Virginia Woolf y Una Habitacion Propia

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 22

“Primum vivere, deinde philosophari”1

Virginia Wolf y Una Habitación Propia.

Alazne Talotti García


alazne.talotti@gmail.com

Resumen.

Este trabajo consiste en la recensión crítica de Una habitación propia de Virginia Woolf ,
una obra de no ficción del siglo XX. En él se hace un recorrido por la vida de la autora y las
circunstancias históricas en que se escribe el texto, asimismo de la identificación de las ideas
principales del texto –con un resumen de la argumentación y contenido del mismo–. También se
conecta el libro con las tradiciones intelectuales y políticas de las que nace y polemiza, así como
una valoración crítica del texto –atendiendo tanto al estilo como a su relación con otras fuentes de
información sobre el tema–. Finalmente, se realiza una breve mención al impacto intelectual que
ha provocado el libro y un resumen de las principales aportaciones acerca de los diferentes
aspectos abordados en el trabajo.

1
“Primero vivir, después filosofar”.
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

ÍNDICE

1. Introducción. .......................................................................................................................... 2

2. Análisis.................................................................................................................................... 4

2.1. Sobre la condición femenina y la alineación de la mujer en la sociedad. .................. 7

2.2. La sexualidad: el valor que le dan los hombres a la castidad femenina y su efecto

sobre la educación de las mujeres............................................................................................ 9

2.3. La mujer en la historia................................................................................................. 10

2.4. La mujer y la escritura. ............................................................................................... 11

3. Comentario crítico. .............................................................................................................. 13

3.1. Desde el Pensamiento feminista. ................................................................................. 13

3.2. Desde la Historia........................................................................................................... 15

3.3. Notas acerca del impacto de la obra woolfiana. ........................................................ 15

3.4. Estilo: recursos literarios y narrativos. ...................................................................... 16

4. Conclusiones. ........................................................................................................................ 18

5. Bibliografía. .......................................................................................................................... 20

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

1. Introducción.

Virginia Woolf o Adeline Virginia Stephen (apellido de soltera) nace en Londres el 25 de


Enero de 1882. Su padre Leslie Stephen, un eminente literato –primer editor del Dictionary of
National Biography– y su madre, Julia Jackson –destacaba socialmente por sus conexiones
amistosas con artistas–, habían estado casados previamente y habían enviudado, en consecuencia,
el hogar tenía hijos de los anteriores matrimonios –más cuatro hijos que tuvo el matrimonio:
Vanessa, Thoby, Virginia y Adrian–. La joven Virginia fue educada por sus padres en su literario
y bien relacionado hogar del número 22 de Hyde Park Gate (Kensington), y aunque fue instruida
como la mayoría de las mujeres de su época –destinada únicamente al matrimonio y a la
maternidad– y no tuvo una educación formal, se nutrió de la surtida biblioteca paterna y de un
entorno lleno de las influencias de la sociedad literaria victoriana2. A los trece años (1895) Virginia
perdió a su madre y a partir de ese momento empezó a sufrir síntomas de la enfermedad mental
que la atormentó toda su vida –algo más tarde, en 1904, muere también de su padre, entre otros
miembros de la familia–. La muerte de su padre, condujo a Virginia a su primer intento de suicidio,
y tras esta “crisis nerviosa”, Virginia se mudó, junto con alguno de sus hermanos, al barrio de
Bloomsbury. El número 46 de Gordon Square se convirtió en centro de reunión de antiguos
compañeros universitarios de su hermano mayor –Thoby–, entre los que figuraban E. M. Forster,
J. M. Keynes, Bertrand Russell o Ludwig Wittgenstein, y era conocido como el grupo de
Bloomsbury3.
En 1912 Virginia se casa con Leonard Woolf –quién también formaba parte del grupo de
Bloomsbury– y 1917 fundaban conjuntamente la célebre editorial Hogarth Press, haciendo que
comiencen a publicarse las primeras obras de la escritora inglesa como Light and Day y Kew
Gardens, varios artículos y reseñas en la Times Literary Supplement, además del artículo «Modern
Novels» (1919), Mrs. Dalloway (1924), o To the Lighthouse (1927). En 1919 la prolífica
bibliografía de Woolf se amplía con un nuevo título denominado A Room of One’s Own (Una
Habitación Propia), donde Woolf hace hincapié sobre varios aspectos: la falta de una historia en
la que aparezcan las mujeres (como sujeto histórico); las malas condiciones para que las mujeres
puedan ser escritoras o investigadoras, ya que no tienen riqueza efectiva ni propiedades, así como
también carecen de un espacio físico y temporal donde puedan realizar esta actividad. Estos dos

2
Castro del Álamo, J., 2013, p. 2.
3
Santiago Méndez, A., 2004, p. 15.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

aspectos, según la tesis de Woolf, no son resultado de una debilidad del sexo femenino o de la falta
de talento natural en las mujeres, sino que se debe a la falta de educación y paridad instructiva con
respecto a los hombres4. Su producción literaria no cesa hasta 1941 –el artículo Professions for
Women, The Waves y The Pargiters: A Novel-Essay (1937) o Three Guineas (1938)–, a pesar de
que a lo largo de los años, la creciente dificultad para escribir provocado por la Segunda Guerra
Mundial y los largos periodos de depresión influyeron en su producción literaria. Tras uno de los
bombardeos a Londres durante la guerra, su casa fue destruida, por lo que se trasladó a Rodmell,
y el veintiocho de Marzo de 1941 Virginia se llena los bolsillos de piedras y sumerge en el río
Ouse5.
Sin embargo, para comprender los temas sobre los que versa la literatura de Virginia Woolf
hay que tener en cuenta el contexto histórico que recuerda y vive la autora. La Primera Guerra
Mundial (1914-1918) la radicalizó, plasmándolo en Una habitación propia: “la guerra endureció
las ideas de las mujeres sobre sus gobernantes masculinos […] ya que cuando se dispararon las
armas en agosto de 1914 fue un duro golpe, sobre todo para las mujeres, con ilusiones sobre
educación y demás”6. La guerra le parecía una ficción absurda, y absolutamente masculina, y
como consecuencia, junto con los miembros del grupo de Bloomsbury estuvo en la vanguardia del
movimiento pacifista, defendiendo a los objetores de conciencia, y recibiendo la hostilidad
nacional en contra, sobre todo hacia quienes eran objetores por razones políticas más que por
razones religiosas. También ése es el periodo de su estrecha amistad con Ethel Smyth, feminista
combativa, promotora del sufragio y defensora del derecho a amar a su propio sexo –el movimiento
surgido en el s. XIX estuvo constituido por mujeres de la alta burguesía y trabajadoras–7.
Finalizada la Guerra Mundial, y tras la aportación de la mujer al esfuerzo bélico, se reconoció su
derecho sufragista y su incorporación a la mayoría de empleos antes vetados al sector femenino.
Pero el feminismo de Virginia Woolf no era de tipo activista, su participación en la campaña
Votes for Women no fue sostenida: pasó unas cuantas semanas rotulando sobres en una oficina de
las sufragistas, y asistió a unas pocas reuniones masivas. Y a pesar de que en 1918 se otorga el
voto a las inglesas mayores de treinta años, el movimiento sufragista se debilitó cuando se atisbaba
el inicio de una Segunda Guerra Mundial (1939-1945). También hay que tener en cuenta el “ser

