Artículo 20
Artículo 20
Artículo 20
VON REZZORI:
LA ESCRITURA, ÚLTIMO
RECURSO DEL FRACASO
GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
«Mi único mérito es el de ser un sobreviviente. No sólo por ser un austriaco de la vieja
época, sino por ser, simplemente, un viejo. Soy austriaco de un modo bastante singular:
una mezcla compuesta por varios “troncos genealógicos”, por elementos étnicos muy
disímiles. Y rumano soy, entre otras cosas, por mi actitud frente al mundo: porque no creo
en nada, es decir: creo en todo.»
Gregor von Rezzori, entrevistado en 1994 por Catrinel Plesu (La risa: un arma contra
los demonios).
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
ÍNDICE
BIOGRAFÍA ………. 4
EL EPOCHENVERSCHLEPPER ………. 15
MEMORIAS DE UN ANTISEMITA … 18
LA HUELLA DE LO JUDÍO …… 22
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
Biografía
Gregor Arnulph Hilarius d’Arezzo nació en mayo de 1914 en lo que Stefan
Zweig definió como “un mundo de ayer”. Lo hizo en la actual Chernivtsi
(Bucovina, Ucrania), entonces en alemán Czernowitz o en yiddish Chernovitz,
una ciudad próspera parte del Imperio Austro-Húngaro1. Su padre era Hugo von
Rezzori d’Arezzo, un barón austriaco con ciertas deudas, ingeniero funcionario de
la administración imperial en la ciudad. Su
madre fue Claire von Franck-Schlackenwerth,
una mujer de ascendencia irlandesa y rumana.
Una hermana de Gregor, Ilse, falleció cuando
éste tenía 18 años, lo que le marcó. Gregor, al
que llamarán también Grisha desde su niñez,
fue educado al contrario de la moda imperante
entonces, la cultura francesa, viviendo en un
ambiente femenino y “a la inglesa”, con unos
valores más tradicionales pero cosmopolitas.
Su padre, declarado pangermanista, dedicaba
sus días a leer, la hípica, cazar, el brigde y los
El padre de Gregor von Rezzori
posando en una cacería (foto de la
largos paseos, gustos elitistas que heredará
obra del autor Flores en la nieve) Gregor.
Tras la Gran Guerra, Chernovitz y la Bucovina pasan a ser parte del Reino de
Rumania, nacionalidad que tendrá entonces la familia Rezzori. Las posibilidades
de que continuase la estirpe Rezzori al servicio de la administración se cerraron
por ser una familia de ascendencia austriaca en la nueva Rumanía. Encontramos
así una historia parecida a la de los Trotta en La marcha Radetzky o La cripta de
los capuchinos de Joseph Roth, incluyendo la ascendencia italiana de ambas
familias:
1
La guía ha sido elaborada a partir del monográfico que la revista mexicana Crítica dedicó a von
Rezzori en julio de 2014. Consultable en http://revistacritica.com/tag/gregor-von-rezzori y
descargable en pdf en http://www.enriquevilamatas.com/pdf/RevistaCriticaJulio2014vonRezzori.pdf
Si no se dice lo contrario, todas las referencias de las citas que van al final de las mismas entre
paréntesis corresponden a esta obra.
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«Todo lo que entonces se me ocurrió acerca de él fue que tenía el mismo aspecto que en
sus fotografías (…) Hubieran podido sacar a desfilar un retrato en tamaño natural. La
magia no estaba en la persona, estaba en la imagen.» (Schlöndorff, Un hombre sobrevuela
su vida).
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estaba desocupado y aburrido que tomé una pluma y escribí un cuento. Alguien lo leyó,
le gustó y lo envió a un editor. Así me convertí en escritor.» (Rezzori, Así me hice
escritor).
«En el fondo de sus corazones o por razones banales de su entendimiento, todas estas
figuras vestidas de sport para afrontar su camino hacia la muerte, en pie o echadas en
tumbonas de colores vivos y alegres y provistas de abrigos de piel, termos con bebidas
calientes, cochecitos de niño y jaulas para pájaros, todas ellas, con sus cabezas entre los
omoplatos y con la mirada fija puesta en el trayecto que marca el zumbido de los motores
sobre los techos de los sótanos don- de almacenan las patatas y que se sostienen con vigas
gruesas como un brazo, todas ellas están convencidas en secreto de la profunda necesidad
de la guerra, bien sea por motivos místico-metafísicos (vaya montón de vaguedades se
vierten para su justificación), bien porque en ellas han arraigado las más eficaces de
todas las palabras de la propaganda, y a saber: “Bueno, si perdemos esta guerra,
entonces.....” (aunque nadie pueda decir para qué se ha empezado entonces) o bien
porque el señor Jenofonte [Heráclito] afirmó que la guerra es la madre de todas las cosas
(¡así que cuidado con aquel que se atreva a ponerlo en duda!). Se trata de un misterio.
