Documento PISCCJ 2020-2024 - 0
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SEGURIDAD CIUDADANA,
CONVIVENCIA Y JUSTICIA
(PISCCJ) DE BOGOTÁ
2020 - 2024
30 de Junio de 2020
PLAN INTEGRAL DE SEGURIDAD CIUDADANA,
CONVIVENCIA Y JUSTICIA (PISCCJ) DE BOGOTÁ 2020 - 2024
Subsecretario de Inversiones y
ico
Andrés Felipe Preciado Restrepo
y Estudios estratégicos
ciudadana
Director de Seguridad
Comunicaciones
Anderson Sanabria
técnicos de:
y Convivencia
CAF
1
Tabla de contenido
Introducción................................................................................................................................. 5
1. Metodología............................................................................................................................. 8
2. Marco normativo, cadena de valor y espacios de coordinación institucional .............................11
2.1. Marco normativo general de los Planes Integrales de Seguridad .............................................. 11
2.2. Cadena de valor del PISCCJ: ODS, Articulación Distrital y Nacional para la gestión de las
problemáticas de seguridad, convivencia y justicia. ......................................................................... 12
2.3. Espacios para la coordinación institucional y la prevención integral. ........................................ 13
2.3.1. Espacios para la coordinación institucional .......................................................................... 13
2.3.2. Integración institucional para la prevención integral ........................................................... 14
2.3.3. Otros espacios para tener en cuenta .................................................................................... 15
3. Diagnóstico .............................................................................................................................16
3.1. Panorama general ...................................................................................................................... 17
3.2. Comportamientos contra la vida y la integridad personal ......................................................... 17
3.2.1. Homicidios ............................................................................................................................ 17
3.2.2. Lesiones personales .............................................................................................................. 20
3.2.3. Delitos sexuales .................................................................................................................... 21
3.2.4. Violencia intrafamiliar ........................................................................................................... 24
3.3. Afectaciones al patrimonio ........................................................................................................ 25
3.3.1. Hurto a personas................................................................................................................... 25
3.3.2. Hurto a personas - celular..................................................................................................... 26
3.3.3. Hurto a personas - bicicletas................................................................................................. 27
3.3.4. Hurto en TransMilenio .......................................................................................................... 28
3.3.5. Hurto en SITP ........................................................................................................................ 29
3.3.6. Hurto a comercio .................................................................................................................. 30
3.4. Rentas criminales ....................................................................................................................... 31
3.4.1. Microtráfico .......................................................................................................................... 31
3.4.2. Extorsión ............................................................................................................................... 32
3.5. Convivencia ................................................................................................................................ 33
3.5.1. Consumo de Sustancias Psicoactivas (SPA)........................................................................... 33
3.5.2. Porte de armas...................................................................................................................... 33
3.5.3. Riñas ...................................................................................................................................... 34
3.6. Acceso a la justicia ...................................................................................................................... 34
Introducción
La pandemia del COVID-19 cambió la forma en la que convivimos y las condiciones de seguridad de
nuestra ciudad. Nos demostró a todos que, si no hacíamos un cambio cultural, si no cambiábamos
nuestros hábitos, no podríamos ni cuidar la vida ni volver a funcionar armónicamente. Produjo además
una transformación en las dinámicas del delito, y, por ende, en la manera en que entendemos y
abordamos la seguridad. Aunque los reportes evidencian una disminución en la mayoría de los delitos
en los primeros seis meses de 2020, si comparamos con el mismo periodo de 2019, aumentó la violencia
intrafamiliar y el hurto de bicicletas. Este plan recoge ese y muchos otros desafíos. Por supuesto, se
prevé la reactivación económica criminal posterior a la cuarentena, la utilización y vinculación criminal
de algunos jóvenes, el incremento de los hurtos y la permanencia de la violencia homicida.
La pandemia hizo más evidente lo que ya sabíamos, que la cultura ciudadana es uno de los elementos
fundamentales de la seguridad, la convivencia y la justicia: el comportamiento autorregulado, la
voluntad recíproca de no hacerle daño a nadie, de alzar la voz frente a un acto de violencia o
discriminación, de actuar con inteligencia colectiva, es decir, como cuidadores y pedagogos en
corresponsabilidad con la familia, la sociedad y el Estado frente a las violencias que enfrentan sujetos
históricamente discriminados, como las mujeres, las niñas y los niños, en vez de esperar a que las
autoridades intervengan.
Esa cultura ciudadana supone una sensibilidad de lo que es lícito y lo que es legítimo, de lo que es
violencia y lo que es machismo, racismo, clasismo, homofobia o xenofobia; que no todo vale, que las
normas por sí solas no sirven para nada, no crean capacidad colectiva, pero el comportamiento sí. Que
todo acto es un acto público y nos cambia la cultura en la que vivimos. Incluso pequeños gestos de
altruismo, de amabilidad o gratitud. Decisiones que todos tomamos cada día, y que nos definen como
sociedad. Sacrificios personales y colectivos como los que nos enseñó a hacer la crisis del Covid-19.
Decisiones que cambian el rumbo de nuestra vida y la de nuestros hijos e hijas.
Si además de esta inteligencia colectiva logramos tener confianza en las instituciones, porque nos han
demostrado que podemos creer en ellas, que van a actuar para lo que fueron concebidas y no para el
abuso, que producen resultados contra los delitos, que son intolerantes frente a la corrupción e
inclementes ante la impunidad, entonces tenemos en el Gobierno Distrital, la Fuerza Pública y la rama
judicial un seguro, más que un vigilante; un aliado, más que un castigador; un garante, más que un
agente coercitivo.
Y tendremos muchas formas de enfrentar los otros factores de la vida que también inciden en nuestra
seguridad, como la pobreza, el desempleo, la deserción escolar, el abuso de sustancias psicoactivas, el
riesgo de utilización de jóvenes por estructuras criminales, entre otros. Todo es un delicado equilibrio
entre la responsabilidad de cada ciudadano y la responsabilidad del Estado.
Este plan contiene justamente las responsabilidades, estrategias y acciones que el Distrito tomará
durante el gobierno 2020-2024. Cómo va a mejorar la seguridad en las calles, en el transporte público,
en las ciclorrutas. Cómo va a combatir la pandemia de violencia contra las mujeres, y la violencia
intrafamiliar que las medidas de aislamiento por el COVID -19 exacerbaron y pusieron mayores retos
para la respuesta y protección. Cómo vamos a luchar contra una realidad aberrante en la que el 80% de
las víctimas de delitos sexuales son niñas entre los 0 y los 19 años; y el 82% de las agresiones de pareja
son contra mujeres. El plan detalla, por ejemplo, las estrategias para visibilizar esta realidad en nuestra
ciudad con proyectos de transformación cultural, para hacer más confiables, modernos y accesibles los
canales de denuncia (por ejemplo, la Línea Púrpura, los puntos de denuncia en TransMilenio) y más
eficaces las rutas de atención (por ejemplo, en las Casas de Justicia y las Casas de Igualdad de
Oportunidades).
¿Cómo vamos a reducir la tasa de homicidios a 9,9 por cada 100 mil habitantes, y a disminuir en 10% el
hurto a personas? Hoy el 58% de los ciudadanos se siente inseguro en Bogotá. Reconocen que la
delincuencia común es el problema que más los afecta. Por eso el plan contiene estrategias macro
definidas en el Plan de Desarrollo y otras específicas que deberán evolucionar según los resultados y
otros factores. Estas acciones incluyen una reestructuración del modelo de servicio de Policía por
cuadrantes, la conformación de equipos de actuación contra el crimen organizado en las localidades y
sectores de mayor incidencia delictiva; la implementación de nuevos cuadrantes dinámicos y zonas de
contención contra el hurto, y la intervención operativa focalizada (allanamientos e investigaciones
exprés).
Todo el trabajo estará más sincronizado que nunca entre la Alcaldía (las secretarías de Seguridad, Mujer,
Integración Social y Gobierno), la Policía Metropolitana, la Fiscalía seccional Bogotá, la Unidad Nacional
de Protección, Migración Colombia, el Gobierno Nacional, la Décima Tercera Brigada de Bogotá, y el
apoyo de la Personería de Bogotá. Adicionalmente, trabajaremos con la Gobernación de Cundinamarca
y los alcaldes de los municipios vecinos con un enfoque regional de la seguridad y la convivencia.
Vamos a debilitar las estructuras criminales y a romper las cadenas de la economía criminal no
solamente a capturar al más buscado o al delincuente en la calle sino utilizar la tecnología, la
inteligencia y la investigación judicial para quitarles el sustento (es decir, la actividad económica que
generan) el hurto, el narcotráfico y el microtráfico. Vamos a trabajar fuertemente en investigación y
judicialización para disminuir la reiteración delictiva, que es cuando el delincuente es capturado, no
llega a ser judicializado y continúa delinquiendo. Y vamos a trabajar para reducir la reincidencia delictiva,
cuando una persona comete un nuevo delito luego de pagar una condena.
En cuanto a las intervenciones territoriales, por concentración delictiva se han determinado los lugares
a intervenir a través de la definición de las Zonas de Atención Prioritaria en el centro ampliado, el borde
entre Soacha, Ciudad Bolívar y Bosa, la troncal Caracas, El Amparo y Patio Bonito (Kennedy), Cerro Norte
(Usaquén), el Parque Entrenubes (en Usme, San Cristóbal y Rafael Uribe Uribe) y la Séptima Peatonal.
Las estrategias de intervención delictiva incluyen desde desincentivar la compra de celulares hurtados
hasta modernizar los mecanismos de judicialización de las bandas que los exportan. Esta visión de
política criminal Distrital parte de la importancia de analizar los delitos en el contexto amplio de otros
fenómenos que lo rodean y lo explican para poder anticiparnos y prevenir.
En los últimos dos años, la calificación del servicio de Policía y la confianza en la institución policial han
venido decreciendo. Esto se explica por dos razones: la ineficacia del servicio (solo la mitad de las
personas que son víctimas de delitos denuncian, la otra mitad dice que denunciar no sirve para nada),
y las denuncias de abuso policial, en particular en el contexto de la protesta social de 2019 y el control
del espacio público. Este panorama hace necesario y urgente implementar mejores programas de
formación para nuestros policías, hombres y mujeres, en Derechos Humanos, en enfoque de género, en
atención de violencias, conflictividades y delitos urbanos.
Respecto a la resolución de conflictos entre ciudadanos, y entre éstos y las instituciones, las cifras son
más alentadoras. El 24,6% de los encuestados respondió que definitivamente asistiría a Las Casas de la
Por otro lado, desde 2013 han venido bajando los indicadores de confianza entre vecinos. Por esa razón,
vamos a consolidar carentes de este capital social, será
otra apuesta. Allí se desarrollarán programas a cargo de gestores de convivencia territoriales que
acercarán a los habitantes, según las vulnerabilidades y potencialidades de cada lugar, a los servicios
institucionales, las organizaciones comunitarias, al cuadrante de Policía y a los proyectos de la alcaldía
local.
Vamos a trabajar para que la delincuencia no nos arrebate a los jóvenes. El 25% de la población de
Bogotá es joven, y el 16% de los jóvenes ni estudian, ni trabajan (NiNi) (o hacen trabajos informales).
Por eso creamos la Estrategia Reto, con la que vamos a formar al menos a 20 mil jóvenes en habilidades
para el trabajo, bilingüismo y nuevas competencias, como inteligencia financiera y tecnologías de la
información y comunicación. Además, vamos a promover la generación de empleo para 5 mil jóvenes.
En la Estrategia Reto invertiremos más de 385 mil millones y la enfocaremos en 164 barrios priorizados.
A esto se suma un programa de la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia para formar a 10.000
jóvenes en habilidades de mediación, tolerancia, empatía y autocontrol y a 800 grupos de ciudadanos
en participación para la convivencia.
Por último, el Plan define las líneas estratégicas en materia de seguridad, convivencia y justicia de
Bogotá-Región. Ya que el delito no tiene límites jurisdiccionales, vamos a trabajar de manera coordinada
en la protección de nuestra infraestructura vital (agua, suministro de energía, y abastecimiento de
alimentos). Ya estamos saldando la deuda de planificarnos como ciudad región: venimos desarrollando
consejos de seguridad regionales y, de ahora en adelante, nuestros organismos de seguridad y justicia
se articularán para integrar esfuerzos en materia de inteligencia, tecnología y judicialización.
Los retos para estos cuatro años son enormes. Sin embargo, tenemos la certeza de haber trazado un
plan de acción técnico, complejo pero realizable, sustentado en una visión clara de los problemas y con
evidencia suficiente para las decisiones que hemos tomado. Como sociedad, tenemos todas las
condiciones para aprovechar este año histórico y este cuatrienio para hacer un cambio en la manera de
comportarnos. Como gobierno, tenemos el talento humano y las herramientas para ayudar a que ese
salto se produzca y mejore de verdad la calidad de vida en Bogotá, especialmente la de las mujeres, los
niños y las niñas, los adolescentes y las poblaciones que han sido discriminadas.
Comunicamos este plan a todos los habitantes de Bogotá, para que todos seamos partícipes y veedores,
que lo llevemos a cabo sabiendo que no es solamente un plan de gobierno, es una oportunidad de oro
para hacer unos acuerdos básicos de convivencia. Acuerdos para volver a confiar en nosotros y en los
otros; y hacer de nuestra Bogotá una ciudad para vivir sin miedo.
1. Metodología
Fuente: guía metodológica para la formulación, implementación y seguimiento de los Planes Integrales de Seguridad y Convivencia
Ciudadana (PISCC). 2019
En el inicio del proceso se identificaron los actores relevantes a involucrar en cada una de las fases de
formulación para generar los mecanismos de articulación interinstitucional, integrando en lógica de
construcción colectiva, a los organismos de seguridad y justicia, instituciones y dependencias públicas
del orden Nacional y Distrital, así como organizaciones del sector privado, centros de pensamiento y
organismos de cooperación.
embargo, la situación generada por la emergencia sanitaria asociada al COVID-19, exigió que se
desarrollaran diferentes estrategias por medios virtuales y redes sociales de la Secretaría Distrital de
Seguridad, Convivencia y Justicia. Al mismo tiempo, se realizaron talleres con los equipos de las Alcaldías
Locales con el objetivo de presentar el PISCCJ e incluir la perspectiva local en la construcción de
estrategias de seguridad, convivencia y justicia.
Lo anterior permitió integrar en el PISCCJ la percepción de los ciudadanos de todas las localidades de
Bogotá frente al diagnóstico y priorización de las problemáticas en seguridad, convivencia y justicia, así
como los enfoques, estrategias y acciones de abordaje a plasmar en el Plan.
Asimismo, es importante señalar que se realizaron cuatro espacios de socialización y discusión con los
Comandos Operativos de Seguridad Ciudadana (COSEC)1 de la Policía Metropolitana de Bogotá, donde
también participaron los directivos y enlaces territoriales de la Secretaría Distrital de Seguridad,
Convivencia y Justicia y representantes de la Fiscalía General de la Nación.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, se avanzó en la fase 2 de la ruta de formulación del PISCCJ:
Igualmente, se plantearon tres líneas estratégicas que agrupan todas las estrategias, acciones y metas,
de los organismos de seguridad y justicia, la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia y
otras dependencias del Distrito. Estas son: 1) Prevención y convivencia ciudadana, 2) Acceso a la Justicia
y 3) Control del Delito. Lo anterior, articulado con el Plan Distrital de Desarrollo, principalmente en lo
que tiene que ver con los programas y metas trazadoras.
En este sentido, se realizaron en total 66 sesiones de trabajo y mesas técnicas con las siguientes
entidades:
1Comando operativo especial de seguridad ciudadana. Se constituye en la unidad atípica de policía que por disposición del
señor Director General de la Policía Nacional se crea en una determinada circunscripción territorial, con el objeto de
direccionar, coordinar, ejecutar y controlar el servicio de Policía orientado a la prevención y disuasión de delitos,
contravenciones y demás motivos de policía, y que le permita adaptarse con oportunidad a los cambios del entorno, la
normatividad legal y a las políticas de gobierno en materia de seguridad; son además unidades con autonomía suficiente a
nivel presupuestal y operativo con el propósito de atender de manera integral las necesidades y la compleja situación que
demandan de un servicio de policía fortalecido (Reglamento del Servicio de Policía).
Posteriormente, se definieron los procedimientos para la implementación del PISCCJ, que corresponde
con la ología entrará en vigencia a partir
de la aprobación de este documento, con el fin de que los organismos de seguridad y justicia que hacen
parte del Comité Territorial de Orden Público y las demás entidades involucradas en las estrategias y
acciones formulen sus proyectos y puedan acceder a los recursos del Fondo Territorial de Seguridad y
Convivencia Ciudadana -FONSET-2. La presentación de los proyectos se debe realizar en cada vigencia,
a partir de lo planteado y priorizado previamente en la matriz de estrategias, acciones y metas.
2
Todas las personas naturales o jurídicas que suscriban contratos de obra pública deberán pagar a favor del Distrito, una
contribución equivalente al cinco por ciento 5% del valor total del correspondiente contrato. Los recursos de los FONSET se
deben destinar prioritariamente a los programas y proyectos a través de los cuales se ejecute el PISCCJ.
Este capítulo presenta las herramientas normativas sobre las que se sustenta la planificación,
formulación e implementación del Plan Integral de Seguridad Ciudadana, Convivencia y Justicia (PISCCJ).
Además, esboza la cadena de valor que relaciona el PISCCJ con elementos centrales de la Agenda 2030
y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, y con los planes estratégicos nacionales y distritales, a saber,
la Política de Defensa y Seguridad, la Política Marco de Seguridad y Convivencia Ciudadana, y el Plan de
Desarrollo. Por último, se presentan los espacios de coordinación institucional que son importantes para
la efectiva implementación de este Plan.
Sobre las Políticas Integrales de Seguridad y Convivencia Ciudadana, el Decreto Nacional 299 de 2011
expresa en su Artículo 17 que estas serán aprobadas por los respectivos Comités Territoriales de Orden
Público, CTOP y sobre ellos en el artículo 18, numeral 3, define que entre las funciones de los CTOP está
2.2. Cadena de valor del PISCCJ: ODS, articulación distrital y nacional para la
gestión de las problemáticas de seguridad, convivencia y justicia.
Este Plan se propone de forma decidida aportar al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible en Colombia: Los retos para 2030; razón por la cual considera necesariamente los temas
asociados al fortalecimiento de las instituciones, el acceso a la justicia, la lucha contra las economías
ilegales y la disminución de las violencias ciudadanas (PNUD, 2018).
En concordancia con la superación de los retos planteados, este PISCCJ hace especial énfasis en: 1) la
atención de poblaciones vulneradas con particular interés en las niñas, niños, adolescentes y jóvenes;
2) La eliminación de imaginarios sociales que legitiman las violencias contra grupos poblacionales
vulnerados; 3) El fortalecimiento y garantía de acceso a las instituciones prestadoras de servicios de
justicia por parte de los ciudadanos; y 4) inclusión de sistemas de participación y construcción conjunta,
incluyentes y transparentes. Igualmente, este PISCCJ incluye tres grandes líneas estratégicas: 1)
prevención y convivencia ciudadana, 2) Control del delito y 3) Acceso a la Justicia; desde las cuales se
priorizan las estrategias y acciones, que desde el gobierno distrital y los organismos de seguridad y
justicia se han establecido para atender las problemáticas identificadas.
Adicional a la articulación con los ODS para Colombia, este PISCCJ consideró la conexión temática con
las políticas de gestión de la seguridad y convivencia del orden nacional, a través de la previsión de
temas importantes y transversales como: 1) Cultura ciudadana, 2) enfoque de género, 3) enfoque en
poblaciones vulneradas, y 4) enfoque territorial diferencial.
Es así como este PISCCJ se articula con el Plan Nacional de Desarrollo en las apuestas referentes a:
Imperio de la ley: derechos humanos, justicia exequible, oportuna y en toda Colombia, para
todos.
Participación ciudadana: promoviendo el diálogo social e intercultural, la inclusión
democrática y el respeto por la libertad de cultos para la equidad.
Asimismo, el PISCCJ apalanca los programas, planes y estrategias de los organismos de seguridad y
justicia del orden nacional, buscando una efectiva y coordinada intervención en los territorios, así como
optimizar los recursos administrativos, financieros y humanos; lo que podría representar un mayor
impacto en la gestión de las problemáticas de seguridad, convivencia y justicia en el nivel local. Es así
como el Plan considera e incluye temáticas transversales a lo nacional como lo son:
Gráfica 2-3 Espacios para la coordinación institucional en seguridad ciudadana convivencia y justicia
Este grupo de instancias se caracteriza por el rol estratégico que tiene en materia de toma de decisiones,
implementación y seguimiento a los asuntos de seguridad ciudadana, convivencia y justicia.
Av. Calle 26 # 57- 83
Torre 7 Tel: 3779595
Código Postal: 111321
www.scj.gov.co
14
En este orden de ideas, El Comité Territorial de Orden Público del Distrito (CTOP) es clave, pues no sólo
aprueba el PISCCJ, sino que también estudia, aprueba, hace seguimiento y define la destinación de los
recursos del Fondo Territorial de Seguridad y Convivencia Ciudadana (FONSET) a partir de lo establecido
en los Planes Integrales de Seguridad y Convivencia Ciudadana.
De igual forma, este Plan recoge la apuesta por los Consejos de Seguridad Regionales, como una visión
de territorio más amplia que involucra temas conjuntos y de especial interés entre el Distrito y la
Gobernación de Cundinamarca, así como un abordaje articulado de las problemáticas compartidas y su
intervención, más allá de los límites jurisdiccionales, cumpliendo la apuesta de Bogotá - Región. De
forma similar, los Consejos Locales de Seguridad y Convivencia deben hacer seguimiento y recomendar
al Alcalde o Alcaldesa local, los programas que se requieren para dar cumplimiento al PISCCJ en las
localidades a través de los Planes Territoriales de Convivencia y Seguridad, que son el plan de acción de
las estrategias y acciones que aquí se proponen aterrizadas y contextualizadas en cada localidad de
acuerdo con sus problemáticas y necesidades específicas.
Las instancias categorizadas bajo este título son aquellas que tratan los asuntos de seguridad,
convivencia y justicia desde una perspectiva temática o poblacional particular.
Dentro de las primeras se encuentran el Comité Civil de Convivencia Distrital, que aborda las situaciones
de convivencia y la relación de la ciudadanía con la Policía; el Comité Distrital del Programa Nacional de
Casas de Justicia y Convivencia Ciudadana, que armoniza la política del Distrito Capital con la política
nacional en materia de Casas de Justicia; el Comité de Coordinación Distrital del Sistema de
Responsabilidad Penal Adolescente que está encargado de adelantar acciones de coordinación,
seguimiento, evaluación, y diseño de política respecto del Sistema de Responsabilidad Penal para
Adolescentes y el Consejo Distrital de Política Social; y el Consejo Distrital de Estupefacientes como
instancia principal de decisión de la Política Pública de Prevención y Atención del Consumo y la
Prevención de la Vinculación a la Oferta de Sustancias Psicoactivas en Bogotá.
Los espacios de coordinación que, primordialmente, responden a la lógica poblacional son los Consejos
Locales de Seguridad de la Mujer, que permiten atender las necesidades de este grupo en materia de
seguridad desde el nivel territorial y los planes de seguridad para las mujeres que se definan en esta
instancia deberán estar articulados al Plan Territorial de Convivencia y Seguridad; la Mesa de Trabajo
de Juventud, que coordina acciones para la puesta en marcha y desarrollo de la Política Pública Distrital
de Juventud 2019-2030; y el Comité Operativo Distrital de Infancia y Adolescencia que es responsable
del seguimiento y análisis del cumplimiento de la Política Pública de Infancia y Adolescencia del Distrito.
Además de las instancias de coordinación previamente señaladas, es preciso tener en cuenta otros
espacios de articulación que pueden ser centrales para la atención de temas específicos como la
Comisión Distrital para la Prevención y Mitigación de Incendios Forestales, el Comité para la
Implementación del Número Único de Emergencias y Seguridad, la Comisión Distrital de Seguridad,
Comodidad y Convivencia en el Fútbol de Bogotá, el Comité Intersectorial de Coordinación Jurídica del
Sector Administrativo de Seguridad, Convivencia y de Justicia, el Comité de Apoyo y Seguimiento a las
Actividades del Nuse-123, el Comité Distrital de Prevención para la Coordinación de Acciones de
Implementación de la Estrategia de Prevención de Vulneraciones a los Derechos a la Vida, Libertad,
Integridad y Seguridad de Personas, Grupos o Comunidades, y el Comité Distrital para la Lucha Contra
la Trata de Personas de Bogotá D.C.
3. Diagnóstico
El diagnóstico en seguridad, convivencia y justicia para el desarrollo de este Plan incluye dos
temporalidades. De un lado las tendencias que trae la ciudad en los últimos años y que son la línea de
base de la planeación estratégica sectorial que aquí se propone, y del otro lado, la situación particular
de formulación del Plan en el mismo momento en el que Bogotá atiende la pandemia del Covid-19,
situación que no es menor en el análisis de los problemas y las estrategias para enfrentarlos, aunque
sea un corto tiempo para analizar tendencias en seguridad.
En concordancia con el Plan Distrital de Desarrollo 2020-2024: Un Nuevo Contrato Social y Ambiental
para la Bogotá del Siglo XXI, y buscando focalizar estrategias y acciones que permitan realizar monitoreo,
seguimiento y evaluación, en el PISCCJ se priorizaron cinco ejes temáticos: 1) comportamientos contra
la vida y la integridad, 2) afectaciones al patrimonio, 3) rentas criminales, 4) convivencia y 5) acceso a la
justicia, los cuales a su vez incorporan delitos y factores de riesgo asociados, como se aprecia en la
siguiente gráfica.
