Fallo de Tutela de Segunda Instancia

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REPÚBLICA DE COLOMBIA

RAMA JUDICIAL

CavOir SIMAr
dolz~n.

CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA


SALA JURISDICCIONAL DISCIPLINARIA

Bogotá, D.C., cuatro (4) de mayo de dos mil dieciocho (2018)


Conjuez Ponente: DR. JORGEN HERNÁN ARIAS POLANCO
Radicación No. 110010102000201700575 01
Aprobado en Sala No. 38 de la misma fecha

Referencia: Fallo de Segunda Instancia


Nelly Yolanda Villamizar de
Accionante:
Peñaranda
Sala Jurisdiccional Disciplinaria del
Accionado
Consejo Superior de la Judicatura

ASUNTO

Aceptados los impedimentos de los Honorables Magistrados MAGDA VICTORIA


ACOSTA WALTEROS, FIDALGO JAVIER ESTUPIÑAN CARVAJAL, JULIA EMMA
GARZÓN DE GÓMEZ, PEDRO ALONSO SANABRIA BUITRAGO, CAMILO
MONTOYA REYES y MARIA LOURDES HERNÁNDEZ MINDIOLA y del Honorable
Conjuez FERNANDO ALBERTO RODRÍGUEZ CASTR01, y negados los
impedimentos de los Honorables Conjueces FERNANDO ENRIQUE RIVERA
LELIÓN2, MAGNOLIA VALENCIA GONZÁLEZ y ANDRÉS ALBERTO GUZMÁN
CABALLERO, estos últimos en Sala de Conjueces de la misma fecha, procede la Sala
de Conjueces a decidir la impugnación interpuesta por la accionante contra el fallo de
tutela del 15 de mayo de 2017 emitida por el Consejo Seccional de la Judicatura de
Bogotá - Sala Jurisdiccional Disciplinaria, una vez sorteados los conjueces que fueron
necesarios designar ante el impedimento aceptado a los Magistrados titulares y otros
conjueces.

I Sala de Conjueces 92 del 26 de octubre de 2017


2 Ibídem
TUTELA SEGUNDA INSTANCIA
CONJUEZ PONENTE: DR. JORGE HERNÁN ARIAS POLANCO
RADICADO No. 110010102000 2017 00575 01

1. ANTECEDENTES:

1.- El 26 de abril de 2017, la doctora Nelly Yolanda Villamizar de Peñaranda, obrando


en nombre propio, en ejercicio de la facultad conferida por el artículo 86 de la Carta
Política, instauró acción de tutela contra la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura, la que adicionó por escrito radicado al día siguiente (fi. 191
a 208), por considerar vulnerados sus derechos fundamentales al debido proceso, a
la defensa al buen nombre, al mínimo vital y al trabajo.

Pretende por esta vía constitucional se ordene inaplicar por ineficaz los efectos de la
sanción disciplinaria impuesta por la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura mediante proveído del 6 de abril de 2017 dentro del radicado
2012-00833; en consecuencia, ordenar a la Dirección Ejecutiva de Administración
Judicial el pago de todos los salarios y demás emolumentos dejados de percibir
durante el tiempo que dure la sanción.

2.- Para sustentar su solicitud de tutela la accionante aduce que en el desarrollo del
proceso y al proferirse la sentencia sancionatoria se configuraron tres de las causales
de procedencia de la acción de tutela en contra de providencias judiciales: (i) defecto
procedimental absoluto, (ii) defecto fáctico y (iii) decisión sin motivación.

Lo anterior con fundamento en lo siguiente:

2.1. Defecto procedimental absoluto

La accionante precisa que al momento de proferirse la decisión sancionatoria en su


contra, dos de los Magistrados que la suscribieron carecían de jurisdicción, como
quiera que el periodo de ocho años para el que fueron elegidos había vencido, por lo
que, a su juicio, carecían de la calidad de funcionarios judiciales para ese momento.

2.2. Defecto fáctico

Ajuicio de la accionante, la Sala disciplinaria dentro del fallo sancionatorio (i) no insistió
en el testimonio de JUAN DAVID BALSERO BALSERO, lo que incidió en la decisión
adoptada en el proceso disciplinario; (ii) omitió trasladar las pruebas recaudadas en el
juicio que la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia también adelantó
en su contra por el delito de calumnia, en el que actuaron como denunciantes los
quejosos del proceso disciplinario; y (iii) que las pruebas se analizaron de manera
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individual y no en conjunto, haciéndose decir a los testigos, compañeros del Tribunal,


lo que ellos no declararon.

2.3. Defecto de motivación:

Señaló que el fallo sancionatorio proferido por la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del
Consejo Superior de la Judicatura carece de motivación al imponer la gradualidad de
la sanción, la que resulta desproporcionada respecto a la falta por la que resultó
sancionada.

3. Intervención de la parte accionada.

La Honorable Magistrada Magda Victoria Acosta Walteros, ponente de la sentencia


dictada dentro del proceso disciplinario, señaló que por tratarse de un proceso de única
instancia la sentencia quedó ejecutoriada el mismo día de su proferimiento, conforme
al artículo 205 de la Ley 734 de 2002; agregó que la disciplinada no compareció a
notificarse personalmente y por ende se le notificó por edicto fijado los días 24 a 26 de
abril de 2017.

Manifestó que el acto de notificación personal no contempla la posibilidad del envío de


copia del fallo, de acuerdo con el artículo 101 de la Ley 734 de 2002, más, sin embargo,
la Secretaría Judicial envió en físico y por correo electrónico copia de la sentencia al
abogado defensor; concluyendo expresamente que la acción de tutela "no puede ser
una tercera instancia; luego, los argumentos de la accionante que buscan dar vida a
las pruebas solicitadas en el proceso disciplinario, así como lo manifestado en los
alegatos de conclusión a nada conducen en la invocación del presente amparo", por
lo que solicitó declarar su improcedencia.

De otro lado, la Honorable Magistrada Julia Emma Garzón de Gómez, expresó que la
notificación es un acto de competencia exclusiva de la Secretaría de la Sala
Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura sin que en ello tenga
injerencia alguna los magistrados. Sobre la jurisdicción que aún ejercían los
magistrados cuyo periodo se encontraba vencido, señaló que a partir de la entrada en
vigencia del Acto Legislativo No. 02 de 2015 que adoptó una reforma a la justicia
denominado "equilibrio de poderes", en lo atinente al Consejo Superior de la
Judicatura, en el Parágrafo transitorio 1° del artículo 19 enunció: "(...). Los actuales
magistrados de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la
Judicatura, ejercerán sus funciones hasta el día en que se posesionen los miembros
de la Comisión Nacional de Disciplina Judicial", lo cual significa que la Colegiatura
conserva actualmente su competencia y está habilitada para ejercer la función
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jurisdiccional disciplinaria. Luego, pasó a pronunciarse sobre las irregularidades que


