Las Carreras Del Suri
Las Carreras Del Suri
Las Carreras Del Suri
hecho una bala. Atolondrado como era, metió las patas entre la
hojarasca y pisó sin querer al sapo Zoilo, que estaba descansan-
do lo más tranquilo al lado de una piedra.
—¡Epa, amigo! ¿Qué le pasa? ¿No me ha visto? —se quejó
el sapo.
El suri miró hacia los costados, después hacia el suelo, y
cuando descubrió que esa vocecita provenía de Zoilo, le respon-
dió aguantándose la risa:
—¡Como si fuera gran cosa!
—Gran cosa o no, usted tiene que respetarme —refunfuñó
el sapo—, porque yo tengo aquí mi casa.
—¡Como si fuera gran cosa! —volvió a decir Tulio, mientras
pispeaba con sus ojos redondos como dos platos a ver si encon-
traba un buen sitio para comer yuyos.
Zoilo estaba indignado. Por ser chiquito y barrigón, los de-
más animales del monte no lo tenían en cuenta. Para colmo, el
suri ni siquiera vivía cerca, sino que venía por ahí cuando se le
terminaban los pastos de su querencia.2
• 49 •
Versiones de Cecilia Romana
• 50 •
Cuentos folclóricos de la Argentina
• 51 •
Versiones de Cecilia Romana
• 52 •
• 53 •
Versiones de Cecilia Romana
9 Tromba: columna de agua que se eleva desde el mar por acción del viento
huracanado.
10 Timar: engañar.
• 54 •
Cuentos folclóricos de la Argentina
El suri volvió a girar sobre sus patas largas y vio que la ga-
rrapata estaba ya en la meta, más fresquita que una lechuga.
¡Había llegado antes que él!
Entonces se acercó el sapo Zoilo para decirle:
—¿Vio que no hay que burlarse de los que son más chicos
que uno?
Y conversando con la garrapata, se perdieron en el monte.
A partir de ese día, el suri Tulio se fijó muy bien donde
pisaba cuando bajaba del cerro. Y no vayan a creer que le era
esquivo al saludo. Al contrario: cada vez que podía, se acercaba
a la piedra donde dormía Zoilo y preguntaba:
—¿Tuvo una buena noche, amigo? ¿Necesita que le traiga
algo del cerro? Pida, nomás, que será un gusto complacerlo…
• 55 •