El diagnóstico fue elaborado, entre otros, con insumos provistos por la Oficina de Análisis de
Información y Estudios Estratégicos de la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia, que
utiliza las fuentes de información oficiales para la generación de cifras. En particular, utiliza como
fuentes el Sistema de Información Estadístico Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía
Nacional (SIEDCO), el Instituto Nacional de Medicina Legal, el Registro Nacional de Medidas Correctivas
(RNMC), el Número Único de Emergencias (NUSE), y la Encuesta de Percepción y Victimización de la
Cámara de Comercio de Bogotá (EPV), las cuales permiten observar los principales indicadores de
violencia, delitos y conflictividades en Bogotá en los últimos años.
Así las cosas, a continuación se presenta un resumen de los principales indicadores y variables de los
delitos priorizados en el PISCCJ, incluyendo variaciones en los periodos comparados, así como análisis
generales. Para conocer en detalle el diagnóstico del PISCCJ, puede consultar el Anexo 1: Diagnóstico
detallado.
Variación
Tipo Delito 2018 2019 Diferencia
(%)
Delitos sexuales 5263 6246 983 18,7
Homicidios 1064 1052 -12 -1,1
Hurto bicicletas 7919 8130 211 2,7
Hurto celulares 67104 61354 -5750 -8,6
Hurto comercio 18625 18668 43 0,2
Hurto personas 105939 127902 21963 20,7
Hurto bus Transmilenio 3696 5615 1919 51,9
Hurto estación
5167 7241 2074 40,1
Transmilenio
Hurto SITP 433 602 169 39,0
Lesiones 27282 22800 -4482 -16,4
Violencia intrafamiliar 33796 36082 2286 6,8
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y
Justicia. Información del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional (SIEDCO).
Información extraída el 17/06/2020. Información sujeta a cambios. Se usa información de enero a diciembre para los años 2018 y 2019.
Los delitos contra la vida y la integridad se encuentran descritos en el título I de la ley 599 de 2000, el
cual tipifica las conductas que ocasionen un perjuicio sobre el cuerpo, la salud o causen la muerte.
Dentro de esta clasificación, el homicidio y las lesiones personales son los delitos que por su dimensión
se encuentran íntimamente relacionados con la seguridad ciudadana.
3.2.1. Homicidios
En el año 2019 las localidades con mayor número de casos fueron Ciudad Bolívar, Kennedy, Bosa, Usme
y Suba, en estas cinco localidades se presentaron 614 homicidios que representan el 58.6% del total de
los ocurridos en la ciudad. Es importante mencionar que, a excepción de la localidad de Suba, las demás
localidades se ubican en la parte sur de la ciudad, lo cual evidencia la necesidad de promover programas
integrales que favorezcan la protección de la vida en este sector de Bogotá.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información de SIEDCO de la DIJIN - POLICÍA NACIONAL. Información extraída el día 13/04/2020. Información sujeta a
cambios. La información corresponde al periodo enero - diciembre de 2019.
Según el rango de edad de las víctimas de homicidios, entre los 20 y los 39 años fueron los más afectados
por este delito, representando el 67,7%. Es importante resaltar el rango etario de los 25 a los 29 años
como el de mayor número de casos con 238. Adicionalmente, se evidencia una afectación de víctimas
menores de edad, lo que implica la necesidad de analizar la manera como muchos de ellos ingresan a
grupos con algún tipo de actividad ilícita lo que conlleva a que se incremente el riesgo de ser víctimas.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional
(SIECO). Información extraída el día 26/06/2020. Información sujeta a cambios.
Frente a este delito se debe aclarar que, si bien la mayor parte de víctimas son hombres, es preciso
comprender los factores alrededor de los asesinatos contra mujeres o feminicidios y los feminicidios,
pues constituye una de las peores violaciones a los derechos humanos de las mujeres.
El femicidio es diferente al feminicidio. De un lado, los asesinatos de mujeres o feminicidios son muertes
violentas de mujeres a manos de un tercero donde no se ha determinado o no hay relación de la muerte
con su condición o su identidad de género. Es así como, por ejemplo, en esta categoría se pueden incluir
las muertes de mujeres ocurridas en medio de un atentado terrorista o en un asalto (Secretaría Distrital
de la Mujer, 2019).
2015). Además, establece que la muerte se antecede por circunstancias como tener o haber tenido una
relación familiar, íntima o de convivencia; ejercer sobre el cuerpo y la vida de la mujer actos de
instrumentalización de género o sexual; aprovechamiento de las relaciones de poder sobre la mujer;
cometer el delito para generar terror o humillación; antecedentes de violencia o amenaza; y/o que la
víctima haya sido incomunicada o privada de su libertad de locomoción.
Dado que esta es una tipificación penal, la Fiscalía General de la Nación es la fuente para conocer
cuántas condenas se han establecido por este hecho punible. De acuerdo con información de la
Seccional Bogotá de la Fiscalía General entre el 1ro de enero y el 24 de junio de 2019 se presentaron 8
feminicidios, mientras que en las mismas fechas de 2020 se han presentado 7.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información Instituto Nacional de Medicina Legal. Información extraída el día 13/04/2020. Información sujeta a
cambios. La información corresponde al periodo enero - diciembre de 2019.
De acuerdo con el histórico de las lesiones personales, se identifica un incremento sostenido desde el
año 2016 hasta el año 2018, al pasar de 20.344 casos a 26.876 incidentes. En el año 2019 se presenta
un descenso, registrándose 22.825 casos.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información de SIEDCO de la DIJIN - POLICÍA NACIONAL. Información extraída el día 13/04/2020. Información sujeta a
cambios. La información corresponde al periodo enero - diciembre de 2019.
La disminución de las lesiones personales implica reconocer las dinámicas contextuales y territoriales
que enfrentan los jóvenes, pues este grupo concentra la mayor parte de las víctimas con un 44.6%.
Asimismo, las intervenciones preventivas en las localidades con el mayor número de casos (Ciudad
Bolívar, Kennedy y Bosa) contribuirían a la reducción importante de las lesiones personales en Bogotá.
En esto la tendencia de 2020 generada en el marco de la cuarentena puede ayudar a profundizar una
reducción, que, si bien es importante, sigue presentando números totales altos.
Es importante señalar que 8 de cada 10 lesiones ocurre en el contexto de una riña, por lo cual cobran
relevancia los programas definidos en este PISCCJ para la promoción de la autorregulación, la regulación
mutua pacífica y la cultura ciudadana.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional
(SIECO). Información extraída el día 26/06/2020. Información sujeta a cambios.
El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses registró entre 4.000 y 4.400 delitos sexuales
por año entre 2016 y 2019. Es relevante señalar que en 2019 se registraron 3.739 casos contra mujeres,
lo que representó el 85% de la totalidad de los casos. Lo anterior es aún más grave si se tiene en cuenta
que la mayor parte de víctimas fueron menores de edad. En línea con lo anterior, las víctimas se
concentran en edades entre los 5 y los 19 años, pues en este rango etario se presentaron 2.871 casos
(76.8%).
70
60
50
40
30
20
10
0
abril-22
junio-1
junio-5
junio-9
junio-13
junio-17
junio-21
marzo-21
abril-2
abril-6
abril-10
abril-14
abril-18
abril-26
abril-30
marzo-1
marzo-5
marzo-9
marzo-13
marzo-17
marzo-25
marzo-29
mayo-4
mayo-8
mayo-12
mayo-16
mayo-20
mayo-24
mayo-28
Antes de Alerta Amarilla Alerta Amarilla Simulacro Vital
Cuarentena Nacional ATENCIONES POR VIOLENCIA
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información del Sistema de Información de Línea Púrpura. Información extraída el día 26/06/2020. Información sujeta a
cambios.
Las atenciones en la línea Púrpura3 se presentaron de acuerdo con los siguientes tipos de violencias: 1)
violencia psicológica 70%; 2) Violencia física 37%; 3) Violencia económica 22%; 4) Violencia patrimonial
7%; y 5) Violencia sexual 6%. Resulta relevante destacar que una misma atención por violencia puede
registrar múltiples tipos de violencia, por lo cual la suma de los porcentajes de tipo de violencia puede
ser superior al 100%.
Es necesario señalar que la atención en todos los tipos de violencia contra la mujer registró un aumento
igual o superior al 100%, y los mayores incrementos se presentaron para la violencia patrimonial (500%),
seguido por la violencia económica (160%) y la violencia psicológica (129%). Los menores aumentos se
registraron en la violencia física (111%) y la violencia sexual (100%).
Esto agravado por la disminución en el número de denuncias durante el periodo de alerta amarilla y
simulacro vital interpuestas ante la Policía Nacional por delitos sexuales y violencia intrafamiliar con
víctima mujer. A su vez, el número de denuncias registradas por la Policía Nacional durante cuarentena
es inferior al número de denuncias registradas antes del mes de marzo. En este sentido, existe la
posibilidad de que la víctima no pueda acudir a un centro de recepción de denuncias a causa de la
restricción a la movilidad. El incremento en el número de atenciones por violencia en línea púrpura
sugiere que el registro de casos pudo haberse desplazado de un medio físico a un medio telefónico. Sin
embargo, este desplazamiento no es completo. De un lado, el número de atenciones por violencia en
línea púrpura se mantuvo por debajo del número de denuncias durante gran parte del periodo
3
Consideraciones metodológicas: se estudian las atenciones por violencias producto de llamadas hechas por la víctima a línea
púrpura. No se incluyen las atenciones por violencias producto de llamadas hechas por un tercero por falta de datos. En
consecuencia, los promedios diarios de atenciones por violencia estudiados en este documento pueden ser mayores.
El 14 de abril se celebró un contrato que triplicó el número de profesionales que atiende llamadas en la línea púrpura, por lo
que el número de atenciones por violencia aumentó a finales de abril y principios de marzo. En consecuencia, la diferencia en
el número de atenciones antes y después del aumento en la capacidad de respuesta de línea púrpura debe ser interpretada
con cautela. De un lado, durante marzo y abril se dio un subregistro en el número de violencias atendidas, debido a la dificultad
de lidiar con el aumento de llamadas. Es decir que el número de casos de violencia contra la mujer durante esos meses debió
ser mayor al número de casos registrados en las cifras. De otro lado, el aumento en las cifras no se encuentra relacionado
exclusivamente al aumento en la violencia contra la mujer. Dicho aumento se debió, en parte, al aumento de la capacidad de
respuesta de línea púrpura. En resumen, puede que la violencia contra la mujer durante la cuarentena nacional haya sido
mayor a la reflejada en las cifras.
estudiado. En este sentido, existe la posibilidad de que la víctima no pueda interponer una denuncia vía
telefónica debido a la presencia del victimario en casa. Del otro lado, ni el número de atenciones por
violencia ni el número de denuncias físicas interpuestas durante cuarentena se acercan al número de
denuncias físicas que se interpusieron antes de la declaratoria de la alerta amarilla.
Gráfica 3-7 Comportamiento de atenciones en línea púrpura vs. denuncias físicas interpuestas ante
la Policía Nacional por violencia intrafamiliar y delitos sexuales.
300
200
100
0
abril-26
junio-1
junio-5
junio-9
junio-13
junio-17
junio-21
marzo-9
abril-2
abril-6
abril-10
abril-14
abril-18
abril-22
abril-30
marzo-1
marzo-5
marzo-13
marzo-17
marzo-21
marzo-25
marzo-29
mayo-4
mayo-8
mayo-12
mayo-16
mayo-20
mayo-24
mayo-28
Antes de Alerta Amarilla Alerta Amarilla Simulacro Vital
Cuarentena Nacional ATENCIONES POR VIOLENCIA DENUNCIAS SIEDCO
SUMA
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y
Justicia. Cálculos propios con información del Sistema de Información de Línea Púrpura. Información extraída el día 26/06/2020. Información
sujeta a cambios.
Por otra parte, de acuerdo con el Informe del Sistema de Monitoreo de las Condiciones de la Infancia y
la Adolescencia (SMIA), las localidades con mayor número de casos de delitos sexuales, en donde las
víctimas son NNA, en su orden son: Cuidad Bolívar con 1.879 casos, seguida por Suba, Kennedy, San
Cristóbal, Rafael Uribe, Usme, Bosa y Engativá, todas ellas con más de 1.000 casos.
Para complementar lo anterior es preciso señalar que el 60% de las llamadas por violencia sexual
registradas por NUSE (Código 611) en 2019 se presentaron en 7 localidades: Kennedy, Suba, Engativá,
Ciudad Bolívar, Usaquén, Bosa y San Cristóbal (a su vez, el 24.3% de las llamadas por violencia sexual se
presentaron en 2 localidades: Kennedy y Suba).
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información del Sistema de Información del Número Único de Seguridad y Emergencias NUSE. Información extraída el
día 13/04/2020. Información sujeta a cambios. La información corresponde al periodo de enero a diciembre de 2019.
La violencia intrafamiliar supone uno de los retos importantes en la seguridad ciudadana, la convivencia
y la justicia. Aún persisten imaginarios que la vinculan como un problema del ámbito de lo privado
sustentada en la discriminación de género y por ciclo vital, con lo cual, incluso la información disponible
puede presentar subregistros, además de la carga de vergüenza que el delito genera y la cercanía con
los agresores o agresoras que limitan las posibilidades de denuncia por parte de las víctimas. Sin
embargo, como sucede con los feminicidios y los feminicidios, la violencia intrafamiliar tiene
consecuencias individuales y sociales particulares para las mujeres que obligan a pensarla como un
delito de alto impacto.
Frente a la violencia de pareja se debe señalar que en 2019 el 82.3% (9.758 agresiones) tuvo como
víctima una mujer. Ellas tenían, en su mayoría, entre 20 y 34 años con un 63.2% (6.171 agresiones).
Además, los días y horarios con el mayor número de casos fueron los sábados y los domingos (3.876
casos) y los hechos ocurrieron entre las 18:00 y las 23:59 horas (3.713 casos). Es importante señalar que
este delito ha venido descendiendo de manera sistemática a partir del año 2016 y hasta el año 2018,
pues a partir de este último año y hasta el 2019 su reducción fue considerable al registrar un descenso
de 9.800 casos con respecto al 2018 cuando se registró un incremento a más de 10.300 casos.
En cuanto al comportamiento de la violencia intrafamiliar en 2020, la situación hasta antes del inicio de
la alerta amarilla era de aumento, con una posterior reducción importante en el marco del simulacro
vital que se ha equiparado con los registros de 2019 a medida que avanza la cuarentena, esta situación
puede estar asociada a las dificultades de interponer una denuncia presencial o virtual de acuerdo con
las circunstancias de la víctima en el periodo de aislamiento.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional
(SIECO). Información extraída el día 26/06/2020. Información sujeta a cambios.
La violencia intrafamiliar también afecta a los niños, niñas y adolescentes de modo importante. De
acuerdo con el Informe del Sistema de Monitoreo de las Condiciones de la Infancia y la Adolescencia,
en el 2019 se atendieron un total de 7.289 casos por violencia intrafamiliar contra NNA en las Comisarías
de Familia. En este caso, el informe destaca que dentro del grupo etario no se manifiesta una diferencia
significativa entre niños y niñas, son más los registros de niñas, pero la diferencia es un poco más de
quinientos reportes, contrario a lo que ocurre en la adultez que se concentra mayoritariamente en las
mujeres. En este sentido el abordaje de la problemática de la violencia intrafamiliar adquiere un enfoque
que, además de la perspectiva de género en la adultez, incorpore estrategias para disminuir la
victimización de los NNA.
Los delitos contra el patrimonio son aquellos que atentan contra los bienes de una persona, entre ellos
se destacan el hurto a personas, con las subdivisiones de hurto de celulares y hurto de bicicletas.
Asimismo, resulta relevante incluir y analizar las cifras relacionadas con el hurto en TransMilenio y el
sistema zonal, dado el impacto de esta afectación en toda la ciudad.
genera, se dispone de herramientas para la gestión, atención, reacción y control de este delito.
La concentración de este delito se presenta en el siguiente mapa, en donde se indican las zonas donde
mayor número de casos se presentan de acuerdo con las cifras oficiales.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información de SIEDCO de la DIJIN - POLICÍA NACIONAL. Información extraída el día 13/04/2020. Información sujeta a
cambios. La información corresponde al periodo enero - diciembre de 2019
En el marco de este delito, el 62.5% de los casos se presentan sin el uso de armas, y el 39,7% de los casos
de la ciudad se presentan en únicamente 4 localidades (Chapinero, Kennedy, Suba y Engativá). Lo
anterior indica que existen las condiciones necesarias para realizar cosquilleos, o raponazos. Es
necesario considerar que la concentración de este delito se da en las mismas localidades y estaciones
en donde se presenta con mayor frecuencia y número el hurto en Transmilenio. Las estaciones donde
se concentra este tipo de hurtos son: Calle 72, Calle 76, Calle 100 y Héroes; situación que indica la
necesidad de priorizar acciones en el sistema de transporte, para evitar que este continúe siendo el
principal escenario para la comisión de hurto a personas.
Frente a los casos donde las mujeres fueron víctimas (40%), se debe señalar que en 2019 este delito se
presentó de manera regular durante los doce meses del año, aunque se puede identificar un leve pico
en el mes de diciembre con 5.373 casos (9.9% del total de casos del año). Según la modalidad de
ocurrencia, se encuentra que el atraco fue el principal modo con 16.909 casos, seguido por el cosquilleo
con 14.707 eventos.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información de Registro Nacional de Medidas Correctivas. Información extraída el día 13/04/2020. Información sujeta a
cambios. La información corresponde al periodo enero - diciembre de 2019.
En cuanto al comportamiento del hurto a personas en el marco de la situación del COVID-19 en 2020,
es necesario precisar que este es uno de los delitos que presenta mayor reducción comparando con los
meses de enero y junio de 2019, esto tiene que ver con el cierre de la mayoría de las actividades
económicas y con la disminución de las movilizaciones de ciudadanos y el intercambio social.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional
(SIECO). Información extraída el día 26/06/2020. Información sujeta a cambios.
El hurto de celulares es una subdivisión del hurto a personas, es decir se trata de un hurto a personas
en donde el objeto hurtado es un celular. Entre 2018 y 2019 este tipo de hurtos disminuyó en un 3,2%,
pasando de 59.665 casos a 57.730. Para los años 2018 y 2019, en el 45,9% y 44.6% de los casos
respectivamente, las víctimas fueron mujeres. Las modalidades a la que más recurren los agresores para
hurtar a las mujeres son el atraco, cosquilleo y raponazo, con el 34,4%, 28,4% y 17,0% respectivamente.
Para 2019, el 47.6% de los casos de hurtos de celulares se presentó en 5 localidades: 1) Chapinero, 2)
Kennedy, 3) Suba, 4) Engativá, 5) Usaquén. Solo en Chapinero se registró el 11,0% del total de la ciudad.
El hurto a personas donde el objeto hurtado es un celular presenta reducción comparado con el año
anterior, igualmente, en el marco del COVID-19, se registró una disminución durante la alerta amarilla
y el simulacro vital. A partir de entonces, registró un incremento constante que se estabilizó en el mes
de junio. El nivel de hurto a personas donde hurtan un celular durante la cuarentena se ha mantenido
por debajo al nivel de casos registrado antes de la cuarentena y por debajo al registrado en 2019.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional
(SIECO). Información extraída el día 26/06/2020. Información sujeta a cambios.
De acuerdo con la edad de las víctimas, el mayor porcentaje se encuentra entre los 20 y 39 años (67.7%),
lo cual corresponde con los grupos que mayor uso hacen de este tipo de vehículos, ya que según el
informe de Cómo vamos con la bicicleta en Bogotá, el 59.5% de los usuarios de la ciudad están entre los
18 y los 35 años.
Es necesario atender de forma prioritaria las 3 localidades con mayor número de kilómetros de ciclo
rutas (Engativá, Kennedy y Suba), ya que son estas las que concentran el 42,4% de los hurtos de bicicleta.
Conforme lo anterior, en el siguiente mapa de concentración se aprecia que las mayores densidades de
hurto de bicicletas se presentan en el occidente de la ciudad. De sur a norte se identifica la zona de
Corabastos y de la Avenida Ciudad de Cali con Calle 38 Sur en la localidad de Kennedy; en la localidad
de Fontibón en el área de influencia de la Avenida Calle 26 con Avenida Boyacá; en la localidad de Suba
el entorno de la intersección de la Avenida Suba con Avenida Cuidad de Cali donde se encuentran, entre
otros, el Portal de Suba y el Super Cade de Suba.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información de SIEDCO de la DIJIN - POLICÍA NACIONAL. Información extraída el día 13/04/2020. Información sujeta a
cambios. La información corresponde al periodo enero - diciembre de 2019
En el caso específico de las mujeres se debe señalar que la localidad de Engativá fue donde más se vieron
afectadas por este delito durante el año 2019, con 253 hurtos, seguido de las localidades de Suba,
Kennedy y Bosa como las más conflictivas, en estas cuatro localidades se hurtaron 813 bicicletas a
mujeres, lo cual representa un aporte del 53.1%, es decir que la mitad de estos hurtos, ocurrieron en 4
de las 20 localidades de la ciudad.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional
(SIECO). Información extraída el día 26/06/2020. Información sujeta a cambios.
Una de las principales problemáticas en torno a la sensación de inseguridad en la ciudad tiene una
estrecha relación con los hurtos tanto dentro como a los alrededores de los medios de transporte
masivos con los que cuenta Bogotá. El entorno, los buses y estaciones de TransMilenio donde hay una
gran afluencia de personas, se han vuelto un foco de múltiples hechos delictivos, donde el hurto es el
delito más preponderante.
Otras
modalidades 51 785 202
Los hurtos que se presentaron en alguno de los componentes del Sistema Masivo de Transporte
(estaciones, articulados, buses, etc.) representaron el 18% de la totalidad de los hurtos en Bogotá
durante el 2019. Es importante señalar, que el mayor número de casos de hurtos se presenta en los
alrededores de las estaciones de TransMilenio, siendo el atraco la modalidad más empleada.
Al contrastar las modalidades de hurto a personas, en el caso de las mujeres por la zona de ocurrencia,
la mayor cantidad de hechos delictivos con modalidad de atraco ocurren en el entorno de TransMilenio
(1.452). Además, en el caso de delitos sexuales en el transporte público, las mujeres son las principales
víctimas con 210 casos frente a 55 de hombres.
Modalidad ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic
Atraco 56 54 57 48 38 30 25 53 74 89 51 56
Cosquilleo 57 59 49 65 60 42 59 68 60 68 78 86
Oportunidad 3 3 9 5 8 9 21 17 15 18 25 24
Otras
modalidades 2 0 2 1 1 0 0 0 4 0 2 0
Raponazo 7 13 13 10 12 4 13 9 13 12 10 10
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Información del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional (SIEDCO). Información
extraída el 27/05/2020. Información sujeta a cambios. Se usa información del periodo 1 de enero de 2019 a 31 de diciembre de 2019. En el
caso de SITP no se puede diferenciar "espacios", solo hacemos el filtro en SIEDCO de lo que ocurre dentro de los buses zonales (El filtro se
realiza en la variable CLASE_SITIO =="INTERIOR SITP"). En general, la mayoría de los hechos que se presentan están relacionados con hurto a
personas.
Entre el año 2018 y el 2019 este tipo de hurtos disminuyó en un 0,26%, pasando de 18.625 a 18.577
casos. Mientras de lunes a viernes el promedio diario fue de 2.904 casos, el de sábado y domingo llega
a 2.095, es decir, un 28% de registros menos por día. Los días domingo fueron los de menor afectación
con 1.747 hurtos.
En el 82% de los casos denunciados no se emplearon armas de fuego. El 40% de estos casos se concentró
en 4 localidades: 1) Suba, 2) Chapinero, 3) Engativá y 4) Kennedy, siendo el el
factor de o empleadas con un 37.3% y 32.3% respectivamente.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información de SIEDCO de la DIJIN - POLICÍA NACIONAL. Información extraída el día 13/04/2020. Información sujeta a
cambios. La información corresponde al periodo enero - diciembre de 2019.
El hurto a comercio registró una disminución durante el desarrollo de las diferentes fases de la
emergencia sanitaria generada por el COVID-19, tanto en los periodos de alerta amarilla y simulacro
vital. A partir de entonces, el hurto a comercio ha crecido ligeramente. Sin embargo, se ha mantenido
por debajo de las cifras antes de la entrada en vigor de la alerta amarilla y por debajo del hurto a
comercio registrado en 2019
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional
(SIECO). Información extraída el día 26/06/2020. Información sujeta a cambios.
Las rentas criminales se constituyen en un importante eje articulador de las problemáticas de seguridad
y v
desarrollan por fuera de los marcos legales propios del mercado y que configuran acuerdos o
transacciones económicas de tipo ilegal entre agentes criminales, esto es, aquellos que mediante la
violencia aseguran la consecución de los fines propuestos por dichas actividades (Silva de Sousa, 2004).
3.4.1. Microtráfico
Se observa que hay una concentración de incautaciones sobre las localidades de Fontibón, Ciudad
Bolívar y Usme. Asimismo, resulta llamativo que la localidad de Fontibón aparezca en el primer lugar,
esto puede estar asociado a las incautaciones que se realizan en el aeropuerto y sus alrededores, así
como los registros que son asociados a la sede física de DIJIN. Por otro lado, aparece Ciudad Bolívar una
localidad que de acuerdo con los otros fenómenos relacionados con estupefacientes analizados
concentra gran parte de esta actividad.
Por último, es importante anotar que las problemáticas relacionadas al microtráfico y narcomenudeo
requieren del desarrollo de estrategias de articulación con los organismos de seguridad y justicia, razón
por la cual será interés de este PISCCJ articular la oferta en esta materia.
