MONOGRAFÍA
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MONOGRAFÍA
ANTROPOLÓGIC
CURSO: CRIMINOLOGÍA
INTEGRANTES:
A
DOCENTE: ABG. WILFREDO CHURA SOTOMAYOR.
INTRODUCCIÓN.....................................................................................................................3
Título I........................................................................................................................................4
1. Antropología Criminal.............................................................................................4
Conclusiones............................................................................................................................24
Bibliografía..............................................................................................................................25
INTRODUCCIÓN
Título I
1. Antropología Criminal
Cesare Lombroso no buscaba una teoría crimino−genética, sino un criterio diferencial entre el
enfermo mental y el delincuente, pero al descubrir la obra de Darwin sobre el Origen de las
Especies, encontró en el libro del ilustre sabio la teoría según la cual el hombre sería el fruto
de una evolución milenaria que le haría descender del mono, pasando por diferentes clases de
humanoides más o menos inteligentes. Entonces con este descubrimiento, comienza a
elaborar lo que llamaría Antropología Criminal la que se encarga de estudiar al hombre
criminal y que consiste en el estudio del hombre delincuente, sus características anatómicas y
psíquicas; así como el ambiente social en el que desenvuelve su actividad. En consecuencia
comenzó “estudiando las diferencias antropológicas más sobresalientes entre las diversas
razas, y al observar el cráneo de un criminal, se le ocurre que podría existir una raza o especie
de hombre diferente: los criminales” (Rodríguez, 1981, p.255).
Se dedicó a coleccionar cantidades impresionantes de cráneos llegando a estudiar la
morfología de 27.000 criminales o personajes anormales (criminales, tarados, epilépticos,
prostitutas, etc.) realizó un arduo trabajo y mostró los resultados en su obra principal "El
Criminal" en la cual evidenció en un inventario los "estigmas" criminales aptos para
traicionar a los delincuentes congénitos.
Aparte de la famosa "fosa occipital hundida", la lista incluía particularidades físicas
que aclaró:
Caja craneana demasiado desarrollada
Frente demasiado huidiza
Arcadas superciliares demasiado marcadas
Brazos demasiado largos y "colgando a lo largo del cuerpo como los monos"
Junto a estas anotaciones y características físicas sumó a la descripción del "criminal nato"
unas indicaciones de orden psicológico e intelectual. Para Lombroso “los delincuentes se
caracterizan por una ausencia casi total de sensibilidad, ‘son’, decía, ‘unos psicópatas
incapaces de sentir piedad y paradójicamente muy fácilmente sentimentales’: sus defectos
son lo bastante específicos como para que se pueda hacer un inventario” (Tauly, 2009).
2. Clasificación de los delincuentes
2.1 El Criminal Nato
En 1871 ocurre un acontecimiento trascendente en la vida de Lombroso cuando en la
observación del cráneo de un delincuente famoso llamado Villella, advirtió una serie de
anomalías que le hacen pensar que un hombre es criminal debido a ciertas deformidades
craneales y por su similitud con ciertas especies animales, siendo estos los principales rasgos
con característicos del delincuente nato según Lombroso. Posteriormente mediante el estudio
del cráneo de Villela:
Quien era un conocido ladrón italiano que falleció a una edad avanzada y reunía una serie de
características muy especiales, ya que al final de su vida estaba bastante deteriorado (…)
encontró en el cráneo de Villella: "una larga serie de anomalías atávicas, sobre todo una
enorme foseta occipital media y una hipertrofia del verme, análoga a la que se encuentra en
los vertebrados inferiores". "A la vista de estas extrañas anomalías, así como cuando aparece
una ancha llanura bajo un horizonte inflamado, el problema de la naturaleza y del origen del
criminal me pareció resuelto: los caracteres de los hombres primitivos y de los animales
inferiores debían reproducirse en nuestros tiempos. (Rodríguez, 1981, p.255-256).
Con base en el estudio a sus estudios realizados Lombroso constató que el delincuente:
Al igual que algunas especies animales como las ardillas o los castores, presentaba a menudo
un hundimiento de la fosa occipital, dedujo que el delincuente constituía un ejemplo
característico de lo que Darwin llamaba una "evolución atávica", haciendo regresar la especie
humana hacia la animalidad, y que, por consiguiente, el comportamiento criminal no se debía
en absoluto a un condicionamiento exterior, sino a una disposición natural en algunos sujetos,
a los que llamó "Criminales Natos" (Teuly, 2009).
