OFERTORIO

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PROCESION DE OFRENDAS

Señor, nos acercamos a tu altar para entregarte a través de estas ofrendas, nuestras
vidas y nuestros esfuerzos y los anhelos que están cimentados en la esperanza de la vida
eterna que nos prometes en el Pan y en el vino.

LOS CIRIOS ENCENDIDOS: Señor, esta luz representa tu propia vida en medio de
nosotros. Ilumina nuestro camino a recorrer. Que nuestras almas vivan eternamente
encendidas en tu am
or, que cada uno de nosotros podamos así brillar en nuestros hogares. Te prometemos
mantener siempre encendida tu llama en nuestros corazones.

EL PAN Y EL VINO: Señor, te ofrecemos el Pan y Vino, signo de entrega y comunión


fraterna. Que sean para nosotros, y para todos los niños del mundo. Pan de vida y vino
de salvación.

LAS FLORES: Te ofrecemos estas flores, Señor, como símbolo de vida, de unión, de
alegría y nuestro anhelo de vivir siempre en amor y amistad contigo.

LA BIBLIA: Señor te ofrecemos la Biblia, nuestro alimento espiritual en el que nos


apoyamos para crecer y vivir en esperanza. Con él te ofrecemos nuestro afán de cada día
para cumplir tu voluntad.

ROSARIO: Te ofrecemos, Señor, el Rosario. Con él meditamos los misterios de tu vida


para que, rezando a María Santísima, podamos llegar a ti, porque “Familia que reza
unida, permanece unida”.

ESTANDARTE Y ESCAPULARIOS: Como símbolo que nos distingue como los hijos
escogidos de María te presentamos este estandarte y estos escapularios como muestra
del amor y la protección maternal de esta buena madre a cada uno de nosotros.

AGUA: Nuestro ser puede resecarse en medio de tantas ofertas del mundo, que nos
alejan de Dios y nos lo ocultan. A María entregamos en esta ofrenda todas las
necesidades de nuestras vidas, para que sea Ella quien las presente al Señor. Que el
mismo Espíritu Santo que hizo de María la ‘Madre’, haga fecundos nuestros corazones
con la Gracia de Dios.

VIRGEN: La Virgen, que está en cuerpo y alma en el cielo, se aparece o nos obsequia
con una imagen en la que se adapta a cada pueblo para que la veamos como madre
que es. Es un gesto de gran delicadeza y cariño que nos revela su entrañable amor
maternal. La Virgen es de todos y a todos llama a renunciar al pecado y abrir el
corazón a Jesucristo, única esperanza de la humanidad.
NIÑOS: Señor, Tu dijiste: Dejen que los niños vengan a mí”, por eso Padre todopoderoso
te damos gracias por cada uno de ellos; es una alegría para nosotros tenerlos, y por ello
te pedimos que nos des sabiduría para entenderlos, guiarlos por el buen camino y sobre
todo que los bendigas siempre.

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