3.4.2. Extorsión
El Código Penal colombiano, considera que la extorsión consiste en el constreñimiento a una persona,
con el fin de hacer, tolerar u omitir una cosa para obtener provecho, utilidad o beneficio ilícito, para sí
o para un tercero, afectando principalmente los bienes jurídicos tutelados de la libertad personal y el
patrimonio económico, considerando que el victimario busca un beneficio comercial.
Dentro de las múltiples complejidades que rodean el problema de la extorsión, se encuentra el muy
bajo nivel de denuncia. Entre el año 2018 y el 2019 las denuncias por extorsión se incrementaron en un
1,6% pasando de 760 a 772 casos. No obstante, las cifras tienen un alto subregistro, situación que no da
cuenta de la magnitud del fenómeno en la ciudad. Aunado a lo anterior, lo disímil de sus manifestaciones
y los diversos escenarios en los que ocurre, hacen de este delito un verdadero reto en términos de su
comprensión y abordaje institucional.
Si se analizan las diferentes modalidades de extorsión, la clásica, la cual consiste en llamadas o mensajes
de texto manifestando una agresión inminente a la víctima, a sus familiares o a su patrimonio a cambio
de dinero o bienes, representa el 47,05% de los casos. La extorsión íntima, en la que se utilizan vídeos
y/o fotos íntimas para extorsionar, en su mayoría las realiza la delincuencia común y también exparejas
de las víctimas, quienes por venganza amenazan con difundir el material íntimo a contactos de redes
sociales y familiares, representó el 19,3%; el Tío-Tía, donde el delincuente se hace pasar por familiar de
la víctima para solicitar ayuda en aparente momento de urgencia económica, representó el 16,55%; la
devolución de bienes, que consiste en la promesa de devolución de un bien previamente hurtado,
representó el 11,9%; otros tipos como la micro extorsión (menor cuantía), la ciber extorsión (a través
de medios virtuales), la carcelaria (realizada desde centros carcelarios) y la delincuencia común,
representaron el 5,3%.
Las zonas de mayor concentración espacial del delito coinciden con centros de alta densidad comercial
caracterizados por transacciones mercantiles con dinero en efectivo. El 49,9% de los casos de la ciudad
se presentaron en las localidades de Kennedy, Suba, Engativá, Usaquén y Puente Aranda y se identifican
cuatro áreas: la primera en las zonas comerciales del centro de la ciudad especialmente en los sectores
de La Candelaria y San Victorino; la segunda en la zona del Terminal de Transportes del Salitre; la tercera
en el área de influencia de Corabastos; la cuarta, no está en una zona comercial, abarca el área de
influencia de la Cárcel La Picota.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información de SIEDCO de la DIJIN - POLICÍA NACIONAL. Información extraída el día 13/04/2020. Información sujeta a
cambios. La información corresponde al periodo enero - diciembre de 2019.
En el marco del fenómeno de rentas criminales, se debe destacar la diversificación de las rentas
criminales y de fenómenos asociados a estas como lo es el loteo ilegal de predios y la trata de personas
en la variable de explotación de la mendicidad ajena. En relación con lo anterior, se deberá considerar
el desarrollo de la investigación criminal para avanzar en la caracterización de este delito y poder
dimensionar el tamaño de las rentas criminales en la ciudad.
3.5. Convivencia
En el marco del Plan Distrital de Desarrollo, bajo el enfoque transversal de la cultura ciudadana para la
generación de confianza y la participación desde la vida cotidiana, se evidencia la necesaria concepción
de la seguridad y la convivencia como asuntos estrechamente relacionados. En este sentido, se
considera el fortalecimiento de estrategias y acciones interinstitucionales orientadas a mejorar la
confianza entre la ciudadanía y la institucionalidad a través del fortalecimiento de conductas de
autorregulación, regulación mutua, diálogo y participación social y cultura ciudadana que transformen
las conflictividades sociales y mejoren la seguridad de la ciudadanía, entendida como las condiciones
necesarias para ejercer libremente los derechos.
Entender las problemáticas asociadas a la convivencia desde un enfoque de cultura ciudadana permite
establecer acciones de prevención para anticipar que ciertos hechos, conductas o formas de
relacionamiento se conviertan en delitos, comportamientos contrarios a la convivencia o diferentes
expresiones de violencia.
Hay que señalar que el tema que encabeza la lista es precisamente un tema que convencionalmente se
asume como de afectación a la convivencia y que, de paso, se ha erigido en uno de los principales
problemas de salud pública: el consumo de drogas. Por lo anterior, deberán fortalecerse las estrategias
para la prevención del primer consumo de sustancias psicoactivas tanto legales como ilegales,
concentrando y focalizando gran parte de los esfuerzos en la población joven.
La distribución para el año 2019 de los comportamientos contrarios a la convivencia por consumo de
sustancias psicoactivas de acuerdo con la localidad donde fueron impuestos, revela que las localidades
que concentran la mayor parte de estos comparendos son Bosa, Suba y Kennedy. Resulta llamativo que
no todas las localidades que lideran los comportamientos contrarios a la convivencia son las mismas
que agrupan la mayor cantidad de llamadas de emergencia por consumo de SPA. En este caso, las
localidades que agrupan población flotante como La Candelaria y Santa Fe tienen mayor importancia.
El artículo 27 del Código de Seguridad y Convivencia establece que portar armas, elementos cortantes,
punzantes o semejantes, o sustancias peligrosas, en áreas comunes o lugares abiertos al público o portar
armas neumáticas, de aire, de fogueo, de letalidad reducida o sprays, rociadores, aspersores o aerosoles
de pimienta o cualquier elemento que se asimile a armas de fuego, en lugares abiertos al público donde
se desarrollen aglomeraciones de personas o en aquellos donde se consuman bebidas embriagantes, o
se advierta su utilización irregular, constituye un comportamiento contrario a la convivencia.
En cuanto al rango de edad, se observa, que entre los 20 y los 34 años se presentó el mayor número de
comparendos, 86.099 casos, lo que significa el 69,7% de los casos. Sin embargo, llama la atención el
rango de edad de 15 a 19 años, en donde aparecen menores de edad portando armas, representando
el 12.2% del total de casos.
3.5.3. Riñas
Tomando como referencia la información del Registro Nacional de Medidas Correctivas RNMC-.
Durante el año 2018 se registraron 21.432 comparendos por riñas en Bogotá, mientras que para el año
2019 fueron 13.467, lo que representó un descenso de 7.965 casos, es decir, una disminución del 37.3%.
Las localidades de Bosa, Kennedy, Barrios Unidos y Suba fueron las de mayor número de comparendos
impuestos, en estas cuatro localidades se presentó el 38,2% del total. La localidad de Bosa fue la de
mayores comparendos con 1.389. La concentración de comportamientos contrarios a la convivencia por
riñas durante el año 2019 se observa en la localidad de Bosa, UPZ Bosa Central; en el límite, por la
Avenida Caracas de las localidades de Los Mártires y Santa Fe, y en la localidad de Suba en la UPZ
Tibabuyes.
Con respecto al rango de edad, las personas con edades entre los 20 y los 39 años fueron las más
sancionadas por este tipo de conflictos con 7.255 comparendos, que representan el 65,7% del total del
año 2019.
,
define el derecho de acceso a la justicia para los ciudadanos del distrito capital, a través del Sistema
Distrital de Justicia, de forma coordinada con los organismos de justicia formal, no formal y comunitaria,
y con las comunidades de la ciudad. Desde esta perspectiva, el diagnóstico se orienta a identificar
aquellos factores, situaciones o realidades que impiden el acceso efectivo de los ciudadanos del distrito
a la justicia, con el fin de orientar las estrategias que permitan dar solución a las problemáticas.
El Sistema Local de Justicia SLJ- está integrado por actores de Justicia Formal adscritos al nivel nacional,
actores de Justicia No Formal adscritos al nivel distrital y actores de Justicia Comunitaria, los cuales
hacen parte de la sociedad civil.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información del Sistema de Información de Casas de Justicia-SICAS. Información extraída el día 13/04/2020. Información
sujeta a cambios.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información del Sistema de Información de Casas de Justicia-SICAS. Información extraída el día 13/04/2020. Información
sujeta a cambios.
Si bien la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia no cuenta con este tipo de equipamiento en
todas las localidades de la ciudad, y en ocasiones puede dirigirse un servicio a otra Casa por facilidad de
agenda (Caso Mártires), Ciudad Bolívar y Bosa se mantienen en el tiempo como las localidades con
mayor número de visitas y atenciones. Adicionalmente, para el año 2019 se habilito la línea 195 para
recepción de necesidades jurídicas vía telefónica.
Las necesidades jurídicas que más se reportan en Bogotá son las Familiares, seguidas de las de Propiedad
Horizontal y Delitos. Dentro de la categoría de Familiares, sobresalen los asuntos de Cuota de alimentos,
custodia, patria potestad y visitas.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información del Sistema de Información de Casas de Justicia-SICAS. Información extraída el día 13/04/2020. Información
sujeta a cambios.
Desde 1998, la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB) realiza la Encuesta de Percepción y Victimización
(EPV) con el objetivo de establecer los factores que complementan las cifras oficiales de criminalidad
para analizar los distintos aspectos que afectan la seguridad y convivencia ciudadana. Los resultados de
las encuestas, las recomendaciones y conclusiones realizadas por la Cámara de Comercio de Bogotá son
un insumo para la administración distrital en la definición y ajuste de políticas públicas en materia de
seguridad, convivencia y justicia. La encuesta está conformada por cuatro módulos: victimización,
percepción, institucionalidad y opinión del servicio Policía. Esta encuesta se realiza semestralmente
desde el año 2008 y su muestreo es probabilístico, estratificado, multietápico de elementos y
representativo a nivel de Ciudad.
3.7.1. Victimización
Como se observa en la siguiente gráfica, entre el segundo semestre del 2018 y el segundo semestre del
2019, hubo una disminución de 7 puntos porcentuales en la victimización total (suma de la victimización
directa e indirecta), indirecta y directa respectivamente.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información de la CCB. Información extraída el día 11/06/2020. Información sujeta a cambios.
En el segundo semestre de 2019 el 44% de las personas víctimas de un delito denunció el hecho. En
promedio desde 2008-II solamente el 34% de los ciudadanos víctimas de algún delito lo ha denunciado
a las autoridades competentes.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información de la CCB. Información extraída el día 11/06/2020. Información sujeta a cambios.
Es importante destacar que las nuevas aplicaciones de denuncia en línea como Adenunciar inciden
positivamente sobre el trámite de denuncia, lo cual permiten mejorar los niveles de denuncia en la
ciudad. Esta clase de aplicativos en conjunto con el fortalecimiento de los lazos de comunicación con la
policía deben ser prioridad en la medida que inciden directamente sobre la confianza en las instituciones
de seguridad, justamente, es la desconfianza la razón por la cual los ciudadanos se abstienen de
denunciar que han sido víctimas de algún hecho delictivo.
3.7.3. Percepción
Asimismo, es importante recalcar que las cifras oficiales en materia de seguridad no afectan
directamente la percepción de seguridad en la medida que existen otros factores que inciden sobre la
misma. Entre los factores que afectan la percepción de seguridad se destacan los rasgos demográficos
(raza, edad, género, estado marital y estado laboral), la experiencia, naturaleza (voluntaria o
involuntaria), frecuencia y satisfacción con la Policía, el contexto de los barrios (influencia de las tasas
de crimen percibidas y actuales, y las percepciones de cultura al interior de estos), la comprensión de la
realidad social y la confianza en las autoridades. Por lo anterior, no se puede establecer un vínculo
directo entre los cambios de las estadísticas oficiales y los cambios de percepción de seguridad.
Como se puede observar en la siguiente gráfica, para la medición del segundo semestre de 2019, el 58%
de los ciudadanos considera que la inseguridad en la ciudad ha aumentado, lo que evidencia una
disminución de 3 puntos porcentuales en la percepción de inseguridad, al pasar del 61% al 58% entre el
2018-II y 2019-II. En promedio desde el primer semestre del año 2016, el 55% de los ciudadanos
considera que la inseguridad en la ciudad ha aumentado.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información de la CCB. Información extraída el día 11/06/2020. Información sujeta a cambios.
Se debe resaltar que en el caso particular de las mujeres, este grupo poblacional manifiesta mayor
sensación de inseguridad que los hombres en las ciudades debido, entre otras cosas, a que el espacio
público es potencialmente más inseguro (Banco Interamericano de Desarrollo, 2013). Según un estudio
adelantado por Rainero y Rodigou (2003) en cinco ciudades de América del Sur, las mujeres en cuatro
ciudades manifestaron mayor percepción de inseguridad y la necesidad de cambiar sus rutinas
cotidianas motivadas por el temor de transitar a determinadas horas. Justamente, la Encuesta de
Percepción y Victimización indica que el 63% de las mujeres considera que la inseguridad en la ciudad
aumentó en el segundo semestre de 2019, mientras que el 53% de los hombres tiene la misma opinión.
Es importante agregar que en 2017 la Secretaría Distrital del Mujer, mediante el uso de la aplicación
Safetipin, estudió la forma como las mujeres se sentían frente a los espacios públicos y la apropiación
que hacían de éstos en las franjas nocturnas. De esta evaluación se identificó que las mujeres perciben
como inseguros o que ponen en riesgo su seguridad y las hacen potenciales víctimas a violencias, los
espacios públicos de la ciudad donde en su mayoría: son lugares que carecen de iluminación, senderos
en malas condiciones, con alta presencia de hombres en las calles, dificultad para acceder al transporte
público y poca presencia de agentes de policía. Finalmente, se determinó que no solo se sienten en
peligro en puntos específicos sino en espacios como el transporte público, en donde el 86,8% dijo
sentirse en riesgo.
En promedio, desde el primer semestre del año 2016 el 44% de los ciudadanos considera que el barrio
en que habita es seguro. Al revisar la percepción según el género, se identifica que el 58% de las mujeres
señala que su barrio es inseguro, mientras que el 59% de los hombres tiene la misma opinión.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información de la CCB. Información extraída el día 11/06/2020. Información sujeta a cambios.
El 81% de los ciudadanos no sienten seguridad al utilizar el sistema de transporte TransMilenio, ya que
el 55% lo considera inseguro y el 26% lo ve como muy inseguro. Las principales razones por las que se
considera TransMilenio inseguro son: hurtos (atraco, cosquilleo, raponazo), la operación del sistema
(aglomeraciones, frecuencias, horarios), la presencia de personas vulnerables (habitantes en condición
de habitabilidad de calle, vendedores informales) y factores de conflictividad (barras bravas, colados,
intolerancia, protestas, bloqueos y vandalismo). Como se muestra en la tabla, no hay diferencia en la
percepción de seguridad de TransMilenio entre hombres y mujeres.
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información de la CCB. Información extraída el día 11/06/2020. Información sujeta a cambios.
En promedio, el 16% de las personas encuestadas acudieron a la policía durante el segundo semestre
del año 2019; y el 29% calificó como bueno el servicio. Es decir, hubo una disminución de 11 puntos
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40
porcentuales respecto al segundo semestre del año 2018, donde el 40% de quienes acudieron al servicio
lo calificó como bueno.
Gráfica 3-21 Buena calificación del servicio de Policía de los que acuden EPV-CCB 2019-II
Fuente: elaborado por la Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos. Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Cálculos propios con información de la CCB. Información extraída el día 11/06/2020. Información sujeta a cambios.
3.8. Poblacionales
Por último, a continuación, se harán algunos análisis específicos a poblaciones que tienen afectaciones
de seguridad. Es posible que las mismas no se vean evidenciadas en el seguimiento estadístico general,
como sí es notorio para el caso de las mujeres, pero no por ello requiere menos atención y mención en
el marco de este Plan.
Sobre la seguridad de las personas de los sectores sociales LGBTI vale la pena señalar que hay un reto
importante en tanto los sistemas de información están planteados con variables binarias, hombre y
mujer o en la mayoría de los casos: masculino y femenino. El uso indiscriminado de estas categorías ha
generado la confusión entre sexo y género, que, aunque son conceptos relacionados son diferentes en
tanto el primero define una característica biológica y el otro una construcción social.
La mezcla en los sistemas de información sin un parámetro conceptual ajustado a las políticas públicas
y al marco jurídico sobre género, dificulta el reconocimiento a las victimizaciones que sufren personas
con orientaciones e identidades sexuales diversas, y no hegemónicas. De aquí que no se obtenga
información sobre los factores de riesgo y necesidades en seguridad y convivencia que tienen las
personas transgéneras y no binarias, quienes en la sigla LGBTI son una población con una expectativa
de vida no superior a los 35 años e históricamente están expuestas a distintos tipos de violencias y
discriminación (CIDH, 2015).
Sin embargo, como fuente de análisis, la Línea Base de la Política Pública LGBTI indica que el 49% de las
personas residentes en Bogotá piensa que a las personas de los sectores sociales LGBTI se le debe
prohibir que críen o adopten niños y niñas (Secretaría Distrital de Planeación, 2019). Este indicador
disminuyó en 3,8 puntos porcentuales (correspondiente aproximadamente a 240.000 personas) en
comparación con 2015, año en el que el 52,8% de la ciudadanía bogotana así lo consideraba.
En lo que respecta a la expresión pública de afecto, en el 2017 el 43,2% consideró que a las personas de
los sectores sociales LGBTI se les debe prohibir tener este tipo de expresiones. Indicador que aumentó
con respecto a 2015, cuando correspondió al 41,9% para una variación de +1,3% (correspondiente
aproximadamente a 83.000 personas de más que así lo consideran). De otra parte, en 2017 el 37,8% de
las y los ciudadanos residentes en Bogotá cree que a las personas de los sectores LGBTI se les debe
prohibir que se casen entre sí; indicador que disminuyó comparado con 2015, cuando la estadística fue
de 40,9% para una variación de -3,1% (correspondiente aproximadamente a 200.000 personas menos
que así lo consideraron) (Secretaría Distrital de Planeación, 2019).
Lo anterior, significa que aún persisten los estereotipos sociales que incurren en prejuicios culturales e
impide el ejercicio de los derechos fundamentales. Esto afecta la convivencia de las personas de los
sectores sociales LGBTI y de mujeres diversas, pues los actos de discriminación por identidad, expresión
género y orientación sexual, son un factor que aumenta el riesgo de vivir un hecho victimizante.
joras en su calidad
de vida y protección a sus derechos fundamentales en diferentes países. Colombia es uno de los
principales países receptores de este fenómeno migratorio, compuesto por refugiados, migrantes y
retornados, dando lugar a una crisis humanitaria compleja ya que la mayoría de la población venezolana
no cuenta con los medios para solventar sus necesidades básicas. Los desafíos adicionales para
Colombia al ser país receptor mostraron que el Estado no estaba preparado para garantizar seguridad,
asistencia, garantía de derechos y búsqueda de soluciones duraderas (Migración Colombia, 2020)
Con corte a 29 de febrero de 2020, en Colombia se estima que hay 1.825.687 ciudadanos venezolanos,
de los cuales el 19,78% equivalentes a 361.204, residen en la ciudad de Bogotá. Asimismo, se calcula
que, con corte a 29 de febrero de 2020, el 56% de la población venezolana en Colombia se encuentra
en situación irregular.
Entre las medidas adoptadas en el país para atender el flujo migratorio se incluyen la tarjeta de
movilidad fronteriza (TMF), el permiso de tránsito temporal, el Permiso Especial de Permanencia (PEP),
el Permiso Especial complementario de Permanencia, Fomento a la formalización y los Permisos
Especiales de Permanencia en Bogotá D.C.
A corte 23 de abril de 2020, se han expedido 205.740 Permisos Especiales de Permanencia en la ciudad
de Bogotá, distribuidos de la siguiente manera por grupo etario y sexo:
Gráfica 3-22 Permiso Especial de Permanencia Fomento a la formalización por grupo etario y sexo
En buena parte de los análisis delictivos los niños, niñas y adolescentes quedan bajo el supuesto de
respeto que los cubriría de la victimización potencial. En realidad, aunque los casos totales no son
iguales a los de poblaciones mayores, la victimización de niñas, niños y adolescentes no es menor,
incluso en delitos como los de patrimonio económico.
Pese a esto, sigue llamando la atención el aumento del 30% entre 2018 y 2019 de los delitos sexuales
en los que las víctimas son niños y niñas con principal afectación a estas últimas, 2.880 casos registrados
en el último año dan cuenta de la relevancia de este delito y el daño físico y emocional que este tipo de
delitos genera.
La siguiente tabla hace evidente que con la edad la victimización por hurtos aumenta, es decir la
vulnerabilidad; y además que, si bien los casos son menores que en el grupo de niñas y niños, los
adolescentes son un grupo poblacional vulnerado por delitos sexuales y que dicha práctica aumentó en
21% entre 2018 y 2019.
De acuerdo con el reporte del Sistema de Información Misional SIM-, sobre el maltrato infantil en
Bogotá, para el periodo comprendido entre el 1 de enero de 2013 al 31 de diciembre de 2019, 55.603
niñas, niños y adolescentes, han sido protegidos a través de Proceso Administrativo de Restablecimiento
de Derechos- PARD-, del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar -ICBF-.
Gráfica 3-23 NNAJ vinculados a PARD- relación por año y rango de edad. Bogotá 2013-2019
De acuerdo con el gráfico se evidencia que los adolescentes cuyas edades oscilan entre los 14 y 17 años
presentan el mayor número de ingresos al Proceso Administrativo de Restablecimiento de Derechos,
representando un 37% de la cifra, seguido por aquellos cuyas edades oscilan entre los 7 y 13 años que
corresponden al 33%, en cuanto a los niños y niñas cuyas edades oscilan entre los 0 a 6 años de edad,
representan el 19% y por último los jóvenes mayores de 18 años representan un 12% de la cifra total.
Los Centros Zonales que más ingresos reportan, corresponden a las localidades de Suba, Ciudad Bolívar,
San Cristóbal, Usme y Kennedy. En particular para el año 2019, las localidades donde se presentaron
mayores ingresos corresponden a: Engativá, Kennedy, Suba, Ciudad Bolívar y San Cristóbal.
Respecto a la tasa de violencia sexual ejercida contra niños, niñas y adolescentes, es importante
destacar que, de acuerdo con el gráfico, se evidencia un aumento pasando de 1,2 por 1.000 niñas, niños
y adolescentes en el año 2014 a 1,9 por 1.000 niñas, niños y adolescentes en el año 2019 (Secretaría
Distrital de Integración Social, 2019, P.398).
Gráfica 3-24 Casos y tasa de violencia sexual ejercida contra niñas, niños y adolescentes. Bogotá
2014-2019
Con relación al género, el comportamiento de este indicador revela que el 81% de las niñas, niños y
adolescentes vinculados al Proceso Administrativo de Restablecimiento de Derechos -PARD, son de
género femenino y el 19% corresponde al género masculino, siendo las niñas y las adolescentes quienes
presentan mayor ingreso, durante todos los años analizados.
Ahora bien, en cuanto a la edad se encuentra que el rango de edad donde más se presentan situaciones
de violencia sexual, oscila entre los 7 y los 13 años, que representan un 45%, seguido por quienes se
encuentran entre los 14 y 17 años que representan un 34%, por último, se encuentran las niñas y niños
de 0 a 6 años, que representan un 15% y los mayores de 18 años que representan el 6% de la cifra total.
Gráfica 3-25 Niñas, Niños y adolescentes identificados como víctimas de violencia sexual, según
grupo etario. Bogotá, 2013-2019
Fuente: Subdirección de Restablecimiento de Derechos, Sede de la Dirección General ICBF, Sistema de Información Misional SIM reporte
PARD. (Información 2013-2018: reporte con corte 31 de diciembre 2018, consultado en enero 2019 - información correspondiente al 2019:
reporte corte 31 de diciembre 2019, consultado en enero 2020. (Incluye casos en estado abiertos y cerrados)
De acuerdo con el Informe del Sistema Distrital de Monitoreo de las condiciones de Infancia (2019), para
el periodo comprendido entre el 1 de enero de 2013 al 31 de diciembre de 2019, 39.350 adolescentes
y jóvenes ingresaron al Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes - SRPA. Precisamente,
frente al comportamiento del indicador, durante el 2013, 8.111 adolescentes y jóvenes ingresaron al
Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes- SRPA siendo este el año que presentó mayor
ingreso. A partir del año 2014 la cifra disminuyó considerablemente, registrando así en el año 2019, una
disminución del 39% de los adolescentes y jóvenes que ingresaron al Sistema de Responsabilidad Penal
para Adolescentes - SRPA en relación con el año 2013.
Gráfica 3-26 Adolescentes y jóvenes que ingresaron al SRPA, relación por año y género. Bogotá,
2013-2019.
Respecto a los delitos que vinculan a los adolescentes al Sistema de Responsabilidad Penal para
Adolescentes SRPA en Bogotá se observa que el primer delito de ocurrencia es el hurto, que representa
la comisión de un delito de oportunidad para obtener un dinero rápido y que en gran medida está
vinculado con la necesidad del consumo de estupefacientes. En este sentido, no es sorpresa que el
segundo delito de ocurrencia resulte ser el porte y tráfico de estupefacientes. En tercer lugar, aparecen
las lesiones, que a su vez se relacionan con conductas violentas impulsivas y formas aprendidas de
tramitar los conflictos y evidencia la necesidad de contar con estrategias que propicien oportunidades
y nuevas culturas de trato.
Fuente: Grupo Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes- Regional Bogotá ICBF, valijas CESPA. Reporte corte 31 de diciembre
2019, consultado en enero 2020. Tomado como imagen de: Informe SMIA 2019. Secretaría Distrital de Integración Social. Imagen parcial de
la Tabla. P. 447
Adicional a lo anterior, los jóvenes guardan la doble condición de ser víctimas y victimarios por igual en
muchos de los delitos analizados. Aquí es importante señalar la centralidad de atención que requiere el
aumento entre 2018 y 2019 de 167% de victimización de jóvenes por delitos sexuales y del 44% por ser
víctimas de violencia intrafamiliar.