4
Castro del Álamo, J., 2013, p. 3.
5
Santiago Méndez, A., 2004, p. 17.
6
Woolf. V., 2008, p. 14.
7
Lamas, M., 2009, pp. 60-61.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

mujer artista” en el mundo de las vanguardias de principios del siglo XX, la lucha y la acción de
las mujeres durante el siglo XX en pos de mejorar su situación, su estatus como parte integrante
de la sociedad en todos los sentidos y a todos los niveles –ella estaba por ganarse la vida, escapar
a la doble moral, tener igualdad de oportunidades y de trato–. Pero la lucha contra el patriarcado
era algo que no sólo competía a las mujeres, sino también a los hombres, que se beneficiarían de
ello, y, ante el ominoso panorama bélico, Virginia Woolf proponía un proceso de reeducación y
nuevas leyes relativas a una cooperación social y económica que pudieran transformar la sociedad,
muy distinto de “llorar o unirse contra la guerra”8.
En variadas partes de Una habitación propia se hace referencia a las consecuencias de la
Gran Guerra, o se enuncia la influencia que esta actividad bélica tuvo en la sociedad. Virginia no
realiza grandes descripciones sobre el número de muertos o sobre las consecuencias económicas,
sino que destaca dos aspectos: por un lado el conflicto armado y la vindicación de los derechos de
la mujer; y por otro, las consecuencias sentimentales que ha tenido la guerra en la sociedad en su
conjunto. En cuanto al primer aspecto, la autora expone dos perspectivas: en primer lugar la
denominada, posteriormente, Primera Guerra Mundial es considerada como un obstáculo para la
vindicación de la mujer a la educación, pero esto no es obstáculo para que, en segundo lugar,
afirme que el conflicto bélico favoreció la salida de la mujer al espacio público, lo que se ha
denominado más tarde como la feminización de la sociedad. En cuanto a la segunda parte, hace
hincapié principalmente en que la guerra ha arrebatado la ilusión a la sociedad, algo que es
imperceptible a primera vista, pero que crea un sentimiento de incredulidad en el progreso y en la
cultura de la civilización europea9.

2. Análisis.

En 1928, Virginia Woolf escribe una conferencia sobre Mujeres y literatura, que imparte
dos veces en Cambridge (en Newnham College el 20 de octubre y en Girton el 26 de octubre), y
al año siguiente publica como Una habitación propia (1929). Después de su lectura, existen
multitud de puntos a destacar e ideas principales, los cuales se describen a continuación a través
de una clasificación temática de las mismas. Sin embargo, previamente se sitúa el libro en las
tradiciones intelectuales y políticas de las que nace. Así, la producción literaria de Virgina Woolf

8
Lamas, M., 2009, pp. 60 y 64.
9
Castro del Álamo, J., 2013, p. 6.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

se encaja dentro del “modernismo anglosajón”, es decir, la literatura vanguardista en lengua inglesa
que tuvo su apogeo más o menos entre los años 1900 y 1940. Desarrollada principalmente en
Europa, la corriente modernista se vio directamente influenciada por el experimentalismo y las
distintas vanguardias artísticas continentales –como el cubismo o el surrealismo–, y se distingue
por su afán de ruptura con la herencia victoriana.
En términos generales, se engloba por tanto bajo el término modernista a toda la producción
literaria de escritores estadounidenses y del Reino Unido de la primera mitad del siglo XX, y pese
a tratarse de un grupo heterogéneo, puede decirse que los escritores modernistas tienen en común,
por un lado, el rechazo de su herencia más inmediata y, por otro, la representación realista,
caracterizándose por la voluntad de jugar con las expectativas del lector, la tendencia a
"psicoanalizar" a sus personajes mediante el empleo de técnicas como el monólogo interior, o la
afición a mezclar el argot callejero con un lenguaje más elaborado, a veces salpicado de cultismos
y latinismos. Siendo Virginia Woolf una de las figuras claves de la narrativa modernista británica
y del grupo de Bloomsbury, el cual constituyó la primera vanguardia insular de ese siglo liquidando
la moral victoriana10.
El grupo era radical en su rechazo de los tabúes sexuales, hasta entonces no había habido
una aventura moral de esta especie, en la que las mujeres se hallaban en un plano absolutamente
igual al de los hombres –en este sentido, Bloomsbury fue feminista–. Así mismo fue más o menos
feminista en su acepción más amplia y usual; pero mientras que el feminismo decimonónico era
puritano y esperaba ver cómo se arqueaba la libertad masculina ante las guardianas naturales del
hogar, el feminismo de Bloomsbury era, por su parte, libertario y, al tiempo que desafiaba la ética
de una sociedad que veía en el hombre el fundamento del poder y la autoridad; desafiaba
igualmente el entero edificio moral sobre el que ese poder se basaba. Para los miembros del grupo,
la santidad del hogar no estaba justificada salvo en caso de mutuo afecto11. Además, esta
revolución no sólo traía cambios en su contenido sino también en su forma –la técnica novelística–,
el grupo experimentó con diferentes técnicas narrativas como la manipulación del tiempo y el
género del stream of conciuosness o fluir de la conciencia, a través del cultivo del monólogo
interior12. Sin embargo, Virginia Woolf a pesar de su pertenencia a este grupo intelectual, ser una

