El Libro Blanco - Edición GFU - Venezuela 2011 PDF

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Título original: El Libro Blanco

Cuarta Edición Noviembre 2011

ISBN 978-980-7143-16-5
Depósito Legal: If83820111003689

© Copyright por la
Gran Fraternidad Universal
(Fundación Dr. Serge Raynaud de la Ferrière)

Queda prohibida la reproducción total o parcial


de esta Obra, por cualquier medio —mecánico,
electrónico y/u otro— y su distribución sin la de-
bida autorización escrita de la Gran Fraternidad
Universal, Fundación Dr. Serge Raynaud de la
Ferrière.
La fidelidad de los textos del Dr. Serge Raynaud
de la Ferrière está garantizada por la presencia del
logo de Ediciones de la Gran Fraternidad Univer-
sal, abajo indicado

Impreso en Venezuela / Printed in Venezuela


INDICE

I. La Nueva Era......................................5
II. Citas del Maestro Kut-Humi............15
III. Declaraciones del Maha-Chohan.....19
IV. Eliphas Levy....................................27
V. Apolonio de Tiana...........................35
VI. Cuando.............................................39
VII. Mahatma Gandhi.............................41
VIII. Anotaciones de un Sincero
Buscador de la Luz..........................43
IX. Pensamientos...................................65
X. La Gran Obra..................................87
I
LA NUEVA ERA

Estamos en una Nueva Era y asistimos a los


albores de la completa transformación del
mundo, principiando por nosotros mismos, a
fin de obtener una nueva humanidad en donde
la armonía y la paz reinen por completo, para
poder alcanzar el objetivo de nuestra existen-
cia sobre la Tierra y el de la Tierra misma.
La Era de Aquarius nos brinda esa oportuni-
dad, después de largas y penosas experien-
cias que hemos sufrido a través del fatigoso
camino que hasta hoy hemos seguido. Basta
ya de divisiones y pugnas de las diferentes
sectas políticas y religiosas que se disputan la
supremacía, impidiendo así la comprensión,
el entendimiento y, finalmente la Fraternidad
entre toda la familia humana. Gracias a la
entrada en la Edad del “Aguador” (signo del
Acuario), su fusión es ya un acontecimiento
inevitable que obedece a la renovación del
pensamiento universal, circulando en el fondo

5
de todas las conciencias. Esta es la Misión
que actúa como vehículo público de la Au-
gusta GRAN FRATERNIDAD UNIVERSAL,
institución milenaria, tan antigua como lo es
el mundo, pero que actúa públicamente en las
épocas positivas, permaneciendo oculta du-
rante las negativas.

En todos los países son muchos los seres hu-


manos que sienten ser ciudadanos del mundo.
Invitamos a realizar esta verdad. Eliminemos
por completo las barreras que se oponen a la
unificación, como son los prejuicios de razas,
de credos, de pueblos, etc. Enviados Espe-
ciales, Altos dignatarios, Instructores, hasta
los más modestos misioneros de la GRAN
FRATERNIDAD UNIVELSAL, todos servi-
dores impersonales, viajan por el mundo tra-
bajando intensamente por el acercamiento y
la iluminación de los seres humanos, llevando
el mensaje de la “Síntesis Universal y Cósmi-
ca” que, a través del Arte, la Ciencia, la Filo-
sofía y la Técnica, nos aproxima a descifrar el
enigma de la existencia, ennobleciendo nues-
tros corazones, iluminando nuestras mentes,
elevando nuestras conciencias y dignificando

6
nuestras conductas para distribuir más equi-
tativamente la substancia abundante de la
vida y de la tierra.

A través de los años, en diferentes épocas y


países, aparecían Mensajeros que recordaban
al mundo la “Gran Lección de Moral Eterna”;
surgían movimientos que tenían la función de
conservar, con la ayuda de algunos símbolos,
la semilla ancestral de la Tradición Iniciática.
Pero con el tiempo se fue perdiendo la com-
prensión del significado, al mismo tiempo
que se destruía el contacto con la fuente origi-
nal, produciéndose casi siempre la deforma-
ción de la verdad, dando como resultado este
caos que presenciamos y a cuyo fin asistimos.
Por tal razón, al comienzo de la Época Acua-
riana, el Organismo Director de los destinos
espirituales del planeta, la Aghartha, entra en
plena actividad, organizando la vanguardia
de la Nueva Era, la “Comunidad Acuariana o
Sangha”, cuya población aumenta con aque-
llos que emanando de las filas de la GRAN
FRATERNIDAD UNIVERSAL, después de
prepararse en su interior, van por el mundo
con su mensaje de Paz, llevando en su vida el

7
el ejemplo del nuevo hombre que ya se gesta
en el seno de la humanidad, estimulando a
quienes encuentran a su paso a realizar en
sí mismos el símbolo que ellos van vivien-
do. La Aghartha ha reconocido ya la pre-
sencia sobre la tierra del Enviado Especial,
del Instructor Mundial; el Avatar, como le
llaman los hindúes, el Gran Educador o Di-
dacta Universal, quien viene como Divina
Emanación; el Maitreya, según los budis-
tas; en fin el Supremo Regente, el Maestre.

Con el advenimiento de los Maestros de


Sabiduría Tradicional asistimos, también,
a la reapertura de la Escuelas Iniciáticas
que por dos mil años estuvieron cerradas
para el mundo. A estos Colegios de Ini-
ciación Real (no simbólica) pueden entrar
todos los seres humanos sin distinción de
edad, sexo, raza, credo, etc.; solamente se
necesita quererlo. Todos los que quieran
hallar un verdadero alivio a los tormentos
de su alma y tengan una gran sed de saber.

Es necesaria una nueva orientación para


la Ciencia, despojándola de una especie

8
de fanatismo que limita la profundidad de
su visión, dando lugar a obscuridades que
impiden el paso a la luz y a concepciones
filosóficas. El Arte, perdido en un caos de
ideas, debe recuperar el sentido que lleva en
su esencia, dar el mensaje que penetre a lo
más profundo del Ser para identificarse con
el universo. Las Religiones, ramas despren-
didas de la Única Religión, tiene que volver
al tronco, reconociendo su unidad esencial,
estudiándose unas y otras para ver que en el
fondo las diferencias aparentes no eran sino
el ropaje externo con el que cada uno cobija-
ba el mismo contenido.

La enseñanza debe dejar de ser un mero


aprendizaje de diversas materias para ganar
dinero, dejando lugar a una verdadera edu-
cación, donde la conciencia plena tenga su
desenvolvimiento; no una simple memoriza-
ción teórica, sino una comprensión cabal del
universo, donde el hombre se vea claramente
en el lugar en que se encuentra; no una vaga
percepción ilusoria de la vida, sino la realiza-
ción completa de sí mismo.

9
La GRAN FRATERNIDAD UNIVERSAL,
cumpliendo plenamente con todos los preceptos
legales, está jurídicamente registrada en va-
rios países de los cinco continentes. Al ser re-
conocida su constructiva labor realizadora de
los más nobles ideales humanos, fue inscrita
en el Registro de la UNESCO, en su Sección
III, C. 3, en Paris, el 15 de septiembre de
1954.

Los Ashrams, centros de superación física


y espiritual, donde los humanos aprenden a
vivir en armonía con las leyes naturales, son
una de las tareas y realizaciones logradas.
Pero aún faltan muchos más. Mientras mayor
sea el número de Ashrams que se funden en
cada país, más crecerá el núcleo de los que
trabajan por la armonía y la verdadera paz del
mundo y más posibilidades habrán de enviar
misioneros que enrumben a la humanidad por
el sendero de la verdadera espiritualidad.

Colonias Naturistas, Santuarios Universales,


etc., todos los medios que la Ley Suprema ha
dado a los humanos son puestos en práctica

10
por la Gran Fraternidad Universal para lograr
que lleguemos a realizar plenamente nuestro
papel de existir sobre la tierra.

Muchos servicios sociales son efectuados y


necesitan aumentarse. Todo lo que contri-
buya a hacer sentir a las víctimas de nuestro
absurdo e injusto estado social que aún hay
amor en la tierra y que existen prójimos que
lo reconocen como hermanos. Esforzarse
hasta el ínfimo impulso de energía por lograr
el aumento de este reconocimiento en todos y
cada uno de los habitantes de la tierra, es la
Misión del vehículo público de la Gran Fra-
ternidad Universal. Hasta que todos estemos
entrelazados en una “Cadena universal de
Paz y Comprensión”, no descansará ninguno
de los servidores presentes y todos los que en
el transcurso se sumen, hasta la consumación
de los fines anhelados.

Altruistas, filántropos, libres pensadores,


idealistas, benefactores, artistas, científicos,
filósofos, creyentes y no creyentes, educado-
res, maestros, constructores libres; todos los
que anhelan y trabajan por un mundo mejor,

11
esperamos su colaboración, tal es: que uni-
fiquemos nuestros esfuerzos, coordinándolos
con el Centro, con el Eje Directriz Milenario
del Destino Espiritual del Planeta, la Augusta
GRAN FRATERNIDAD UNIVERSAL.

Amado lector: esperando que la lectura de


este libro, que es una recopilación de temas
de diversos Maestros y autores hecha por
nuestra noble Institución, llegue hasta lo más
profundo de tu corazón, como un grito lejano
que desde la eternidad del tiempo y lo infinito
del espacio llega a ti, ahora, precisamente en
este instante, porque así tenía que ser. Pien-
sa, medita ¿serás un elegido? Si después de
terminar de leerlo te deja una inquietud, si
sientes una inconformidad con el mundo tal
como lo ves, si piensas que es necesario un
cambio de cosas, incluyendo tu propia vida,
escribe inmediatamente, sin pérdida de tiem-
po a estas direcciones de donde recibirás in-
mediatamente una respuesta satisfactoria.

12
GRAN FRATERNIDAD UNIVERSAL
Fundación Dr. Serge Raynaud de la Ferrière

Consejo Supremo
Apartado Postal 3987
Caracas, 1010-A,
Distrito Federal - Venezuela
Email: granfraternidaduniversal.org
Teléfonos: 0058-212-8600280 / 8630906

Ashram No. 1, El Limón


Apartado Postal 4665
Maracay, 2101-A
Estado Aragua - Venezuela
Teléfono: 0058-243-2831839

13
II
CITAS DEL MAESTRO KUT-HUMI

“Se conoce el trabajo del Avatar por su per-


manencia, porque crea una ERA NUEVA,
suscita un Renacimiento Espiritual y resuel-
ve los problemas humanos más imperativos”.

Hay que concentrar la atención sobre palabras


tales como: CRISTO, BUDA, CONSCIEN-
CIA CÓSMICA y ESENCIA UNIVERSAL,
establecer paralelos entre las significaciones
espirituales muy por encima de todas las
caprichosas y frágiles conveniencias históri-
cas, de todas las trampas teológicas e inter-
pretaciones metapsíquicas, fantasías místicas
e intereses sectarios y dar un sentido unifor-
me a estos vocablos.

Los Budas, los Cristos, los Tirthankaras1 , los


Legisladores, los Guías Cósmicos aparecen
de cuando en cuando; pero la Aghartha per-
manece.
1. Los que preparan el sendero.