Las localidades con mayor número casos con este flagelo en jóvenes fueron Ciudad Bolívar y Kennedy,
las cuales agrupan el 29.3% de las víctimas. Si adicionalmente se suman las localidades de Bosa, Suba y
Usme, se supera el 50%. Además, 4 de cada 10 homicidios en la ciudad tienen como víctimas a jóvenes
y, al igual que los demás fenómenos de homicidios, estos ocurren mayoritariamente los fines de
semana. En cuanto a la participación de hombres y mujeres, 379 casos fueron de hombres y 27 de
mujeres, lo cual concentra evidentemente una población en alto riesgo frente a este delito.
Establecer en Bogotá una ciudad segura que inspire confianza y legitimidad para vivir sin miedo,
disminuyendo la criminalidad y los índices delictivos, mejorando las condiciones de convivencia y
garantizando el acceso efectivo a la justicia, mediante la implementación de estrategias y acciones,
sustentados en enfoques transversales y diferenciales de cultura ciudadana, género, población
vulnerada y territorial.
El Plan Integral de Seguridad Ciudadana, Convivencia y Justicia de Bogotá (PISCCJ) 2020 2024, se
constituye en la principal herramienta de planeación estratégica y hoja de ruta para la priorización de
acciones, optimización de recursos, coordinación interinstitucional, de seguimiento y evaluación de las
estrategias de seguridad ciudadana, convivencia y acceso a la justicia en el Distrito.
Bajo este lineamiento, el PISCCJ cuenta con tres líneas estratégicas que agrupan conceptual y
operativamente las estrategias y acciones de respuesta institucional:
Estas tres líneas estratégicas se apalancan en 4 enfoques transversales desde los cuales serán
observadas y atendidas las problemáticas de seguridad, convivencia y justicia de la ciudad:
1. Cultura ciudadana.
2. Género.
3. Poblacional diferencial (niños, niñas, adolescentes y jóvenes).
4. Territorial.
Cultura ciudadana.
Género.
Poblacional diferencial: Niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
Territorial.
Es importante resaltar que los enfoques (cultura ciudadana; género; poblacional diferencial; territorial)
que se desarrollan a continuación forman cada uno por sí mismo una perspectiva de análisis desde la
cual se indaga y se formula unas determinadas preguntas, por lo tanto, permiten implementar
estrategias y acciones en seguridad, convivencia y justicia con diferentes miradas y atender a las
necesidades de los ciudadanos desde su particularidad y diversidad.
Ninguna sociedad funciona sin normas que las ordenen. Las normas organizan, jerarquizan y establecen
límites entre lo que las distintas sociedades establecen como permitido y prohibido, lo premiado y lo
sancionado, lo aceptable y lo inaceptable. Al respecto, Antanas Mockus planteó un marco teórico para
el enfoque de cultura ciudadana según el cual los comportamientos de los individuos están regulados
por tres sistemas regulatorios: ley, moral y cultura.
Las normas formales son reglas que se encuentran escritas, institucionalizadas, y que por lo general
establecen límites muy precisos a la acción, ya que tienen procedimientos muy claros de aplicación, de
incentivos y de penas y sanciones. Entre las normas legales, se encuentran por supuesto las leyes de la
república y el derecho internacional, pero también reglas de menor alcance como el reglamento de una
empresa o el manual de convivencia de un colegio. Las normas legales o formales regulan el
comportamiento de las personas a través de dos mecanismos anclados a estructuras emocionales de
los individuos: el miedo a la sanción, que es una motivación extrínseca; y la admiración o la legitimidad
de la ley, que corresponde a una motivación intrínseca.
Las morales, por su parte, expresan principios interiorizados por cada individuo, que le provocan
sentimientos de culpa y de remordimiento en caso de violarlos, y satisfacción de su conciencia en caso
de respetarlos. Las normas morales regulan el comportamiento de las personas a través de un sentido
del deber, de las convicciones propias y de la capacidad de actuar obedeciendo a ese sentido. Las
pedagogías enfocadas en la concientización y la sensibilización intentan influir sobre estas normas para
generar más autorregulación y más reflexividad en los ciudadanos.
Por su parte, la cultura es el conjunto de normas más grande que existe. Casi todo el tiempo nos
encontramos actuando en conformidad con normas sociales: al vestirnos, al guardar silencio cuando
otro habla, al saludar, al cerrar la puerta del baño cuando lo utilizamos, entre muchísimas otras. Por
normas sociales se hace referencia a normas informales, que son públicas y compartidas pero que, a
las sanciones son informales, como cuando la violación de una norma grupal genera reacciones que van
desde el chism
(Bicchieri, 2006 p. 8).
Según esto, a diferencia de las normas morales, las normas sociales se basan en las expectativas mutuas,
es decir del grupo para con el individuo y del individuo para con el grupo. Además, se fundamentan en
una de las características más importantes del ser humano: el reconocimiento social, la buena estima y
reputación, o por el contrario el miedo al rechazo, la censura y la vergüenza. Además, una misma
persona puede pertenecer a grupos distintos que no comparten una cierta norma (por ejemplo, un
grupo aprueba fumar y el otro rechaza fumar).
Las culturas delimitan y jerarquizan los significados de los comportamientos a través de un curioso
mecanismo inductivo, el reconocimiento por actuar conforme a cierta norma se traduce en confianza.
De este modo en cada medio sociocultural se da una distinción entre los comportamientos cultural y
socialmente bien considerados, los comportamientos neutros y los comportamientos culturalmente
inaceptables.
En resumen, toda acción es regulada por uno o varios de los sistemas de regulación. Cuando una acción
es conforme a la ley, a la moral y a la cultura se da armonía en los sistemas reguladores. Por el contrario,
cuando una acción es conforme sólo con la ley, pero no con los otros sistemas reguladores, se presenta
el divorcio de los sistemas de normas, o lo que Mockus llamó divorcio entre ley, moral y cultura. De esta
forma, lo que nos ordena la ley puede ser conforme o no con lo que nos ordena la conciencia o con lo
que grupalmente es aceptado como válido. Algo de tensión entre ley, moral y cultura puede ser útil para
incentivar el cambio social, pero el divorcio en asuntos claves puede afectar gravemente la convivencia
y el desarrollo de una sociedad. En ese sentido, una agenda pedagógica con enfoque de cultura
ón
En este orden de ideas, la cultura ciudadana como enfoque le apunta a la transformación voluntaria de
comportamientos y a la armonización entre sistemas de normas como estrategia para garantizar el
cumplimiento de deberes y el goce de derechos como expresión de la ciudadanía. En ese sentido, la
cultura ciudadana se entiende como un ejercicio constante de construcción de relaciones, significados,
prácticas y sentidos que determinan la vida cotidiana. Desde sus orígenes en los años 90 este enfoque
se ha cualificado y ha aportado explicaciones novedosas a muchos de los problemas de ciudad que se
presentan particularmente en las urbes latinoamericanas. De igual modo ha permitido el diseño y la
La cultura ciudadana como activo de los bogotanos encuentra en la ciudad un escenario para afianzar
la confianza entre los ciudadanos, y entre éstos y sus instituciones, generando mejores condiciones para
una vida democrática y que garantice las libertades constitucionales. En ese sentido un elemento
neurálgico de este modelo de ciudad es sin duda la diversidad y la valoración de la diferencia. Hay tantas
formas de ser, de sentir y de expresarse, como personas en el mundo, y esta es en esencia la definición
de la convivencia: vivir entre distintos. El respeto, el cuidado mutuo y propio y la tramitación no violenta
de los conflictos son valores fundantes de la cultura ciudadana, y orientan todas las acciones y
estrategias que tienen este enfoque. En consecuencia, el PISCCJ, tiene como propósito consolidar una
ciudad libre de violencias contra la mujer y las personas diversas, y de la transformación y aceptación
de los cambios culturales propios del mundo actual.
Así, una ciudad libre de machismo, violencias, xenofobia y discriminación será finalmente una ciudad en
la que todas y todos podamos vivir sin miedo. Cabe destacar que según datos de la Encuesta Bienal de
Culturas un 13,8% de los encuestados reportó haberse sentido discriminado, y según la Encuesta de
Cultura Ciudadana (ECC) un 34% no quisiera tener como vecino a una persona homosexual, un 7% no
quisiera a alguien de color de piel distinto al suyo, un 10% no quisiera a una persona desplazada y un
24% no quisiera tener como vecino a un desmovilizado o reinsertado. Estas cifras muestran la necesidad
de seguir aunando esfuerzos desde las políticas públicas para generar mayores niveles de respeto y
valoración por la diversidad y transformar la comprensión que equipara la diversidad con la desigualdad.
La relación entre seguridad y convivencia se hace evidente a la luz de los casos de crímenes de odio, de
conflictos por intolerancia, de feminicidios, y en general de violencia interpersonal entre conocidos, en
un país en el que el día más violento del año es el día de la madre.
Según la Encuesta de Cultura Ciudadana -ECC- en 2018 sólo el 34% de los bogotanos cree que puede
confiar en la gente en general, y el 60% considera que la mayoría de sus conciudadanos son corruptos.
Por su parte, según la Encuesta bienal de Culturas -EBC- 2019 la confianza en desconocidos en una escala
de 1 a 10 alcanza un 4 entre los bogotanos.
Finalmente, la confianza institucional también muestra una necesidad de mejora importante, ya que
según la Encuesta bienal de Culturas -EBC 2019 este indicador alcanzó 25 puntos en una escala de 1 a
100. En lo relacionado con las instituciones y los organismos de seguridad y justicia los datos de la ECC
2018 muestran que sólo un 20% afirman que confían en la policía, y un 11% en órganos judiciales y
jueces. Según la Encuesta bienal de Culturas -EBC 2019 estos porcentajes están en 20% y 26%
respectivamente, lo que confirma la necesidad de seguir trabajando en aumentar la confianza en estas
instituciones.
Todos estos son factores que afectan la percepción de seguridad y de efectividad de la justicia, y pueden
reforzar la sensación de impunidad, falta de transparencia y miedo. En este sentido, la relación entre
ciudadanos y policía es clave para la disminución de la percepción de inseguridad en las localidades, la
prevención de los delitos y la corresponsabilidad. Por su parte, aumentar la confianza en los organismos
de justicia puede impactar los niveles de denuncia, la cooperación con los cuerpos de investigación e
inteligencia y la disminución de necesidades jurídicas insatisfechas. La coordinación de las instituciones
y entidades públicas con las comunidades para desarrollar acciones en seguridad, convivencia y justicia
con enfoque territorial es uno de los puntos neurálgicos de la agenda de cultura ciudadana en esta
materia.
Por otra parte, leer la realidad social en clave de cultura ciudadana, consiste en identificar cuáles
aspectos de la cultura o de la moral individual de los ciudadanos se oponen al acatamiento de la ley o al
logro de objetivos de seguridad y cómo pueden ser modificados a través de la política pública. Esto
ara
incidir y regular los comportamientos y las actitudes de los ciudadanos.
Finalmente, en este PISCCJ la cultura ciudadana es un enfoque transversal que produce una particular
lectura de la realidad, pero es también una estrategia orientada a transformar las condiciones de
seguridad de la ciudad. Así por ejemplo, en el actual Plan Distrital de Desarrollo existe un programa
moral y cultural, a superar problemas culturales arraigados en la mentalidad ciudadana como es el caso
del machismo, la xenofobia, la homofobia, la transfobia y el clasismo.
Una de las apuestas del Plan de Desarrollo Distrital es la consecución del ODS 5: Equidad de Género. En
materia de seguridad se
mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros
Precisamente para contribuir a que en 2030 las mujeres y las personas de los sectores sociales LGBTI
puedan vivir sin miedo, el PDD se formuló teniendo en cuenta el enfoque de género y diferencial, el
mismo que es recogido por este Plan.
El enfoque de género permite hacer una lectura de las dinámicas de ciudad desde el reconocimiento de
las diferencias que se han constituido en discriminación debido a
que por razones de género existen entre mujeres y hombres y que se reproducen a través de
imaginarios, creencias, roles y estereotipos que afianzan las brechas de desigualdad e impiden el goce
efectivo de los derechos de las mujeres a lo largo del curso de su vida, en las diferentes dimensiones del
desarrollo y la vida social
Asimismo, desde el enfoque diferencial se reconocen los grupos y personas que han sido discriminados
de manera histórica por motivos raciales, de orientación sexual, identidad sexual, discapacidad o
situación socioeconómica.
En ese sentido, este PISCCJ establece estrategias y acciones de los organismos de seguridad y justicia
para garantizar que, de manera interinstitucional y bajo el liderazgo de entidades como la Secretaría
Distrital de la Mujer, Secretaría Distrital de Planeación y la Secretaría Distrital de Integración Social, se
promueva una vida libre de violencias a las mujeres y niñas y a las personas de los sectores sociales
LGBTI.
Investigar, Juzgar y Sancionar la Violencia contra la Mujer o Convención Belem Do Pará y los desarrollos
normativos nacionales.
actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar, juzgar y sancionar la violencia contra las
(CIDH, s.f.). Aunado a esto, la Convención señala
que la violencia contra las mujeres es un asunto de derechos humanos que tiene repercusiones para las
mujeres y para la comunidad, por lo que se hace un llamado a reconocer el derecho de las mujeres a
vivir libres de violencias, es decir, de respetar su vida y su integridad física, psíquica y moral (CIDH, s.f.).
En segundo lugar, la Constitución Política de Colombia señala que dentro de los fines esenciales del
Estado se encuentra garantizar la efectividad de los principios, derechos y obligaciones, y asegurar la
convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo, por tanto, las autoridades están instituidas para
proteger a todas las personas residentes en Colombia. Además, en el Artículo 13 se establece que todas
las personas nacen libres e iguales ante la Ley y recibirán la misma protección y trato por parte de las
autoridades, sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar.
A partir de lo anterior se han divulgado instrumentos normativos para cumplir con el mandato
constitucional. En este sentido es preciso
normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las
mujeres, se reforman los Códigos Penal, de Procedimiento Penal, la Ley 294 de 1996 y se dictan otras
protección integral de las mujeres, pues ofrece el marco normativo y conceptual para los desarrollos
legales de nivel distrital. Específicamente, la ley ofrece una definición de violencia contra la mujer, un
concepto de daño contra la mujer, establece medidas de sensibilización y prevención, protección,
atención y sanciones.
En el marco nacional también se deben resaltar las leyes 575 de 2000, 1719 de 2014, 1761 de 2015 y
1959 de 2019 por el desarrollo que hacen sobre delitos que afectan en mayor medida a las mujeres. La
primera y última hacen reformas en materia de violencia intrafamiliar; la segunda, entre otras cosas,
adopta medidas para garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de violencia sexual, en especial la
violencia sexual con ocasión del conflicto armado; y la tercera, crea el tipo penal de feminicidio como
delito autónomo.
A nivel distrital se debe resaltar que el Acuerdo 421 de 2009 ordenó la creación del Sistema Distrital de
Protección Integral a las mujeres víctimas de violencia SOFIA y el Acuerdo 703 de 2018 actualizó dicho
sistema fortaleciendo su presencia en el territorio a través de los consejos locales de seguridad para las
mujeres. Según los anexos de responsabilidad de la Resolución 473 de 2019 se definen las
responsabilidades del Sector Seguridad en la implementación del Sistema SOFIA. Entre ellas se
encuentran acciones como sensibilización, capacitación, formación y/o cualificación sobre el derecho
de las mujeres a una vida libre de violencias al personal de organismos de seguridad y justicia, participar
en los Consejos Locales de Seguridad para las Mujeres y apoyar la adopción y puesta en marcha de los
Planes de Seguridad para las Mujeres, la articulación con la Secretaría Distrital de la Mujer para
desarrollar proyectos que mejoren las rutas de atención y eliminen las barreras de acceso a la justicia,
entre otras4.
4
Las responsabilidades completas del Sector Seguridad en la implementación del Sistema SOFIA se pueden
consultar en:
https://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/adminverblobawa?tabla=T_NORMA_ARCHIVO&p_NORMFIL_ID=1705
3&f_NORMFIL_FILE=X&inputfileext=NORMFIL_FILENAME
De igual forma es pertinente hacer referencia al Acuerdo 526 de 2013 que crea los Consejos Locales de
Seguridad de Mujer. Este resulta ser un espacio fundamental para abordar problemáticas específicas de
las mujeres a través de la participación ciudadana, la puesta en marcha de alternativas que contribuyan
a disminuir la inseguridad y la violencia, la prevención del feminicidio y el seguimiento al cumplimiento
de los Planes Integrales de Seguridad y los compromisos del Consejo de Seguridad.
Finalmente, es importante resaltar que Bogotá hace parte del Programa global Ciudades seguras para
las mujeres y niñas a través de la Secretaría Distrital de la Mujer.
Para el caso del desarrollo normativo específico para las personas de los sectores sociales LGBTI se debe
resaltar la Ley 1482 de 2011 conocida como la Ley Antidiscriminación que modifica el Código Penal y
tiene por objeto garantizar la protección de los derechos de una persona, grupo de personas, comunidad
o pueblo, que son vulnerados a través de actos de racismo o discriminación. Esta ley agrega al Código
Penal las sanciones por actos de racismo o discriminación, por hostigamiento motivado por la raza,
religión, ideología, política, y origen, nacional, étnico o cultural, las circunstancias de agravación
punitiva, las circunstancias de atenuación y la sanción por apología del genocidio.
Desde el nivel distrital es preciso destacar el Decreto 62 de 2014, por el cual se adopta la Política Pública
para la garantía plena de los derechos de las personas lesbianas, gay, bisexuales, transgeneristas e
intersexuales- LGBTI y sobre identidades de género y orientaciones sexuales en el Distrito Capital.
Específicamente, el Artículo 9º establece que uno de los componentes clave es la construcción de una
ciudad segura y protectora para las personas de los sectores LGBTI y libre de violencias por identidad de
género y orientación sexual. De manera que este componente se refiere al desarrollo del derecho a la
seguridad y a una vida libre de violencias en la ciudad.
Con todo, los distintos tipos de violencia reconocidos por la Ley 1257 del 2008 y bajo el adelanto
jurisprudencial de la Corte Constitucional, los actos de violencia contra las mujeres se configuran en las
desigualdades e inequidades estructurales que permea la sociedad. Bogotá, concentra varios
determinantes sociales, culturales, económicos y territoriales que acumulan la violencia estructural en
contra de las mujeres y en consecuencia quedan más expuestas a vivir un hecho que va en contra de su
dignidad humana. De ello se desprende la necesidad de fortalecer acciones que disminuyan el machismo
en entornos públicos, la prevención de la violencia sexual y la especial atención a los factores y riesgos
que desencadenan el delito del feminicidio.
Sobre la seguridad de las personas de los sectores sociales LGBTI vale la pena señalar que hay un reto
importante en tanto los sistemas de información están planteados con variables binarias, hombre y
mujer o en la mayoría de los casos: masculino y femenino. El uso indiscriminado de estas categorías ha
generado la confusión entre sexo y género, que, aunque son conceptos relacionados son diferentes en
tanto el primero define una característica biológica y el otro una construcción, imposición y
desigualdades entre géneros y roles en la sociedad.
La mezcla en los sistemas de información sin un parámetro conceptual ajustado a las políticas públicas
y al marco jurídico sobre género, dificulta el reconocimiento a las victimizaciones que sufren personas
con orientaciones e identidades sexuales diversas y no hegemónicas. De aquí que no se obtenga
información sobre los factores de riesgo y necesidades en seguridad y convivencia que tienen las
personas transgéneros y no binarias, quienes en la sigla LGBTI son una población con una expectativa
de vida no superior a los 35 años de edad e históricamente están expuestas a distintos tipos de violencias
y discriminación (CIDH, 2015).
de personas y colectivos que han tendido a ser excluidos y discriminados en razón de características
y se incorpora para disponer acciones institucionales diferenciales que garanticen el acceso efectivo de
estas poblaciones a bienes y servicios para el goce efectivo de sus derechos. En este sentido, se reconoce
Sobre esta línea, el PISCCJ se orienta a que la gestión institucional Distrital para la Seguridad y la
Convivencia tenga un enfoque especial de atención en niños, niñas, adolescentes y jóvenes,
acercándose al detalle de sus necesidades y a la comprensión de los fenómenos que los ponen en
condición de riesgo, de modo que las estrategias institucionales agudicen su mirada para intervenir
anticipadamente sobre las causas generadoras de riesgo y oportunamente para la restitución de
derechos, y profundicen intervenciones diseñadas de manera estratégica y minuciosa garantizando
atributos de calidad, pertinencia, oportunidad y suficiencia en la gestión institucional.
De este modo, se orienta el PISCCJ hacia una gestión institucional integral e integrada que intervenga
de manera persistente hasta superar la condición de riesgo, que usa los sistemas de información para
la identificación temprana de las poblaciones en condición de vulnerabilidad y que profundiza en el
conocimiento de las dinámicas delictivas o de los comportamientos culturales que vulneran su derecho
a una vida libre de violencias y delitos. Asimismo en la oportunidad de las intervenciones para la
protección y la restitución de los derechos en riesgo o vulnerados.
El grupo poblacional de Niños Niñas y Adolescentes (NNA) está comprendido por los hombres y mujeres
entre los 0 y 17 años según el Código de Infancia y la Adolescencia, Ley 1098 de 2006, con unos
subgrupos dentro del rango: Primera infancia de 0 a 5, infancia de 6 a 11 y adolescencia de 12 a 17 años.
De acuerdo con el Código, los NNA son sujetos de protección integral, se les deben garantizar sus
derechos, prevenir las amenazas o vulneraciones y restablecerlos si han sido vulnerados, esta protección
En Bogotá con el Decreto 520 de 2011 se adopta la Política Pública de Infancia y Adolescencia vigente
el conjunto de principios, decisiones y acciones estratégicas
lideradas por el Estado, en corresponsabilidad con las familias y la sociedad, que busca reconocer,
garantizar las condiciones, prevenir situaciones que amenacen el ejercicio de los derechos y realizar
acciones que restablezcan el ejercicio de los mismos, generando transformaciones sociales que incidan
positivamente en la calidad de vida de los niños, las niñas y las y los
Según datos del informe anual del Sistema de Monitoreo de las Condiciones de Infancia y Adolescencia
de Bogotá D.C (SMIA), consolidado por la Secretaría Distrital de Integración Social con corte a 31 de
diciembre de 2019, Bogotá contaba con 8.281.030 habitantes, de los cuales 2.189.663 tenían entre 0 y
17 años. Las localidades con mayor número de NNA eran en su orden: Suba, Kennedy, Bosa y Engativá
(SMIA 2019, pp. 2020. PP. 28 - 29).
Las violencias y delitos que afectan a niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ), como víctimas o como
victimarios, son significativos en la perspectiva que son el resultado de una falla de las instancias
responsables de promover y acompañar su desarrollo (en la familia, en la educación, en la cultura, en el
contexto social, en la oferta estatal integral), de forma tal que los dejó expuestos al riesgo del delito. Un
riesgo no detectado o no atendido suficientemente o incluso generado por su propio entorno familiar,
social e institucional inmediato. De ahí la importancia de recoger las directrices para la prevención del
delito que afecta a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes y del tratamiento de los adolescentes y
jóvenes en conflicto con la Ley, establecidas en los lineamientos de tratados internacionales acogidos
por Colombia e incorporados en el marco legal que orienta el Código de Infancia y Adolescencia y su
capítulo de Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente en la Ley 1098 de 2006.
implementará, monitoreará y evaluará un Plan Distrital de Prevención Integral de las Violencias contra
las niñas, los niños, adolescentes, mujeres y personas mayores, de carácter interinstitucional e
(Secretaría Distrital de Planeación. Bases del Plan. 2020. P. 600). Desde esta perspectiva los diagnósticos
sobre infancia y adolescencia presentan indicadores que de manera temprana revelan poblaciones con
mayores riesgos de verse vinculados en violencias y delitos, como víctimas o como victimarios. Algunos
de estos indicadores son: desnutrición, maltrato, lesiones por riñas, embarazo temprano, deserción
escolar, consumo de estupefacientes, maltrato intrafamiliar, trabajo infantil ampliado,
instrumentalización en el delito, explotación sexual comercial o riesgo detectado, vinculación al SRPA,
entre otros indicadores evidenciados por distintas instituciones distritales en los procesos de atención
propios del hacer institucional, develan escenarios de riesgo, que podrían orientar acciones
interinstitucionales y seguimientos integrales a los NNA y sus familias hasta la superación integral del
riesgo. Para esto la acción institucional generada desde los espacios de articulación, se convierte en una
alternativa de prevención.
Con lo anterior, el PISCCJ busca que las entidades con acción en el Distrito establezcan estrategias
articuladas, que mediante la priorización y la intervención focalizada permita identificar e intervenir de
manera temprana, oportuna, pertinente, sistemática, sostenida y suficiente (cantidad, calidad y
tiempo), las poblaciones de NNAJ en las que se evidencian los riesgos, en conjunto con los organismos
de seguridad y justicia.
Sobre los adolescentes vinculados al SRPA, el PISCCJ, orienta ampliar las rutas de acceso del Programa
Distrital de Justicia Juvenil Restaurativa, enriqueciendo su modelo de atención conjugado con la justicia
terapéutica, que propicie mayor articulación entre los operadores judiciales, las entidades de salud y la
academia a fin de responder, por ejemplo, al incremento de delitos que comprometen la salud mental
como son los delitos contra la libertad, integridad y formación sexuales; brindar una respuesta adecuada
al alto número de adolescentes que cometen delitos como consecuencia del consumo problemático de
sustancias psicoactivas; y desplegar una estrategia de atención para aquellos adolescentes que cometen
delitos y son reintegrados a su medio familiar con o sin vinculación a un proceso judicial. Se destaca
también la importancia de la gestión institucional nacional y distrital que fortalezca los mecanismos de
acceso y manejo de información detallada con el fin de diseñar con precisión las intervenciones
institucionales de atención de los adolescentes vinculados al SRPA; programas institucionales ajustados
a la medida de las necesidades y capacidades de los adolescentes del SRPA, este trabajo se debe
adelantar en el marco del Comité de Coordinación Distrital de Responsabilidad Penal para Adolescentes.