le endilga a la decisión que sancionó a la disciplinada, indicando en primer término que
ella "salvo el voto en relación con la decisión adoptada mayoritariamente por la
Corporación", ya que estimó que debió declararse la nulidad de lo actuado desde el
pliego de cargos por la indebida adecuación típica, ya que se formularon cargos por
su incursión en la falta gravísima consagrada en el artículo 48 numeral 10 de la Ley
734 de 2002 en concordancia con el artículo 221 del Código Penal, así como por el
desconocimiento del deber y la incursión de la prohibición anteriormente descritos
(arts. 153.3 y 154 — 6, Ley 270/96), últimas conductas calificadas como graves. Ello
debido a que "las pruebas allegadas a la investigación no permitían endilgarle a la
doctora Nelly Yolanda Villamizar de Peñaranda, Magistrada del Tribunal Administrativo
de Cundinamarca, la falta gravísima contemplada en el artículo 48 num. 10 de la Ley
734 de 2002, pues no se había acreditado de manera alguna que la funcionaria hubiera
cometido la conducta típica, toda vez que no se había establecido la falsedad o verdad
de las afirmaciones realizadas por la funcionaria investigada", por lo que a su juicio "en
la sentencia debió tomarse la decisión de absolver a la doctora Villamizar de
Peñaranda. Magistrada del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, de ese cargo,
pues el mismo no tenía soporte probatorio, por cuanto pese a que la funcionaria
investigada solicitó algunas pruebas que tal vez habían permitido establecer la
veracidad de sus afirmaciones, esas probanzas fueron negadas en la instrucción",
además consideró que a la Magistrada se "le endilgó por la misma conducta además
de la ya mencionada la vulneración de un deber y la incursión de una prohibición, es
decir, por una sola conducta se le atribuyeron tres faltas diferentes", irregularidades
que afectaron evidentemente el principio de legalidad, vulnerándose el principio de
contradicción y lesionándose el derecho de defensa, por lo que solicitó frente a ella
denegar el amparo constitucional.

La Conjuez doctora Luz Helena Cristancho Acosta, citada como tercero en esta acción
de tutela, expuso no haber participado en el proceso disciplinario de marras, más
informó haber conocido como ponente de la acción de tutela No. 2015-04671,
mediante la cual se cuestionó el auto de 30 de mayo de 2012, que apertura la
investigación disciplinaria contra Nelly Yolanda Villamizar de Peñaranda; el auto por
el cual se desistió del testimonio de Néstor Franco González del 23 de julio de 2012;
el auto de pliego de cargos del 16 de enero de 2013, y el que resolvió sobre las pruebas
prolado el 16 de septiembre de 2013; tutela que se decidió el 28 de octubre de 2015
de manera desfavorable a su proponente al estimarse que la misma no había sido
interpuesta en un término razonable, es decir, no cumplió con el principio de
inmediatez.

4. Decisión de primera instancia.


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En sentencia del día 15 de mayo de 2017, la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del


Consejo Seccional de la Judicatura de Bogotá, declaró improcedente la acción de
tutela, para lo cual consideró -pese contar solo con la prueba aportada con la demanda
de tutela, debido a que la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura no
remitió el expediente No. 2012-00833, los elementos de juicio allegados permiten
establecer una relación causal entre la decisión de la autoridad judicial accionada y
los derechos fundamentales cuya protección solicita, no sin antes advertir que la carga
de la prueba incumbe a la accionante.

Los argumentos de la decisión fueron los siguientes: (i) la sentencia sancionatoria se


profirió en un proceso de única instancia y contra ella no procede ningún recurso, por
lo que la afectada no contaba con más mecanismos de defensa; (ii) el Acto Legislativo
No. 02 de 2015 dispuso que los actuales Magistrados de la Sala Jurisdiccional
Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura ejercerán sus funciones hasta el
día que se posesionen los miembros de la Comisión Nacional de Disciplina Judicial,
por lo que los Magistrados que dictaron la sentencia tenían jurisdicción y competencia
para proferirla; (iii) la sentencia sancionatoria se profirió el 6 de abril de 2017, como el
hecho constitutivo de la falta disciplinaria ocurrió el 12 de abril de 2012, de manera
que la decisión que puso fin a la actuación disciplinaria se produjo dentro del término
que consagrada el artículo 30 de la Ley 734 de 2002, por lo que no ocurrió el fenómeno
jurídico de la prescripción alegada.

Descendiendo al aspecto fáctico, señaló que (iv) con respecto a las pruebas
denegadas, éstas fueron también materia de estudio en la acción de tutela No. 2015-
4671 proferida por la Sala Jurisdiccional del Consejo Seccional de la Judicatura de
Bogotá, por lo que se está en presencia de cosa juzgada constitucional, agregó que el
auto de 5 de agosto de 2015 que denegó la nulidad incoada y no repuso la negativa
de la ampliación del testimonio de JUSTO IVAN PEÑARANDA era susceptible de
recurso de reposición, conforme al artículo 113 de la Ley 734 de 2002, del cual no hizo
uso.
Respecto a la valoración probatoria precisó que (y) de los elementos de juicio
aportados por la accionante, incluida la providencia que puso fin a la acción
disciplinaria, se establece una relación de causalidad con lo allí decidido.

Para terminar, en cuanto (vi) a la supuesta ausencia de análisis para la dosificación


de la sanción impuesta, la providencia señaló que ésta no se advierte caprichosa,
como para afirmar que el juzgador disciplinario excedió el límite que impone el principio
de proporcionalidad, por lo que también desestimó la acción constitucional por este
aspecto.
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5.- Impugnación de la accionante

La accionante, inconforme con la decisión del a quo, solicitó la revocatoria del fallo de
tutela de primera instancia, bajo dos argumentos medulares. En primer lugar, aseguró
que contrario a lo que se afirma no es procedente la reposición de la reposición
respecto del auto de 15 de agosto de 2017 que denegó algunas pruebas, entre ellas
las recolectadas en el proceso penal contra ella tramitado por el delito de calumnia
ante la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, en el que obra
pruebas documentales y el testimonio de su esposo Justo Iván Peñaranda Ayala; por
demás, la acción de tutela a que se hace alusión solo fue un acto más de violación a
su derecho de defensa, fallo que fue proferido por los mismos magistrados que
dictaron el auto de 30 de noviembre de 2016 que mantuvieron la negación de las
pruebas pedidas.

En segundo lugar, manifestó que el Juez a quo, respecto de la carga probatoria,


inaplicó los artículos 19 y 20 del Decreto 2591 de 1991, al no cumplir la entidad
accionada con la orden impartida por el juez de tutela de remitir el expediente
contentivo del proceso disciplinario, para de allí inferir presunción de veracidad sobre
los hechos de la demanda de tutela. Reiteró nuevamente los argumentos expuestos
en su escrito de tutela.

6. Pruebas relevantes aportadas al proceso.

De los elementos probatorios obrantes en el expediente, la Sala de Conjueces destaca


los siguientes:

6.1. Copia de la sentencia de 6 de abril de 2017, proferida por la Sala jurisdiccional


disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, mediante la cual se definió el
trámite disciplinario. (Folios 13 a 43, Anexo II).

6.2. Copia del auto de 18 de mayo de 2016, proferido por la Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia, mediante la cual se pronunció sobre las peticiones probatorias
de las partes intervinientes dentro del proceso que se adelantó a la doctora Nelly
Yolanda Villamizar de Peñaranda, en su condición de Magistrada del Tribunal
Administrativo de Cundinamarca, por el presunto punible de Calumnia, en situación
concursal homogénea sucesiva.