Incluso en el cuarto año de la guerra y muerto de miedo por la revancha que le espera, en
el fondo de su alma un alemán no deja de ser un alemán. El casco de acero (equiparable
en su eficacia frente al peligro de los bombardeos aéreos más o menos a los collares de
coral de los maoríes frente a los terremotos) sobre estas cabezas de cabello rapado en
punta resulta ser un símbolo: nada puede sentarle mejor, ninguna influencia forastera
debe enturbiar la conjunción de lo no digerido y medio digerido, pomposo, supersticioso,
arrogante, palurdo, inmaduro, pubescente, bochornoso, obsesivo, ambicioso y lerdo del
espíritu alemán. Heil!» (Martí-Menzel, El último de los sonámbulos austrohúngaros)
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«No leí a Nabokov hasta tarde. Pero cuando había empezado a escribir la primera
versión de “Abel…” leí “Pálido fuego” de Nabokov y dejé de escribir, porque me
pareció que ahí estaba ya el libro que yo quería escribir, y escrito de la mejor manera
posible. Más adelante, colaboré en la traducción de “Lolita” al alemán y me di cuenta
de que jamás alcanzaría la habilidad casi medieval de Nabokov.» (Rezzori, Así me hice
escritor).
«Quiero decir que se han empezado muchas guerras por causas justas, pero nunca tan
justas como la lucha contra el fascismo y contra Hitler. El problema era que uno también
era consciente de que no había sido erradicado, sólo pulverizado, disperso. Mi sensación
es que en lugar de preservar hoy en día la idea de un dictador satánico o de un grupo de
gente malvada –los acusados de Nuremberg, muchos de ellos- que desmoralizó a una
nación entera, hoy todo eso se ha pulverizado, y cada uno de nosotros carga dentro de sí
un poco de ese veneno [del nazismo]; en lugar de 18 millones de nazis, hay hoy en este
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mundo, quizá, 500 millones de nazis potenciales, si no es que más.» (Wollmer, Escribir
es buscar el misterio de vivir muchas vidas en una sola).
«Debo decir que cuando era joven jamás se me pasó por la cabeza que llegaría a ser
escritor. Estudié Ingeniería de Minas, imagínese. Llegué a la escritura por accidente y a
una edad madura. Nunca pensé que tuviera la necesidad de expresarme, pero es obvio
que, de una manera u otra, la tenía […] No tenía otra cosa que hacer, así que un día me
senté y escribí una historia. Alguien la cogió y la envió a una editorial. De inmediato
quisieron que escribiera otra, cosa que hice. Porque pensé, Dios mío, es una manera muy
agradable de ganar dinero.» (Wollmer, Escribir es buscar el misterio de vivir muchas
vidas en una sola).
«Como resultado –ya saben cómo son los alemanes-, a partir de ese momento me
clasificaron y pasé a ser “el magrebinio”. […] Fue un éxito rotundo. Jamás me lo quité
de encima; escribiera lo que escribiera después., se leía en la clave incorrecta, digamos;
la gente siempre esperaba que fuera satírico y contara chistes.» (Wollmer, Escribir es
buscar el misterio de vivir muchas vidas en una sola).
«Uno se rompe los dedos escribiendo e intenta producir literatura, y luego los
periodistas dicen: “Vaya, nos alegra saber que el viejo magrebinio sigue vivo […] ese
cuño resulta, a la larga, molesto. Es como con los chistes judíos: cuando alguien habla
yiddish, todo el mundo espera que diga algo cómico. Pero es algo que yo mismo me he
buscado. Todos piensan que a mí no se me puede tomar en serio.» (Saltz Wedel & Stolle,
Soy un diletante).
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unos ingeniosos “aforismos del dandy” Rezzori explica las razones para cultivar
esa imagen elitista, reservada y al mismo tiempo sofisticada:
«Te tendrán por un bohemio debido a tu aparente indiferencia para con las opiniones de
los demás y por tu gusto en hacerte el diletante. En realidad, no hay nada que debas
convertir en objeto de tus reflexiones de un modo más hondo que la opinión que los demás
tienen de ti, ya que es esa opinión la que te hace. Presérvala tanto con tu actitud como con
tu traje, olvidándola tras acabar el aseo más esmerado.» (Rezzori, Monólogo del
desorientado).
«Rezzori odiaba Alemania con la rabia del hombre profundamente ofendido, del hombre que
confiaba en que se le acogiera en su patria y luego quedó profundamente decepcionado. Sin
embargo, yo creo que en esto pasó por alto lo mucho que le debe a Alemania. Porque el
cuestionamiento crítico que siempre experimentó en este país fue un desafío y un estímulo
extremo para su creatividad.» (José Aníbal Campos, El odio como estímulo de la creatividad).
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Desde los años Setenta publica novelas, redacta guiones para el cine e incluso
participa como secundario en algunas películas italianas, francesas y alemanas. Se
forjará un nombre como escritor en el mercado anglosajón, francés e italiano, pero
la crítica alemana siempre le seguirá
catalogando de “escritor de entretenimiento”
basándose en sus primeras obras, sin prestar
excesiva atención a su producción posterior.