10
VV.AA., 2008, 76.
11
Bell, Q., 1976, p. 40.
12
Fuster García, F., 2006, p. 2.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

mujer, y ser considerada artista en la época de la autora, desde un punto de vista general, supone
un trato desigual o de relaciones complejas. Principalmente porque al ser mujer, no se puede
acceder a la formación burguesa y hegemónica; lo que conlleva usar una serie de estrategias y
técnicas para conseguir la visibilidad y el aprecio –o buenas críticas– del público.
En su ensayo La condición intelectual de la mujer, Virginia Woolf reproduce una polémica
que mantuvo con Affable Hawk –pseudónimo del escritor Desmond MacCarthy– quien cita un
pasaje de la obra de Arnold Bennet Our Women: Chapters on Sex-Discord, de la que había escrito
una reseña en octubre de 1920 –publicada en el New Statesman–. A pesar de que la respuesta de
Virginia fue inmediata iniciando la polémica, la verdadera respuesta vendría unos años después,
cuando en octubre de 1928 la escritora fue invitada a pronunciar dos conferencias en Cambridge,
una en la Sociedad Literaria de Newham y la segunda en la Odtaa de Girton. El tema que le
propusieron parecía claro y conciso: “Las mujeres y la novela”. Sin embargo, pronto se dio cuenta
Virginia de la dificultad de abordar el tema sin hacer un repaso previo a la situación de la mujer en
la sociedad inglesa y a la tradicional y aceptada subordinación del género femenino. A partir de las
dos conferencias elaboró Una habitación propia, que se publicaría por separado al año siguiente.
Desde el momento de su publicación, el ensayo suscitó un debate alrededor de la pregunta que se
formulaba la escritora: ¿qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas?, la respuesta de
Virginia Woolf era rotunda: independencia económica y personal, es decir, una habitación propia.
El tema que proponía no era ninguna novedad ya que desde el siglo XV, en que se inició la
contienda sobre la polémica de la inferior capacidad racional de las mujeres, no había dejado de
aumentar13.
Cuando se enfrenta al tema de “Las mujeres y la novela”, Virginia reflexiona y busca la
raíz del problema. Del porque no han existido más mujeres escritoras, pintoras o artistas. Esta raíz
la encuentra en la interrelación existente entre la sumisión económica y social que ha sufrido
tradicionalmente la mujer y la posibilidad de disfrutar de un tiempo libre y una intimidad
suficientes como para emprender la actividad intelectual que supone la creación artística: “Cuando
me pedisteis que hablara de las mujeres y la novela, me senté a orillas de un río y me puse a pensar
qué significarían esas palabras. Quizás implicaban sencillamente unas cuantas observaciones
sobre Fanny Burney; algunas más sobre Jane Austen; un tributo a las Brontë y un esbozo de la
rectoría de Haworth bajo la nieve; algunas agudezas, de ser posible, sobre Miss Mitford; una

13
Ibíd., p. 3.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

alusión respetuosa a George Eliot; una referencia a Mrs. Gaskell y esto habría bastado. Pero,
pensándolo mejor, estas palabras no me parecieron tan sencillas. El título las mujeres y la novela
quizá significaba, y quizás era éste el sentido que le dabais, las mujeres y su modo de ser; o las
mujeres y las novelas que escriben; o las mujeres y las fantasías que se han escrito sobre ellas; o
quizás estos tres sentidos estaban inextricablemente unidos... […] Cuanto podía ofreceros era una
opinión sobre un punto sin demasiada importancia: que una mujer debe tener dinero y una
habitación propia para poder escribir novelas; y esto, como veis, deja sin resolver el gran
problema de la verdadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza de la novela”14.

2.1. Sobre la condición femenina y la alineación de la mujer en la sociedad.

Las condiciones para que las mujeres puedan ser escritoras o investigadoras, no eran
viables ya que carecían de riqueza efectiva y propiedades, así como también de un espacio físico
y temporal donde puedan realizar esta actividad. Según Virginia Woolf, la mujer debería tener una
habitación propia con un cerrojo para concederle la suficiente autonomía y privacidad para poder
escribir. Sin embargo, esta independencia era imposible en una sociedad donde la mujer estaba
limitada a la maternidad y al cuidado de la casa15. En varios pasajes de su ensayo, Woolf trata el
tema de la división entre las esferas pública y privada, y de la condena a la vida doméstica que han
sufrido las mujeres a lo largo de la historia, a esa función reproductora y atenta al cuidado del
hogar y la familia. Al reivindicar que la estructura y distribución de todo espacio vital es ya un
condicionante que asigna a determinadas personas, determinadas ocupaciones y, por consiguiente,
distintas expectativas y posibilidades de ser en la vida. La posibilidad de apropiarse del espacio
privado e íntimo para una redistribución de su uso sería, en consecuencia, una acción de importante
calado político; una acción que reordena el valor y significado dado socialmente a estos espacios.
En este entramado relacional, la habitación propia demandada por la autora, siendo un espacio
privado, funcionaría también como un lugar donde “pensar” y construir lo público, en tanto espacio
de estudio y concentración16.
Por otro lado, no sólo la necesidad de contar con un espacio privado bastaba para poder
escribir, sino que también uno de los temas capitales es la necesidad de independencia económica
para la mujer. Esas “quinientas libras al año” que Woolf consideraba vitales para que cualquier

14
Woolf. V., 2008, p. 6.
15
Ortega Graciano, C., 2002, p. 4.
16
Zafra, R., 2011, pp. 118-119.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

mujer de su Inglaterra victoriana pudiera preservar su independencia y pensar en cosas más


elevadas que la pura supervivencia. Sin independencia económica, dice la autora, es imposible el
desarrollo de la capacidad intelectual y artística de la mujer. Aquella máxima del primum vivere,
deinde philosophare recobra, en las palabras de la autora, todo su sentido, cuando la protagonista
del relato de Una habitación propia afirma que de las dos noticias que recibió al mismo tiempo,
la aprobación de la ley que concedía el voto a las mujeres y la herencia de “quinientas libras al
año” por la muerte de su tía, el dinero le pareció lo más importante porque, además del sustento y
el vestir, le permitía el vivir sin tener que odiar a ningún hombre porque éste no podía herirla y sin
tener que halagar a ningún otro por miedo a lo que éste pudiese dejar de darle17. “Mi tía, Mary
Beton –dejadme que os lo cuente–, murió de una caída de caballo un día que salió a tomar el aire
en Bombay. La noticia de mi herencia me llegó una noche, más o menos al mismo tiempo que se
aprobaba una ley que les concedía el voto a las mujeres.[...] De las dos cosas –el voto y el dinero–,
el dinero, lo confieso, me pareció de mucho la más importante”18.
Por lo que, teniendo independencia espacial y económica, hace que las mujeres cobren
protagonismo para hablar por sí mismas como sujeto de enunciación, suponiendo un cambio de
episteme, un cambio de paradigma y un cambio de lógica –ya que tradicionalmente se consideraba
que el varón era el sujeto de la especie y experiencia humana, el que tenía la capacidad de nombrar
el mundo, de representar la realidad y de significar a la mujer– pudiendo escribir mujeres sobre
mujeres. Cuenta la autora, que para preparar la conferencia que en ese mismo momento estaba
exponiendo, consultó los fondos del British Museum para documentar su trabajo, quedando
“estupefacta, sorprendida y asombrada” ante el ingente número de volúmenes existentes sobre las
mujeres. Puesto que la “naturaleza femenina” fue objeto de estudio y examinada desde las más
diversas perspectivas masculinas, declarándose a sí mismo como el término neutro de la
humanidad y presentándose como el prototipo, la norma, el modelo natural y opuesto a la mujer.
La “naturaleza femenina” hay que escudriñarla, analizarla e investigarla, con el fin de conocer bien
esa extraña naturaleza y no intoxicarse y confundirse con ella19. Sin embargo, a esa independencia
económica se le uniría la educación, vital a la hora de comprender la condición intelectual de la
mujer a lo largo de la historia y las trabas que la dominación masculina y la sociedad patriarcal

