Temario de Historia de España

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BLOQUE 1: LA PENÍNSULA IBÉRICA DESDE LOS PRIMEROS HUMANOS HASTA LA DESAPARICIÓN DE

LA MONARQUÍA VISIGODA (711)

1.1. SOCIEDAD Y ECONOMÍA EN EL PALEOLÍTICO Y NEOLÍTICO. LA PINTURA RUPESTRE.


Los periodos de la Prehistoria marcan el avance tecnológico del utillaje y por tanto de la evolución
socioeconómica.
Durante el Paleolítico (800.000-8000 a. C.) tuvieron lugar las cuatro últimas glaciaciones, y el proceso de
hominización o evolución del género homo desde los primates al ser humano actual, unido a la evolución de las
técnicas que usaban. Eran grupos nómadas que vivían de la caza, pesca y recolección, es decir, una economía
depredadora. Habitaban en cobijos provisionales y cuevas desde el Paleolítico Medio.
El Neolítico (7.000-4.000 a. C.), fue una revolución, se pasó de una economía depredadora a productora, basada
en la agricultura y ganadería. Esta economía condujo a la sedentarización, división del trabajo y diferenciación
social.
La pintura rupestre es obra del homo sapiens. Se inicia en el Paleolítico Superior en Cantabria (Altamira-Cantabria
y Tito Bustillo-Asturias). Son pinturas realizadas en cuevas, relacionadas con rituales mágicos o religiosos. Sus
rasgos son: representación de animales aislados, acusado naturalismo y policromía.
En el Neolítico se desarrolla la pintura levantina (Valltorta-Castellón, Cogull-Lérida). Con características propias
y sin relación con las cántabras: en abrigos rocosos bien iluminados; incluye la figura humana, formando escenas,
con sentido narrativo; presentando figuras estilizadas, esquemáticas y casi monocromas.

1.2. LOS PUEBLOS PRERROMANOS. LAS COLONIZACIONES HISTÓRICAS: FENICIOS Y GRIEGOS. TARTESOS. Los
pueblos prerromanos se asentaron en la Península en la Edad de Hierro. Los iberos (VI-I a. C.), vivían en pueblos
fortificados de la costa mediterránea, con una economía agrícola y ganadera, junto a la metalurgia y cerámica; y
organizados ciudades-estado. Los celtas de origen indoeuropeo (V-III a.C.), organizados en tribus en la Meseta
y costa atlántica, destacan las culturas de campos de urnas, verracos y castros. Bajo desarrollo social (clanes y
linajes), económico (primitiva agricultura y ganadería) y político (consejo de ancianos). Los celtíberos, en las
submesetas.

Los tartessos (VIII-V a. C.), formaron el primer Estado de la Península; situados en el valle del Guadalquivir; con
una economía agropecuaria, junto al comercio y minería; gobernados por reyes, desaparecen en el V a. C. Las
colonizaciones históricas llegan por motivos económicos, a lo largo del primer milenio a.C. Estos pueblos eran:
Fenicios (VIII a. C.), con factorías* como Gades, Malaka; aportan el torno de alfarero, escritura alfabética y
generalizaron el uso del hierro. Los griegos focenses* (mitad VII a.C.) fundaron colonias como Emporión y Rhode,
introdujeron la vid y el olivo, y la acuñación de moneda. Los cartagineses (mitad VI a.C.), fundan colonias como
Ebussus y Cartago Nova; sus intereses chocaron con Roma, enfrentándoles en las guerras púnicas.

1.3. CONQUISTA Y ROMANIZACIÓN DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. PRINCIPALES APORTACIONES ROMANAS EN


LOS ÁMBITOS SOCIAL, ECONÓMICO Y CULTURAL.

La conquista fue un proceso largo (III a. C.- I a.C.), las causas fueron: contrarrestar a los cartagineses, y explotar
las riquezas encontradas en la Península. Etapas de la conquista:

- 1ª Etapa: Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.). Tras la toma de Sagunto (218 a.C.), Cartago Nova (209 a.C.) y
Gades (206 a.C.). Ocuparon la costa mediterránea y los valles del Ebro y Guadalquivir.
- 2ª Etapa: guerras lusitano- celtíbera (155-136 a.C.), con Viriato y Numancia como símbolos de la resistencia. La
frontera se situó al sur de la Cordillera Cantábrica. Hasta el 29 a.C. no se inició la ocupación del oeste y noroeste.
- 3ªEtapa: guerras cántabras y astures (29-19 a.C.), sometidos por Augusto, dominan el Norte y acaban la
conquista.
Los pueblos indígenas se romanizaron, asimilando los modos de vida romanos en diversas facetas. Las principales
aportaciones romanas fueron: administración provincial, urbanización (Itálica), arquitectura y obras públicas
(teatro y anfiteatro de Mérida, acueducto Segovia), estructuras económicas de carácter colonial, estructura social
(hombres libres y esclavos), el derecho, la lengua (latín) y la religión (sincretismo y desde el s.III cristianismo).
El proceso no fue homogéneo en tiempo ni espacio, más al sur y este, y menos en el interior y norte.

1.4. EL REINO VISIGODO: ORIGEN Y ORGANIZACIÓN POLÍTICA. LOS CONCILIOS.


El Imperio romano es invadido en el siglo V por pueblos bárbaros. A Hispania llegan los suevos a la Gallaecia, los
vándalos a la Bética, y los alanos a la Lusitania y Cartaginense. El Imperio mandará a los visigodos,
estableciéndose el reino de Tolosa, aunque su instalación definitiva vino en el 507, dando inicio al reino visigodo
de Toledo.
La consolidación de la monarquía visigoda fue obra de varios monarcas. Leovigildo (569) logra la unificación
política, contuvo a los francos, replegó a los vascones y expulsó a los suevos. La unificación religiosa llegó con
Recaredo (589) al convertirse al catolicismo, y la unificación jurídica con Recesvinto que promulgó el Fuero Juzgo
(654).

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La monarquía electiva y dependiente del apoyo de nobleza e Iglesia; gobernaba con dos instituciones: Oficio
Palatino (magnates auxiliaban en tareas de gobierno) y el Aula Regia (colaboradores y alta nobleza), asamblea
consultiva que asesoraba al rey en asuntos políticos, militares y en la elaboración de leyes.
Por otro lado los Concilios de Toledo, inicialmente eran asambleas eclesiásticas, pero con la conversión de
Recaredo en el III Concilio de Toledo, adquieren una dimensión política; adquiriendo más poder la Iglesia y la
monarquía podrá nombrar obispos. Eran convocados y presididos por el rey, y en ellos se tomaban decisiones
políticas y religiosas.

BLOQUE 2: LA EDAD MEDIA: TRES CULTURAS Y UN MAPA POLÍTICO EN CONSTANTE CAMBIO (711-
1474)

2.1 AL-ÁNDALUS: LA CONQUISTA MUSULMANA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. EMIRATO Y CALIFATO DE


CÓRDOBA.
La llegada musulmana se debió a la crisis interna de la monarquía visigoda y expansión del Islam. La muerte de
Witiza, y la llegada al trono de D. Rodrigo provocó una guerra civil, que fue aprovechada por los musulmanes.
Dirigidos por Tariq los musulmanes derrotan a D. Rodrigo en la batalla de Guadalete (711). En unos tres años
conquistan la Península, excepto las zonas montañosas del norte; la rapidez se debió a la desaparición del ejército
visigodo y a la ocupación mediante dos sistemas: rendición incondicional y pactos o capitulaciones*. Los pueblos
invasores eran árabes y bereberes* del norte de África.
Al-Ándalus pasó por distintas fases en su organización política desde el siglo VIII al XI:
- Emirato* dependiente del Califato Omeya de Damasco (711-756).
- Emirato independiente de Bagdad (756-929), obra de Abd-al-Rahman I. Etapa de luchas internas entre árabes
y beréberes y revueltas de muladíes y mozárabes contra el poder cordobés.
- Califato de Córdoba (929-1031). Abd-al-Rahman III se proclamó califa* (líder político y religioso). Con al-Hakam
II se inició un periodo de esplendor cultural y paz con los cristianos. Almanzor (finales X) suplantó a Hisham II,
iniciando un periodo de campañas militares, a su muerte el Califato decayó, hasta su división en taifas* en 1031.
*Capitulaciones: pacto por el que se permitía la presencia de población musulmana bajo dominio cristiano
(mudéjares) a cambio de respetar sus propiedades, religión y leyes bajo ciertas condiciones.
*Bereberes: habitantes del norte de África antes de la llegada del Islam, de carácter nómada y pastoril.
*Taifas: palabra árabe que significa bandos y que designaba a los pequeños reinos en que se dividió Al-Ándalus
hasta en tres ocasiones: en 1031, al abolirse el Califato; en torno 1140 al debilitarse el imperio almorávide; y tras
la derrota de los almohades, en 1212, en las Navas de Tolosa.
*Emirato: circunscripción territorial que integra un califato. Estaba gobernado por un emir.
*Califa: deriva del término árabe jalifa, y es el nombre que adoptaron los sucesores del profeta Mahoma. Los
califas poseían el poder religioso, político, civil y judicial sobre la comunidad musulmana. Representaban a Alá y
gozaban de un poder absoluto.

2.2 AL-ÁNDALUS: REINOS DE TAIFAS. REINO NAZARÍ.


Con el levantamiento popular de 1031 y el destierro del último califa, Hisham III, los distintos gobernadores se
proclamaron independientes, dando lugar a los reinos de taifas. Los enfrentamientos entre ellos, propiciarían el
avance cristiano (Reconquista). Las primeras taifas presentaban rasgos comunes:
- Distribuidas por familias y etnias, aglutinándose las más débiles en torno a las más fuertes.
- Políticamente eran muy débiles, pagando parias* a los cristianos a cambio de protección militar.
- A pesar de la debilidad política fue una etapa de esplendor cultural.
A finales del XI las taifas se ven incapaces de frenar el avance cristiano (Alfonso VI de Castilla conquista Toledo),
piden ayuda a los almorávides (1090), guerreros bereberes norteafricanos que lograron reunificar Al-Ándalus. En
1145 los almorávides sucumbieron, nacen las segundas taifas, en las que tendrán lugar la invasión de los
almohades (1146), frenados por los cristianos en las Navas de Tolosa (1212); dando inicio a las terceras taifas,
que irían siendo conquistadas a excepción del de Granada.
El reino nazarí de Granada (1237-1492) fundado por Muhammad I, estaba dividido en tres coras (Elvira, Rayya y
Pechina). Pagaban parias a Castilla y reconocían vasallaje a su rey. En 1492 fueron incorporados a Castilla.
*Parias: tributo que pagaban los reinos musulmanes a algunos reyes cristianos con la finalidad de obtener
protección militar y no ser atacados. Perduró desde el siglo XI hasta finales del siglo XV.

2-3 AL-ÁNDALUS: LA ECONÓMICA, SOCIEDAD Y CULTURA.


La economía era fundamentalmente agrícola, los musulmanes intensificaron el regadío, utilizando la noria y
ampliando el uso de acequias, introdujeron nuevos cultivos (algodón, arroz, azafrán, cítricos) que unieron a la
tríada mediterránea (cereal, vid y olivo). En la ganadería, retrocedió la porcina, desarrollándose más la ovina y
equina. La minería se revitalizó, destacando el hierro, cobre y mercurio. Famosos fueron sus productos
artesanales: cordobanes, brocados, armas y cerámicas. El comercio interior que se realizaba en los zocos

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urbanos, y el comercio exterior a través de sus puertos con el Magreb, norte de África y Oriente; utilizándose dos
monedas, el dinar (oro) y el dírhem (plata). La ciudad se revitalizó, como centro de consumo.
La sociedad andalusí era muy heterogénea, por su gran diversidad étnica y religiosa. Con predominio de los
musulmanes (árabes, bereberes y muladíes), esta sociedad se estructuraba en: grupo nobiliario (nobleza de
sangre y de servicio), burguesía urbana (funcionarios, artesanos y comerciantes), plebe, y en último lugar los
esclavos. Junto a ellos las minorías religiosas de mozárabes y judíos.
Su cultura estuvo marcada por el Islam, e influyó en Occidente. Destacó en: arte (mezquita Córdoba, Alhambra
Granada), filosofía (Averroes), literatura (collar, moaxaja y zéjel) y ciencia (álgebra, medicina, astronomía).
2.4 LOS PRIMEROS NÚCLEOS DE RESISTENCIA. PRINCIPALES ETAPAS DE LA RECONQUISTA. MODELOS DE
REPOBLACIÓN
El primer foco de resistencia cristiana se inició al vencer D. Pelayo a los musulmanes en Covadonga (722), nace
así el reino astur, consolidado por Alfonso III. Ordoño II trasladó la capital a León (s. X), dando lugar al reino de
León; en su parte oriental se formó el condado de Castilla, se independizó con el conde Fernán González (s. X).
En el Pirineo occidental, la familia Arista forma el reino de Pamplona. En el Pirineo central los condados de
Sobrarbe, Ribagorza y Aragón (anexionado a Pamplona durante el s. X). El Pirineo oriental (condados catalanes)
dependientes de los carolingios, hasta su independencia (iniciada con Vifredo el Velloso y lograda con Borrell II).
De XI-XIII se desarrollan las principales etapas de la Reconquista. En el s. XI Castilla se une a León, nace el reino
Castilla-León; y el de Aragón, unido a Pamplona. En el s. XII Castilla y León se separan, nace el reino de Portugal,
Pamplona se independiza (pasa a llamarse Navarra); y se unen Aragón y Cataluña con Ramón Berenguer IV
formando la Corona de Aragón. En el s. XIII, la victoria en las Navas de Tolosa (1212), marcó un gran avance; en
Castilla, Alfonso IX conquistada Extremadura, Fernando III conquista Murcia e inicia la conquista de Andalucía
acabada por Alfonso X; para Aragón, Jaime I conquista Baleares y Valencia. Quedando Granada hasta 1492.
La repoblación durante la Reconquista, con distintos modelos. Del VIII-XI, la presura; En la 1ª mitad del s. XII, la
repoblación concejil; en la 2ª mitad del s. XII de órdenes militares; y en el s. XIII, repartimientos de tierras.

2.5 LOS REINOS CRISTIANOS EN LA EDAD MEDIA: ORGANIZACIÓN POLÍTICA, RÉGIMEN SEÑORIAL Y SOCIEDAD
ESTAMENTAL.
El gobierno de los reinos cristianos o de los condados catalanes, se organizó en torno al rey o conde. El rey estaba
asesorado por una Curia Real. Hasta el s. XII la Curia Real (nobles y clérigos como asesores reales) fue el
organismo más importante. En 1188 en el Reino de León y desde el s. XIII en el resto, los monarcas convocan a la
Curia y a los burgueses, así nacen las Cortes. Sus funciones: asesorar al rey y votar impuestos extraordinarios.
La administración territorial estaba a cargo de los condes y la local a cargo del concejo. Los recursos provenían
de las tierras ocupadas a los musulmanes, aduanas, monopolios (sal y minas) y cobro de impuestos (alcabala*).
La organización social estuvo marcada por la aparición del régimen señorial. Los señoríos, territorios dados por
el rey a particulares o instituciones, fueron evolucionando. Hasta el s.XII eran señoríos territoriales o solariegos*.
Desde el s.XII los reyes les otorgan el privilegio de inmunidad convirtiéndose en señoríos jurisdiccionales* y sus
pobladores en vasallos, obteniendo derechos jurídicos y limitando el poder del rey a las tierras de realengo*.
La sociedad estaba dividida en tres estamentos: caballeros (nobles), clérigos (monjes y sacerdotes) y
campesinos. Los primeros establecían relaciones de vasallaje entre sí, y los más poderosos con el Rey,
estableciéndose una estructura política piramidal en la que el rey dependía de los grandes nobles.
*Alcabala. Impuesto indirecto de origen castellano que gravaba el intercambio de mercancías.
*Señorío territorial, en el que el señor está vinculado a una tierra que, o bien trabaja de manera directa con sus
siervos, o bien cede a campesinos a cambio de unas rentas (en especie, dinero o trabajo).
*Señorío jurisdiccional, en virtud del cual el señor tiene una serie de prerrogativas de tipo judicial y político.
*Realengo, calificación jurisdiccional que tienen los lugares dependientes del rey.

2.6 ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LA CORONA DE CASTILLA, DE LA CORONA DE ARAGÓN Y DEL REINO DE


NAVARRA AL FINAL DE LA EDAD MEDIA.
La organización política evolucionó. En Castilla la monarquía desembocó en una monarquía autoritaria de origen
divino, apoyada en el derecho romano, y en las Partidas de Alfonso X y el Ordenamiento de Alcalá. Junto a las
Cortes nacen otras instituciones: la Cancillería, el Consejo Real (auxiliaba al monarca), Audiencia o
Chancillería*(impartía justicia) y Hacienda. Controlaban los concejos con corregidores* y regimientos.
En la Corona de Aragón, su expansión mediterránea (Cerdeña, Nápoles, Sicilia), llevó a una política pactista* con
los nobles. Cada núcleo (Reinos: Aragón, Valencia y Mallorca, y condado Cataluña) tenía sus instituciones: Justicia
Mayor de Aragón; Cortes: generales, y en Aragón, Valencia y Cataluña, y como delegación: Generalitat en
Cataluña y Valencia, y Diputación del Reino en Aragón. Instituciones centrales: Consejo Real y Cancillería.
Tras Fernando I (Compromiso de Caspe) se intentó establecer una monarquía autoritaria provocando
enfrentamientos: Busca* contra Biga* y remensas frente a señores feudales*.
En el Reino de Navarra, como en la Corona de Aragón su monarquía era pactista. Gobernó con el Consejo Real,
las Cortes, en las que el rey juraba los fueros del reino; y la Diputación de los Tres Estados, que gestionaba la
recaudación de los subsidios votados en las Cortes.
*Corregidor: representante del gobierno real y principalmente magistrados en las ciudades más importantes.
Disponía de poderes políticos y judiciales muy amplios además de presidir el concejo municipal.

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*Chancillería: máximo órgano de justicia constituido a finales de la Edad Media. Supuso la profesionalización de
la justicia y contribuyó a la centralización del poder en los monarcas.
*Pactismo: sistema de gobierno en el que los reyes dependían en gran medida de las Cortes para gobernar.
*Feudalismo: sistema de organización social y económica basado en la existencia de una economía cerrada,
autosuficiente y de base agraria. La posesión de la tierra define la división social. Las relaciones sociales se
manifiestan bajo la vinculación señor-vasallo.
*Busca: grupo de mercaderes modestos y maestros de los oficios y gremios artesanos más importantes.
*Biga: grupo formado por los grandes rentistas y mercaderes que controlaban el gobierno de la ciudad.

BLOQUE 3: LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU EXPANSIÓN MUNDIAL (1474-1700)

3.1 LOS REYES CATÓLICOS: UNIÓN DINÁSTICA E INSTITUCIONES DE GOBIERNO.


La boda de Isabel y Fernando (1469) y la muerte de Enrique IV (1474), provocan la guerra civil castellana (1474-
1479) entre Juana la Beltraneja e Isabel. Finalizando con la renuncia de Juana en el Tratado de Alcaçovas.
Los Reyes Católicos, iniciaron la monarquía hispánica, como una unión dinástica, no como un Estado unido; era
una unión política con tres objetivos: dominio peninsular, unidad religiosa y centralización del poder. No supuso
la unidad territorial e institucional, y Castilla tenía la hegemonía.
Su reinado, fue una etapa de monarquía autoritaria, buscando centralizar el poder, y estableciendo las bases de
un Estado moderno. Los monarcas potenciaron o modificaron las instituciones de gobierno existentes; en Aragón,
con escasas excepciones, permanecieron intactas.
En Castilla el Consejo Real se convirtió en órgano de gobierno e instancia judicial superior. Las Cortes sólo se
convocaban para aprobar recursos. La justicia se impartía en tres ámbitos: en el local con los corregidores, en
segunda instancia la Chancillería (Valladolid y Granada), y en última instancia el Consejo Real. La Cancillería se
sustituye por secretarios reales. Nace la Stª Hermandad para mantener el orden público. En Aragón, confirman
los fueros, establecen el Consejo de Aragón y una Audiencia en cada reino, y nace la figura del virrey.
Los reyes logran el derecho de presentación y el Patronato Regio, y la Inquisición funcionó en ambas coronas.

3.2 EL SIGNIFICADO DE 1492. LA GUERRA DE GRANADA Y EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA.


En 1492 tuvieron lugar acontecimientos, que marcarían el reinado de los Reyes Católicos y la Historia Moderna.
La conquista del reino nazarí de Granada, primer objetivo en la política exterior, y se desarrolló en tres fases:
- Conquista de Alhama (1481-1484). Los reyes se ganaron el apoyo de Boabdil.
- Toma de Málaga (1485-1487). Asediada, fue ocupada y su población sometida a la esclavitud.
- Rendición de Granada (1488-1492). Se firman las capitulaciones con Boabdil, el 2 de enero 1492. Granada pasó
a formar parte de Castilla, consiguiendo los monarcas la unidad en la fe.

El descubrimiento de América. Portugal y Castilla, eran las dos potencias en las expediciones atlánticas, lo que
condujo a Colón a proponerles su proyecto a las Indias por Occidente; rechazado por ambas y aceptado
finalmente por Castilla, firmando las Capitulaciones de Stª Fe (reparto de beneficios entre Colón y Castilla).
El primer viaje partió de Palos el 3 de agosto, llegó a Guanahaní el 12 de octubre de 1492. Tras el viaje obtuvieron
del Papa las Bulas Inter Caetera*, que llevó a la firma del Tratado de Tordesillas (1494). Colón realizó tres viajes
más, y en 1499 los Reyes autorizaron las expediciones privadas. En 1513 Vasco Núñez de Balboa atravesó el istmo
de Panamá, descubriendo el Océano Pacífico, confirmando la existencia de América.
La expulsión de los judíos el 31 marzo 1492, acarrearía consecuencias: demográficas, económicas y sociales.
*Bulas Inter Caetera: dictadas por el Papa Alejandro VI, otorgaban a Castilla el dominio de las tierras descubiertas
o por descubrir al oeste de una línea imaginaria trazada en el sentido de los meridianos a 100 leguas al oeste de
las islas Azores.