Un ejemplo de estas críticas negativas la
tenemos en la que el escritor norteamericano
Michael Horowitz le dedicó:
«En la antigua sociedad aristocrática podía considerarse la vanidad como el punto donde
apoyar la palanca del comportamiento humano, algo con lo que había que contar y sobre lo
que se debía especular. En la era del florecimiento burgués, pasó a ser la envidia. En el
ajiaco social en fermentación en el que vivimos es, sencillamente, el miedo. Si quieres
ejercer poder sobre las demás personas –y necesitas ese poder para poder ser lo que
eres–, debes, ante todo, no tener miedo. Es, al mismo tiempo, el mayor lujo que esta época
puede garantizar.» (Rezzori, Monólogo del desorientado).
«Protégete de la historia. De la masa humana que ves deslizarse cuesta abajo por la
pendiente, cada grupo y cada tribu acarreará consigo sus muertos y, para protegerse y
defenderse, los apilará a su alrededor.» (Rezzori, Monólogo del desorientado).
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«Trato de convencerme de que la escritura no fue el último recurso del fracaso. Pero
para probar que fue una vocación, no tengo más recurso que escribir» (Rezzori, Así me
hice escritor).
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«Uno apenas hace otra cosa salvo escribir sobre sí mismo. De dónde, si no, va a salir el
material.» (Saltz Wedel & Stolle, Soy un diletante).
«En mis horas de ocio leo laboriosamente a Proust y al colega Goethe, especialmente
cuando me alecciona con algunas de sus sabias máximas. En esos casos me complace
preguntarme: ¿De dónde ha sacado eso este tipo grandioso? Pero alimentarse tanto con
esa comida de los dioses puede constituir un mal. Sólo leo diez páginas de El hombre sin
cualidades, de Musil, y no soy capaz de escribir una frase en dos meses.» (Saltz Wedel &
Stolle, Soy un diletante).
«¿Quién soy yo? A nadie le gusta llamarse burgués, a no ser que uno lo sea. Pero yo no
soy un burgués. ¿Qué otra cosa? Me siento como extraviado en el vestuario de un teatro:
bajo montones de disfraces polvorientos y raídos. Podría ataviarme con cualquiera de
ellos; sin embargo, ninguno encajaría conmigo. Conmigo no encaja ningún nombre
conocido ni ninguna pose aceptada.» (Rezzori, Monólogo del desorientado).
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
«Al hablar, la relación entre dos personas se hace más estrecha, ya que el idioma encierra
y supera lo que es extraño y ajeno para ambos. Para eso existe el lenguaje, para superar
ese extrañamiento. Y como todos los dones de Dios, también tiene sus lados oscuros. Los
malayos dicen que en realidad los monos podrían hablar, pero se niegan a hacerlo porque
eso complicaría su existencia.» (Plesu, La risa: un arma contra los demonios)
«He llegado a la conclusión de que sólo puedo escribir por amor o por odio. Por un
sentimiento directo. Lo necesito. Cuando amo, la escritura se vuelve –debido a que soy
sentimental hasta la médula- demasiado dulzona. Es como tocar el violoncelo. Las
mejores cosas se forjan con el odio. Cuanto más nostálgico se vuelve el mundo que me
rodea, más furioso me pongo esa nostalgia.» (Wollmer, Escribir es buscar el misterio de
vivir muchas vidas en una sola).
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
«En literatura, y en esta época en particular, es necesaria una cierta barbarie. También
en aras de la honestidad. No se puede ser suave, o sabe Dios qué más, en una época
como la nuestra. También hay en ella una pulsión de iconoclastia que es un aspecto muy
del expresionismo alemán posterior a la Primera Guerra Mundial.» (Wollmer, Escribir es
buscar el misterio de vivir muchas vidas en una sola).
«A lo largo de veinte años fui testigo de cómo sufría con su novela. Llenaba páginas
tras páginas de garabatos escritos entre las líneas, de correcciones radicales en los
márgenes, las copiaba, las descartaba nuevamente, las reiniciaba y corregía de nuevo,
hasta que al propio lector del manuscrito le retumbaba la cabeza. Por fin pudo
acabarla, y se publicó en medio de la mayor indiferencia para ser luego olvidada, reducida
considerablemente, reeditada, traducida al inglés, simplificada en su versión
estadunidense, siendo todavía una work in progress. Nosotros, los amigos, lo animábamos,
pero sin saber cómo ayudarle, siempre al margen, sin saber qué hacer.» (Schlöndorf, Un
hombre sobrevuela su vida).
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
opinan. Encuesta sobre Rezzori coordinada por Christian Martí-Menzel y José Aníbal
Campos).
El Epochenverschlepper
Este complicado vocablo alemán define la literatura de Rezzori. Es traducido
de manera aproximada como tener al pasado como una dolencia crónica, una
enfermedad que se va acarreando con el paso del tiempo y para la que no existe
medicación ni remedio. Para el mismo autor el epochenverschlepper es:
«Un narrador que continuó tejiendo el mito de la Europa de los Habsburgo y jamás
edulcoró la realidad social de aquella monarquía multiétnica y multinacional. Un
embaucador que admitía haber llenado el mundo con las distintas leyendas de su vida»
(Gauss, El Epochenverschlepper).
