El Socialismo y La Actualidad
El Socialismo y La Actualidad
El Socialismo y La Actualidad
Empero, a partir de los últimos años del pasado siglo, el centro de las luchas
populares contra el imperialismo se ha desplazado a América Latina. Y no es
casualidad, pues las estadísticas de los organismos económicos
internacionales la señalan como la región del mundo con mayor grado de
desigualdad en la distribución de los ingresos. El examen de los
acontecimientos que han venido teniendo lugar en nuestro continente, de
entonces a acá, pone de manifiesto un proceso ascendente de radicalización
de las luchas de las masas populares por cambiar el orden de cosas existente.
El suceso que ha marcado el rumbo de este proceso –además, claro está, del
ejemplo que ha representado la subsistencia de la revolución cubana en medio
del cerco imperialista– ha sido el triunfo de la Revolución Bolivariana,
encabezada por el Presidente Hugo Chávez Frías en Venezuela, seguida por
las victorias electorales de organizaciones políticas que sustentan programas
antiimperialistas, como en los casos de Bolivia, Nicaragua y Ecuador. De gran
trascendencia ha sido también la ocurrencia de grandes movilizaciones
populares de una magnitud no vista en la región por largo tiempo, como el
movimiento que derribó el gobierno oligárquico y corrupto de Fernando de la
Rúa en Argentina (Argentinazo) y los que frustraron los intentos de golpes de
estado contra Chávez y contra el Presidente ecuatoriano Rafael Correa.
Agreguemos a esto que en la mayor parte de las últimas contiendas electorales
efectuadas en el Continente han resultado vencedoras las fuerzas de izquierda,
aunque la reacción ha logrado también algunas victorias significativas, como
los golpes de estado en Honduras y Paraguay y los triunfos electorales de la
derecha en Panamá y Chile.
Es cierto que con la excepción de aquéllos que incluyeron claramente en sus
programas electorales transformaciones sociales de fondo, con un carácter
antioligárquico y antiimperialista, los candidatos presuntamente de izquierda
han estado por debajo de las expectativas de sus electores y, en algunos
casos, ni siquiera han sido capaces de apartarse de las pautas neoliberales
emanadas de Washington. Pero aun así, el voto de las masas por los
candidatos de izquierda, aunque se vea defraudado por la actuación de estos,
es una demostración contundente de su creciente repudio a las políticas
neoliberales trazadas por el imperialismo y su alejamiento definitivo de los
partidos tradicionales representantes de las oligarquías nacionales.
El concepto «socialismo del siglo XXI» aparece, por primera vez, al publicarse,
en 1996, un libro con ese título por el profesor de la Universidad Estatal
Lomonosov de Moscú, Alexander V. Buzgalin.[ 5] Sin embargo, fue en América
Latina donde este concepto concitó el interés de periodistas, científicos y
políticos, aunque ello no parece haber sido suscitado por el libro de Buzgalin,
sino, más bien, por las condiciones imperantes en la región a comienzos del
nuevo milenio y, sobre todo, por el hecho de que el Presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, compañero Hugo Chávez Frías, lo ha colocado en el
centro del programa de la Revolución Bolivariana que él encabeza, e incluso ha
identificado el socialismo del siglo XXI con el contenido del movimiento
revolucionario de nuestros días.
Aun cuando la noción de socialismo del siglo XXI ha sido recibida por la
izquierda de manera mayormente positiva, como es natural, las respuestas
muestran diversidad de matices en correspondencia con el espectro de
posiciones que presentan los partidos de izquierda y los movimientos sociales
en el Continente. Algunos hipercríticos, representantes de organizaciones
ultraizquierdistas convergen con la derecha, al calificarla como una consigna
populista carente de contenido objetivo, enarbolada por el líder bolivariano con
fines meramente propagandísticos y electorales. En el extremo opuesto,
encontramos autores como Heinz Dieterich Steffan, quien la adopta
vehementemente y en su libro «El socialismo del siglo XXI»[ 6] y en multitud de
artículos y entrevistas posteriores nos propone toda una teoría al respecto,
cuyos fundamentos han sido objeto de múltiples cuestionamientos. Por su
parte, aquéllos que, a mi juicio, asumen una postura marxista consecuente,
sustentan una actitud positiva, aunque crítica, ante el tema, indagando acerca
de sus múltiples implicaciones con el propósito de avanzar hacia un concepto
de «socialismo del siglo XXI» MÁS SÓLIDO Y PRECISO.
Hay algunos autores que objetan este concepto, porque consideran que al
hablarse de socialismo del siglo XXI, tal parece que se trata de un socialismo
totalmente nuevo, sin conexión alguna con la teoría y la práctica del socialismo
precedente, por lo cual, prefieren hablar de socialismo en el siglo XXI. Pero a
esto podría objetarse que, a la inversa, al hablarse de socialismo en el siglo
XXI, tal parece que se está hablando del mismo socialismo en las nuevas
condiciones. Por consiguiente, no es posible enfrentar el reto que nos plantea
la necesidad de desarrollar la teoría del socialismo en las complejas
condiciones del mundo contemporáneo con un simple cambio de preposición.