Entonces el estudio del cráneo provocó en Lombroso la idea que origina la teoría del criminal
nato en sus estudios observó:
Las anormalidades fundamentales como las cuales son diversas deformaciones del verme y
una foseta occipital media (todos tenemos o debemos tener cuatro fosas occipitales; en
algunas especies inferiores se encuentra una quinta foseta occipital en medio de las otras
cuatro), y piensa que se trata de un caso en el cual la evolución natural se detuvo, es decir,
que el sujeto no evolucionó, que se quedó en una etapa anterior del desarrollo humano.
Sus ideas se ven reforzadas al encontrar un nuevo caso, el de un criminal llamado Verzeni, el
cual había asesinado a varias mujeres, descuartizándolas, bebiendo su sangre, y llevándose
pedazos de carne. Así, parte de la idea de que el criminal nato es un sujeto que no evolucionó
(teoría atávica), y se dedica a estudiar el crimen (…) en los animales se encontrarían
equivalentes no solamente del homicidio, sino también asociaciones criminales, robo,
lesiones, etc.
De aquí pasa al estudio del delito y la prostitución entre los salvajes, encontrando que éstos
son hombres sin pudor, que se prostituyen con gran facilidad, que viven en promiscuidad, que
cometen fácilmente homicidios, matando niños, viejos, mujeres y enfermos, que roban, y
cuyas penas son terribles; le llama particularmente la atención el canibalismo por: necesidad,
religión, prejuicio, piedad filial, guerra, glotonería, vanidad, etc.
Compara cómo muchas de estas actitudes son comunes al tipo del delincuente nato,
comparando a éste con un salvaje, al cual le gusta tatuarse, es supersticioso, le gustan los
amuletos, prefiere los colores primarios, etc. (Rodríguez, 1981, P.256)
2.2.1 Comparación con niños:
Posteriormente Lombroso postula la teoría del niño, el cual aparenta una relación con la
esencia del delincuente nato porque este es como un niño que reacciona en forma infantil, no
tiene control adecuado sobre sus emociones y es cruel. De esa forma, acaba con la idea de
inocencia de un niño y menciona que ambos coinciden en:
Cólera
Venganza
Celos
Mentira
Falta de sentido moral
Escasa efectividad
Crueldad
Ocio y flojera
Vanidad
Alcoholismo y juego
Obscenidad
Imitación
Lombroso considera que la teoría atávica del criminal nato es “una etapa intermedia entre el
animal y el hombre (…) ese ser que ha dejado de ser animal ya que piensa y razona, pero que
aún no es hombre, pues le faltan las características de civilización y moralidad que el ‘Homo
Sapiens’ debería de tener” (Rodríguez, 1981, p.257) con el fin de Para fortalecer esta teoría
describe como características antropológicas principales en el Criminal Nato las siguientes:
Gran frecuencia en el tatuaje (muchos de ellos obscenos).
Una notable analgesia (insensibilidad al dolor).
Mayor mancinismo (zurdería) que en la generalidad de la población.
Insensibilidad afectiva (inmutabilidad ante los dolores ajenos y propios, indiferencia a
la muerte, etc.).
Frecuencia de suicidios.
Inestabilidad afectiva.
Vanidad en general y especial por el delito.
Venganza, crueldad.
Notables tendencias al vino, al juego, al sexo, a las orgías.
Uso de lenguaje especial (caló).
El sentido religioso se encuentra muy perdido entre los criminales urbanos, pero hay
gran religiosidad entre los rurales (un verdadero ateísmo es raro en el criminal nato, tiene una
muy peculiar y particular religión).
Su peligrosidad se denota por su alta reincidencia y la tendencia a asociarse con otros
criminales para formar bandas, como la camorra o la mafia, que siguen códigos de conducta
muy estrictos, entre los que rigen leyes como la omertá (silencio).
Finalmente, señala Barrios (2018) que el delincuente nato:
Presenta una serie de anomalías de corte degenerativo en el cuerpo. Este se caracteriza por
tener atributos primitivos que son producto del retroceso a etapas primitivas de la humanidad,
caracterizándose por ser un tipo hipoevolucionado. Sus características físicas como psíquicas
son: la frente reducida, desarrollo de los pómulos, gran cantidad de vello, orejas en forma de
asa, insensibles al dolor, insensibles afectivamente, cínicos, soberbia, crueldad, impulsividad
y grandes anhelos vengativos.