Para Rezzori esta “dolencia del pasado” no significa que el individuo tenga que
olvidar y muchos menos que esté obligado a no recordar de dónde proviene, sus
raíces. Todo lo contrario, la memoria es parte indivisible de cada uno, puesto que
a pesar de vivir la actualidad, lo hacemos desde una perspectiva heredada o
experimentada. Schlöndorff, describía esta “dolencia” de Rezzori:
«Una y otra vez observa, lo mismo en Austria que en Prusia, un hecho que lo falsifica
todo: que vivimos el aquí y el ahora, ciertamente, pero que nuestros valores, nuestro
comportamiento, hasta el decorado de nuestras viviendas o de nuestras mentes pertenecen,
en cambio, al ayer, o a un día anterior, o a uno incluso más distante. Por eso, tras la
explicación radical se oculta a menudo la obediencia anticipada del súbdito, tras la
reconstrucción que pretende superar el pasado no se esconde otra cosa que la voluntad de
restaurar los años fundacionales del imperio, o tras el milagro económico sólo se agazapa
el ímpetu de los camisas pardas que pretendieron conquistar el mundo. Es, sobre todo, lo
que aprendemos en la escuela lo que contribuye a ese proceso de arrastre del pasado»
(Schlöndorff, Un hombre sobrevuela su vida).
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historia. Es una descripción aséptica del narrador a la que está abocado quiera o
no:
«Sé que hay algo que me causa una profunda desconfianza. En la moda, en las maneras
de vivir, en la gente que intenta revivir trozos de historia, los años veinte y treinta en
particular, épocas que no entienden. Al ser nostálgicos de los años veinte y treinta, son
nostálgicos de aquello que dio forma al fascismo. Sea lo que fuere que hagamos, no sólo
se guía por nuestra plenitud sino por las tendencias del Zeitgeist [expresión alemana para
designar “el espíritu de una época”], por cosas, que quedan fuera de nuestro control. No
sabemos qué nos pasa. Una prueba sencilla de ello es que si coges un periódico alemán
de, digamos, 1934, y lees un artículo escrito por el doctor Goebbels, no creerías lo que
lees. Las estupideces que dice. Y –lo sé porque lo viví- la gente lo leía como si fuera la
Biblia.» (Wollmer, Escribir es buscar el misterio de vivir muchas vidas en una sola).
«Me siento profundamente afligido, digamos escéptico –y no creo ser el único-, cuando
me doy cuenta de que estamos en un lugar podrido. Somos [los europeos] un pueblo
podrido; nuestra cultura está podrida. Profundamente podrida. Y para mí, la prueba está
en que siempre que nos ponemos en contacto con otro pueblo, éste termina destruido.»
(Wollmer, Escribir es buscar el misterio de vivir muchas vidas en una sola).
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
Las consecuencias del “dolor del pasado”, de los cambios dramáticos con la
desaparición de un mundo ya inexistente, lo comprobamos de forma gráfica
observando lo ocurrido en Chernovitz, lugar de nacimiento de Rezzori. Antes de
la II Guerra Mundial la mitad de la población, que alcanzaba los 800.000
habitantes, era ucraniana, un tercio rumana y el resto una amalgama de etnias
alemana, judía, polaca, húngara y rusa. Un crisol de culturas mal avenido, como
leemos en Memorias. La guerra supuso la deportación y exterminio de la
población judía por sus vecinos o soldados rumanos y alemanes. Se calcula que la
mitad de la población judía de la Bucovina fue asesinada, unas 50.000 personas.
Después, con el avance y ocupación soviética de 1944 serán los rumanos y
alemanes los que huyan o sean deportados al Gulag siberiano o Kazagistán,
mientras aumentó la población ucraniana y rusa hasta los cerca de 243.000
habitantes de hoy2, una cuarta parte del total de principios del siglo XX. “Dolor
del pasado”, epochenverschlepper.
2
Fuente: Wikipedia (consultada el 22-9-16) https://es.wikipedia.org/wiki/Chernivtsi
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
Memorias de un antisemita
Estamos posiblemente en lo que para el escritor alemán Heiko Postma es «el
homenaje más preciso a los judíos que un goy de la época posterior a Hitler haya
producido» (La mirada de la crítica).
Memorias de un antisemita fue escrito en 1979. Ya había escrito Edipo en
Stalingrado (1954) y la Muerte de mi hermano Abel (1976), obras que le
consagrarían como un gran narrador. Memorias es un conjunto de cinco relatos
cortos con un marcado carácter autobiográfico del propio Rezzori, que narra
“dejando hablar” a sus personajes y con mucha ironía, burla incluso en los
momentos trágicos. Es el estilo del Rezzori más reconocible, una cantera de
erudición, datos, descripciones de ciudades, lenguajes, dichos, lugares y por
supuesto escudriñar el interior de los personajes desde el amor al odio, del
antisemitismo al miedo, de la inocencia a la pura maldad.
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«La idea de un suicidio cultural es justo lo que hay debajo de la superficie de “Memorias de un
antisemita”. Al leerlo, uno se da cuenta de que el asesinato de los judíos en Europa, el
Holocausto, no sólo fue un asesinato, fue el suicidio de un mundo. A pesar del antagonismo y
rechazo entre la aristocracia y los personajes judíos, existía una relación necesaria, una simpatía
controvertida. Ambos compartían un mundo que ahora ha desaparecido. Tal vez era sólo que ese
mundo se desvaneció, pero los judíos han perdido algo rico e insustituible también. La diferencia
moral es, por supuesto, que nadie dio a los judíos una opción en la materia”. (Wollmer, Escribir
es buscar el misterio de vivir muchas vidas en una sola).