3.3 EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS: ESPAÑA BAJO CARLOS I. POLÍTICA INTERIOR Y CONFLICTOS EUROPEOS.
Carlos I, llegó a España en 1517 al frente de una gran herencia territorial. En 1519 recibe la corona imperial, Carlos
V, acarreando una subida de impuestos a las Cortes castellanas que sufragaron el viaje a Alemania.
La política interior estuvo marcada por la sublevación de las Comunidades de Castilla (1520-1522). Opuestos a
los consejeros flamencos y a Adriano de Utrecht como gobernador; defendían una limitación del poder real y de
los impuestos. Fueron derrotados en Villalar (1521), y sus líderes Bravo, Padilla y Maldonado ajusticiados.
Al tiempo estallan las Germanías (1519-1523) en Valencia y Mallorca. Movimiento de contenido social, dirigidas
por los gremios y campesinos contra los señores feudales. En ambos conflictos la monarquía salió reforzada.
Los conflictos europeos reflejaron la aspiración de conseguir una monarquía universal-cristiana:
- Guerras con Francia (1521-1544). Francisco I aspiraba al dominio italiano. Ello desembocaría en cuatro guerras
franco-españolas en Italia, confirmando la hegemonía de Carlos I y la incorporación del Milanesado.
- Lucha contra los turcos. Carlos I quiso defender la cristiandad ante el avance turco por el Mediterráneo. Alternó
triunfos (conquista Túnez 1535) y fracasos (fallida conquista Argel 1541).

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- Conflictos religiosos. Iniciados con la reforma protestante de Lutero en Alemania. Frenados en Mühlberg (1547);
pero con el apoyo francés y la Paz de Augsburgo, Carlos V reconoció las dos religiones en el Imperio.

3.4 LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II. GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN. LOS PROBLEMAS INTERNOS.
GUERRAS Y SUBLEVACIÓN EN EUROPA.
Carlos I abdica en su hijo, y cede a su hermano Fernando los territorios de Austria, y los derechos imperiales.
Así al Imperio Universal de Carlos V, le sucedió el hispánico de Felipe II (1556-1598). De él heredó los objetivos
políticos: lucha por la hegemonía y defensa de su patrimonio territorial; y los conflictos externos con: Francia,
renuncia a sus interese en Italia (San Quintín 1557, y paz de Cateau-Cambresis (1559); Imperio Turco, ponían en
peligro los dominios italianos (Lepanto 1571), Países Bajos (sublevación provincias protestantes del norte-1566);
e Inglaterra, apoyaba a los sublevados holandeses y hostigaba el comercio colonial (Armada Invencible 1588).
Desde 1559 no se ausentó de España, fijó la capital en Madrid (1561), se rodeó de consejeros españoles. En el
gobierno y administración, como su padre, potenció las instituciones creadas por los Reyes Católicos: los
consejos (Estado, territoriales y especializados), secretarios, virreyes y gobernadores, y creó las Juntas.
Respetó las instituciones de cada reino; pero no evitó conflictos internos, ya que su política se basada en el poder
absoluto y defensa de la ortodoxia católica, lo que le enfrentó a dos rebeliones: moriscos en las Alpujarras (1568-
1570) y en Aragón (1590-1592).
Logró la unidad peninsular. Desaparecido Sebastián I y muerto el infante Enrique (1580), Felipe II hizo valer sus
derechos dinásticos. Con la derrota portuguesa, las Cortes de Tomar (1581) le reconocieron rey.

3.5 EXPLORACIÓN Y COLONIZACIÓN DE AMÉRICA. CONSECUENCIAS DE LOS DESCUBRIMIENTOS EN ESPAÑA,


EUROPA Y AMÉRICA.
En el s. XVI se realizan nuevas expediciones: Núñez de Balboa (1513) descubrió el océano Pacífico, Magallanes
(1519) y Elcano (1522) realizaron la vuelta al mundo. Las Antillas fueron la base de las nuevas conquistas:
- Conquista del Imperio azteca. Liderada por Hernán Cortés, constituido virreinato de Nueva España (1535).
- Conquista del Imperio inca. Obra de Pizarro y Almagro, formando el virreinato del Perú (1542).
Desde los imperios se continúa la exploración y colonización (1536-1586): Pedro de Valdivia a Chile, Irala a Río
de la Plata, Orellana y López Aguirre al Amazonas y Núñez Cabeza de Vaca a Norteamérica.
El descubrimiento y colonización, acarreó consecuencias en España, Europa y América en distintos ámbitos:
- Económicas. Intercambio comercial, a través de la Casa de Contratación de Sevilla; llegando nuevos productos
(patata, cacao, tabaco) y Castilla suministraba vid, aceite, ganado, trigo. Pero la afluencia de oro y plata hizo
aumentar los precios en Castilla; y una inflación en Europa, conocida como revolución de los precios.
- Explotación indígena. A través de repartimientos*, encomiendas* y mita, a pesar de la Ley de Burgos (1512) y
Leyes Nuevas (1542), y de la defensa de personajes como Fray Bartolomé de las Casas.
- Políticas. La monarquía hispana primera potencia mundial, pero endeudada con los banqueros europeos.
- Expansión de la cultura europea, en detrimento de la autóctona; surgiendo una mentalidad colonial.

3.6 LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVII: EL GOBIERNO DE VALIDOS. LA CRISIS DE 1640.
Los reyes del s. XVII llamados “Austrias menores” por su presunta ineficacia política, delegan las decisiones de
gobierno en sus válidos. No era un cargo institucional; gobernaron al margen de los Consejos. Destacan el duque
de Lerma con Felipe III, el conde duque de Olivares con Felipe IV, en la regencia de Mariana de Austria el jesuita
Nithard, y con Carlos II Juan José de Austria. Sus decisiones políticas acarrearon conflictos internos:
- El duque de Lerma decretó la expulsión de los moriscos (1609-1614), con graves consecuencias económicas.
- Olivares planteó una política reformista con proyectos: Un banco estatal: red nacional de erarios; unificación
jurídica e institucional: Gran Memorial; y un ejército nacional permanente: Unión de Armas. La oposición a esta
política provocó revueltas en Andalucía, Vizcaya y Sicilia; y rebeliones en 1640 en Cataluña y Portugal.
La crisis de 1640 se inicia en 1639, cuando los tercios reales enfrentados a Francia, penetran en Cataluña,
provocando protestas campesinas. En 1640 estalla una rebelión de campesinos en Barcelona, unidos a los
segadores el día del Corpus (Corpus de Sangre), asesinando al virrey. Los catalanes ofrecen el condado de
Barcelona a Francia por su ayuda, nombrando un virrey. En 1652 las tropas de Felipe IV ponen fin a la secesión.
En 1640 se inicia la rebelión en Portugal. Los nobles cansados de la política española, nombran rey al duque de
Braganza (Juan IV) apoyado por Francia e Inglaterra. España acabaría reconociendo su independencia en 1668.

3.7. LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS Y LA PÉRDIDA DE LA HEGEMONÍA ESPAÑOLA EN EUROPA.


El siglo XVII supuso el fin de la hegemonía española en Europa. La política exterior de Felipe III estuvo presidida
por la pacificación, firma la paz con Inglaterra (1604), la Tregua de los Doce Años con los Países Bajos (1609), y
paz con Francia al morir Enrique IV; pero 1618 estalló la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), entre los príncipes
protestantes alemanes y el emperador católico Fernando II, España participó al lado del Emperador Fernando II.
Así este conflicto local se convirtió en europeo, la cuestión religiosa acabó siendo un pretexto, ya que lo que se
jugaba era el orden internacional, y todos los conflictos fueron integrados en esta contienda.
En el reinado de Felipe IV expiró la Tregua de los Doce Años, reanudándose la guerra. Francia entra en la Guerra
de los Treinta Años a favor de Suecia y Países Bajos. La sublevación de Cataluña y Portugal 1640 merma las
fuerzas españolas. La Guerra de los Treinta Años finaliza en 1648 con la firma de la Paz de Westfalia, España

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reconoce la independencia de Holanda iniciándose la hegemonía francesa en Europa. España mantendría la
guerra en solitario con Francia hasta 1659, firma la Paz de los Pirineos cediendo el Rosellón y la Cerdaña.
El acoso francés siguió en el reinado de Carlos II. Forma la liga del Augsburgo junto a los Habsburgo alemanes,
Inglaterra y Holanda, deteniendo el expansionismo francés.

3.8 PRINCIPALES FACTORES DE LA CRISIS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA DEL SIGLO XVII Y SUS
CONSECUENCIAS.
El siglo XVII fue un siglo de crisis en Europa. Los factores fundamentales de la crisis en España fueron:
- El descenso demográfico. Como consecuencia de: grandes epidemias (tres oleadas de peste); la expulsión de
los moriscos, que perjudicó sobre todo a Valencia y Aragón; las guerras constantes, y crisis de subsistencias.
- La depresión económica. Al descenso demográfico se unió el endeudamiento de la Corona, que agudizó la
depresión económica. Así la producción agrícola disminuyó. La ganadería sedentaria creció frente a la
trashumante, perjudicada por la disminución de exportaciones a Flandes. No se invertía en la industria y comercio,
la artesanía castellana entró en recesión. La metalurgia vasca y la industria naval estaban en crisis. Decayó el
comercio en América, agudizando el endeudamiento que suponía el mantenimiento del Imperio.
Hacia 1680 se inicia una mejoría: aumenta la natalidad, y se recupera lentamente la producción y el comercio.
Las consecuencias de la crisis, afectó a todos los grupos de la sociedad estamental del XVII. La nobleza y el clero
aumentaron en número, la primera endeudada al disminuir sus rentas y querer mantener su nivel de vida. La
burguesía intentaba ennoblecerse; y la situación de los campesinos empeoró, aumentando las revueltas y la
emigración a Madrid o a la periferia. En torno a esta sociedad vivían mendigos, pobres y maleantes.

3.9. CRISIS Y DECADENCIA DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA: EL REINADO DE CARLOS II Y EL PROBLEMA


SUCESORIO
A la muerte de Felipe IV, ante la minoría de Carlos II comenzó la Regencia de Mariana de Austria (1665-1675)
hasta la mayoría de edad de su hijo. La reina depositó su confianza en el jesuita Nithard, como válido.
Ya con Carlos II al frente de la corona (1675-1700), la delegación del poder siguió en manos de validos como Juan
José de Austria y el duque de Medinaceli. La inestabilidad política fue en aumento, privatizándose muchas
funciones, situación aprovechada por la nobleza y la Iglesia.
A pesar de la decadencia política, la situación económica y demográfica mejoró las últimas décadas del siglo; ello
no evitaría el tener que hacer frente a conflictos como la revuelta de los Barretines en Cataluña (1688-1689), la
Segunda Germanía en Valencia (1693) y el Motín de las Gatos en Madrid (1699).
Pero el problema sucesorio fue el más importante. Hacia 1697, se intuía la muerte próxima del rey, y como este
no tenía descendencia, se barajaron dos posibles sucesores: Felipe de Borbón, duque de Anjou, buscando el
apoyo francés, y Carlos de Austria, de la rama austriaca de los Habsburgo. Carlos II se decantaría por el primero
dejándolo como heredero al trono; el temor de algunas potencias a un bloque hispano-francés, provocó a la
muerte del rey, la Guerra de Sucesión Española.

BLOQUE 4: ESPAÑA EN LA ÓRBITA FRANCESA: EL REFORMISMO DE LOS PRIMEROS BORBONES (1700-


1788)

4.1 LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL SISTEMA DE UTRECHT. LOS PACTOS DE FAMILIA.


Carlos II murió sin descendientes y dejó el trono a Felipe de Anjou; provocando una guerra internacional: el
archiduque Carlos de Habsburgo, junto a la Gran alianza antiborbónica; con Felipe de Borbón apoyado por Francia
y España. Y en España en una guerra civil, Castilla apoyó a Felipe de Anjou y Aragón al archiduque.
El desarrollo de la Guerra de Sucesión (1701-1714) se alteró cuando el archiduque Carlos heredó el Imperio (1711),
precipitando el fin. Los Tratados de Utrecht (1713) y Rastadt (1714), supusieron acuerdos de carácter:
- Político. Felipe V era reconocido rey de España, prohibiendo la unión de Francia y España. Pone fin a la
hegemonía francesa, pasando a un equilibrio entre: Francia, Austria e Inglaterra.
- Económico. Fin del monopolio americano y del asiento de negros*, instaurando el navío de permiso*.
-Territorial. Inglaterra se quedó con Gibraltar y Menorca, Austria con Flandes y territorios italianos.
Recuperar estos territorios fue el objetivo de la política exterior. Felipe V, tras el fracaso en Cerdeña y Sicilia firma
el Primer Pacto de Familia* (1733-Guerra de Sucesión de Polonia), recuperando Sicilia y Nápoles para Carlos. Con
el Segundo Pacto de Familia (1743-Guerra de Sucesión de Austria) obtiene Parma, para Felipe.
Carlos III firmó el Tercer Pacto de Familia (1761), participando en la Guerra de los Siete Años (1756-1763) y en la
Guerra de la Independencia de Estados Unidos (1775-1783) recuperando Florida y Menorca.

*Navío de permiso: derecho contenido en el Tratado de Utrecht con el que Gran Bretaña obtuvo licencia para
comerciar con un buque de 500 toneladas por año. Ocasionó numerosos abusos y fricciones.
*Asiento de negros: disposición del Tratado de Utrecht por la que España concedió a Gran Bretaña el monopolio
del comercio de esclavos africanos en sus colonias durante un período de treinta años.

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*Pacto de Familia: acuerdos de alianza suscritos entre los Borbones de Francia y España en el siglo XVIII para
contrarrestar la hegemonía británica.

4.2 LA NUEVA MONARQUÍA BORBÓNICA. LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA. MODELO DE ESTADO Y ALCANCE
DE LAS REFORMAS.
La reorganización del Estado fue obra de los tres primeros borbones (Felipe V, Fernando VI y Carlos III),
establecen una monarquía absoluta fuerte, centralista y unificada, siguiendo el modelo francés. Impulsan:
- Reforma del Gobierno y Administración. Los Consejos son relegados (excepto el de Castilla) por los
secretarios de Despacho. Los Decretos de Nueva Planta: suprimieron los fueros e instituciones de Aragón,
respetándose los navarros y vascos; las Cortes serán únicas (Generales del Reino), manteniéndose las
navarras; y los capitanes generales sustituyen a los virreyes. Ponen intendentes* en las provincias,
crearon la Guardia Real y el regimiento* por los tercios.

- Reformas administrativas en América. El Consejo de Indias y la Casa de Contratación perdieron funciones


a favor de las Secretarías. Se crean dos nuevos virreinatos: Nueva Granada y Río de la Plata; y cuatro
Capitanías Generales: Cuba, Guatemala, Venezuela y Chile. Impulsan una reforma militar, creando un
Ejército americano con cuatro guarniciones militares.
- Control de la Iglesia. Aplicaron el regalismo* y consiguieron el Patronato Universal* (Concordato 1753).
- Intervención del Estado en economía. Reformaron el sistema fiscal: impuesto único* en los reinos
orientales, y contribución única en Castilla (Catastro Ensenada). El Estado creó manufacturas reales.
*Intendente: jefe del gobierno del municipio.
*Regimiento: unidad homogénea de cualquier arma o cuerpo militar.
*Regalismo: doctrina que defiende la primacía del poder real sobre el religioso.
*Patronato Universal: derecho dado por el Concordato de 1753, ampliando el derecho de presentación de los
obispos y otros cargos a todos los canónigos, prebendas y beneficios, excepto los 52 que se reservaba el papa.
*Impuesto único: cada reino de la Corona de Aragón aportaba una cantidad equivalente a la castellana, que recibía
distintos: nombres catastro en Cataluña, equivalente en Valencia, única contribución en Cataluña y talla en
Baleares.

4.3 LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII. EXPANSIÓN Y TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS: AGRICULTURA, INDUSTRIA
Y COMERCIO CON AMÉRICA. CAUSAS DEL DESPEGUE ECONÓMICO DE CATALUÑA.
La economía estaba limitada por la falta de competencia, la propiedad de la tierra y una oposición al cambio.
La agricultura, tenía en el régimen de propiedad (tierras amortizadas) su obstáculo. Con Carlos III, se tomaron
medidas: arrendamientos municipales, colonización de tierras, pero no acometió la Ley Agraria de Jovellanos.
La industria se incentivó por: el aumento población, demanda de productos y aumento de rentas de nobles y
eclesiásticos, y nueva política comercial con América. El principal obstáculo era el sistema gremial.
Los reyes la potenciaron con: el proteccionismo, manufacturas reales y el fomento de la construcción naval.
Al comercio llegaron las ideas ilustradas (Sociedades Económicas de Amigos del País). El comercio interior inició
una política proteccionista, y se creó el Banco de San Carlos. La política comercial con América se reforzó; se
adoptaron medidas: nuevas compañías comerciales (Compañía Guipuzcoana de Caracas), introducción de navíos
de registro y se promulgó el Reglamento de Libre Comercio (1788).
Destaca el despegue económico de Cataluña. Duplicó su población; el campesino se orientó al mercado, se
desarrolló una burguesía agraria innovadora (comercio de vinos), aumentaron los intercambios peninsulares y
con el exterior; su industria se vio favorecida por el proteccionismo. El crecimiento generó excedentes de capital,
invirtiendo en modernizar el sector textil, sentando las bases de la revolución industrial del s. XIX.

4.4. IDEAS FUNDAMENTALES DE LA ILUSTRACIÓN. EL DESPOTISMO ILUSTRADO: CARLOS III.


La Ilustración es la corriente de pensamiento que se difundió por Europa en el s. XVIII, y en España constituyó la
base intelectual de las reformas, especialmente con Carlos III. Los rasgos de esta ideología son: el empleo de la
razón y la crítica, el fomento de la economía nacional, el desarrollo del conocimiento científico y de la educación
como base del avance técnico y económico, la difusión del progreso y de la felicidad.
Se difundió a través de: Academias, consulados, Sociedades Económicas de Amigos del País* y la prensa.
Destacan intelectuales y artistas: Jovellanos, José Celestino Mutis, José Cadalso y Moratín.
Con Carlos III (1759-1788), se instaura el despotismo ilustrado. Ilustrado por un lado e inmovilista por otro.
Se rodeó de secretarios: Campomanes, Floridablanca, Esquilache. Este último protagonizó el Motín de Esquilache
(1766) al liberalizar los precios del trigo e incrementar los impuestos. El motín acarreó consecuencias: sustitución
de Esquilache por el conde de Aranda, expulsión de los jesuitas (1767); manteniendo la política regalista, y los
privilegios de la nobleza y derechos señoriales.
En política económica, Olavide, Jovellanos y Campomanes abordan la Ley Agraria. Olavide supervisó el plan de
colonización de Sierra Morena. Se creó el Banco Nacional de San Carlos y comienza la emisión de vales reales.
También emprendió reformas en la educación, justicia y ejército (más profesional y al servicio del Estado).

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BLOQUE 5: LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1788-1833): LIBERALISMO FRENTE A ABSOLUTISMO

5.1. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA: ANTECEDENTES Y CAUSAS. BANDOS EN CONFLICTO Y FASES DE LA


GUERRA.
Las causas de la Guerra se producen dentro del proceso general de crisis del Antiguo Régimen, así el reinado de
Carlos IV (1788-1808) comenzó condicionado por la Revolución francesa (1789). La actitud indecisa de
Floridablanca y la ineficacia del conde de Aranda, auparon al poder a Godoy (1792), típico político ilustrado.
La anulación de los Pactos de Familia, tras la ejecución de Luis XVI, arrastró a la España del Antiguo Régimen, a
declarar la guerra a la Francia que había roto la tradición absolutista. Pero tras el desastre en la Guerra de la
Convención (1793-1795-Paz de Basilea) contra Francia, se volvió a una política de alianzas franco-española poco
favorable para España iniciada con la firma del tratado de S. Ildefonso (1796). La nueva alianza involucraría a
España en conflictos (Guerra de las Naranjas) y dolorosas derrotas (Trafalgar-1805).
En 1807 Godoy firma el Tratado de Fontainebleau (1807), autorizando el paso del ejército francés a Portugal.
Napoleón propone el cambio de frontera franco-española al Ebro, Godoy ve las intenciones e intenta trasladar a
la familia real a Andalucía y quizás después a América; ello provocó el Motín de Aranjuez (19-3-1808)
protagonizado por simpatizantes del príncipe Fernando, con él cae Godoy y Carlos IV abdica en su hijo Fernando.
Napoleón aprovecha la situación atrayendo a la familia real a Bayona, teniendo lugar las Abdicaciones de Bayona:
Fernando renunció al trono en favor de su padre y este en Napoleón, que a su vez lo entregaría a su hermano
José Bonaparte (José I), que hizo publicar el Estatuto de Bayona (julio 1808).
En Madrid se produjeron constantes incidentes, que desembocaron en el levantamiento del 2 de mayo de 1808.
En él, el pueblo junto a oficiales del cuartel de Monteleón se sublevaron contra los franceses. Los soldados de
Napoleón respondieron fusilando a numerosos madrileños el 3 de mayo. El levantamiento de Madrid se extendió
por todo el territorio y desembocó en la Guerra de la Independencia (1808-1814).
Con los levantamientos y abdicaciones se produjo un vació de poder. En las zonas no ocupadas, se estableció un
nuevo poder: Juntas locales y provinciales, coordinadas por la Junta Central Suprema, constituida en Aranjuez
(septiembre-1808) y presidida por Floridablanca, asumía la soberanía nacional y dirigía la marcha de la guerra.
Los bandos de la guerra enfrentaron a la España de José I (territorios ocupados y afrancesados), contra la España
de la insurrección popular y la resistencia (liberales y absolutistas, contra el invasor en nombre de Fernando VII).
Tuvo un carácter de liberación, no fue una guerra política, sino nacional, no solo el ejército, todo el pueblo
participó. Tuvieron importancia: la lucha de guerrillas, y la resistencia en las ciudades ante un numeroso ejército.
La guerra se desarrolló en tres fases:
- Primera fase: Ocupación de las tropas francesas de los lugares estratégicos (mayo-octubre 1808). Ciudades,
como Zaragoza y Gerona se sublevaron y fueron aisladas. El ejército francés dirigido por el general Dupont,
encargado de dominar Andalucía, fue derrotado en Bailén (julio 1808); obligándoles a retroceder hasta el Ebro, y
José I abandonó Madrid y se trasladó a Vitoria-Gasteiz.
- Segunda fase: Predominio francés (octubre 1808-julio 1812). Napoleón entra en España con 250.000 soldados,
restablece en el trono a José I. La Junta Central Suprema se traslada a Sevilla y posteriormente a Cádiz. Se rompe
la línea de resistencia española establecida en el Ebro, con derrotas españolas (Uclés) y rendición de Zaragoza y
Gerona (1809). Ocupan toda Andalucía a excepción de Cádiz. Los franceses ocuparon oficialmente toda España,
aunque en realidad solo dominaron las ciudades y grandes rutas, el campo se hallaba en manos guerrilleras.
- Tercera fase: ofensiva hispano-inglesa (julio 1812-1814). Con la retirada de las tropas francesas, necesarias en
el frente ruso, la Junta Suprema Central firmó con Inglaterra una alianza contra Napoleón. El ejército hispano-
inglés al mando de Wellington, derrotó a los franceses en Arapiles (julio 1812). A partir de aquí se invirtió la guerra:
1813 derrota francesa en Vitoria y San Marcial, Pamplona se rindió en octubre y a principios de 1814 evacuaron
las últimas plazas en Cataluña.

