TEMA ESCRITO 1 - La Tierra Cuerpo Planetario

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Tema 1

La Tierra, un cuerpo planetario

1. El Sistema Solar
El Sistema Solar está formado por el conjunto de planetas, planetas enanos, asteroides y
cometas que orbitan en torno al Sol, y que junto a los satélites, que orbitan planetas, ocupan el
espacio limitado exteriormente por la denominada Nube de Oort , espacio que se extiende hasta
mucho más allá de la órbita de Plutón. Todos estos objetos reciben el nombre de cuerpos
planetarios.
Para la Unión Astronómica Internacional existen tres categorías de cuerpos planetarios en
el Sistema Solar:
a) Planetas, que son cuerpos celestes que están en órbita alrededor del Sol, tienen
suficiente masa para que su propia gravedad supere las fuerzas de cuerpo rígido de manera que
adquieran un equilibrio hidrostático (forma prácticamente esférica) y han limpiado la vecindad de
su órbita. Son: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno (Figura 1).

Figura 1. Planetas del Sistema Solar

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b) Planetas Enanos, que cumplen las mismas condiciones de los planetas, pero no han
limpiado la vecindad de su órbita (es decir: no han eliminado otros cuerpos menores de su
alrededor mediante colisión, captura e interferencia). En esta categoría está Plutón con su satélite
Caronte. También es un planeta enano Ceres, del Cinturón de Asteroides, y otros cuerpos
situados más allá de Plutón como Eris. Los planetas enanos tienen un tamaño menor que
Mercurio.
c) Cuerpos Pequeños del Sistema Solar : es el nombre que la UAI da al resto de cuerpos
planetarios no sujetos a las dos anteriores definiciones.

1.1. Mecánica del Sistema Solar


Johannes Kepler en 1610 enunció una serie de leyes sobre el movimiento de los
planetas. De entre ellas destacamos la primera, que dice, que “los planetas describen órbitas
elípticas, en uno de cuyos focos se encuentra el Sol” y la segunda, que dice, que “las áreas
barridas por el radio vector del planeta, son iguales en tiempos iguales” (Figura 2).

Figura 2. Segunda Ley de Kepler

Si las órbitas son elípticas el planeta estará en un determinado momento en la posición


más lejana del Sol, el cual, ocupa uno de los focos. A ese punto, se le llama afelio . Al punto más
cercano, se le llama perihelio.
Como la longitud de órbita recorrida en la proximidad del perihelio, es mayor que la
recorrida en la proximidad del afelio, para áreas barridas en el mismo tiempo, el cumplimiento de la
segunda ley de Kepler, supone que los cuerpos planetarios tengan mayor velocidad en el perihelio
que en el afelio.

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En 1687 Isaac Newton formula la ley de la gravedad, y establece los principios que
regulan la mecánica celeste.
Si observamos un planeta como la Tierra desde una posición por encima del polo norte,
comprobamos que su sentido de giro sobre si misma es contrario a las agujas del reloj, decimos
entonces que su movimiento es de revolución directa. El sentido de giro contrario, sería de
revolución retrógrada, como ocurre en Venus y Urano. En dar una vuelta completa sobre sí mismo
la Tierra invierte un día, Venus 243 días terrestres, pero Júpiter sólo nueve horas y cincuenta
minutos. Cuando la velocidad orbital de un cuerpo planetario está en relación sencilla con otro
vecino (p. ej. 1/2, 1/3, 2/3 ..) ambos coincidirán cada cierto número de vueltas en el mismo lugar,
con lo que la atracción gravitatoria repetida expulsará al cuerpo menor de su órbita. Se dice que
estos cuerpos están en resonancia. Éstas son órbitas prohibidas para los cuerpos menores.
El plano de referencia de los cuerpos planetarios del Sistema Solar es la eclíptica, plano
definido por la órbita de la Tierra. La distancia media del Sol a la Tierra se utiliza como unidad de
medida para distancias dentro del sistema, y recibe el nombre de Unidad Astronómica (ua). El eje
de rotación de la Tierra forma con respecto al plano de la eclíptica un ángulo de 66º33¨. Esta
inclinación que permanece a lo largo de la órbita terrestre alrededor del Sol, define las estaciones,
cuya repercusión climática determina innumerables aspectos de la vida en nuestro planeta.