17
Fuster García, F., 2010, pp. 213-214.
18
Woolf. V., 2008, p. 29.
19
Mayobre, P., 2002, p. 153.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

han puesto a la aceptación de una educación para las mujeres que les permitiera vivir su
independencia. Y, como en casi todo, la situación entre hombres y mujeres en la educación
tampoco era idéntica.

2.2. La sexualidad: el valor que le dan los hombres a la castidad femenina y su efecto
sobre la educación de las mujeres.

Otra vertiente esencial para Virginia Woolf en la formación de la mujer debe ser la
educación. La situación entre hombres y mujeres en la educación tampoco era idéntica, los
hombres podían estudiar hasta la universidad, pero las mujeres, o no les estaba permitido –hasta
que surgen los centros educativos para mujeres, creándose una educación para cada sexo y con
disciplinas exclusivas como el arte de los buenos modales o cómo gestionar una casa– o tenían
que acudir en compañía de otra mujer más mayor que ella para evitar cualquier tipo de conflicto –
como el relacionarse con los demás hombres-alumnos–20. Según Virginia Woolf, la diferencia
sexual viene dada por la educación, pero no pretende fomentar la dualidad hombre-mujer, sino
redefinir la feminidad, proclamando a la vez que una mente debe ser andrógina:

“Pero la visión de aquellas dos personas subiendo al taxi y la satisfacción que me


produjo también me hicieron preguntarme si la mente tiene dos sexos que corresponden a los dos
sexos del cuerpo y si necesitan también estar unidos para alcanzar la satisfacción y la felicidad
completas […] el estado de ser normal y confortable es aquel en que los dos viven juntos en
armonía, cooperando espiritualmente. Si se es hombre, la parte femenina del cerebro no deja de
obrar; y la mujer también tiene contacto con el hombre que hay en ella. Quizá Coleridge se
refería a esto cuando dijo que las grandes mentes son andróginas”21.

La cuestión de escribir novelas y del efecto del sexo sobre el novelista, es la dificultad a la
que la mujer debe enfrentarse por la inmensa influencia que los prejuicios tienen sobre los lectores.
Esto se puede transportar también al ámbito del derecho y la representación política (sufragio y
representación). Ante esta situación de desigualdad, Virginia reacciona de dos formas: en primer
lugar expone que la mente es capaz de superar estas dificultades: “Cierra con llave tus bibliotecas,
si quieres, pero no hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi

20
Ortega Graciano, C., 2002, p. 4.
21
Woolf. V., 2008, p. 71.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

mente”22 y en segundo lugar la necesidad que reaccionar activamente cambiando la situación. La


mujer tiene que dejar de ser considerada el sexo débil y ser tratada con las mismas oportunidades
que tiene un hombre, pero sin dejar la mujer de ser mujer, ya que eso significaría perder la
diversidad sexual que existe por naturaleza.

“Además, dentro de cien años, pensé llegando a la puerta de mi casa, las mujeres habrán
dejado de ser el sexo protegido. Lógicamente, tomarán parte en todas las actividades y esfuerzos
que antes les eran prohibidos. […] No se sabe lo que ocurrirá cuando el ser mujer ya no sea una
ocupación protegida, pensé abriendo la puerta”23.

2.3. La mujer en la historia.

Otro factor al que se refiere en esta obra es la inferioridad a la que se han visto relegadas
las mujeres a lo largo de la historia como sujeto histórico. La autora recalca que las mujeres han
sido un tema y recurso principal en las obras masculinas: “si la mujer no hubiera existido más que
en las obras escritas por los hombres, se la imaginaría uno como una persona importantísima”,
pero esa mujer de la literatura en la realidad la encerraban bajo llave, le pegaban y la
zarandeaban por la habitación”24; sin embargo resultaba “Reina en la poesía de punta a punta de
un libro y en la Historia casi no aparece”25. La historia estaba marcada por un silencio misógino
que se ha impuesto a las mujeres y el menosprecio que ha sufrido cualquier mujer que se saliera
del modelo tradicional establecido.

“Debe de haber existido un genio de alguna clase entre las mujeres, del mismo modo que
debe de haber existido en las clases obreras. De vez en cuando resplandece una Emily Brontë o
un Robert Burns y revela su existencia. Pero nunca dejó su huella en el papel. Sin embargo,
cuando leemos algo sobre una bruja zambullida en agua o una mujer poseída de los demonios
[...] nos hallamos, creo, sobre la pista de una novelista malograda, una poetisa reprimida,
alguna Jane Austen muda y desconocida, alguna Emily Brontë que se machacó los sesos en los
páramos [...] enloquecida por la tortura en que su don la hacía vivir.”26.

Además, esta dificultad a la hora de rastrear en la historia creaciones artísticas y méritos

22
Woolf. V., 2008, p. 55.
23
Ibíd., p. 31.
24
Ibíd., p. 33.
25
Ibíd., p. 34.
26
Ibíd., p. 31.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