15
Cada uno y todos vienen y obran a través
de la Gran Fraternidad Blanca Universal y
su Consejo Director: la Aghartha. Hasta los
Avatares trabajan por este vehículo para las
Fuerzas Superiores del Universo. Y poco nos
importa saber cómo llamamos el Dhamma o
Iniciación Espiritual, esotéricamente hablan-
do. Exotéricamente, apenas si se ha oído ha-
blar de tales valores espirituales trascenden-
tales. No puede existir más que una Diksha
bajo todas las latitudes geográficas, porque
es una síntesis de las dinámicas espiritua-
les, dependiendo solamente de los paralelos
morales o grado de la consciencia despierta,
exclusivamente. Esto no debería seducir en
modo alguno a los sustentadores y promoto-
res ortodoxias en pleno florecimiento y no
conviene tampoco a los Maestros cerrados
dentro de ellos mismos o a los llamados Di-
rectores del mundo, porque mientras ellos se
atribuyen ideales de orden y de justicia, de
paz y de amor, obran de una manera diaria-
mente opuesta a los objetivos que enorgulle-
cen a esos espantosos demonios y dictadores
totalitarios.

16
Una seria apreciación de los aspectos más
profundos de la Filosofía Búdica nos reve-
la, además, que el transcurso del perfeccio-
namiento de un individuo no es un asunto
simple. Echemos una ojeada inquisidora so-
bre las Paramitas (virtudes o perfecciones)
y las Sangyojanas (trabas o limitaciones) y
veremos cuán profundamente nuestro siste-
ma moral está arraigado en el mecanismo de
Fuerzas Vitales.

PARAMITAS
Don de limosnas. Rectitud.
Rechazo de las ilusiones y pasiones.
Sagacidad.
Esfuerzos nobles. Indulgencia.
Sinceridad y lealtad.
Resolución, caridad y serenidad.

SANGYOJANAS
Ilusión de sí mismo por metafísicas e hipo-
cresías.
Dudas y miedo. Dependencias de ritos y
fantasías.
Sensualismo, odio, materialismo.
Deseo de vida paradisiaca y metafísica
apasionada.
Orgullo, Rigidez y Egocentrismo.
Ignorancia.

17
18
III
DECLARACIONES DEL
MAHA-CHOHAN

El pueblo debe ser libre de escoger hasta la


clase de miseria, de suicidio o de ignorancia
que prefiere y si su debilidad manda o provee
a una especie de indignidad, de insolencia o
de violencia y de agresividad ¡este derecho
kármico debe serle aún garantizado!... Sin
embargo, debemos tener también la pruden-
cia y el poder para protegernos de toda ame-
naza contra nuestra salud, nuestra seguridad,
nuestra felicidad o nuestra Iluminación.

No disputemos con los demás bajo el pretexto


de que no piensan como nosotros. Cada uno
es libre de vivir como quisiera mientras no
invada el mismo derecho a los demás. Se re-
comienda muy especialmente este concepto
a los críticos que quisieran dividir el mundo
en sectores raciales y geográficos a los cuales
adjudican diferentes creencias religiosas so-
bre la base de derechos tradicionales.

19
¿Querrían también triturar la conciencia hu-
mana como trituran los átomos para hacer
artificialmente explosiones catastróficas con
el sólo propósito de satisfacer su pasión de
autoridad, de destrucción y su complejo de
superioridad?

Las sectas y los grupos pueden obstinarse en


sus propias divergencias de hegemonía. Esto
no nos preocupa en absoluto; además, no es-
tamos por lo uno ni por lo otro en particular,
ni por sus planes absurdos. Que conste, una
vez más, que permanecemos al margen de
sus “enjuagues”.

Uno de los puntos principales que conviene


aclarar es que la AGHARTHA toma ahora
parte activa en los asuntos humanos como
nunca lo hizo hasta el presente, por temor
a que los hombres se complazcan en otros
accesos fratricidas y se vean privados de su
derecho de vivir más sobre esta tierra. Esto
es la razón de las nuevas Enseñanzas Es-
pirituales que van a ser dadas por los Jefes
Iluminados de la GRAN FRATERNIDAD
UNIVERSAL.

20
Meditad en Karuna y preparaos a actuar de
acuerdo con el AVATAR de la Nueva Era y
poned a un lado los problemas que enturbian
y las ilusiones que engañan. Concentraos en
el pensamiento de entrar en la Nueva Era y
participad en los esfuerzos que marcan el
BUDDHA-GAMA2 de este gran aconteci-
miento de la Historia.

El Supremo Consejo de los Iluminadores del


mundo, cuerpo de Boddhisattvas y de los
gloriosos AVALOKITESHVARA y SAN-
TO VEHÍCULO del AVATAR MAITRE-
YA, servido por los DEVAS y JINAS y los
moradores Celestes, asistidos por todos los
ARHATS, los Ungidos y los Instructores
desinteresados, entran ahora en acción por la
primera vez desde milenios, bajo la dirección
y la protección de MAITREYENA MAN-
DALA.

Pueden los hermanos más avanzados de la


SANGHA desarrollar la consciencia nece-
saria para llegar a ser servidores del Mundo,
según el MODELO supremamente BUENO
2. Advenimiento de Buddha.

21
y GENEROSO de la Dinámica Espiritual de
la NUEVA ERA, para beneficio del mundo
y para responder a las necesidades de la hu-
manidad.

El trágico balance de la segunda guerra mun-


dial en este siglo cristiano tan jactado de
adelanto social, de progreso científico y de
absolutismos políticos es, según las estadísti-
cas oficiales: 14 millones 50 mil muertos, 11
millones de soldados inválidos, 9 millones de
civiles asesinados y 10 millones de desplaza-
dos por la guerra. Por lo menos tres países
han perdido su independencia y otros 8 han
sido convertidos en satélites, esferas, de po-
deres más grandes. La economía del mundo
entero se encuentra arruinada y la moral de-
rribada. El costo de este acceso de barbarie,
de estúpida tragedia de la civilización mate-
rialista llega a decenas de miles de millones
de dólares, suma que hubiera bastado para
asegurar el bienestar de la humanidad, tanto
en lo educativo como económicamente; pero
las guerras y los totalitarismos materialistas y
religiosos lo han hecho imposible.
Hoy día, bastante tiempo ha pasado desde el
final de las hostilidades y sin embargo, no

22
quedan menos de 20 millones de hombres
bajo las armas, lo que cuesta más de diez mil
millones de dólares anualmente y que según
parece es una necesidad absoluta para calmar
la conciencia de las naciones soberanas mo-
dernas. ¡Una de las potencias gastó en años
anteriores cerca de 14 mil millones de dóla-
res para mejorar su armamento! Y otra con-
fesaba en 19473 un gasto de 12 mil millones.
Estos enormes costos de la independencia y
del orgullo nacional deberían de tener mejor
aplicación a condición de que los pueblos
fueran más propensos a respetarse mutua-
mente y a obrar conforme a los ideales reli-
giosos o sociales de que se jactan.

¡Sufren posiblemente de demasiada civiliza-


ción!

Aún no saben lo bello y sano que es ser Ciu-


dadanos del Universo, libres, honrados, de
corazón puro y de noble espíritu.

¿Es, pues, de extrañar que busquemos valores


más eternos e invoquemos los Poderes Cós-
micos para que nos asistan? Las gentes afuera
3. El texto original fué escrito en 1948.

23
de la SANGHA pagan un terrible tributo de
vidas, de destrucciones nocivas y fuerzas eco-
nómicas para asegurar su orgullo y sus prejui-
cios y para tener el derecho de llamarse: sobe-
rano, absoluto, libre y salvado, mientras que,
en realidad, ahondan sus desgarradores pro-
blemas y aceleran su propia ruina. Sufren las
consecuencias de su propio criterio erróneo,
de sus mentiras, y su única esperanza de éxito
reposa sobre nuevas guerras, luchas civiles y
odio internacional. ¿Son éstos los beneficios
de la civilización occidental?

Existen cinco clases de conciencia a las cua-


les debemos y podemos llegar. De hecho
constituyen una sola categoría de conciencia
pero difieren en intensidad o capacidad.

RUPA, es la forma o conciencia de impresión.

VEDANA, es nuestro sentimiento o conciencia


de sensación.

SAMJÑA, es nuestra capacidad de ideación o


conciencia de diferenciación.

SAMAKARCH, es nuestra síntesis voliti-


va y capacidad mental o conciencia que nos

24
permite disponer del coeficiente mental y de
la intuición por deducción abstracta y apre-
ciación no analítica.

VIJÑANA, la conciencia activa y concepto


potencial, lo supramental. Está distintamente
indicado en el canon PALI que es el SKAN-
DHA o resultante de una parte del Karma
que continúa existiendo después de la muer-
te y que entra en el seno de la madre para el
nuevo renacimiento (MATU KUCCHIM NA
OKKAMISSATHA, etc.) y es éste el deno-
minador común de la personalidad que está
resumido en la forma o capacidad de poten-
cialidad, formando el mecanismo creador de
las gentes y la transmisión de los hechos bio-
lógicos, de la misma manera que las cuali-
dades condicionan la formación de KARMA
y, en consecuencia, el proceso completo del
sostén y de la prolongación de la vida.

Estas cinco clases de conciencia reunidas for-


man nuestro Ser y las evoluciones de nues-
tra vida están determinadas y condicionadas
por ellas, las controlemos o no. El mérito de
DHAMMA es precisamente el trabajar sobre

25
las posibilidades de los SKANDAS que se
encuentran en toda condición de vida.

Lo que es triste en la vida, es que la mayor


parte de las gentes ignoran todo de ella y de
cómo es concebida y desarrollada. Debemos
saber primeramente que la realidad es toda
ella: TATTVAS, toda ella principio de vida.
Estos TATTVAS se combinan al compás de
las GUNAS (Sattva, Rajas, Tamas) y apare-
cen entonces como DHARMAS o funciones,
de las que conocemos, de primera mano, 58
tipos diferentes de términos psicológicos:
4 SMRTY-UPASTHANANANI, 4 SAM-
YAK-PRAHANANI, 4 RHDHI-PADAH,
5 UNDRIYANA, 5 BALANI, 7 BODHY-
ANGANI, Noble Sendero Óctuple del ARRI-
YA; 10 PARAMITAS (perfecciones a alcan-
zar por el desarrollo personal); 10 BHUMIS
(estados progresivos de conciencia espiritual)
que conducen a la obtención de la condición
espiritual del Pratyaksha-Buddha o Cristo,
que es el estado más elevado de Yoga, sobre
los planos terrestres. A esta misma categoría
pertenecen FURU-NANAK, ABRAHAM,
QUETZALCOATL, RAMA, KRISHNA y
MAHOMA, entre muchos otros.

26
IV
ELIPHAS LEVY

Para afirmar sin pasión que Dios


existe o que no existe, hay que partir
de una definición razonable o irrazo-
nable de Dios. Ahora bien, esta de-
finición para ser razonable debe ser
hipotética, analógica y negativa del
finito conocido.
Se puede negar un dios cualquiera,
pero al Dios Absoluto no se niega,
como tampoco se prueba: se le supo-
ne razonablemente y se cree en Él.
Eliphas Levy

Es de este Gran Maestro del Ocultismo, cuyo


verdadero nombre es Abad Alphonso Louis
Constant, que citamos algunas líneas de su
Libro “La Clave de los Grandes Misterios”,
página 27.

La Ley es una prueba del valor. Amar la vida


más que temer las amenazas de la muerte, es
merecer la vida.

27
Los ELEGIDOS son los que osan: ¡Ay de los
tímidos!

Como los esclavos de la Ley que se convier-


ten en tiranos de las conciencias, en los ser-
vidores del temor, en los avaros de esperanza
y en los fariseos de todas las sinagogas y de
todas las iglesias; así son los castigados y los
maldecidos por el Padre.

El Cristo, ¿no ha sido excomulgado y crucifi-


cado por la sinagoga?

Savonarola, ¿no ha sido quemado por orden


de un soberano pontífice de la religión cris-
tiana?

Los fariseos, ¿no son hoy los que eran en


tiempos de Caifás?; si alguien les habla en
nombre de la inteligencia y del amor, ¿le es-
cuchan?