Los espacios de articulación institucional Distrital establecidos como son: el Consejo Distrital de Política
Social, la Comisión Intersectorial Poblacional; el Comité Operativo Distrital de Infancia y Adolescencia,
la Mesa Técnica Distrital de Juventud, el Comité Operativo Distrital para las Familias, el Comité Distrital
de Coordinación del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente, el Consejo Distrital de
Estupefacientes y el Comité Técnico de la Política Distrital de Estupefacientes, Comité Distrital de
Convivencia Escolar, entre otros, serán los espacios para planificar las acciones integrales que
estructuren procesos de intervención conjunta y focalicen las poblaciones que conjugan mayores
condiciones de riesgo.
Las acciones preventivas fundamentales que se articularán en los entornos de confianza serán la
promoción del reconocimiento de los derechos de NNAJ con madres, padres y cuidadores, la
sensibilización frente al papel de la familia y la comunidad, como corresponsable en la garantía de los
derechos de NNAJ, además de reconocer y evidenciar las violencias que los afectan y las expresiones de
violencias y estigmatizadoras socialmente normalizadas que los dejan en un borde de riesgo social.
Las poblaciones del ciclo vital de NNAJ habitualmente no cuentan con una mirada particular de sus
derechos desde la perspectiva de la seguridad y la convivencia. Sus necesidades se consideran
protegidas en los ambientes familiar y educativo, en los que tradicionalmente se desarrolla su
transcurrir vital. El PISCCJ 2020-2024, eleva la prevalencia de sus derechos sustentado en la intención
de iniciar procesos más tempranos de promoción y de prevención para la seguridad y la convivencia y
también sobre la evidencia de fenómenos de vulneraciones de sus derechos sobre delitos que de
manera persistente los afectan y sobre la evidencia de algunos de ellos que tienen tendencia a
incrementarse, como se hizo notar con las cifras consolidadas en el diagnóstico.
Sobre el ciclo vital de la juventud, en Colombia el grupo lo constituyen las personas con edades entre
los 14 y los 28 años y los asuntos relativos al ciclo vital se regulan en la Ley Estatutaria de Juventud, Ley
r a los jóvenes el ejercicio
pleno de la ciudadanía juvenil en los ámbitos, civil o personal, social y público, el goce efectivo de los
derechos reconocidos en el ordenamiento jurídico interno y lo ratificado en los Tratados
Internacionales, y la adopción de las políticas públicas necesarias para su realización, protección y
sostenibilidad; y para el fortalecimiento de sus capacidades y condiciones de igualdad de acceso que
faciliten su participación e incidencia en la vida social, económica, cultural y democrática del país pleno
En el nivel Distrital, en diciembre de 2019, mediante CONPES Distrital se adoptó la Política Pública de
Distrital de Juventud 2019-2030 que plantea
individuales y colectivas, de las y los jóvenes para que puedan elegir lo que quieren ser y hacer hacia la
construcción de proyectos de vida, que permitan el ejercicio pleno de su ciudadanía para beneficio
personal y de la sociedad, a través del mejoramiento del conjunto de acciones institucionales y el
fortalecimiento de sus entornos relacio an
er joven, educación, inclusión productiva, salud integral y autocuidado,
cultura, recreación y deporte; paz, convivencia y justicia,
En el contenido
seguros para que los y las jóvenes, puedan convivir, acceder a la justicia y contribuir a la construcción
ores estratégicos: i) Jóvenes privados de la
libertad con actividades pertinentes para su desarrollo integral y la construcción de proyecto de vida; ii)
Inclusión y ampliación de oportunidades para los y las jóvenes en condiciones de riesgo y vulnerabilidad;
iii) Acceso a la justicia formal y comunitaria.
El enfoque territorial del PISCCJ parte de la comprensión del territorio como una construcción social que
tiene particularidades que no solo derivan de los aspectos físicos sino también de las relaciones que
sobre él se construyen. Por lo tanto, la priorización de problemáticas y estrategias que reflejan las
características, dinámicas y necesidades en función de la seguridad, convivencia y justicia, parten de
atender las particularidades, cualidades y potencialidades de cada territorio y en correlación con la
construcción de las comunidades.
En este sentido, al reconocer que los territorios no son homogéneos, la gestión de las acciones de
seguridad y convivencia, demanda intervenciones focalizadas y diferenciadas de acuerdo con las
dinámicas que son propias y que afectan la seguridad, convivencia y justicia de manera diferenciada.
Por lo tanto, el PISCCJ, refuerza la idea de tener una lectura del territorio y sus propias dinámicas.
Lo anterior permite planear más allá de los límites político-administrativos del Distrito. Es decir, implica
una planeación del territorio en los distintos niveles: local, distrital y regional y una sensibilidad frente
a las disparidades y desbalances existentes entre aquellos niveles.
La estrategia involucra una mirada del territorio desde dos dimensiones: 1) Interseccionalidad y
capacidad de analizar el delito desde realidades poblacionales, buscando ampliar la oferta institucional;
y, 2) Impactar a las localidades con acciones preventivas, de cultura ciudadana y de control.
En este sentido, los Planes Territoriales de Convivencia y Seguridad serán un instrumento prioritario
en el PISCCJ, en la medida que será la hoja de ruta mediante la cual todas las entidades del Distrito, las
alcaldías locales, las autoridades de seguridad y justicia y la comunidad, podrán identificar las zonas
prioritarias a ser intervenidas y por ende las acciones que de manera coordinada y conjunta llegarán al
territorio. Para lo anterior, es fundamental el fortalecimiento de los equipos territoriales de la Secretaría
Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia, integrados por un enlace líder por cada localidad, sus
gestores territoriales, quienes cuentan con habilidades para el diálogo y el análisis de la información
estratégica, que permite comprender el comportamiento de los fenómenos de violencias y delitos en
los diferentes territorios de la ciudad, apoyando una toma de decisiones de forma oportuna, preventiva
y orientada a la construcción de la seguridad con el concurso de las diversas entidades y organizaciones
públicas y la participación de la ciudadanía.
Adicionalmente, los planes de acción de cada una de las localidades integrarán el enfoque territorial del
PISCCJ, para la definición de las estrategias de atención diferenciadas. En este sentido, se integran las
siguientes perspectivas para entender el territorio:
Partiendo de este principio, las acciones de participación estarán enfocadas en: 1) mapear e
identificar las prácticas comunitarias de seguridad, cuidado y construcción de tejido social; 2)
Potencializar las mejores prácticas comunitarias de seguridad; 3) Promover el intercambio de
conocimientos y experiencias entre las organizaciones sociales; 4) Ampliar el diálogo con las
organizaciones sociales de base, así como fomentar la diversidad poblacional en los procesos
participativos (diversos grupos de edad, población LGBTI, personas con discapacidad, minorías
étnicas, etc).
Zonas de Atención Prioritaria (ZAP): En estos territorios se busca entender cuáles son los hilos
que se deben cortar para la desactivación de organizaciones delincuenciales. Tienen como
estrategia la lectura de las dinámicas delincuenciales que atraviesan los territorios de las
localidades e incluso del Distrito Capital y están compuestas por polígonos que se han escogido
por la confluencia de factores que afectan la seguridad y la convivencia de determinados grupos
poblacionales, que requieren mayor concentración de esfuerzos institucionales para su
intervención.
Las acciones diseñadas para estos territorios serán el resultado de las necesidades identificadas
en escenarios participativos con las comunidades de los entornos y el análisis de la información
y datos que demuestren las dinámicas delincuenciales y las experiencias que modifican la
percepción de seguridad e inseguridades. La metodología de intervención será la Gestión Social
Integral (GSI), la cual integrará los enfoques descritos en este plan y a través de la cual se espera
concentrar los mayores esfuerzos interinstitucionales para disminuir la ocurrencia del delito.
Bajo esta perspectiva las ZAP, que se han definido a la fecha son las siguientes, sin perjuicio de
otras que surjan de la observación de las dinámicas de los delitos y conflictividades emergentes.
Zona borde con Soacha: esta zona incluye la observación de las localidades de Bosa y
Ciudad Bolívar. Se hace énfasis en las dinámicas delincuenciales que aprovechan las
fronteras invisibles para generar la sensación de impunidad, por eso el trabajo
articulado con Soacha y Cundinamarca es una prioridad.
Corredor Caracas: Esta zona se estableció por la vulnerabilidad que el territorio enfrenta
al ser parte de múltiples localidades y de ninguna. Es una frontera que rompe las
dinámicas de control y contención del delito, pero no las de los grupos delincuenciales.
Las localidades vinculadas son: Chapinero, Teusaquillo, Barrios Unidos, Santa Fe y
Mártires.
Zona Centro sin Fronteras: Esta estrategia ha comprendido que las dinámicas
delincuenciales del centro no se especializan en microterritorios, sino que se mueven
por las tres localidades: Candelaria, Santa Fe y Mártires. En ese sentido la carrera
séptima hace parte de esta Zona de Atención Prioritaria (ZAP), con el propósito de
observar el alto índice de hurto a celulares y fortalecer una estrategia de
desmantelamiento de bandas.
María Paz: Esta Zona de Atención Prioritaria (ZAP), es producto de las actividades
acordadas en el marco de una acción popular en este polígono. A partir de allí, se
observó que los fenómenos delincuenciales se extendían a Patio Bonito y a El Amparo.
En las Zonas de Atención Prioritaria (ZAP), luego de comprender las dinámicas de los delitos de la ciudad
y de estos territorios, se tendrá un trabajo especializado para incidir en las cadenas de valor de los
siguientes delitos: homicidio, feminicidio, tráfico, violencias sexuales y explotación sexual, ocupaciones
ilegales y hurto, con especial énfasis en el de personas que incluye el de celulares, bicicletas y en el
transporte público.
Bajo este lineamiento, la estrategia de seguridad de Bogotá se planeará y ejecutará teniendo en cuenta
la relación que la ciudad tiene con los municipios circunvecinos, con el departamento de Cundinamarca
e inclusive con otros departamentos y el país. Se entiende que el enfoque regional es una necesidad
insoslayable que implica una modificación sustancial en la visión y el modelo tradicional de ver a Bogotá
como un ente administrativo solo, sin considerar los demás municipios y la región que la rodean. Es por
eso que, desde la estrategia de Zonas de Atención Prioritaria (ZAP), se ha priorizado el borde con Soacha
con las localidades de Ciudad Bolívar y Bosa. El propósito, es comprender las dinámicas del territorio a
partir del levantamiento de los contextos sociales, económicos y poblacionales, para diseñar acciones
de seguridad en dos dimensiones complementarias.
La primera, sobre los hechos de violencia y delincuencia que afectan a los ciudadanos de Bogotá y de
los municipios circunvecinos. Al ser hechos de violencia y delincuencia que en algunos casos se
comparten debido a la interrelación entre Bogotá y Soacha. Por lo tanto, la estrategia es el trabajo
articulado en los escenarios de los consejos conjuntos de seguridad, que permitan adelantar acciones
de desarticulación de bandas delincuenciales.
La segunda dimensión tiene que ver con los riesgos de terrorismo sobre los equipamientos estratégicos
que hacen que Bogotá pueda funcionar de manera adecuada en términos económicos y sociales. Frente
a esta situación, la ciudad debe evaluar sus vulnerabilidades y tomar medidas pertinentes en materia
de seguridad para que su normal funcionamiento no se vea afectado por estos hechos que ponen en
riesgo la seguridad alimentaria, las comunicaciones, el suministro de agua, energía, gas y gasolina, la
movilidad por destrucción de la red vial o por daños en el sistema de transporte aéreo, Sistema
Integrado de Transporte y el medio ambiente.
En este sentido, la visión Bogotá-Región reconoce que los fenómenos delictivos y factores de riesgo en
materia de seguridad, convivencia y justicia no tienen límites jurisdiccionales, de manera que la
coordinación de la ciudad con el borde urbano y rural es fundamental para la consolidación de territorios
cuidadores. Además, es preciso recordar que la aproximación territorial no se limita al espacio físico,
también implica la identificación y comprensión de las relaciones sociales, históricas y culturales
necesarias para generar una respuesta interinstitucional pertinente.
Precisamente, a partir del diálogo con actores regionales y buscando atender de forma integral la
ocurrencia de violencia y criminalidad en contextos limítrofes, se identificaron las siguientes líneas de
trabajo conjunto:
También, es preciso hacer énfasis en la centralidad que tiene el medio ambiente como uno de
los ejes articuladores del trabajo de Bogotá con la Región, pues se parte de la premisa que la
estructura ecológica es parte de la infraestructura vital que es preciso proteger. Para esto, se
avanzará en conjunto con la Brigada XIII, institución que, a través del Programa Burbuja
Ambiental, pone a disposición de los ciudadanos sus servicios para proteger los recursos
naturales y apoyar la reforestación en zonas de alto valor como el Páramo de Sumapaz.
6. Información para la toma de decisiones: es clave la articulación de los sistemas y las oficinas de
análisis de la información para georreferenciar delitos en la frontera y reducir la duplicidad en
la información.
La emergencia sanitaria por la pandemia del COVID-19 ha cambiado el contexto de seguridad ciudadana
en el corto y mediano plazo, que se ve afectada por los problemas económicos sociales y de salud que
plantean grandes retos desde la seguridad, como contribuir a garantizar las medidas de bioseguridad,
la atención a población vulnerada afectada por el desempleo y el riesgo de ser utilizada por estructuras
criminales, los problemas de violencia hacia la mujer y al interior de los hogares.
Resulta prioritario, además de ayudar a atender los problemas sociales generados por el COVID-19,
afrontar la criminalidad y el crimen organizado en las condiciones que lo exige el escenario delictivo, así
como el miedo que surge en el contexto de la pandemia y que puede conducir a detonar otras formas
de conflictividad social. Además, de la profunda incertidumbre que altera la percepción de la seguridad,
trayendo consigo actitudes de estigmatización y violencia. En consecuencia, es primordial el diseño de
acciones orientadas a mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía en general y en especial de
aquellas poblaciones en condiciones de vulnerabilidad en el marco de la contingencia, que a su vez
puedan ser presa fácil del mundo criminal o de la espiral de violencia.
Así las cosas, las dinámicas generadas por la pandemia en la ciudad pueden manifestarse en los distintos
contextos de relación de los ciudadanos:
virtuales, junto al aumento de las comunicaciones haciendo uso de medios digitales, es posible
el aumento de estafas y otros ciberdelitos.
Bajo este contexto, el PISCCJ se ha concebido desde un entendimiento dinámico que permitirá
reaccionar de manera rápida a un entorno altamente cambiante, ajustándose a la nueva coyuntura, en
la que las buenas condiciones de seguridad deberán contribuir a la recuperación económica y social de
la ciudad. Asimismo, el PISCCJ también pretende anticiparse a entender y abordar en contexto las
situaciones derivadas de la pandemia y a la dinámica social que surja de acuerdo con las condiciones de
salud, en el que la ciudad va a oscilar entre cuarentenas parciales y totales y aperturas de la ciudad
parciales y totales.
Así las cosas, el PISCCJ integra algunas acciones específicas derivadas de las situaciones generadas en la
ciudad, en el marco del COVID-19, a la par que las estrategias que integran se ven afectadas todas por
la situación que modificó la pandemia y sus medidas de atención.
Con el objetivo de contribuir en la atención a los problemas sociales generados por el COVID, desde la
Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia se han diseñado acciones de apoyo al Sistema Distrital
Bogotá Solidaria en Casa, el cual es un sistema de articulación integral creado por medio del Decreto
093 de 2020 como un mecanismo de redistribución y contingencia para la población durante el periodo
de emergencia a través de tres canales: 1) transferencias monetarias, 2) bonos canjeables por bienes
y/o servicios y, 3) subsidios en especie.
Las acciones de articulación del sector seguridad en materia de abastecimiento y atención alimentaria
se orientan a conectar las capacidades de direccionamiento de la fuerza pública y control del orden
público con:
- La operación de los actores públicos y privados que operan las cadenas de abastecimiento de
grandes, medianas y pequeñas superficies en Bogotá D.C.
- Las necesidades de distribución de bienes y prestación de servicios básicos de los sectores
articulados en el Sistema (Decreto Distrital 093 de 2020).
- Protección y seguridad para los establecimientos de comercio, salud, bienestar y demás
instancias que tienen que ver con el desarrollo social.
El principio orientador es que el control del orden público será tan efectivo como lo sea la capacidad de
garantizar el abastecimiento y distribución de bienes en especie a través del Sistema Distrital Bogotá
Solidaria en Casa.
Las medidas de aislamiento obligatorio representan un mayor riesgo de violencia contra las mujeres y
en particular las que ocurren al interior de la familia (violencia intrafamiliar), teniendo en cuenta además
la imposición de estar de manera permanente con sus agresores y en condiciones de déficit habitacional
o hacinamiento, con mayores obstáculos para acceder a servicios esenciales de salud, de justicia y
refugios. Al igual que, de una pérdida creciente de capacidad socioeconómica y de ingresos que
profundiza la vulnerabilidad de las mujeres, lo cual puede repercutir en mayores niveles de dependencia
y un incremento en el ciclo de violencias en su contra.
Frente al agravamiento de las situaciones de violencia, se plantean acciones enfocadas en tres ejes:
justicia, para así lograr un abordaje integral de la violencia contra las mujeres con atención
efectiva y pronta para la protección de las mujeres y niñas.
- La implementación de protocolos que permitan reestablecer sus derechos, en especial,
mecanismos efectivos de protección que permitan al sistema de justicia responder de manera
más eficiente y analizar de manera periódica el avance de los casos y la definición de acciones
conjuntas.
- La implementación de a
Los tres ejes se desarrollarán simultáneamente y exige un gran nivel de coordinación entre diferentes
organismos, además de ser evaluados a través de un esquema de medición que permita mejorar la
focalización para fortalecer herramientas de valoración de riesgos e identificar aquellas personas que
están en un mayor riesgo.
Cabe resaltar que, para garantizar un cambio positivo y significativo en la seguridad y convivencia en un
escenario de pandemia y post pandemia y se promoverán estrategias para mantener un estado de
ánimo positivo. Las acciones propuestas en el marco de esta estrategia incluyen:
Las acciones propuestas en el marco de esta estrategia buscan eliminar barreras geográficas de acceso
a la justicia en el territorio y complementarse con medios más asequibles para población en condición
de analfabetismo digital o sin capacidad de acceso a este tipo de medios, para lo cual se trabajará en
cuatro niveles:
- Generación de canales y horarios favorables a las víctimas de violencias que requieren especial
atención en tiempos de confinamiento, puntualmente para mujeres y víctimas de violencia
intrafamiliar.
- Atención directa en barrios y casas a través de mecanismos de justicia cercana a los ciudadanos.
- Aumento en los mecanismos y cobertura del registro de información en campo, para la
realización de análisis más precisos y la toma de decisiones basada en evidencia.
- Divulgación de los nuevos medios virtuales de atención y su uso.
El balance de seguridad del primer semestre de 2020 muestra que la mayoría de los delitos de impacto
se redujeron significativamente, con excepción de los homicidios. Si bien estos datos son alentadores
en cuanto a los delitos contra el patrimonio, una vez se levante la cuarentena podría darse un aumento
notorio de varios de los delitos, volviendo a las estadísticas previas a la cuarentena.
Teniendo en cuenta estos factores de riesgos asociados a la criminalidad, es necesario apoyar un trabajo
policial asentado en las intervenciones preventivas e investigativas para conocer y tratar los problemas
delictivos o eventos criminales de similar naturaleza y modalidad que podrían experimentar un
crecimiento en el marco de la contingencia por COVD-19. De manera simultánea, se requiere fortalecer
la capacidad para la intervención policial dirigida a prevenir, contener, investigar, procesar en el marco
de su competencia y divulgar sus resultados.
El hurto de bicicletas en la ciudad es un fenómeno que afecta al creciente número de usuarios y que
podría entorpecer el propósito de incentivar su uso como principal medio de transporte. Según el
reporte entregado por la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia sobre los delitos que
impactaron a la ciudad entre enero y julio de 2020 el hurto a bicicletas aumentó en un 29% al pasar de
4.594 en el mismo periodo de 2019 a 5.927 casos registrados en 2020.
El confinamiento y el hacinamiento carcelario hacen que las prisiones sean un espacio donde las
enfermedades contagiosas se propagan con gran rapidez. En el marco de la contingencia por el virus
COVID-19 el hacinamiento implica un riesgo enorme pues impide el aislamiento social, que es necesario
para reducir el contagio, a lo que hay que sumar la escasez de elementos de aseo, la precariedad de los
sistemas de agua y la imposibilidad del sistema de salud intramural para atender todos los reclusos que
pudieran resultar contagiados.
Teniendo en cuenta que el hacinamiento carcelario implica un riesgo enorme frente al COVID-19 se
considera, en primera instancia, trabajar en dos ejes para reducir el contagio y proteger la vida de las
personas privadas de la libertad.
- Habilitar nuevos cupos en el Centro de Traslado por Protección (CTP) y otros espacios
especialmente adecuados para reducir el hacinamiento que se presenta en las Unidades de
Reacción Inmediata URI y en estaciones de policía.
- Disponer de materiales de bioseguridad tanto para la Policía que custodia como para los
internos, además de equipos de salud móvil de prueba, control y cuidado.
En segunda instancia, estratégica y urgente, se contempla la construcción de una nueva cárcel Distrital.
Luego de este panorama complejo de la situación generada por la pandemia y de las acciones que su
atención requiere, la estructura del PISCCJ se enfoca en presentar las líneas estratégicas, estrategias y
acciones que se desarrollarán de manera interinstitucional entre los años 2020 y 2024.
Las líneas estratégicas del PISCCJ (prevención y convivencia ciudadana; acceso a la justicia; control del
delito), agrupan conceptual y operativamente las estrategias y acciones de respuesta que se plantean
tanto por la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia, como por los organismos de
seguridad y justicia para abordar las problemáticas y delitos priorizados, teniendo en cuenta, además,
las perspectivas en seguridad, convivencia y justicia generadas en el marco de la pandemia por el COVID
19.
Asociada a cada línea estratégica, se tienen una serie de estrategias, las cuales a su vez integran acciones
y metas que son medidas con indicadores de seguimiento. Todo lo anterior se encuentra detallado en
el Anexo 2: Matriz Líneas estratégicas, estrategias y acciones PISCCJ. En adelante este capítulo
presenta las líneas estratégicas y las estrategias del PISCCJ.
Este PISCCJ considera elementos que son necesarios para la prevención de los factores asociados a la
comisión de delitos y procura atender cada uno de los elementos desde una perspectiva
multidimensional que entiende las diversas formas de prevención y atención de los delitos. En este
sentido, esta línea estratégica se puede entender desde 4 grandes perspectivas o categorías: Prevención
del delito mediante el desarrollo social; prevención del delito de base local o comunitaria; prevención de
situaciones propicias al delito; y programas de reinserción social.
En el marco de la pandemia del COVID -19, se han generado condiciones en la ciudad con impacto social
en los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, por lo cual, se proyectan múltiples escenarios de afectación
en aumento de la pobreza, así como otras de contexto social. De acuerdo con lo anterior, en el PISCCJ
se consideran acciones orientadas a prevenir la instrumentalización o vinculación de niños, niñas
adolescentes y jóvenes en estructuras criminales.
Bajo este panorama, se reconoce la necesidad de realizar análisis de contexto, a partir de vincular
información socioeconómica, de salud y de criminalidad, para generar indicadores de activación de
alertas, junto con rutas de respuesta, atención y acompañamiento en el reconocimiento y expresión de
emociones e identificación de la violencia hacia niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
Así las cosas, en el PISCCJ, con el fin de garantizar el derecho a una vida libre de violencias y delitos que
afectan a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, se incluyen distintos componentes para la incidencia
en la prevención y en la restitución de sus derechos.
ejecución desde una respuesta coordinada para la población juvenil en condición de riesgo. En este
contexto
reducir el riesgo social y convertir en líderes del nuevo contrato social a las y los jóvenes en situación de
alta vulnerabilidad y en riesgo de ser vinculados en dinámicas y estructuras delincuenciales. Lo anterior,
a través del desarrollo de procesos de inclusión social, económica, educativa, política y cultural. Con
esto, se busca la ejecución de una respuesta coordinada para el cuatrienio dirigida a la población juvenil
en riesgo social que no estudia ni trabaja (Ninis) con criterios de focalización territorial y poblacional. En
el marco del mismo componente se incluye la Estrategia Territorial Integral Social (ETIS), de la Secretaría
Distrital de Integración Social, que también respaldará a las familias de las y los jóvenes que no estudian
ni trabajan (Ninis) identificados con toda la oferta social integral del Distrito.
El tercer componente corresponde a las Intervenciones y control de delitos que afectan la dignidad y
desarrollo armónico de la infancia y la adolescencia . Aquí se incluyen acciones de protección, atención
inmediata y restablecimiento de derechos para los principales tipos de delitos contra niños, niñas,
adolescentes y jóvenes.
Debido a lo anterior, entre las acciones que se consideran en el PISCCJ, asociadas a cada componente,
se encuentran:
En el contexto de la pandemia del COVID-19 en Bogotá, las medidas de aislamiento obligatorio han
mostrado el mayor riesgo de violencia contra las mujeres en general, dado que se encuentran en
entornos en los cuales conviven de manera permanente con sus agresores y en condiciones de déficit
habitacional, limitando el acceso a servicios esenciales de salud, justicia y a protección y refugio.
