de la riqueza manifiesta en el retrato 6 La “china” fue un tipo popular femenino de mediados del
del hacendado Juan Farías resulta un tanto siglo XIX en México difundido ampliamente en las artes
visuales y la literatura. Desapareció en las últimas décadas
excepcional en la pintura mexicana del siglo del siglo XIX para convertirse, en la época
XIX, pues todo parece indicar que las clases posrevolucionaria, en uno de los arquetipos femeninos de
acomodadas fueron poco proclives a verse la cultura nacional popularizados por el cine.
representadas disfrutando de la diversión y el 7 Las referencias literarias sobre “la china” son muy
esparcimiento, ya fuese en forma pública o abundantes. Entre las fuentes primarias más sugerentes
privada, por lo menos en la pintura. En efecto, pueden citarse las de Francisca Erskine Calderón de la
llama la atención la ausencia en la pintura Barca en La vida en México durante una residencia de dos
años en ese país, México, Porrúa, 1976, pp. 76, 81-82; la de
costumbrista de las prácticas de recreación José María Rivera, “La China”, en Los mexicanos pintados
entre las clases acomodadas; sobre todo cuando por sí mismos, México, Librería de Manuel Porrúa, 1974,
se compara con la profusión con que fueron pp. 89-98; y la de Manuel Payno en Crónicas de viaje.
representados los bailes, paseos y otras Obras completas I, México, Consejo Nacional para la
diversiones de las clases populares. Esta Cultura y las Artes, 1996, pp. 76-77. Véase también
Angélica Velázquez Guadarrama, La colección de pintura
diferenciación de temas de acuerdo con la clase del Banco Nacional de México. Siglo XIX, México,
social es significativa del concepto de la pintura Fomento Cultural Banamex, 2004, vol. II, pp. 466-468.
como “construcción cultural”. Así, pese a la 8 Como ejemplo de estas imágenes pueden citarse las
aparente veracidad de sus formas y contenidos, pinturas de las hermanas Juliana y Josefa Sanromán.
la pintura costumbrista revela la reformulación Véase Angélica Velázquez Guadarrama, “La representación
de la domesticidad burguesa: el caso de las hermanas 21José Ignacio Altamirano, Obras completas VII. Crónicas,
Sanromán”, en De la estructuración colonial a la exigencia México, Secretaría de Educación Pública, 1987, tomo I,
nacional (1780-1860), de Esther Acevedo (coord.), Hacia pp.150-151.
otra historia del arte en México, México, Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes/Curare, 2001, tomo I, pp. 122-
22 Véase Richard R. Brettell y Caroline B. Bretell, Les
145. peintres et le paysan au XIXème siècle, Ginebra, Skira,
1983.
9 Véase Elodia Isabel Rosario Chávez Carretero, “Daniel
Dávila (1843-1924). Medio siglo de creación artística”,
23Fausto Ramírez, “Apogeo del Nacionalismo académico”,
Tesis de maestría en historia del arte, México, Universidad en Salas de la exhibición permanente. Siglos XVII al XX,
Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y México, Museo Nacional de Arte, [s/f], p.5.
Letras, Posgrado en Historia del arte, 2012, p. 141. 24 Véase Alma Lilia Roura y Armando Castellanos,
10Véase el capítulo de Fausto Ramírez, “Pintura e historia “Formación, vida y obra de José Jara Peregrina”, en José
en México a mediados del siglo XIX: el programa artístico Jara (1867-1939). Una generación entre dos siglos: del
de los conservadores”, en De la estructuración colonial a porfiriato a la postrevolución, [Folleto de exposición],
la exigencia nacional (1780-1860), de Esther Acevedo mayo-agosto, Museo Nacional de Arte-Instituto Nacional
(coord.), Hacia otra historia del arte en México, México, de Bellas Artes, México, 1984.
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Curare, 2001, 25Véase “Los toritos de petate”, La Aurora Literaria,
tomo I, pp. 82-104. Morelia, 1875, pp. 68-70.
