Costumbres Judias

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1 La circuncisión. A los ocho días de haber nacido, a todo niño varón judío se le
practica la circuncisión en un rito conocido como Berit Milá (“pacto de la
circuncisión”), como símbolo del pacto entre Dios y Abraham, tal como aparece
en el Génesis.

2 El shabat. El séptimo día de la semana es el día sagrado del judaísmo y


coincide con el atardecer del viernes y la aparición de tres estrellas en la noche
del sábado. Durante este período, el pueblo judío se abstiene de trabajo, tal
como en el Génesis se dice que “Dios terminó el trabajo [de la creación] que
había hecho y descansó”.

3 Romper una copa en el casamiento. En las bodas judías se rompe con el pie
una copa envuelta en un pañuelo blanco para rememorar la destrucción del
templo de Jerusalén hace 2000 años, donde estaban el arca de la alianza y el
candelabro de siete brazos con que se celebraba el culto hebreo en la
antigüedad.

4 Bodas. Según las tradiciones judías, la boda se realizaba por la noche (Génesis
29:20), momento en el que el novio generalmente iba a buscar a la novia a su
casa. Como aquellas tierras eran verdaderos campos y sin luz eléctrica, la noche
era muy oscura. Por ello la novia debía tener sirvientas para que alumbrasen
con lámparas los caminos en la noche (Salmos 45:14,15; Mateo 25:1-13), tal
como lo ilustra Jesús en la parábola de las diez vírgenes. A eso hay que agregar
que las costumbres del matrimonio judío indicaban que novias debían usar un
velo que cubría por completo su rostro. Con esta característica las novias sólo
traían descubierta su cabellera al viento. Con estos detalles es posible entender
por qué Jacob no supo que se casaba con Lea, pues la oscuridad de la noche
en el campo y un velo prominente usado por la novia nunca permitió descubrir
su rostro. Por este motivo Jacob sólo supo que no se había casado con Raquel
sino hasta el día siguiente, cuando había salido el sol y la novia ya se había
despojado de su traje (Génesis 29:25).

5. Voto del Nazareno. Consistía en nunca cortar el cabello del niño generalmente lo
hacían las madres como sansón Jueces 13-16 y Samuel 1 Samuel 1:11. Sansón fue
nazareo. Esto significa que su madre hizo una promesa a Dios desde antes que el niño
naciera: se dedicaría en el templo y no cortaría su cabello. Números 6:5 Mientras dure
su voto de nazareato, y hasta que se cumpla el término de su consagración a mí, no se
afeitará la cabeza con navaja. Estará consagrado a mí, y se dejará crecer el cabello.

6. El primogénito Génesis 22 ¿Seguro que ese mandamiento fue totalmente irracional


para Abraham? La interpretación que hace Kierkegaard de la historia no toma en
consideración el significado del primogénito dentro del pensamiento y el simbolismo
judíos. Jon Levenson, erudito judío que enseña en Harvard, ha escrito The Death and
Resurrection of the Beloved Son (“La muerte y la resurrección del hijo amado"). En esta
obra, nos recuerda que las culturas de la antigüedad no eran tan individualistas como
las nuestras. Las esperanzas y los sueños de las personas nunca se centraban en su
éxito, su prosperidad o su prominencia personales.