intelectuales, la constata Virginia cuando trata de demostrar las virtudes del sexo femenino. El
sentimiento de la impotencia y la rabia brotan en ella cuando intenta justificar la existencia de
mujeres en la historia y comprueba que no quedan huellas ni indicios de la presencia femenina en
la historia. La castidad tenía entonces una importancia religiosa en la vida de una mujer y se ha
envuelto de tal modo de nervios e instintos que para liberarla y sacarla a la luz. Un residuo del
sentido de castidad es lo que dictó la anonimidad a las mujeres hasta fecha muy tardía del siglo
XIX. Dentro de ese lenguaje metafórico presente durante toda la obra, a través de la historia de la
hermana de Shakespeare –con el mismo talento que el dramaturgo inglés y que ante la
imposibilidad de manifestarse y realizarse acabaría volviéndose loca –, ilustra perfectamente la
complicada situación que vivían las mujeres dos siglos antes e incluso la necesidad de la propia
Virginia de abrirse paso en un mundo masculino y de hacer oír su voz en medio de un mundo
patriarcal y exclusivo27.
La gran mayoría, por no decir todos, de los hombres que han escrito sobre la mujer, la tratan
como objeto, no como sujeto y no se basan en hechos para sus argumentos. La mujer aparece como
una “condición”, y mayoritariamente solo se trata la opinión de “este literato o este otro personaje
intelectual”. Esto se une, además, a los comentarios personales del pseudo-historiador, que enuncia
sus preferencias sobre los resultados que los documentos históricos le dan. Esta historia para Woolf
no vale, puesto que hace falta generar una nueva historia de las mujeres, una historia que las
enmarque en la historia general, para que sea realmente “universal”, y en las que aparezcan como
sujeto forjador de la historia: “lo que se necesita […] es una masa de información. […] Todos
estos hechos deben de encontrarse en alguna parte, me imagino, en los registros de las parroquias
y en los libros de cuentas […] dispersa en algún sitio […], sugerir a las estudiantes de aquellos
colegios famosos que reescribieran la Historia, aunque confieso que, tal como está escrita, a
menudo me parece un poco rara, irreal, desequilibrada”28.

2.4. La mujer y la escritura.

Un último aspecto que voy a destacar es el bagaje que Woolf enuncia sobre las obras
literarias y el sujeto creador. La autora sostiene que una novela o escrito de ficción es
necesariamente de no-ficción, porque surge de la experiencia del escritor o escritora, la cual se

27
Fuster García, F., 2010, p. 7.
28
Woolf. V., 2008, pp. 34-35.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

desarrolla en el mundo real y que además, escribir una obra genial es casi una proeza de una
dificultad prodigiosa puesto que tiene que salir entera e intacta de la mente del escritor. Pero para
la mujer, estas dificultades eran infinitamente más terribles tanto materiales –como disponer de
una habitación propia– como las inmateriales –la hostilidad que despiertan–. Esos aspectos hace
que el estado mental de las mujeres no sea el propicio para escribir pues lo hacía que escondiera
en su obra sus rencores, odios, hostilidades y antipatías lo que suponía que no podía lograr dar
expresión completa y libre a su obra –y encontrar en el siglo XVI a una mujer en un estado mental
de libertad era evidentemente imposible–. Para validar sus argumentos, la autora se sirve de
mujeres que han debido de escribir bajo esos obstáculos y emociones impropias como el temor o
el odio, y las huellas que se advierten de éstas perturbaciones en sus poemas o novelas, como por
ejemplo Charlotte Brönte en Jane Eyre o Jane Austen en Orgullo o prejuicio.
Teniendo en cuenta que “las mujeres sensatas y modestas no podían escribir libros”, el que
una mujer con mucho talento para la pluma hubiera llegado a convencerse de que escribir un libro
era una ridiculez y hasta una señal de perturbación mental, permite medir la oposición que flotaba
en el aire a la idea de que una mujer escribiera. No fue, hasta finales del siglo XVIII, cuando la
mujer de clase media no empieza a dedicarse a la escritura. Colocando a Aphra Behn en el relato,
Virginia Woolf, probó que era posible ganar dinero escribiendo, mediante el sacrificio de algunas
cualidades agradables; y que llegado un momento el escribir dejó de ser señal de locura y
perturbación mental y adquirió una importancia práctica, porque la extrema actividad mental que
se produjo entre las mujeres a finales del siglo XVIII se basaba en el sólido hecho de que las
mujeres podían ganar dinero escribiendo. Y así, paulatinamente, la mujer va acostumbrándose a la
escritura, generalizándose en el siglo XIX en el que por primera vez se empezaban a hallar
multitud de obras escritas por mujeres –aunque la temática adolece de variedad y la mayoría de
las obras son novelas–.
Siguiendo la evolución cronológica, en el periodo de Entreguerras la escritura ya es tanto
masculina como femenina, y aunque la herencia de la novela como materia mayoritaria sigue
existiendo, la novela femenina ha cambiado porque se acompaña con las demás disciplinas que
ahora están abiertas al género femenino –filosofía, ciencia o medicina–. La escritura de la mujer
ha pasado de ser únicamente autobiográfica o privada –en forma de cartas como las de Lady
Winchilsea– para ser utilizada “como un arte”. Esto significa, que la mujer ha conseguido tener las
mismas condiciones de trabajo que Shakespeare –que había logrado dar expresión completa a su

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

obra libremente y sin obstáculos– ya nada la entorpece para crear una obra maestra: “Sin estas
predecesoras, ni Jane Austen, ni las Brontë, ni George Eliot hubieran podido escribir, del mismo
modo que Shakespeare no hubiera podido escribir sin Marlowe, ni Marlowe sin Chaucer, ni
Chaucer sin aquellos poetas olvidados que pavimentaron el camino y domaron el salvajismo
natural de la lengua. Porque las obras maestras no son realizaciones individuales y solitarias;
son el resultado de muchos años de pensamiento común, de modo que a través de la voz individual
habla la experiencia de la masa”29.

3. Comentario crítico.

La literatura secundaria e interpretaciones que ha generado Virginia Woolf en esta creación


literaria es tan amplia que supera con creces el volumen de este trabajo. Poner en relación el relato
con otras fuentes de información –dependiendo de esas interpretaciones, en este caso desde la
perspectiva feminista y de la historia– conlleva un impacto intelectual, y, además, más allá del
contenido teórico, Una habitación propia destaca sobre todo por el impacto de su lenguaje irónico
y afilado, así como por la riqueza de sus metáforas visuales.

3.1. Desde el Pensamiento feminista.

La apropiación de Una habitación propia por parte de la teoría feminista se ha producido


gracias a una lectura que ha querido ver en el texto woolfiano, los argumentos suficientes como
para identificarlo con la lucha y la acción de las mujeres durante el siglo XX en pos de mejorar su
situación, su estatus como parte integrante de la sociedad en todos los sentidos y a todos los
niveles30. En esta perspectiva se han realizado dos cuestiones fundamentales: la influencia de los
escritos de Virginia Woolf para con la teoría feminista, y por otro lado, el feminismo en la obra de
Virginia Woolf –tiene dos obras fundamentales para el pensamiento feminista, A Room of One’s
Own y Three Guineas–. Aunque es destacable que la mayoría de sus obras han sido estudiadas
desde esta perspectiva (sobre todo las cartas, los diarios y los ensayos), el feminismo denominado
de la Segunda Ola (1960 y 1970) es donde se empiezan a utilizar de forma más destacada los
escritos de Woolf junto al de otras escritoras como Beauvoir, Rich o Wollstonecraft31.
La admiración y devoción que los distintos feminismos han sentido siempre por la figura
y la obra de Virginia Woolf, unida al olvido intencionado que las grandes historias de la literatura

