Taller Tres Textos Narrativos
Taller Tres Textos Narrativos
Taller Tres Textos Narrativos
FACULTAD DE EDUCACIÓN
DEPARTAMENTO DE LENGUAJE
COMPRENSIÓN Y PRODUCCIÓN TEXTUAL I
PROFESOR JAIME HERRERA E. 2020 B
INSTRUCTIVO: Lea con atención los siguientes textos narrativos y posteriormente, conteste la
evaluación de comprensión pertinente:
Desde aquí te veo Pabla Pérez en las oficinas públicas, prendiendo velas a la memoria de tu
almirante asesinado. Eluden pagarte la pensión de viuda porque dicen que tu difunto marido
enlutó la bandera de la patria con la rebelión negra de los esclavos. Fusilado por traidor,
envilecido por la horca y proscrito de mis derechos ciudadanos, miraba con sorna las medallas,
las cruces, las insignias que muestras en tu pañolón negro. Olvidados están los títulos de gran
almirante, Benemérito General de la orden de los Libertadores, Capitán de navío de la Armada
nacional.
Pero no te aflijas, Pabla Pérez, favorecido soy con la vida inmortal de mis ancestros ante la
mirada de Changó. Desde aquí te sigo los pasos, rememorando tu mulata alegría de aquellas
tardes cuando encendiste tu risa en nuestra nostalgia de exiliados.
MANUEL ZAPATA OLIVELLA
Tulúa jamás ha podido darse cuenta de cuándo comenzó todo, y aunque ha tenido durante
años la extraña sensación de que su martirio va a terminar por fin mañana en la mañana,
cuando el reloj de San Bartolomé dé las diez Y Agobardo Potes haga quejar por última vez las
campanas, hoy ha vuelto a adoptar la misma posición que lo hizo un lugar maldito en donde la
vida apenas se palpó en la asistencia a misa de once los domingos y la muerte se midió por las
hileras de cruces en el cementerio. Quizás tampoco vaya a tener conciencia exacta de lo que
va a vivir, porque lleva tantos días y tantas noches acercándose cada vez más al final de la
mañana, cuando se produzca oficialmente la muerte de su angustia, volverá a sentir por sus
calles, por sus entrañas, el mismo terror que sintió la noche del veintidós de Octubre de
Octubre de mil novecientos cuarenta y nueve, al oír cinco balazos que acabaron con la vida de
Rosendo Zapata y notificaron que los muertos que habían estado encontrando todas las
mañanas en las calles, sin papeles de identificación y sin más seña de tortura que un tiro en la
nuca, eran también de Tulúa y no de las montañas y veredas, como últimamente habían
querido mostrarlo. Fue el primer muerto oficial, como el de mañana será el último y aun
cuando muchos han querido mostrarlo como el de comienzo de este transitar incierto de
Tulúa, sus gentes saben muy bien que no es porque la noción de la muerte que ha llenado sus
casas empezó antes de que el nueve de Abril la chusma liberal colgara de las cuerdas del
campanario a Martín mejía, quemara el teatro Ángel, saqueara la ferretería de Don Lucio y
repartiera en el parque Boyacá las cincuenta y seis cajas de aguardiente que había en el
estanco. Martín mejía fue el único muerto de ese día y el único muerto conservador de
muchos meses. Aunque jamás se metió en política y la única vez que supieron de su
conservatismo fue el día que llegó Ospina Pérez y el prestó su carro negro para entrarlo desde
Los chancos hasta el parque; Tulúa no pudo olvidar en ese día que él era el que desde hace
doce años venía venciéndoles con recargo cereales, abarrotes y paños. Por eso quizás lo
colgaron del campanario y le vaciaron íntegramente su cadena de almacenes.
Como un animal que avanza al desolladero, Leopoldo se tumbó sobre los tendidos del lecho,
casi sin respirar. Cerró los ojos donde no existía luz alguna, y por el gesto que le vi pude
apreciar que acababa de de tomar la determinación de no volver más. Jamás. Nunca más. “Por
fin”, murmuré. “Ha llegado tu final”, dije, mientras Leopoldo permanecía inmóvil. Pasaron los
instantes. Los eternos instantes de la espera. Mis manos tejían, bailaban sobre el tambor.
Zapateaban sobre la tela extendida. Sobre la popelina templada del tambor.
Mis manos, cómplices de mi vida. Ellas ahí, pautando el ritmo de mi alma, Seguían pasando los
instantes. Los infinitos instantes de la espera. Leopoldo seguía respirando estertoroso. Ahora
su sangre debía avanzar, lenta, cada vez más lenta. No sé cuantas horas alcanzaron a pasar,
pero cuando sus amigos, sus parientes más allegados y algunos vecinos comenzaron a llegar,
atraídos por aquella especie de aurea silenciosa y extraña que se forma sobre el techo de las
casas cuando alguien está muriendo, tuve la certeza de que desde un lugar que todavía no
alcanzaba a ser el de la muerte definitiva Leopoldo podía escucharlos, reunidos como estaban
en la sala de nuestra casa. El teléfono replicaba incesante, pero aunque me sentía en perfectas
condiciones no iba a responder. No debía hacerlo, pues de ello habían comenzado a ocuparse
los parientes más allegados. De repente escuché un quejido dulce y limpio. Casi un murmullo
de agonía. Una queja, un dolor en los labios similar al de una persona que se hunde dentro de
un pozo de agua transparente en una mañana de sol. Inexplicablemente y por primera vez
sentí el apremio del dolor, mí recordado bretón: mis pulpos alados guiarán por última vez la
barca cuyas velas están de ese solo día hora a hora. Es la velada única tras la cual sentirás subir
por tus cabellos el sol blanco y negro. Bajo el musgo esponjoso y bajo tus pasos que no
existen, mis sueños serán vanos y formales como el rumor de los párpados del agua en la
sombra.