Con la firma del Tratado de Valençay (diciembre 1813), Napoleón reconoce a Fernando VII como rey de España.
Durante la guerra se vivió una revolución política, José I impuso el Estatuto Real de Bayona implantando un
régimen autoritario parcialmente reformista que establecía unas Cortes y reconocía algunos derechos
individuales. Aprobó medidas: supresión de Secretarías y Consejos por ministros, abolición de la jurisdicción
señorial y disolución de la Inquisición. Pero la mayoría lo rechazó y formó sus órganos de gobierno: Juntas locales,
provinciales, coordinadas por la Junta Central Suprema, que dio paso a un Consejo de Regencia, y en septiembre
de 1810 entregó la autoridad a las Cortes de Cádiz, como Asamblea Nacional Constituyente

5.2 LAS CORTES DE CÁDIZ. LA CONSTITUCIÓN DE 1812.


Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) se gestó un nuevo régimen político, se produjo una revolución
política, porque significaba asumir la soberanía nacional y romper el absolutismo. Primero surgieron Juntas
locales, luego Provinciales y en septiembre de 1808 la Junta Central Suprema, que se convirtió en gobierno de la
resistencia.
Trasladada a Cádiz la Junta Central Suprema, desacreditada por las derrotas militares, dio paso a un Consejo de
Regencia, compuesto por cinco miembros, siendo el órgano de gobierno hasta el regreso de Fernando VII. Aunque
la Junta Central ya había debatido la idea de una reunión de Cortes Generales, la Regencia no se decidió hasta

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que llegó la noticia del establecimiento de poderes locales en ciudades americanas, que podían poner en peligro
el imperio español. Las Cortes sé auto constituyen en Asamblea Constituyente y asumen la soberanía nacional.
Se inician las sesiones (septiembre-1810), con el juramento de los diputados de defender la integridad de la
nación española (incluida América), las Cortes funcionaron hasta la primavera de 1814.
La mayoría de los diputados eran de clases medias, eclesiásticos, abogados, militares, funcionarios, catedráticos,
y miembros de la burguesía; clases populares y mujeres no estaban representadas, a pesar del papel fundamental
de los campesinos en la lucha contra el invasor francés. Los representantes americanos fueron designados entre
los de origen americano que había en ese momento en Cádiz.
Los diputados formaban tres tendencias: liberales partidarios de reformas revolucionarias, ilustrados
(jovellanistas) partidarios de reformas moderadas sin cambiar el sistema absolutista, y absolutistas que
pretendían mantener el viejo orden monárquico.
Las Cortes aprobaron una serie de medidas que desmantelaban en parte los fundamentos políticos, sociales y
económicos del Antiguo Régimen. Entre las medidas sociales y económicas están:
- La supresión del régimen señorial, que impedía la modernización de la administración local y provincial.
Fueron derogados los gremios para dar paso a las modernas relaciones de producción liberal-capitalista.
- La nueva desamortización, aplicada a las propiedades de afrancesados, de las órdenes militares
disueltas, de los conventos y monasterios destruidos por las guerras, y a la mitad de las tierras comunales.
- Se suprimen las aduanas interiores y el Honrado Concejo de la Mesta.
- Decretan la abolición de la Inquisición y supresión de conventos con menos de 12 miembros.
- Se aprueba el Decreto de libertad de prensa, junto al de producción, contratación y comercio.
- Se inició el debate sobre la reorganización territorial de España (con aportaciones de contenido
regionalista), para conseguir la uniformidad territorial y centralización política.
La reforma política más relevante fue la Constitución de 1812 (19-marzo), primera ley fundamental aprobada por
un Parlamento nacional en España. Sus principios básicos, inspirados en la Constitución francesa de 1789, eran:
- Soberanía nacional. La soberanía residía en la nación, incluidos los habitantes de las colonias.
- División de poderes. El poder legislativo residía en las Cortes unicamerales, el poder ejecutivo en el Rey
y sus ministros y el poder judicial en los tribunales. El monarca no podía disolver las Cortes y solo poseía
un derecho de veto suspensivo y transitorio durante dos años sobre las leyes aprobadas en las Cortes.
- Establece como sistema de gobierno la monarquía constitucional.
- Reconoce derechos individuales y colectivos: libertad de imprenta, propiedad, educación, sufragio, etc.
- Igualdad de todos ante la ley, fuero único (mismas leyes para todos, excepto Ejército e Iglesia). Se
suprimen los fueros y leyes que iban en contra de la Constitución, se establecen códigos y tribunales para
todos, igualdad fiscal, burocracia centralizada y un ejército nacional, estableciéndose una Milicia Nacional
para garantizar el orden constitucional.
- Proclama el catolicismo como religión única y oficial del Estado (clara concesión al sector absolutista).
- Sufragio universal masculino e indirecto como sistema electoral (varones, mayores de edad, excluidos los
miembros del clero regular).
Los ciudadanos, de acuerdo con la Constitución, reconocen a Fernando VII como rey constitucional. La
Constitución refleja el influjo de Iglesia y nobleza, declara un Estado confesional y reconoce las propiedades de
los privilegiados.
Ni la Constitución de 1812, ni las leyes emanadas de las Cortes tuvieron una aplicación práctica por el estado de
guerra que se vivía. Fernando VII no tuvo dificultad en derogar la Constitución, pero fue el símbolo del liberalismo
y sirvió de inspiración a textos posteriores.

5.3 EL REINADO DE FERNANDO VII: LIBERALISMO FRENTE A ABSOLUTISMO. EL PROCESO DE INDEPENDENCIA


DE LAS COLONIAS AMERICANAS.
Con el Tratado de Valençay (11-XII- 1813) entre Napoleón y Fernando VII, éste recupera los derechos a la Corona.
Regresa a España, y en abril de 1814 recibe el Manifiesto de los Persas, firmado por diputados absolutistas. El
texto censura la labor de las Cortes de Cádiz y condena la soberanía nacional, pidiendo al Rey que se suprimieran
las Cortes y las reformas aprobadas en ellas, incluida la Constitución de 1812. El 4 de mayo, el rey promulga un
Decreto (Decreto de Valencia), que anulaba las reformas aprobadas en las Cortes, incluida la Constitución de
1812.
Se inicia el Sexenio absolutista (1814-1820). Comienza con la detención de los liberales más importantes y la
disolución de las Cortes. Apoyado por la Iglesia y los grandes terratenientes, anuló la libertad de prensa,
restableció la Inquisición y la Mesta, permitió la vuelta de los jesuitas y restauró la sociedad estamental. El rey se
enfrentó a problemas: inestabilidad del gobierno, crisis en Hacienda y oposición liberal, con pronunciamientos
como los de Espoz y Mina, Porlier y Lacy. En 1820 triunfa el pronunciamiento de Riego en Cabezas de San Juan
(Sevilla).
Fernando VII restableció la Constitución 1812 iniciando el Trienio liberal (1820-1823). Se restablecieron las leyes
aprobadas en Cádiz, como la eliminación de la Inquisición, abolición del régimen señorial, reanudan la
desamortización. Se aprobó la Ley de Supresión de Monasterios, Reglamento de Instrucción Pública, primer
Código Penal, división del territorio en 52 provincias, se instauró la Milicia Nacional y expulsan a los jesuitas

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Los liberales se dividieron en dos facciones: moderados o doceañistas (antiguos diputados liberales de Cádiz e
intelectuales ilustrados) como Argüelles y Martínez de la Rosa, y exaltados o venteañistas (protagonistas de la
revolución de 1820) como Mendizábal y Alcalá Galiano. Los moderados defendían el sufragio censitario, para
limitar la soberanía nacional y Cortes bicamerales. Los exaltados defendían el sufragio universal, la soberanía
nacional y Cortes unicamerales. Hasta 1822 gobernaron los moderados, y después los exaltados.
La oposición al régimen liberal venía del Rey, apoyado por parte del ejército, el clero y el campesinado. En 1822
se formó la Junta Absolutista en Bayona y en Cataluña se llegó a formar la Regencia de Urgel.
Los Cien Mil Hijos de San Luís, ejército organizado por Francia por orden de la Santa Alianza (Congreso de Verona
1822), pusieron fin al régimen liberal, dando paso a la Década absolutista u ominosa (1823-1833). Aunque se
restablecieron las instituciones de la monarquía absoluta, se evolucionó hacia un reformismo moderado.
Los liberales sufrieron represión y muchos se exiliaron. Hubo intentos de insurrección (Riego, Empecinado y
Torrijos).
Se llevaron a cabo reformas: creación del Consejo de Ministros y del Ministerio de Fomento. En Hacienda, López
Ballesteros elaboró los primeros presupuestos generales del Estado, e impulsó la creación de un nuevo Código
de Comercio, Tribunal de Cuentas, Banco de San Fernando (1829) y la Bolsa de Madrid (1831).
El régimen tenía dos enemigos: los liberales exaltados y los realistas. Los realistas ultras se alinearon en torno a
Carlos Mª Isidro, hermano y heredero a la corona. Fernando VII, la posibilidad de tener una hija, publica la
Pragmática Sanción, derogando la Ley Sálica, permitiendo reinar a las mujeres. Carlos Mª Isidro rechazó el
procedimiento y reclamó la vigencia de la Ley Sálica; así nace el problema del carlismo. Tras los sucesos de la
Granja (1832), Fernando VII confirmó los derechos sucesorios de su hija Isabel, formando gobierno con Cea
Bermúdez. Al morir Fernando VII, Mª Cristina hereda la corona en nombre de su hija Isabel, iniciándose la guerra
civil o primera guerra carlista (1833-1840).
Al tiempo se produce el proceso de independencia de las colonias americanas. Las causas que originaron la
insurrección son múltiples: el reformismo borbónico del siglo XVIII, la extensión de las ideas ilustradas y liberales,
la debilidad de España (Trafalgar e invasión napoleónica) y los intereses ingleses. Se distinguen dos periodos:
• Primera fase (1810-1815). La burguesía criolla, enriquecida y animada por la experiencia norteamericana
y las ideas liberales, pretendían liberarse de las restricciones y el monopolio impuesto por España;
promovió Juntas y depuso a virreyes y capitanes generales, rechazando la autoridad de la Junta Central
Suprema que buscaba apoyos en Inglaterra (doble juego, ayudaba contra los ejércitos napoleónicos y
veía con buenos ojos el desorden en las colonias) y Estados Unidos. Estallan insurrecciones como la del
cura Hidalgo en México, Simón Bolivar en Venezuela y José Francia en Paraguay.
• Segunda fase (1816-1824). Reacción absolutista con Fernando VII, que no impidió la independencia de
Argentina (1816), y acciones revolucionarias: Simón Bolivar libera Ecuador, Venezuela y Colombia; San
Martín logra la independencia de Chile (1818), Iturbide la de México (1822), y Sucre la de Bolivia y Perú
(Ayacucho 1824).

Hacia 1825 solo Cuba y Puerto Rico, junto a Filipinas en Asia, permanecían en la corona española. Consecuencias:
dejó la Hacienda al borde de la quiebra, el comercio se redujo y afectó más a Cataluña. España quedó relegada a
un papel de potencia de segundo orden. Los nuevos estados fueron neocolonizados por Inglaterra y Estados
Unidos.

BLOQUE 6 - LA CONFLICTIVA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874).

6.1 EL REINADO DE ISABEL II (1833-1868): LA PRIMERA GUERRA CARLISTA. EVOLUCIÓN POLÍTICA, PARTIDOS Y
CONFLICTOS. EL ESTATUTO REAL DE 1834 Y LAS CONSTITUCIONES DE 1837 Y 1845.
El reinado de Isabel II (1833-1868) se divide en dos etapas: la minoría de edad (1833-1843) con las regencias
María Cristina (1833-1840) y de Espartero (1840-1843); y el reinado efectivo (1843-1868) con la mayoría de edad.
La minoría de edad de Isabel II (1833-1843), comenzó con el estallido de la Primera Guerra Carlista (1833-1840).
La guerra civil tuvo lugar durante la regencia de Mª Cristina. Las causas fueron: La cuestión sucesoria, los carlistas
apoyaban a Carlos María Isidro y por tanto la Ley Sálica, frente a Isabel II y la Pragmática Sanción; y el
enfrentamiento ideológico, el carlismo defendía el Antiguo Régimen (“Dios, Patria y Rey”) y el mantenimiento de
los fueros; y el liberalismo defendía la política centralizadora, soberanía nacional y división de poderes.
La Primera Guerra Carlista estalló el 1 de octubre con el Manifiesto de Abrantes y se desarrolló en tres fases:
- Avance carlista (1833-1835). Se hicieron fuertes en Navarra y País Vasco, dirigidos por Zumalacárregui.
- Repliegue carlista (1835-1837). Fracasan con las Expediciones Gómez y Real; y son derrotados en Luchana
(1836).
- Triunfo isabelino (1837-1839). La división del carlismo facilitó el Convenio de Vergara (1839) entre Maroto y
Espartero (abrazo de Vergara); pactando admitir militares carlistas en el ejército isabelino y mantener los fueros.

El carlismo provocó la Segunda Guerra Carlista. (1846-1849), ante el fracaso de la boda entre Isabel II y Carlos
VI.

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En las regencias (1833-1843), los gobiernos liberales desmantelaron el Antiguo Régimen gradualmente. Los
liberales formaron dos partidos: Partido Moderado, continuistas doceañistas, defendían la soberanía compartida
(Rey-Cortes), daban amplios poderes al rey y limitaban los derechos individuales; y el Partido Progresista,
seguidores de los exaltados, defendían la soberanía nacional, limitaban el poder del rey.
La regencia de Mª Cristina (1833-1840), se inicia con la fase moderada (1833-1835), transición entre el Estado
absolutista de Fernando VII y el liberal de Isabel II, con reformistas como Cea Bermúdez. Ante la necesidad de
apoyos, llamó a Martínez de la Rosa, liberal moderado. Se elaboró el ESTATUTO REAL (1834), Carta otorgada,
reconocía Cortes bicamerales: Estamento de Próceres (designación real) y Estamento de Procuradores (sufragio
restringido), no reconocía: soberanía nacional, división de poderes, ni derechos individuales; dejando el poder
legislativo en el Rey.
La insurrección en 1835 llevó a la revolución liberal (1835-1840). Mendizábal tomó medidas para desmantelar el
Antiguo Régimen: libertad de imprenta, Ley de supresión de conventos y Decreto de Desamortización de los
bienes del clero regular. Estas medidas provocaron su destitución. La regente intentó volver al moderantismo, lo
que provocó el pronunciamiento en la Granja; entregando el Gobierno a los progresistas y restableciendo la
Constitución de 1812.
El gobierno progresista de Calatrava eliminó el régimen señorial, el mayorazgo y el diezmo, restableció la Ley
Municipal. La CONSTITUCIÓN DE 1837, consolidó el régimen constitucional; proclamaba la Soberanía Nacional
(en la práctica compartida Rey-Cortes); división de poderes, Cortes bicamerales (Congreso por sufragio
censitario y Senado de designación real. Reconocía derechos individuales, libertad de prensa, autonomía
municipal, y la Milicia Nacional.
Intentar modificar la Ley Municipal (1840), provocó la oposición progresista y de Espartero, y la salida de Mª
Cristina.
Tras el ministerio-regencia de Espartero, en 1841 las Cortes lo eligieron regente. Durante la regencia de Espartero
(1840-1843), su autoritarismo (llegó a bombardear Barcelona) suscitó la oposición de progresistas y militares.
Moderados y progresistas organizaron un pronunciamiento liderado por Narváez, que le obligó a dimitir.
Las Cortes proclaman la mayoría de edad de Isabel II con solo trece años, iniciando el reinado efectivo (1843-
1868). A lo largo de sus tres fases se procedió a la construcción del Estado liberal.
En la Década moderada (1844-1854), Narváez acometió distintas medidas: Suprimió la Milicia Nacional y creó la
Guardia Civil (1844); promulga la CONSTITUCIÓN DE 1845, más conservadora que la de 1837, soberanía
compartida Rey-Cortes, Cortes bicamerales, con sufragio censitario para el Congreso, y Senado vitalicio de
designación real; control de la Administración provincial y local; nuevo Código Civil y Penal; Reforma fiscal; y
Concordato de 1851.
Con el aumento del autoritarismo se funda el Partido Demócrata (1849). Reivindican el sufragio universal, Cortes
unicamerales, libertad religiosa, instrucción primaria gratuita e intervención del Estado en ámbitos sociales.
La suspensión de las de las Cortes 1854 aumentó el descontento. El Bienio progresista (1854-1856), comienza
con el pronunciamiento del general O´Donnell en Vicálvaro. En su retirada, se le une el general Serrano, y
proclaman el Manifiesto de Manzanares. Isabel II encargó gobierno a Espartero. Restaura: Ley de Imprenta, Ley
Electoral y Milicia Nacional. Elaboran la Constitución de 1856, non-nata. En economía aprobó la Desamortización
de Madoz (1855) de bienes eclesiásticos, municipales y del Estado; Ley de Ferrocarriles (1855), Ley Bancaria
(1856). La crisis le hizo dimitir.
De 1856 a 1868 se alternan moderados y Unión Liberal. O´Donnell, con su partido la Unión Liberal, intentaba
establecer un liberalismo centrista (ala derecha progresista y ala izquierda moderada); devolvería España el
prestigio internacional. Narváez con los moderados se enfrentó a la sublevación de los sargentos del cuartel de
S. Gil y al Pacto de Ostende (progresistas, demócratas y republicanos, querían destronar a la reina y convocar
Cortes Constituyentes).
La muerte de Narváez y O´Donnell, aisló a la reina. En septiembre de 1868 Prim y Topete inician la sublevación
“La Gloriosa”, dirigida por Serrano que provocó la caída de Isabel II y abrió la esperanza de un régimen
democrático.