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
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Todas las citas a los relatos de Memorias de un antisemita corresponden a la edición de Rezzori, La
gran trilogía, Barcelona, Anagrama, 2009.
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
términos de cacería, las variedades de la comida, las peculiares formas del habla, debían
entrar sin pérdida en mi versión. Dediqué seis meses enteros a esa tarea. Es la
traducción que más esfuerzo me ha costado y la que me parece más lograda»4.
4
Pollack, S. (2009). Los hijos solitarios de un padre disperso: las traducciones de Juan Villoro.
Letras Hispanas: Revista de literatura y de cultura, 6(2), 1-5.
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
La huella de lo judío
A lo largo del libro, Rezzori diserta sobre personajes y costumbres judías,
apareciendo los más rancios tópicos antisemitas (físico predeterminado, deicidas,
usureros) y los más actuales (capitalistas explotadores, bolcheviques, intelectuales
peligrosos, engañadores). El antisemitismo de los protagonistas tiene más de
herencia y costumbre heredada que de convicción propia ante los hechos que se
les presentan y las personas que conocen.
Los pogromos y el antisemitismo anterior al Holocausto fueron la atroz
antesala, consentida por casi todas las sociedades europeas, de un futuro aún más
espeluznante y cuya magnitud horroriza. Cuando el protagonista del relato La
juventud agrede a su amante judía, Rezzori es perspicaz y nos muestra lo que tiene
de simbólico, una violencia grupal consentida al final por la inmensa mayoría de
la sociedad, lo que desgraciadamente será profético. Esta mujer queda paralizada
no ante la violencia, sino ante el consentimiento de los demás, que aceptan y
amparan su vejación injusta:
«Cerró los ojos, como si la hubiera cegado. Cuando los abrió su semblante se
había apagado, inexpresivo. Sin embargo estaba marcada, tenía una huella
invisible, la mácula de algo más allá de todo entendimiento, una realidad
abrumadora ante la cual no quedaba más que resignarse. No había sufrimiento
individual capaz de marcar un rostro de tal forma. Su rostro inexpresivo era, a fin
de cuentas, el de la humanidad que encara el sufrimiento inexorable, sin
remedio.» (Rezzori, La juventud, p.486).
En Memorias se confrontan dos realidades judías muy diferentes. La de
individuos o comunidades independientes de los sthetls (villas o pueblos del Este
europeo anteriores al Holocausto con numerosa población de judíos) que
prosperan sobretodo en estos núcleos rurales con trabajos tradicionales del campo.
Después tenemos
la existencia de los
judíos
emancipados, en
principio
asimilados a las
sociedades donde
se insertaban, que
vivían de manera
significativa en las
grandes ciudades,
en su mayor parte
Calle Selari, las tiendas judías del Bucarest
de profesiones de principios del siglo XX
liberales.
En el caso de los primeros, los judíos que como en la comunidad de
Chernovitz del relato Skuchno han decidido mantener su identidad, conservan sus
propias costumbres religiosas y culturales (la ropa, comida, religión, festividades,
etc…). Por su parte los judíos asimilados que viven en grandes ciudades como
Viena o Bucarest se diferencian en poco o nada respecto al resto de la sociedad.
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
Pero esa intelectualidad judía aparece no pocas veces como evolución del
cliché de vagos y aprovechados. Los judíos viven rodeados de libros, tienen una
gran inteligencia que les permite saber de todo, al mismo tiempo cuestionarlo todo
como puede ser la irracionalidad del nacionalismo, racismo o el patriotismo
excluyente, tal y como vemos en la casa de los Goldman (Skuchno) o en La
pensión Lowinger.
En el arte y la música que aparecen en la obra de Rezzori encontramos otras de
las actividades en la que judíos son retratados como expertos, tanto en lo más
clásico como en la vanguardia de la época que representaba el jazz. Los
protagonistas arios, por el contrario, carecen de conocimientos musicales y ello
les atormenta. Como curiosidad, aparece el personaje Herbert Von Karajan en el
relato Lealtad, una promesa entonces de la música, pero Rezzori le somete a otro
joven superior a él, un compositor judío llamado Walter Heilbronner, ¿Una crítica
del autor al polémico director de orquesta? ¿Una licencia maliciosa?
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
«Estoy convencido de que la aristocracia como clase jamás odió a los judíos. Al
contrario, los judíos eran objeto de burla o desprecio, pero muchos otros grupos lo eran
aún más. En cuanto a campesinos y judíos, la historia es un tanto diferente. Lo que
quiera que produzca un campesino, lo hace con las manos y finalmente se pudre. Mata el
cerdo, pero no puede guardarlo más de una semana o algo así. Los judíos, por el
contrario, tenían algo que aumentaba de valor con el tiempo: dinero. Por eso fue fácil
que los campesinos creyeran que los judíos eran el mal, los explotadores.» (Wollmer,
Escribir es buscar el misterio de vivir muchas vidas en una sola).