29
Ibíd., p. 48.
30
Fuster García, F., 2010, p. 212.
31
Castro del Álamo, J., 2013, p. 16.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

occidental han tenido para con la obra woolfiana, ha dado como resultado el que mucha gente se
haya formado una idea de Woolf como feminista avant la lettre, sin haber leído siquiera alguna de
sus obras. En este sentido, y a pesar del distanciamiento respecto al movimiento feminista
mostrado por la propia Woolf en varias ocasiones, la lectura hecha por el feminismo de sus obras
ha señalado que, tanto en Una habitación propia –como en Tres guineas–, encontramos ideas que
son un reflejo del dilema central que afecta al feminismo actual: el debate igualdad/ diferencia32.
Pero tampoco se puede decir que es un texto deliberadamente feminista y que su autora era
plenamente consciente de esto cuando lo escribió. Uno de los pasajes más reproducidos y
conocidos de Una habitación propia, quizá por las hipotéticas implicaciones autobiográficas que
algunos han querido ver en él y por la propia relación de Virginia Woolf con las mujeres y con el
lesbianismo, es el fragmento del texto en el que Woolf habla de la primera vez que encontró en la
literatura un ejemplo de relación puramente femenina dentro de una novela –“A Chloe le gustaba
Olivia”– siendo una disertación muy interesante sobre la forma de relacionarse históricamente de
las mujeres.
Lo más importante, desde mi punto de vista, de esta disertación, es la reflexión de la autora
sobre la forma en la que los escritores han descrito siempre las relaciones de las mujeres en sus
novelas. Para nuestra autora, la mujer siempre ha sido descrita desde el punto de vista de su
relación con el otro sexo, no con el suyo propio. Evidentemente, esto supone dar un paso más, si
antes ya hemos visto como se quejaban la autora y los feminismos (en este punto coinciden todos)
de la paradoja existente entre el magnífico trato dispensado por los hombres a las mujeres en sus
creaciones literarias y la indiferencia mostrada en la vida real, lo que plantea ahora la autora es
que las mujeres, y los personajes femeninos, no sólo han sido vistos por el otro sexo, sino desde el
punto de vista de la relación con el otro sexo –es decir, con los hombres–. Aunque esté hablando
de literatura y de cómo los escritores han reflejado su mundo, lo que se desprende de las palabras
de Virginia Woolf es la necesidad de empezar a ver a las mujeres también a través de su relación
con otras mujeres. No hablo sólo del reconocimiento (cosa indiscutible en nuestros tiempos, pero
no así en los tiempos en los que vivió la escritora) de la existencia de relaciones amorosas y
sexuales entre mujeres, sino de la necesidad de valorar más otro tipo de relaciones que se pueden
dar entre mujeres, al margen de la relaciones entre mujeres y hombres33.

32
Barret, M., 1993, p. 10.
33
Fuster García, F., 2010, pp. 222-223.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

3.2. Desde la Historia.

Desde la historia, A Room of One’s Own ha tenido una influencia fundamental, la mayoría
de sus exposiciones se han visto más tarde utilizadas en la historia, los estudios biográficos, la
historia de las mujeres o en los estudios de género, y su figura y libro han sido muy trabajados. Es
evidente que influyó para la elaboración de la historia de las mujeres de Anderson y Zinsser,
aunque sólo se encuentre citada dos veces en toda la obra. Mejor tratada está en la conocida historia
dirigida por Michelle Perrot y Georges Duby, donde se le cita desde el tercer volumen (dedicado
a la época moderna) hasta el quinto (dedicado al mundo después de la I Guerra Mundial). Su
importancia no es sólo personal, destaca principalmente por sus “aforismos” sobre la práctica de
la historia y la historiografía general y de las mujeres, siendo altavoz de éste último: se necesita
una nueva historia de las mujeres, una historia donde la mujer sea un sujeto que hace historia y
también se labra su propia historia, se necesita que la mujer pueda narrar la historia de las mujeres
y que no sea una figura inapreciable ni despreciable por su sexo34.
A través de una riqueza visual y evocadora, la escritora muestra que la historia está llena
de ejemplos que muestran el veto que han sufrido las mujeres, y como visión historiográfica, el
trabajo de Joan Scott, tiene en cuenta a Virginia Woolf como aporte para la teoría sobre la historia
de las mujeres. Scott señala que lo expone antes y mejor que el movimiento feminista de los años
70; además, para Scott, Virginia no se muestra con claridad entre las dos formas de hacer historia
de las mujeres (contributiva, añadir un capítulo sobre las mujeres y dejar el resto como esta;
renovadora, crear una historia nueva que entienda las relaciones de género y dé una visión
renovada y real de la experiencia vivida), ya que utiliza el término “suplemento”, pero con
sarcasmo. En definitiva, Scott interpreta a Virginia como teórica de una historia renovada, que
contemple a hombres y mujeres, no como teórica de la historia de las mujeres como añadido
posterior35.

3.3. Notas acerca del impacto de la obra woolfiana.

Recientemente, los estudios sobre Virginia Woolf se han centrado en temas feministas y
lésbicos en su obra, como en la colección de 1997 o ensayos críticos, Virginia Woolf: Lesbian
Readings, edición de Eileen Barrett y Patricia Cramer. Más controvertidamente, Louise A. De

34
Castro del Álamo, J., 2013, p. 17.
35
Scott, J., 1996, p. 70.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

Salvo interpreta la mayor parte de la vida y carrera de Woolf a través de la lente del abuso sexual
incestuoso que experimentó Woolf cuando joven en su libro de 1989 Virginia Woolf: The Impact
of Childhood Sexual Abuse on her Life and Work. La ficción de Woolf también se estudia por su
penetración en temas como neurosis de guerra, clase y la moderna sociedad británica. Una de las
formas de pensamiento que en las últimas décadas ha dirigido su atención hacia la obra de Virginia
Woolf es el pensamiento italiano de la diferencia sexual (Il pensiero della differenza sessuale),
introducido en nuestro país a través de la labor del grupo de mujeres que trabajan en torno a
DUODA (Centre de Recerca de Dones de la Universitat de Barcelona).
Si hubiera que fijar cronológicamente un posible origen de la relación entre el pensamiento
italiano de la diferencia sexual y la figura de Virginia Woolf, el inicio de este interés por la figura
woolfiana y su obra, se podría situar en el año 1982, año en el que la Librería delle Donne de Milán
y la Biblioteca delle Donne de Parma publicanse publica Le madri di tutte noi (“Las madres de
todas nosotras”), en donde trataron de establecer una genealogía femenina y encontramos una
selección de mujeres y textos en los que el pensamiento de la diferencia sexual quiso hacer especial
hincapié. Junto a nombres como Jane Austen, Gertrude Stein, Sylvia Plath o las hermanas Brontë,
uno de los nombres incluidos en este catálogo, fue el de Virginia Woolf, quien desde ese momento,
se consolidó como una de las autoras predilectas del pensamiento de la diferencia sexual y una
“maestra importantísima” por lo aportado en sus ensayos36.

