Seminario Mecanismos de Apalancamiento
Seminario Mecanismos de Apalancamiento
Seminario Mecanismos de Apalancamiento
Es claro que los problemas que se presentan en USA distan de los nuestros, puesto
que la composición accionaria norteamericana es difusa, lo que permite a los
administradores tener un poder casi absoluto en el destino de la sociedad. Es por
ello por el rol del administrador es preponderante y requiere del cumplimiento de los
deberes fiduciarios que son lealtad, buena fe y diligencia. En aras de materializar
estos deberes, las grandes empresas contratan auditores que controlen la labor
administrativa y aseguren la transparencia, buenas prácticas comerciales y la
eficiencia y eficacia de la sociedad.
La génesis de los problemas de ENRON inicia con la baja de los precios del gas y
la incursión de otras sociedades en un mercado hasta ese momento casi totalmente
dominado por la compañía, lo que originó que las utilidades de la sociedad se viesen
disminuidas, obligándola a apalancar el negocio con créditos bancarios.
En su afán por mantener una buena calificación crediticia para acceder a los
mismos, los administradores crean las SPE “Special Purpose Entity”, sociedades
utilizadas para trasladar a ellas las pérdidas y ocultar el sobreendeudamiento de
ENRON, aprovechando fallas en la regulación norteamericana que permitían este
tipo de maniobras; pudiendo de esta forma presentar balances de Enron con
utilidades y altos rendimientos y una deuda mínima.
Es presumible que la firma Arthur Andersen LLP optó por no realizar la labor de
auditoría con profesionalismo por varias situaciones: la extensa relación comercial
con la firma ENRON, la asignación de personal permanente en sus instalaciones, el
hecho de que muchos de los trabajadores de la firma Andersen se vincularon a
ENRON en calidad de contadores internos, directores de finanzas y contralores, y
la alta remuneración que recibía por su labor. Situaciones estas que de cierta forma
condicionaron el ejercicio independiente de control que se debía realizar. A esto se
suma la admisión por parte de Andersen de la destrucción de correos electrónicos
y documentos físicos de ENRON amparado en políticas de la firma sobre retención
y destrucción de documentos.