«Hannah Arendt tuvo que analizar la figura de Eichmann como el personaje de un drama
para descubrir el carácter banal del mal. Rezzori, con guiños aparentemente divertidos,
describió el mismo patrón básico en las obviedades de la sociedad en la que se crió. Para él
el antisemitismo no era una enfermedad con evolución clínica, sino un tradicional fallo en
el tejido que, por desgracia, tiene lo necesario para convertirse en una corriente de
moda.» (La mirada de la crítica).
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
«Rezzori se
propone nada
menos que
presentar el
antisemitismo
heredado de su
familia, el mismo
que, durante
mucho tiempo,
no percibió
como un
resentimiento
propio. Lo El autor señala el lugar donde quería ser enterrado en Donnini (fuente:
“excitantemente http://www.penultimosdias.com/2014/05/13/traduciendo-a-gregor-von-rezzori-en-
su-propia-casa-ii/)
desagradable”
del libro reside
en narrar de forma jocosa, con ininterumpido placer de vivir y sin ápice de mala
conciencia, las enmarañadas circunstancias en las que se vio atrapado el narrador en su
primera juventud» (Gauss, El Epochenverschlepper).
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«El nivel de las charlas en la pensión Löwinger era pedestre, para decirlo de manera
suave. No se mostraba la menor consideración hacia las damas de la familia (en
realidad ni siquiera se las trataba como damas, quizás por ser judías). Desde hacía
mucho estaban acostumbradas a que se hablara en su presencia con desvergonzado
desparpajo de todo lo que tuviera que ver con el cuerpo, en especial con el sexo.»
(Rezzori, La pensión Lowinger, p. 495).
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Rezzori fue acusado por parte de la crítica literaria alemana de complicidad con
el nazismo. En la época en que vivió en Berlín prosperó, no hace falta recalcar que
precisamente durante el régimen de Hitler. Una de las mayores críticas que se le
hicieron es que sus libros, ambientados en la época anterior o durante el nazismo,
no recogen apenas alusiones al mismo ni condenas. Rezzori, en su libertad como
creador literario, lo explicó en varias ocasiones. Él escribía y describía a la
sociedad que conocía, centrándose en la pequeña burguesía y la aristocracia,
cómplices y muy culpables en la llegada al poder de Hitler. Sus personajes son los
hijos de esa burguesía acomodada o media pasaron en masa a las filas pardas. Por
su parte, otros personajes pertenecen a la antigua aristocracia alemana, en especial
la prusiana, que despreció el peligro que suponía dar el poder a los aduladores y
botarates nazis.
En Edipo en Stalingrado el protagonista Traugott von Yassilkovski medra en
una sociedad berlinesa ajena por completo a los que ocurre en el exterior. Y
estamos en 1938-1939. En sí ello ya es una crítica, como explicaba el crítico y
escritor Volker Schlondorff en un epílogo en el Edipo, válido también para los
protagonistas de Memorias de un antisemita:
«Rezzori, quien ya por entonces escribía para la industria cinematográfica alemana, les
niega a sus héroes esa agradable dramaturgia que convierte en destino la vida más
banal, y que continúa viviendo hoy día en nuestra televisión consumista. No, su héroe,
tras tanta juventud gastada en francachelas y fornicaciones, no habrá de probarse en el
campo de batalla, no va a hacer como cualquier héroe de Hollywood, que se redime a sí
mismo en el último acto, no sencillamente, desaparece en Stalingrado: a él no se le
concede ninguna imagen de la batalla, ni un momento de sufrimiento o de sacrificio. Los
otros, sin embargo-quienes, como en los cuentos de hadas, no han muerto-, siguen
viviendo hoy. Los Lehnhoff y los Döndorff siguen viviendo en Hamburgo donde les
endosan su concepto de cultura, marcado por la aristocracia de la Prusia Oriental, a la
burguesía culta y desorientada del milagro económico»5.
Pero nadie podía alegar que desconocía los planes de los alemanes respecto a
los judíos ya en fechas anteriores a la guerra. Como se recrea en un diálogo en La
pensión Lowinger entre el señor Lowinger, padre de la de familia que regenta la
citada pensión en Bucarest, y algunos alquilados entre los que hay judíos, rusos y
miembros de la minoría alemana pertenecientes a esa pequeña burguesía o
aristocracia descrita por Rezzori:
«-Por el contrario, creo, o mejor dicho sé, pues lo visto, que los nazis se aprovechan del
llamado “problema” judío para encubrir cosas peores.
-Usted habla del “presunto” problema judío y, en la misma tesitura de “cosas peores”
que son encubiertas. ¿Cree usted que el problema judío es sólo un pretexto o algo que
realmente debe ser solucionado?
-Se trata de un problema válido en la medida que a una pequeña minoría de otro credo
se la responsabiliza de mil años de errores históricos alemanes. Y por si fuera poco, los
5
Gregor von Rezzori, Edipo en Stalingrado. Madrid, Sexto Piso, 2011, pp. 314-315.
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
alemanes pretenden que sólo alcanzarán el futuro glorioso que les había prometido y
sólo cumplirán sus expectativas si se soluciona el “problema” judío.
-Lo cual significa nuestro exterminio- dijo en voz baja el señor Löwinger.