Cesare Lombroso investigó los correlatos biológicos o errores evolutivos que predisponían a
determinados sujetos al delito y se basó en la constitución biológica de ciertas personas como
causa inexorable de delincuencia, asumió que el delincuente nato es una persona determinada
a cometer delitos por causas hereditarias. Acorde a sus estudios elaboró un listado de rasgos
físicos, psicológicos, comportamentales y de socialización del sujeto al que bautizó como
criminal nato que son:
Asimetrías en rostro y cráneo de apariencia irregular.
Escaso desarrollo de las partes orbitales y frontales.
Asimetría facial y sobre desarrollo mandibular.
Orejas grandes y brazos más largos de lo habitual.
Vista aguda y frente hundida.
Menor sensibilidad al dolor y al tacto.
Carencia de sentimientos altruistas, gran impulsividad.
Tendencia a los vicios (bebida, tabaco y drogas).
2.2 El delincuente loco moral
Menciona Rodríguez (2018) que en los estudios realizados por Tamborini y Ceppilli en un
manicomio sobre un criminal de 20 años que sin razón aparente envenenó a su padre y
asesinó a su hermano. En su investigación ambos estudiosos evidencian que existe una
coincidencia “en muchos rasgos con la del criminal nato de Lombroso, el cual comprende
que existe otro tipo de criminal que coincide con su descripción del criminal nato, por lo que
se lanza a estudiar a los enfermos que en aquella época se denominaban locos morales”
(Rodríguez, 1981, p.258)
Posteriormente Cesar Lombroso tomando en cuenta el conocimiento de Krafft-Ebing y
Schüle da una definición del delincuente loco moral:
Una especie de idiota moral, que no puede elevarse a comprender el sentimiento moral, o si
por la educación lo tuviera, ésa se estacionó en la forma teórica, sin traducirse en práctica;
son daltónicos, son ciegos morales, porque su retina psíquica es o se transforman anestésica.
Y como falta en ellos la facultad de utilizar nociones de estética, de moral, los instintos
latentes en el fondo de cada hombre toman en él ventaja. La noción de interés personal, de lo
útil o de lo deseado, deducido de la lógica pura, pueden ser normales, de la otra parte un frío
egoísmo que reniega de lo bello, de lo bueno, y con ausencia de amor filial, indiferente a la
desgracia de los demás, y al juicio de los demás, de lo cual una exageración de egoísmo que
da a su vez el impulso a la satisfacción, a los intereses personales, golpeando o pasando sobre
los derechos de los otros. Cuando entran en colisión con la ley, entonces la indiferencia se
transforma en odio, venganza, ferocidad, en la persuasión de tener el derecho de hacer el mal.
(Lombroso, 1889, citado en Rodríguez, 1981)
En ese orden de ideas, para Lombroso el delincuente loco moral se “le considera como un
idiota moral, caracterizados por su indiferencia afectiva que en conflicto con la ley se
transforma en odio. Tiene una corpulencia física, astutos e inteligencia natural intacta. Suele
cometer sus primeros delitos desde infancia o adolescencia” (Barrios, 2018)
En ese orden de ideas para Lombroso, el delincuente loco moral son escazas las ocasiones en
las que este se encuentra “internado en centros de atención psicológica especial. En
cambio, con frecuencia se le encuentra en las cárceles y los prostíbulos. Son astutos,
antipáticos, vanidosos y egoístas” (Sánchez, 2018). Entonces se trata de aquel “individuo que
no llega a comprender el sentimiento moral; siendo un indiferente en el plano afectivo
transformándose esta, en diferencia, odio, venganza y ferocidad, cuando entran en colisión
con la ley, ya que estos delincuentes consideran que tienen derecho de hacer el mal”
(Velastegui, 2014).
El delincuente loco moral: le considera como un idiota moral, caracterizados por su
indiferencia afectiva que en conflicto con la ley se transforma en odio. Tiene una corpulencia
física, astutos e inteligencia natural intacta. Suele cometer sus primeros delitos desde infancia
o adolescencia.