6.3. Copia de la sentencia de 27 de octubre de 2017, dictada por la Sala Penal de la


Corte Suprema de Justicia, mediante la cual se absolvió a Nelly Yolanda Villamizar de
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Peñaranda por el delito de calumnia, en concurso sucesivo y homogéneo, que fue


denunciada por los quejosos en el proceso disciplinario materia de esta acción de
tutela.

6.4. La actuación disciplinaria, expediente No. 1100101020002012-00833-00.

7. Concepto de la Procuraduría General de la Nación.

El Ministerio Público intervino en esta instancia y para ello solicitó revocar la decisión
de primera instancia y amparar los derechos invocados por la accionante,
concretamente el debido proceso y el derecho de defensa, tal y como lo preceptúa el
artículo 29 de la Carta Política.

Ello por cuanto, la declaración de JUAN DAVID BALSERO BALSERO fue peticionada
en reiteradas ocasiones sin que se hubiera practicado, por una parte, y por otro lado,
copia de esa declaración rendida en el proceso penal iniciado contra la disciplinada
por calumnia que cursa en la Corte Suprema de Justicia, se solicitó como prueba
traslada y no se incorporó. Con tal proceder, a juicio del Procurador Delgado se atentó
contra el derecho de defensa de la accionante, como quiera que finalmente la conducta
que fue objeto de sanción disciplinaria y de investigación penal se circunscribió a lo
sucedido en el decurso de la sesión extraordinaria del 12 de abril de 2012. Así era
procedente, útil y pertinente la declaración del mencionado testigo, más si fue el gestor
de los hechos que dieron lugar a todo el problema que ha ocupado tanto al Consejo
Superior de la Judicatura como a la Corte Suprema, por lo que este aspecto de la
acción de tutela tiene vocación de prosperidad.

II. CONSIDERACIONES:

1.- Competencia.

La Sala de Conjueces es competente para resolver la impugnación interpuesta contra


el fallo de tutela proferido por la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional
de Judicatura de Bogotá, en razón a los impedimentos aceptados a los Magistrados
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titulares de esta Sala Superior y otros conjueces, lo que dio lugar a la integración de
esta Sala de Conjueces para su definición.

2.- Hechos que dieron origen al proceso disciplinario seguido en contra Nelly
Yolanda Villamizar de Peñaranda como Magistrada del Tribunal Administrativo
de Cundinamarca.

Para un mayor entendimiento de lo que más adelante se dirá, conviene concretar los
hechos que dieron lugar a la sanción disciplinaria que le fue impuesta a la accionante
en su calidad de Magistrada.

En sala plena extraordinaria de 12 de abril de 2012 del Tribunal Administrativo de


Cundinamarca, convocada por su Presidente FREDY HERNANDO IBARRA
MARTÍNEZ, la Magistrada NELLY YOLANDA VILLAMIZAR DE PEÑARANDA, en
estado de profunda alteración, exaltación e indignación, reiteró las imputaciones de
actos de corrupción contra IBARRA MARTÍNEZ y el Secretario del Tribunal
Contencioso Administrativo de Cundinamarca, consistente en haber recibido éste la
suma de $150.000.000.00 para distribuir entre algunos Magistrados con el objeto de
incidir en la decisión del proceso de pérdida de investidura adelantado contra JUAN
DAVID BALSERO BALSERO, exconcejal de Cota, Cundinamarca, quien en ese
momento se desempeñaba como Alcalde de esa municipalidad; además, afirmó que
su colega magistrado doctor IBARRA MARTÍNEZ, con tal propósito, había aceptado la
suma de $50.000.000.00, lo que enlodaba no solo su imagen, sino también la de la
Corporación que ella integra.

Los señalados Magistrados, formularon las respectivas denuncias disciplinaria y penal.

3. Planteamiento del problema jurídico

De acuerdo con los presupuestos fácticos anteriormente reseñados, corresponde a


esta Sala de Conjueces determinar, en primer lugar, si se superan los requisitos
generales de procedibilidad de la acción de tutela para luego examinar si la Sala
Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura vulneró el derecho al
debido proceso de la peticionaria por incurrir en los defectos procedimental, fáctico y
de motivación al haber sancionado disciplinariamente a la Magistrada accionante y
haberla suspendido por doce meses en el ejercicio del cargo, al encontrarla
responsable como autora a título de dolo de las faltas graves previstas en el numeral
3° del artículo 153 y numeral 6° del artículo 154 de la Ley 270 de 1996.
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Para resolver los anteriores problemas jurídicos se abordarán como ejes temáticos, en
primer lugar, las causales de procedibilidad de la acción de tutela contra providencias
judiciales; enseguida se expondrá brevemente lo referente a los defectos endilgados
a la decisión disciplinaria sancionatoria.

4. Procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales.

La Corte Constitucional, con soporte en lo normado por el artículo 86 de la Carta


Política, el artículo 25 de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos
(Pacto de San José) y el artículo 2° del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos3, ha desarrollado una extensa y detallada jurisprudencia respecto de la
procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales.

En sus albores en sentencia C-543 de 1992 la Corte declaró inexequibles los artículos
11 y 40 del Decreto 2591 de 1991 que permitían -de manera incondicional y general-
la procedencia de la tutela contra decisiones judiciales; más sin embargo, dispuso que
las actuaciones de hecho de los funcionarios judiciales, es decir, aquellas carentes de
fundamento objetivo y que obedecieran al mero capricho o voluntad del juzgador
podían ser cuestionadas - excepcionalmente - a través de la acción de tutela. A partir
de allí la Corte profirió numerosas decisiones de lo que constituía "vías de hecho", y
por ende susceptible de la acción de tutela contra providencias judiciales, lo que en un
principio se denominó defectos (i) sustantivo; (ii) probatorio o fáctico; (iii) orgánico y
(iv) procedimenta1.4

Posteriormente, a través de las sentencias T-949 de 2003 y C-590 de 2005, ese


Tribunal redefinió y precisó la terminología empleada para referirse a la procedencia
de la acción de tutela contra providencias judiciales, fijando unos estrictos y rigurosos
criterios generales y específicos de procedibilidad. Díjose en la primera de las
providencias citadas: "Esta Corte en sentencias recientes ha redefinido
dogmáticamente el concepto de procedibilidad de la acción de tutela contra
providencias judiciales. Esta redefinición ha operado a partir del poder de irradiación
del principio de eficacia de los derechos fundamentales (art. 2 C.P.) y de una
interpretación sistemática de diversas disposiciones de la Constitución (arts. 1, 2, '13,
86, 228 y 230 C.P.).

3Incorporado al derecho colombiano por la Ley 74 de 1968.