En este orden de ideas, el PISCCJ también parte del enfoque de género que estructura el Plan Distrital
de Desarrollo de Bogotá 2020-2024 ,
en torno al reconocimiento de las diversas violencias contra las mujeres como la violencia intrafamiliar,
sexual, psicológica, económica, física, emocional y simbólica, así como la identificación de múltiples
barreras en la atención psicológica y de apoyo social para salir del ciclo de violencias, acompañado de
un cambio de actitudes y comportamientos culturales que aceptan social e institucionalmente la
violencia contra las mujeres y estereotipos de masculinidad, por lo cual es necesario implementar y
profundizar medidas preventivas que puedan transformar la realidad de las mujeres de la ciudad.
Las redes de mujeres que puedan comprometer y acompañar a otras, tendrán la posibilidad, si así lo
quieren, de articularse con las entidades distritales y locales para mejorar la calidad, seguimiento y el
acceso a los mecanismos de protección y defensa de sus derechos. La participación ciudadana y
particularmente, la de las mujeres serán fundamental para construir cambios sustantivos en los
territorios de la ciudad. La prevención de las violencias de las mujeres se hará sostenible como ejercicio
y resultado de la participación ciudadana, la trasformación cultural en su trato reconocerá las realidades
que se expresan en los territorios.
1. Establecer espacios seguros para las mujeres como canal de información y de activación de ruta
de atención en situaciones de violencia contra las mujeres debido al género.
2. Acciones de transformación cultural para el reconocimiento del acoso sexual en el espacio y el
transporte público como un delito.
3. Diseñar e implementar al 100 % una estrategia de coordinación entre organismos de seguridad
y justicia para fortalecer las capacidades de investigación y judicialización en el marco de las
violencias contra las mujeres con énfasis en feminicidio.
4. Garantizar el funcionamiento del programa Mecanismo de Atención Intermedia (MAI) en
articulación con el Sistema SOFIA.
5. Generar espacios de formación para lideresas de Bogotá en rutas de atención de violencias
basadas en género y fortalecimiento de organizaciones sociales en entornos comunitarios,
educativos, usuarias del sistema de transporte público y biciusuarias.
6. Promocionar los derechos humanos y la oferta distrital dirigida a las mujeres, en entornos
familiares, comunitarios, educativos, espacios públicos y en el transporte público con alto riesgo
de feminicidio, violencia de pareja, delitos sexuales y riñas.
7. Formar 5.000 policías de vigilancia en promoción, atención, sanción, reparación y erradicación
en materia de violencias de género, especialmente violencias contra las mujeres y comunicación
asertiva con la ciudadanía.
8. Realizar 400 campañas en el marco de la estrategia Integral de protección a la mujer, Familia y
Género (EMFAG).
9. Contribuir a la mitigación de comportamientos violentos, delictivos y contrarios a la convivencia
que afecten a la mujer, la familia y el género, procurando la prevención, protección, atención y
acceso a la justicia de las víctimas de violencias basadas en género.
10. Gestionar desde la unidad de violencia intrafamiliar con las comisarías de familia de manera
permanente la protección a las víctimas y velar por sus derechos.
11. Garantizar el aumento en el 3 % de la denuncia por parte de las mujeres, consolidando la
confianza en el sistema de justicia y las rutas de denuncia.
Dada la situación del COVID-19 en la Ciudad, relacionadas principalmente con el aumento de la pobreza,
el PISCCJ considera el diseño y puesta en marcha de acciones orientadas a mejorar las condiciones de
vida de poblaciones en condiciones de especial vulnerabilidad, que puedan verse envueltas en espirales
de violencia. En este sentido, se consideran acciones orientadas a la atención y el acompañamiento en
temas como: las violencias de género, las diferentes formas de trata y esclavitud, la extorsión, la
violencia sexual, la aceptación de la diversidad y la convivencia pacífica.
En este contexto, el PISCCJ con esta estrategia también parte de los enfoques de género y diferencial
que contemplan objetivos comunes respecto a la superación de desigualdades para garantizar los
derechos fundamentales de poblaciones históricamente discriminadas, lo cual se une al enfoque
interseccional como categoría para la política pública que permite ver las intersecciones entre género,
sexo, raza y clase o condición socioeconómica.
Por tanto, la seguridad y la convivencia pensada desde la interseccionalidad buscan desde este marco
de derechos desarrollar acciones integrales con especial atención a las intersecciones de género, raza,
sexo y condiciones económicas que respondan a las necesidades de cada población. En ese sentido, el
enfoque interseccional como una necesidad de la política pública, fortalece la identificación de
determinantes sociales en lo territorial y los factores subjetivos que aumentan los riesgos de actos de
violencia en contra de poblaciones tradicionalmente vulneradas.
En este sentido, se centran las acciones preventivas para poblaciones vulneradas o de alto riesgo a
través de la promoción, salvaguarda y reconocimiento de los derechos constitucionales y legales de
quienes padecieron algún tipo de discriminación, centrado en el fortalecimiento de capacidades y
transformación de la relación y tolerancia de su experiencia vital y reducir el riesgo en los territorios.
Para lograr esto, la promoción de entornos de confianza será un instrumento esencial para motivar las
posibilidades de una convivencia que reconozca la diversidad y sus aportes.
En este contexto, resulta fundamental entender las vulnerabilidades de ciertos grupos poblacionales
como los migrantes5 . Dado lo anterior, se establece la ruta de la estrategia de migrantes, la cual se
enfoca en establecer canales de comunicación y articulación rápidas y eficaces al momento de atender
las diferentes situaciones que se han identificado e involucran ciudadanos extranjeros.
Por último, sobre esta población, en particular, se alerta los efectos que por la situación del COVID-19
se puedan presentar por el aumento en las salidas voluntarias de población hacia la frontera, desalojos
e instrumentalización de esta población por el poco control que se ejerce sobre población extranjera en
situación migratoria irregular.
5
El interlocutor principal para los temas relacionados con la población migrante en la ciudad es la autoridad Migratoria del país, Migración
Colombia. Adicionalmente se cuenta con el Grupo Especial Migratorio (GEM), grupo que fue establecido por el Presidente de la República en
febrero de 2018 y está conformado por la Policía de Colombia, Migración Colombia, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y la Dirección
de Impuestos y Aduanas Nacionales, así como por las demás instituciones gubernamentales y no gubernamentales, que se articulan para dar
respuesta a los fenómenos migratorios, especialmente la migración venezolana.
( ) un proceso
que se entiende como un derecho, mediante el cual, se aproxima la ciudadanía a la construcción del
Nuevo Contrato Social y Ambiental, así como la forma, en que el gobierno de manera transversal a su
acción entiende su relación con ésta, a través, fundamentalmente, del modelo de Gobierno Abierto, con
el objeto de construir colectivamente, generando confianza y empoderamiento ciudadano para la
defensa y reconocimiento de sus intereses y los de la ciudad.
Cada vez es más evidente que la capacidad de la institucionalidad para generar procesos de convivencia
y seguridad tienen un alcance que se potencia en la interacción con la ciudadanía, en la medida que esta
la recibe, la apropia, la dinamiza y la retroalimenta. El capital social en función de la seguridad y la
convivencia de la ciudad son el elemento validador de la gestión que la institucionalidad plantee. En
este sentido, todo ejercicio de participación ciudadano organizado en función de intereses, identidades,
gremios, académicos, etc., o individual, son el reto y la oportunidad para fortalecer los programas
institucionales para la seguridad y la convivencia.
En el marco de la pandemia del COVID 19 sigue siendo relevante que las comunidades expresen sus
opiniones y propuestas a planes o proyectos relacionados con seguridad, convivencia y justicia,
constituyendo además mecanismos de control social o veedurías ciudadanas a la gestión institucional.
Dado lo anterior, el PISCCJ considera acciones orientadas a fortalecer y promover los procesos de
participación ciudadana en el contexto de la pandemia, a través de medios no presenciales, buscando
el fortalecimiento de espacios de formación en cultura ciudadana, basados en reducir el espacio de la
ilegalidad y generar solidaridad y apoyo alrededor de a las acciones de los organismos de seguridad y
justicia.
En este orden de ideas, el Plan Distrital de Desarrollo define el Gobierno Abierto de Bogotá (GABO)
como la acción de gobernar con la ciudadanía, bajo una estrategia de gestión pública que promueve
prácticas de transparencia en la administración, canales de participación ciudadana para el diseño e
implementación de planes, normas y políticas públicas, y mecanismos (de cooperación), que estimulen
el aprovechamiento de las capacidades, de la experiencia, del conocimiento y entusiasmo de la
ciudadanía para generar soluciones a todo tipo de problemáticas comunes; para lo cual se priorizará el
uso intensivo de plataformas virtuales y de herramientas TIC que faciliten y unifiquen la
interoperabilidad de los sistemas de información del Distrito.
La estrategia GABO se estructura bajo tres pilares: 1) Transparencia: rendir cuentas de manera
permanente a la ciudadanía, compartir información pública útil para acceder a servicios, trámites,
documentos de interés, promover el uso de datos y archivos abiertos, facilitar el control ciudadano al
presupuesto y la contratación, implementar medidas para luchar contra la corrupción de la mano de la
ciudadanía, modernizar los procesos y canales para interactuar con la ciudadanía y fomentar una cultura
de la integridad como servidores públicos; 2) Participación: promover una participación vinculante en
la formulación de planes, normas y políticas, la participación con decisión en la orientación del
presupuesto, la elaboración de proyectos e iniciativas comunitarias; 3) Colaboración: invitar a la
ciudadanía a colaborar en la búsqueda de nuevas soluciones a los retos de Bogotá, se implementarán
laboratorios de innovación social y mecanismos de solución compartida, aprovechando la inteligencia
cívica, experiencia, conocimientos, creatividad e innovación, para cumplir entre todos los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS).
Debe entenderse que GABO es una estrategia de alcance distrital, de manera que todos los sectores de
la administración deben articularse al proceso. Este está coordinado por la Secretaría General del
Distrito (SGD) en lo que se refiere a la transparencia y a la mejora de la gestión pública. El componente
de participación ciudadana es coordinado por la Secretaría Distrital de Gobierno (SDG) y las opciones de
colaboración entre la ciudadanía y la administración serán conducidas por la Secretaria Distrital de
Planeación (SDP).
En cuanto a los temas de la participación ciudadana dentro de los procesos de la Secretaría Distrital de
Seguridad, Convivencia y Justicia, estos serán integrados con el PISCCJ bajo la metodología de Gobierno
Abierto de Bogotá (GABO). Esta metodología implica desarrollar las etapas del ciclo Planear, Hacer,
Verificar y Actuar (PHVA), y vincular la Política Distrital de Transparencia y el Plan de Transparencia
Institucional de la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Finalmente, los temas relativos a la Seguridad y la Convivencia y por articulación, los de Acceso a la
Justicia, están anunciados dentro de las Líneas Temáticas priorizadas en la Estrategia GABO. Así, también
el PISCCJ está ubicado dentro de los instrumentos de planeación mencionados en las propuestas del
Gobierno Abierto de Bogotá lo cual le permite a la Administración Distrital apoyarse en el marco de los
lineamientos políticos y normativos, nacionales e internacionales, de la iniciativa de Open Government
Partnership (OGP) acordada por Estados en busca de la transparencia.
Fuente: presentación Gobierno Abierto Bogotá GABO- Equipo GABO: Ricardo Agudelo Sedano Lorena Calderón Fredy Martínez García
Giovani Andrade
Fuente: presentación Gobierno Abierto Bogotá GABO- Equipo GABO: Ricardo Agudelo Sedano Lorena Calderón Fredy Martínez García
Giovani Andrade
Como se observa en el gráfico, el proceso de formulación y ejecución del PISCCJ implica una estrategia
participativa ciudadana que incluye desde procesos de información y consulta, hasta formas de trabajo
colaborativo.
Propósitos específicos del PISCCJ para incorporar la metodología de la participación ciudadana en sus
distintas etapas:
Las acciones de participación en el PISCCJ estarán enfocadas en: 1) mapear e identificar las prácticas
comunitarias de seguridad, cuidado y construcción de tejido social; 2) Potencializar las mejores prácticas
comunitarias de seguridad; 3) Promover el intercambio de conocimientos y experiencias entre las
organizaciones sociales y con el Distrito y, 4) Ampliar el diálogo con las organizaciones sociales de base,
así como fomentar la diversidad poblacional en los procesos participativos (Diversos grupos de edad, de
mujeres, personas de los sectores sociales LGBTI, personas con discapacidad, minorías étnicas, etc.).
El primer elemento de participación de la ciudadanía para las etapas sucesivas se soporta en un sistema
fortalecido de información permanente (transparencia) sobre el desarrollo de las estrategias vinculadas
al PISCCJ. Estas estrategias serán contrastadas con reportes periódicos del seguimiento de indicadores
de producto y de resultado, que evidencien para la ciudadanía la relación entre el desarrollo de las
estrategias y su efecto en la seguridad, la convivencia y el acceso a la justicia.
Para lo anterior, se establecerá un mecanismo permanente de información sobre los avances del PISCCJ
en la página de la Secretaría Distrital de Seguridad Convivencia y Justicia. Allí, se recibirán informaciones
sobre reacciones, comentarios, preguntas, observaciones, sugerencias y aportes de la ciudadanía. Estas
informaciones tendrán su respectivo registro en el sistema de atención a la ciudadanía y se generarán
las respuestas correspondientes. Estos reportes deberán organizarse desde la perspectiva territorial y
poblacional, según el grupo de interés al que se dirijan.
Se enviarán reportes sobre los avances del PISCCJ 2020-2024 a las sesiones de cada una de las Juntas
Zonales de Seguridad, con datos relativos al respectivo sector territorial y se dispondrá de un mecanismo
de captura de inquietudes y sugerencias presentadas por los asistentes. Lo anterior se coordinará con
el respectivo Enlace Local de Seguridad y Convivencia y se le dará trámite a través del sistema distrital
de atención a la ciudadanía.
Se hará entrega de cuatro reportes distribuidos en el año (uno trimestral), para los Consejos Locales de
Seguridad, con información de avances e impactos del PISCCJ y del estado de los fenómenos de
seguridad, convivencia y justicia, que incluya los planes de seguridad para las mujeres a través del Enlace
Local de Seguridad y en articulación con la Secretaría Distrital de la Mujer; también a través de él se
recibirán las inquietudes y sugerencias de ese espacio para el PISCCJ.
Se celebrará un encuentro anual con los Grupos de Ciudadanos Comprometidos con la Seguridad y
Convivencia, líderes de organizaciones locales que trabajan para la seguridad y la convivencia y
ciudadanía en general. También se harán reuniones con grupos poblacionales priorizados, para valorar
percepciones, evaluar estrategias y propuestas de ajustes, que se desarrollarán en los meses de junio
de 2021, 2022, 2023.
Se promoverá el reconocimiento a los Grupos de Ciudadanos que se destaquen por su trabajo en temas
de seguridad y convivencia, asimismo a experiencias territoriales o poblacionales de iniciativa
ciudadana. Se identificarán acciones ciudadanas susceptibles de convertirse en indicadores sobre la
participación para la seguridad y la convivencia y los resultados se utilizarán para motivar mayores
niveles de participación y gestión.
Con respecto a los grupos poblacionales con enfoque diferencial incorporado en el PISCCJ, se enviarán
reportes a las instancias organizativas poblacionales de los grupos de interés para el PISCCJ: Consejo
Consultivo de Niños y Niñas, Consejos Locales y Consejo Distrital de Juventud; Consejos Locales de
Seguridad de Mujeres y las organizaciones de los sectores sociales LGBTI, en donde operen y en las
fechas que se programen. Se planifica por lo menos un reporte semestral para cada grupo poblacional.
Para las etapas sucesivas de ejecución del PISCCJ el ejercicio de participación ciudadana se vincula con
los procesos de implementación del Plan Anticorrupción de la Entidad y de Atención al Ciudadano y en
consonancia con lo definido por la Política CONPES Distrital Anticorrupción.
Asimismo, la corresponsabilidad es una consecuencia del proceso participativo pues a través de las
múltiples formas de participación (Instancias del Sistema Distrital de Participación: encuentros
ciudadanos, presupuestos participativos, laboratorios ciudadanos, diálogo social y otros), la ciudadanía
se convierte en protagonista activa de la implementación de los programas y políticas públicas y, en
consecuencia, es corresponsable de las decisiones y acciones de la administración distrital.
La situación generada en la ciudad por la pandemia del COVID-19, también ha requerido dinámicas en
las cuales los procesos de articulación público-privada asociadas al mejoramiento de las condiciones de
seguridad resultan claves, esto, con el propósito de generar apoyo a los procesos de transformación de
los entornos. En este sentido, el PISCCJ considera acciones orientadas a promover las alianzas o
condiciones de cooperación para, por ejemplo, mejorar la iluminación y limpieza de ciertos espacios
públicos que disminuyan oportunidades situacionales para la comisión de delitos en las zonas por donde
transita más la ciudadanía, así como zonas y en las áreas focalizadas como necesarias para la
reactivación económica y social en Bogotá.
De otra parte, el trabajo en alianza impacta en el fortalecimiento de este capital social en función de la
convivencia y la seguridad, aumentando su capacidad de reconocer, reducir y manejar riesgos. En la
relación la institucionalidad logra mayor pertinencia en la orientación de su gestión preventiva, fortalece
sus respuestas frente a necesidades específicas o instala intervenciones reparadoras para reducir las
amenazas que los puedan afectar.
Se dinamizarán entonces los encuentros y la generación de alianzas para fortalecer acciones y resultados
esperados en seguridad, convivencia y justicia, tanto para la Administración Distrital, como para los
sectores sociales, con impacto para la ciudad. En el marco de las diferentes alianzas que se proponen se
encuentran las siguientes acciones:
Teniendo en cuenta las dinámicas generadas en la ciudad por la pandemia del COVID-19, resulta
fundamental la cercanía de la Policía Nacional con los ciudadanos, para seguir fortaleciendo la confianza
institucional, lo cual es relevante también en la perspectiva de cultura ciudadana, dado el contexto
actual. Así pues, en el marco del nuevo modelo del servicio de policía y en el marco del PISCCJ, resulta
importante promover acciones para la colaboración mutua entre la ciudadanía y la fuerza pública, en lo
que corresponde a las estrategias de prevención del contagio del virus, promoviendo el bienestar de la
comunidad, y garantizando la seguridad, a partir de generar dinámicas de transformación orientadas a
la puesta en marcha de procesos pedagógicos, que favorezcan un ambiente comunitario en torno a
prevenir y regular comportamientos contrarios al bienestar común que pudieran resultar en conflictos
violentos sociales.
En este contexto, la prevención es por esencia una acción interagencial, toda vez que su oferta debe ser
integral para abordar los riesgos sociales e impactar las problemáticas asociadas a conductas que
afectan la convivencia y la seguridad ciudadana. Bajo esa perspectiva, la prevención policial tiene como
plataforma 4 pilares: 1. Autocuidado, (no victimización del ciudadano); 2. Autorregulación (propicia un
comportamiento adecuado al ciudadano); 3. Corresponsabilidad (para que el ciudadano entienda su
responsabilidad y deberes frente a la seguridad ciudadana); 4. Solidaridad (preocupación colectiva por
la intranquilidad de todos).
Es por ello, que la Policía Nacional a través del desarrollo del programa de Policía de Vecindario, buscará
mayor acercamiento al ciudadano, mejoramiento de la imagen institucional, recolección de
información, articulación interinstitucional, disrupción del delito y la transformación de entornos; todo
esto, de cara al nuevo rediseño del Modelo de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes. El servicio de
Policía mantendrá un enfoque preventivo en términos de anticipación de las problemáticas que afectan
la convivencia, desde el concepto de la prevención policial, logrando intervenir factores sociales y
situacionales; comprendiendo contextualmente los territorios, procediendo mediante modelos
metodológicos que permitan el cumplimiento de los objetivos institucionales, fortalecimiento de la
sensibilización al ciudadano hacia la cultura de la legalidad y el despliegue de estrategias que faciliten
participación cívica.
En este contexto, tres aspectos son claves en este nuevo modelo de intervención son: 1. Lograr espacios
públicos ordenados y seguros; 2. Ambientes tranquilos; y, por último, 3. Transformar zonas de miedo e
impunidad.
1. Diseño e implementación del nuevo modelo del servicio de policía, con énfasis en los
componentes de Policía de Vecindario.
2. Definir e implementar un mecanismo de seguimiento y evaluación funcional del Modelo.
Por medio de la Ley 1801 de 2016 se expidió el Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana
(CNSCC) como herramienta de convivencia para el fortalecimiento de la relación de corresponsabilidad
entre los ciudadanos y las autoridades, a través de tres factores que dependen uno de otro para una
adecuada implementación, siendo estos: i) Comportamientos Contrarios a la Convivencia, ii) Medidas
Correctivas y iii) Autoridades de Policía.
En este sentido, las disposiciones del CNSCC buscan establecer las condiciones para la convivencia en el
territorio propiciando el cumplimiento de los deberes y obligaciones de las personas naturales y
jurídicas, así como el ejercicio del poder, la función y la actividad de la Policía, de conformidad con la
Constitución Política y el ordenamiento jurídico vigente.
Así pues, las medidas correctivas, son acciones impuestas por las autoridades de Policía a toda persona
que incurra en comportamientos contrarios a la convivencia o el incumplimiento de los deberes
específicos de convivencia. Éstas, tienen por objeto disuadir, prevenir, superar, resarcir, procurar,
educar, proteger o restablecer la convivencia, razón por la cual a través de su materialización el
Gobierno Distrital implementa también acciones con mensajes de prevención, cultura ciudadana y
respeto por las normas de convivencia.
La pandemia del COVID 19 en Bogotá, ha generado algunas dinámicas en las cuales la actual oferta de
sustancias psicoactivas y bebidas alcohólicas en barrios y zonas de alta movilidad de la ciudadanía, junto
a su bajo costo en comparación con opciones recreativas, unidas a la escasez de competencias en el
manejo de estrés y de la incertidumbre, pueden conducir a un aumento en la base de consumidores, lo
cual puede llevar a un aumento en el mercado ilegal y eventualmente a la vinculación de nuevos
vendedores de las referidas sustancias.
Así las cosas, el PISCCJ contempla acciones orientadas a impactar las redes de actores ilegales que
buscan el control de poblaciones a través de la promoción del consumo excesivo de sustancias
psicoactivas y bebidas alcohólicas que a su vez pueden desencadenar en problemas de seguridad y
convivencia.
Este PISCCJ tiene previsto una serie de acciones orientadas a estimular y favorecer las conductas de
convivencia, creando estímulos para el cumplimiento de los deberes ciudadanos y desincentivando las
conductas que atentan contra la armonía social.
En el contexto generado por la pandemia del COVID 19, los mercados ilegales relacionados con el
tráfico y acopio de armas pueden percibir condiciones para el crecimiento de oportunidades en esta
actividad ilegal, dadas las dinámicas socioeconómicas en la ciudad. Así pues, el PISCCJ contempla
acciones orientadas a la prevención para el uso y porte de armas, teniendo en cuenta las diferentes
dimensiones de una posible reactivación criminal en Bogotá, así como la instrumentalización de
poblaciones vulneradas por parte de los actores ilegales.
La prevención del uso y porte de armas busca impactar los indicadores sobre delitos relacionados con
la vida y la integridad de las personas. Para esto, se promoverá el financiamiento de iniciativas
ciudadanas en las localidades con mayor imposición de medidas correctivas del Código Nacional de
Seguridad y Convivencia Ciudadana y mayores incautaciones, para lo cual se convocará a la comunidad
y organizaciones sociales y comunitarias para la presentación y ejecución de propuestas que den cuenta
de un trabajo articulado. La prevención del uso y porte de armas es una de las claves para la reducción
de las tasas de homicidio y otros delitos que afectan la integridad de las personas en Bogotá.
Los ciudadanos de Bogotá necesitan vivir en una ciudad sin miedo, en donde las instituciones de justicia
sean transparentes, cercanas y respondan a los contextos locales. De esta forma, se busca que la gestión
de la justicia distrital y local oriente, articule y fortalezca los esfuerzos institucionales para materializar
el derecho de acceso a la justicia, construya confianza entre el Estado y la ciudadanía. Para esto se
requiere fortalecer y mejorar los equipamientos y capacidades que tiene el Sistema Distrital de Justicia
de la ciudad para garantizar el derecho de justicia de la ciudadanía, promoviendo una justicia eficaz,
legítima y oportuna para vivir sin miedo.
Durante este cuatrienio el Sistema Distrital de Justicia se redefinirá y fortalecerá, con el fin de
convertirse en la instancia que orienta, lidera y articula las instituciones y operadores involucrados en
la prestación del servicio de justicia, garantizando la interlocución directa entre la oferta de justicia local
y las instituciones de orden nacional. Lo anterior con el objeto de ofrecer una respuesta efectiva a las
demandas de los ciudadanos que habitan en Bogotá.
Así pues, la apuesta amplia de esta estrategia es promover la participación ciudadana en el acceso a la
justicia y facilitar el acceso local a los territorios urbanos y rurales de la ciudad, de forma que se preste
atención integral, garante de derechos y diferencial para la ciudad, superando las barreras de acceso a
la justicia existentes. Así, se procurará garantizar el derecho de las víctimas, ofensores y mejorar la
atención y respuesta integral de las entidades de justicia.
Se realizarán acciones para ampliar la cobertura y mejorar capacidad de los equipamientos de justicia
del distrito, con pensamiento diseño y orientados al ciudadano. De esta forma, se ampliarán a dos Casas
de Justicia, dos nuevas sedes del Programa Distrital de Justicia Juvenil Restaurativa al servicio de los y
las adolescentes del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescente, y se mejorarán y ampliarán
las URI de la ciudad. Además, manteniendo y adecuando los equipamientos existentes.