Es rompiendo el yugo insoportable del fa-


riseísmo mosaico que Jesús ha convidado a
todos los hombres a la Fraternidad del Hijo
Único de Dios.

28
Cuando caigan los últimos ídolos, cuando se
rompan las últimas cadenas materiales de las
conciencias, cuando los últimos matadores
de profetas y cuando los últimos amordaza-
dores del VERBO, sean confundidos, vendrá
el reino del Espíritu Santo.

Padre nuestro que estás en los Cielos


Santificado sea Tu Nombre,
Venga Tu Reino
Hágase Tu Voluntad en la Tierra como en el
Cielo.
Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria por
todos los Siglos.
Porque Tú eres la Realeza, la Regla y la
Fuerza en acción en los Aeones (ciclos ge-
neradores).

Porque Tú eres:
La Realeza: Principio del Padre.
La Regla: Principio del Hijo.
La Fuerza: Principio del Espíritu Santo en:

29
Principios creadores del Cielo,
del hombre y de la tierra
(3 mundos).
Los Aeones
Manifestaciones de la
Voluntad Divina
(Aelohim)

I.- ADAPTACIÓN AL IDEAL.


(Imagen del Padre en el mundo moral)

Ideal realizador que estás en mi Cielo interior,


Que tu nombre nos sea manifestado por la
abnegación;
Que tu influencia evolutiva sea realizada;
Que tu dominio se extienda en mi cuerpo
como se ha extendido en mi corazón.
Manifiéstame cada día tu presencia verdadera.
Y presérvame de los engaños de la materia
perversa

Porque Tú eres:
La Realeza. En la eternidad de mi intuición.
El Equilibrio.
Y la Fuerza.

30
II.- ADAPTACIÓN A LA VERDAD.
(Imagen del Padre en el mundo Intelectual)

Verdad Viviente que estás en mi espíritu


inmortal,
Que tu nombre sea afirmado por el Trabajo;
Que Tu manifestación sea revelada;
Que Tu Ley llegue a la materia, como ha
llegado al espíritu.
Danos cada día la Idea creadora;
Perdona mi ignorancia, como perdono la de
los ignorantes, mis hermanos;
Presérvame de la Negación estéril y líbrame
de la duda mortal.

Porque Tú eres:
El Principio.
El Equilibrio. En la Unidad de mi Razón.
Y la Regla.

31
III.- ADAPTACIÓN AL SUFRIMIENTO.
(Principio paternal de Redención en el
mundo material)

¡Oh! Sufrimiento bienhechor que estás en la


raíz de mi encarnación.
Que tu nombre sea santificado por el valor en
las pruebas;
Que tu influencia sea comprendida.
Que tu fuego purificador queme mi cuerpo
como ha quemado mi alma.
Ven cada día a evolucionar mi naturaleza
indolente.
Ven a destruir mi pereza y mi orgullo,
Como destruyes la pereza y el orgullo de los
pecadores, mis hermanos.
Líbrame de las cobardías que podrían incitarme
a apartarme.
Porque sólo tú puedes preservarme del mal
que he creado;

Porque eres:
El Purificador. En el Cielo de mis existencias.
El Equilibrante.
Y el Redentor.

32
IV.- ADAPTACIÓN CABALÍSTICA.

¡Oh Iod Creador que estás en Ain-Soph!
Que Kether, Tu Verbo, sea santificado.
Que Tiphereth, Esplendor de tu Reino, emane
sus rayos.
Que IEVE, tu Ley cíclica, reine en Malkhut,
como reina en Kether.
Da cada día a Neschamah la Iluminación de
una de las 50 puertas de Binah.
Opón la misericordia infinita de Hezed a las
cortezas que he creado en mi Imaginación
cuando, negando uno de los 32 Caminos de
Hochmah, emanó el rigor de Rouah hacia mis
hermanos.
Preserva a Neschamah de las atracciones de
Nephesh y líbranos de Nahash.

Porque eres:
Resch, el Principio (EL) YOD En
Tiphereth, el Esplendor los
Creador MEM Aelohim
Iesod, la Matriz

33
34
V
APOLONIO DE TIANA

No poseer nada propiamente y poseerlo


todo. La tierra entera es mía, me ha
sido dada para viajar.
Apolonio de Tiana

Si alguien se dice discípulo mío, que no fre-


cuente los lugares públicos, que no mate nin-
gún ser viviente, que no coma carne, que se
libere de la malignidad, del odio, de la calum-
nia, del resentimiento y que tenga su nombre
inscrito entre los de aquéllos que han obteni-
do la liberación.

La Ley nos obliga a morir por la libertad…


y la naturaleza nos ordena morir por nues-
tros amigos, nuestros padres y nuestros hijos.
Todos los hombres están sometidos a estos
deberes; pero un deber más grande se impone
al Sabio y es que debe morir por sus ideas y
que la Verdad debe serle preferida a la vida:
Esta es únicamente la verdadera Liberación.

35
Por lo que respecta a la Ciencia Divina, los
discípulos estaban obligados antiguamente
a la regla del silencio, porque oían en ellos
mismos cosas divinas indecibles, sobre las
cuales les hubiera sido difícil de guardar si-
lencio, si no hubiesen anteriormente aprendi-
do que era justamente este silencio el que les
habla así interiormente.

No poseo atractivo para los sentidos; mi copa


está hasta el borde, llena de costosos esfuer-
zos. Si alguien quiere mi vida, debe renun-
ciar a no comer nada de lo que tuvo vida y a
perder hasta el recuerdo del vino a fin de no
manchar la copa de la sabiduría, la cual no
apaga la sed sino de las almas puras. Nada
de lo que venga de los animales le calentará:
llana o pieles. Mis discípulos duermen donde
pueden, como pueden y si los veo vencidos
por las delicias del amor, tengo trampas pre-
paradas donde la justicia que sigue los pasos
de la Sabiduría les precipitará. En fin, soy
tan severo para los que me siguen que hasta
amarro sus lenguas. Soportando estas cosas,
mis discípulos adquieren un sentido innato de
la justicia y de la verdad y ninguna suerte les

36
parece más envidiable que la suya: aterrori-
zan a los tiranos en vez de ser sus esclavos;
los dioses los bendicen más por sus pequeñas
ofrendas que a los que derraman ante ellos la
sangre de los toros. Si son puros, le enseño
la manera de conocer el porvenir y lleno sus
ojos de tanta claridad, que pueden conocer
los dioses, los héroes y hasta esos seres invi-
sibles que toman a veces formas humanas…

37
38
VI
CUANDO

Cuando ames todo sin pasión


Y sepas reírte con aquél que ríe
Y llorar con los que lloran,
Cuando sepas compartir las penas
De todos los que sufren,
Y darle a las vicisitudes de la vida
Su justo y verdadero valor,
Cuando te sientas poderoso y fuerte
En el palacio del rico y potentado,
Y pequeño y humilde
En la choza del pobre,
Cuando ames con igual intensidad
Al negro, al amarillo, al rojo y al blanco,
Y te abraces con ellos
Y con todos los seres.
Cuando te encuentres risueño y feliz
En cualquier rincón del mundo,
Por más alejado
Que éste se encontrare.
Cuando puedas sentirte

39
Junto a todos los seres
Y en todos los lugares
Como en tu propia casa,
Podrás decir entonces:
¡Yo soy la Unidad,
Yo soy parte del Todo
Y el Todo está en mí!
¡Yo soy, ahora: un HOMBRE!

40
VII
MAHATMA GANDHI

Creo en los Vedas, en los Uphanishads,


en los Puranas y en todo lo que está
comprendido bajo el nombre de Escri-
turas Santas y, en consecuencia, creo en
los Avatares y en los renacimientos.
Mahatmma Gandhi
Su Credo público del 6 de Octubre 1921

“No creo en la divinidad exclusiva de los


Vedas. Creo en la Biblia, el Corán y el Zend
Avesta; son tan Divinamente inspirados
como los Vedas. El Hinduismo no es una
religión exclusivista, hay lugar en él para la
adoración de todos los profetas del mundo.
Dice a cada uno que adore a su Dios según
su propia Fe o Dharma y así vive en paz con
todas las religiones. Todas las religiones son
ritos diversos que convergen hacia el mismo
fin (Hind SWARAJ). Todas las religiones
están fundadas sobre las mismas leyes mo-
rales”.
41
Gandhi, interrogado un día por un reverendo
inglés acerca de cuáles habían sido los libros
de los que había recibido más fuerte influen-
cia, respondió: “Primeramente de El Nuevo
Testamento”.

Su religión ética concluye con una cita de


Cristo: “Buscad el Reino de Dios y su Jus-
ticia y el resto os será dado por añadidura”:

Uno de los hechos más importantes para un


INICIADO como Gandhi, es el de reconocer
las ESCUELAS INICIÁTICAS. En efecto,
este Maestro nombrado por el mundo profano
con su título de grado Iniciático, no vacilaba
en declarar públicamente: “Creo en el VAR-
NASHRAMA DHARMA” (VARNA: Casta,
ASHRAMA: lugar de disciplina; DHARMA:
Ley, razón esencial para la existencia huma-
na, todo lo cual equivale a Colegio Iniciáti-
co).

No olvidemos que el mundo entero y las más


grandes personalidades oficiales le otorgaban
su título de MAHATMA, grado de Centro
Esotérico que significa ALMA GRANDE.

42
VIII
ANOTACIONES DE UN
SINCERO BUSCADOR DE LA LUZ

Roger Simeteys, cautivo por la injusticia de


los hombres, escribía en 1947 para rendir ho-
menaje al Maestre, Quien tenía que manifes-
tarse:
Hacen falta allá Maestros, Conductores,
Guías, Pastores; no Jefes, sino Realizadores;
hacen falta inteligencias que hayan abrevado
en las fuentes de la Antigua Sabiduría con-
servada en los Centros Iniciáticos.
Hacen falta corazones que amen a su prójimo
más que a ellos mismos.

MEDITACIONES

El sufrimiento es debido al apego, a la ilusión


que se concede a este mundo de apariencias.
La felicidad se encuentra más allá de las mise-
rias de este mundo: “El mundo me ha odiado

43
antes de odiaros”… entonces, ninguna amar-
gura. Los hombres tienen poder en relación
al apego de las cosas de la tierra, pero son
importantes ante la serenidad interior. El
Espíritu-Luz no puede de ningún modo de-
jarse devorar por las tinieblas.

“Dios es el Dios de los Vivos”.

Que muera lo que es mortal; “Dad al César lo


que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
¡Perezca este cuerpo mortal y todos sus va-
nos apegos a las cosas perecederas y transito-
rias!... ¡Perezcan las ilusiones que nos hacen
tomar en serio el mundo de los espejismos!
¡Perezcan nuestros deseos insensatos y per-
petuamente cambiantes!... ¡Perezcan nues-
tra sed de vivir en la carne en este mundo de
dolor! Decepciones continuas mientas nos
apoyamos sobre el mundo exterior; nuevos
desgarros mientras nos dejemos caer en la
trampa de este cine cuando afecta imágenes
seductoras.

Bendito sea el dolor que nos despierta de este


sueño. Benditas sean las pruebas que nos

44
arrojan de este mundo de sueños. Bendita
sea la pesadilla que nos despierta a la verda-
dera vida eterna: la del Espíritu. Mi cuerpo
se subleva bajo el yugo, se encabrita, resopla,
pero no importa; quiera o no quiera debe so-
meterse; es demasiado ignorante y demasia-
do provisional para pretender ser escuchado;
que muera antes que consiga desbocarse y
arriesgue la preciosa existencia del jinete (el
espíritu). Que se destruya el vehículo antes
de poner la Vida Inteligente en peligro. No
cabe pensar en sacrificar lo Eterno a lo tran-
sitorio.