- ¡La muerte!
Exclamé, y en ese preciso instante sentí que Leopoldo se derramaba como un liquido
espeso encima de las sábanas limpias y se perdía para siempre entre la espuma de los
tendidos. Y Escuché por última vez, su estertoreo grito de despedida:
-¡¡¡Adiós, hijueputa!!!
FERNANDO CRUZ KRONFLY
1. ¿De qué se valen las autoridades para eludir la obligación de pagar una pensión en el
relato de Zapata Olivella?
2. ¿Qué hecho insólito ocurre en la muerte de Leopoldo?
3. ¿De qué suceso histórico da cuenta el fragmento de Cóndores no entierran todos los
días? Explique y describa.
4. ¿Cuál fue el “delito” que le mereció a Martín Mejía el repudio de sus coterráneos, en la
obra de Gustavo Álvarez Gardeazabal?
5. Haz un análisis de la intención en el manejo particular de la puntuación en el
fragmento de “Cóndores no entierran todos los días”.
6. ¿Quién le habla a Pabla Pérez? ¿Cómo es la voz del narrador? Describa este aspecto en
profundidad. Presencia interna desde adentro o externa desde afuera de la
personificación.
7. ¿Qué puede buscar una rebelión negra de esclavos? Ubíquela no sólo en el contexto
del fragmento, sino en el contexto histórico.
8. ¿Qué creencia cultural se puede deducir del episodio de “Changó, el gran putas”?
9. ¿Cómo maneja el tiempo Álvarez Gardeazabal en este trozo de su obra?
10. Busca dos ejemplos de cada una de las opciones de voz interna y externa en el
fragmento de “La obra del sueño” de Cruz Kronfly.
11. En este mismo fragmento, encuentra dos ejemplos, de lo que puede ser considerado
despliegue de prosa poética.
12. Cuáles puntos acercan a todos los relatos y cuáles los hacen diferentes considerando
los siguientes aspectos:
Denuncia de injusticias.
Conflictos.
Historia del país
Vínculo con la naturaleza
Relaciones de clases sociales.
Ritmo del relato.
Manejo de indicios y de informantes
EXPLIQUE LOS ASPECTOS QUE USTED CONSIDERE COINCIDENTES POR UNA PARTE, Y
DISTANTES POR EL OTRO, ENTRE LOS TRES TEXTOS.
(Lorica, 1920 - Bogotá, 2004) Escritor colombiano, el primer autor que exaltó en sus obras la
identidad negra colombiana. Su madre fue una mestiza hija de una india y de un catalán y su
padre un liberal convencido y muy culto. Cuando su familia se trasladó a Cartagena siendo él
todavía muy niño, entró de lleno en contacto con la cultura negra. Desde muy joven
comenzó a escribir en el periódico El Fígaro, y en las revistas Estampa de Bogotá, Cromos,
Sábado y Suplemento Literario de El Tiempo.
Tulúa, Valle del Cauca, 1945) Narrador y ensayista colombiano. Vivió su infancia en un hogar
católico y rígido, si bien su madre era de ideas liberales. Ideológicamente se adscribió en su
juventud al conservadurismo del aspirante a la presidencia Belisario Betancur, en cuya
campaña electoral tomó parte activa mientras concluía sus estudios en la Universidad del
Valle, donde se licenció en Letras con una tesis sobre La novelística de la violencia en
Colombia (1970). Posteriormente iría acercándose a partidos de signo liberal. Profesor
durante años en la Universidad del Valle, por su trayectoria literaria fue becario de la
Fundación Guggenheim en 1984 y ha sido dos veces gobernador del Valle del Cauca por
elección popular.
El universo de su narrativa se centra en su tierra natal, con ramificaciones al Valle del Cauca,
y sus temas recurrentes son la extensión de la violencia indiscriminada, la superchería
milagrera en que se sustenta el conservadurismo religioso hispanoamericano, el poder
omnímodo de los grandes terratenientes, las nuevas bolsas de riqueza generadas por la
expansión del narcotráfico, la corrupción generada por el sistema caciquil de los gamonales y
las crisis ideológicas de los sectores progresistas.
Ha viajado por los Estados Unidos de Norteamérica, Venezuela, México, Brasil, Argentina,
España, Alemania, Dinamarca, Marruecos, Canadá, Francia, Portugal, Ecuador y Chile dando
a conocer su obra.