4Cfr. Corte Constitucional, Sentencias T-001 de 1992, T-079 de 1993, T-231 de 1994, T-329 de 1996, T-483 de 1997, T-008 de 1998, T-567
de 1998, T-458 de 1998, SU-047 de 1999, T-103I de 2001. 5U-014 de 2001, 5U-1184 de 2001,5(1-1185 de 2001, 5U-1299 de 2001,5(1-159
de 2002, 5U-058 de 2003, T-108 de 2003, T-088 de 2003, T-I16 de 2003, T-20I de 2003, T-382 de 2003, T-441 de 2003. T-598 de 2003. T-
420 de 2003, T-44I de 2003, T-462 de 2003, T-677 de 2003, T-678 de 2003, T-949 de 2003, T-200 de 2004, T-606 de 2004, T-774 de 2004, 7'-
453 de 2005, T-09I de 2006, SU-540 de 2007, T-793 de 2007, SU-813 de 2007, 7'4033 de 2007, 511-038 de 2008, T-1240 de 2008. T-202 de
2009, 7"-555 de 2009, T-310 de 2009, T-459 de 2009, T-033, 7'-268 y T-328 de 2010 entre muchas otras.
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"En esta tarea se ha reemplazado el uso conceptual de la expresión "vía de hecho" por
la de "causales genéricas de procedibilidad". Lo anterior ha sido inducido por la
urgencia de una comprensión diferente del procedimiento de tutela con tal de que
permita "armonizar la necesidad de proteger los intereses constitucionales que
involucran la autonomía de la actividad jurisdiccional y la seguridad jurídica, sin que
estos valores puedan desbordar su ámbito de irradiación y cerrar las puertas a la
necesidad de proteger los derechos fundamentales que pueden verse afectados
eventualmente con ocasión de la actividad jurisdiccional del Estado."

La Corte denominó criterios generales de procedibilidad aquellos requisitos de carácter


procedimental que están encaminados a garantizar que no exista abuso en el ejercicio
de la acción de tutela dentro de un proceso judicial donde existían -en principio-
mecanismos aptos y suficientes para hacer valer el derecho al debido proceso.5 En
efecto, a pesar del carácter informal y sumario de la tutela, la jurisprudencia
constitucional ha considerado pertinente exigir estos requisitos en tanto "en estos
casos /a acción se interpone contra una decisión judicial que es fruto de un debate
procesal y que en principio, por su naturaleza y origen, debe entenderse ajustada a la
Constitución. "6 Los criterios generales de procedencia de la acción de tutela contra
providencias judiciales han sido enlistados por la jurisprudencia constitucional de la
siguiente forma: "O) Se requiere, en primer lugar, que la cuestión discutida resulte de
evidente relevancia constitucional y que, como en cualquier acción de tutela, esté
acreditada la vulneración de un derecho fundamental, requisito sine qua non de esta
acción de tutela que, en estos casos, exige una carga especial al actor; (fi) que la
persona afectada haya agotado todos los medios ordinarios y extraordinarios de
defensa judicial a su alcance y haya alegado, en sede judicial ordinaria, y siempre que
ello fuera posible, la cuestión iusfundamental que alega en sede de tutela; (II,) que se
cumpla el requisito de la inmediatez, es decir, que la tutela se hubiere interpuesto en
un término razonable y proporcionado a partir del hecho que originó la vulneración; (iv)
en el caso de irregularidades procesales, se requiere que éstas tengan un efecto
decisivo en la decisión de fondo que se impugna; y (v) que no se trate de sentencias
de tutela. "7

Ahora, los denominados criterios específicos o defectos hacen referencia a las


irregularidades o errores de la decisión judicial cuestionada, que deben presentarse
de forma evidente en la decisión bajo examen y ser de una magnitud tal que terminen
por desconocer los derechos fundamentales del reclamante.5 La Corte los ha descrito

Corte Constitucional, Sentencia SU-813 de 2007.


Corte Constitucional, Sentencia C-590 de 2005.
Corte Constitucional, Sentencia T-I341 de 2008.
Corte Constitucional. Sentencia T-I240 de 2008.
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de la siguiente manera: "i) Defecto sustantivo, orgánico o procedimentat La acción de


tutela procede, cuando puede probarse que una decisión judicial desconoce normas
de rango legal, ya sea por aplicación indebida, error grave en su interpretación,
desconocimiento de sentencias con efectos erga omnes, o cuando se actúa por fuera
del procedimiento establecido.9 ii) Defecto fáctico: Cuando en el curso de un proceso
se omite la práctica o decreto de pruebas o estas no son valoradas debidamente, con
lo cual variada drásticamente el sentido del fallo proferido." iii) Error inducido o por
consecuencia: En la cual, si bien el defecto no es atribuible al funcionario judicial, este
actuó equivocadamente como consecuencia de la actividad inconstitucional de un
órgano estatal generalmente vinculado a la estructura de la administración de justicia."
iv) Decisión sin motivación: Cuando la autoridad judicial profiere su decisión sin
sustento argumentativo o los motivos para dictar la sentencia no son relevantes en el
caso concreto, de suerte que puede predicarse que la decisión no tiene fundamentos
jurídicos o tácticos." v) Desconocimiento del precedente: En aquellos casos en los
cuales la autoridad judicial se aparta de los precedentes jurisprudenciales, sin ofrecer
un mínimo razonable de argumentación, de forma tal que la decisión tomada variaría,
si hubiera atendido a la jurisprudencia. vi) Vulneración directa de la
Constitución: Cuando una decisión judicial desconoce el contenido de los derechos
fundamentales de alguna de las partes, realiza interpretaciones inconstitucionales o
no utiliza la excepción de inconstitucionalidad ante vulneraciones protuberantes de la
Carta, siempre y cuando haya sido presentada solicitud expresa al respecto13. "14

A partir de las sentencias T-949 de 2003 y C-590 de 2005, la Corte Constitucional


estableció la falta de motivación de las decisiones judiciales, entendiendo aquella
como la ausencia de sustento argumentativo o la irrelevancia de las consideraciones
aplicadas para dirimir la controversia, como un criterio específico autónomo de
procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales.

Así las cosas, ante la verificación de la totalidad de las causales genéricas de


procedibilidad y la estructuración de cualquiera de los defectos o fallas graves que
hacen procedente la acción de tutela contra una providencia judicial, se configura una
"actuación defectuosa"que hace procedente la acción de tute1a15.

9 Sobre defecto sustantivo pueden consultarse las sentencias T-784 de 2000, T-I334 de 2001, SU.159 de 2002, T-405 de 2002, T-408 de 2002,
T-546 de 2002, T-868 de 2002, T-901 de 2002, entre otras (cita original de la jurisprudencia trascrita).
"Sobre defectofáctico, pueden consultarse las siguientes sentencias: T-260 de 1999, T-488 de 1999, T-814 de 1999, T-408 de 2002, T-550 de
2002, T-054 de 2003 (cita original de la jurispnidencia trascrita).
"Al respecto, las sentencias SU-014 de 2001, T-407 de 2001, T-759 de 2001, T-1180 de 2001, T-349 de 2002, T-852 de 2002, T-705 de 2002
(cita original de la jurisprudencia trascrita).
/2 Sobre defecto sustantivo, pueden consultarse las sentencias: T-260 de 1999, T-814 de 1999, T-784 de 2000, T-1334 de 2001, SU-I59 de
2002, T-405 de 2002, T-408 de 2002, T-546 de 2002, T-868 de 2002, 7'-901 de 2002 (cita original de la jurisprudencia trascrita).
"Corte Constitucional: Sentencias T-522 de 200/y T-462 de 2003 (cita original de la jurisprudencia trascrita).
"Corte Constitucional: Sentencias T-939 de 2005, T-1240 de 2008 y T-218 de 2010, entre otras.
/9 Corte Constitucional, Sentencias T-769 de 2008, T-592 de 2009, T-619 de 2009 y T-268 de 2010, entre muchas otras.
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5. Análisis del caso concreto

