Marcos 14 - 1 11

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Lectura continuada del evangelio de Marcos abp Diócesis de Vitoria

Adaptación del comentario de Joel Marcus

ORACIÓN
Señor Jesús:
Tú dijiste: “mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en
práctica”.
Abre nuestro corazón y nuestro ser entero a tu Palabra, para que seamos hermanos tuyos, tu
familia.
Danos el corazón abierto, confiado y obediente de María tu madre.
Y que escuchando tu Palabra, podamos decir, como ella: “haz tu voluntad en mí, en nosotros”.
AMEN.

TEXTO

MARCOS 14,1-11

«141Pero dos días después eran la Pascua y los Ácimos. Y los sumos sacerdotes y los escribas buscaban
cómo matarlo tras prenderlo mediante engaño, 2porque decían: “No durante la fiesta, no sea que haya una
revuelta del pueblo”.

3
Y estando él en Betania, recostado en casa de Simón el leproso, vino una mujer trayendo un tarro de
alabastro con ungüento perfumado de nardo puro, magnífico; rompiendo el tarro lo vertió sobre su cabeza.
4
Pero había algunos indignándose entre ellos: “¿Para qué este derroche de ungüento? 5Porque este
ungüento podría venderse por más de trescientos denarios y ser entregado a los pobres”; y le mostraban su
enfado.
6
Pero Jesús dijo: “Dejadla. ¿Por qué le ocasionáis molestias? Hizo por mí una buena acción. 7Porque tenéis
pobres siempre entre vosotros y, cuando queráis, podéis hacerles bien, pero a mí no me tendréis siempre.
8
Hizo lo que podía: se adelantó a ungir mi cuerpo para la sepultura. 9Pero en verdad os digo que
dondequiera que sea anunciado el evangelio por todo el mundo, se hablará también en recuerdo suyo de lo
que esta hizo”.

10
Y Judas Iscariote, uno de los Doce, se dirigió a los sumos sacerdotes para entregárselo.
11
Pero ellos, al oírlo, se alegraron y prometieron darle dinero.
Y buscaba cómo entregarlo en el momento oportuno».

COMENTARIO
 El relato de la pasión comienza con un ejemplo eficaz de la estructura marcana del «emparedado»
(sandwich) que contrapone las maquinaciones mortales de los enemigos de Jesús a la clarividencia
profética de su propia muerte.
El pasaje se divide naturalmente en tres partes: breve mención de la trama de los dirigentes judíos (14,1-
2); narración amplia de la mujer que unge a Jesús (14,3-9), y mención breve del acuerdo entre Judas y
los dirigentes judíos (14,10-11). La historia sobre la mujer se subdivide ulteriormente en su acción (14,3),
la objeción de los espectadores (14,4-5) y la respuesta de Jesús (14,6-9). La amplitud de esta última sub-
sección es indicativa de la importancia a ella concedida.

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Adaptación del comentario de Joel Marcus

 14,1-2: Jesús ha terminado hace un momento de advertir a su círculo íntimo de discípulos que debe
permanecer espiritualmente despierto, ya que no conoce el momento del advenimiento glorioso del Hijo
del Hombre (13,33-37). Se trata primariamente de una profecía de la vuelta de Jesús entre nubes
después de la resurrección (cf. 13,26-27), pero Jesús incita también a los lectores a prestar atención a la
sección siguiente del evangelio, que dibujará su muerte y resurrección como acontecimientos
escatológicos. Esta interpretación se apoya en las palabras que siguen, las cuales inauguran con
solemnidad el relato marcano de la Pasión: «Y dos días después eran la Pascua y los Ácimos» (14,1a).
Este nexo es significativo porque la Pascua se denomina «noche de guardia» (lit. «noche de vigilancia»)
en Ex 12,42, debido a que algunos judíos esperaban que la redención final habría de ocurrir durante la
festividad de la Pascua, y porque «Y dos días después» recuerda Os 6,1-2, que es una profecía del
socorro escatológico del Señor. Así pues, mediante esta red de alusiones Marcos da a entender que el
momento de crisis apocalíptica, la noche de guardia escatológica, se está acercando a medida que la
trama contra Jesús comienza a tomar forma.
Sin embargo, los sumos sacerdotes y los escribas se lanzan a la acción, decididos a quitar de en medio a
Jesús antes de que llegara la festividad, no fuera que materializara el riesgo de una rebelión del pueblo
(14,1b-2). Es este un miedo razonable, puesto que durante la fiesta de la Pascua la población de
Jerusalén multiplicaba muchas veces su tamaño, llegando quizás a medio millón de personas. Esto
generaba una situación explosiva agravada por el seductor recuerdo de la liberación de la esclavitud de
Egipto durante la Pascua, y la creencia de que la redención escatológica tendría lugar en los mismos
momentos. El historiador judío Flavio Josefo menciona varios levantamientos populares durante esta
festividad. La ansiedad sacerdotal ante las consecuencias «de una perturbación entre el pueblo» era por
tanto comprensible.