1.2. Origen del Sistema Solar


La opinión mayoritaria entre la comunidad científica, da por válida la hipótesis de la
nebulosa primitiva (Figura 3), para explicar el origen del Sistema Solar. Según esta hipótesis, los
cuerpos de nuestro sistema se formaron a partir de una enorme nube en rotación formada por
hidrógeno y helio, generados durante el Big Bang, y también polvo microscópico y materia
expulsada de estrellas muertas. En esta nube, que se le llama nebulosa solar, hace
aproximadamente unos 5.000 millones de años, comienza una lenta contracción debido a la
interacción gravitatoria de sus partículas. La explosión de una supernova, cuya onda de choque
afectó al espacio ocupado por la nebulosa, pudo ser el detonante del colapso gravitacional. La
contracción trae como consecuencia un aumento de la velocidad de rotación. Cuando la fuerza
centrífuga generada es suficiente, la atracción gravitacional se equilibra. En ese momento, la
nebulosa ocupa un espacio mucho menor y concentra la mayor parte de su masa en el centro,
dando lugar al protosol. La forma discoidal que se supone adquirida por el conjunto en esta fase,
sería como la que actualmente se detecta en otras estrellas. En el centro del disco, las altísimas
temperaturas adquiridas por la transformación de la energía gravitacional en energía térmica,
descomponen las partículas de polvo en átomos y moléculas. La parte exterior del disco está fría y
las partículas están cubiertas por hielo de agua, metano, amoníaco y dióxido de carbono. En toda
la nube discoidal hay gran cantidad de hidrógeno y helio.

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Figura 3. Hipótesis de la Nebulosa Primitiva. Esquema gráfico

Una vez formado el Sol y finalizada la fase de calentamiento gravitacional, el espacio que
ahora ocupan los planetas interiores se enfría y comienza la acreción de las partículas formadas a
partir de la solidificación de sustancias constituidas por elementos más pesados. Así se forman
masas rocosas y metálicas que orbitan alrededor del Sol. La acreción de estas masas da lugar a
cuerpos mayores llamados protoplanetas de cuyo crecimiento se originan Mercurio, Venus, La
Tierra y Marte. El calentamiento producido por la incorporación de materia en los protoplanetas y
su débil campo gravitatorio consecuencia de su escaso tamaño, produce la pérdida de los
componentes ligeros, que el viento solar desplaza hacia las zonas más externas.
Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno se formaron a la vez que los planetas interiores.
También acumulan material rocoso y metálico, pero dada su lejanía al Sol sus temperaturas son
bajas y la mayor parte de su, por otra parte, gran volumen, se ha debido a la acumulación de hielo
de agua, metano, amoníaco y dióxido de carbono. Los dos planetas más grandes, Júpiter y
Saturno, acumulan a su vez grandes cantidades de elementos ligeros, Hidrógeno y Helio, que su
gravedad retiene.

2. La Tierra: Estructura interna, Rasgos de su superficie. Tectónica de Placas.


El contenido teórico de este apartado se puede encontrar en los siguientes apartados del
libro “Ciencias de la Tierra: Una introducción a la Geología Física” (E.J. Tarbuck y F.K. Lutgens,
2005, Pearson – Prntice Hall, 8ª edición).

 Estructura interna de la Tierra: Capítulo 1 (págs. 16 a 19). En el capítulo 12 se hace


una exposición un poco más detallada de los mismos conceptos.

 Rasgos de la superficie terrestre: Tema 1 (págs. 19 a 23).

 Tectónica de Placas: Capítulo 2 (págs. 51 a 73). En los capítulos 13 y 14 se hace una


exposición más extensa de los conceptos generales presentados en el capítulo 2.

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Las páginas anteriores están referidas a la 8ª edición de este libro (pueden variar para
ediciones anteriores o posteriores del mismo libro).

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