3.4. Estilo: recursos literarios y narrativos.

Más allá del contenido teórico, Una habitación propia destaca sobre todo por el impacto
de su lenguaje irónico y afilado, así como por la riqueza de sus metáforas visuales. Además, cambió
la noción narrativa de linealidad cronológica y convirtió al tiempo en objeto de experimentación
técnica. Utilizó el flashback o analepsis para mantener la intriga, en tanto que introdujo el concepto
de estructura narrativa como una línea cronológica desde la que se van dando saltos hacia atrás, al
recuerdo, para volver de nuevo a la línea fundamental en la que se producen los principales
cambios escénicos. Una de éstas es sin duda, la imagen del espejo reflectante que utiliza Virginia
de forma magistral para denunciar el sentimiento de superioridad innata de los hombres y los
efectos devastadores que esto provoca para la mitad de la humanidad37. Desde siempre, las

36
Fuster García, F., 2010, p. 215.
37
Ibíd., p. 6.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

discusiones sobre metáfora han estado dominadas por la noción del espacio, y es que, como el
feminismo anglosajón de las décadas de los 80' y los 90' del siglo pasado expuso incansablemente,
las metáforas espaciales utilizadas por escritores, artistas, cineastas y analistas culturales a lo largo
de los siglos, han servido de elemento estructurador e ideológico, y no sólo de recurso ornamental.
A menudo, la casa se ha utilizado como configuración metafórica que exprese sentimientos de
confinamiento físico y mental, de infantilización de la mujer, de falta de libertad e independencia,
o de violencia doméstica (física o psicológica) ejercida contra la mujer a manos de su compañero.
Cuando, por el contrario, la imagen de la habitación empezó a asociarse con la independencia
económica de la mujer y con la realización de sus ambiciones artísticas, como en Una habitación
propia, el simbolismo del espacio doméstico adoptó un valor totalmente distinto, convirtiéndose
en metáfora de la autonomía, la libertad y la capacidad de elección38.
Su reconocida belleza literaria y su peculiar estilo narrativo, alejado del ensayo erudito
convencional. Como han coincidido en señalar muchos críticos, el ensayo de Woolf conjuga la
riqueza argumental con la frescura y el placer de una escritura entretenida y amena que es a la vez,
“elocuente y elegante, mordaz e ingeniosa, vehemente pero divertida”39. Como ha remarcado algún
crítico, y como todos los lectores de este ensayo hemos podido comprobar, la personal forma de
argumentar de la escritora, ese ir hilvanando una historia tras otra, una anécdota tras otra, es quizá
lo que más atrae de una lectura que atrapa al lector por su capacidad evocadora y por la potencia
de una metáforas visuales y textuales (la imagen de la mujer como espejo que refleja al hombre el
doble de grande que su tamaño normal, o la historia de la supuesta hermana de Shakespeare) que
restan en la memoria mucho tiempo después de su lectura. El razonamiento de este ensayo de
Virginia, su trama y su argumento, “avanzan a través de series de anécdotas y observaciones
aparentemente aleatorias”40. Sin embargo, es evidente que en Una habitación propia nada es
azaroso y todo tiene su fin y que detrás de cada una de estas anécdotas, de cada historia, yace una
idea concreta y el ataque de la autora contra un prejuicio. Woolf buscaba un nuevo método
estilístico, una narrativa cultural capaz de deconstruir la historia que había erigido a los hombres
en árbitros de los destinos de la humanidad. Su técnica del monólogo interior y estilo poético se
consideran entre las contribuciones más importantes a la novela moderna41.

38
Durán, I., García, R., y Neff Vand Aerstelaar, J., 2012, p. 1.
39
Barret, M., 1993, p. 19.
40
Snaith, A., 2007, p. 14.
41
Santiago Méndez, A., 2004, p. 16.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

4. Conclusiones.

Como decía la propia Woolf, las mujeres siempre han sido pobres –desde el principio de
los tiempos–, han disfrutado de menos libertad intelectual y no han tenido la oportunidad de
escribir, pintar, crear, e incluso, muchas de ellas no han tenido la oportunidad de ser mujeres.
Virginia destaca que para que las mujeres sean escritoras necesitan dos cosas: un espacio donde
utilizar la pluma (una habitación propia); y los suficientes recursos económicos para sobrevivir y
tener los materiales necesarios para dedicarse a la escritura (500 libras). En cuanto a la Gran
Guerra, Virginia destaca que todo sigue igual y eso, después del horror causado por esta actividad
belicosa, la sociedad sigue tan impertérrita como antes solo que ha perdido la musicalidad y la
ilusión. Por otro lado, respecto a la “unidad de la mente”, lo que resulta perjudicial para el proceso
mental de creación artística es el hecho de que, hombre o mujer, creen el arte a partir de su
condición sexual, teniendo siempre en mente que forman parte de un sexo que les limita. Por eso
insiste en que cada uno de los sexos no debe marginar ni arrinconar la parte del sexo opuesto que
forma parte de su mente; al contrario, debe recurrir a ella como algo que puede enriquecer su
capacidad creativa. De aquí a querer interpretar la apelación de Virginia Woolf a la androginia
como una invención para ocultar su feminidad o como una muestra de que en el fondo apostaba
por una política de igualdad y complementariedad entre los sexos, me parece que hay una distancia
considerable.
También, analiza el patriarcado desde el contexto educativo –donde han sido sólo los
hombres los que han disfrutado de la educación, impidiendo o limitando el acceso a las mujeres–,
y laboral –el trabajo, al igual que la educación, está impregnado por el espíritu patriarcal dominado
por sectores masculinos–, así como del discurso patriarcal –que Woolf anima a superar mediante
la subversión de sus valores. Una subversión que debe realizarse tanto en el ámbito privado como
en el político, configurando un discurso propio femenino donde introducir aquellos elementos que
en la sociedad patriarcal eran ignorados–. Otro factor al que se refiere en esta obra es la inferioridad
a la que se han visto relegadas las mujeres a lo largo de la historia: “Las mujeres han vivido todos
estos siglos como esposas, con el poder mágico y delicioso de reflejar la figura del hombre, el
doble de su tamaño natural”42. Esta inferioridad es en la que los hombres y el discurso patriarcal
se han crecido, y, desde la perspectiva de la escritura de mujeres, de la tradición literaria femenina,