11Debe tenerse en cuenta también que, pese al predominio 26 Con frecuencia, Carrasco firmaba sólo uno de los
en la pintura de los temas religiosos o históricos, la junta cuadros cuando éstos formaban un par.
de gobierno adquirió entre 1852 y 1860 un número
importante de pinturas con temática costumbrista de
27En la exposición de la ENBA de 1879 presentó una copia
artistas europeos para enriquecer el acervo de la Academia. de El pescador de Rodrigo Gutiérrez (véase Romero de
Terreros, Catálogos, p. 514) y en la Exposición Industrial
12 Artículo recogido por Ida Rodríguez Prampolini en La de Toluca de 1883 participó con una pintura del mismo
crítica de arte en México en el siglo XIX, México, Instituto asunto, basada en un cuadro de Santiago Ramírez, con el
de Investigaciones Estéticas-Universidad Nacional que obtuvo un premio. Véase: Xavier Gómez Robledo,
Autónoma de México, 1997, tomo II, p. 219. Gonzalo Carrasco. El pintor apóstol, México, Jus, 1966,
13 Ignacio Manuel Altamirano, Obras completas XIV. pp. 35-36.
Escritos de literatura y arte, México, Consejo Nacional 28 Romero de Terreros, Catálogos, p. 436.
para la Cultura y las Artes, 1989, pp.147-148.
29 Guillermo Prieto, Obras completas XIX. Actualidades de
14Esta obra sirvió además de modelo al pintor Joaquín la semana 1, México, Consejo Nacional para la Cultura y
Ramírez para realizar una de las primeras representaciones las Artes, 1996, p.168.
seculares de la maternidad. Véase Angélica Velázquez
Guadarrama, “Escena familiar de Joaquín Ramírez”,
30José Juan Tablada, La feria de la vida (Memorias),
Memoria 7, México, Museo Nacional de Arte-Instituto México, Ediciones Botas, 1937, p.152.
Nacional de Bellas Artes, 1998, pp.103-107. 31Elisa Vargaslugo, “Los hacendados de Bocas de Antonio
15 Justo Sierra, “Crónica dominical”, El Federalista, Becerra Díaz”, Anales del Instituto de Investigaciones
México, 31 de diciembre de 1871. Recogido en Obras Estéticas, México, n° 45, 1976, pp.157-164.
completas III. Crítica y artículos literarios, México,
Universidad Nacional Autónoma de México, 1984, pp.137-
138. ¿Cómo citar correctamente el
16Manuel Romero de Terreros (ed.), Catálogos de las presente artículo?
exposiciones de la Antigua Academia de San Carlos de
México (1850-1898), México, Instituto de Investigaciones
Estéticas-Universidad Nacional Autónoma de México, Velázquez Guadarrama, Angélica ; “La
1963, p.515. pintura costumbrista mexicana: notas de
17 María de Lourdes Alvarado, La educación “superior” modernidad y nacionalismo”. En caiana.
femenina en el México del siglo XIX. Demanda social y Revista de Historia del Arte y Cultura
reto gubernamental, México, UNAM, Centro de Estudios Visual del Centro Argentino de
sobre la Universidad – Plaza y Valdés Editores, 2004,
p.166. Investigadores de Arte (CAIA). No 3 | Año
18 Ibidem, pp.160-162
2013.
URL:
19 La cita es a propósito del argumento de la novela
inconclusa de Justo Sierra, El ángel del porvenir, cuyos
http://caiana.caia.org.ar/template/caiana.p
primeros capítulos se publicaron en la revista El hp?pag=articles/article_2.php&obj=113&vo
Renacimiento, 1869. Justo Sierra, Obras completas. Viajes l=3
VI, México, Universidad Nacional Autónoma de México,
1977, p. 202.
20 Romero de Terreros, Catálogos, pp. 437-438.