5.1. Causales genéricas de procedibilidad.

5.1.1. Relevancia constitucional de las cuestiones discutidas.

La actora afirmó que la autoridad judicial accionada, en la sentencia de única instancia


del 6 de abril de 2017, vulneró su derecho al debido proceso, a la defensa, al buen
nombre, al mínimo vital y al trabajo, al haberla sancionado con suspensión en el
ejercicio del cargo de Magistrada del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, por el
término máximo establecido en la ley, sin que se hubiera decretado todas las pruebas
por ella solicitadas en el trámite del proceso disciplinario, consistentes en el testimonio
de JUAN DAVID BALSERO BALSERO de quien se dice dio los dineros que dieron
lugar a los hechos materia de esta investigación disciplinaria, cuya declaración era
pilar fundamental para demostrar su dicho y el que fue denegado de forma reiterada
sin motivación alguna, en tanto la Sala se limitó a referirse a lo que según la doctrina
se entiende por pertinencia, conducencia y utilidad de la prueba, sin trasladar dichos
conceptos al caso concreto; más, sin embargo, ahora en el fallo se afirmó que esa
prueba sí era necesaria para el esclarecimiento de los hechos.

Que solicitada la ampliación de su versión libre con el objeto de aportar las pruebas
que fueron recaudadas por la Sala Penal de La Corte Suprema de Justicia, en el juicio
que por el delito de calumnia se le adelantó, las que por sobrevinientes le eran
permitidos allegarlas, más, por auto de 13 de julio de 2016, el magistrado sustanciador
dispuso informar que el proceso se encuentra al despacho esperando turno para
decidir conforme al orden de llegada de los expedientes.
La Sala de Conjueces considera que dichos reproches gozan de relevancia
constitucional conforme a lo preceptuado en el artículo 29 de la Constitución Política,
en tanto lo que se reclama es la legalidad de la decisión desde el punto de vista de
jurisdicción y competencia de algunos de los magistrados, respecto a las pruebas no
decretadas, el término de prescripción y la ausencia de ponderación respecto del
término de la sanción, ya que todo en ello, en últimas, garantiza que sea la voluntad
de la Constitución y la ley -y no la del juez- la que defina el conflicto jurídico bajo
estudio.

Así, la existencia de cualquiera de los defectos que la accionada reprocha a la


sentencia cuestionada por vía de tutela, podría tener un impacto sustancial en la
misma, por lo que se encuentra cumplido el requisito de relevancia constitucional de
las cuestiones debatidas.
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5.1.2. Agotamiento de todos los medios ordinarios y extraordinarios de defensa


judicial.

En el asunto que se analiza se observa que la sentencia proferida el 6 de abril de 2017


por la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura es de
única instancia, por lo que no procede recurso alguno. Por tanto, frente a tal decisión
eran improcedentes medios ordinarios o extraordinarios de defensa. Por consiguiente,
la Sala encuentra cumplido el requisito del agotamiento de los medios ordinarios y
extraordinarios de defensa judicial.

5.1.3. Cumplimiento del requisito de la inmediatez.

Como se ha visto, la señora Nelly Villamizar de Peñaranda atribuye la vulneración de


sus derechos fundamentales a la sentencia proferida por la Sala Jurisdiccional
Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, de fecha 6 de abril de 2017, por lo
cual interpuso la acción de tutela el 26 de abril siguiente, es decir, exactamente a los
20 días después de emitida la providencia judicial que cuestiona, término que se
considera claramente razonable y proporcionado, y en esa medida, no afecta ni pone
en riesgo el principio de la seguridad jurídica.

5.1.4. No se trata de sentencia de tutela.

La presente acción de tutela no se dirige contra una providencia judicial de tal


naturaleza, sino contra la sentencia de única instancia proferida por la Sala
Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura dictada dentro de un
proceso disciplinario.

5.1.5. La irregularidad procesal alegada tiene incidencia directa y decisiva en la


providencia que se acusa de ser vulneratoria de los derechos fundamentales.

La actora sostiene que la entidad accionada dentro del trámite del proceso disciplinario
y en la sentencia sancionatoria incurrió en irregularidades que bien pueden
concretarse en las siguientes: (i) la falta de jurisdicción y competencia de los algunos
magistrados que suscribieron la sentencia sancionatoria por vencimiento del periodo
para el cual fueron designados; (ii) el no decreto de algunas pruebas solicitadas y la
valoración indebida de otros testimonios; (iii) no motivación para dosificación y
graduación de la sanción impuesta y (v) el cumplimiento del término de prescripción
de la acción disciplinaria.

5.2. Falta de jurisdicción, competencia y nulidad:


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Edifica esta causal específica de procedibilidad en que el periodo para el cual fueron
elegidos los magistrados Pedro Sanabria Buitrago y Julia Emma Garzón de Gómez
había vencido y por consiguiente carencia de jurisdicción y competencia para suscribir
la sentencia disciplinaria que la sancionó, por lo que también ésta adolece de nulidad.

De entrada ha de decirse que por este aspecto el amparo no podrá salir avante. En
efecto, como bien lo definió el a quo dicha competencia se prorrogó en virtud a la
entrada en vigencia del Acto Legislativo No. 02 de 2015, por el cual, en lo que
concierne al Consejo Superior de la Judicatura, en el parágrafo transitorio del artículo
19 señaló: "... Los actuales Magistrados de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del
Consejo Superior de la Judicatura, ejercerán sus funciones hasta el día en que se
posesionen los miembros de la Comisión Nacional de Disciplina Judicial", lo que
significa que pese a que para algunos magistrados su periodo individual para el cual
fueron designados se encontraba vencido para el momento en que se dictó la aludida
sentencia, aún conservan competencia para adelantar los asuntos a su cargo, incluido
los concernientes a la función disciplinaria.

Por consiguiente, no se presentó la falta de jurisdicción o de competencia alegada y


por contera tampoco la nulidad de la sentencia por dichos factores. Así, no se
estructura el defecto señalado por la accionante.

5.3. Verificación del término de prescripción de la acción disciplinaria.

Para ello alegó que, para cuando se le notificó la sentencia de 6 de abril de 2017,
dictada en el proceso disciplinario, el término de prescripción se había cumplido.

Es indiscutido que los hechos materia de investigación disciplinaria acontecieron el 12


de abril de 2012, en Sala Extraordinaria del Tribunal Contencioso Administrativo de
Cundinamarca. De la misma manera es punto pacífico de la controversia que el
procedimiento disciplinario adelantado contra la accionante en su calidad de
Magistrada es de única instancia y que la sentencia que le puso fin data del 6 de abril
de 2017.

Entonces, siendo lo anterior así, como en efecto lo es, el término de prescripción de


cinco años consagrado por el artículo 30 de la Ley 734 de 2002 no había corrido en su
integridad para el momento en que se dictó la sentencia. Ciertamente, el término
quinquenal es un límite que el legislador ha establecido para la posibilidad del ejercicio
del ius puniendi.
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Respecto a la importancia obligada de respetar los términos de prescripción en el


derecho sancionatorio, la Corte Constitucional, en la sentencia C-244 de 1996 señaló
lo siguiente: "Es que si el Estado no ejercita su potestad disciplinaria dentro del término
quinquenal señalado por el legislador, no puede después, invocando su propia
ineficacia, desinterés o negligencia, ampliar dicho lapso prescriptivo sin violar el
derecho del infractor, de exigir una pronta definición de su conducta. Es que la potestad
sancionatoria no puede quedar indefinidamente abierta, hasta cuando la autoridad
respectiva la quiera ejercer, de ahí que el legislador haya establecido un límite en el
tiempo — 5 años.