La dieta aligera el Espíritu; el cuerpo se afina


y se hace receptivo a las radiaciones sutiles;
se deja conducir dócilmente, vuelve a ponerse
en su verdadero puesto, vuelve a su verdadero
papel de fiel y obediente servidor del Alma.
Todas sus fuerzas se consagran únicamente
al progreso del que le habita y le anima. No
se atreve más a manifestar su ciega e instin-
tiva voluntad de animal impulsivo, sensual e
inestable; tiene conciencia de su indignidad y
se siente lleno de humillación ante la nobleza
del Espíritu que descendió hasta su mezquina

45
pequeñez. Librado de la “ilusión de la iden-
tificación”, el jinete vuelve a encontrar la ale-
gría de la libertad, de la independencia de la
fuerza libre llena de Conciencia; entonces los
mequetrefes y los “perrillos” que ladran a su
paso no le hacen volver más la cabeza, ni los
otros caballos le interesan más. A veces los
otros jinetes pasan sin que él los mire. Nin-
gún orgullo, ninguna afectación, su mirada
está fascinada por el esplendor tan profundo
del azul que le domina. Sondea tan profun-
damente que ni siquiera siente su nerviosa
cabalgadura, afinada por la ruda disciplina a
que la ha sometido.

¿Qué importan una madre, una esposa, unos


amigos, una Patria, una vivienda, una seguri-
dad material cualquiera?... ¿La salud misma
no se encuentra barrida como una hoja cuan-
do llega su hora? ¿Por qué dar importancia a
todas las comedias de este mundo? Confianza
en el Todo y la hoja, la partícula, el átomo y
el electrón mismo, no podrán ser perturbados
en la Esencia Eterna.

El mundo decrépito se derrumba. El que se

46
apega a la materia se reduce a polvo con
ella. Una civilización de hierro viejo, de di-
nero, de finanzas, de intereses personales,
de ambiciones egoístas, de dominación, de
violencia; no es más que un teatro, una ca-
ricatura, un desorden disolvente. Cuando la
astucia y la intriga triunfan sobre la Virtud,
la Conciencia y la Generosidad, entonces
el espíritu hastiado abandona el cuerpo a su
decadencia y vuelve al limo informe y fecun-
do para nuevas experiencias.

¿Una civilización de error se enloda, se atolla


y se apaga? ¡Qué importa! La Luz Eterna del
Espíritu no se encuentra por eso disminuida
ni siquiera atenuada. Ella es TODO, el Abso-
luto, el Iluminado. Ella anima por un tiempo
al vegetal, al animal, al hombre, y los Seres
crecen en experiencia y pierden sucesivamen-
te las formas habiendo cumplido su ciclo de
crecimiento y de disminución. La Primavera
y el Otoño, el flujo y el reflujo, la noche y
el día, la luna creciente y menguante. Grano
enterrado y resucitado, hojas secas y brotes
nacientes, inundaciones y volcanes. La ser-
piente ve su piel agrietada soltarse y se siente

47
renovada como el árbol en su nueva corteza.
Después de haberse recluido en su capullo, la
oruga inválida se ha metamorfoseado en una
espléndida mariposa ebria de Sol.

¡Muerte de la Forma-Substancia: nacimiento


del Espíritu-Esencia! ¿Nacimiento? ¿El cír-
culo tiene un comienzo y un fin? ¿Muerte?
¿El Sol nació esta mañana y murió anoche?

ADONAI: El Eterno, el Viviente por él


mismo, “Soy el que Soy”, Dios, los dioses,
ALFA y OMEGA (ALEPH Y TAU) el co-
mienzo y el fin, la Fuerza que crea y la fuerza
que destruye, la Potencia que protege y la que
castiga, el infinitamente pequeño y el Todo
Indivisible: Tres Personas en un solo Dios.

Deja a los insensatos matarse entre ellos,


dañarse, destruirse, cebarse de sangre y de
despojos; deja a las bestias con las bestias,
deja a los muertos con los muertos, deja a la
sombra con las sombras, deja al loco correr
a su perdición, deja al orgullo proclamar su
fuerza, deja al avaro incubar su tesoro, deja al
violento golpear a sus anchas. Ninguno esca-

48
pará a la cosecha que ellos han sembrado: el
obrero es digno de su salario.

¿Qué son unos años de tu miserable existen-


cia en la Eternidad?

¿Qué te importa la injusticia aparente y pro-


visional de algunos años?

¿Qué te importa ser infamado, golpeado, es-


tar hambriento, temblando de frío, sin refu-
gio, sin lecho, sin cariño?... ¿Qué te importa
que el fruto de tus penas, de tus privaciones,
de tus sacrificios, de tu trabajo, te sea arreba-
tado en nombre de la ley; en el nombre de la
justicia de los hombres? ¿Qué te importa si
eres traicionado por tus semejantes? ¿Qué te
importa ser despreciado, traicionado, abando-
nado? ¿Qué te importa? ¿Te quitan tu túnica?
Dales también tu abrigo y pide a Dios que se
apiade de su imbecilidad y perdone el crimen
de los insensatos. A la vista del mundo se han
construido una reputación y una fachada de
sabiduría y de respetabilidad. Son perdona-
bles de tomarse ellos mismos en serio. ¿Cómo
va a conocer un necio su necedad? Deja a su

49
orgullo y a su ambición reinar en este mun-
do. “Ya tiene su recompensa”. Que se co-
bren cómodamente y despojen al inocente.
Se sienten fuertes en manada como los lobos
y se embriagan con sus propios alaridos, sus
copiosos banquetes, su confort, su seguridad
social tapizada de garantías, de contratos, de
documentos legalizados; sólidamente soste-
nidos por registros, por apoyos, por aproba-
ciones, por consagraciones administrativas,
conforme a la regla de buenas costumbres
de la “gente bien”, enriquecida y respetable-
mente clasificada en una sociedad sólidamen-
te cimentada; ¿toda esta fuerza jerárquica no
los acredita como los mejores representantes
de una civilización bien ordena?

Si existen corazones o sentimientos particu-


lares, o individuos débiles fuera de casta, que
se encuentren rechazados o aplastados, no
es culpa de ellos… Es la sociedad que está
constituida así: ¡Gloria a los fuertes, a los po-
derosos, a los vencedores, a los que saben há-
bilmente unirse para dominar, para acrecen-
tar sus bienes! ¡Ay de los necios aislados que
se fían de la justicia de su conciencia! ¡Ay de

50
los que no se inclinan ante la justicia de los
hombres! Desechados, desterrados, expulsa-
dos, servilizados, aplastados; JESUCRISTO
FUE TAMBIEN UNO DE ELLOS. Él no
se ha sustraído a la Ley de los hombres; ha
tolerado; su ejemplo sublime traspasa la sa-
biduría humana.

Tolerar todo de los hombres para merecer todo


de Dios. Y no es un engaño; el engaño es el
pacto que la buena gente acepta. Yo he que-
rido trabajar laboriosamente en vuestro mun-
do de comediantes, he querido ganar dinero,
economizar, privarme de las alegrías más
elementales y más legítimas: jamás un afecto
ni un hogar, un alojamiento ni distracciones,
ni buena comida ni buena bebida; ni amigos
ni seguridad. Vida errante continua, trabajos
serviles y los peor retribuidos; deseo de ins-
truirse, de educarse, búsquedas incansables,
meditaciones persistentes para penetrar en el
misterio del sufrimiento, del dolor, de la pena
y del aislamiento ¿Qué puede temer un patrón
de ese indigente? Después, la trampa mercan-
tilista de las fronteras, la policía activa hacia
el errante, la Ley blandiendo la espada contra

51
el harapiento que tiembla de frío o de fiebre.
En África del Norte – “¡ah – ah! ¿Ha veni-
do usted a cazar leones?”, dijo humorística-
mente un respetable comisario de policía que
sacrificaba todos sus bienes para intentar vi-
vir independiente sobre una tierra pantanosa,
vendida demasiado cara por un hábil grupo
de negociantes que otorgaban a una tierra in-
culta el seductivo título de “lote”. Robo há-
bil de estado contra el cual el infeliz no es
más que un carnero para producir lana y para
derramar su sangre cuando el interés de los
industriales declara que la patria está en pe-
ligro; estafa sancionada por leyes decretadas
por los detentadores del poder. Los más fuer-
tes y los más hábiles se imponen al gobier-
no y presiden a la constitución de las leyes
evidentemente erigidas para consolidar sus
privilegios en contra de los “fuera de casta”
y de los “parias”. El derecho del más fuerte
es la base esencial de la Sociedad, pero los
corazones puros así como los pajarillos, las
cigarras, los grillos y las mariposas, cantan
eternamente la gloria de la vida, de los cielos
y del Creador.

52
La ambición y los crímenes de los hombres
pasan, sus cuerpos desaparecen y nadie se
acuerda de ellos; ni los pájaros ni el cielo;
pero el Sol brilla eternamente.

El canto eterno vibra regularmente en el in-


finito; el día sucede a la noche, el Verano al
Invierno, el nacimiento a la muerte, ¿Qué im-
portan los “insectos bimanos”, los efímeros
mariposones?

El hombre dice: “¡Soy el Amo!...” pero se


lamenta en cuanto le falta mantequilla en su
pan, pimienta en su salsa, jabón para lavar-
se; en cuanto se ve obligado a sacrificar una
hora de descanso. No contento de sus nece-
sidades, se sojuzga voluntariamente a vicios
que le degradan por debajo del animal y canta
victoria entre el hipo de su borrachera. Para
ser considerado de los poderosos, de la “gen-
te” bien y de sus jefes, es capaz de traicionar
a su mejor amigo, a su compañera, a su her-
mano, a su madre… Su seguridad material le
parece digna de todas las traiciones, de todas
las cobardías. Bien afeitado, bien encorbata-
do, bien apretado en estrechos ropajes, dis-

53
puesto a todo para obtener una distinción,
una gratificación, un título de superioridad,
se preocupa hasta la tortura en disfrazar su
baja animalidad bajo una ostentosa distin-
ción. Se adorna como una cortesana, se pinta
el rostro como un enfermo lívido.

El mundo ha llegado a ser foco de hipocresía


y de duplicidad, eterno ciclo de acción y re-
acción; del valor y de la cobardía. Una nación
entera prostituyéndose con una acogedora
sonrisa de cortesana; complacencia mostrada
al aire libre… Después, la ambición egoísta
y rapaz de los individuos precipitándose a la
cabeza de los partidos o fundando otros nue-
vos para tener en ellos un papel preponderan-
te. Protecciones, complicidades, publicidad
de feriante para las conciencias complacien-
tes; sórdidas conspiraciones para gobernar,
maniobrar, actuar sobre las finanzas, la
industria, el comercio, la muchedumbre, etc.
Especulando sobre la avidez, el odio, la envi-
dia; imprimiendo falsas divisas, racionando
y requisando aquí para volver a vender más
lejos a precios cuadruplicados, decretando
penuria y almacenando tan meticulosamente

54
que los amontonamientos de mercancía se
deterioran y se pierden. Erizando las fronte-
ras con redes finas y apretadas y pareciendo
ignorar las transacciones provistas de sellos
oficiales y gubernamentales que encubren la
gran industria, la Banca, las altas finanzas.
Funcionarios pequeños, miserables, servi-
les, mezquinos, hambrientos, como peones
ignaros, y altos funcionarios, amos absolu-
tos, árbitros temibles que controlan el alto
tráfico. Hombres de paja bien protegidos,
invulnerables; gran publicidad de depuración
agrandando los fraudes y hurtos minúsculos;
espectaculares llamamientos al sacrificio, al
trabajo, a la abnegación, al patriotismo. Cada
uno saciándose en todos los pesebres. Gran-
des traiciones encubiertas con la armadura de
la virtud y de la incorruptibilidad. Los fuer-
tes, los poderosos, los que han proclamado
su honor y su abnegación, casi su puritanis-
mo, en nombre de una ley todopoderosa y sin
recurso, acaban de despojar las ruinas y los
harapos que se adhieren a las débiles garras
de los pequeños y de los obscuros; el reba-
ño pretende conservar aún un poco de lana
pero afortunadamente la ley es fuerte y bien

55
servida: no se deja ablandar… Además, la
culpa es de la mala época que atravesamos y
no de nuestros abnegados representantes en
el poder… después de una guerra tan terrible,
podría ser peor...