Dado que todos formaban parte de una familia, y nadie vivía de espaldas a ella, todos
intentaban alcanzar aquellas cosas para el clan al completo. También debemos
recordar la antigua ley de la primogenitura. El hijo mayor se quedaba con la mayor
parte de la herencia y de la riqueza, de modo que la familia no perdiese el lugar que
ocupaba en la sociedad. En una cultura individualista como la nuestra, la identidad y el
valor que tiene un individuo suelen estar en función de sus capacidades y sus éxitos,
pero en la antigüedad todas las esperanzas y los sueños de un hombre y de su familia
descansaban sobre el hijo primogénito." La orden de sacrificar al primogénito sería
como si un cirujano renunciara a la utilización de sus manos, o un artista visual perdiera
el uso de sus ojos, Levenson sostiene que solamente podemos entender el
mandamiento de Dios a Abraham si lo vemos según este trasfondo cultural. La Biblia
afirma repetidamente que, debido al pecado de los israelitas, las vidas de sus
primogénitos estaban condenadas automáticamente, aunque podrían ser redimidos por
medio de los sacrificios regulares (Éx. 22:29; 34:20), del servicio en el tabernáculo
entre los levitas (Nm. 3: 40-41) o del pago de un rescate al tabernáculo ya los
sacerdotes (Nm. 3: 46-48). Cuando Dios trajo el juicio sobre Egipto por esclavizar a los
israelitas, su castigo definitivo fue arrebatar las vidas de sus primogénitos. Las vidas
de estos estaban condenadas debido a los pecados de las familias y de la
nación. ¿Por qué? El hijo primogénito era la familia. Por lo tanto, cuando Dios dijo a
los israelitas que la vida del primogénito le pertenecía a menos que se pagase un
rescate, decía, de la forma más vívida posible en aquellas culturas, que cualquier
familia de este mundo tenía una deuda pendiente con la justicia eterna: la deuda del
pecado. Todo esto es esencial para interpretar la orden que Dios dio a Abraham. Si
Abraham hubiera escuchado una voz parecida a la de Dios que le dijera "Levántate y
mata a Sara", seguramente no lo habría hecho. Habría pensado, con razón, que era
una alucinación, porque Dios no le iba a pedir que hiciera algo que contradecía
claramente todo lo que había dicho sobre la justicia. Pero cuando Dios afirmó que lo
que debía entregar era la vida de su único hijo, para él ésa no fue una petición
irracional ni contradictoria. Fijémonos que Dios no le pedía que entrase en la tienda de
Isaac y lo matara: le pidió que hiciera de él un sacrificio en el altar. Reclamaba el pago
de la deuda de Abraham. Su hijo moriría por los pecados de la familia.

7. Ley del levirato. La ley del levirato o simplemente el levirato es un tipo


de matrimonio en el cual una mujer viuda que no ha tenido hijos se debe casar
(obligatoriamente) con uno de los hermanos de su fallecido esposo.
8. Cilicio y la ceniza. El cilicio y las cenizas se usaron en los tiempos del antiguo
testamento como un símbolo de la degradación, el duelo, y/o el arrepentimiento.
Alguien que deseara mostrar un corazón arrepentido, a menudo se vestiría de cilicio, se
sentaría sobre cenizas, y colocaría cenizas en la parte superior de su cabeza. El cilicio
era un material áspero generalmente hecho de pelo de cabra negra, haciéndolo algo
incómodo de llevar. Las cenizas significaban desolación y ruina.Cuando alguien moría,
el acto de ponerse cilicio mostraba un profundo dolor por la pérdida de esa persona.
Vemos un ejemplo de esto cuando David lloró la muerte de Abner, el comandante del
ejército de Saúl (2 Samuel 3:31). Jacob también demostró su tristeza al ceñirse de
cilicio cuando pensó que su hijo José había muerto (Génesis 37:34). Estas instancias
de luto por los muertos hablan del cilicio, pero no de cenizas. Las cenizas
complementaban el cilicio en tiempos de desastre nacional o de arrepentimiento por el
pecado. Ester 4:1, por ejemplo, describe a Mardoqueo rasgando sus vestiduras,
vistiéndose de cilicio y ceniza, yéndose por la ciudad "clamando con grande y amargo
clamor". Esta fue la reacción de Mardoqueo ante la declaración del rey Asuero por
darle la autoridad al malvado Amán para destruir a los judíos (ver Ester 3:8-15).
Mardoqueo no era el único que lloraba. "Y en cada provincia y lugar donde el
mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran luto, ayuno, lloro y
lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos" (Ester 4:3). Ante esta devastadora
noticia, los judíos respondieron con cilicio y cenizas, mostrando su intenso dolor y
angustia. El cilicio y las cenizas también se usaron como una señal pública de
arrepentimiento y humillación ante Dios. Cuando Jonás declaró al pueblo de Nínive que
Dios iba a destruirlos por su maldad, todos, desde el rey hasta el menor de los
ciudadanos respondieron con arrepentimiento, ayuno, cilicio y cenizas (Jonás 3:5-7).
También cubrieron de cilicio a sus animales (versículo 8). Su razonamiento era,
"¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no
pereceremos? " (versículo 9). Esto es interesante porque la biblia no dice que el
mensaje de Jonás incluyó alguna mención de la misericordia de Dios; aunque la
misericordia fue lo que recibieron. Es claro que cuando los Ninivitas se cubrieron de
cilicio y cenizas no lo hicieron como un espectáculo sin sentido. Dios vio un verdadero
cambio, un cambio humilde de corazón representado por el cilicio y las cenizas que
hizo que Dios "cediera" y no llevara a cabo Su plan para destruirlos (Jonás 3:10).
Entre las personas que la biblia menciona que se ceñían de cilicio, están el rey
Ezequías (Isaías 37:1), Eliaquim (2 Reyes 19:2), el rey Acab (1 Reyes 21:27), los
ancianos de Jerusalén (Lamentaciones 2:10), Daniel (Daniel 9:3), y los dos testigos en
Apocalipsis 11:3). Sencillamente, el cilicio y las cenizas se usaron como una señal
externa de una condición interna. Este símbolo hacía que el cambio de corazón de una
persona fuera visible y demostraba la sinceridad de su dolor y/o arrepentimiento. No
fue el acto mismo de ceñirse de cilicio y ceniza lo que hacía que Dios interviniera, sino
la humildad que esas acciones demostraban (ver 1 Samuel 16:7). El perdón de Dios en
respuesta a un arrepentimiento genuino es celebrado por las palabras de David:
"Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría" (Salmo 30:11).

