Anécdota Con Gingsburg
Anécdota Con Gingsburg
Anécdota Con Gingsburg
Recuerdo que ese día estaba Eduardito Zalamea, en Nueva York, entonces
Ginsberg cayó a mi casa con Peter Oglovsky, que era su marido; Marcia
Dittman, era mi esposa que luego fue profesora de Idiomas en la Universidad
del Valle.
Resulta que José Posada murió en el año 54, y más o menos en el año 53 yo
estaba asomado a la ventana de mi casa y vi pasar a un tipo, el hombre más
hermoso que te puedas imaginar en la vida, pero entiéndeme bien lo que yo
llamo hermosura; era un hombre alto, canoso, robusto, con una túnica
larguísima de color cobre y un pendiente; cuando lo vi pasar por la ventana
dije: “qué es esta cosa”, con lo que ahora llamamos aura, eso es lo que yo
llamo hermosura;
Yo iba donde José Posada y un día entré a la casa intempestivamente y lo vi
parado en la cabeza y tenía los intestinos por fuera de la boca, se los estaba
lavando allí y esta cosa aparentemente repugnante no me produjo ese impacto,
lo vi con una naturalidad; se paró otra vez en los pies, se metió los intestinos en
la boca, y me explicaba como si nada “que el trago que tal cosa, que el
higado”, en fin, entonces José Posada estaba tan metido que este hombre, el
de la túnica que te hablo, estaba hospedado en su casa.
En la revista Semana de esos días apareció una foto del hombre, tomada en el
solar de la casa de José Posada, se notaba por los dibujos de la pared, que yo
había vísto desde mi infancia; entonces Swami Vivenanda estaba en Medellín,
esto te da una idea de la importancia de José Posada: Swami Vivenanda llegó
a visitar al dibujante José Posada, vecino de mi casa, amigo de mi papá….
Cuando yo vi a este tipo, aunque es muy difícil cuando uno tiene 12 o 14 años
calcularle la edad a un adulto, por las canas yo decía “tiene 40 años”, te estoy
hablando del año 53.
Entonces fuimos a la iglesia de San Patricio donde el Swami iba a dar una
conferencia; llegamos una patota, creo que hasta Salomón Kalmanovitz estaba
allí, Marceles, Alvaro Medina, Bernardo Fernandez, Marcia, Gingsberg,
Zalameíta, Oglovsky y yo; entramos y ahí estaba el Swami que yo había visto
en mi infancia y empezó a dar su conferencia, y en el NYT había aparecido la
noticia: “SV a sus 94 años”, y pensé : “¿si yo hace 15 años lo vi de 44 cómo así
que tiene noventa y todos?”, entonces el Swami dice “yo ya cumplí mi
misión…” y de pronto Gingsberg se empelota en plena iglesia de San Patricio,
y saca una tabla, ese instrumento horizontal hindú de cuerda, y sin saber
tocarlo ni nada, empieza a joder y entonces a mi me dio berraquera con
Gingsberg y le dije a Marcia y a los amigos colombianos no, yo me voy, este
hijueputa irrespetando al Swami, con todo ese cuento en que estaban metidos
los Beatniks, y era un irrespeto porque el Swami era un santón, entonces
nosotros nos salimos y Gingsberg se quedó en pelota, “carajeando” con esa
tabla, con ese instrumento, hasta cuando vino la policía y lo sacó y lo vistió y
pa´l calabozo y una multa o lo que fuera.
VALORES
Hay un relato “Que Pase el Aserrador”, de Martín del Corral, coetáneo de
Carrasquilla y de Pacho Rendón, esa tradición literaria que tiene Antioquia del
cuento; en el país es Antioquia la que tiene esa tradición. Resulta que en ese
cuento están exaltadas todas las virtudes del paisa, que si uno las ve ahora son
defectos. Entonces el paradigma del paisa vivo, que no se vara, racista a
morir, ventajoso, mentiroso, todo eso está en Simón, el personaje de ese
cuento. En Antioquia comprar un huevo por un peso y venderlo por 10, es ser
muy vivo, muy buen negociante, salga de Antioquia y se da cuenta de que eso
es un delito de especulación, así de sencillo.
Víctor hizo la versión de Que Pase el Aserrador y qué ocurrió, Victor cogió la
versión, no la original, sino una versión de Que Pase el Aserrador publicada por
Bedout, entonces cuando el aserrador llega a la orilla del río y le dice a otro allá
“Yo soy aserrador, páseme la orilla” y en la película dicen “páseme la orilla” y
yo le digo oiste Victor cómo así que vos llegás a la orilla del río y decís páseme
la orilla pa cá para yo pasar pa´lla, Victor por Dios no caíste en la cuenta?
Hombre por Dios es la “orolla”, “orolla” es una canastilla y en la versión de
Bedout dice la “orilla” y no páseme la “orolla” y Víctor no ha podido borrar esa
cosa de la película, lo que demuestra que Víctor es tan antioqueño como lo que
hizo.
Entonces cómo así que usted está tumbando el bosque, al viento que silba libre
con un hacha que también es libre? Detengámonos un momentito sobre cual
contradicción está constituido el espíritu depredador del antioqueño y la
expresión de ese depredador que todo lo maneja como si fuera de su propia
finca, como si fuera el señor de haciendas y siervos, cierto? Ahí está el Pablo
Escobar, ahora están empezando a investigar a los paracos en Antioquia, al
Gobernador y ahí está la Presidencia de la República.
El LENGUAJE Y ANTIOQUIA
EL BANDIDO NADAÍSTA
Uno se sentaba a hablar con Antonio de literatura y era una cosa seria y
hablaba con propiedad de Fernando González, hablaba de Sartre, hablaba de
jazz, era un tipo rarísimo, rarísimo y no lo desamparaba su pistola y robaba
solo “porque yo no confío en nadie”.