Los comunistas dicen “no queremos a Dios


en nuestras escuelas”; los católicos dicen:
“los comunistas son unos demonios y unos
asesinos…” ¡Curiosa época, verdaderamen-
te! Karl Marx, ¿no glorificó la esplendida
dignidad humana, su fraternidad, su unión,
su elevación? ¿No proscribió la riqueza per-
sonal, la explotación de los humildes y de los
débiles? ¿No ha predicado el sacrificio y la
ayuda mutua por el ejemplo? ¿No ha venera-
do la unidad fraternal de todos los hombres,
fuera de todo privilegio, de todo despotismo,
de toda crueldad, de toda injusticia, de toda
casta?

Jesucristo, ¿no ha dicho: “Bienaventurado los


humildes, los oprimidos. Aquel que se crea
mayor entre vosotros, sirva a sus semejantes.
Es más fácil que un camello pase por el ojo
de una aguja, que un rico entre en el reino de
los cielos. No llevar más que una sola túnica;

56
no os preocupéis por el mañana…?”

Entonces, ¿Por qué los discípulos del prime-


ro pretenden suprimir a Dios? y ¿Por qué los
admiradores del segundo se matan entre sí
por cuestiones políticas de este mundo?

El Cristo ha dicho: “SOIS TODOS HERMA-


NOS”.

En último recurso el ser humano se acerca sin


embargo a Dios; pero entonces le hacen falta
ceremonias pomposas, una religión grandio-
sa, pedrerías, riquezas, gran presentación…
“Los lobos y los zorros tienen guaridas; pero
el Hijo del Hombre no tiene piedra donde re-
posar su cabeza…” Ya llega ¿No le oís? Di-
cen: ¡No…! ¡Hipócritas y cobardes que sois!
El orgullo únicamente os hace vivir. Predi-
cáis virtud, practicando vicio; verdad, enga-
ñando; dulzura, violentando; bondad, asesi-
nando. ¡Víboras, fariseos y escribas, vuestros
alaridos no engañan a nadie ni siquiera a vo-
sotros mismos!

¡La gran depuración se acerca, la gran “cernida”!

57
¡Vuestro propio desorden va a purificaros y
a triturar vuestra vanidad! Gritaréis una vez
más ¡INJUSTICIA! Pero oiréis el eco en vo-
sotros mismos: ¡JUSTICIA! Mientras más
gritéis más os oiréis.

Karl Marx, discípulo de Jesús, fue un profeta


reformador, o sea un regenerador como todos
los profetas. Krishna ha venido para restituir
a su pureza inicial la divina doctrina védica.
Buda vino, a su vez, cuando la letra, una vez
más, iba a matar el espíritu de la Ley. Jesús
ha venido también, no para abolir la Ley sino
para cumplirla. Ramakrishna, Vivekananda,
Gandhi, Mahrana, Maharishi: en cada hora
grave de declinación, de oscurecimiento, de
olvido, nace un Salvador, un Mesías, un Un-
gido, un Mensajero, a la medida del pueblo
decadente. Cada país, como cada época, tie-
ne un Salvador encarnado a su medida, a su
temperamento, a sus costumbres, a sus limi-
taciones, a su comprensión.

Simple, puro, claro, natural, desapegado, li-


bre, lleno de compasión, de bondad, de sa-
crificio, de abnegación; Él insufla la Vida

58
Eterna, trae la fuerza de “Arriba”, es el trans-
mutador de los Sublime; humaniza lo divino
y diviniza al hombre. Los hombres crean ca-
pillas, sectas, partidos, ostracismos, patrias,
fanatismos, barreras, fronteras. Él, el Hijo
del Hombre anuncia: “Sois todos Hermanos,
la Vida es UNA. Amaos los unos a los otros;
no declarar impura ninguna de las cosas que
ha creado Dios”:

Sin embargo, el yugo de los hombres perver-


sos es pesado de llevar, el pensador y el hom-
bre de corazón se afligen de ver la miseria del
hombre que oprime a su semejante. Miseria
y dolor es la existencia; sufrimiento y dolor
son inseparables del mundo de la sensación.
Hay, pues, que extirpar el deseo; disecarle,
aniquilarle, no dejarle más sitio; permanecer
imperturbable y sereno a través de las tormen-
tas de las pasiones, de las solicitudes, de las
tentaciones del mundo; tranquilo y desape-
gado en medio de los torbellinos. Silencio-
so, solitario, puro, inmutable como un lago
de montaña. Censura, alabanza, amor, odio,
placer, angustia, tumulto; abandono, hambre,
miseria, detención, enfermedades, deben ser

59
considerados como los huracanes, el granizo
y la nieve precipitándose sobre las rocas, sin
otros resultados que el pulir los ángulos y el de
redondear los contornos. Estos son los bene-
ficios de la persecución: afinarnos y pulirnos.

Los países de las máquinas, de las finanzas,


de la industria, de los placeres ruidosos y de
la violencia, están considerados como inago-
tables manantiales de amargura, de crímenes,
de lágrimas y de sangre… Entonces, abando-
nar definitivamente sus prejuicios, sus cos-
tumbres, apartar para siempre los ojos y el
pensamiento de sus pérfidas seducciones, de
sus hábiles mentiras, de sus falsas grandezas:
patria, moral, religión, leyes, ética, derechos,
deber… Cortar y apartarse, buscar la enseñan-
za y la compañía de los Verdaderos Sabios;
los que son refractarios a las debilidades de
la multitud, los que se bastan con algunas fru-
tas, con un taparrabos o con un “slif”; los que
se lavan en un arroyo, que socorren a los des-
graciados, que no despiertan ninguna codicia
en los envidiosos, que permanecen serenos
ante las mayores seducciones de la carne, de
la fortuna; que saben callar y vivir solitarios;

60
que aman a todos los seres sin distinción de
rango, de credo o de raza y que consideran
toda la creación como un magnífico jardín de
variadas flores que contribuyen por sí solas a
la armoniosa belleza del conjunto. La Sabi-
duría está en aquellos que tienen la dicha de
amar y gozar plenamente, de no tener deseos
ni codicia, sujeciones ni odio, envidia ni arre-
pentimiento del pasado ni vanas esperanzas
en el futuro. En los que se deleitan en la con-
templación de las maravillas de la creación,
fuera de las obras sacrílegas de los hombres.

Se derrochan las fuerzas para “hacerse un


sitio en la sombra”. Defiende uno encarni-
zadamente sus bienes, se preocupa por una
familia, por una situación, por el porvenir de
los hijos y después… todo acaba seis pies
bajo tierra… En el momento de dejar todo se
da uno cuenta que nada se ha poseído propia-
mente y que no se ha podido gozar de la me-
nor cosa debido al pensamiento envenenado
por las rivalidades, la envidia de los demás y
las inquietudes continuas.

Mientras busquemos la felicidad en este mun-


do donde todo es transitorio, fugitivo, pasajero,

61
iremos de decepción en decepción… y per-
sistimos, a pesar de todo, en desear lo estable
en el dominio de lo inestable. En cuanto cree-
mos haber llegado a la paz o a la alegría, nos
vemos frustrado inexorablemente del fruto de
nuestros penosos esfuerzos. Llega la vejez
y la hora de la muerte y entonces nos damos
cuenta que toda nuestra vana existencia de
agitación y de pesares no ha sido más que un
engaño; hemos corrido tras vanos espejismos
que no existían más que en nuestra propia
mente; nuestro pensamiento nos ha forjado
un mundo artificial, inexistente, en el que con
necia presunción hemos querido tener un pa-
pel preponderante con plenitud y serenidad.

Nuestros continuos fracasos no nos han libe-


rado de esa idea; nuestro orgullo permanece
entero; nos creemos seres especiales capa-
ces de ignorar nuestra interdependencia del
resto del Universo. Sin embargo, nuestra
servidumbre debería sentarnos el juicio; so-
mos incapaces de vivir sin alimento substan-
cial, sin aire puro, sin la sociedad de nuestros
semejantes; sin Sol, sin luz, sin vestido, sin
habitación, sin cocina, sin afectos…

62
Somos pobres, débiles, nulos; el menor ac-
cidente o la más leve enfermedad puede qui-
tarnos la vida; sin embargo, persistimos en
perseguir objetivos de alcance lejano en un
futuro problemático, cuando el menor inci-
dente, en un mismo día, destruye nuestros
planes mejor urdidos. ¡Miseria de nuestra
mezquina e insignificante potencia! “Buscad
primeramente el reino de Dios y todo lo de-
más os será dado por añadidura”. Nos cuesta
el admitir esta gracia que nos enseña el Cris-
to; sin embargo, todo aquello que nos parece
tan importante aquí abajo, ¿no es de hecho
nulo cuando se considera el Universo Ilimi-
tado?

Estrecha mezquindad que nos hace reducir el


mundo a nuestra talla microbiana…

Deliberada y obstinadamente bajamos la ca-


beza hacia el suelo por temor a que la Gran-
deza de Arriba humille “la excelente opinión
que tenemos de nosotros mismos”.

63
64
IX
PENSAMIENTOS

…Lo que nos hace fracasar, lo que nos causa


obstáculos, son los disgustos, las tribulacio-
nes que traban nuestra marcha; la sociedad,
las personas hostiles, los contratiempos, los
acontecimientos contrarios, la vida; todo esto
son estorbos que vienen del exterior, fuera
de nuestro control, fuera de nuestra respon-
sabilidad; los sufrimos injustamente, según
nosotros. “¡Hombres de poca fe!” ¡Nihilistas
perezosos que preferís acusar al destino, al
mundo exterior, a todo el Universo, menos
a vosotros mismos! Habláis autoritariamen-
te, audazmente: “Emprenderé esto, venceré
aquello, construiré lo otro, transformaré lo
demás, míreme bien…”.

Toda la fuerza se va en proyectos enérgica-


mente expuestos con poderosas palabras; el
auditorio aprueba, adula, discute, niega, se

65
opone, combate… Las horas, las semanas,
los meses, los años pasan inexorablemente;
el orador inflamado se ha agotado en duelos
verbosos; sus planes geniales, tan precisos,
completos, netos, tan largamente edifica-
dos, rectificados, reajustados, perfecciona-
dos, se han transformado para adaptarlos a
nuevas condiciones, nuevos medios, nuevos
tiempos. Acontecimientos imprevistos han
revuelto las concepciones que ha sido nece-
sario revisar. Oportunidades han surgido,
pero el hombre las ha juzgado demasiado
arriesgadas; ha retrocedido atemorizado, ha
discutido, ha solicitado consejos de vanos
habladores, ha escuchado las opiniones más
diversas y su ímpetu se ha dispersado, se ha
diluido, ha divergido. La duda y el escep-
ticismo le han insidiosamente intoxicado, la
razón ha matado a la intuición. Se ha creído
más fuerte que la Vía interior que le aconse-
jaba tan providencialmente durante sus largas
y solitarias meditaciones de antaño.