6.2 EL REINADO DE ISABEL II (1833-1868): LAS DESAMORTIZACIONES DE MENDIZÁBAL Y MADOZ. DE LA


SOCIEDAD ESTAMENTAL A LA SOCIEDAD DE CLASES.
A lo largo de las dos etapas del reinado de Isabel II (1833-1868): la minoría de edad (1833-1843) con las regencias
de María Cristina (1833-1840) y de Espartero (1840-1843), y el reinado efectivo (1843-1868) con la mayoría de
edad; se realizaron reformas económicas de signo liberal, al tiempo que se produjo una auténtica revolución
social.
La Regencia de Mª Cristina coincidió con la Primera Guerra Carlista. La guerra agravó la situación de la economía,
ya que a los problemas estructurales se unió el esfuerzo para financiar la guerra contra los carlistas.
Las desamortizaciones se encuadran dentro de las reformas económicas de signo liberal que se acometieron en
el reinado de Isabel II. Estas formaban parte de las medidas para liberalizar la tierra, junto a la supresión del
mayorazgo y abolición del régimen señorial.
Las desamortizaciones, consistían en la expropiación por parte del Estado, de tierras eclesiásticas y municipales
(amortizadas o en manos muertas) para su venta en subasta pública. En compensación a la Iglesia, el Estado se
hacía cargo de los gastos de culto y del clero. Las desamortizaciones se realizaron desde final del siglo XVIII

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(Godoy, Cortes de Cádiz, Trienio Liberal), pero el verdadero proceso de desamortización se realiza con
Mendizábal y Madoz.
Tras el fracaso de la etapa moderada (1833-1835), y el inició la Revolución liberal (1835-1840), Mendizábal se
propuso desmantelar el sistema legal del Antiguo Régimen, necesario para liberalizar el mercado de la tierra.
Como medida previa Mendizábal 1835 disolvió las órdenes religiosas salvo las dedicadas a la enseñanza o cuidado
de enfermos, y sus fincas pasaron a ser propiedad del Estado.
La desamortización de Mendizábal (1837-1849), consistió en la venta por subasta de las tierras expropiadas a la
Iglesia o desamortización eclesiástica. Los objetivos fueron: sanear la Hacienda, financiar el Ejército y convertir a
los nuevos propietarios en adeptos para la causa liberal frente al carlismo. Al tiempo que pretendía aumentar el
número de propietarios, la producción y la riqueza.
La desamortización de Madoz (1855-1867) de bienes municipales, del Estado y eclesiásticos. Ley de 1855, se
inició durante el Bienio progresista, pretendía además de reducir la deuda pública, financiar la construcción de
infraestructuras necesarias para modernizar la economía, fundamentalmente el ferrocarril.
Provocó la ruptura con la Santa Sede y conflictos con la reina. La venta de las tierras en metálico supuso un
incremento de recursos para el Estado que duplicó los ingresos con respecto a la anterior desamortización.
Las consecuencias de las desamortizaciones fueron: incremento del número de terratenientes y puesta en cultivo
de numerosas tierras abandonadas; y los grandes perdedores fueron: la Iglesia, los municipios y los campesinos,
que vieron frustradas sus expectativas, apareciendo un numeroso campesinado sin tierra (proletariado rural)
convirtiéndose en un foco de conflictividad. También supusieron el distanciamiento con los moderados, una vez
en el poder no devolvieron los bienes a la Iglesia, pero si ralentizaron su venta.
En la sociedad, se produjo el paso de una sociedad estamental a una de clases. Con la configuración del Estado
liberal, los estamentos desaparecieron al imponerse la igualdad jurídica, poniendo fin a los privilegios. Todos
pagaban impuestos, eran juzgados por las mismas leyes, y gozaban teóricamente de los mismos derechos
políticos. Así la población constituía una sola categoría jurídica, la de ciudadanos. Los ciudadanos quedaron
definidos por la pertenencia a una clase social, siendo grupos abiertos y no cerrados como en el Antiguo Régimen.
La nobleza, disminuyó y perdió su influencia al perder sus privilegios, pero se adaptó a las circunstancias. Siguió
presente en los altos cargos de la Administración, del Ejército y en política (Senado), y mejoró su situación
económica (alta nobleza). Aprovecharon su nombre para entrar en consejos de administración, y aliarse con la
burguesía financiera (matrimonios).
El clero cambió con la revolución liberal; perdió su principal fuente de ingresos, el diezmo, y el monopolio de la
enseñanza. La Iglesia perdió parte de sus bienes con las desamortizaciones, y las órdenes religiosas
disminuyeron; se mostró enemiga del liberalismo, contraria a la tolerancia religiosa y separación Iglesia-Estado.
La burguesía fue la gran protagonista, la supresión de privilegios permitió legalmente la movilidad social, y las
desamortizaciones la posibilidad de conseguir bienes. El progreso económico, favoreció la aparición de una
burguesía de negocios: banqueros, comerciantes, propietarios de tierras y de inmuebles urbanos, grandes
profesionales y altos cargos del Estado. Fuera de las grandes urbes, se desarrolló una burguesía más modesta.
Las clases medias constituían entre el 5% y 10% de la sociedad, eran propietarios de tierras, comerciantes,
profesionales liberales y empleados públicos. Constituyeron un grupo influyente en el país.
A finales del XIX, el sector primario era la mitad del PIB y 70% de la población activa. Con diferencias: minoría de
grandes propietarios, y mayoría de pequeños y medianos propietarios, arrendatarios, aparceros y jornaleros.
La revolución industrial aportó una nueva clase social, el proletariado industrial, en aumento, y que se nutría del
éxodo rural y de los artesanos arruinados.

6.3 EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874): LA CONSTITUCIÓN DE 1869. EVOLUCIÓN POLÍTICA: GOBIERNO


PROVISIONAL, REINADO DE AMADEO DE SABOYA Y PRIMERA REPÚBLICA.
El Sexenio Democrático español se enmarca en una Europa y un mundo cambiante: nuevas teorías y prácticas
sociales (democracia, socialismo, anarquismo), nuevos idearios (abolicionismo), nuevas rutas comerciales (canal
Suez), avances tecnológicos (telégrafo) y nuevos movimientos culturales (realismo y naturalismo).
En España los años anteriores a 1868 el malestar social y el desprestigio de Isabel II aumentaban. Tras el fracaso
de la sublevación del cuartel de San Gil en 1866, Prim pactó en Ostende una alianza con el Partido Demócrata al
que se unieron los republicanos, para promover el cambio de régimen y convocar Cortes Constituyentes.
La revolución de septiembre de 1868 se inició cuando el almirante Topete junto a Prim y Serrano, se sublevaron
en Cádiz. Los sublevados en su manifiesto “España con honra” proclamaban la expulsión de la reina y el
establecimiento de un Gobierno provisional constitucional que asegurara el orden y la regeneración política del
país. Se formaron Juntas Revolucionarias en muchos puntos del país.
El ejército leal a la reina fue derrotado en Alcolea (Córdoba), Isabel II se encontró sin apoyos y se exilió a Francia.
Se formó un Gobierno provisional presidido por Serrano, formado por unionistas (Topete) y progresistas (Serrano,
Sagasta, Figuerola, Zorrilla); tomaron medidas inmediatas como: disolución de las juntas locales revolucionarias,
expulsión de los jesuitas, derogación del fuero eclesiástico y convocaron elecciones a Cortes constituyentes que
dieron la mayoría a la coalición gubernamental.
Las Cortes redactan la CONSTITUCIÓN DE 1869, establecía la soberanía nacional, división de poderes: legislativo
en las cámaras, ejecutivo en el rey a través de los ministros, y judicial en los jueces; consagraba derechos básicos

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(reunión, asociación y expresión), y por primera vez libertad religiosa, sufragio universal masculino y la monarquía
democrática como sistema de gobierno.
El Gobierno aprobó: Ley Electoral, Ley de Matrimonios civiles, Juicios con Jurado, Ley Orgánica del Poder Judicial
y reforma del Código Penal.
Había una Constitución, pero España era una monarquía sin rey. Se instauró una regencia presidida por Serrano
y Prim fue nombrado jefe de Gobierno. Aunque estaba descartada la vuelta de los Borbones, Cánovas del Castillo
forma el Partido Alfonsino, en defensa de los derechos del hijo de Isabel II.
Durante el año 1869 se produjeron varios problemas: comienza la guerra con Cuba, los carlistas se reorganizan
en torno a Carlos VII, y se suceden levantamientos republicanos por todo el país.
Prim se centró en la búsqueda de un rey (Leopoldo de Hohenzollern, duque de Montpensier, Fernando de
Coburgo y Amadeo de Saboya). En octubre de 1870, Amadeo de Saboya aceptó la Corona, con el consentimiento
de las potencias europeas, en noviembre las Cortes lo eligen Rey. Su breve reinado (1870-1873) fue debido a
diversos factores: asesinato de su valedor, Prim, el conflicto militar con Cuba, la oposición de las fuerzas
monárquicas (el carlismo, con la tercera guerra carlista, y el Partido Alfonsino); a ello se unió la oposición de la
nobleza y burguesía; y las movilizaciones obreras y populares que reclamaban un régimen republicano.
Amadeo I abdicó, febrero de 1873, y las dos cámaras reunidas en una sola Asamblea, proclamaron la I República.
La Asamblea, que había proclamado la I República, designó a Estanislao Figueras, presidente de una República
unitaria, inmediatamente chocó con los republicanos federales. Su principal cometido era convocar Cortes
Constituyentes que promulgasen una nueva Constitución. Se enfrentó con graves problemas: crisis de Hacienda,
cuestión de Cuba y la Tercera Guerra Carlista. En su breve gobierno promulgó una amplia amnistía, abolió la
esclavitud en Puerto Rico y suprimió las quintas.
En las primeras elecciones triunfan los republicanos federales, proclamándose la República Democrática Federal,
siendo Pi i Margall presidente. En los republicanos federales surgieron dos tendencias: transigentes querían
conseguir el orden social y después construir la República Federal desde arriba; y los intransigentes, defendían
la construcción desde abajo, y así vendría la paz social. Al tiempo estalló una revolución cantonal, protagonizada
por la clase media y trabajadores urbanos, comenzó en Cartagena extendiéndose al Sur y Levante.
Al no poder aprobar la Constitución Pi i Margall dimitió, le sucedió Salmerón. Se limitó a restablecer el orden y
reprimir los movimientos obreros. Dimitió al no querer firmar unas penas de muerte contra revolucionarios.
Emilio Castelar le sucedió, intentó restablecer el orden. Su giro a la derecha le enfrentó a los intransigentes.
El golpe de Estado del general Pavía, enero 1874, disolvió las Cortes republicanas.
1874 fue de transición entre la I República y la Restauración borbónica, el poder pasó a Serrano (República
autoritaria o dictadura del general Serrano), apoyado por liberales, como Topete y Sagasta, mientras que Cánovas
intentaba el regreso de los Borbones. El pronunciamiento en Sagunto del general Martínez Campos, acabó con el
Sexenio revolucionario, iniciando la Restauración.

BLOQUE 7. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA: IMPLANTACIÓN Y AFIANZAMIENTO DE UN NUEVO


SISTEMA POLÍTICO (1874-1902)

7.1 LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902): CÁNOVAS DEL CASTILLO Y EL TURNO DE PARTIDOS. LA


CONSTITUCIÓN DE 1876.
La Restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII va desde 1875 hasta la mayoría de edad
de Alfonso XIII en 1902. Pero el verdadero artífice del sistema político de la Restauración fue Cánovas del Castillo,
que consiguió establecer en España una monarquía liberal parlamentaria (no democrática), que haría posible la
gobernabilidad del Estado durante casi cuarenta años.
El proyecto político de Cánovas se gestó durante el Sexenio, cuando Cánovas al frente del Partido Alfonsino,
consiguió que la reina en el exilio abdicara a favor de su hijo. Alfonso se educó en la academia de Sandhurst; y
desde allí, tras el golpe del general Pavía (enero 1874), hizo publicar el Manifiesto de Sandhurst (redactado por
Cánovas), presentando la restauración de la monarquía constitucional como la única solución a los problemas de
España.
En diciembre de 1874, el general Martínez Campos protagonizó el pronunciamiento militar en Sagunto,
restableciendo la monarquía. Serrano dimitió, Cánovas inició un gabinete-regencia, y en enero Alfonso XII lo
confirmó en el Gobierno.
Durante el reinado de Alfonso XII (1875-1885), Cánovas del Castillo estableció las bases para conseguir la
estabilidad política en España. Los objetivos políticos del sistema canovista se centraron en:
- Pacificación del país. El Ejército, protagonista político del s. XIX, debía volver a los cuarteles y servir al
Estado con independencia de quien gobernara. Finalizando la Tercera Guerra Carlista (1876) y la de Cuba
(Paz de Zanjón 1878).
- Bipartidismo. Inspirado en el modelo inglés: alternancia en el gobierno de dos partidos y consolidación
de sus instituciones fundamentales, monarquía y Parlamento.
En España los progresistas solo habían accedido al poder mediante pronunciamientos. Para evitarlo y conseguir
estabilidad, era necesario que los liberales se turnaran en el poder. Los dos partidos que se turnaron fueron: el

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Partido Conservador, antiguos moderados, unionistas y católicos (Unión Católica), liderados por Cánovas; y el
Partido Liberal, formado por progresistas, demócratas y republicanos moderados, liderados por Sagasta.
El Partido Conservador estaba apoyado por la burguesía financiera y latifundista, y la aristocracia; y el Partido
Liberal por la burguesía industrial y comercial, funcionarios y profesionales liberales.
Los dos partidos aceptaron turnarse en el gobierno. Para conseguirlo, era necesario el fraude electoral, que
funcionaba así: el rey encargaba la formación de gobierno al partido que le tocase, se disolvían las Cortes y se
convocaban elecciones, desde el Ministerio de la Gobernación se ponía en marcha el “Encasillado” (lista de
diputados provinciales que debían salir elegidos y habían elaborado los gobernadores civiles). La lista se imponía
mediante presión, compra de votos de los caciques, amenazas, y si no era suficiente se manipulaba el censo, o
las actas de resultados. Estas prácticas antidemocráticas en el sistema caciquista, eran conocidas como
“pucherazo”.
- Constitución de 1876. Era necesaria para legitimar el régimen, convocándose elecciones a Cortes por
sufragio universal masculino, y estas de mayoría conservadora la redactaron y aprobaron. Inspirada en la
de 1845 pero con novedades de la de 1869. Establecía la soberanía compartida Rey-Cortes. No existía un
clara división de poderes: el legislativo es compartido Rey- Cortes bicamerales, Congreso elegido por
sufragio censitario y Senado parte de elección real y otra mediante un sistema indirecto por las
corporaciones y los mayores contribuyentes; el ejecutivo lo tiene el rey que elige al jefe de Gobierno, es
jefe del Ejército y tiene amplias facultades (sanciona leyes, disuelve las cámaras, convoca nuevas
elecciones y un derecho a veto en cada legislatura; y el judicial en los tribunales. Derechos y libertades
como los de 1869. Religión oficial la católica, aunque tolerando otros cultos.

En el reinado de Alfonso XII (1875-1885) el gobierno lo ejerció básicamente el Partido Conservador, salvo entre
1881-1884 que gobernó Sagasta con un partido no del todo estructurado. Cánovas restableció el Concordato con
la Santa Sede, restituyó a militares depuestos, y eliminó a los alcaldes y gobernadores civiles nombrados en el
Sexenio. Promulgó la Ley Electoral (1876), Ley de Imprenta (1879), fin de la libertad de cátedra y prohibió
asociaciones obreras.
En 1885 muere Alfonso XII, iniciándose la regencia de Mª Cristina de Habsburgo (1885-1902) con el Pacto de El
Pardo, respetando el turno de partidos y garantizando el sistema canovista, pero aumentando la corrupción
política.
El Partido Liberal tendría un mayor peso legislativo en la Regencia, en el Parlamento largo (1885-1890)
promulgaron: Código Comercio (1885), Ley de Asociaciones (1887), Ley del Jurado (1888), Código Civil (1889),
Ley del Sufragio Universal (1890). Ya en 1893, elaboran el proyecto de Estatuto de Cuba y Pueto Rico que no se
aprobó, y en 1895 se iniciaba la insurrección que llevaría a la Guerra de Cuba.
El turnismo se mantuvo en toda la regencia, incluso durante la Guerra de Cuba y la muerte de Cánovas (1897).

7.2 LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902): LOS NACIONALISMOS CATALÁN Y VASCO Y EL


REGIONALISMO GALLEGO. EL MOVIMIENTO OBRERO Y CAMPESINO.
La Restauración borbónica (1874-1902) se basó en el sistema político ideado por Cánovas del Castillo, el turno
de partidos, apoyado en la Constitución de 1876 que lo posibilitaba. Dos partidos políticos protagonizarían el
turnismo, Partido Conservador y Partido Liberal; que se fortaleció con la firma del Pacto de El Pardo a la muerte
de Alfonso XII, manteniendo el sistema a lo largo de la Regencia de Mª Cristina (1885-1902), superando momentos
críticos como la Guerra de Cuba y la muerte de Cánovas en 1897 a manos de un anarquista.
La oposición al sistema político de la Restauración, no supo aprovechar ni la corrupción del sistema, ni la pasividad
de la población. Lo componían las fuerzas políticas no integradas en el sistema, que eran:

• Carlistas. Tras su derrota en 1876 divididos en dos grupos, los que rechazaban el régimen, liderados por
Ramón Nocedal; y los liderados por Vázquez de Mella que formarían un partido y lucharían dentro de la
legalidad.
• Republicanos. Estaban muy desunidos. Castelar lideraba a los posibilistas, colaboraron con el partido de
Sagasta. Salmerón y Pi i Margall estaban divididos en su concepción de la República: Salmerón defendía
una República unitaria, y Pi i Margall una federal. Ruiz Zorrilla y su grupo eran partidarios de la lucha
armada.
• Nacionalismos y regionalismo. Surgieron como oposiciones nuevas al sistema de la Restauración,
alcanzando un gran desarrollo en los años finales del siglo XIX. Sus objetivos eran: creación de
instituciones propias o autonomía administrativa, y en otros lograr la independencia. Esto suponía un
modelo de Estado descentralizado, opuesto al centralista del sistema canovista. Destacaron:

o Nacionalismo catalán. En los años treinta se había iniciado el movimiento literario y cultural, la
Renaixença. Pero el catalanismo político se inicia en la Restauración con el republicano federal
Almirall, que fundó el Centre Catalá (1882) demandando una mayor autonomía. En 1891 se crea
la Unió Catalanista que promovió las Bases de Manresa, recogía el primer programa del
catalanismo e incluía un proyecto de Estatuto de Autonomía. En 1901 se formó el primer gran
partido catalanista, la Lliga Regionalista, liderada por Prat de la Riba y Francesc Cambó. Partido

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conservador que aspiraba a una autonomía de Cataluña, apoyado por sectores de las clases
medias y altas y vinculado a la industria local. Durante las dos primeras décadas del siglo XX fue
el principal partido catalán.
o Nacionalismo vasco. No tuvo su origen en movimientos culturales, nació más tarde que el catalán
pero evolucionó rápidamente. Reivindicó los fueros perdidos; criticó la industrialización, el
capitalismo y los inmigrantes porque fracturaban la sociedad tradicional vasca; dentro de una línea
de pensamiento católica y antiliberal. 1895 Sabino Arana funda el Partido Nacionalista Vasco, con
un apoyo inicial escaso por su radicalismo antiespañol e independentista. Desde 1898, osciló
desde el independentismo a la integración autónoma en el Estado español.
o Regionalismo gallego. El nacionalismo gallego tuvo un desarrollo más lento y un menor arraigo
social. Como en cataluña, a mediados de siglo junto al movimiento cultural O Rexurdimento hay
unos tímidos planteamientos políticos. Durante la Restauración el galleguismo político se inicia,
cuando Manuel Murguía funda la Asociación Regionalista Gallega. Pero el regionalismo gallego
tuvo menor implantación social que el catalán y vasco.
o Otros regionalismos: andaluz y valenciano, inician su andadura, con un menor peso político y
social.
• El movimiento obrero y campesino. Con la Restauración las asociaciones obreras pasaron a la
clandestinidad hasta la aprobación de la Ley de Asociaciones (1887). El movimiento obrero y campesino
estaba escindido en dos corrientes, anarquista y socialista. Desde 1879 nacen organizaciones católicas
como el Círculo Católico de Obreros.
Los anarquistas se reorganizaron con la fundación de la Federación de Trabajadores de la Región Española-FTRE
(1881). Mayor presencia en Cataluña, Aragón, Valencia y Andalucía; las divisiones internas y la represión, les llevó
a final de los ochenta a un activismo sindical y reivindicativo, y una minoría se radicalizó (Mano Negra).
Los socialistas, refugiados en torno a la Asociación del Arte de Imprimir, presidida por Pablo Iglesias en 1874. En
1879 fundan el PSOE; y en 1888 la Unión General de Trabajadores como sindicato del partido; cuyo objetivo era
mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los obreros, mediante la negociación, las demandas al poder
político y la huelga. PSOE y UGT, fueron hasta comienzos del siglo XX minoritarios, comparados con los
anarquistas.
Hasta 1900 gran parte de las acciones sindicales estaban penalizadas como delito y fueron duramente reprimidas.