Para ello es preciso dar respuesta a un conjunto de problemas aún no
resueltos, sobre la base de una adecuada comprensión de la dialéctica
continuidad/discontinuidad en el desarrollo de la teoría y la práctica del
socialismo.
Por consiguiente, lejos de ser una anticuada ideología del siglo XIX que
algunos intelectuales trasnochados se empeñan en
mantener viva, el socialismo es en el siglo XXI más
actual y urgente que nunca antes, puesto que su
victoria sobre el capitalismo es la única posibilidad
cierta con que cuenta la humanidad para salvarse de
la irremisible catástrofe a que está siendo arrastrada
por la inexorable lógica del capital. De aquí la
renovada vigencia que adquiere en nuestros días el
dilema de «socialismo o barbarie» planteado por
Rosa Luxemburgo en 1916.[9] Desde este punto de
vista, si bien el actual movimiento revolucionario es
la continuación de la sempiterna lucha del trabajo
contra el capital, la significación de esta lucha para la
humanidad en las presentes condiciones confiere
sentido al concepto «socialismo del siglo XXI», no
obstante el carácter vago que aún presenta su
formulación. Por otro lado, resulta obvio que para
que una propuesta socialista actual sea capaz de
despertar el entusiasmo de las masas trabajadoras,
debe tomar distancia de las experiencias socialistas
precedentes, es decir, del llamado «socialismo real».
Los explotados y marginados del mundo sienten la
necesidad imperiosa de un cambio social radical que
les abra el camino hacia un futuro mejor, pero,
indudablemente, el fracaso de aquellas sociedades
presuntamente socialistas es un hecho lo
suficientemente reciente como para que los ecos de
sus deformaciones y errores pervivan en las mentes
de muchos, generando actitudes dogmáticas y
sectarias en unos y escepticismo y recelo en otros.
Por eso, considero necesario hacer algunas breves
consideraciones en torno al surgimiento y la
naturaleza del llamado «socialismo real», que
permitan un ajuste de cuentas con la experiencia
socialista anterior._
Por otra parte, dada la terrible conmoción causada por la Primera Guerra
Mundial, Lenin y los bolcheviques en general consideraban que la Revolución
Rusa era el preámbulo, un anticipo de la revolución mundial y que Rusia podría
contar con el apoyo del proletariado triunfante en otros países más avanzados,
particularmente en Alemania, para superar su atraso económico. Pero la
revolución alemana fue aplastada y el joven Estado soviético quedó aislado con
su atraso económico y cultural en medio del cerco capitalista, condenado a una
participación restringida en la división internacional del trabajo y obligado a
procurar el mayor grado de autarquía posible para subsistir. Fue así como el
atraso económico y el aislamiento, unidos al cansancio de la población por
tantos años de guerras y calamidades y a la ausencia de perspectivas
revolucionarias en el mundo se conjugaron para posibilitar la victoria definitiva
de la burocracia frente a sus opositores, lo cual halló su expresión en el
advenimiento del estalinismo.
En sus obras escritas con anterioridad a los años 1870, Marx y Engels
se refirieron siempre a la futura sociedad que surgiría en virtud de la
revolución proletaria como sociedad comunista y comunismo a la teoría
científica por ellos elaborada, mientras que el término socialismo lo
empleaban para referirse a aquellas corrientes de pensamiento que
propugnaban alguna clase de sociedad ideal, imaginada o deseada, sin
contar con una base objetiva. Así, en el «Manifiesto del partido
comunista», en los capítulos I, II y IV se habla del comunismo y de los
comunistas. En cambio, en el capítulo IIII, se ofrece una caracterización
de las distintas corrientes socialistas en boga por aquel entonces:
socialismo utópico-crítico, socialismo feudal, socialismo
pequeñoburgués, socialismo verdadero o socialismo alemán, socialismo
burgués o reaccionario, socialismo cristiano, etc.
Igualmente difícil resulta hacer una caracterización general del desarrollo del
pensamiento socialista marxista con posterioridad a los fundadores del
socialismo científico. No es posible exponer en unas pocas páginas las grandes
contribuciones de tantos revolucionarios a su enriquecimiento de entonces acá,
pero es indudable que su desarrollo estuvo asociado, ante todo, a las tres
grandes revoluciones socialistas que tuvieron lugar en el siglo XX: la
Revolución Rusa, la Revolución China y la Revolución Cubana.
La segunda gran revolución del siglo XX fue la Revolución China. No solo por
la extensión territorial del país y el volumen de su población, sino también por
su estratégica ubicación geográfica y sus recursos naturales. Cupo a Mao
Zedong (Mao Tse-Tung) el mérito de haber elaborado y puesto en práctica una
estrategia revolucionaria que, partiendo del reconocimiento de las
potencialidades revolucionarias del campesinado chino, permitió a los
comunistas llevar adelante la guerra revolucionaria que los condujo a la
conquista del poder y a la creación de la República Popular China en 1949.