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
A través de las imágenes del folleto el hombre mayor recuerda lo que fue y
pudo ser, recrea su vida y avatares que le llevaron por tantos países en otros
tantos trenes del recuerdo, incluyendo alusiones a la Guerra Civil Española. Encontramos a un Rezzori
que inicia la literatura que le caracterizó desde su salida de Alemania: una descripción de mundos
inexistentes de los que sus protagonistas fueron testigos; preguntarse sobre la condición humana, la
mentira y la delgada línea entre el héroe y el canalla.
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
de Chernopol (traducción de Carmen Castañeda). El subtítulo es “Una novela magrebinia”, con lo cual ya
imaginamos que es un relato costumbrista ambientado en aquella región fantástica de la Europa del Este
ideada por Rezzori, pero al mismo tiempo basada en sus experiencias personales. Con esta novela Rezzori
ganó el prestigioso Premio Fontane de 1959. Reeditada por Anagrama en 1993 y traducida de nuevo por
Daniel Najmías para La gran trilogía en 2008 con algunos cambios sustanciales. Un armiño en
Chernopol es una descripción del Chernovitz natal de Rezzori, su sociedad y personajes del período de
Entreguerras.
El narrador y su hija regresan a esta ciudad de la Tuscovina (remedo de Bucovina) con ocasión de un
funeral. Allí se despliega el recuerdo de niñez de una época que ya ha evolucionado, cambiando por
completo a la ciudad y a sus habitantes, dibujados magistralmente por Rezzori de forma grotesca, satírica:
el señor Tarangolian, gobernador del lugar, y el húsar Tildy, un militar y quijotesco caballero de otro
tiempo, siempre al servicio de sus trasnochados ideales. Él es «el armiño que muere cuando se le mancha
la piel» que aparece en el título del libro.
Como en otras obras, el autor introduce sus reflexiones para el lector a través del narrador, reflexiones
ya sean sobre ese pasado desaparecido o cuestiones morales diversas, como dice el señor Tarangolian:
«¡Ah, desde ya os lo digo, mis queridos amigos, aprended a amar la destrucción!»
Gregor von Rezzori, Viva María. Los muertos a sus lugares, Seix Barral, 1969 [1966]
«No hubiera tenido posibilidad alguna. BB era una persona maravillosa, inteligente y bellísima, no era
como una muñequita, como Claudia Schiffer. Y se movía como una gacela. Casi me araña cuando en
algún momento le dije que dejara esa tontería de adoptar a cualquier perro sano y a cualquier gato que
merodeara cerca de ella. Su amor a los animales iba de la mano con la negligencia para con su hijo. Y
sus amantes eran totalmente intercambiables. Deberían haber tenido asas para que fuera más fácil
tirarlos.» (Saltz Wedel & Stolle, Soy un diletante).
Gregor von Rezzori, La muerte de mi hermano Abel, Sexto Piso, 2016 [1976]
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
un ajuste de cuentas sin orden, las reflexiones y argumentos brotan de aquí y allá de manera
desconcertante a través del supuesto diario de Subicz, encontrado muchos años después y que son en
realidad unas hojas manuscritas sin mucho sentido pero donde se refleja la perversidad de un tiempo del
que Rezzori da magistralmente testimonio:
«Busco la otra mitad de mi vida en los residuos, en el eco —mejor dicho— de esa época a la que esa vida
perteneció. Y aquella época puede identificarse en este eco, de un modo cada vez más claro, bajo la
forma de un estilo. O con mayor precisión, desde el punto de vista de la historia del arte: la época que
desarrolló el Art Déco a partir del Art Nouveau, el tiempo de flirteo y noviazgo de Europa con América
(del matrimonio sería testigo más tarde, pero sólo como invitado tras la valla). Busco una Europa que
todavía era europea». (p. 30).
Paradójicamente, excepto en Estados Unidos el libro pasó casi desapercibido en Europa –a pesar de
tratar sobre la decadencia europea posterior a la guerra-. Años después, el escritor y periodista Ignacio
Vidal-Folch recordaba la mala venta del libro en Francia:
«Paseaba por las librerías de París y le pregunté a Colette qué tal suerte estaba corriendo el libro. Ella
me dijo: “el autor apareció en Bouillon de Culture –la emisión literaria de la televisión francesa-. Era un
caballero viejo. No era simpático. Así pues, no se vende ni un libro»6.
Este libro lleva por subtítulo Retratos de una autobiografía que nunca
escribiré y ya podemos suponer que es una de las obras más íntimas, llena de
alusiones a su propia vida, del autor. Se evoca el recuerdo de sus padres y una
hermana ya fallecida, desde una niñez perdida a la madurez nostálgica.
Rezzori no abandona el tono irónico y el humor, no exento de momentos
tristes, como si fuera una tragicomedia protagonizada por Bill Murray, donde
los personajes son al menos excéntricos, por no decir grotescos.
6
Ignacio Vidal-Folch, Las flores ensangrentadas de Rezzori. ABC Cultural, 27-3-1999, p. 30. Consulta
Internet: 27-9-2016.