7-3 EL PROBLEMA DE CUBA Y LA GUERRA ENTRE ESPAÑA Y ESTADOS UNIDOS. LA CRISIS DE 1898 Y SUS
CONSECUENCIAS ECONÓMICAS, POLÍTICAS E IDEOLÓGICAS.
Los restos del imperio colonial español, tras la pérdida de la América continental a principios del siglo XIX,
consistían en las dos grandes islas del Caribe, Cuba y Puerto Rico; Filipinas, en el Pacífico Occidental, y un
conjunto de islotes y pequeños archipiélagos dispersos por este océano.
Cuba y Puerto Rico presentaban unos rasgos coloniales muy peculiares: situadas en las cercanías de Estados
Unidos, tenían una economía basada en la agricultura de exportación, principalmente azúcar y tabaco; aportaban
a la economía española importantes beneficios, debido a las leyes arancelarias que imponía la metrópoli. Eran un
mercado cautivo, obligado a comprar harina y textiles a la metrópoli, e impedidas de exportar azúcar a Europa
desde 1870; y privadas de toda capacidad de autogobierno. La dependencia de España se mantuvo por el papel
que la metrópoli cumplía con sus tropas y administración, asegurando la explotación esclavista que beneficiaba
a una reducida oligarquía.
En Filipinas, la población española era escasa, y los capitales invertidos no eran importantes. La soberanía se
había mantenido tres siglos gracias a la fuerza militar y a la presencia de órdenes religiosas. La relación con la
metrópoli se centró, en la explotación de recursos agrarios y en la presencia de clérigos y misioneros.
En 1868 comenzaron en Cuba movimientos independentistas, con la sublevación popular dirigida por Céspedes,
iniciada con El grito de Yara, luchando por la abolición de la esclavitud y por la autonomía política. Estos
movimientos sintieron el estímulo de Estados Unidos, con la abolición de la esclavitud tras la Guerra de Secesión.
La Guerra de los Diez Años (1868-1878), concluyó con la Paz de Zanjón, por la que el general Martínez Campos
se comprometió a dar a Cuba cierto autogobierno. Los resultados de la Paz de Zanjón fueron escasos. Surgió el
Partido Liberal Cubano (1878) representando sectores de la burguesía criolla buscando más autogobierno; pero
la Guerra Chiquita (1879-1880) puso de manifiesto el descontento por la Paz de Zanjón y avivó el
independentismo.
En 1892, José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano partidario de la independencia, y el mismo año en
Filipinas José Rizal fundó la Liga Filipina.
La propuesta de una nueva ley autonómica para Cuba (1895) llegó tarde y la Guerra independentista se endureció
con José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo. España envió a Martínez Campos, pero fracasó; asumió el
mando el general Weyler, y a pesar de los éxitos iniciales, no impidió la lucha armada. En Filipinas fue ejecutado
Rizal, pero Aguinaldo mantuvo la insurrección.
En 1897 desaparece Cánovas, los líderes de Cuba y Filipinas están en estrecha relación con Estados Unidos, ya
que tenía intereses económicos en la zona. Sagasta cree necesario reconocer una amplia autonomía, pero

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Estados Unidos se implica en el conflicto, y la voladura del acorazado Maine (15 febrero 1898) sirvió de pretexto
para una declaración de guerra (Guerra hispano-Americana), que se desarrolló en el Caribe y Filipinas.
Las derrotas de Cavite y Manila en Filipinas; y Santiago en Cuba, llevaron a la Paz de París el 10 de diciembre de
1898, España reconocía la independencia de Cuba y cedía a Estados Unidos Puerto Rico, Filipinas y la isla de
Guam. En 1899 España vendía al Imperio alemán las islas Coralinas, las Marianas (excepto Guam) y Palaos.
La pérdida de las últimas colonias fue conocida como él desastre del 98 y tuvo importantes consecuencias,
destacan:
- Ideológicas. Se produjo una crisis de la conciencia nacional, apareciendo un movimiento intelectual y
crítico, el regeneracionismo, que rechazaba el sistema político y social de la Restauración, al considerarlo
una lacra para el progreso de España. Entre sus representantes destacan Joaquín Costa, Almirall... El
regeneracionismo tuvo su vertiente literaria con la Generación del 98 (Unamuno, Baroja…)
- Económicas. La derrota supuso la pérdida del mercado colonial, iniciándose una política proteccionista.
La industria se recuperaría pronto; y la repatriación a España de los capitales situados en América,
propiciaron el desarrollo de la banca española.
- Políticas. Con una propuesta de reforma y modernización: el llamado regeneracionismo político que
representaban políticos de diferentes partidos; en el Conservador Francisco Silvela, y en el Liberal José
Canalejas.
En política internacional, España dejó de ser un Imperio, iniciando una intervención en África.
- Otras consecuencias: el desprestigio militar, lo que traería graves consecuencias en el siglo XX;
crecimiento del movimiento obrero, protagonizando sucesos como con sucesos como la Semana Trágica
de Barcelona (1909); y mayor empuje y protagonismo de los nacionalismos periféricos.

BLOQUE 8. PERVIVENCIAS Y TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS EN EL SIGLO XIX: UN DESARROLLO


INSUFICIENTE

8.1 EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA Y MOVIMIENTOS MIGRATORIOS EN EL SIGLO XIX. EL DESARROLLO URBANO.


El siglo XIX experimentó importantes transformaciones sociales en la transición del Antiguo Régimen a la Edad
Contemporánea. Dichas transformaciones están relacionadas con el desarrollo del nuevo régimen liberal y los
cambios económicos que España experimentaría a lo largo del siglo.
La evolución demográfica durante el siglo XIX estuvo marcada por un crecimiento estable de la población, frente
al estancamiento general de siglos anteriores. La población del XIX se caracterizó por:

• Crecimiento moderado (11 mll. en 1800 y 18 mll. en 1900), lento comparado con países de nuestro entorno
de mayor crecimiento económico que llegaron a duplicar su población.
• Las causas del escaso crecimiento, estaba en la persistencia de un régimen demográfico antiguo (salvo
Cataluña que inició la transición al régimen demográfico moderno): altas tasas de natalidad y mortalidad,
es decir crecimiento vegetativo bajo.

La tasa de natalidad española, al finalizar el siglo era del 34%, de las más altas de Europa. Pero relacionada
con la muy elevada mortalidad, era insuficiente para permitir un fuerte crecimiento de la población, como
en países desarrollados.
La mortalidad descendió a lo largo del siglo, al final del mismo se situó en un 29%, la segunda más alta de
Europa después de Rusia; y la esperanza de vida no llegaba a los 35 años.
Esta situación demográfica en España fue debida a tres causas fundamentales:
- Crisis de subsistencias, hasta doce a lo largo del siglo XIX. Observando la relación entre escasez de trigo y
aumento de la mortalidad. Crisis que se pueden relacionar con las malas condiciones climáticas, el atraso técnico
de la agricultura, y un deficiente sistema de transportes y comunicaciones.
- Epidemias periódicas. Aunque la peste había desaparecido en el siglo XVIII, se produjeron de cólera tifus y fiebre
amarilla.
- Enfermedades endémicas. Una parte de la mortalidad del siglo debe atribuirse a enfermedades como la viruela,
tuberculosis, sarampión, escarlatina y difteria.
• Movimientos migratorios, dentro de la Península y a ultramar (Argentina, Cuba).
• Crecimiento de las ciudades, éxodo rural, principalmente hacia Barcelona, Madrid, País Vasco y costa
peninsular es decir zonas industriales. Aunque la población era predominantemente rural.
• Los movimientos migratorios, fueron una variable demográfica del siglo XIX, relacionados con los cambios
económicos y sociales del siglo XIX. Cabe diferenciar entre:
• Migraciones internas. Sobre todo en la segunda mitad de siglo, quizás por el asentamiento de la sociedad
liberal, la superpoblación rural provocada por el impacto del proceso desamortizador en el sector agrario,
la mejora de los transportes y la búsqueda de una vida mejor en las ciudades.

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Cabe distinguir entre la migración estacional, sujeta a trabajos esporádicos, y la definitiva en un nuevo espacio.
Los destinos principales fueron Barcelona, País Vasco y Madrid. Núcleos relacionados con la industria, que
demandaban proletariado industrial.
• La migración exterior. Se incrementó en este siglo, mayoritariamente a América. Esta migración estaba
relacionada con las malas condiciones internas, con la atracción de estos lugares y relación con
emigrantes anteriores. Galicia, Asturias y Canarias fueron las regiones de más tasa de emigración.

Algunos consiguieron hacer las Américas, formando un gran patrimonio económico. Muchos retornaron, los
denominados indianos, tras hacer fortuna y colaborar en el desarrollo de sus lugares de origen.
El desarrollo urbano fue considerable durante el siglo XIX, pero no alcanzó las cotas de los países industrializados
europeos. Entre 1850 y 1900 España duplicó su nivel de urbanización, mientras países como Alemania lo
multiplicó por cuatro; España mantuvo unos niveles en la media de los países mediterráneos.
El crecimiento urbano estuvo ligado a las transformaciones por el liberalismo, por la industrialización, y sobre
todo por las desamortizaciones que favorecieron un trasvase de población del campo a la ciudad.
El éxodo rural, provocó que a mediados de siglo, hubiese un desfase entre población y estructuras urbanas. La
expansión urbana obligó al desarrollo de las infraestructuras: abastecimiento de agua y alcantarillado, empedrado
de calles, iluminación y transporte, cambiando las condiciones de habitabilidad de las mismas.
En los procesos de reorganización urbana tuvo especial importancia los ensaches, como el Cerdá en Barcelona,
el de Carlos Mª de Castro en Madrid. Otras ciudades los tomaron como modelo, el caso de Zaragoza, Bilbao, San
Sebastián y Valencia. Los ensanches impulsaron el negocio inmobiliario, generando mano de obra que permitía
absorber a los inmigrantes procedentes del mundo rural.

8.2 LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX. EL SISTEMA DE COMUNICACIONES: EL


FERROCARRIL. PROTECCIONISMO Y LIBRECAMBISMO. LA APARICIÓN DE LA BANCA MODERNA.
La economía del s. XIX se caracterizó por un crecimiento lento y un atraso respecto a países europeos. Hasta
1840 estuvo estancada; comenzando una recuperación que llevó a un lento crecimiento en el último tercio del
siglo.
En todos los países avanzados de Europa, la Revolución industrial requirió previamente una revolución agrícola,
que en España no se produjo: los excedentes de la agricultura eran insuficientes para garantizar un crecimiento
elevado de la población, la demanda campesina de bienes industriales fue muy reducida, y la transferencia de
población de la agricultura a la industria fue insignificante.
España pretendió impulsar, como otros países europeos, el proceso de Revolución industrial, para transformar la
vieja estructura económica, esencialmente agrícola, en otra nueva, basada en el desarrollo de la industria y el
comercio. Pero el resultado final quedó lejos de lo que se pretendía.
La industrialización española fue tardía e incompleta, hasta mediados del XIX era artesanal y local. El despegue
comenzó en la Década moderada, en los cincuenta tuvo un periodo de crisis (desamortizaciones y subida del
algodón) y en el último cuarto inició la recuperación hasta 1898.
Hacia 1839 la industria textil catalana era el único sector que había iniciado la industrialización, gracias al
proteccionismo e innovaciones tecnológicas (máquinas de hilar, telares mecánicos a vapor y después
selfactinas). La Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas (1822) le favoreció; el 98 la frenó hasta 1906.
La industria siderúrgica inició su desarrollo en Málaga (1830-1850), a mediados de siglo se desarrolló en Asturias
(La Felguera;) en 1880 se desplazó a Vizcaya (capital mixto y sistema Bessemer), donde aparecieron dos
empresas: Altos Hornos de Vizcaya y de Bilbao (fusionadas en 1902), teniendo la primacía del acero.
Otras industrias: agroalimentaria, química, papelera y minera. Esta última se impulsó a través de la Ley de Minas
(1868) liberalizando el sector, desde 1870 creció enormemente: La Carolina, Riotinto, Almadén…
Un sector deficiente fue la energía. Con la Revolución industrial el carbón se empleó masivamente, pero el español
era escaso, de mala calidad y caro. Comenzó el desarrollo de nuevas fuentes de energía (petróleo y electricidad),
aunque con escasos efectos sobre la economía española al ser explotados por sociedades extranjeras y
exportadas.
España quedó relegada a uno de los últimos puestos europeos debido a: inexistencia de un mercado nacional y
escasez de capitales españoles. Las consecuencias: predominio de capital extranjero, limitada a la industria
periférica (catalana y vasca) y poco competitiva, lo que obligaba al proteccionismo.
Era necesario modernizar los transportes y comunicaciones para impulsar la economía. Hasta finales del XVIII el
transporte era caro y lento. Durante el Bienio progresista se impulsó el ferrocarril, con la Ley General de
Ferrocarriles-1855, apoyado con la Desamortización de Madoz y la Ley de Bancos y Sociedades de Crédito;
posibilitando la entrada de capital extranjero (francés), desgravando la importación de materiales y dando
subvenciones. Las consecuencias de la ley: concesiones a compañías extranjeras, el escaso capital privado
invirtió en ferrocarril y no en industria, al final había ferrocarril y pocos productos que transportar, acarreando una
crisis que paralizó el avance hasta 1876.
Como efectos negativos del ferrocarril, se pueden señalar el diferente ancho de vía y el estar centrado en Madrid.
Otros avances en el sector: extensión de la navegación a vapor y modernización de correos y telégrafos.

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En el comercio, el mercado interior, hasta mediados de siglo, hacía frente a obstáculos geográficos y trabas
legales (gremios, portazgos, pontazgos y peajes), su abolición y mejora en los transportes, facilitó la unificación
del mercado nacional. El comercio exterior, a pesar de la pérdida de la América continental, aumentó; pero la
balanza comercial fue deficitaria (exportaban materias primas y productos semielaborados e importaban
industriales).
Frente a la primacía industrial británica, los países europeos trataron de proteger sus nacientes industrias. España
practicó una política proteccionista (fabricantes de algodón catalanes, cerealistas castellanos e industriales
siderúrgicos vascos). Pero los defensores del librecambismo, querían reducir la intervención del Estado, dejando
al mercado libre. España pasó de un alto proteccionismo (Arancel de 1826), a una reducción a mediados de siglo,
a una política relativamente librecambista (Arancel Figuerola-1869), volviendo al proteccionismo en la
Restauración.
El sector financiero jugó un papel básico en la industrialización y economía. Con Fernando VII se creó el Banco de
S. Fernando (1829) y la Bolsa de Madrid (1831). La Ley de Bancos y Sociedades de Crédito (1856) inició la
modernización del sistema bancario; nace el Banco de España (1856) y entidades como el Banco de Santander
(1857), Banco de Bilbao (1857) y Banco Hipotecario (1872). Pero hasta los años treinta circulaban monedas
distintas obstaculizando el comercio. En 1868 se instauró la peseta como moneda oficial, logrando la unidad
monetaria.

BLOQUE 9 LA CRISIS DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN Y LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA (1902-


1931)

9.1 ALFONSO XIII Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO DE LA RESTAURACIÓN: LOS PARTIDOS DINÁSTICOS. LAS
FUERZAS POLÍTICAS DE OPOSICIÓN: REPUBLICANOS, NACIONALISTAS, SOCIALISTAS Y
ANARCOSINDICALISTAS.
El 17 de mayo de 1902 Alfonso XIII es proclamado rey. Rasgo de su reinado fue su protagonismo político, unido a
la desaparición de Cánovas y Sagasta, la inestabilidad política y el protagonismo militar.
La primera etapa de su reinado estuvo marcada por el regeneracionismo, corriente ideológica que denunció el
sistema político de la Restauración, y realizó propuestas para la modernización política, social y económica del
país. Con destacados representantes como Joaquín Costa, censura el sistema político y falseamiento de la
democracia, Ganivet y Unamuno. Hubo un regeneracionismo desde dentro del sistema de la Restauración o
revisionismo (Maura, Canalejas), y otro opuesto al sistema (socialistas, anarquistas, republicanos, carlistas y
nacionalistas).
Los intentos de regeneración del sistema y su fracaso se produjeron de 1902-1914. Hay intentos de
modernización promovidos por los partidos dinásticos del turno, Conservador y Liberal. Y del regeneracionismo
partió el revisionismo político, para dar un nuevo impulso a la política de la Restauración.
Silvela lideró el Partido Conservador tras el asesinato de Cánovas. En sus cortos gobiernos inició una política
reformista, para ello creó los ministerios de Instrucción Pública y de Agricultura; Fdez. Villaverde reformó la
Hacienda, y Eduardo Dato retomó la legislación social iniciada en la I República.
Maura le sucedió en 1903 y protagonizó el revisionismo conservador; presidente en el Gobierno corto (1903-
1904) y en el Gobierno largo (1907-1909). La intención de Maura era realizar una “revolución desde arriba”,
reformando lo estrictamente necesario y así mantener las bases fundamentales del sistema.
Su programa se basó: conservadurismo católico de masas, conectar la monarquía con la realidad social,
incorporar otras fuerzas políticas al sistema, y una política exterior nacionalista y de expansión en Marruecos para
olvidar el 98. Proyectó la Ley de Bases de la Administración Local, para formar mancomunidades; fundó el INP,
aprobó la Ley de Huelga y Reforma Electoral (oficialmente para eliminar el fraude, pero quería frenar el voto
socialista y republicano).
En julio de 1909 estalló en Barcelona la Semana Trágica, en ella confluyeron varios problemas: el catalanismo
político (Ley de Jurisdicciones 1906, Solidaritat Catalana), los republicanos (Partido Republicano Radical), y el
movimiento obrero (Solidaridad Obrera). Los sucesos se iniciaron cuando el Gobierno de Maura reclutó
reservistas con destino a Marruecos. Las organizaciones obreras convocaron una huelga general de protesta en
Barcelona, que degeneró en un motín que duró una semana. Se construyeron barricadas, hubo actos de
proclamación de la República, quema de edificios religiosos y numerosas detenciones. La dura represión con
ejecuciones (Ferrer i Guardia) acarreó críticas internacionales y una campaña de desprestigio (republicanos,
socialistas y liberales) provocando la dimisión de Maura.
El revisionismo liberal lo protagonizó José Canalejas (1910-1912), en su programa admitía la intervención del
Estado en la economía y la sociedad, separación Iglesia-Estado (Ley del Candado 1910), incrementó la protección
legal a los trabajadores, aprobó la Ley de Reclutamiento (1912) que establecía el servicio militar obligatorio en
época de guerras, sin exenciones; y democratización del régimen. En 1912 fue asesinado por un anarquista.
La crisis del sistema de la Restauración vino con la muerte de Canalejas. Los dos partidos sufrían una fuerte crisis
de liderazgo y de relación entre ellos, al tiempo crecía la oposición de republicanos, socialistas y nacionalistas.

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Comenzaba así un enfrentamiento real entre los dos partidos, y la alternancia a partir de ahora se producía por
mandato real.
Al margen de los partidos dinásticos, las fuerzas políticas de oposición se fueron reforzando, estas eran:
-El republicanismo principal fuerza de oposición pero fragmentada en diversos grupos, defendían el progreso y
la justicia social. En el reinado de Alfonso XIII surgen dos nuevos partidos: Partido Radical fundado (1908) por
Lerroux, anticatalanista, anticlerical y revolucionario; y el Partido Reformista (1912) fundado por Melquiades
Álvarez, más moderado que llegaba a admitir la monarquía democrática y social.
-Los nacionalismos. El más implantado era el catalán, y el partido más arraigado la Lliga Regionalista,
conservadora y que gobernó de 1914 a 1923. En 1906 nace Solidaritat Catalana, agrupación interclasista para
defender los derechos de Cataluña. En 1917 nace Partit Republicá Catalá, y 1922 Acció Catalá y Estat Catalá
dirigida por Maciá. El republicanismo sería derrotado por la Lliga hasta su unión en un solo partido en 1931,
Esquerra Republicana de Catalunya.
El nacionalismo vasco seguía teniendo su principal expresión en el PNV, apoyado en la burguesía bilbaína,
ultraconservadora y recelosa del progreso e industrialización. Creó su propio sindicato Solidaridad de Obreros
Vascos.
También creció el nacionalismo gallego (Solidaridad Gallega), junto al regionalismo valenciano y andaluz.
-Los socialistas. En su rama política (PSOE) y sindical (UGT) continuaban su lento crecimiento, principalmente en
Madrid, País Vasco y Asturias. Sin renunciar a la revolución social, cada vez participaban más en la vida
parlamentaria, así en 1910 Pablo Iglesias se convirtió en el primer socialista en acceder a las Cortes.
- Los anarcosindicalistas. En 1910 nace la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) que llegó a ser el
sindicato mayor de España, con gran crecimiento tras la Primera Guerra Mundial (de 15 000 a 700 000 afiliados).
Se definía como revolucionaria y defendía la huelga y el boicot hasta proceder a la huelga general revolucionaria.

9.2 LA INTERVENCIÓN EN MARRUECOS. REPERCUSIONES DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL EN ESPAÑA. LA


CRISIS DE 1917 Y EL TRIENIO BOLCHEVIQUE.
La primera etapa del reinado de Alfonso XIII estuvo marcada por el regeneracionismo. La muerte de Canalejas
(1912) truncaría el espíritu regeneracionista abriendo un periodo de inestabilidad hasta la dictadura de 1923. La
ruptura del turno pacífico, junto a la descomposición del caciquismo, presentaba otras opciones políticas como
alternativas.
Las repercusiones de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) constituyeron un punto de inflexión en el régimen
de la Restauración. Cuando estalló el conflicto el gobierno de Eduardo Dato declaró la neutralidad. La opinión
pública se dividió entre aliadófilos y germanófilos.
La neutralidad le supuso a España un crecimiento espectacular de la demanda exterior de sus productos, pero el
aumento de las exportaciones provocó un proceso inflacionista e incluso la escasez de algunos productos
básicos en el interior. Además los beneficios de las empresas no repercutieron en aumentos salariales
equivalentes, sino que el enriquecimiento empresarial vino acompañado del empobrecimiento general de los
trabajadores, y la subida de precios de productos de primera necesidad les hizo perder poder adquisitivo.
Ante esta situación, comenzaron las protestas populares: motines, disturbios, y huelgas organizadas por UGT y
CNT.
La crisis de 1917 fue el reflejo de un descontento extendido por parte de la sociedad, desde oficiales del ejército
hasta la clase obrera, pasando por los representantes políticos excluidos del sistema. Es decir, fueron en realidad
tres revoluciones entre los meses de junio y agosto, aunque no conectaron entre sí.
- La protesta militar. Desde 1916 el Ejército había organizado Juntas de Defensa (especie de sindicato militar
ilegal). Sus objetivos: oponerse a los ascensos por méritos de guerra; solicitar subidas de sueldos (diferencias
con los de Marruecos) y exigir mayor respeto al Ejército.

El Gobierno admitió sus peticiones, promulgándose la Ley del Ejército (1918), así el Ejército volvía a ser el pilar de
la monarquía y del Gobierno frente al problema social.
- La oposición política. Desde febrero las Cortes estaban cerradas por miedo al planteamiento de problemas.
Cambó jefe de la Lliga y de la burguesía política catalana, intervino y ante la formación de Juntas de Defensa,
pidió reabrir las Cortes. Ante la negativa del gobierno, el 5 de julio convocó a parlamentarios catalanes a una
asamblea, en ella se solicitó al gobierno la convocatoria de Cortes Constituyentes y que reconociera la autonomía
de Cataluña. Al tiempo se convocó a todos los parlamentarios españoles a una nueva reunión el 19 de julio, esta
convocatoria conocida como Asamblea de Parlamentarios ratificaron los acuerdos anteriores, firmaron los
catalanistas, republicanos y socialistas. El gobierno declaró inconstitucional la asamblea y el movimiento fue
disuelto.
- El movimiento obrero (UGT, CNT), organizó una huelga general indefinida (13-agosto-1917) contra el régimen y
el deterioro del nivel de vida de los trabajadores, pretendían acabar en una revolución y el fin del régimen. Tuvo
gran seguimiento en Madrid, Barcelona, Asturias, Vizcaya y Zaragoza, en Andalucía solo los trabajadores urbanos.