42
Woolf. V., 2008, p. 28.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

presenta un panorama muy desolador: ausencia de firmas femeninas, no porque no hayan existido
sino porque han permanecido invisibles porque “la publicidad en las mujeres es detestable”43. La
retórica feminista que se encuentra en el ensayo se refiere a una concepción del mundo desde la
perspectiva modernista de una mujer que ha intentado destacar el papel que han tenido las mujeres
en la historia y en la literatura.
Sin embargo, Una habitación propia muestra una facetas más radical, ya que preconiza un
estado de cosas diferente, un cambio social que se manifiesta a través de la técnica argumentativa
de la disociación de nociones y un uso más pronunciado del pronombre personal I –pronombre
personal “yo” en español–, sin embargo, el feminismo en la obra de Woolf no es exacerbado ni
polémico puesto que se inclina más hacia una sensibilidad femenina que trata de recuperar voces
y palabras de ambos sexos, de todas las épocas y de una fama notoria o de gente desconocida. Otro
punto destacable es la promoción intelectual del grupo de Bloomsbury, el cual con sus debates y
publicaciones representó una crítica importante, tal vez la única, frente a la doctrina clásica
victoriana del imperio británico, sobre todo para el arte y la literatura, donde la mujer tenía un
papel tan importante como el hombre. Finalmente, la aportación de Virginia Woolf a las Letras y
Ciencias Sociales a través de la obra Una habitación propia son innegables, por su peculiar estilo
narrativo alejado del ensayo erudito convencional y una reconocida belleza literaria. Con un
marcado estilo personal, el ensayo destaca por su lenguaje irónico y afilado, así como por la riqueza
de sus metáforas visuales, además de cambiar la noción narrativa de linealidad cronológica y
convirtió al tiempo en objeto de experimentación técnica. Pero además ha generado una amplia
literatura secundaria e interpretaciones alrededor de su obra, así como la notable influencia en el
pensamiento feminista y lésbico, en los estudios de género, de diferencia sexual o en la historia,
sumado a la posibilidad de la penetración en temas tan dispares como la neurosis de guerra, clase
y la moderna sociedad británica.

43
Ibíd., p. 38.

1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

5. Bibliografía.

Barret, M., (1993), “Introduction”, en Virginia Woolf, A Room of One’s Own and Three Guineas,
Londres, Penguin Books.
Bell, Q., (1976). El grupo de Bloomsbury. Madrid: Taurus.
Castro del Álamo, J., (2013). “Lectura de Virginia Woolf: Una habitación propia”. pp: 1-21.
(Enlace:http://www.lrmcidii.org/wp-
content/uploads/2013/07/Jos%C3%A9_Castro_Virginia_Woolf-
Una_Habitaci%C3%B3n_propia_L-RM_nuevo.pdf, Consulta: 31/03/2014).
Durán, I., García, R., y Neff Vand Aerstelaar, J., (2012). “Presentación” en “Dossier: Espacios
generizados”, Investigaciones Feministas, vol. 3, pp. 1-6.
Fuster García, F., (2006). “Cerrando la puerta”. Sobre la vigencia de Una habitación propia y el
feminismo woolfiano”. A Parte Rei revista de filosofía, 48, pp. 1-8. (Enlace:
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/fuster48.pdf, Consulta: 31/03/2014).
Fuster García, F., (2010). “Feminismo y teoría política en Virginia Woolf: lectura de “Una
habitación propia” desde el pensamiento de la diferencia sexual”. Lectora: reviste de dones i
textualitat, 16, pp. 211-227. (Enlace: http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3824420.pdf,
Consulta: 31/03/2014)
Lamas, M., (2009). “Actualidad de Virginia Woolf”, Revista de la Universidad de México, 59, pp:
59-82. Enlace: http://www.revistadelauniversidad.unam.mx/ojs_rum/index.php/rum/article/
download/1404/247. (Consulta: 31/03/2014)
Mayobre, P., (2002). “Repasando la feminidad”. Igualmente diferentes: Congreso Nacional de
Educación en Igualdade, Santiago de Compostela (España): Ed. Xunta de Galicia, pp.153-176.
Ortega Graciano, C., (2002). “Miradas de Género: de Woolf a Haraway”. UOC Estudis Literaris,
(Enlace: http://www.hermeneia.net/treballs_pdf/e1/carme_ortega/cortega_treb.pdf, Consulta:
31/03/2014).
Sánchez Cuervo, M.E., (2007). “Elementos del Ensayo en Virginia Woolf”. Boletín Millares Carlo,
26, pp. 261-278. (Enlace: http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2592829.pdf)
Santiago Méndez, A., (2004). “Virginia Woolf: el miedo a la locura”. Dolor, 3(3), pp. 15-17.
(Enlace: http://www.intramed.net/sitios/mexico/dolor/DOLOR3VOLIII3.pdf.) Consulta:
31/03/2014)
Scott, J., (1996). “Historia de las mujeres” en Burke, P., (Ed.), Formas de hacer historia. Madrid:
1
Virginia Woolf y Una Habitación Propia – Alazne Talotti García

Alianza.
Snaith, A., (2007), “Introduction”. Palgrave Advances in Virginia Woolf Studies, Nueva York:
Palgrave Macmillan.
VV.AA., (2008). Historia del Mundo Contemporáneo. Madrid: Bruño.
Woolf, V., (2008). Una habitación propia. Barcelona: Seix Barral.
Zafra, R., (2011). “Un cuarto propio conectado: feminismo y creación desde la esfera público-
privada online”. Asparkia: investigación feminista (Ejemplar dedicado a: Ciberfeminisme:
gènere i xarxa des de la pràctica feminista), 2, pp. 115-130. (Enlace:
http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3824420.pdf). (Consulta: 31/03/2014)

Bibliografía complementaria.

Anderson, B., y Zinsser, J., (1988). “Virginia Woolf” en A history of their own. Women in
Europe from Prehistory to the present. EEUU: Penguin.
López García, D., (1993). La crítica literaria del grupo de Bloomsbury. Madrid: Universidad
Complutense de Madrid.
Marcus, L., (2000). “Woolf’s feminism and feminism’s Woolf” en Roe, S., y Sellers S., (Eds.) The
Cambridge companion to Virginia Woolf. UK: Cambridge. pp. 209-225.

También podría gustarte