"Si el debido proceso se aplica a toda clase de actuaciones, la obligación de adelantar


los procesos sin dilaciones injustificadas también lo es. La justicia impartida con
prontitud y eficacia no sólo debe operar en los procesos penales - criminales - sino en
los de todo orden, administrativo, contra vencionales, disciplinarios, policivos, etc."

Conforme a lo anterior, una vez se profirió la sentencia que puso fin al proceso
disciplinario, en el trámite de única instancia, la prescripción dejó de contabilizarse, sin
que para ese momento se hubiese cumplido el término consagrado en la ley para tales
efectos. Por lo tanto, por este aspecto, no se evidencia vulneración alguna al debido
proceso.

5.4. Falta de decreto de pruebas pedidas oportunamente.

5.4.1. Estriba esta causal en que dentro del proceso disciplinario se denegó el
testimonio de JUAN DAVID BALSERO BALSERO al estimarse que no reunía los
requisitos de conducencia, pertinencia y utilidad, para lo cual se argumentó que el
testigo "no era necesario para el esclarecimiento de los hechos objeto de investigación"
(auto de 30 de noviembre de 2016), al tiempo que tampoco traslado las pruebas que
se recolectaron en el proceso que por calumnia se adelantó contra la accionante ante
la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia. Prueba que solicitó de manera
incansable.

Así mismo, en el proceso disciplinario también solicitó la ampliación de su versión libre


con el propósito de aportar las pruebas que la Sala Penal de la Corte Suprema de
Justicia había recaudado en el juicio que por el delito de calumnia se le adelantó, las
que por ser sobrevinientes le eran permitido allegarlas, conforme al numeral 2° del
artículo 92 de la Ley 734 de 2002; más, por auto de 13 de julio de 2016, el ente
investigador, dispuso que la solicitud estaba esperando turno para decidir conforme al
orden de llegada de expedientes, por lo que el fallo que la sancionó soslayo dicho
derecho que le otorga la ley disciplinaria.
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5.4.1.1. En tratándose de acciones de tutela contra providencias judiciales, es


necesario que el accionante haya agotado todos los medios ordinarios y
extraordinarios de defensa judicial, para que la acción de tutela sea procedente16. Es
decir que este mecanismo solo puede operar cuando todos los mecanismos anteriores
han fallado, y siempre que la persona haya acudido a ellos de manera diligente, ya
que si han operado adecuadamente, "nada nuevo tendrá que decir el juez de tutela,
pues los jueces ordinarios habrán cumplido a cabalidad con la tarea de garantizar los
derechos fundamentales concemidos"17.

Y es que, en los términos de la Sentencia SU-424 de 2012, "la acción de tutela no


puede admitírsele, bajo ningún motivo, como un medio judicial alternativo, adicional o
complementario de los establecidos por la ley para defensa de los derechos, pues con
ella no se busca reemplazar los procesos ordinarios o especiales y, menos aún,
desconocer los mecanismos dispuestos en estos procesos para controvertir las
decisiones que se adopten". En otros términos, el amparo constitucional no es
procedente cuando, mediante la acción de tutela, se pretende reabrir etapas
procesales que están debidamente cerradas porque no se presentaron los recursos
respectivos, ya sea por negligencia, descuido o distracción de las partes".

5.4.1.2. En el caso bajo estudio se tiene que la accionante se duele, en primer término,
de que no se hubiese recepcionado el testimonio de JUAN DAVID BALSERO
BALSERO dentro de la investigación disciplinaria.

En las diversas oportunidades que la disciplinada tuvo para solicitar pruebas en las
diferentes etapas del proceso disciplinario, se tiene que solo en su escrito de
descargos solicitó la prueba testimonial antes referida (fi. 22 c-3), prueba ésta que junto
con otras, en definitiva, por auto de 19 de marzo de 2014, fue rechazada por
"impertinente", además de que "no se argumentó de forma suficiente la necesidad de
dicho testimonio". Posteriormente, por auto de 25 de febrero de 2015, que resolvió el
recurso de reposición contra el auto que rechazó las pruebas (fl. 280 a 304 c-3) se
revocó parcialmente el auto cuestionado, para decretar la prueba testimonial en
mención, al tiempo que se solicitó copia del proceso disciplinario adelantado contra
Justo Iván Peñaranda y del proceso penal seguido contra Nelly Yolanda Villamizar de
Peñaranda. Así mismo, dispuso escuchar en ampliación de versión libre a la
funcionaria investigada.

En razón a que sobre las demás pruebas peticionadas por la disciplinada no se


decretaron, impetró acción de tutela cuyo conocimiento correspondió a la Sala
Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura de Bogotá, exp.
2015-04671, con resultados infructuosos, tanto en primera como en segunda instancia.

Por auto de 22 de octubre de 2015 (fi. 164 c-4) se fijó fecha para la recepción de los
testimonios de NESTOR GUILLERMO FRANCO GONZÁLEZ, JUAN DAVID
BALSERO BALSERO y de la versión libre solicitada, librándose las comunicaciones

Corte Constitucional, Sentencia T-006 de 2015.


'Corte Constitucional, Sentencia C-590 de 2005.
18 Corte Constitucional, Sentencia T-103 de 2014.
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respectivas (fi. 166 a 170 c-4), modificándose la fecha de ésta última por auto de 9 de
noviembre de 2015 (fi. 189 c-4), para cuya efectividad se libraron sendas
comunicaciones telegráficas.

Al proceso compareció y rindió testimonio NESTOR GUILLERMO FRANCO


GONZÁLEZ (fi. 202 a 211 c-4) y se dejó constancia secretarial de la inasistencia de
JUAN DAVID BALSERO BALSERO (fl. 235 C-4) y de ELKIN MENDOZA (fl. 236 c-4).
El primero de los testigos, por escrito obrante a folio 249 a 251c-4 justificó su
inasistencia.

El día 26 de noviembre de 2015 rindió versión libre NELLY YOLANDA VILLAMIZAR


DE PEÑARANDA (fi. 255 a 276 c-4).

Por auto del 30 de noviembre de 2015 (fi. 277 c-4) se fijó fecha para la recepción de
los testimonios de JUAN DAVID BALSERO BALSERO y ELKIN MENDOZA,
expidiéndose las comunicaciones respectivas (fl. 303 a 306), sin que dichos testigos
hubieran comparecido (fi. 8 c-5), oportunidad en la que la disciplinada solicitó la
conducción del testigo BALSERO BALSERO por la Policía e imposición de sanciones
(fl. 6 c-5). El 27 de enero de 2017 (fi. 10 c-5) el hijo del testigo por escrito expuso que
su padre se encontraba en vacaciones y por ello no había comparecido a declarar.

Por auto de 11 de febrero de 2016 (fi. 16 a 20 c-5) la Corporación accionada señaló la


improcedencia de la conducción del testigo, fundamentada en el artículo 139 de la Ley
734 de 2002 y estimó agotada la etapa probatoria y ordenó correr traslado para rendir
alegatos de conclusión. No conformes con lo resuelto, la disciplinada y su apoderado
judicial, interpusieron recursos de reposición, los que fueron denegados por auto de
30 de noviembre de 2016 (fi. 245 a 279 c-5).