2.2.1 La tesis de Cesare Lombroso y la Escuela positivista italiana:
La doctrina se muestra prácticamente unánime al considerar que la Criminología con el rango
de una constituirse como una ciencia empírica independiente del Derecho penal y de otras
ciencias afines, se debe a Cesare Lombroso, quien fundamentalmente en su famosísima obra
“L’Uomo delinquente”, desarrolló su teoría sobre el “delincuente nato” o “criminal atávico”.
Las investigaciones realizadas por Cesar Lombroso se basaban en:
Estudios biológicos y antropomórficos realizados sobre presidiarios que el delincuente era
una especie de ser atávico “que reproduce en su persona los instintos feroces de la humanidad
primitiva y los animales inferiores”, degenerado, marcado por una serie de anomalías
corporales y cerebrales fácilmente reconocibles (mandíbulas enormes, pómulos altos, orejas
grandes, frente prominente, insensibilidad al dolor, tatuajes, etc)” (Perez-Llantada, 1979)
El delincuente nato se caracterizaba por los siguientes rasgos psicológicos:
Insensibilidad moral.
Precocidad antisocial.
Vanidad.
Imprevisión.
Incorregibilidad.
Evidenció la existencia de individuos que debían ser considerados delincuentes desde su
nacimiento, ya que estaban fuertemente predestinados a cometer delitos. Sin embargo,
considerando en conjunto las ideas de Lombroso, Enrico Ferri y Rafael Garófalo “otorgaron
de igual modo un gran valor a los estudios basados en la predisposición biológica al delito,
aunque también reconocieron que factores exógenos al delincuente, de tipo social, tenían
influencia en la predisposición al mismo” (Vásquez, 2003)
Herrero (1988) menciona que para Rafael Garófalo:
Existe una clase de criminales que tienen anomalías psíquicas, y muy frecuentemente
anomalías anatómicas, no patológicas, pero con carácter degenerativo o regresivo, y a veces
atípico, (...) que carecen, en fin, de todo sentimiento altruista y obran únicamente bajo el
imperio de sus deseos. Estos son los que cometen asesinatos por motivos puramente egoístas,
sin influencia alguna de prejuicios, sin la complicidad indirecta del medio social. (pág. 42)
A estos planteamientos se suman dos sub-clasificaciones de delincuentes realizadas por
Rafael Garófalo en los que se observa la influencia del medio social en la delincuencia.
Señala que la primera se caracteriza “por el escaso sentimiento de piedad. En su virtud
pueden perpetrar acciones antisociales y de gran trascendencia bajo el influjo de estímulos
sociales, políticos o religiosos. La segunda queda integrada por individuos carentes del
sentimiento de probidad (sea por atavismo o herencia, potenciados con mensajes del medio
social) que afecta, generalmente, a las formas menos violentas de la criminalidad” (Herrero,
1988, p. 42)
Perez-Llantada (1979) menciona que: “a partir de esta concepción, Enrico Ferri acuñó su Ley
de saturación criminal, según la cual el nivel de la criminalidad viene determinado cada año
por las diferentes condiciones del medio físico y social, combinados con las tendencias
congénitas y con los impulsos ocasionales de los individuos” (p.98).
2.3 Delincuente epiléptico
Si bien tenemos entendido que el hombre delincuente presenta ciertas características físicas,
culturales, y psicológicas; la clasificación que Lombroso hace sobre el delincuente epiléptico
responde a dos casos de especial relevancia como son: El conde “K” y el soldado Misdea, es
así que Rodríguez (1981) nos indica: “Hasta la tercera edición de su obra, Lombroso había
aceptado las dos clasificaciones antes mencionadas; sin embargo, al presentarse un nuevo
caso conocido como el "Conde Belga", o el "Conde K.", piensa en una tercera posibilidad: la
epilepsia” (p. 260).
2.3.1 Conde k. A inicios de 1884, Lombroso y Morselli se encargaron del peritaje de un
conde Belga, el cual nació en 1853, de una madre probablemente epiléptica, y al ser hijo
único, fue consentido en todos sus caprichos, desarrollando así un carácter insoportable, que
se sobresalta a la menor contradicción. “El examen psiquiátrico reveló un proceso perceptivo
e ideativo normal. En la esfera de los sentimientos se daban sin embargo claras anomalías ,
puesto que gozaba en atormentar a otros y carecía de sentido moral ; así por ejemplo quería
golpear a otro, para que reparase lo que el mismo conde K merecía por su conducta malvada”
(Landecho, 2015, p. 202).