Adicionalmente, esta estrategia busca fortalecer los mecanismos de atención integral de justicia en la
ciudad, para que Bogotá cuente con canales de acceso a la justicia no presencial idóneos en todos los
aspectos, mecanismos integrales de justicia presencial, se desconcentre la oferta de radicación de
demandas de la ciudad, y se fortalezca la satisfacción de los ciudadanos que son atendidos en los
sistemas locales de justicia. Además, se buscan mejoras a nivel de trámite, trato digno a la víctima,
celeridad en el direccionamiento, la activación de medidas urgentes cuando se requiera a favor de la
integridad de los ciudadanos. De igual forma, se contará con una estrategia integral de atención a
víctimas de violencia contra la mujer en los equipamientos de justicia. La Secretaría Distrital de
Seguridad, Convivencia y Justicia liderará un modelo de articulación de forma que, con todas las
entidades de justicia del orden Nacional y Distrital, se fortalezca el Sistema Distrital de Justicia.
La pandemia del COVID 19, exige para implementación del enfoque de cultura ciudadana, que los
mecanismos no presenciales se fortalezcan y que la implementación de mediaciones virtuales sea un
modelo fácil de apropiar por parte de mediadores comunitarios como se contempla en las acciones del
PISCCJ. De esta forma, el desarrollo de la estrategia de mediación comunitaria se desarrollará tanto
virtual, como presencialmente, esta última modalidad acatando las medidas de bioseguridad
respectivas en los tiempos que sean pertinentes. Para la mediación escolar se afianzarán los medios
virtuales que las instituciones educativas vienen utilizando, en articulación con el enfoque innovador,
uso de herramientas pedagógicas y didácticas que se tienen previstas para las acciones de esta
estrategia.
La mediación y los mecanismos de abordaje pacífico conflictos cobrarán vital importancia para la ciudad.
Estos mecanismos se convertirán en herramientas que permitan generar cultura ciudadana en la
población. Así, mediante esta estrategia, se espera consolidar un modelo de justicia comunitaria en el
distrito que, en articulación con todas entidades competentes, posicione estos mecanismos como
autoridades comunitarias y sociales para resolver de forma pacífica los conflictos. Al final de la
administración, Bogotá contará con un modelo diferenciado de acceso y fortalecimiento a estas figuras,
articulando una red de mediación distrital para fortalecer la figura. De esta forma, la ciudad contará con
un Modelo Distrital de Justicia Comunitaria, que fortalezca, desarrolle y promueva en el marco de la
pandemia, y después de esta emergencia, los Mecanismos Alternativos de Resolución de Conflictos para
la ciudad
Un primer eje del modelo será la mediación, se trabajará con mediación comunitaria en los entornos de
confianza, fortaleciendo rutas locales de justicia y promoción de la mediación en entornos comunitarios.
Adicionalmente, se promoverá la mediación escolar desde un enfoque innovador, con el uso de
herramientas pedagógicas y didácticas entre los niños, niñas y adolescentes de las instituciones
educativas priorizadas, que permitan ser un medio multiplicador de la mediación escolar y familiar. En
el marco de la situación de emergencia del COVID-19, se implementará la mediación virtual, un modelo
de garantía de derechos, y se articulará con las Unidades Móviles de Acceso a la Justicia, facilitando a
los niños, niñas y adolescentes, adultos mayores, y otras poblaciones priorizadas, acceder a la justicia.
El segundo eje de este modelo está enfocado en fortalecer los mecanismos de justicia en equidad,
justicia indígena y justicia de paz presentes en el distrito capital, así como a los demás mecanismos de
justicia étnica, propia, Rom, entre otras presentes en la ciudad. De esta forma, se generará una
estrategia articulada con las entidades del orden nacional competentes para fortalecer y posicionar las
autoridades comunitarias (Conciliadores en Equidad y Jueces de Paz) en la ciudad. Además, se
fortalecerán los mecanismos presenciales y no presenciales de conciliación, capacitando a los actores y
generando rutas locales de justicia comunitaria en la ciudad.
8.2.3. Estrategia: adolescentes y jóvenes del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes
En el marco de la contingencia por la pandemia del COVID-19, las acciones de coordinación y articulación
del sector seguridad se siguen orientando de acuerdo con el principio de interés superior del Niño, Niña
y Adolescente -NNAJ, imperativo que obliga a garantizar todos sus derechos fundamentales, prevalentes
e interdependientes (Código de Infancia y Adolescencia, 2006, pp. 21).
Bajo dicha perspectiva que convoca la protección especial del Estado y le concede validez a las acciones
y medidas institucionales, en todas las situaciones donde se encuentre involucrado un niño, niña,
adolescente y joven -NNAJ, siendo un principio transversal a todos los sistemas de atención y
protección. Desde el inicio de la contingencia, se formularon y se implementaron acciones orientadas a
la mitigación, protección y formación integral de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, asegurando
su pleno desarrollo, el reconocimiento de su igualdad y su dignidad humana. Es así, que se establecieron
canales virtuales para asegurar el desarrollo e implementación de los siguientes programas:
Entre las líneas consideradas, se propone el fortalecimiento del Programa Distrital de Justicia Juvenil
Restaurativa mediante la ampliación de sus rutas de acceso, que enriquezca este modelo de atención
conjugándose con la justicia terapéutica y propiciando mayor articulación entre los operadores
judiciales, las entidades de salud y la academia.
Respecto a los ingresos al Programa Distrital de Justicia Juvenil Restaurativa, se destaca que, desde que
el programa inició en el año 2016 como proyecto piloto atendiendo 14 casos, se ha venido fortaleciendo
producto del trabajo interinstitucional y articulado con la Fiscalía General de la Nación y la rama judicial,
para un total de 375 casos solo en 2019.
Sustentados en la información suministrada por el ICBF, los delitos que más cometen las y los
adolescentes y jóvenes vinculados al SRPA en Bogotá son el hurto (simple y agravado), el tráfico,
fabricación o porte de estupefacientes, las lesiones personales y los actos sexuales con menor de 14
años y el acceso carnal abusivo con menor de 14 años; muchos de los adolescentes y jóvenes vinculados
por estos delitos provienen de sectores urbanos marginales de las Localidades de Ciudad Bolívar, Suba,
San Cristóbal, Kennedy, Usme y Engativá (ICBF, 2019). Teniendo en cuenta también que buena parte de
las víctimas de los delitos sexuales son niños y niñas, el PISCCJ alerta ante el incremento de delitos que
pueden llegar a comprometer la salud mental, así como los delitos contra la libertad, integridad y
formación sexuales, las lesiones personales o la violencia intrafamiliar agravada, por lo cual resalta la
necesidad de generar estrategias orientadas a la atención tanto de las víctimas, como los adolescentes
ofensores, desde la perspectiva de la psicología clínica y la salud mental, atendiendo al enfoque
diferencial, de vulnerabilidad y de género.
El modelo de justicia restaurativa para adolescentes parte del reconocimiento de un conflicto entre la
víctima y el infractor como consecuencia de una conducta considerada como delito, en el que tiene
interés la sociedad pues se ve afectada por dicho conflicto y porque busca que los derechos de todas las
personas sean preservados y garantizar el bien colectivo. En este sentido, el PISCCJ orienta la necesidad
de fortalecimiento del Programa Distrital de Justicia Juvenil Restaurativa desde la ampliación de sus
rutas de acceso, de forma que se enriquezca su modelo de atención conjugándose con la justicia
terapéutica y que propicie una mayor articulación entre los operadores judiciales, las entidades de salud
y la academia a fin de responder, por ejemplo, brindando una respuesta adecuada al alto número de
adolescentes que cometen delitos como consecuencia del consumo problemático de sustancias
psicoactivas y desplegar una estrategia de atención para las y los adolescentes que cometen delitos y
son reintegrados a su medio familiar con o sin vinculación a un proceso judicial.
Por otra parte y, dado que las unidades privativas de la libertad del Sistema de Responsabilidad Penal
para Adolescentes no responden a las dinámicas actuales del SRPA, al comportamiento delictivo de las
y los adolescentes y jóvenes y no son adecuadas para adelantar procesos de pedagogía restaurativa; el
PISCCJ plantea buscar estrategias para que la infraestructura de las unidades privativas de la libertad
dialogue y potencie el Modelo de Atención Restaurativo generado por el Distrito, reorientar el CAE
Bosconia bajo la modalidad de CAE Pre-egreso y diseñar, construir e implementar un CAE en la Localidad
de Bosa bajo la modalidad de CAE-Abierto; dichos equipamientos deberán ajustarse a los establecido
en los Lineamientos de ICBF, incorporar elementos de seguridad dinámica y ofertarán a los adolescentes
y jóvenes actividades de formación técnica y favorecer su integración a las dinámicas comunitarias
locales en interacción con las y los adolescentes y jóvenes del entorno.
Finalmente, y dado que el SRPA requiere de la articulación y del actuar coordinado de las entidades que
lo conforman, es necesario avanzar en el diseño y puesta en marcha de un Sistema de Información que
permita monitorear el comportamiento del delito adolescente, focalizar estrategias de prevención con
enfoque territorial y articular la oferta institucional buscando que responda a las características y
necesidades de las y los adolescentes. Por tal razón, el PISCCJ exhorta al intercambio de información
entre las entidades del SRPA en el marco del Comité de Coordinación Distrital de Responsabilidad Penal
Adolescente, en el entendido que contar con información integrada permitirá focalizar las respuestas
que damos al delito e implementar acciones pertinentes, eficaces y oportunas.
Con todo lo anterior, frente a esta estrategia se proponen, entre otras, las siguientes acciones:
La declaratoria de la pandemia del COVID-19 a inicios de marzo agravó la crisis carcelaria que se vive en
Colombia desde hace décadas. Evidenciando la necesidad urgente de la toma de decisiones que
permitieran facilitar la descongestión y garantizar el derecho a la salud y a la vida de las personas
privadas de la libertad. De modo que, siguiendo las recomendaciones de instituciones como la
Procuraduría, la Defensoría y organizaciones de la sociedad civil que han advertido del grave riesgo que
representa el virus para el sistema carcelario y, por lo tanto, una posible catástrofe humanitaria.
Además, de las acciones en seguridad, convivencia y justicia (COVID-19), desde este Plan, se
implementará una estrategia para la atención a la población privada de la libertad y pospenada que se
orienta por diferentes medidas integrales y transversales ante la emergencia, con atención a ciertas
poblaciones específicas, con el objetico de proteger la vida de las personas privadas de la liberad.
De acuerdo con el informe estadístico para el primer trimestre del año 2020 del Instituto Nacional
Penitenciario (INPEC) el nivel de hacinamiento en las Cárceles de Colombia es del 54,9 % considerando
que la capacidad de cupos instalados es de 80.156 y se tiene una población privada de la libertad de
124.188 personas. Cabe resaltar que en el sistema penal colombiano la proporción es de 11 hombres
sindicados por 1 mujer. Además, los principales delitos por los cuales las personas son sindicadas son
por: tráfico fabricación o porte de estupefacientes; hurto; homicidio y concierto para delinquir y los
rangos de edad que más están privados de la libertad en hombre es de 25 a 34 años y en mujeres de
son de 18 a 29 años. Frente a la población que es condenada una vez cumplida su término en privación
de la libertad tiene una reincidencia del 22,3 % de los casos.
El Distrito para la población sindicada cuenta con una infraestructura definida en veintiún (21)
estaciones de policía y dos (2) Unidades de Reacción Inmediata (URI), cuya ocupación supera en 136%
de su capacidad. También se tienen personas sindicadas en la Cárcel Modelo, Picota, Buen Pastor y la
Cárcel Distrital cuyo cupo es de 1028 personas, logrando mantener la atención en condiciones dignas y
siendo para la ciudad la única sin hacinamiento.
La Ley 65 de 1993, Código Penitenciario y Carcelario, en su artículo 17, atribuye al ente territorial la
atención a la población sindicada, por lo cual ordena la creación de cárceles para esta población o
celebrar convenios con la Nación para la administración y sostenimiento de estos. En este sentido, es
importante destacar que Bogotá cuenta con su propia Cárcel, la cual administra y mantiene en
condiciones idóneas para la garantía de los derechos humanos de la población sindicada que es remitida
a ella. Es así, que fue certificada en calidad como la primera Cárcel de Sur América avalada por la
Asociación Americana de Prisiones ACA.
Dentro de la proyección que se tiene para la Cárcel Distrital se plantea la continuidad de la protección
de los derechos de la población privada de la libertad y el fortalecimiento de las estrategias
implementadas intramural para el reforzamiento de las capacidades y habilidades de la población. Para
ello se pretende implementar estrategias como: i) Intervención a problemas de consumo problemático;
ii) responsabilización por las conductas que afectan a la sociedad, mediante un proceso de justicia
restaurativa que permita que víctimas, infractor y los miembros afectados de la comunidad estén
directamente involucrados en el proceso restaurativo como aspecto fundamental para alcanzar el
resultado restaurador de reparación y paz social; iii) Atención prioritaria a los delitos de violencias
sexuales; iv) Priorización de las líneas de educación y talleres de mejoramiento de habilidades, que
permite la ocupación del tiempo libre y redención de pena. Las anteriores estrategias pensadas desde
la valoración de la condición humana, protección de los derechos y preparación para el post-egreso.
En este contexto, para la población sindicada que se encuentra en condición de hacinamiento en los
otros centros de privación de la libertad en Bogotá, desde la administración se plantean estrategias que
pretenden atender la población de forma digna y brindando soluciones a la problemática carcelaria,
para lo cual se realizará un estudio que permita la caracterización de la población, el diagnóstico judicial
y la creación de estrategias que de manera articulada deberán concertarse con entidades del nivel
nacional para su implementación en beneficio de la población que se encuentra en esta condición. Otras
de las acciones a implementarse son la identificación y evaluación de predios de acuerdo a la normativa
en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), para promover la construcción de equipamientos que
aumenten la capacidad de cupos en condiciones dignas, no obstante, el Distrito atenderá en
cumplimiento de la norma, necesidades de la población sindicada, con la firme convicción de mejorar
sus condiciones mientras se encuentren privada de la libertad en hacinamiento.
Por otra parte, teniendo en cuenta la cifra de reincidencia ya mencionada, se fortalecerá el trabajo
articulado con el Ministerio de Justicia, para la atención de la población pospenada que reside en Bogotá
desde Casa Libertad, brindando herramientas que faciliten la reintegración a la familia y a la sociedad,
así como el acceso a nuevas oportunidades educativas, laborales y de atención psicosocial. La población
objeto de este programa incluye los jóvenes del Sistema de Responsabilidad Penal y población
pospenada.
Si bien desde el inicio de la contingencia por la pandemia del COVID-19 se han tomado medidas urgentes
contra el hacinamiento carcelario, como habilitar nuevos cupos en el Centro de Traslado por Protección
(CTP) y otros espacios especialmente adecuados, para reducir el hacinamiento que se presenta en las
Unidades de Reacción Inmediata URI y en estaciones de Policía, una acción que puede prevenir posibles
contagios masivos. De forma paralela, se ha propuesto la construcción de una nueva Cárcel Distrital
como una medida que servirá de fondo para aliviar el hacinamiento carcelario.
Bogotá hoy no tiene donde recluir a ciudadanos que infringen la Ley Penal. Frente a esta situación, se
propone, con base en la buena experiencia y modelo de operación de la Cárcel Distrital, reconocido a
nivel nacional e internacional, la construcción de un nuevo centro penitenciario y carcelario del Distrito
en terrenos de La Picota, que integre entre otros aspectos:
De acuerdo con el Manual sobre la aplicación eficaz de las Directrices para la prevención del Delito
o de fondo, los cuales son resultado de una amplia gama de elementos y circunstancias que influyen en
la vida de las personas y las familias a medida que pasa el tiempo, y de los entornos locales, así como
(ONUDC, 2011).
Esta propuesta de entendimiento del delito asume que es posible determinar los factores asociados a
cada tipo de comportamiento, y de acuerdo con esta identificación, proponer planes, proyectos y
acciones que permitan cambiar las condiciones y los factores que posibilitan la comisión de delitos; para
de esta forma, prevenir y/o reducir los mismos (ONUDC, 2011).
Este PISCCJ considera que los procesos de investigación y obtención de información son fundamentales
para la elaboración de análisis que permitan la toma de decisiones de acuerdo con las particularidades
territoriales y de acuerdo con las problemáticas específicas de cada zona. Lo anterior, se considera en
aras de generar una atención diferenciada, que identifique la mayor cantidad de factores asociados a la
comisión de delitos y conductas contrarias a la convivencia, para de esta forma poder impactar
positivamente en la gestión de cada una de las problemáticas.
Desde la perspectiva de capacidades sociales e institucionales para el control del delito, la atención y
protección de derechos y libertades ciudadanas frente a eventos violentos, generadores de afectaciones
a la vida, al patrimonio público y privado de los ciudadanos, requiere de la asistencia articulada de
entidades públicas y diversos enfoques, que permitan comprender el comportamiento de los
fenómenos y su relación con los contextos territoriales y condiciones de las poblaciones, con el objeto
de identificar conductas sistemáticas, estructuras y rutinas, que impliquen riesgos y amenazas a la
seguridad y tranquilidad de la ciudadanía.
En este sentido, la gestión del conocimiento es un recurso previsto para la promoción de la seguridad,
la convivencia y la justicia, que implica la articulación de capacidades humanas, técnicas y tecnológicas
de los actores institucionales, en el marco de rutinas de vigilancia, control y actuación sinérgica en el
territorio, orientadas a la generación de espacios confiables y el disfrute corresponsable de los
equipamientos públicos y la vida en la ciudad.
En el marco de la pandemia del COVID-19 y ante el bajo uso del espacio público y el desplazamiento de
la actividad criminal, ha sido evidente la importancia de fortalecer el sistema de inteligencia e
investigación criminal, fundamentado en la elaboración de cuadros de situación basado en evidencia,
coyunturales, estratégicos y prospectivos en torno a las problemáticas delictivas sobre las que deben
actuar las unidades operacionales.
Por ende, esta estrategia busca garantizar que todas las entidades encargadas de la inteligencia e
investigación criminal articulen sus esfuerzos e iniciativas para la judicialización, captura y persecución
de rentas criminales presentes en los territorios y en todas sus modalidades. El propósito es impactar la
delincuencia con instrumentos judiciales como la extinción de dominio, o aquellos de prevención como
todas las estrategias diseñadas para arrebatarle los jóvenes a las economías ilegales.
En este sentido, se requiere el fortalecimiento de especialidades de policía judicial que permita la ágil
recolección de la información criminal, y que pueda ser utilizada como elementos probatorios capaces
de sustentar una acusación criminal.
Por todo lo anterior es necesario el fortalecimiento de las capacidades técnicas y científicas de los
organismos de seguridad y justicia que cumplen esta función, para superar uno de los problemas que
ha sido una de las principales causas de impunidad. Esto exige recursos y capacitación especializada en
procesos de investigación criminal no solo en investigadores y peritos sino también la capacitación de
una vasta cantidad de agentes de patrulla, cuyas intervenciones iniciales deciden la suerte de muchas
investigaciones (BID, 2020).
celulares, bicicletas, mobiliario urbano y autopartes, así como a la estafa y al fraude bancario, a
partir de reportes ciudadanos y la caracterización de modalidades de tráfico.
2. Capacitar a la Policía de vigilancia para mejorar su desempeño en el lugar de los hechos, a través
del manejo de la escena del delito, la recolección adecuada de pruebas y de la cadena de
custodia.
3. Capacitar a los investigadores de la Policía y de la Fiscalía, con la participación de los jueces, en
técnicas de investigación y criminalística avanzada. El proceso de capacitación fortalecerá el
trabajo en equipo de la Policía y la Fiscalía y jueces especializados les enseñarán las técnicas de
recolección y entrega de pruebas.
4. Adquirir equipos técnicos y tecnologías informáticas para facilitar y cualificar el acopio de
pruebas relacionadas con las situaciones delictivas.
5. Aplicar una metodología que permita la estandarización de los principales procedimientos de
investigación criminal y producción del manual correspondiente.
6. Concertar e implementar acciones interinstitucionales en la atención y manejo de las acciones
delictivas con el fin de ahorrar tiempo, recursos económicos y procesos técnicos.
7. Definir y establecer mecanismos de comunicación permanente entre la Policía, la Fiscalía y
demás instituciones con funciones de policía judicial, que permitan el fortalecimiento y
cooperación interinstitucional permanente en los procesos de investigación criminal.
8. Fortalecer los procesos de investigación criminal orientada al conocimiento, la prevención
activa de resultados y el manejo de operaciones de inteligencia efectivas para el
desmantelamiento de las estructuras criminales.
9. Dar cumplimiento a la ruta de atención a las víctimas de violencia sexual de acuerdo con el
protocolo de investigación y judicialización y los parámetros de la Resolución 764 del 2016.
Con la contingencia por el COVID- 19 en la ciudad ha sido necesario apoyar el trabajo policial asentado
en las intervenciones preventivas e investigativas con acciones de análisis prospectivo que permitieran
prever, conocer, intervenir y tratar los factores asociados como causa a las conductas delictivas y los
eventos criminales que pudieran experimentar un crecimiento en el marco de la situación de la
pandemia.
De este modo, retomando aportes de la Secretaría Distrital de Planeación a la construcción del PISCCJ,
se incorporan a la gestión institucional para el control del delito prácticas de análisis prospectivo que
permitan ver e interpretar la posible existencia de patrones relacionados con vulnerabilidades y
amenazas. Se busca evidenciar qué patrón es recurrente, periódico, cómo se comporta, qué relación
puede establecerse entre fenómenos paralelos a los eventos que alimentan los escenarios de datos
sobre delitos. Para lo anterior se acude a procesos de análisis complejos que incluyen: revisión de
registros de delitos y comportamientos contrarios a la convivencia, el conocimiento de las dinámicas
territoriales, información sobre ocurrencia de eventos, los contextos históricos y poblacionales, entre
otros elementos que aporten a la comprensión. Los indicadores seleccionados y los datos deben ser
analizados en relación con el capital social y la capacidad institucional. Se busca la implementación de
intervenciones que se anticipen al evento que altera la convivencia y la seguridad.
Se acudirá al análisis de datos cuantitativos, la revisión de fenómenos sobre mapas que identifican
puntos o zonas con altos índices delictivos y se avanzará en ejercicios de validación de hallazgos,
reuniones con expertos, entrevistas, comparación de datos de distintas fuentes, grupos de deliberación
y grupos focales como estrategias posibles para la consolidación de la información.
Los análisis llevan a la enunciación de escenarios prospectivos sustentados en evidencias sobre los
cuales se reportan las vulnerabilidades, las amenazas, se identifica también el capital social y los
elementos de resiliencia presentes. Estos escenarios prospectivos se planifican con la participación de
Si bien esta estrategia por su intención se ubica dentro del capítulo del control del delito, en su
implementación se articula con las estrategias de participación ciudadana pues la considera en cada
etapa de su desarrollo, sea esta participación individual o vinculada en organizaciones sociales.
Las principales acciones que dan cuenta de los ejercicios prospectivos de control del delito en materia
de seguridad, convivencia y justica en el PISCCJ son:
En el marco de la contingencia generada por el COVID-19 y para atender las nuevas dinámicas delictivas,
resulta fundamental el fortalecimiento de los organismos de seguridad y justicia en el componente de
dotación, tecnología y equipamientos. Lo anterior, en acompañamiento de la Secretaría Distrital de
Seguridad, Convivencia y Justicia en la formación, actualización y capacitación del personal uniformado,
teniendo en cuenta además las condiciones sociodemográficas de la ciudad.
En el marco de la pandemia del COVID-19, dada la escasez de recursos, es probable que las personas
relacionadas con sectores de comercio en la ciudad, por ejemplo, sean víctimas de préstamos extorsivos
aumentando su riesgo de relacionamiento con organizaciones ilegales y violentas. Sumado a lo anterior,
para los mercados y estructuras ilegales aparecen nuevas opciones, en tanto con elementos robados o
falsificaciones se pueden suplir necesidades de las personas, a través, por ejemplo, de la venta de
bicicletas, repuestos y arreglo de celulares, bienes básicos a bajo precio y elementos de bioseguridad,
entre otros.
Así pues, con esta estrategia se busca fortalecer los procesos de análisis del fenómeno criminal en su
integridad, la comprensión social e interdisciplinaria del delito y el estudio por zonas de influencia del
fenómeno criminal por organizaciones y sus vínculos.
Asimismo, la intervención contra el delito y las estructuras criminales requiere la comprensión integral
de los fenómenos, en el marco de acciones sostenibles en el tiempo, que a su vez incorporen el análisis
previo de los factores que contribuyen a identificar los patrones delictivos.
Otros elementos fundamentales en el marco de esta estrategia corresponden al trabajo armónico entre
los organismos de seguridad y justicia para garantizar la desarticulación efectiva de las estructuras
delincuenciales, rompiendo las cadenas de la economía criminal a través de la intervención operativa
focalizada (allanamientos e investigaciones exprés). De igual forma, en conjunto con los organismos de
seguridad y justicia, se conformarán equipos de actuación contra el crimen organizado en las localidades
y sectores de mayor incidencia delictiva.
3. Coordinar con la Policía Metropolitana de Bogotá y con la Brigada XIII del Ejército Nacional, la
realización de patrullajes diurnos y nocturnos en las zonas rurales de las localidades de
Sumapaz, Usme, Ciudad Bolívar, Usaquén, Santa Fe, San Cristóbal, Chapinero, Suba y Bosa con
el objetivo de disuadir y controlar.
4. Realizar intervenciones y operativos sistemáticos y sostenidos en los entornos familiares,
educativos, comunitarios, el espacio público y las redes, en las cuales se promueva la
explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes, y la Trata de Personas.