Sin embargo, la lucha por el socialismo desde fines del siglo XIX hasta el
presente ha sido un movimiento tan amplio y tan rico que ninguna clasificación
o esquema puede abarcarlo en su integridad. Por eso, es necesario destacar
también la trascendencia histórica de ciertas figuras excepcionales que han
abonado el camino con el ejemplo de su trayectoria revolucionaria, con su
sangre, con su contribución al desarrollo del pensamiento marxista creador,
aunque las circunstancias históricas les hayan negado la oportunidad de ser
protagonistas de movimientos revolucionarios exitosos. No puedo intentar
siquiera aquí una enumeración de tales figuras, porque la lista sería
prácticamente interminable y siempre incurriría en lamentables omisiones, pero
no es posible dejar de referirme a tres revolucionarios que, a mi juicio, resultan
paradigmáticos: Rosa Luxemburgo, ejemplo sin par de mujer revolucionaria,
cuya obra se destaca por su posición vertical frente al oportunismo, su
investigación acerca de la acumulación del capital y su defensa a ultranza de la
democracia socialista; Antonio Gramsci, quien desde la cárcel y en condiciones
sumamente precarias enriqueció con sus escritos la teoría de la lucha de
clases y del socialismo en particular, al resaltar el papel de los factores
subjetivos y desarrollar el concepto de Hegemonía; José Carlos Mariátegui,
verdadero precursor del socialismo latinoamericano, en tanto fue el primero en
plantearse la necesidad de un proyecto socialista acorde con las peculiaridades
sociohistóricas de nuestro continente sin calco ni copia.
Notas:
1
[] Woods, Allan. “¡Marx tenía razón!”. Publicado el08-12-2011 en: www.rebelion.org
2
[] Hardt, Michael y Negri, Antonio. ”Imperio”. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2002.
3
[] Holloway, John. “Cambiar el mundo sin tomar el poder”. Ediciones Herramienta, Buenos Aires, 2002.
4
[] Ver, por ejemplo, Borón, Atilio. “Imperio e imperialismo. Una lectura crítica de un libro de Michael Hardt y Antonio
Negri”. Fondo Editorial Casa de las Américas, La Habana, 2005
5
[] Buzgalin, Alexander V. “El socialismo del siglo XXI”. Disponible en: www.rapidshare files.ineedfile2.com. Consultado
el 15-07-2012
6
[] Steffan, Heinz Dieterich. “El socialismo del siglo XXI”. Editorial Paradigmas y Utopías.
México Df. 2002.
7
[] VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. “Lineamientos de la política económica y social del Partido y la
Revolución” (folleto). Editor no especificado, La Habana, abril de 2011.
8
[] Sobre el tema de la crisis estructural sistémica existe abundante bibliografía. Puede consultarse, por ejemplo, de
Chesnais, rançois. “Crisis de sobreacumulación mundial, crisis de civilización”. Disponible en Herramienta, revista de
debate y crítica marxista. www.herramienta.com.ar. Consultado el 04-12-2011. También de Castro, Fidel. ”Discurso
pronunciado en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y desarrollo (Cumbre de La Tierra)”, en Río de
Janeiro, el 12 de junio de 1992 y “Discurso en ocasión del 45 aniversario del triunfo de la Revolución Cubana”, en el teatro
Carlos Marx, el 03 de enero de 2004. Disponibles en: www.cuba.cu/gobierno/discursos. Consultados el 30-09-2012.
9
[] Luxemburgo, Rosa (Junius). “La crisis de la socialdemocracia alemana. Disponible en www.marxists.org. Consultado el
14-04-2010.
10
[] Stalin, j. V. “Cuestiones del lininismo”. Epígrafe “El socialismo en un solo país”. Disponible en: www.marxists.org.
Consultado el 10-11-2010.
11
[]Lenin, V. I. “Informe al XI Congreso del Partido” (marzo-abril de 1922). Obras Escogidas en Doce Tomos, Editorial
Progreso, Moscú, 1977. Tomo XII, Pp. 291-92.
12
[] Galeano, Eduardo. “Las palabras andantes”. Siglo XXI Editores, México, 1993.
13
[] Lenin, V. I. “El estado y la revolución”. Editorial Progreso Moscú, Obras Completas (V Edición), Tomo XXXIII, p. 95.
14
[] Marx, Carlo y Engels, Federico. “manifiesto del Partido Comunista”. Obras Escogidas en Tres Tomos. Editorial
Progreso, Moscú, 1981, tomo I, P. 130.
15
[] Para profundizar en el enfoque leninista de la unidad dialéctica entre política y economía, ver sus trabajos:
Lenin, V. I. “Sobre los sindicatos, sobre el momento actual y sobre los errores de Trotski” y
“””””””””””” “Insistiendo sobre los sindicatos, sobre el momento actual y sobre los errores de Trotski y Bujarin”. Obras
Escogidas en Doce Tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1977. Tomo XI.