Es así que Lombroso llega a la conclusión de que están frente a un caso de epilepsia
larvada, puesto que el conde K era caprichoso, tenía enfados violentos súbitos o repentinos,
era cruel; sin embargo se podía confundir la epilepsia con la locura moral. Por lo que
Lombroso finalmente concluye en que la epilepsia está estrechamente relacionada con la
locura moral. Es así que el caso del conde K, sirvió para que Lombroso empiece a teorizar
respecto a un nuevo tipo de criminal.
2.3.2 Caso de Misdea. El caso del soldado Misdea también transcurrió en el año 1884, la
historia relata que:
Los soldados del 19° regimiento de guarnición en Nápoles estaban en el cuartel, cuando uno
de ellos, MISDEA, natural de Girifalco y de 22 años de edad, vuelve a la compañía después
de haber bebido un tanto Excitado por algunas pequeñas burlas, torna de pronto el fusil y abre
fuego sobre sus compañeros; en total dispara 52 tiros con el resultado de producir la muerte a
7 y herir a 15 compañeros más y sólo termina la terrible escena cuando entre ocho consiguen
inmovilizarlo. (Landecho, 2015, p. 204)
Lombroso asiste a estudiar minuciosamente el caso, desde los aspectos psicológicos,
biológicos, anatómicos y antropométricos, dando como resultado ciertas características del
delincuente nato y del loco moral, pero exagerando al máximo su comportamiento, es en
estas condiciones que se teoriza sobre el delincuente epiléptico.
Una característica a tener en cuenta respecto al delincuente epiléptico, es que puede cometer
delitos de extrema ferocidad y posteriormente se olvidan de los hechos, como si no hubiesen
ocurrido.
Dentro de las características resaltantes que se le atribuyen al delincuente epiléptico, como
nos indica Rodríguez (1981), tenemos:
1) Tendencia a la vagancia, en ocasiones con largas deambulaciones involuntarias.
2) Amor a los animales.
3) Sonambulismos (estados crepusculares).
4) Obscenidad (masturbación, homosexualidad y depravación).
5) Precocidad sexual y alcohólica.
6) "Disvulnerabilidad" (facilidad y rapidez de cicatrización).
7) Destructividad.
8) Canibalismo.
9) Vanidad.
10) Grafomanía.
11) Doble personalidad al escribir.
12) Palabras o frases especiales,
13) Tendencia al suicidio (sincera o simulada).
14) Tatuajes.
15) Asociación (son, junto con los locos morales, los únicos enfermos
que se asocian).
16) Simulación (de locura o de ataque epiléptico).
17) Intermitencias (cambios de humor).
18) Amnesia.
19) Auras. (pp. 261-262)
En torno a la epilepsia, Lombroso nos hace la distinción entre dos formas:
a) Epilepsia real. Es aquella epilepsia, que se reconoce comúnmente con ataques, el
sujeto cae al suelo, echa espuma por la boca, tiene movimientos desordenados, y
convulsivos, llega a morderse la lengua, etc.
b) Epilepsia larvada. Es aquella en la que se presentan los mismos sucesos aunque sin
ataque, estos criminales son más peligroso que los locos morales
Es así que al identificar su tercera forma de criminal, por presentarse dos casos emblemáticos
que explicamos, Lombroso (s.f.) indica: “En efecto, hoy, después de los estudios totalmente
conformes de los clínicos y experimentadores, la epilepsia se reduce a una irritación
localizada de la corteza cerebral, manifestándose con accesos instantáneos o prolongados,
pero siempre intermitentes y descansando en todos los casos sobre un fondo de degeneración,
bien heredado ya predispuesto a la excitación por el alcohol por las lesiones craneanas” (p.
72). Si bien es cierto, Lombroso define a epilepsia como hereditaria, se rescata de su
afirmación como un pionero por tratar a la epilepsia como una enfermedad producía por
lesiones craneanas e irritaciones en la corteza cerebral.