Puestas en este punto las cosas, ha de concluirse lo siguiente: (i) que el testimonio de
JUAN DAVID BALSERO BALSERO, solicitado por la disciplinada en su escrito de
descargos fue decretado por el ente investigador al momento de proveer sobre las
pruebas; (fi) la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura
admitió en dos ocasiones la justificación de inasistencia del testigo BALSERO
BALSERO; (iii) al disponer por auto de 30 de noviembre de 2016 el cierre de la
investigación, nada puede reprochársele a dicha Corporación con tal actuar, pues
estimó que las pruebas obrantes eran suficientes para definir el disciplinario; (iv) en
auto de 30 de noviembre de 2016, antes aludido, en sus consideraciones el magistrado
sustanciador respecto a la insistencia en la práctica de dicho testimonio señaló: "es
claro entonces que definir si el testimonio del señor Balsero Balsero, con todo el
material probatorio con el que se cuenta dentro del proceso, continua cumpliendo con
las exigencias de i) conducencia: que se encuentran de acuerdo con la ley, o sea
conforme a los parámetros y requisitos previamente establecidos para poder
integrarse al proceso; ii) pertinencia: consiste en la relación de facto que existe entre
los hechos que se pretenden demostrar y los debatidos al interior del proceso, es decir,
aquellas pruebas que son del caso; iii) utilidad: se refiere al servicio que puede prestar
el medio probatorio al operador disciplinario al momento de realizar su razonamiento
de convicción, es por ello que se deben descartar las que resulten innecesaria o
superfluas" (fl. 276 c-5), es decir dicho testimonio no era útil para ese momento; (v) en
el proceso disciplinario, entre otras declaraciones, se recepcionó el testimonio de
NESTOR GUILLERMO FRANCO GONZÁLEZ, quien conforme a lo expuesto por la
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accionante fue el que le comentó a su esposo las incidencias que dieron lugar a los
hechos materia de investigación; (vi) obra también la declaración de JUSTO IVAN
PEÑARANDA esposo de la accionante; (vii) en los alegatos de conclusión el
apoderado judicial de la sancionada al pronunciarse sobre la exceptio veritatis
encontró que las pruebas practicadas eran suficientes para encontrar acreditada la
ocurrencia del hecho delictual, si se quiere la veracidad de la imputación, por lo que lo
pretendido con el testimonio de BALSERO BALSERO está probado (fl. 225 c-5); y (viii)
la accionante fue absuelta de la falta gravísima que contempla en el artículo 48 numeral
1 de la Ley 734 de 2002 en concordancia con el artículo 221 del Código Penal, que es
sobre lo que este testigo iba a declarar; de manera que la prueba testimonial echada
de menos por la accionante fue decretada en la oportunidad debida, y si bien fue
desistida posteriormente, ello obedeció a la imposibilidad de su práctica ante la no
comparecencia del testigo.

En consecuencia, por este aspecto no existe la irregularidad vulneradora de las


garantías fundamentales que merezcan corrección por vía de acción de tutela.
5.4.2. En lo que hace a las copias del proceso penal que contra la disciplinada adelantó
la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, solicitadas en el disciplinario como
prueba trasladada, es de señalar lo que sigue:

Dichas copias fueron decretadas por auto de 25 de febrero de 2015, de tal manera que
correspondía a la investigada realizar las gestiones necesarias para obtener su
expedición y aportación en la oportunidad debida.

La acción de tutela no es la vía adecuada para reclamar la aportación de probanzas


que no se incorporaron por omisión de la accionante.

5.4.3. De otra parte, como quedó demostrado, a la accionante se le escuchó en dos


oportunidades en versión libre y ampliación de la misma, donde reitero sus argumentos
de defensa, sin que se advirtiera la necesidad de decretarse una ampliación de estas.

5.5. Defecto fáctico por indebida valoración probatoria:

5.5.1. Se soportó en que la providencia sancionatoria adoleció de falta de motivación,


porque, de un lado, se dejó de valorar aislada como conjuntamente todas las pruebas
recaudadas, lo que también constituye una falsa motivación, haciéndoseles decir a los
testimonios de sus compañeros del Tribunal lo que de ellos no emerge, cual es sin
prueba alguna y con simple rumores les imputó a los quejosos un delito e incurrió en
falta grave por irrespeto, desconociendo que desde un principio aportó la prueba del
testigo de quien su esposo tuvo conocimiento de los hechos.

5.5.2. El defecto fáctico por indebida valoración probatoria "se estructura, entonces,
siempre que existan fallas sustanciales en la decisión, que sean atribuibles a
deficiencias probatorias del proceso. Según esta Corporación, el fundamento de la
intervención del juez de tutela por deficiencias probatorias en el proceso, radica en
que, no obstante las amplias facultades discrecionales con que cuenta el juez del
proceso para el análisis del material probatorio, éste debe actuar de acuerdo con los

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principios de la sana crítica, es decir, con base en criterios objetivos y racionales"19.


En estos casos, la acción de tutela resulta procedente siempre y cuando el error en la
apreciación probatoria fuere "ostensible, flagrante y manifiesto"e incida directamente
en la decisión. Lo anterior, por cuanto la acción de tutela no puede convertirse en una
nueva instancia que revise la actividad probatoria de los jueces ordinarios en sus
respectivos asuntos20.

En efecto, en la práctica judicial la Corte Constitucional ha encontrado tres hipótesis


en las cuales se configura el defecto fáctico: (0 cuando existe una omisión en el
decreto y en la práctica de pruebas que eran necesarias en el proceso; (fi) cuando se
hace una valoración defectuosa o contraevidente de las pruebas existentes; y (iii)
cuando no se valora en su integridad el acervo probatorio21.

Estas hipótesis pueden configurarse por conductas omisivas o activas, dando lugar a
las dos dimensiones del defecto fáctico, la negativa (u "omisiva") y la positiva (o "por
acción")22. La primera se presenta cuando el juez se niega a dar por probado un hecho
que aparece en el proceso, sea porque (i) niega, ignora o no valora las pruebas
solicitadas; o (i0 a pesar de poder decretar la prueba, no lo hace por razones
injustificadas. La segunda se presenta cuando, a pesar de que la prueba sí obra en
el proceso, el juez (t) hace una errónea interpretación de ella, al atribuirle la capacidad
de probar un hecho que no aparece en el proceso o al estudiarla de manera
incompleta; (i0 valora pruebas ineptas o ilegales; o (110 valora pruebas indebidamente
practicadas o recaudadas23.

No obstante, como quedo dicho, no se trata de cualquier yerro, por cuanto éste debe
satisfacer los requisitos de (O irrazonabilidad, que quiere decir que el error debe ser
ostensible, flagrante y manifiesto; y (it) trascendencia, que implica que el error alegado
debe tener 'incidencia directa', 'transcendencia fundamental' o 'repercusión sustancial'
en la decisión judicial adoptada, lo que quiere decir que, de no haberse presentado, la
decisión hubiera sido distinta24. De esta manera, se tiene que las divergencias
subjetivas de la apreciación probatoria no configuran un defecto fáctico25.