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
«Por casualidad pasa por allí un muchacho de la fraternidad alemana Arminia, con el cuello almidonado
y la gorra colocada con arrogancia en la cabeza; en una banda que le atraviesa el pecho ostenta los
colores de su fraternidad. A la vista del rumano hace ademán de husmear con desprecio a través del
esparadrapo que cubre una reciente cuchillada que afea su rostro. Su gesto manifiesta sin ambigüedad
que él no ve en el rumano más que a un pueblerino y un adversario en potencia, por más que los dos se
sienten en los mismos bancos en la universidad. Es el pretexto para una discusión que fácilmente podría
llegar a las manos. Pero su atención es desviada hacia la presencia de un judío jasídico con caftán
negro, de pálida tez de erudito y largos papillotes enroscados en tirabuzones bajo el gorro forrado de
piel de zorro; ambos reconocen al instante que su pulsión agresiva ha encontrado en el judío su
verdadero blanco. Por el momento se contentan con proferir burlas e injurias, y dirigirle gestos
obscenos. De momento, pues la escena se desarrolla en 1930. La gran señal aún no ha sonado. Pero va a
hacerlo pronto, y engendrando todas sus diabólicas consecuencias»7.
Gregor von Rezzori, Sobre el acantilado y otros relatos, Sexto Piso, 2014 [1991]
La edición de esta curiosa obra, pequeña con sólo 40 páginas, es muy cuidada. Zadie Smith y el
propio Javier Marías son los encargados de escribir prólogo y epílogo que sitúan a obra y autor en su
tiempo. Una auténtica rareza que nos demuestra el genio de Rezzori a la hora de describir lugares y
personajes pintorescos.
7
Gregor von Rezzori, Flores en la nieve. En La gran trilogía, Barcelona, Anagrama, 2009, pp. 886-887.
8
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/08/22/babelia/1408716015_756663.html
9
Gregor von Rezzori, Un forastero en Lolitandia. Madrid, Reino de Redonda, 2012, p. 37.
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
Esta trilogía, aunque hay que recordar que Rezzori nunca pensó juntar las
tres obras dentro de una misma temática, comparte actores y ambientes comunes en casi todos los libros
del autor. Encontramos similitudes de argumentos, girando estos en torno a personajes desarraigados y al
recuerdo, el espíritu del epochenverschleppen o dolor del pasado que ya conocemos. Este espíritu entre
melancolía y olvido se resume, por ejemplo, en las palabras que el narrador ficticio introduce en el
prólogo de Un armiño en Chernopol: «Nadie hace otra cosa jamás que ir al encuentro de la propia
muerte […] Pues todos están perdidos en su soledad, los hombres y las ciudades.»10
Gregor von Rezzori, Caín. El último manuscrito, Sexto Piso, 2016 [2001.
Póstumo].
10
Gregor von Rezzori, Un armiño en Chernopol. En La gran trilogía, Barcelona, Anagrama, 2009, p. 28.
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
Rezzori en Internet11
Rezzori en la Wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Gregor_von_Rezzori
José Aníbal Campos y Juan Villoro, «Reír entre las ruinas» en Letras Libres
(2014):
http://www.letraslibres.com/mexico-espana/gregor-von-rezzori-reir-entre-las-
ruinas
http://cvc.cervantes.es/trujaman/busqueda/resultadosbusqueda.asp?Ver=50&Pag
ina=1&Titulo=Traduciendo%20a%20Gregor%20von%20Rezzori%20en%20su
%20propia%20casa&OrdenResultados=2
http://www.nexos.com.mx/?p=30007
http://revistacritica.com/contenidos-impresos/vigilia/un-armino-en-chernopol-
de-gregor-von-rezzori-andrea-landolfi
http://www.revistadelibros.com/articulos/gregor-von-rezzori-la-gran-trilogia
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/01/07/babelia/1452185592_781577.html
http://www.elcultural.com/revista/letras/La-muerte-de-mi-hermano-Abel/37567
11
Todos los enlaces han sido revisados el 7-11-2016.
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GREGOR VON REZZORI: LA ESCRITURA, ÚLTIMO RECURSO DEL FRACASO
http://www.radiosefarad.com/memorias-de-un-antisemita-de-gregor-von-rezzori/
http://revistacritica.com/contenidos-impresos/ensayo-literario/lotos-alucinantes-
lectura-de-gregor-von-rezzori-por-ernesto-hernandez-busto
http://des-linde.com/2016/01/reminiscencia-gregor-von-rezzori/
Carlos Losilla, «Gregor von Rezzori y el tiempo del Barroco» en blog O. 2015:
http://abcdefghijklmn-pqrstuvwxyz.com/gregor-von-rezzori-y-el-tiempo-del-
barroco/
https://www.academia.edu/236613/_Nostalgie_habsbourgeoise_et_Bucovine_inte
rethnique_chez_Joseph_Roth_et_Gregor_Von_Rezzori_
Fundación Santa Maddalena (Donnini. Retiro para escritores dirigido por Beatrice
Monti della Corte, viuda de Gregor von Rezzori):
http://new.santamaddalena.org/
Premio Gregor von Rezzori (Festival del Escritor. Florencia desde 2007):
http://www.premiovonrezzori.org/
http://sefarad-asturias.org/wp/?p=996
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