2.4 El delincuente loco (pazzo)
Para analizar al delincuente loco, debemos conocer la diferencia con el loco delincuente, para
lo cual Rodriguez (1981) nos hace la distinción entre el delincuente loco y el loco
delincuente: “Lombroso hace una diferencia entre los delincuentes locos y los locos
delincuentes, siendo estos últimos los enfermos dementes, sin capacidad de entender ni de
querer, que cometen algún crimen sin saber lo que hacen; por el contrario, el delincuente loco
es el sujeto que ha cometido un delito y después enloquece en la prisión” (p. 263). Dicho
delincuente que enloquece en prisión, ya no debería estar en prisión sino en un centro médico
especializado, como un manicomio.
Además debemos comprender el contexto por el cual Lombroso elabora el tipo denominado
delincuente loco, puesto que en ese entonces en Italia, los jueces carecían de conocimientos
de psiquiatría, y con el pensamiento de denominar loco al criminal, este puede librarse de la
pena impuesta.
Sin embargo Lombroso hace la distinción de 3 clases de delincuentes locos:
2.4.1 Delincuente alcohólico
Lombroso identifica a este tipo de delincuente como aquel que se vale del alcohol como un
inhibidor, que hace que el sujeto pueda cometer los delitos, es así que también dichos
delincuentes alcohólicos darán hijos a delincuentes.
2.4.1.1 Características
Lombroso identifico características resaltantes en este tipo de delincuente:
Mayormente adquieren el habito de embriagarse.
Indiferencia por el estado en el que se encuentra.
La embriaguez aguda desencadena en delincuencia.
Tendencia a robar, uxoricidio, estupro.
Así mismo tenemos entendido que “Lombroso estudia varias formas de alcoholismo, como el
hereditario, el complicado con otras enfermedades, el crónico, el delirium tremens”
(Rodríguez, 1981, p. 264).
2.4.2 Delincuente histérico
El delincuente histérico, presenta las siguientes características:
La primera característica fundamental a destacar, es que en relación al sexo, se
presenta mucho más en mujeres que en hombres.
Como segunda característica, es que presenta una herencia análoga a los epilépticos.
Dentro de la tercera característica, encontramos que en la mitad de los delincuentes
histéricos, su inteligencia se encuentra intacta.
Egoísta.
Son vengativos.
Presenta una insaciable necesidad de mentir.
Se encuentra entre ellas delirios, alucinaciones, suicidios, y fugas muy comúnmente
para prostituirse.
Existen delitos múltiples aunque los más comunes son difamación, robo, faltas a la
moral, homicidios.
2.4.3 Delincuente mattoide
Rodríguez (1981) nos da la explicación respecto al termino mattoides, indicando que: “La
palabra «mattoide» no tiene una clara traducción al español, ya que «matto» es loco, la
palabra «mattoide» textualmente sería «locoide », vendría siendo un sujeto que no está loco,
pero casi” (p. 265). Sobre este tipo de delincuente, destacan las siguientes características:
No son frecuentes entre las mujeres
Son escasos los que están en edad joven.
Se les encuentra en las grandes ciudades.
En gran cantidad entre médicos, teólogos.
Presentan escazas anomalías físicas.
Son sobrios, poseen sentido ético y son muy ordenados.
No hay anomalías en su intelecto.
Vanidosos.
Extravagantes.
Cometen crímenes de manera impulsiva y en su mayoría en público.
Presentan delirio persecutorio.
Les encanta estar en querellas.
2.5 Delincuente pasional
Al respecto Rodríguez (1981), añade que existen ciertas excepciones, como es el caso de los
delincuentes de países bárbaros o semi bárbaros, en donde no se ve reflejado el
arrepentimiento de los delincuentes por los crímenes cometidos. En cambio, ven estos
crímenes como un acto de deber, el cual tendrá un trasfondo religioso o político, donde el
móvil que los llevará a cometer el crimen, será noble a diferencia de los delincuentes
comunes.
En atención a ello, se diferencian tres tipos de pasiones a parte del sentimental, pasión por
duelo, por infanticidio y por política.
2.5.1 Otros autores respecto del delincuente pasional
Por su parte el criminólogo y sociólogo Enrico Ferri también contempla dentro de su
clasificación de delincuentes al delincuente pasional, pero va un poco más allá, ya que
incorpora los factores sociales, llegando a la conclusión de que “El delincuente pasional es
aquel que es movido por su sensibilidad acompañada de una reacción furiosa que luego
motiva su autoeliminación o su entrega” (Cuello, 2012, p. 36).