El gobierno detuvo al comité de huelga y sacó las tropas a las calles. A final de agosto la huelga estaba acabada,
con un saldo de setenta muertos y dos mil detenidos.

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A partir de la crisis de 1917 y hasta 1923 el régimen de la Restauración agonizaba. La inestabilidad política llevó a
gobiernos de concentración que fueron cada vez más inestables e incapaces. La conflictividad social desatada
tras la Primera Guerra Mundial provocó un fuerte crecimiento del sindicalismo y de sus acciones (huelga de la
Canadiense), que junto al triunfo en 1917 de la Revolución bolchevique en Rusia insufló ánimo a las organizaciones
obreras; en este contexto el gobierno concedió la jornada laboral de ocho horas en la industria y creó el Ministerio
de Trabajo.
En Andalucía la agitación social se había mantenido a muy bajos niveles desde 1917, en cuya huelga general
apenas participó el campo. Sin embargo entre 1918 y 1920, se vivió el denominado “trienio bolchevique”, una fase
de actividad revolucionaria, provocada por la situación de miseria de los jornaleros agrícolas, la carestía de la vida
y la influencia de la Revolución rusa. Dirigidos por UGT y CNT hubo huelgas, ocupación de campos, reparto de
tierras y toma de ayuntamientos. Con la declaración del estado de guerra y una fuerte represión se finalizó la
revuelta social en 1920.
Otro problema, fue la cuestión de Marruecos. La Conferencia Internacional de Algeciras (1906), repartió la tutela
de Marruecos entre Francia y España. Hasta 1909 la expansión fue pacífica, la derrota en el barranco del Lobo
llevó a Maura a reclutar reservistas, decisión que desembocó en la Semana Trágica de Barcelona, y que acarrearía
su dimisión.
Tras el parón por la Primera Guerra Mundial, el gobierno decidió completar la ocupación efectiva del territorio
ante la presión francesa. De julio-agosto de 1921 tuvo lugar el desastre de Annual, los españoles dirigidos por el
general Silvestre fueron derrotados por las tropas de Abd-el-Krim.
El desastre de Annual acarreó una serie de consecuencias: políticas, búsqueda de culpables (Expediente
Picasso), salpicando incluso al rey y por tanto al sistema; sociales, la impopularidad de la guerra, favoreció el odio
del pueblo contra el sistema; militares, el descrédito de las Juntas de Defensa que desaparecieron en 1922.
Días antes de que el informe elaborado por la comisión de responsabilidades llegase a las Cortes Primo de Rivera
dio un golpe de Estado por el que se imponía una dictadura militar como solución a los problemas del régimen.

9.3 LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA. EL FINAL DEL REINADO DE ALFONSO XIII.


Durante el reinado de Alfonso XIII (1902-31), concretamente desde 1917, el régimen de la Restauración entró en
crisis. En los años siguientes era difícil formar mayorías en el Parlamento, ocasionando crisis de gobierno.
Aumentó la conflictividad social (huelgas, violencia patronal y reacción armada de los anarcosindicalistas). A ello
se unió en 1921 el desastre de Annual.
Durante la primavera de 1923 se estaba conspirando contra el Gobierno, desde dos movimientos distintos. Uno
vinculado a la desaparición de las Juntas de Defensa de Barcelona; y otro desde Madrid, que buscaba instaurar
un gobierno fuerte, manteniendo la Constitución y la monarquía. El capitán general de Cataluña, Miguel Primo de
Rivera, contactó con los segundos, cuando en junio pidió en Madrid plenos poderes para luchar contra el
terrorismo en Barcelona, al negárselo se convirtió en enlace de ambos y jefe de la sublevación.
El 13 de septiembre de 1923 Primo de Rivera dio un golpe de Estado, que fue reconocido por Alfonso XIII
mandándole formar gobierno sin contar con el Parlamento.
El nuevo régimen recibió el apoyo de la burguesía, del Partido Socialista y la UGT. Primo de Rivera, afirmaba no
pretender establecer un régimen definitivo.
De septiembre 1923 a diciembre 1925, se desarrolla la etapa del Directorio Militar. Se proclamó el Estado de
guerra (casi dos años), Primo de Rivera disolvió las Cortes, suspendió la Constitución, sustituyó los gobernadores
civiles por militares, publicó el Decreto de Incompatibilidades, paró el expediente Picasso, creó el Somatén
Nacional, disolvió la Mancomunidad de Cataluña, persiguió el radicalismo vasco (PNV) y a los anarquistas que
quedaron en la clandestinidad y su organización desarticulada.
La dictadura se institucionalizó con la promulgación del Estatuto Municipal (1924), nombramiento de delegados
gubernativos en los ayuntamientos (militares), y creación de la Unión Patriótica (UP-1924) partido político propio.
Su mayor éxito vino de Marruecos. Tras una etapa de abandono, los ataques rifeños a las posiciones españolas
(1924) y las conversaciones con Franco y Sanjurjo, le animaron a acabar con el conflicto. Se preparó un potente
ejército, que unido al francés, desembarcó en la bahía de Alhucemas (septiembre 1925), y tras semanas de
batallas, Abd-el-Krim se entregó. El éxito conseguido le reconcilió con el Ejército, con los ciudadanos cansados
de guerra, con los empresarios inversores en Marruecos y con Hacienda que podía reducir el déficit.
En diciembre de 1925 se constituyó el Directorio Civil. Tras los éxitos económicos y políticos, Primo de Rivera
intentó consolidar el régimen a imitación del fascismo italiano. Convocó una Asamblea Nacional Consultiva (copia
del Gran Consejo Fascista italiano) formada por miembros de UP, que llegaría a presentar un anteproyecto de
Constitución e 1929 que no llegó a promulgarse. En política social, se puso en marcha la Organización Corporativa
del Trabajo, especie de sindicato oficial, y se creó el Consejo Nacional del Trabajo.
En esta etapa de bonanza económica, siguió en suspenso la Constitución y legislando por decreto. Colaboraron
representantes de la oligarquía tradicional (conde de Guadalhorce), nuevos políticos civiles (J. Calvo Sotelo),
junto a militares (Martínez Anido). Se acometió la ejecución de obras públicas (carreteras, ferrocarriles…) una
reforma fiscal que introducía la declaración sobre la renta, y creación de monopolios estatales (Telefónica,
CAMPSA...).
La dictadura no solucionó la cuestión catalana, ni frenó a un movimiento obrero que se fortalecía. Desde 1928 el
PSOE empezó a pensar en una solución republicana, y lo mismo proponían CNT y PCE.

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También contribuyeron a la caída de la dictadura, los intelectuales y el ejército peninsular. Los primeros, se vieron
atacados por la destitución de Unamuno como rector de la Universidad de Salamanca y por la clausura del Ateneo,
desembocando en revueltas universitarias y en el cierre de la Universidad. El ejército peninsular descontento por
el favoritismo hacia los militares africanistas. A ello se unía la FAI (1927) y la crisis de 1929.
Cada vez más aislado políticamente, el 28 enero 1930 Primo de Rivera presenta la dimisión al Rey.
En el final del reinado de Alfonso XIII (1930-1931), el rey decidió restablecer el viejo sistema parlamentario, pero
los dos gobiernos que se sucedieron ni restablecieron la Constitución de 1876 ni convocaron elecciones
generales.
El rey encargó formar gobierno al general Dámaso Berenguer; pero la complicidad del Rey con la dictadura, alentó
el crecimiento republicano, y las fuerzas políticas republicanas firmaron el Pacto de San Sebastián, con un comité
revolucionario al que se unieron PSOE y UGT. Éstas fueron apoyadas por intelectuales y respaldadas por acciones
del ejército (sublevación de Jaca-diciembre 1930).
Tras la dimisión de D. Berenguer, el nuevo gobierno del almirante Aznar convocó elecciones municipales el 12 de
abril. Acudieron en coalición los firmantes del Pacto de San Sebastián, con un resultado favorable que
desencadenó la abdicación del rey y la proclamación de la II República.

BLOQUE 10. LA SEGUNDA REPÚBLICA. LA GUERRA CIVIL EN UN CONTEXTO DE CRISIS


INTERNACIONAL (1931-1939)

10.1 LA PROCLAMACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA. LA CONSTITUCIÓN DE 1931. EL BIENIO REFORMISTA


(1931-1933).
La II República (1931-1936) surgió en las elecciones municipales (12- abril- 1931), los resultados favorables a la
Coalición Republicano Socialista, provocan la salida del Rey y la proclamación del nuevo régimen el 14 de abril.
La República tendría como telón de fondo la crisis internacional iniciada con el crack del 29, y aunque en España
tardó más en llegar la depresión, su economía dependiente de los países desarrollados, tuvo tres consecuencias:
disminución de las exportaciones (Inglaterra y Francia); colapso de las inversiones extranjeras, e interrupción de
emigrantes a Francia y América que junto a los retornos aumentaron el paro.
El Gobierno provisional, presidido por Alcalá-Zamora, se enfrentó con problemas acuciantes (proclamación de la
República catalana independiente, hostilidad de la alta jerarquía eclesiástica y el vandalismo anticlerical),
iniciando un programa reformista mediante decretos ministeriales. Convocaron elecciones generales el 28 de
junio, mediante sufragio universal masculino, que dieron el triunfo a la coalición Republicano Socialista.
La redacción de un nueva Constitución fue la primera tarea de las nuevas Cortes. La aprobación de los artículos
26 y 27, relativos a la cuestión religiosa, provocó la dimisión de Alcalá-Zamora y Miguel Maura (ministro de
Gobernación), poniendo al frente del Gobierno a Azaña. Aprobada el 9 de diciembre de 1931, al día siguiente
Alcalá Zamora es elegido presidente de la República y confirmaba a Azaña como jefe de Gobierno.
La Constitución de 1931, de talante progresista, configuraba un régimen democrático, parlamentario y laico
moderno, descentralizado y en el que se recogía la función social de la propiedad.
Establece la soberanía popular. División de poderes, el legislativo unicameral, en el Congreso de los Diputados;
el ejecutivo: la Jefatura del Estado corresponde al presidente de la República elegido cada seis años, este nombra
al Jefe de Gobierno y a propuesta de este a los ministros, pero ratificados por las Cortes; en el poder judicial se
establecerá el Tribunal de Garantías Constitucionales. Amplia declaración de derechos y libertades: asociación,
reunión, expresión... En materia religiosa libertad de cultos y la aconfesionalidad del Estado, separando Iglesia-
Estado. Por primera vez el sufragio universal masculino y femenino. Se contempla la aprobación de estatutos de
autonomía para las regiones, y la formación de cabildos en Canarias y Baleares.
El Bienio reformista (1931-1933). El primer gabinete constitucional presidido por Azaña, se inició con la salida de
los miembros radicales (Martínez Barrio y Lerroux).
Durante los años 1932 y 1933, el Gobierno profundizó en el programa reformista, iniciado durante el Gobierno
provisional, que consideraba indispensable para modernizar la sociedad y el Estado:
- Reforma agraria. Se promulgó la Ley de Reforma Agraria (septiembre 1932), pretendía una redistribución de la
propiedad agraria, autorizando la expropiación con indemnización de las fincas no cultivadas y las
deficientemente cultivadas, siendo el IRA el encargado de la expropiación y reparto.
- Reforma educativa. Marcada por la influencia de la Institución Libre de Enseñanza. Su objetivo era crear un
sistema educativo unificado, laico, público y gratuito en primaria. Se implantó la coeducación, se prohibió la
enseñanza a las órdenes religiosas y se disolvió la Compañía de Jesús, provocando el rechazo de la Iglesia.

Se invirtió en nuevas escuelas e institutos, aumentaron las becas, y crearon las Misiones Pedagógicas para
divulgar la cultura en el ámbito rural (bibliotecas rurales, Museo Circulante del Pueblo, etc.). En la difusión cultural
colaboraron sindicatos de profesores (FETE) y de estudiantes como la UFEH que organizó La Barraca.
- Reforma militar. Con el fin de modernizar el Ejército, se redujo el número. Se derogó la Ley de Jurisdicciones, y
se suprimieron los tribunales de honor, el Consejo Supremo de Guerra y Marina, y la Academia Militar de Zaragoza.
Se creó una fuerza leal, la Guardia de Asalto.

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- Reforma laboral. Dirigida por Largo Caballero, con leyes como Ley de Contratos de Trabajo, Ley de Jurados
Mixtos y Ley de Términos Municipales. Apoyada por la UGT, la CNT prefirió la acción y presión al Gobierno.
- Cuestión autonómica. El 9 de septiembre de 1932 se aprobó el Estatuto de Cataluña con Maciá como presidente;
el vasco, aprobado en noviembre de 1933, fue bloqueado por los gobiernos de centro-derecha.

Las fuerzas políticas y sociales en la oposición, dificultaron el gobierno de Azaña que se enfrentó a:
- La derecha antiliberal que protagonizó el fallido golpe de Estado liderado por Sanjurjo (Sanjurjada- agosto 1932),
el gobierno suspendió periódicos de derechas, altos cargos (Dirección General de la Guardia Civil), disolvió un
tercio de la Guardia Civil, expropió tierras a los que les apoyaron y procesó a Sanjurjo.
- Ofensiva sindical de la CNT con sucesos como los de Casas Viejas (Cádiz).
- La derecha católica que se organizó en torno a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas-
1933), liderada por Gil Robles; los ultra monárquicos fundan Renovación Española, liderada por Calvo Sotelo; José
Antonio Primo de Rivera Falange Española, y el carlismo Comunión Tradicionalista.
- La Iglesia, que inició el cardenal Segura, y se acentuó con la política laicista plasmada en la Constitución.

La crisis del Gobierno de Azaña quedó patente al perder las elecciones municipales (abril-1933). Las dimisiones
en la coalición llevaron a la destitución de Azaña por Lerroux, y convocar elecciones (noviembre-1933). La victoria
de la CEDA y el Partido Radical de Lerroux, dio inicio al Bienio radical-cedista (1933-1936).

10.2. EL GOBIERNO RADICAL CEDISTA (1933-1935). LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS. EL FRENTE POPULAR, LAS
ELECCIONES DE 1936 Y EL NUEVO GOBIERNO.
La II República (1931-1936) proclamada el 14-abril-1931, pasó por un periodo reformista (1931-1933) que llegó a
su fin con las elecciones de noviembre-1933, en las que triunfaron la CEDA y el Partido Radical de Lerroux.
Se inicia el Gobierno radical-cedista (1933-1935), Alcalá-Zamora llamó a Lerroux a formar gobierno, apoyado por
la CEDA. Aplicaron un programa de rectificación legislativa del bienio anterior: paralizaron la reforma agraria y la
militar, y pusieron en destinos claves a militares antiazañistas (Goded, Mola, Franco…); amnistiaron a los golpistas
de la Sanjurjada (Ley de Amnistía), redujeron el presupuesto de educación y devolvieron la enseñanza a la Iglesia;
bloquearon los Estatutos de autonomía, paralizando el vasco y en tensión con la Generalitat, y 1935 presentarían
un proyecto de reforma constitucional que no se llegó a cumplir por los acontecimientos posteriores.
Durante 1934 el país se polarizó entre las derechas y las izquierdas. En la derecha estaba la CEDA de Gil Robles,
los monárquicos de Renovación Española, la derecha republicana y los radicales.
La izquierda republicana se reconstruye tras el fracaso electoral, en torno a Azaña surge Izquierda Republicana,
Martínez Barrio funda Unión Republicana. Pero el movimiento obrero se radicalizó, al PSOE se le unió UGT
preparando una revolución en caso de que la CEDA llegase al gobierno; el PCE comenzó a colaborar con los
socialistas, sumándose los nacionalistas de Esquerra; la CNT quedó al margen.
La revolución de octubre de 1934 (Revolución de Asturias) fue el momento más crítico de la Segunda República.
El programa de rectificación, los enfrentamientos callejeros, la violencia verbal en la prensa y las Cortes, la tensión
entre patronos y trabajadores y la huelga general de campesinos (junio), crearon una situación explosiva.
La CEDA presionaba para entrar en el gobierno, y esa posibilidad desde la izquierda se veía como el triunfo del
fascismo, ya que la CEDA no ocultaba su admiración por la Alemania de Hitler.
El 4 de octubre se formó un nuevo Gobierno con tres miembros de la CEDA. Socialistas y ugetistas lo consideraron
una agresión a la República y cursaron orden de huelga general revolucionaria, adquiriendo carácter de
insurrección popular en Asturias, Cataluña y País Vasco. Lluís Companys proclamó el Estado catalán dentro de la
República federal española, el ejército logró la rendición de la Generalitat y el Gobierno suspendió el Estatuto.
En 12 días acabaron con la insurrección salvo en Asturias, donde se había firmado la Alianza Obrera (socialistas,
anarquistas y comunistas) para socializar los medios de producción. Los obreros consiguieron ocupar toda
Asturias y proclamaron la Revolución Socialista de los Consejos Obreros. El Gobierno recurrió a legionarios
dirigidos por Franco, que sofocaron la insurrección con más de mil muertos en los combates y represaliados
posteriores por toda España.
La segunda etapa del Gobierno radical-cedista (1934-1935), estuvo marcada por los sucesos de octubre-1934.
El débil Gobierno estuvo en crisis permanente. La CEDA se fue debilitando; y a su derecha surgió la coalición
antirrepublicana del Bloque Nacional de Calvo Sotelo que aspiraba a contar con el apoyo del Ejército, en el que
nació la Unión Militar Española que también aspiraban acabar con la República.
La crisis definitiva llegó en octubre-1935 con el escándalo del straperlo y asunto Nombela, Lerroux dimitió
sustituido por Portela Valladares, convocando elecciones para febrero-1936.
En enero de 1936 se firmó el pacto de constitución del Frente Popular, integraba a republicanos, socialistas,
nacionalistas, comunistas y el POUM. Su programa incluía: amnistía para los insurrectos de 1934, deponer a los
despedidos por causas políticas, reforma del Tribunal de Garantías Constitucionales, continuación de la reforma
agraria, educativa y social, y sujeción del Banco de España al interés público.
El Frente Popular consiguió la mayoría absoluta en las elecciones de febrero de 1936, el nuevo gobierno puso en
marcha el programa anunciado: decretó una amplia amnistía; restableció el Estatuto y el Parlamento catalán,

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iniciando los de Euskadi y Galicia; se reanudó la reforma agraria. Azaña envió a los generales más sospechosos a
puestos alejados de Madrid.
Las nuevas Cortes destituyeron a Alcalá-Zamora como presidente, sustituido por Azaña, y como jefe de Gobierno
nombraron a Casares Quiroga ante la negativa del grupo socialista de que fuese Indalecio Prieto.
Surgieron diferencias internas, los socialistas no participaron en el Gobierno, CNT y UGT se lanzaron a una
ofensiva (ocupación de tierras); y la derecha conspiraba contra el Gobierno, Mola, apoyado por el carlismo en
Navarra, se erigió en director de la conspiración. El deterioro del orden público crecía, se incrementó el terrorismo,
las huelgas aumentaban y los parlamentarios se amenazaban.
El golpe militar se precipitó a raíz del asesinato el 12 de julio del guardia de asalto José Castillo, en respuesta de
madrugada fue asesinado Calvo Sotelo. El doble crimen sirvió como argumento para justificar la sublevación
militar, el 17 de julio de 1936 la guarnición de Melilla se sublevó y declaró el estado de guerra.