9. Ofrenda de expiación. Era un sacrificio ofrecido para alcanzar la expiación de un


pecado sin intención. Había una ofrenda de expiación para perdón del pecado de toda la
congregación de Israel o del sumo sacerdote, y una ofrenda de expiación de un individuo.
si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá a Jehová, por su
pecado que habrá cometido, un becerro sin defecto para expiación. Lv. 4:3-12
Si toda la congregación de Israel hubiere errado, y el yerro estuviere oculto a los ojos del
pueblo, y hubieren hecho algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que
no se han de hacer, y fueren culpables; luego que llegue a ser conocido el pecado que
cometieren, la congregación ofrecerá un becerro por expiación, Lv. 4:13-26
Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los
mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere; luego que
conociere su pecado que cometió, traerá por su ofrenda una cabra, una cabra sin defecto,
Lv. 4:27-35 Por los pecados que los israelitas cometían el año anterior, y por el pecado del
sumo sacerdote, se ofrecía una ofrenda de expiación con una cabra o un becerro en el
día de expiación, el décimo día del séptimo mes según el calendario sagrado (Lv. 16:11-
19). En los tiempos del Nuevo Testamento, Jesús derramó su sangre en la cruz como la
verdadera ofrenda de expiación por los pecados del pueblo. Pero estando ya presente
Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto
tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos
cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar
Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. He. 9:11-12

10. Las mujeres van por agua. Tarea es de las mujeres el ir a traer el agua de los
pozos, y manantiales para los quehaceres hogareños. En la actualidad lo ha en
muchas partes en Oriente, de la misma manera que lo hace cuando los relatos del
Génesis hablan de "la hora de la tarde, la hora en que salen las mozas por agua" (Gen.
24:11) Las mujeres entrenan para este trabajo desde la niñez, pues Saúl y su siervo
"hallaron unas mozas que salían por agua" (1 Sam. 9:11). El mejor tiempo para este
trabajo era por la tarde, aun cuando algunas veces se hacía temprano por las
mañanas. Cántaros de barro (Lam. 4: 2), se usaban para este trabajo, los que tienen a
veces una o dos asas. Ha sido una costumbre entre las mujeres siriacas, llevar el
cántaro de agua en su hombro, aunque algunas lo llevan sobre la cabeza. La mayoría
de las mujeres árabes en Palestina lo llevan sobre su cabeza. La Escritura nos dice
que Rebeca llevaba su cántaro en el hombro (Gen.24: 15). El llevar un cántaro al agua
era E costumbre universal de las mujeres. Debe haber sido y venir con su cántaro
graciosamente puesto en su cabeza o su hombro. Cuando Jesús dijo a dos de sus
discípulos "Id a la ciudad y os encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua;
seguidle" (Marc. 14:13), ese era un modo fácil de identificar a una persona, porque no
es nada común ver a un hombre llevar un cántaro con agua, porque esta es tarea de
las mujeres. Cuando grandes cantidades de agua se necesitan, los hombres usan
grandes sacos de piel de oveja o cabra para llevarla. Los cántaros se reservan para
uso de las mujeres. No se deja nada en el pozo que pueda servir para sacar agua de
lo profundo. cuadro pintoresco verlas ir E Cada una de las mujeres que van a traer el
agua además de Su cántaro, lleva una cubeta de cuero y una soga, suficientemente
larga para bajarla hasta el nivel del agua. La mujer samaritana a quien Jesús encontró
en el pozo de Jacob, había traído todo esto, pero Jesús no tenía un equipo igual. De
allí que ella le dijera: "Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo" (Jn
4:11). En respuesta a su solicitud de que le diese de beber, ella la sacó del pozo y la
dio a él.