Ha querido tener contacto con la multitud y


se ha ahogado en ella, un náufrago entre los
náufragos…

66
¡…No! Este hombre es de otra categoría;
ha caído en el abismo y yace en el fondo…
contempla y comprende lo sublime de las al-
turas a las que había llegado; no puede más
arrastrarse entre las miasmas del abismo; sus
pulmones han probado el aire del espacio y
quieren una alimentación más pura. ¡No! Va
a levantarse y a huir de este sombrío valle
frecuentado por seres impuros, va a volver a
emprender la penosa, árida y espinosa ascen-
sión. Allá abajo, su cuerpo puede gozar de
todos los placeres, saciarse, satisfacer todos
sus deseos de voluptuosidad, de placeres, de
concupiscencias; amigos, mujeres, parientes,
hogar confortable, comodidades sociales;
está fuertemente tentado a quedarse, a vivir
como todos sus semejantes; pero sus ojos es-
tán fascinados por el cielo, cuya mancha azul
aparece muy reducida desde el fondo de su
abismo. ¡Demasiado reducida!

Y piensa que a medida que escalaba las


pendientes del pasado, el paisaje celeste se
ensanchaba continuamente.

¡Ya está! Vuelve a partir… el camino puede

67
ser más penoso, más arduo que la primera
vez, el entusiasmo y la alegría no irradian tan
ardientemente de su cara. Esta serio, tranqui-
lo, ponderado, sosegado, sobrio de manifes-
taciones exteriores, menos impulsivo, pero su
mirada, casi fija, expresa una profunda deter-
minación, una experiencia de conciencia ma-
dura. No se entretiene más, como la primera
vez, en mirar las flores, las mariposas, los in-
sectos, los animales juguetones perseguirse,
no ve tanto el semblante inocente, superficial,
divertido, de la naturaleza. Las penas y las
traiciones han despertado en él la facultad de
profundizar. Por todas partes ve la sombría y
mortífera lucha de este mundo donde el cuer-
po no conoce más que sus necesidades y sus
apetitos; es la lucha del más fuerte, es la des-
trucción del débil; el hombre abate el bosque
para aprovechar lo más posible… ¡Nuestros
descendientes se las arreglarán…!

Allá abajo, el valle saturado de humo, de pol-


vo; se oye como un soplo de sirena, de pitos;
todo horrible bullicio de una generación en-
vilecida y vendida a la materia. Por la noche
algunos puntos luminosos evocan para él la

68
muchedumbre esclava dejando la servidumbre
del trabajo vano de una falsa civilización para
precipitarse frenéticamente a los placeres fáci-
les: el círculo infernal de un embrutecimiento
a otro.

¿Se encuentra solo y abandonado? Esta ha


sido una de sus primeras impresiones; otro
de sus primitivos sentimientos, el de una libe-
ración, de un alivio, de una paz, de un repo-
so. Ahora siente el despertar de algo mejor.
Primeramente es como si hubiera cambiado
de hogar… Empieza a familiarizarse con un
nuevo medio que le parece más bien como
una antigua familia de la que hubiera deser-
tado para gozar del mundo y a la que vuelve
arrepentido un hijo pródigo. Vuelve a encontrar
su casa, sus padres, hermanos, aquel bosque,
aquel monte, aquel arroyo, aquellos pajari-
llos; por la noche tarda en dormirse. A cada
reposo del sol, él descubre, vuelve a descu-
brir nuevos y viejos conocimientos, nuevos
y viejos amores… ¿Solo? ¡Cuánto le había
envilecido la ciudad! Las primeras noches se
encontró solo y perdido; pero empieza ahora
a comprender que era la ciudad la que le ha-
bía hecho huérfano.

69
Vuelve a tener contacto con la tierra de don-
de vuelve a empezar a sentir brotar la vida,
una fuerza inmóvil, una reserva de vida don-
de su sangre (el agua) asegura la circulación
ininterrumpida, con el aire, por medio de sus
pulmones: la vegetación agreste. El ardiente
fuego solar derrama sus inagotables fuerzas
de vida sobre la tierra hormigueante de seres.
Su pensamiento penetra y atraviesa las capas
de la Tierra tan espesas o tan delgadas como
puedan ser, para contemplar la bola de mate-
ria en fusión…

Comienza a sentir latir su corazón al ritmo de


todo y de todos. Ya está en su casa; ahora se
siente revivir en la casa paterna y comprende
que jamás debió abandonarla.

Para hacerse perdonar, él predica a los mon-


tañeses lo que ha aprendido en el transcurso
de sus múltiples experiencias. Les enseña
a comprender su fórmula, les dice que sólo
ellos son verdaderamente felices; siembra la
alegría y la esperanza a profusión como las
recibe. Les descubre el falso semblante, la
apariencia engañosa del espejismo seductor

70
de la existencia artificial y adulterada, donde
los hombres se corrompen y se contaminan
en vasos cerrados, faltos de aire puro y de es-
pacio. Les incita a gozar plenamente de la
existencia libre de los seres simples y buenos
como los pajarillos que no cesan de cantar en
cuanto escapan del cautiverio. Les describe
los rostros marchitos, cansados y tristes de
los que troncan su independencia por un ilu-
sorio confort. Las luces de las ciudades son
acechanzas para aturdidas mariposas y des-
precio de los hombres sensatos.
Anteriormente se sobrecargó con pesado
equipaje; uno a uno abandona hoy cada obje-
to al que se sentía tan sujeto antes. Se aligera
hasta de sus vestidos, se siente más vigoroso
y más resistente a las intemperies. La horri-
ble grasa que le entorpecía ha hecho plaza a
músculos firmes y flexibles; sus formas se
han afinado; la fatiga no detiene más su mar-
cha como en sus primeros esfuerzos; ha de-
jado hasta la preocupación de su comida; se
acomoda a lo que el azar le aporta, se divierte
hasta de lo imprevisto en todas las materias.
Duerme ya en una majada, ya en una gruta,
ya en una cabaña, ya en una casa confortable.

71
Ha vuelto a recordar antiguos refranes, canta-
res de los más olvidados; canta a la gloria de
la creación, de las criaturas y del Creador. A
veces su voz llega a tal pureza de modulación
que le hace conmoverse y sentir las lágrimas
correr por sus curtidas mejillas.

Por todas partes por donde pasa, instruye por


el placer de hacer aprovechar a cada uno de la
amplitud de los conocimientos que adquirió
a lo largo de sus interminables peregrinacio-
nes, pero se siente casi avergonzado de tener
que pagar así la hospitalidad generosa que se
le ofrece, porque su espíritu, apto para com-
prender y acostumbrado a asimilarlo todo,
capta y se enriquece más de lo que prodiga;
según cree él.

Ninguna rama del conocimiento le es indife-


rente, su pensamiento siempre en actividad
busca y trata de comprender y de instruirse.
En la noche, cuando su cuerpo, su vehículo, re-
cupera sus fuerzas en una completa inactividad,
él, su espíritu, prosigue tal vez aún más inten-
samente su investigación insaciable. Quiere
saberlo todo, aspira al Todo, al Absoluto.

72
Esta vez ha llegado a las nieves de las cimas;
a simple vista este nuevo mundo le parece
sin vida: nada de comida, agua helada, frío
mortal… Sin embargo, tiempo ha que evo-
lucionaba ya por las alturas y no se encuentra
tan sorprendido; el silencio es solemne, sólo
percibe el suave roce de sus pasos hundién-
dose en la pura y blanca virginidad. Se detie-
ne un instante impresionado por la majestad
y la potencia que reinan en estas soledades.
Ahora no oye más que el sordo zumbido
del torrente que ya no puede ver por estar
su lecho profundamente encajonado en la
roca, como si la montaña estuviera cortada.
A lo lejos una minúscula cascada que debe
ser gigantesca; en lo alto, aunque le parezca
imposible que ningún otro ser haya llegado a
mayor altitud que la suya, un cóndor, que se
tomaría por una golondrina, planea por los ai-
res y reposa inmóvil sobre sus alas. Nieblas
o nubes que no consigue distinguir, asedian
y rodean picos sombríos y blancas cimas…

Se siente pequeño, débil, insignificante: una


hormiga perdida en un desierto. Sin embargo,
hace tiempo que ya viven entre las nubes. No

73
es un extranjero, no es un turista, ni siquiera
es un viajero; Él, el incesante nómada, es de
aquí, de la Naturaleza, de lo Aislado, de lo
Inmenso, de lo Ilimitado; se siente aclimata-
do, adaptado, montañizado… Ya no se deja
engañar por la aparente hostilidad de los ele-
mentos. Ha llegado PURO al Gran Templo.
Puede afrontar lo inmenso, se ha despojado
de todas las pequeñeces; como el carnero
deja lana por los zarzales por donde pasa, así
las penas, las aflicciones, los sufrimientos,
las laboriosas ascensiones, han arrancado la
impureza que antes tenía.

Vuelve a emprender la marcha, se siente más


que seguro, animado, no es un mendigo que
llega ante un palacio, es un Elegido entrando
en posesión del puesto que se le debe al cual
ha sido asignado. Ya no se siente pequeño,
ya está a gusto; ha subido un nuevo escalón.
Ya no volverá a las cordilleras medianas, no
tiene ningún deseo de volver a empezar la
monótona “subida y bajada de cuestas”.

He llegado al más alto grado de nuestro mun-


do. La llanura ha desaparecido hace tiempo,

74
bajo el espeso mar de nubes; la atmósfera es
de tal sutilidad que parece inexistente. El frío
debe ser muy rudo pero no lo siente, su estó-
mago debe estar vacío; pero no siente hambre
de alimentación material. El cielo, de un azul
indecible, tan sereno, tan apacible, alimenta
su alma de un inmenso deseo de absoluto, de
una volición mística de plenitud y de aniqui-
lamiento, de completa liberación; de paz. Sus
brazos se abren como alas… La pura y blanca
nieve acoge y conserva el leve cuerpo de la
crisálida de donde salió la mariposa, como un
testimonio de la existencia de un alma pre-
destinada que ha llegado a despojarse de sus
errores y de sus ilusiones.

Todo esto lo ha vivido por anticipado, se ha


visto sobre la inmensa ruta que se alarga ante
él interminablemente, pero, por su propia cul-
pa, él lo reconoce, se encuentra aún entre las
garras del monstruo social: el infierno de los
que no tienen el valor de librarse, no quieren
permitir a nadie que se emancipe. “¡Somos
esclavos, pues debéis serlo también!” Dema-
siado envilecidos para escalar las cimas, se
esfuerzan por rebajar a su nivel a todos los

75
que están por encima de ellos. ¿Logran a
veces lo que quieren? ¿De verdad? Ellos, al
menos lo creen…

El elefante renuncia a tener progenitura en el


cautiverio. La llama se acuesta y se deja mo-
rir cuando el indio la maltrata. EL VERDA-
DERO INDIO LIBRE soporta flemáticamen-
te las torturas más horribles y no se rebaja
nunca a pedir la vida. El Albatros no toca
el suelo más que para morir. La golondrina
muere en cautiverio, como el águila, y todos
los seres con instintos libres.

La tuberculosis, el cáncer, la sífilis, la con-


sunción, las guerras… Todo esto, la gente
lo llama: “¡Calamidades!” ¿No será más bien
que su extensión proviene del despotismo gu-
bernamental y social, que por la primera vez
en la larga historia de los pueblos de nuestro
planeta, pretende controlar, registrar, dirigir
y someter a sus leyes y caprichos a todos los
seres vivientes de la Tierra?

Una sociedad que hasta pretende dominar la


Naturaleza y violar las Leyes… Todas estas

76
pretendidas calamidades y la constatación
hecha con frecuencia de que “los mejores se
van”, ¿no son acaso indicios de que la Tierra
se hace cada vez más inhospitalaria para la
evolución de las almas de élite?

Los buitres se han abatido sobre el globo y


dicen: “¡Dominamos al mundo, esclavizamos
aún a la naturaleza!” Sin embargo, el Sol si-
gue resplandeciendo; el grano de arena que
representa para él nuestra Tierra, un átomo
entre los átomos, no ha cambiado.