10.3 LA GUERRA CIVIL: LA SUBLEVACIÓN MILITAR Y EL ESTALLIDO DE LA GUERRA. LA DIMENSIÓN


INTERNACIONAL DEL CONFLICTO.
La Guerra Civil (1936-1939) fue el resultado de una combinación de factores (desigualdades económicas y
sociales, radicalización ante la religión y el clero, violenta confrontación de ideologías opuestas), que provocaron
una profunda división en la sociedad española.
La sublevación militar comenzó el 17 de julio de 1936, pero la conspiración militar se inició como consecuencia
de la victoria del Frente Popular. Ya se habían producido otros intentos, Sanjurjada 1932 y movimientos de
generales entre diciembre 1935 y febrero 1936 (Franco, Goded…)
El golpe de Estado de julio de 1936 fue organizado, planeado y liderado por militares descontentos. El estratega
y jefe fue Mola, pretendía instaurar un modelo de Gobierno como el de la dictadura de Primo de Rivera, Sanjurjo
debería dirigir el planeado Directorio Militar que se debía crear tras el golpe, y Franco se incorporó al final. Los
sublevados preveían un golpe breve, y el Gobierno confió en exceso en sus posibilidades.
La sublevación comenzó el 17 de julio de 1936 en Melilla, dirigida por Yagüe. Franco se trasladó de Canarias a
Marruecos poniéndose al frente. Entre el 18 y 19 de julio se suman: Sevilla y Cádiz. Aparte de las islas quedaron
sublevadas dos zonas: por un lado ambas costas frente al estrecho y por otro Galicia, Castilla- León, Navarra y
las tres capitales de Aragón. La zona republicana quedó dividida en dos: cornisa cantábrica y País Vasco (excepto
Álava), y por otro lado Madrid, Cataluña, Valencia, Castilla - La Mancha, Málaga, y Murcia.
Tras el golpe y desde el 20 de julio España quedó dividida en dos bandos:
- Los sublevados, autodenominados los nacionales. Pretendían restablecer el orden, acabar con la anarquía y con
los enemigos de la patria (anarquistas, comunistas, socialistas y separatistas) calificados como “rojos”.
Militarmente, contaban con milicias falangistas y carlistas o requetés, un ejército disciplinado con una estricta
dirección, y combatientes marroquíes, irlandeses, portugueses, italianos y la Legión Cóndor alemana.
Apoyados por las oligarquías tradicionales (terratenientes, banqueros, empresarios), pequeños propietarios
agrarios y clases medias católicas; de integrantes de la CEDA y organizaciones de extrema derecha (falangistas
y carlistas); y de la Iglesia católica, que la calificó de cruzada de la liberación. Económicamente, dominaban las
principales zonas agrarias.
- Los republicanos. Defendían la República democrática y sus logros frente al fascismo, que se extendía por
Europa. Militarmente lo formaban milicias de partidos y sindicatos de izquierda, el Quinto Regimiento; guardias
de asalto, gran parte de la guardia civil, de la marina y aviación, y las Brigadas Internacionales.
Económicamente controlaba las zonas industriales y mineras, y recursos del Banco de España.
A nivel internacional, la Guerra Civil Española estalló en un momento crítico en las relaciones internacionales, con
una peligrosa tensión entre las democracias europeas (Francia y Reino Unido) y los regímenes totalitarios fascista
y nazi. De ahí que la guerra provocase divisiones en la opinión pública europea y mundial, obligando a las grandes
potencias a adoptar posiciones individuales y colectivas, ya que se convirtió en un conflicto de trascendencia
internacional.
La Sociedad de Naciones constituyó un Comité Internacional de No Intervención, propuesto por Francia y que
firmaría en principio con Gran Bretaña, y al que se adhirieron otros veinticinco países entre ellos Alemania e Italia.
El Acuerdo prohibía la exportación a España y a sus posesiones en el norte de Marruecos de armas, municiones
y de todo material de guerra. Estados Unidos no secundaria el acuerdo. El Acuerdo de No Intervención resultó
ineficaz, y una farsa como fue calificado en su momento.
La ayuda que recibió el ejército franquista vino de: Alemania con la Legión Cóndor, Italia con aviones y el Cuerpo
de Tropas Voluntarias. Alemania e Italia prestaron ayuda por la necesidad de realizar una puesta a punto cara a
la guerra mundial que se avecinaba, porque simpatizaban ideológicamente con los sublevados, y por la posibilidad
de ejercer influencia sobre un nuevo aliado. En menor medida recibió apoyo de Portugal (Legión Viriato), y de
Irlanda (Legión de San Patricio). El Estado Vaticano reconoció el régimen en 1937.
El Gobierno republicano contó con el apoyo de las Brigadas Internacionales, 50.000 combatientes que provenían
de hasta 70 países; el de la URSS con la entrega de armamento, que la II República pagó con el oro del Banco de
España (oro de Moscú); la pequeña ayuda de México con municiones y acogiendo a exiliados.
Los gobiernos conservadores de Gran Bretaña, se abstuvieron de apoyar a la II República, promoviendo una
política de apaciguamiento hacia los fascismos, para evitar que un conflicto local se transformara en una guerra
europea, que no deseaba y no podía permitirse.

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Francia alentó la adhesión al Gobierno republicano, pero sin pronunciamiento oficial para no levantar las iras
británicas y el miedo a provocar a Alemania; limitándose a cerrar las fronteras para que no entrase armamento.
Las razones que dio Estados Unidos para mantenerse neutral, fueron no alentar el “comunismo europeo”.
Oficialmente alentó la no intervención y la prohibición de venta de armas, sin embargo grandes empresas
estadounidenses (Ford, General Motos o TEXACO) abastecieron al bando franquista.
Intelectuales y artistas se involucraron y acudieron a España, como Hemingway, G. Bernanos y Robert Capa.

10.4 FASES MILITARES DE LA GUERRA CIVIL. LA EVOLUCIÓN POLÍTICA Y ECONÓMICA EN LAS DOS ZONAS.
CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES DE LA GUERRA. LOS COSTES HUMANOS.
La guerra civil (1936-1939) se inició con la sublevación del general Yagüe en Melilla el 17 de julio. Desde el 20 de
julio el país quedó dividido en dos zonas enfrentadas: zona sublevada o franquista y zona republicana.
La guerra se desarrolló en cuatro fases:
- Primera fase: Guerra de columnas y lucha por Madrid (julio 1936-marzo 1937). Madrid fue el principal
objetivo sublevado, pero las columnas de Mola fueron frenadas al Norte del Sistema Central por
milicianos; Franco y Yagüe plantearon la entrada desde el Sur, apoyados por Hitler y Mussolini cruzan el
estrecho y avanzan por Extremadura. Toman Badajoz, Talavera y Toledo, liberando el Alcázar. En el Norte
toman Irún, y S. Sebastián se rindió. En noviembre intentan un ataque frontal a Madrid. El Gobierno se
traslada a Valencia, y la resistencia fue dirigida por una Junta de Defensa. El rechazo republicano, llevó a
Franco a realizar dos maniobras envolventes sobre Madrid, la batalla del Jarama y de Guadalajara con
sendos fracasos; aunque se hicieron con Málaga.
- Segunda Fase: Campaña norte (abril 1937-noviembre 1937). Franco cambió de estrategia atacando el
norte. Caen Vizcaya, Bilbao, Santander y Asturias. Teniendo lugar el Bombardeo de Guernica (26 abril)
por la Legión Cóndor alemana. El ejército republicano emprendió ofensivas para frenar el avance, sin
resultados decisivos, a pesar de las victorias en las batallas de Brunete (julio 1937) y de Belchite (agosto
1937). La caída del norte reforzó a los rebeldes, haciéndose con recursos mineros e industriales.
- Tercera fase: De la ofensiva de Teruel a la Batalla del Ebro (diciembre 1937-noviembre 1938) Se inicia
con el breve éxito republicano, la batalla de Teruel. Franco desplaza la guerra al frente aragonés para
alcanzar el Mediterráneo y dividir la zona republicana, llegan a Vinaroz y ocupan Castellón. Los
republicanos lanzan una ofensiva, las tropas populares cruzan el Ebro, comenzando la batalla del Ebro la
más larga (julio-noviembre 1938) y sangrienta (100 000 muertos), que destrozó a las tropas republicanas.
- Cuarta fase: Toma de Cataluña - Fin de la Guerra (diciembre 1938-abril 1939) Entre diciembre y enero se
desarrolló la campaña para conquistar Cataluña, en febrero cayó Barcelona. Negrín pretendió alargar la
guerra esperando que el estallido de la guerra mundial trajera el apoyo aliado; pero anarquistas y
socialistas moderados (Besteiro) pretendían un final negociado, provocando la sublevación del coronel
Casado contra el Gobierno. El triunfo de los Casadistas, llevó al Consejo Nacional de Defensa a iniciar
negociaciones de paz, rechazadas por Franco e imponiendo la rendición incondicional.

La evolución política en el bando republicano se inició con la dimisión del gobierno de Casares Quiroga, siguieron
los de Martínez Barrio y José Giral. En septiembre 1936 es nombrado Largo Caballero, se aprobó el Estatuto de
Autonomía de Euskadi, y en noviembre el Gobierno se traslada a Valencia.
En mayo 1937 Negrín formó un nuevo Gobierno, que trasladó a Barcelona. A pesar de la caída del frente Norte y
las derrotas de 1938, Negrín pide resistir provocando conflictos internos que desembocaron en el golpe de Estado
liderado por Casado y Besteiro (marzo 1939). La caída de Barcelona y Madrid provocó el hundimiento republicano.
Económicamente comenzó controlando las zonas industriales y las principales ciudades. En los primeros meses
nacionalizaron industrias (CAMPSA) y compañías ferroviarias, controlaron bancos, y colectivizaron empresas y
tierras. Se financió emitiendo deuda pública y depositó en Moscú las reservas de oro del Banco de España.
La evolución política en el bando franquista, estuvo marcada por la muerte de Sanjurjo, y liderazgo de Franco. Se
crea la Junta de Defensa Nacional (Burgos). Franco es nombrado Generalísimo y Jefe de Estado. Se disuelve la
Junta de Defensa Nacional, y Franco crea la Junta Técnica del Estado. Recibe el apoyo de la Iglesia, se convierte
en Caudillo. En abril de 1937 decretó la unión de falangistas y carlistas en FET de las JONS.

Formó el primer Gobierno (enero 1938), Franco como presidente y Jefe del Estado, asumía el poder del Ejército,
Partido, Gobierno y Administración. Elaboraron una legislación reaccionaria: Fuero del Trabajo, magistraturas de
trabajo y sindicatos verticales; y promulgó la Ley de Responsabilidades Políticas (febrero 1939).
Económicamente, disponían de la mayor parte de las tierras de cultivo. El control de la producción fue estricto,
contando con la colaboración de propietarios, la banca y los grandes financieros. Anularon las actuaciones del
IRA. La financiación vino de la ayuda de los regímenes fascistas de Alemania e Italia.
La Guerra Civil tuvo un balance trágico para España, con una serie de consecuencias:
• Económicas. La ganadería se redujo un 60%, la producción agrícola bajó un 25%, la inflación multiplicó
por diez los precios, la producción industrial no se recuperó hasta 1950. Fuerte endeudamiento del
Estado, por los créditos proporcionados a Franco durante la guerra, y falta de reservas financieras del
Banco de España.

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• Sociales. La sociedad quedó marcada, y la represión y persecución posterior de los vencedores y el clima
de revancha de los vencidos poco favorecía la reconciliación entre las dos Españas.
• Costes humanos. Hubo unos 500.000 muertos, 50.000 ejecutados al acabar la guerra, y unos 500.000
exiliados (Francia, México y Argentina). Se produjo un descenso del índice de natalidad y aumento de la
mortalidad, junto a un retroceso en la población urbana, debido al desmantelamiento de la industria y
servicios.
• Otras consecuencias: culturales (pérdida de patrimonio y exilio), políticas (dictadura y aislamiento
internacional).

BLOQUE 11. LA DICTADURA FRANQUISTA (1939-1975)

11.1 LA CREACIÓN DEL ESTADO FRANQUISTA. GRUPOS IDEOLÓGICOS Y APOYOS SOCIALES. ETAPAS DE LA
DICTADURA Y PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE CADA UNA DE ELLAS. EL CONTEXTO INTERNACIONAL: DEL
AISLAMIENTO AL RECONOCIMIENTO EXTERIOR.
Acabada la guerra, se estableció un sistema político, basado en una dictadura personal: el franquismo. En sus
casi cuatro décadas (1939-1975), experimentó grandes cambios a lo largo de tres etapas:
1. El triunfo y asentamiento del régimen (1939-1957). Etapa de exilio y represión (Ley de Responsabilidades
Políticas 1939). Con el fin de la II Guerra Mundial se inició un aislamiento, junto a una autarquía económica.
2. El desarrollismo económico (1959-1973). Se consolidó el Estado franquista y se suavizó la represión; en
política exterior se continuó la apertura exterior, que favoreció el crecimiento económico (el
desarrollismo).
3. La crisis final (1973-1975). Etapa de inestabilidad del régimen (división interna del mismo), a nivel
internacional era un régimen caduco, y en el ámbito económico la crisis internacional de 1973 inició una
recesión económica.
El franquismo, concentraba en Franco la potestad e iniciativa legislativa, rodeándose de ministros de su confianza,
sin Parlamento representativo ni Constitución. Franco, personificaba la soberanía nacional y reunía todos los
poderes: Jefe de Estado, Jefe de Gobierno, Jefe de las FF.AA. y Jefe de FET de las JONS (Movimiento Nacional).
Al régimen hay que unir unos componentes ideológicos: Tradicionalismo (“La unidad de la Patria” se justificaba
en raíces históricas, exaltando los valores de la Reconquista, Reyes Católicos, Imperio); Nacionalsindicalismo,
Nacionalcatolicismo, Nacionalpatriotismo (califica la autonomía de las regiones como antiespañola) y Militarismo.
El régimen prohibió los partidos políticos, salvo Falange, pero colaboraron grupos ideológicos (que desarrollan
los componentes ideológicos del franquismo). Estos grupos son denominados “familias políticas”, eran:
- El Ejército (Militarismo). Columna vertebral y base del régimen. Se sirvió de él para garantizar el orden, con
numerosa presencia en las Cortes y Consejo de Ministros. Algunos exigirían el restablecimiento monárquico.
- La Falange (Nacionalsindicalismo). En los primeros años ocupan los puestos más relevantes con líderes como
Serrano Suñer, Girón de Velasco. Con la derrota fascista en la Segunda Guerra Mundial perdieron protagonismo.
Aportó principios ideológicos: anticomunismo, antiparlamentarismo y antiliberalismo, y rasgos fascistas
(símbolos, saludos y uniformes). Adoctrinó con: Sección Femenina, Frente de Juventudes y la Organización
Juvenil Española.
- Los católicos (Nacionalcatolicismo). La Iglesia, como legitimadora del régimen, dominó la vida social. Controló
la educación, con competencias en la censura y presencia en los medios de comunicación.
Presentes en tareas de Estado con la Asociación Nacional de Propagandistas (ACNP) y el Opus Dei. Al finalizar la
Guerra Mundial nacen organizaciones críticas (HOAC, JOC), y el Concilio Vaticano II marcó la separación del
régimen.
- Los monárquicos: carlistas y juanistas, los primeros integrados en FET de las JONS, y los segundos que
aspiraban al restablecimiento de la monarquía en Don Juan de Borbón (Manifiesto de Lausana 1945).
Los tres primeros grupos (Falange, Iglesia, y Ejército) constituyeron los pilares del régimen.
Los apoyos sociales el régimen los encontró en: la oligarquía terrateniente y financiera, las clases medias de las
pequeñas y medianas ciudades, grandes empresarios y campesinado católico.
Para legitimar el régimen, junto al Fuero del Trabajo (1938), se promulgaron otras Leyes Fundamentales:
- Ley Constitutiva de las Cortes (1942). Asamblea consultiva, que representaban a sindicatos, familias y
municipios.
- Fuero de los Españoles (1945). Derechos y deberes concedidos por el dictador.
- Ley del Referéndum Nacional (1945). Recogía la posibilidad de consulta por referéndum.
- Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1947). Se declaraba a España como reino, el cargo de dictador
vitalicio y con derecho a nombrar a su sucesor.
- Se completarían con la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) y Ley Orgánica del Estado (1967).
La evolución política del régimen (1939-1959), marcada por la política internacional, pasó del aislamiento al
reconocimiento exterior. Comenzó con los Gobiernos azules (1939-1945), en los que Serrano Suñer, ministro de
Gobernación y Exteriores, diseñó un Estado fascista (1938-1942) junto a falangistas, militares, y miembros de
ACNP. Con el inicio de la II Guerra Mundial España se declaró neutral; no beligerante, celebrando encuentros con

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Hitler en Hendaya y con Mussolini en Bordighera, cooperando con la División Azul; volviendo a la neutralidad en
1942.
En la etapa del Gobierno autárquico (1945-1951), tendrán mayor influencia los políticos católicos (Acción
Católica); los falangistas mantenían el Ministerio de Trabajo y Justicia (Girón de Velasco) y el control sindical.
Tenían que gestionar la autarquía económica y el aislamiento internacional, ya que desde 1945 España quedó
aislada y la ONU condenó el régimen en 1946, iniciándose un bloqueo internacional.
En el Gobierno “bisagra” (1951-1957) destaca Carrero Blanco como ministro de Presidencia. En el exterior con el
desarrollo de la Guerra Fría, el “antisovietismo” de Franco dio sus frutos: Francia reabrió su frontera y junto a
Reino Unido firmó acuerdos comerciales. Los acuerdos con Estados Unidos (1953) inician el reconocimiento
internacional del régimen: Concordato con la Santa Sede (1953), ingreso en la ONU (1955). Comenzó el
crecimiento económico unido al fin del aislamiento, pero en 1957 el Estado estaba al borde de la bancarrota,
Franco formó un Gobierno de tecnócratas, que pondría en marcha el Plan de Estabilización (1959).

11.2. POLÍTICA ECONÓMICA DEL FRANQUISMO: DE LA AUTARQUÍA AL DESARROLLISMO. TRANSFORMACIONES


SOCIALES: CAUSAS Y EVOLUCIÓN.
La economía española al finalizar la Guerra Civil estaba condicionada por la situación interior y exterior: la Guerra
había dejado al país en una situación ruinosa, el estallido inmediato de la Segunda Guerra Mundial imposibilitó a
España abastecerse del exterior, y el bloqueo posterior a que fue sometida, prolongó el aislamiento económico.
Al quedarse España al margen del Plan Marshall, no participó del crecimiento que tuvieron los países occidentales.
España volvió a ser un país esencialmente rural, aumentando la población activa en la agricultura y el peso de
este sector en el conjunto de la riqueza nacional.
La política económica que forjó el régimen franquista fue la autarquía. Estaba subordinada a los intereses
políticos, dirigida a la autosuficiencia y con un rígido intervencionismo del Estado. El Gobierno desarrolló
iniciativas como la creación del Servicio Nacional del Trigo (1937) en la agricultura, y la creación del INI y RENFE
en la industria.
Las consecuencias de la autarquía fueron negativas: elevó la inflación, frenó el crecimiento, disminuyó la
producción agrícola, lo que provocó escasez, alza de precios y hambre; y obligó a distribuir cartillas de
racionamiento, con un mercado negro paralelo, el “estraperlo”.
En 1951 acabó el racionamiento de pan, bajaron los precios agrarios, y aumentó la demanda de bienes
industriales. Se liberalizó en parte la economía y unido a la ayuda norteamericana, propició un crecimiento
industrial (1953-57).
Pero agotados los efectos de los créditos concedidos, la inflación se elevó un 15% y apareció el paro y las huelgas.
La respuesta política fue la formación de un nuevo gobierno, con miembros del Opus Dei ocupando los Ministerios
de Hacienda y Comercio, los tecnócratas.
Las medidas liberalizadoras del gobierno tecnócrata en 1959 posibilitó la transformación del sistema productivo.
El Plan de Estabilización ponía fin a la autarquía e iniciaba el desarrollismo. Poniéndose en práctica medidas para
controlar la inflación: reducción de los créditos, supresión de regulaciones y subvenciones, ajustar los gastos del
Estado a los ingresos, y reducir las importaciones al devaluarse la peseta.
La política económica se concretó en los Planes de Desarrollo, tres entre 1962 y 1975, coordinados por la
Comisaría del Plan de Desarrollo dirigida por López Rodó.
Entre 1960 y 1970 la renta per cápita aumentó en más del doble. El eje de la actividad económica se desplazó de
la agricultura a la industria y en menor grado a los servicios. Se mecanizó el campo, y el exceso de mano de obra
se desvió hacia la industria, iniciando un gran éxodo rural.
La mitad de la producción industrial se concentró en Cataluña, País Vasco y Madrid. Experimentó gran desarrollo
la producción de bienes de consumo (automóviles - SEAT 600), química, siderúrgica y alimentaria.
La balanza comercial se compensó con las divisas procedentes de los emigrantes, el turismo extranjero y la
entrada de capital del exterior.
Los planes de desarrollo no fueron determinantes del crecimiento económico. España aprovechó el ciclo
económico favorable aumentando la exportación de productos y de mano de obra excedente; además logró un
acuerdo preferencial con la CEE (1970).
El crecimiento económico tuvo deficiencias: dependencia del exterior, desequilibrios regionales, inexistencia de
una reforma fiscal, y control del poder económico. Disminuyó desde 1967, hasta la llegada de la crisis mundial
(1973).
Las transformaciones sociales fueron causadas por el fin del aislamiento y el reconocimiento internacional, que
animó al régimen a tener una apariencia más moderna, promulgando la Ley de Prensa e Imprenta (1966) y Ley de
Libertad religiosa (1967); y el desarrollo económico del nuevo Gobierno de 1957.
El desarrollo económico y el influjo de Europa (turismo), cambiaron hábitos y mentalidades. Produjo un aumento
de la población, consecuencia del incremento de la natalidad (baby boom, 1956-67) y un descenso de la
mortalidad; que unido al desigual reparto de la riqueza intensificaron el proceso migratorio, en el interior (País
Vasco, Cataluña, Valencia y Madrid); y al exterior (Europa y América).
La emigración fue una válvula de escape para el régimen; creó el Instituto de Emigración (1957), y aprobó la Ley
de Ordenación del Emigrante. Más de un millón y medio de españoles emigraron a Europa entre 1960 y 1973.

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El tránsito a una economía industrial y de servicios provocó: aumento de las clases medias, disminución de los
jornaleros agrarios y aumento de los obreros industriales y de servicios.
Irrumpió el consumismo (vivienda, automóviles, electrodomésticos), y nuevas aficiones para el ocio: deporte,
radio, televisión, etc. La sanidad mejoró con la Ley de Bases de la Seguridad Social (1963); la educación era un
objetivo prioritario, aumentó la escolarización, y en 1970 se promulgó la Ley General de Educación; mientras la
Iglesia se transformaba y el papel de la mujer varió y se incorporó al trabajo.

