Seminario Mecanismos de Apalancamiento

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SEMINARIO MECANISMOS DE APALANCAMIENTO

Estudiante: Pedro José Navarro Gardeazábal.

Catedrática: Ligia Catherine Arias B.

Una sociedad debe propender por alcanzar la maximización de la riqueza de sus


accionistas, y en esta tarea surgen relaciones entre socios, administradores y
terceros que pueden originar los denominados problemas de agencia, ampliamente
estudiados por el sistema jurídico norteamericano a fin de lograr que los beneficios
económicos no sólo sean para los asociados sino para todos los vinculados a la
sociedad.

Es claro que los problemas que se presentan en USA distan de los nuestros, puesto
que la composición accionaria norteamericana es difusa, lo que permite a los
administradores tener un poder casi absoluto en el destino de la sociedad. Es por
ello por el rol del administrador es preponderante y requiere del cumplimiento de los
deberes fiduciarios que son lealtad, buena fe y diligencia. En aras de materializar
estos deberes, las grandes empresas contratan auditores que controlen la labor
administrativa y aseguren la transparencia, buenas prácticas comerciales y la
eficiencia y eficacia de la sociedad.

Esa relación administrador – sociedad, genera uno de los problemas de agencia


más complejos dado su amplio radio de acción, y que se tratará en el caso ENRON:
impedir a los órganos de control realizar su labor o no respetar su independencia

La génesis de los problemas de ENRON inicia con la baja de los precios del gas y
la incursión de otras sociedades en un mercado hasta ese momento casi totalmente
dominado por la compañía, lo que originó que las utilidades de la sociedad se viesen
disminuidas, obligándola a apalancar el negocio con créditos bancarios.

En su afán por mantener una buena calificación crediticia para acceder a los
mismos, los administradores crean las SPE “Special Purpose Entity”, sociedades
utilizadas para trasladar a ellas las pérdidas y ocultar el sobreendeudamiento de
ENRON, aprovechando fallas en la regulación norteamericana que permitían este
tipo de maniobras; pudiendo de esta forma presentar balances de Enron con
utilidades y altos rendimientos y una deuda mínima.

Si bien la mencionada práctica, está en los límites de la legalidad puede


considerarse viciada ya que sostiene la presentación de datos de manera engañosa
y aparentemente beneficiosa para la compañía. Y fue este uno de los factores que
llevó la crisis de ENRON a su punto máximo: la falta de vigilancia por parte de la
firma auditora Arthur Andersen LLP, encargada de ejercer los controles contables y
de operaciones financieras tanto internos como externos, al no reportar las
irregularidades que se presentaban en la administración de los recursos y con la
creación de las SPE cuyo propósito fue desvirtuado al ser utilizadas para trasladar
los activos improductivos y pérdidas de ENRON a ellas.

Es presumible que la firma Arthur Andersen LLP optó por no realizar la labor de
auditoría con profesionalismo por varias situaciones: la extensa relación comercial
con la firma ENRON, la asignación de personal permanente en sus instalaciones, el
hecho de que muchos de los trabajadores de la firma Andersen se vincularon a
ENRON en calidad de contadores internos, directores de finanzas y contralores, y
la alta remuneración que recibía por su labor. Situaciones estas que de cierta forma
condicionaron el ejercicio independiente de control que se debía realizar. A esto se
suma la admisión por parte de Andersen de la destrucción de correos electrónicos
y documentos físicos de ENRON amparado en políticas de la firma sobre retención
y destrucción de documentos.

La labor de auditoría es importante dentro de cualquier organización ya que permite


desde distintos escenarios (interno, externo y operativo) obtener información
precisa y completa de las actividades económicas que realiza la empresa, por ello
debe ser ejercida bajo tres principios: profesionalismo, imparcialidad y honestidad,
que garanticen la detección de posibles errores o fraudes y que las actuaciones se
ajusten a las obligaciones legales para de esta manera evitar que la empresa llegue
a una situación crítica.
Es claro que la labor e independencia de los auditores fue cohercionada, con
grandes salarios y una puerta giratoria que permitía vincularse a la compañía en
cargos directivos lo que los llevo a tolerar y no ejercer su funciones con
profesionalismo, imparcialidad y honestidad, por otra parte es notoria, la falta de
ética empresarial, en todos los estamentos de la organización al imperar una cultura
de “todo vale” a la hora de generar beneficios económicos para sí mismos, sin medir
ningún tipo de consecuencia.

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