La vida prosigue su curso eternamente; nada


ha cambiado: las almas continúan sus evolu-
ciones; caen en la ilusión de la materia, se li-
beran; vuelven a ceder a la atracción inferior,
circulan de una experiencia a otra, yerran, se
pierden, caen en las tinieblas, se encogen y
sujetan a cuerpos estrechos, se entorpecen
con deseos groseros, sufren, gimen, lloran,
se regeneran, expían sus faltas, se purifican,
para finalmente reintegrarse en el TODO de
donde pretendían separarse.

…Pues sí, encontró mucha gente sobre su

77
camino: amigos, almas caritativas, buenos
consejeros, simpatías, pero cuántos sem-
blantes falsos. ¡Dios mío! ¡Cuántas veces
su alma cándida, ingenua, inocente, humilde,
consciente de su bajeza y de su iniquidad,
cuántas veces ha creído encontrar almas su-
periores, caritativas, compasivas, maternales,
fraternales…! ¡Cuántas veces ha mirado al
mundo a través de sus ojos límpidos, claros,
transparentes! ¡Cuántas veces ha juzgado a
su prójimo como a un “semejante” suyo: tan
honesto, tan profundo, tan comunicativo y
tan generoso como él! ¡Cuántas veces hasta
se ha creído indigno de las buenas palabras
que le prodigaban personas de aspecto tan su-
perior! ¡Cuántas veces, entonces, se ha con-
fesado rebajado, humillado, exagerando sus
faltas, sus debilidades, sus pecados, sus man-
chas; cuántas veces se ha confiado completa-
mente, llevándole su celo hasta acusarse de
falsedad en su ardiente deseo de purificación!
¡Pobre alma extraviada! Violento de palabra,
algunos le acusaban de odio, de violencia y
de maldad, porque se erizaba exteriormente
contra la espantosa injusticia de los hombres,
gritándoles injurias contra su falsedad y su

78
hipocresía; parecía un erizo, un oso o un ele-
fante: algo terrible de apariencia…

¡Los demás le hablaban con tanta simplicidad


y dulce persuasión, con argumentos tan senti-
mentales, que sus propósitos revolucionarios
le hacían ruborizarse! ¡Eran tan dulces, tan
suaves, tan sedosos exteriormente, tan tier-
nos y tan afectuosos en sus palabras…! Esos
magníficos “gatos aterciopelados” estaban
llenos de apacible indulgencia para todo y
para todos… Ternura aparente.

¡Cuántas veces las ovejas caen bajo el cu-


chillo de los hombres, reyes de la creación,
o bajo las garras de los tigres, reyes de la jun-
gla…!

Cuántas lágrimas y cuántas sublevaciones


antes de llegar a comprender que este mundo,
este átomo, no es más que una insignificante
estación sobre la ruta infinita de la evolución.

Cuántos desgarros antes de comprender que


todos estos microbios bípedos no tienen nin-
guna importancia más que a sus propios ojos.

79
Mientras trabajen contra el organismo en el
cual están alojados, están condenados al ani-
quilamiento; pero si trabajan por la edifica-
ción del edificio común, entonces viven el
pleno y único sentido de la vida.

Para un microbio que quiere participar en la


vida de un organismo, la importancia no está
en los demás microbios, sino en el organismo
mismo que es la Vida. La Tierra recibe la
vida del Sol y no de otro planeta.

Cristianos, católicos, protestantes, adven-


tistas, anarquistas, comunistas, naturistas,
idealistas, martinistas, rosacruces, de todos
los colores, de todos los títulos, de todas las
banderas, de todas las apelaciones, Maestros,
Ministros, Prelados, Francmasones, todos,
sean cuales fueren, pretenden representar la
verdadera vía de la Verdadera Vida… Pero
un título, una etiqueta, un templo, una comu-
nidad o una secta ¿pueden abarcar y limitar
lo Ilimitado? ¿Qué esperan para unir sus es-
fuerzos si son verdaderamente sinceros? En
la colmena no existe una jerarquía insolente:
no hay más que trabajo…

80
Por fin, ha conseguido comprender que sobre
esta Tierra no hay sitio para los sentimientos
puros, íntegros, precisamente espirituales,
algo de tierra se mezcla siempre en ello, por
eso ha renunciado a los compromisos y a los
amores de este mundo. ¡Ah! Pero esto no le
ha sido fácil con su aguda sensibilidad, su co-
razón expansivo y afectuoso, su alma emoti-
va que anhelaba amigos y amigas, tenía la in-
formulada esperanza de encontrar una joven
de gustos nómadas, sana, fresca y sencilla,
que fuera su compañera eterna de viaje; otra
mitad de su alma cuya unión le completaría,
le acabaría, le equilibraría, le reintegraría al
Plano Superior, le restituiría a su Unidad ini-
cial y comprende que es esto lo que necesita:
encontrar su otra mitad. Sobre esta Tierra
no hay más que “medios seres” que, antes de
crucificarse en la encarnación, estaban en-
teros y que no pueden pretender librarse de
este mundo de sufrimientos, hasta después de
haber reconstruido su antigua integridad. El
cuerpo es la prueba visible de nuestro error,
de nuestra ignorancia y de nuestro extravío…

Si hay sufrimiento, es que hay desequili-


brio, error, ilusión. El cuerpo es sufrimiento

81
porque nuestro Real Ser no es compatible
con él; mientras amemos las sensaciones so-
mos prisioneros de una vida carnal; el cuerpo
es la prueba de nuestros errores; es el castigo
de nuestras faltas.

Si tenemos placeres y alegrías con él, si vi-


vimos para él, si los sentidos nos subyugan,
entonces, cuando este cuerpo desaparezca
quedaremos aún ligados a este mundo de
apetitos, de luchas, de rivalidades, de lágri-
mas, de sangre y de muerte…

Volveremos en otro cuerpo, en otro destino,


en otra experimentación, en otra escala de do-
lores, hasta que el desprendimiento al cuerpo
y el desapego a este mundo sean más fuertes
que el deseo de existencia terrestre. Entonces
y solamente en esta condición podremos vi-
vir la inefable VIDA UNIVERSAL.

“El hombre individual sube a la cumbre de


los Cielos por la facultad que le dan la cien-
cia y la consciencia de formar aquí su cuerpo
de luz astral para evitar la segunda muerte,
conservar su individualidad y volver hasta
los orígenes inteligibles del Ser”.

82
El hombre está constituido por un cuerpo
físico, por un cuerpo de luz astral y por un
alma (triuna). Antes de la caída, como lo re-
cuerda la Biblia, como Pitágoras y Platón lo
han repetido, Adán no necesitaba su cuerpo
físico; el de la luz astral le bastaba para el
cumplimiento de su misión, porque este cuer-
po corresponde a la región cósmica donde se
elaboran todas las formas, donde se efectúan
todas las TRANSFORMACIONES esencia-
les de las individualidades terrestres, donde
reinan las fuerzas de disociación encargadas
de separar el bien del mal, el Ser del no ser y
de todo lo que niega al Ser.

Por su imprudencia, Adán, cediendo a la


atracción de estas fuerzas, fue vencido por
ellas y su cuerpo de luz astral se encontró en-
cadenado a la forma física y se vio por consi-
guiente sujeto como ella a la transformación.
Es por lo que Dios dijo del primer hombre…
“Serás el agente de la muerte y no más de la
vida”. (Moisés, cap. II, vers. 17, en el texto
original).

83
CONSECUENCIAS

El hombre caído sufrirá la transformación o


sea que su cuerpo se disolverá como todas
las formas terrestres; es la muerte física que
nosotros conocemos y como su cuerpo de
luz astral está ligado a la materia terrestre,
él también será disuelto, es la segunda muer-
te, mucho menos conocida. Esta llega poco
o mucho después de la primera y nosotros
no la vemos más que en condiciones muy
excepcionales porque ocurre en la región
propia a su materia especial. El resultado de
esta doble muerte es que el alma vuelve a la
región cósmica a que pertenece, sin conser-
var el recuerdo de su vida terrestre, sin con-
ciencia de la individualidad que ella había
constituido y que es más conveniente nom-
brar “personalidad”, porque es justamente la
verdadera individualidad (el Alma) que le ha
constituido por sus asociaciones con la mate-
ria. No siendo completa la unión del Espíri-
tu con esta materia, la misión del hombre ha
fallado: los dos elementos que debía asociar
para el Amor Eterno de las Bodas Divinas,
se separan y vuelve cada uno a su morada.

84
Pero con la ayuda de la Redención Providen-
cial (la gracia) esta doble muerte, este fraca-
so del hombre puede ser rehabilitado, si él
hace el esfuerzo necesario por la Ciencia y
la Conciencia. De esta manera reconstituirá
un cuerpo de luz astral capaz de liberarse de
la disociación y aun cuando el cuerpo físico
haya sido destruido, su individualidad estará
salvada por él mismo y en el mismo estado
en que fue formado el Hombre Universal.
Entonces el aguijón de la muerte estará ven-
cido.

85
86
X
LA GRAN OBRA

La materia se vivifica y se hace asimilable,


transformable y transmutable por la Ciencia
y la VOLUNTAD del Operador que mueve
y anima la fuerza magnética y eléctrica, que
penetra y se identifica con la substancia que
quiere mover, en su esencia. El triple primer
camino se llama la “investigación de la inte-
ligencia perpetua”; por ella se mueve el Sol,
la Luna y los astros, como todas las estrellas
y figuras, cada una en su órbita, particular; y
distribuye a todas las cosas creadas lo que les
conviene, conforme a los signos y figuras.

LA FE PARA VENCER

Estoy seguro de vencer, porque quiero el


verdadero progreso, el verdadero bien, el
verdadero perfeccionamiento. Estoy seguro
de vencer, porque voy continuamente sobre

87
la misma vía, sin dejarme desanimar ni des-
viar por los obstáculos, los pesares, las oposi-
ciones o los retrasos. Estoy seguro de vencer
porque mis ideas no son egoístamente perso-
nales; ellas reflejan la ley vital de evolución
universal, que quiere que cada célula concu-
rra, colabore, intercambie, se ayude, con la
Unidad que es el TODO.

Toda célula o toda la colonia de células que


pretendan vivir para su propio fin, deben ser
extirpadas y destruidas; el cáncer es más fá-
cilmente suprimido en su origen, antes que
haya devorado las células sanas, de acuerdo
con la Ley.

VENCER: Es comprender la Ley y realizar-


la. Es conocer los obstáculos y lo que se opo-
ne al progreso de la mayoría de las personas
por culpa de su ignorancia, de su abandono,
de sus distracciones excesivas, que les hacen
disipar y malgastar sus fuerzas, llevando su
atención hacia las cosas exteriores que im-
presionan sus sentidos materiales y no tienen
tiempo de concentrarse, de escuchar la voz
interior de la Sabiduría, de la Conciencia, del

88
Eco Divino que no puede resonar más que en
el silencio y en la inactividad de los sentidos
animales.

Si el mundo te critica, te desprecia, te desde-


ña, te teme y desconfía de ti: regocíjate, no
es digno de atravesar la fortificación esco-
rial y hostil. Al transeúnte superficial, que
no le da por pensar más que en las joyas, los
tesoros y los objetos preciosos, que necesi-
ta una tremenda protección para desanimar
a los perversos, no le será permitido entrar
en el hospitalario hogar; no es digno de ser
recibido con los brazos abiertos; que siga su
camino y se desaliente corriendo tras las ma-
riposas, las nubes, las flores, los espejismos,
el agua y ante los otros transeúntes disfraza-
dos con vestidos extravagantes. Pero cuando
la verdadera necesidad, la fatiga abrumadora,
la saciedad y el aseo, invadan su alma de una
atroz desesperación, entonces se encontrará
en una soledad angustiosa, él, que fue alegre
compañero y amigo de todos, llamará vana-
mente; nadie se dignará volver hacia ese “ha-
rapiento”, prematuramente envejecido, mori-
rá en el más terrible desamparo y en la más
trágica miseria.