5.5.3. Se atribuye de manera general que la sentencia mediante la cual se sancionó a


la accionante no analizó ni individual ni conjuntamente las probanzas obrantes en el
plenario, pero a más de ello, que se hizo decir a sus compañeros de Sala lo que ellos
no expusieron.

"T-419 de 2011 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Marido(


2° Al respecto, "la Corte ha indicado en sus providencias que dicha causal está limitada a aquellos eventos en que la actividad probatoria
realizada por eljuez incurre en errores de tal envergadura que ocasionan que sufallo se torne arbitrario e irrazonable. En consecuencia, la
acción de tutela no tiene la virtualidad de realizar un juicio correctivo de la valoración probatoria deljuez. Se trata, entonces, de confrontar
la sentencia judicial con las garantías constitucionales para así verificar un error ostensible en el decreto o práctica de la prueba". Sentencia
T-012 de 2016 (MP Luis Ernesto Vargas Silva).
"Sentencias SU-565 de 20)5. M.P. Mauricio González Cuervo, fundamento jurídico n°5.4.2.; y T-612 de 2016. MP. Gloria &ella Ortiz
Delgado, fundamento jurídico n°17.
"Sentencias SU-416 de 2015. M.P. Alberto Rojas Ríos. fundamentojurídico n°4; y SU-489 de 2016. M.P. Gabriel Eduardo Mendoza
Martelo, fundameniojurídico n°6.2.
"Sentencias T-352 de 2012. M.P. Jorge Ignacio Preteli Chaljub, fundamentojuridico n° 3.5.;y SU-565 de 2015. M.P. Mauricio González
Cuervo, fundamento jurídico n°5.4.2.
"Sentencias T-II 8A de 2013. MP. Mauricio González Cuervo, fundamentojuridico n°4.2.1.1.; SU-I98 de 2013. MP. Luis Ernesto Vargas
Silva, fimdamentojurídico n°4.2.2.; SU-565 de 2015. M.P. Mauricio González Cuervo, fundamento jurídico n° 5.4.1.; y SU-490 de 2016.
M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Maneto, fundamentojurídico n°5.3.
"Sentencia T-II 8A de 2013. M.P. Mauricio González Cuervo. fundamentojurídico n°4.2.1.3.
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Incuestionablemente el debido proceso y el derecho de defensa implica que el juez,


con soporte en unos criterios objetivos, racionales y rigurosos, enmarcados dentro de
las reglas de la sana critica, los parámetros de la lógica, de la ciencia y la experiencia,
analice tanto aislada como en su integridad los medios de prueba que integran el
proceso.

Ahora, para que pueda constituirse dicho defecto no resulta de suyo suficiente para el
accionante aducir que la sentencia no valoró las probanzas en su integridad, para que
de ahí el Juez constitucional, sin más, se vea abocado a realizar tal labor, pues,
corresponderá de manera inexorable al accionante indicar cuál o cuáles probanzas
dejaron de analizarse en dicho conjunto de pruebas y la trascendencia que tal omisión
tiene en el proceso respectivo. El juez de tutela no puede convertirse en una instancia
revisora de la actividad de evaluación probatoria del juez que ordinariamente conoce
de un asunto26, por lo que su intervención debe ser de carácter extremadamente
reducidon.

Entonces, como la acción de tutela no tiene como propósito volver sobre el análisis
que el juez disciplinario hizo sobre el material probatorio que lo condujo a definir la
situación como lo hizo, ya que no es una tercera instancia, innpónese concluir la
inexistencia de la irregularidad fáctica alegada.

Por el contrario, de cara al contenido objetivo de las consideraciones de la sentencia,


se observa que las conclusiones que le permitieron a la Sala Jurisdiccional
Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura para declarar disciplinariamente
responsable a NELLY YOLANDA VILLAMIZAR DE PEÑARANDA como autor a título
de dolo de las faltas graves previstas en los artículos 153 - 3 y 154 - 6 de la Ley 270
de 1996, son producto de una lógica y juiciosa valoración probatoria que le llevó a
adoptar la decisión hoy criticada, sin que sea dable por esta vía reabrir un debate
fenecido, por cuanto, se reitera, no constituye una instancia revisora adicional a las
previstas por el legislador ordinario".

5.7. Falta de motivación sobre la graduación de la sanción.

Debe señalarse que la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la


Judicatura no incurrió en ningún defecto de decisión sin motivación ni fáctico al
establecer imponer la sanción de suspensión de doce meses en el ejercicio de su cargo
como magistrada del Tribunal Contencioso Administrativo de Cundinamarca, ya que
partió de haberla encontrado responsable disciplinariamente a título de dolo de las
faltas graves consagradas en los artículos 153 — 3 y 154 —6 de la Ley 270 de 1996.

En tales términos la sanción impuesta a la disciplinada es producto de un análisis


ponderado y razonable entre lo tipificado en la norma legal y la conducta desplegada

26 Sentencias SU-416 de 2015. M.P. Alberto Rojas Rios, fundamento jurídico n° 4; y T-612 de 2016. MP. Gloria Stella Ortiz Delgado.
fundamentojurídico n°17.
27 Sentencias SU-198 de 2013. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, fundamento jurídico n°4.2.2.,' y S11-489 de 2016. M.P. Gabriel Eduardo
Mendoza Marte/o, fundamentojurídico n°6.2.

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por la disciplinada, graduación que de manera alguna se muestra antojadiza o


caprichosa por parte de la Corporación accionada.

Así, resulta inexistente el defecto atribuido a la sentencia.

6. Conclusión.

En definitiva, el análisis precedente permite concluir que el fallo de tutela materia de


impugnación deberá revocarse, como quiera que los presupuestos de la acción de
tutela se hallan acreditados, para en su lugar denegar el amparo ante la inexistencia
de los defectos alegados.

III. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala de Conjueces de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria


del Consejo Superior de la Judicatura, administrando justicia en nombre de la
República de Colombia y por autoridad de la ley,

RESUELVE

PRIMERO.- Revocar la sentencia de 15 de mayo de 2017, dictada por la Sala


Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura de Bogotá, que
declaró improcedente la solicitud de amparo, para en su lugar, DENEGAR la
protección de los derechos fundamentales al debido proceso y de defensa invocados
por la actora en contra de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de
la Judicatura, en razón a la sentencia del 6 de abril de 2017, proferida en el trámite de
única instancia dentro del proceso disciplinario adelantado en contra de Nelly Yolanda
Villamizar de Peñaranda.

SEGUNDO.- Comuníquese lo resuelto a las partes por el medio más expedito.

TERCERO.- Remitir el expediente a la H. Corte Constitucional para su eventual


revisión. Ofíciese.
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NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

JORGE HERNÁN ARIAS POLANCO


Conjuez Ponente

ANDRÉS ALBERTO GUZMÁN CABALLERO CARLOS MARIO ISAZA SERRANO


Conjuez Conjuez

FERNANDO ENRIQUE RIVERA LELIÓN FERNANDO ALBERTO RODRÍGUEZ CASTRO


Conjuez Conjuez

PEDRO ALEXANDER RODRÍGUEZ MATALLANA MAGNOLIA VALENCIA GONZÁLEZ


Conjuez Conjueza

YIRA LUCÍA OLARTE ÁVILA


Secretaria Judicial

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