11.3 LA OPOSICIÓN A LA DICTADURA: PRINCIPALES GRUPOS Y EVOLUCIÓN EN EL TIEMPO. LA CRISIS DEL


FRANQUISMO DESDE 1973 A LA MUERTE DE FRANCO.
La oposición estuvo presente a lo largo de toda la dictadura, aunque esta fue aumentando a lo largo de los años.
Hasta 1957 la oposición política sufrió una dura represión. Las primeras manifestaciones de oposición al régimen
fue la monárquica, que reclamaba la restauración borbónica en don Juan de Borbón (Manifiesto de Lausana 1945);
los maquis; la Iglesia, que inició su crítica al régimen con la formación de asociaciones católicas al finalizar la II
Guerra Mundial (HOAC, JOC); huelgas y protestas universitarias; y reorganización del PCE y PSOE.
La oposición al régimen fue creciente desde 1959 como consecuencia de los cambios que experimentaba la
sociedad española, y los frentes de oposición se fueron ampliando:
- La oposición social, desde el mundo obrero, proliferando las huelgas laborales. Comisiones obreras (CCOO) fue
la asociación más activa en la etapa final del franquismo.
- La Universidad (FLP). Reivindicando las libertades democráticas, con asociaciones como FLP; y protestas de
gran magnitud como la de 1965, con catedráticos expulsados como Tierno Galván, García Calvo o López
Aranguren.
- La Iglesia. El Concilio Vaticano II comenzó una separación del régimen, y una actitud crítica liderada por el
cardenal Enrique Tarancón.
- La oposición política, desde el exilio (Congreso del Movimiento Europeo-Múnich 1962-“contubernio
comunista”), destacan el PCE y el PSOE que lideraron la Junta Democrática (1974) y la Plataforma de
Convergencia Democrática (1975) respectivamente; junto a partidos nacionalistas (PNV, ERC, CDC) y nuevos
como Izquierda Democrática.
- El Ejército (UMD) influido y alentado por Portugal y la Revolución de los claveles.
- El terrorismo de ETA, FRAP y GRAPO, que protagonizarían la etapa final del franquismo.
- La cultura de oposición y protesta, frente a la oficial. Con figuras como Ana Mª Matute o Molina Foix. La Ley de
Imprenta propició un auge de publicaciones de todas las disciplinas, con una mayor libertad de expresión.
La etapa final del franquismo, (1969-1975), se caracterizó por un deterioro del régimen paralelo al biológico que
experimentaba Franco (77 años y enfermo de Parkinson).
En julio de 1969, el príncipe Juan Carlos había sido proclamado sucesor en la jefatura del Estado a título de rey,
jurando lealtad a la Ley de Principios del Movimiento Nacional, y así mantener la dictadura a la muerte de Franco.
Desde 1969 el régimen agonizaba, y manifestaba un desgaste con el caso Matesa (1969). Caso de corrupción en
el que se vieron implicadas instituciones públicas, fue sacado a la luz por ministros independientes y falangistas,
llevó a la formación de un nuevo gabinete más tecnócrata (octubre 1969), con Carrero Blanco como
vicepresidente, y con dos objetivos: mantener la unidad de las fuerzas franquistas e impedir el crecimiento de la
oposición. A partir de aquí, se produjo un enfrentamiento entre inmovilistas (ultrafranquistas-Bunker) y
aperturistas (reformadores).
1973 marcó el inicio de una crisis imparable del franquismo. En julio, Franco renunció a sus funciones de jefe del
Gobierno a favor de Carrero Blanco. Gobierno “duro”, con Carlos Arias Navarro como ministro de Gobernación y
Torcuato Fernández Miranda como vicepresidente; tenía como objetivo sofocar las reformas y aplastar la
oposición.
El 20 de diciembre de 1973 Carrero Blanco muere víctima de un atentado de ETA. Duro golpe al régimen, ya que
aparte de Franco, Carrero era el único capaz de mantener la unión de las familias ideológicas del régimen, y
parecía peligrar la pervivencia del régimen a la muerte de Franco. El régimen no sufrió disturbios graves y salió
airoso gracias a la habilidad del presidente en funciones Fernández Miranda.
Carlos Arias Navarro fue nombrado jefe de Gobierno, representante de la línea dura, en su gobierno sólo había
tres militares y desaparecieron los miembros del Opus Dei. El nuevo gobierno inició su andadura con promesas
aperturistas (espíritu del 12 de febrero), pero las huelgas, protestas obreras y la creciente oposición, llevaron al
búnker del régimen a obligar a Arias Navarro a frenar sus promesas de apertura. En diciembre promulgó la Ley
de Asociaciones Políticas, con tantos impedimentos que solo se podían acoger las diferentes tendencias
franquistas.
Ante los síntomas de descomposición del régimen y escalada de atentados de FRAP y ETA el gobierno aprobó
una nueva Ley Antiterrorista (agosto 1975) que preveía la pena de muerte para delitos terroristas, como ocurriría
el 27 de septiembre de 1975 con la ejecución de dos activistas de ETA y tres del FRAP, provocando una crisis por
la retirada de embajadores.
En la política exterior el régimen tuvo que hacer frente a dificultades: en 1974 caen dos dictaduras, Portugal y
Grecia, solo España la mantiene; las protestas tras las sentencias de muerte de septiembre de 1975; en octubre
de 1975, Marruecos realiza la “marcha verde” sobre el Sáhara y Arias Navarro cedió la colonia a Marruecos y
Mauritania, olvidando el compromiso de referéndum adquirido con el pueblo saharaui.

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En noviembre de 1975 muere Franco, dando fin a una larga dictadura personal, dejando un país en el inicio de una
crisis económica y expectante ante la actuación del nuevo Jefe de Estado, Juan Carlos de Borbón.

BLOQUE 12. NORMALIZACIÓN DEMOCRÁTICA DE ESPAÑA E INTEGRACIÓN EN EUROPA (DESDE 1975).

12.1. LA TRANSICIÓN: ALTERNATIVAS POLÍTICAS TRAS LA MUERTE DE FRANCO. EL PAPEL DEL REY Y EL
GOBIERNO DE ADOLFO SUÁREZ. EL RESTABLECIMIENTO DE LA DEMOCRACIA: LAS ELECCIONES DE JUNIO DE
1977. LA CONSTITUCIÓN DE 1978. EL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS. EL TERRORISMO DURANTE LA
TRANSICIÓN.
La transición comenzó con la muerte de Franco el 20-noviembre-1975 y la proclamación de Juan Carlos I como
rey y Jefe de Estado (22 noviembre); finalizando en octubre-1982, con la victoria electoral del PSOE.
A la muerte del dictador se daban tres alternativas políticas: la continuidad del régimen franquista con alguna
modificación superficial, defendida por el bunker; la reforma política a partir de las leyes e instituciones del
franquismo, propuesta por los aperturistas y que sería la que se impusiera; y la ruptura democrática, acabando
con el régimen dictatorial de forma inmediata, vía defendida por la oposición democrática.
El papel del rey fue fundamental durante la transición, el 22 de noviembre asumió la jefatura del Estado, jurando
los Principios del Movimiento Nacional y las Leyes Fundamentales del régimen, pero dejando entrever en su
discurso de proclamación, su voluntad democrática.
Decidió mantener a Carlos Arias Navarro como presidente del Gobierno. Gobierno que formaba junto a ministros
representantes del franquismo inmovilista, militares, y reformistas como José Mª Areilza, Alfonso Osorio y Manuel
Fraga, con Torcuato Fernández Miranda como presidente de las Cortes y del Consejo del Reino.
El enfrentamiento entre reformistas y Arias Navarro, la agitación social, represión del gobierno (sucesos de Vitoria
marzo 1976) y la incapacidad de Arias Navarro para impulsar la reforma política; llevó a que éste presionado por
el rey dimitiera en julio-1976.
El rey nombró como presidente a Adolfo Suárez, tenía un perfil falangista, experiencia de Estado y actitud
reformista. Suárez inicia contactos con Felipe González, Santiago Carrillo y con CCOO; provocando la dimisión
del vicepresidente el ultraconservador general De Santiago, dando entrada al general Gutiérrez Mellado.
El 15-diciembre-1976, se da el paso definitivo hacia la democracia, se aprueba en referéndum la Ley de Reforma
Política, ideada por Fernández Miranda; establecía el bicameralismo y el sufragio universal.
El camino hacia la cita electoral (15 junio 1977) fue difícil. En 1977 hubo un recrudecimiento del terrorismo, tanto
de extrema derecha (matanza de los abogados laboralistas de Atocha), como de ETA y GRAPO (atentados y
secuestros a miembros de las Fuerzas Armadas y del aparato del Estado, como el secuestro del presidente del
Consejo de Estado).
A pesar del obstáculo terrorista en febrero se aprueba la ley sobre el derecho de asociación política. El 9 de abril
de 1977, Suárez legaliza el PCE por decreto ley, provocando la reacción negativa del ejército (dimisión ministro
Marina).
Las elecciones generales celebradas el 15 de junio de 1977, consiguieron el restablecimiento de la democracia.
Dieron el triunfo (en minoría) a la UCD de Adolfo Suárez, siendo la principal fuerza política de la oposición el PSOE.
Ante los resultados favorables de los nacionalistas, en septiembre de 1977 fue reinstaurada la Generalitat en
Cataluña, con Josep Tarradellas como presidente; y se aprueba un régimen preautonómico para el País Vasco,
que en contra de lo que esperaba el gobierno, no consiguió acabar con las actuaciones de ETA, que se
incrementaron como medida de fuerza al gobierno.
Entre septiembre de 1977 y octubre de 1978 el Gobierno creó trece preautonomías, produciendo cierto
descontento en sectores del ejército, creándose el Ministerio de Defensa para desactivar la extrema derecha
militar, que protagonizaría la “Operación Galaxia” intentona golpista en noviembre de 1978.
Las Cortes inician la elaboración de la nueva Constitución, en manos de una ponencia de siete miembros. Se
debatió en las Cortes de mayo a octubre, siendo aprobada en referéndum el 6 de diciembre de 1978, y
promulgada el 29.
Recoge los principios de: soberanía nacional, monarquía parlamentaria como forma de Estado, la unidad de
España compatible con la pluralidad nacional. Establece al rey como Jefe de Estado, teniendo el mando supremo
de las FF.AA. División de poderes: el legislativo en dos cámaras (Congreso y Senado) elegidas por sufragio
universal, el ejecutivo reside en el Gobierno, y el judicial corresponde a los juzgados y tribunales, coordinados
por el Tribunal Supremo y Tribunal Constitucional. Con una declaración de derechos y libertades muy avanzados,
y define un Estado no confesional. Distingue entre nacionalidades y regiones; con dos vías para crear
comunidades autónomas: vía rápida (art. 151) para las nacionalidades históricas (utilizado por Andalucía), y vía
lenta (art. 143).
Ya aprobada la Constitución de 1978, se disolvieron las Cortes y se convocaron nuevas elecciones (marzo 1979),
ganadas por la UCD, que volvió a gobernar en minoría.
En esta segunda legislatura se desarrolló el Estado de las Autonomías, creándose el Ministerio de Administración
Territorial. Entre 1979 y 1983 se crearon diecisiete comunidades autónomas. En octubre de 1979 se aprobaron
los Estatutos de Cataluña y Euskadi, éste último más complejo por la oposición del PNV a la Constitución y

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pretensiones independentistas de la izquierda nacional; Galicia en diciembre 1980, Andalucía en febrero de 1980
y octubre 1981; las otras trece celebraron sus primeras elecciones en mayo de 1983. Ceuta y Melilla se
conformaron en Ciudades Autónomas en 1995. Para gestionar y armonizar las mismas se promulgaron la LOFCA
(1980) y la LOAPA (1982).

12.2 LAS ETAPAS POLÍTICAS DE LA DEMOCRACIA. LOS GOBIERNOS DE LA UCD. EL GOLPE DE ESTADO DE 23
DE FEBRERO DE 1981. LA ALTERNANCIA POLÍTICA: GOBIERNOS SOCIALISTAS Y GOBIERNOS DEL PARTIDO
POPULAR.
Las primeras elecciones generales de la democracia (15-junio- 1977) dieron el triunfo, a la UCD de Adolfo Suárez.
Los gobiernos de la UCD (1977-1982), en minoría, afrontaron la nueva etapa democrática en un clima de crisis
económica, conflictividad social y violencia (terroristas, sectores del ejército, ultras de izquierda y de derecha).
En octubre de 1977 acometieron medidas de calado social y económico, como la Ley de Amnistía; y la firma de
los Pactos de la Moncloa, acuerdos entre Gobierno, empresariado, partidos y sindicatos; para reducir la inflación,
acometer la reforma fiscal, de la Seguridad Social y de la empresa pública.
Aprobada la Constitución de 1978 y con la victoria de UCD (marzo 1979), comenzó la segunda legislatura. Suárez
se enfrentaría a las divergencias en la UCD, la segunda crisis del petróleo, el terrorismo, y el acoso del PSOE.
Suárez dimitió (enero 1981), su sucesor Leopoldo Calvo Sotelo sufrió en su investidura la intentona golpista del
23F, dirigida por Tejero, Milans del Bosch, junto al general Armada; la falta de apoyos y la postura del rey
frustraron la operación. El Gobierno de Calvo Sotelo aprobó la Ley del Divorcio, relanzó el proceso autonómico y
se ingresó en la OTAN. La descomposición de la UCD, llevó a disolver las Cortes y convocar elecciones generales
en octubre 1982.
Los gobiernos del PSOE (1982-1996). Las elecciones del 28-octubre-1982, dieron el triunfo al PSOE por mayoría
absoluta. Ganarían cuatro elecciones consecutivas (1982, 1986, 1989 y 1993) con Felipe González como
presidente.

Con la mayoría parlamentaria acometió una política de modernización de España en distintos ámbitos:
- Social. Ampliando el Estado de bienestar (Ley General de Sanidad, pensiones “no contributivas”), implantando
un nuevo sistema educativo (LOGSE) que ampliaba hasta los 16 años la enseñanza obligatoria, mejoras laborales
(jornadas 40 horas semanales y vacaciones de 30 días), y reconocimiento de nuevos derechos (objeción de
conciencia y servicio social sustitutorio, y despenalización parcial del aborto).
- Económico. Aplicó una política de reajustes (1982-85) para atajar la crisis y preparar la entrada en la CEE.
Emprendió la reconversión industrial, la restructuración bancaria, el control salarial y reforma fiscal, pero no frenó
la subida del paro. El resultado le enfrentó a los trabajadores, acabando en la huelga general el 14-diciembre-
1988.
- Seguridad. Potenció la lucha contra el golpismo (Ejército quedó como cuerpo profesional) y el terrorismo de la
extrema derecha y sobre todo contra ETA. Para frenar el terrorismo etarra, combinó distintas medidas:
cooperación de Francia, políticas de reinserción ya iniciada por UCD, frente político contra el terrorismo (Pacto
de Madrid-1987, Pacto de Ajuria Enea-1988 tras el atentado al Hipercor de Barcelona-1987) y la negociación
directa (conversaciones de Argel 1989). Esta política se vio ensombrecida por la aparición del GAL.
- Política exterior. España firmó, el Tratado de Adhesión a la CEE (12-junio-1985). Se celebró el referéndum sobre
la permanencia de España en la OTAN. El 7 de febrero de 1992 se firmó el Tratado de Maastricht, nacía la UE,
estableciéndose un programa de convergencia económica que el PSOE no logró cumplir.
Los casos de corrupción; escándalos como el GAL, Juan Guerra o Luis Roldán, deterioraron la imagen del partido.
La victoria en minoría de 1993, le obligaría a pactar con los nacionalistas y al adelanto electoral en 1996.
Los gobiernos del PP (1996-2000). En las dos legislaturas (marzo-1996 en minoría y 1996 con mayoría absoluta)
José María Aznar estuvo al frente del Gobierno, su política destacó en los ámbitos:
- Económico. Inició una política económica neoliberal: disminuyó el gasto público, privatizaron empresas
(Telefónica, CAMPSA, Argentaria) para aumentar ingresos y reducir la deuda pública; y se intensificó la
concentración bancaria (BSCH, BBVA). Como consecuencia España cumplió las condiciones de Maastricht,
siendo uno de los once países fundadores de la Unión Económica y Monetaria Europea (zona euro).
- Política antiterrorista. ETA incrementó su actividad (secuestro Ortega Lara 1996, asesinato Miguel Ángel Blanco
1997). En 1998 se firmó el Pacto de Estella; ETA anunció una tregua, rota en noviembre 1999. En la segunda
legislatura aumentó la lucha antiterrorista, firmó con el PSOE un Acuerdo por las libertades y contra el terrorismo.
- Política exterior. España se integró en la estructura militar de la OTAN (1999). En la segunda legislatura la política
exterior estaría marcada por la invasión de Irak, en la que España aportaría tropas en la ocupación. Los atentados
del 11M por islamistas radicales a tres días de las elecciones de 2004 pusieron fin a los gobiernos de Aznar.
La victoria en minoría, inició la vuelta del PSOE con J. L. Rodríguez Zapatero (2004-2008). Su primera legislatura
se inició con la salida de las tropas de Irak, presentó ante la ONU la Alianza de las Civilizaciones, se revisó el
Estatuto de Cataluña y se promulgaron medidas de carácter social (Ley Contra la Violencia de Género, Ley de
Dependencia o la Ley de Matrimonio Homosexual). La segunda legislatura (2008-2011) también en minoría,
estaría marcada por la crisis financiera y mundial de 2008, con una política de austeridad y recorte público dirigida
desde la UE.

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El triunfo del PP en 2011 con Rajoy (2011-2015) al frente, aplicaría la política económica de la UE, mientras se
enfrentaba a la corrupción política y al independentismo catalán. Durante su mandato Juan Carlos I abdicaría en
su hijo, siendo proclamado rey con el nombre de Felipe VI.

12.3 LA INTEGRACIÓN DE ESPAÑA EN EUROPA. CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES. LA


MODERNIZACIÓN DE LAS INFRAESTRUCTURAS. EL PROGRAMA DE CONVERGENCIA Y LA CREACIÓN DEL EURO.
La Transición española también propició la proyección internacional de España. La entrada en la OTAN, en la CEE
y la liberalización de la economía, ayudaron a convertirla en uno de los Estados de referencia mundial.
La integración de España en las instituciones europeas era un objetivo compartido por prácticamente todas las
fuerzas políticas durante la Transición. Aunque hubo un aspecto conflictivo: el de la seguridad y defensa. Cuando
el Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo, planteó la integración de España en la OTAN, el PSOE se opuso por motivos
ideológicos; Leopoldo Calvo Sotelo llevó adelante la integración en 1982, ratificada en el referéndum de 1986.
La integración de España en la CEE fue un camino arduo. Tras la negativa a Franco en los 60 y el Acuerdo
Preferencial de 1970, a su muerte se abrió el proceso.
En 1977, el gobierno de Adolfo Suárez solicitó la apertura de negociaciones, con el bloqueó francés ante la
amenaza que podía suponer para sus intereses agrarios. Las negociaciones empezaron el 5-febrero-1979,
firmando el Tratado de Adhesión el 12-junio-1985, siendo el ingreso efectivo el 1 de enero de 9186 al tiempo que
Portugal.
España, desde su ingreso, se mostró favorable a los cambios introducidos en los sucesivos TRATADOS:
-Maastricht (1992). Refundó la Comunidad Europea con el nuevo nombre de Unión Europea. Incrementó la unión
económica y monetaria como antesala de una mayor integridad política. Los acuerdos de Maastricht fueron
ratificados casi unánimemente por el Parlamento español.
El acuerdo obligaba a un Plan de Convergencia económica que daría derecho a los Estados a formar parte de la
Unión Económica y Monetaria Europea:
- La tasa de inflación no podía superar en más de un punto y medio la media de los tres países de la Unión
con menos inflación.
- El límite de déficit público se situó en el 3% del PIB.
- Los tipos de interés no debían ser mayores a dos puntos por encima de cómo fueran en los tres países
con menores tipos. Además había que mantener un tipo de cambio estable.

Para España el logro del Plan de Convergencia parecía factible inicialmente, pero el escenario cambió con el fin
del boom económico de los 80 y la crisis en España como consecuencia de los acontecimientos de 1992. Pero la
crisis fue tan aguda como corta en el tiempo, los signos de crecimiento ya se observaban en 1994.
En 1999 España cumplió los objetivos del Plan de Convergencia, siendo uno de los once países fundadores de la
Unión Económica y Monetaria Europea (zona euro).
En el Consejo Europeo reunido en diciembre de 1995 en Madrid, había dado nombre definitivo a la nueva moneda
única europea: EURO. Moneda que entró en circulación el 1 de enero de 2002 en la eurozona.
Otros tratados europeos que han marcado la ampliación y la reforma de la Unión Europea:
- Ámsterdam (1997), había revisado los resultados de Maastricht avanzando en sus objetivos.
-Niza (2000), reformó el Tratado de Ámsterdam aceptando el concepto de Europa de dos velocidades y
aprobando reformas estructurales, que se estancaron con el auge de los países euroescépticos.
Según Maastricht, la unión económica sería el preámbulo de una mayor integridad política, elaborándose el
proyecto de Constitución Europea (2003) aceptado por España y paralizado por el rechazo de Francia y Holanda.
-Lisboa (2007), pretendió una visión reducida de la Constitución; ante el rechazo de Irlanda quedó en suspenso
a la espera de nuevas iniciativas.
La integración de España en Europa, acarreó importantes consecuencias:
• Económicas. El PIB se ha duplicado entre 1985 y 2013. Al tiempo se ha recortado la distancia entre los
demás miembros de la UE y España (ingresó con un 72% de la media y en 2014 tenía un 91%, tras haber
alcanzado en 2007 antes de la crisis el 103%). El comercio exterior ha multiplicado por 7 el valor de sus
importaciones. Destaca el desarrollo de la agricultura que se ha beneficiado de la PAC.
• Sociales. Beneficiándose de los Fondos de Cohesión (FEDER, FEOGA, IFOP, FSE), que actuando en
distintos sectores han ayudado al desarrollo y modernización de la sociedad española.Colaboración
frente al terrorismo, con la creación de un espacio europeo de seguridad y justicia. El ámbito científico
se ha visto respaldado por las ayudas a la investigación (Horizonte 2020).
• Modernización de las infraestructuras. Las inversiones de la UE en España han sido fundamentales para
el desarrollo del país. Han costeado infraestructuras viarias (carreteras y autopistas, red de ferrocarriles,
etc.), educativas, rurales, etc. Las inversiones de la UE fueron de más de 300.000 millones entre 1986 y
2013.

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