11. Lavamiento de pies. El lavado de pies (en latín mandatum, 'orden, mandamiento')
es un acto ritual que simboliza la hospitalidad en Oriente, proporcionando agua para la
limpieza y bienestar de los viajeros después de un largo camino (por ejemplo, en
el Antiguo Testamento: 1 Mos 18.4 UE). El lavado de los pies se describe en el Nuevo
Testamento como el acto de Jesús sobre sus discípulos. De las palabras de
Jesús Mandatum novum do vobis (Jn 13,34 VUL, 'Os doy un nuevo mandamiento') el
rito tiene su nombre litúrgico. La costumbre de lavar los pies era muy frecuente entre
los antiguos. Cuando los tres ángeles llegaron a casa de Abraham, este patriarca les
hizo lavar los pies. También se lavaron los pies a Eliezer y a los que le acompañaban
cuando entraron en la casa de Labán y a los hermanos de José, cuando llegaron
a Egipto. En algunas culturas se considera una vergüenza repugnante y humillante
lavar los pies a una persona. En la iglesia primitiva, era costumbre lavar los pies a otros
cristianos como acción de humildad y servicio por las viudas según 1 Tim. 5:10.

12. Prohibiciones del duelo. El duelo judío es sumamente específico: debe durar 30
días durante los cuales los familiares del difunto no pueden salir de su casa, ni
escuchar música hasta cumplido un año luego del deceso. Los cadáveres no pueden
ser cremados, ni enterrados en altura, ni enterrados parcialmente: si un judío fallece en
un atentado terrorista, debe reunirse hasta el último pedazo de su cuerpo.
Duelo (heb. „ébel, bekî; gr. pénthos pénthein,”llanto”, “luto”, “ayuno”). Acto y experiencia
de tristeza y lamento, especialmente por causa de la muerte de un amigo íntimo o un
pariente. En los países orientales el duelo era frecuentemente ostentoso, costoso y
mecánico. Las evidencias públicas de que uno eºstaba de duelo incluían actos como
reemplazar la ropa con piezas hechas de tela áspera (“cilicio”; JI. 1:8), descuidar los
hábitos corrientes de higiene (como peinarse, afeitarse, bañarse; 2Sa 9:24), romper el
manto y afeitarse la cabeza (Job 1:20), sentarse sobre cilicio y ceniza (Job 16:15; (cf
2Sa 13:31), abstenerse de usar adornos (Exo 33:4), golpearse el pecho (ls. 32:12; Luk
23:48), ayunar (Neh 1:4; Psa 35: 13) y llorar en voz alta (Jl. 1:8, 13). A Aarón se le
prohibió hacer duelo por la muerte de sus hijos rebeldes, Nadab y Abiú (Lev 10:6). Con
frecuencia, sobre los amigos se unían “lloradores” profesionales y sacrilegos (Jer 9:17,
18; Mat 9:23), y Jer 16: 7 implica que se servían comidas. De acuerdo con Herodoto,
en los países vecinos de Israel prevalecían costumbres similares, por lo que ciertas
modalidades de duelo que a veces se practicaba en Israel (Jer 6:6; 41:5; Mic 1:16)
probablemente se inspiraron en sus vecinos paganos. Parece haber habido una
significación idolátrica en la práctica 339 de afeitarse la cabeza y sajarse la carne, que
fue prohibida a los israelitas (Lev 19:27, 28; 21:5; Deu 14:1). Los hebreos lloraron 30
días por Moisés (Deu 34:8) y 7 días por Saúl (1Sa 31:13). Cuando Jacob murió, los
egipcios tuvieron duelo por 70 días, y la procesión funeraria lloró 7 días adicionales en
Atad, más allá del Jordán (Gen 50:3, 10). El dolor por los pecados es el más noble de
los duelos. Los profetas amonestaron repetidas veces a Israel a lamentarse por sus
pecados (Jer 4:8; 6:26).