 14,3-9: De la esfera pública, la escena cambia a la intimidad de la privada: Jesús está en Betania, en las
afueras de Jerusalén, en la casa de Simón, un hombre con una enfermedad de la piel. En esto, aparece
una mujer anónima, que entra en la sala donde Jesús está reclinado, a la mesa, rompe una botella de
ungüento precioso, perfumado, y unge con él la cabeza de Jesús (14,3b). Esta acción resulta inquietante
en varios frentes. Ante todo, la presencia misma de una mujer libre puede hacer arquear las cejas, y el
acto de la unción a Jesús con ese perfume caro aumenta el escándalo, ya que en los documentos
antiguos el perfume, la unción y el estar recostado a la mesa se relacionan generalmente con el lujo y el
sexo. La objeción explícita contra la acción de la mujer por parte de los presentes, sin embargo, es que
ha malgastado gran cantidad de un perfume caro (14,4), cuya venta podría haber supuesto más de
trescientos denarios para los pobres (el salario de aproximadamente un año). Frases emotivas rodean
esta objeción (expresaban su irritación entre ellos... y mostraban su enfado con ella), y la respuesta
indignada crea un paralelo con la de los enemigos jurados de Jesús en 14,1-2; ambas están más
preocupadas por una conmoción durante una fiesta que por el bienestar de Jesús. La mención de
trescientos denarios, además, evoca la referencia a doscientos denarios en la sarcástica pregunta en
6,37; ambos pasajes muestran a los discípulos demasiado preocupados por el dinero, a pesar de la
enseñanza de Jesús al respecto en otro lugar (10,17-27).
La respuesta de Jesús a la objeción emocional de los discípulos comienza también en el nivel emocional:
«Dejadla. ¿Por qué le ocasionáis molestias?» (14,6a). Jesús presenta entonces sus motivos para defender
a la mujer, comenzando con la afirmación de que, lejos de descuidar sus deberes caritativos, ha
realizado también una buena acción ungiéndolo (14,6b). Como revelará Jesús en este mismo momento
(14,8), la unción de su cuerpo con ese costoso perfume lo está preparando para su sepultura, con lo que
esa acción entra dentro del modelo clásico judío de las obras de caridad.
Mas: ¿por qué tiene prioridad la unción de Jesús sobre la ayuda a los pobres? Jesús contesta a esta
pregunta implícita insinuando su muerte inmediata: la ayuda a los pobres seguirá siendo posible en los
días sucesivos, pero el tiempo para servir al Jesús terrenal se acerca rápidamente a su fin (14,7). Al

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principio Jesús se refiere a esta última solo por alusiones («pero a mí no me tendréis siempre»: 14,7b),
pero luego lo hace explícitamente («se adelantó a ungir mi cuerpo para la sepultura»: 14,8b). En medio
Jesús dice que la mujer ha hecho cuanto podía (14,8a), una declaración que nos recuerda su alabanza de
otra donante anónima en 12,44. Inmediatamente antes del capítulo 13, Jesús elogiaba a una mujer
anónima que «[dio lo que] tenía» al Templo; y justo después elogia a otra mujer anónima que «[hizo] lo
que podía» (lit. «tenía») ungiendo su cuerpo para la sepultura. Estos dos ejemplos de humilde y
desinteresado servicio por parte de mujeres constituyen un duro contraste con las acciones avaras y
destructivas de los varones en cada uno de los contextos (12,38-40; 14,1-2.10-11).
Jesús añade un dicho que profetiza la proclamación triunfante de la buena nueva en todo el mundo y
completa la vindicación de la mujer aludiendo al papel que su acción desempeñará en el anuncio del
kerigma (14,9). La acción de la mujer, por tanto, es el preludio no solo al último y triste episodio de la
edad antigua, sino también al primer capítulo, triunfante, de la nueva.

 14,10-11: Marcos completa su «emparedado» literario volviendo a introducir a Judas en el relato (última
mención en 3,19). El acuerdo de Judas con los sumos sacerdotes para entregar a Jesús (14,10) permite a
estos realizar su cruel propósito expresado en 14,1-2. Su «marcha» para unirse a los enemigos de Jesús
tiene probablemente un matiz de apostasía (cf. Jn 6,66). El versículo 14,11a menciona la promesa de los
mandatarios judíos de recompensar con dinero a Judas por su traición, pero en el relato marcano queda
confuso si las finanzas constituyen su motivación principal (como en Jn 12,6) o son simplemente un
efecto secundario de una traición decidida por algún otro objetivo.
Judas mezcla su voluntad con la de los enemigos de Jesús; pero también se está operando otra voluntad,
sobrehumana, que moldea los acontecimientos para sus propios fines. El lector despierto recordará que
Jesús había profetizado tres veces que habría de ser entregado en manos de sus enemigos, pero que
esta traición, que cumple un plan divino, acabará en su resurrección (8,31; 9,31; 10,33-34). Por tanto,
cuando los lectores se enteran de que Judas anda buscando «el momento oportuno» para entregar a
Jesús (14,11b), reflexionarán sobre el solapamiento y la tensión entre «el momento oportuno» desde el
punto de vista de los adversarios de Jesús (cf. 14,2) y desde el punto de vista de Dios.
Al principio del siguiente pasaje los lectores de Marcos recibirán otra insinuación sobre cuál de estos dos
puntos de vista va a ganar en última instancia: a pesar de los deseos de los sumos sacerdotes y escribas
(«no durante la fiesta»: 14,2), Jesús es entregado «en el primer día de los Ácimos» (14,12).

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que
llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que
sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias,
perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo
hacer efectiva esa enseñanza

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