Técnicas de Relajación para Niños Por Edades
Técnicas de Relajación para Niños Por Edades
Técnicas de Relajación para Niños Por Edades
La ansiedad y el estrés no solo afectan a los adultos; de hecho, son cada vez más los
niños que presentan alteraciones en la conducta que, al igual que en los adultos,
responden a situaciones que les generan ansiedad o miedo. Mediante las técnicas de
relajación infantil ayudamos al desarrollo de su inteligencia emocional y, al mismo tiempo,
les inculcamos hábitos saludables que podrán poner en práctica a lo largo de su vida.
¿Qué beneficios les aportan a los niños las técnicas de relajación?
Antes de nada, debemos aclarar que la relajación no debe ser algo puntual. Si queremos
conseguir efectos positivos a largo plazo, ésta debe llevarse a cabo de forma continuada.
Realizada de forma regular conseguiremos:
• Disminuir la tensión muscular y mental y canalizar su energía.
• Reducir la ansiedad
• Mejorar, o solucionar, los problemas de sueño
• Mejorar la memoria y la concentración
• Aumentar la confianza en sí mismos
• Alcanzar un estado de bienestar general
Mediante las técnicas de relajación conseguimos que los niños sean capaces de
reconocer la tensión o ansiedad cuando se enfadan o se ponen agresivos, y sepan cómo
responder ante ella.
En la siguiente tabla exponemos las diferentes técnicas de relajación según edad para
pasar después a una explicación de las mismas.
écnicas de relajación con bebés (0-3 años)Durante esta etapa los niños aún no han
desarrollado su independencia, prácticamente, por lo que, por supuesto, no vamos a
poder darles instrucciones de relajación para que las sigan, pero será importante empezar
a trabajar con ellos de forma consistente para que vayan integrando los momentos de
¿Cuándo aplicarlas?Si se
han llevado a cabo las técnicas en las etapas anteriores la recomendación es seguir
aplicándolas de forma constante en el mismo momentomás o menos en el que se
aplicaban antes. Es decir, si se hacía antes de dormir, seguir haciéndolo en el mismo
momento.La intención es que el niño aprenda que esas sensaciones las puede aplicar
en cualquier momento del día, aprendiendo a identificar en su cuerpo las señales de
tensión y las de relajación.¿Cómo aplicarlas?Como en las etapas anteriores, es
importante que el niño esté en un entorno tranquilo, un entorno sin ruidos ni
distracciones y con una temperatura agradable.Se puede hacer en cualquier momento en
el que el niño esté más o menos tranquilo, si intentamos hacerlo cuando está muy
nervioso no dará resultados y tanto tu como el niño os sentiréis frustrados. No hace
falta que sea justo antes de ir a dormir, puede ser antes de cenar, cuando el niño ya esté
duchado y limpio, por ejemplo.En este caso iremos trabajando en la diferenciaciónentre
la tensión y la relajación de las distintas partes del cuerpo, así como en el control de la
respiración.Pídele que cierre los ojos y que se imagine en un lugar agradable. Déjale
unos segundos para que lo imagine. Si le apetece, le puedes pedir que te lo describa para
que la imagen se más real en su cerebro.Ahora es el momento de empezar a ayudarle
a focalizarse en sus sensaciones con frases como:
“Fíjate en tu brazo derecho y nota como sientes un calor agradable”. “¿Lo notas un poco
más caliente que el resto del cuerpo?”
“Siente como tu brazo pesa mucho, como si fuera de hierro”.
“Estás relajado y tranquilo”.
Si vemos que el niño está receptivo podemos utilizar la metáfora del globo de nuevo,
indicándole que a medida que se infla el aire va entrando en su cuerpo y lo va inflando
hasta estar completamente lleno. Y luego, poco a poco, se va desinflando. Podemos
decirle también que el aire tiene su color preferido y que éste va inundando su cuerpo y
relajándolo poco a poco, para luego ir saliendo de nuevo.Podemos también
hacer ejercicios de tensión-distensión:
“Siente cómo te estiran de las extramidades, como si una persona estuviera en cada una
de ellas estirando fuerte, tranquilo, no hay peligro de que te rompas, simplemente quieren
ver hasta dónde puedes estirarlos”. Cuando esté en el punto máximo se le da indicación
de que relaje de golpe “ahora te sueltan de golpe. Sientes la sensación agradable que
recorre tus músculos”.
“Imagina que tienes una naranja en la mano y quieres hacer un buen zumo, pero no
tienes exprimidor. Trata de exprimirla con la mano, apretándola con todas tus fuerzas”.
“Bien. El zumo está hecho, ahora relaja la mano y vamos a probar con la otra”.
“Ahora tienes la boca llena de tu comida preferida. Mastícala lentamente saboreándola”.
“Traga lentamente”.
¿Qué se consigue? Con estos ejercicios conseguirás que el niño reconozca las
sensaciones de tensión y distensión de su cuerpo. Cuando acabes cada uno de los
ejercicios recuérdale que puede hacerlos en cualquier momento del día que lo necesite.
Invítale a que se observe y reconozca cuándo tiene los músculos en tensión y si puede
hacer algo para relajarlos con la ayuda de alguno de estos ejercicios. Últimas
indicaciones. Si quieres realizar estos ejercicios pero el niño está muy nervioso, no
empieces directamente con ellos. Haz un paso intermedio que puede ser, por ejemplo,
darle un masaje con un rodillo de masajes, o sacudirle las piernas y los brazos para
inducir una relajación muscular que le llevará a tranquilizarse. Recuerda que es
importante que tu tono de voz, tus movimientos y tu comunicación no verbal sean
también relajadas, háblale con suavidad, y cuando entres en contacto con él procura
hacerlo calmadamente, sin provocarle sobresaltos. Las sesiones de relajación con los
niños a cualquier edad deben ser cortas ya que suelen dispersarse con facilidad. Si ves
que en medio de un ejercicio el niño se desconcentra, intenta cambiar el ejercicio. Si no
se soluciona es que no es el momento adecuado. Ya lo volveréis a intentar más tarde. La
relajación con niños, igual que con adultos, no se aprende de un día para el otro, debes
tener paciencia y empezar cuanto antes para que el niño se vaya habituando.
Adolescencia (13 a 17). Al llegar esta etapa, el joven, ya debería tener adquiridos los
recursos necesarios para manejar la relajación. En caso de no haberse iniciado en su
práctica puede ser ahora el momento. Como en la etapa anterior deberemos efectuar una
pequeña prueba con las diferentes técnicas para encontrar la que mejor se ajuste a sus
características (Progresiva, Autógena, Pasiva y Respuesta Relajación). Es importante que
el joven tome parte más activa y que sea capaz de practicar él solo experimentando cuál
de ellas le resulta más cómoda y eficaz.
Igualmente debe aprovechar cualquier situación cotidiana para practicar los recursos de
afrontamiento.