89
Tú no busques compañía ruidosa, descon-
fía de los que ríen perpetuamente, ellos son
cambiables a todos los rumores, a todos los
vientos, a todos los movimientos y a todas las
mareas de la vida; ellos van como náufragos
a la deriva y el ruido que hacen es el de los
esqueletos cuando sopla el viento. Huye de
ellos, son estériles y cuídate, no te arrastren
a su nada.

Sé el Noé que penosa y laboriosamente, por


un trabajo sin descanso, contínuo y perse-
verante, construye el Arca de la Vida y del
Salvamento. Acumula tesoros en lo más
profundo de tu corazón, en el hondo pozo
de tu conciencia, donde ningún ladrón pueda
sospechar su presencia y, aún menos, tratar
de arrebatártelos. Debe ser tú mismo quien
identifique tu propio reducto en el sitio más
oculto de ti mismo. Ostenta una cara de hie-
rro, de piedra, de dogo, de cerbero, de esfin-
ge, de monstruo feroz, de fiera cruel, de rapaz
implacable, a fin de ahuyentar a los bribones,
a los hipócritas, a las máscaras y a todos los
felinos de suave aspecto. Son perros aulla-
dores y cobardes que esperan que vuelvas la

90
espalda para arrojarse sobre ti. Hazle siempre
frente, cualquiera que sea la violencia y la
fuerza y hasta la invencibilidad con que se
pueden disimular; no son más que impostores
que sólo tienen las apariencias del mundo en
que viven. Toma tu fuerza en el mundo in-
mutable donde ninguna forma limitada y efí-
mera puede luchar ni subsistir, de la misma
manera que las tinieblas no pueden resistir la
luz.

Encuéntrate siempre del lado de la Luz para


que las tinieblas, por más horrorosas y terribles
que parezcan, se desvanezcan como pesadillas
producidas por una imaginación descontrola-
da. Si pones tu confianza en un ser carnal,
no eches la culpa más que a ti mismo, si eres
engañado, traicionado y abandonado…

Si sufres es porque todavía tienes rencores que


te encadenan a la Tierra y cada vez que chocan
unos con otros, o se hieren o se cortan, sientes
el dolor en lo más profundo de ti mismo. No
te subleves contra el destino. Mientras rebus-
cas en el suelo fuerzas ilusorias, permaneces
sordo y ciego a la llamada y a la esplendida
visión del firmamento y de su infinito.

91
Sé el rayo de luz divino, sé el servidor de
Dios, cumple la voluntad de tu Padre y toda
aquella multitud que te parecía una fuerza in-
vencible, se mostrará con su verdadera y frá-
gil cara de “micro-organismo” insignificante
frente al Absoluto, el TODO y el Infinito.

Sé el espejo de lo perfecto y serás el rayo que


aniquila lo ínfimo sin esfuerzo ni lucha ni pe-
ligro.

Hágase la luz… y las tinieblas se desvanecen…

El ÉXITO: no es posible más que por la


concentración del pensamiento y la lucidez,
velando para no dejarse distraer del objetivo
determinado que se debe tener siempre pre-
sente. El objetivo del Espíritu es liberarse:

1° De la materia, mediante el control de la


misma y un dominio completo de los senti-
dos, de sus impulsos y de sus instintos.

2° Conociéndose: estudiando nuestro Ser


pensante y nuestro Ser intelectual, así como
nuestra personalidad transitoria o mortal que

92
se complace en la carne porque permanece
ignorante y separada de la verdadera Indivi-
dualidad.

Para liberarse de las cadenas materiales es


necesario primeramente comprender que
ellas pertenecen al dominio de la muerte,
de lo transitorio y de lo finito; que sacrificar
cosas dañinas, nocivas y mortíferas no es un
verdadero sacrificio, sino una elección lúcida
inteligente y, en definitiva, la mejor elección
que puede hacer una gran inteligencia. Si nos
complacemos en manjares variados, nume-
rosos, en satisfacciones sexuales, en violen-
cias y en conquista, es que somos demasia-
do pequeños para conocer la Ley inevitable
que tiene por resultado las enfermedades y el
agotamiento de las fuerzas vitales, desviadas
de la evolución superior para ser rebajadas
a los aparentes provechos de placeres y go-
ces carnales que aceleran el desenlace de la
putrefacción a la que está destinada nuestra
carne.

El acumular riquezas, provechos y bienes es


también renunciar al Edén por placeres ilusorios,

93
de mortal y fatal veneno que nos priva de la
felicidad eterna e imperturbable.

En cuanto a los honores del mundo, es otra


ilusión que nos hace víctimas de una som-
bra porque somos demasiado perezosos para
buscar algo más elevado. Chapoteamos en el
cenagal y nos fosilizamos porque no creemos
que pueda existir lago de aguas puras, ma-
nantiales transparentes o arroyos cristalinos.

¡Es tan cómodo acostarse donde uno está,


donde nuestros compañeros se revuelcan!...
¿Por qué aventurarse, arriesgarse y exponerse
a peligros desconocidos para buscar más allá
o más arriba de lo que se encuentra a nuestros
pies, aunque esto esté manchado por nuestras
deyecciones? Así es la sociedad común y sus
dignos constituyentes ordinarios.

A cada uno su dominio, a cada uno su elemen-


to; el que quiera que se le admita en la morada
de los Ángeles, debe esforzarse por vivir como
ellos ahora, en este “esbozo” de vida.

Si los que os rodean y el medio en que vivís


son hostiles a vuestra noble conducta, huidles.

94
El que se ha despertado deseoso de llegar
a la verdadera vida, el que ve claramente la
vía de progresión, no se puede sentir a gus-
to entre bulliciosos habladores pendientes de
atraer sobre ellos la atención de sus contem-
poráneos. ¡Cada uno en su puesto!

Los pajarillos surcan el azul infinito sin con-


trol ni sumisión; quien tenga alas debe volar;
quien esté privado de miembros, se arrastra-
rá. El vientre no es un instrumento de goce,
sino la sede de las deyecciones. Los pulmo-
nes no son aspiradores de humo, sino órganos
propios a la nutrición de la sangre, por una
asimilación más directa y más provechosa
que la del estómago.

Paralela, simultánea y sincrónica es la asi-


milación magnética de las fuerzas radiantes
absorbidas con la respiración y que renuevan
los centros nerviosos eliminando el fluido vi-
ciado.

Las artes son instrumentos delicados y pre-


ciosos para cultivar la finura y sutilidad del
alma que, al seleccionar sus emociones, llega

95
a hacer un aumento maravilloso del “yo” en
un estado que evoca el éxtasis y la beatitud.
Es el entusiasmo de un alma que se ha evadi-
do, que resplandece, que vibra y que se iden-
tifica con la Vida Universal.

Alimentarse de carne, de cadáver, es ingerir


la muerte, es renunciar a la verdadera vida, es
volver al plano animal y negar el perfeccio-
namiento evolutivo.

Comer más de lo necesario es entorpecerse,


animalizarse, decaer, ridiculizarse, embotar-
se y atrofiar sus facultades superiores, es ele-
gir la muerte.

Puesto que conoces el camino, has experimen-


tado las diferentes vías y sabes cuál es la que
te liberará, no aplaces más para un tiempo in-
cierto lo que debes hacer, lo que puedes hacer,
lo que sabes que es lo mejor que tienes que
hacer, ahora mismo. Que esto no agrade a tus
vecinos, es deplorable para ellos, tu ejemplo
les será materia fecunda de reflexiones, que
hará siempre un mínimo de buena labor.

96
No digas más que palabras de progresos,
de bien, de rectitud, de belleza, verdad y
perfección; de lo irreprochable, del ideal y
de la incorruptibilidad; de la integridad, de
la Justicia, de la firmeza y de la voluntad,
inflexiblemente enfocadas a la objetividad, a
la concretización y a la Realización. Que tu
palabra, conducta, escritos, pensamientos y
aun tú mismo, en lo más recóndito de tu con-
ciencia individual, sean como la expresión
visible de lo Divino.

Sé sobre la Tierra una promesa de los Cielos.


Sé constante, permanente y continuamente
como un Ángel reintegrado a la Vida Celes-
te en su estado perfecto, puro e inmaculado.
Cuando la muerte repentina e instantánea
venga en cualquier momento para destruir tu
cuerpo, que te encuentre siempre intacto, vir-
gen, sereno e inocente, presto a ser admitido
y acogido en el SANTUARIO SUPREMO.

¡SÉ SIEMPRE UN ELEGIDO!


AUM… TAT… SAT…

97
DEL MISMO AUTOR
Dr. Serge Raynaud de la Ferrière

Serie de “Los Grandes Mensajes”

I. La Venida del Gran Instructor del


Mundo.
II. Los Centros Iniciáticos
III. Los Misterios Revelados
IV. Ciencia y Religión.
V. Misticismo en el Siglo XX.
VI. El Arte en la Nueva Era.
VII. Yug Yoga Yoghismo. Una Matesis
de Psicología.

Serie de “La Magia del Saber”

Los 52 Cuadernos Iniciáticos sobre diversas


materias: Ocultismo, Yoga, Astrología, Simbo-
logía, Arte, Metafísica, Metapsíquica, Magne-
tismo, Curación Espiritual, Magia y otros.

98
Serie de “Los Propósitos Psicológicos”

I. Disertaciones Filosóficas. Simbología.


II. Paralelismo de la Tradición. La Cultura
Hebraica y la Escuela Sánscrita.
III. Principios sobre la Verdad y el Misterio
de los Números.
IV. Hacia una Edad de Paz. Teocracia y
Tíbet.
IV. De los Orígenes y de la Evolución.
Alquimia.
V. Medicina Universal. Alma de las Cosas.
VII. Objetividad Metafísica. La Rosa y la
Cruz.
VIII. El Arte de Curar. Acupuntura.
IX. Medicina y Pseudo medicina.
X. Educación Cristiana.
XI. Iniciación Crística.
XII. Ciencia y Esoterismo.
XIII. Una Cuna de Civilización Espiritual.
Budismo.
XIV. El Misterio de Israel.
XV. Nuestro Universo.
XVI. Nuestra Tierra.
XVII. Nuestro Organismo.
XVIII. Simbolismo Astral.
XIX. Simbología Oculta.

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XX. Ocultismo.
XXI. Brujería.
XXII. La Magia.
XXIII. Las Sociedades Secretas.
XXIV. La Francmasonería.
XXV. Los Gnósticos.
XXVI. Los Esenios.
XXVII. Los Zoroastrianos.
XXVIII.Los Sufíes.
XXIX. Los Espiritualistas del Islam.
XXX. La Sabiduría de Mahoma.
XXXI. Los Templarios.
XXXII. Santo Graal.
XXXIII. Místicos y Humanistas.
XXXIV. Los Cultos Primitivos.
XXXV. El Chamanismo.
XXXVI. El Pensamiento Chino.

Otras obras del mismo autor:

• Documentación Astrológica (con


Tabla de Posiciones Planetarias).
• El Libro Blanco.
• El Libro Negro de la Francmasonería.
• Cultura Física y Judo.
• Mensaje de Navidad.
• Sus Circulares. (Tres tomos.)

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Gran Fraternidad Universal
Fund. Dr. Serge Raynaud de la Ferrière

Apartado postal 3987 - 1010-A


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Caracas – Venezuela

Teléfonos: 0058.212.8600280
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