2.5.2 Relación con el derecho penal
Hoy en día, podríamos señalar que los comportamientos característicos del delincuente
pasional, podrían coincidir hasta cierto punto con la conducta señalada en el tipo penal de
Homicidio por emoción violenta, el cual se ve plasmado en el artículo 153 de nuestro código
penal.
2.6 Delincuente ocasional
La clasificación de este tipo de delincuente dada por Lombroso, surge a raíz de la influencia
que tuvieron los estudios realizados por Enrico Ferri y otros criminólogos sobre el tema,
asimismo es contemplado en la clasificación dada por el psiquiatra italiano Virgilio, quien en
su ensayo “Passanante o La Natura Morbosa del Delitto”, hace la distinción entre los
criminales de raza o delincuentes verdaderos, o delincuentes orgánicos; los accidentales u
ocasionales; los delincuentes de costumbre (que llegan por costumbre o causas mesológicas,
que actúan sobre una personalidad no dispuesta a la criminalidad) y los delincuentes locos.
Sin embargo, Lombroso no logra dar un concepto uniforme sobre el delincuente ocasional, es
por ello que divide su estudio en delincuentes ocasionales, pseudo-criminales, criminaloides
y habituales. “Presentaron anomalías menos frecuentes en cráneo, zurdes, crueldad e
inteligencia intensa” (Andrade, 2016, p. 86).
2.6.1 Delincuentes pseudo – criminales
Dentro de ellos tenemos a las personas que cometen delitos involuntarios (culposos), delitos
en los que es inexistente la perversidad al momento de realizarlos, personas que en su
mayoría cometieron delitos de hurto, heridas, incendios y de falsedades.
2.6.2 Delincuentes criminaloides
Son aquellas personas que cometen un delito cuando se les presenta la oportunidad, y cuentan
con un cierto grado de predisposición para realizarlo, dentro de ellos también existen sujetos
que cometen delitos por imitación e incluso con una idea equivocada al respecto de los
delincuentes, creyéndolos personas valiosas.
Asimismo, dentro de ellos están los delincuentes que carecen de habilidad, los cuales realizan
delitos con causa, donde la mayoría de estos sujetos mantienen una repulsión por los
criminales, presentan sentimientos altruistas y de afecto por la familia.
2.6.3 Delincuentes habituales
Generalmente suelen ser personas que no cuentan con estudios, y que desde el inicio de su
vida han abierto los ojos a un entorno criminal, donde desde muy pequeños hacen de su
forma de vivir el crimen, a consecuencia de su necesidad y/o ignorancia, más sin embargo no
resultan ser criminales de alta peligrosidad, ya que no cometen delitos graves, atacan
generalmente el patrimonio ajeno.
Respecto de este tipo de delincuente, Enrico Ferri indica que son sujetos que ejercen la
profesión del delito como cualquier otra profesión de un modo frecuente y repetido. Sus
delitos son raterías, estafas y lesiones. Por todo lo anterior, los delincuentes ocasionales,
señala Cuello (2012), corresponderían con lo que hoy en día conocemos como delincuente
común.
2.6.4 Otros autores respecto del delincuente ocasional
2.6.4.1 Carlos Mario Molina Arrubla
Por otro lado, el doctor Molina (1988), realiza otra clasificación respecto de los delincuentes
ocasionales. Para este autor los delincuentes ocasionales son aquellos sujetos que incurren en
el delito generalmente por causas ambientales, son individuos corrientes que llegan al delito
como consecuencia de circunstancias excepcionales, especialmente de factores psicosociales
(necesidades, pasiones, vida mundana, etc. Caen en el delito por causas preferentemente
exógenas que obran como estímulo criminógeno de particular intensidad, por los cuales, en
cierto modo su habitual capacidad de adaptación a la vida social y particularmente, a las
exigencias de las normas morales codificadas, llega a debilitarse y a faltar. “Son los que
menos se apartan del término medio de los hombres que constituyen una sociedad en época
determinada, son hombres conformistas, indiferentes, con escasa capacidad de delinquir y
que son regularmente frenados por la religión, la moral, la tradición y la ley” (Pérez, 2001,
pp. 91 - 92)
Entre estos delincuentes se distinguen los ocasionales puros, los ocasionales ambientales y
pasionales:
2.6.4.2El delincuente ocasional puro
El doctor Reyes (2003) menciona que, “Es el que delinque por causas externas, puramente
accidentales y excepcionales, de tal manera que, de no repetirse, permanecerá en el futuro al
margen de la criminalidad, siendo sus delitos ordinariamente leves” (p. 59).
