De Las Acciones Posesorias
De Las Acciones Posesorias
De Las Acciones Posesorias
1.- Generalidades.
a) Definición.
Conforme al artículo 916, son aquellas que “tienen por objeto conservar o recuperar la
posesión de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos”.
b) Características.
b.2) Son acciones reales: se ha discutido este carácter, partiendo del supuesto que la
posesión es un hecho para la mayoría de las doctrinas, mientras que el artículo
577 dispone que las acciones reales nacen de los derechos reales. Sin embargo, se
afirma que deben incluirse entre las acciones reales, porque pueden ejercerse sin
respecto a determinadas personas y en contra de cualquiera persona que turbe o
arrebate la posesión, sin que importe la existencia de un vínculo preestablecido
con ella (art 927, inc. 1°).
Así como se exige un año de posesión para tener acción posesoria, se concede el mismo plazo
para ejercitarla; al cumplirse el año, se extingue la acción: art. 920.
En cuanto al cómputo del plazo, distingue la ley entre las acciones tendientes a conservar y
aquellas cuya finalidad es recuperar la posesión. Las primeras prescriben al cabo de un año
contado desde el acto de molestia o embarazo; las segundas al cabo de un año contado desde que
el poseedor anterior ha perdido la posesión. En caso de nueva posesión violenta, el año se cuenta
desde el último acto de violencia; en caso de posesión clandestina, desde que ésta cesa. La
prescripción de las acciones posesorias, por ser plazo especial, no se suspende (art. 2524), en
favor de las personas indicadas en el art. 2509.
e) Prueba de la posesión.
e.1) Prueba de la posesión tranquila y no interrumpida, por un año al menos: los artículos 924 y
925, de contenido aparentemente contrapuesto, entran en juego: mientras el art. 924 dispone
que la posesión de los derechos inscritos se prueba por la inscripción, el art. 925 establece que la
posesión del suelo se prueba por hechos posesorios positivos.
La doctrina ha interpretado de manera diversa estos preceptos. Para algunos autores, el art. 924
es aplicable a la prueba de la posesión de todos los derechos reales, con excepción del dominio.
Este último, más fácil de ejercitarse mediante actos materiales, (al punto que en la terminología
del Código se confunde el derecho con la cosa misma) debe probarse en la forma indicada en el
art. 925 (artículos como el 700, 715, 916, mostrarían esa diferencia entre el dominio y los demás
derechos reales). Así, por ejemplo, el art. 916, al definir las acciones posesorias distingue
claramente entre el dominio y los demás derechos reales constituidos sobre inmuebles. Al hablar
del dominio, el legislador lo identifica con el bien raíz. Luego, esta identificación se aplica a la
prueba de la posesión (del dominio), y se aplicará el art. 925, esté o no inscrito el inmueble. Con
esta posición, la doctrina que la sustenta demuestra también no asignar a la inscripción
conservatoria un valor tan absoluto. Propugnan esta teoría Ruperto Bahamondes, Juan Esteban
Montero, etc.
Para otros, que rechazan aquella confusión entre el derecho y la cosa (con preceptos como los
arts. 686 y 687, en los que quedaría claro que siempre lo que se inscribe son derechos, sean el
dominio u otro derecho real, nunca los bienes mismos) y que asignan un valor categórico a la
inscripción como símbolo de la posesión, el art. 924 se refiere a la prueba de los derechos
inscritos y el art. 925 a los no inscritos (los arts. 686, 724, 728, 729, apoyarían la solución) Se
objeta la primera teoría, señalándose que no es tan preciso que el legislador identifique el
derecho real de dominio con la cosa sobre la cual recae. Además, el art. 924 no ha excluido el
dominio expresamente, pudiendo quedar comprendido en la frase “los derechos inscritos”. Sin
embargo, se atenúa el rigor de esta doctrina con respecto al art. 925, admitiendo también la
prueba de hechos posesorios en ciertos casos:
• Cuando el poseedor inscrito tiene menos de un año de inscripción, la posesión material le
servirá de prueba;
• Cuando hay dos inscripciones paralelas, se prefiere al que está en posesión material;
• Cuando los deslindes indicados en la inscripción no son exactos, y hay discusión respecto
a ellos, se prefiere al que está en posesión material.
• Cuando ninguno tiene inscrito el predio.
La jurisprudencia se ha inclinado mayoritariamente por la segunda doctrina.
a) Querella de amparo.
b) Querella de restitución.
c) Querella de restablecimiento.
d) Acciones posesorias especiales: d.1) Denuncia de obra nueva
d.2) Denuncia de obra ruinosa
a) Querella de amparo.
a.1) Concepto.
Es la que tiene por objeto conservar la posesión de los bienes raíces o de derechos reales
constituidos en ellos.
a.2) Objetivos que persigue: están indicados en el art. 921:
• Que no se turbe o embarace la posesión . Turbación, embarazo o molestia
causada a la posesión, es todo acto o hecho voluntario, ejecutado de buena o
mala fe, que sin despojar a otro de su posesión, entraña o supone disputar o
cuestionar el derecho que pretende tener el poseedor, de ejercerla. La acción
puede intentarse tanto cuando se ha tratado de turbar la posesión, como
cuando en el hecho ya se ha turbado (artículo 551 número 2 del Código de
Procedimiento Civil). Se ha resuelto también que la turbación puede ser de
hecho o de derecho. La acción puede dirigirse también en contra del
propietario porque nadie puede hacerse justicia por sí mismo.
• Que se indemnicen los daños que con los actos de perturbación se hubieren
causado; y
• Que se dé garantías contra el daño que fundadamente se teme.
a.3) Procedimiento: se rige por los artículos 549 y siguientes del Código de Procedimiento
Civil.
b) Querella de restitución.
b.1) Concepto.
Es la que tiene por objeto recuperar la posesión de bienes raíces o de derechos reales
constituidos sobre ellos (art. 926 del Código Civil y artículo 549 del Código de Procedimiento Civil).
b.4) Prescripción: la acción prescribe en un año, contado desde que el poseedor anterior
perdió la posesión (artículo 920).
c) Querella de restablecimiento.
c.1) Concepto.
Es la que se concede al que ha sido despojado violentamente de la posesión o mera tenencia de
un inmueble, a fin de que le sea restituido, en el estado existente antes del acto de violencia
(artículos 928 del Código Civil y 549 del Código de Procedimiento
Civil).
Esta acción, denominada también “querella de despojo violento”, tiende a evitar que los
particulares se hagan justicia por sí mismos.
Se dice que esta no es una acción posesoria propiamente tal, porque también puede ejercitarla el
mero tenedor.
No es necesario entonces probar posesión; basta acreditar el despojo. Tampoco es necesario que
el actor carezca de acción posesoria de amparo o restitución, como pareciera sugerirlo el tenor
literal del art. 928.
c.3) Prescripción.
Esta acción prescribe en seis meses, contados desde el acto de despojo (artículo 928), plazo que
no se suspende (conforme al art. 2524)
d) Acciones posesorias especiales.