13. Separación de alimentos. La ingesta de lácteos debe darse en tiempos


específicos y nunca mezclados con la carne. Si un judío come carne, deberá esperar al
menos 3 horas para poder comer leche o algún derivado. No se debe usar la misma
vajilla para carnes y para lácteos.

14. Telas prohibidas. Las vestimentas judías suelen ser muy sencillas, pero no
pueden ser jamás ni de lana, ni de lino, según la Torá. Tampoco es aceptable que un
hombre vista con prendas de mujer o viceversa.

15. El kipá. El kipá o solideo es un sombrero típico de uso para los varones judíos, de
forma redonda u ovalada, a menudo negro o de colores oscuros que se coloca en la
parte trasera de la cabeza y le recuerda al judío la presencia constante de Dios. El uso
de la kipá no es obligatorio.

16. Vestimenta masculina. Mientras los sacerdotes judíos deben vestir siempre de
negro, con su sombrero plano característico, el resto de los hombres lleva mechones
de cabello en tirabuzón a los costados del rostro.

17. Casas de una sola habitación. Habiendo pasado muchos años después de que
Israel se asentara en la tierra de Canaán y dejara su vida nómada a cambio de una
más estable con el progreso agrícola, las casas comenzaron a tomar el lugar de las
tiendas de campaña como lugares para vivir. La mayoría de las casas de la gente del
pueblo se componían de una sola habitación o habitación. El Dr. Thompson piensa
que debido a que la viuda que atendió a Elías tenía una habitación en la parte alta de
su casa, no era de la clase más pobre, sino que estaba en apuros por el hambre que se
sentía en todo el pueblo. Tierra (véase 1 Reyes 17: 8-19) PROPÓSITO DE LA CASA
En los tiempos bíblicos, los hombres no construían sus casas con la idea de pasar la
mayor parte de su vida allí. Su interés principal era pasar el mayor tiempo posible fuera
de ellos, admirando las obras de Dios. La casa sirvió como lugar de retiro. Por eso las
paredes de las casas no son muy tentadoras. No se hizo ningún esfuerzo por llamar la
atención sobre este lugar de retiro. El propósito de estas moradas está respaldado por
el significado de las palabras hebrea y árabe para "casa". El Rydo. Abraham Rihbany,
que nació en Siria y vivió allí durante sus primeros años, ha hecho una exposición muy
veraz sobre el significado y el propósito de la casa palestina. La palabra hebrea bavith
y la palabra árabe cebo significan "abrigo". El equivalente en español es la palabra
"casa". El término más significativo "hogar" nunca ha sido inventado por los niños de
Palestina, porque se consideran a sí mismos como "peregrinos en la tierra". Su tienda
y su casita le proporcionaron suficiente refugio a él y a sus familiares durante la
peregrinación mundana o terrenal. Debido a que los palestinos pasan tanto tiempo
fuera de sus hogares, a los santos escritores les gustaba referirse a Dios como su
"refugio" o su "refugio" más que como su hogar. Tales expresiones en relación con
Dios son muchas en el libro de los Salmos y los escritos proféticos (Ef. Sal. 61: 3; Isa.
4: 6).