5. Implementar en el sistema de transporte público la presencia de policías uniformados que se
sumarán a la presencia de policías vestidos de civil en los recorridos más vulnerables de
TransMilenio y el SITP.
6. Implementar procesos y mecanismos de respuesta y atención a los casos de violencia contra las
mujeres en el transporte público, a partir de la coordinación entre la Secretaría Distrital de
Seguridad, Convivencia y Justicia, Policía Metropolitana de Bogotá, TransMilenio, Secretaría
Distrital de la Mujer y Fiscalía General de la Nación.
7. Diseñar e implementar programas de protección para biciusuarios, en el cual se tendrán policías
dedicados a custodiar las rutas con mayores niveles de complejidad.
8. Fortalecer los equipos de inteligencia e investigación de los organismos de seguridad para la
desarticulación de estructuras dedicadas a este tipo de hurtos.
9. Implementar el programa especial contra el hurto de celulares, el cual estará orientado a
coordinar acciones en contra de los centros de acopio de celulares robados, en articulación con
el Ministerio de TIC y de los operadores de celulares.
10. Realizar acciones de Inspección, Vigilancia y Control (IVC) a establecimientos de alto impacto.
Teniendo en cuenta que, bajo la Constitución Política las autoridades de la Republica están instituidas
para proteger a toda la ciudadanía y cualquier acto de discriminación o abuso por parte de la fuerza
pública constituye una falta disciplinaria y pude constituir un delito, la Alcaldía Mayor de Bogotá ha
emitido la Circular conjunta 012 de 2020, dirigida a autoridades de Policía del Distrito Capital, en cual se
solicita a la Policía que sus procedimientos de control, especialmente los ejercidos para el cumplimiento
de las medidas extraordinarias de control y en las actuaciones que desarrolle para la implementación
de aislamiento preventivo obligatorio en el marco del COVID-19, deben darse en estricta observancia a
los principios de protección a la vida, respeto a la dignidad humana, protección y respeto a los derechos
humanos, respeto a la diversidad, no discriminación, debido proceso, proporcionalidad, razonabilidad y
Seguridad y Convivencia C
Así las cosas, se deben perfeccionar los sistemas de vigilancia y control, externos e internos, y contar
con un régimen disciplinario eficiente y efectivo, acompañado de estrategias de planificación del trabajo
y control ético para prevenir, atender y denunciar posibles casos de violencia o abuso de la autoridad
en el desempeño de sus funciones oficiales, que se manifiesta por la imposición injustificada de fuerza
excesiva.
Teniendo en cuenta las características que configuran la gestión de la seguridad, convivencia y justicia,
en el marco del orden constitucional, la legalidad y el respeto a los derechos humanos, a continuación,
se formulan algunas de las acciones que se desarrollarán en el marco de esta estrategia:
1. Realizar el diagnóstico, registro y seguimiento de los casos de violencia y/o abuso de autoridad
para la implementación de acciones de atención y prevención de estos. Se priorizarán hechos
relacionados con traslados por protección, traslados para procedimientos, policivos, violencia
basada en género y violencia sexual, lo cual será a su vez monitoreado desde el comité de
convivencia.
2. Diseñar e implementar un protocolo de prevención y respuesta en casos de violencia y/o abuso
de autoridad, de carácter interinstitucional e intersectorial con enfoque de derechos, diferencial
poblacional y de género. Se integrará una visión particular para las personas de los sectores
sociales LGBTI, especialmente personas trans y no binarias.
3. Divulgar los canales y mecanismos de denuncia y protección frente a casos de violencia y/o
abuso policial.
4. Afianzar el rol pedagógico de la policía y la sujeción a los principios de la política distrital
criminal.
Con la emergencia sanitaria por el COVID-19 las urbanizaciones ilegales han sido una problemática
constante en la estructura ecológica de la ciudad, especialmente en las periferias donde predominan
grandes terrenos y zonas que fácilmente pueden invadirse. Estas dinámicas si bien no son nuevas, en
medio de la pandemia, la ocupación de predios ha vuelto a estar en boga, en particular el fenómeno
delictivo asociad Nubes en las localidades de Usme y San Cristóbal
y en altos de la Estancia en Ciudad Bolívar, en donde se evidencia como personas ilegales se están
aprovechando de la emergencia para engañar a poblaciones vulneradas empleando diversos métodos
para hacer efectivo su engaño.
Frente a esta problemática, además de considerar el desarrollo de la investigación criminal para avanzar
en la caracterización de este delito es importante generar acciones contundentes que no solo impidan
nuevas invasiones en los sectores que recurrentemente lo han sido, sino que se garantice que no sigan
engañando a personas vulneradas ni se continúe con la afectación ambiental en zonas de protección y
alto riesgo.
Asimismo, hay que llamar la atención respecto a que la gran mayoría de la infraestructura que permite
que Bogotá funcione y que puede ser afectada por hechos de terrorismo, está por fuera de su territorio,
en otros municipios, como es el caso de las fuentes de abastecimiento de alimentos, agua, electricidad,
gas, gasolina, ACPM, instalaciones de comunicaciones, repetidoras de televisión, ayudas para la
navegación aérea, cables de fibra óptica, antenas satelitales, etc.
Frente a estos riesgos, la ciudad, con el apoyo y participación de los municipios circunvecinos, el
departamento y la nación deben diseñar y poner en ejecución un plan para proteger las instalaciones
estratégicas que le permitan funcionar las 24 horas del día a Bogotá, a los municipios y al departamento.
En este campo, son varios los problemas que hay que abordar en el marco de la seguridad de la ciudad
y de la región. Por un lado, se encuentran los asuntos relacionados con terrorismo, defensa y seguridad
de instalaciones estratégicas. Los riesgos de terrorismo en Bogotá o en contra de sus instalaciones
estratégicas, recaen principalmente sobre el grupo armado organizado ELN por el atentado a la Escuela
General Santander y en el pasado reciente por los atentados en contra del sistema eléctrico nacional,
que puso en riesgo el suministro de energía a la región central del país. Esto sin descartar posibles
acciones de terrorismo de otros grupos criminales que tiene capacidad para realizarlos.
Asimismo, otros factores para tener en cuenta corresponden a los riesgos naturales y medio ambiente.
En este sentido, la seguridad en materia de protección ante desastres naturales se debe considerar en
su doble perspectiva, urbana y regional. A nivel urbano, proveer esquemas de atención a la población
ante eventos catastróficos implica establecer escenarios alternativos de provisión de servicios básicos,
al igual que esquemas alternos relacionados con la región. Por otra parte, la prevención de
inundaciones, por ejemplo, solo se puede manejar regionalmente, así mismo, fenómenos como los
incendios, los procesos erosivos que provoquen deslizamientos, o los cambios drásticos en los niveles
freáticos son problemas que afectan directamente las condiciones de seguridad de la población
residente en Bogotá y en la región.
Igualmente, la seguridad ambiental se juega, en buena parte, en el entorno regional. La calidad del agua
para el consumo, la vegetación que sostiene las fuentes, el abastecimiento de materiales de
construcción, las fuentes de contaminación del aire, etc., son problemas regionales, que para su solución
requieren la intervención de Bogotá, los municipios circunvecinos, del departamento y de la nación.
El Centro de Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Computo (C4), es el sistema que articula
las herramientas tecnológicas, operacionales y humanas, dispuestas por el Distrito Capital con el
propósito de dar una respuesta coordinada, eficiente y oportuna a los eventos de seguridad y
emergencia que ocurren en Bogotá (Decreto Distrital 510, 2019).
En el contexto de la emergencia sanitaria por la pandemia del COVID-19, se ha vuelto más central contar
con un sistema de articulación integral de apoyo a las acciones en materia de seguridad. En ese orden
de ideas, las apuestas administrativas, en infraestructura, dotación, y en componentes tecnológicos,
desarrollados en el marco de la consolidación y crecimiento del C4, buscan garantizar la prestación de
un servicio que se adapte a las nuevas dinámicas delictivas territoriales en el marco de la pandemia,
procurando instalar capacidades de respuesta efectivas, en donde la información y denuncias
ciudadanas se tramiten de forma adecuada y permitan la reacción de los organismos de seguridad y
justicia.
En el marco de la articulación necesaria para garantizar la oportuna respuesta a los diferentes eventos
de seguridad y emergencia que se presenten en el distrito, el C4 integra diferentes sistemas que buscan
garantizar:
De acuerdo con las funciones antes mencionadas, el C4 integra diferentes sistemas que permiten la
coordinación operativa de los organismos responsables de la gestión de las problemáticas de seguridad
y emergencia. Los sistemas que integra el C4 son:
NUSE 123.
Sistemas de comunicación.
Sistema de Video Vigilancia Ciudadana del Distrito.
Redes de participación cívica.
Equipo de apoyo aéreo tripulado y no tripulado.
Sistemas de información y análisis de información.
Centro de Operaciones de Emergencias (COE).
En el marco del plan estratégico del C4 se ha considerado la ampliación y consolidación de los servicios
que se ofrecen a los diferentes organismos (públicos y privados). Para lo anterior se tiene la meta de
integrar al C4 la línea Púrpura de la Secretaría Distrital de la Mujer, priorizando una estrategia de género
que considere los compontes tecnológicos y la anticipación y respuesta oportuna.
Teniendo en cuenta las dinámicas delictivas en la ciudad como consecuencia de pandemia del COVID-
19, resulta conveniente cambiar el modelo de vigilancia por parte de la Policía para entre otras cosas,
lograr focalizar la acción sobre puntos críticos de la ciudad que concentran un alto porcentaje del total
de la actividad delictiva ocurrida en Bogotá en el marco de la pandemia.
Cabe resaltar que la Política Marco de Convivencia establece 20 líneas de Política, entre ellas, las
relacionadas con: prevención, efectividad del Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana,
modelo de vigilancia y control para distritos, más recurso humano para el control de las calles,
inteligencia e investigación criminal para anticipación y disrupción delito, tecnología para la convivencia
y la seguridad ciudadana, ciudadanos ciberseguros, desarme general, concentración en los delitos de
mayor impacto entre otros.
Bajo ese marco, la Policía Nacional consideró prioritario establecer una estrategia enfocada a un nuevo
Modelo de Vigilancia por Cuadrantes, buscando con ello la planeación del servicio de policía desde la
ciencia de datos, dónde primen nuevos esquemas de turnos de vigilancia, cambios en el sistema de
respuesta de las patrullas, usos de tecnología innovadores e integrales con procesos más operativos
para la planeación del servicio y patrullas dinámicas.
Es así como se hará un salto tecnológico que, progresivamente, llevará a que se centralicen las llamadas
a través del NUSE 123 y que éste se articule con los Centros de Información Estratégica Policial Seccional
(CIEPS) y el CAD. Con este cambio de respuesta al ciudadano se generará una capacidad mayor de
seguimiento, monitoreo, evaluación y resultados porque será posible tener los detalles sobre
recorridos, tiempos, actividades, entre otros.
Asimismo, parte de la reformulación es el cambio del cuadrante a uno más dinámico. Se parte de la
premisa que la seguridad y la convivencia se transforman, por lo que la planeación del servicio no se
debe hacer exclusivamente desde los límites jurisdiccionales, sino desde el análisis de los factores de
convivencia y criminalidad que configuran los territorios. Sumado a esto, se retomará la monopatrulla
para aumentar la capacidad de respuesta y promover el uso de herramientas de mediación.
En términos de Seguridad Ciudadana, se busca armonizar un nuevo modelo de vigilancia que permita
un mayor control en las calles de Bogotá, priorizando las intervenciones de riesgos sociales que
impacten la convivencia con acciones interagenciales.
Por lo anterior, en coordinación con la Policía Nacional se implementará el Nuevo Modelo de Vigilancia
partiendo desde un pilotaje, el cual, a través de la selección de unidades de policía priorizadas de las
localidades, permita progresivamente renovar la prestación del servicio.
1. Diseñar e implementar el piloto del nuevo modelo de servicio de policía, con énfasis en los
componentes de Policía de Vecindario y la reformulación del cuadrante.
2. Realizar el ajuste a la malla de cuadrantes según la nueva perspectiva dinámica.
3. Definir e implementar un mecanismo de seguimiento y evaluación del funcionamiento del
Modelo.
Dado que el PISCCJ es el instrumento que orienta la materialización del Plan Distrital de Desarrollo en
términos de seguridad ciudadana, convivencia y justicia, toda la planeación estratégica aquí presentada
El Plan Distrital de Desarrollo establece que las metas trazadoras son aquellas que recogen los
indicadores de bienestar, valor público y condiciones de vida para el logro de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS). Además, se señala que su logro se atribuye a esfuerzos integrales y articulados entre
diferentes actores.
Tasa de homicidios por cada 13,9 por 100.000 Reducir la tasa de homicidio a 9,9 por
100.000 habitantes. habitantes. cada 100.000 habitantes.
Tasa de hurto a personas por 1.690 por 100.000 Disminuir 10% la tasa de hurto a
100.000 habitantes. habitantes. personas.
Este capítulo presenta los aspectos centrales de la planeación financiera y los detalles de la conexión
entre la financiación del Plan de Desarrollo 2020 2024 y a su vez los proyectos de inversión que
permiten la materialización del PISCCJ, en cuanto a forma de operación administrativa del Distrito.
El PISCCJ se financia de los recursos provenientes del 5 % de sobretasa a la obra pública, estos recursos
están incorporados al Plan Distrital de Desarrollo (PDD) y hacen parte del Plan Plurianual de Inversiones
como fuente de destinación específica. Por tanto, la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia
que tiene a cargo la administración del Fondo de Seguridad Territorial que recoge esa sobretasa los
invierte a través de los proyectos de inversión que tiene inscritos en la ejecución del PDD.
Así, las estrategias y acciones del PISCCJ se financian en el marco de los proyectos de inversión que
permiten la implementación del Plan de Desarrollo y son parte de su cumplimiento de metas,
respetando la destinación específica del recurso que tiene la fuente y la formalidad de destinación y
direccionamiento del FONSET, que por ley está en cabeza del Comité Territorial de Orden Público.
Los recursos del Fondo de Seguridad Territorial (FONSET) se encuentran proyectados en el Plan Distrital
de Desarrollo con una estimación de recaudo de $600.477.054.004 los cuales tienen como destinación
específica el cumplimiento de este plan y hacen parte de los $ 1.643.773.495.143 como total asignado
a la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia para este cuatrienio.
Para el segundo semestre del año 2020, periodo en el cual inicia la implementación y ejecución del
Plan de Desarrollo, los recursos del FONSET (5% de sobretasa a la obra pública) están destinados para
dar cumplimiento a las siguientes metas de los proyectos de inversión:
Garantizar la operación y mantener los equipamientos de justicia que hacen parte del Sistema
Distrital de Justicia.
Desarrollar el plan de infraestructura de los organismos de seguridad y justicia, con enfoque
territorial.
Desarrollar la estrategia para la entrega de la dotación a los organismos de seguridad y justicia,
con enfoque territorial.
Implementar el plan integral de mejoramiento del C4 y los organismos de seguridad con
énfasis en tecnología, para proyectar su crecimiento, priorizar el enfoque de género y avanzar
hacia la anticipación y la respuesta oportuna y efectiva a incidentes complejos o de alto
impacto.
Implementar el plan de fortalecimiento del Centro de Comando, Control, Comunicaciones y
Cómputo (C4).
Implementar el plan de Continuidad de Negocio del C4 con sitios alternos multipropósito,
incluyendo la articulación con entidades estratégicas.
El recurso proyectado del FONSET por el recaudo del 5 % de la sobretasa a la obra pública
($600.477.054.004) será asignado en el Comité Territorial de Orden Público de acuerdo con los
parámetros establecidos en este Plan y conforme al mecanismo de cumplimiento de acciones,
seguimiento y evaluación.
De acuerdo con las prioridades estratégicas de la Alcaldía Distrital, este monto se puede ver
complementado por fuentes de libre destinación del Distrito o cupo de endeudamiento, que se
asignarán de acuerdo al cumplimiento de las metas de este Plan.
11. Implementación
Este capítulo describe los pasos del proceso para la ejecución de recursos por parte de los organismos
de seguridad y justicia en cada vigencia del PISCCJ: formulación del proyecto, presentación ante el
Comité Territorial de Orden Público y gestión del proyecto (CTOP). De igual forma, establece el
cronograma para la formulación de los proyectos de inversión ante el CTOP, teniendo en cuenta el
proceso de formulación del presupuesto Distrital para cada vigencia.
Para la asignación y la ejecución de los recursos, cada organismo de seguridad y justicia debe realizar
el siguiente procedimiento:
11.2. Cronograma
A continuación, se presentan las fases generales para la formulación de los proyectos de inversión ante
el CTOP, en el marco de la metodología definida por la SDSCJ y los tiempos proyectados para los
procesos relacionados con el presupuesto distrital en cada vigencia.
La periodicidad de las sesiones del Comité Territorial de Orden Público es de una vez al semestre, con
esiones e se
desarrollará para tal fin:
Sesión ordinaria: junio de 2020. En esta sesión se presenta el Plan Integral de Seguridad Ciudadana,
Convivencia y Justicia 2020-204 (PISCCJ) para validación y aprobación.
Sesión ordinaria: octubre de 2020. El principal propósito de esta sesión es la validación de los
proyectos presentados por los organismos de seguridad y justicia.
Sesión ordinaria: junio de 2021. En esta sesión deben evaluarse los avances en la implementación,
tanto en lo que tiene que ver en la ejecución presupuestal del FONSET y atención de requerimientos
de los organismos de seguridad y justicia, como en las acciones implementadas en el marco del Plan
Integral de Seguridad, Convivencia y Justicia, es decir, desde la dimensión estratégica, qué resultados
se han obtenido, qué intervenciones se priorizan y qué rumbo debe dársele en términos generales al
PISCCJ.
Nota: Como mínimo, el CTOP deberá reunirse dos veces al año durante el cuatrienio, bajo los
propósitos de las dos últimas sesiones anteriormente descritas.
Sesiones extraordinarias: Estas serán convocadas de acuerdo con las necesidades especiales,
situaciones coyunturales o extraordinarias que se presentan en torno a la implementación y al
direccionamiento estratégico del PISCCJ. Asimismo, puede convocarse a una sesión extraordinaria si
se hace necesario redefinir asignaciones presupuestales o redireccionar la ejecución de los recursos
del FONSET.
Ejercer la secretaría técnica, realizando las respectivas actas, así como conservando y
administrando las evidencias asociadas de las diferentes sesiones del CTOP.
Realizar seguimiento a los acuerdos, compromisos y tareas que se originen en el desarrollo de
las sesiones del CTOP, a través de las correspondientes actas.
Entregar un informe a los miembros del CTOP, en el cual se analiza integralmente y desde
todos sus aspectos el funcionamiento, resultados, dificultades y retos del PISCCJ antes de cada
sesión.
Además de contar con el insumo de los Organismos de Seguridad y Justicia, frente a los indicadores y
metas propuestos en los planes de acción, se debe considerar la información que se produce y procesa
en la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia para hacer comparaciones y ejercicios de
monitoreo a cumplimiento de los propósitos de impactar positivamente en las problemáticas
priorizadas.
Para hacer un apropiado uso de las herramientas de seguimiento a los indicadores de producto y de
gestión, es necesario considerar que los instrumentos posibiliten la recolección de la información en
tanto deben ser:
Periódicos.
Estandarizados.
Claros en cuanto a la relación entre la meta y la acción que se formula por parte del organismo
de seguridad, convivencia o justicia.
La evaluación de las acciones se realizará a través de un proceso estandarizado, en el marco de una
herramienta que dé cuenta de:
1. El indicador.
2. Acciones formuladas.
3. Problemáticas específicas.
4. Estrategias de territorialización.
5. Avance en la implementación.
Si bien la herramienta se construye en la Secretaria Distrital de Seguridad, Convivencia y Justica de
Bogotá, el diligenciamiento y reporte de avance de cada una de las metas y acciones (relacionadas en
el PISCCJ), se debe realizar por parte de los enlaces designados por los organismos de seguridad y
justicia.
Se contará con 2 enlaces, uno que haga seguimiento y apoye el tema de cumplimiento de metas e
indicadores, y otro que se encargue de apoyar los procesos de formulación de proyectos a través del
FONSET.
% de Avance Noviembre
(noviembre-diciembre)
% de Avance diciembre
(Septiembre-Octubre)
Unidad de Medida
Comportamiento
(Julio-Agosto)
Reuni n CTOP
Septiembre
Noviembre
Meta 2020
Diciembre
Deseado
Nombre
Fuente de los
Junio
Fuente: elaboración propia de acuerdo con tabla de seguimiento PISCC Medellín 2016
Además de considerar y hacer seguimiento a las acciones planteadas por cada uno de los organismos
de seguridad y justicia en el PISCCJ Bogotá, se observó necesario el seguimiento a las acciones desde
una perspectiva territorial, en donde se puedan enmarcar las acciones que los organismos de
seguridad y justicia priorizan y desarrollan según cada localidad. Para lo anterior, se incluirán el número
de acciones y la localidad en donde se realizan, así:
% de Avance Noviembre
(noviembre-diciembre)
% de Avance diciembre
(Septiembre-Octubre)
Antonio Nari o
Puente Aranda
Barrios Unidos
Los M rtires
Septiembre
Teusaquillo
Noviembre
Meta 2020
Diciembre
Candelaria
Chapinero
Tunjuelito
Deseado
Fontib n
Sumapaz
Santa Fe
Usaqu n
Nombre
Kennedy
Engativ
Usme
Fuente de los
Junio
Bosa
Suba
Fuente: elaboración propia de acuerdo con tabla de seguimiento PISCC Medellín 2016
Estos espacios son coordinados por la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia, que se
encarga de formular, implementar y hacer seguimiento y evaluación al PISCCJ. El comité técnico se
reunirá cada tres meses.
El comité de monitoreo y seguimiento tiene el objetivo de hacer seguimiento a las acciones, los
indicadores y metas de producto construidos por cada institución y que se encuentran consignados en
la matriz de acciones por estrategia. Se busca consolidar un informe unificado sobre los avances,
dificultades, solicitudes de apoyo y requerimientos.
Así las cosas, el comité solicitará los reportes e informes correspondientes para hacer seguimiento a la
implementación de las acciones asociadas al PISCCJ, por parte de los organismos de seguridad y
justicia, así como internamente, por parte de las subsecretarías de la Secretaría Distrital de Seguridad,
Convivencia y Justicia. Para lo anterior, se establecerán mecanismos de reporte para los externos, así
como la habilitación del sistema interno para tal fin.
El comité técnico de seguimiento del PISCCJ tendrá una estructura de mesas temáticas. Cada una de
estas mesas se deben reunir trimestralmente para realizar el seguimiento y evaluación parcial de los
avances en el logro de las metas trazadoras, definidas para el sector seguridad en el Plan Distrital de
Desarrollo, y el seguimiento a la ejecución del PISCCJ.
Las mesas que conforman el comité de seguimiento de PISCCJ son: comportamientos contra la vida y
la integridad personal, afectaciones al patrimonio, rentas criminales, acceso a la justicia y
comportamientos contrarios a la convivencia y Código de Policía.
La estructura de cada mesa que integra el comité de seguimiento está conformada por tres
componentes: el primero se refiere a la revisión de avances de las metas del Plan de Desarrollo
relacionadas con los delitos y comportamientos analizados en la mesa; el segundo se refiere a la
revisión del avance de la implementación de PISCCJ, en el que se revisa de forma general las acciones
adelantadas por cada entidad participante en la estrategia para la atención a los comportamientos. Y
el tercero se refiere a la ejecución del plan de acción del PISCCJ.
En el marco de estas mesas, la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia, podrá aportar
los estudios, Policy Brief o Policy Papers producidos durante el trimestre sobre temas relacionados en
cada seguimiento. El objetivo es que estos productos sirvan como insumos para la realización de
recomendaciones a cada una de las entidades que participan en la ejecución del PISCCJ, las cuales
tendrán como objetivo focalizar y hacer más eficaces las estrategias y acciones que se adelantan en el
marco de la implementación del Plan.
Índice de Gráficas
Gráfica 12-1 Programa y seguimiento a los indicadores del Plan de Acción .................................... 107
Gráfica 12-2 Programador y seguimiento a los indicadores del Plan de Acción .............................. 107
Gráfica 12-3 Comité técnico de monitoreo y seguimiento................................................................ 108
Índice de Tablas
Tabla 3 1 Variación de los principales indicadores de delitos priorizados en el PISCCJ .................. 17
Tabla 3 2 Hurto en TransMilenio ....................................................................................................... 29
Tabla 3 3 Hurto en SITP ...................................................................................................................... 29
Tabla 3 4 Percepción de seguridad del Sistema TransMilenio EPV-CCB 2019-II .............................. 39
Tabla 3 5 Índices de delitos cuyas víctimas son niños y niñas .......................................................... 42
Tabla 3 6 Índices de delitos cuyas víctimas adolescentes ................................................................ 42
Tabla 3 7 Índices de delitos cuyas víctimas son jóvenes .................................................................. 46
Tabla 6 1 Enfoque Cultura Ciudadana ............................................................................................... 50
Tabla 9 1 Metas trazadoras PDD ..................................................................................................... 101
Índice de ilustraciones
Ilustración 3-1 Lesiones personales. Concentración año 2019. .......................................................... 20
Ilustración 3-2 Llamadas por violencia sexual. Concentración año 2019. .......................................... 23
Ilustración 3-3 Hurto a personas. Concentración año 2019. ............................................................... 25
Ilustración 3-4 Hurto de bicicletas. Concentración año 2019. ............................................................ 28
Ilustración 3-5 Hurto a comercio. Concentración año 2019. ............................................................... 30
Ilustración 3-6 Extorsión. Concentración año 2019. ............................................................................ 32
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