2.6.4.3 El delincuente ocasional ambiental
Es aquel que sucumbe ante circunstancias ambientales desfavorables como la miseria las
malas compañías, las sugestiones inmorales: Seguirán en el campo de lo criminal, mientras
tales circunstancias permanezcan inalterables.
2.6.4.4 El delincuente ocasional por estado emotivo-pasional
EL doctor Gustavo Penagos Vargas menciona que, “Son aquellos sujetos en los que la causa
del delito radica en ciertos disturbios ocasionales de la esfera efectiva de su personalidad, que
logran romper su equilibrio psíquico y moral no muy estabilizado” (Reyes, 2003, p. 59).
2.6.4.5 Constancio Bernaldo De Quirós
Por otra parte, Bernaldo (1948) indica que el delincuente criminaloide (el cual se encuentra
dentro de la clasificación del delincuente ocasional), se diferencia del criminal, por el hecho
de que se reconoce que su acción lejos de ser espontánea, es provocada, y nos presenta tres
subclases de criminaloide.
2.6.4.6 Delincuentes súcubos
En primer lugar, los que, por orden, por consejo o por cualquier otra insinuación sostenida y
eficaz de la voluntad ajena, se ven arrastrados al delito, tras una resistencia moral o menor a
la obra inductiva que trata de vencer en ellos la repugnancia. En honra a Escipión Sighele,
podríamos reservar para esta subclase el nombre de súcubos, que él, resucitándola de la
antigua Demonología, o ciencia de la posesión diabólica, usó para designar a aquella de las
dos partes que en la pareja de delincuentes planea y dirige el negocio criminal.
2.6.4.7 Delincuentes multitudinarios
Similar al caso del delincuente súcubo, pero transportado desde la atmósfera de la simple
pareja criminal, o sea desde el delito de dos, a la delincuencia de las muchedumbres, es el
caso de los que, en delitos multitudinarios, obedecen a la acción sugestiva del caudillo, o
cabecilla, de la muchedumbre criminal, especie de incubo, ampliado a muchos diámetros, que
exagera con su gesto y su palabra el estado de eretismo criminal de los que participaron en el
acto, añadiendo a él su propia acción sugestionadora, que alcanza incluso al conductor
mismo.
Con respecto a las otras dos subclases de criminaloides, Bernaldo subclasifica los
delincuentes pasionales y ocasionales, dentro de los criminaloides, a diferencia de la
clasificación dada por Lombroso en las que este tipo de delincuentes son clasificaciones muy
aparte, y afirma que los primeros es un estado emocional alto, poderoso, la causa
provocadora del delito: el amor, el honor, el ideal político. En los segundos, una ocasión
excepcional que procura, a la vez, la facilidad de delinquir y la garantía de la impunidad.
2.6.4.7 Delincuentes culposos
Por último, en la clase de los criminaloides, la subclase de los delincuentes culposos, en que
se encuentran los imprudentes, los negligentes, los inhábiles, gentes todas dañadas en el
mecanismo de la atención y de la asociación de las ideas, especialmente las de causa a efecto.
Conclusiones
Si bien es cierto, Lombroso trato a los epilépticos como hombres delincuentes, no se deja de
lado que haya sido un pionero al estudiar la epilepsia como una enfermedad psicológica, es
así que podemos rescatar su aporte al estudio de la epilepsia como un punto de partida para
seguir desarrollando y profundizar en el tema de las enfermedades mentales.
En relación al delincuente loco, Lombroso hacia el hincapié de que este enloquece en la
prisión, motivo por el cual debería ser internado en un manicomio, es así que también critica
la actitud de los jueces como hombres ayunos de psiquiatría.
No cabe duda que los estudios hechos por estos criminólogos han servido para el desarrollo
de la criminología como ciencia, aportando a otras ciencias, e incluso tratando de superar al
propio derecho penal, ya que, al estudiar al criminal y el crimen en sí, da luces al como poder
prevenir dichos actos que dañan la sociedad, razón por la cual esta labor resulta ser de suma
importancia en nuestros tiempos, tal cual fue desde el nacimiento de la ciencia de la
criminología.
Bibliografía