18. Lavado de manos antes de comer. Los orientales tienen mucho cuidado de lavar
sus manos antes de la comida, y piensan que la manera de lavar sus manos los
occidentales en el agua ya sucia por sus mismas manos, no es muy limpia, y es
vergonzoso. El criado o quien tome su lugar, vacía el agua sobre las manos que han de
lavarse, mientras éstas se mantienen sobre el lavamanos. Estos tienen una cubierta
cóncava con agujeros, de manera que el agua sucia se escurre por ellos y así queda
fuera de vista. La manera de comer sin cuchillos, tenedores y cucharas, hace que sea
muy necesario lavarse las manos. Que esta manera de lavarse estuvo en boga en
tiempos de los profetas, se demuestra de la manera como Eliseo era caracterizado por
los siervos del rey "Aquí está Eliseo hijo de Saphat, que daba agua a manos a Elías. (2
Reyes 3:11). Eliseo había servido como criado a Elías, y vaciaba el agua para que su
amo se lavara las manos. Esto era parte importante de sus obligaciones. Cuando los
fariseos decían de los discípulos de Jesús, que éstos comían sin lavarse las manos
(Mat. 15:1, 2; Marc. 7:1-5), era por el largo ceremonial que tenían de lavarse las
manos, y de ello hablaban. La jerarquía judía de aquellos días dio un mandamiento
positivo como había de hacerse la ablución. No era pues una ley de Moisés sino una
tradición de los ancianos. Jesús rehusó sancionarla como regla que debiera cumplirse.
No era la costumbre de lavarse las manos antes de comer lo que Jesús objetaba, sino
la autoridad que los rabíes reclamaban para orientar al pueblo exactamente sobre lo
que debían hacer.

19. Posición al comer. De acuerdo con la costumbre general de los árabes la posición
más usual al comer era sentarse derecho en el suelo a la mesa baja con las piernas ya
sea dobladas bajo el cuerpo, o hacía atrás como si fueran a arrodillarse. Ya sea en la
tienda en el desierto de los beduinos, o en la casa sencilla de un campesino, ésta
debería ser posición de los que tomaban su comida. Debemos tener la seguridad que
ésta era la posición de la gente en general en los días de la Biblia, en la mayoría de los
casos. La excepción a esta regla es la costumbre de la gente rica, o las costumbres
gentílicas en ocasiones especiales, tales como fiestas o cenas. Para nosotros es fácil
imaginar a Eliseo y a los hijos de los profetas comiendo en la posición oriental usual,
cuando se dice, refiriéndose a ellos: "Y los hijos de los profetas estaban con el por lo
que dijo a su criado: Pon una gran olla" (2 Reyes 4:38).

20. Orando a la hora de la comida. Lo judíos tenían el hábito, en los días del Antiguo
Testamento, dc orar a la hora de las comidas, y si estaba presente algún profeta, se
esperaba que él lo hiciese. Con referencia a Samuel, cuando Saúl comía el sacrificio
con él, decía: "él haya de bendecir el sacrificio, y después comerán los convidados" (1
Sam. 9:13). En relación con el milagro de Jesús cuando aumentó a las cinco mil
personas nos dice Juan: "Y tomó Jesús aquellos panecillos, y habiendo dado gracias
repartió a los discípulos. (Juan 6:11). Y en lo que respecta a la alimentación de los
cuatro mil, Mateo con cuidado incluye la bendición en su historia. "Tomando los siete
panes y los peces, haciendo gracias" (Mat. 15:36). El Dr. Edersheim da a entender que
Cristo puede haber hecho una oración de gracias extemporánea, o puede haber usado
la fórmula de los judíos en su tiempo como acción de gracias por la comida. Esta es la
fórmula: "Bendito tú Jehová nuestro Dios, Rey del mundo, que haces que brote el pan
de la tierra.,Era costumbre entre los judíos de aquellos días, hacer una segunda
oración de gracias al terminar la comida. Para ello se basaban en Deutoronomio 8:10.
"Y comerás’ y te hartaras, y bendecirás a Jehová tu Dios, por la buena tierra que te
habrá dado". Al decir estas oraciones, era costumbre que los huéspedes lo hicieran en
voz alta, y el resto decía, Amén, o repetíanalgunas palabras de la oración.

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